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Diferencias:

¿Defectos o virtudes?

Miguel Fernandez
ORDEN EXPOSITIVO

El mundo es un lugar de sueños rotos y esperanzas vacías. Habitado por casi siete mil
millones de personas, en el se puede apreciar la miseria común que culturalmente se le conoce
como “vida”. Los humanos, generalmente, viven sus vidas (miseria común) con objetivos de
placer, felicidad y satisfacción, y buscan con ansías cumplir cada una de sus metas, a pesar de que
se vuelvan más miserables aún al no poder cumplir siquiera la mitad de ellas. En el mejor de los
casos, un individuo actuará con egoísmo para completar sus objetivos, siendo indiferente a cuales
otras vidas puedan arruinar en el proceso de su “realización” (Es como le dicen los humanos al
cumplimiento de sus sueños y la satisfacción pasajera que sienten consigo mismos).

La mayoría de estos individuos jamás comprenden el hecho de que no existe la llamada


“Satisfacción absoluta”, la cual todos creen que tendrán cuando cumplan su mayor objetivo; al
lograr algo que este desee alcanzar, tratara de ir más alto. La mayoría se hunden en el intento,
cabe destacar. Este es un simple hecho que le inalcanzabilita la felicidad al ser humano.

Un factor muy común formado por una numerosa masa de “Miserias comunes” es llamado
Sociedad, esta se basa en un sistema de acusaciones hacia la mayoría de las vidas por ser
diferentes. En un concepto más básico, estos tienen una pequeña creencia llamada “moral” la cual
juzga las diferencias de las personas que conforman las sociedades, las cuales desde un muy
razonable punto de vista pueden verse como virtudes. Es evidente que las personas no lo ven de
este modo debido a lo mucho que las ciegan el prejuicio.

ORDEN ARGUMENTATIVO

Estas sociedades están tan guiadas por conceptos políticos, religiones, culturas, las cuales
lo único que parecen hacer es dividir a las personas por las ya mencionadas diferencias, hacer que
éstas estén en contra de ellas mismas, que se enfrenten unos con otros, y de esta forma impedir el
orden y la paz entre las sociedades; básicamente, haciendo aún más miserables a las vidas de
quienes son víctimas de estos grupos.

En mi opinión, jamás se tiene un lugar en la sociedad; la sociedad tiene un lugar en ti y con


esto eres más vulnerable a ella, te sofoca, te ahoga y disfruta tu sufrimiento.

ORDEN INSTRUCCIONAL

Se me es tan fácil recordar cómo puedes ser violentamente juzgado por las vidas que te
rodean. Ser diferente, desafiar lo moral, oponer a una poderosa entidad religiosa, apoyar un
bando político despreciado por tu familia (Sin duda alguna, todos los bandos políticos son
colosalmente incrédulos y en lugar de buscar una mejora para su nación prefieren pensar en la
competitividad y el placer que representa el ganarle al adversario), tener gustos poco corrientes,
establecer un estilo de vida único y, otra vez, desafiante a lo moral. De una manera u otra, la
sociedad es un batallón enorme que no dejara de encontrar diferencias por las cuales acusarte.

ORDEN DESCRIPTIVO

Una de las tantas víctimas de la sociedad se llamó Alicia, y era una Jirafa espacial.
Alicia era hermosa, tan noble que jamás podría hacer daño a nadie. Tenía un cuello muy
largo y además de todo, la jirafa era muy inteligente y amigable. Era tan joven... Vivía en un
humilde asteroide que era gris, sucio y pequeño, junto a la comunidad del asteroide.

ORDEN NARRATIVO

La pobre Alicia era víctima del prejuicio de las otras criaturas que la rodeaban. La
despreciaban por lo alta que era, simplemente la trataban mal por su diferencia.

Un día se escuchaba el llanto de un bebe dinosaurio-espacial que se quedo en lo más alto


de una manzana gigante del asteroide. Nadie supo como llego ahí, y culparon a la jirafa de
montarlo encima de la manzana, y asimismo, de “maltratarlo”. Sin embargo, tras dejar de
concentrarse en buscar culpar a la jirafa, nadie podía bajar al bebe. Alicia gozó lo largo de su cuello
y se estiro hasta tomar al bebe con los dientes. Al bajarlo, debido al peso de éste, su cuello se
rompió. Con suerte dejo al bebe en tierra firme y, entre sollozos, se tiró en el suelo, adolorida por
su roto cuello.

Las otras criaturas razonaron que si con el peso del bebe ella se rompía el cello, no pudo
haberlo montado en la manzana gigante; y se disculparon con ella por haberla juzgado mal y
tratado así durante todos aquellos años, cuando en realidad ella era de buenas intenciones, y
actuó como heroína en su último momento.

Pero era tarde, ella solo dejo caer un par de lágrimas y dejó de vivir.

Siempre las cosas son iguales, las personas son juzgadas injustamente por sus infames
diferencias a la comunidad, y tienen que soportar una sufrida vida llena de prejuicio. Solo es
cuando haces algo que los beneficia a ellos que se dan cuenta de que tus diferencias no son malas,
si no algo por lo cual agradecer. Puede que el momento que se den cuenta de dicha cosa es
cuando tengas que romperte el largo cuello y les toca a ellos sentir culpa por hacerte la vida aún
más miserable, pero, ¿De qué vale? Si ya no tendrás más vida por delante.

Esto sirvió como motivo de reflexión a la comunidad del asteroide, que aprendieron a no
juzgar mal a las personas, y aceptarlas con sus diferencias. Pero para darse cuenta de esto, se tuvo
que sacrificar la vida de una triste jirafa.

ORDEN DIALOGICO

–No creerás que fue justo lo que sucedió con la jirafa, ¿Verdad? –Preguntó la profesora
Lizmar a Miguel, uno de sus alumnos de su clase de castellano, tras terminar de leer en voz baja el
texto de Alicia la Jirafa, dentro de un trabajo escrito por el chico.

–No –Respondió Miguel sin ánimos –Pero tampoco me sorprende, mucha gente ya sufre
por el daño que le causan los otros al ser tan egoístas. La sociedad está repleta de miserias
comunes, gente haciéndose daños unos a otros, sin parar a disculparse siquiera.

–Entiendo, pero es grave que un inocente, y peor aún, una víctima de prejuicio pierda su
vida y es ahí cuando todos se percatan del mal que le hicieron –Reprochó la profesora, moviendo
la cabeza de un lado a otro.
–Quizás eso demuestre, profesora, que las sociedades si son capaces de aprender que
hacen sufrir a los demás, que está mal juzgarlos por sus diferencias, y bajo esa circunstancia se
arrepienten, y dejan de hacerlo –Razonó Miguel –Claro, es muy deprimente que un caso de estos
sea la muerte de una jirafa, pero tras hacerse tanto daño a sí mismo, el ser humano podrá darse
cuenta de que hay miserias más grandes y dejan de empeorarlas

–Pero –Dice la profesora Lizmar –Ahora dices que puede también darse cuenta cuando
sienta todo el daño que puede hacerse a sí mismo, eso también indica que es egoísta el sujeto.

–Estoy muy consciente de ello –Asintió el chico –Pero al menos con eso el prejuicio tendrá
un paro, ¡Es un progreso!

–Entonces, en contradicción a tu teoría –Concluyó la profesora señalando el trabajo de


Miguel –El ser humano no es solo escoria, muchos pueden dejar de hacer sufrir a los demás por
voluntad.

–Eh, yo nunca he dicho que lo fuese –Se defendió Miguel.

La profesora, tragándose las ganas de sonreír, tomó el bolígrafo y le puso nota máxima al
trabajo del chico.

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