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Karl Marx: marxismo, comunismo y

socialismo
Por Jesus Sordo Medina | 2011-07-06

En este nuevo número, en el terreno de las


ciencias -en este caso de la política y la
economía- hablaremos del marxismo como
posición filosófica y de socialismo y comunismo
como propuestas socio-económicas y opuestas
al neo-liberalismo y al capitalismo.

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Inicios del comunismo y el socialismo


El concepto de comunismo y los intentos de su aplicación social no son creados por Marx. Ya
antes, sociedades comunistas fueron pensadas y puestas en práctica.
En una pequeña historia del comunismo, debemos
recuperar a Platón y su diálogo La República, donde
el filósofo ateniense plantea un modelo de sociedad
donde «[...] existen el mejor Estado, la mejor
constitución y las mejores leyes allí donde se aplica
esta máxima: todo es común entre amigos.»
Sin embargo, Marx va mucho más atrás y, en sus
reflexiones antropológicas, recuerda que no fue hasta
que aparecieron los excedentes en las primitivas
comunidades humanas, cuando el reparto de lo
recursos de un grupo se distribuían de forma
igualitaria.
Otro ejemplo de sociedades comunitarias son las
comunidades cristianas donde el trabajo y los
recursos también se organizan bajos los principios de
una racionalidad comunista.
La llegada del Renacimiento trajo una recuperación
de lo clásico y con ello la elaboración de algunas
Robert Owen teorías, denominadas utópicas, como el propio
libro Utopía, de Tomás Moro o La Ciudad del Sol, de
Campanella.
La ilustración y sus principios se orientaron también hacia lo
comunitario y fundamentaron la Revolución Francesa, que propuso
con François-Noël Babeuf a la cabeza, un estado comunista donde
se proponía la abolición de la propiedad privada en la
llamada Conspiración de los iguales. Este movimiento,
llamado babuvismo, fue duramente reprimido aunque quedó como
experiencia inspiradora para otros movimientos como el marxismo.
Si el comunismo se basa básicamente en el reparto equitativo de los
recursos y el aporte de los mismos es libre, el socialismo, comparte
los ideales de igualdad del comunismo y los desarrolla aún más a Jesús Sordo
nivel político, económico y social. Es decir, el socialismo se convierte Autor del artículo
en una aplicación más realista y pragmática del comunismo utilizando
la economía y la teoría política. Si hablamos de un ideal social, hablamos de comunismo. Si
nos referimos a la forma de llegar a ese ideal, entonces, usamos la palabra socialismo. No
obstante, ambos conceptos se utilizan para definir una cosa u otra, a veces incorrectamente.
En cualquier caso, el concepto Socialismo es más moderno que el de Comunismo y fue
utilizado por primera vez por Robert Owen en 1834, empresario original de Gales y padre del
cooperativismo. Pronto, sus teorías se irían difundiendo y sería Marx quien las universalizara.
Del comunismo y del socialismo hay que decir que ambos parten de una posición filosófica-
antropológica donde se considera al ser humano como un animal social y los intereses de la
colectividad por encima de los intereses individuales, posición contraria al neo-liberalismo y el
capitalismo, que prioriza la defensa de lo individual por encima del bien común.

Karl Marx (1818-1883)


Nació en la ciudad de Tréveris, en Alemania, en el seno de una familia judía conversa liberal y
de clase media lo que permitió que Marx pudiera formarse académicamente hasta el final.
Estudió derecho e historia en las universidades de Bonn y Berlín, aunque lo que siempre le
interesó fue la filosofía, sobre todo por la influencia que el pensamiento de Hegel ejerció sobre
él y en una generación denominada hegeliana y que se dividió pronto en dos corrientes: los
hegelianos de izquierdas y los de derechas. Marx, es fácil de adivinar, se afilió pronto a los
hegelianos de izquierda estableciendo amistad con Bruno Bauer y Moses Hess, dos
referencias en este movimiento y que ya habían escrito acerca del comunismo como forma de
estado.
En 1841, Marx se doctoró en Jena. A sus estudios de Derecho e Historia, añadió un doctorado
en Filosofía con la tesis Las diferencias en la filosofía de Demócrito y Epicuro. Tesis que nos
orienta sobre la adhesión al materialismo por parte de Marx, compromiso ideológico que no
abandonará hasta el final de sus días.
Tras doctorarse, continuó en contacto
con los filósofos hegelianos de
izquierda que por aquel entonces
tenían la influencia de otro pensador
alemán, Feuerbach, discípulo del
propio Hegel que centró su obra en la
reflexión sobre la religión a la que
opone un humanismo no trascendental
donde las obras humanas del acá no
deben ser realizadas y juzgadas en
base a un hipotético más allá.
Feuerbach, aunque será criticado por
Ludwig Andreas FeuerbachFriedrich Hegel Marx por falta de consistencia en su
pensamiento, ejercerá una gran
influencia sobre él en dos aspectos: uno, por su crítica a la religión y su capacidad alienadora
sobre los pueblos, religión a la que Marx considerará el opio de los pueblos y dos, por la crítica
que Feuerbach hace del propio Hegel, de su idealismo y sistema de pensamiento basado en
el espíritu, en el ser, en lo intangible, un elemento o arje que para Feuerbach es erróneo pues
es la materia y la naturaleza sensible lo que define nuestra realidad. Con esto, se prepara la
inversión materialista del sistema hegeliano que Marx utilizará para fundamentar gran parte de
su obra filosófica, político-económica y sociológica.
Muy pronto, los miembros de la izquierda hegeliana empezarán a ser vetados en
universidades y periódicos lo que provocó que el propio Marx desistiera de dedicarse a la
enseñanza y optara por el periodismo. Su primer proyecto fue la «Gaceta Renana», un
periodo de corte radical donde Karl defendió la libertad de expresión frente al estado opresor y
el sufragio universal además de prestar atención a los conflictos sociales colocándose del lado
del proletariado. Durante esta época, el joven Marx adquirió una comprensión más precisa de
la realidad social en la que vivía y de las políticas necesarias para organizar la sociedad de su
tiempo.
En 1843 se cerró el periódico del que era director y
dadas las dificultades para trabajar en Alemania,
decidió trasladarse a París donde fundó una revista
junto a Arnold Ruge, Anales Franco-Alemanes,
aunque no tuvo mucho éxito y sólo lograron publicar
un número. Sin embargo, en la ciudad francesa, en la
que solo residió dos años, tuvo la oportunidad de
conocer a Heine y a su gran amigo y colaborador
Friedrich Engels. También tuvo tiempo de escribir su
obra Crítica de la filosofía del derecho de
Hegel (1844) y, sobre todo, de radicalizar sus
posturas políticas a través del conocimiento del
socialismo de Proudhon, que le llevaría a romper con
sus antiguos camaradas los hegelianos de
izquierda a los que consideraba simplemente
liberales, en el sentido lockiano de la palabra.
Y ya que hemos hablado de radicalidad en Marx, es
importante explicar el significado de esta palabra
desde un punto de vista filosófico para evitar el
malentendido que hay acerca de este tema. Para
Friedrich Engels
Marx el concepto radical no tiene nada que ver con el
uso que se da hoy a esta palabra, sobre todo para
definir a un movimiento violento. Radical significa ir a la raíz, es decir, si se aborda un tema
determinado, no ser superficial o moderado en la solución sino afrontar la reflexión desde lo
fundamental y si esto se traslada al ámbito de lo social, un cambio radical no significaría
utilizar la violencia sino ir a la raíz de los problemas y solucionarlos de forma integral. Es
importante destacar este punto porque a pesar de que en el marxismo hay elementos que
abogan por la violencia (dictadura popular), esto no tiene que ver con el concepto radical.
Explicado esto, es más fácil comprender que Marx, a diferencia de los que pensaban que era
necesario profundizar en la democracia para alcanzar mayores niveles de igualdad y justicia
social, pensaba que era necesario un cambio radical, de carácter revolucionario y, sobre todo,
emancipatorio. El estado capitalista se había apropiado de la humanidad de forma alienante y
por ello la humanidad debía reapropiarse de sí misma.
Por otro lado, Marx, aunque mantendrá la influencia de Feuerbach en parte de su
pensamiento, no dejará de criticarle. Si bien aceptó su materialismo a la hora de describir la
realidad, criticó el determinismo natural y ahistórico de la humanidad en Feuerbach. Marx es
más heracliteo en este sentido, pues cree que la humanidad puede generar cambios –de
hecho, está en continuo cambio– por la acción del trabajo y la revolución que busca el justo
reparto de los recursos económicos, raíz de toda alienación.
Los dos años que Marx pasó en París, fueron realmente
enriquecedores. Allí conoció las obras de liberales económicos
como Adam Smith, cuyas ideas fundamentarían el capitalismo,
y profundizó aun más en el socialismo de Proudhon y de los
socialistas franceses de los que, finalmente, se desvinculó y
acusó de utópicos y pequeños burgueses. Es en esta época,
cuando comienza a plantear públicamente la necesidad de
trabajar para consecución de una sociedad comunista,
escribe, junto a Engels, su primera obra, La sagrada familia,
crítica filosófica a los jóvenes hegelianos y a él mismo, pues
Marx también perteneció a este grupo. En esta obra, sin
embargo, todavía alaba el esfuerzo enérgico de Proudhon por
analizar el concepto de propiedad. Cuando el pensador
político francés y autodidacta fallece, en 1865, Marx se
desvicula totalmente de él acusándole de incoherente,
burgués y vanidoso.
Así, Marx empezó a destacar como pensador social, aunque Pierre Joseph Proudhon
ello le llevó a enemistarse con gran parte de sus anteriores
colegas además de tener en frente a los liberales y políticos conservadores, lo que finalmente
provocó su expulsión de París y el traslado a Bruselas donde comienza su actividad
revolucionaria organizando grupos de obreros para reclamar los derechos del proletariado y
así romper definidamente con el humanismo idealista hegeliano y el socialismo utópico
francés para proponer un estudio científico de la sociedad –pragmatismo científico– e iniciar
su propia epistemología en el análisis social. Sin embargo, debido a estas actividades, Marx
no permanecerá mucho tiempo en el Bruselas y en 1848 volverá a Alemania.
Este año será una de las fechas más importantes en la
historia contemporánea, ya que Marx y Engels publicarán
el Manifiesto Comunista, encargo de la Liga de los
Comunistas que ambos pensadores habían co-creado en
1847 partiendo de los principios de la ya existente Liga de
los Justos, fundada por trabajadores alemanes en París en
1836. El Manifiesto Comunista, pronto se convertirá en uno
de los textos más importantes del pensamiento político-
económico de la historia, tan importante como
la República de Platón. En este texto, Marx y Engels
sentaron las bases de una sociedad comunista
aprovechando la constante lucha de clases en la historia
como motor principal. La consecución de esta sociedad,
contrariamente a lo que se pueda pensar, no tenía para
Marx y Engels un carácter utópico. Básicamente, lo que
propone el comunismo marxista-hegeliano es la toma del
poder por el proletariado y la extinción, de forma paulatina,
del estado capitalista, causa de la alienación de la sociedad,
y la propiedad privada, fuente de la explotación de los
Portada del Manifiesto hombres.
Comunista (1848)
También el año 1848 es un año de grandes revoluciones
por toda Europa, oportunidad que Marx y Engels aprovechan para fundar «La Nueva Gaceta
Renana», con el propósito de apoyar a la revolución proletaria en Alemania y el resto de
Europa. Sin embargo, los movimientos revolucionarios son aplacados en toda el continente.
Marx debe abandonar de nuevo Alemania hacia París, de donde también es expulsado. Karl
Marx se ha convertido en un incómodo revolucionario y bien conocido en Europa. Finalmente,
en 1849, se instala definitivamente en Londres, Inglaterra, donde residirá el resto de su vida.
Aunque se le permite vivir en Gran Bretaña, también será vetado en su trabajo y sobrevivirá
gracias a sus colaboraciones con medios de comunicación de izquierda y, sobre todo, con el
apoyo de su amigo Engels. Pero, la principal actividad de Marx en Inglaterra será la de
organizar su actividad revolucionaria y política además de investigar y escribir sobre teoría de
los sistemas sociales, historia, psicología, filosofía, idiomas y otras disciplinas académicas con
el fin de aplicarlas a su concepción del comunismo y socialismo y perfeccionarlo, lo que
convierte a Marx en un pensador inclasificable, ya que se le puede estudiar como sociólogo,
filósofo, economista, estadista, etc.
Durante estos años Marx, continúa escribiendo y preparando su gran obra, que viene
precedido de varios escritos, conocidos como los Grundrisse, hasta que en 1867, Marx publica
el primer volumen de El Capital donde, además de hacer un repaso de su trayectoria política y
vital establece una nueva relación entre el capital y trabajo, analiza la circulación del capital y
crítica al capitalismo por la exploración del obrero a través de la explotación de su mercancía
fuerza de trabajo:
“En la sociedad capitalista el proletario está
obligado a vender su fuerza de trabajo, ya
que es la única mercancía de la que dispone
pero, como toda mercancía, el precio de la
fuerza de trabajo se mide por el valor de los
productos necesarios para su reposición, en
este caso por el valor de lo necesario para su
reproducción (vivienda, alimentación, ropa,
etc., para el obrero y su descendencia). De
esta manera se calcula el precio del salario a
cambio del cual el obrero vende su fuerza de
trabajo durante un determinado horario
laboral. Ahora bien, si en el proceso de
producción el capitalista invierte una cantidad
D en maquinaria, materias primas y fuerza de
trabajo, suponiendo que pague por ello el
precio justo, ¿cómo es posible que al final del
proceso de producción pueda ofrecer una
mercancía por la que obtiene una cantidad D'
superior a D?, es decir, ¿qué es lo que
permite que el capital genere valor, genere
un plus de valor o plusvalía (Mehrwert)? Marx
afirma que ello es posible porque la
«mercancía fuerza de trabajo» produce más
valor del que es pagado en el salario, lo que
está en la base de la acumulación de capital.
Por ello, si el capital puede generar valor es
sólo porque es una acumulación de fuerza de El Capital, por Karl Marx (1867)
trabajo no pagada. Esta es la base de la
explotación capitalista.” (5)
Esta reflexión de El Capital es de suma importancia para evolución del mundo al día de hoy.
Reconozcamos los errores que existen en el ideario marxista y su interpretación de la historia,
de la realidad y sus aspiraciones futuras, pero reconozcamos también que gracias a la
propuesta socio-económica de Marx, los trabajadores han conseguido niveles de bienestar y
dignidad no conocidos anteriormente ante la explotación de los medios de producción feudal y
capitalista. Muchos gobiernos, ora buscando una genuina justicia en las relaciones laborales,
ora cediendo ante las justas demandas del proletariado por miedo a la llegada del marxismo,
han provocado altos niveles de igualdad social. Este es realmente, el gran triunfo del
marxismo, y por ello, no es de extrañar que en países como Bolivia, Ecuador o Venezuela, las
personas que se consideran explotadas, recuperen el ideario marxista.
Así, a este aporte intelectual y teórico, Marx añadió su trabajo sobre el terreno y el 1864 fundó
la Asociación Internacional de Trabajadores o Primera Internacional que aglutinó a diversos
pensadores y revolucionarios de izquierda como Bakunin, que años más tarde provocaría la
escisión de esta organización en dos grandes corrientes; la marxista por un lado, y la
anarquista por otro.
El objetivo de la Primera Internacional será el de unir a los trabajadores a nivel internacional
organizados en diferentes movimientos como el anarquismo, el sindicalismo inglés, socialistas
franceses e italianos republicanos, además de convertirse en un centro de estudio para
establecer las líneas de actuación del proletariado. Como resultado práctico de la Internacional
se creará, 1871, la Comuna de París, que Marx defenderá.
Los principales responsables y organizadores de la Primera Internacional fueron Marx, Engels
y Bakunin, aunque este último acabaría abandonando la organización y formando una
internacional anarquista debido a sus fuertes discrepancias con los planteamientos de Marx y
el centralismo de la propia internacional, la cual, tras varias reuniones y un traslado a Nueva
York, en 1876, se disuelve y no será hasta 1889, ya fallecido Marx, cuando Engels re-organice
todo para establecer la Segunda Internacional, donde, ya aparecen dos claras tendencias
dentro del movimiento: el comunismo partidario de la revolución del proletariado y la dictadura
popular para alcanzar la sociedad comunista, y la social-democracia, que aspira al poder
mediante la participación como partido político en una democracia y que se convierte en la
corriente con más influencia en la Segunda Internacional. También, tras la muerte de Marx,
Engels reunió todos los escritos de su amigo y publicó el segundo y tercer libro de El Capital.
Por aquel entonces, el movimiento revolucionario comunista ya estaba internacionalizado y en
diversos países ya se estaba intentando aplicar con mayor o menor éxito y con mayor o menor
coherencia. Es importante destacar que Marx dejó bien claro que su teoría político-económica
no era una teoría cerrada ni debía catalogarse como de marxista, sino que, en lo fundamental,
era la crítica científica y no un nuevo dogma cerrado a la revisión y la mejora.
También es importante destacar las cuatro distintas Internacionales que se establecieron
hasta la época del estalinismo en las cuales, surgían nuevas discrepancias, escisiones y
enfrentamientos entre las distintas corrientes.

La aplicación del Marxismo


Stalin, Lenin y Kalinin en 1919

A la muerte de Marx, en 1885, ya existían diversas manifestaciones del marxismo pero será a
partir del siglo XX cuando estados enteros pongan en práctica diversas formas e
interpretaciones del mismo con mayor o menor éxito. Desde la social-democracia en la
Alemania de Weimar a principios del siglo XX hasta los desvaríos estalinistas y maoístas,
pasando por el comunismo y socialismo español de la Segunda República, el marxismo
aplicado al tercer mundo, como el guevarismo y el sandinismo, el sincretismo con otros
movimientos aparentemente contrarios como los diálogos cristológico-marxistas o el llamado
euro-comunismo posterior, que asume el régimen democrático moderno por parte de los
partidos comunistas. En cualquier caso, fue el cruel régimen bolchevique quien dejó un
malísimo ejemplo de cómo poner en práctica la teoría marxista lo que ha producido que para
muchos, hablar de Marx, comunismo o socialismo sea sinónimo de dictadura.
No obstante, el comunismo como teoría socio-
política, el socialismo como corriente
económica y el marxismo como posición
filosófica y antropológica han tenido
importantes e interesantes posiciones críticas
incluso desde dentro del pensamiento
marxista. Quizá, la más interesante sea la que
formuló en la primera mitad del siglo pasado
XX la Escuela de Frankfurt, compuesta por
pensadores como Ernest Bloch, Marcuse,
Adorno, Georg Lukács, Eric Fromm,
Horkheimer y otros pensadores que se
inspiraron en los escritos del propio Marx,
Freud y Weber, para revitalizar el marxismo
repensándolo en el siglo XX y al que se ha
denominado marxismo occidental. Estos
estudios realizaron críticas muy constructivas
al marxismo y su aplicación con la intención
de revitalizarlo. La Escuela de Frankfurt
denuncia aspectos negativos como el
enfermizo egocentrismo de algunos líderes
comunistas como Stalin; rechazan
la dictadura popular como metodología para la
consecución de una sociedad comunista;
fortalecen, en especial Eric Fromm, el
protagonismo del individuo en equilibrio con la
justicia social, y piden respeto a la
espiritualidad humana. Gracias a estos
pensadores, contemporáneos de Stalin y
otros dictadores, el marxismo continuó siendo
motivo de estudio en universidades y centros
de estudios para poder llegar a nuestros días
aun con cierta autoridad.
En cuanto a la aplicación del marxismo en la
Unión Soviética, el grado de crueldad alcanzó
niveles comparables al nazismo en tiempos
de Stalin, al cual no podemos comparar con
Lenin, que no era partidario del imperialismo
ni de que un sólo líder acumulara todo el
poder. Aunque la Rusia comunista de Stalin
defendió a distintas revoluciones en el siglo
XX y dio asilo a luchadores de izquierdas
contra el fascismo como dirigentes españoles,
argentinos o chilenos, esto no justifica la
rígida dictadura stalinista y acabó a mediados
de los ochenta con la Perestroika, de
Gorbachov. Además, desde el punto de vista
de la propia teoría marxista, decíamos
antes: “El estado capitalista se había
apropiado de la humanidad de forma
alienante y por ello la propiedad debía reapropiarse de sí misma.”, aludiendo a los deseos de
emancipación del marxismo, y ante esto, nos encontramos con la gran paradoja del concepto
de estado soviético: al ciudadano, en la sociedad comunista rusa, se le instruye en el
marxismo y pronto adquiere la comprensión de la palabra alienación y su significado desde
una posición emancipatoria. Sin embargo, y aquí reside una de las grandes contradicciones
del comunismo soviético, el ciudadano, finalmente, acaba alienado por el estado que dirige su
vida hasta en el más mínimo detalle y se apropia de su trabajo sin otorgarle valor o plusvalía
alguna.
Concluyamos reconociendo que en el marxismo hay errores desde el punto de vista teórico y
que su aplicación ha provocado dictaduras anti-humanistas, sin embargo, hay que rescatar
aspectos que han servido a la sociedad para alcanzar ciertos niveles de justicia. La relación
marxista trabajo/valor, donde al trabajador se le retribuye en función de su capacidad de
trabajo frena las aspiraciones capitalistas por reducir el valor a un trabajador para aumentar
las ganancias. En este sentido, considerando la situación del mundo actual, el análisis
marxista de las plusvalías en el terreno de la justicia social aun está vigente.
Notas:
(1) Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A.,
Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató
y Antoni Martínez Riu.
Fuente:
BERTRAND RUSSELL, Historia de la Filosofía, RBA, Madrid, 2009.
Capitasmo

e explicamos qué es el socialismo y el capitalismo, a través de


sus características principales. Además, las diferencias y particularidades.

El capitalismo genera grandes desigualdades en la sociedad.

¿Qué es socialismo y capitalismo?

El socialismo y el capitalismo son dos sistemas sociales, políticos y económicos


de relación antagónica en cuanto al manejo de los bienes y los mecanismos de
producción en una sociedad.
Ambos términos son de uso común en los debates sociales y políticos
contemporáneos, y representan popularmente los dos modelos contrapuestos de
dirección de las sociedades: uno centrado en la acumulación de capitales
(capitalismo) y el otro en la conducción social de la producción (socialismo).

La pugna entre estos dos modelos deriva de los tiempos de la Guerra Fría, en que
se opusieron dos bloques políticos y económicos en el mundo: el comunista,
orquestado por la U.R.S.S. y el capitalista, por E.E.U.U y los países aliados
(Francia, Inglaterra).

Ver además:

 Características del Socialismo

Características del socialismo y el capitalismo

Índice
 1. Orígenes
 2. Conceptos
 3. Diferencias entre capitalismo y socialismo
 4. Tipos de capitalismo
 5. Tipos de socialismo
 6. Políticas
 7. Críticas
 8. Modelo de sociedad
 9. Economía
 10. Comunismo

1. Orígenes
El capitalismo como sistema de organización socioeconómico nació en la Europa
del siglo XVI, en el marco del surgimiento del mercantilismo y el reemplazo de la
antigua aristocracia feudal por la burguesía.
El socialismo se origina en el contexto de la Revolución Francesa, con el
pensador francés Francois Babeuf, y tendrá distintas acepciones y
transformaciones a lo largo de los siglos: el socialismo utópico inglés, primero en
considerar al proletariado como una clase social independiente, y el filosófico,
heredero del humanismo francés.

2. Conceptos
El capitalismo es un sistema de ordenamiento de la producción de bienes en el
cual las clases pudientes controlan los medios de producción y se benefician de la
plusvalía generada por los trabajadores, es decir, controlan el excedente una vez
cubiertos los costos de producción, acumulando la riqueza monetaria para
reinvertir en diversas maneras.

El socialismo es un modelo que socializa el control de los medios de producción,


entregándole buena parte de los mismos (si no toda) a los propios trabajadores
para que el reparto de las riquezas sea equitativo entre los involucrados y no se
produzca la “explotación del hombre por el hombre”, como la llamó Carlos Marx.

3. Diferencias entre capitalismo y socialismo


Las diferencias fundamentales entre capitalismo y socialismo tienen que ver con
la propiedad privada: en el capitalismo el modelo de propiedad privada permite
que el dueño de los medios de producción concentre la plusvalía, mientras que el
socialismo propone una propiedad social o estatal que tenga el cometido de
satisfacer las necesidades de los trabajadores antes que generar riqueza.

4. Tipos de capitalismo
Existen muchas formas de capitalismo, desarrolladas a lo largo de los años
en que este sistema se ha mantenido en vigencia. Podemos hablar de,
fundamentalmente:

 Mercantilismo. Una forma de capitalismo temprano y nacionalista, surgida


en el siglo XVI y que va de la mano con el imperialismo y los intereses del
Estado.
 Libre mercado. También llamado “laissez faire” (del francés “dejar hacer”) es
un sistema capitalista de mínima intervención estatal, en el que la oferta y la
demanda regulan las características de la economía.
 Economía social de mercado. Semejante al de libre mercado, pero con mínimas
intervenciones estatales para brindar servicios básicos protegidos a la
población, manteniendo sin embargo la mayor parte de las empresas como
propiedad privada.
 Capitalismo corporativo. Forma de capitalismo en que las empresas y los
grandes capitales corporativos trasnacionales ejercen el dominio económico,
manejando el Estado a favor de su crecimiento.
 Economía mixta. Una suerte de capitalismo intermedio, que cree en la
propiedad privada y en la autoregulación del mercado, pero corrige los
posibles “fallos” del mismo a través de políticas de protección pública.

5. Tipos de socialismo
Del mismo modo, en sus numerosos intentos de aplicación, se han teorizado varios
tipos de socialismo:

 Socialismo utópico. La primera corriente socialista surgida en el siglo XVIII y


XIX en Europa, surge como alternativa a las terribles condiciones de trabajo y
vida a que el socialismo de la época sometía a los trabajadores urbanos y a los
campesinos.
 Socialismo científico. Con este nombre distinguió Carlos Marx sus propuestas
elaboradas junto a Friedrich Engels, del resto de las doctrinas socialistas de la
época. Se llama así porque propuso el materialismo histórico como una
doctrina de estudio “científico” de las sociedades.
 Socialismo democrático. También llamado “socialdemocracia”, persigue la
construcción democrática de un sistema más justo, que logre reformar
paulatinamente los mecanismos políticos y socioeconómicos.
 Socialismo cristiano. Un intento por imponer el socialismo desde la religión
cristiana y sus valores morales. Muchos afirman que desde las épocas primeras
del cristianismo, ya esta ideología se profesaba.
6. Políticas
El capitalismo ha demostrado una enorme adaptabilidad a los más diversos
regímenes políticos y de organización social, si bien las democracias liberales
parecen ser los escenarios ideales para su realización plena y su mayor generación
de riquezas.

En cambio los socialismos tienden hacia la centralización del poder económico,


social y político en modelos unipartidistas, que puedan tomar las decisiones
pertinentes y mantener la estabilidad del sistema. Esto ha conducido a menudo a
dictaduras y regímenes autoritarios.

7. Críticas
Ambos sistemas han sido objeto de numerosas críticas de sus detractores.

 El capitalismo ha demostrado no ser un modelo naturalmente justo, ni mucho


menos, de manejo de riquezas: ha ocasionado no sólo enormes desigualdades
sociales, márgenes de pobreza y por lo tanto de violencia y de miseria urbanas
y rurales, sino además daños ecológicos sostenidos.
 Al socialismo se le reprocha su tendencia hacia el autoritarismo, su capacidad
para abandonar la democracia en la persecución de la justicia social y
económica, tanto como su manejo económico que tiende al reparto y la
redistribución más que a la generación de riquezas.

8. Modelo de sociedad
El capitalismo construye sociedades de clases, que Carlos Marx definió como en
una perenne “lucha de clases”, en la que los sectores inferiores aspiran al ascenso y
los superiores intentan impedírselo para no perder sus privilegios obtenidos. El
socialismo, en cambio, persigue una sociedad sin clases sociales, en la que el
reparto sea equitativo y no existan sectores privilegiados.

9. Economía
Las economías del socialismo y capitalismo operan, en teoría, de manera muy
distinta, ya que el primer modelo se apega a la planificación y control de la
economía, mientras que la segunda permite el “libre” ocurrir de la economía,
basándose en la oferta y la demanda para su autorregulación.

10. Comunismo
En teoría, el socialismo sería un régimen de transición hacia el comunismo: una
verdadera sociedad de justicia económica y social y equitativa repartición de la
riqueza. Pero hasta ahora no existe evidencia de la posibilidad real de alcanzar
dicho sistema.

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Cómo citar este contenido:


Enciclopedia de Características (2017). "Socialismo y Capitalismo". Recuperado
de: https://www.caracteristicas.co/socialismo-y-capitalismo/

Fuente: https://www.caracteristicas.co/socialismo-y-capitalismo/#ixzz5HT0efHYH

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