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Segunda parte.

La concepción comprensivista renstroovada de las ciencias sociales


después del giro lingüístico pragmático en la filosofía del siglo XX.

3. La vertiente fenomenológica: A Schütz y la ciencia social como comprensión de


segundo grado sobre el sentido común. La subjetividad en la constitución de la
realidad social. La noción pragmatista-fenomenológica de experiencia y una
alternativa posible al positivismo de una ciencia social empírica.
Bibliografía básica.
Schütz, Alfred, “Formación de conceptos y teorías en ciencias sociales”, en El problema de
la realidad social, Buenos Aires, Amorrortu, 1974.
Bibliografía complementaria.
Soldano, Daniela. “La subjetividad a escena. El aporte de Alfred Schütz a las ciencias
sociales.”, en Schuster, Federico (2002)

ALFRED SCHÜTZ Y LA CONSIDERACIÓN DE LA INTERSUBJETIVIDAD DE


LA EXPERIENCIA:
Observaciones preliminares: En su recorrido por los diferentes argumentos que plantean
dificultades y obstáculos para formular leyes en los estudios sociales, Ernest Nagel
intentó desarmar especialmente aquel basado en la afirmación hecha por Weber y sus
seguidores de que las ciencias sociales procuran comprender los fenómenos sociales en
términos de categorías provistas de sentido de la experiencia humana. Tal objetivo, según
Nagel, vuelve al enfoque causal funcionalista de las ciencias naturales inaplicable para la
investigación social.pp.14, 15. Lamentablemente, la reconstrucción por parte de Nagel de
la propuesta weberiana para una sociología comprensiva es reductiva al psicologismo que
el propio Weber intentó evitar. Quien ofrecerá una reconstrucción alternativa y
filosóficamente más aceptable del famoso dictum weberiano acerca de que la sociología
es la ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera
explicarla causalmente en su desarrollo y efectos, será el filósofo, sociólogo y psicólogo
vienés Alfred Schütz. (1899-1959)
La salida para eludir la acusación de psicologismo la obtendremos replanteando la
pregunta por el método de las ciencias sociales. En lugar de insistir en la cuestión de si
éstas pueden emular el método de las ciencias naturales debemos indagar en cómo dar
una consideración aceptable de conocimiento de lo subjetivo que sea contrastable
públicamente.
Ello conducirá a elaborar la noción de intersubjetividad y en esta tarea Schütz se
apropiará de la fenomenología de Husserl y sus nociones de intencionalidad,
intersubjetividad y LebensweltLINK1 en un encuentro prolífico con Bergson, el
pragmatismo americano de Dewey, James y Whitehead/
El estilo filosófico de Shütz es riguroso, en el sentido de tomarse en serio a sus
contrincantes. Es por ello que en su artículo “Formación de conceptos y teorías en
ciencias sociales” nos presentará su propuesta exponiendo en primer lugar sus puntos de
acuerdo con sus críticos, en particular con Nagel, para luego guiarnos a su propia
alternativa. Según ello, Schütz declara coincidir con el naturalismo en que todo
conocimiento empírico, natural o social, debe cumplir con los siguientes requisitos:
- alcanzar sus descubrimientos por medio de procesos de inferencia controlada
- ser enunciado en forma proposicional
- verificable por cualquier persona dispuesta a tomarse el trabajo de hacerlo mediante la
observación.

Es decir, la práctica científica debe abogar por todo aquello que contribuya a su
desarrollo como una empresa social, sus procedimientos de investigación y evaluación de
sus resultados deben ser compartidos y accesibles intersubjetivamente, nunca podrían ser
reducidos o basarse en “certezas subjetivas individuales”.
Ahora bien, para apreciar cómo podrían efectuarse específicamente en el ámbito de la
indagación social y humana estos procedimientos compartidos de control debemos
erradicar lo que podríamos considerar un prejuicio del naturalismo, su descripción o
concepción de la noción de experiencia en términos de un “empirismo sensorialista” que
es a la vez responsable de las reducciones psicologistas de la comprensión de la acción y
susceptibles de acusación de convertir en subjetivista el método de las ciencias sociales.
Veamos, entonces, cómo es la

reconstrucción naturalista de la comprensión de la conducta humana, específicamente la


crítica que Nagel dirige a Weber.

Si, por una parte, de lo que trata la ciencia social es de la descripción de la conducta
humana por medio de categorías provistas de sentido, si, por otra parte, el sentido es el
mentado por los actores, entonces ello nos exige, según la interpretación psicologista,
acceder a los estados psíquicos de los seres humanos. Ahora bien, ¿cuál sería el
procedimiento para alcanzar este objetivo? Se debería indagar primero los estados
psíquicos propios para luego efectuar una analogía con los estados ajenos. Pareciera,
entonces, que lo que es la “observación sensorial” para acceder a los fenómenos naturales
es la “introspección en los estados mentales propios” para acceder a los fenómenos
humanos. Sin embargo, si bien la observación sensorial es controlable y verificable por
todos, la introspección es sólo accesible al sujeto que la efectúa por tanto, las
afirmaciones hechas sobre la base de la introspección resultarán incontrolables e
inverificables.
Ahora bien, esta conclusión tan poco promisoria es consecuencia, según Schütz, de una
serie de errores del naturalismo:
1. la no observabilidad de los estados mentales lleva, como única alternativa, a la
necesidad de la introspección,

2. el objetivo de dar explicaciones de las acciones en términos de las emociones, las


actitudes y los propósitos de los actores se basa en una hipótesis doble acerca de la acción
humana en general:

* que los agentes se encuentran en ciertos estados internos.

* que pueden establecerse relaciones de concomitancia entre ciertos estados


internos y ciertas conductas observables
Con esta descripción del proceso de la comprensión, la pregunta crítica se suscita
inevitablemente:
¿Cómo sabemos que lo atribuido al otro es realmente suyo? En rigor de verdad, no
tenemos modo de saberlo, por ello, nos dirá el naturalista,
no hay razones para rechazar una ciencia social estrictamente conductista, LINK2 basada
en la investigación empírica de relaciones causales entre ciertas conductas y ciertas
descripciones lingüísticas de los agentes de sus acciones. Este tipo de regularidades
empíricas tiene la ventaja de no comprometernos con la existencia de eventos mentales
con eficacia causal sobre lo corporal. Desde esta perspectiva, entonces, no habría
diferencias metodológicas entre las ciencias sociales y las ciencias naturales.
La réplica de Schütz a Nagel será sencilla y contundente PROPUESTA DEL AUTOR
1. si reducimos la noción de “experiencia” a observación sensorial,
2. si la única alternativa a la observación sensorial es la introspección subjetiva, privada e
incontrolable
ENTONCES, el programa comprensivista está destinado al fracaso.
Ahora bien, advierte Schütz, 1 es falso, el empirismo sensorialista está lejos de ser el
abordaje adecuado o aceptable de lo que es la experiencia humana, y 2 es verdadero,
efectivamente la introspección es incontrolable intersubjetivamente, pero no es defendida
por nadie como el método de la comprensión.
Este es el momento de seguir a
Schütz en su búsqueda de una noción adecuada de experiencia.

Sentido común y la interpretación científica de la acción. Las ciencias sociales tratan de


conocer la “realidad social” y la “realidad social” no es otra cosa, según Schütz, que la
suma total de objetos y sucesos dentro del mundo sociocultural, tal como los experimenta
el pensamiento de sentido común.LINK3 ¿Cómo experimenta el mundo el sentido
común? La respuesta a esta pregunta no se dirige a indagar cómo es efectivamente el
mundo más allá de nosotros, así como tampoco la corrección de dicha respuesta depende
de ello. En este sentido, deberemos por el momento suspender el juicio con respecto a
cómo sería la realidad en sí. Concretamente, dice Schütz, debemos suspender la duda
sobre la existencia de los objetos del mundo con el propósito de describir cómo son
experimentados, debemos hacer lo que se denomina epojé LINK 4(poner entre paréntesis
esa duda) y de este modo, apreciaremos que los hombres en su tráfico diario
experimentan el mundo como natural y cultural, no como un mundo privado sino
intersubjetivo, realmente dado o potencialmente accesible a cualquiera, lo cual supone
intercomunicación y lenguaje.
Enseguida seguiremos a Schütz en sus reflexiones sobre la metodología de la indagación
social pero antes debemos advertir que el modo como el sentido común experimenta el
mundo -como intersubjetivo- es también un presupuesto no teorizado de aquellos que
adoptan el empirismo sensorialista para la contrastación del conocimiento científico. En
los procesos de verificación empírica -sea la observación o la experimentación con
fenómenos naturales- se presuponen acríticamente la comprensión mutua entre los
distintos observadores. En suma, la intersubjetividad de la experiencia, la interacción
entre los hombres, la comunicabilidad y el lenguaje son la base no explicada del
naturalismo y el empirismo. Justamente,
tomar parte en la realización de experimentos u observaciones controladas presupone el
haber sido entrenado y haberse familiarizado en una práctica que involucra el
seguimiento de reglas con el objeto de alcanzar ciertos fines. Sólo los que participan en
esa práctica, es decir, experimentadores competentes, pueden comprender las acciones en
las que están involucrados. Un observador externo no podría, conductísticamente,
apreciar el sentido de esas acciones.
Más aún, señala Schütz, hay ciertas dimensiones de la realidad social a las que el
conductismo no puede siquiera problematizar,
1) la conducta del propio observador conductista
2) una misma conducta puede tener significados diferentes para los actores
3) acciones negativas: omisiones o abstenciones intencionales
4) creencias y convicciones que son reales para los actores y que escapan a la
observación sensorial, pero para el especialista son parte de la realidad que va a estudiar.
(Como la hechicería
)
Todas estas dimensiones, en cambio, pueden ser comprendidas, tomadas en cuenta e
incluso explicadas por el sentido común. Es verdad que el sentido común abarca estas
dimensiones de manera fragmentaria, a veces contradictoria y con diferentes grados de
claridad, no obstante puede hacerlo

porque, desde el comienzo, el mundo –tanto natural como social- es captado o


experimentado como:

+intersubjetivo

+provisto de sentido.

“No se experimenta el cuerpo del Otro como un organismo sino como un semejante. Su
conducta manifiesta no es experimentada como un suceso en el espacio-tiempo del
mundo exterior, sino como la acción de nuestro semejante.”

Efectivamente experimentamos las acciones de los semejantes en términos de motivos y


fines, justamente a este particular tipo de experiencia es a lo que los teóricos de las
ciencias sociales han llamado comprensión, verstehen, pero esto no tiene nada que ver
con la introspección o la empatía. Ahora sí, podemos dar una exposición sistemática de la
cuestión:

En rigor de verdad, debemos distinguir, según Schütz, tres sentidos o usos de la expresión
comprensión, verstehen (COMPRENDER) En primer lugar, con este término hacemos
referencia a esa particular forma experiencial en que el pensamiento de sentido común
toma conocimiento del mundo sociocultural. Más concretamente, no se trata de un
método, sino que es el
resultado de aprendizaje y aculturación
, por tanto, no se trata de una experiencia privada, más aún,
es controlable del mismo modo que las experiencias perceptivas de individuos
particulares, no obstante, sí es
subjetiva, pues trata de captar o capta el sentido de la acción para el actor y no para algún
observador.
En segundo lugar, por verstehen entendemos también

un problema espistemológico o filosófico y, en tercer lugar, como el

método específico de las ciencias sociales.

No solucionará aquí el problema epistemológico pero tal vez la consideración de la


relación entre el primero y el tercero, contribuyan a su solución.

Como han concordado filósofos tan disímiles como James, Bergson, Dewey, Husserl y
Whitehead, el conocimiento del sentido común es el fondo incuestionado, pero siempre
cuestionable, del que se origina la investigación. Los hechos puros no existen. No es que
en la vida diaria no captemos la realidad del mundo sino que captamos solo aquellos
aspectos de ella que nos interesan para vivir. El conocimiento de sentido común es
nuestra forma primaria e irreductible de acercamiento a lo social, y la ciencia social parte
de este conocimiento como dado y a partir de allí construirá sus teorías. Toda
interpretación de este mundo se basa en un acervo de experiencias previas sobre él, ellas
son nuestras o nos han sido transmitidas por padres o maestros; conforman nuestro
conocimiento a la mano. El mundo en que vivimos es un mundo de objetos y cualidades
más o menos definidas pero son percibidos en un horizonte de familiaridad y por tanto
incuestionado mientras no haya algún cuestionamiento ad hoc. Ahora bien, desde un
primer momento todas estas experiencias previas indiscutidas de objetos, personas, etc.
están a la mano como típicas más que como únicas o singulares.
De este modo, entendemos por qué todos los conceptos científicos y lógicos surgen del
conocimiento de sentido común, esto es,
todo conocimiento del mundo supone construcciones mentales:

-síntesis

-generalizaciones

-abstracciones
-formalizaciones

En otras palabras, la construcción teórica de las ciencias sociales es de segundo grado


dado que supone las construcciones de primer grado del sentido común, sus
generalizaciones, idealizaciones y abstracciones.
Con esta descripción del sentido común como ya construido significativamente
(pragmáticamente de acuerdo con sus intereses), ahora sí nos alejamos del naturalismo:

la realidad social tiene un significado y una estructura de significatividades para los seres
humanos que importa al científico social, es su objeto de estudio y encuentra allí,
repetimos, el origen de sus construcciones teóricas. Veamos con más detalle.
El experimentar los objetos, cosas, personas o animales como típicos es parte de nuestro
sentido común. Lo típico se da dentro de un horizonte de familiaridad en contraste con lo
único, dependiendo del problema a la mano del actor, de su situación biográfica
(
esto es específicamente lo que debe entenderse por el sentido mentado por el sujeto) de
acuerdo con sus fines y motivos, experimentará a un perro como su perro o un perro.
Y es aquí, según Schütz, donde encontramos
el origen de los llamados tipos ideales de las ciencias. Este recorrido schütziano tiene dos
consecuencias para la metodología de las ciencias sociales. En primer lugar, evitar la
reducción psicologista y las críticas del naturalismo, pues ahora puedo decir en qué
sentido comprendo las acciones de los otros en términos de motivos y fines, las
comprendo no por introspección sino en su tipicidad, no hay revivencia en su
singularidad.
En segundo lugar, permite también evitar la aparente arbitrariedad de la introducción del
método de los tipos ideales por parte de Weber, al mostrar la continuidad de las
tipificaciones científicas y del sentido común.
DIFERENCIA entre TIPOS IDEALES científicos y TIPIFICACIONES del sentido
común, reside en el carácter teórico de los primeros.

¿Cómo accedemos al pensamiento de sentido común?


La respuesta ya está dada: decir que el conocimiento de sentido común
es intersubjetivo, vivimos en un mundo como hombres y con hombres, con quienes nos
vinculan influencias comunes, comprendiendo a los demás y siendo comprendidos por
ellos, esto es, remitir los objetos culturales y sociales a las actividades de los seres
humanos. No comprendo una herramienta si no conozco el propósito para el cual fue
ideada, he aquí el origen del postulado de la interpretación subjetiva:LINK5
Ser intersubjetivo no es otra cosa que decir que el mundo no es mi mundo privado y mi
conocimiento de él no es asunto mío sino
socializado desde un principio y ello en tres sentidos.
Se supone y se basa en la reciprocidad de perspectivas o la socialización estructural del
conocimiento. Dice Schütz: “el pensamiento de sentido común supera las diferencias en
los puntos de vista individuales que resultan de esos factores mediante dos
idealizaciones”, p. 42:
Por un lado, la idealización de la intercambiabilidad de las perspectivas, supongo y
presumo que mi semejante hace lo mismo, que si me pongo en su lugar su aquí se
convertirá en mío, veré todo en la misma tipicidad. Por el otro, la idealización de la
congruencia del sistema de significatividades. Presumo, y asumo que mi semejante hace
lo mismo, que las diferencias en perspectivas, salvo explícita prueba en contrario, no son
significativas para el propósito en mano. Ambas idealizaciones, dice Schütz, son
construcciones tipificadoras de objetos de pensamiento que reemplazan a los objetos de
mi experiencia privada y de la experiencia privada de mi semejante, haciendo de los
objetos un presupuesto de todos “nosotros”, aquellos cuyos sistemas de significatividades
sea suficientemente acorde con el propio.
Por el otro, su génesis y legitimación es social, sólo una parte muy pequeña de mi
conocimiento se origina en mi experiencia propia, me ha sido transmitido por mis
amigos, padres, maestros, maestros de mi maestros. No sólo aprendo a definir el
ambiente sino a elaborar construcciones típicas. El medio tipificador por excelencia es el
lenguaje cotidiano. El lenguaje preteórico habitual es comparable con un depósito de
tipos y características ya hechos y preconstituidos, con un horizonte abierto de contenido
inexplorado.(p. 44)
Por último, el conocimiento de sentido común está parcialmente distribuido cada uno
conoce un sector. El acervo de conocimiento real a mano difiere de un individuo a otro y
el pensamiento de sentido común toma en cuenta este hecho. Todo acervo de
conocimiento que un individuo tiene a mano en un momento cualquiera de su vida está
estructurado en zonas de diversos grados de claridad, nitidez y precisión. Esta estructura
se origina en el sistema de significatividades vigente y, por ende, está biográficamente
determinado.
Para terminar, podremos decir que este recorrido desde las construcciones teóricas de las
ciencias sociales a las construcciones del sentido común acerca de tipos de acción y tipos
de motivaciones nos ha permitido rastrear el origen del Estructural-funcionalismo de los
estudios sociales. La noción moderna de función para la realidad social se refiere a
aquellas construcciones socialmente distribuidas de pautas y motivaciones, fines,
actitudes, presupuestamente invariables, a las que se las interpreta como la función o
estructura del sistema social mismo. Ahora bien, los tipos del sentido común están
estandarizados, esto es, tienen aprobación social, por tanto, cuanto mas estandarizados e
institucionalizados más útiles para el sentido común y para la ciencia.

Es urgente entonces concluir con una pregunta ¿cómo será objetivo este método
subjetivo? ¿Cómo respetar el postulado de la interpretación subjetiva y alcanzar una
ciencia objetiva. Es subjetivo porque las construcciones de primer nivel se refieren a
elementos subjetivos, a la comprensión de la acción desde el punto de vista del actor.
Ahora bien, si las ciencias sociales quieren efectivamente explicar la realidad social, sus c
onstrucciones de segundo nivel deberán ser construcciones teóricas de las construcciones
del primer nivel, esto es, deben incluir la referencia al sentido mentado por el actor, y
a
ello se refiere la expresión: “la sociología busca comprender el sentido mentado por el
actor en su actuar.”

No obstante, el método
es objetivo porque dichas construcciones
se hacen desde la situación científica, no de la biográfica,LINK6 y están
sujetas a reglas de coherencia lógica y adecuación empírica (si no se reduce lo empírico
a lo sensorial), cada término del modelo científico de acción debe se constituido de modo
tal que un acto humano efectuado dentro del mundo real por un actor determinado, sería
comprensible para el actor mismo y sus semejantes.
En definitiva, esta dilucidación del carácter constructivo y tipificador del sentido común
es lo que hace posible la intersubjetividad, y en forma derivada, una ciencia social
posibilitada por esa intersubjetividad. Se presupone la intersubjetividad como una
cualidad obvia de nuestro mundo, desaparece así el problema de conectarnos con otras
mentes y con otras experiencias del mundo para ver si es el mismo mundo: “nuestro
mundo” es la tipificación subyacente del sentido común. (Natanson, p. 19)

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