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Simon Guevara
25/04/2018
Desde marzo de este año 2018, la Junta Directiva del Banco de la República
de Colombia debate un proyecto de ley para eliminar tres ceros del peso,
informó el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.
Antes de las medidas de reconversión Brasil llegó a tener más de 2 mil por
ciento de inflación anual, al hacer la reforma monetaria, la inflación cayó al 70
por ciento.
De 1970 a 1992 Argentina aplicó cuatro reconversiones a su moneda para
atender la crisis económica producto de la hiperinflación.
Con decreto Ley del 6 de marzo de 2007, en el marco de una Ley Habilitante,
el Presidente Chávez ordenó la realización de una reconversión monetaria
consistente en la eliminación de tres ceros a la moneda. Se trató de un
proceso que duró nueve meses en una acción de política económica que
adoptó el gobierno Central ejecuto el BCV y culmino el 31 de diciembre de
2007, con la implantación de un nuevo cono de billetes (entre billetes y
monedas) cual comenzó a circular el primero de enero de 2008. En ese
proceso no hubo traumas. En el sentido que tanto los nuevos billetes y
monedas, como los anteriores, estuvieron disponibles en los bancos para ser
dispensados al público en taquillas y en cajeros automáticos durante los
primeros días de enero de 2008. El billete de mayor denominación fue el de Bs
100 equivalente aproximadamente a US$ 46,5 a la tasa oficial de cambio y a
US$ 25,0 a la cotización del mercado paralelo de divisas. A la moneda se le
denominó bolívar fuerte.
Desde el punto de vista operativo, las autoridades del BCV siguieron los pasos
apropiados para llevar adelante la reconversión. Ya en junio se habían
diseñado los nuevos billetes y determinado su valor nominal para luego
seleccionar en julio a las empresas impresoras, dada las restricciones de la
capacidad de producción de la Casa de la Moneda de Venezuela para
satisfacer toda la demanda de billetes, debido a que su fábrica solo puede
imprimir 450 millones de piezas al año trabajando dos turnos diarios. De esta
manera, en vista de los plazos establecidos por las empresas para imprimir los
billetes y acuñar las monedas, se realizó la importación y, a la par, avanzaron
los trabajos de adaptación de los sistemas de computación del sistema
bancario y de otros sectores de la economía a la nueva denominación
monetaria. Paralelamente, se ejecutó una intensa campaña comunicacional
para dar a conocer los nuevos billetes y las nuevas monedas, así como el
cambio en la escala numérica de la moneda. Algo similar se hizo con las
máquinas fiscales en los comercios.
Sin embargo, es importante destacar que desde 1996 y con énfasis en 2002,
en el BCV se estuvo discutiendo la necesidad de implementar una reforma
monetaria, en el contexto de un programa económico con el objeto de disminuir
la tasa de inflación a un dígito para lo cual una nueva unidad monetaria sería
un complemento a ese programa. Finalmente, en 2007, el Ejecutivo Nacional
se decantó por una reconversión monetaria en lugar de una reforma monetaria
y fiscal de mayor alcance.
“En primer lugar, la economía venezolana muestra desde el año 2004 avances
significativos en el manejo macroeconómico, en especial y particularmente, en
lo que corresponde al control de la inflación. Ciertamente, no hemos derrotado
la inflación, pero es imposible ocultar que se ha instalado un proceso de
desaceleración de la inflación en Venezuela en los últimos 3 años. Este
proceso de desaceleración de la inflación se ha logrado utilizando la política
que la ciencia económica considera es la mejor medicina, el mejor paliativo
contra la inflación: crecimiento de la producción y de la productividad. Un
segundo elemento de nuestra fortaleza se refiere al carácter de la política
económica heterodoxa adelantada por el Presidente Hugo Chávez y su equipo
ministerial. Esta no se detiene sólo en los llamados ‘equilibrios
macroeconómicos’. En tercer lugar, otro elemento de nuestra fortaleza se
expresa en el sector externo. Estos años hemos bajado la vulnerabilidad de la
economía venezolana en relación al sector externo, de una parte porque
hemos adelantado una política de reducción del peso de la deuda en el
presupuesto y de la disminución del saldo de ella”.
Desde el punto de vista operativo, las autoridades del BCV siguieron los pasos
apropiados para llevar adelante la reconversión. Ya en junio se habían
diseñado los nuevos billetes y determinado su valor nominal para luego
seleccionar en julio a las empresas impresoras, dada las restricciones de la
capacidad de producción de la Casa de la Moneda de Venezuela para
satisfacer toda la demanda de billetes, debido a que su fábrica solo puede
imprimir 450 millones de piezas al año trabajando dos turnos diarios. De esta
manera, en vista de los plazos establecidos por las empresas para imprimir los
billetes y acuñar las monedas, se realizó la importación y, a la par, avanzaron
los trabajos de adaptación de los sistemas de computación del sistema
bancario y de otros sectores de la economía a la nueva denominación
monetaria. Paralelamente, se ejecutó una intensa campaña comunicacional
para dar a conocer los nuevos billetes y las nuevas monedas, así como el
cambio en la escala numérica de la moneda. Algo similar se hizo con las
máquinas fiscales en los comercios.
En febrero de 2018, según las cifras publicadas por el BCV había en circulación
15.558 millones de billetes de los cuales 2.634 millones corresponden a la
actualización del bolívar fuerte que se inició en enero de 2017. Un primer
problema operativo con esta segunda reconversión estriba en el hecho que el
lapso para el acoplamiento entre la fecha estimada para recoger los billetes y la
impresión de nuevos billetes en cantidades suficientes, no parece adecuado
por cuanto parece imposible que en apenas 60 días el BCV pueda
simultáneamente retirar de circulación los billetes viejos y emitir los nuevos en
cantidad suficiente. Esto es más grave si se considera que el tiempo que media
entre el diseño e impresión de una masa importante de billetes en una casa de
la moneda del exterior es de tres meses. Salvo que los billetes se hayan
mandado a imprimir, por lo menos en febrero de 2018.
Un segundo problema guarda relación con los costos de emisión de los billetes.
La planta de la casa de la Moneda de Venezuela tiene una capacidad de
producción muy inferior a lo que se requiere para sustituir completamente los
billetes y los que se imprimen allí se hace con materia prima totalmente
importada. Por tanto, el escenario más probable es aquel donde el BCV tenga
que importar masivamente billetes durante abril y mayo de 2018 para poder
dotar a la economía de las piezas suficientes para el 4 de junio, fecha prevista
para el comienzo de la circulación de los nuevos billetes.
Esto sugiere que de seguir la hiperinflación por 6 meses más, a partir de junio
de 2018, habrá que emitir billetes de mayor denominación o hacer una nueva
reconversión monetaria porque replicar lo ocurrido entre 2012 y 2016 donde se
prolongó excesivamente la vigencia del como monetario del bolívar fuerte, sería
extremadamente costoso e ineficiente para la economía.
Para el día de hoy, vista el ataque que se tiene contra nuestro país en el área
económica, conduciendo a una híper inflación inducida, donde hay un ataque
bestial que se inició con la elección del presidente Chaves en año 1999, donde
se ataca atreves de nuestro signo monetario, haciendo que nuestro último cono
monetario inoperante, donde la delincuencia económica opera de la manera
siguiente “compro, cambio y vendo” nuestro papel moneda pagándolo hasta
más de un 100 por ciento, extrayendo de esta manera nuestro papel moneda
del mercado nacional, donde los agentes operativos se estima son Árabe,
chinos y Colombianos, es por ello que el gobierno nacional programo de nuevo
esta última reconversión monetaria que entra en vigencia a partir 4 de junio del
2018.
Es una medida adoptadas por el Gobierno venezolano para hacer frente a los
ataques contra la economía venezolana, consiste en una política que tiene
como objetivo colocar correctivos a elementos que deterioran la economía,
como la inflación, la liquidez monetaria, la disminución del poder adquisitivo,
entre otros.
Beneficios de la reconversión
Asamblea nacional