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Breve glosario sobre el movimiento de personas

Un comienzo necesario para que se comprenda correctamente el desarrollo de


los textos posteriores, provoca la presentación y explicación de conceptos que suelen
confundirse en cuanto a la temática del movimiento de personas. No es lo mismo decir
migrante que refugiado, o que desplazado interno (y especialmente estos últimos suelen
confundirse). Es por ello, que trataremos de establecer a continuación, lo que
entendemos nosotros por esos términos, siendo precisos en el significado de cada uno y
en las implicancias de su uso en estos textos y nuestro análisis.

La principal fuente de la que se parte para realizar este breve glosario será el
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (a partir de ahora,
ACNUR1), es decir el organismo de Naciones Unidas (O.N.U.) que se encarga de
brindar toda la información concerniente al movimiento de personas de zonas en
conflictos. El origen de dicho organismo se produjo por entender que, en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, existe el derecho a asilo y refugio. Más
precisamente, podemos citar:

- “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a


disfrutar de él, en cualquier país.
- Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente
originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y
principios de las Naciones Unidas”2.

Dicho organismo, con sede en Ginebra (Suiza), define a los migrantes, refugiados y
desplazados internos de la siguiente manera:

Respecto a los migrantes (este término suele usarse para definir genéricamente tanto a
emigrantes como a inmigrantes), "los migrantes eligen trasladarse no a causa de una
amenaza directa de persecución o muerte, sino principalmente para mejorar sus vidas al
encontrar trabajo o educación, por reunificación familiar, o por otras razones. A
diferencia de los refugiados, quienes no pueden volver a su país, los migrantes
continúan recibiendo la protección de su gobierno". Ellos se dividen en:

1 Sus siglas en ingles son UNHCR, United Nations High Commissioner for Refugees.
2 https.www.dudh.es. Artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (de 1948)
Emigrante: es la persona de un país, lugar o región, que se establece en otro país,
lugar o región. La emigración implica una estimación negativa del nivel de vida
de una persona y de su entorno familiar y una percepción de que al establecerse
en otra parte aumentarán sus perspectivas económicas, sociales o de otro tipo o,
por lo menos, de que sus esperanzas de una vida mejor se harán efectivas en el
futuro.

Inmigrante: es toda persona que llega a un país o lugar, procedente de otro país o
lugar. Suele ser en búsqueda de mejores condiciones sociales, económicas,
políticas, etc. 3

La forma de migración más importante desde el siglo XIX hasta la época actual
es la que se conoce como éxodo rural, que es el desplazamiento masivo de habitantes
desde el medio rural al urbano: millones de personas se trasladan anualmente del campo
a la ciudad en todos los países del mundo (sobre todo, en los países subdesarrollados) en
busca de mejores condiciones de vida y, sobre todo, de mayores oportunidades de
empleo y de educación para los hijos. Este éxodo cambio para siempre la forma de vida
de la humanidad. El crecimiento de la urbanización de las naciones es producto de la
localización del desarrollo, la industrialización y los procesos migratorios. Así, la
población urbana mundial pasó de ser el 33,6% de la población en 1960, a 57,3% en el
2016, según datos del Banco Mundial. La mitad de todos los países del mundo han
alcanzado una zona urbana de más del 60% y se espera que para el 2050, el 70% de los
países tendrán el 80% de territorio urbano.

Al mismo tiempo, en todos los continentes se observa un estancamiento del


crecimiento de la población rural, lo que supone también retos para las formas de
producción agrícola. Los países que predominantemente son rurales disminuirán al
pasar el tiempo. Actualmente, el 27% de los estados son principalmente rurales, pero en
el 2050 se reducirán al 11%.

Dentro del grupo de migrantes, encontramos diferentes clasificaciones, según sean


sus características, analizados según el factor temporal, los motivos causantes del
movimiento o el destino al que llegan, así:

 Según el tiempo, suelen clasificarse como:

3
OIM (2004) En www.iom.int
1. Migración temporal: cuando el migrante va a estar en el lugar de destino
por un periodo de tiempo y después regresa a su lugar de origen.
2. Migración permanente: cuando el migrante va a estar en el lugar de
destino de manera permanente o de por vida.
 Según su carácter:
1. Migración forzada: cuando el migrante parte de su lugar de residencia
por situaciones que amenazan su vida o en contra de su voluntad. Por
ejemplo, un conflicto armado o los desastres naturales.
2. Migración voluntaria: cuando el migrante parte de su lugar de residencia
por voluntad propia en busca de una mejor calidad de vida.
 Según su destino:
1. Migración interna: cuando el lugar de destino del migrante es dentro del
mismo país, es decir, se traslada a otra región o lugar.
2. Migración internacional: cuando el lugar de destino del migrante es otro
país diferente.

En cambio, "los refugiados son personas que huyen de conflictos armados o


persecución. Con frecuencia, su situación es tan peligrosa e intolerable que deben cruzar
fronteras internacionales para buscar seguridad en los países cercanos y, entonces,
convertirse en ‘refugiados’ reconocidos internacionalmente, con acceso a la asistencia
de los Estados, el ACNUR y otras organizaciones. Son reconocidos como tal,
precisamente porque es muy peligroso para ellos volver su país y necesitan asilo en
algún otro lugar. Para estas personas, la denegación del asilo tiene potencialmente
consecuencias mortales4".

Podemos entonces concluir que un refugiado es obligado por las circunstancias a


dejar su país, y por esto mismo, no podemos afirmar que aquellas personas que migran
en búsqueda de trabajo en el exterior, entren o cuadren en esta categoría.

Según ACNUR, un refugiado tiene derecho de asilo en condiciones de


seguridad. Sin embargo, la protección internacional incluye algo más que la propia
seguridad física. Los refugiados deberían recibir al menos la ayuda básica y los mismos
derechos que cualquier otro extranjero que sea residente legal. Así, los refugiados tienen

4
Idem 3
derechos civiles básicos, incluyendo la libertad de pensamiento, de movimiento, y el
derecho al respeto como persona.

De igual forma, los derechos económicos y sociales se aplican a los refugiados


al igual que a otros individuos: derecho a asistencia médica, derecho a trabajar para los
adultos, y derecho a la escolarización para los niños.

En ciertas circunstancias, tales como grandes afluencias de refugiados, los países


de asilo se pueden sentir obligados a restringir ciertos derechos, tales como la libertad
de movimiento, la libertad para trabajar o a una escolarización adecuada para todos los
niños. Estos huecos deberían ser cubiertos siempre que sea posible por la comunidad
internacional. Así, cuando no hay otros recursos disponibles –de los gobiernos de los
países de asilo u otras agencias- el ACNUR proporciona asistencia a los refugiados (y a
otras personas que se hallan bajo su mandato) que no pueden cubrir sus propias
necesidades básicas. La asistencia puede ser en forma de ayudas financieras; alimentos;
equipos (como utensilios de cocina, sanitarios y de vivienda); o en forma de programas
para establecer escuelas o clínicas para refugiados que estén viviendo en un campo o en
otros centros comunales.

Por último, en otra categoría, encontramos a los desplazados internos, y


podemos considerar que éstos están entre las personas más vulnerables del mundo. A
diferencia de los refugiados, los desplazados internos no cruzan fronteras
internacionales en busca de seguridad y protección, sino que permanecen dentro de su
propio país. En determinadas circunstancias, pueden ser obligados a huir por las mismas
razones de los refugiados (conflicto armado, violencia generalizada, violaciones de los
derechos humanos), con la diferencia que los desplazados internos permanecen bajo la
protección de su gobierno, aun en los casos en que el mismo gobierno se convierte en
una de las causas de su huida.

Los desplazados internos conservan todos los derechos que les corresponden
como ciudadanos, además de la protección derivada del derecho internacional de los
derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

El número de los desplazados internos alrededor del mundo es alto. Según los
datos del Observatorio sobre el Desplazamiento Interno del Consejo Noruego para
Refugiados (IDMC-NRC), a finales de 2016, en todo el mundo, había 40,3 millones de
personas desplazadas internamente por causa de conflictos armados y violencia en 56
países y territorios. El número total de personas desplazadas internamente casi se ha
duplicado desde el año 2000 y ha aumentado considerablemente en los últimos cinco
años, a pesar de una leve disminución con respecto al 2015, cuando se reportaron 40,8
millones de desplazados internos a nivel mundial.

En 2016, hubo 31,1 millones de nuevos casos de desplazamiento interno


provocados por los conflictos, la violencia y los desastres. Esto equivale a una persona
obligada a huir de su hogar cada segundo. Los países con mayor número de
desplazamientos son República Democrática del Congo, Siria, Irak, Afganistán y
Nigeria.

Cada uno de los conceptos desarrollados hasta aquí, implica que estemos
refiriéndonos a millones de personas en diferentes situaciones, expuestas (algunas más,
otras menos) a situaciones de violencia, pobreza, exclusión o persecución. Por ello, la
importancia de entender qué involucra y cuál es su situación, qué hacen las
instituciones, cuáles son las normas que amparan, entre otros puntos.

Estas definiciones son claves, especialmente para analizar las olas de refugiados
que llegan a diferentes partes del mundo huyendo de la guerra civil en Siria o del
régimen represivo de Eritrea, de las constantes catástrofes que sufren los haitianos, o de
la violencia siempre presente en la región subsahariana (solo por nombrar algunos
casos), y entendiendo que sólo los refugiados pueden pedir asilo ya que, como dijimos
anteriormente, un migrante es tratado de acuerdo a las leyes de migración de cada país.

Ver si es necesario este apartado o si se colocan las principales definiciones como


notas a pie de página.
Introducción

Desde hace varias décadas atrás, los estudios de géneros comenzaron a tomar
impulso en diferentes campos académicos. Realizados desde la sociología, la
antropología, la historia, la demografía o el derecho, por nombrar solo algunos,
diferentes trabajos fueron trayendo luz a temas nunca vistos o trabajados que indicaban
un claro sesgo machista por parte de la academia. La geografía también fue parte de ese
impulso y comenzaron, a partir de la década de 1960 (principalmente), a surgir trabajos
sobre diferentes cuestiones de género con el interés puesto en el espacio. Entre ellos, el
movimiento de personas.

Los tiempos, después del periodo de entreguerras junto a la crisis de la Bolsa de


Wall Street, habían cambiado. La academia había cambiado, la sociedad estaba en pleno
cambio, con la irrupción de diferentes movimientos como el feminista (obviamente), el
de los trabajadores, el de los estudiantes, el de afroamericanos, el los hippies, que fueron
solo algunos de los que ocasionaron esa ebullición de finales de los ´60 que dio paso a
las revoluciones en Paris, Praga, México, Córdoba o Washington.

¿Qué había cambiado en las teorías para que el centro de los estudios
migratorios dejara de ser el hombre trabajador que se movía primero y luego era
seguido por su familia al destino? ¿Los derechos ganados por parte de las mujeres, en
las calles y en los papeles, habían modificado el interés de los estudios? ¿O fue que las
mujeres ahora querían dejar de “acompañar” y ponerse a la vanguardia en lo que a
movimientos sociales se refiere? ¿Los cambios sociales, los derechos ganados y la
inserción laboral, académica o política, habían influido en los movimientos y en las
teorías que de ellos se hacían? ¿Podíamos -podemos- tomar como iguales o similares a
los movimientos en América Latina o el Magreb, en Medio Oriente o en Europa del
Este, o en el Sudeste Asiático, o en Europa Occidental? ¿Cómo la Geografía podía
comenzar a dar respuestas desde el espacio y sobre el espacio a algunos interrogantes?
¿Qué le aporta la Geografía a estos movimientos? Y por último, ¿Qué hacen las
instituciones, más allá de originar documentos y papeles, de crear normas? ¿En verdad
protegen a los refugiados y desplazados?

Hoy, en todo el mundo, la gente está en movimiento. Las personas migran para
escapar de la pobreza, para mejorar sus medios de vida y oportunidades, para escapar de
los conflictos y la devastación que asolan a sus países. Las mujeres representan casi la
mitad de los 244 millones de migrantes (exactamente el 49,4%) y la mitad de los 65,3
millones de personas refugiadas y desplazadas del mundo. Ellas toman la decisión de
trasladarse o se ven forzadas a hacerlo para poder contraer matrimonio, en muchos
casos poder reunirse con sus esposos y/o las familias que han migrado antes que ellas, o
solamente para poder trabajar. Las tareas que cumplen cubren un amplio abanico de
profesiones y de trabajo comunitario donde lamentablemente, una de las características
principales son la informalidad y la precariedad de las condiciones en que lo hacen.

Y si bien, en la actualidad todo esto es un tema que nos sensibiliza un poco más
debido a las imágenes e información que llegan constantemente desde todos los
rincones del planeta (somalíes, haitianos, sirios, sudsudaneses, palestinos, mexicanos,
entre otros pueblos que aportan grandes números de personas migrantes o refugiados) el
movimiento es tan viejo como la humanidad.

Los primeros pobladores caminando la sabana africana en busca de alimentos,


los pueblos asiáticos que cruzaron el Estrecho de Bering miles de años atrás, grandes
navegantes y comerciantes en busca de rutas y nuevas tierras, los grandes conflictos
bélicos y problemas económicos de los siglos XIX y XX. Las personas siempre
estuvimos en continuo movimiento. Hoy la cantidad de personas es más alta que nunca
y las razones siguen siendo las mismas: las guerras, la extrema pobreza a la que se
someten algunos territorios del mundo, la violencia que persigue a pueblos, culturas o
religiones ha hecho que las personas tomen la decisión de dejar sus hogares y tierras en
busca de la paz y tranquilidad que no pueden tener.

Antes de que, impulsada por la primera ola feminista de la década del ´60 (entre
otras muchas razones), se lograra mostrar el rol protagónico de las mujeres en las
migraciones, el sujeto migrante era visto en términos androcéntricos y patriarcales:
migraba el varón en busca de trabajo, y la mujer, cuando lo hacía, seguía a aquel para
reunir al grupo familiar, dependiente siempre del hombre. Romper con esta invisibilidad
supuso mostrar que las mujeres también migraban por razones laborales. Pero la fuerza
que demandaba este gesto de develamiento llevó a crear otras invisibilidades, porque
buena parte de los trabajos de investigación, sobre todo al principio, contribuyeron a
crear el estereotipo de la migrante trabajadora, y olvidaron otros aspectos de estos
procesos.
Además, de entender a las mujeres como sujetos en movimientos, se sumaron en
los territorios otros motivos que también impulsaron este proceso. Entre las causas para
que se den estos aumentos en las corrientes migratorias encontramos la creación de
nuevos estados, un mayor ensanchamiento de la brecha económica entre los países
norte-sur y un importante aumento poblacional, cambios socioeconómicos y culturales
donde la mujer gano terreno en la sociedad. Los flujos migratorios también se ven
incrementados por las oportunidades que la creación de acuerdos de integración
económica y el desarrollo en las comunicaciones y del transporte brindan a los
individuos para conocer más acerca de otros países, culturas y modos de vida, así como
aprovechar las potencialidades que brinda el cambiar de lugar de residencia.

Las nuevas tendencias muestran una orientación diferente en el desarrollo de las


migraciones en los últimos años. La fuga de cerebros y la feminización de las
migraciones son dos de los fenómenos que ascienden y que, junto con los derechos de
los migrantes y la importancia de las remesas (es decir, los envíos de dinero de
emigrantes a sus países de origen; lo más normal es que este dinero proceda de los
sueldos y salarios que cobran por su trabajo en el país de destino) para los países en
desarrollo, se sitúan en la agenda de las organizaciones internacionales.

Con lo dicho hasta aquí, comienza a vislumbrarse el objeto de este análisis, que
se centrará en el incremento del peso de las mujeres en el movimiento de personas a
nivel mundial. Las estadísticas (desde hace unas décadas atrás) y estimaciones (de los
próximos años) de las migraciones globales confirman que, desde 1960 hasta la
actualidad, las mujeres inmigrantes representan aproximadamente la mitad de los
migrantes mundiales. Todo ello a pesar de la mayor proporción de mujeres
estadísticamente invisibles que incrementarían esos números: invisibles por
indocumentadas, invisibles por informales, invisibles por no ser, históricamente para las
estadísticas, la punta de lanza de los movimientos, invisibles por un sistema que dice
que ellas tienen que estar en el hogar al cuidado de su familia.

Aunque los desplazamientos de poblaciones sean un proceso de género neutro,


están relacionados con el género debido a que mujeres y hombres migran por diferentes
razones, usan diferentes canales y tienen diferentes experiencias. El contexto social,
dentro del cual ocurre la migración, es totalmente influenciado por el género y las
relaciones familiares. Esto, a su vez, influye plenamente en la conducta de la migración
y también afecta las experiencias por las que pasan hombres y mujeres. El papel que el
género desempeña en la decisión de un individuo de migrar o no también ilustra por qué
es importante considerar los asuntos de género cuando se consideran y se formulan
opciones de política migratoria – sin considerar si se enfocan en la inmigración,
reunificación familiar, migración de trabajo, reasentamiento, o asilo.

A ellas si les importa ser visibles, a los límites de las estadísticas se les une la
difícil tarea de las migraciones irregulares y la invisibilidad de las mujeres por las
legislaciones de extranjería o el tipo de trabajo que realizan en los países de destino.
Pero a la vez, las mujeres inician proyectos migratorios independientes sin importarles
números y papeles, buscando autonomía económica y salir de las diferentes violencias a
la que están expuestas: la nueva división internacional del trabajo generan circuitos de
supervivencia familiar alternativos para la obtención de ingresos, protagonizados de
manera creciente por mano de obra femenina, más allá de los circuitos tradicionales,
que obviamente aún existen, pero que están mayormente focalizados en los varones.

En base a esto, analizar la migración pasándola por el prisma del género, nos
plantea nuevos y diversos interrogantes, a saber: ¿Atraviesan varones y mujeres
experiencias diferentes cuando emigran? Ser varón o mujer, ¿influye en las
características de la migración? ¿Representa poder emigrar y para la mujer, una
liberación de las ataduras de género? ¿El espacio en el que se mueven, es neutro? Es
decir ¿permite beneficios y desventajas a las personas que se mueven dependiendo su
género? Ver: algunas de estas preguntas ya tienen respuesta en párrafos anteriores.

Hasta aquí no se han citado las fuentes de donde se obtuvo la información


trabajada.

Como comienzo para darles respuestas a algunos de esos interrogantes (o mejor


dicho, para estructurar esas preguntas), podemos ver el trabajo “Migración y Género5”
de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) del año 2004. En dicho
texto surgen varias preguntas disparadoras para cuando el género se incluye en las
percepciones de la migración. Estas preguntas tienen implicaciones cuando se
consideran y se formulan opciones de política migratoria. Estas opciones se discuten en
la sección “puntos importantes”:

5
OIM (2005) “Migracion y Genero”. En: https://www.iom.int/es/genero-y-migracion
 En muchas sociedades, los papeles sociales que hombres y mujeres desempeñan
son diferentes y son valorados de manera distinta, a menudo a lo largo de las
líneas de género. Algunos papeles se consideran más importantes que otros y
algunos se dan por sentado, particularmente aquellos que se relacionan con la
reproducción y el cuidado de los hijos, el dominio obvio de las mujeres. Las
diferencias inherentes en estos papeles, cuando están afianzadas como valores
sociales y culturales, pueden influir en las políticas y los programas del
gobierno.

 Las políticas gubernamentales influyen en las personas de manera distinta tanto


como individuos, como miembros de grupos debido a edad, sexo, raza, clase,
ubicación, etc. Es importante cuando se formulen políticas y se diseñen
programas tomar en cuenta no sólo el impacto que tienen en hombres y mujeres
sino también cómo pueden satisfacer las distintas necesidades de hombres y
mujeres.

 Las políticas en países de donde son originarios los migrantes pueden tener un
impacto en su habilidad de emigrar y afectar a hombres y mujeres de manera
distinta. Las disposiciones legales existentes, tomando en cuenta el marco social
del país de los papeles y las relaciones entre hombres y mujeres, pueden ser
permisivas o prohibitivas con respecto a las condiciones de salida para hombres
y mujeres, respectivamente. Por ejemplo, algunos países de emigración han
incorporado a su marco legal ciertas disposiciones restrictivas que afectan
principalmente a las mujeres migrantes en un intento por darles poder y
protegerlas de la explotación.

 Las políticas determinan la condición legal del migrante y si él o ella es la


“cabeza de la familia” o la “persona dependiente”. Muchos países que reciben
a migrantes tienen estrictas políticas de entrada con consecuencias adversas no
planeadas para las mujeres. Las políticas de inmigración que son demasiado
estrictas pueden aumentar la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia, el
abuso y el control, particularmente en el lugar de trabajo. Pocos gobiernos
incluyen disposiciones de género específico en su política sobre inmigración y
marco legal. Las mujeres normalmente están registradas como personas
dependientes de migrantes del sexo masculino. Las disposiciones legales
muchas veces pueden limitar el acceso al mercado de trabajo, particularmente
cuando los migrantes son admitidos como personas dependientes. En el pasado,
esto ocurría particularmente en el caso de las mujeres a quienes se otorgó una
condición de “persona dependiente”, haciéndoles difícil dedicarse a actividades
económicas hasta que se cumplieran ciertas condiciones. Esto puede determinar
la posición, si hay, que las mujeres pueden o podrían ocupar en el mercado de
trabajo del país de destino e incluir en su acceso a los servicios y programas
disponibles para ellas.

 En los países de destino, las políticas referentes a admisión, residencia, acceso


al mercado de trabajo e integración pueden afectar las relaciones de género de
los migrantes debido a que influyen en el proceso de migración para hombres y
mujeres de manera distinta. Los permisos de entrada, residencia y trabajo y las
autorizaciones otorgadas a extranjeros a menudo difieren por género. Pueden
desempeñar un papel importante en la determinación de la posición de las
mujeres en la sociedad huésped y tener un impacto en la adaptación de las
mujeres a estas sociedades.

El texto citado hace referencia a las políticas sobre el tema; las preguntas
planteadas dos páginas atrás hacen referencia a un conjunto de aspectos.
La Geografía Feminista como punto de partida

Desde la teoría geográfica, y ya desde finales de la década del ´60 y principios


del ´70, se está virando a las teorías e investigaciones relacionadas a lo que es el sujeto y
su reivindicación territorial, en contraposición a las geografías analíticas y objetivistas
de mitad del siglo XX. Esto se deba a que esos últimos estudios no expresaban la
realidad social de aquel entonces y se necesitaba un cambio de dirección para el trato de
ciertos temas que escapaban a las geografías reinantes por ese entonces.

Los movimientos feministas con sus ideas revolucionarias llegan al ámbito


académico a partir de los años setenta y son las ciencias sociales y humanas las que
comienzan a absorber todo su contenido innovador, a la vez que se da el florecimiento
de una cultura contestataria favorable a las movilizaciones sociales de grupos
marginados y oprimidos en la sociedad (negros, mujeres, movimiento LGTB, etc.).

Al intentar indagar sobre la presencia de las corrientes de pensamiento que


influyeron en los estudios de género dentro de la geografía, nos encontramos con la
obligación de mencionar el feminismo, que es considerado una concepción teórica, una
práctica de interpretación y, más que nada, como un movimiento político. Movimiento
que va más allá de la academia, pues el diálogo con los discursos y las reivindicaciones
sociales fue y es muy productivo, aunque eso no signifique que la tan deseada igualdad
de género sea alcanzada.

La geografía feminista ya marca una posición ideológica mucho más nítida, no


es simplemente una geografía interesada en poner de relieve las actividades de la mujer
y sus implicaciones espaciales, sino que es aquella que de forma explícita considera la
estructura de género de la sociedad y, a la vez, contrae un compromiso con miras a
aliviar a corto plazo las desigualdades consiguientes y a su erradicación a través del
cambio social a largo plazo. Parece evidente que las implicancias que el estudio del
género puede tener en la geografía son al menos tan importantes como las del análisis
de los factores sociales y/o económicos que conforman la sociedad y el espacio.

El espacio se configura como un instrumento de discriminación, de dominación


y control que sustenta el dominio masculino en la sociedad. La desigualdad social entre
hombres y mujeres se espacializa, y la espacialización de la mujer constituye un medio
de dominación. Entonces, la lucha por la justicia en las relaciones de género pasa
necesariamente por la lucha política por el espacio y las espacialidades alternativas que
incluyen, entre otras, las esferas del hogar, el trabajo, la recreación y la vida
comunitaria. Para ilustrar esto, basta con señalar que la lucha de las mujeres por
conquistar espacios de trabajo fuera del hogar implica el cambio sustancial de la
espacialización tradicional, que confina el trabajo femenino “al adentro”, o interior del
espacio doméstico. Mostrar que el espacio no es un ente neutral en la organización y
reproducción de la vida social, es también hacer visibles sus potencialidades políticas.
Los roles desempeñados por las mujeres en el hogar, en el trabajo y en todos los
ámbitos de la vida social son espacialmente organizados y controlados por el hombre, y
constituyen un instrumento de dominación y discriminación.

En “Space, place and Gender” (1994), la geógrafa inglesa Doreen Massey6 plantea
cinco puntos nodales para repensar el espacio, que resumimos de la siguiente manera:

1.- El espacio no es estático y el tiempo no es a-espacial. De hecho, la


espacialidad y la temporalidad son diferentes, pero ninguna puede ser
conceptualizada como la negación de la otra. Es necesario insistir en la
necesidad de pensar que todas las cosas ocurren en el espacio-tiempo.

2.- Es necesario conceptualizar el espacio como producto de las


interrelaciones, como la coexistencia simultánea de interpelaciones e
interacciones en todas las escalas desde el nivel más local hasta el más
global. Urge reconocer que lo espacial es socialmente constituido, tanto
como que lo social es necesariamente constituido espacialmente. El
espacio no es estático porque las relaciones sociales que lo crean son
dinámicas. Como consecuencia de su creación social, el espacio está
lleno de poder y simbolismo, y es una compleja red de relaciones de
dominación, de subordinación, de solidaridad y de cooperación.

3.- Lo espacial es tanto un elemento de orden como de caos. El espacio


contiene y expresa el orden impuesto por lo socialmente planeado, pero
también el desorden producido por la yuxtaposición de espacialidades
contradictorias, por los posicionamientos espaciales de los "otros", o las
contraespacialidades de los subordinados. En este sentido, el espacio es

6
Massey, D. (1994) Space, place and gender. Minneapolis, University of Minnesota Press.
político y abierto a la lucha política. No es fijo, ni muerto, ni mucho
menos neutral.

4.- Los roles desempeñados por las mujeres en el hogar, en el trabajo y,


en general, en todos los ámbitos de la vida social, son espacialmente
organizados y espacialmente controlados por los hombres, y constituyen
un instrumento de dominación y discriminación. Las prácticas sociales
desarrolladas por las mujeres son diferentes y generan espacialidades
propias de su género.

5.- La emancipación femenina incluye la conquista del espacio, el


empoderamiento espacial y la ruptura de espacialidades opresoras como
las generadas en las relaciones patriarcales.

Con estos elementos teóricos, esta geografía feminista explora en diferentes


escenarios de la vida social, las complejas relaciones entre espacio, lugar y género;
busca las posibilidades y oportunidades de la lucha política para destruir espacialidades
injustas, como las creadas por el capitalismo y por el machismo, y para construir nuevas
espacialidades que permitan el reconocimiento y la expresión de la diferencia.
Instituciones, mujeres y violencias

El actual trabajo sobre feminización de las migraciones y refugiados trabajará


mucho con datos proporcionado por diferentes instituciones internacionales (ACNUR,
Banco Mundial, UNWRA7, ONU, entre otras), por eso es importante recalcar que así
como brindan información, también son creadoras y cómplices de políticas que a veces
(o muchas) van en detrimento de las mujeres. Como creaciones sociales, el papel que
toman las instituciones no se puede disimular; éstas, en sí, son conceptos abstractos,
pero toman forma concreta en las organizaciones, los "equipos", que son los que arman
el juego.

En la sociedad existen cuatro categorías claves de instituciones, cada una con un


dominio o área de influencia particular, y cada una de ellas está asociada a un diferente
juego de organizaciones y grupos. Estas categorías son: estados, mercados, sociedad y
familia.

Las instituciones proveen una estructura y, por lo tanto, un grado de estabilidad a la


vida diaria, avalado este por las legitimaciones de las mismas. Reducen la
incertidumbre, hacen predecibles ciertas formas de comportamiento y permiten a los
individuos cooperar con los demás para producir resultados que no podrían obtener por
sí solos. Al mismo tiempo (e independientemente de su ideología oficial) las
instituciones rara vez operan en forma igualitaria. En general, tienden hacia relaciones
jerárquicas organizadas alrededor de:

1. Desigualdades de posesión o acceso a los medios de producción (tierra, capital,


finanzas, equipo);

2. Atributos conseguidos (educación, habilidades, contactos);

3. Varios atributos adscritos socialmente (género, edad, casta, etc.).

En este texto, trataremos especialmente el último punto, el de las desigualdades de


género, que son quizás, una de las maneras más penetrantes de la desigualdad. Aunque
lo haremos desde una forma que explique o de razones, primero a una invisibilización
del movimiento de mujeres, y segundo, a las causas de ellas, por fuera de lógicas
patriarcales o con centro en el varón migrante y no en las mujeres. ¿La información
7
UNWRA: United Nations Relief and Work Agency for Palestine Refugees in the Near East (Agencia de
Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo).
con que se cuenta permite proporcionar explicaciones o sólo descripciones? Y no
sólo porque se encuentra en casi todas las sociedades, sino también porque se suma a
otras formas de desigualdad. Para comenzar, ya podemos exponer que esta desigualdad
se construye a través de:

- Leyes formales y estatutos, que forman la ideología oficial de una sociedad y sus
instituciones;

- Las normas no escritas y los entendimientos compartidos que ayudan a


conformar el comportamiento diario en el mundo real.

Aunque la desigualdad de género se halla extendida por toda la sociedad, los


análisis institucionales que de ella se hacen suelen empezar por la familia y los
parientes, porque éstas son las formas más elementales de organización en las que se
encuentra la desigualdad. Los papeles y las responsabilidades de hombres y mujeres en
el terreno doméstico revelan en gran parte la forma en que la sociedad considera su
naturaleza y sus capacidades y, por lo tanto, construye las diferencias y desigualdades
de género. Además, la familia y los parientes son responsables de la organización de
gran parte de la actividad productiva y reproductiva.

Consecuentemente, aun cuando mujeres y hombres participen en la economía


general, esta participación está en parte estructurada por las relaciones dentro del hogar.
Las familias y los parientes se diferencian de otras instituciones por la naturaleza de las
relaciones que hay dentro de ellas. Generalmente se basan en lazos íntimos de sangre,
matrimonio y adopción (en contraste con las relaciones más impersonales, de contrato y
estatutos, que se encuentran en el mercado y en el Estado). También son, en general,
"adscritas al género". En otras palabras, para ser marido, esposa, hermana o hermano,
hay que ser macho o hembra.

Ya lo dijo la italiana Silvia Federici en su libro “Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo


y acumulación originaria”8 (2004), obra cumbre de la teoría feminista. En la mayor
parte de las sociedades, las mujeres tienen a su cargo las funciones de cuidado y
mantenimiento, que incluyen desde tener y cuidar a los hijos hasta el amplio rango de
actividades necesarias para la supervivencia y bienestar diarios de los miembros de la

8
Federici, S. (2015) Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Editorial Tinta Limón.
familia. Los hombres pueden participar en algunas de estas tareas, especialmente
enseñando a los niños "a ser hombres", o desempeñando algunas tareas hogareñas, pero
en general están mucho menos involucrados en este trabajo que las mujeres.

Así las mujeres tienen un papel clave en los procesos no remunerados de la


reproducción social, es decir, la tarea de reproducir los recursos humanos de la
sociedad. Sin embargo, el papel que desempeñan en la producción y en la acumulación
(y la forma que este involucramiento toma) varía considerablemente de una cultura a
otra. Diferentes reglas, normas y valores gobiernan la división de género del trabajo y la
distribución por género de recursos, responsabilidades, intervención y poder. Estos son
elementos críticos que comprenden la naturaleza de la desigualdad de género en las
diferentes sociedades.

Las ideas y creencias sobre el género que existen en el terreno doméstico son
trasladadas a otras relaciones sociales, sea conscientemente en la forma de
discriminación de género o inconscientemente como preferencia de género. Así el
Estado y el mercado no resultan entes impersonales, sino "portadores del género", pues
colocan a mujeres y hombres de manera desigual frente al acceso a los recursos y les
asignan valores desiguales en el dominio público.
Feminización de las Migraciones

A pesar de que las mujeres siempre han representado una parte significativa de
la población migrante, la migración en el pasado se percibía como un fenómeno
predominantemente masculino, sin embargo, la participación de las mujeres en el
proceso de la migración y las razones por las cuales migran, están cambiando. Este
desarrollo representa una de las tendencias más significativas en las recientes corrientes
de migración internacional, influye en la determinación de papeles y afecta las
relaciones entre hombres y mujeres en los países de origen y de destino.

Como ya dijimos, hasta hace solo unos años, la migración era considerada como
un fenómeno del sexo masculino, pero hoy en día, las mujeres dan razón de casi de la
mitad de la población migrante en todo el mundo. Y si bien, la migración muchas veces
se considera como género neutro -ya que trata el proceso del desplazamiento de
personas-, sin embargo, y de hecho, está relacionada con el género, ya que la migración
impacta de manera distinta a hombres y mujeres y a grupos diferentes de hombres y
mujeres en su proceso de desplazamiento.

La conciencia de los fenómenos relacionados con el género expone papeles y


relaciones entre hombres y mujeres que pueden ser tanto imperceptibles así como
también obvios, dependiendo de cómo se los analice o vea. Dichas relaciones suelen ser
definidas en y por las estructuras socioculturales y los sistemas de la sociedad donde
viven las personas. Las experiencias que los hombres y mujeres tienen en los territorios
como migrantes, por lo general, son muy diferentes, y muchas de las diferencias se
deben al papel, la conducta y las relaciones que la sociedad asigna a, y espera de, una
mujer o un hombre en un país de origen y un país de destino.

Es importante reconocer y respetar los antecedentes y el contexto sociocultural


para las relaciones de género en los países de origen en el diseño de políticas y
programas. Este reconocimiento y respeto, así como otros aspectos que se puedan tener
en cuenta, tendrá impactos y determinará la habilidad de los individuos para
beneficiarse de las políticas y los programas.

Hoy en día, las mujeres migrantes son reconocidas no sólo como dependientes, o
parte del proceso de reunificación familiar, o como migrantes forzadas en situaciones de
desplazamiento, sino también como agentes independientes y jefas de familia o
estrategas. Actualmente, las mujeres dan razón de casi la mitad de la población migrante
en todo el mundo. En este capítulo se tratará de conceptualizar y analizar los cambios
que se presentan en los patrones migratorios (expulsión/recepción) y su composición en
la actualidad, vinculándolos con las dinámicas de la economía global. Se enfatiza en que
el cambio más significativo es el aumento en la participación de las mujeres en la
migración debido a dos grandes causas:

- el empobrecimiento reciente sufrido por sus sociedades de origen.


- los conflictos de violencias que se desarrollan en las regiones que expulsan.

Para comenzar a introducirnos, al papel de las mujeres en el movimiento de


personas, expondremos algunos datos “ilustrativos”:

 Entre 2000 y 2015, el número de migrantes internacionales aumentó en un 41


por ciento y alcanzó los 244 millones. Casi la mitad son mujeres;

 Las personas migrantes, y en especial las mujeres migrantes, tienen índices de


participación en la fuerza laboral (72,7 por ciento) más elevados que las
personas no migrantes (63,9 por ciento);

 Casi uno de cada seis trabajadores domésticos en el mundo son migrantes


internacionales; las mujeres representan el 73,4 por ciento del total de las
trabajadoras y los trabajadores domésticos que son migrantes internacionales.

La feminización de las migraciones se refiere comúnmente al proceso de aumento


que las migraciones femeninas han tenido en las últimas décadas. Este aumento no es el
único cambio de la configuración de las migraciones. La feminización también se
refiere a la migración independiente de mujeres en busca de empleo, más que en un
sentido de dependientes familiares, que viajan con sus maridos o que buscan una
reunificación familiar en el extranjero. Además, otro cambio significativo se relaciona
con el nivel de toma de conciencia por parte de los estudiosos de las migraciones y de
las investigaciones de organismos internacionales, sobre el papel de las mujeres en la
configuración del proceso migratorio y el envío de remesas familiares por parte de un
proveedor femenino. Una interpretación alternativa de la feminización de las
migraciones concibe también el aumento del empleo específico para poblaciones
migrantes en labores tradicionalmente femeninas, como el trabajo doméstico, el cuidado
de la salud y la atención a niños y ancianos.

La feminización de la migración hace referencia al impacto cuantitativo de la masa


femenina en este proceso y a la manera como se configuran los modelos migratorios. A
esta realidad se suma la difícil situación de las mujeres que se encuentran en posición de
indefensión por no tener los papeles requeridos, un sistema que las llevan a realizar
dobles tareas (productivas/reproductivas), por su invisibilidad en las legislaciones, las
violencias de todo tipo sufridas por su género, o por los trabajos precarios que realizan
en los países de destino.

Y es que la migración combina factores políticos, económicos y sociales que


impactan en la vida de mujeres y hombres de manera diferenciada. Por un lado, van en
relación a los cambios que se dan en los países de origen y que motivan la emigración
voluntaria o de manera forzada: expectativas de mejora y de promoción, cambios
culturales, oportunidades económicas, pobreza, persecución política, presiones sociales
y familiares, discriminación de género, entre otros. De otro lado, interviene el contexto
de bienestar de los países de destino que genera expectativas para la oportunidad
migratoria. También operan cambios socio-demográficos (nuevos modelos de
organización de la familia, progresivo envejecimiento de la población, insuficiente
provisión de servicios sociales) y factores económicos (mercado de trabajo precarizado,
creciente demanda de participación femenina migrada en trabajos de cuidado),
derivados de los flujos migratorios y de las distintas actividades que se generan en el
país de destino, que son asumidas por las personas migradas, con una clara
diferenciación de género.

Desde que se empezó a investigar sobre la temática, los trabajos sobre migraciones,
sin distinción de escalas ni territorios, no tomaron como objeto a las especificidades de
la migración femenina: tanto la decisión de migrar como la migración en sí y la
inserción en la sociedad de destino fueron consideradas dominios básicamente
masculinos. La migración de varones era vista como autónoma, en tanto que la de
mujeres aparecía siguiendo un patrón asociativo: nunca eran cabeza de un movimiento
migratorio, sino que migraban como hijas, o cónyuges, o compañeras, o simplemente
conocidas de un migrante masculino principal. Incluso cuando la feminización de las
corrientes migratorias se convirtió en tendencia a nivel mundial, a partir de las décadas
de 1950 y 1960, los intentos de incorporar el género en las teorías de la migración
internacional fueron magros, volviendo simplemente a la mujer, como una variable.

Obviamente que estemos hablando migraciones y géneros no supone únicamente


hablar de migraciones de mujeres, sino también decir que esta relación implica pensar
en el género como un principio estructurante de las migraciones, y afirmar que el género
constituye una dimensión fundamental (pero no la única) que incide en la producción y
reproducción de desigualdades sociales en estos procesos, en intersección con otras
relevantes como ella: la raza, la etnia, la clase social, la edad, la condición de
extranjería. Pero esta obviedad es una naturalización de un proceso bastante largo que
demandó no pocos esfuerzos por evidenciar esas invisibilidades, detrás de las cuales hay
relaciones de poder que las sustentan y explican, no sólo en este campo del saber,
también, y sobre todo, en su “objeto de estudio”.

En el siguiente cuadro de las Naciones Unidas, se puede visualizar el creciente peso


de los y las migrantes en el mundo en las últimas décadas:

Según estadísticas oficiales del ACNUR, hoy en día las mujeres representan una
parte mayor de los migrantes en los países industrializados que en los países en vías de
desarrollo. El porcentaje de las mujeres en el total de migrantes en países
industrializados ha aumentado del 48% en 1960 al 51% en 2000, en tanto que ha
permanecido más o menos constante en el 46% en los países en vías de desarrollo.
Algunas teorías explican el aumento de la participación de la mujer en las migraciones
internacionales: según Zlotnik9 (en BASTIA, Tania), las políticas de migración y la
legislación que rige los movimientos de personas, así como el estatus de las mujeres en
sus países de origen, explican esa diferencia. Además, “la situación social y económica
de la mujer en los países desarrollados, donde las mujeres tienen acceso a múltiples
oportunidades educacionales y de empleo, actúa como un imán para las mujeres que
desean ejercer su derecho a ser actores económicos y sociales”10. Ciertamente, lo que
ocurre es que una combinación de factores en los niveles micro, meso y macro, tanto en
el punto de origen como en el de destino, interactúan de tal manera que determinan si un
flujo migratorio particular será dominado por mujeres o por hombres. No obstante, esto
tampoco llega a explicar por qué ciertos países, con características muy similares, se
convierten en “expedidores” de mujeres, mientras que otros no.

9
Tomando la referencia de Zlotnik de las apreciaciones surgidas del texto de Bastia, T. Revista Papeles
n° 109. En
http://www.fuhem.es/media/ecosocial/file/Democracia/Diversidadmigraciones/lafeminizaciondelapobreza
10
Texto ídem 6.
A través de cuadro anterior, realizado por Bastia11, podemos ver que América
Latina tuvo la mayor tasa neta de emigración de todas las regiones del mundo entre
1995 y 2000. En el año 2000, 20 de los 175 millones de migrantes que se estiman en el
mundo habían nacido en la región. De esos 20 millones, 7 son residentes legales en
EEUU, 3 millones han migrado en el interior de la región y 10 millones viven en otras
partes del mundo. Además, podemos que ver que hay una marcada paridad entre el
número de varones y de mujeres migrantes.

Otros datos para remarcar de ese cuadro son las regiones que más han
aumentado sus números de migrantes, entre las que encontramos el África
Subsahariana, Oceanía en su conjunto, Europa (con realidades muy diferentes dentro de
ese gran cumulo de países) y el este y sureste asiático. Obviamente por realidades
opuestas, los números que aportan al movimiento son muy disimiles. El sureste asiático
es una de las zonas más densamente pobladas del mundo, mientras que el continente
oceánico se encuentra en las antípodas.

Al mismo tiempo, y con absoluto sentido, las partes del mundo que más pierden
son el norte de África, especialmente los países del Magreb y el Asia meridional.

Hay que recalcar que los datos consignados sólo nos cuentan de la situación
principios del milenio, lo que hace que falten los datos de los últimos años, con la
explosión de los conflictos en Libia, Afganistán (que ya existía, pero recrudeció), Siria
y demás países del Medio Oriente asiático que modificaron esos números.

Pasando ahora a profundizar en los datos sobre la feminización de las


migraciones en nuestro continente, y según datos de la Organización de Estados
Americanos (del año 2014), vemos –a través del cuadro que se presenta a
continuación12- que salvo en algunos países centroamericanos como Costa Rica,
Guatemala, El Salvador entre otros, y algunos países sudamericanos como Chile,
Argentina y Ecuador, el peso de las mujeres en la migraciones es bastante menor que en
el promedio mundial.

11
Idem 6.
12
OEA (2014) www.oea.org
Para la mayoría de los países de las Américas, la inmigración de las mujeres de
países sigue siendo un fenómeno minoritario, con 45% de los inmigrantes siendo
mujeres, aproximadamente el mismo porcentaje que para los inmigrantes del resto del
mundo. Sólo en Chile y Costa Rica las mujeres constituyen una mayoría de los
inmigrantes. En el otro extremo, en Canadá, Perú y Colombia las mujeres representan
menos del 40% de todos los inmigrantes.

Por varios motivos, los datos relacionados con la feminización de la migración


deben ser considerados con precaución: para empezar, y como ya se ha mencionado más
arriba, los datos históricos sobre migración desglosados por sexo no sólo son difíciles
de obtener, sino que las mujeres migrantes se han considerado tradicionalmente como
migrantes secundarias, que migraban por matrimonio o por motivos de reunificación
familiar, por lo que rara vez se las considera migrantes por derecho propio. Aunque esto
no debería tener relación alguna con la manera en que se contabiliza la cantidad total de
mujeres y hombres extranjeros en un país, sí tiene consecuencias en lo que respecta a
cómo son clasificados los hombres y mujeres migrantes. Debiera explicitarse

Pero también tienen en su lugar de origen, aspectos que impulsan la salida de allí.
Un mercado laboral que no proporcione oportunidades, la exposición a violencias
(institucionales, domesticas, invisibilización, etc.), estructuras laborales vetustas donde
el salario y las posiciones de decisión siempre suelen ser favorables para hombres, entre
algunas otras.

Entre los diferentes factores que encontramos para este cambio, encontramos:

- la creciente participación femenina en el mercado de trabajo,


- los nuevos modelos de organización de la familia,
- el progresivo envejecimiento de la población,
- las insuficientes políticas públicas de provisión de servicios sociales,

Estos, entre otros, son aspectos de las sociedades receptoras que explican las
migraciones internacionales.

¿Qué cambios se dieron para que las mujeres tuvieran el peso que tienen en la
actualidad? ¿Cómo los Estados de los países expulsores pueden promover políticas para
la inserción de las mujeres en el mercado laboral? ¿Cambió la manera de medir o de
estudiar estos movimientos? ¿Las viejas teorías migratorias como las redes familiares o
el primer paso del “jefe de familia” u otras se dejaron de utilizar? ¿O causas como las
nuevas divisiones del trabajo o el envejecimiento de las poblaciones en países
receptores, son las que llaman al movimiento de mujeres? ¿Las redes de cuidados, los
trabajos tradicionalmente asignados a las mujeres tomaron un mayor peso en la
economía?

Para poder intentar responder algunas de esas preguntas hay que analizar los
procesos migratorios como una combinación de factores de presión o de estímulos
económicos, políticos y sociales -tanto de las sociedades de origen como de destino-
que influyen de diferente forma para mujeres y hombres.

Por una parte, un conjunto de aspectos relacionados con los cambios que suceden en
los lugares de origen de las migraciones, que favorecen su movilidad e impulsan a las
personas a emigrar voluntariamente o de manera forzada: la falta de oportunidades
económicas, las expectativas de mejora y de promoción que no se pueden satisfacer en
el lugar de origen, cambios culturales, escapar de la pobreza, la persecución política, las
presiones sociales y familiares o la discriminación de género, entre otros.
La creciente participación femenina en el mercado laboral, obviamente se vuelve un
factor para el movimiento, que en los lugares expulsores no brindan las oportunidades
laborables esperables. Este cambio también trajo, como es de esperar, una mano de obra
femenina especializada, profesional, así como también una mano de obra femenina en
malas condiciones, informal, con bajos salarios.

Por otra parte, son tanto las características de las áreas receptoras que actúan de
‘efecto llamada’, como los cambios sociodemográficos y las implicaciones que esta
corriente migratoria tiene sobre el modelo nacional de empleo y sobre las actividades
que ocupan de forma mayoritaria las personas inmigrantes de manera claramente
diferenciada por razón de género. El envejecimiento de la población en muchos países
europeos y la necesidad de reforzar el mercado laboral en esos países (Francia, España,
Bélgica, Suiza, Alemania, entre algunos de esos países) hizo que algunos gobiernos
promuevan políticas de apertura a las migraciones para paliar esa ausencia de mano de
obra.

Localizando la distribución por país, encontramos que Estados Unidos es el


principal país receptor de inmigrantes con cerca de 43 millones de inmigrantes legales
en 2010, a bastante distancia le siguen Rusia (12,3 millones), Alemania (10,8 millones),
Arabia Saudí (7,3 millones), Canadá (7,2 millones), Francia (6,7 millones), Reino
Unido (6,5 millones) y España (6,4 millones). Si hablamos de porcentaje con respecto a
su población, la región que más ha recibido inmigrantes es Oceanía (16,8 %), seguido
por América del Norte (14,2 %) y Europa (9,5 %), a mucha distancia se ubican África
(1,9 %), Asia (1,3 %) y América Latina (1,3 %).
En el mapa13, donde los países azules son receptores de migrantes y los
marrones son expulsores, vemos que Europa Occidental, América Anglosajona, Oceanía
y África Meridional son países que tienen saldo migratorio positivo, mientras que
Latinoamérica, África Sahariana y Subsahariana, como casi todo Asía, son expulsores y
tienen saldos negativos. Los países de color verde, caso de Argentina y Turquía, son
países que mantienen un equilibrio entre emigrantes e inmigrantes.

La feminización de la migración, por tanto, evidencia la clara interrelación entre


género y migración como resultado de la composición del sistema sexo-género que
existe en los países de origen y de destino y que condicionan las migraciones: quién
migra y por qué, cómo se toma la decisión de migrar y cómo evoluciona el ciclo
migratorio, qué condiciones laborales, vitales y familiares se reconfiguran en este
proceso, y cómo influyen estos factores en las relaciones de género del país de destino,
reforzando los roles tradicionales y/o desmontando otros.

El siguiente cuadro, de la OIT14 del año 2005 ilustra el peso creciente de la


migración femenina:

13
Kamalthebest (2016) Trabajo propio, derived from File:BlankMap-World-Microstates.svg, using this
CIA Factbook source.
14
OIT (2005) www.ilo.org
Este proceso de feminización de las migraciones se relaciona con procesos como
el de la feminización de los mercados de trabajo, e incluso, como plantea Saskia Sassen
en el artículo de Gago, V.15 con la denominada feminización de la supervivencia. La
participación de las mujeres en los procesos migratorios tiene especificidades y
significados profundos, asociados tanto a las transformaciones económicas mundiales y
a la reestructuración de los mercados laborales como así también (y no necesariamente
como único proceso) a la consolidación de redes sociales y familiares.

La mayoría de las políticas y disposiciones relacionadas con la migración no son


específicas a un género, a pesar de que existe una evidencia cada vez mayor sobre los
aspectos de migración de género específico. En los últimos años, con el creciente
número de movimientos a nivel mundial, existe una tendencia entre muchos de los
países de destino cuando se formulan políticas relacionadas con la migración y se
adoptan disposiciones legales pertinentes para poner más énfasis en los asuntos
relacionados con la inmigración y el control fronterizo sin incorporar un análisis de
género en su planeación, ni en sus documentos, leyes, políticas.

Así como en los países de destino, sucede lo mismo en los países de origen
donde los migrantes potenciales no son incorporados a las leyes de inmigración y
trabajadores migrantes. Más bien, se adoptan políticas de carácter restrictivas, con

15
GAGO, V. (2007) En: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-3367-2007-05-
18.html
respecto a las condiciones de salida en un intento por protegerlos de la explotación y el
abuso.

A pesar del hecho de que las mujeres migran cada vez más de manera autónoma
como las principales proveedoras de ingresos para la familia, los mercados de trabajo en
los países de destino, pegados a una lógica más antigua que dicho movimiento,
permanecen segregados por sexos. Por esto, sólo algunos sectores están abiertos al
empleo de mujeres, incluyendo mujeres migrantes, lo que abarca las llamadas
ocupaciones femeninas “tradicionales” como trabajo doméstico, entretenimiento,
enfermería, cuidar a alguien, etcétera. De esta manera, las mujeres migrantes ayudan a
liberarse a las mujeres locales en los países de destino de algunas de las funciones
femeninas tradicionales y facilitan su acceso al mercado de trabajo, mientras que ellas
mismas permanecen atadas a los papeles tradicionales.

Esta situación, tan vieja como injusta, provoca la necesidad de que los
programas de inmigración sean sensibles y se adapten a estas tendencias. La
inmigración por trabajo debería ser más flexible en sus ofertas de empleo disponible,
mientras que los programas de reunificación familiar deberían otorgar a los
dependientes todos los posibles beneficios y acceso a servicios para facilitar su
integración.

Desde la perspectiva de la feminización, la “migrante ideal” es la mujer


trabajadora que migra sin pareja motivada por cuestiones estrictamente laborales o
económicas. Por otra parte, la movilidad de las mujeres hacia los países desarrollados
está asociada al crecimiento de una “cadena mundial de cuidados” basada en la
transferencia transnacional del trabajo reproductivo como respuesta a una crisis de los
cuidados que afecta a los países centrales y que produce una demanda de mano de obra
femenina que ha acelerado los movimientos. Estas tendencias en los flujos migratorios
hacia los países desarrollados se refieren a realidades sumamente diferentes a las
producidas en las migraciones hacia Latinoamérica y, especialmente, hacia la
Argentina. Aunque con algunos puntos en común, donde la idea de una búsqueda de
mejores condiciones de vida, es el motor.

En Latinoamérica, región responsable del 13% de los migrantes del mundo, el


fenómeno involucra a 25 millones de ciudadanos y el patrón de la movilización se
muestra altamente feminizado. Mujeres jóvenes que migran a las ciudades por falta de
oportunidades de empleo en las áreas rurales o a países desarrollados del norte
industrializado, en búsqueda de mejores expectativas socioeconómicas negadas en sus
países de origen. Si bien con anterioridad el desplazamiento de mujeres se relacionaba
con la dependencia de un marido migrante bajo la figura de la reunificación familiar,
ahora el objetivo de la migración femenina es el laboral; este patrón migratorio
autónomo femenino es lo que en la actualidad se nos revela como realmente novedoso.
Y así lo vemos, al enfocarnos en las relaciones económicas internacionales; marco en
que los países en desarrollo son expulsores netos de mano de obra, mientras el mundo
desarrollado demanda capital humano de forma selectiva y de acuerdo a las necesidades
de un mercado laboral, cada vez más segmentado en función del sexo; en el que el
género entonces se constituye como un filtro fundamental. En los países receptores se
ve un cambio en los últimos años, especialmente en la Europa Occidental con lo que
respecta a los refugiados, como un nuevo actor, pero con otra lógica, cumple la misma
función que el migrante. Igual que en otros temas, en el análisis de la migración se
evidencia la desigualdad entre mujeres y hombres, ya que, la inequidad entre géneros
puede además ser un factor clave para impulsar la migración cuando las mujeres tienen
expectativas económicas, políticas y sociales superiores a las que en la práctica pueden
acceder en sus países (OIM, 2003).

El papel del territorio en los procesos migratorios, obviamente no es menor, ya


que la migración constituye un proceso eminentemente espacial: supone espacios de
salida, espacios de llegada y un proceso de traslado donde las estrategias son
territoriales. También interesan los impactos de la migración que son sociales pero
también territoriales y colectivos. Es por ello que resulta necesario pensar las
migraciones en términos dinámicos: circulación, movilidad, trayectorias, en donde el
territorio cobra un papel fundamental.

Por otra parte, la actual movilidad de la población establece nuevas formas de


territorialidad e identidad. La territorialidad, entendida como el modo en que las
personas utilizan el territorio, cómo se organizan y cómo dan significado al lugar, en
síntesis, la territorialidad está ligada a la identificación y apropiación del territorio. La
migración modifica la identidad y la apropiación territorial. Se crean nuevas
territorialidades, es decir, la apropiación de nuevos espacios que son cada vez más
territorializados: barrios étnicos, guetos, espacios comerciales, espacios transfronterizos,
entre otros.
A pesar de que la migración puede llevar hacia un empoderamiento de las
mujeres, éste no siempre ocurre. Las oportunidades de las mujeres para migrar
legalmente han sido mucho más limitadas que las de los hombres, casi siempre debido a
que los esfuerzos para reclutar trabajadores migrantes están dirigidos hacia áreas de
empleo tradicionalmente masculino, como es el caso de la agricultura y la construcción.
Las mujeres se ven más vulnerables a ser empleadas en trabajos peor remunerados, en
situaciones más precarias y en trabajos informales, que acentúan la invisibilidad. Así,
comúnmente trabajan en áreas segregadas y no reguladas de la economía formal, como
es el caso del servicio doméstico, el cuidado de ancianos o niños, el entretenimiento e
incluso la industria sexual. Además de percibir los menores salarios y permanecer en la
invisibilidad del trabajo informal, las mujeres se enfrentan a los mayores riesgos al ser
migrantes. Explotación, abuso, violencia y trata constituyen las raíces de un negocio
multimillonario sin fronteras.

Enfermedades venéreas, producto de la explotación sexual, y explotación laboral


así como condiciones laborales deplorables, falta de casa, alimentación, venta y tráfico,
son algunos de los peligros a los cuales se enfrentan. Las condiciones de clandestinidad
en las que se realizan la mayoría de las migraciones femeninas, además de la
informalidad de los trabajos en los lugares destino, impiden una efectiva intervención
legal para garantizar una “migración segura” y un adecuado cumplimiento de sus
derechos humanos. La discriminación de género y la falta de un estatus social, además
de las responsabilidades domésticas, reducen el acceso delas niñas y mujeres a recursos,
educación, entrenamiento y acceso a mercados laborales.

A modo de síntesis, Saskia Sassen dice que “la migración femenina con fines
laborales a nivel global se perfila en la actualidad como uno de los elementos
característicos de la economía mundial, que a partir de una fuerte segmentación del
mercado laboral basada en el género, perpetúa un patrón de relaciones
internacionales, que tanto en lo político, como en lo social y económico está
fuertemente marcado por profundas asimetrías”16.

En este apartado hay conceptualizaciones e información empírica: ¿forma parte de


la problematización ¿ Ver si todas las afirmaciones sobre la migración femenina
pueden ser abordadas desde la información disponible.

16
Idem 12
En gran parte del texto no se citan las fuentes.
Feminización de los refugiados

Los refugiados se reconocen como inmigrantes forzados, ya que en sus países


son perseguidos por sus creencias, por conflictos armados o desastres naturales. Esta
definición fue establecida en 1951 en la 1ª Convención del ACNUR. Actualmente el
concepto se ha ampliado haciendo referencia a las personas que se van de sus lugares de
origen porque la tierra de esos países no les aseguran la subsistencia, aunque comiencen
su periplo sin lugar de destino fijo, simplemente huyendo de conflictos.

Alrededor de la mitad de las personas refugiadas (se estima que cerca del 60%)
en todo el mundo son mujeres y niñas, según datos de la ONU. Ellas, no cuentan con la
protección de un hogar, ni de un país, y mucho menos, de las autoridades de los
mismos. La mayoría de las veces, tampoco cuentan, siquiera, con una estructura familiar
que las sostenga. Muchas han tenido que dejar sus casas, sus pueblos y ciudades por la
violencia de las guerras, por la persecución política o religiosa, por catástrofes y eventos
naturales. Algunas tienen que huir de su país y se convierten en refugiadas, como las
miles de sirias que llegan a Europa o que habitan en asentamientos de Turquía o Líbano.
Otras se trasladan a otros lugares algo más seguros dentro de sus propias fronteras y
pasan a ser desplazadas internas. Todas, sufren situaciones de vulnerabilidad. No sólo
por su condición de refugiadas o desplazadas, sino por cuestión de género. Además,
ellas sufren otras formas de violencia: la discriminación, las tradiciones del patriarcado,
un alto grado de violencia, el estigma y también la explotación laboral. De todo esto
hablamos cuando nos referimos a feminización de los refugiados y refugiadas en el
mundo, así como también de desplazados y desplazadas.

La crisis migratoria se incrementó durante las últimas dos décadas. Según datos
del mismo organismo (ONU) durante el año 1997, el total de personas desplazadas era
de 33,9 millones y casi veinte años después el número se ha duplicado, siendo durante
el 2012-2016 los años donde se encuentra el mayor crecimiento. Más de la mitad de las
personas refugiadas son mujeres y niños que, tras huir de la guerra se ven obligados a
enfrentarse a lo que la ONU califica como una nueva epidemia mundial: la violencia
contra la mujer. Mientras el asilo en Europa y otras regiones está cada vez más
restringido, el desplazamiento forzado de personas crece como una ola sin control en los
últimos cuatro años.
El informe anual de ACNUR, que analiza el desplazamiento forzado en todo el
mundo basándose en datos de gobiernos, agencias socias, y en los datos del propio
organismo, arroja que 65,3 millones de personas se encontraban desplazadas a finales de
2015, en comparación con los 59,5 millones del año anterior, superando por primera vez
los 60 millones de personas. Unos 12,4 millones de personas se convirtieron en nuevos
desplazados por los conflictos o a la persecución en 2015. Entre ellos había 8,6 millones
de personas desplazadas dentro de las fronteras de sus países y 1,8 millones de nuevos
refugiados.

De los 65,3 millones de personas desplazadas forzadamente hasta el 31 de


diciembre de 2015:

- 21,3 millones eran refugiados

- 40,8 millones eran desplazados internos

- 3,2 millones fueron solicitantes de asilo

El país que en la actualidad genera más refugiados y desplazados, continúa


siendo Siria, con 12 millones de personas desplazadas, entre asilos, refugiados e
emigrantes (dos tercios de su población). En el caso de Sudán del Sur, 1,4 millones de
personas escaparon a países limítrofes durante el año pasado. Dos tercios de ellos
menores de 18 años. En estos casos, se estima que más del 60 % del total son mujeres.

Tres países expulsan la mitad de la población refugiada del mundo. Siria, con
4,9 millones de personas; Afganistán, con 2,7 millones y Somalia, con 1,1 millones:
este conjunto, conforma más de la mitad de los refugiados que, a nivel mundial, se
encuentran bajo el mandato del ACNUR. Por otro lado, Colombia, con 6,9 millones de
personas; Siria con 6,6 millones, e Irak, con 4,4 millones, son los que tienen las
mayores poblaciones de desplazados internos. En total, en 2015, el 86 % de los
refugiados bajo el mandato del ACNUR, estaba en países de ingresos medios y bajos,
próximos a situaciones de conflicto. A nivel mundial, Turquía es el mayor país de
acogida, con 2,5 millones de refugiados.
En el gráfico de Economist17 que antecede a este párrafo, observamos el
relevamiento que muestra el desplazamiento de personas debido a guerras y
remarcamos Siria por ser el conflicto actual que además, en tan poco tiempo generó un
número tan importante de refugiados.

En este contexto de constante crecimiento de los desplazamientos, encontramos


campos de refugiados que, en pocas palabras, son grandes ciudades en condiciones de
extrema angustia, desahucio, abandono y violencia. Una nota del diario “El Pais” de
España del 20 de junio del 201718, hablaba de los diez campos más grandes en la
actualidad. Solo en ellos, había cerca de un millón doscientas mil personas. Dicha
clasificación, que se desglosa a continuación en el siguiente cuadro, y se elaborada con
datos de ACNUR, incluye solo campos de refugiados y no colectivos de refugiados
como sirios, saharauis o somalíes.

17
ECONOMIST (2013) Comparing Syria. En:
https://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2013/03/daily-chart-2
18
BLANCO, P. (2017) “Los 10 mayores campos de refugiados del mundo”. Diario El Pais. En:
https://elpais.com/internacional/2017/06/19/mundo_global/1497875184_454482.html
Campo de Población Características mínimas
refugiados
Dadaab 245.126 - Está conformado por somalíes que comenzaron a
(Kenia) personas, según llegar con la crisis que comenzó en 1991.
el último - Es el mayor campo de refugiados del mundo.
recuento de
ACNUR.
Dollo Ado 212.023 personas - Comenzó a operar en el año 2011.
(Etiopia) según el recuento - Es un macrocomplejo integrado por cinco
de ACNUR del campamentos, que alberga en su mayoría a somalíes,
31 de mayo. aunque desde hace tres años acoge también a
refugiados que huyen de la violencia en Sudán del
Sur y en Eritrea.
Kakuma 160.000 - Las condiciones son especialmente difíciles ya que,
(Etiopia) personas, de las al mismo tiempo que desciende el apoyo de los
que donantes, se incrementa el número de refugiados.
aproximadamente - La desnutrición es generalizada en todo el
100.000 proceden campamento, especialmente entre los más jóvenes.
de Sudán del Sur
y unos 55.000
son somalíes
Jabalia/Gaza Acoge a unos - Es el mayor campo de refugiados de Gaza, de los
(Palestina) 110.000 ocho que existen actualmente.
palestinos en un - El bloqueo de la franja de Gaza impuesto por Israel
espacio de 1,4 ha creado graves dificultades en la vida diaria de los
kilómetros habitantes de Jabalia.
cuadrados. - Los principales problemas de este campo de
refugiados los cortes de electricidad, las altas tasas de
desempleo, la contaminación de agua, la alta
densidad de población y la falta de materiales de
construcción.
Al Zaatari Hoy en día viven - Construido en 2012 por el Gobierno jordano en
(Jordania) en el complejo colaboración con ACNUR.
casi 80.000 - Se creó para proteger a los huidos de la guerra siria
sirios, de los que, como solución temporal, aunque hoy en día es uno de
más de la mitad, los mayores campos de Oriente Próximo.
son niños.
Katumba Hoy en día, - Nació sin planificación gubernamental ni de la
(Tanzania) continúan ONU cuando en 1972,
viviendo en el - Alberga burundeses que huyen, desde hace décadas,
campamento de la persecución a hutus por parte del gobierno.
unas 66.000 - En la década pasada, el Gobierno de Tanzania
personas. ofreció a los 200.000 burundeses que vivían en
Katumba, la posibilidad de nacionalizarse. El 75%
aceptó la oferta.

Pugnido Hoy en día acoge - Fundado en 1993, ha experimentado en los últimos


(Etiopia) a cerca de 63.000 años un aumento de llegadas por la guerra en Sudán.
refugiados, el - El campamento está dotado de 11 guarderías, cuatro
70% procedentes escuelas de primaria y una de secundaria.
de Sudán del Sur.
Panian Con algo más de - Nació en la década de los ochenta, durante la guerra
(Pakistán) 62.000 personas, entre la Unión Soviética y Afganistán.
acoge en su - Desde 2002, cerca de seis millones de refugiados
mayoría a afganos han regresado a sus hogares. Sin embargo,
afganos. muchos de los que viven en Panian, siguen
considerando que Pakistán es un lugar más seguro
para vivir.

Mishamo Actualmente - El campo de refugiados nació en la década de los


(Tanzania) alberga más de setenta con refugiados huidos de Burundi.
55.000 personas. - A diferencia de otros campamentos, donde existen
graves carencias alimentarias, los habitantes de
Mishamo han logrado desarrollar una productiva
actividad agrícola, que ha contribuido al desarrollo
económico local.
- Muchos de sus habitantes han aceptado la oferta de
naturalización del Gobierno tanzano.

Yida (Sudan Según el último - Es un campo de refugiados informal nacido en la


del Sur) recuento, viven segunda guerra civil sudanesa, un conflicto que
en Yida casi concluyó en 2011 con la independencia del sur del
55.000 personas. país.
- El Gobierno de Sudán del Sur y ACNUR han
intentado que los habitantes de Yida se trasladen al
campo oficial de Ajuong Thok, gestionado por la
agencia de la ONU, sin embargo, muchos se han
resistido a marcharse.

La idea de mostrar sucintamente estos grandes espacios para refugiados, es la de


tratar de acercarnos a lo que se expone a los refugiados que, con el fuerte motor de
escapar de la muerte por hambre, guerra, conflictos políticos, persecución religiosa o
cultural, llegan a nuevos lugares en las que condiciones no son mucho mejores. Y
pensemos que en estos espacios, la mayoría son mujeres, en muchos casos con hijos.

Obviamente en ese contexto, las mujeres y los niños son los más expuestos a la
violencia, no solo de varones refugiados, sino de los que –en teoría- tendrían que
brindarle seguridad, es decir Cascos Azules, policías, diferentes cuerpos de seguridad
nacional e internacional que trabajan en esos lugares, así como también de otras
instituciones que funcionan allí, como la educativa y sanitaria, entre otras.

Si pensamos que en estos espacios, caracterizados por la violencia y el abuso


hacia las mujeres, los hacinamientos, las malas condiciones sanitarias, el hambre, la
incertidumbre cotidiana de no saber cuándo se podrá salir de ese espacio y un contexto
de violencia institucional, se vuelve imperioso mejorar no solo desde lo institucional y
jurídico, sino también en el cotidiano todos estos espacios.
En el siguiente cuadro19 podemos observar el creciente aumento de desplazados
y refugiados a nivel mundial entre los años 2003, momento en que irrumpe e invade el
gobierno de George W. Bush en Irak y 2012, momento de eclosión política y cultural
en los países árabes, luego de un 2011 que había dado inicio a la Primavera Árabe
(serie de manifestaciones populares en clamor de, según los manifestantes, la
democracia y los derechos sociales organizada por la población árabe y, en muchos
casos, financiadas por potencias occidentales).

20

Durante ese decenio, se pasó, en zonas en conflicto, de casi diez mil desplazados
diarios en el año 2003 a casi el doble en el año 2012, a causa, principalmente de la
persecución y la inestabilidad política y social en esos territorios, principalmente a
través de intervenciones militares, terroristas o de movimientos (políticos, religiosos o
culturales) fuertemente armados.

Los siguientes puntos sirven para contextualizar y explicar dicho aumento en las
últimas décadas:

1. Hoy, el 50 por ciento de los refugiados del mundo son mujeres y niñas. No
obstante, sólo el 4 % de los proyectos de los llamados interinstitucionales de las
Naciones Unidas, se destinaron a mujeres y niñas durante el 2014.

19
ACNUR (2012) “Tendencias globales 2012). En:
http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2013/9180.pdf?view=1
2. Según informes de las Naciones Unidas, el 60 por ciento de las muertes
maternas que podrían evitarse tienen lugar en entornos humanitarios, y como mínimo 1
de cada 5 mujeres refugiadas o desplazadas fueron víctimas de violencia sexual.

3. A fines de 2014, de las casi 40 millones de personas desplazadas


internamente, el número de mujeres que viven en situación de desplazamiento
prolongado es ligeramente superior al de los hombres, y las dificultades de ellas
empeoran con el tiempo.

Para entender este nuevo y creciente sujeto (la mujer migrante) hay que entender
el contexto en el que aumentan los refugiados. El año 2003 es el de la gran ofensiva
norteamericana en Medio Oriente, especialmente en Irak y Afganistán, post ataque a las
Torres Gemelas en Estados Unidos.

En el cuadro de la página anterior, se puede ver el crecimiento sostenido con los


años de refugiados, internos como externos en la que se pasó de diez mil refugiados por
día a casi veinte mil en 2012.

Hace pocos meses atrás, el comisionado del ACNUR, el italiano Filippo Grandi,
decía que "las mujeres que viajan solas o con niños, las embarazadas o lactantes, las
adolescentes y ancianas son las más amenazadas, de ahí la necesidad de medidas
coordinadas y eficaces para protegerlas"21 y con carácter urgente. También destacó que
las mujeres y niñas, procedentes en su mayoría de Siria y Afganistán, han "sufrido
persecución y violencia sexual basada en el género".

"Desarraigadas, esperan encontrar seguridad y protección en los países vecinos.


Pero, en algunos de ellos, continúan siendo víctimas de violaciones de derechos
humanos y de discriminación", aseguró.

En este contexto de creciente aumento de mujeres en el movimiento de


refugiados, aparece un elemento que no puede ser dejado pasar por alto: la violencia
hacia las mujeres. Es una causa alarmante de éxodo en los desplazamientos actuales.

Según datos del ACNUR, una de cada tres mujeres en el mundo ha sido
golpeada, maltratada u obligada a mantener relaciones sexuales a lo largo de su vida. Al

21
Tribuna Feminista (2016) “Más de 65 millones de personas refugiadas en el mundo: la mitad mujeres”.
En: http://www.tribunafeminista.org/2016/06/mas-de-65-millones-de-personas-refugiadas-en-el-mundo-
la-mitad-mujeres/
mismo tiempo, aunque la huida no tenga como causa directa dicha violencia, las
mujeres que huyen de la violencia generalizada o el conflicto armado, afrontan retos
particulares en los lugares de tránsito y de destino, lugares en los que nuevamente son
víctimas de ese tipo de violencia.

Las mujeres y niñas migrantes y refugiadas se enfrentan a amenazas durante el


viaje de huida. Riesgos que tampoco acaban cuando llegan al lugar que esperaban
seguro. Las organizaciones que trabajan sobre el terreno alertan que las refugiadas,
desplazadas y migrantes sufren violencia, agresiones, explotación y acoso sexual en
todas las etapas de su viaje, sin discriminar tampoco continentes (Asía, África o
Europa). Amnistía Internacional detalla en uno de sus últimos informes especializados22
que los traficantes de personas eligen a las mujeres que viajan solas sabiendo (o
creyendo) que son más vulnerables. "Cuando no tienen recursos económicos para pagar
su viaje, a menudo intentan coaccionarlas para que tengan relaciones sexuales con
ellos", explican en el mismo informe.

En todo el mundo, las mujeres y niñas refugiadas carecen de documentación


regularizada haciendo que se enfrenten al tremendo dilema de no denunciar los delitos
cometidos contra ellas, o denunciarlos y arriesgarse a ser detenidas, deportadas y
sancionadas por carecer de permisos de residencia válidos. En ese contexto resulta
común que mujeres que huyeron de diferentes orígenes sean desaparecidas para
explotación sexual. Mujeres y niñas que como vimos, eran invisibles para los Estados,
para los organismos, para las instituciones, en los papeles. Y si desaparecen ¿cómo
buscamos lo invisible?

Además, muchas sufren ataques en los centros donde se resguardan o en los


asentamientos donde tratan de subsistir. Las situaciones de hacinamiento y falta de
intimidad incrementan el riesgo a sufrir abusos. En la mayoría no hay cerrojos en las
puertas y las letrinas e instalaciones para dormir son comunes para hombres y mujeres.
La falta de iluminación también contribuye a la inseguridad, y las propias mujeres
cuentan que si salen cuando está oscuro, se arriesgan a ser agredidas.

Por ello, resulta fundamental analizar la protección que otorga el Derecho


Internacional de los Refugiados a estas situaciones concretas a través de su relectura en

22
AMINISTIA INTERNACIONAL (2016), “Las mujeres refugiadas necesitan urgentemente frente a la
violencia sexual y de género”. En: www.amnisty.org
una época especialmente convulsa con respecto a los movimientos migratorios, a la trata
de personas y a la violencia, más aún cuando la mayoría de los desplazados son
mujeres, llegándose a hablar de la feminización de la experiencia de los refugiados. Sin
embargo, el Derecho no ha reaccionado a una realidad que tiene especial incidencia en
el género femenino. Las dificultades del Derecho Internacional de los Refugiados para
proteger a las mujeres refugiadas vienen derivadas de su anacronismo y del tradicional
anclaje de las normas internacionales a los esquemas patriarcales. Paradójicamente, han
sido los sistemas jurisdiccionales de algunos Estados, los que con su interpretación
abierta de la Convención de Ginebra para el Estatuto de los Refugiados de 1951, han
accedido a considerar la persecución de género (así como la orientación sexual y la
identidad de género) inserta en el motivo de persecución “grupo social”, recomendación
auspiciada por el ACNUR, que será examinada posteriormente. Sobra apuntar que no es
una concesión unánime ni mayoritaria. Lo mismo ocurre en cuanto a la orientación
sexual, siendo una marcada minoría los Estados que han apoyado tal inclusión, aunque
también destacan incipientes interpretaciones jurisprudenciales más abiertas en algunos
ámbitos regionales, como la del Tribunal de Justicia Unión Europea (TJUE).

Las mujeres refugiadas sufren desprotección casi total en los lugares de tránsito,
huida y acogida, especialmente en el interior de los campamentos de refugiados. Éstos
han sido un lugar común de la violencia sexual durante décadas, sólo reducida a partir
de la Política del ACNUR sobre mujeres refugiadas que comienza a aplicarse en 1990 y
que intenta introducir una perspectiva de género en todas y cada una de las actividades
que lleva a cabo el Alto Comisionado. Aun así, la violencia hacia las mujeres es la
forma más extendida de violencia entre las personas refugiadas y desplazadas, siendo
habitual en el propio seno de la pareja o el grupo social o familiar y no siendo un hecho
aislado la cometida por el propio personal de operaciones de mantenimiento de la paz de
las Naciones Unidas.

En este sentido, podemos observar dos focos de atención prioritaria en cuanto a


las mujeres refugiadas, a los que dividimos en dos grupos:

- En el primer grupo incluimos a aquellas mujeres que se convierten en


refugiadas por causas ajenas a su condición de fémina, pero que durante la huida, el
tránsito y la acogida sufren discriminación y/o violencia. Las mujeres refugiadas sufren
en un alto porcentaje violencia sexual, prostitución forzada, esclavitud sexual y
violencia de género. Además, tienen una mayor tendencia a quedar desfavorecidas por
los repartos de ayuda humanitaria y están muy lejos de obtener la atención médica,
psicológica y ginecológica adecuada.

- El segundo grupo, estaría determinado por aquellas mujeres que sufren


persecución de género concreta, lo que motiva la huida y la posible catalogación como
refugiadas dentro de la Convención de Ginebra de 1951. La dificultad principal que
encuentra a su paso este tipo de persecución es que la violencia se produce en una esfera
tradicionalmente entendida como privada, ya que es perpetrada por actores no estatales.

El hecho de que la persecución de género suela llevarse a cabo por agentes no


estatales, normalmente esposos y familiares, y no directamente por agentes de Estado,
dificulta aún más su reconocimiento general, pese a que para que la Convención de
Ginebra sea aplicable sólo es necesario que exista una persecución, ya sea por parte del
Estado o por parte de otros grupos. Entre los tipos de persecución de género se
encuentra la violencia de género, la explotación, la trata de personas, el matrimonio
forzado, los crímenes de honor o la mutilación genital femenina (sobre todo en países
árabes).

En cuanto a las mujeres del primer grupo, además de la mencionada política del
ACNUR, tras la adopción de la Resolución 1325 (del año 2000) del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas dentro del programa “la mujer, la paz y la seguridad”
se prioriza en la agenda internacional la atención a las mujeres y niñas que huyen de los
conflictos armados y de contextos de violencia sistemática, instando a los Estados a
ofrecer una especial atención específica a las mujeres y niñas refugiadas. Así en su
punto 12:

“Exhorta a todas las partes en un conflicto armado a que respeten el


carácter civil y humanitario de los campamentos y asentamientos de
refugiados y a que tengan en cuenta las necesidades especiales de las
mujeres y las niñas”.

Igualmente, en la Resolución 1820 (del año 2008) el Consejo de Seguridad pide


a los organismos de las Naciones Unidas que:

“(…) elaboren mecanismos eficaces para proteger de la violencia, en


particular de la violencia sexual, a las mujeres y las niñas en los
campamentos de refugiados y desplazados internos administrados por
las Naciones Unidas.”

Pese a todo eso, es muy difícil analizar la problemática sin percatarse de la


ausencia de datos y estadísticas sobre las llegadas de mujeres refugiadas a los países de
destino, las solicitudes de asilo presentadas por ellas y las causas que alegan para tal
solicitud. Por ello, es necesario incorporar datos segregados por sexo de las solicitudes
de asilo, lo cual no está siendo la práctica general de los Estados, pese a que en diversos
contextos se exige la realización de dichas estadísticas, como por ejemplo en la política
de migración de la Unión Europea (UE) y en sus indicadores sobre el programa la
Mujer, la paz y la seguridad de las Naciones Unidas.

Ya en los indicadores de la Unión Europea para la implementación del programa


la mujer, la paz y la seguridad del año 2010 se establecía la necesidad de desagregar por
sexos los datos de solicitantes de asilo. En los nuevos indicadores adoptados en 2016, el
nº 20 expresa además, la necesidad de proteger a las mujeres solicitantes de asilo, así
como a promover buenas prácticas como medidas de protección y detección de desafíos.
Pese a la creciente atención por parte de algunas organizaciones internacionales, la falta
de una fotografía precisa sobre la situación de las mujeres refugiadas, parece indicar que
el asunto no ha sido, por el momento, suficientemente analizado ni tomado como una
cuestión principal en la gestión de flujos de migración forzada.

Las mujeres necesitan dejar de ser invisibles para esos números, para esas
políticas. La violencia a la que están expuestas es razón básica y fundamental para ello.
El surgimiento de diferentes espacios y organismos de mujeres migrantes y desplazadas
en distintos lugares del mundo habla de ello. Si nadie se encarga, o sueltan políticas,
muchas veces vacías de contenido, pero con un discurso progresista, ellas toman las
riendas e impulsan la visibilizarían de las condiciones, el planteamiento de políticas
integrales y (muchas veces) globales, así como el entrelazamiento de experiencias, así
como la sororidad de compañeras.
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Comentarios:
El trabajo representa un buen avance de la tesina.
Tomar en cuenta: quizá podría modificarse la estructura del trabajo, sobre todo en
apartados en que se mezclan conceptualizaciones con antecedentes; hay partes en
que no queda claro si se está planteando el problema de investigación o se está
analizando la información disponible; ¡citar fuentes!

Recordar que sería importante superar el nivel descriptivo y plantear como


conclusiones algunos interrogantes, hipótesis o sugerencias para continuar
profundizando la temática

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