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Por otro lado, la Universidad como institución educativa hace parte de las instituciones de
socialización, que a pesar de encontrarse en crisis, aporta a la formación en valores,
creencias, y un sinnúmero de referentes prestos para que el sujeto lleve a cabo su vida
social. En síntesis, la universidad no solo hace parte de los centros de producción de
conocimiento, también aporta a la formación de sujetos sociales, de ahí que exista una
estrecha relación entre la universidad y la formación de ciudadanos. Es así como podemos
referir algunos interrogantes frente a qué tipo de ciudadanos se forman hoy en las aulas
de clase, máxime cuando F. Xavier Guerra señala que el ciudadano no solo nace, se hace.
¿Cuáles son los referentes de ciudadanía propuestos por la universidad?: los de la
obediencia y respeto de las normas1; aún es un reto para la institución educativa el
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La Universidad Tecnológica de Pereira viene desarrollando desde el año 2005 el proyecto de Cultura
Ciudadana y Convivencia Social, algunos de sus componentes más importantes han sido promover el respeto
propenden por procesos de formación que reconozcan la pluralidad y la diversidad como
potencial para el reconocimiento de la diferencia y esta a su vez como factor que propicia
el vínculo entre institución y contextos social.
Si entendemos que lo público, como señala Victoria Kandel -haciendo referencia a Hannah
Arendt-, es “un espacio de aparición que permite que las obras y las palabras (acción y
discurso) sean mutuamente reconocidos por los actores y que la pluralidad, constitutiva de
la condición humana, se manifieste”2, haremos de la escena pública un lugar común
donde debe ser posible el reconocimiento de diversos actores, con prácticas igualmente
diversas. Lo público ya no se identifica como un todo homogéneo, por ende, hoy
evidenciamos la coexistencia de esferas públicas, en plural, que desafían los dispositivos
de control definidos por un modelo social homogéneo.
y el buen uso de los espacios públicos, la formación ciudadana, el teatro como herramienta de formación y
difusión de campañas pedagógicas, entre otras. Es muy importante reconocer la labor que la universidad ha
desempeñado al hacer apuestas por enriquecer escenarios informales dentro de la propia institución educativa
en los que se valore y reconozca a los sujetos como generadores de propuestas de trabajo en equipo y de
impacto dentro y fuera de la institución.
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KANDEL, Victoria. “Espacio público y Universidad”. En: GARCÍA Raggio, Ana María, y otros. La política
en conflicto: Reflexiones en torno a la vida pública y la ciudadanía. Buenos Aires: Prometeo Libros. 2004. p.
144.
La mención a una sociedad globalizada y donde el conocimiento determina la prosperidad
de algunos de los países desarrollados, ha favorecido que la masificación de la prensa –de
élite e independiente- a través de TV y de los medios electrónicos acerque a diversos
ciudadanos, -que antes no tenían ningún contacto con la dinámica de cómo funcionaban
las instancias de poder, la representación política y de qué manera se tomaban las
decisiones, o quiénes eran los que influían en la aprobación de las leyes o en el dinero que
se asigna a cada grupo o comunidad- permitiéndoles que hoy tengan una noción mucho
más clara de ello y una posición al respecto.
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La universalidad es una de las características más relevantes de los derechos humanos, pues a partir de la
declaración universal de los derechos humanos (1948). Se incluyen todos los individuos y grupos
poblacionales pertenecientes a la humanidad. El artículo 2 de dicha declaración plantea: “Toda persona tiene
los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquier otra condición”.
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Se afirma que la construcción de la concepción de democracia tiene un carácter histórico, porque ésta es el
producto de la acumulación de una serie de aportes, que han hecho distintos pueblos en diferentes lugares y
momentos. Recordemos que en la época Antigua, ya los griegos hablaban de democracia, y fueron ellos
quienes acuñaron el término que nosotros actualmente usamos como ciudadano, el cual se refería a los
habitantes de la ciudad quienes gozaban de igualdad y libertad política.
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Declaración universal de los derechos humanos; Pacto internacional de los derechos civiles y políticos,
Pacto internacional de los derechos sociales, económicos y culturales; Pactos internacionales de la OIT
(Organización Internacional del Trabajo).
falta que se garanticen las condiciones para su cumplimiento. Jaramillo (2005, 27) nos
dice:
“(…) Los derechos humanos si bien pueden estar escritos en cartas, convenciones,
leyes y normas, lo mismo que pueden existir mecanismos institucionalizados para
su protección, si no se convierten en objeto de aprendizaje y reflexión de la
ciudadanía de a pie terminan siendo “letra muerta”. ¿Cuáles derechos si todo el
mundo los viola? o ¿Cuáles derechos, si nadie los garantiza en realidad y hasta el
Estado los viola?”
Se puede, por tanto, afirmar que la práctica de los derechos humanos, tienen una lógica
dialéctica, es decir que cumple ciclos de transformación, los cuales parten de procesos de
reivindicación, se concretan a través de la positivación, y necesariamente, deben atravesar
otro momento de materialización, aprendizaje e incorporación a la cultura.
E aquí pues, uno de los principales retos actuales de los derechos humanos: Construir
hacia estos una cultura de respeto y promoción. En la que los distintos actores, ya sean
ciudadanos de a pie – como lo señala Jaramillo-, ciudadanos corporativos – como se
refiere el Pacto Global hacia las empresas-, gobernantes e instituciones en general, tomen
responsabilidad y reconozcan que la realización de los derechos humanos es un asunto
directamente relacionado con el desarrollo.
En otras palabras un enfoque de los derechos humanos como cultura, apunta a superar las
enormes brechas entre distintos sectores de la sociedad, a vincular de manera oportuna y
participativa a la ciudadanía en los distintos asuntos públicos, a qué todas las personas
conozcan a profundidad sus derechos y que existan los mecanismos institucionalizados
para que estos puedan efectuarse.
Considerando los elementos arriba señalados sobre la realidad social, política, económica
y cultural, varios argumentos pueden presentarse sobre el papel que debe cumplir la
Universidad en el campo de acción de los derechos humanos.
Para empezar, podemos recoger la demanda sobre garantizar a todos los miembros de la
comunidad educativa unas condiciones de vida digna mínimas necesarias, para
mantenerse vinculado al sistema educativo. Asunto, frente al cual, es preciso distinguir
que la Universidad (en caso de ser pública), si bien es una institución Estatal, su razón
social, está delimitada a las áreas de la investigación, la innovación y la docencia; y por
tanto, la protección y garantía de otros derechos como la vivienda y la salud, no son su
competencia, y para ello existen instituciones estatales específicas6.
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La Universidad por su parte, se compromete a respetar los derechos humanos y a no ser cómplice de su
vulneración. La UTP respeta los Derechos Humanos en la medida que obedece a la ley y a los principios en
DDHH en su funcionamiento interno, y promueve el respeto en la medida que conjugue acciones
encaminadas a construir ambientes de respeto entre los actores y los grupos de interés de la vida universitaria.
entonces debe tener unas políticas claras, en las que los investigadores deban preguntarse
por el uso social de sus investigaciones, en la correspondencia entre las necesidades del
contexto social y los productos que se buscan con el ejercicio académico. De igual manera
se espera de los proyectos de innovación.
Volvemos así, sobre la materia de cómo la labor que desempeñe la Universidad impacta la
región a la que pertenezca, pues los actuales estudiantes, serán los futuros empresarios,
gobernantes y ciudadanos en general. Al respecto Beltrán (2007) dice que:
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Tomado de: http://www.ucm.es/info/solidarios/index.php, 21 sep. 2010.
De este modo la enseñanza que se imparte en el centro educativo brinda también un
marco ético de referencia, el cual se busca que sea interiorizado al punto tal que se
incorpore a nuestra cotidianidad la cultura del respeto por los derechos humanos.
(Quadrelli y Rovetto, 2009) llaman la atención sobre que:
Bibliografía Unidad 3
BOTELLA, Joan. (1997). “En torno al concepto de Cultura Política: Dificultades y recursos”.
En: Del CASTILLO, Pilar y CRESPO, Ismael (edits.). Cultura Política: Enfoques teóricos y
análisis empíricos. Valencia: Tirant Lo Blanch.
Del REY Morato, Javier. (2004). La Comunicación Social en la Era de la Globalización. En:
http//www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ric05a05.htm. 23 de junio de 2004.
KANDEL, Victoria. (2004). “Espacio público y Universidad”. En: GARCÍA Raggio, Ana María,
y otros. La política en conflicto: Reflexiones en torno a la vida pública y la ciudadanía.
Buenos Aires: Prometeo Libros.
LÓPEZ de la Roche. (1993). “Tradiciones de cultura política en el siglo XX”, En: CÁRDENAS,
Miguel Eduardo (coord.). Modernidad y sociedad política en Colombia. Santa Fe de
Bogotá: Foro Nacional por Colombia.
URIBE, María Teresa. (2001). Nación, Ciudadano y Soberano. Medellín: Pregón LTDA.
Beltrán & López (2003) “Derechos humanos en la enseñanza universitaria” disponible en:
http://www.educacionenvalores.org/spip.php?article2260
Quadrelli & Rovetto (2009) “La universidad y los derechos humanos” Diario El País (17 de
febrero) Artículo de opinión. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-
120090-2009-02-17.html