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J.

BOBES GARCIA
M. BOUSOÑO CARCíA
I.DíA7, SUÁREZ
M.P. GONZÁLtsZ G-PORTIII A
R.LÓT'EZ RODRíGUEZ
J.A. PEDRE,C]AL SÁNCIIEZ
P.A. SÁ12 MARTÍNEZ
D. V1LLORIA TAL]LADO

AYL]NTAMTENI'O DE OVI EI)O


Calidad de vida Y Oviedo
Prólogo de Gu$avo Bueno

Reservados todos los derechos. Queda terminantemente


prohibido reproducir este libro, total o parcialmente, sin
la previa y expresa autorización escrita del editor'

@ Cop¡,right I 994, Pentalla Ediciones'


Apar-tado 360. 33080 Oviedo (España)
Teléfbno: -598 53 U6. Fax: 59U 5-5 l2

Diseño y composición: Piérides C&S


Edición preparada por Meletea CJR
Imprime: Cráticas Summa' Oviedo. PENTALFA EDICIONES
ISBN: 8,1-7U48-477-9 OVIEDO, 1994
Depósito legal : AS- I 761-94
Pre,\entación. por
D. G,qelNo DE LORENZO
Alcalde de Oviedo

CON «CALll)AD DE Vll)A Y O\ilEDO,, tlos encon.f t'dmos dntc


tttt-t obrd singulor, úttica, lo qu.e PLtedc d.f ¡rmar'tc (tl cstc
t'l,\t) (on lo ubstiutu tranquílídacl que do,.sin Lugur a du¿lus,
t'l ltotl.ttr constotar qu(. tlo sa trof.a da utto nt.efáloru.

l:.i csf'uct'zct .funclumcntcLl de ct^tc pt'o v\(71¡t


-.rt'itttct'
:titttt)ntt tlc ex ept:ionaLidatl ¡tarte tle la síntesis itttcrdisci-
¡tlitttrr tlt tlos'col.et'ti.t'tts tan remolos entrc sí, t:omtt son cl d.e
!rt,s ¡t¡'¡tf¡,.¡i¡¡¡1ale,¡ da lo clot:eru:itt médiLu 1t geog,rúfic'a, unitlos
r¡¡ ¡le rt't'tlrtr dc u.n estuclio de topografía ntédicu. Algo, at'i
¡lr'üt¡'ntctttr', qu.a. nos llct'a de tnanero inmetli.ata ctl. ttrreno de
Itt ¡ti,,ru't'it,

"C'tlitlutl tle VitJct y Ovietlo, es un excclctttt ntart;udc.¡t'


ir.t I .¡'t'ontr¡,qt'n.iulnten.lc d.(st(1('d Gu.stutt¡ Buenc¡ ctt su

¡tt',ili'¡,,-. utttliante el t:uo.l se (otto(e, olt.jetiva )¡ t:ientí/'it:tt-


tttt'¡ili: t-'l ts'ltttltt poblacional de lu.s pcrsorlo,t dtt(¡dttd.\ \'
lús iy,,,:; n() lo §on de Ovi¿dt¡, culifir:atl.os tlesde los parú-
tttt'lt'ii,\' ,:lc ltt t ulidutl d.e vida. Se trottt, Pot' tonlo, dt unLt
¡r¡¡'!'¡'¡rrt .L,trítr tlt' ut't itit't. Pora cl pr.,lítit:tt. Estu.hlecc, cn. l.us
,l¡¡¡'i,;ittrtrs' ¡tt.rltrltt'u,s tlal proJesor Buerut,lus' relut:ittnes etttr(
./rrl.rl',','.tr -1, ¡ ¡ lt¡¡i¡¡t .

l.t t ¡ lt t t' l i l t.' t,s ot' i r xl e m ct gr á.f i c o s d c O v i e dt t s ott t tt t't ¿ltu'L¡ s'

t t,tttt, ií),.; l)t'()l)¡t); t'ttnt.:e¡ttutsJilrtsófi.cos exPucsfos cn. cl prólrtgt.t.


Ovíedo no es une excepción en el mundo occidental. ¿Qué
duda cabe? No es una ciudad feliz, concebida al modo como
la felicidad se concibe en las utopías comunistas o litera-
rias, porque, simplemente tal y como el viento de la his-
toria ha demostrado con-y su barrida-, la felicidad, desde Prólogo
ese punto de vista, es imposible. Los niveles de salud mental
de los ovetenses, las tasas de conducta suicida, nos recuer- Sobre el concepto de «Calidad de vida»
dan, eyidentemente, que en Oviedo no todo es el dibujo idea-
lizado mediante el filtro de esa imposible felicidad que daría
una presunta armonía universal.

Sin embargo, el pofesor Bueno, apoyado sobre toda la


batería de datos recogidos por los autores del libro, encabe-
zados por los profesores Bobes y Bousoño, sí nos hace llegar
a una conclusión que no me puedo resistir a invocar, espe-
cialmente cuando reconoce que Oviedo, desde el punto de
vista de los indicadores «hipocráticos», es hoy una ciudad 1. Ve la luz este libro sobre la Calidad de vida y Oviedo en un
modelo para disfrutar de sus calles, sus plazas y sus fuentes, momento en el que la ciudad se está transformando en pafies crucia-
es decir, desde el punto de vista de la calidad de sus lugares les de su <<morfología urbanística». una transformación cuya inci-
públicos, que son, a su yez,los que más y mejor se disfrutan dencia sobre los indicadores de ese concepto de la <<calidad de vida>>
por la colectividad, es decir, por esa mayoría que justifica en torno al.cual gira esta obra, que el lector tiL-rlt- t-n sus manos, es
las decisiones de un gobierno democrático. Desde ese punto indiscutiblé, como saben los autores mejor que itrluel a quien ellos
de vista es desde el que hay que establecer el consenso ciu- mismos han encargado amablemente unas palabras prologales'
dadano alcanzado por la reyolución de Oviedo, una ciudad Y es este momento de acelerada fransformación de los <<escena-
que ya lidera la «calidad de vida» efectiva en España. rios públicos>> de la ciudad Inipc-rial -una triul\tort]racititl Llt¡c mu-
chOs COnsideran como una regtlpcrilcirin o eonlo un rellilcilllicllt6 de la
ciudad de sir.:ntpr.e. de la ciudad que había comenzado ya su agoníit
urbanística ar.lisitda por los tubos de escape en proceso de crecil¡ien-
to cx¡r6rrr.¡cial- el qul. convicrle .ll libro de Julio Rol'ts t' colabora-
doru's r-n r¡n libro deciclidan.rerrtr- "histórico», puesto tluc stts datos van
referidos a un pretérito muy inmediato, es cierto últimos tres o
-los
cuatro años- pero muy diferente también del presente en el que
Oviedo está entrando durante estos mismos días. Y es obvio que, no
(ltle §cr tnrltllitln utl lillrtr 'ltllfi-
l1()r ser cstc un lil'rro his«irieo. tentlria
r,Uil(lo,: por el cr)ntrat-i(]. su ¿ctualitl¡rl c-stii lluillatllt it ln!lntL'nL'fse du-
rurlrc Iltttcl'to ticlnpo !'t)lll(l Punto de t't-llrellcilt itle'r'crtsahlt ¡rara quic-
nes se interesen en lo sucesivo por seguir lalínea evolutiva, no sólo de
la molltrlogíl de la ciudad, sino tatrttri.itt de su «calidad de vido>'
l. El libro es una suite de estudios muy concienzudos, llevados
a cabo desde diferentes disciplinas científicas (fundamentalmente
II
Calidad de t'itlu Y Ovieclo
10 Prólogct
I()\ ilrrrt('rrl':t::t Ot nuestro lit'ttr¡to'
o. para hablar en el lenguaje de
geográficas y psiquiátricas), aplicadas al <<diagnóstico>> o a la a veces' unas currlitlldcs
<<densas>>--, otras son dá "á-dete'"'inrrcititl:
«medición» de la <<calidad de vida> de oviedo. Los autores se mue- función de una cantidad variable' como'
aumentan o disminuyen en
ven, así, en una línea de investigación muy consolidada (que ellos qrrrl t'.iettrplo. c-l colot tt'Jtl 'un't"ta
en intensidad cuando disminuye
conocen perfectamente, y de la que nos ofrecen abundante biblio- podrá decirse algunas ve-
rl crttL¡to t¡rlt' lo so1)orllt' \ ' Pr)l L'\tÜ llrotivo'
grafía) y progresan en ella con paso seguro y competente' Sus resul- trpottiendose a.ella' a la calidad (¿no se
\'c\ (ltle lll u'¡uttitllttl tlctcrri'1""'
'¡"
Iudo, po&arr ser poseídos por el lector a la vuelta misma de estas humana ---es decir' el
o¡rottt: cl lll('lclllcllto ¡t" "t""titfatl>> de vida
p.im"ia. páginas. Por ello me ha parecido que podía ser útil para al- u)crclrrrlllo dtnrtt¡:tiilteo a Ia
*calidad>> de esa misma vida?); otras
lrin tectoi, al menos, aprovecharlas para dar algunos
pasos en senti- cantidad: el capítulo 1 de esta
\cuc: r-s ln t:¡litl¡il la t¡trc tlete,rlirlil la
áo contrario al de los autores, es decir, en el sentido del regressus \)hrl sc (rcLrPa, en tle lrr cllidld de vida U".9u"t1t) ]l::*
sobre ciertos principios que quienes avanzarrpor estos caminos
sue- 'igt".''u'-nltt cll tcl'llllll(l§
t¡uc lrls "t'ilntithdes tlc rida>> ofrecidas
len presuponer. De otro modo: dando por buenos, desde luego' los 'u.'",,ti,la,l. sólo tstrirt \rl *e¡nllilx("1:i,
los de miles de personas, o en porcentaics' i".il"'
,"rrrltudo, y las informaciones que este libro nos ofrece sobre (tnlei etlllto cctttritlcs" tl "[-rel'tltttcits"'
"l()rlit§
y Oviedo' me pro- .ritr-l'itls',cuitlitelir'c's" tle t]llscs strciltlcs"l'
principales indicadores de la «calidad de vida» n """tli"nos"' o l-¡ietr "trircltrs
,r hir:tt '.-iol'ttr.r"
pongo regresar, aunque sea muy fugazmente, a los componentes de crraltltriel-lt ,¡ua ,*,-.:r pl-ocetlinricnt()
tlc tnrtlirlir 1' lrts rclltcir-rttcs
iu lrua *ir*u de «calidad de vida» en cuyo dominio se han movido lo eittlo er tlttc lutv
c\frucltlfillcs.,,t" It' "'"gnittrtlt* ttlctlitlits'.
los autores de esta obra, y van a moverse sus lectores que, estoy se- Ill.Lll rt'ljnittllts tlc tllttos lltttllc-
<<medidas>>, es decir, manipulacio'l(\
guro, estiin ya impacientes por recorrerla. tlc vitla '\holl lrictt' llr rlrlictrltlttl
riuor. r'lc intlicttlor't:s tit'it"ttf i¿*U
3. No es nada insólito que las cualidades -y, en particular' elle (lllll illlltrs' rpltrt'c
(lue . tll lir litrca tltl rt:grcssrtr' Il()s
i,",,taii'raf
una de ellas, como parece serlo la <<calidad de vida>>- puedan
so-
y
meterse a computo medida; pues no sólo las cantidades (ni todas cl tt-ntltíttlttl'o'' ."\caso l¡s
¡lrt-cisl-ttltetltc-ttlcltrrr,nl.:nttltlctr.lrtlrrr.lcrlcter-rtlitrltt...lttticslrttluc-se
ruitlc ttl clttlit cltstr' , tjt't tutttli"'o\ 'oll
ellas) son mensurables siempre. Aun cuando no fueran directamente rltrrl(luc.e\Iils tcrlsirrt rlLlc \cr c()ll
,árrru"iorr", térmicas? No, porque
medibles es lo cierto que las cualidades más diversas -temperatu-
la tetttptt'atul-il' \lll)cmos toáo*
q"" lll(licllrl().lil tliittto hclittlrt ell itgLlll
ras o colores, sonidos o estados de ánimo, memoria o inteligencia-
fríallrsclrtircn,.,*..uli""",t".losfísie..,'tltlstlil.¿iIiLl[Ie.ct)Ilcltct.ttltj
han resultado medidas, una y otra vez, al menos indirectamente,
a sino las velocidades
IllcLlilrlt)\. ll() litt-'"nt"tit''es térmicas
rrrL'trL).
través de la medida de cantidades a ellas asociadas (la cantidad de
midenlosfest de inteligencia' in-
l,rorrrctlitr ,1" 1,,.. r,,,'l&t¡l¡1r" ¡(]ttri
desplazamiento por un tubo de una columna termométrica' el
núme-
.lrrso tlcsl'rt¡Ú. ¿" Ltt'"'''
-itrt' t:ti"tt'ti'udos? ¿Una facultad espiritual o
ro áe vibraciones de un diapasón, el ángulo descrito por la aguja de
el factor G»' dirán algunos' pero'
pertinentes). ,,,t,, r'f itp,.lti.iolr ccrchr¡ll '' NIitlcrl que nos
un galvanómetro, o las puntuaciones obtenidas en test Li es ¡lso Itli-ts e¡ttt: ttn itrtcllrtlo estadístico
, ilrri-ls() cl lltctor
AhJra bien, esta posibilidad no puede hacemos olvidar que las cua- dc nrctlitla (sin por ello perder
rr'tttilc (lc lluc\ (r it ft't l-"t-ttttt""it'nrt't
lidades no pueden ser reducidas a cantidades; por ejemplo' no son c()lllP;Il( itirr tl ¿Qué se está miditrrtlo
hrtio la deno-
su crtple rdrttl rltr
muchas veces aditivas, y por eso no puedo decir que la sala en la duda' algo o1'rictirtl: aquí está
minrtci.rr .r" r. "..'"riti"..i''it t
que estoy instalado, y que tiene una temperatura homogénea' se en- '.I''"isin
,,:ttt liltru. f'.r,,. ;,.,r,r,.' 1u"tt''ltt' 1a naturaleza
y el alcance 9" :tu
cuentra a 24oC porque el termómetro ha marcado l2"C en uno de a lrilvlis dc los indicado-
rllitlatl tlc vitlir"' qt": t'tti sic¡ltlo medida
sus puntos y l2"Cen otro. Por otra parte, el que no
puedan reducirse
ltahlli cltrr: decir que eslt- rtitttlo' <<calidad de
que posible separar- r,': collslrtritl,'sl ;.\t'' aunque com-
las iualidades a las cantidades no significa sea
lejos de represetrtrtr' trlgtuu entidad.«sustantiva>>'
que lo soporta?)' vida>>, que un
las (¿cómo separar el color verde de la extensión disminución' no es mucho más
muy com- pleja, susceptible de atrlrrt'nrtt'o que' en
Sobre todo, cualidades y cantidades mantienen relaciones remite a los mismos indicadores
y cualidades' artefacto estadístico que nos
plejas entre sí. Unas son de semejanza se supone que 1o son suyos?
-cantidades una flagrante petición de principio'
paá O""irto con palabras aristotélicas, son magnitudés «continuas»
12 Prólogo
Calidctd de vida t, Ovicdt:, 13

4. Si nos atenemos al sentido de los términos utilizados («cali- Espíritu Santo>>; sólo estoy afirmando que, desde una perspectiva
dad de vida») habría que decir que aquello que pretende medirse es
positiva, es suficiente decir que la teoría de la propagación explica
mucho más que la mera reexposición de los «indicadores>>; pues si
la magnitud medida (dejando para el creyente 7a teoría de la Gracia
los indicadores son tales es porque nos remiten a algo distinto de
de Dios, medicinal, elevante y santificante).
ellos (sin que esto signifique que los indicadores deban ser siempre
Ahora bien, la idea de la «calidad de vida» ele-
ajenos a lo que se mide, de la misma manera que los síntomas de la -medicinal,
vante y santificanfe-, tal como se nos explica por quienes se ocu-
enfermedad no son tampoco ajenos a la enfermedad misma). La ca-
pan de ella, no es una idea (o concepción, o teoría) más clara (por no
lidad de vida parece implicar toda una concepción, teoría o filosofía
decir, menos metafísica) de 1o que pueda serlo la idea de la Gracia,
de la vida, más aún, un <<ideal de vida» para los individuos y una
o la teoría de los Dones del Espíritu Santo. Basta advertir la abun-
noÍna de acción política para los gobiernos. Se deduce ya esta con_
dante exposición que de ella nos ofrece el capítulo 4 de este libro
clusión de la circunstancia de que la expresión <<calidad de vida>>
para convencemos. Resulta que la calidad de vida tiene que ver
arrastra una connotación eminentemente axiológica, valorativa. En -se
dice en este capítulo- además, por supuesto, de con la idea de Vida
cuanto ideal de vida, «calidad» es aquí, como en otros contextos,
humana, también con las ideas de Bienestar, de Necesidades profun-
una elipsis de <<buena calidad» (un <<paño de calidad>> o un <<barbero
das, de Felicidad y de Realización personal. Además, como <<indica-
de calidaó>, aunque el barbero no sea de Oviedo sino de Sevilla) y,
dores» de estas magnitudes, figuran, muy en primer plano, las mani-
aunque en una escala de calidades de vida deba haber grados, todos
festaciones de los propios ciudadanos, recogidas en encuestas; y ello
los grados, menos el más bajo, serán de calidad más alta que el que
nos dice que los métodos de investigación emic están siendo puestos
se encuenÍa en el grado ínfimo. Puede darse por supuesto que eI inte_
al mismo nivel que los métodos etic; y, como veremos, no objeta-
rés práctico de las medidas de calidad de vida tiene que ver son su re-
mos a estos métodos, el componente de incertidumbre que ellos
producción y sobre todo con su mejoramiento. Es decir, que todo esto
puedan tene{, sino, por el contrario, el significado funcional e ideo-
implica un uso del término «calidad>> como un ideal o como una realj-
lógico de lds propias certidumbres de ese entendimiento de la cali-
dad de la que podemos enorgullecemos (o acaso avergonzamos).
dad de vida en tanto que está compuesto, según Anderson, por ejem-
Y esto es precisamente lo que nos obliga a arralizar esa idea <<tal y como lo percibe cada
plo, de bienestar físico, mental y social
que se supone está siendo <<representada>> por los indicadores de re_
individuo y cada grupo».
ferencia. Pero, ¿acaso no es una tal idea tan excesivamente metafísi-
Porque con esto, estamos introduciendo eI relativismo cultural
ca que parczca requerir una urgente reexposición más sobria, más
como regla necesaria para organizar los datos; otra cosa es que se
positiva, capaz sin embargo de «salvar los fenómenos», los indica-
exffaigan las consecuencias metodológicas significativas' Pues los
dores? Los teólogos considerarán como indicafls¡ss indi- «juicios>> o percepciones de cada individuo o grupo sobre la calidad
cios o signos- de tal dispensación de la Gracia de Dios, -s6mo
al número de vida no pueden considerarse como indicadores de un ideal filosó-
de bautizos por año, al número de confesiones, de comuniones, de
fico, sino que están determinados por el círculo cultural en el que el
conversiones, de cantamisanos. Pero, ¿acaso las curvas crecientes o
ellos están dados. Dicho de otro modo, los indicadores de la calidad
decrecientes de bautismos, confesiones, comuniones o cantamisanos
de vida no representan un ideal de vida de validez intínseca y uni-
que representan la vida religiosa de un país o de una ciudad durante
versal, puesto que él depende de las coordenadas filosóficas que se
un intervalo de tiempo no ofrecen ritmos muy semejantes a las
utilicen y son estas, por tanto, aquellas que confieren su significado
curvas de crecimiento o de decrecimiento del consumo de Coca-Co-
a los indicadores como tales, y no son los indicadores los que repre-
la? Es decir, acaso lo que miden estos indicadores no es tanto la dis-
sentan una calidad de vida, como si esta fuera una magnitud de va-
pensación de los dones por el Espíritu Santo sino los efectos de una
lor objetivo. La calidad de vida de un jeque polígamo será computa-
propaganda fide, por parte de una confesión religiosa.
euiero adver- da más alta, en función de la cantidad de sus esposas ----{on toda lo
tir que no tengo aquí por qué poner en duda la «teoía teológica del que esta cantidad implica- que la calidad de vida de un campesino
Calirktd dc ttída )' Oviatlo 15
11 PróLogo

rrrr¡'rticlicametrte en cl nririn clel Matlison Square Garden el '1 I de


de su jurisdicción sujeto a la «monogamia de ahorro». Para los cíni- dc este li-
no ,,.trrbre de 1964 (y clue el lector podrá leer en la piigina 89
cos, como para los estoicos, la felicidad consistía en la Yirtud vidl de una t'a-
-y
al revés-. ¿Puede decirse entonces que Diógenes, al arrojar su co-
l,r'o). Pe¡'o ruqr",,inr; las colrst:cuenci¿rs: la calid¿rd de
de hi'ios: la calidad tle
lodra viendo que un niño, que bebía en un arroyo el agua con sus ,rrilia exigirá. para subir- una nlenor cantitlad
r ltla de una ciuclacl. conlo ovit:tlo. dcscenderá
si su población au-
manos, le superaba en sabiduría, estaba descendiendo muchos pel- (la calidatl tlcr vitla de
nrL'nta por encittra cle los 200.(I)O habitantes
daños respecto de la calidad de vida de un Heráclides Póntico, por con'espondicnte
.us zo;as urbanas descendcrá ttrrrbién si la canticlad
ejemplo? Y en una sociedad cristiana, ¿qué sentido podía tener el
concluir, tras la aplicación de los metros pertinentes, que un asceta o r su status aument¿l clesproporcion¿rdamente): per«r lo míts grave es
rlue la calidad tle vida tle ias c-iuclaclcs capitalistas
del hemisferio
una comunidad de monjes cartujos tiene menos calidad de vida que de la cantidatl hunralra
rrorrc y ¿rsociacla exigirá l¿r linritación clrírstica
una familia prócer, con la mesa rebosante de platos exquisitos y, por y la eutanasia
rlobaí, el control de la natalirJacl y hasta la cugenesia
consiguiente, con una docena de cuarlos de baño, por lo menos? Se
(.llt.¡llfuturonruypróxinro.Eli¡tcretnentodelac-alicladdevidade
dirá que las medidas de la calidad de vida tienen sentido únicamente vida tle los
en el ¡ímbito de un círculo cultural dado y que la comparación de las
Irs ¡níts jóvenes iniplicruá la reducción tle la cantidad de
o es «de nta-
calidades de vida correspondientes a culturas diferentes es imposi- .,rf'ernro.. o de los vic'itls (cuya vicla está ya deteriorada
ble, porque nos conduciría a resultados tan paradójicos como el que ll calitl¿r,J,. según los intlictaclores)' Algunos ¡rrol'esores tle «bioéfi-
l'u":11'
nos presentase a un latifundista de la Roma republicana, con qui- r.1,. uplic¿urtlo cl cortcepttl de caliclatl de vidaconlo podría
recomlen-
,r.¡uel prolest)r que se llamti Fray Geruntlit.t dc Canrpazas'
nientos esclavos a sus órdenes, como disfrutando de una calidad de
(llllrlaeut¿rnasiasistemiitic¿l-tsdecir'elacortlnrientodesuc¿rnti-
vida muy superior a la que pudiese tener un terrateniente americano ent'erntos a qttietles cspera
,lltl longitudinal de vi<Iu- en aquellos
de nuestros días. de «bromatolo-
trna calidad cle vida muy trtja: y algunos prol'esores
5. La cuestión no estriba, sin embargo, en el relativismo cultu-
ral, sino, ante todo, en determinar cuales son las pautas culturales lríil»reconlentlaránlaconvenienciaderectucir|ac¿utid¿rt]devida
en trenelicio rlel in-
desde las cuales se ha configurado la idea de la calidad de vida que
rncdida en téntrinos de kilogranros de un obcso'
( rr.ntento de su calidatl, mctlida cn sus rentlimictrtos ginl¡ásticos'
está representada por los indicadores consabidos. Abreviando: estas pof cuanto Íene
pautas culturales podrían identificarse, sin excesivo riesgo, con las La calidad de vida es, además, un concepto que,
«cantidad" pcdrí¿r considereuse colllo
,¡ue prirnar la .c:alidad' sobre l¿r
características que definen a la «sociedad de consumo>> orientada a vicla espiritual que prevalece
ofrecer los productos de una industria competitiva a un mercado de ,,,ra ,errión dr.:l idc¡rl n'rclafísico de utra
es t.r¡nbién. des-
<<consumidores satisfechos" pero capaces, en virtud de su misma sa- ,obre la vitla de la nratcria. Porc¡ue la calidaci t1e vida
,lc luego. vida espiritual: no sólo incluye salud fisiológica ¡' alimenta-
tisfacción felicidad y, desde luego, salud-, de desear
la reproducción-bienestar,
de su forma de vida, en el sentido de no descender .iónc.*scogida(.«Jecalidad»).sinotambiénconlpact()sgrcgorianos.
en el salón del adosatlo' y c-onversac:ión ingeniosa
de
escalones, por lo menos, o de subir algunos o todos los posible, por ¡,nrn
"r.t,fh-
1o más. Fue Galbraith quien ofreció las lÍneas más generales de esta 'tlbrentesa.sielcorrsulniclormilitaenlaizquierdabl¿urca.Perosiel
idea de <<calidad de vida>>. Estas <<pautas de conducta» constituyen cr»lsttnridc¡rescreycnte.suc¿rlidacldcvidaautrrcntarítmuchosgratlos
además una extensión a los hombres de las pautas ordinarias que se
,i Jispone de una capilla privatla y de un capcllán a su servicio capaz
:uflliza;;' en los procedimientos de fabricación selectiva en serie, en ,le saiistacer lus necesidatles espirifuales de la t-amilia'
6. En una socieclatl cerrada y aislada que se nrantuviera liel
a
los cuales, el <<control de calidad» obliga a seleccionar las cantida- la
sus propios opostultdos c-ultur¿lles'' el aunrento de
c¿rlidad cle
des producidas, y a limitarlas. Estamos aquí ante una de esas situa- que otros clisminuyan la suya'
vitta'poi porte de illgunos implica ya
ciones en las cuales la calidad aparece, generalmente, en conflicto
con la cantidad o, al menos, con determinadas cantidades muy signi- tn ta socieOad univcrsal de nuestro prescnte' el increllretlto de la
puedL- tener
ficativas, como el mismo presidente Lindon Johnson lo manifestó u¡lirjad cle vidtt de una sociedad continental entera sólo
Colidud le ¡'itlul'Ovit'tlo l7
l(¡ Prólrtgrt
fundamentalista»' Se pue-
países explo- tiendo de los principios de un <<ascetismo
lugar mediante el deterioro de la calidad de vida de los intrínsecas de la
á"^prt,it tamüi¿n d" lu d"f"t"u de las excele¡tcias
tados que la soPortan. que' sin embargo.' es
Es esta circunstancia, y no el relativismo cultural' el
que com- ;td"d de vida más alta, porque basta añadir el tender a repafiirla'
necesario, desde un l,npátutiuá mínimo
é1i9o,
de una calidad de vida co-
pronrete la c«rndición tilosóllc¿r de la idea calidad de vitla co¡riencen a
fnr" qu., los glaclos n''á' ultot
de es:¡
mo itleal. en función de los indicaclores habituales. sencillamente. (no sería posible conse-
fi- 1f"."*¿", por-la misma ftteza cle las cos¿rs
quien en las cncuestas declara que su estado de ;inimo -su s¿rlud canrpos de golf' inclicaclores tle l¿
calidad de vi«la dc
,i"a, m.ntol y espiritual- es cle tal calidad que se atreve a conf'es¿rr- ;;;;;;;il en elenrcntos de una ocultura cle
podrá ser runa clase social. ,e
se t'etiz. aunque sea comPutado e¡nic con alta puntuación' "oniirtietan imposible aproximarse al
etic. como un miserable' porque masas>>, como es también topológicamente
computado. ,jerdc un punto de vista <<deseo de aparcar el co-
sólo es tolerable de un modo clandestino' ideal de vida relacionado cán eiindicador
el di.sf¡ute de esa t'elicidad
che a la Puerta de mi casa»)'
Es«c.scandaloso»decl¿uar.inclusoenencuestasalrónirlasapsicólo- de la ca-
dc un «con- 7. ¿Se podrá concluii, por tan'to' lue- |a.investigación en su
gos o sociólo-eos, la propia feliciclacl. l¿r felicidad propia equivocada
lidad de vida es una invesiigación ideológica,
iumiclor satisi.echo»: bastaría que es¿r declaración fuese psicológica- no sólo es inútil sino peligrosa o
principio, y que, en consecueicia,
mentesinceraycontrastadaparaquetuesefilosóficallrente.éticay conclusión' Las inves-
no inmoral? No sacaría, por mi parte' semejante
moralmente. repugnante. propia de un sutrjetivismo inocente' Por algo objetivo' ya tie-
decir imbécil. Goethe decÍa esto mismo. aunque desde coordenadas
ii:;;;,r"- sobrc la.oti¿ua cl^e vicla' si midenasegurados' De 1o que
valor
Y no im- ,lJn. por. ello mismo. una utiliclad y un
sociológicas muy tliferentes: ola t'elicidad es de plebeyos»' lc, tlicho' lo que define esa.idea
psicológico se trilta cs dc re«Jefinirlo. Y. segrin
prgnunio. los inrJicadores e¡nic tanto por su n¿rturaleza iitosótico o univJrsat de vida sino la ideología vincu-
iuU¡etivu cuanto Por su pretensión de un "estado de Gracia»'
de fe- ;;;tú la sociedad capitalista
lada a unas for"mas determinadas de
licidad. cuiuldo, en re¿rlitlatl, sólo son inclicadores de la identific:a- ",,It*ul"t de
il;il"0i" .t".",i'u tener asegura<la su reprotltrcción dentro
satisle-
ción de los individuos con las pautas propias del consu¡nidor nloyot parte de los cuales son
y a los fabricantes cle sus propiits pautas y postulados' lu
cho que interesan a los «pastores del rebaño"' y orientados a las necesidades rJe la indr'rstria del
que los indic¿rdores marri- conve¡rcionales
la oÉrta capuz de satislacer la «Iemantla por la cual los.indicadores van referidos
tiestan. Dicho cle otro modo, la calidatl de vida no
puede ser confun- ir.r"nr". Esta es la razón ocomponentes instrumentales de la vida>>
que puede ser interpretada conto principitlntente a aquellos
dida con un ide¿rl t-ilosófic«1, Puesto por la propia sociedad que
o corrupción i¡u" ," urlerr.n a lai pautars cletenlrinadas
la expresión psicológica y social de una ent'ennedad
esa misma razón los indicadores
Horacio' lcs l'r¿r cont'ericlo su significado: ¡ror
sociai propia de una sociedatl constituida' para decirlo con subjetivo o la t'eliciclad' o los
psicológicos (rales ctino el bienestar
por <<cerdos de la piara de Epicuro>>' alcanzalr un signiFica-
criterios ds la «propia realización personal")
La contra«licción intema de esta calidad de vida entendida co- tlel cstatlo de Gracia al quc nos
siente do futrcion¿rl. no ya cotno signos
mo ideal consiste en que en el momento en el cual' quien se
por su nivll de con§umo comienza a experimentar el hemosreferido,sinocomoindicadores,paralospastoresdelrebaño
satisfecho de los consumi-
in- t-Ñi"or, economistas. talbricantes)' a la tendencia
,.complejo üe int'erioridatl» que es consecutivo a todo a quien su
instrumentales y aun de
dores a repetir la demanda dc sus bienes
tetigencia pern'rita advertir que hay nrillones de desheredados
c¡ue
salud física y
en que rnejorarlal asimismo, los indicadores médicos -la
*orilo, t¡ue hac:en posible su «felicidad». que en el momento a los pastores sobre las
su nrcntal-sirven, ante todo, para informar
intenie ctmpartir.lo,', ntro* sus bienes y su t'elicidad descenderá
de la rieproclucción; p9t el suicidio puede ser un
calidatl de vida hasta los escalones mils bajos. lo que le obligará a frtJ:rbilidades ".t: del ret¡año' puesto
f,control de calidad» cspecialrnente significativo mu-
revisar su ideal original- es una ciudad do¡rde
No se trata por tanto, por mi pafe, de defender la tesis cínica ;;; ;"" ciudacl donde muchos se §uicidan
par- van a deiar cle serlo'
relativa a la necesiclad moral de «rebajar la calidad de vida», "ho, "o.t.un',idores
78 Prólogo

8. Congratulémonos, sin embargo, al saber' gracias al libro que


relativas al
tenemos en las manos' que en Oviedo, las previsiones
vido> que puedan derivarse
aumento espectacular dela «calidad de
en estos últimos años Introducción
de las metamorfosis que está experimentando
principalmente en indicadores que tienen
la ciudad están fundadas
que tienen
un significado médico y principalmente en indicadores
q,rtri. con la salud p,iúña' Porque, de entre todos los indicadores
son aquellos que
áe la calidad de vida de la sociedad de consumo
ii"n* q* ver con [a metlicina social los que están menos aleiados
puesto que
de los frncipios de los que nadie podrá-avergonzarse'
Un
,on ir,¿ic"¿ór"s de bienes o valores públicos y no
privados--
indicadores
r¿i"U* escrito hipocrático los concreta en tres; tres
qu" ,u"qu" no fo'rman parte interna de la salud humana' consti-
pú-
iii,=--"rfi."ndiciones ambientes necesarias pafa que la salud
6t'i* *"u posible: son los aires, las agua§ y los lugares' Son indi- demográficos de la
Los capítulos titulados «Los indicadorer;
cadores dL una calidad de vida saludable que no
se circunscriben
ptbl;á;;; oviedo' Y aspectos sociales de la población
médico le "Los
;il "l campo, a la vida rural o al individuo (y por eltanto'
a quien
como de Oviedo», "' "^tiutto
del Trabajo de Investiga-
prescribe ,,óo*e, came y montar-a caballo» "onrr,,uyJ" VlttoJi.a Tabiado en el Depar-
que ciónrealizado por Oonato Joaquín
ii"o puede curarse)' sino también de Oviedo' en el bienio
áice Platón, sólo si
", tamento de Geografía J;1; Ú-t"tsidad
ibur"ua la vida de la ciudad, aunque en ésta tales condiciones 1988-1990;'bajo la d;;¿" de
la profesora Da Berta María
polí- relacionados con Calidad de
cumplirse por vía 1atutul..*To por vía artifrcial' LóoezRodríguez. l-tt t'pit'lts
"áñ¿""
tica. pero artifióiatmente, es decir, eliminado los coches que en-
íffi ¡ffiilñ. to"
sr.¡í'*to en oviedo como en et subárea
pueden purificarse- los de las investisaciones llevadas
a
venenan las calles, es como únicamente
de salud de Otero,T*to
canalizaciones y fuentes, es como pgdtq trwéJde los doctores P'
cabo por el Area d"';ti^q"@ a' -a
"ir"r; "onr*yendo
t,os ciuda¿ano, dirf*t* de las aguai;
y adomando y limpiando y i''f"attgal bajo la dirección
Sánchez
Gorrzález
^f.- G-Portilla
iu* y las plazas de ruidos y de polvo es como podremos pr"t"sores J. gtUes Garcá y M. Bousoño García.
J"
"Af"t
,".op"ru, ios toga.". de la ciudad Para hacer posible. la convi-
Finalmente, de Ctnducta Suicida en el Area
venc'ia de los ciudadanos. Los «indicadores hipocráticos»' en- "f ""ptt"f" de las evaluaciones de los
Central de Asturias """o"'""o"ncia como en Gijón por los
suicidios consumado,", ;;;t "" oviedo
eomerrzar.a
tendidos en el contexto público de la ciudad' pueden
vida que sólo de modo B. L6pez García, bajo 1a dirección
de
doctores J. Díaz Sd;t
ser indicadores, no yu d" o,'u calidad de
oculto puede ser asumida como ideal egoísta' sino
como una vi- R. Hinojal Fonseca y G. Ren-
abierlo' y que ni i;piJ";.*s l. noUer'Carcía,
á; *y; caHdad principal estriba en.su carácter dueles Olmedo.
ofrece-a todos han sido llevados
ri;riá" se cierrá a los residentes, sino porque se
la tradi- Los mencionados Íabajos de investigación de
de la Universidad
a cabo con las Ay"d;t ;i; Investigación
aquellos a quienes quieran seguir viniendo, siguiendo
ciudadanos' sus
ción de Ciuáad Imperial, para compartir con sus |
Oviedo TA89/ I 95 5 ; T A89t 19 64; T A9 t2r933 ; v
T A92I 50'
a"sde aquí la alfa colaboración ob-
aires, sus aguas Y sus lugares' Quisiéramos ugtá""*
como de las Instituciones
tenida, tanto de ta poUtuciOn generai'
Gusrlvo Busl¡o de la Universidad de Oviedo'
Judiciales Locales y"R;Ñ"i"s'

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