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Agua

El ciclo del agua no se inicia en un lugar específico pero, para esta explicación,
asumimos que comienza en los océanos. El sol, que dirige el ciclo del agua, calienta
el agua de los océanos, la cual sube hacia la atmósfera como vapor de agua.
Corrientes ascendentes de aire llevan el vapor a las capas superiores de la
atmósfera, donde la menor temperatura causa que el vapor de agua se condense y
forme las nubes. Las corrientes de aire mueven las nubes sobre el globo, las
partículas de nube colisionan, crecen y caen en forma de precipitación. Parte de
esta precipitación cae en forma de nieve, que se llega a acumular en capas de hielo
y en los glaciares -que pueden almacenar agua congelada por millones de años. En
los climas más cálidos, la nieve acumulada se funde y derrite cuando llega la
primavera. La nieve derretida corre sobre la superficie del terreno como agua de
deshielo. La mayor parte de la precipitación cae en los océanos o sobre la tierra
donde, debido a la gravedad, corre sobre la superficie como escorrentía superficial.
Una parte de esta escorrentía alcanza los ríos en las depresiones del terreno; en la
corriente de los ríos el agua se transporta de vuelta a los océanos. El agua de
escorrentía y el agua subterránea que brota hacia la superficie se acumula y
almacena en los lagos de agua dulce.

No toda el agua de lluvia fluye


hacia los ríos, una gran parte es
absorbida por el suelo
como infiltración. Parte de esta
agua permanece en las capas
superiores del suelo y vuelve a
los cuerpos de agua y a los
océanos como descarga de agua
subterránea. Otra parte del agua
subterránea encuentra aperturas
en la superficie terrestre y
emerge como manantiales de
agua dulce. El agua subterránea que se encuentra a poca profundidad es tomada
por las raíces de las plantas y transpirada a través de la superficie de las hojas,
regresando a la atmósfera. Otra parte del agua infiltrada alcanza las capas más
profundas de suelo y recarga los acuíferos (roca subsuperficial saturada), que
almacenan grandes cantidades de agua dulce por largos períodos. A lo largo del
tiempo, esta agua continua moviéndose, y parte de ella retornará a los océanos,
donde el ciclo del agua se cierra… para comenzar de nuevo.
El U.S. Geological Survey (USGS) ha identificado 15 componentes en el ciclo del
agua : agua almacenada en los océanos, evaporación, agua en la atmósfera,
condensación, precipitación, agua almacenada en hielos y en la nieve, agua de
deshielo, escorrentía superficial, corriente de agua, agua dulce almacenada,
infiltración, descarga de agua subterránea, manantiales, transpiración, agua
subterránea almacenada y distribución global del agua.
AGUA EN LOS OCÉANOS

La cantidad de agua “almacenada” en los océanos por largos períodos de tiempo


es mucho mayor a la que actualmente se encuentra en movimiento en el ciclo del
agua. Se estima que, de los 1,380,000,000 kilómetros cúbicos de agua en la
Tierra, alrededor de un 96.5% está almacenado en los océanos. También se estima
que éstos proveen un 90% del agua que se evapora hacia la atmósfera.
Durante los períodos de clima más frío se forman grandes capas de hielo y
glaciares; mientras mayor sea la cantidad de agua que se acumula en forma de
hielo, menor será el agua disponible en las otras componentes del ciclo. Lo contrario
sucede durante los períodos más cálidos. Durante las últimas glaciaciones, los
glaciares cubrieron casi un tercio de la superficie terrestre y los océanos eran
aproximadamente 120 metros más bajos de lo que son hoy día. Alrededor de 3
millones de años atrás, cuando la Tierra era más cálida, los océanos podrían haber
estado 50 metros por encima del nivel medio actual.
Existen corrientes en los océanos que mueven grandes masas de agua alrededor
de la Tierra. Estos movimientos tienen una gran influencia en el ciclo del agua y el
clima. La Corriente del Golfo es una corriente cálida del Océano Atlántico que
mueve agua desde el Golfo de México, a través del Océano Atlántico, hacia Gran
Bretaña. A una velocidad de 97 kilómetros por día, la Corriente del Golfo mueve 100
veces más agua que todos los ríos sobre la Tierra. Proveniente de climas más
cálidos, la Corriente del Golfo mueve agua cálida hacia el Atlántico Norte, lo cual
afecta el clima de algunas áreas, por ejemplo, el oeste de Inglaterra.

Bosque
es un ecosistema donde la vegetación predominante la constituyen
los árboles y matas.1 Estas comunidades de plantas cubren grandes áreas del
globo terráqueo y funcionan como hábitats para los animales, moduladores de
flujos hidrológicos y conservadores del suelo, constituyendo uno de los aspectos
más importantes de la biosfera de la Tierra. Aunque a menudo se han considerado
como consumidores de dióxido de carbono atmosférico, los bosques maduros son
prácticamente neutros en cuanto al carbono, y son solamente los alterados y los
jóvenes los que actúan como dichos consumidores.23 De cualquier manera, los
bosques maduros juegan un importante papel en el ciclo global del carbono, como
reservorios estables de carbono y su eliminación conlleva un incremento de los
niveles de dióxido de carbono atmosférico.
Los bosques pueden hallarse en todas las regiones capaces de mantener el
crecimiento de árboles, hasta la línea de árboles, excepto donde la frecuencia de
fuego natural es demasiado alta, o donde el ambiente ha sido perjudicado por
procesos naturales o por actividades humanas. Los bosques a veces contienen
muchas especies de árboles dentro de una pequeña área (como la selva lluviosa
tropical y el bosque templado caducifolio), o relativamente pocas especies en áreas
grandes (por ejemplo, la taiga y bosques áridos montañosos de coníferas). Los
bosques son a menudo hogar de muchos animales y especies de plantas, y
la biomasa por área de unidad es alta comparada a otras comunidades de
vegetación. La mayor parte de esta biomasa se halla
en el subsuelo en los sistemas de raíces y como
detritos de plantas parcialmente descompuestos. El
componente leñoso de un bosque contiene lignina,
cuya descomposición es relativamente lenta
comparado con otros materiales orgánicos como
la celulosa y otros carbohidratos.

Suelo
a la parte superficial de la corteza terrestre, biológicamente activa, que proviene de
la desintegración o alteración física y química de las rocas y de los residuos de las
actividades de seres vivos que se asientan sobre ella.1
Son muchos los procesos que pueden contribuir a crear un suelo particular, algunos
de estos son: la deposición eólica, sedimentación en cursos de agua,
meteorización, y deposición de material orgánico.
De un modo simplificado puede decirse que las etapas implicadas en la formación
del suelo son las siguientes:
«Instalación de los seres vivos (microorganismos, líquenes, musgos, etc.) sobre ese
sustrato inorgánico». Esta es la fase más significativa, ya que con sus procesos
vitales y metabólicos, continúan la meteorización de los minerales, iniciada por
mecanismos inorgánicos. Además, los restos vegetales y animales a través de
la fermentación y la putrefacción enriquecen ese sustrato.
«Mezcla de todos estos elementos entre sí, y con agua y aire intersticiales».
Inicialmente, se da la alteración de factores físicos y químicos de las rocas,
realizada, fundamentalmente, por la acción geológica del agua y otros agentes
geológicos externos, y posteriormente por la influencia de los seres vivos, que es
fundamental en este proceso de formación. Se desarrolla así
una estructura en niveles superpuestos, conocida como el perfil
de un suelo, y una composición química y biológica definida.
Las características locales de los sistemas implicados —
litología y relieve, clima y biota— y sus interacciones dan lugar
a los diferentes tipos de suelo.
Centro educativo cristiano futuro

Nombre:
ervin Samuel chi dubon
Profesor:
Maritza chable
Materia:
Ciencias sociales
Grado:
1ro. Básico

Contenido:
Investigación

Clave:
1
Fecha:
27 de febrero 2018

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