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UNIVERSIDA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Reconversión Monetaria en Venezuela

Cátedra: Economía, estado y Sociedad


Profesor : Luis Salas

Simon Guevara
25/04/2018

Breve historia de reconversión monetaria en América y Venezuela


Reconversión en América Latina

Además de Venezuela, varias naciones latinoamericanas han reconvertido su


moneda para hacer frente a desajustes económicos.

Desde marzo de este año 2018, la Junta Directiva del Banco de la República
de Colombia debate un proyecto de ley para eliminar tres ceros del peso,
informó el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.

Si el proyecto es aprobado por el Senado colombiano, se emitirían nuevos


billetes y monedas. El presidente Juan Manuel Santos explicó que con ella se
busca excluir el dinero de los grupos delictivos del nuevo sistema financiero y
favorecer la economía nacional y el futuro del país.

Brasil sufrió en 1967 una reconversión monetaria al quitarle tres ceros a la


moneda, posteriormente en 1986 se volvió a eliminar tres ceros más.

Durante 1989 se realizó una nueva reconversión y se le quitaron nuevamente


tres ceros más a la moneda, medida que se repetiría en 1992, 1993 y 1994. En
resumen en una década Brasil eliminó un total de 12 ceros a su moneda.

Antes de las medidas de reconversión Brasil llegó a tener más de 2 mil por
ciento de inflación anual, al hacer la reforma monetaria, la inflación cayó al 70
por ciento.
De 1970 a 1992 Argentina aplicó cuatro reconversiones a su moneda para
atender la crisis económica producto de la hiperinflación.

Actualmente, el Congreso paraguayo discute un proyecto para la reconversión


monetaria del guaraní, eliminando tres ceros. De aprobarse, la nueva unidad
monetaria llevaría el mismo nombre que la actual con el agregado de “nuevo”
guaraní.

Antecedentes de la primera reconversión generada por la inflación experiencia


de 2007: el bolívar fuerte

Con decreto Ley del 6 de marzo de 2007, en el marco de una Ley Habilitante,
el Presidente Chávez ordenó la realización de una reconversión monetaria
consistente en la eliminación de tres ceros a la moneda. Se trató de un
proceso que duró nueve meses en una acción de política económica que
adoptó el gobierno Central ejecuto el BCV y culmino el 31 de diciembre de
2007, con la implantación de un nuevo cono de billetes (entre billetes y
monedas) cual comenzó a circular el primero de enero de 2008. En ese
proceso no hubo traumas. En el sentido que tanto los nuevos billetes y
monedas, como los anteriores, estuvieron disponibles en los bancos para ser
dispensados al público en taquillas y en cajeros automáticos durante los
primeros días de enero de 2008. El billete de mayor denominación fue el de Bs
100 equivalente aproximadamente a US$ 46,5 a la tasa oficial de cambio y a
US$ 25,0 a la cotización del mercado paralelo de divisas. A la moneda se le
denominó bolívar fuerte.

Desde el punto de vista operativo, las autoridades del BCV siguieron los pasos
apropiados para llevar adelante la reconversión. Ya en junio se habían
diseñado los nuevos billetes y determinado su valor nominal para luego
seleccionar en julio a las empresas impresoras, dada las restricciones de la
capacidad de producción de la Casa de la Moneda de Venezuela para
satisfacer toda la demanda de billetes, debido a que su fábrica solo puede
imprimir 450 millones de piezas al año trabajando dos turnos diarios. De esta
manera, en vista de los plazos establecidos por las empresas para imprimir los
billetes y acuñar las monedas, se realizó la importación y, a la par, avanzaron
los trabajos de adaptación de los sistemas de computación del sistema
bancario y de otros sectores de la economía a la nueva denominación
monetaria. Paralelamente, se ejecutó una intensa campaña comunicacional
para dar a conocer los nuevos billetes y las nuevas monedas, así como el
cambio en la escala numérica de la moneda. Algo similar se hizo con las
máquinas fiscales en los comercios.

En 2007 el BCV no tenía ningún tipo de deuda con empresas proveedoras de


piezas monetarias y la República estaba al día en el pago de su deuda externa.
El gasto en la impresión de billetes fue significativo al ponerse en circulación a
lo largo de 2008 la cantidad de 1.285 millones de piezas lo que significó
aproximadamente 47 billetes y monedas por habitante. Para dotar a la
economía de los billetes en 2008 el gasto estimado fue de US$ 77 millones.

Sin embargo, es importante destacar que desde 1996 y con énfasis en 2002,
en el BCV se estuvo discutiendo la necesidad de implementar una reforma
monetaria, en el contexto de un programa económico con el objeto de disminuir
la tasa de inflación a un dígito para lo cual una nueva unidad monetaria sería
un complemento a ese programa. Finalmente, en 2007, el Ejecutivo Nacional
se decantó por una reconversión monetaria en lugar de una reforma monetaria
y fiscal de mayor alcance.

“Todavía estamos en proceso de lograr que el crecimiento económico sea


estable y continuo, todavía estamos en lucha contra la inflación, hay tantas
cosas pendientes todavía que tomar una medida de esta naturaleza en este
momento me parece que sería inoportuno En una alocución en cadena
nacional de radio y televisión, realizada el 8 de marzo de 2007, el presidente
del BCV, Gastón Parra Luzardo, acompañado por los directores, puntualizó que
la reconversión monetaria contribuiría a fortalecer la moneda y a lograr la
estabilidad de precios. También expresó del BCV de un bolívar fuerte. Sin
embargo, el entonces director del BCV, Domingo Maza Zavala advirtió
lo siguiente: el presidente del instituto emisor que con la reconversión
monetaria el sistema de pagos ganaría eficacia al tiempo que se reforzaría la
confianza en el signo monetario y tendría que estabilizarse una política fiscal
bien equilibrada”.

Conviene puntualizar que desde la Comisión de Finanzas de la Asamblea


Nacional, cuyo presidente en 2006 era Rodrigo Cabeza, quien posteriormente
sería ministro de Finanzas, se hizo una solicitud formal al BCV para que iniciara
los estudios conducentes a la implantación de una reforma monetaria. En este
sentido, conviene citar los argumentos esgrimidos en favor de tal reforma en el
documento de la mencionada Comisión, titulado La reforma monetaria: un
punto de giro en la historia de la lucha contra la inflación en Venezuela, de
fecha 2 de agosto de 2006. Dice el documento:

“Al comienzo de este periodo legislativo (2006), la Comisión Permanente de


Finanzas de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela,
elevó a consideración del Banco Central de Venezuela, de manera muy
respetuosa, la solicitud de realizar un estudio, con el rigor técnico científico que
tiene el Banco Central de Venezuela, en relación a la posibilidad de que en
Venezuela se realice una Reforma Monetaria. El directorio del Banco Central
de Venezuela, el 25 de enero de 2006, por intermedio de su Presidente en una
reunión de trabajo con esta Comisión informó haber ordenado una
investigación, un diagnóstico del tema sobre la Reforma Monetaria en nuestro
país”.

Más adelante definía el alcance de la reforma en estos términos:


Recurrentes a lo que dice y hace el Gobierno Bolivariano o la Asamblea

“Tampoco se trata de una simple operación de reducción de ceros a la


moneda, como han señalado algunos desconocedores de la propuesta o
simplemente opositores Nacional. No obstante, es obligante la corrección
monetaria por la existencia de billetes de alta denominación, hecho originado
en la inflación y las devaluaciones sucesivas, durante los últimos 25 años. La
idea de una reforma monetaria no es una mera cuestión de política monetaria,
se inscribe en la política económica-social que adelanta el Gobierno del
Presidente Hugo Chávez Frías que coloca el crecimiento sostenido, el aumento
de la productividad, la creación de empleos y la recuperación del capital
humano, entendida como la inclusión social y la calificación técnico-científica
de la fuerza de trabajo, en un escenario de baja inflación”.

Entre las bondades que se atribuirían a la reforma propuesta por la Comisión


de Finanzas del parlamento estaban:

“En primer lugar, la economía venezolana muestra desde el año 2004 avances
significativos en el manejo macroeconómico, en especial y particularmente, en
lo que corresponde al control de la inflación. Ciertamente, no hemos derrotado
la inflación, pero es imposible ocultar que se ha instalado un proceso de
desaceleración de la inflación en Venezuela en los últimos 3 años. Este
proceso de desaceleración de la inflación se ha logrado utilizando la política
que la ciencia económica considera es la mejor medicina, el mejor paliativo
contra la inflación: crecimiento de la producción y de la productividad. Un
segundo elemento de nuestra fortaleza se refiere al carácter de la política
económica heterodoxa adelantada por el Presidente Hugo Chávez y su equipo
ministerial. Esta no se detiene sólo en los llamados ‘equilibrios
macroeconómicos’. En tercer lugar, otro elemento de nuestra fortaleza se
expresa en el sector externo. Estos años hemos bajado la vulnerabilidad de la
economía venezolana en relación al sector externo, de una parte porque
hemos adelantado una política de reducción del peso de la deuda en el
presupuesto y de la disminución del saldo de ella”.

“El primer objetivo es estratégico, reducir la inflación a un dígito anual,


hablando de un nuevo bolívar que mantenga intrínseco su valor y restablezca
el valor fiduciario del dinero”. En concreto se habló de alcanzar un 3% de
inflación anual. Entre otros elementos con la reconversión, se buscaba la
reducción del cono monetario, es decir, disminución de la tenencia per cápita
de papel moneda, simplificar el manejo de cantidades, por parte de las
personas e instituciones públicas y privadas y facilitar los procedimientos
contables y de registro de cifras, del sistema financiero, de empresas públicas y
privadas, disminuyendo los gastos operativos y produciendo importantes
ahorros en la economía en términos de tiempo y recursos.
La tasa de inflación en Venezuela había mostrado un nivel de inercia
considerable desde finales de los años noventa no obstante el anclaje de la
tasa de cambio, según la evidencia empírica documentada en el libro Estudios
Sobre la Inflación en, VENEZUELA por José Guerra en 2002. En el año en el
cual se anunció la reconversión monetaria (2007) la inflación venía registrando
una aceleración que la ubicó en 22,5%, cinco puntos porcentuales mayor que
el año previo mientras que las tasas de inflación en los cuatro años siguientes a
la reconversión fueron mayores que en 2007, lo que evidencia la neutralidad de
la reconversión monetaria con relación a los precios.

Adicionalmente, el déficit fiscal persistió y el BCV a través de prácticas


contables cuestionables financió al fisco con impresión de dinero, aunque éste
no era el instrumento fundamental para cerrar la brecha fiscal sino más bien el
endeudamiento. Resultaba imposible alcanzar niveles de inflación en el entorno
de un dígito, como se propuso la reconversión, con un déficit fiscal recurrente y
creciente.

Desde el punto de vista operativo, las autoridades del BCV siguieron los pasos
apropiados para llevar adelante la reconversión. Ya en junio se habían
diseñado los nuevos billetes y determinado su valor nominal para luego
seleccionar en julio a las empresas impresoras, dada las restricciones de la
capacidad de producción de la Casa de la Moneda de Venezuela para
satisfacer toda la demanda de billetes, debido a que su fábrica solo puede
imprimir 450 millones de piezas al año trabajando dos turnos diarios. De esta
manera, en vista de los plazos establecidos por las empresas para imprimir los
billetes y acuñar las monedas, se realizó la importación y, a la par, avanzaron
los trabajos de adaptación de los sistemas de computación del sistema
bancario y de otros sectores de la economía a la nueva denominación
monetaria. Paralelamente, se ejecutó una intensa campaña comunicacional
para dar a conocer los nuevos billetes y las nuevas monedas, así como el
cambio en la escala numérica de la moneda. Algo similar se hizo con las
máquinas fiscales en los comercios.

“Todavía estamos en proceso de lograr que el crecimiento económico sea


estable y continuo, todavía estamos en lucha contra la inflación, hay tantas
cosas pendientes todavía que tomar una medida de esta naturaleza en este
momento me parece que sería inoportuno En una alocución en cadena
nacional de radio y televisión, realizada el 8 de marzo de 2007, el presidente
del BCV, Gastón Parra Luzardo, acompañado por los directores, puntualizó que
la reconversión monetaria contribuiría a fortalecer la moneda y a lograr la
estabilidad de precios. También expresó del BCV de un bolívar fuerte. Sin
embargo, el entonces director del BCV, Domingo Maza Zavala advirtió
lo siguiente: el presidente del instituto emisor que con la reconversión
monetaria el sistema de pagos ganaría eficacia al tiempo que se reforzaría la
confianza en el signo monetario.

Conviene puntualizar que desde la Comisión de Finanzas de la Asamblea


Nacional, cuyo presidente en 2006 era Rodrigo Cabeza, quien posteriormente
sería ministro de Finanzas, se hizo una solicitud formal al BCV para que iniciara
los estudios conducentes a la implantación de una reforma monetaria. En este
sentido, conviene citar los argumentos esgrimidos en favor de tal reforma en el
documento de la mencionada Comisión, titulado La reforma monetaria: un
punto de giro en la historia de la lucha contra la inflación en Venezuela, de
fecha 2 de agosto de 2006. Dice el documento:

“Al comienzo de este periodo legislativo (2006), la Comisión Permanente de


Finanzas de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela,
elevó a consideración del Banco Central de Venezuela, de manera muy
respetuosa, la solicitud de realizar un estudio, con el rigor técnico científico que
tiene el Banco Central de Venezuela, en relación a la posibilidad de que en
Venezuela se realice una Reforma Monetaria. El directorio del Banco Central
de Venezuela, el 25 de enero de 2006, por intermedio de su Presidente en una
reunión de trabajo con esta Comisión informó haber ordenado una
investigación, un diagnóstico del tema sobre la Reforma Monetaria en nuestro
país”. Recurrente y creciente.
La política macroeconómica seguida con la reconversión monetaria claramente
tenía una inconsistencia, derivada del hecho que se procuraba anclar la
economía con un tipo de cambio fijo en medio de un sistema de control de
cambio, mientras que las políticas fiscal y monetaria seguían un curso
claramente expansivo, lo que fue alimentando un proceso inflacionario
persistente. La tasa de inflación no resultó mayor debido a que el
endeudamiento y las importaciones debido a las elevadas cotizaciones del
petróleo, jugaron un rol de contención del aumento esperado de los precios.

En la medida en que la inflación no bajaba, el cono monetario perdía cada vez


más valor y las piezas de menor denominación fueron depreciándose,
volviéndose inútiles para las transacciones cotidianas. La respuesta del BCV
consistió en seguir emitiendo más de los mismos billetes con un costo enorme,
cuando ha debido plantearse al menos desde 2012, la necesidad de emitir
billetes de mayor denominación (los cuales estaban previstos desde 2007), en
virtud de la acelerada pérdida de valor de los billetes, como consecuencia de la
inflación, y que se tradujo en la necesidad de imprimir una cantidad inédita de
piezas, tal como se aprecia seguidamente.
Esa tardanza determinó que al cierre de 2016 el billete de Bs 100, el de mayor
denominación, apenas conservaba el 2% de su capacidad adquisitiva a los
precios de 2007 como se ilustra en el gráfico que sigue. La función económica
de los billetes y monedas sufrió así un colapso desde 2015 e hizo explosión en
2016, cuando fue palpable que los billetes en circulación eran insuficientes.
Esta situación se agravó cuando el gobierno decretó el 12 de diciembre de ese
año la extinción en un plazo de setenta y dos horas del billete de Bs 100, lo que
ocasionó un auténtico caos en el país. A los pocos días, anunciaron un nuevo
cono monetario sin que estuviesen disponibles los billetes.
En vista de la disfuncionalidad del cono monetario, visible ya desde 2012, la
mueva mayoría en la Asamblea Nacional, en particular la Comisión de
Finanzas, adelantó un estudio en marzo de 2016, del cual se dedujo una
propuesta a ser elevada ante el BCV con el objeto que se procediera de forma
perentoria a la actualización del cono monetario debido a las dificultades que el
mismo estaba generando a la economía. Efectivamente, se valoraba los costos
recesivos asociados a las transacciones que no se podían realizar por la falta
de efectivo y también los vinculados a la frecuencia de uso en las taquillas y
cajeros para retirar el limitado efectivo existente, dado los niveles de inflación.
El resultado en términos de la tasa de la inflación durante la primera
reconversión monetaria fue decepcionante al acumularse un alza de los precios
de 5.700% entre 2008 y 2017.

La nueva reconversión monetaria: antesala de la próxima

En cadena de radio y TV el presidente Nicolás Maduro anunció el 22 de marzo


de 2018, una nueva reconversión monetaria, similar a la realizada en 2007, al
eliminar tres ceros adicionales al cono monetario y que el nuevo grupo de
monedas y billetes entraría en circulación el 4 de junio de 2018. El decreto que
le da soporte jurídico fue publicado en la Gaceta Oficial No 41.336 del 22 de
marzo de 2018. Es importante destacar que esa normativa emitida por el
presidente de la República carece de legalidad por cuanto el mismo se
fundamenta en el Decreto de Emergencia Económica el cual no fue autorizado
por la Asamblea Nacional de acuerdo con el artículo 338 de la Constitución
vigente. La única posibilidad que tiene el presidente para dictar un decreto con
rango de ley es que esté habilitado por el parlamento para ese propósito y no lo
está. De igual manera, el artículo 156, numeral 11 de la Constitución pauta que
lo relativo a la moneda constituye reserva legal y por tanto cualquier cambio
debe hacerse con una ley.

Posteriormente el presidente del BCV, Ramón Lobo declaró que para el 3 de


junio todos los billetes del cono monetario anterior deberían estar recogidos
para ser reemplazados por los nuevos. Al momento del lanzamiento de la
reconversión, el billete de mayor valor nominal sería el de Bs 500 que a la tasa
de cambio oficial representaría US$ 11, en tanto que a la tasa de cambio
paralela equivaldría aproximadamente a US$ 2,5. A este bolívar se le
denominará bolívar soberano. A continuación se presenta la cronología de las
sucesivas modificaciones del cono monetario.

En febrero de 2018, según las cifras publicadas por el BCV había en circulación
15.558 millones de billetes de los cuales 2.634 millones corresponden a la
actualización del bolívar fuerte que se inició en enero de 2017. Un primer
problema operativo con esta segunda reconversión estriba en el hecho que el
lapso para el acoplamiento entre la fecha estimada para recoger los billetes y la
impresión de nuevos billetes en cantidades suficientes, no parece adecuado
por cuanto parece imposible que en apenas 60 días el BCV pueda
simultáneamente retirar de circulación los billetes viejos y emitir los nuevos en
cantidad suficiente. Esto es más grave si se considera que el tiempo que media
entre el diseño e impresión de una masa importante de billetes en una casa de
la moneda del exterior es de tres meses. Salvo que los billetes se hayan
mandado a imprimir, por lo menos en febrero de 2018.

A ello hay que agregar dos restricciones adicionales: la distribución de las


piezas en el sistema bancario y la puesta a punto de los cajeros automáticos
para la provisión de los billetes. En el primer caso, la flota de vehículos de las
empresas de transporte de valores y dinero está mermada por la obsolescencia
y problemas mecánicos. En el segundo caso, la calibración de la red de cajeros
automáticos y otras máquinas para que reconozcan los nuevos billetes y los
puedan dispensar, demora al menos dos meses.

Un segundo problema guarda relación con los costos de emisión de los billetes.
La planta de la casa de la Moneda de Venezuela tiene una capacidad de
producción muy inferior a lo que se requiere para sustituir completamente los
billetes y los que se imprimen allí se hace con materia prima totalmente
importada. Por tanto, el escenario más probable es aquel donde el BCV tenga
que importar masivamente billetes durante abril y mayo de 2018 para poder
dotar a la economía de las piezas suficientes para el 4 de junio, fecha prevista
para el comienzo de la circulación de los nuevos billetes.

Esto ocurre en un momento en que empresas impresoras como De La Rue


solicitaron en el pasado reciente el pago por deudas pendientes. En efecto,
según comunicación del 8 de marzo de 2016 dirigida a José Khan, director del
BCV, la empresa De la Rue International Limited, exigía que se le pagase US$
71.421.030 antes del 24 de marzo de 2016 más el cierre de garantías por US$
97.626.958 por concepto a contratos de suministros de billetes y papel para
pasaporte. Ello sugiere que el crédito del BCV con esa y otras empresas debe
estar severamente afectado, por lo tanto debería pagar de contado en un
contexto en que las reservas internaciones del ente emisor están en su
mínimos históricos, en particular su fracción líquida. A ello se suma la
restricción de financiamiento externo debido al default de la deuda externa.

Con un supuesto razonable de mantener 40 billetes por habitante para el lapso


julio a diciembre de 2018, algo inferior a los 46 billetes por persona durante
2008, se requerirán 636 millones de billetes para cerrar 2018. Ello a un costo
de seis centavos de US$ por cada pieza, implicaría una erogación de US$ 38,1
millones, sin incluir los costos de fletes y seguros más los gastos de
distribución. Para los años sucesivos habría que gastar un monto
sustancialmente mayor.

De allí se deriva el tercer problema, el de la inflación estimada para 2018 en


vista de la hiperinflación que experimenta la economía, lo cual hace una
diferencia fundamental con 2007. Tomando en cuenta una tasa de inflación de
50% promedio mensual entre julio y diciembre de 2018, el valor real de los
billetes de Bs 500, Bs 200 y Bs 100, se reducirían sustancialmente como se
muestra en el gráfico siguiente. Una tasa de inflación de 40% no haría gran
diferencia ni cambiaría la tendencia.

Esto sugiere que de seguir la hiperinflación por 6 meses más, a partir de junio
de 2018, habrá que emitir billetes de mayor denominación o hacer una nueva
reconversión monetaria porque replicar lo ocurrido entre 2012 y 2016 donde se
prolongó excesivamente la vigencia del como monetario del bolívar fuerte, sería
extremadamente costoso e ineficiente para la economía.

Llama la atención la elección del día 4 de junio para proceder a la introducción


de la nueva moneda. Adoptar la medida en medio del año comercial, calendario
y fiscal, implicaría, necesariamente, que para efectos tributarios y corporativos
las empresas deban llevar una contabilidad dual hasta el cierre de sus años
comerciales, en su mayoría el 31 de diciembre de 2018, pero en algunos casos
el 31 de marzo de 2019.

Igualmente, no hay antecedentes para el manejo de presupuestos con cambios


de unidad monetaria en medio de los ejercicios. Muchos de estos temas
tuvieron soluciones relativamente eficaces en 2007 debido a que el Bolívar
fuerte entró en vigencia coincidiendo con el año calendario y fiscal, el 1 de
enero de 2008. También se aprovechó que ese día fue, como es costumbre,
feriado, así como los tres días previos, para realizar los últimos ajustes
requeridos en los sistemas de computación.

Finalmente, hay un conjunto de otros asuntos de orden operativos que el plazo


de implantación del bolívar soberano no ha contemplado adecuadamente tales
como los cambios en los sistemas de computación de los bancos, el
entrenamiento del personal, la adaptación de las maquinas fiscales, la
necesidad de reparar cajeros, la dotación de más puntos de ventas para
minimizar el uso del efectivo, entre otros. A ello se agrega la virtual
imposibilidad del pago con la nueva familia de billetes y monedas de la
gasolina, el metro y otros servicios públicos con precios excesivamente bajos.

La a inflación anualizada en Venezuela escaló a 6.147%, de acuerdo con un


estudio de la asamblea nacional, de mayoría opositora, divulgado este lunes 12
de Marzo del 2018..

Según el informe, el índice de precios en febrero pasado aumentó 80%, por


debajo del 84,2% reportado por la Asamblea Nacional para enero.

Según el informe, el índice de precios en febrero pasado aumentó 80%, por


debajo del 84,2% reportado por la Asamblea Nacional para enero.

Para el día de hoy, vista el ataque que se tiene contra nuestro país en el área
económica, conduciendo a una híper inflación inducida, donde hay un ataque
bestial que se inició con la elección del presidente Chaves en año 1999, donde
se ataca atreves de nuestro signo monetario, haciendo que nuestro último cono
monetario inoperante, donde la delincuencia económica opera de la manera
siguiente “compro, cambio y vendo” nuestro papel moneda pagándolo hasta
más de un 100 por ciento, extrayendo de esta manera nuestro papel moneda
del mercado nacional, donde los agentes operativos se estima son Árabe,
chinos y Colombianos, es por ello que el gobierno nacional programo de nuevo
esta última reconversión monetaria que entra en vigencia a partir 4 de junio del
2018.

La reconversión monetaria en Venezuela

Es una medida adoptadas por el Gobierno venezolano para hacer frente a los
ataques contra la economía venezolana, consiste en una política que tiene
como objetivo colocar correctivos a elementos que deterioran la economía,
como la inflación, la liquidez monetaria, la disminución del poder adquisitivo,
entre otros.

Para qué sirve la reconversión monetaria?

La medida busca crear las condiciones para disminuir la vulnerabilidad ante


elementos que desestabilicen la economía de la nación.

“Esta acción contribuirá a defender la moneda nacional del ataque financiero


perpetrado por sectores imperialistas”, Ramón Lobo afirmo que “frente a un
proceso inflacionario que obedece a circunstancias de agresión económica a
Venezuela. Por ello tomamos acciones para enfrentar a esos ataques“. La
reconversión no es una medida aislada y vendrá acompañada del nuevo cono
monetario.

¿En qué consiste?

La reconversión monetaria se basa en la transformación paulatina del signo


monetario a una nueva escala, es la simple disminución de ceros a la moneda
actual, sin que pierda su valor adquisitivo.

La reconversión monetaria antes la eliminación de los ceros, se debe avanzar


hacia la creación de un nuevo cono monetario, en tal sentido el presidente
del informó que Venezuela contará con una nueva serie de monedas de 0,5
céntimos y un bolívar así como billetes de 2, 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500
bolívares.

Beneficios de la reconversión

Entre los beneficios expresos de la reconversión económica se encuentran la


estabilidad económica y del poder adquisitivo de los ciudadanos.

Simplificar las transacciones contables

Nuevo cono monetario busca sanear la economía en Venezuela

Evitar la pérdida del valor nominal de la moneda y soberanía monetaria,


reducción de la inflación y desajustes económicos.

El presidente Nicolás Maduro, firmó el decreto de reconversión monetaria para


"avanzar hacia internacionales. y la estabilidad económica del país".

El presidente del Banco Central de Venezuela, Ramón Lobo, informo que la


conversión y el nuevo cono monetario son medidas en defensa de la soberanía
de la moneda venezolana frente a los ataques
Fuente: BCV

Asamblea nacional

José Guerra diputado , economista, ex director de Investigaciones del


Banco Central de Venezuela, profesor asociado de la Escuela de
Economía de la UCV y miembro de la Comisión de Finanzas de la
Asamblea.

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