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ENERGÍAS MÁS LIMPIAS Y

SUSTENTABLES EL DESAFÍO
PARA EL G20
Fuente: La Nación

29-05-2018

CUMBRE DE OCTUBRE. LA ARGENTINA PUEDE DESEMPEÑAR


UN PAPEL IMPORTANTE EN LA TRANSICIÓN HACIA FUENTES
EFICIENTES Y ACCESIBLES

MIGUEL ÁNGEL GUTIÉRREZ


En estos días, y en el marco de las reuniones del B-20 preparatorias para las
reuniones ministeriales y de líderes del G-20 en octubre de este año, se debate
acerca de cómo realizar de manera eficiente y rápida la transición hacia una
economía más baja en emisiones. La excelente noticia es que la Argentina, a
pesar de ser catalogada como un país emergente, está en una posición
privilegiada de partida para encaminar dicha transición, optimizando su actual
matriz energética y potenciando las nuevas vías de producción hacia opciones
más limpias.

Por primera vez bajo el liderazgo de nuestro país, estamos asistiendo a un debate
muy oportuno. Se trata del trabajo en el seno de la Task Force de Energía,
Eficiencia de Recursos y Sustentabilidad del B-20. Este grupo, junto con otros
siete similares, está elaborando propuestas para el G-20 sobre la base del respeto
a los Acuerdos de París y de la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sustentable
2030 de las Naciones Unidas.

Debatimos en un contexto en el cual las principales agencias de energía


pronostican un aumento del 30% en el consumo mundial de energía hacia 2040.
En este contexto, todos los miembros de la industria estamos trabajando para
lograr consenso, intercambio e identificación de mejores prácticas que nos
permitan llegar a las transiciones desde una economía basada en combustibles
fósiles hacia una más verde y sustentable, para llegar por fin con el tiempo a una
que logre un impacto cero en emisiones.

Estamos centrando el debate en la aceleración de las transiciones, en la


relevancia de la eficiencia energética, en el acceso a energía asequible, confiable
y sostenible, en la promoción de la eficiencia de los recursos y las economías
circulares, y en la adaptación al cambio climático. Para hacer frente a estos
desafíos es necesaria una visión de diversidad e inclusión, que considere nuevas
capacidades laborales, una mirada que se nutra de la riqueza que proviene de la
ciencia, la tecnología, la ingeniería, el arte y las matemáticas, poniendo a los
clientes y consumidores en el centro y nutriéndose de la colaboración público-
privada.

En medio de esta tarea se evidencia a las claras que nuestro país resume de
manera virtuosa una situación única para abordar la transición hacia sistemas
energéticos más limpios y más flexibles, para llegar a horizontes impensados. Su
riqueza en recursos naturales, particularmente los renovables y el gas natural, así
como los recursos humanos nos posicionan en un lugar de privilegio para integrar
ese cambio. Y esto es una realidad en nuestros días: el sector energético está
capturando una porción significativa y creciente de inversiones extranjeras, con
variados ejemplos de proyectos y operaciones que concentran recursos,
tecnología e innovación de clase mundial.

Repasando las potencialidades en recursos, la Argentina presenta una fortaleza


conocida respecto de su sistema de ciencia, tecnología y conocimiento, que le ha
permitido una posición competitiva en el desarrollo de talento y conocimiento
aplicado.

Respecto de los recursos naturales, la Argentina posee un abanico interesante de


un extremo al otro. Un primer análisis nos remite a uno de sus recursos más
tradicionales: el petróleo. La fuerte tradición petrolera argentina es, contrariamente
a lo que muchos piensan, una buena base para la transición: hay conocimiento,
experiencia, tecnología, lecciones aprendidas y capacidad de adaptación que
muchos otros países no tienen. Las posibilidades que presenta la tecnología para
continuar extrayendo petróleo con más innovación, a través de prácticas como el
enhanced oil recovery (EOR) y el uso de modelado matemático integrado exponen
nuevos horizontes para la industria más tradicional y abren nuevas ventanas para
la transición de yacimientos a priori maduros hacia procesos de mayor eficiencia
de recuperación.

Esto ya sucede en varios países, como China, Canadá, y Omán, pero también en
nuestro país: los casos de Desfiladero Bayo, en la provincia de Mendoza, o el
Yacimiento Grembeek, en Chubut, son pruebas locales de que estos desarrollos
están ya siendo una realidad de transición tangible, mejorando la eficiencia de la
fuente. Además, tenemos la gran oportunidad del desarrollo del petróleo no
convencional de Vaca Muerta en Neuquén, donde estamos avanzando a pasos
muy firmes y promisorios en la producción proveniente de este reservorio.

Un segundo análisis nos remite a la cuestión del gas, recurso en el que nuestro
país tiene enorme potencial. Entendida como una energía de transición entre las
fósiles de mayor emisión de carbono y las renovables, la generosa producción de
gas proveniente de los reservorios tight y no convencionales existentes en nuestro
territorio (Vaca Muerta es la segunda reserva de recursos de gas del mundo) ya
nos está dando la posibilidad de un desarrollo masivo, rentable, con precios muy
accesibles para el cliente final y con potencial de capacidad exportadora para el
país. También tenemos que ser capaces de agregar valor a ese gas que estamos
generando en el país. Las formas son diversas, pero hay dos desafíos que
debemos encarar en el corto plazo. El primero es el de utilizar al gas para
industrializarlo en la forma de generación de energía eléctrica mediante las más
modernas usinas disponibles tanto para nuestro consumo como para exportación.

Este es un enorme aporte a la economía del país y al medio ambiente. El segundo


camino es potenciar la industria petroquímica, que utiliza como insumo básico
para su producción el gas y lo transforma en elementos esenciales para la vida
cotidiana, sumando valor en la cadena de producción. Y la tercera oportunidad es
soñar con una expansión industrial de la mano de la disponibilidad de abundante
gas a precios muy competitivos internacionalmente.

Respecto de las energías renovables, el vasto y rico territorio argentino presenta


favorables condiciones climáticas que permiten aprovechar los vientos, el sol, la
biomasa y otras energías similares para generar energía a valores muy
competitivos. Esto es producto de una política de Estado firmemente establecida y
de la incorporación de tecnología e innovación que hicieron posible y accesible la
energía proveniente de este tipo de recursos. Y acá también el país tiene
posibilidades excelentes a desarrollar.

Para que la Argentina pueda aprovechar y expandir todas estas oportunidades


necesitamos seguir invirtiendo en infraestructura que permita potenciar el
desarrollo y, además, que la regulación siga incentivando la aplicación de las
mejores tecnologías e innovación.

Finalmente, el seno del B-20 le está permitiendo a la Argentina participar


activamente de ricos debates, en los cuales puede acceder a ideas ya
experimentadas (con sus aciertos y dificultades) y soluciones aplicadas a
problemas similares ligados a la transición hacia energías más sustentables. En
función de nutrirse de estos aprendizajes, la Argentina puede liderar un proceso
histórico que posibilite el desarrollo de modelos inclusivos, con energía más limpia,
accesible y asequible para cada vez más gente.

Presidente de YPF, lidera el Task Force de Energía, Eficiencia de Recursos y


Sustentabilidad del B-20

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