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título original: CURSO DE DERECHO PROCESAL CIVIL

• Medidas Prejudiciales y Precautorias - Juicjo


Ordinario - Jujcjo Sumario

© Es propiedad del Autor:

Lenin LiIIo Hunzinker

Diseño de Portada:

Octavio Alvarez Ferrari

2 Edición - Año 2002

Editorial Jurídica La Ley Ltda.

San Martín 40-B - Of. 10 - Fono 6726471

Santiago, Chile

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Queda hecho eI depósito legal

Registro de Propiedad Intelectual N° 102.024

ISBN: 956-7844-25-9

Prohihida la reproducción total o parcial de este libro,

por cualquier rnedio, sin autorización del editor


LENIN LILLO H.
Ministro de la Corte de Apelaciones de Temuco
Profesor de Derecho Procesal
Universidad Católica de Temuco

CURSO DE
DERECHO PROCESAL
CIVIL

•Medidas Prejudiciales y Precautorias

•Juicio Ordinario

•Juicio Sumario

PROLOGO

La Universidad Católica de Temuco, se enorgullece en


patrocinar la obra del docente de la Escuela de Derecho, don
Lenin Lillo H., titulada Curso de Derecho Procesal Civil. La labor
del equipo docente no se agota en las salas de clases. Las
explicaciones de los maestros quedarán siempre en la memoria y
en la comprensión de los alumnos, pero la obra escrita es
perenne, estará para siempre en las bibliotecas de los expertos
para ser consultada cada vez que sea necesario resolver un
conflicto humano. E1 trabajo que presentamos hoy día, es el
resultado de la experiencia del autor, de muchos años en la
administración de justicia enfrentado a las contingencias reales,
por una parte, con las vivencias de años de docencia directa, por
otra. La amalgama de ambas experiencias generó la obra que nos
complacemos en presentar, relativa a una temática del derecho,
fundamenta1 en la convivencia social y en la paz socia1.

Con la obra de nuestro docente, esta Corporación Privada


de Educación Superior hace un nuevo aporte a la cultura jurídica
de nuestro país, reconociendo la calidad e importancia del trabajo
del autor. Es nuestro aporte a la juventud, a los estudiantes, y al
desarrollo y engrandecimiento de nuestro país.

PROCEDIMIENTO C1VIL

GENERALIDADES

JUICIO: Es la contienda actua1 entre dos o más personas


sobre un derecho, que se somete a la decisión de un tribunal.

PROCESO: Es el conjunto de actos desarrollados tanto por


las partes, como por el tribunal y ciertos terceros, destinados a
provocar la protección de un derecho.

PROCEDIMIENTO: Es la forma racional y metódica en que


han de actuar los tribunales para administrar justicia, y los
particulares para solicitarla y obtenerla. Los actos jurídico
procesa1es han de desarrollarse en forma sucesiva, combinada y
lógica.

EL PROCESO, es el género, puesto que no siempre existe


contienda por ej., los actos no contenciosos. EL JUICIO, es una
especie de proceso que implica contienda o controversia.

ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL JUICIO

a) Contienda actual

b) Las partes entre las cuales se produce la contienda.

c) E1 tribunal llamado a resolverla.

Estos elementos son esenciales y su falta provoca la


inexistencia cle la relaciõn jurídico procesa1.

ELEMENTOS ESENCIALES DEL JUICIO

A) La competencia del tribunal,

B) La capacidad de las partes Litigantes para comparecer


enjuicio; y

C) La observancia de las formalidades prescritas por la ley


para la validez de los diversos actos jurídicos procesales que 10
constituyen.

Tanto los elementos constitutivos como los que hemos


denominado esenciales, se conocen como presupuestos
procesa1es, siendo indispensable su presencia para la validez de
la relación jurídica que se forma entre las partes y el tribunal.
CLASIFICACION DE LOS PROCEDIMIENTOS

1. SEGUN LA MATERIA

a) Procedimientos civiles, en ellos se dirime un conflicto de


intereses de carácter civil, expresión que debe tomarse en un
sentido amplio, comprensiva de materias regladas por los Códigos
de Aguas, Comercio, etc.

b) Procedimientos criminales o penales, son los utilizados para


sancionar a los que alteran o infringen el orden y la paz sociales

2. SEGUN EL FIN U OBJETO

a) Dec1arativos Se persigue la obtención de una sentencia


que se limite a declarar la existencia o inexistencia de una relación
jurídica concreta o sobre sus consecuencias, o un efecto
constitutivo mediante el pronunciamiento de la sentencia
respectivas

b) Ejecutivos A través de ellos se persigue el cumplimiento


forzado de una obligación que consta de un título al que la ley le
atribuye mérito ejecutivo.

3. SEGUN SU FORMA DE TRAMITACION

a) Ordinarios o comunes, en ellos se reúnen las máximas


garantías procesales y se encuentran presentes todos los trámites
y posibilidades que la ley pone a disposición de las partes

b) Especiales, en ellos, el procedimiento se encuentra


sujeto a las normas de carácter excepcional contempladas por la
ley.

4. SEGUN EL VALOR DE LO DISPUTADO

a) Mayor cuantía, en ellos el valor de lo disputado es


superior a(~$ 327.066.)

b) Menor cuantía, el valor de lo disputado supera los (~$


16.348)r no excede 1os(~$ 327.O66~(artículo 698 C.P.C.).

c) Mínima cuantía, son aquellos cuya cuantía es inferior a


(~$ 16.348~(artícu1o 703 del C.P.C.).

5. SEGUN SU RITUALIDAD
a) Verbales.

Presentan las siguientes características:

I. - Inmediación, se garantiza la presencia ininterrumpida en


el proceso de las personas cuya intervención como juzgadores,
partes, defensores, es indispensable.

II. - otros principios, siendo uno de ellos, fundamenta: la


identidad de las personas que constituyen el tribunal durante el
proceso y las que emiten la sentencia.

III.- La máxima concentración de los actos procesales: se


trata de aproximar los actos procesales a otros mediante la
abreviación no sólo material, sino en el tiempo.

b) Escritos.

Nuestro procedimiento se caracteriza por ser escrito.


Significa que los juicios se substancian dejando testimonio literal
de las solicitudes que se presentan, de las actuaciones procesales
que se practican y de las resoluciones que dicta el tribunal.

En nuestra legislación procesal, también hay actuaciones


que se verifican verbalmente, dejándose constancia escrita de
ellas en el proceso, tal ocurre por ej. con la prueba test1monial, la
confesión, el comparendo de estilo en el juicio sumario, etc.

EL JIJICIO ORDINARIO DE MAYOR CUANTIA

GENERALIDADES Se encuentra ubicado en el Código de


Procedimiento Civil y específicamente reglamentado en el Libro
11.

CARACTERISTICAS

1 . - Es un procedimiento declarativo.

Se persigue el reconocimiento o declaración de un derecho,


que ha sido desconocido o menoscabado.

2.- Es un procedimiento común.

Se aplica cada vez que la ley no seña1a un procedimiento


especia1 a una acción, atendida su naturaleza.

3. - Es un procedimiento supletorio.

Sirve para completar los vacíos en los procedimientos


especia1es, cuando no existe una norma expresa sobre la materia
-art. 3Ø C.P.C.-, ej.: requisitos de la demanda.

ETAPAS DE DESARROLLO DEL JUICIO ORDINARIO

Se distinguen tres etapas fundamentales:

I.- Período de discusión.

IL- Período probatorio.

IL- Período de sentencia.

I. PERIODO DE DISCUSION

Comprende cuatro escritos fundamentales que son:

1.- La demanda.

2. - La contestación a la demanda.

3.- La réplica.
4. La duplica.

II. PERIODO DE PRUEBA

Es el que media entre la resolución que recibe la causa a


prueba y el trámite de citación a las partes para oír sentencia. En
esta etapa, las partes deben probar los hechos que sirven de
fundamento a los derechos invoca-dos; y las observaciones que la
prueba rendida les merece.

III. PERIODO DE SENTENCIA

Es el que media entre la citación para oír sentencia y el


pronunciamiento de ésta.

INICIACION DEL JUICIO ORDINARIO

Por regla general, el juicio ordinario comienza con la


demanda. Sin embargo, sobre la manera de iniciarse el juicio
ordinario, existe la excepción constituida por ciertas diligencias
que pueden preceder a la demanda y que nuestro Código de
Procedimiento Civil designa con el nombre de medidas
prejudiciales, excepción que el propio art. 253 reconoce
expresamente, al señalar: Todo juicio ordinario comenzará por
demanda del actor, sin perjuicio de los dispuesto en el Título IV de
este Libro, o sea, el que trata precisamente de las medidas
preparatorias del ex-presado juicio. Por eso, conviene iniciar el
estudio de tales gestiones o diligencias de carácter previo, aunque
extraordinarias, para seguir con el juicio ordinario en su aspecto
normal. Pero hay todavía, a nuestro entender, algo sobre el cual
vale detenerse, y es el punto relacionado con la demanda de
jactancia.

I. DE LA JACTANCIA

La comparecencia ante los tribunales de justicia a ejercitar


una acción, entablando una demanda, es uno de los tantos
derechos que la ley garantiza a los individuos, y que éstos son
libres de practicar. A nadie se obliga a
poner en juego su derecho a la acción, sa1vo en contra del
jactancioso jactancioso, o sea,1a persona que ha manifestado
ostensiblemente corresponderle un derecho de que no estuviere
gozando. En tal caso, como dicha manifestación involucra el
desconocimiento o repudio del mismo derecho de quien lo goza
actualmente, la ley concede a esta persona la de-nominada
acción de jactancia)para obligar a aque11a, a deducir demanda
dentro del plazo de diez días, bajo apercibimiento, si no lo hiciere,
de no ser oída después sobre ese derecho.

CONCEPTO

Nuestra legislación positiva no ha intentado ninguna


definición de la jactancia en materia jurídica, pero sí lo ha hecho la
Corte Suprema, a través de un fallo de casación y, al respecto,
manifiesta: Es una acción judicial de excepción que sólo procede
cuando una persona hace alarde injusto y público de un derecho,
a lo que podría agregarse, del que no estuviere gozando, sin
reclamarlo ante los jueces.

CARACTERISTICAS

La acción de jactancia es de índole meramente procesal,


tanto en razón de su objetivo cuanto por el hecho de aparecer
incorporada y reglamentada de un modo exclusivo en el Código
de Procedimiento Civil y en el lugar correspondiente a la manera
de iniciar el juicio ordinario.
LENIN LILLO H.
LENIN LILLO H.
REQUISITOS DE PROCEDENCIA

Para que exista jactancia en el sentido jurídico del término,


es indispensable que concurran los siguientes requisitos:

a) La manifestación del jactancioso debe referirse a un


derecho específico y garantizado por la ley;

b) De tal derecho será preciso que el jactancioso no


estuviere actualmente gozando; y

c) Su manifestación reclama una constancia por es-crito, o


haber sido hecha de viva voz delante de testigos.

a) LA PRIMERA DE LAS EXIGENCIAS. Indica la existencia


de una manifestación cierta y determinada por parte del
jactancioso, debiendo representar dicha declaración una
verdadera amenaza o provocación contra quien ejerce el derecho
actualmente. En cuanto al derecho Invocado por el jactancioso,
debe ser uno reconocido legalmente, que su pretendiente se crea
con facultad de impetrar en su favor y los tribunales sean
competentes para decidir al respecto.

b) RESPECTO DE LA SEGUNDA DE LAS EXIGENCIAS.


resulta ajeno a toda duda que nadie puede entablar la acción de
jactancia cuando el jactancioso está en posesión y goce del
derecho que manifiesta corresponderle

c) EN CUANTO A LA TERCERA EXIGENCIA. Para dar por


jurídicamente establecida la jactancia, son tres las formas que
permitirán evidenciar la manifestación del jactancioso, de las
cuales las dos primeras asumen un carácter extrajudicial y la
última puede ser hecha dentro del juicio:
a) por escrito;

b) de viva voz y ante dos personas hábiles, por lo


menos, para testificar civilmente, y

c) por parte de quien haya gestionado un proceso


crimina1 del que puedan emanar acciones civiles contra el
acusado~ para el ejercicio de esas acciones.

TRAMITACION

La acción de jactancia es personal, de índole mera-mente


procesa1 y se tramita de acuerdo a las reglas del juicio sumario.
E1 juez competente para conocerla no es otro que el del domicilio
del demandado>y prescribe en seis meses, contados desde la
fecha en que tuvieron lugar los hechos en que pueda fundarse.

En la demanda respectiva, el actor ha de pedir


precisamente que se obligue al jactancioso a deducir demanda
dentro del plazo de diez días, bajo apercibimiento, si no lo hace,
de no ser oído después sobre el pretendido derecho, manifestado
por su parte de la manera y en las circunstancias que hemos
analizado.
Tramitada la demanda en la forma antedicha y prevista por
la ley, si se da lugar a ella y vence el plazo concedido al
jactancioso para deducir su acción sin que cumpla lo ordenado,
deberá la parte interesada —el actor— solicitar se declare por el
tribunal el apercibimiento referido en el art. 269 del C.P.C. Esta
última solicitud, en que se persigue se haga efectivo por el tribunal
el apercibimiento decretado contra el jactancioso, se tramitará
como incidente. E1 plazo de diez días a que alude la ley, puede
ser ampliado por el tribunal hasta treinta días.

Recursos

Contra el fallo dictado en la demanda de jactancia proceden


Ios recursos de apelación y casación en la forma; pero se ha
puesto en duda también, la procedencia del recurso de casación
en el fondo0sobre el particular la jurisprudencia se encuentra
dividida.
LAS MEDIDAS PREJUDICIALES

Las diligencias que constituyen la verdadera excepción al


principio genera1 sobre la manera de iniciación de los juicios, son
las medidas prejudiciales, estas diligencias o actuaciones no
invisten propiamente el carácter de incidentales, en primer término
porque el juicio ni siquiera ha comenzado y, en seguida, porque
ellas t1enen seña-lada su propia tramitación en el Título lV del
Libro II del Código.

Concepto

Medidas prejudicia1es son las providencias que puede o


debe adoptar el tribunal, a petición de parte, para hacer posible o
facilitar al demandante o demandado futuro, el ejercicio de sus
respectivas acciones o reacciones.

Características

1) Las medidas prejudicia1es están principa1mente


enumeradas por la ley en el art. 273 del C.P.C. y el tribu nal se
haya facultado para decretarlas o no a su arbitrio, según las
estime necesarias o inconducentes, y tal sucederá cuando la
solicitud revista seriedad, y no como un
medio para utilizar la actividad jurisdiccional para procurarse
informaciones que, en rea1idad no responden a la necesidad
procesa1 de preparar el materia1 para que el juicio quede
regularmente constituido, o debieron ser adquiridas por otros
medio. Salvo el reconocimiento a que alude el art. 273 N° 5, que
debe ordenarse en todo caso.

2) Las medidas prejudiciales tienen cabida en toda clase de


juicios no existen razones doctrinarias o de texto para limitar1as~
solamente a1 inicio ordinario de mayor cuantía, como pretenden
alguno autores.

3) Deben ser solicitadas al tribunal competente para


conocer de la futura demanda, y la persona en contra de quien se
propone dirigirla no puede oponer otra excusa o resistencia a la
orden judicial sino la improcedencia legal de la medida,
imposibilidad legal de cumplirla y omisión de las formalidades
legales, en casos especia1es;

4) Pueden requerirlas tanto quien pretenda demandar como


quien, con fundamento, estime que será demandado. En general,
las medidas prejudiciales son de absoluto beneficio del
demandante; no obstante, competen también al demandado las
medidas prejudiciales probatorias y algunas de las prejudiciales
propiamente tales, no así las prejudiciales precautorias.

Requisitos de Procedencia

El art. 287 del C.P.C.~ menciona los requisitos de orden


general que debe cumplir el demandante para solicitar las
medidas prejudiciales, debiendo expresarse en la respectiva
solicitud:

a) La acción que se propone deducir; y

b) someramente sus fundamentos.

Tratándose del demandado, como su persecución sólo puede


quedar circunscrita a las que denominaremos prejudiciales
probatorias, entre las que se incluye la del N ° 5 del artículo 273 del
Código de Procedimiento Civil) la ley -art. 288 del C.P.C.- sólo
formula una exigencia consistente en que la persona
fundadamente tema ser demandada, circunstancia que queda
sujeta a una apreciación discrecional del tribuna1.
Tribunal Competente

Es competente el tribuna1 que lo es para conocer de la


demanda, tomando en cuenta los elementos determinantes,
tanto de la competencia absoluta como de la relativa y,
también, cuando corresponda, las reglas de la distribución.

Con relación a esta materia es Importante remitirnos a lo


prescrito en el art. 1 78 del C.O.T.: No obstante 1~ dispuesto
en el art. 176, serán de la competencia del juez que hubiere
sido designado anteriormente, las demandas en juicios que se
hayan Iniciado por medidas prejudicia1es....

CLASIFICACION

1) Medidas prejudiciales propiamente tales;

2) Medidas prejudiciales probatorias; y

3) Medidas prejudiciales precautorias.

Medidas Prejudiciales Propiamente Ta1es

Tienen por objeto hacer posible o facilitar las futuras


acciones o reacciones del que va a asumir la ca1idad de
demandante o demandado. Su propósito debe tener sus límites,
porque los hipotéticos futuros demandantes y demandados, no
pasan de ser tales; no están, por lo tanto, sometidos a la potestad
jurisdicciona1 en virtud de una relación procesa1 trabada. Su
objetivo está orientado a constituir una relación procesal válida,
eficaz y útil.

Prejudiciales Probatorias
Su finalidad es allegar antecedentes de hecho o pruebas,
cuando se trate de precaver un daño inminente o cuando nos
enfrentemos al riesgo de probanzas que puedan desaparecer
(artículo 281 del C.P.C.).

Prejudicia1es Precautorias

Su objetivo, es asegurar bienes para posibilitar la ejecución


de la sentencia que se espera, la que se haría ilusoria si con la
debida anticipación no se adoptan.

MEDIDAS PREJUDICIALES PROPIAMENTE TALES

1) DECLARACION JURADA ACERCA DE ALGUN HE-CHO


RELAT1VO A LA CAPACIDAD (DEL DEMANDANTE)PARA
PARECER EN JUICIO, O A SU PERSONERIA, AL NOMBRE
Y DOMICILIO DE SUS REPRESENTANTES.
N° 1 del Art. 273 del C.P.C.

(Cabe seña1ar~, que la persona debe prestar juramento


conforme a lo dispuesto en el art. 62 del C.P.C., sobre su
capacidad para parecer en juicio —por ej. su edad— y tiene los
siguientes objetivos:

a.- Que declare sobre su habilidad para parecer en inicio por


sí misma, sin el ministerio o autorización de otra persona;

b.- A su ca1idad de PERSONERO, o sea, la capacidad para


comparecer por otra persona, y el nombre y domicilio del
representante, es decir del personero.

A1 demandado sólo se le puede imponer la obligación de


dar razón y hacer presente la existencia del título correspondiente
a su capacidad, pero no se le puede exigir cargar con la
responsabilidad de agregarlo a los autos mater1almente.

Manera de provocar esta medida. En la práctica, esta


medida se obtiene mediante la presentación de una solicitud por
el interesado, que contendrá los argumentos que estime
indispensables para convencer a1 tribunal de su utilidad y
procedencia, a cuyo fin acompañará los documentos y
antecedentes que la justifiquen.

Según el mérito de la presentación y los antecedentes


acompañados, el tribuna1 la ACOGERA o DENEGARA. En contra
de la NEGATIVA procede interponer los recursos de reposición y
apelación —Art. 189 C.P.C.-. En cuanto a la que ACCEDE, debe
señalar una audiencia próxima para la comparecencia de la
persona llamada a cumplir la diligencia, a quien habrá de
notificársele PERSONALMENTE (art. 40 C.P.C.).
24
ACTITUDES QUE PUEDE TOMAR LA
PERSONA CITADA

I.- Presta juramento y formula la declaración exigida. Se ha


cumplido el objetivo de la diligencia y el solicitante procederá al
tiempo de interponer la demanda, de acuerdo al resultado de la
misma;

11. - Si no concurre, o si al comparecer rehusa la


declaración exigida, lo mismo que cuando no es categórica, se le
impone al desobediente multa que no exceda de DOS
SUELDOS VITALES O ARRESTO HASTA DE DOS MESES,
determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de
repetir la orden y el apercibimiento (art. 274 del C.P.C.).

2) LA EXHIBICION DE LA COSA QUE HAYA DE SER


OBJETO DE LA ACCION QUE SE TRATA DE ENTA-BLAR.

Esta medida tiene como fundamento trabar una relación


procesal útil, o sea, debe conducir al objetivo visualizado por el
demandante. Como la ley habla de la cosa —corpora1~ por cierto
—se ha suscitado el problema en determinar si comprende tanto
los muebles como los inmuebles. Pero, no hay duda que su
campo de aplicación se restringe únicamente a los muebles, ya
que tratándose de inmueb1es~ no existe la razón que sirve de
fundamento a la ley para establecerla, pues no es fácil ni aun
posible su ocultamiento.

El art. 275 del C.P.C. contempla dos situaciones frente a la


medida que nos ocupa:

a) Cuando la cosa se encuentra en poder de la persona


requerida al efecto, y

b) Cuando la cosa a exhibirse se encuentra en poder de un


tercero.

Tanto en uno como en otro caso, si la persona se niega a


mostrar la cosa, podrá apremiársele en la forma señalada en el
art. 274 del C.P.C., pudiendo además decretarse EL
ALLANAMIENTO del local para la exhibición del objeto a que se
refiere la medida.

24
Como se cumple esta medida

a) Si la persona es dueña de la cosa y la tiene en su poder,


la medida se cumple exhibiéndo1a.

b) La persona respecto de la cua1 se ha ordenado la


exhibición es dueña de la cosa, pero no la tiene en su poder, sino
que se encuentra en manos de un tercero; el dueño cumple,
seña1ando qui~n es el tercero tenedor de la cosa, y éste se
encuentra obligado a su exhibición.

c) La persona respecto de la cual se ordena la exhibición es


el tercero tenedor. En tal evento —art. 282— debe declarar bajo
juramento el nombre y residencia de la persona por la cual tiene la
cosa y exhibir el título, si lo tiene y es escrito, o declarar bajo
juramento que carece de él

3) LA EXHIBICION DE SENTENCIAS, TESTAMENTOS,


INVENTARIOS, TASACIONES, TITULOS DE PROPIE-
DAD U OTROS INSTRUMENTOS PUBLICOS O PRI-
VADOS QUE POR SU NATURALEZA PUEDAN INTE-
RESAR A DIVERSAS PERSONAS. Art. 273 N2 3.

Nos encontramos en presencia de una enumeración no


taxativa, pues la precitada disposición legal emplea la frase u
otros instrumentoS.

24
Sobre la materia en examen, tenemos que el Código Civil
en el art. 1699~ define lo que debe entenderse por
instrumento público o auténtico, siendo el autorizado con
las solemnidades legales por el competente funcionario.
en tanto, los instrumentos privados son aquellos escritos
que sólo dan constancia de un hecho.

De la última parte del precepto y por la expresión


empleada: «que por su naturaleza pueda interesar a
diversas personas «, fluye que esta medida no puede
extenderse a las escrituras o instrumentos de carácter
secreto o estrictamente personales. E1 objetivo de esta
medida prejudicial es trabar una relación procesal útil.

Tampoco se refiere a los instrumentos que una


persona haya obtenido en la respectiva oficina o archivo y
que el solicitante pueda obtener éI mismo, sino de
documentos originales que una persona conserve en su
poder no siendo posible obtener copia de ellos. Es por eso
que la persona a quien incumbe la exhibición puede
excusarse, si indica la oficina, protocolo o archivo donde
se halla el instrumento original.

Como lo advertíamos, no se trata de una


enumeración taxativa, por lo cual puede decretarse la
exhibición de cualquier otro instrumento público o privado,
siempre que concurran dos circunstancias:

a) Interés legitimo del que se propone demandar, y

b) Resolución judicial sobre la necesidad de la


exhibición.

Para el caso de desobediencia, el art. 277 del C.P.C.


contempla las sanciones aplicables: Siempre que se dé
lugar a las medidas mencionadas en los números 3 y 4 del
artículo 273, y la persona a quien incumba su
cumplimiento desobedezca, existiendo en su poder los
instrumentos o libros a que las medidas se refieren,
perderá el derecho de hacerlos valer después, salvo que
la otra parte los haga también valer en apoyo de su
defensa, o si se refieren a hechos distintos de aquellos
que motivaron la solicitud de exhibición. Lo cual se
entiende sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
precedente y en el párrafo 2~, Título II, del Libro I del
Código de Comercio.
Ejecutada esta medida, puede recibir aplicación el
art. 283 del C.P.C. en cuanto dispone: Siempre que el
actor lo exija, se dejará en el proceso copia de las piezas
que se presenten, o de su parte conducente, y una razón
de la clase o estado actual de los objetos exhibidos.

4) EXHIBICION DE LOS LIBROS DE CONTABILIDAD


RELATIVOS A LOS NEGOCIOS EN QUE TENGA
PARTE EL SOLICITANTE, SIN PERJUICIO DE LO
DISPUESTO EN LOS ARTS. 42 Y 43 DEL CODIGO
DE COMERCIO.

Para facilitar el estudio de esta disposición legal,


transcribimos a continuación lo dispuesto en los arts. re-
feridos del Código de Comercio, artículo 42: Los tribuna-
les no pueden ordenar de oficio, ni a instancia de parte, la
manifestación y reconocimiento general de los libros, salvo
en los casos de sucesión universal, comunidad de bienes,
liquidación de las sociedades legales o convencionales y
quiebras. Art. 43: La exhibición parcial de los libros de
algunos de los litigantes podrá ser ordenada a solicitud de
parte o de oficio. Verificada la exhibición, el
reconocimiento y compulsa serán ejecutados en el lugar
donde los libros se llevan y en presencia del dueño o la
persona que él comisione, y se limitará a los asientos que
tengan relación necesaria con la cuestión que se agitare, y
a la inspección precisa...”
E1 examen correspondiente de los libros de
contabilidad deberá ser efectuado por el juez, pudiendo
hacerse asesorar por un perito.

Sanciones para el caso de desobediencia

En tal caso, se aplican las prescripciones del Art. 277,


sin perjuicio de lo dispuesto por los arts. 33 y siguientes del
Código de Comercio.

5) RECONOCIMIENTO DE FIRMA PUESTA EN INSTRU-


MENTO PR1VADO.

Esta diligencia se decretará en todo caso; así lo


ordena expresamente el inciso final del articulo 273 del
C.P.C. Si bien esta medida se encuentra incorporada entre
las medidas prejudiciales propiamente tales, en verdad, se
trata más bien de una medida prejudicial probatoria.

La situación planteada por esta disposición se vincula


con el valor de los instrumentos privados, que en sí
mismos no lo tienen, sino lo adquieren en virtud del
reconocimiento por parte del otorgante o suscribiente. Este
reconocimiento puede ser: EKPRESO O TACITO 0 EN
VIR-TUD DE RESOLUCIONJUDICIAL. Y esta diligencia del
N2 5 va precisamente al reconocimiento EXPRESO, pero
dentro de los apercibimientos existe la posibilidad del
tácito.

La medida en estudio no solamente corresponde al


futuro demandante, sino, como lo manifiesta el art. 288 del
C.P.C., al futuro demandado.

La respectiva solicitud para el reconocimiento de fir-


ma estampada en un instrumento privado, conviene ha-
cerla siempre bajo el apercibimiento de darse por recono-
cida o tener por auténtica la firma en caso de inasistencia
de la persona citada al efecto, o cuando diere respuestas
evasivas o rehusare el reconocimiento; de este modo se
facilita la sanción del art. 278 en concordancia con el art.
435 del C.P.C., pero es Imprescindible que el tribunal a
petición del interesado, haga efectivo el apercibimiento y
dicte la resolución respectiva, por medio de la cual dará por
reconocida la firma del rebelde o contumaz. Esta
resolución es una SENTENCIA INTERLOCUTORIA,
porque resuelve sobre un trámite que debe servir de base
en el pronunciamiento de la sentencia definitiva que habrá
de dictarse en el pretendido juicio.

Posibles conductas del citado

I.- Concurre a la presencia judicial y reconoce la


autenticidad de la firma. La gestión queda consumada y no
hay apercibimiento ni sanción que aplicar.

11. - No concurre, no mediando entorpecimiento. Se


tiene por reconocida la firma y constituye una forma ficta de
reconocimiento

111.- Concurre y niega la firma. En esta situación y


tratándose de la medida prejudicial del N2 5 del art. 27~
no es posible probar incidentalmente la autenticidad de la
firma, sin perjuicio de que, en el curso del respectivo
procedimiento, se inste por esta prueba.

1V.- Si el citado concurre a la presencia judicia1 y da


respuestas evasivas, previa calificación de la evasividad el
tribunal también la da por reconocida.

6) LA MEDIDA A QUE SE REFIERE EL ART. 285 DEL


C.P.C.

En el caso del inciso 1 ~ del artículo anterior, podrá


pedirse que aquel cuya ausencia se terna, constituya en el
lugar del juicio apoderado que le represente y responda por
las costas y multas a que sea condenado, bajo
apercibimiento de nombrársele un curador de bienes.

Requisitos

1) En primer término debe haber MOTIVOS


FUNDADOS para temer que una persona se ausente.

2) Que la ausencia sea del país.

3) E1 apoderado debe tener la calidad de tal en el juicio,


la ley no exige que se le otorguen las facultades del inc.
2~ del artículo 7 del C.P.C. obviamente no puede ser
privado el apoderado de las facultades que son de su
esencia y a que se refiere el art. 72 del C.P.C.

La modalidad especial que se aprecia en este


mandato, es que el mandatario se constituye en
codeudor solidario para los efectos de pagar las costas
de la causa y las multas que se dispongan.

Apercibimiento y sanciones

Parte del supuesto que la persona requerida se


ausenta, sin haber hecho tal designación. En ese caso,
se puede proceder de inmediato y sin más trámite a
nombrar-le un Curador de Bienes. Esta designación se
hace a través de un procedimiento no contencioso.
También hay que destacar que, tratándose de una
verdadera sanción, se decreta de plano sin tener que
acreditar la circunstancia de su ausencia.
MEDIDAS PREJUDICIALES PROBATORIAS

Si bien es cierto inc1unos la medida prejudicial con-


templada en el N2 5 del artículo 273 del C.P.C. entre las
prejudiciales propiamente tales, no es menos efectivo que
se trata, por sus características y finalidades, de una
prejudicial probatoria. Pero esta clase de medidas se
mencionan de preferencia en los artículos 28 1, 284 y 286
el C.P.C., para cuya concesión se establecen diferentes
exigencias, según lo apreciaremos a continuación.

Es por ello que, en pr1mer término, nos abocaremos


al análisis de las consignadas en el artículo 281 del C.P.C.,
que son:

a. Inspección personal del tribunal

b. Informe de peritos nombrados por el mismo


tribunal

c. Certificado de ministro de fe.

Requisitos de procedencia

Para Impetrarlas, se requiere la concurrencia de dos


condiciones:

I.- La existencia de peligro inminente de un daño o


perjuicio.

IL- O se trate de hechos que puedan fácilmente des


aparecer.

Estas circunstancias, serán apreciadas prudencial-


mente por el juez de la causa, debiendo éste tener en
cuenta la seriedad y fundamento de la petición, empleando
en esa función un criterio restr1ctivo, para evitar la
posibilidad de anticipar la solución de fondo y vulnerar de
este modo el principio de igua1dad entre los litigantes,
tomando en cuenta que esta prueba anticipada tiene la
validez y eficacia que le asigne el sentenciador al
momento de decidir el litigio, al instante de pronunciar su
sentencia.

35
1. INSPECCION PERSONAL DEL TRIBUNAL

Es una actuación probatoria del tribunal en donde el juez


con el respectivo secretar1o, se constituyen en el lugar objeto de
la diligencia, rea1izando las observaciones pertinentes y,
enseguida. deja testimonio de sus percepciones en un acta.

Las partes están facultadas para hacer las observaciones


que estimen conducentes, dejando testimonio de ellas en el acta
respectiva. Se puede, incluso, llevar a efecto fuera del territorio
jurisdicciona1 del tr1bunal.

Cuando se trata de un tribunal unipersona1, la diligencia la


practica el juez asistido por el secretario, pero si es colegiado la
puede verificar todo el tribunal o cometerla a uno de sus
miembros. siempre asociado por el Secretario.

2. INFORME DE PERITOS

Los peritos son personas especialmente versadas o que


profesan ciertas o determinadas ciencias, artes u oficios y cuya
opinión se solicita cuando se trata de observar hechos para cuya
debida apreciación requiere de conocimientos especializados
que poseen, precisamente, los peritos.

Como regla muy general, el informe de peritos, en cuanto


a su valor probatorio, en materia civil, queda entregado a las
reglas de la sana crítica.

Es interesante recoger que los peritos norma1mente son


designados y su número determinado por acuerdo de las partes,
y en subsidio, por el tribunal. Sin embargo, en este caso
particular, es el tribunal quién directamente procede a la
designación, comprendiendo además la calidad que ellos deben
tener.

3. CERTIFICADO DE MINISTRO DE FE

Esta medida en cierto modo, es sustitullva de la Ins-


pección personal del tribunal y consiste en la designación

35
de un ministro de fe para que constate ciertos y determi-
nados hechos. El tribunal puede designarlos nomina-
llvamente, o bien, por su número, pero en todo caso la
persona debe tener la calidad jurídica de Ministro de Fe y
~ ella sölo emana de la ley.

Estas disposiciones es preciso concordarlas con las


del art. 427 del C.P.C., que al legislar sobre el valor pro-
bator1o de la prueba, señala: Sin perjuiclo de las demás
circunstancias que, en concepto del tribunal o por dispo-
sición de la ley, deban esllmarse como base de una pre-
sunción , se reputarán verdaderos los hechos certifica-
dos por un minlstro de fe, a vlrtud de orden de tribunal
competente, salvo prueba en contrario.....

MEDIDAS PREJUDICIALES PROBATORIAS CONTEM-


PLADAS EN OTRAS DISPOSICIONES LEGALES

ABSOLUCION DE POSICIONES

Uno de los medios de prueba de mayor jerarquía es


la CONFESION, es decir, el reconocimiento que hace una
parte de ciertos y determinados hechos que producen
consecuencias jurídicas en su contra. Es de la esencia de
la confesión que sea perjudicial para el confesante.

Dentro de las muchas clasificaciones de la


confesión, hay una que distingue entre:

CONFESION JUDICIAL Y EXTRAJUDICIAL

La confesión judicial a su vez, se subclasifica en:

ESPONTANEA.

PROVOCADA.

La espontánea es aquella que el confesante realiza


de propia iniciativa en los escritos, declaraciones, etc.

35
La confesión provocada, es la que se presta a
reque-rimiento de la contraria y aquí opera el mecanismo
de la absoluciôn de posiciones, que se realiza
requlriendo la presencia de la otra parte y acompañando
un pliego cerra-do donde se contienen las preguntas —
posiciones— que debe responder la persona llamada a
absolverlas o responderlas.

La absolución de posiciones~es una medida


típica probatoria, se puede exigir a partir de la
contestación de la demanda, pero el legislador se ha
planteado que la per-sona se pueda ausentar por breve
plazo y, ante esa even-tualidad, se ha establecido la
posibilidad que la absolución de posiciones se preste
como medida prejudicial probatoria.

Requisitos

1) Debe haber fundado temor que la persona se


ausente en breve lapso del país; de modo que dicho
medio de prueba no se pueda obtener en el curso del
juicio

35
2) De esta diligencia no se le da previo conocimiento
~.r al demandado, sino que la sola circunstancia de la citación
Implica el previo conocimiento.

3) En la absolución de posiciones que se rinde como


medio de prueba durante el probatorio, el juez no se pro-nuncia
previamente sobre la conducencia de las preguntas o posiciones
que se proponen, sin perjuicio de que en el acto de la absolución
surja la oposición a dicha pregunta y el juez, en el mismo,
resuelve sobre ell~en cambio, en la confesión como medida
prejudicial probatoria, eljuez se pronuncia previamente sobre la
conducencia de las pre-guntas, lo que se desprende nilldamente
de la redacción del artículo 284 lnc. l~ del C.P.C., ~: Si hay mollvo
fundado para temer que una persona se ausente en breve plazo
del país, podrá exigírsele como medida prejudicial que absuelva
posiciones sobre hechos ca1iflcados previa-mente de
conducentes por el tribunal, ....

Cumplidos los requisitos de procedencia de esta


medida prejudicial y~ declarada la conducencia de las pre-guntas
que han de formularse a la otra parte, el tribunal accederá a la
diligencia, señalando día y hora para su prácllca.

Actitudes que puede adoptar la parte llamada


a absolver

a. Concurre a la audiencia y responde a las pregun-tas


a que se refiere la diligencia. En este caso, se ha cumplido
el objetivo perseguido.

b. Concurre y se niega a responder, o contesta,pero


en forma evasiva ~en esta situación la ley no ha contem-
plado sanción a1gun~ Por otra parte, no hay que olvidar que
tanto a1 futuro demandado como el demandante, no pueden
formulársele sobre el particular mayores exigen-cias, si
consideramos que no habiéndose entablado la demanda,
nInguno de ellos llene un conocimiento acabado de los
hechos.

c. No asiste a la audiencia fljada por el tribuna1,~~para que


absuelva las posiciones, dentro de los treinta días siguientes
al de la notiflcación: se le dará por confesa en el curso del
juicio sa1vo que:
I.- Haya dejado apoderado con autorización e ins-
trucciones bastantes para hacerlo. Esta prescripción debe
conjugarse con lo dispuesto en el artículo 72 inc. 2° del
Código de Procedimiento Civil) que exlge al procurador o
mandatario judlcial menciôn expresa para absolver posi-
ciones.

11. - Logre justificar suficientemente la ausencia sin


haber cumplido la orden del tribunal

DECLARACION DE TESTIGO

Nos encontramos en presencla de la prueba testimo-


nIal como medida prejudicial probatoria. Las de su esta-
blecimiento las recoge el inc. I ~ del art. 286, y se justiflca
cuando haya fundado temor de que no puedan recibirse
oportunamente, por razones de impedimentos graves, las
declaraciones de los tesllgos a que se refiere la medida. A1
lgual que en la absolución de posiciones, el que pide la
diligencia debe formular las preguntas a las que deben
someterse los tesügos y el juez también debe pronunciarse
sobre su conducencia.

Admitida la minuta que contiene las preguntas, eI juez


flja día y hora en que ha de verificarse la audiencia para la
recepción de la tesllmonia1, y de conformidad a lo
preceptuado por el art. 281 del C.P.C., debe darse conocl-
miento previo a la otra parte. Entendemos que este cono-
cimiento~ no Uene otro significado que la obligación de
nollficar la resolución que ordena la practica de la medida, la
que de conformidad con lo previsto en el artículo 40 del
C.P.C. debe realizarse personalmente, por cuanto se trata
de la pr1mera nollflcación a las partes.

Pero e1 inciso segundo del artículo 281 del C.P.C.~ se


ha puesto en la eventualidad de que el demandado no se
encuentre en el lugar del juicio o donde deba realizarse la
diligencia; en tal caso, debe notificarse al defensor de
ausentes, quien puede hacerse parte en la gestión y
fiscalizar su realización.

TRAMITACION DE LAS MEDIDAS PREJUDICIALES


Y DE LOS RECURSOS QUE PROCEDEN
EN SU CONTRA

De acuerdo a lo preceptuado por el artículo 289 del


C.P.C.: Las diligencias expresadas en este Título pueden
decretarse sin audiencia de la persona contra quien se
piden, salvo los casos en que expresamente se exige su
Intervención.

De la redacción del precepto legal transcrito aparece


que las medidas prejudiciales, en general, se decretan sin
oír previamente a la parte contraria, consecuente con la
natura1eza de las mismas, pues, de concederlas previa
audiencia, significa darles una tramitación incidental, 1~ que
a la larga dilata su concesión, contrariando abierta-mente su
finalidad, que es la de simpliflcar los trámites del futuro
juicio, obteniendo~ ya sea hechos o informaciones
indispensables para que el proceso quede legalmente cons-
lltuido, o pruebas que más adelante se haga dificil o im-
posible rendir~š~omo también la posibilidad de que se
decreten medidas cautelares)

Pese a lo anterior y de acuerdo con lo que señala el


artículo 289,queda entregado a la apreclación discrecio-
nal del juez, antes de pronunciarse derechamente sobre la
solicitud de medidas prejudiciales, conferir traslado a la
contraria y, para el caso de oposición, a nuestro modo de
apreciar el problema, no cabría otra cosa~ que darle una
tramitación incidental, no obstante, que a~n no nos en-
contramos en presencia de un juicio.

Tampoco podemos desconocer los casos en que la


ley ordena expresamente la intervención de la otra parte,
como ocurre en los casos de las medidas prejudiciales
probato-rias de inspección personal del tribunal, informe
de peritos o certiflcado de ministro de fe, ya que ea el
inciso segundo del artículo 28~ordena que para la
ejecución de estas medidas se dará previamente
conocimiento a la persona a quien se trata de demandar...
Lo mismo debe ocurrir para el evento de que sea el futuro
demandadc~, el peticlonario de estas medidas, lo que
autoriza expresamente el artículo 288.

Igual cosa se advierte en la hipótesis planteada por


el artículo 284,a propósito de la absolución de posiciones,
pues en el inciso segundo se señala: Si se ausenta dicha
persona dentro de los treinta días subsiguientes al de la
notificación....

E1 artículo 286, al referIrse a la prueba de tesllgos


como prejudicial, consigna en su inciso segundo: Para
practicar esta diligencia, se dará previamente conocimien-
to a la persona a quien se trata de demandar. ...

MEDIDAS CAUTELARES

Medidas Cautelares es el medio por el cual la jurisdicción


asegura el cumplimiento de sus resoluciones, cuando antes
de incoarse el proceso o durante el curso de éste, el actor
demuestra que su derecho es verosímil y que la demora que
demanda la substanciación del proceso con-figura el peligro
de que la decisión jurisdiccional sea incumplida, como
consecuencia de actos de disposición fisica o jurídica
realizados por la otra parte.

FUNDAMENTOS

Decíamos que se requiere que EL DERECHO SEA


VEROSIMIL y, sobre el particular, conviene dar la
siguiente explicación: la medida cautelar importa un
gravamen que no puede ser impuesta a otra persona —
parte- si no lo jusllfican serios motivos. En algunos casos
existirá la cer-teza de la existencia del derecho cuya
amparo o reconocimiento se reclama, Io que sucederá
cuando ya recaído sentencia favorable en el juicio. En
otros casos existirá una probabilidad casi cierta.

Prosiguiendo con los fundamentos, podríamos men-


cionar la existencia de un peligro en la demora, es
decir, la convicción de que si no se concreta una previsión
urgen-te se correrá el riesgo de que la decisión judicial
permane-cerá incumplida y con ello se violará el principio
de la igua1dad entre los litigantes. Estas condiciones de la
vero-similitud del derecho y el peligro en la demora, son
básicos de las medidas cautelares.

CARACTERISTICAS DE LAS
MEDIDAS CAUTELARES
1 . - SON PROVISIONALES. Persisten mientras no
sobrevenga un acontecimiento o un cambio que
demuestre la conveniencia de su cesación. La resolución
que las decreta no tiene un carácter definitivo, por tanto
pueden ser alzadas, subslltuidas, ampliadas, mejoradas o
reducidas, art. 301 del C.P.C.

2.- ACUMULABLES. Esta característica se despren-de del


art. 290 del C.P.C., que consigna: Para asegurar el resultado de la
acción, puede el demandante en cualquier estado del juicio, a~n
cuando no esté contestada la de-manda, pedir una o más de las
siguientes medidas.. .(~s la parte final de dicho inciso la que
revela expresamentèía caracteristica de ser acumulables las
providencias precautorias, cuando señala que el demandante
puede pedir una o más de las siguientes medidas....
3.- LAS MEDIDAS CAUTELARES SE CONCEDEN O
DENIEGAN EN VIRTUD DE UN BREVE PROCEDIMIEN-TO DE
COGNICION, ya que de no dictarse una resolución rápida se
correría el riesgo de hacer inútil la actuación jurisdiccional. Es así
como el Código de Procedimiento Civil expresa en sus artículos
298: Las medidas de que trata este Título se limitarãn a los bienes
necesarios para responder a los resultados del juicio; y para
decretarlas deberá el demandante acompañar comprobantes que
cons-tituyan a los menos presunción grave del derecho que se
reclama ...; 299 En casos graves y urgentes podrán los tribunales
conceder las medidas precautorias de que trata este Título, aun
cuando falten los comprobantes requer1-dos, por un término que
no exceda de diez días, mlentras se presentan dichos
comprobantes....

4.- POR SU FINALIDAD DEBEN LIMITARSE ES-


TRICTAMENTE A LO NECESARIO PARA HACER POSI-BLE LA
TUTELA DEFINITIVA. Desde luego, estas medi-das provocan
entrabamiento, perjuicios y molestias en el futuro demandado, de
manera que la ley exige que se limiten a lo estrictamente
indispensable en función de la tutela definitiva, art. 298 C.P.C.:
Las medidas de que tra-ta este Título se limitarán a los bienes
necesarios para responder a los resultados del juicio. ...

5.- POR LA FINALIDAD PERSEGUIDA, LA ENUN-CIACION


QUE HACE EL LEGISLADOR ES MERAMENTE EJEMPLAR. Por
lo tanto, no es taxativa, pudiendo solicitarse tantas medidas
cautelares, cuantas sean nece-sarias en función de la tutela
deflnitiva que se persigue. Evidentemente~existen diferencias
entre aquellas contem-pladas expresamente por el legislador y
aquellas no esta-blecidas de tal forma, art. 298y300 del C.P.C.~ el
primero de ellos expresa, sobre el particular: Podrá también el
tribunal, cuando lo estime necesario y no tratándose de medidas
expresamente autorizadas por la ley, exiglr cau-ción al actor para
resp~nder de los perjuicios que se or1-ginen; en tanto que el~3O0
dispone: estas providencias no excluyen las demás que autorlzan
las leyes.

PROCEDIMIENTOS EN QUE PUEDE DECRETARSE

Pueden solicitarse y obtenerse en cualquier procedi-miento


y no sólo en el juicio ordinario de mayor cuantía, ya que si sõlo se
permillera en este ú1timq~, sucedería que en los demás, esto es,
en los especiales, el actor no tendría la seguridad de que un
triunfo en la contIenda le representaría una satisfacción real y
efecllva para sus derechos~a1 verse privado de contar con la
tutela cautelar que permite ~ la acción, y a1 iuicio, cumplir su fin
práctico.

OPORTUNIDAD PARA PEDIRLAS

Para tal efecto, hay que distinguir entre MEDIDAS


PRECAUTORIAS PROPIAMENTE TALES Y MEDIDAS
PREJUDICIALES PRECAUTORIAS.

En cuanto a las úlllmas, se aplican las reglas de las medidas


prejudicia1es~Çèjr~ consecuencia, como su nombre lo indica, se
solicitan antes del juicio.

Por su parte las precautorias propiamente tales se piden


una vez que se encuentre trabada la relación proce-sa1, o sea,
desde el instante que se nollflca legalmente la demand~ y ha
transcurrido el lapso que la ley establece para contestarla.

Se puede, y la ley expresamente lo permite, pedir varias


medidas precautorias simultáneas o sucesivamen-te, se trate de
medidas precautorias contempladas o no en la ley.

REQUISITOS DE ORDEN GENERAL PARA


SOLICITAR LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS

1) Como primer requisito de orden general, para obtener se


conceda una medida precautoria, es necesario que la actora
ACOMPAÑE COMPROBANTES QUE CONSTITUYAN A LO
MENOS PRESUNCION GRAVE DEL DERECHO QUE SE
RECLAMA -art. 298 C.P.C.-. Estos comprobantes pueden ser, por
una parte, los adosados a la de-manda y que sirven de necesario
fundamento a la acción entablada.

Y además, tomando en cuenta que las medidas precautorias


se tramitan en cuaderno separado, podrán acompañarse otros
documentos o antecedentes útiles para acreditar la oportunidad y
procedencia de la o las medidas solicitadas y de importancia
exclusiva para este efecto, tales como los relativos a la solvencia
o facultades del demandado, el temor de la ocultación de bienes,
etc. Como se puede advertir, la ley no exige una prueba completa,
sino solamente una presunción grave de este derecho.

Sobre esta última exigencia, la propia ley ha justificado una


excepción, en la eventualidad descrita en art. 299 del C.P.C.: En
casos graves y urgentes podrán los tribunales conceder las
medidas precautorias de que trata este Título, aun cuando falten
los comprobantes requer1-dos, por un término que no exceda de
diez días, mientras se presentan dichos comprobantes, exiglendo
caución para responder por los perjuicios que resulten. Las
medidas así decretadas quedarán de hecho canceladas si no se
renuevan en conformidad a1 artículo 280. E1 actoi~contrae en
semejante caso la obligación de acompañar los compro-bantes en
el piazo de diez días, el cual podrá ampliarse hasta por treinta
días por motivos fundados, mediante la presentaclón de un nuevo
escrito, haciendo petición for-ma1 de que se mantengan las
medidas autorizadas transi-toriamente.

E1 que haya solicitado y obtenido las medidas en cuestión


quedará responsable por los perjuicios causados, considerándose
doloso su procedimiento en estas dos cir-cunstancias:

a) Si dentro del plazo que se le otorguen omite pre-sentar


el referido escrito adjuntando los comprobantes del caso; y

b) Cuando el tribunal, al proveer esta nueva presentación,


no mantiene las medidas.

Ante la ocurrencia de cua1quiera de estos aconteci-


mientos, se hará efecllva en su contra la caución por él ofrecida
en un principio, por la forma y monto estimado procedente por ei
tribuna1.

Para decretar las providencias, tanto iniciales como


posteriores a la gesllõn de que se trata)los tribunales to-marán en
cuenta la responsabilidad de uno y otro de ios litigantes, así como
la importancia comparativa de los derechos en juego y de los
bienes sobre los cua1es hayan de recaer.

La comentada excusa legal, es justa y conveniente, pues


habrán de presentarse muchas situaciones de urgencia en las que
el demandante no alcance a reunir y sumi-nistrar al tribunal los
comprobantes requeridos y mientras tanto se corre el peligro
de~najenación de los bienes o la realización de los actos que se
ha procurado evitar.

A1 mismo llempo, se ha cuidado de resguardar al


demandado, garanllzándole Øt ser suficientemente indemnizado si
las medidas, a la postre, resuitaren innece-sarias.

2) Por otro lado, las medidas precautorias sólo se justifican,


atendida su finalidad, siempre ante la presencia de un peligro
cierto e inminente de daño para quien las solicita y, además,
cuando el temor de ese daño sea pon-derable yjusto. Esto se
deduce del artículo 290 del C.P.C. en cuanto comienza por
expresar: para asegurar el resultado de ia acción... o,en otras
palabras, con el fin 4~ que la sentencia que haya de dictarse en el
juicio logre ser cumplida, con eflciencia y sin tropiezos ni burlas
por parte del demandado.

Es por eso que el art. 30lseñala: Deberán cesar siempre


que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o se
otorguen cauciones suficientes....

Aparte de las exigencias antes señaiadas es conve-niente


puntualizar que las medidas precautorias no pueden ser
concedidas de oficio por el tribuna1~j1eben siempre decretarse a
peUción de parte.

MEDIDAS CONTEMPLADAS EN EL ARTICULO 290


DEL C.P.C.

1) EL SECUESTRO de la cosa objeto de la demanda. Así lo


dispone el art. precitado: Para asegurar el resultado de la acción,
puede el demandante en cualquier estado del juicio, a fin cuando
no esté contestada la demanda, pedlr una o más de las siguientes
medidas:
l~. E1 secuestro de la cosa que es objeto de la
demanda.

Es así como el artículo 291,en relación con el tema en


análisis, dice: Habrá lugar a1 secuestro judiclai en los casos
dei artícuio 90 1 dei Código Civil, o cuando se enta-bien
otras acciones con relación a cosa mueble determina-da y
haya mollvo de temer que se pierda o deteriore en manos
de la persona que, sin ser poseedora de dicha cosa, la
tenga en su poder.

De ta1 forma que ei art. 29 1 del C.P.C. se pone frente


a dos situaclones:

I.- La del art. 901 dei Código Civil, en cuanto dispo-ne:


Si reivindicándose una cosa corpora1 mueble * hubiere
motivo de temer que se plerda o deteriore en manos dei
poseedor, podrá pedir el actor su secuestro; y el poseedor,
será obligado a consentIr en éi, o a dar seguridad suficien-te
de restitución, para el caso que sea condenado a restl
~ tuIr~ y

11.- La situación descrita por ei art. 291 del C.P.C. y


que ya transcribimos precedentemente, esto es: o cuando
se entablen otras acciones con relación a cosa mueble
determinada.

Del texto de las disposiciones antes citadas, se des-


prende en forma inequívoca que esta medida cautelar sólo
puede recaer sobre bienes muebles.
El Código de Procedimiento Civi1 no contiene ningún
precepto que nos proporcione un concepto sobre el secuestro,
pero sí lo hace el Código Civil en su artículo 2249, en cuanto
consigna: El secuestro o depósito judicia1 es el depósito de una
cosa que se disputan dos o más indivi-duos, en manos de otro
que debe restituirla a1 que obtenga una decisiõn en su favor. E1
depositario se llama secues-tre, quien de conformidad con lo
dispuesto por el art. 292 del C.P.C. llene las mísmas facultades y
deberes del depo-sitario de los bienes embargados —art. 479 del
C.P.C.-.

Para evitar toda clase de dudas y de dificultades, es preciso


señalar que el secuestro sólo puede recaer sobre especies del
demandado, motivo por el cual no puede afec-tar a objetos de
propiedad de terceros ajenos al juicio, por más derechos que
sobre ellas pueda tener el demandado, y. además, debe referirse
a bienes objeto de la demanda;

Con relación al nombramlento del secuestre, sólo


incumbe hacerlo al tribunal, quien elegirá la persona de su
conflanza que le ofrezca mayores seguridades para el des~npeño
de su cargo, bastando para efectuar1a~so1amente la resolución
judicial.

2~ . E1 nombramiento de uno o más intervento-res.

A diferencia del secuestro —cargo desempeñado por una


persona— tratándose de los interventores~ éstos pue-den ser uno
o más, dependiendo del volumen o compleji-dad de los bienes
sometidos a intervención.

Desde otro punto de vista, el secuestre administra los


bienes secuestrados, y siendo así, sus facultades y obligaciones
son similares a las del depositario, como lo hemos manifestado
anter1ormente; en tanto, el interventor~ tiene facultades de orden
inspectivo, limitándose su función al manejo de la cosa y a dar
cuenta de las irregularidades o malversaciones que puedan ocurrir
en la administraciõn de los bienes, y en ese caso, podrá
decretarse el depósito y retención de los productos Iiquidos en un
establecimiento de crédito o en poder de la persona designada
por el tribuna1, sin perjuicio de las otras medldas más rigurosas
que el tribunai esllme necesario adoptar.

E1 art. 293señaia Ios casos cuando procede el nom-


bramiento de interventor, siendo ellos ios siguientes:

I.- En el caso dei inc. 2~ dei art. 902 del Código Clvil, esto
es, cuando se demanda el dominio u otro derecho real conslltuído
sobre un inmueble para evitar todo deterioro de la cosa y de los
muebles semovientes anexos a ella, a condición de que:

a) Exista justo motivo de temerlo, o

b) Cuando las facuttades del demandado no ofrezcan


sujìciente garantío.J!circunstancias disyuntivas, entregadas
a 1a apreciación prudenciat del tribunaL

En la situación planteada, el demandado sigue


detentando ei inmueble; en cambio, en ei secuestro ia cosa
se desplaza a poder dei secuestre, quien la mantiene en su
poder hasta el pronunciamiento de ia resoiución judiciai
poniendo término aijuicio; así el art. 902 dei Códlgo Civil
consigna: Si se demanda el dominio u otro derecho rea1
constituido sobre un inmueble, el poseedor segulrá gozando
de éi, hasta ia sentencia definitiva pasada en autoridad de
cosa juzgada.

Pero ei actor tendrá derecho de provocar ias provi-


dencias necesarias para evitar todo deterioro de la cosa, y
de ios muebies y semovientes anexos a ella y comprendldos
en la reivindicación, si hubierejusto mollvo de temer-io, o ias
facultades dei demandado no ofrecieren suficiente garantía.

11.- En ei que reciama una herencia ocupada por


otrc~ si hay justo mollvo de temer el deterioro de las cosas
que forman parte de ia herencia.

Este número se impone, por cuanto si bien la herencia es un


derecho rea~ no es posible su reivindicación, habiendose
establecido para tal efecto la acción de pellción de herencia.

Para decretar esta medidaQ el demandante deberá jusllflcar


su calidad de heredero o acompañar los antecedentes que la
hagan factib1e~y la existencia deljusto temor de deterioro de los
bienes hereditarios en poder del actual ocupante de la herencia.
No opera en esta situación la falta de facultades del demandado
para garanllzar ei resultado del pleito.

111.- En el del comunero o socio que demanda la cosa


común, o que pide cuentas al comunero o socio que admi-nistra.
No es del todo feliz el legislador en la redacción de esta
disposición, pues tratándose de sociedades~no existen cosas
comunes sino bienes socia1es~ sõlo en las socie-dades disueltas
se forma una comunidad. La segunda parte de este artículo se
pone en el evento del comunero o socio no administrador, cuando
pide cuentas al que adminis-tra. Naturalmente, al impetrar dicha
medida, se debe de-mostrar la ca1idad de comunero o socio y,
por supuesto, la existencia de la comunidad o sociedad, según
sea el caso.

IV.- Siempre que haya justo mollvo de temer que se


destruya o deteriore la cosa sobre que versa el juicio, o que los
derechos del demandante puedan quedar burlados.

De la simple enunciación de este preceptc~ se capta de


inmediato la presencia de una situaciõn genérica, a diferencia de
los otros casos referidos en este articulo en donde se alude a
situaciones especificas, desprendiéndose la intención inequívoca
del legislador de reproducir y desarro11ai~ la noción y móviles del
establecimiento de las medidas precautorias claramente
manifestados en el art. 290 del C.P.C.~ al mismo tiempo se le
permite al tribunal cierta amplitud en ia concesión de Ia oportuna y
particular medida sobre nombramiento de interventor.

Por consiguiente, corresponde al tribunal califlcar las


modalidades del juicio, para descubrir si dicha medida se ajusta a
ellas y cumple o no su solicitud con las exlgencias legales.

V. - En los demás casos señalados por las Ieyes.

3~. La retenci6n de bienes determinados.

La retención sólo se extiende a bienes determinados, no


puede pedirse nI concederse la de todo un patrlmonio.

Conforme a lo prescrlto por el 295 dei C.P.C., la retenciôn


debe comprender necesariamente dinero o cosa mueble.

En cuanto dice relación a Ia persona en manos de quién se


efectúa la retención, la ley distingue tres situacio-nes:

a) Ordenar la retención en poder del propio demo.ndante;

b) Se ordene en poder del demandado, y;

c) Se disponga en poder de un tercero.

Aparte de lo anterIor, cuando se trate de la retención de


dinero o valores, se puede ordenar su clepóslto en un
establecimiento de crédito o en manos de la persona desig-nada
por el tribunal.

La retención puede ser decretada ya sobre bienes sobre


los cuaies versa el juicio, o bien, sobre bienes distin-tos, siendo la
ley más exigente cuando recae sobre bienes distintos y ailí, en
ese evento, se exige la concurrencia de los sigulentes requisitos:
a) Que las facultades det demandado no ofrezcan su-
Jìciente garantía o,

b) Que haya motivo racional para creer que procurará


ocultar sus biertes.

Sea que la retención se reflera a bienes materia del juicio o


a otros, siempre se requerirá la plausibilidad de la retención y el
riesgo.

Paralelo entre secuestro y retención

Como hemos podido apreciar, existe una gran simi-litud


entre la retención y el secuestro, pues ambas se refleren a cosas
muebles y, además, tanto el secuestre como el retenedor
adquieren la administración, pero, al mismo tiempo, se vislumbran
algunos rasgos que marcan la diferencia.

a) E1 Secuestrc~ recae siempre sobre cosas materia-ies;


en tanto, la retención se puede referir a cosas in-materiales o
créditos, como sucede frecuentemente cuan-do se ordena retener
el pago de una pensión determinada;

b) E1 Secuestro sólo procede cuando la ley expresamente


lo permite; en tanto la retenciôn,~. cabe sin necesi-dad de norma
expresa que la contemple;
t
c) E1 Secuestro siempre debe ser un tercero; mien-tras que
la retenci6n~ puede estar a cargo, como lo hemos advertido
precedentemente, del demandante, del deman-dado o de un
tercero;

d) E1 Secuestro afecta a bienes objeto del juicio; en tanto,


la retención~ puede recaer sobre otros bienes, disllntos de los
que son objeto del juicio.

4. La prohibiciôn de celebrar actos o contratos sobre


bienes deterinlnados.

La úitima de Ias medidas referidas por el precepto legal en


estudio, comprende a bienes determinados perte-necientes al
demandado, sean o no objeto del juiclo.
Es asi~ como el art. 296 del C.P.C~, establece que la
prohibición de celebrar actos o contratos puede decretarse con
relación a los bienes materia del juicio, y también respecto de
otros bienes determinados del demandado, cuando sus facultades
no ofrezcan suficiente garantía para asegurar ei resultado dei
juicio.

Tratándose de bienes materia deljuicio, cumpliéndo-se las


exigenclas genera1es sobre el otorgamiento de medi-das
precautorias, no existe problema para concederlas.

Pero en los demás casos~ constituye una potestad del


tribunal, pudiendo hacer uso de e1la~ cuando las facui-tades del
demandado no ofrezcan suflciente garantía. Esta Iimitaciõn
aparece bastante lógica, porque en el primer caso —bienes
materia dei juicio— ai demandante solamente le interesan dichos
bienes, con absoluto desapego de las facultades del demandado.
No se perslgue por su parte un resuitado pecuniario, sino un
derecho sobre los bienes en litigio, los cua1es podrían transferirse
u ocultarse, a veces con graves e irreparabie daño suyo, a no
mediar la corres-pondiente prohibición.

Por ei contrario, en el segundo caso,~e1 actor procura


únicamente no salir defraudado de su acción, y poco o nada le
importa ia clase de bienes en que haya de recaer la prohibición,
con tal de asegurar el beneflcio pecuniario pretendido en la acción
ejercitada. Per~ en este segundo caso, la ley exlge que las
facultades dei demandado sean insuflcientes.

Sobre este punto, conviene nos detengamos en ei inc. 2~


del art. 296 del C.P.C., que expresa: Para que los objetos que son
materia del juicio se consideren compren-didos en el N~ 4 del
artículo 1464 del Código Civil, será necesario que e1 tribunal
decrete prohibición respecto de ellos.

Pues bien, en lo pertinente, el artículo 1464 del Có-digo


Civil, expresa: Hay objeto ilicito en ia enajenación: de especies
cuya propiedad se iltiga, sin permiso dei juez que conoce del
litigio.

Antes de la vigencia del Código de Procedimiento Civil y


bajo el imperio de las normas del Códlgo Civil, existía objeto ilícito
en la enajenación de los bienes en litigio, considerándose tales~
desde el momento mismo de la ini-ciación del juicio, de modo que
era suficiente que una persona dedujese una demanda sin
mayores fundamentos para, de este modo, sacar del comercio
humano los bienes del demandado comprendidos en su demanda,
lo que evi-dentemente se prestaba para toda suerte de abusos. Es
por ello que el Código de Procedimiento CiviJ~. Exige que. para
que los bienes se consideren litigiosos, se requiere una
resolución judicia1; con todo, se pueden enajenar estos biene~
cuando el juez lo autorice o el acreedor con-sienta en ello.

La medida en examen~ admite modalidades y efectos


propios, según recaiga sobre bienes muebles o inmuebles y se
relacione con las partes o terceros.

En lo relativo a los inrnuebles, úlll es tener en cuen-ta las


disposiciones del artículo 297 inciso primero del Código de
Procedimiento Civil, que expresa: Cuando la prohibición recaiga
sobre bienes raíces se inscribirá en ei registro del Conservador
respecllvo, y sin este requisito no producirá efecto respecto de
terceros.

E1 Conservador de Bienes Raíces debe proceder a efectuar


las inscripciones de esta clase, del modo ordenado por ei Juez y
tan pronto sea requerido para el efecto, por ei Ministro de fe
encargado de la diligencia.

Así, vigente una inscripción en ei Conservador de Bienes


Raíces, son nuios ios actos y contratos celebrados con relaciõn al
comprendido en dicha prohibición, pues de ese modo se infnngiría
lo ordenado por los arts. 1445 y 1464 dei CÓdigo Civil.

Art. 1 445: Para que una persona se obllgue a otra por un


acto o deciaración de voluntad es necesario:
3Q~ que recaiga sobre un objeto iícito.

Por su parte el articulo 1 464 dispone:

Art. 1464: Hay objeto ilícito en la enajenación:


4~ De especies cuya propiedad se lillga, sin permiso dei juez
que conoce del lillgio.

Por otra parte, es preciso tener presente que el cer-tificado


expedido por ei Conservador, que da cuenta de la respectiva
inscripción de ia prohibición judicial de gravar y enajenar, es un
instrumento pûblico, ~pedido y auto-rizado por competente
funcionario, que hace piena fe no sólo en cuanto al haberse
otorgado y su fecha, sino tam-bién en lo meramente enunciativo,
arts. 1 700, 1 706 del CÓdigo Civii, y 342 dei C.P.C.

E1 Conservador de Bienes Raices ilamado a efectuar estas


inscripciones, es ei dei lugar en donde se encuentran situados los
inmuebles.
Si no se practica la inscripciôn, en lo reiacionadoj~ con el
demandado, la medida precautoria le afecta desde el instante
mismo de la notificación de la concesión de la medida precautoria.
De esta forma, posteriormente se encuentra impedido de aiegar
su ignorancia o desconocimiento; consecuencialmente~e está
prohibido disponer dei bien sujeto a tal medida.
54
miento, consecuencialmente le está prohibido disponer del ~
bien sujeto a tal medida.

Si el demandado, no obstante dicha prohibición, pro-


cede a la celebración de cua1quier acto respecto de esos
bienes, no podrá alegar la nulidad del acto o contrato —ya que
le afectaba la prohibición de hacerlo~Por más que ella no
hubiese sido inscrita— porque estaba obligado a saber el vicio
que lo invalidaba; su reclamación será siempre infundada al
tenor de lo que dispone el art. 1 683 del Código Civil: La nulidad
absoluta puede y debe ser declarada por el juez, a~n sin
petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o
contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello,
excepto el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato,
sabiendo o debiendo saber el vicio que lo inva1idaba.

Tratándose de COSAS MUEBLES: La prohibición de


celebrar actos y contratos, dice el inc. 2~ del art. 297 del C.P.C.,
sólo produce efectos respecto de los terceros que hayan tenido
conocimiento de la prohibición al tiempo de la celebración; pero
el demandado será en todo caso res-ponsable de fraude, si ha
procedido a sabiendas.

En razón de la naturaleza de los bienes mueb1es~ se


hace dificil su individualización y, por ende, no es posible
establecer un sistema idéntico al de los inmuebles para poner
en noticia de terceros la exlstencia de la medida precautoria de
prohibición de celebrar actos y contratos, de modo que para
hacer efectiva la sanción —nulidad ab-soluta— debe estarse a
si el tercero tenía o no conocimiento de ella, cuestión de hecho
sobre la cual decidirá el tribunal de la causa, con arreglo a las
circunstancias alegadas y las pruebas que ofrezcan y rindan los
interesados. No obstante, el interesado no podrá excusarse de
responsabi1idaci~si hubiere sido oportuna y legalmente
nollficado.

55
LIMITACION DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS

Las medidas precautorias antes analizadas~!~ están sujetas


a las iimitaciones contempladas en el art. 298 en reiación con el
300, ambos del C.P.C.:

l~ Deben iimitarse los bienes a los necesarios para


responder de los resultados del Juicio, de manera de
concillar la seguridad del derecho del actor, por un lado, y ei
respeto de ia propiedad del demandado, por el otro;

2~ Deben acompañarse comprobantes que consti-


tuyan a 10 menos presunc~õi~ grave del derecho que se
reclama. Esto es, antecedentes que demuestren la plausi-
biiidad o verosimilitud de la pretensión.
3° Eventual caución. Tratándose de medidas
precautorias~1a caución es excepcional, y por regla genera1 no
se requiere de ella, a diferencia de ias medidas prejudiciales
precautorias, en donde es esencial exigir una caución.

Solamente el trlbuna1 puede exigir caución, cuando se


trata de medidas precautorias no expresamente autori-zadas por
la ley -art. 298 parte fina1—. Por el contrario, como lo
señaiábamos precedentemente, siendo medidas precautorias
enumeradas por ei legislador, no se requiere cauciôn.

La Cauciôn

Es una obligación que se contrae para asegurar el


cumpiimiento de otra obligación.

Las cauciones son múltiples, el Código de procedimiento


Civi1~. no las señala en forma expresa, quedando el juez
obligado, en consecuencia, a su arbitrio, a determinar su
naturaleza y monto. Consutuyéndose en una cuestión de hecho,
que el tribunal debe decidir tomando en cuenta la enlldad o
magnitud de la pretensión y las calidades del demandado.

Provisoriedad de las respectivas medidas


A1 estudiar las características de las medidas
precautorias~, dijimos en la ocasión que eran provisorias en
función de la tutela definillva. Característica a la que se refiere el
art. 301 del Código de Procedimiento Civil: Estas medidas son
esencialmente provisionales. En consecuen-cia, deberán hacerse
cesar siempre que desaparezca el peligro que se ha procurado
evitar o se otorguen cauciones suficientes.

Este carácter esencialmente provisional asignado por el


legislador a las medidas precautorias, es lógico y fácil-mente
explicable, si se tiene en consideración el objeto y ia ûnalidad de
ellas, que no es otro que el de asegurar efectivamente el resultado
de la acción interpuesta por el demandante.

Luego, no se ve inconveniente en que el trlbunal decida


alzar las medidas precautorias en las situaciones a que se refiere
el art. 301 del C.P.C., puesto que en ambos casos la acción
deducida no corre peligro alguno, ya sea por haber desaparecido
el riesgo que se procuró evitar o porque se otorgaron cauciones
suficientes para garantizar los resultados del pleito.

En el primer caso del art. 301 del CPC, esto es, para que se
alcen las medidas precautorias: siempre que desaparezca el
peligro que es ha procurado evitar, es menester que se
acompañen antecedentes que permitan determinar, en forma más
o menos certera, que ha desaparecido el motivo que se tuvo en
vista para dictar las medidas antes decretadas.

En el segundo caso contemplado en el art. 301 del C.P.C.,


se permite el alzamiento cle las medidas pre-cautorias: Siempre
que se otorguen cauciones suficlen-tes. Luego, es obvio que la
suflciencia de las cauciones debe ser ta1~ que no Ie empeore la
situación a la deman-dante con la substitución, y que, por el
contrario, le per-mitan al actor asegurar el resultado del juicio en
Ios mis-mos términos que lo habría conseguido con las medidas
precautor1as dictadas en su favor.

Por ulllmo, del mismo tenor del art. 301 del C.P.C. se infiere
que para que las medidas precautorias puedan cesar en los casos
señalados por dicha disposición, es menester decreto del tribunal
que las concedió en su oportunidad. Por lo mismo, no puede
sostenerse que las medidas pre-cautorias cesan ipsojure por 1a
circunstancia de producir-se las situaciones a que alude ei
precepto lega1 ya citado.

Trainltación
A continuaciór~ nos referiremos a la forma como se
sustancia la solicitud de medidas precautorias que formula el
actor, o eventualmente el demandado que deduce reconvención.
Se trata, en consecuencia, de dilucidar el procedimiento a que se
someten las medidas precautorias. Sin embargo, previo es aclarar
que nos estamos refiriendo exciusivamente a las medidas
precautorias del artículo 290 del C.P.C., esto es, dejando de lado
las medidas prejudiciales precautorias, es decir, aquellas que,
como sabemos, se solic!tan antes de iniciarse el juicio.

Sobre esta materia~ existe diversidad de pareceres, ya que


en la práctica de los L~hunales~encontramos soluciones distintas
respecto de la tramitación que correspon-de darles.

Dada la circunstancia de que todas ias soluciones que se


proponen~ surgen de la diferente interpretaclón que se da al texto
del artículo 302, es conveniente, para un mejor orden, reproducir
su contenido, que es del tenor siguiente: E1 incidente a que den
lugar las medidas de que trata este Título se tramitará en
conformidad a las reglas genera1es y por cuerda separada.

Podrán, sin embargo, llevarse a efecto dichas medi-das


antes de notificarse a la persona contra quien se dic-tan, siempre
que existan razones graves para ello y el tribunal así lo ordene.
Transcurridos cinco días sin que la notiûcación se efectúe,
quedarán sin valor las diligencias practicadas. E1 tribunal podrá
ampliar este plazo por motivos fundados.

La nollficación a que se refiere este artículo podrá hacerse


por cédula, si el tribunal así lo ordena.

E1 análisis de este precepto conduce a dos opiniones blen


diferentes. No nos extenderemos en exceso sobre esta situación,
pues se trata de lograr una visión genera1 sobre ei problema, mas
aún, cuando dentro de estas posiciones se advierten diferentes
mallces.

Veremos a conllnuaciór~ los rasgos más sa1ientes de las


proposiciones que se han formulado respecto a la for-ma de dar
tramitación a la solicitud de medidas precautorlas.

I.- SEGUN LA PRIMERA OPINION. Las medidas no se


decretan de inmediato, sino que la solicitud da lugar a un incidente
que es preciso someter a la tramitación ordinaria que para estos
casos establece la ley. De modo que las providencias que
conceden las medidas precautorias representan ei resultado de un
incidente, que debe su~stanciarse por cuerda separada.

De lo anterlor, se sigue como consecuencia~ que ias


medidas precautorlas se ejecutarían desde el instante que SE
NOTIFIQUE a la persona a quien va a afectar la reso-lución que la
concede.

Los sostenedores de esta opinión, interpretan el inc. 2~ dei


art. 302 del C.P.C.~como una excepción a la norma genera1, en el
sentido de que las medidas cauteiares se ejecutan después de
notificada la resolución que las con-cede. En su virtud, el tribunal,
por razones especia1es, podría decretar que se ileven a efecto
una vez dictada la resoiución que, al fallar el incidente, las
concede, pero antes de su correspondiente NOTIFICACION a la
persona que va a afectar.

11.- OTRA DE LAS SOLUCIONES. Es la adoptada por los


tribunales de justicia en la generalidad de ios casos. Esta
interpretaclón presenta cierta dosis de simllitud con la anterlor,
dado que se confunden en lo que respecta al a1cance del inc. 1~
del art. 302 del C.P.C. Efectivamente, en la práctica los tribunales
ordenan dar a la solicitud de medldas precautorias ia tramitación
de incidente, ei cuai debe ser substanciado de conformidad con
ias reglas ge-nerales y por cuerda separada.

Pero donde se denota la novedad~ es en ei sentido que se


da al inciso 2~ de Ia citada disposiciõn iegai. Los tribunales han
entendido que, en virtud del referido inciso, están autorizados,
frente a una petición expresa dei actor~ y exlstiendo razones
graves, para conceder con carácter provisional las providencias
solicitadas, mientras se tramita la necesaria incidencia. Esto es,
se otorgan, desde luego, las providencias de garantía y dejan
planteada la substanciación dei incidente. De esta forma, la
resolución que recae en ia solicitud de medidas precautorias es
del tenor siguiente: traslado y autos, haciéndose entre tan-to
corno se solicita, bajo Ia responsabilidad del peticionario.

111.- TERCERA POSICION. Esta es la que cuenta con el


mayor favor de la doctrina de los autores: eljuez, frente a una
solicitud de providencias cautelares impetrada por el demandante,
debe pronunciarse de inmediato, de plano, dictando una
resolución por la cual la acoge o deniega, de tal manera que no
cabe una tramitación incidental.

Posteriormente, una vez concedida la medida pre-cautoria y


para el evento de que eI afectado con ella se oponga al
otorgamiento, en ese instante se originaría el incidente, el cual se
tramitará de conformidad a las reglas generales y por cuerda
separada. Según esta posición, ia ejecución de la medida se
llevaría a efecto una vez nollfi-cada a1 demandado la resolución
que la concede de plano.

Respecto al alcance que se da al inciso 2~ del art. 302 del


C.P.C., éI no sería otro que permitir el cumplimiento de ia medida,
sin el trámite de Ia notificación de la resolución que la otorga de
plano, a la persona que va a afectar.

MEDIDAS PREJUDICIALES PRECAUTORIAS

Están tratadas en el Título de las Medidas Preju-diciales —


arts. 279 y 280 del C.P.C.—. Como lo señaiamos en su
oportunidad constituyen una categoría dentro de las medidas
prejudiciales, de tal modo que por tener este carácter, para
solicitarlas debe cumplirse con los requisi-tos generales que se
exigen, esto es:

a) Debe indicarse la acción que se pretende deducir, y

b) Someramente sus fundamentos.


61
Pero aparte de ello, deben sujetarse a algunas regias derivadas de
su propia naturaleza.

Paralelo, sirnilitudes y diferencias entre:

a) MEDIDAS PRECALJTORTAS, y

b) MEDIDAS PREJUDICIALES PRECALTFORIAS.

1~.- OPORTUNIDAD. LAS MEDIDAS PRECAUTOR1AS~se solicitan


y conceden a parllr de la notificación de la demanda. LAS MEDIDAS
PREJUDICIALES PRECAUTOR1AS~deben siempre solicitarse y concederse
antes de notiflcarse la demanda, y lo normal es que, incluso, se soliciten antes
de presentarse la demanda. O sea, el pro-cedimiento se iniciará con la solicitud
de medidas prejudiciales precautorias. Tal es así, que la demanda posterior
habrá de presentarse ante el tribunal que conce-dió las medidas prejudiciales
precautorias.

2~.-TRAMITACION. En las MEDIDAS PREJUDICIALES no existe la


discusión que se presenta en cuanto a la tramitaciôn de MEDIDAS
PRECAUTORIAS, ya que las primeras deben, sin duda, concederse de plano;
no se puede conferlr traslado, toda vez que la relaciôn procesal no ha nacido.

3°~ NATURALEZA DE LA RESOLUCION RECAIDA EN ELLAS. En


ambas se trata de un auto; en consecuencia es modificable y a su respecto el
afectado puede dedu-cir oposición o pellción de substitución.

4°~ REQUISITOS. Son distintos, porque tratándose de LAS MEDIDAS


PRECAUTORIAS~basta con pedirlas derechamente desde que la demanda es
conocida por el tribunal; en tanto que las medidas prejudiciales precautorias
requieren para su procedencia~~ que se señale la acción y, someramente, sus
fundamentos. Por otra parte, el legislador es especialmente exigente tratándose
de las medidas prejudiciales precautorias ya que a su respecto se exige
caución, a diferencia de lo que ocurre con las precautorias, en que por
excepción se exige caución, cuan-do se trata de medidas no contempladas en la
ley o en los casos graves y urgentes en que no se acompañen los com-
probantes que constituyen presunción grave del derecho que se reclama.

También es conveniente señalar que tanto unas como otras no están


taxativamente enumeradas en ia ley, de manera que se pueden solicitar otras
que se estimen pro-cedentes, atendida la naturaleza de la acción deducida.
Exigencias para la concesión de medidas prejudiciales precautorias

Estas medidas son de una gravedad extrema y de enorme trascendencia,


toda vez que constituyen un gravamen que se impone al futuro demandado, que
eventua1-mente le puede ocasionar perjuicios irreparables, de ahí que el
legislador haya sido muy exigente para otorgarlas.
REQUISITOS

A) Deben existir motivos graves y calificados

A ello alude eI inciso primero del art. 279 del C.P.C., situación que queda
entregada a Ia ponderación del juez, atendidas las circunstancias y
antecedentes que le proporcione el actor.

Como problema de orden práctico, es conveniente plantear o solicitar


unas en subsidio de las otras.

Además de Ia exigencia genérica del inc. 1 ~ del art. 279 del C.P.C., es
preciso determinar el monto de los bie-nes sobre los cuales recaerá la medida,
y, además, que se rinda fianza u otra garantía suflciente, a iuicio del tribu-nal,
para responder de los perjulcios que originen, y las multas.

B) Monto de los bienes

La ley exige precisa y determinadamente que se se-ñale en forma singular


los bienes sobre los que ha de recaer la medida. Estas medidas, al igual que las
precautorias, podrán recaer sobre bienes que van a ser objeto del juicio o sobre
otros.

C) Fianza o garantía suficiente

En este caso, el legislador no exige precisamente que surja un fiador, sino


que cualquiera caución suficiente, entre las cua1es se puede mencionar la
fianza y la hlpoteca. Cuando se ofrece como caución la fianza, el juez, debe
calificar la solvencia del fiador ofrecido; y exigirá normal-mente que se
acompañen comprobantes de la respecllva solvencja.

Tramjtacjón

Se solicita, en lo principal, que se conceda como medida prejudicial


precautoria —por ejemplo— la prohibi-ción de celebrar actos y contratos con
respecto a una propiedad que es el objeto material dei juicio; en el otrosí, se
ofrece como garantía la flanza constituida por fuiano de tal.

Frente a esta solicitud, el tribunal debe proveer: Acompañe comprobantes


de la solvencia dei fiador. Aho-ra bien, sl el tribunal estima lo suficientemente
solvente al fiador, proveerá: Constitúyase la flanza y hecho, autos, lo que
signlfica que se consutuye ia garantía y enseguida emillrá pronunciamiento
sobre ia medida. En tal caso, la fianza se conslltuye en un libro especiai que
iieva el secre-tario del tribunal, y de esta fianza se deja testimonio en el
expediente y a la vista de dicho testimonio, el tribuna1 la concede o deniega.

La caución de que se trata responde a dos objetivos específicos:

a) Responder de los perjuicios que se pudiesen haber producido ai


demandado por la concesión de la medida, y

b) Pagar las multas que se hubieren impuesto al que maliciosamente las


solicitó.

En ei evento de que exista flador, hay dos patrimo-nios que responden, el


del solicitante y el del fiador. Natu-ralmente que ei fiador goza dei beneflcio de
excusión.

Concedida la medida prejudicia1 precautoria, surgen para ei beneficiario


una serie de cargas procesales.

1. E1 beneficiario debe presentar la dcm~nda dentro del plazo de dlez días


(ampliables hasta treinta).

Contados desde la notiflcación de la resolución que concedió las medidas


prejudiciales precautorias. Plazo que el juez puede ampliar HASTA POR
TREINTA DIAS.

2~. En su demanda debe solicitar que se mantenga la inedida


solicitada, ahora corno precautoria.

Lo que conviene, en esta caso, es plantear esta peti-ciÓn en un


otrosí de la demanda y, además, en un escrito separado que es el que se
adosará en el cuaderno de medidas prejudiciales precautorias, ahora con
ei carácter de merainente precautorias.
Si no se presenta la demanda en el plazo de diez días, o su
ampliación —hasta por treinta dias— o no se pide la mantención de la
medida o el tribunal niega lugar a esta última solicitud —la mantención—
queda, por este solo he-cho, sin efecto, o sea, caduca la medida,
quedando respon-sable el solicitante por los perjuicios causados, conside-
rándose doloso su procedimiento —art. 280 del C.P.C.—. Pre-sentada que
sea la demanda y vigente la medida prejudicial, la que se pudo cumplir
antes de Ia notificación del deman-dado, la demanda, su providencia y
todo lo actuado en el cuaderno de prejudicial precautoria y su conversiõn
en sim-plemente precautoria, se notiflca personalmente al deman-dado, y
allí recién surge la posibilidad que tiene el deman-dado de oponerse a ella
y formularse la correspondiente incidencia que se tramitará conforme a las
reglas generales señaladas por el Cõdigo de Procedimiento Civil.

Con todo, la persona afectada pudo haber tomado conocimiento de


la medida antes de su formal nollficación y, en tal situación, no existe
inconveniente alguno para que deduzca oposición o solicite su
subslltución, si lo esllma procedente.

Por de pronto cabe señalar que tanto la oposición, como la solicitud


de(~oposición~ no paralizan el otorgamiento de la medida.

JUIcIo ORDINARIO

DE MAYOR CUANTIA

Es eL procedimiento matriz y, además, de carácter supletorio. es por


ello que es aplicable en la tramitación de todo asunto contencioso civii que no
tenga señalado por la ley un procedimiento especial; y, cada uno de sus trámi-
tes, reglas particulares a que se refiere ia respectiva nor-mativa, es apiicable a
todo procedimiento especial, salvo norma expresa en contrario. Esto es
importante en rela-ción con la prueba, cuyas normas son útiles en todos los
demás procedimientos, saivo disposición en contrario.

Es un procedimiento aplicabie exclusivamente a ma-terias


contenciosas, pero su carácter supletorio también aicanza a los no contenciosos
en el sentido de que éstos, en cuanto a situaciones especiaies, se rigen por el
juicio ordinario de mayor cuantía, salvo regia en contrario.

Fases
En el juicio ordinario de mayor cuantía, se distin-guen claramente
varias etapas. puesto que es ei procedimiento más lato, siendo eiias, ias
siguientes:

1 g~ DISCUSION.

2~. PRUEBA.

~ SENTENCIA.

1g DISCUSION. Esta etapa esta compuesta normal-mente por cuatro


escritos, siendo ellos los que a continua-ción se mencionan:

- La demanda

- La contestación a la demarìda

- La réptica

- La dúptica.

La demanda y la réplica, son actos jurídicos proce-sales del demandante.

La contestación y dúplica, 1~ son del demandado.

Es posible que surja un quinto escrito cuando se deduce reconvención,


porque a1lí se agrega la dúplica a la reconvenciôn.

IA DEMANDA

Se puede iniciar por la demanda o por medio de las medidas prejudiciales


precautorias.

LA DEMANDA. En un sentido amplio, es formular una petición. En su


acepción específica, es el acto procesal inicial, mediante ei cua1 se promueve el
proceso, tal es asi que el art. 253 del C.P.C. establece: Todo juicio ordinario
comenzará por la demanda del actor, sin perjuicio de lo dispuesto en eI título IV
de este Libro.

En atinados términos jurídicos, se dice, presentar o entablar una


demanda, para el conoclmiento y decislón por el tribunal competente del
negoclo ventilado ante él. La demanda queda presentada, cuando se entrega en
Secre-taría de acuerdo a las reglas de distribución. Alli se le imprime eI Umbre o
cargo correspondiente con indicación de la fecha. Art. 30 C.P.C.: Todo escrito
deberá presentar-se al tribunal de la causa por conducto del secretario res-
pectivo y se encabezará con una suma que indique su contenido o el trámite de
que se trata. Enseguida tenemos el art. 32 del C.P.C.: Entregado un escrito al
secretario, deberá éste en el mismo día estampar en cada foja la fecha y su
media firma, o un sello autorizado por la respectiva Corte de Apelaciones y que
designe la oficina y la fecha de la presentación. Deberá, además, dar recibo de
los docu-mentos que se le entreguen, siempre que lo exija la parte que los
presenta, sin que pueda cobrar derecho alguno por lo servicios a que este
articulo se refiere.

Cabe tener presente, sobre el particular que con la sola presentación


de la demanda, el negocio promovido por ella no estiplanteado, puesto
que se requiere su notifica-cjón.

La demanda, por regla general, se presenta por escri-to, pero


excepcionaimente puede ser verbal, como lo esta-blece el inc. 2~ art. 704,
que se refiere a1 juicio de Mínima Cuantía: La demanda se interpondrã
verbalmente o por escrito, en el primer caso se dejará constancia, en un
acta que servirá de cabeza al proceso, del nombre, profesión u oficio y
domicilio del demandado, de los hechos que éste exponga y de sus
circunstancias esenciales, de los documentos que acompañe y de las
peticiones que formule. ...

Podemos hablar de demandas simples o compues-tas, según si se


ejercitan una o más acciones. También pueden entablarse por una o más
personas, siempre que se deduzcan las mismas acciones. En todo caso,
la deman-da es el escrito que da principio a un procedimiento judi-cial —
ordinario o especial— y que termina por la sentencia definitiva.

No existe en nuestro Código de Procedimiento Civil ninguna disposición


legal que contenga una definición de lo que debemos entender por demanda,
pero en todo caso el profesor Cassarino nos proporciona un concepto sobre ella
que es del tenor siguiente:

Es aquel acto procesal del actor mediante el cual ejercita una acciôn
tendiente a la declaración, en sentido amplio, por parte del tribunal, de un
derecho que le es desconocido o menoscabado. Es la forma o manera de
ejercitar la acción en juicio. Y la acción es la facultad que tiene una persona para
que los tribunales le reconozcan o declaren el derecho que cree tener.

Tamblén se sostiene:

Demanda signfflca eI acto procesal inicial mediante el cual se promueve el


proceso.

REQUISITOS DE LA DEMANDA

Como bien lo sabemos, la regla general es que la demanda sea ESCRITA.


Por lo tanto, debe reunir dos gru-pos de formalidades:

1. Los generales de todo escrito.

Arts. 30 y 31 del C.P.C.


Art. 30: Todo escrito deberá presentarse a1 trlbunal de la causa por
conducto del secretario respectivo y se encabezará CON UNA SUMA QUE
INDIQUE SU CONTENI-DO O EL TRAMITE DE QUE SE TRATA.

Art. 3 1: Junto con cada escrito deberán acompañarse en papel simple


tantas copias cuantas sean las partes a quienes debe notificarse la providencia
que en él recaiga, se entregarán a la otra u otras partes, o se dejarán en la
secretaría del tribunal a disposición de ellas cuando la notificación no se haga
persona1mente o por cédula.

Por otro lado, si se trata de la primera presentación


en el juicio , requiere la designación de un mandatario y
de un abogado patrocinante, todo ello, de conformidad con
lo que dispone la ley 18. 120 en sus arts. 1~ y 2~.

2. Los requisitos o forinalidades propios de la demanda.

1 .- La designación del tribunal ante el cual se enta-bla, se cumple en la


prãctica seña1ando al trlbuna1 por sus iniciales.

2.- E1 nombre, domicilio y profesión u oficio del de-mandante y de las


personas que lo representen, y la na-turaleza de la representación.

Estas especifìcaciones tienen por objeto individuali-zar cabalmente la


persona del demandante y la de sus representantes legales, de este modo,
tanto el juez como el demandado conocerán la verdadera personalidad del actor
y. por consiguiente, si posee la capacidad y aptitud nece-sarias para deducir la
demanda, de tal manera que se conoce eventualmente el destinatario de las
excepciones que se puedan oponer. Sirve además, para determinar quienes son
las partes del juicio y, por ende, a quiénes afectarãn los efectos de la sentencia
que se pronuncie en el iuicio.

3.- E1 nombre, domicilio y profesión u oficio del de-mandado.

Lo mismo que en lo correspondiente a1 actor, estas designaciones,


asimismo, permiten individualizar las par-tes en el litigio y es útil, incluso, para
determinar la com-petencia del tribunal —absoluta, en el caso que el deman-
dado tenga fuero; y, relativa, según sea su domicilio-. Re-sulta extraño que en
esta ocasión no se incluya a las personas que representan a1 demandado. De
manera taI, que si se trata de una demanda dirigida en contra de un incapaz y
no se nombra la persona de su representante, como también, si al realizar la
designación se comete un error, no cabe duda de que la personalidad del
demandado no quedará fijada adecuadamente y la demanda podrá impugnarse
por inepta.

4. - La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que


se apoya.
Este requisitos equivale a precisar los motivos del pleito y fijar
perfectamente los términos en que se ha in-tentado colocar el debate judicial, y
tiene una doble impor-tancia:

-Para el demandado, la de estar en condiciones de defenderse con


absoluta seguridad, limitándose a las cues-tiones realmente planteadas en el
escrito de demanda, ademãs de no verse expuesto a un nuevo juicio sobre la
misma materia, mientras no se falle el actua1, en cuyo caso le correspondería la
excepción de litis pendencia;

-Para el demandante, la de que, una vez fallada la causa, la autoridad de


la cosa juzgada sólo se extiende a los puntos exactos en que quedará planteada
la controversia judicial.

En buenas cuentas, una demanda será inepta en


estos sentidos sI no contiene claramente los propósitos y alcance de la acción
entablada en ella, vale decir, si no consigna la causa de pedir y la cosa pedida,
única manera de caracterizar la acción y de definir concretamente el derecho
invocado por su pretendiente. No es necesario, sin embargo, el indicar el
nombre técnico y propio de la acción o acciones que se ejercitan; pero si ello
contribuye a deter-minar la competencia del tribuna1 o la clase de acción que se
promueve, será de utilidad, a lo menos, que se haga sln reservas.

5. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las


peticiones que se someten al fallo del tribunal.

En rea1idad, en este punto radica el objeto práctico de la demanda y,


según se advierte, dicha enunciación equivale a un verdadero compendio de lo
expuesto en el cuerpo del escrito.
En la concluslón, será preciso determinar la cosa que es objeto de la
solicitud y en esta ocasión deberá el actor concretar sus peticiones, y
especificar la cosa pedida con claridad como lo exige el art. 254 del Código de
Pro-cedimlento Civil.

Documentos que se acoinpañan a la demanda

E1 actor, junto con la demanda, puede presentar los documentos


fundantes. Si lo hace, el término para impug-narlos es el de emplazamiento.
cualquiera que sea su na-turaleza -públicos o privados-.

Actitud del tribunal frente a Ia presentación de 1a demanda

En primer término, nos vamos a referir a la facultad que le confiere al


juez el Art. 256 del C.P.C. que expresa:

Puede el juez DE OFICIO no dar curso a la demanda que no contenga las


indicaciones ordenadas en LOS TRES PRIMEROS NUMEROS del artículo 254,
expresando el defecto de que adolece.

Si la demanda no padece de algún defecto, en este primer examen o


corregido el defecto de que adolecía, sobre ella recae la siguiente resolución:
TRASLADO al de-mandado para que la conteste, a quien se le notificará el
escrito que la contenga y la respecllva resolución del tri-buna1, en forma
PERSONAL -o bien conforme al art. 44 o por avisos- en tanto, que al ACTOR se
notifica por EL ESTADO DIARIO.

EL EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO

Con la noüflcación de la demanda al demandado, a la cual se agrega la


orden de que el nollficado comparezca al tribunal dentro del término Iegal,
porque se ha deducido una demanda en su contra, se conûgura EL EMPLAZA-
MIENTO.

E1 emplazamiento: Es un trámite tan esencia1 en los juicios y actuaciones


judiciales, en general, que la ley y la jurisprudencia lo han rodeado de ta1es
garantías, que cons-ütuye la piedra angular de todo procedimiento y expresión
de la bilateralidad de la audiencia, sin lo cual no es posible que al demandado le
afecten los resultados del juicio. Es imprescindible, además, que el
EMPLAZAMIENTO se efectúe en cada ocasión, en la forma expresamente
establecida por la ley y comprenda a la parte legíüma y verdadera contra la cu~1
se hace valer.

Ahora bien, el efecto propio del emplazamiento es que liga a las partes
con el tribunal, y a aqu~i1as entre sí, esto es, se origina LA RELACION
PROCESAL, vinculándo-se las partes entre sí y a ellas con el tribunal.

ELEMENTOS DEL EMPLAZAMIENTO. Se compone


de dos elementos:

1. Notijìcación de la demanda al demandculo, para lo cuat nos


remitimos a 10 que at respecto señaló.rarnos, y

2. T~-anscurso det ptazofijado por la ley, para que et demanclado


comparezca al tribunaL

Térinino del emplazamlento


Es de quince días. Siempre que al demandado se le notiflque en la
comuna donde funciona el trlbunal -artícu-lo 258 del Cõdigo de Procedimiento
Civil—, pero, si el de-mandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional,
pero fuera de los líínites de la comuna, se aumenta el término anterior en tres
días, esto es. tiene el plazo de dieciocho días para contestar. SI el demandado
se encuentra(~en una comuna diversa, de aquella en que tienen su asiento el
tribuna1~ fuera del territorio de la República, el término de emplazamiento será
de dieciocho días, más el aumento que corresponda de acuerdo a tabla de
eznplazamlento, que cada cinco años forma la Corte Suprema con tal objeto,
tomando en consideración las distancias~, las facilidades o dificultades
que existan para las comunl-Caciones.

Esta tabla se confecciona en el mes de novlembre del año que


preceda al del vencimiento de los cinco años in-dicados, para que se ponga
en vigor en todo el terrltorio de la República desde el 1 de marzo sigulente.
Se publicará en el diaijo oficial, y se fljará, a lo menos, dos meses antes de su
vigencia en las Secretaría de los tribuna1es.

Si son varios los demandados, sea que obren sepa-rada o


conjuntamente. el término para contestar la demanda se cuenta para todos a la
vez, (~1esde~que expire el término parcial que corresponde al último notificado

Ampllación de la demanda

Hasta este instante nos hemos puesto en el caso en que la demanda ha


sido definitiva e irrevocablemente pre-sentada y noüficada al contendor; pero
ocurre con fre-cuencia que el demandante se desiste de la acción, o de algunas
de las acciones deducidas por su parte, lo mismo que se decide a hacer en la
demanda las ampliaciones o recüflcaciones que estima convenientes.

Ante estas eventualidades, la ley ha debido conside-rarlas y dictar las


normas necesarias.

En primer lugar, para entrar a este estudio, se pre-cisa saber si la


demanda ha sido o no noüficada a1 deman-dado.

No ha sido notificada la demanda al demandado

En el caso de no estar nollficado el demandado, el demandante libremente


puede desisürse de las pretensio-nes ejercitadas en ella y retirar el escrito sin
más trámite, el que se esümará como no presentado. Podrá, asimismo, hacer
las ampliaciones o rectificaciones que estime convenientes, sin traba alguna.
Si ha sido notificada la demanda al demandado

En cambio, las modificaciones que se hagan después de la notificaciõn y


antes de su contestación, de conformidad con lo que dispone el art. 261 inc. 1~
del C.P.C. para que produzcan el efecto deseado, deben cumplir la condl-ción
que el precepto precitado seña1a: Estas modiflcacio-nes se considerarán
como una demanda nueva para los efectos de su nouficaclón, ysólo desde
la fecha en que esta diligencia se practique correrá el término para
contestar la primitiva demanda.

Dichas ampliaciones y recllficaciones, después de no-tificada la demanda,


pero antes de la contestación, por haberse constituído la relaciôn procesa1, no
están sujetas a nlnguna restrlcción. Existe, pues, perfecta amplitud para
hacerlas, pudiendo el actor modificar la acción o acciones deducidas, acumular
nuevas y alterar los hechos en que haya fundado la demanda, como quiera
que todo esto no produce ninguna perturbación en tal estado del pleito,
sltuación diferente a la que se presentaría, a1 intentar igua1 cosa en el curso
del juicio. Todo lo cua1 se deduce, clara-mente, de la precaución tomada por
la ley en el senlldo de que estas modificaciones sean consideradas como una
demanda nueva para los efectos de su nollficación.

En realidad, modiûcada una demanda, la primitiva, si no desaparece,


debe entenderse que ha quedado, a lo menos, clrcunscrita a los puntos de
hecho y de derecho contenidos en la modfficaciõn de ella, siguiéndose el juicio
en esta última forma.

ACTITUDES QUE PUEDE ASUMIR EL DEMANDADO

1~.- PUEDE ALLANARSE A LA DEMANDA, O NO CONTRA-


DICE DE MANERA SUBSTANCIAL LOS HECHOS QUE LE
SIRVEN DE FUNDAMENTO A LA DEMANDA.

La primera de estas posibilidades podemos denomi-narla allanamiento


expreso; en tanto, que la segunda, consütuye un allanamiento tácito. E1
allanamiento sólo llene relevancia respecto de los hechos de la causa y sig-
nifica que respecto de ellos no es necesario rendir prueba y se üenen, en
consecuencia, como aceptados.

La circunstancia de omiür la prueba y se tenga tales hechos como


aceptados, se traduce en un fenómeno pro-cesal en cuanto a la tramitación
ulterior del Juicio Ordi-nario de Mayor Cuantia, toda vez que no será necesaria
la recepción de la causa a prueba, sino que, derechamente, después de la etapa
de discusión, se entra en la de senten-cia, previo el trámite esencia1 de la
cltaclôn para oír sen-tencla.

Este fenómeno es la regla general, pero, en ciertos y determinados casos


y circunstancias, no obstante el alla-namiento, surgen las etapas de prueba y
discusión sobre la prueba. Esto se produce cuando la pretensiõn que se hace
valer envuelve derechos irrenunciables o existen com-prometidas cuesllones de
orden público. Así, por ej.: si eI juicio versa sobre validez o nulidad del
matrimonio, o so-bre divorcio perpetuo, son de orden público, pues intere-san a
la buena conformación de la familia.

Reiterando conceptos, el allanamiento sólo produce efectos en el ámbito


de los hechos, ya que el Tribunal es siempre soberano para resolver la cuesllón,
aplicando el derecho que estime atingente. E1 allanamiento no tiene efecto en el
aspectojurídico deljuicio y bien puede suceder que la sentencia llegue a ser
desfavorable al actor.

2~.- OPONER EXCEPCIONES DILATORIAS.

Sobre este punto, por ahora, daremos unas ideas de orden general, para
especificarlas más adelante. Así las cosas, tenemos que ellas se encuentran
consignadas en el art. 303 y s1guiente~ del C.P.C. Las excepciones dilatorias,
tienen por objeto corregir vicios del procedimiento, para formar una relación
procesal válida. Su oposición trae como consecuencia una modificación en la
tramita-ción del juicio, porque se tramitan como incidentes en caiidad de
excepciones de previo y especia1 pronuncia-miento, suspendiendo el curso de
la causa, y la resolución que recae en el incidente que su interposición originan,
llene la calidad de una sentencia interlocutoria.

3~.- DEFENSA NEGATIVA.

Se trata de la defensa negallva expresa; o sea, la circunstancia de que el


demandado se haga presente en el juicio y controvierta en forma substancial y
pertinente los hechos en los que el actor funda su pretensión.

La ley, en forma explícita, requiere que esta contro-versia sea substancial


y pertlnente, es decir, que los hechos se controviertan en lo que sean esenciales
y en forma eficaz.

Esta defensa negaüva expresa, tiene una gran im-portancia, porque


necesariamente desencadena LA FASE PROBATORIA. Salvo una situación muy
excepciona1 que contempla el inc. fina1 del art. 313 del C.P.C., que seña1a la
poslbilidad de que las partes, de común acuerdo, pidan la citación para oír
sentencia sin distinguir si ha habido o no controversia.

La defensa negallva expresa, tiene también una gran importancia porque


es determinante respecto del mecanismo de LA CARGA DE LA PRUEBA, O
PESO DE LA PRUEBA, O ONUS PROBANDI, puesto que cuando hay defensa
negativa expresa, el peso de la prueba recae en el actor —art. 1 698 C.C.—:
incumbe probar las obligaciones O su extinción al que alega aquéllas o éstas.

La defensa negativa podría también referirse a los fundamentos jurídicos


de la demanda, negando el funda-mento de derecho que alega el actor, pero
esto no llene mayor relevancia, porque no determina ni enmarca al juez en
relaciõn con su decisión.

4~.- OPONE EXCEPCIONES:

a) DE FONDO, PERENTORIAS O DE MERITO. La


regla genera1 es que se opongan en Ios escritos fundamen-tales y, muy
específicamente, en el escrito DE CONTESTA-CION A LA DEMANDA, pero el
legislador frente a la enor-me entidad que llenen estas excepciones de mérito,
señala otras ocasiones, dando con ello cabida a las:

b) MIXTAS, que son aquellas que, no obstante ser en esencia


excepciones perentorias, se pueden hacer valer en la misma oportunidad y en la
misma forma que las dila-torias, teniendo tal calidad las mencionadas por el Art.
304 del C.P.C.: Podrán oponerse y tramitarse del mismo modo que las dilatorias
LA EXCEPCION DE COSA JUZGA-DA y la de TRANSACCION; pero si son de
lato conocimien-to, se mandará contestar la demanda, y se reservarãn para
fallarlas en la sentencia definiüva.

La gran diferencia entre la defensa negativa expresa


y la oposición de excepciones de mérito, es que, quien invoca la defensa
negativa, no invoca hechos nuevos, sino que controvierte los afirmados por el
actor; en tanto, que, quien hace valer una excepción de mérito o de fondo, IN-
VOCA HECHOS NUEVOS y éstos conslltuyen el sustento de su excepción.

Con respecto a esta problemáüca hay que tener presente una clasificaciõn
de los hechos en:

I. - Constitutivos;

IL Modijìcatorios; y

111. Extintivos.

Si el actor invoca hechos constitullvos, en la defensa negativa, basta


controverürlos. Pero cuando se oponen ex-cepciones perentorias, el demandado
invoca, hechos inodlficatorios o extintivos, como podría ser la existen-cia de un
plazo pendiente, la prescripción, el pago, etc.

En consecuencia, lo normal es que quien opone ex-cepciones de fondo o


de mérito, implicitamente reconoce los hechos que sirven de sustento a la
pretensión del actor, pero a la vez invoca hechos nuevos, destinados a extinguir
la referida pretensión.

Desde el punto de vista del PESO DE LA PRUEBA, cuando el demandado


invoca hechos modificatorios o extintivos, como implícitamente esta
reconociendo los he-chos que sirven de base a la pretensión del actor, le corres-
ponde a él probar la existencia de los hechos alegados como fundamento de su
excepción.

Respecto del futuro del juicio cuando se oponen ex-cepciones de fondo,


es idéntico a lo que sucede cuando se hace una defensa negaüva expresa, o
sea, surge el período de prueba y el de observación a la prueba.

5~.- EL SILENCIO.

E1 demandado emplazado puede guardar silencio. Silencio que puede


observarse tanto en la contestación de la demanda como en la dúplica. E1
silencio del demandado culmjna con la rebeldía, puesto que su derecho se exlln-
gue con el solo transcurso del plazo, teniendo en consideración que el artículo
64 del Código de Procedimiento Civil, establece: Los piazos que señala este
Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese...; no obstante, ai
parecer, en algunos tribunales todavía se exige declara-ción de rebeldía.

El silencio del demandado es una forma de defensa negativa tácita


porque, en derecho, como norma general y salvo regla expresa en contrario,
quien ca1la no otorga, sino quien guarda silencio nada dice.

En el art. 318 del C.P.C., el legislador pone en pie de igualdad dos


situaciones distintas:

a) La efectiva controversia respecto de tos hechos que sirven de sustento


a ta pretensión, y

b) Et sitencio.

En consecuencia de esta disposición,se desprende que el silencio importa


controvertir en forma substancial y pertinente los hechos sustentarios de la
pretensión.

La redacción del articulo nos lleva a esta conclusión. Dice el art. 318 del
C.P.C. o en su rebeldía y puede haber controversia.

6~.- RECONVENCION.

En este caso, surgen modificaciones a la normativa procesal, toda vez que


aparece un nuevo escrito funda-mental, y porque también se pueden deducir
excepciones dilatorias respecto de la reconvención. No es propiamente una
reacción, síno que la manera de ejercer una acción por parte de la demandada.

LA EXCEPCION

Existen dos doctrinas para explicar la extensión que debe dársele a este
término:

a) Una de ellas, considera que tienen el mismo signi-ficado ante el


derecho las expresiones, excepción. reacción o defensa y

b) La otra, que aprecia que la excepción es la especie dentro del género


reacción.

Esta disllnción llene bastante importancia desde el punto de vista formal


de la sentencia, art. 270 del C.P.C.

La jurisprudencia de nuestros tribunales se inclina por la segunda de estas


opiniones.

Concepto de excepciôn

Se dice que es una forma de reacción en la cual se invoca un defecto en


la relación procesal o la ausencia de un presupuesto procesal o de una
circunstancia modificatoria de la pretensión invocada por el actor.

Esta especie de definición comprende tanto a las ex-cepciones dilatorias


como a las perentorias.

Las dllatorias. Tienen como fina1idad diferir la en-trada al juicio mientras


no se subsanan los defectos en el modo de proponer la demanda o se cumplan
ciertos requi-sitos necesarios para que se entable regularmente la ac-ción, todo
ello con el objeto de obtener una relación pro-cesal vãlida, libre de vicios, que en
el futuro pudieran servir de argumento para declararla ineficaz.

Las pereatorias. Importan la a1egación de hechos modificatorios o


extinllvos de Ia pretensión hecha va1er por el actor. Por su parte, nuestros
tribunales han expresado que excepción perentoria es todo titulo o mollvo
jurídico que el demandado invoca para destruir, enervar y, más propiamente
dicho, para hacer ineficaz la pretensión del actor.

Además de las anteriores, existen las excepciones anómalas y las mlxtas,


de las cuales nos preocuparemos más adelante.

LAS EXCEPCIONES DILATORIAS

Se encuentran enumeradas en el art. 303 del C.P.C., enumeración que no


reviste el carácter de taxativa o exclu-yente, habida consideración de la
redacción del N° 6 de dicha disposición legal:

Art. 303: Sólo son admisibles como excepciones di-latorias:

1~.- LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL ANTE QUIEN SE HAYA


PRESENTADO LA DEMANDA.

Es una cuestión de competencia que puede plantear-se por cualquiera de


las partes, ya sea por la vía declinatoria o inhibitoria.

Conviene, desde luego, hacer presente que ia incoin-petencia absoluta


se puede hacer vaier en cuaiquier es-tado del juicio; mientras que la
incompetencia relativa sólo se ejercita en ei evento de que no se haya
rea1izado una gesüón sin reclamarla, en caso contrario, opera la proórroga de
competencia.

2~.- LA FALTA DE CAPACIDAD DEL DEMANDANTE, O DE


PERSONERIA O REPRESENTACION LEGAL DEL QUE
COMPARECE EN SU NOMBRE.

Falta de capacidad. Debemos atenernos a este respecto, a las


disposiciones pertinentes dei Cõdigo Civii; sin embargo, hay que tener presente
que el incapaz puede comparecer en juicio, siempre que lo haga debidamente
representado. Falta de personería o de representación le-gal del que comparece
en su nombre. La primera, se refiere a ias fuentes convencionales de la
representación —manda-to, agencia oficiosa—.

La segunda, significa que se está controvirtiendo su calidad de


representante que emana de la ley.

3~.- LA LITIS PENDENCIA.

Esta excepción requiere de los siguientes supuestos:

a) Que existan dos o más juicios.


b) Que en elios concurra ia tripie idenüdad, que se requiere para que
opere la excepción de cosajuzgada, esto es:

I.- Idenüdad lega1 de personas;

11.- Identidad de causa de pedir; y

111.- Idenlldad de objeto pedido, naturalmente que se refiere al objeto


jurídico.

c) Que ninguno de estosjuicios se encuentre resuelto por sentencia firme o


ejecutoriada, pues, en tai caso, opera la excepción de cosa juzgada.

E1 objellvo fundamental de esta excepción es el de la economía procesai,


por un iado, pues evita la tramitación paralela de diversos juicios; y por el otro,
impide que se produzcan decisiones contradict9rias en situaciones análogas.
También podemos agregar que ella puede ser: TOTAL: Cuando existe absoluta
coincidencia en ia triple identidad. PARCIAL: Cuando la coincidencia sólo se
refiere a una o más acciones, en el caso que la demanda contenga pluralidad de
acciones; en tal acaso la nueva causa se prosigue respecto de aquella acción o
acciones respecto de la cual no exista la triple idenüdad.

Cuando es total, se paraliza eljuicio más nuevo y~se prosigue con el de


mayor anügüedad.

4~.- INEPIITUD DEL LIBELO POR FALTA DE ALGUN RE-


QUISITO LEGAL EN EL MODO DE PROPONER LA DE-
MANDA.

Esta excepción se encuentra ínümamente ligada con el art. 254 del


Código de Procedimiento Civil, recordemos al respecto que el art. 256 del C.P.C.
faculta a1 juez en los siguientes términos. Art. 256: Puede el juez de oflcio no
dar curso a la demanda que no contenga las indicaciones ordenadas en los
primeros números del artículo 254, ex-presando el defecto de que adolece.

En lo que se refiere a los N°s. 4 y 5 la reclamación deben formularlas las


partes.

5~.- EL BENEFICIO DE EXCUSION.

Dice relación con Ia fianza arts. 2335, 2357 y 2358 del Código Civil:
Art. 2335: La fianza es una obligación accesoria, en
virtud de la cual una o más personas responden de una
obligación ajena, comprometiéndose para con el acreedor
a cumplirla en todo o en parte, si el deudor principal no
1a cumple.

La fianza puede constituirse, no sólo en favor del deudor principal, sino de


otro fiador.

Art. 2357: Ei fiador reconvenido goza del BENEFI-CIO DE EXCUSION, en


virtud del cual podrã exigir que antes de proceder en contra de él se persiga la
deuda en los bienes del deudor principal, y en las hipotecas o pren-das
prestadas por éste para la segurldad de la misma deuda.

Art. 2358: Para gozar del beneficio de excusión son necesarias las
condiciones siguientes:

1~ Que no se haya renunciado expresamente;

2~ Que el fiador no se haya obligado como el codeudor solidario;

3~ Que la obligación principa1 produzca acción;

4~ Que Ia fianza no haya sido ordenada por el juez,

5~ Que se oponga el beneficio luego que sea requeri-do el fiador: sa1vo


que el deudor al tiempo del requerimien-to no tenga bienes y después los
adquiera;

6~ Que se señalen al acreedor Ios bienes del deudor princlpal.

Esta excepción no mira a la relación procesal, sino más bien, a la falta de


un presupuesto procesal, en la medida que la acción no puede prosperar
mientras no se agoten los medios para que cumpla el deudor principa1.

6~.- EN GENERAL LAS QUE SE REFIERAN A LA CORRECCION DEL


PROCEDIMIENTO SIN AFECTAR AL FONDO DE LA ACCION DEDUCIDA.

Ej. falta de jurisdicción, falta de capacidad de la de-mandada, etc.

Oportunldad y forma de hacer valer Ias excepciones dilatorias

La regla general, es en el térmlno de emplazamiento y todas ellas deben


hacerse va1er en un mismo escrito.

EXCEPCIONES. Art. 305 inc. 3° del C.P.C., ya que las incompetencia y


litls pendencla pueden oponerse en segunda instancia en forma incidental. Sin
embargo, hay que tener presente, que, tratándose de la incompetencia relallva,
puede haber operado la prórroga de competencia, por lo tanto, no cabría hacerla
valer en dicha ocasión. Se fa1lan en única instancia, no siendo suscepllble de
recurso alguno.

Trainltaclón y fa1lo

Se tramitan conforme a las reglas dadas para los incidentes -art. 307
C.P.C.- y son de previo y especial pronunciamiento, esto es, para1izan el curso
de la causa principa1, hasta que recaiga resoluclón en el referido Inci-dente.

Apelaciôn

La resolución que falla el incidente en primera Ins-tancia, es siempre


apelable, y al respecto se pueden presentar las siguientes situaciones:

A) Si son acogidas. En este caso resulta agraviado el demandante, y el


recurso de apelación se concede en ambos efectos, y

B) Si son denegadas. Ei agraviado es eI demandado, se concede el


recurso en el solo efecto devolutivo, aquí se elevan las compulsas al tribunal
superior, y la causa sigue su curso en el primera instancia.

TRAMITACION POSTERIOR DEL JUICIO

l~.- Si se han desechado las excepciones.

E1 demandado tiene UN PLAZO DE DIEZ DLAS para contestar la


demanda, cualquiera que sea el lugar en que
haya sido notificado de la demanda; plazo que se cuenta desde la
nollficación por el estado diario de la resolución que las deniega.

2~.- Si son acogidas.


Hay que distinguir si el vicio es o no subsanable.

A) EL VICIO NO ES SUBSANABLE. E1 proceso terml-na


defìnitivamente, sin perjuicio de renovar las acciones
en otra sede o en otro juicio, ta1 e~caso que se produce cuando se acoge la
excepciõn de incompetencia, por ejem-p1o.

B) EL VICIO ES SUBSANABLE. La causa~ sigue su curso y en tal


caso, el demandado, una vez subsanados los defectos de que adolecía la
demanda, tiene un plazo de diez días para contestarla, art. 308 del C.P.C.

EXCEPCIONES PERENTORIAS

Son aquellas en que aceptándose el procedimiento, se oponen a la


pretensión; por el contrario, las dilatorias se oponen a1 procedimiento sin emiür
pronunciamiento sobre la pretensión.

En cuanto a su número e identidad, son infinitas ya que cualquier hecho


modificatorio o extinllvo conslltuye una excepción perentoria. Los modos de
extinguir las obli-gaciones, conslltuyen excepciones perentorias.

Oportunidad para hacerlas valer

E1 momento oportuno para ejercitarlas es el de la contestación a la


demanda, art. 309 N~ 3 del C.P.C. Em-pero, el art. 312 del C.P.C. concede al
demandado la po-sibiiidad de ampliar, adicionar o modificar, las excepcio-nes
que haya formulado en la contestación a la demanda, pero con la reserva de
que no es posible a1terar aquellas que sea el objeto principal del pleito.

EXCEPCIONES ANOMALAS

Están tratadas en el Art. 310 del C.P.C., que es del tenor siguiente: No
obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de

(1) prescripción,

(2) cosa juzgada,

(3) transacción y

(4) pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente


escrito, podrán oponerse en cua1quier estado de la causa; pero no se admitirán
si no se a1egan por escrito antes de la citaciõn para sentencia en primera
instancia, o de la vista de la causa en segunda.

Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a


prueba, se tramitarán como incidentes, que pueden recibirse a prueba, si el
tribunal lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva.

Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal


caso el tribunal de a1zada~se pronun-ciará sobre ellas en única Instancia.

Algunas de las mencionadas excepciones miran ha-cia la pretensión. No


obstante, otras lo hacen a los presu-puesto procesales.

Prescripciôn

Tiene dos acepciones en la legislación substantiva:

A) Forma de extinguir obtigociones; y

B) Medio de aciquirir et dominio.

La norma del art. 310 del C.P.C., se refiere exclusi-vamente a la


prescripción como manera de extinguir obli-gaciones, y porque, además, como
modo de adquirir el dominio deberá siempre postularse como acción.

Cosa juzgada

Sabemos que las sentencias definitivas e interlocutorjas, una vez que se


encuentran firmes o ejecutoriadas, producen la acción y excepción de cosa
juzgada; sabemos asimismo, que la segunda tiene como fina1idad impedir que
se vuelva a discutir el mismo asunto en un juicio posterior, cuando concurra la
tripie idenlldad:

a) Idertttdo.cI legal de persono.s;

b) De causa de pedir; y

c) De objetojurídico.
Transacción

Es un contrato a que alude el art. 3446 del Código


Civii: LA TRANSACCION es un contrato en que las partes terminan
extrajudiciaimente un litigio pendiente, o precaven un liügio eventual... a lo que
habría que agregar, en que las partes se hacen concesiones recíprocas. Este
contrato produce el efecto de cosa juzgada.

E1 pago

Siempre que conste de un antecedente escrito.

Tramltaciôn y fallo

En primera instancla

1°) Si se oponen antes de recibirse la causa a prueba, para el caso de que


el incidente deba recibirse a prueba, ella se rinde conjuntamente con la de la
cuesüõn princi-pal.

2°) Si se oponen después de haberse recibido la causa a prueba, del


mismo modo, como en el caso anterior, se da tramitación incidental, pero en
esta oportunidad si es necesario recibir a prueba el incidente, se fija un término
de prueba de ocho días, debiendo en los dos primeros, presentarse la lista de
tesügos. En ambos casos, la reso-luciófl de la incidencia se deja para defìnillva,
art. 310 del c.P.C.

Si se hacen valer en segunda instancia, tamblén se tramitan como


incidente y se resuelven conjuntamente con la cuestión principal, pero se
resuelven en única Ins-tancia.

EXCEPCIONES MIXTAS

Son aquellas que no siendo propiamente dilatorias, se pueden ejercer


conjuntamente con aquellas y en la misma oportunidad procesal, esto es, dentro
del término de em-plazamiento para contestar la demanda, art. 304 del C.P.C.,
siendo ellas:
a) cosajuzgada y

b) trartsacción.

Estas excepciones deben oponerse conjuntamente con las dílatorias o en


la misma ocasión.

Tambìén se tramitan como incidentes, y en cuanto a su fallo, puede


expedirse de inmediato, como si efectiva-mente se tratare de excepciones
dilatorias, pero, si se las esüma como de lato conocimiento, se puede ordenar
con-testar la demanda y dichas excepciones se fallan conjun-tamente con la
cuestión principal.

Cuando se fallan ta1 como si se tratara de excepcionesdilatorias, son


apelables en la misma forma que éstas, estc,, para el caso de ser acogida la
ape1ación~se concede en ambos efectos, en tanto que de ser denegada, ia
apela-ción se concede en el sSlo efecto devoiullvo.

CONTESTACION DE LA DEMANDA

En el juicio ordinario, como lo hemos puesto de ma-nifiesto anteriormente,


si el demandado opone excepclones dilatorias no estará obligado a contestar Ia
demanda, hasta que se resuelva el incidente promovido. ¥ también lo hemos
señalado, que si desechan las excepciones, tendrá el plazo de diez días, para
contestarla, reducción que se explica fácilmente en vista de que la parte
demandada ha tenldo tiempo más que suficiente para preparar su defen-sa,
durante eI incidente de que se trata. Si por otra parte, se acogen una o más
excepciones, la obligación del deman-dado de contestar la demanda, se
computa desde el día en que el demandado haya subsanado los defectos, sI
ellos admiten corrección. Este plazo, como todos los señala-dos en el Código de
Procedimiento Civil, es de carãcter fata1 —art. 64—. También es común, esto
es, si son varios los demandados y alguno de ellos opuso excepciones dila-
torias, los demás, aunque no las hayan opuesto se acoge-rán al nuevo plazo de
acuerdo a lo que dispone el art. 260 del C.P.C.

Cabe resa1tar que, salvo la primera nollficación de la demanda que debe


ser persona1, Ias posteriores que deri-ven de la circunstancia de haberse
opuesto excepciones dilatorias, se notificarán por el Estado Diario.

Concepto
La contestaciõn es el trámite, gesllón o acto jurídico procesa1 que le
corresponde realizar al demandado, para enfrentarse a la demanda deducida en
su contra por el actor, a fin de que el juicio prosiga su curso normal.

E1 TRAMITE DE CONTESTACION, ya sea expreso o tácito, mediante el


emplazamiento del demandado, es esencial en todo procedimiento. Tal como la
demanda, se trata de uno de los actos más fundamentaIes del pleito, sin el cual
no se concibe ninguna conllenda judicial, ni puede pronunciarse sentencla
deflnltiva que Ia resuelva con eR-cacia jurídica.

A semejanza del escrito de demanda, EL DE CON-TESTACION A LA


DEMANDA, cobra una importancia deci-siva en los resultados del juicio, porque
de la forma en que se proponga y de los requisitos internos dependerá para el
demandado, el éxito de sus pretensiones. En este sentido, el demandadq~
puede valerse en 1a contestación~ de todos LOS MEDIOS DE DEFENSA Y
DEMAS ARBITRIOS que le concedan ias leyes a fin de oponerse a la
demanda,para enervar o destruir Ias pretensiones de su contraparte.

En cuanto a la estructura y requisitos de la contes-tación de la


demanda, el art. 309 del Côdigo de Procedl-miento CiviI, se allene y en cierto
modo reproduce, las exigencias que para el escrito de demanda, prescribe el
art. 254 del C.P.C.

Entre las designaciones inicia1es del escrito de con-testación, se ha


omitido la del nombre, domicilio, profesiõn u oficio del demandante, por resultar
innecesarlo, habida consideración que estos antecedentes están insertos en la
demanda; por el contrario, la designaciõn del tribuna1 ante quien se entabla no
puede faltar y, conslltuye un requisito de orden general, común a toda clase de
presentaciones que se hagan ante los tribunales. Del mismo modo, resulta
conveniente la individualización del demandado, ya que de esta manera se
precisa la hecha por el actor en la deman-da y permite corregir errores u
omisiones en que se puede haber incurrido por parte del demandante en su
escrito de demanda.

También, lo mismo que en el escrito de demanda, el legislador obligó al


demandado a consignar en su ESCRITO DE CONTESTACION la enunciación
precisa y clara de las peticiones someüdas al fallo del tribunal, como el medio
más eficaz de fijar el asunto controvertido que debe com-prender la sentencia
judicial.

REPLICA

De la contestación, se da traslado a1 actor, para que evacúe el trámite


denominado réplica, o sea, la presenta-ción por su parte de un nuevo escrito, a
cuyo efecto se le concede un PLAZO FATAL DE SEIS DIAS, desllnado a reforzar
y jusllficar sus pretensiones y, al mismo tiempo, de reballr las excepciones y
alegaciones opuestas por el demandado.
DUPLICA

Cumplido el trámite anterior por el actor, sea en forma efectiva o tácita, se


le confiere traslado al demanda-do, para que EN EL PLAZO FATAL DE SEIS
DIAS, evacúe por su lado el trámite conocido por el nombre de dúplica, que es
análogo al de réplica.

En rea1idad, en los expresados escritos, se permlte a las partes,


esclarecer sus respectivos derechos y debatir mejor aquelios puntos que hayan
sido objeto de mayores dudas o discrepancias.

A propósito de los escritos a que ncÍ~) estamos refiriendo, conviene


recordar las disposiciones del art. 3 1 2 del
C.P.C.: En los escritos de réplica y dúplica podran las partes ampliar, adicionar o
modificar las acciones y excep-ciones que hayan formulado en ia demanda y
contesta-ciõn, pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del
pleito.

A1 tenor del precepto legal transcrito, veamos las po-sibilidades que


tienen las partes en los escritos en análisis. Desde luego, se les permite
AMPLIAR sus acciones y ex-cepciones, esto significa que pueden dar mayor
desarrollo a sus respectivas acciones y excepciones y también LIMITARLAS, 10
mismo que EXTENDER éstas a ciertas cuestiones o prestaciones accesorias sin
variar su esencia o naturaleza nI sus fundamentos.

Cuando se afirma por la referida disposición legal que se pueden


AD1CIONAR, las dichas acciones y excep-ciones, se les está permitiendo
introduclr ciertos adita-mentos con relación a sus fundamentos de hecho y de
derecho, siempre que con ellos no se provoque una varia-ción substancia1 en la
identidad del acto o hecho juridico materia del plelto o alteración de su objeto
principa1.

Respecto del concepto MODIFICAR, en este punto Ia ley pro~be que se


alteren, cambien o transformen las acciones o excepciones, pero no que se
enmienden, corrijan o rectifiquen, manteniéndose, eso sf, como en los casos
anteriores ya examinados, los hechos trascendentes y fun-damentos de derecho
con que las partes apoyaron sus acciones y excepciones.

LA RECONVENCION

No es propiamente una reacción del demandado, sino una


acción, y está expresamente contemplada para el jui-cio ordinario. Así
el art. 314 del C.P.C. expresa:» Si el demandado reconviene al actor,
deberá hacerlo en el escri-to cle contestación, sujetándose a las
disposiciones de los artjculos 254 y 26 1; y se considerará, para este
efecto, como demandada la parte contra quien se deduzca recon-
vención.

Cuando se reconviene, en el escrito de contestación a la demanda,


se amplía en un OTROSI. A1 deducirse re-convención las partes, como
ejercitan acciones uno en contra del otro, pasan a adquirir el doble papel
de deman-dante y de demandado, de tal manera que, siendo la re-
convención una demanda del DEMANDADO en contra del actor, está
sujeta en su estructura a las exigencias a que se refiere el art. 254 del
C.P.C., y en virtud de esta misma circunstancia, el demandante de la
cuestión principa1 y DEMANDADO en la reconvención deberá, al
contestar ésta, cumplir con los preceptos del art. 261 del C.P.C. ~

En cuanto a la notificaciõn de la reconvención, como la ley no señala


una forma específica de realizarla, deberá hacerse por EL ESTADO
DIARIO.

En contra de la reconvención pueden oponerse las excepciones


dilatorias del art. 303 del C.P.C., así lo seña1a expresamente el art. 317
del C.P.C., las que se tramitan incidentalmente y, siendo de previo y
especlal pronuncla-miento tienen la virtud de suspender la tramitación de
la causa principal, lo que signiflca que no sobrevienen los trámites de
réplica y dúplica, pendientes que se encuen-tren las resoluciones sobre
las excepciones dilatorias.

Si son RECHAZADAS, el demandante -demandado en la


reconvención- llene el PLAZO DE SEIS DIAS PARA REPLICAR ¥
CONTESTAR LA RECONVENCION.

Sin son ACOGIDAS, la resolución que en lo pertlnen-te se dicte es


apelable en el solo efecto devolullvo y, se produce la misma situaciõn que
en el asunto principal, siendo previo disllnguir, si el defecto es o no
subsanable.

Si ES SUBSANABLE, se otorga al demandante de reconvención un


LAPSO DE DIEZ DIAS para subsanar el vicio. Mientras tanto, se paraliza
la prosecución de la tramitaciõn de la causa principa1; enseguida, el
demandado de reconvención, llene un plazo de SEIS DIAS, para con-
testar la reconvención y repiicar por su parte.

SI EL VICIO NO ES SUBSANABLE, se pone término a Ia reconvención y


se prosigue únicamente con la trami-taciõn de la causa principal.

Cabe seña1ar que, en este caso, en el de la reconven-ción, se agrega un


trámite, cual es el de la dúplica a la reconvención.

TRAMITACION Y FALLO DE LA RECONVENCION

E1 artículo 316 del C.P.C., sobre el particular dispo-ne: La


reconvención, se substanciará y fallará conjunta-mente con la demanda
prlncipal, sin perjuicio de lo esta-blecldo en el art. 172.

De la réplica de la reconvención se dará traslado al demandante por seis


días.

No se concederá, sin embargo, en la reconvención, aumento


extraordinario de término para rendir prueba fuera de la República cuando no
deba concederse en la cuestión principal.

Artículo 172 C.P.C.: Cuando en un mismo juiclo se venlllen dos o más


cuesllones que puedan ser resueltas separada o parcialmente, sin que ello
ofrezca dificultad para la marcha del proceso, y alguna o algunas de dichas
cuesllones o parte de ellas, lleguen al estado de sentencia antes que termine eI
procedimiento en las restantes, podrá el tribunal fallar desde luego las primeras.

En este caso se formará cuaderno separado con compulsas de todas las


piezas necesarias para dictar fallo y ejecutarlo, a costa del que solicite la
separación.

Como podemos advertir, el art. 316 del C.P.C. ordena que la reconvención
y la cuestión principal se tramiten conjuntamente, de manera que se va
produciendo la uni-ficación de los escritos de la discusión, siendo por tanto ellos
de discusión de la cuesüón principa1 y de la recon-vención.

De tal manera que el término de emplazamiento del reconvenido es de


SEIS DIAS.

Se desprende nítidamente de las disposiciones lega-les antes transcritas,


que los trámites del juicio principal y de la reconvenciõn se siguen
conjuntamente, sin embar-go, quedan de maniûesto algunas variaciones. La
regla general es que tanto ia causa principal como la reconven-ción terminen por
una sola sentencia, pero el art. 172 del C.P.C. ya citado, permite la resolución
separada de ambas cuesllones, cuando aiguna de eilas llegue antes que la otra
al estado de sentencia.

También existe una diferencia substancial entre la causa principal y la


reconvención, respecto de la cual haremos una mera referencia por el momento
y se refiere al TERMINO EXTRAORDINARIO DE PRUEBA, materia que
abordaremos más adelante, y que se refiere a la posibili-dad de rendir prueba
fuera del lugar en que sigue el juicio. Este término extraordinario, se clasifica:

a) Término extraordinarto para renclir prueba dentro de Ia República, y;

b) Término extraordinario para rendir pruebafuera de Ia República.

Los requisitos para obtener este aumento extraordi-nario son diferentes en


ambos casos. Puede darse en la prácüca, que en la acción reconvenclonal fuere
necesario rendir prueba en el extranjero, para lo cual habría que solicitar el
término extraordinario correspondiente, pero la concesión de esta solicitud está
condicionada en los térmi-nos que lo señala el inc. final del art. 316 del C.P.C.,
pudiendo concederse solamente cuando se hubiese hecho lo propio respecto de
la cuesllón principal, de lo que resul-ta, que si en esta última no procediere el
aludido aumento, tampoco se accederá en la cuesllón reconvencional.

Finalmente, conviene recordar la regla de competen-cia a que se refiere el


art. 315 del C.P.C., la que es preciso concordar con el art. 1 24 del Código
Orgánico de Trlbuna-les:

Art. 315 C.P.C.: No podrá deducirse reconvención


sino cuando el tribunal tenga competencia para conocer de ella, esümada como
demanda, o cuando sea admisible la prórroga de jurisdicción. Podrá también
deducirse aún cuando por su cuantía la reconvención deba ventilarse ante un
juez inferior.

Para estimar la competencia, se considerará el mon-to de los valores


reclamados por vía de reconvención sepa-radamente de los que son materia de
la demanda.

Art. 124 C.O.T.: Si el demandado al contestar la demanda entablare


reconvención en contra el deman-dante, la cuantía de la materia se determinará
por el mon-to a que ascendieren la acción principal y la reconven-ción reunidas;
pero para esllmar la competencia se con-sidera el monto de los valores
reclamados por vía de re-convención separadamente de los que son materia de
Ia demanda.

No podrá deducirse reconvención sino cuando el tribunal tenga


competencia para conocer de ella, estimada como demanda, o cuando sea
admisible la prórroga de jurisdicciõn. Podrá también deducirse aun cuando por
su cuantia la reconvención debiera venülarse ante un juez inferjor.

Implicitamente, estas disposiciones hacen aplicable integramente la


normaüva sobre materia y fuero, pero establece una variante respecto de Ia
cuantía, señalando que el elemento cuanüa sólojuega para declarar la Incom-
petencla cuando excede, Ia acción reconvencional, el límite que ûja la ley, pero
el juez es competente cuando su cuan-tía es inferior al mínimo que señala la ley.
Término del Período de Discusiôn

Con los cuatro escritos fundamentales anteriormen-te analizados, se


culmina el período de discusión del juicio ordinario de mayor cuantía.

LA CONCILIACION

Concepto. Es la acüvidad provocada por el juez de la causa dirigida a


poner término aljuicio por mutuo acuer-do de las partes.

Esta institución que ha sido elevada a la categoría de trámite esencial


en los procedimientos que más adelante referiremos, guarda cierta simiiitud
con la transacción, empero esta úlllma se materializa mediante un contrato en
que las partes terminan extrajudicialmente un lillgio pendiente o precaven uno
eventual.

Ambas instituciones presentan una caracterísllca común, consistente en


que las partes, para arribar a1 acuerdo que ponga término a sus divergencias,
deben hacerse concesiones reciprocas. Empero, diûeren en que la conciliación
sólo se concibe dentro del juicio, en tanto que el contrato de transacción es
extrajudicial y. por lo mismo, se utiliza incluso para precaver la posibilidad de
una futura contienda.

Procedencia

Pese a que nos encontramos abocados a1 estudio del juicio ordinario


de mayor cuantía, nos extenderemos un tanto sobre esta materia, y siendo
así, podemos expresar que, de acuerdo a lo señalado por el artículo 262
del Cô-digo de Procedimíento CiviI, procede en todo juicio civil en que sea
legalmente admisible Ia transacción, con Ias si-guientes excepciones:
a) Juicio ejecutivo, sea que se trate de obligaciones de dar, hacer y no
hacer;

b) Efectos del Derecho Legal de Retenctón

c) Citación de Evtcción, y
d) En Ios casos deI artículo 313 deI Código de Proce-dimiento Civil

e) Juicio de Hacierida.

Es de resaltar que en todos los demás juicios tiene el carácter de esencial


y su omisión constituye una causal del recurso de casaciôn en la forma, de
acuerdo con lo dispuesto en Ios artículos 768 N2 9 del Código de Procedi-
miento Civil, que expresa, sic: El recurso de casación en la forma ha de
fundarse precisamente en a1guna de las causas siguientes:...

9. En haberse faltado a a1gún trámite o diligencia declarados esenciales


por la ley o a cualquier otro requlsito...

Precepto legal que debemos concordarlo con el contenido en el artículo


795 del mismo texto de leyes que en su número 2~ dispone: En general, son
trámites o dillgen-cias esenciales en la primera o en la única instancia en los
juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios espe-ciaies:...

2.~ E1 llamado a las partes a conciliación, en los casos que corresponda


conforme a la ley.

Resulta evidente la importancia que llene la concilia-ción en nuestro


procedimiento civil, elevada a la categoría de trámite esencial, con las
consecuencias previstas por la ley para el caso de su omisión cuando se
establece con carácter de obligatoria.

Oportunidad en que debe ilamarse a conciliación.

Para determinar el momento en que el juez debe hacer el llamado a


conciliación, es conveniente rea1izar una clasificación previa, pudiendo
distinguir:

a) Conciliación obltgatoria, y

b) Conciliación Facultativa.

En el primer caso, debe convocarse a conciliación una vez agotado el


período de discusión y ya que nos encontramos abocados al estudio del juicio
ordinario, ello ocurrirá una vez evacuado el trámite de la dúplica; en la
facultallva, nos estamos a lo manifestado por el inciso final del artícuio 262 del
Cõdigo de procedimiento Civil: E1 precedente llamado a conciliación no obsta a
que el juez pueda, en cualquier estado de la causa, efectuar la misma
convocatoria, una vez evacuado el trámite de contestación ~a la demanda.
No está de más agregar, que también puede provocarse el llamamiento a
conciliación en segunda instancia, en tal caso la diligencia puede cometerse a
uno de los miembros dei Tribunal de Alzada.

Determinado como está el estadio en que procede la conciliación, nos


corresponde enseguida señalar cuál es el momento preciso en que ella debe
producirse. Sobre lo pertinente, la disposición lega1 precitada dispone: Para tal
efecto, las citará a una audiencia no anterior al qulnto ni posterior a1
decimoquint~ontado desde la fecha de noti-ficación de la resoluciõn.

No está de más acotar que la notificación de esa resolución debe hacerse


por cédula de conformidad con lo preceptuado por el artículo 48 del Código de
Procedimìen-to Civil: Las sentencias deûnillvas, las resoluciones en que se
reciba a prueba la causa, o se ordene la compare-cencia personal de las partes,
se notificarán por medio de cédulas que contengan la copia íntegra de la
resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia. No hay dudas
de ninguna especie de que en el caso en análisis nos encontramos en la tercera
hipótesis planteada por el pre-cepto legal transcrito.

Forma de comparecer a Ia conciliación.

Tal como lo determina el artículo 264 del Códlgo de Procedimiento


Civil, al comparendo de conciliación pue-den las partes comparecer por sí o
representadas por su apoderado. Estimamos que en el segundo caso, hay
que cuidar que el representante esté inveslldo de la facultad de transigir a
que alude el inciso segundo del artículo 72 del Código de Procedimiento
Civii. Si bien es cierto que no es propiamente una transaccián, en el fondo
la conciliaciôn persigue idéntica finalidad y para arribar a feliz tërmino la
diligencia, el apoderado, en más de un ocasiõn, deberá entrar en
concesiones que hacen necesaria la atribuciôn antes señalada.

Añade eI precepto legal mencionado, la facultad que llene el juez para


exigir Ia comparecencia personal de los Iitigantes, ello sin perjuicio de la
presencia de los abogados.

Celebración de la audiencia de conciliación.

1~.- En los procesos con piura1idad de partes, la au-diencia se celebrará


aunque no asistan todas, operando la conciliación entre aquellas que la
acuerden y prosiguiéndose la tramitación del juicio con los que no hubieren
aslstido y con los que no hubieren llegado a acuerdo.

2~.- La audiencia puede suspenderse a peüción de parte, hasta por media


hora, llempo que aquellas ullliza-rán para deliberar.

3Q•~ Si el tribunal lo estima necesario, se puede pos-tergar el


comparendo para dentro de tercero día, sin per-Juicio de que las partes
acuerden un piazo mayor, deján-dose constancia en el expediente de esta
circunstancia, debiendo concurrir las partes a la nueva audiencia, sin necesidad
de nueva noüficación.

4Q•~ E1 juez, de oficio, ordenará agregar los antece-dentes y medios


probatorios que estime convenientes;

5Q•~ Del acuerdo total o parcial a que se llegue en el comparendo, se


ievantarâ acta, consignándose en ella so-lamente las especificaciones del
arreglo, debiendo subscri-birla, eI juez, las partes que lo deseen y el secretario,
y se esümará como sentencia ejecutoriada para todos los efec-tos legales.

6~.- 51 se rechaza la conciliación o no se efectúa el comparendo, el


secretario certiûcará este hecho de inme-diato y entregará los autos al juez para
que éste, exami-nándolos por sí mismo, proceda enseguida a dar cumplimiento
a lo señalado en eI artículo 318.

Cabe agregar, que el juez actúa en el comparendo como amigable


componedor y debe tratar de llegar a un avenimiento tota1 o parcial y las
opiniones que emita durante su desarrollo no provocan su inhabiiidad para
seguir conociendo del juicio.

11.- ETAPA PROBATORIA EN EL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR


CUANTIA

E1 artículo 318 del Côdigo de Procedimiento Clvil, expresa textualmente:


Concluidos los trãmites que deben preceder a la prueba, ya se proceda con la
contestación expresa del demandado o en su rebeldía, el tribunal exa-minará
por sí mismo los autos y si estima que hay o puede haber controversia sobre
algún hecho substancia1 y perti-nente en el juicio, recibirá la causa a prueba y
fijará en la misma resolución los hechos substanciales controverüdos sobre los
cuales deberá recaer.

Pues bien, este primer lnciso de la disposición lega1 citada entrega al


juez la determinación de recibir o no la causa a prueba, a cuyo efecto debe por
sí mlsmo examlnar los autos para convencerse de la necesidad de dicho trá-
mite, pues ya sabemos que éste puede omitirse en las circunstancias previstas
por el art. 313 del C,P.C., a saber:

a) Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante y


siempre que eljuez no encuentre hechos substanciales que esclarecer para
dictar el fallo, lo mismo que en los casos en que no le basta el allanamiento,
como son los arts. 157 y 1739 del Código Civil, o en que sólo ha sido uno de los
demandados el que ha prestado declara-ción;
b) Si en sus escritos —alude a Ios de contestación y dúpiíca— no
contradice en materia substancial y perllnente Ios hechos sobre los que versa el
juicio; y

c) Cuando las partes piden que se falle el pleito sin más trámite, regla que
prevalece a todo evento, sin perjui-cio de la facultad del juez para rechazar por
improbada Ia demanda, en su sentencia definitiva, cuando elIo sea legalmente
procedente en concepto suyo.

Aparte de estos casos, es indudable que no habrá lugar a la recepción de


la causa a prueba cuando ei nego-cio verse exclusivamente sobre una cuesüón
o cuesüones de derecho, a menos que se trate de derecho extranjero.

LA RECEPCION DE LA CAUSA A PRUEBA

Si eljuez, por el contrario, estima que existen hechos controvertidos, debe


dictar una resolución, recibiendo la causa a prueba. Estos hechos
controvertidos, tal como lo dispone el art. 318 del C.P.C, que hemos transcrito,
deben aparecer de los escritos anteriores a ia resolución que recibe la causa a
prueba.

Pero no basta con que Ios hechos sean controverti-dos, deben ser,
además, substanciaies, o sea, de real lm-portancia, no aquellos hechos ni
contradicciones de esca-sa significación, de carácter secundario o de simple
deta-lle, que en nada alteran la cuestión medular de la contro-versia. Y por otra
parte, deben ser pertinentes, o sea, de aquellos que ejerzan influencia directa y
precisa en la próxima decisión del pleito, es decir, que tengan conexión con el
debate.

La recepciôn de la causa a prueba, cuando proceda, es un TRAMITE


ESENCIAL deljuicio en primera instancia, y su omisión es causal del recurso de
casación en la forma
—795 N2 3 C.P.C. y 768 N2 9 del C.P.C.-.

Requisltos o menclones que debe contener Ia Resolución que recibe la


Causa a Prueba

1. La orden de recibir a prueba la causa.

2. La fijación de los hechos controvertidos, substanciales y pertinentes.

Generalmente, además, se seña1an los días en que se llevarán a efecto


las audiencias en que se recibirá Ia tes-timonial. Hay autores que sosllenen que
éstas últlmas designaciones son meramente accidentales y que su omi-sión no
trae aparejada ninguna sanción. Sin embargo, existen sentencias de nuestros
tribunales, que han decidi-do que tales expresiones son indispensables para la
recep-ciön de la testimonial, ya que su propósito es dar a conocer la fecha
exacta en que se reciblrá la tesllûca1 a objeto de que la parte contraria pueda
aslstir a dicha audiencia y hacer valer sus derechos con relación a ese medio
proba-torto, encontrándose en condiciones de deducir tachas y contralnterrogar
a los testigos de la otra parte lillgante, evitándose de este modo la indefensión
de las partes.

Naturaleza Jurídlca de Ia Resoluciôn que recibe la causa a prueba

Aunque habitualmente se le designa como auto de prueba, se trata de


una SENTENCIA INTERLOCUTORIA, toda vez que resuelve sobre un trámite
que ha de servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva
o interlocutoria, art. 158 ìnc. 32 del C.P.C.

Notlficaclôn de la Resolución que recibe la causa a prueba

La regla general es que se nollfique por CEDULA, art. 48 C.P.C.: Las


sentencias deflnitivas, las resoluclones en que se REC1BA A PRUEBA LA
CAUSA, o se ordene la comparecencia persona1 de las partes, se
notiûcarán por medio de cédulas que contengan la copia íntegra de la
resolución y los datos para su acertada inte1Igencia.
Sin embargo, excepcionalmente puede hacerse por el estado, en las
situaciones a que se refieren los arts. 49 y 53 del C.P.C.: art. 49: Para los
efectos del artículo ante-rior, todo litigante deberá, en su primera gestión judicial,
designar un domicilio conocido dentro de los límites urba-nos del lugar en que
funcione el tribunal respecllvo, y esta designación se considerará subsistente
mientras no haga otra la parte interesada, aun cuando de hecho cambie de
morada...; art. 53: La forma de nollficación de que trata el artículo 50 se hará
extensiva a las resoluciones com-prendidas en el artículo 48, respecto de la
parte que no haya hecho la designación a que se refiere el artículo 49 y mientras
ésta no se haga.

Esta nollflcación se hará sin necesidad de petición de parte y sin previa


orden del tribuna1.

(Reso1uclôn~que proceden en contra de la resolución que recibe la causa


a prueba

1°.- En primer término procede EL RECURSO DE REPOSICION, a fin de


que se agreguen, supriman o modlflquen los hechos controvertidos fijados, este
recurso de reposición presenta las siguientes características:

a) Es una excepción a la regla general, puesto que de conformidad con lo


que dispone el artículo 181 del C.P.C. sólo puede pedirse REPOSICION de los
autos y decretos y, en esta situación nos encontramos en presencia de UNA
SENTENCIA INTERLOCUTORIA, como lo hemos dejado de manifiesto;

b) E1 plazo para interponerlo es de TRES DIAS, en circunstancias que de


conformidad a lo que señala el inciso final del citado art. 181 del C.P.C., el plazo
ordinario es de cinco días;

c) En cuanto a su tramitación, el tribunal puede resolver de plano la


reposlción o darle una tramitaclón incidental, art. 319 inc. 2~ del C.P.C.: el
tribunal se pro-nunciará de piano sobre la reposición o la tramitará como
incidente.

2°.- APELACION, también este recurso presenta cier-tas características


especiales:

a) Sólo puede interponerse en carácter de SUBSIDIA-RIO de Ia


reposiciõn, de ello se sigue como consecuencia que el plazo para apelar se
reduce a tres días - art. 3 1 9 inc. 32 La apelación en contra de Ia resolución del
artículo 3 18 sôlo podrá interponerse en carácter de subsidiaria de la reposición
pedida y para el caso de que ésta no sea acogida. La apelación se concederá
en el sólo efecto devolutivo; en circunstancias, de que la regla general para la
apelación de esta clase de resoluciones es que el término sea de cinco días -
art. 189 C.P.C. inc. l~: La apelación deberá interpo-nerse en el término fatal de
cinco días, contados desde la nollficación de la parte que entabla el recurso,
deberá con-tener los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las
peticiones concretas que se formulan.

b) Se concede en el sólo efecto devolullvo, tal como lo expresa el inciso


final del art. 319 del C.P.C. que hemos transcrito precedenternente. Esta
disposición, no hace otra cosa que reafirmar lo que señaia el art. 194 del C.P.C.:
Sin perjuicio de las excepciones expresamente estableci-das en la ley, se
concederá apelación sólo en el efecto devolutivo:

2° de los autos, decretos y sentencias inter-locutorlas;

Para el caso de acogerse la reposición, dicha resolu-ción es apelable en el


sõlo efecto devolutivo —art. 326 parte final del inc. 1 ~ Ahora bìen, para el caso
que el tribunal de alzada al conocer de la ape1aciõn,(,~revoque~ modifique,
agregue o suprima hechos controverlldos y, mientras tan-to se ha vencido el
término probatorio, en tal situación de conformidad con lo preceptuado en el art
339 inc. final deberá abrirse un término especial de prueba: Deberá concederse
un TERMINO ESPECIAL DE PRUEBA por el número de dias que fije
prudencialmente el tribunal, y que no podrá exceder de ocho, cuando tenga que
rendirse nueva prueba, de acuerdo con la resoluciõn que dicte el tribunal de
aizada, acogiendo la apelación subsidiaria a que se refiere el articulo 319. Para
hacer uso de este derecho no se necesita de Ia reclamaciõn ordenada en el
inciso ante-rior. La prueba ya producida y que no esté afectada por la resolución
del tribunal de alzada tendrá pleno valor.

Cuando el tribunal no recibe la causa a prueba exis-tiendo hechos


controverlldos, substanciales y perllnentes, la resolución que explícita o
implícitamente se niegue a recibir la causa a prueba, es apelable en el sólo
efecto devolullvo - art. 326 C.P.C.: Es apelable la resolución que explícita o
implícitamente se niegue eI trámite de recepción de la causa a prueba, salvo eI
caso del inciso 2~ del artículo 313.(,~Es apelable sólo en el efecto
devo1uUvo..~.

Por otro lado, si se recibe la causa a prueba, siendo improcedente dicho


trámite, no admite ser atacada me-diante el recurso de apelaciõn, a1 tenor de lo
que dispone el artículo 326 inc. 2° del C.P.C.: Son inapelables la reso-lución que
dispone la práctica de aiguna diligencia proba-toria y la que da lugar a la
ampliación de la prueba sobre hechos nuevos alegados durante el término
probatorio.

LISTA DE TESTIGOS Y MINUTA DE PUNTOS


DE PRUEBA

E1 artículo 320 del C.P.C. dispone que, dentro de los cinco días siguientes
a la última notificación de la resoluciõn que recibe Ia causa a prueba, cada parte
deberá pre-sentar una minuta de los puntos sobre los cuales desea rendir
prueba de tesllgos, enumerados y especificados con precisión.

Tal cosa ocurre cuando la referida resolución haya sido consentida por las
partes; porque, de lo contrario, si en contra de ella se ha solicitado reposición, la
presenta-ciõn de la mìnuta deberá hacerse dentro de los cinco dias siguientes a
ia notificación POR EL ESTADO de la resolu-ciõn que se pronuncie sobre la
última solicìtud de reposi-ciôn. Con toda lógica, para evitar dudas, Ia ley sólo
exige en estos casos que las riuevas resoluciones del tribunal se notifiquen por
el estado diario.

Sin embargo, si una de las partes hubiere ya presen-tado su escrito


antes de imponerse del de reposlción introducido por su contendor~p no por eso
dejarã de ser vãllda su presentación —en donde también se inserta la nómina
de testigos que veremos a continuación— porque los dere-chos para cuyo
ejercicio la ley ha señalado un plazo deter-minado no se pierden por haberlos
hecho va1er en forma anllcipada. De todas maneras, la misma parte conservará
el derecho a presentar un nuevo escrito, si se acoge la reposición, con la
subsecuente variaciôn de Ios hechos anteriormente fijados por el tribunal.

También puede ocurrir que alguna de las partes que desea rendir prueba
testimonial y presente al efecto la correspondiente lista de testigos, prescinda de
la minuta de puntos de prueba. En este caso, no puede privársele de rendir
dicha prueba, y todo se reduciría a que los tesllgos sean interrogados al tenor de
los puntos de prueba que haya fijado el tribunal en la resolución respectiva, ya
que no existe disposición legal que prohiba tal solución; por lo demás la
presentación de esa minuta de puntos de prueba sólo mira al interés individual
de cada parte, siendo su propósito dar mayor facilidad a su defensa.

Además, la falta de observancia de lo previsto en el inc. 1Q del art. 320 del


C.P.C., carece de toda sanción expresada en la misma disposición, a1 revés de
Io que ocurre con Ia omisiõn de la nómina de los testigos, a que se refiere el
inciso fina1 del art. 372 del C.P.C.: Sólo se examinarán testlgos que figuren en la
nómina a que se refiere el inciso final del artículo 320. Podrá, con todo, el
tribunal admitir otros testigos en casos muy califlcados, y jurando la parte que no
tuvo conocimiento de ellos al Uem-po de formar la nómina de que trata el Inciso
anterior.

Cumple subrayar a este respecto, que la minuta de puntos de prueba


presentada por cada parte lo es en re-lación a la prueba testimonia1 de que
piensan ellas valerse; mas, como su objetivo no slgnifica otra cosa que explayar
o detallar los hechos controvertidos fijados por el tribunal, tales puntos no
podrán desatenderse de estos hechos sino amoldarse a ellos, con el fln de
lograr entre unos y otros la correspondiente uniformidad.

Junto con la minuta a que nos hemos referido ante-riormente, esto es,
dentro del mlsmo plazo señalado con tal objeto, lo que en la práctìca se hace
siempre, en un mismo y solo escrito cada parte. Deberá también acompa-ñar
una nómina de los testigos de que piensa valerse, con expresión del nombre y
apellido, domicilio, profesión u oficio. La indicación del domicilio deberá contener
los datos necesarios a juicio del juzgado, para establecer la identl-ficación del
testigo. E1 móvll de Ia Iey, es ofrecer una información, Io más exacta posible,
acerca de la verdadera lndividualidad de los testigos presentados por los
litigantes, con el ûn de que eI adversario tenga la oportunidad necesaria para
reconocerlos y luego ha1larse en situación de oponer tachas en su contra, de
conformldad al art. 373 del
C.P.C.

Esta lista de tesllgos de que piensan valerse las partes en el período de


prueba, tIene la mayor importancia frente a lo preceptuado en el Inc. 2~ del art.
372 del C.P.C. que transcribimos anteriormente.

A pesar de las disposiciones legales que venimos co-mentando, fãcil resulta


se pueda presentar con posteriorl-dad algún hecho relacionado
substancialmente con el asunto que se ventil~ en estos casos la ley admite la
ampliación de Ia prueba, siempre que el hecho ocurra dentro del término
probatorio, porque como se verá, a1 tratar de esta materia, las diligencias de
prueba de tesllgos, sólo pueden practicarse dentro del referido términoç lo
mismo se aplica con relación a hechos verificados y no alegados antes de
recibirse a prueba la causa, con tal que jure el que los aduce que sõlo entonces
han llegado a su conoci-miento.

Asimismo, para la alegación de hechos nuevos du-rante eljuicio se


requieren ciertas exigencias, de modo que la solicitud de ampliación del término
probatorio por este concepto, debe reunir los sigulentes requisitos:

1 Q) Que tales hechos tengan verdadera conexión con la causa


pendiente;

2~) En la solicitud deben expresarse y especificarse los hechos sobre


los cuales han de declarar los tesllgos que se presentan; y

3°) Respecto de los hechos ya verificados, que en la causa no exista


constancia que de los mismos hechos tuvo conocimiento anllcipado el
solicitante ni que éste haya practicado una gestión posterior a dicho
conocimiento.

Traimitación de la solicitud de ampliaciôn

La solicitud en referencia es materia de incidente, el cual se tramitará en


conformidad a las reglas genera1es, en ramo separado, sin suspender~ el
término probatorio, dis-posiciôn enteramente acorde con la regla establecida en
el inc. 1Q del art. 339 del Código de Procedimiento Civil. Es claro que si este
incidente se promueve cuando está por vencerse dicho término, la parte
interesada deberá recla-mar oportunamente de este entorpecimiento, según lo
prevenido por el precitado artículo.

A1 responder el correspondiente TRASLADO, la otra parte, a su vez,


podrá alegar hechos nuevos que reúnan las condiciones que ya se conocen, o
que tengan relación con los que en dicha solicitud se mencionan.

La resolución que acoge los incidentes de esta clase es INAPELÄBLE,


conforme a Ia expresa prevenciõn del Inciso flna1 del art. 326; pero, por el
contrario, la que lo rechaza será APELÄBLE en la forma ordinaria.

FORMA COMO SE PRACTICAN LAS DILIGENCIAS


PROBATORIAS

La ley ha cuidado, como hemos v1sto, que la recep-ción de la causa a


prueba, por ser trámite tan esencial para la decisión del pleito, se notiûque
a las partes de un modo más notorio, POR CEDULA,~ pero, también tiene
dis-puesto que TODA DILIGENCIA PROBATORIA debe prac-ticarse previo
decreto del tribuna1 que conoce de la causa, notiflcado a las partes, art.
324 C.P.C.

Del texto del precitado artículo se pueden derivar las slguientes


conclusiones:

1) Que en su mandato se comprende a toda dlllgencia de prueba, incluso la


cle testigos;

2~) Que ninguna diligencia probatoria puede realizarse y ser válida en la


causa sin la intervención del tribunal que actua1mente conoce de ella, vale
decir que a las partes les está vedado prueba a1guna ~ motu proprio y
secretamente: y

3°) La citación aqui ordenada alcanza a todas las partes reconocidas como
ta1es y que actúen en eljuicio, no solamente como pudiera creerse a la parte
contraria o contra quien directamente vaya dirigida tal diligencia.

En una pa1abra, la ley consagra en este lugar la publicidad e


intervención del tribunal y de las partes en toda diligencia de prueba.

Referida a la prueba tesllmonia1, la citación de las partes para


rea1izarla se enllende mutuamente compren-dida desde el momento en que
cada una de ellas, presenta el escrito a que se refiere el ya analizado art. 320
del C.P.C., de suerte que si esta presentación no se pone en conocimiento de
las partes, previa nollficación, que en estos casos sólo lo será por el estado, no
podrá rendirse válida-mente la prueba en cuesllón y adolecería de nulidad la que
así se practicara. Transcurrido de este modo el a1udido plazo de c!tación, las
partes quedan en situación de rendir su prueba de testigos en cualquiera de las
audiencias que hayan sido seña1adas o se señalen por el tribunal con la debida
anllcipación.

E1 punto relativo a que sea el tribunal que conoce de la causa el


llamado a decretar a1guna diligencia probato-ria, tiende a suponer y permitir que
se ordene de la misma forma por el tribuna1 de SEGUNDA INSTANCIA,
pudiendo darse esta circunstancia en las siguientes oportunidades:

a) Cuando en esta instancia proceda el trámite de recibir la


causa a prueba o algún incidente, con arreglo a lo dispuesto por los arts. 210,
220 y 799 del Código de Procedimiento Civil; y

b) Siempre que esporádicamente se verifique o decrete


cualquier diligencia probatoria, que no sea de las contempladas para mejor
resolver, como en los casos de los arts. 348, 385 y 405 del C.P.C., y

c) Cuando el tribunal de a1zada admita a las partes las


pruebas que no se hayan producido en primera instan-cia, de acuerdo y con la
salvedad prevista en el art. 207 del C.P.C.

Esta última contingencia se producirá, cuando el tri-bunal de primera


instancia haya denegado a las partes alguna diligencia probatoria y eI tribunal
de a1zada la con-sidere legalmente procedente y oportuna, pues no es acep-
table en esta úlllma etapa del juicio, la simple repetición de Ias diligencias
probatorias que se hayan rendido o pudieran rendirse en prfmera instancia.

Tratándose de diligencias probatorias ordenadas prac-ticar en los


tribunales colegiados, esto se hace ante uno de sus miembros comisionado al
efecto por el tribuna1, sin otra varlación que la relallva a la inspección personal,
en cuyo caso el trlbunal podrã comisionar para que practique la dillgencla a
uno o más de sus miembros, según lo pre-venido por Ios artículos 325 y 405,
en relaciõn con los artículos 7Oy 365, todos del Código de Procedimiento Civil.

DEL TERMINO PROBATORIO

Nuestra legislación no nos proporciona una deflni-ción de lo que debe


entenderse por térmlno probatorio, pero don Carlos Anabalón S., al
respecto expresa, que TERMINO PROBATORIO, es eI espacio de tiempo
conce-dido a las partes en una causa para rendir toda clase de pruebas, y
de un modo exclusivo la testimonial, tendientes a justificar y comprobar
lega1mente sus particulares pretensiones hechas va1er en autos con la
debida oportunldad.

E1 probatorio, además de su trascendental Importan-cia, es un término de


suyo complejo, porque en todas sus caracterisllcas se advierten modalidades
propias, como Io veremos a continuación, menos en su condición de CO-MUN
para las partes en genera1, es decir, se le cuenta desde la última nollficación y
vence para todas ellas en un mismo día, conforme lo cIispone el art. 327 del
C.P.C. en relación con eI art. 65 del mismo Cõdigo.

El térmIno probatorio, es un plazo LEGAL, porque su duración aparece


determinada en la ley misma; JUD1-CIAL, en a1gunas circunstanclas y de cierto
modo, al ser fijado por el tribunal dentro del máximo que concede la ley; y
FATAL, para los efectos de rendir prueba testi-monial.

El térmlno probatorio que ahora nos interesa tiene su origen, esto es,
comienza, con la resolución que recibe la causa a prueba, de conformidad con
lo que preceptúa el art. 318 del C.P.C., y empieza a correr desde la última
notiûcación de esta resoluciôn o, en el caso de haberse recurrido en contra de
ella, de acuerdo con el art. 3 1 9 del C.P.C., a partir de la fecha de
NOTIFICACION POR EL ESTADO de la resoluciôn que se pronuncie sobre la
úlllma solicitud en que se hayan interpuesto ta1es re-cursos.

De lo expuesto se deduce. pues, que el término pro-batorio está


supeditado al hecho y es una mera conse-cuencia, del TRAMITE DE
RECEPCION DE LA CAUSA A PRUEBA, de modo que si ésta falta, también
aquél se omite; y acaso por esto, por la subordinación en que se encuentra, la
ley no ha necesitado calificar a este término como un trãmite o diligencia
esencial del procedimiento, porque es obvio que su omisiôn va implícitamente
considerada en la sanciôn de nulidad cometida en relación con el reclbimiento
de la causa a prueba.

CLASES DE TERMINO PROBATORIO

Se clasifica en:

a) Ordinarto;

b) extraordinario; y

c) especiaL

TERMINO PROBATORIO ORDINARIO

El artículo 328, concede a las partes el término DE VEINTE DIAS, para


rendir prueba dentro del territorlo ju-risdiccional del tribunal en que se sigue eI
juicio, esto es, veInte días hábiles, resultante de la aplicación del art. 64 del
C.P.C. los términos que establece el presente Códlgo, se entenderán
suspendidos durante los días feriados, sa1-vo que eI tribuna1, por motivos
jusllficados, haya dispues-to expresamente lo contrario.... Sin embargo, en el
juicio ordinario, de conformidad con el inciso final del artículo 328 del C.P.C., se
faculta a las partes, de común acuerdo, para reducir dicho término en la
medida que Io estimen conveniente, Io mismo para renunciar a éI, según lo
dis-puesto por el 1nc. 2° del art. 313 del C.P.C.De igua1 mane-ra, es
indudable que las partes tIenen facultad para diferir el nacimiento del térmlno
probatorio, en vlrtud de 1~ que dispone el art. 339; por el contrario no están
autorizacios para ampliarlo o prorrogarlo en ninguna forma. Durante este
térmlno probatorio se puede rendir prueba en cualquier parte del territorio
de la República y fuera de él.

EL TERMINO PROBATORIO EXTRAORDINARIO

El TERMINO PROBATORIO EXTRAORDINARIO, se encuentra


consagrado en eI artículo 329 del C.P.C., que expresa: Cuando haya de
rendirse prueba en otro territo-rio jurisdiccional o fuera de la República, se
aumentará el térmlno ordinario a que se refiere el artículo anterior con número
de días igua1 al que concede el artículo 259 para aumentar el de
emplazamiento.

Del texto del precepto legal transcrito, surge que el aumento


extraordinario puede pretenderse en dos situa-ciones:

A) Para rendir prueba dentro del territorìo de la Re-pública, pero


fuera de los límites terrítoriales del tribunal en que se sigue el juicio; y

B) Para rendir Ia prueba fuera del territorio de Ia República.

Pero en ambos casos, el aumento de que se trata consiste en el


mismo aumento del término de emplaza-miento para contestar la
demanda que concede el artículo 259 del C.P.C.

En su doble noción, el aumento extraordInario para rendir prueba


debe pedirse antes de vencido el térm1no ordinario, determinando el lugar
en que dicha prueba debe rendirse —art. 332 C.P.C.- y continuará
corriendo después de éste sin interrupción y sõlo durará para cada
localidad el número de días fijado en la tabla respectiva —art. 333 C.P.C.
—o sea, la tabla a que se refiere el precitado art. 259 del C.P.C. Además,
la concesiõn de todo término extraordinarìo sõlo habilita para rendir
prueba en el lugar para eI cuál ha sido otorgada dicha ampliación, en
caso, por supuesto, de encontrarse ya vencido el término ordinarlo, porque
ya vimos que durante éste se puede rendir prueba en cualquler parte de Ia
República y fuera de ella.

Finalmente, Ia parte que obtiene cua1quiera de estos aumentos


extraordinarlos y no rInde la prueba ofrecida aI efecto, o sólo rinde una
impertlnente, deberã reembolsar a la otra parte los desembolsos
realizados para asistir a las diligencias pedidas. sea personalmente, sea
por medio de mandataríos, condenación que se impondrá en la senten-cia
definitiva, pudiendo el tribunal exonerar de ella a la parte que acredite no
haber rendido Ia prueba por motivos justificados.

REQUISITOS PARA SOLICITAR EL AUMENTO EXTRAORDINARIO

Es necesario distinguir:
a) Si se soUcita et aumento para rendir prueba dentro d.el territorío cle la
República, o

b) si se pide para ho.certofuera de ta República

1) Si se pide para rendirla dentro del territorio de la República, se


concederá siempre que se solicite, salvo que haya justo mollvo para creer que
se pide maliclosamente o con el sólo propósito de demorar el curso del julcio —
art.
330 C.P.C.-.

2) Si se pide para rendirla fuera del territorio de la República, deben


concurrir las exigencias a que aluden los arts. 331 y 338 del C.P.C.:

a) Que del tenor de la demanda, de la contestación o de otra pieza del


proceso, aparezca que los hechos a que se refieren las diligencías
probatorias solicitadas han acaecido en el país en que deben pracllcarse
dichas diligencias, o que alli existen Ios medios probatoríos que se
pretende obtener;

b) Que se determine la clase y condición de los instrumentos de que el


solicitante piensa valerse y el Iugar en que se encuentran;
c) Que, tratándose de prueba de tesllgos, se exprese su nombre y
residencia o se jusllfique algún antecedente que haga presumible la
conveniencia de obtener sus decla-
raciofles y

d) Que para dar curso a la solicitud, se deposite en la cuenta corriente del


tribunal una canlldad cuyo monto no podrá fijarse en menos de medio sueldo
vital ni en más de dos sueldos vitales.

-~ Es preciso distinguir:

Tramitación de la solicitud de aumento


extraordinarlo

1Q) SI EL AUMENTO EXTRAORDINARIO ES PARA RENDIR


PRUEBA DENTRO DEL TERRITORIO DE LA REPUBLICA.
Se concede con citación —art. 336 inc. l~ C.P.C.—, por lo tanto no
puede rendirse prueba mientras no venza el plazo de citación —tres días—
teniendo Ia parte contraria la posibilidad de oponerse, dando origen a un
incidente que se tramitará de conformidad con las reglas generales. Estos
incidentes se tramitan en cuaderno sepa-rado, en consecuencia, no paralizan el
curso del negocio principa1, por lo tanto no suspenden el transcurso del término
probatorìo. No se cuentan en el aumento extraor-dinario, los días transcurridos
mientras se tramita el In-cidente sobre concesión del mismo. art. 336 incs. 2° y
3° del C.P.C.

2~) SI EL AUMENTO SE SOLICITA PARA RENDIR PRUEBA FUERA


DEL TERRITORIO DE LA REPUBLICA.
Aparte de la consignación previa a que hacíamos referen-cia, se
concede conudiencia de la parte contraria, lo que significa que para concederlo
es necesario fijar un plazo a la contraria para escuchar lo que esllme
conveniente a su derecho,(siendo este el efecto que produce la necesidad de
decretarlo, según la ley con audiencia de la contraria~ Este incidente, al igual
que en el caso anterior, se tramita en cuaderno separado y, por ende, no
suspende el término probatorio. E1 incidente en referencia se tramita en la for-
ma ordinaria.

SANCION PARA EL CASO DE NO RENDIRSE LA PRUEBA OFR.ECIDA

Decíamos anteriormente, que, en ambos casos, se apllca como sanción al


que obllene aumento extraordlna-río, tanto para rendir prueba dentro como fuera
del terri-torio de la República, sin que la rìnda, el pago de los gastos en que
haya incurrido el contendor para presen-ciar la prueba ofrecida, sea que lo haga
personalmente, sea por medio de mandatario, cuando esta deja de ren-dirse.

Pero Ia parte que logra aumento extraordinario para


RENDIR PRUEBA FUERA DEL TERRITORIO DE LA RE-PUBLICA, además de
la sanción anterlormente dicha, soporta la de la aplicación al Fisco la cantidad
consigna-da, siempre que resulte establecida en el proceso alguna de las
circunstancias siguientes:

a) Que no ha hecho diligencla alguna para rendir la


prueba pedida;

b) Que Ios tesllgos seña1ados, en el caso del art. 33 1,


no tenían conocimiento de los hechos, nI se han ha1lado en situación de
conocerlos; y

c) Que los testigos o documentos no han existido nunca en el país en que


se ha pedido se practlquen Ias diligencias probatorías —art. 338 C.P.C.—.
Es del caso seña1ar que cuando procede RECONVENCION, el
reconviniente puede solicitar y obtener au-mento extraordinarlo para rendir
prueba dentro del terrltorio de la República; pero, fuera de ella, únicamente en eI
caso de que se haya concedido en la cuestión prínclpal, o sea, cuando este
término deba otorgarse también a1 de-mandante.

EL TERMINO PROBATORIO ESPECIAL

Tiene su origen en Ia resolución del tribuna1, y es por ello un término


judicial de prueba. Su fundamento se en-cuentra en que el término probatorio,
por regla genera1, no se suspende en caso alguno, salvo que todas las partes lo
pidan, ni siquiera por la ocurrencia de algún Incidente dentro de dicho término,
como lo hemos puesto de mani-fiesto a1 referirnos al aumento extraordinario, ya
que se tramitan en cuaderno separado.

Pero puede ocurrir durante el término probatorio algún accidente o


entorpecimiento que impida rendir la prueba ofrecida, por razones ajenas a la
parte, y para que no quede prìvada del derecho a rendirla, se concede un
término especia1, en los siguientes casos:

1 °) Si durante el término probatorìo ocurre a1gún


ENTORPECIMIENTO que imposibilite la recepción de la prueba, sea
absolutamente, sea respecto de algún lugar determinado, podrá el tribunal
otorgar un término espe-cla1 de prueba, por el mismo número de días que haya
durado el entorpecimiento. SÓlo podrá rendirse en el lugar a que dicho
entorpecimiento se refiera —art. 339 inc. 2° C.P.C.-.

Para usar de este derecho, hay que reclamar del obstáculo que
impide la prueba, en el momento mismo de presentarse o dentro de los tres días
siguientes —art. 339 inc. 3Q C.P.C.-.

2~) Cuando el tribunal de alzada, a1 conocer de la apelación subsidiaria


de la reposición de la resolución que recibe la causa a prueba, la acoge y
modifica dicha reso-lución, habiendo entretanto, vencido el término probatorío
ordinario.Debe concederse, en tal caso, un término espe-cial de prueba por el
número de días que fije pru-dencialmente eI tribunal y que no podrá EXCEDER
DE OCHO. En este caso, no se necesita hacer reclamo a1guno; y en todo caso,
la prueba rendida, que no esté afectada por la resolución del tribunal de alzada,
tiene pleno valor —art. 339 inc. final C.P.C.—.

3°) Si la prueba testimonial se ha comenzado a rendir en llempo hábil, esto


es, durante el término probatorío, y no se ha alcanzado a producir por
impedimentos ajenos
a la parte que la rinde, eI tribunal en este caso, debe señalar un breve término, y
por una sola vez, a fin de que se rinda —art. 340 C.P.C.-.

Este derecho sólo puede reclamarse dentro del térmi-no probatorio o de


los tres días siguientes a su vencimien-to -art.340 inc. 2~ C.P.C.-.

4°) Si el entorpecimiento se debe a la inasistencia del juez de la causa,


debe cerllficarse este hecho en el proceso, a petición de la parte y, con el mérito
del certi-ficado, el tribunal fijará día y hora para reclbir la prueba—art. 340 inc.
final C.P.C.—. E1 término especia1 es supletorio, sólo se concede por el número
de días igual al que haya durado el entorpecimiento.

El término especial de prueba empieza a correr desde que concluye el


término ordinario, o desde que se concede.
1 27
DE LOS MEDIOS DE PRUEBA

Qeneralidades sobre la Prueba

PRUEBA. Es eI establecimiento por los medios lega-les de prueba, de la


verdad de un hecho que ha sido con-trovertido y que es el fundamento del
derecho que se pre-tende.

NATURALEZA DE LAS NORMAS SOBRE LA PRUE-


BA. Los medios de prueba están determinados en el Códi-go Civil, que además
señala su admisibilidad o va1or pro-batorío. La forma de rendir la prueba se
encuentra esta-blecida en el Códlgo de Procedimiento Civil.

Elementos de la Prueba

1°.- OBJETO DE LA PRUEBA. Es la matería sobre Ia cual ella debe


recaer. Si la controversia recae sobre una regla jurídica, no necesita de prueba
—a ley se presume conocida de todos—. Por excepción se prueba el derecho
extranjero mediante un informe pericia1 —art. 41 1 N° 2 del C.P.C.—. Por lo
tanto, la prueba sólo se refiere a los hechos, ya sean materla1es o a los actos
juridicos. Por excepción, en los incidentes no se prueban los hechos que sean
de pública notoriedad -art. 89 C.P.C.-.

2°.- SUJETOS DE LA PRUEBA. Son las personas o partes a quienes


corresponde proporcionarla. Ahora bien, sobre qui~n recae la obligación de
probar, o sea, el onus probandi o el peso de la prueba como también se le
denomina, conviene tener presente las disposicìones del artículo 1698 del
Cádigo Civil, que establece: Incumbe probar las obligaciones o su extinciãn al
que alega aque llas o ésta~.

3°.- LOS MEDIOS DE PRUEBA ¥ SU VALOR PRO-BATORIO. Están


enumerados en el articulo 1698 inc. 2° del C.Civil: Las pruebas consisten en
instrumentos pú-blicos o privados, tesugos, presunciones, confesión de parte,
juramento deferido, e tnspección personal del juez. Pero, para nuestro estudio
debemos estarnos a lo que señala el art. 34 1 del Código de Procedimiento
(~ena1~ que alude a los siguientes medios de prueba: Instrumentos, testigos,
confesión de parte, inspección personal del tri-bunal, informes de peritos, y
presunciones. ESTA ENU-MERACION ES TAXATIVA, pero no señala un orden
de preferencia.
CLASIFICACION DE LOS MEDIOS DE PRUEBA

1°.- Medios de prueba preconstituidos y clrcuns-tanciales. Los prímeros,


se crean por las partes al tiempo de la celebración del acto jurídico. Los
segundos, son los producidos en el juicio, como los tesugos, Informes de
peritos, etc.

2°.- Medios probatorios Directos e Indirectos. A los primeros, pertenecen


todos aquellos medios probatorios que evidencian de inmediato el hecho, sin
necesidad de mayor esfuerzo ni concurso extraño; los segundos, son los que
llevan a la evidencia del mismo hecho mediante el conocimiento previo de otros
hechos y que se basan en la inducción o deducción, en contraste con las
directas que tienen carácter intuitivo.

3Q•~ Medios probatorios que hacen plena prueba y Medios Probatorios


que hacen semiplena prueba. Los primeros bastan por sí mismos para probar eI
hecho, ej. la confesión; los segundos, requieren la concurrencia de otros medios
de prueba, como el informe pericial, etc.

SISTEMAS PROBATORIOS

Existen dos sistemas para apreciar la eficacia de los medios de prueba:

A. - Sistema de Prueba Libre o Moral. La ley no fija los medios de prueba


nI tampoco su valor. Las partes pueden recurrir a cua1quier medio probatorio y
el juez puede va-lorarlos sin estar atado a regla alguna.

B. - Sistema de Prueba Lega1. Se encuentran taxa-tivamente enumerados


los medios de prueba y se señala el va1or o eficacia probatoria de cada uno de
ellos. Este es el sistema que se adopta en la leglslación chilena.

Las normas que enumeran los medios de prueba, se-ñalan la forma de


rendirla y su valor probatorio y se las denomina Leyes reguladoras de la prueba.
Su infracción es causal del recurso de casación en el fondo —art. 767 C.P.C.-.
Si bien el tribunal de casación, no puede revlsar los hechos, porque éstos los
fijan los jueces de primera y segunda instancia, pueden invalidar la sentencia, si
los hechos fueron establecidos con infracción a las leyes reguladoras de la
prueba. Por ej. se da por probada la com-praventa de un bien raíz, mediante
Instrumento privado.

LOS MEDIOS DE PRUEBA EN PARTICULAR

PRUEBA INSTRVMENTAL
Este medio de prueba se encuentra reglamentado en los siguientes
cuerpos legales:

a. - Código Civil. Se refleren a esta materia los artícu-los: 1 7 que


establece los requisitos que debe reun1r el instrumento público otorgado en el
extranjero para que tenga validez en nuestro pais; que define el instru-mento
público y la escritura pública; 1 700 y 1 706 que se refieren al valor probatorio
del instrumento público; 1701 que establece la forma de probar el contrato
solemne; y 1702 a 1709 que se refieren a los instrumentos privados.

b.- Código de Procedimiento Civil: Los arts. 342 a 355; 768 N° 9, en


relación con los arts. 795 N° 4 y 800 N° 2, se encargan de reglamentar los
diversos aspectos
procedimentales de este medio de prueba en el procedimiento civil;

c.- Código de Procedimiento Penal: Los arts. 144 a 188 se encargan de


regular la forma en que se deben acompañar los documentos en el
procedimiento penal y los arts. 477 a 480 se refleren a1 valor probatorio de los
instrumentos públicos y al cotejo.

d.- Código Orgánico de Tribunales. Los arts. 403 a 414, se refieren a las
escrituras públicas; 415 a 420 se refieren a la protocolización; arts. 42 1 a 425
se refieren a las copias, y autorización flrma instrumentos privados; 426 a 428
se refleren a falta de fuerza legal de las escríturas, copias y tesllmonios
notarìales; Ios arts. 429 a 439 a los libros que deben llevar los notarios y los
arts. 440 a 445 las infracciones y sanciones a los notarios; y

e.- Finalmente, tenemos todas las leyes especiales que regulan


específicamente la forma en que deben ser otorgados determinados
documentos y el funcionario com-petente para eIlo. Por ej. La Ley de Registro
Civil regula la forma de otorgamiento de los certificados de nacimiento,
matrimonio y defunción.

CONCEPTO

Instrumento o Documento es todo escrito en que se consigna algo.

Documento o instrumento es todo objeto normal-mente escríto, en


cuyo texto se consigna o representa aI-guna cosa apta para esclarecer un
hecho o se deja cons-tancia de una manifestación de voluntad que produce
efec-tos jurídicos —Couture—.

Documento, en sentido amplio, es toda representa-ción material


desllnada e idónea para reproducir una cier-ta manifestación del
pensamiento: como una voz grabada eternamente —Chiovenda—.
La prueba instrumenta1 es de gran importancia por-que no merece
los reparos de la prueba testimonial. Este criterio se refleja en el dicho
formulado por Montesquieu:
La escritura es un testigo que dificilmente se corrompe.

Por otra parte, este medio de prueba es normalmente escaso,


porque los conflictos no quedan en un documento, salvo en el Juicio
ejecullvo, en el que se requiere como presupuesto la existencia de un
título.

CARACTERISTICAS

La prueba documental se caracteriza por ser un medlo de prueba


preconstituido,~idirecto y que produce generalmente plena prueba si se
reúnen los requisitos que el legislador establece al efecto.

CLASIFIC&CION

Se claslfican desde diversos puntos de vista.


a.- Motivos otorgoiriiento.

Otorgado por Ví~irueba —ad probationem— es aquel que es otorgado


con el s8lo objeto de dar cuenta de la existencia de un acto.

Otorgado por VíaiSolemnidad —ad solemnitatem— es aquel otorgado por


las partes para generar válidamente un acto o contrato. Los documentos
otorgados por vía de solemnidad son elementos de la esencia de los actos jurí-
dicos.

Esta clasificación llene gran trascendencia, puesto que la falta del


documento otorgado por vía de prueba no genera la nulidad del acto, sino que
sólo provoca la inexis-tencia de este medio de prueba para acredltarlo, lo cual
puede verificarse a través de los otros medios de prueba que establece la ley.
En cambio, la inexistencia o nulidad del instrumento otorgado por vía de
solemnidad, no sólo afecta al medio de prueba, sino que genera la nulidad del
acto o contrato, el que no podrá ser establecido por ningún~ otro de los medios
de prueba que establece la ley —art. 1 70 1 del Código Civil—. De allí, que se
ha señalado por nuestra jurísprudencia, que el acto y el instrumento se
confunden cuando éste es exigido por vía de solemnidad.
b.- En cuanto a su relación con et octo o contro.to.

Documentos fundantes. son aquellos de los cuales emana la pretensión.

Son aquellos que dejan constancia de Ias razones o motivos jurídicos que
sirven de fundamento inmedlato a las acciones y excepciones ejercitadas.

Documentos probatorios. Son aquellos que no acre-ditan las razones o


motivos de la pretensión o excepción hecha valer, sino que sólo pretenden
jusllficar su existencia.

A parur de la modificación de los artículos 255y 309 del C.P.C. esta


clasiflcación actualmente carece de trascendencia, puesto que todos los
documentos pueden ser acompañados por las partes, en una misma
oportunidad legal.

En consecuencia, no ex!ste, por tanto, la obllgación para el demandante y


demandado de acompañar los do-cumentos fundantes de sus acclones —
pretensiones— y excepciones, con la demanda y contestación de la deman-da
respectivamente, y la contraparte carece de las herra-mientas lega1es para
forzarlo a ello.

c.- En cuanto a su naturatezajurídica.

Se clasifican en instrumentos públlcos y privados.

Los instrumentos públicos o auténticos

Son los autorizados con las solemnidades legales por el competente


funcionario —art. 1699 C.Civil—.

Los instr-umentos privados

Son todos los demás documentos escritos, en los cuales no concurre


solemnidad alguna.

d.- En cuo.rtto a su valor probatorio.

E1 Instrumento público conlleva en si una presun-ción de autenticidad,


por lo que corresponde la carga de la prueba para destruir su va1or probatorio
a la parte en contra de la cual se hace éste valer.
En can~bio los lnstrumentos privados no conllevan en si una
presunción de autenticidad, por lo que para tener valor probatorio se
requiere que ellos sean reconocidos por la parte que los otorgó, ya sea en
forma expresa o tãcita. En su defecto, que éste se verifique judicialmente.

e.- En cuanto a laforma en que se acompañan en el proceso.

E1 legislador establece una disllnta forma de acom-pañar los instrumentos


públicos y privados al proceso de acuerdo a lo establecido en los arts. 342 y 346
del C.P.C.

EL INSTRUMENTO PUBLICO

CONCEPTO

Instrumento Público o Auténtico es el autorizado con las solemnidades


legales por el competente funciona-rio —art. 1699 inc. l~ C. Civil—.

REQUISITOS

Para que nos encontremos ante un instrumento público es menester que


concurran, de acuerdo a la de-finición legal de éste, los siguientes requisltos:

1.- Debe encontrarse autorlzado por funclonarlo


público

Respecto a esta exigencia podemos acotar desde ya,que no reviste el


carácter de funcionario público aquel que se encuentra inhabilitado o
suspendido en el ejercicio de sus funciones, adoleciendo los instrumentos
públicos que ellos otorguen, de nulidad.

Sin embargo, nuestra doctrina y jurisprudencla, en virtud de la aplicación


del principio de que el error común constituye derecho, han sostenido que la
actuación de un funcionario público inhábil designado por la autoridad y que de
hecho ejerce su cargo teniendo su título que así lo atesUgua, no vicla de nulidad
los instrumentos públicos que él haya otorgado.

2.- El funclonarlo público que lo otorga ha de ser


competente

E1 funcionario público es competente para otorgar un Instrumento público


siempre que concurran los sI-gulentes requisitos:

a.- Que sea el determinado por la ley para autorizar y dar fe de un


instrumento público. Es así, como no concurrirá este requisito en el caso de un
Notario que otorga una partida de nacimiento, puesto que esta misión se
encuentra entregada al Oficial de Registro Civil.

b. - E1 funcionario debe actuar dentro del territorio que la ley le


hubiere fijado para desempeñar sus funcio-nes.

Así, por ejemplo, se ha señalado que no es compe-tente el Oficlal de


Reglstro CIvil de la Comuna de Provlden-cla para autorizar matrimonlos en la
Oficlna de Qulnta Norrnal.

3.- Debe ser otorgado con las solemnldades legales

E1 Iegislador no ha establecido una regulación unl-forme respecto a las


solernnidades legales para todos los Instrurnentos públicos, sfno que ellos
varían de acuerdo a la diversa naturaleza de éstos. De manera que difieren las
solemnidades legales que deben cumplirse respecto de un decreto, una
resolución judicial, una partida de nacimien-to, una escritura pública, etc.

ALGUNAS ESPECIES DE INSTRUMENTOS


PUBLICOS

De acuerdo con nuestra Jurisprudencia, se ha seña-lado que son


instrumentos que llenen ese carácter, los siguientes:

a.- Las copias autorizadas por el Secretarío Munici-pal, de documentos del


archivo municipa1;

b.- Los cerllficados de dominio vigente, de hipoteca y gravámenes y de


prohibiciones e interdicciones que otor-ga el Conservador de Bienes Raíces;

c.- La copia de la demanda que el Receptor entrega al noUficarla;

d.- La escrítura pública otorgada por el Notario u Oficia1 de registro Civil


competente con las solemnidades legales;

e. - Las partidas o cerllficados de nacimlento, matrlmonio y defunción que


otorga el Oficia1 de Registro Civil;

Dentro de la categoría de instrumentos públicos se encuentra una especie


de él, que es la escritura pública, la que por su significación e importancia la
veremos de nuevo durante nuestros estudios.

LA ESCRITURA PUBUCA

CONCEPTO

Es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades que


fija la ley, por el competente Notario, e Incorporado a su protocolo o registro
público —art. 403 del C.O.T. y art. 1699 C. Civil-.

REQUISITOS

Para que nos encontremos en presencla de una es-critura públlca, es


menester que concurran copulatlvamente tres requlsltos:

~ Que sea otorgada por un notarlo competente

Los Notarios son funcionarios auxiliares de la admi-nistración de jusllcia,


ebiendo existir a lo menos uno en cada comuna o agrupación de comunas que
constituye el territorio jurisdicciona1 de un juzgado de letras.

E1 decreto que Ios nombra establece la comuna o agrupación de


comunas para los cuales es designado. En este último caso, los Notarios
pueden ejercer sus funclones dentro de todo el territorio del juzgado civil
que corres-ponda.

Ningún Notario podrá ejercer funciones fuera de su respectlvo teriitorio


—art. 400 C.O.T.-.

Constituye la pr1mera función de los notarios la de extender los


instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que, de pa1abra o por
escrito, le dieren Ias partes otorgantes -art. 401 N~ 1 del C.O.T.—.

E1 art. 426 N~ 1 del C.O.T. establece que no se considera pública o


auténtica la escritura pública que p6 fuere autorizada por persona que no fuere
notario o por notario incompetente, suspendido o inhabilitado en forma legal —
art. 426 del C.O.T.—.

Ello es sin perjuicio de la responsabilidad pena1 que afecta al notario


que ejerciere funciones de ta1 fuera del territorio para el que hubiere sido
nombrado, el cual su-frirá la pena de reclusión menor en cualquiera de sus
grados —art. 442 C.O.T.-.

Finalmente, podemos señalar que el Notarío no pue-de intervenir


autorizando las escrituras públicas que con-tengan disposiciones o
esllpulaciones en favor suyo, de su cónyuge, ascendientes, descendientes o
hermanos. La es-critura pública que hubiere sido autorizada con este vicio
adolecerá de nulidad -art. 412 C.O.T.—.
2~.- Que sea otorgada con las solemnidades legales

Los arts. 404 al 414 del C.O.T. se encargan de es-tablecer las


diversas solemnidades que deben ser cumpli-das por el Notario para
extender válidamente una escrltu-ra pública.

La falta de cumplimiento de esos requisitos afecta la validez de la


escritura pública de acuerdo a lo establecido en los articulos 412 y 426
N~s. 3 a 6 del C.O.T.

3Q~~ La escritura pública debe ser incorporada al proto-colo o


registro público del Notario que Ia extlende

El protocolo es el libro o registro público que debe llevar todo notario,


el que se formará insertando escrituras públicas en el orden numérico que
les hubiere correspondido en el repertorio.

Además, a conllnuaciõn de las escrituras, se agregan los documentos


protocolizados, también conforme al orden numérico que les hubiere sido
asignado en el repertorio.
Respecto de la escritura pública, se debe distinguir la matrlz y las copias.

LA MATRIZ, es el documento original en el cua1 han estampado su firma


las partes y el Notario autorizante, siendo agregado al protocolo.

Además de ello, el Notario puede otorgar a las partes tantas COPIAS


cuantas se soliciten de la escritura que se haya otorgado, pudiendo ser ellas
manuscritas, dactilo-grafiadas, impresas, fotocopias, litografias o fotograbados.

En ellas deberá expresarse que son testimonio fiel de su orígina1 y


llevarán la fecha, firma y sello del funcionario autorizante -art. 442 del C.O.T.-.

No se considerará pública o auténllca la escritura que no esté incorporada


en el protocolo o que éste no pertenezca al Notario autorízante o al de quien
está subrogando lega1mente —art. 426 N2 2 del C.O.T.—.

En la actualidad, debemos recordar que el título ejecutlvo lo constituye


cualquier copia autorízada de escrltura pública y no solamente la primera copia
de ella como se establecía con anterioridad -art. 434 N 2 2 C. Procedlmiento Clvil
— no existiendo además, la distinción entre primeras y segundas copias como
antes se efectuaba.

DOCUMENTOS PROTOCOLIZADOS E INSTRUMENTOS


PRIVADOS AUTORIZADOS ANTE NOTARIO

A continuación, nos referiremos brevemente a estas dos clases de


instrumentos con el fin de dejar claramente establecido que la sola intervención
del Notarío no permite otorgarle a éstos el carácter de escrlturas públicas,
puesto que no cumplen con todos los requisitos seña1ados prece-dentemente
para que nos encontremos en presencia de una escrltura pública.

A.- Docuinentos o instrumentos protocollzados

E1 art. 4 1 5 del C.O.T. define la protocolización, como el hecho de


agregar un documento al fina1 del registro de un notario, a pedido de quien lo
solicite.

La protocolizaciõn de un instrumento privado no lo transforma en


instrumento público. A1 respecto, nuestra jurísprudencia ha señalado
expresamente que E1 instru-mento agregado o protocolizado en una Notaría
con pos-terioridad a su otorgamiento, no adquiere por esa circuns-tancia el valor
de un instrumento público.

En la prácllca, la protocolización se realiza levantan-do un acta que firma


el solicitante y el notario y en que se indica el contenido del documento y sus
indicaciones esenciales. Esta acta es un instrumento público porque ha sido
otorgada por un funcionario público; pero el lnstru-mento privado conserva su
calidad de tal.

Mediante la protocolización del instrumento pri-vado, se adquiere la


ventaja de que éste adquiere fecha cierta respecto de terceros —art. 419 C.O.T.
y 1703 del C. Civil -.

Además, Ios instrumentos relacionados en el art. 420 del C.O.T. pasan a


valer como instrumentos públicos una vez protocolizados.

Finalmente, sirve para conservar Ios documentos, puesto que una vez
protocolizado sôlo podrã ser desglosado del protocolo en virtud de un decreto
judicial —art. 418 C.O.T.-.

B.- Instrumento Privado autorizado por el Notario

E1 hecho de estar facultados los notarios para auto-rizar la firma que en


un documento privado se estampa, no lo transforma en público, sino que éste
sigue siendo privado. Sólo nos encontramos con que el Notario abona con un
certificado público el hecho de haber autorizado la firma de la persona que
indica —art. 401 N2 10 y 425 del C.O.T.-.

Nuestra Jurisprudencia ha declarado al respecto que el hecho que un


instrumento prlvado esté autorizado por un notario no le quita el carácter de
instrumento privado y que el certificado médico agregado por la incidenUsta
para acreditar la enfermedad que le impidió concurrir a la audiencia, no tiene
valor probatorio desde que se trata de un instrumento prlvado que no emana de
la parte contra quien se hace valer, ni ha sido reconocido en juicio por el
otorgante, sin que obste a ello que la firma aparezca autorizada por un notario,
puesto que esa circunstancia no lo transforma en instrumento público.

En las actas de la Comisión Mixta que revisó el Proyecto del Código de


Procedimiento Civil, al tratarse el art. 432 —335-- se señaló que dicha
intervención notarial no convertía al instrumento en público y que el notario en
tal caso no es más que un testigo calificado respecto a su otorgamiento.

No obstante, es menester destacar que en ciertos documentos la firma del


otorgante en un instrumento privado autorlzada por notario, produce el efecto
importante de que la ley le atribuye mérito ejecutivo, sin necesidad de
reconocimiento previo —art. 434 N 2 4 inc. 2~ C.p.C.—, letra de cambio,(jetra~o
cheque en que la firma del obligado al pago estuviere autorlzada ante Notario;
contra-to prenda compraventas bienes muebles a plazo art. 2~ Ley 4.702 y
contrato prenda industrial art. 27 Ley 5.687.
ASPECTOS PROCEDIMIENTALES

Inlciatlva en la Prueba instrumenta1

La iniciallva para rendir la prueba instrumental puede ser:

1. DE PARTE:

A.- Voluntaria

B. - Forzada~

2. DEL TRIBUNAL.

DE PARTE

A. - VOLUNTARIA. Las partes en forma libre y discre-cional deciden


acompañar sus documentos en las ocasio-nes que señala la ley;

B. - FORZADA. Ella se produce en ciertos casos en que las partes


soportan la carga de aportar su prueba instrumental, bajo pena de producirse los
efectos que la ley señala, por haber sido requeridos para ello por eI tribunal, a
petición de la contrarla.

Estos casos son:

1 ~ . - Hay documentos que se han de exhlblr dentro de la gesuón de una


medida prejudicia1 propiamente tal —art. 273 N 2s. 3, 4 y 5 del C.P.C.—.

2~.- Existe la posibilidad de una parte de exigir den-tro del juicio, de la


contraparte o de un tercero, la exhi-bición de documentos que se encuentran en
su poder, siempre y cuando tengan relación directa con la cuestión debatida y
no sean secretos ni confidenciales.

A 1.- Iniclativa forzada de parte como medida prejudicial

A1 respecto, establece el art. 273 del C.P.C.: E1 juicio ordinario podrá


prepararse, exigiendo el que pretende de-mandar de aquel en contra quien se
propone dirlgir la demanda:

N9 3.- La exhibición de sentencias, testamentos, inventaríos, tasaciones,


títulos de propiedad u otros ins-trumentos públicos o privados que por su
naturaleza pue-dan interesar a diversas personas.

N2 4.- Exhibición de libros de contabilidad relativos a negocios en que


tenga parte el solicitante, sin perjuicio de lo dispuesto en los arts. 42 y 43 del
Código de Comer-cio.

N9 5.- E1 reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento prívado.

1.- La medida prejudicial contemplada en el N 2 3 persigue preparar la


demanda mediante la exhibición de ciertos documentos públicos o privados del
futuro demandado que los llene en su poder. La iniciativa es del futuro
demandante; se dirige en contra del futuro demandado y se decreta cuando a
criterlo del tribunal es lndispensable para que el demandante pueda entrar a
demandar. Esta medida se desarrolla así; se cita a audiencia por el tribunal para
que se realice esta exhibición; si concurre y hay exhibición, eI demandante
puede pedir que se Ie den las copias —art. 238 C.P.C.—, con lo cual queda en
situación de demandar.

Si no concurre o se niega a exhibir los documentos, el C.P.C.~ establece


sanciones que son:

Respecto del medio de prueba no exhibido, la parte pierde el derecho de


hacerlo valer con posterlorldad, salvo que:

1 ~ la contraparte tos haga vater en su defensa

2~ Sejustijìque o aparece de manijìesto que no pudie-

rort exhibirse antes, y


3Q Si tos documentos se refteren a hechos distintos a aquettos que
motivaron ta so1icitui~1 de exhibición..

Además, con respecto al sujeto rebelde en efectuar la exhibición, se


pueden solicitar los apremios que esta-blece el art. 276 del C.P.C.

2.- Art. 273 N~ 4. Esta medida sólo corresponde al futuro demandante, se


dirlge en contra el futuro deman-dado y no contra terceros, siempre que el
tribunal lo esllme indispensable para que el demandante pueda inI-ciar su
acción.

Se refiere a los libros de contabilidad y a los negocios en que el


demandante tenga parte, y el Código de Comercio sólo permite la exhibición
parcial de los libros de contabilidad, relallva a las partidas señaladas y sólo en el
Iugar en que se lleva la contabilidad. Los Libros de Contabilidad conslltuyen
plena prueba entre los comerciantes.

Sanciones por la no exhibición de las partldas en que tenga interés eI


actor:

1 ~ Multas, arrestos, allanamientos;

2~ Siencio los Ubros, tnstru.mentos, tenemos también que se le niega la


posibilidad de presentarlos en su defen-sa. satvo tos casos a que alude el ait
277 det c.P.c.

E1 comerciante renuente en la exhlbición será juzga-do por lo que digan o


establezcan los libros de su colitigante, siempre que éstos estén bien llevados,
sin admitirle prue-ba en contrario —art. 33 C. de Comercio—.

3Q art. 273 N~ E1 recortocimientojurado defirma pues-ta ert instrumento


privarlo.

Esta medida prejudicial llene las siguientes caracte-rísllcas:

a) Es común, tanto para los futuros demandantes, como para los futuros
demandados —arts. 273 inc. final y 288 del C.P.C.—.

b) Se decreta siempre a petición de parte, sin inter-vención del tribunal


para calificar la procedencia de la solicitud.

c) Se refiere exclusivamente a Ia firma puesta en instrumento privado. En este


caso, el tribunal cita a la persona que debe reconocer o negar su flrma a una au-
diencia en la que primero prestará juramento y después procederá al
reconocimiento o denegacìón de la firma. Puede ocurrir que se niegue la firma,
terminando a1lí la medida prejudicial sin producir ningún efecto. Si se reco-noce,
el documento privado hace las veces de instrumento público en cuanto a su
valor probatorio. El citado puede no comparecer o dar respuestas evasivas,
tenìéndose en tal caso por reconocida la firma, a peUción de parte. E1 Código
de Procedimiento Civil hace aplicable la gestión preparatoria de reconocimiento
de firma del procedimiento ejecutivo para llevar a cabo esta medida prejudicial,
pero no en cuanto a los efectos que ella genera.

A 2.- Inlciativa Forzada de Parte o Tercero dentro


del juicio

E1 art. 349 del C.P.C. contempla esta situación y ella se refiere a la


facultad de una parte para solicitar la exhibición de documentos que se
encuentran en poder de la contraparte o de un tercero, siempre que digan
relación directa con la cuesllón debatida y no revistan el carácter de secretos o
confidenciales.
Los gastos de exhibición son de parte del que la pide, sin perjuicio de lo
que se resuelva sobre el pago de las costas. Si se rehusa la exhiblción sin justa
causa, la sanción para la parte~ es no poderlo hacer valer, sin per-juicio de
multas, arrestos o allanamientos. Si el que re-husa a exhibirlo es un tercero, se
le aplican multas o arrestos.

Cuando la exhibición haya de hacerse por un terce-ro, podrá éste exigir


que en su propia casa u oficina se saque tesllmonio de los instrumentos por un
mlnistro de fe.

Sobre esta oportunidad, se ha señalado por la Juris-prudencia que,


previamente a decretar la exhibiclón de los instrumentos en juicio, es
fundamental establecer el he-cho material de la existencia del documento en
poder de quien se trata de obligar a exhlbirlo, para lo cual ha de conferír traslado
a la parte y, según cual fuese su respues-ta, recibir o no el incidente a prueba.
Ni aún reconociendo que el instrumento obra en poder de Ia parte, puede
aceptarse de plano la solicitud, porque hay que dar oportunidad a que se
manifieste y pruebe unajusta causa para rehusar la exhibición.

B.- Iniciativa de carácter Judicial

Se manifiestan a través de Las Medidas para Mejor Resolver, que son


actuaciones que pueden realizar o dis-poner el Tribunal de una causa, cuando
estima que son necesarias para la resolución de un asunto, dentro del plazo que
se tiene para dictar sentencia deflnitlva, luego de citadas las partes para oîr
sentencla.

Características Generales

~ Las medidas para mejor resolver constituyen uno de los casos más
claros de aplicación del prIncipio de la OFICIALIDAD en materla civil. E1
Tríbunal las decreta de oficio, sin necesidad de peUcìõn de parte.

2~.- E1 art. 159 del C.P.C. que las contempla, sirve de base para estimar
que el juez es un sujeto de la relaciôn jurídico procesal, por cuanto asume el
papel de una las partes remisas, para aclarar pruebas rendidas que no hubieren
sido suficientemente categóricas para establecer los hechos.

3Q~~ Las medidas para mejor resolver sólo pueden decretarse una vez
que el juicio se encuentre en estado de sentencia y dentro del plazo que posee
para dictar ésta. Ellas no pueden decretarse con anterloridad a esa opor-
tunidad, ni tampoco luego de transcurrido el plazo para dictar sentencia, puesto
que las que se dicten fuera de ese plazo, se tendrán por no decretadas.
4Q•~ Las medidas para mejor resolver, al conslltuir una excepción, el
legislador las ha enumerado taxativamente en el art. 159 del C.P.C.

En la prácllca, el Tribunal decreta una o varias medidas para mejor


resolver, de oficio; y a pesar de decretarlas de oficio, no pueden cumplirse éstas
sin previo conocimiento de las partes, aunque no requieran de su iiitervenciôn.
Son actuaciones judiciales que se decretan con conocimiento y normalmente se
nollfican por el Esta-do Diarío.

Respecto de la prueba instrumental, las medidas para mejor resolver se


encuentran en el art. 159 N2 1 y 6 del C.P.C.

Art. 159 del C.P.C. Los tribunales, sólo dentro del plazo para dlctar las
sentencias, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se
dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas. Sin perjuicio de lo
establecido en el inc. l~ del artículo 431, podrán dic-tar:

N2 1. La agregaclõn de cualquler documento que estimen necesarlo para


esclarecer el derecho de los lltigantes.

N2 6. La presentación de cua1quiera otros autos que tengan relaclón con


el pleito. Esta medida se cumplirá de conformldad a lo establecido en el Inciso
32 del artículo 37.

Los términos son bastante amplios y se refieren a la agregación de


cua1quier documento, sean públicos o pri-vados. Pero respecto de los prívados,
comprende sólo los que emanan de las partes y no de terceros, puesto que
éstos son inoponlbles a las partes del proceso.

Esta facultad de decretar la agregación de cualquler documento, debe


entenderse que se ejercerá sin vulnerar los derechos adquiridos por las partes
en el curso del proceso. Mediante las medidas para mejor resolver, no se puede
perjudicar el efecto de preclusión que han producido algunas resoluclones y
pretender sanearse actuaciones cuyo plazo de ejercicio se encuentra vencido.

Ello sucedería en el caso de los documentos no acom-pañados en su


oportunidad, a pesar del apercibimiento o requerlmiento de una de las partes, de
acuerdo al art. 349 del C.P.C. En este caso no podrá el Trlbunal traerlos a la
vista como medida para mejor resolver, puesto que estaría desconociendo el
aperclbimiento que operó durante el pro-ceso en virtud de esa disposición legal.

Art. 159 N2 6 del C.P.C. la presentación de cualquie-ra otros autos que


tengan relación con el pleito. Esta medida se cumplirá en conformidad a lo
establecido en eI lnc. 32 del artículo 37.

Debemos recordar que, de acuerdo a1 inc. 32 del art. 37 del C.P.C., esta
diligencia deberá cumplirse remitiendo fotocopia autorízada.
No obstante, se podrá remitir el expediente original por tratarse de casos
urgentes, cuando el tribunal lo es-llme necesario por resoluciõn fundada o
cuando el expe-diente tenga más de doscientas cincuenta fojas.

En este último caso, no quedarán Ios autos presen-tados en poder del


Tribunal que decreta esta medida sino el tiempo estrictamente necesario para su
examen, no pudiendo exceder de ocho días si se trata de autos pen-dientes.

La expresiôn Autos se reûere a expedientes. Aquí se habla de


presentación a diferencia de la expresión agrega-ción utilizada en el N 2 1.

Los expedientes son instrumentos, pero el legislador ha dado respecto de


ellos una norma especfflca por tener ellos vida propia y por lo tanto su estadía
ante los trlbunales que no Ilevan Ia causa, debe ser transitoría y lo más breve
posible para cumplir con la medida para mejor resolver. Es así como los
expedientes oríginales en trami-tación no pueden permanecer más de ocho días
en poder del Tribunal requirente. Los expedientes que se encuen-tran afinados
llenen un plazo prudencial que lo determina el Trlbunal requirente.

LA OPORTUNIDAD LEGAL PARA RENDIR


LA PRUEBA INSTRUMENTAL

1 .- En algunos casos las partes pueden verse cons-treñidas a presentar


los instrumentos con anterioridad a la iniciación del proceso.

Estos son los casos analizados de documentos acom-pañados o


solicitados como medida prejudicial —art. 273 N 2s. 3, 4 y 5 del C.P.C.—.

2.- E1 actor puede acompañar los documentos a la demanda, y en tal


caso, se tendrá para objetarlos el tér-mlno de emplazamiento -art. 255 C.P.C.—.

3. - La regla general, es que los documentos de cual-quier especie pueden


acompañarse durante el curso del juicio en cualquier estado de él, hasta el
vencimlento del término probatorío en prlmera instancia, y hasta Ia vista de la
causa en segunda instancia —art. 348 inc. 1~
C.P.C.-.

A1 respecto, debe tenerse presente también lo esta-blecido en el inc. 1~


del art. 433 del C.P.C.: ... Los plazos establecidos en los artículos 342 N 2 3, 346
N2 3 y 347 que hubieren comenzado a correr al tiempo de la citación para oír
sentencia, continuarãn corriendo sin interrupción y la parte podrá, dentro de
ellos, ejercer su derecho de impugnación. De producirse ésta, se tramitarã en
cuaderno separado y se fallará en la sentencia definitiva, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 431.
Sl los documentos se acompañan en segunda instan-cia en el momento
preciso de ser vista la causa, ésta no se suspende. Sin embargo, el tribunal no
puede fallarla mientras no se ha vencido el plazo que tiene la parte para
formular observaciones a esos documentos. Art. 348 del C.P.C. inc. 2~.

A1 efecto, la citada disposición legal expresa: la agre-gaclón de los que se


presenten en segunda instancia, no suspenderá en ningún caso la vista de la
causa; pero el tribunal no podrá fallarla, sino después de vencido el término de
citación, cuando haya lugar a ella.

Se ha seña1ado sobre la materia, que los documentos entregados en la


Secretaría de la Corte el mismo día en que se iniciaba la vista de la causa, se
acompañaron en llempo hábil.

4.- Hay casos en que pueden acompañarse docu-mentos con


posterioridad a la citación para oír sentencia en prímera instancia y a la vista de
la causa en segunda instancia, como son aquellos en que el tribunal lo decreta
como medida para mejor resolver.

Documentos en Iengua extranjera

Puede ocurrir que una de las partes disponga de documentos extendidos


en lengua extranjera y para acom-pañarlos al proceso puede optar por una de
estas dos alternativas:

a) ACOMPAÑARLOS SIN LA CORRESPONDIENTE TRADUCCION. en


cuyo caso, el tribunal deberá disponer que el instrumento se traduzca por el
perito que él designe, a costa del que lo presente, sin perjuicio de lo que se
resuelva a propósito de las costas, en la sentencia.

b) ACOMPAÑARLOS CON SU TRADUCCION, caso en el cual esta valdrá,


salvo que la contraparte exija que sea revisada la traducción dentro del plazo
legal que se esta-blece al efecto.

Dispone al efecto el art. 347 del C.P.C.: Los instru-mentos extendidos en


lengua extranjera se mandarán tra-ducir por el perito que el tribuna1 designe, a
costa del que los presente, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre costas en la
sentencia.

Si a1 tIempo de acompañarse se agrega su traduc-ción, valdrá ésta; salvo


que la parte contraria exija, dentro de seis días, que sea revisada por un perito,
procediéndose en tal caso como dispone el inciso anterior.
INSTRUMENTOS QUE DEBEN SER CONSIDERADOS PUBLICOS EN JUICIO

La Iey no sólo les da va1or a los orlginales de los instrumentos sino que
también a las copias de ellos, de acuerdo a lo establecido en el art. 342 del
C.P.C.

E1 artículo 342 del C.P.C. en sus cinco números, se encarga de señalar


los diversos casos en que los documen-tos deben ser considerados
instrumentos públicos en juI-cio.

Art. 342. Serán considerados como Instrumentos públicos en juicio,


siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las disposiciones legales
que dan este carãcter.

• 1. Los documentos orlginales.

Son aquellos que corresponden al otorgamiento y que son suscritos por


las partes y/o el funcionario público.

2~ Las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriben para que
hagan fe respecto de toda persona, o, a lo menos, respecto de aquella contra
quien se hace ~ valer.

Sl se acompaña una copia y el registro o matriz ha desaparecido se puede


presentar una duda acerca de la autenticidad del instrumento. Para este caso, el
legislador contempló el llamado COTEJO.

La expresión COTEJO llene un doble significado, por una parte significa la


confrontación de un instrumento público con sus matrices o registros; y de otro,
supone una prueba caligráfica cuando se ha impugnado un instru-mento privado
por falta de autenticidad o un instrumento público que carezca de matríz o
registro no pueda ser reconocido por el funcionario que lo expidió. En el primer
caso hablamos de COTEJO INSTRUMENTAL, art. 344 C.P.C., y en el segundo
de COTEJO DE LETRAS -art. 350, 351, 352, 353 y 354 del C.P.C.—.

30 Las copias que, obtenidas sin estos requisitos, no sean objetadas como
inexactas por la parte contraria dentro de los tres días siguientes a aquel en que
se le dio cono-cimiento de ellas.

Cuando el instrumento público consta de una copia sln mayores


formalidades, debe notificársele a Ia contra-parte e1 hecho de su presentación
para que formule sus observaciones dentro de un plazo fatal de tres días.Si no
lo objeta dentro de este plazo, la copia adquiere va1or de instrumento público en
juicio.

4~ Las copias que,objetadas en el caso del número anterior, sean


cotejadas y halladas conformes con sus originales o con otras copias que hagan
fe respecto de la parte contraria; y.

La copia objetada adquiere valor de instrumento público si una vez


realizado EL COTEJO INSTRUMENTAL, se encuentra ella conforme con el
original. E1 COTEJO lo realiza el funcionario que haya autorizado la copia pre-
sentada en el juicio, el secretario del trlbunal o cua1quier otro ministro de fe que
el tribunal designe —art. 344 del C.P.C.-.

52 Los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio,


autorizados por el secretario u otro fun-cionarlo competente y sacados de los
oríginales o de copias que reúnan las copias indicadas en el número anterior.

La expresión tesllmonio está usada en el senlldo de copia.

El art. 342 se complementa con los arts. 343 y 344 todos del C.P.C. E1 art.
343 señala la forma de completar los instrumentos públicos acompañados en
juicio en for-ma parcial.

Art. 343: Cuando las copias agregadas sólo tengan una parte del
instrumento orlginal, cualquiera de los In-teresados en el pleito podrá exigir que
se agregue el todo o parte de lo omitido, a sus expensas, sin perjuicio de lo que
se resuelva sobre pago de costas.

INSTRUMENTOS PUBLICOS OTORGADOS EN EL


EXTRANJERO Y SUS EFECTOS EN CHILE

E1 art. 1 7 del Código Civil establece: La forma de los instrumentos


públicos se determina por la ley del país en que hayan sido otorgados. Su
autenticidad se probará según las reglas establecidas en el Código de Enjuicia-
miento.

La forma se refiere a las solemnidades externas, y la autenticidad al hecho


de haber sido realmente otorgados y autorizados por las personas y de la
manera que en tales instrumentos se exprese.

En este precepto legal se consagra el principio, LA LEY DEL LUGAR RIGE


EL ACTO -lex Iocus regit actum-.

De acuerdo con esa regla legal para que los docu-mentos otorgados en el
extranjero tengan valor en Chile es menester que concurran dos requisitos:
a) Que la FORMA de ellos se ajuste a la ley del país donde se otorgó; y

b) Que se acredite la AUTENTICIDAD del instrumen-to, esto es, el hecho


de haber sido otorgado y autorizado por 1a~persona~y de la manera que en él
se exprese.

E1 Iegislador ha establecldo tres trámites sucesivos que deben cumplirse


para que el instrumento público otorgado en el extranjero tenga va1or en Chile.

Estos son:

. - LEGALIZACION.

2. - TRADUCCION

3.-PROTOCOLIZACION.

1 .- La Legalización

Es el trámite mediante el cual se establece la auten-tlcìclad del documento


otorgado en el extranjero.

Recae la legalización en los siguientes puntos: 1. Que en los documentos


conste el carácter de públicos: 2. Que conste la verdad de las firmas de las
personas que los hayan autorizado.

La legalización se obtiene mediante el atestado de alguno de los


funcionarios que señala el art. 345 del C.P.C.

La expresiõn ATESTADO es sinónimo de testimonio prestado por altas


autorldades.

La Iegalización puede realizarse:

1~.- Directamente en el momento de otorgarse el instrumento en el


extranjero. Art. 345 N2 1, la legalización se veriûca mediante: E1 atestado de un
agente diplomállco o consular chileno, acreditado en el país de donde el
instrumento procede, y cuya firma se compruebe con el respecllvo cerüficado
del Ministerío de Relaciones Exterio-res.
2~.- A posteriori, una vez que el documento se en-cuentra en Chile, art.
345 N2 3 C.P.C. E1 atestado del agente diplomállco acreditado en Chile por el
Gobierno del país en donde se otorgó el instrumento, certificándose su firma por
el Ministro de relaciones exteriores en la Repú-blica.

3Q~~ EI N~ 2 contempla el caso de que no exista representación


diplomãllca entre ambos países. El ates-tado de un agente diplomático de una
nación amiga acre-ditado en el mismo país, a fa1ta de funcionario chileno,
certificánclose en este caso la firma por conducto del Mi-nisterio de Relaciones
Exteríores del pais a que pertenezca el agente o del Ministro Diplomático de
dicho país en Chile, y además por el Ministerio de Relaciones Exteríores de la
República en ambos casos; y

A1 respecto, se ha señalado que Los instrumentos públicos otorgados en


el extranjero y que no han sido debidamente legalizados, no pueden
considerarse como prueba en juicio.

No desvlrtúa este principio el hecho de que hayan sido compulsados del


archlvo del Gobierno de Chile y de que su autenticidad no se desconoclera por
la parte con-traria, porque el tribuna1 debe aplicar estrlctamente los arts. 342 y
345 del C.P.C. que son preceptos de orden público en 10 pertlnente a la
comprobaciôn de autenticidad de los Instrumentos públicos.

2.- Traduceiôn

Se vierte al castellano el instrumento otorgado en lengua extranjera,


normalmente a través del intérprete Oficia1 del Ministerlo de Relaciones
Exteriores.

3,.-Protocolizaciôn

Art. 420 N~ 5 del C.O.T.: Una vez protocolizados, va1drán como


Instrumentos públicos: «Los instrumentos otorgados en el extranjero y las
traducciones efectuadas por el intérprete oficia1 o los peritos nombrados al
efecto por el juez competente y debldamente legalizadas, que slrvan para
otorgar escrituras en Ch1le.

La protocolización, se desprende de este artículo, es el trámite necesarlo


para que los instrumentos, sin dis-tinguir, otorgados en el extranjero, produzcan
efecto en Chile.
En ciertas circunstancias se puede otorgar instru-mentos públicos en el
extranjero ante el cónsul chileno, que hace las veces de Ministro de fe a1 actuar
como No-tario. En estos casos no se requiere traducción y legaliza-ción, y es
discutible si se requiere de protocolización.

FORMA DE ACOMPAÑAR LOS INSTRUMENTOS


PUBLICOS EN JUICIO

Los instrumentos públicos se acompañan por las partes y se deben tener


por acompañados en juicio por el tribunal con citación de la parte contra quien
se presente
-art. 69 C.P.C.-.

No existe norma expresa que así lo señale, pero se deduce de las


siguientes disposiciones:
a.- Art. 795 N2 4, que seña1a los trámites esenciales de prlmera y única
instancia, respecto de los documentos prescribe que el trámite esencia1
consiste: La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las
partes, con citación.

b.- Art. 800 N2 2, que señala los trámites esenciales de segunda instancia,
respecto de los documentos expre-sa, que el trámite consiste en La agregación
de los docu-mentos presentados por las partes, con citación.

Ambos artículos deben relacionarse con el N 2 768 N2 9 del C.P.C. que


consigna Ias causales del recurso de casaciôn en la forma.

c - Art 342 N2 3 del C P C que prescribe que deben considerarse


lnstrumentos públicos en juicio, las copias simples que no sean objetadas por la
contrana como inexactas dentro de los tres dias siguientes a aquel en que se le
dio conocimiento de ellas

d- Art 348 inc 2~ CPC el cua1 establece quela agregaciõn de documentos


en segunda instancia no suspenderá en ningún caso la vlsta de la causa; pero el
tribunal no podra fallarla sino despues de vencido el termino de citacion cuando
haya lugar a ella

En consecuencia, para los efectos de que se tenga por acompañado un


documento al proceso es menester que Ia parte presente un escrito, que se
sumará: Acompa-ña documento, con citación. El tribunal deberá dictar una
resoluciõn disponiendo que se tenga por acompañado el documento, con
citaciõn.
Si el tribunal omite tener por agregados al proceso los instrumentos
acompañados por la parte o sl los Uene por agregados, sin Ia citaclón que la ley
contempla para que la contraria Ios pueda objetar, la sentencia que se dicte
adolecerá de un vicio de nulidad y podrá ser atacada por medio del recurso de
casación en la forma.

VALOR PROBATORIO DE LOS INSTRUMENTOS


PUBLICOS

Esta materia se encuentra reglamentada por los arts. 1 700 y 1 706 del
Código Civil, los cua1es prescríben al efecto:

Art 1700. E1 instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de


haberse otorgado y su fecha, pero no en cuanto a la verdad de las
declaraciones que en él hayan hechos los interesados. En esta parte no hace
plena fe sino en contra de los declarantes.

Las obligaciones y descargos contenidos en él hacen plena prueba


respecto de los otorgantes y de las personas a qui~nes se transfieran dichas
obligaciones y descargos por título universal o singular.

Art. 1 706. E1 instrumento público o privado hace fe entre las partes aún
en lo meramente enunciativo, con tal que tenga relación d1recta con lo
dispositivo del acto o contrato.

Para los efectos de determinar el valor probatorio del lnstrumento público


debemos distinguir si este se hace valer respecto de uno de los otorgantes o
respecto de un tercero y las materias que mediante el instrumento preten-den
ser acreditadas.

VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PUBLICO RESPECTO DE LOS


OTORGANTES

Para los efectos de determinar este valor probatorio es menester que nos
refiramos en forma separada a los diversos elementos que respecto de él se
pueden apreciar.

1. E1 hecho de haberse otorgado el instrumento

E1 instrumento público hace plena fe entre Ias partes del hecho de


haberse otorgado de acuerdo a lo previsto expresamente por mencionado —art.
1 700 del C. Civil—.

2. La fecha del instrumento pûblico

E1 instrumento público hace plena fe, tanto respecto de las partes como
de terceros, respecto de la fecha de su otorgamiento —art. 1 700 C. Civil—.

3. E1 hecho de haberse efectuado las declaraciones que en el Instrumento


público aparecen, por el funcionario público y las partes

E1 instrumento público hace plena prueba respecto de esta materia,


porque ello está atestiguado en éste por un funcionario público.

Por otro lado, el hecho de haberse otorgado el ins-trumento se confunde


con el de haberse efectuado por los otorgantes las declaraciones que en él se
contienen y haberlas efectuado en la forma que en el mismo se ex-presa.

Ello se confirma por lo que expresa el art. 477 del C.P.P.: Todo instrumento
público constituye prueba com-pleta de haber sldo otorgado, de su fecha y de
que las partes han hecho las declaraciones en él conslgnadas, mérito que debe
tener no sólo en materia pena1 sino que en materia civil.

4. Veracidad de las declaraciones contenidas en el lnstrumento

Para los efectos de determinar el valor de Ias decla-raciones contenidas


en el Instrumento, es menester distin-guir si ellas se efectúan por el funcionario
público o por las partes y las materias a que ellas se refieren.

Veracldad de Ias declaraciones del funcionarlo pûbllco

Las declaraciones del funcionario público pueden versar sobre los


siguientes aspectos:

1. Declaraciones del funclonario públlco acerca de


hechos propios
En este aspecto esas declaraciones producen plena fe, por cuanto se
refieren a hechos provenientes del funcionarlo público. Ej: Declaración del
notario de haberse dado lectura a1 testamento abierto.

2. Declaraciones del funcionario público referente a hechos que percibe


por su propios sentidos

También produce plena fe las declaraciones del fun-cionario autorizante en


que asevera hechos que percibe por sus propios sentidos. Ej: declaración del
Notarlo de haber firmado las partes en presencia suya o que el precio fue
pagado en el acto de otorgarse la escrítura; el testimo-nio del Oficial de Registro
Civil de haber pactado separa-ción tota1 de bienes los contrayentes en el acto
del matri-monio.

3. Declaraciones del funcionario público, que


corresponden a hechos que no son suyos nI Ios ha percibido éI mismo,
pero los ha comprobado por Ios medios que la ley le suministra
*. ~ ,~ ~ c.~ ~ ~ ~

El Oficial del Registro CivIl debe certificar la identi-dad del padre que
recaba la inscrípción de nacimiento de un menor para reconocerlo como hijo
natura1, de acuerdo con lo establecido en los arts. 271 N 2 1 y 32 de la Ley de
Registro Civil. Dicha identidad la atestigua el Oficia1 de Registro Civil no por ser
un hecho suyo y que haya podido apreciar por sus sentidos, sino porque debe
comprobarlo requirlendo la cédula de identidad al solicitante.
4. Declaraciones que eI funcionario hace confiando en el dicho de otras
personas

Las declaraciones que el funcionario hace confiando en el dicho de otras


personas no producen plena prueba. Tales serán, por ej., las relativas a la edad,
a1 estado civil o la nacionalidad de las partes.

5. Declaraciones que el funcionarlo hace y que


iinportan meras apreciaciones

Tampoco hacen plena fe las declaraciones del funcio-nario que ìmportan


meras apreciaciones, sea porque los hechos a que se refieren no puede~
percibirlo5 por sus propios sentidos, sea porque no puede legalmente compro-
barlos. Ejemplo, la declaración del notario en que dice que el testador
compareció ante él estando en su sano juicio.

VERACIDAD DE LAS DECLARACIONES


DE LAS PARTES

En todo instrumento público se distinguen las decla-raciones dispositivas y


Ias simples enunciativas.

Lo dispositivo, dice Pothier, es 10 que las partes han


tenido en mira y lo que ha constituído el objeto del acto. Es la parte del
instrumento en que se deja constancia de los elementos esenciales del hecho
jurídico de que se ha querido proporcionarse prueba escrita, de suerte que no se
podría suprimir algo sin destruirlo o a lo menos desna-turalizarlo. Así, por ej.,
serán declaraciones dispositlvas en un contrato de compraventa aquellas en las
cua1es se manifiesta la voluntad de celebrar ese contrato, se deter-mina Ia
cosa. se fija el precio y la forma de pago.

Las declaraciones siinplemente enunciativas son


las que, haciendo referencia a acontecimientos anteriores, constituyen
elementos accidenta1es del hecho jurídico que el instrumento tiene por objeto
acreditar y que por lo mismo pueden ser suprimldas sin que se modffique la
substancia del hecho jurídico. Se expresa en la escritura que el precio de la
compraventa fue pagado por el comprador con dineros entregados por un
tercero, declaración que no interesarã en cuanto a la procedencia de los dine-
ros al vendedor.

Finalmente, cabe señalar que dentro de las declara-ciones enunciativas,


es preciso distinguir aquellas direc-tarnente relacionadas con lo dispositivo y
aquellas que no guardan dicha vinculación. Esta diferenciación se recono-ce en
el art. 1706 del C. Civil, a1 señalarnos que el Instru-mento público hace fe
respecto de las partes aún en lo meramente enunciativo, con tal que tenga
relación con lo dispositivo del acto o contrato. Se expresa que las enunciativas
tienen relación directa con las declaraciones dispositivas, cuando refieren
hechos que contribuyen a determinar el objeto o causa de la declaración
dispositiva o que extinguen en todo o parte o modífican los derechos nacidos de
ésta. Ejemplo de declaración enunciativa rela-cionada directamente con lo
dispositivo del acto, es aque-lla que se formula en la compraventa de que eI
precio fue pagado anticipadamente.

E1 Instrumento público hace fe del hecho de haberse formulado las


declaraciones que en él se contienen, pero no en cuanto a la verdad de las
declaraciones formuladas, salvo norma expresa en contrario.

Este principio la doctrina lo ha precisado manifes-tando que el instrumento


públìco hace plena fe en lo matería1 del acto (hechos percibidos por eI
funcionario); pero no en lo moral (sinceridad de las declaraciones de las partes).

No obstante, parte de la doctrina no concuerda con dicho criterio, puesto


que las declaraciones dispositivas contenidas en el instrumento público no se
presumen verdaderas, sino que ellas constituyen plena prueba respecto de los
declarantes en cuanto a su contenido, sea que se invoque la declaración de una
parte en contra de la otra, o que la haga valer un tercero en contra del
declarante.

Para ello se basan en el art. 1700 del C. Civil, el cual prescrlbe: E1


instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado, pero
no en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los
interesados. En esta parte no hace fe sino en contra de los declarantes.

La razón por la cual se otorga plena prueba a la sinceridad de las


declaraciones dispositivas, obedece a que son a ellas a las cuales las partes
prestan su máxima atención al otorgar un instrumento, dado que constituyen el
medio para conflgurar el acto jurídico que pretendie-ron celebrar y respecto del
cual se estãn proveyendo de una prueba literal, que será posteriormente de gran
uti-lidad.

Respecto de las declaraclones enunciativas que ten-gan relación directa


con el acto o contrato, ellas hacen plena fe entre las partes de acuerdo con Io
dispuesto por el art. 1 706 del C. CivIl.

Finalmente, las declaraciones meramente enun-ciativas que no guarden


relaclön directa con el acto o contrato, no hacen plena prueba entre las partes.

No obstante, contra la parte que la emite ellas cons-tituyen una confesión


extrajudlcial que de conformidad al art. 398 del C.P.C. reviste el carácter de
presunciôn grave por haber sido prestada en presencia de la parte que la
invoca.

La declaración enunciativa no puede constituir prueba en favor de quien Ia


emite, puesto que nadie puede transformar sus propios dichos en un medio de
prueba en su favor.

VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PUBLICO


RESPECTO DE TERCEROS

E1 instrumento público tiene fuerza probatorla abso-luta en cuanto a su


materialidad, puesto que sería absur-do que un solo y mismo instrumento fuese
auténtico para las partes y no auténtico para los terceros.

Es por ello que el art. 1700 del C. Civil, establece respecto al hecho de
haberse otorgado, haberse formulado las declaraciones y la fecha del
instrumento público, el mérito de hacer fe respecto de todo el mundo, erga
omnes, no así en cuanto a la verdad de las declaraciones que los interesados
hacen en el instrumento.

Lo mismo acontece con las declaraciones que formu-la el funcionario


público respecto de hechos propios, los hechos ajenos que el haya constatado
por sus propios sentldos y los acreditados con los medios que establece la ley
que consten en la escrltura, porque en definitiva ellos forman parte de su
otorgamiento.

En lo que dice relación con las declaraciones dls-positivas, se presumen


verdaderas respecto de terceros. Ello se establece en virtud de los principios
que regulan la carga de la prueba. Dado que lo norma1 se presume, derivaciôn
de lo anteríor es que las declaraciones que se formulen en un instrumento sean
sinceras. Lo excepcional es lo que requiere ser acreditado, en este caso, la
simu-lación en el otorgamiento del instrumento que sería lo que deberían
invocar los terceros para restarle valor al instrumento en caso de falta de
veracidad.

E1 art. 1700 del C. Civil, al referirse a que el instrumento público no hace


plena prueba respecto de la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho
los interesados, sino que sólo respecto de los declarantes, confundió el efecto
obligatorlo del acto o contrato con eI efecto pro-batorio del instrumento.

No podría interpretarse ese precepto legal en el sen-tido de prívar aI


instrumento público de todo valor proba-torio respecto de terceros, puesto que
ello Ilevaría al ab-surdo de no poder las partes, probar respecto de éstos los
actos y contratos solemnes de acuerdo a lo establecido en el art. 1701 del C.
Civil.

En cuanto a las declaraciones enunciativas directa-mente ligadas con lo


dispositivo también deben presumirse verdaderas respecto de terceros. Dichas
declaraciones se incorporan a la declaración dispositiva que se presume
verdadera, la presunción de verdad que favorece a ésta debe favorecer a
aquella, dada la uniôn que existe entre ambas.

La declaración enunciativa nunca puede tener valor probatorio en contra de


un tercero.

La parte que Ia formuló no puede invocarla respecto de un tercero, desde el


momento que nadie puede con sus dichos fabricar su propia prueba.

Un tercero u otro otorgante de la escritura, distinta a la parte que


formuló la dec1aración~odría invocarla en contra del tercero, puesto que se trata
de una declaración testimonial prestada fuera del proceso, que carece de todo
valor probatorio.

Sin embargo, un tercero sf podría Invocar en contra del otorgante de


la escritura la declaración enunciativa, la que en tal caso como confesiõn
extrajudicia1 serviria de base a una presunción judicial para acreditar los hechos
confesados de acuerdo aI art. 398 del C.P.C.

PRESUNCION DE AUTENTICIDAD DEL


INSTRUMENTO PUBLICO

E1 instrumento público, por su propia definiciõn, dada la intervención de


un funcionario competente en su otorgamiento, podemos decir que lleva
envuelta una ver-dadera presunción de autenticidad.

Elementos de la Autenticidad

Un instrumento será auténtico cuando a su respecto concurran los


siguientes elementos:

1 . - Que se haya otorgado realmente e1 instrumento por Ias persorias


que a11í aparecen.

2. - Que se haya autorizado por la persona que se señata en el


instrumento.

3. - Que las declaraciortes que hubieren prestacio las partes at momento


de su otorgamiento, sean las que el instrumento cortsigna..

En virtud de la presunción de autenticidad, si se acompaña al juicio


instrumento público, la contraparte para destruirlo debe desempeñar un rol
activo.

LA IMPUGNACION DEL INSTRUMENTO PUBLICO

La impugnación de los instrumentos públicos es la actividad destinada a


lograr la destrucción o refutación de la fe probatoria de éstos.

Los instrumentos públicos pueden impugnarse por tres causas:


1.-La nulidad det instrumento;

2. - La falta de autenticidad o falsedact material de éste;

3. - La falsedad id.eotógtca o falta de verdad en Las declaraciones que él


corttiene.

1.- NULIDAD DEL INSTRUMENTO

Es la sanción en que se incurre por la Infracción a alguno de los requisitos


previstos para su otorgamiento por el art. 1699 del C. Civil.

En consecuencia, un instrumento público puede ser nulo por deficiencias


en cuanto a la intervención del fun-clonario competente o por omisión de alguna
de las forma-lidades prevIstas por la ley en su otorgamiento.

Respecto de la especie de instrumento público, como es, LA ESCRITURA


PUBLICA, debemos, recordar que de acuerdo a lo previsto en los arts. 1699 del
C. Civil y 403 del C.O.T., son requlsitos de valldez:

a- Otorgamiento por notario competente;

b.- Cumptir con tas sotemnidades legales, e

c. - Incorporactón a su protocolo o registro.

La omisión de cualquiera de esos requisitos genera la nulidad de esa


escritura, de acuerdo a lo establecido en los arts. 412 y 426 del C.O.T. y 1682
del Código Civïl, la que una vez declarada importará privar de todo valor
probatorio al instrumento, a menos que éste se encuentre firmado por las partes
y no constituya solemnidad del acto o contrato.

Para los efectos de probar los hechos materiales que conducen a declarar
la nulidad del instrumento, las partes pueden valerse de todos los medios de
prueba establecidos por la ley, inclusive la prueba de tesugos, ya que a su
respecto no rigen las limitaciones de los arts. 1708 a 171 1 del C. Civil, por
cuanto trata de acreditar hechos materia-les y no actos y contratos.

Con todo, es menester distingulr entre el instrumen-to mismo y el acto que


conüene. E1 acto jurídico es algo abstracto que resulta de la voluntad de los
otorgantes y el instrumento es lo concreto, la forma en que se materializa esa
voluntad de las partes y las cosas o declaraciones sobre que versa.
Sin embargo, el acto y el instrumento se confunden cuando éste es
exigido por vía de solemnidad.

De a11j~ que si el instrumento público es solemnidad del acto y contrato,


la nulidad de aquél traerá consigo la nulidad de éste. E1 art. 1701 del C. Civil
dispone que el acto o contrato so1emne~!~ sólo puede probarse por su so-
lemnldad.

No obstante, en el caso de los contratos consensua-les o reales, el


instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por otra falta de
forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.

2.- POR FALSEDAD O FALTA DE AUTENTICIDAD

Instrumento público no auténtico o fa1so es el que no ha sido realmente


otorgado; no ha sido autorizado por el funcionario u otorgado por las personas
que en él se expresa; o las declaraciones que consigna no corresponden a las
efectuadas por las partes al otorgarse el instrumento. Este concepto de
documento no auténtico o fa1so se formula a contrario sensu a lo prescrito por
el Inc. 2~ del art. 17 del C. Civil, respecto de los requisitos que deben concurrir
para que nos encontremos en presencia de un instrumento auténtico.

La situación del instrumento fa1so o no auténtico, es distinta a la del


instrumento nulo. Es por ello que es posible encontrarse en presencia de un
instrumento pú-blico auténtico pero nulo, como ocurriría, por eJ., con la escritura
pública otorgada por un Notario incompetente. Esta diferencia entre documento
públlco nulo y no autén-tico esta contemplada en los arts. 704 N 2 1 y3 y 1876 del
C. Civil y 464 N~ 6 y 14 del C.P.C. A1 respecto, se ha seña1ado por nuestra
jurisprudencia que: ~por la sinoni-mia señalada no puede sostenerse que la falta
de auten-ticidad de un documento equiva1ga a la fa1sedad del mls-mo. Un
instrumento público o auténtico, puede ser fa1so, sin dejar por ello de ser un
documento público o auténtico, aunque falsificado, en caso que haya sido
materia de alguna de las falsedades que designan los arts. 193 y 194 del Código
Penal; y a la inversa, un instrumento privado puede ser verdadero, a pesar de
no haber sido reconocido o autentificado, si no se ha cometido en él ninguna
false-dad.

Las partes, para acreditar en el proceso la falta de autenticidad de un


instrumento público, pueden valerse de todos los medios de prueba establecidos
en la ley, incluida la prueba tesumonIa1, respecto de la cual no rigen las
limitaciones del art. 1 908 y siguientes del C. CivIl por no recaer en la especie
ese medio de prueba sobre actos y contratos.

No obstante, tratándose de la impugnación por falta de autenücidad de


una escritura pública, el legislador ha establecido una especia1 reglamentación
respecto de la prueba testimonial en el art. 429 del C.P.C.
De acuerdo con ese precepto legal, para que pueda invalidarse por falta
de autenücidad una escritura pública, en vIrtud de una prueba tesümonia1, es
menester que concurran los siguientes requisitos:

1 . - La declaración de cinco testigos.

2. - Que todos los testigos estén contestes en et hecho y sus


circunstancias esenciales, sin tacha, tegalmente exa-minados, que den razórt
de sus dichos y que sus declara-ciones no hayan sido desvirtuadas por otra
prueba en con-trario.

3. - Que tos testigos acrediten que la parte que dice haber asistido
personalmente al otorgamiento o et escriba-no o alguno de los testigos
instrumentales hafallecido con anterioridad o ha permanecidofuera det tugar en
el día det otorgamtento y en los 70 días subsiguientes.

Esta prueba será apreciada por el tribunal de acuer-do con las reglas de la
sana crítica.

Este artículo sõlo se aplica a la ESCRITURA PUBLI-CA y no al


instrumento público; se refiere a la falta de autenllcidad y no a la nulidad o a la
impugnación de la sinceridad de las declaraciones contenidas en la escritura;
cabe añadir que en la actualidad, por regla genera1, no se exigen para el
otorgamiento se escrituras públicas, testi-gos instrumentales, salvo norma
expresa especia1, como ocurre, por ej., respecto al otorgamiento de un
testamento abierto ante notario.

3.- LA FALTA DE VERACIDAD DE LAS


DECLARACIONES DE LAS PARTES

En este caso, no nos encontramos ante una im-pugnación del instrumento


público, puesto que éste ha sido otorgado dando cumplimiento a todos los
requisitos de va1idez y se reúnen todas las condiciones para consi-derarlo
auténtico. Debiendo recordar que la fe pública que emana del instrumento se
refiere a lo material de éste y no a la verdad de las declaraciones prestadas por
las partes.

Cuando se impugna la verdad de las declaraciones de las partes, no se


pretende sostener que ellas no se formularon. slno que aquellas contenidas en
el instrumen-to no corresponden a la voluntad real de los otorgantes, sea por
error, dolo o simulación.

Los terceros que no han celebrado el acto o contrato contenIdo en el


instrumento público, pueden atacarlo por fa1sedades en las declaraciones
dispositivas y enunciaüvas relacionadas con lo dispositivo que conüene y que se
pre-sumen verdaderas a su respecto, y para acreditarlo se pueden valer de

1 94
todos los medios de prueba que franquea la ley.

Respecto de las declaraciones meramente enuncia-tivas formuladas por


las partes, pensamos que los terceros no tienen ningún interés en su objeción
por fa1sedad, al no tener ellas va1or probatorio a su respecto.

Las partes que hubieren participado en el otorga-miento del instrumento


público, pueden formular impug-nación por falsedad de las declaraciones
dispositivas y enunciaüvas que guarden relación con lo dispositivo con-tenidas
en el instrumento, a pesar de producir ellas plena prueba en su contra. Para ello,
las partes deberán rendir en el proceso otras pruebas que produzcan plena
prueba y que destruyan las declaraciones contenidas en el Instrumento; y así,
será el juez quien apreciando comparativamente las pruebas rendidas, podrá
llegar a restar valor a las declaraciones contenidas en el instrumento.
Un caso muy trascendente es el que refiere el art. 1876 del C. Civil,
el cual prescribe a1 efecto:

La resolución por no haberse pagado el precio no da derecho al


vendedor contra terceros poseedores, sino en conformidad a Ios art. 1490
y 1491.

Si en la escritura de venta se expresa haberse pa-gado el precio, no


se admiürá prueba alguna en contrario sino la nulidad y falsificación de 1a
escritura, y sólo en virtud de esta prueba habrá acción contra terceros
posee-dores.

E1 art. 1876 del C. Civil, se refiere a la acción reso-lutoria por falta


de pago frente a terceros y sólo en los casos cle enajenación de una cosa
mueble bajo condición ~suspensiva o)resolutoria y de un inmueble en que
consta la condiciõn en el título respecüvo, inscrito u otorgado por escritura
pública, habrá derecho a acción en contra de terceros poseedores; pero
sI~1a en la escritura~púi~ic~à)j~r pagado eI precio de venta(~Ie un
inmueb1e~ no es admisible prueba alguna para destruir esa declaración, a
menos que la escritura sea nula o falsificada. Los terceros adquirentes
quedan a sa1vo de toda acción real en el caso de que se trata; pero esto
no significa que las partes contratantes no puedan, entre ellas, probar su
falta de veracidad, como podría suceder en el caso de celebrarse un
contrato simu-lado o no ser efectlvo el pago. E1 art. 1876 del C. Civil, está
destinado a proteger a los terceros adquirentes de la cosa vendida y no al
comprador de eIla.

Sin duda que esa doctrina fija el verdadero alcance de la


inadmisibilidad probatoria, ya que el inciso 2~ del art. 1 876 no es una excepción
al art. 1 700 ambos del Códlgo Civil sobre el valor probatorio del instrumento
público en cuanto a la sinceridad de las declaraciones en él contenidas y, por lo
tanto, entre las partes (~como terceros~puede probarse la simulación o falta de
pago del precio y accionarse, entonces, para resolver el contrato si quien lo
plde es una de las partes.

1 94
Una plena prueba puede destruirse con otra plena prueba.

Lo que acontece, eso sí, es que la inadmisibilidad tiene un alcance bien


preciso: no puede probarse contra la declaración de haberse pagado el precio,
con el objeto de accionar posteriormente a la resoluciõn contra terceros
poseedores: pero entre las partes nada lo impide.

Los terceros están a cubierto de la simulación, sa1vo que se pruebe la


nulidad o falsificación de la escritura, y no puede ser de otra manera, toda
vez~que la presunción de buena fe que establece el art. 1491 del C. Civi1~en su
favor, es de derecho, y su corolario lógico es el inc. 2~ del art. 1876 del C. CivIl.

Con respecto a la declaración meramente enunciativa que hayan hechos


las partes en el instrumento público, ellas también pueden impugnarlas por
falsas, pero en tal caso para desvirtuarlas, no será necesario rendir plena
prueba al tener aquellas sólo el carácter de una confesión extrajudicial —art.
398 C.P.C.-.

Es importante, desde el punto de vista procesal, esta triple distinción, que


habitualmente se sostiene que dentro del plazo de tres dias fatales de que
dispone la contraparte para formular sus observaclones podría hacerlo por cual-
qulera de estas tres causas.

A nuestro juicio dentro del término de citación sólo se puede impugnar el


instrumento por fa1ta de autenticidad; la nulidad y simulación se pueden
impugnar a través de un juicio ordinario de lato conocimiento y no en un
procedimiento incidental.

PROCEDIMIENTO DE IMPUGNACION DE UN
INSTRUMENTO PUBLICO

Existen dos vías:

1.-Por vía principaL

En este caso se inicia un juicio completo que recae sobre la nulidad,


falsedad o simulación del instrumento.

2. - Por vía incidentaL

Se produce cuando en el curso del juicio se acom-paña un instrumento


público cualquiera en la forma se-ñalada por la ley, por ej., escritura pública con
citación. Dentro del plazo de tres días la contraparte deberá im-pugnarla, si no
hace no podrá hacerlo después.

5! la impugna promueve un incidente. Con esto pOsibilita la impugnación

1 94
por cualquiera de los tres motivos. A nuestro juicio, no. Sôlo podrá impugnar por
la vía inci-dental la falta de autenticidad del instrumento público; respecto de la
impugnación por simulación o nulidad del instrumento, deberá procederse en
juicio de lato conoci-miento.

LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS

CONCEPTO

Es todo escrito que deja constancla de un hecho, otorgado por particulares


sin la intervención de un funcionario público en el carácter de tal.

Por regla genera1 se requiere que esté suscrito, es decir, sea firmado por
el otorgante, para que revista el carácter de documento y tenga valor en juicio.

Los arts. 1701 inc. 2~, 1702 y 1703 del Código civil regulan el instrumento
privado teniendo como presupues-to para ello el hecho de encontrarse éste
firmado. Es as~ como se ha declarado por la jurisprudencia que un instrumento
privado para que sea tal, debe,por lo menos, ser firmado por el otorgante.

No obstante, los arts. 346 N~ 1 y 2 del C.P.C. en relación con el art. 352
N~ 3 dan a entender que la firma no sería exigencia esencial, bastando
únicamente texto escrito~, para tal efecto, es menester tener presente que a1
discutirse el art. 340 del Proyecto del C.P.C. del año 1 893, que corresponde al
art. 346 actual, se dejó constancia en las actas de la sesión 18 de la Comisión
Mixta, que debía entenderse que eran instrumentos privados incluso los
comprendidos en la enumeración del art. 1 704 del C. Civil, que menciona varios
casos de documentos privados que no necesitan firmas.

Es así como, excepcionalmente, hay ciertos docu-mentos que pueden


valer como instrumentos privados, a~n cuando no estén firmados por las partes,
siendo ellos los enumerados en los arts. 1 704 y 1 705 del C. Civil.

Finalmente, a~ìn en el caso de aceptarse la tesis de no ser de la esencia


la firma del documento privado, existen instrumentos privados en que su
suscripción es de la esencia para que tengan ellos existencia y va1idez~Por ej.
cheque, letra de cambio y pagaré.

AUTENTICIDAD

Los instrumentos privados, a diferencia de los instrumentos públicos, no


llevan envuelta la presunción de autenticidad. A1 contrarlo, la situación aquí es
inversa, puesto que la parte que pretende valerse de un instrumen-to privado

1 94
para acreditar un hecho, debe probar que es auténtico. E1 instrumento privado
no hace fe por sí mismo, siendo necesario para que tenga algún va1or
probatorio, que sea reconocido por la parte que lo otorgó o que este
reconocimiento se produzca judicialmente. Mientras no sea reconocido o se
pruebe que es auténtico, el instrumen-to privado carece de todo valor.

A1 efecto, se ha declarado por nuestra jurisprudencia que ningún


instrumento privado, ni a~n agregado por un notario al final de su
protocolo con posterioridad a su otorgamiento, hace fe, ni tiene valor,
mientras no sea re-conocido por la parte contra quien se presenta, o se
haya mandado tener por reconocido en los casos y con los requisitos
prevenidos por la ley.

RECONOCIMIENTO

E1 instrumento privado adquiere valor probatorio una


vez reconocido o mandado tener por reconocido por la parte contra quien
se hace va1er.

E1 art. 346 del C.P.C. distingue tres clases de reco-

noclmiento.

1 . - Reconocimiento expreso.

2. - Reconocimiento tácito.

3. - Reconocimiento JudiciaL

1.- RECONOCIMIENTO EXPRESO

Se produce cuando el otorgante del instrumento pri-vado declara en


un mismo juicio, en otro juicio o en un instrumento público, que el
instrumento privado ha emanado de él.

E1 reconoclmiento expreso se encuentra contempla-do en Ios N~s. 1 y 2


del art. 346 del C.P.C.

Los lnstrurnentos privados se tendrán por recono-cidos:

N~ 1: Cuando así lo ha declarado en juicio la per-sona a cuyo nombre


aparece otorgado el lnstrumento o Ia parte contra quien se hace valer.

1 94
N~ 2: Cuando igual declaración se ha hecho en un instrumento público o
en otro juicio diverso.

2.- RECONOCIMIENTO TACITO

Es una forma de tener por reconocido un Instrumen-to privado en un juicio.


desde un punto de vista práctico, y consiste en el efecto que se produce
respecto de ese instrumento cuando, habiendo sido puesto en conocimiento de
la parte en contra de quien se opone, ésta deja trans-currir el piazo que la ley
señala, sin formular observacio-nes al instrumento.

Art. 346 C.P.C.: Los instrumentos privados se ten-drán por reconocldos:

3Q Cuando, puestos en conocimiento de la parte contraria, no se alega su


falsedad o falta de integridad dentro DE LOS SEIS DIAS siguientes a su
presentación, debiendo eI tribuna1, para este efecto, apercibir a aquella parte
con el reconocimiento tácito del instrumento si nada expone dentro de dicho
plazo.

Dos son los motivos para objetar el documento privado siendo ellos:

~ La falta de autenticidad o fa1sedad, la que existirá si se crea un


documento privado que no existe o se altera uno ya existente; y

2~.- La falta de integridad, la que exlstirá respecto de aquellos


documentos a los cuales les falte alguna de sus partes.

Para que juegue el apercibimiento establecido en la disposición legal en


estudio, es menester que en el escrito que se presente se solicite en forma clara
y expresa, que se tenga por acompañado el documento y se tenga por
reconocido si no fuere objetado por fa1so o falta de ¡nte-gridad dentro DE
SEXTO DIA. E1 tribunal deberá proveer el escrito teniendo por acompañado el
documento bajo el apercibimiento legal, puesto que si no indica éste, no podrã
tenerse tácitamente por reconocido el documento.

S1 el documento se acompaña bajo el apercibimiento Iegal conjuntamente


con la demanda, se tendrá en ese caso, para objetarlo, todo eI término de
emplazamiento de acuerdo a lo establecido en el art. 255 C.P.C.

Si se hubiere citado a las partes a oir sentencia en primera instancia o se


hubiere visto la causa, ello no impide que se puedan presentar escritos
impugnando los instrumentos privados, si estuviere pendiente el plazo para ello,
de acuerdo a 1o previsto en los arts. 433 1nc. 2 y 348 inc. 2 del C.P.C..
respecllvamente.

Si la contraparte objeta el documento se originará el incidente

1 94
correspondiente y será el juez quien deba resol-ver en definitiva si es auténtico o
no.

E1 reconocimiento tácito no se aplica nunca respecto del instrumento


emanado de tercero, sino que sólo respec-to del instrumento emanado de parte.

E1 reconocimiento expreso del instrumento privado emanado de terceros


se produce mediante la concurrencla al juicio de su otorgante en calidad de
testigo, reconociendo allí la integridad y autenticidad del instrumento privado.

ACOMPAÑAMIENTO DE LOS INSTRUMENTOS


PR1VADOS EN JUICIO

La ley no señala disposiciones expresas que indiquen cómo se


acompañan los instrumentos a1 juicio.

En los documentos privados hay que distinguir:

1 . - E1 instrumento emanado de tercero se acompaña con citación.

Lo que se desprende de los arts. 795 N2 4, 800 N2 2 y348 inc. 2 del C.P.C.,
que señalan los trámites esenciales respecto de la procedencia del recurso de
casación en la forma en primera y en segunda instancia y ia forma de
acompañar ios documentos.

2. - E1 instrumento privado emanado de las partes se acompaña con


conocimiento y bajo apercibimientc~ seña-lado por el art. 346 N 2 3, pero
pareciera que la ley húbiere incurrido en error, pues la expresión puesto en
conoci-miento es sinónima de notificación, debiendo ser la expre-sión correcta
con citación y puesta en conocimiento.

La Jurisprudencia ha aceptado que los instrumentos privados se


acompañen con conocimiento y bajo el aper-cibimiento legal contemplado en el
art. 346 N2 3 del C.P.C.

E1 Apercibiiniento

La parte dispone de un plazo de seis días, término de carácter fatal, para


formular observaciones al documento acompañado. Si dentro de dicho lapso no
formula observa-ciones, opera el reconocimiento tácito, quedando reconocido el
documento por el s~lo ministerio de la ley sin necesidad de que se dicte

1 94
resolución alguna para tal efecto.

CAUSALES DE IMPUGNACION DEL INSTRUMENTO


PRIVADO

Son dos Ias causales de impugnación

1.- FALTA DE AUTENTICIDAD, es decir, por no ser otorgados en la forma


y por quien aparece otorgándolo, art. 17 C. Civil.

2.- FALTA DE INTEGRIDAD, es decir, por no ser completos, art. 346 del C.
P.C.

Son las dos únicas causales de impugnación desde el punto de vista


procesal.

A1 efecto, se ha señalado que Impugnar un docu-mento afirmando que las


firmas que tiene no correspon-den a las personas autorizadas para representar
y com-prometer una sociedad, significa que no se tacha de fa1so dicho
documento, sino que se impugna su valor o alcan-ce. La referida objeción dice
relación, no con la autenU-cidad del documento, sino con el efecto obllgatorio de
un acto y contrato y su efecto probatorio, lo que deberá ser resuelto por el
tribunal al momento de apreciar la prueba en Ia sentencia definitiva para dar por
establec!dos los hechos.

Se entiende, por algunos sectores de la doctrina, que una vez transcurrido


el plazo de seis días, a petición de parte, el Tribunal debería dictar una
resolución dando por reconocido el instrumento privado.

Para estas personas, el apercibimiento no produciría efecto por sí mismo,


requiriendo de una resoluciónjudicial posterior.

A nuestro juicio, esto no es así, por cuanto el plazo es fatal y legal. Si la


parte no objeta dentro de ese plazo el instrumento, es considerado auténtico e
integro por el s~1o ministerio de la ley.

Si así no fuere, se estaría agregando un nuevo requi-sito


para el reconocimiento tácito que nI la ley nI su contexto contempla, y. además,
no estaríamos frente a un reconocimiento tácito, sino judicial. Sin embargo, nada
obsta para que se dicte la declaración judicial que tenga por reconocido el
documento, a petición de parte, la que sõlo tendrá un carácter meramente
declarativo.

3.- RECONOCIMIENTO JUDICIAL

Es aquel en que se manda tener por reconocido un

1 94
instrumento privado en virtud de una resolución judicial, fa1lando el incidente
que se ha generado como consecuen-cia de su objeción por falta de
autenticidad ¿~p integridad)

Art. 364 N2 4 Del C.P.C.: Los lnstrumentos privados se


tendrán por reconocidos:

42 Cuando se declare la autenticidad del instrumen-to por


resoluciõn judicial.

Se produce el reconocimiento judicial cuando, ha-biendo sido


objetado por falso un documento privado acom-pañado, el Tribunal, por una
resolución posterior, estabie-ce que el instrumento es auténtico.~(Se produce
cuando, acompañando instrumento privado, es objetado como falso por la
contraparte, tramitándose esa objeción como incidente. Si la resoluciõn
establece que el instrumento no es auténtico, se termina la prueba instrumenta1,
no tiene valor probatorio el instrumento.

Si al contrario, se establece que el instrumento es auténtico,


nos encontramos frente a la situación de reconocimiento judiciaL~ contemplado
en el art. 346 N2 4 del C.P.C.

A1 efecto, debemos recordar que, en la especie, lo que debe


acreditarse es la autenticidad del instrumento priva-do, y que Uene la
carga de la prueba la parte que presenta el instrumento privado~ y no
aquella que lo objeta por fa1sedad.

E1 art. 364 N2 4 se refiere sólo aI caso de ser objetado el instrumento


por falta de autenticidad y no a la integridad.

Si el instrumento se objeta por falta de integridad, no es posible que


desaparezca, pero se requerirá para tenerlo por reconocido(si se hubiere
objetado por falta de integridad~ que se falle el incidente que se genere de
acuerdo a las reglas generales.

VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PRIVADO

Para los efectos de establecer el valor probatorio de los instrumentos


privados debemos distingulr entre aque-llos que emanan de parte y,
aquellos que emanan de terceros.

A. Valor probatorio de Ios instrumentos que emanan de parte

1 94
Si el instrumento privado emanado de parte no es reconocido o
mandado tener por reconocido por alguna de las vías que contempla el
artículo 346 del C.P.C., no tiene va1or alguno.

E1 instrumento privado reconocido o mandado tener por reconocido,


emanado de parte, tiene el mismo valor probatorio que el lnstrumento
público respecto de las partes que lo hubieren reconocido o se ha
mandado tener por reconocido.

A1 efecto, el art. 1702 del C. Civil prescribe que el instrumento


privado, reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha mandado tener
por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por la ley, tiene el
va1or de escritura pública respecto de los que aparecen o se reputan haberla
suscrito, y de las personas a qui~nes se han transferido las obligaciones y
derechos de éstos.

A1 hablar, el art. 1 702 del C. Civil, del valor del documento


privado reconocido o que se ha mandado tener por reconocido en los casos y
con los requisitos prevenIdos por la ley, se refiere manifiestamente con estas
últimas palabras, a la ley de procedimiento civil, ya que es la ley ~ que
determina, por ser materia prop!a de su ramo, los casos en que se debe mandar
tener por reconocido el instrumento o los requisitos o circunstancias que deben
concurrir a1 efecto.

Sobre la materia, se ha seña1ado que el documento privado


judicialmente reconocido Uene igual mérito proba-torio que el instrumento
público, es decir, plena prueba entre las partes. tocante al hecho de haberse
otorgado por las personas y de la manera que en él se expresa, como en cuanto
a la verdad de las declaraciones, pero no garan-tiza la sinceridad.

No obstante, hay una presunción de sinceridad de las


declaraciones dispositivas, como resulta del art. 429 del C.P.C.: y en cuando a
las declaraciones enunciativas, hace plena prueba de su formulación, y se
asimilan a las dispositivas en el caso que señala el art. 1 706 del C. Civil, porque
se refieren a hechos que contribuyen a precisar el objeto y la causa de las
disposiciones, o que extinguen en todo o en parte, o modifican, los hechos
nacidos de ésta.

Con respecto a terceros, algunos sostienen que el instrumento privado


carece de todo mérito probatorio, puesto que el art. 1 702, se reflere sólo a su
valor respecto de las partes; y en consecuencia, respecto de terceros carecería
de va1or.

Don Luis Claro Solar y A. Vodanovic, piensan lo contrario, puesto que,


establecida la autenticidad del ins-trumento privado, su valor es el mlsmo

1 94
respecto de las partes que de terceros, sin perjuicio de que éstos puedan rendIr
prueba en contrario.

B. Va1or probatorio del instrumento emanado de tercero

A1 respecto, se ha establecido por nuestra Jurisprudencia que Para que


los documentos privados emanado s de terceros tengan va1or probatorio en
juicio, es Indispensable que qu1~nes los han emitido, declaren como testigos en
el juicio mismo, reconociéndolos en cuanto a su pro-cedencia y dando fe de la
verdad de su contenIdo. De esta manera el documento pasa a formar parte de la
declara-ción testimonial y tiene el valor que la ley le atribuye a dicha prueba.
Pero, s1 no son ratificados por el otorgante en la forma señalada, carecen de
todo valor probatorio.

FECHA DEL INSTRUMENTO PRIVADO

Para establecer la fecha del instrumento privado, hay que distingulr en


cuanto a si ella se quiere precisar respecto de las partes o de terceros.

Respecto de Ias partes, el instrumento privado tiene la fecha que en él se


lndica, pero sólo cuando se ha reconocido o mandado tener por reconocido.

Respecto de terceros, el instrumento privado tendrá fecha


clerta desde que se produzcan algunas de las cir-cunstancias a que se refiere el
art. 1703 del C. Civil: La fecha de un Instrumento privado no se cuenta respecto
de terceros sino desde el fallecimiento de alguno de los que han firmado, o
desde el día en que ha sido copiado en un registro público, en que conste
haberse presentado en juicio. o en que haya tomado razón de él, o le haya
inven-tariado un funcionario competente, en el carácter de tal. Debemos
recordar al respecto, que el art. 419 del C.O.T., ubicado dentro del párrafo de las
protocolizaciones, esta-blece al efecto que sin perjuicio de lo dispuesto en el art.
1 703 del Código Civil, la fecha de un instrumento se contaré respecto de
terceros desde su anotación en el Repertorio con arreglo al presente código.

EL COTEJO DE LETRAS

A. REGLAMENTACION

E1 Cotejo de letras se reglamenta en los arts. 350 a 355 del C.P.C.

B. CONCEPTO

1 94
Consiste en comprobar si la letra de un documento que se pone en duda es la
misma de un documento indubitado, o sea, de un instrumento del cual no hay la
menor duda de que es auténtico.

C. PROCEDENCIA

E1 cotejo de letras procede siempre que se niegue por la parte a quien


perjudique~~ o se ponga en duda la autenticidad de uninstrumento privado o la
de cua1quier instrumento~ìë ~arezca de matriz.

5! el lnstrumento público posee matriz, lo que pro-cede será el cotejo


instrumental de acuerdo a lo previsto en el art. 344 del C.P.C.

D. PROCEDIMIENTO

S1 se objeta un documento privado emanado de parte por falta de


autenticidad, es menester que la parte que Io presenta proceda a probar su
autenticldad. En cambio, si se objeta un instrumento público que carece de
matriz, de fa1ta de autenticidad, la parte que formula la objeción y no aquella
que presenta el instrumento público, deberá soli-citar el cotejo, porque a ella le
corresponderá probar la falsedad del instrumento.

Para ta1 efecto, podrá pedir que se lleve a cabo un cotejo de letras
mediante la presentación del escrito res-pectivo, en el cual deberá indicar el o
los instrumentos indubitados con que debe hacerse —art. 351 del C.P.C.—.

De acuerdo a lo previsto en el art. 352 del C.P.C. Se consideran


documentos indubitados para el cotejo:

1. Los instrumentos que las partes acepten como tales, de común


acuerdo;

2. los instrumentos públicos no tachados de apócri-fos o suplantados; y

3. Los lnstrumentos privados cuya Ietra o firma haya sido reconocida


conforme a los números 1 y2 del art.
346.

En consecuencia, de acuerdo con este último número, para el cotejo de


letras sólo pueden designarse los documentos privados emanados de parte,
reconocidos expresamente y no aquellos respecto de los cuales se hubiere
verificado el reconocimiento tácitq~, de parte o judicial, de acuerdo a los N 2 3 y 4
del art. 346 del C.P.C.

Para los efectos de llevar a cabo el cotejo de letras se debe


proceder a designar los peritos de acuerdo con las reglas genera1es —art. 350
inc. 2~ del C.P.C.—, los que generalmente deberãn tener la especialidad de

1 94
calígrafos.

Además del peritaje, el tribunal debe proceder por si mismo a


la comprobación después de oír a los peritos revisores y no tendrá que ajustarse
necesariamente a és-tos —art. 353 del C.P.C.—. De acuerdo con la Jurispruden-
cia, el cotejo de letras practicado por lo peritos carece de fuerza probatoria si el
tribuna1 no practica, además, por sí mismo, la comprobación ordenada por el
art. 353 del C.P.C.

En el incidente sobre autenticidad de un instrumen-to o sobre


suplantaciones hechas en él, se admitirán como medios de prueba, tanto el
cotejo de letras, como los demás medios probatorios que la leyes autoricen para
acreditar el fraude —art. ~

E1 cotejo de letras no constituye por sf~ prueba su-ficiente;


pero podrá servir de base para una presunción judicia1 -art. 354 C.P.C.-.

En consecuencia, el tribuna1 apreciará el cotejo de letras y los


demás medios de prueba que se hubieren rendido, aplicando las reglas sobre
apreciación comparativa de los medios de prueba -art. 355 C.P.C.-.

ESPECIES DE INSTRUMENTOS PRIVADOS


EN EL CODIGO C1VIL

Dentro del Código Civil se contempla la regulaciõn de los siguientes


instrumentos privados:

1.- Los asientos, registros y papeles domésticos

Son todo aquellos papeles. apuntes, cuentas, etc. que, sin ser
constitutivos de obligaclones, nI ser Instrumentos privados en el verdadero
sentido jurídico, porque no están destlnados a actuar en la órbita de los
negocios Jurídicos. se caracterizan por dirigirse a la propla información y uso
privado de su dueño para llevar el curso de sus negocios. Dichos documentos
se caracterizan porque interviene en ellos una sola persona, la que los firma o
escribe.

De acuerdo a la regulac!ón que efectúa de ellos el art. 1 704 del C. civil, se


caracterizan en cuanto a su valor probatorio en que:

1.-Ettos estãn destinacios a hacer prueba en contra de la persona y no en


favor de ésta,~

2. - Para que produzca esta prueba, es menester que ella se haga vater
por una persona distinta a aquella que Ueva esos documentos;

1 94
3. - Estos documentos hacen prueba sólo respecto de los hechos que
aparezcan con claridad ert ellos; y

4. - E1 mérito probatorio es indivtstble, puesto que ellos haránfe tanto en


to quefavorece a la persona que los hace valer en su favor, como en lo que sea
desfavorabte a etta, favoreciendo a 1ap~so~ que los Ueva.

Estos documentos se acompañan al juicio y para que tengan valor


probatorio es menester que sean reconocidos en algunas de las formas que
prevee1 art. 346 del C.P.C.

2.- Notas escritas o firmadas por el acreedor en una


escritura

E1 art. 1 705 del C. Civil, se encarga de reglamentar este tipo de


instrumento privado, que tampoco requiere estar firmado para que tenga valor
probatorio, el cual puede consistir:

a) En una nota escrita o firmada por el acreedor, a continuación, a1


margen o aI dorso del duplicado de una escritura que siempre ha estado en su
poder; o

b) En una nota escrita o flrmada por el acreedor,a continuación, a1 margen


o a1 dorso del duplicado de una escritura, encontrándose dicho duplicado en
poder del deudor.

Al igual que respecto al documento anterior es pre-ciso que, para que


dicha nota tenga valor en juicio, sea reconocida por el acreedor y deberá ser
acompañada al proceso en la forma prevista en el art. 346 del C.P.C.

Dichas notas están destinadas a hacer prueba en contra del acreedor, una
vez que se haya reconocida ella por éste.

E1 valor probatorio de estas notas tiene un carácter indivisible. puesto que


el deudor que quisiera aprovechar-se de lo que en la nota le favorezca deberá
aceptar también lo que en ella le fuere desfavorable.

LAS CONTRAESCRITURAS

CONCEPTO

Esta materia se encuentra reglamentada en el art. 1707 del C. Civil el cual


prescribe al efecto:

1 94
Las escrituras privadas hechas por los contratantes para a1terar lo
pactado en escritura pública, no producirán efecto contra terceros.

Tampoco lo producirán las contraescrituras públi-cas, cuando no se ha


tomado razón de su contenido al margen de la escritura matriz cuyas
disposiciones se a1-teran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha
obrado el tercero.

Respecto al a1cance de la contraescritura se han planteado en nuestro


Derecho dos teorías, una que conceptualiza ésta en un sentido restringido y otra
que lo hace en un sentido amplio.

Sentido Restringido

De acuerdo con esta tesis, sería contraescritura todo escrito destinado a


permanecer secreto entre las partes y que contradice a estlpulaciones anteriores
realizadas entre ellas de una manera ostensible.

Las contraescrituras serían el medio que tendrían las partes de demostrar


su rea1 intención respecto a otro acto que se ha otorgado en forma simulada.

En consecuencia, sólo podrán ser consideradas contraescrituras los


instrumentos respecto de los cuales concurran dos requisitos:

1.- Que la nueva escritura tenga por objeto ma-nifestar la simulación total
o parcial de un acto o convenciôn ostensible.

Ello sucede cuando las partes, por redactar un escrito destinado a ser
mostrado al público y que les da una fa1sa situación que oculta sus verdaderas
intenciones, y para constatar esta falta de sinceridad y proporcionarse una
prueba de la rea1idad de las cosas, otorgan de una manera lo más a menudo
clandestina, un segundo acto o convención, que se llama contraescritura
precisamente, porque es contraria a la escritura anterior. Por consiguien-te, la
contraescritura tienen por objeto restablecer el ver-dadero precio de una
compraventa; o bien, la contra-escritura tiene por objeto probar que la
compraventa efec-tuada entre dos personas no es seria; o que se ha dado la
forma de una compraventa a una donación, por ejemplo.

2.- La contraescritura no expresa una convención nueva.

La contraescritura, para ser tal, debe formar un solo todo con el acto
aparente o simulado cuya falsedad esta-blece, restableciendo su verdadero

1 94
carácter y sus verdade-ras cláusulas.

No habría, por lo mismo, contraescritura en un acto adicional en que las


partes cambiaran o modificaran un acto sincero y verdadero que hubleran
celebrado antes; sería, en tal caso, una nueva convención que sucedería a la
primera; habría en rea1idad, dos operaciones perfecta-mente distintas. Pedro,
ha vendido a Juan, por ejemplo, una pareja de caballos de tiro; y resultando los
caba1los poco diestros, conviene por un segundo instrumento en reducir el
precio a la mitad. No habría aquí una contra-escritura, sino la escritura de un
convenio diverso.

Ordinariamente en la práctica, cuando un Instru-mento es modificado por


otro, se ve, por la manera como las partes han calificado la convención que en
él se con-tiene, si han hecho una contraescritura o una convención adicional.
Pero, en el caso de controversla sobre el punto de saber si un escrito constituye
o no una contraescritura, corresponde a losjueces del pleito resolver
soberanamente esta cuestión; puesto que para resolver la dificultad es preciso
apreciar la intención de las partes y por consiguiente se trata de una simple
cuestión de hecho.

Sentido Amplio

Don Arturo Alessandri Rodríguez piensa que. al re-vés de la legislación


francesa, la chilena considera la pa-labra CONTRAESCRITURA en su acepción
amplia, pues el art. 1 707 del Código Civil no ha restringido su a1cance y habla
de toda escritura privada y contraescritura pública destinada a alterar lo pactado
en otra. Luego, queda in-cluida en el concepto de contraescritura toda escritura
o instrumento en que las partes modifiquen o a1teren en todo o parte, en sus
elementos esenciales o accidenta1es, los contratos celebrados, sea para
dejarlos tota1mente sin efecto, sea simplemente para introducir modificaciones
substanciales o de detalle.

Esta opinión se sustenta también en antecedentes históricos.En todo


caso, la tendencia jurisprudencial se inclina preferentemente hacia la
interpretación amplia del art. 1 707 del C. Civil y no restringida a los casos de
simulación.

VALOR PROBATORIO DE LAS


CONTRAESCRITURAS

Como instrumentos que son, las contraescrituras se rigen por las normas
genera1es que se aplican a los ins-trumentos.

1 94
En consecuencia, si ella consta en una escritura pública tendrã el carácter
de ta1 y si se extiende en un instrumento privado, ella tendrá va1or sólo si es
reconocida en alguna de las formas previstas por la ley.

En cuanto a sus efectos, debemos distinguir entre las partes y los


terceros.

Respecto de las partes, las contraescrituras produ-cen pleno valor probatorio y


las partes deberãn regirse por lo que en ellas se establece, por tener que primar
la real intención contractual, de acuerdo a los arts. 1545 y 1560 del C. Civil, a
menos que ellas adolezcan de ilicitud por concurrir alguna causal de nulidad.

Respecto de terceros, las contraescrituras no produ-cen efectos, por regla


general. Excepcionalmente, las contraescrituras producirán efectos respecto de
terceros, si concurren los presupuesto que establece el art. 1 707 del C. Civil.

A1 efecto debemos distingulr:

a) Las contraescrituras que constan en un instrumento privado destinac!~s a


a1terar lo establecido en un instrumento público, no producirãn efecto en contra
de terceros;

b) Las contraescrituras que consten en un instru-mento público destinadas a


alterar lo establecido en otro instrumento público, producirán efecto respecto de
terce-ros siempre que concurran dos requisitos:

1 .- Debe tomarse nota de la contraescritura al mar-gen de la


matriz de la escritura pública que se altera con el otorgamiento de aquella:

2.- Debe tomarse nota de la contraescritura en la copia de la


escritura pública que se altera y en cuya virtud ha actuado el tercero.

No obstante, si bien es cierto que los terceros no pueden


ser afectados por la contraescritura, ello no importa que éstos no puedan
aprovecharse de ella haciéndola valer en el caso de que pueda producir efectos
en su favor.

LA PRUEBA TESTIMONIAL

REGLAMENTACION

Este medio de prueba se encuentra reglamentado en los siguientes


cuerpos legales:

a.- Código Civil. Los arts. 1708 a 1711, se refieren a la admisibilidad de la

1 94
prueba testimonial;

b.- Código de Procedimiento Civil: los arts. 356 a 384 se encargan de


reglamentar los diversos aspectos de este medio de prueba en eI procedimiento
civil; y

c.- Código de Procedimiento Penal: los arts. 189 a 201, ubicados dentro
del sumario criminal, se encargan de regular las obligaciones de los testlgos y la
forma de pres-tar declaraciones; los arts. 458 a 497, ubicados dentro del
Plenario, regulan las inhabilidades de los testigos, la ra-tificación de los que
hubieren declarado en el sumario y su valor probatorio; y finalmente los arts. 492
a 497 se refieren a las tachas de los tesugos.

Concepto

Persona que, habiendo tenido presumiblemente co-nocimiento de un


hecho que ha caído bajo la acción de sus sentidos, es llamado luego para
prestar declaración acerca del mismo. -Couture-.

Persona distinta de los sujetos procesa1es llamada a exponer al juez las


propias observaciones de los hechos acaecidos que tienen importancia en eI
pleito. —Chiovenda-.

Terceros extraños al juicio que declaran bajo juramento acerca de la


verificación de ciertos hechos que se controvierten en el proceso. —Mosquera
—.

1 94
De las definiciones dadas por la doctrina y jurispru-dencia, se desprende que
tres son los requisitos que deben concurrir para que una persona tenga dentro
del proceso. el carácter de testigo:

a.- Debe tratarse de un tercero indijerente dentro del proceso.


b. - Debe declarar sobre hechos precisos.

c. - Debe conocer Ios hechos por ho.berlos percibid.o por sus


propios sentidos o el dicho de otro.

a.- Debe tratarse de un tercero indiferente dentro del proceso

En consecuencia, no podrán ser testigos dentro de un proceso


todos aquellos que tuvieren el carácter de partes, ya sea en forma
originaria o derivada.

Tampoco podrán intervenir los terceros interesados, como son


los terceros independientes, coadyuvantes ~Ø ~ ~ndependientes~
~ .... •. . -.. ~. ~.

Es asi como la jurisprudencla ha declarado que el que figura


como demandado en el pleito aunque haya enajenado los derechos a
que este se refiere, no es habil para declarar como testigo

b - Debe declarar sobre hechos precisos

En primer lugar, debemos dejar constancia que los testigos


siempre deberán declarar acerca de situaciones de carácter fáctico,
no pudiendo rendirse prueba testimonIa1 sobre cuestiones de
derecho

En segundo lugar. es menester que eI testigo declare sobre hechos ciertos,


precisos y determinados, no pudiendo éste proceder a emitir sus declaraciones
opinIones o apreciaciones. puesto que ello corresponderã efectuarlas al tribunal
o a los peritos mediante el informe que se les recabe especificamente en
atención a sus conocimientos técnicos o científicos.

21 5
c.- Debe conocer los hechos por haberlos percibido por sus propios
sentidos o el dicho de otros

La característica básica de Ia prueba testimonial es la percepción


sensorial del hecho sobre el cual depone.

La forma de poder demostrar al tribuna1, el testigo,


de esta percepción sensorial es dando razón de sus dichos.

De manera~ que al deponer el testigo, deberá señalar al tribunal la


forma como pudo llegar a tomar conocimien~z to de los hechos acerca de los
cuales declara, 1p~.~sólo podrá~ consistir en haber tomado personalmente co-
noclmiento de ellos por haberlos presenciado o por el dicho de terceros o de las
partes.

CARACTERISTICAS DE LA PRUEBA TESTIMONIAL

1 . - Es una prueba circunstancial, no preconstituída. Se produce en


el curso del pleito.

2. - Respecto del problema de la Mediación e Inme-diación. Desde el


punto de vista legal, en la prueba testimonial prima la inmediación, puesto
que debiera rendirse ante y a través del juez.

Desde eI punto de vista de la práctica, prima la Mediación, puesto


que la prueba se rinde ante el Receptor. E1 Juez actúa generalmente
durante la rendición de la prueba sólo para resolver los incidentes que se
generan en torno a ella, lo cua1 dificulta su apreciación ante la falta de
contacto directo con el testigo al momento de prestar declaración.

3.- Es un medio de prueba indirecto, en el sentido de que el juez no


tiene acceso al hecho que se trata de probar. E1 testigo declara sobre
hechos ya acaecidos.

4.- Puede tener el carácter de Plena Prueba o de Prueba Semi-Plena


según concurran o no los requisitos legales establecidos al efecto y que
debe apreciar el tribu-nal para su determinación.

5. - Es una prueba eminentemente formalista, puesto que se


encuentra reglamentada al máxlmo por el legis-lador.

E1 Código Civil no admite este medio de prueba respecto de ciertos


actos o contratos, arts. 1 708 y 1 709. Por su parte el Código de
Procedimiento Civil establece oportunIdades rígidas para presentar listas

21 5
de testigos, incluso debe señalarse sobre qu& han de declarar los testigos,
establece las causales de inhabilidad, la forma en que deb~ tomarse las
declaraciones, sus distintos va1ores probatorios, etc.

CLASIFICACION DE LOS TESTIGOS

Se puede hacer desde tres puntos de vista:

1. Según la forma en que los testigos conocieron de los hechos.

A. Testigos Presenciales.

Son aquellos que han estado fisica y menta1mente presentes en el


momento en que acaecieron los hechos.

B. Testigos de oídas.

Son aquellos que conocieron los hechos a través del dicho de una de las
partes. -~ .ç~

C. Testigos instruffientales.

Son aquellos que intervienen en la suscripción de un documento


acreditando la veracidad de la firma de los otorgantes de acuerdo a lo prescrito
por la ley.

2.- Según las calidades o circunstancias sobre los hechos que declaran
Ios testigos

A. Testigos Contestes.

Son aquellos que están de acuerdo en el hecho y sus circunstancias


esenciales.

B. Testigos Singutares.

Son aquellos que están contestes en el hecho pero difieren en cuanto a


las circunstancias esenclales que lo rodearon.

21 5
3.- Según su capacidad para declarar en juIcio

A. Testigos ht~bites.

Son aquellos que reúnen todos los requisitos para que su declaración
tenga valor enjuicio, por no encontrar-se afectos por alguna inhabilidad
establecida por la ley. Constituyen la regla general, puesto que toda persona es
capaz para declarar enjuicio mientras la ley no establezca su inhabilidad —art.
356 C.P.C.—.

B. Testigos Irihábiles.

Son aquellos que no reúnen los requisitos para que su declaraciõn tenga
valor en juicio por encontrarse afectos por una inhabilidad legal y por haberse
ésta declarado por el tribunal.

La forma de hacer valer las inhabilidades son las tachas y ellas son
resueltas, por regla general, por el tribunal en la sentencia definitiva.

La clasificación de los testigos tiene importancia para determinar su va1or


probatorio. El máxlmo valor es el establecido respecto de los testigos contestes,
presencla-les y hábiles, los cua1es pueden llegar a constituir plena prueba.

LIMITACIONES A LA PRUEBA TESTIMONIAL

La prueba testimonial siempre ha sido mirada con desconflanza por


nuestro legislador. Ello obedece a que las declaraciones de un testigo están
condicionadas por la concurrencia de diversos factores psíquicos personales del
deponente, que pueden contribuir a que éste, en su depo-sición, no represente
ante el tribunal los hechos que le correspondiô percibir en 1~a fo~ma en que
realmente acaecieron en la realidad. ~s~mo~õs~por lds cua1~s puede
presentarse esta anoma1ía entre la realidad como acae-cieron los hechos y la
forma en que es narrada por el testigo, puede deberse a múltiples moUvos,
como son las condiciones de observación, la memoria para conservar una
adecuada representación de ~Ues, la sincerldad del deponente, etc.

Las limitaciones que se establecieron en el Código Civil, fueron las


siguientes:

1.- No es procedente la prueba de testigos paia probar un acto o


contrato que haya debido consignarse por escrito.

21 5
A1 respecto, el art. 1 708 del C. Civil, establece: No se admitirá prueba
de testigos respecto de una obligación que haya debido consignarse por
escrito.

Sobre esta materia Pothier formulaba esta regla en los siguientes


términos: E1 que ha podido procurarse una prueba literal, no es admitido a
rendir prueba testimonial cuando la cosa excede de cien libras.

Deben constar por escrito:

a.— Las obligaciones que emanan de actos o contratos solemnes, cuya


solemnidad consiste en el otorgamiento de un instrumento público o privado —
arts. 1701 y 1682 del
C. Civil-, y

b.- los actos o contratos que contienen la entrega o promesa de una cosa
que valga más de dos Unidades Tributarias —art. 1 709— o sea, se requiere la
concurrencia de tres requisitos.

1 . - Que se trate de actos o contratos.

2. - Que se refieran a la entrega o promesa de una cosa.

3. - Que la cosa entregada o prometida vatga más de dos U.T.M.


Respecto de esta última norma debemos tener pre-sente que ella debe ser
interpretada según don Arturo Alessandri R., en forma amplia, por lo que se
comprenden todos los actos o contratos que den lugar a una obligación de dar,
hacer o no hacer una cosa.

Sin embargo, don Luis Claro Solar, estima que el art. 1709, no se refiere a
toda clase de obligaciones, esto es, de dar, hacer y no hacer, porque si tal
hubiese sido la intención del legislador las palabras de la ley estarían de más, y
habría bastado decir que: Deberá.n constar por escrito los actos o contratos que
valgan más de dos U.T.M..

También, se ha dejado claramente establecido en forma reiterada por


nuestra jurisprudencia, que dicha limitación no es aplicable para los efectos de
acreditar por medio de la prueba de tesUgos, las obligaciones nacidas de delitos
o cuasidelitos.

2.- No es admisible la prueba de testigos para acreditar 1a adlciôn o


alteraclõn de lo expresado en el acto o contrato, cuando se ha extendido
escritura pú-blica o privada, contra o fuera del contenldo de dicho
lnstruniento y sobre las modificaciones verbales que se pretenda haberle

21 5
introducldo en tl, aunque se trate de una cosa cuyo valor no alcance a dos
U.T.M.

A1 efecto, el lnc. 2~ del art. 1 709 del C. Civil estable-ce: no será


admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo alguno lo
que se exprese en el acto o contrato, nI sobre lo que se alegue haberse dicho
antes, o al Uempo o después de su otorgamtento, ai~n cuando en algunas
de estas adiciones o modiftcaciones se trate de una cosa cuyo valor no
alcance a la referida suma.

En la expresión acto o contrato de que aquí se hace uso, se hace


referencia al instrumento escrito que lo con-Uene; no Uene el sentido de
declaración de voluntad que le corresponde a las mismas palabras del
inciso prImero del art. al expresar los hechos jurídicos que deben constar
por escrito: así lo determina claramente la ley al aludir a lo que~a1egue
haberse dicho antes, o al tiemp~ o despuês de su otorgamiento.

De conformidad con lo que se expresa en el Inc. 2~ del art. 1709,


no se puede)por consiguiente, rendir prueba de testigos para alterar o
modificar en más o menos el contenido del instrumento, sea público, sea
privado, en que se ha expresado lo convenido en el acto o contrato~ ~o se
puede rendir prueba testimonial CONTRA el instrumento, establecer un hecho
que contradiga sus dec1araciones~ por ej., si eI instrumento dice que Pedro le
ha prestado a Juan cien mil pesos, no será Juan admitido a probar con testigos
que sólo ha recibido un préstamo de cincuenta mil pesos.

No se puede tampoco rendir prueba de testigos para adicionar o completar


el contenido del instrumento; no se puede probar con testigos FUERA del
instrumento, esta-bleciendo que hay algo más~ convenido entre las partes~ que
lo expresado en el instrumento: por ej., el instrumento expresa que Pedro ha
prestado a Juan un millón de pesos, sin agregar nada más. No será admitido
Pedro a probar con testigos que el préstamo lo ha hecho al 8% anual y que Juan
debe pagarle esos intereses, sobre los cuales nada dice el instrumento.

Estas restricciones a la prueba testimonial se aplican:

1.- Aún cuando se limite la demanda a la suma de DOS UNIDADES


TRIBUTARIAS, si la cosa es de superior valor —art. 1710 inc. ~

La ley atiende así a la fecha del acto y contrato para determinar el valor
de la cosa, no al momento en que se ofrece la prueba de tesUgos, para
establecer la existencia de la obligación cuya ejecución se persigue; y supone
que el acreedor ha entablado su demanda de la cosa que vale más de 2 U.T.M.
y que no siéndole admisible la prueba testimonial, dado su valor, limita la
demanda a dicha suma, eludiendo así, a lo menos en cuanto a su valor, la
sanción de la prohibición de la ley.

21 5
Cuando se demande parte o resto de un crédito una suma inferior a dos
Unidades Tributarias, si ella proviene de un crédito que debió haberse
consignado por escrito, art. 1710 inc. 2.

Se manifiesta, una vez más, que el valor que se considera en esta


disposición~ es el que tenía la cosa al momento de celebrarse el acto o contrato,
pues se refiere a crédito que debiõ ser consignado por escrito y no lo fue,
hablando de pretérito, de una época anterior a la demanda de menos de dos
U.T.M. en que se declara que lo que se demanda es parte o resto de un crédito
de más de dos U.T.M.

Excepcionalmente, en los contratos consensua1es y reales se podrá


rendir prueba testimonial respecto del acto o contrato que haya debido
consignarse por escrito, siem-pre que:

a.- Exista un principio de prueba por escrito —art 1711 inc. 1 y 2—;

b. - Exista imposibilidad de obtener una prueba por escrito —art. 171 1 inc.
3—;

c.- Se trate de probar el depósito de efectos del que aloja en una posada
—art. 2.241 en relación a1 art. 2.237— o del cual entra a alguna fonda, café,
casa de billar o de baños o establecimientos semejantes —art 2.24&—; y

d. - Se trate de casos en que la ley expresamente la admite, como ocurre


con el comodato según el art. 2. 1 75 del Cõdigo Civil.

Debemos hacer presente que todas estas normas sobre limitación de la


prueba, sólo tienen aplicación respecto de los actos y contratos de carácter civil,
mas, no respecto de los actos y contratos mercantiles. De acuerdo con lo
prescrito en el art. 128 del C. de Comercio, la prueba de testigos es admisible en
negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad que importe la obligación
que se trate de probar, salvo los casos en que la ley exlja escritura pública.

LA INICIATIVA DE LA PRUEBA TESTIMONIAL

La iniciativa puede ser:

1.-Departe

2. - Det tribunaL

La iniciaUva de parte es la fundamental, puesto que sin ella no puede

21 5
haber prueba testimonial.

La iniciativa de parte puede manifestarse a través de las medidas


prejudiciales probatorias de testigos o en el curso del juicio.

La iniciativa judicial al contrario, la encontramos en Las Medidas Para


Mejor Resolver del N2 5 del Art. 159 del C.P.C.

La Prueba Testimonial como medida para mejor resolver

Art. 159 N~ 5 del C.P.C.: Los tribunales,sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se
dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas. Sin perjuicio de lo
establecido en el inciso primero del art. 431 del C.P.C., podrán dictar alguna
o algunas de las siguientes medidas:

la comparecencia de testigos que hayan declarado en jucio, para que


aclaren o expliquen sus dichos obscuros o contradictorios.

La lniciativa judicial comprende sólo el N~ 5 del arUculo 159 del C.P.C. y


tiene tres limitaciones muy im-portantes.

1 .- E1 Juez sólo puede decretar las medidas para mejor resolver luego de
citadas las partes para oír senten-cia y dentro del plazo para pronunciar ésta.

2. - E1 juez, al decretar la medida para mejor resolver de la prueba


testimonial, sólo puede exigir la presencia de testigos que ya hayan declarado
en el juicio.

3.— E1 Juez cita a los testigos con el único propósito de que aclaren sus
dichos contradictorios y obscuros.

Por eso, si no hay iniciativa de parte es imposible que haya prueba


testimonial, puesto que el tribunal sólo puede citar a los testigos que ya hayan
comparecido y declarado en el proceso, con el s8io fin de aclarar y explicar sus
dlchos oscuros y contradictonos

OPORTUNIDAD PROCESAL PARA HACER VALER LA PRUEBA DE


TESTIGOS

Exlsten tres oportunidades niuy claras

21 5
1 - Antes del juicio como medida prejudicial probatona de testigos art 286
CPC

2.- Durante eljuicio. En primera instancia sólo puede rendirse prueba


testimonial dentro del término probatorio, siempre que se cumplan Ias
formalidades ex1gidas por la ley. Hay que tener presente, eso sí, los casos de
ampliación de la prueba, art. 32 1. y la existencia de términos espe-ciales
vinculados a la prueba testimonia1 —art. 340 del
C.P.C.-.

En segunda instancia, rige la disposición contempla-da en el art. 207 del


C.P.C., que hace casi prácticamente ilusoria la prueba testimonial en segunda
instancia.

¿ Quë se requlere para que proceda la prueba testimonial en segunda


instancla?

1 .- Que sea decretada la prueba testimonial como medida para mejor


resolver. Esta es una medida para mejor resolver distinta de aquella establecida
en el art. 1 59 del C.P.C. y será muy dificil de decretarse de oficio por el tribunal,
a menos que alguna de Ias partes tome la lnIcia-tiva, puesto que sólo en ese
caso se podrá conocer la existencia de esos testigos.

2.- Que no haya sido posible rendir prueba testimo-nial en primera


instancia;

3.- Que la prueba testimonial recaiga sobre hechos que no figuren en la


prueba rendida;

4.- Que tales hechos sean a juicio del tribunal estrlc-tamente necesarios
para la acertada resolución del juicio.

¿~. La medida para mejor resolver del N2 5 del art. 159 del C.P.C.

OBLIGACIONES DE LOS TESTIGOS

Los testigos tienen tres obligaciones trascendentales que nacen de la


necesidad de la colaboración con la justicia y que tienen todos los miembros de
la comunidad organizada: Comparecer ante el tribuna1, prestar declara-ción y
decir la verdad.

i.- Obligaciôn de comparecer ante los Tribunales de Justicia

21 5
La obligación de comparecer se encuentra estableci-da en el art. 359 del
C.P.C.

Toda persona, cualquiera que sea su estado o pro-fesión, está obligada a


declarar y a concurrir a la audiencia que el Tribunal señale con este objeto.

Cuando se exija la comparecencia de un testigo, a sabiendas de que es


inútil su declaraciôn, podrá el tribu-nal imponer, a la parte que la haya ex!gido,
una multa.

Respecto de la obligación de comparecer conviene hacer las siguientes


consideraciones:

a. - Los testigos que residan fuera del territorio ju-risdiccional del tribunal
en que se sigue el juicio no tienen la obligación de comparecer.

En ta1 caso, se practicará su examen por el tribunal del territorio


Jurisdiccional de la residencia del testigo, a través de un exhorto, en el cual se
indicará copia de los puntos de prueba fijados —art. 371 C.P.C.—.

b. - Excepcionalmente, no se encuentran obligados a comparecer ante el


tribunal para prestar declaraciones como testigo las personas indicadas en el
artículo 36 1 del
C.P.C.

Respecto de las personas citadas en el N~ 1 de la citada disposición, es


de rigor tener en cuenta que, si bien es cierto que ellas no están obligadas a
comparecer, sí tienen las otras dos obligaciones de los testigos, las que
cumpiirán prestando su declaración por medio de Infor-mes u oficios y en ellos
deberán expresar que lo hacen en virtud del juramento que la ley exige a los
testigos.

Los miembros y fiscales de las C. de Apelaciones y losjueces letrados


que ejerzan sus funciones en el asiento de éstas, no declararán sin previo
permiso de la Corte Suprema, tratándose de algún miembro o Fiscal de este
tribunal, o de la respectiva Corte de Apelaciones en los demás casos. Este
permiso se concederá siempre que no parezca al tribunal que sólo se trata de
establecer, respec-to del juez o fiscal presentado como testigo, una causa de
recusación —art. 362 inc. 1 C.P.C.—. Art. 361 N 2 2. Respecto a las personas que
gozan en el país de inmunidades diplomáticas, es voluntario prestar declaraciõn
como testigo, puesto que ellos pueden excusarse, o deponer. Sin embargo, no
se podrán excusar los chilenos que ejerzan en el país funciones diplomáticas
por encargo de un gobiemo extranjero, siendo para ellos obli-gatorio el prestar
declaración. Estas personas declaran, al igual que las del N 2 1, por medio de
informes u oficios, expresando que lo hacen bajo eljuramento que la ley exige a
los testigos. La Jurisprudencia ha declarado que para la presentación del
informe en que se conUene la declaración, no hay piazo y debe tomarse en
cuenta, aunque sea agregado a los autos encontrándose éstos en estado de

21 5
dictar sentencia.

Art. 361 N9 3, los religiosos, incluso los novicios;

Art. 361 N9 4, las mujeres, siempre que por su estado o posición no


puedan concurrir sin grave molestia; y

N~ 5, los que por enfermedad u otro impedimento calificado por ei


tribunal, se hallen en la imposibilidad de poder hacerlo.

Las personas comprendidas en los tres úlUmos números sôlo tienen el beneficio
de no comparecer ante el tribunal (ío deponer, pero ello no declaran por oficio o
mediante informes~ Todas estas personas deben ser inte-rrogadas en su
morada por el tribunal de acuerdo con el procedimiento general que establece el
legislador para todos los tesugos en los arts. 365 a 368 del C.P.C. —art. 3d~inc.
final-.

2.- La obligaciôn de declarar en juicio

Esta obllgación se encuentra contemplada en el Art.359 del C.P.C. Toda


persona, cualquiera que sea su estadooprofesión, esta obllgada a declarar en la
audiencia queel tribunal señaie con este objeto.

Excepcionalmente, no se encuentran obligadas a de-clarar las personas


contempladas en el Art. 360 del C.P.C., exenclõn que se establece por razones
de secreto profesio-nal, parentesco o incriminación en un delito.

De acuerdo a ese precepto legal, no serán obligados a declarar:

N~ 1 SECRETO PROFESIONAL. Los eclesiásticos, abogados, escribanos,


procuradores, médicos y matronas, sobre hechos que se les hayan comunicado
confidencia1-mente con ocasión de su estado, profesión u oficio.

Para estas personas ei eximirse de prestar decla-raciones no constituye sólo un


derecho, sino que también un deber, puesto que la violación del secreto
profesional importa la comisión de un delito. A1 efecto, el inc. 2~ del art. 247 del
Código Penal, establece que incurrlrán en las penas de reclusión menor en su
grado mínimo a medio y multa, los que, ejerciendo alguna de las profesiones
que requieren título, revelen secretos que por razón de ellas se les hubiere
confiado.

Creemos que la enumeraciõn de las profeslones se realiza a modo


meramente ejemplar. Por eso mediante una interpretación progresiva, debe
incorporarse dentro de ella a todas las profesiones creadas con posterioridad a
la dictación del Cõdigo y en cuyo ejercicio se reconoce el deber de secreto
profesional, como es la de periodista, sicólogo. etc.

N~ 2 PARENTESCO. Las personas expresadas en los N 2s. 1, 2 y 3 del art.


358 del C.P.C., esto es, el cónyuge y los parientes consanguíneos legítimos
hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; los as-

21 5
cendientes, descendientes y hermanos ilegítimos, cuando haya reconocimiento
de parentesco que produzca efectos civiles; y los pupilos por sus guardadores y
viceversa.

N2 3. Los que son interrogados acerca de los hechos que afecten el honor
del testigo o de las personas mencio-nadas en ei número anterior, o que
importen un delito de que pueda ser criminalmente responsable el declarante o
cualquiera de las personas referidas.

Debemos hacer presente que para esas personas no existe la exención de


la obligación de comparecer, por lo que, si son citadas por el tribuna1 a prestar
declaración, ellas deberán comparecer a la audiencia de prueba testi-monia1 y
en la presencia del juez invocar su exención de declarar.

E1 tribunal, una vez hecha valer la exención de de-clarar por la persona


amparada por el beneûcio, debe proceder a reconocerlo y eximirla de prestar la
declaración para la que fue citada.

E1 testigo que no comparezca, siendo citado por el tribunal, o que


compareciendo se niegue sin justa causa a declarar, puede ser compelido
mediante la fuerza a presentarse al tribunai y apercibido con arrestos, si se
niega a declarar, hasta que deponga,de acuerdo a lo pre-visto en el art. 380 del
C.P.C.

Ello es sin perjuicio de la responsabilidad pena1 que puede afectar al


testigo rebelde, la que se encuentra tipificada como falta en el art. 494 N 2 12 del
Códlgo Penal.

3.- Obligaciôn de decir la verdad

Esta obligación es de la esencia de la prueba testi-monial y a ello se


compromete el testigo antes de prestar su declaración, prestando el juramento
que contempla el art. 363 del C.P.C.

Si el testigo falta a la verdad en sus declaraciones, contraviniendo el


juramento prestado, comete el delito de falso testimonio en causa civil, Upificado
en el art. 209 del Código Penal.

DERECHOS DE LOS TESTIGOS

Los dos derechos que poseen los testigos son:

1 -- Que se le cite para prestar declaraciõn para un día preciso y


determinado.

21 5
De acuerdo a lo señalado, el testigo tiene la obliga-ciõn de comparecer a
declarar.

Como contrapartida a ello, nuestra Jurisprudencia ha establecido que la


citación para el testigo debe ser efectuada para un día y hora precisa y
determinado.

2. - Que se le paguen los gastos que le importa su comparecencia, por la


persona que lo presenta.

E1 art. 381 del C.P.C. contempla el derecho de los testigos para requerir
de la parte que los presenta el gasto de su comparecencia.

Pueden reclamar este pago en un plazo de 20 días desde que se Ies toma
la declaración. Si transcurre el plazo sin que soliciten el pago se entiende que se
renuncia a él.

En caso de desacuerdo, estos gastos serán regulados por el tribunal sin


forma de juicio y sln ulterior recurso.

CAPACIDAD PARA SER TESTIGO

Si bien toda persona está obligada a comparecer, no todas pueden ser


testigos.

La regla genera1 es que todos son hábiles, sa1vo aqueilos que la ley
declare inhábiles para ser testigos en juicio, art. 356 C.P.C.
El legislador disUngue dos clases de inhabilidades: Inhabilidad absoluta e
inhabiiidad relativa.

INHABILIDAD ABSOLUTA

En el caso de la 1nhabilidad absoluta, todas las personas comprendidas


en a1gunos de esos casos no pueden declarar en ninguna clase de juicio.

Las inhabilidades absolutas se contemplan en el art. 357 del C.P.C. el cual


prescribe al efecto: No son hábiles para declarar como testigos:

1.- Los menores de 14 años~PPodrán, sin embargo, aceptarse sus


deciaraciones sin previo juramento y estimarse como base para una presunci

21 5
~i~ndo tengan discernimiento suficiente.

2. - Los que se hallen en interdicciõn por causa de demencia.

3. - Los que a1 tiempo de declarar, o al verificarse los hechos sobre que


declaran,se ha1len privados de la razón, por ebriedad o por otra causa.

4.- Los que carecen del sentido necesario para per-cibir los hechos
declarados al tiempo de verificarse éstos.

5-~~~rdomudos que no pueden darse a entender Çpor escrito~

6.- Los que en el mismo juicio hayan sido cohecha-dos, o hayan


cohechado o hayan intentado cohechar a otros, aún cuando no se les hayan
procesado criminal-mente.

7. - Los vagos sin ocupación u oficio conocido.

8.- Los que en concepto del tribunal sean indignos de fe por haber sido
condenado por delitos; y

9. - Los que hagan profesión de testificar en julcio.

INHABILIDAD RELATIVA

Las personas comprendidas en los casos de inhabl-lidad relativa pueden


declarar en todos los juicios, sa1vo en aquellos que la ley los declare inhábiles
para declarar. Los motivos por los cuales se establecen estas inhabilidades
obedecen a razones de parentesco, dependencia, interés en el pleito y amistad
o enemistad, con alguna de las partes del juicio.
Las causales de inhabilidad relativa, se encuentran contempladas en el
art. 358 del C.P.C., eI cua1 prescrlbe al efecto que: Son también inhábiles para
declarar:

1 .- E1 cõnyuge y los parientes legitimos hasta el cuarto grado de


consanguinidad y segundo de afinidad de la parte que los presenta como
testigos;

2.- Los ascendientes, descendientes y hermanos ile-gítimos, cuando haya


reconocimiento dei parentesco que produzca efectos civiles respecto de la parte
que solicite su declaración.

Respecto de estas causales de parentesco, se ha declarado por la


jurisprudencia que no puede invocarse Ia tacha de parentesco si es la parte
contraria la que recaba sus dichos, y en cualquier evento ia misma ley faculta al

21 5
testigo para negarse a declarar en razôn de su parentesco;

3.- Los pupilos por sus guardadores y viceversa;

4.- Los criados domésticos o dependientes de la parte que los presente.

Se entenderá por dependiente, para los efectos de este artículo, el que


preste habitualmente servicios retri-buidos al que lo haya presentado por testigo,
aunque no viva en su casa;

5. - Los trabajadores y labradores dependientes de la persona que exige


su testimonio;

6.- Los que a juicio del tribunal carezcan de la imparcia1idad necesaria


para deciarar por tener en el pleito interés directo~indirecto; y

7.- Los que tengan íntima amistad con la persona que los presenta o
enemistad respecto de la persona contra quien declaren.

La amistad o enemistî~ deberán ser manifestadas ~ hechos graves que eI


tribunal calificará según las circuns-tancias.

Las inhabilidades que menciona este artículo no podrán hacerse valer cuando la
parte a cuyo favor se hallan establecidas, presente como testigos a las mismas
personas a qui~nes podrían aplicarse dichas tachas.

PARALELO ENTRE LAS INHABILIDADES


ABSOLUTAS Y RELATIVAS

La disUnción entre inhabilidad absoluta y relativa no reviste mayor importancia


en lo que se refiere a la deter-minación del valor probatorio de las declaraciones,
por cuanto la ley otorga a ambos el mismo efecto, cual es de privar de valor a
las declaraciones de los testigos inhábiles en el caso de ser acogida Ia tacha a
través de la cua1 se hizo valer.

No obstante, la distinción entre las inhabilidades absolutas y relativas tienen


importancia para los siguien-tes efectos:

1.-Para determinar la forma y el momento en que el tribunal puede


pronunciarse acerca de Ia inhabilidad

E1 juez tiene la facultad de repeler de oficio sin necesidad de tomarle


declaración, aún sin que se haga va1er tacha alguna por las partes, al testigo
que adolezca de alguna inhabilidad absoluta art. 375 del C.P.C.

21 5
En la práctica ello se traduce en que, antes de que el testigo preste su
declaracion la contraparte lo tacha Si el tribunal aprecia que es una inhabilidad
absoluta, puede acogerla siempre que el testigo aparezca notoriamente
comprendido dentro de ella, e impedir que preste declara-ción. En el caso que
se formule una tacha por una causal de inhabilidad relaUva por la parte, aunque
sea esta no-toria, se le deberá tomar declaración a1 testigo y se pro-nunciarã el
tribunal respecto de esa tacha en la sentencia definiUva. Además, el tribunal no
se encuentra facultado para declarar de oficio una inhabilidad relativa, sin perjui-
cio de la facultad que tienen para apreciar el va1or proba-torio de su deposición
al determinar los hechos en la sentencia definitiva.

2.- La purga de las tachas

Las causales de inhabilidad absoluta no son renunciables por las partes y


el tribunal puede siempre repeler de oficio la declaración de los testigos que se
en-cuentren notoriamente afectos a una causa1 de Inhabill-dad absoluta.

Las Inhabilidades relativas pueden ser expresamente renunciadas de


hacerse valer por las partes. Además exis-tirá una renuncia táclta en el caso de
no hacerse ella valer por la parte en la oportunidad lega1 o en el evento de la
purga de ellas.

FORMA DE MATERIALIZAR LA INICIATIVA DE


PARTE PARA RENDIR LA PRUEBA TESTIMONIAL

Presentaclón de la lista de tesugos y minuta de pun-tos de prueba.

Existe una doble carga para Ia parte que desea ren-dir prueba testimonial
dentro del proceso.

21 5
1 .- Presentación de una lista de testigos, en la cual se contenga la
individualización de las personas que van a declarar.

2.- Señalar los puntos sobre los que van a declarar las personas
individualizadas.

La regla general es que deben presentarse dentro de los cinco días


siguientes a la úlUma notificación de la resoluciõn que recibe la causa a prueba.

Sin embargo, si se ha presentado recurso de reposi-ción respecto de la


resolución que ha recibido la causa a prueba, este plazo de cinco días, se
cuenta desde la no-Uficación por el estado de la resolución que se pronuncia
sobre la última solicitud de reposición.

Art. 320 C.P.C.

Respecto de la oportunidad para presentar la lista de testigos, debemos


hacer las siguientes especificaciones:

1.- La lista de testigos se presenta antes de comenzar a correr el plazo para


su presentaciõn de los cinco primeros días del têrmino probatorio

A1 respecto, la Jurisprudencia ha sido contradictoria, pues en algunas


sentencias se ha señalado que dada la expresión que se emplea por la citada
disposición —dentro de— la presentación anticipada es extemporánea, como
asi-mismo io es la que se presenta después del piazo señalado por la ley. En
cambio, otros fallos han sostenido que es váiida la lista de testigos que se
presente antes de que hubiere comenzado a correr el plazo para su
presentación.

En consecuencia, si una parte ha presentado su lista de testigos dentro de


los cinco días siguientes a la última notificaciõn de la resolución que recibe la
causa a prueba, y ella u otra parte deduce recurso de reposición en contra de
esa resolución, para evitar cualquier discusión al res-pecto, será preferible
reiterar la presentación de la lista dentro de los cinco días siguientes a la
notificaciõn por el estado de la resolución que se pronuncla acerca de la última
reposición.

2.- La lista de testigos se presenta transcurrido el plazo establecido


por la ley

En esta materia no se advierte discrepancia alguna. Ei piazo para


presentar la lista de testlgos, ES FATAL. Por lo que la lista presentada una
vez transcurrido éste, se debe tener por no presentada por haberse
exunguido o preciuido la facultad, de acuerdo a lo establecldo en el art. 64
del C.P.C.
Requlsitos que debe cumplir la lista de testigos

La parte que desea valerse de la prueba testimonial debe presentar


una lista de tesUgos, en la que debe expre-sar el nombre, apellido,
domicilio, profesión u oficio de ellos. La indlcacióri del domlcilio deberá
contener los datos necesarios a juicio del juzgado para establecer la
identifi-cación del testigo -art. 320 inc. fina1 C.P.C.—.

Para los testigos que declaran en el extranjero, también debe


precisarse la naciõn, ciudad y domlcilio.

Si un testigo está mal individualizado, la contraparte puede oponerse


a que preste declaración; esta situación se conoce como inhabilidad genera1.
A1 efecto, se ha declarado por nuestros tribunales de justicia~ que no debe
examlnarse al testigo cuya identidad se desconoce expresamente, si al ir a
declarar da un nombre y residencia diversos a los que aparecen en la lista
respectiva.

Esta mala individualización de la lista de los testigos, impedirá que ellos


presten declaración siempre que se base en motivos serios que hagan dificil o
imposible su individualización.

Una omisión u error en las menciones de la lista de tesugos que no impida


individualizarlo, no constituye in-conveniente insuperable para que se le tome
declaración.

Efectos de la presentación de la lista de testigos

Debemos hacer presente que no existe llmitación en cuanto al número de


testigos que pueden incluirse en la lista, puesto que ella se establece solamente
en lo que dice relación a1 número de testigos que efectivamente se pre-sentará
a declarar en la causa.

En todo caso, sólo pueden declarar las personas señaladas en la lista de


testigos de acuerdo a lo prescrito en el inc. 2~ del art. 372 del C.P.C.

En consecuencia, si no se presenta lista de testigos, no habrã prueba


testimonial en el proceso.

Existen dos excepciones a esta regla en el art. 372 del c.P.C.


1 .- El tribuna1 puede admitir a otros testigos no contempiados en la lista,
en casos muy calificados y siempre que jure la parte que confeccionó la lista que
no tuvo conocimiento de ellos, al momento de su presentación.
2.- También pueden deponer testigos no contemplados en la lista, si las
partes se ponen de acuerdo en ello.! La oportunidad y forma de presentar la lista
de testigos varía según eI tipo de procedimiento.

Ante qulén se presenta la lista de testigos y tribunal aI cual declaran

La lista de testigos debe presentarse ante el tribunal que conoce de la


causa y normalmente ante ese mismo tribunal declaran los testigos.

Sl han de declarar testigos que residen fuera dei territorio del tribunal que
conoce de la causa, se practicará su ex~men por el tribunal que corresponda, a
quien se remitirá copia de los puntos de prueba fijados.

E1 examen se realizará según ias reglas genera1es, pudiendo las partes


hacerse representar por encargados, de conformidad a1 art~de1 C.P.C. -art. 371
del C.P.C.—.

Sobre esta materia cabe formular las slguientes ob-servaciones:

a.- La residencia del testigo es la que determina~ cuål es el tribunal al que


deberá remitirse el exhorto para su examen.

Empero, no existe inconveniente para que la parte que presente al testigo


lo haga ante el tribunal que conoce de la causa.

b. - En el exhorto deberá contemplarse no sólo la solicitud y la resolución


que da lugar a él, sino que también fotocopia autorizada de los principales
escritos del período de discusiõn, de la resolución que recibe la causa a prueba,
de la lista de tesugos y de ia minuta de puntos de prueba, porque eso le
permitirá resolver al tribunal exhortado con los antecedentes suficientes
cualquiera in-cidencia que se presente durante la rendición de la prueba
testimonial.

c.- A~in cuando no es necesario, de acuerdo a lo previsto en ei inc. final


del art. 71 del C.P.C., sería con-veniente que en el exhorto se estableciera
expresamente la facultad para el tribunal exhortado, de fijar la o las au-diencias
en las cuales se rendirá la prueba testimonla1.

d. - Se ha resuelto que para la va1idez de las diligen-cias probatorias ante


el juez exhortado, la ley sólo exige que se practiquen previo decreto del juez
exhortante, no-Uficado a las partes, de suerte que éstas deben apersonarse
ante el tribunal exhortado de un modo expreso y de esa manera proceder a su
respect6~Í~a notificación de la reso-luciones que se dicten por éste.

No obstante, excepcionalmente en las querellas po-sesorias no procede el


interrogatorio por exhorto de los testigos, puesto que deben serlo por el que
conoce de la respectiva querella -art. 559 y 568 C.P.C.—.
MINUTA DE PUNTOS DE PRUEBA

La resolución que recibe la causa a prueba fija los hechos substanciales,


perUnentes y controvertidos, pero a las partes se le da la posibilidad de
desglosarlos en puntos de prueba sobre los que recaerá la prueba testimonIa1.

Sanción por la no presentaciôn de la minuta

La ley no señala ninguna sanción específlca por la no presentación de la


minuta de puntos de prueba. Creemos que la única consecuencia que acarrea
esta omisión, es que los testigos deben declarar a1 tenor de los hechos que fija
el tribunal en la resolución que recibe la causa a prueba.

Audiencia en que se rinde la prueba testimonia1

Es indispensable que las partes sepan con absoiuta certeza la oportunidad


en que deben rendir su testimonial, siendo necesario por eso, que el tribunal fije
día y hora para la realización de las audiencias destinadas al efecto.

E1 art. 369 del C.P.C. establece que: E1 tribunal, atendido el número de


testigos y el de los puntos de prueba, seña1ará una o más audiencias para el
examen de los que se encuentren en el departamento —hoy territorlo
Jurisdiccionai—.

La audiencia para recibir la prueba tesUmonial se puede fijar seña1ando el


día y la hora en la misma reso-lución que recibe la causa a prueba o en una
resolución posterior. Si se procede a través del exhorto, es el tribunal exhortado
el que fijará el día y hora para la rendición de la prueba testimonial.

En todo caso, la Jurisprudencia de nuestros tribuna1es~ ha seña1ado que


la d~signaciôn del día y hora para el examen de los testigos es un trámite
esencial y de ella debe darse conocimiento oportuno a las partes,para que
puedan ejercer las acciones inherentes a la defensa de sus derechos.

Si las partes no Uenen seguridad de que los testigos concurran a declarar,


es conveniente asegurar la comparecencia del testigo, lo que se logra a través
de su citación judicia1 )que para estos efectos tienen extraordinaria importancia,
puesto que si no comparece el testigo citado judicia1mente, estamos frente a un
caso de impedimento para rendir la prueba testifical, lo que autoriza solicitar un
término probatorio especia1.
Esta es una forma indirecta de vencer la fata1idad de término probatorio
ordinario para rendir la prueba testi-monial.

S1 el testigo no es citado judicialmente y no compa-rece, se ha


estimado .que ello no constituye un lmpedimen-to para los efectos de solicitar un
término especia1 de prueba.

E1 art. 380 del c.P.c. reglainenta la citación judicia1

1 . - Puede solicitarse la citación judicia1 del testigo al presentarse la lista


de testigos o con posterioridad, pero hasta antes de la audiencia de prueba.

2.- E1 tribunal puede decretar siempre la citación judicia1.

3. - E1 citado judicia1mente que no comparezca, pue-de ser arrestado, e


incluso si compareciendo se niega sin causajustilìcada a declarar, podrá ser
mantenido en arresto hasta que preste su declaración —art. 380 C.P.C.—.

SISTEMAS DE DECLARACION

Para los efectos de prestar declaración los tesUgos, se conocen los


siguientes sistemas:

1 . - Sistema de la LIBRE EXPRESION, en el cual los testigos pueden


declarar libremente todo lo que saben respecto de los hechos.

2.- Sistema de la DECLARACION DIRIGIDA. en el cual los testigos


declaran a1 tenor de las preguntas que les son formuladas por el tribunal o las
partes.

3. - Sistema ECLECTICO O MLXTO, en eI cual los testigos declaran


libremente todo lo que saben sobre los hechos, y luego son interrogados por el
tribunal y las partes.

En el procedimiento civi1,~ se aplica el sistema de declaración dirigida,


puesto que los testigos no deponen libremente sobre lo que ellos conocen, sino
que deben limitarse a dar respuesta a las preguntas que les formule ~\ el Juez y
las partes, arts. 365 a 367.

FORMALIDADES PARA RENDIR LA PRUEBA TESTIMONIAL


Para la materialización de la prueba testimonia1 se
deben seguir los siguientes trãmites:

1.- Intervenciôn del Receptor

De acuerdo al art. 390 del C.O.T., corresponde a los receptores actuar


como miristro de fe, en los juicios civi-les, para la recepción de la prueba
testimonial y en la diligencia de absoluciõn de posiciones, así fluye de los
dispuesto en el Inc. 2~ del art. 370 del C.P.C: ~Después de leídas por el
receptor en voz alta y ratfficadas por el testigo, serán fìrmadas por el juez, el
declarante, si sabe, y las partes, si tainbién saben y. se hallan presentes, autori-
zãndolas el receptor, que servirá también como actuario en las incidencias
que ocurran durante la audiencia de prueba.

De lo anterior, resulta que el Secretario del tribunal no tienen intervención


alguna en la diligencia de la prueba y jamás puede suplir a1 Receptor respecto
de las funciones que la ley le ha asignado al respecto.

2.- Juramento

Antes de examinar a cada testigo, se le hará prestar juramento al tenor de


la fórmuia establecida en el art. 363 dei C.P.C.

Este juramento es esencia1 para la va1idez de la declaración de los


testigos, salvo el caso del art. 357 N~ 1 del C.P.C., que se reflere a ia posibilidad
de que se acepte la declaración de un menor de catorce años sin previo
juramento, cuando tenga discernimiento suflciente, pu-diendo estimársela como
base de una presunción judicial.

3.- Orden y medidas que deberá adoptar el tribunal para que declaren los
testigos

A. - Los testigos de cada parte son interrogados se-parada y


sucesivamente, declarando primero los del de-mandante; sin que puedan
presenciar unos las deciaracio-nes de los otros.

B.- E1 tribunal debe adoptar las medidas conducen-tes para evitar que los
testigos que vayan declarando puedan comunicarse con los que no hayan
prestado declaración —art. 364 C.P.C.—.
C.- E1 tribunal procurarã también, en cuanto sea posibie, que todos los
testigos de la misma parte sean examinados en la misma audiencia —art. 369
inc. 2—.

D.- La deciaración constituye un solo acto que no puede interrumpirse sino


por causas graves y urgentes -art. 368 C.P.C.-.

4.- Forma de prestar la declaración

a.- Por disposiciõn de la ley, los testigos deben ser interrogados por el
juez, y si el trlbunal es colegiado, por uno de sus ministros a presencia de las
partes y de sus abogados, si concurren al acto —art. 365 C.P.C.—.

En la práctica, desgraciadamente no ocurre como Io ordena la ley, pues


generalmente son los receptores los que en presencia de los abogados,
interrogan a los testigos al tenor de la minuta de los puntos de prueba o de los
hechos substanciaies y pertinentes, establecidos por el Juez como
controvertidos en la resolución que recibió la causa a prueba, según sea el caso.

b.- Los testigos deben responder de una manera clara y precisa a las
preguntas que se les hagan, expre-sando la razón de sus afirmaciones. Para
contestar las preguntas no se les permitirá llevar escrita su declaración, art. 367
C.P.C.

Si algún testigo no entiende o no habla castellano, será examinado por


medio de un interprete —art. 382
C.P.C.-.

c.- El testigo, antes de comenzar a declarar puede ser interrogado por la


contraria, por conducto del juez, sobre hechos conslltutivos de a1guna causai
que pueda servir para tacharlo, siendo en la práctica el Receptor, quien des-
empeña esta función en lugar del juez -art. 366-.

Concluidas tales preguntas, la contendora, podrá si procede, formular la


tacha pertinente, en caso de no ha-cerlo precluirá su derecho de inhabiiitar al
tesUgo con posterioridad.

De ia tacha formuiada, se conferlrá traslado a la parte que presenta a1


testigo.

Esta puede adoptar dos actitudes:

a. - Pedir que se omita la declaración del testigo y que se reempiace por la


de otro testigo hábil, si lo hubiere, siempre que flgure en la nómina respectiva —
art. 374 C.P.C.— o;
b. - Solicitar el rechazo de ia tacha formulada, la que no impedirá el
examen del testigo Impugnado, dejándose la tacha para ser resuelta en la
sentencia definItiva. Sólo en caso de tratarse de una tacha fundada en una
inhabi-lidad absoiuta notoria podrá el tribunal repeler de oficio la declaración del
testigo —arts. 375 y 379 C.P.C.—.

(~- Concluidas las preguntas de tacha, se hayan formuiado éstas o no, se


procede enseguida a interrogar al testigo acerca de los hechos de la causa.

Comienza ei interrogatorio del testigo con las pre-guntas que le formula ei


juez —en la práctica el receptor— al tenor del interrogatorio contenido en la
minuta, para el caso de haberse acompañado, caso contrario, sobre los puntos
de prueba que se hubieren fijado en la resolución pronunciada por el tribunal,
pudiendo exigir también a los testigos que rectifiquen, esclarezcan o precisen
las aseve-raciones hechas —art. 365 C.P.C.—.

d.- Luego, la parte que presenta al testlgo, tiene el derecho de


repreguntarlo. esto es, a dirigir por conducta dei juez - receptor - las preguntas
pertinentes para que el testigo aclare, complemente, rectifique, esclarezca o
precise los hechos sobre los cuales se invoca su testimonio.

A su vez, la parte contraria también tiene la facultad para contrainterrogar


al testigo, siempre por intermedio del juez de la causa, art. 366 dei C.P.C.

e.- Las partes tienen el derecho de oponerse a las preguntas hechas por
(ei Tribunal o~la contrarla, por no ser procedentes, o sea, por no encuadrarse
dentro de los hechos substanciales, pertinentes y controvertidos de la causa,
respecto de los cuales se ha presentado a declarar el testigo.

A la oposición en contra de una pregunta, se le da tramitación de


incidente. Puede darse la situación de que una de las partes pierda en la
audlencia dos o más In-cidentes, siéndole aplicabie los dictados del art. 88 del
C.P.C.

f. - Finalmente, de todo 1~ obrado en la diligencia testlfical, se debe


levantar un acta de acuerdo a lo previsto en el art. 370 del C.P.C.: Las
declaraclones se consigna-rán por escrlto, conservándose en cuanto sea
posible las expreslones de que se haya valido el testigo. reducidas al menor
número de pa1abras. Después de leídas por el re-ceptor en voz alta y
ratificadas por el testigo, serán firrna-das por el juez, eI declarante, si sabe, y las
partes, si también saben y se halian presentes, autorizándolas un receptor, que
servirá también como actuario en las inci-dencias que ocurran durante la
audiencia de prueba.

5.- Número de testigos que pueden presentar a declarar cada parte


E1 Códlgo de Procedimiento Civil reglamenta el nú-
mero de testigos que debe presentar cada parte, pudiendo presentarse hasta
seis testigos sobre cada uno de los hechos que deben acreditarse -art. 372
inc. 1 C.P.C.— haciendo clara referencia a aquellos fijados por el tribunal en
la resolución en que se recibe la causa a prueba, y no a los consignados por las
partes en la minuta acompañada conjuntamente con la lista de tesUgos.

LAS TACIIAS

A. CONCEPTO

Constituyen el medio procesai de hacer va1er la inha-bilidad que afecta a


un testigo.

B. SUJETO ACTIVO

E1 sujeto activo de la tacha, es aquel en cuyo bene-ficio está establecida y


que Uene la facultad de hacerla valer o no, siendo la parte en contra de la cuai
se presenta a declarar el testigo.

Se renuncia a la formulación de la tacha en forma tácita, al dejar


transcurrir la oportunidad procesal sin haceria valer.

La renuncia es expresa cuando, a pesar de saberse \ las causales de


inhabilidad, no se hacen valer. )
La inhabilidad se hace valer respecto del testigo de la contraparte y no
contra el de la misma parte.

C. OPORTUNIDAD PARA HACER VALER LAS TACHAS

Para establecer la oportunidad que se posee para formular la tacha, hay


que distinguir dos situaciones:

1.-Testigos comprendidos ert 1a nómina.

2. - Testigos que nofiguren en la lista, pero son admi-tidos a declarar


cumpliendo los requisitos legales.

Primer caso: La oportunidad procesai para hacer va-ler ia tacha, es ei


período que media desde la presentación de la lista y hasta antes de comenzar
el testigo a prestar su declaración.

En el instante en que empieza la declaración del testigo, precluye el


derecho de hacer valer la tacha.

En la práctica, lo que se hace es,. tachar al testigo en la misma audiencia


de prueba. No obstante, es posible su eJercicio por medio de ia presentación de
un escrito antes de ia audiencia fijada para recibir la testimoniai.

Segundo caso: Respecto de los testigos admitidos a declarar sin estar


contemplados en la Iista de testigos, este plazo es mayor por cuanto no se ha
tenido oportunIdad y posibiiidad de conocer a1 1ndividuo~ que declara. En esta
situación el piazo para formular la tacha~ se amplía,comprendiendo Ios TRES
DIAS subsiguientes al examen del testigo —art. 373 inc. 1 C.P.C.—.

D. FORMULACION DE LAS TACHAS

En la audiencia de la prueba testimonial, antes que los testigos comiencen


a prestar declaración sobre los hechos de la causa, la parte en contra de la cuai
se ha presentado el testigo, puede formularle las interrogaciones que estime
convenientes y según las respuestas de los testigos, apreciará si respecto de
ellos concurre alguna causal de Inhabilidad.

Con dichas respuestas o con los antecedentes que posee la parte sobre la
materia, ésta puede decidir hacer va1er o no aigunas de las inhabiiidades
establecidas por la ley, en contra del testigo.
La forma de tachar al testigo es invocando alguna de las causa1es
establecidas por la ley en los arts. 357y 358 del C.P.C. y señalando con claridad y
precisión los hechos que la configuran —art. 373 inc. 2~ del C.P.C.—.

E. EFECTOS DE LAS TACHAS

La formulación de la tacha puede producir los si-guientes efectos:

1 . - Formuiada la tacha y antes que el tesUgo comien-ce a prestar


declaración sobre los hechos del pleito, la parte que presenta a1 testigo puede
solicitar que se omita la declaración del testigo tachado, reemplazando esa de-
c1aración,~ por la de otro testigo de la lista. Es una facultad de la parte -art. 374
del C.P.C.—.

2.- La parte que presenta ai testigo, puede oponerse a ella y optar por
insistir en que éste deponga, en cuyo caso se admitirá que preste deciaraclón el
testigo, que-dando la tacha para ser resuelta en la sentencia definitiva —art. 375
dei C.P.C.-.

3.- E1 tribunal puede repeler de oficio la declaración de un testigo que


aparezca notoriamente comprendido en alguna de las causaies de inhabilidad
absoluta —art. 375 del C.P.C.—. Esta resolución es apeiable y se concederá en
el sSio efecto devolutivo.

F. TRAMITACION DE LAS TACHAS

Se tramitan como incidente en el mismo acto y en forma verbai. E1


Incidente en este caso se traduce en escuchar a la contraparte.

Puede ocurrlr que los hechos en que se fundan las tachas no resuiten
reconocidos, de acuerdo al tenor de las decla-raciones del testigo. Entonces, si
el tribunal lo estima necesario reciblrá ia tacha a prueba, la cual se rendirá
dentro del término otorgado para la cuestión principal, pero~ si éste se
encuentra vencido o io que de él reste no es suficiente, se ampliará para el solo
efecto de rendir prueba de tachas hasta completar diez días, pudiendo además
solicitarse aumento extraordinario, en los mismos términos a que se refiere el
artícuio 329 del C.P.C.

La resolución que ordena recibir prueba sobre ta-chas opuestas, son


inapelables —art. 379 C.P.C.—.
G. TACHAS DE TESTIGOS DE TACHAS

Se pueden presentar testigos para probar las tachas formuladas respecto


de los testigos de la cuestión prlnci-pai. Respecto de estos testigos pueden a su
vez hacerse valer causa1es de inhabilidad. Mas, en este caso, no se admitirá la
prueba de testigos para probarlas. Sin perjui-cio que el tribunal acepte otros
medios probatorios, sin abrir término especial, y tome en cuenta las incapacida-
des que contra los mismos testigos aparezcan del expe-diente -art. 378 C.P.C.
—.

D6nde y cómo se resuelve la Tacha

Normaimente el tribunal se pronuncia sobre las causales de tacha en


la parte resoluUva de la sentencia deflnitiva —art. 379 inc. 2—.

Si el tribunal acoge la tacha formulada en contra del testigo, la


declaración de éste carecerá de valor. En tanto, si se rechaza la tacha
deducida en contra del testigo, su dec1araciõ1~1 tendrá validez, y su mérito
probatorio deberá determiflario ei tribunal al dar por establecidos los hechos
dentro de la sentencla definItiva que pronunciará para resolver ei conflicto
sometido a su decisión.

Si bien la resolución de Ias tachas está comprendida en Ia sentencia


definitiva. este aspecto de la resolución no Uene el carácter de tal. sino que
conserva su naturaieza jurídica de una sentencia interlocutoria Insertada en Ia
sentencia definitiva. Es por eIio que en esta parte esa re-solución se regirá por
las reglas de la sentencia inter-locutoria, especialmente en lo que se refiere a la
proceden-cia de ios medios de impugnación que concede la ley.

En contra de la resolución que resuelve Ia tacha no procede el recurso de


casaciôn en la forma, puesto que es una sentencia interlocutoria que no pone
término al JuicIo o hace lmposibie su prosecusión.

VALOR PROBATORIO DE LA PRUEBA TESTIMONIAL

Hay que tener presente las limitaciones de los arts. 1708 del Código Civil
al 171 1 del mismo texto de leyes.

Respecto del valor probatorio hay tres situaciones generales y un caso


especifico.
1.- Declaraciones de Testigos Menores de catorce años

Pueden aceptarse sus declaraciones cuando las presten los que tengan
discernimiento suflciente, circunstancia que queda sujeta a la apreciación
prudenciai del tribunal, y en tal caso, sirven de base para una presunción
judicia1.

2.- Testigos de oídas

Son los que conocieron los hechos a través del dicho de otra
persona o de alguna de las partes.

Las deciaraciones de los testigos de oídas basadas en el dicho de


otras personas, sólo pueden servir de base para una presunción judicial.
Sin embargo, cuando se refieren a lo que el testigo oyó decir de las partes,
son válidas siempre que sirvan para esciarecer el hecho de que se trata —
art. 383 C.P.C.—.

3.- Declaraciones de los Testigos Presenciales

La ley establece un va1or probatorio decllnante, se-gún los


requisitos que reúnen las declaraciones de los testigos. Estas normas
están contempladas en el artículo 384 del C.P.C. siendo ellas las
siguientes:

1.- La declaración de un testlgo imparcial y verídico constituye una


presunción judicial, que el Tribunal apre-ciarã de acuerdo a su gravedad y
precisión suficiente para formar convencimlento.

Puede observarse, tanto en esta como en Ias demás que se


describen en el artículo 384, que el Iegislador deja a criterio del Juez la
apreciación de este medio probatorio, como asimismo çlé la caiidad del
tesUgo~ singular y (Ia ca1ificación de las condiciones de gravedad y de~
la presunción judicial que puede despren-derse de la declaración del
testigo.

2.- La~ dec1araci6n~š de dos o más testigos contestes en el


hecho$ ÿ~us circunstanclas esenciales, sln tacha~, legalmente examinados y
que den razón de sus dlchos, podrá~í constituir plena prueba cuando no haya
sido desvirtuada por otro medio de prueba.

Sabemos que los testigos son contestesQ cuando se hailan


substanciaimente de acuerdo en el hecho y en sus circunstancias esencia1es.

Aparte de lo anterior, la ley exlge que taies testigos han de serlo sin tachas
y lega1mente examinados y que den razón de sus dichos, es decir, deben
manifestar al tribuna1~ la forma como han tomado conocimiento de los hechos
sobre los cua1es prestan declaración en la causa.

Como última exigencia, se requiere para que consU-tuya plena prueba,


que no haya sido desvirtuada por otra prueba en contrario.

3.- Cuando las declaraciones de los testigos de una parte sean


contradictorias con las de los testigos de la otra, •~ tendrán por cierto lo que
declaren aquellos que)a~n siendo en menor número, parezca que dicen la
verdad por estar mejor instruidos de los hechos, o por ser de mejor fama, más
imparciaies y verídicos, o por hallarse más conformes en sus declaraciones con
otras pruebas del proceso.

Contempla la hipótesis que los testigos de una parte sean contradictorios


con los de la otra parte y en este ~ caso se atenderá a la calidad de los testigos,
a las circuns-tancias y al modo más verosímil de c6mo habrían aconte-cido los
hechos, mãs que al número de los testigos.

4.- Cuando los testigos de una y otra reúnan iguales condiciones de


ciencia, imparcia1idad y veracidad,se atiende al número de los testigos,de
acuerdo a lo que declaren los que son mayo~n número.

En este caso al ser iguales las calidades, ciencia, imparcialidad y


veracidad, se tendrá por cierto lo que declare el mayor número.

5.- Cuando los testigos de una y otra parte sean igua1es en circunstancias
y número,de tai modo que la sana razón no pueda inclinarse a dar más crédito a
los unos que a los otros, tendrãn igua1mente por no probado el hecho.

Alude a la misma hipótesis del N~ 4 en un~ grado de mayor avance.


Reúnen los testigos las mismas condiciones y número, teniendo en este caso el
tribunal por no proba-dos los hechos.

6.- Cuando sean contradictorias las declaraciones de los testigos de una


misma parte, las que favorezcan a la parte contraria se considerarãn
presentadas por ésta~, apreciándose ei mérito de todas ellas en conformidad a
las reglas precedentes.

Contempia la hipótesis de la ADQUISICION PROCESALJos testigos de


una mlsma parte son contradictori~s entre sf, y en tal caso ios testigos de una
parte que favo-rezcan a la contraparte se considerarán presentados por ésta.

Nuestra Jurisprudencia ha señaiado respecto a estas normas, que la


historia fidedigna del art. 384 del Cócligo de Procedimiento CIvil, manifestada en
el Acta de la Comi-sión, demuestra que los tribunales tienen amplla libertad para
apreciar el mérito probatorio de las declaraciones, de tal manera que pueden
desestimar no sólo el dicho de uno, sino de cualquier número de testigos,
cuando no fueren dlgnos de fe. En la oportunidad referida se reemplazó la
expresión hará por podrá constituir.

Por otra parte, los arts. 383y 384 utilizan expresio-nes como imparcialidad,
gravedad, precisiôn, mejor fama, más imparciales y verídicos, eiementos todos
que requieren una apreciación por parte de los jueces de la instancia según las
facultades que el legislador 1e~ha otorgado para elIo, no existiendo para tal
efecto una norma sustentada en el sistema de la prueba lega1, a1 no ser el
legislador quien se ha encargado de establecer en forma anticipada y obligatoria
el va1or que se ha de dar a la tesUmoniai. Por otra parte, el que se haya
otorgado al juez de la instancia la facultad de ponderar ei valor de ia prueba
tesllmonIal rendid~1i~ d~berá hacerlo en forma razonada y aplicando (,para elio)
las reglas de la lóglca y las máximas de la experiencia.

Este criterio ha sldo ratificado por la Jurispruden-cia de la Excma. Corte


Suprema como tribunai de ca-sación.

Respecto del vaior de las declaraciones de los testi-gos tenemos el caso


especial del artículo 429 del C.P.C., que se refiere a ia impugnación de una
escritura pública por falta de autenticidad, por medio de cinco testigos que
reúnan los requisitos del N~ 2 del art. 384 del C.P.C., es decir, testigos
presenciales, contestes y hábiles lega1mente examinados que den razón de sus
dichos. E1 tribunal ca-liflca estas deciaraciones de acuerdo a las reglas de la
sana crítica.

LA PRUEBA DE CONFESION

CONCEPTO

La confesión como medio de prueba es el reconoci-miento expreso o


tácito que hace una de las partes y en su perjulcio respecto de hechos
controvertidos, substanciales y pertinentes.
REQUISITOS

Los elementos o requisitos que deben concurrir para que nos


encontremos en presencia de la confesión como medio de prueba, son Ios
siguientes:

1 . - Deciaración uniiateral de voluntad exenta de vi-cios, que emana


de una de las partes del proceso.

2. - E1 reconocimiento debe recaer sobre hechos pre-cisos y


determinados, que sean trascendentes para la re-solución del conflicto;

3.- E1 reconocimiento debe perjudicar a la parte que formula la


declaraciõn;

4. - E1 reconocimiento debe efectuarse con la inten-ción conciente y


dirigida del confesante de reconocer un hecho que le perjudica.

ANALISIS DE LOS REQUISITOS

Primer requlsito. - La confesión es un acto jurídico procesa1 uniiaterai,


que emana de una de las partes del proceso con capacldad para materiaiizarlo
dentro de él; asimismo, constituyendo una manifestación de voluntad, para que
produzca efectos dentro del Juicio, debe estar exenta de vicios.

Como una derivación de nuestra anterior asevera-ción, reciben cumplida


aplicación las normas generaies del Derecho Clvil, que rigen en todo acto
jurídico salvo norma expresa en contrario; por ta1 motivo adolecerá de nulidad la
confesión que se hubiere prestado con error, fuerza o dolo.

En el Código de Procedimiento Civi1~ s6lo se ha tra-tado específicamente


el error de hecho como un vicio que afecta a la confesión y que permite su
revocación, art. 402 C.P.C. Mas, no existe inconveniente alguno para que la
confesión sea anulada en caso de acreditarse la concurrencia del dolo o de la
fuerza, sujetándose a las normas vigentes sobre nulidad procesal, la que
contempla su procedencia con una causal de carácter genérico dentro de la cual
es posible subsumir estos dos vicios que pudieran afectar a la declaración
unilatera1 de voluntad.

Debemos hacer presente que en Procedimiento Pena1~ se contempla


expresamente.

Además de ia declaración unilateral de la voluntad exenta de vicios, para


que nos encontremos en presencia de Ia confesión~ es requisito sine qua non
que ella emane de una de las partes en el proceso o de sus apoderados.

Sobre la materia, se ha declarado por nuestra Juris-prudencia que la


confesión judicial sólo puede exigirse al litigante o a suØ procurador, en los
casos y en la forma determinados por la ley. Por tanto, si una persona no es
parte en un juicio, no puede obligársele a prestar confe-sión y que ia absolución
de posiciones, que el Código de Procedimiento Civil denomina confesión de
parte, sólo es susceptibie de utilizarse o admitirse exclusivamente entre
litigantes. Es improcedente que se llame a1 testigo a pres-tar confesión sobre
los hechos en que se pretende fundar una tacha.

Finalmente la confesión debe prestarse por una per-sona capaz.


Dando por sentado que a los actosjuridicos procesa-les se les aplican las
disposiciones que regulan los actos Jurídicos del derecho común. la capacidad
de la persona que presta declaración deberá determinarse a través de la
aplicación de las normas que regulan la capacidad de goce y de ejercicio. Es
así como, a título meramente ejemplar, podemos seña1ar haberse declarado
que la citación al deudor a confesar deuda o a reconocer la firma en su caso,
debe hacerse conforme a las reglas generaies al personaimente obligado, si es
capaz de comparecer enjuicio, o a su representante en caso contrario, ya que la
ley no limita el derecho de pedir esta comparecencla a las personas capa-ces de
comparecer en juicio únicamente.

Resulta útil referirse con reiación a esta materia~ a los preceptos legales
sobre designación de abogado patrocinante y de constitución de mandatario
judicia1, y en especia1, a los poderes que corresponden a este úitimo y entre los
que no se encuentra el de prestar,~ confesión en juicio en representación del
mandante, salvo que se le haya otorgado la facultad especial a que a1ude el
inciso 2~ del artículo 7~ del C.P.C.; sln olvidar que, en todo caso)la contendora
puede exigir la presencia de la parte misma a objeto de evacuar dicha diligencia
de prueba. Es así~,como se ha deciarado por nuestra Jurisprudencia que
aunque el litigante tenga constituido procurador con la facultad para absolver
posiciones, la contraparte puede exigir que comparezca ei mandante con ese
objeto.

Sea que el mandatario judicial tenga o no conferida la facultad especiai


referida, éste se encuentra obligado a absoiver posiciones acerca de hechos
personales de él mismo. Prescribe sobre la materia el art. 396 del C.P.C. que
podrá exigírsele confesión al procurador de la parte sobre hechos personaies de
él mismo en el juicio ai~n cuando no tenga poder para absolver posiclones.

Segundo requ1sito. - La confesión debe recaer sobre hechos precisos y


determinados que sean trascendentes para la resolución del conflictœ

De lo anterioi~ se desprende una condición que Ja-más debemos perder


de vista, en el sentido que siempre debe recaer sobre hechos y nunca sobre una
cuestión de derecho. Al efecto, se ha declarado por nuestra Jurisprudencia que
ei hecho que se dieren por absueltas en forma aûrmativa las posiciones puestas
a la parte demandada. en que sostenia que ésta había percibido rentas
excesivas, no puede prevalecer sobre lo establecido en las leyes que sirven de
fundamento a la sentencia. porque el cuestiona-rio se referia a puntos de
derecho que sólo pueden darse por asentados a vlrtud del anállsls de las
disposiciones legales pertinentes. En consecuencla, el fallo al no dar vaior en
dichos puntos a la confesión prestada en el juicio, no infringe los preceptos de
los arts. 399, 400y 402 del C. de P.C..

Luego~también~. es adecuado conslgnar que la confesión puede


recaer~,, tanto sobre hechos personales del confesante. como respecto de
aquellos que no tengan el carãcter de tales. E1 art. 1713 del C. CIvil establece:
la confesión que alguno hiciere en juicio por sí, o por medio de apoderado
especlal, o de su representante, y relativa a un hecho personai de la misma
parte, producirá plena prueba en contra de elIa... precepto legai que resulta
com-plementado con el Código de Procedimiento CIvll que amplió la naturaieza
de los hechos sobre los cuales debe prestarse confesión, al expresar en el inc.
2~ del art. 399 que si los hechos no son personales del confesante o de la
persona a quien representa, producirá también prueba la confe-sión.

Remarcábamos que la confesión debe recaer en hechos precisos y


determinados; pero éstos además~ tienen que revesUr el carácter de
trascendentes para la resolu-ción del conflicto.

Así lo ha reconocido expresamente nuestra jurispru-dencia al declarar:


que aI litigante que no compareció al segundo llamado no procede darlo por
confeso de que son efectivos todos los hechos afirmados por el actor en la
demanda, pues tal articulación contenIda en el pliego de posiciones Uene
caracteres de una generalidad e indeter-minación que se contraponen a la
idea de una proposición que permita ai confesante afirmar o negar clara y
sencillamente el hecho sobre cuya efectividad o falsedad pudiera
pronunciarse, toda vez que en la demanda se afirma una serie de hechos
sobre los cuales el confesante no estaría en condiciones de aceptarios o
negarlos en forma explícita y absoluta.

Tercer requisito. - La confesiõn debe recaer sobre hechos que sean


desfavorables para la parte que formula la deciaraciónlCondición que es de la
esencla en la confe-sión, siendo reconocido por todos los autores y puede ser
apreciado en las diversas definiciones que de elia se han dado.

La confesión nunca existirá si en ella sólo se recono-cen hechos en favor


del que presta la deciaración, lo que importaría la posibiiidad de crearse por éste
su propia prueba.

Además, el hecho confesado no sólo debe perjudicar al confesante, sino


que además beneficlar a la otra parte; sõlo así aparecerá de manifiesto su
utilldad, a1 liberar a ésta de sobrellevar ia carga de la prueba para establecer el
hecho reconocido.

Cuarto requ1sito. - La declaraclón debe ser formula-da con la intención


consciente y dirigida del confesante en reconocer un determinado hecho que le
perjudica y favo-rece a su contendor.

Este requisito de la confesión es el que se ha deno-minado «anlmus


confitenti~ y consiste en la intención cons-ciente y dirigida del confesante en
orden a reconocer un determinado hecho que le perjudica y favorece a su
contendor, ya que no toda declaración de la parte puede considerarse una
confesión si no concurre el factor intenciona1 señalado.

Por eso se ha resuelto que falta este re~uIsito y que en consecuencia no


Importa una confesión~xpresar~por ejemplo, en el escrito de contestación,que
eventuaimente se pagarían intereses.

LIMITACIONES A LA ADMISIBILIDAD DE LA
CONFESION COMO MEDIO DE PRUEBA

La regia genera1, de acuerdo a lo establecido en los arts. 1713 del C. Civil


385
y del C.P.C., es que la confesión se admite como medio de prueba para
acreditar todos los hechos que configuran un conflicto, a menos que exista una
disposición legal o un principiojurídico que la excluya como medio de prueba.

Los casos en que se exciuye la confesión como medio de prueba son los
siguientes:

1 . - La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba —


incluida la confesión— en los actos y contratos en que la ley requiere esa
solemnIdad —art. 1 70 1
C. Civil— sic: La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba
en los actos y contratos en que la ley requiere esa soiemnidad; y se mirarán
como no ejecu-tados o celebrados aun cuando en elios se prometa redu-cirlos a
instrumento público, dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta
cláusula no tendrá efecto a1gu-no....

Dando aplicación a este principio de que el acto o contrato solemne se


prueba sólo con su solemnidad y que la falta de ella no puede ser suplida ni
siquiera por la confesión para acreditar el acto o contrato solemne, se ha
declarado por nuestra Jurisprudencia, que todo legado debe constar en un acto
testamentario y siendo este ú111-mo siempre solemne, es maniflesto que la
confesión del albacea no puede servir para dar por establecida la existencia de
aquella asignación, toda vez que la ley niega eficacia legal a Ia confesión para
acreditar actos solemnes y que el marido, para vender voluntariamente un bien
raíz de la sociedad conyugal necesita la autorización, consentimiento o voluntad
de la mujer, la que debe otorgarla por escritura pública y no en otra forma,
siendo esta escritura púbiica solemnidad del acto, y no puede ser suplida por
otra prueba, nl aún por la confesión.

2.- No se admite la confesión para probar una causal de divorcio perpetuo


o de nulidad de matrimonio, puesto que ello importaría admitir el divorcio o la
nulidad de matrimonio por mutuo consentimlento, lo que no es per-mitido por
nuestra iegislación.

A1 efecto, se ha deciarado, que: la confesión de parte en los juicios de


nulidad de matrimonio no produce plena fe en contra del litigante que la presta,
en cuanto con ella se trata de acreditar un hecho fundamentai de la acción. Es
una excepción al art. 1713 del C. Civll.
3. - En los juicios de separación de bienes por el mal estado de los
negocios del marido, Ia confesión de éste no hace prueba -art. 157 C. Civil-.

4. - No se admite el testimonio de la madre que en el juicio sobre


legitimidad del hijo declare haberlo concebido en aduiterio —art. 188 inc. 3 C.
Civil—.

5.- La declaración de uno de los cónyuges que afirme ser suya o


debérsele una cosa perteneciente a la sociedad conyugal, ni la confesión del
otro, nI ambas juntas. se estimarán suficiente prueba, aunque se hagan bajo
Jura-mento —art. 1 739 inc. 2 C. Civil—.

6. - En la prelación de crédito Ia confesión del marido, padre o madre de


famiiia, o del tutor o curador fallidos, no hará prueba por sí sola en contra de los
acreedores —art.
2485 C. C.-.

7. La confesión extrajudicial verbal sólo se debe tomar en cuenta en los


casos en que es admisible la prueba de testigos —art. 398 inc. C.P.C.—.
247
CLASIFICACION DE
LA CONFESION

1.- Según ante qu1en se preste

CONFESION JUDICIAL.- Es la que se presta ante el tribunal que


conoce de la causa o frente al tribunal exhortado, ~ quien se hubieren
delegado las facultades a través de un exhorto.

CONFESION EXTRAJUDICIAL.- Es aquella que se presta en un


juicio diverso o bien fuera de un proceso. Reviste este carácter toda
confesión que se rinda fuera del proceso en que se invoca, ai~n
cuando se hubiere prestado en otro proceso ante un tribunal.

Tlene importancla. puesto que ambas Uenen diverso valor probatorio


de acuerdo a los arts. 398, 399 y 400 del C.P.C. y 1713 C. Civil.

2.- Segûn conio se geaiera puede ser

ESPONTANEA. - Se produce sin requerimiento de parte.

PROVOCADA.- Es la que se presta a requerimiento de parte a


través del procedimiento de la absolución de posiciones o del
tribunal en el caso de medida para mejor resolver.

T1ene iinportancia, puesto que la confesión provocada debe ser


obtenida ajustándose a las normas procedimentales que la iey
estabiece, lo que no sucede con la espontánea,que se puede prestar
por la parte en cuaiquier escrito o actuación.

3.- Según como se verifica

EXPRESA.- Es aquella que se verifica en términos formales y explicitos.

TACITA.- No se realiza en términos formales y explí-citos, sino que se


produce en virtud de haberse dado las condiciones para que el tribunal la de por
establecida en ei procedimiento de la absolución de posiciones.

251
Sólo tiene importancia para ios efectos de examinar ios requisitos que
deben reunirse para su generación, pero ambas tienen igual valor probatorio de
acuerdo con los estabiecido en el art. 400 del C.P.C.

4.- Según como se expresa

VERBAL.- Se presta oralmente ante testigos.

ESCRITA.- De ella se deja constancia en un instru-mento.

Tiene importancia por la forma de acreditarla enjuicio, pues~ tratándose de


la oral, sóio podrá acreditarse cuando es admisible ia prueba de testigos como
medio de prueba.

5.- De acuerdo a la iniciativa y finalidad

a.- Como medida prejudicia1 propiamente tal, art. 273 N~C.P.C., para los
efectos de preparar la entrada aI iuicio.

b. - Como medida prejudicia1 probatoria, art. 284 del C.P.C., destinada a


obtener una confesión judicial provocada de una persona que se teme se
ausente del país y con el fin de hacer~ë va1er con posterioridad.

c. - Como medio de prueba durante el curso de un juicio, con ei fin de


acreditar dentro del proceso hechos personales o no personaies del confesante.

d. - Como gestión preparatoria de la vía ejecutiva, art. 434 N 2 5 del C.P.C.


Con el fin de procurarse a través de la confesión judicia1, a prestarse en Ia
gestión preparatoria, un título ejecutivo que le permita con posterioridad dedu-cir
una demanda ejecutiva.

e.- Como medida para mejor resolver, art. 159 N 2 2, para acreditar hechos
que sean de infiuencia en la cues-tión y que no resuiten probados durante el
curso del pro-ceso.

6.- Según los hechos sobre los cuales recae

251
Confesión acerca de hechos persona1es del confesante y confesión
acerca de hechos no personaies del confesante.

T1ene importancia esta clasificación, puesto que de acuerdo con los arts.
1713 del C. Civil y 402 del C.P.C., nuestra Jurisprudencia ha declarado: sólo
cuando la confesión se refiere a un hecho personai del confesante no procede
recibir prueba para acreditar lo contrario. Pero la prueba en contrario es
admisible cuando la confesión se refiere a un hecho no personai, como es,
respecto del al-bacea, el que se efectuar~ el testamento en un solo acto.

7.- Según su contenldo

CONFESION PURA Y SIMPLE. - Recibe este nombre, cuando el


confesante afirma o niega categóricamente el hecho controvertido sin adiciones
o modificaciones de nlnguna especie, por ej., declara ser efecuvo adeudar una
suma de dinero recibida a título de mutuo.

CONFESION CALIFICADA.- Se produce en cambio, cuando el confesante


reconoce categóricamente el hecho controvertido, pero le agrega aigún hecho o
circunstancia que viene a aiterar su naturaleza jurídica, por ej., declara ser
efectivo haber recibido una suma de dinero, pero agre-ga haberla recibido a
títuio de donación y no de mutuo.

CONFESION COMPLEJA. - En ella el confesante re-conoce ei hecho


materiai acerca del cua1 se ie interroga, pero le agrega otros hechos diversos,
enteramente desliga-dos entre sí -compleja de primer grado- o cuando, com-
prendiendo varios hechos ligados entre sí, se modifican los unos a los otros —
compieja de segundo grado—.

Un ejempio de ia confesión compleja de primer gra-do, se produce en el


caso en que el confesante declara haber recibido una cantidad de dinero a títuio
de mutuo, pero agrega que la ha compensado con una suma que le adeudaba la
contraria.

Un ejemplo de la confesión compleja de segundo grado, se presenta


cuando el confesante reconoce haber recibido una suma de dinero a título de
mutuo, pero agre-ga haberlo pagado.

Esta clasificación tiene importancia para los efectos de la divisibiiidad de la


confesión.

8.- Según su divisibilidad

DIVISIBLE.- Es ia confesión en la cual pueden separarse los hechos que


perjudican ai confesante de aquellos que le son favorables.

251
IND1VISIBLE.- Es la confesiôn en la cual no pueden separarse los hechos
que perjudican al confesante de los que le favorecen.

La regla general en nuestro derecho es la indlvisibi-lidad de la confesión.


Sin embargo, para determinar la posibilidad de dividir una confesión es básico
atender a la clasificaciõn de ella efectuada precedentemente.

La confesiõn pura y simple y la ca1iflcada son por su naturaleza


indivisibles.

La compleja de primer grado, es siempre divisible y la de segundo grado


es divisible, cuando se acredite la faisedad de las circunstancias agregadas por
el confesante que modifiquen o alteren ei hecho confesado.

9.- De acuerdo a su va1or probatorio

CONFESION EFICAZ. - Es aquella que se genera en los casos que


la ley la permite, produciendo efectos probatorio~

CONFESION INEFICAZ.- Es aquella que no produce efectos


probatorios por no ser permitida por la ley.

LA CONFESION JUDICIAL

CONCEPTO. - Se presta en el juicio en el cual es invocada como medio


de prueba.

Puede ser ESPONTANEA, slgnifica que se genera en Cualquier escrito o


actuación que reaiiza una parte reconociendo ia existencia de hechos que la
perjudican, y favorecen, en cambio, a la parte contraria.

Esta clase de confesiõn ha sido reconocida por la Jurisprudencia, al


seña1ar que la confesión prestada en juicio estã sujeta a diversas
clasificaciones, entre las cua-ies figuran la confesión voluntaria y la provocada,
corres-pondiendo la primera a la que se presta voluntariamente por las partes en
algunas de las actuaciones del juicio, sin necesidad de que sean requeridos
para ello por medio del procedimiento de absoiución de posiclones.

Sin embargo, la confesión de mayor trascendencia en el proceso, por su


reglamentación dentro del procedimien-to civil, es la confesión judicial
provocada, origlnada me-diante el mecanismo de la absoluciôn de posiciones,
con-templada en el art. 385 a 397 del C.P.C.

251
Es asi, como eI art. 385 del C.P.C., reconoce a cada parte en eI proceso el
derecho a solicitar de su contraria comparezca a absolver posiciones sobre
hechos pertene-cientes al mismo juicio.

A continuación, nos abocaremos al estudio del meca-nismo de la


confesiõn judicial provocada o absolución de posiciones que contempia nuestro
legislador.

INICIATIVA. - La iniciativa para que se preste la ab-solución de posiciones


puede ser:

A.- De Parte. - En este caso, Ia absolución de posicio-nes la pide una de


las partes como medida prejudicial propiamente tal o probatoria, o dentro del
proceso y una vez contestada la demanda como medio de prueba —art. 385
C.P.C.-.

B. - Dei Tribunal. - Se contempla esta lniciativa en el caso de la medida


para mejor resolver de confesión —art. 159 N 2 2—.

OPORTUNIDAD PROCESAL. - Para los efectos de determinar las


oportunidades en que puede solicitarse la confesión judiciai provocada, es de
suyo importante tener presente que esta puede manifestarse de las siguientes
maneras:

A. - La prueba confesional como medida prejudicial propiamente ta1 o


medida prejudicial probatoria;

B.- La prueba confeslona1 puede ser pedida para generarse un medio de


prueba en el curso del juicio; y

C.- La prueba confesional como medida para mejor resolver.

A- LA PRUEBA CONFESIONAL COMO MEDIDA PREJUDICIAL

Hay que distinguir dos situaciones:

1 . - Medida prejudlciai propiamente tal, según lo es-tablece el art. 273 N 2 1


del C.P.C., que es propia sólo del futuro demandante y Uene por objeto preparar
la entrada al juicio; y

2.- Medida prejudicial probatoria de confesión, se-gún lo establece el


art. 284 del C.P.C., que es común al futuro demandante y futuro demandado.
E1 fundamento de Ia medida es la existencia de un motivo fundado que permita
temer la ausencia en breve Uempo del país de su futura contraparte.

251
En ambos casos, la confesión es solicitada con ante-rioridad a la
interposiciõn de la demanda en el proceso y nos remitimos a lo señalado al
estudiar las medidas prejudiciales.

B.- LA CONFESION PROVOCADA EN EL CURSO


DEL PROCESO

De acuerdo a Io establecido en ei art. 385 del C.P.C., cualquiera de las


partes en el proceso puede solicitar a la contraria su comparecencia a absolver
posiciones durante eI curso dei proceso, siendo las oportunidades para e11c~
las siguientes:

a.- En primera instancia

Se puede solicitar y obtener en la primera instancia ia comparecencia de


la contraria a absolver posiciones en cualquier estado del juicio, desde que se
encuentre contes-tada la demanda y hasta el vencimiento del probatorio.

Este derecho sólo lo podrán ejercer las partes hasta dos veces en la
primera instancia, pero si se a1egan hechos nuevos durante ei curso del juicio
podrá exlgirse una vez más.

b.- En (šegunda instancia

Se puede solicitar en la segunda instancia que se comparezca a absolver


posiciones en cuaiquier estado de ésta, hasta antes de la vista de la causa.

Este derecho sólo lo podrán ejercer las partes una vez en la segunda
instancia, pero si se alegan hechos nuevos durante su curso podrá exigirse una
vez más.

En todo caso, cualquiera sea la instancia en que se ejerza este derecho, ia


solicitud en que se formula para este efecto, no suspende el curso del
procedimiento.

251
C.- LA PRUEBA CONFESIONAL COMO MEDIDA
PARA MEJOR RESOLVER

La oportunidad y fundamentos para decretarla con este propósito, es


común a la que señaláramos a propósito de ia prueba documental y testimonial.

E1 tribunal puede decretar la confesión de cualquiera de las partes como


medida para mejor resolver, siendo indispensabie, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 159 N9 2 del Códlgo de Procedim~into Clvil, la con-
currencia de ios siguientes requisitos:

a.- La confesión judiciai debe recaer sobre hechos considerados por el


tribuna1~ de influencia en la cuestión, esto es, de trascendencia para la
adecuada resolución del conflicto; y

b.- Que los hechos mencionados no se encuentren


probados en el proceso.

De lo expuesto, se desprende que el tribunal debe decretar la medida para


mejor resolver en forma limitada y con el sSlo propósito de cumpiir con los
objeUvos tenIdos en cuenta por el legislador.

De acuerdo con ello, se ha señalado: la absolución de posiciones


decretada para mejor resolver debe Indlcar los puntos sobre los cuaies se
prestará la confesión, sin que a1 hacerlo sea procedente mejorar la condición de
la parte que no hizo oportuno uso de su derecho, decretando con la apariencia
de esa medida una diligencia probatoria decretada extemporáneamente.

Personas que pueden(solicitar)esta znedlda probatoria

De acuerdo a lo establecido en el art. 385 del C.P.C.. deben absolver


posiciones solamente las partes en el proceso, y rev1sten tal carácter~ el
demandante, el demanda-do, y los terceros coadyuvantes, independientes y ex-
ciuyentes.

Las posiciones deberán ser absueltas por ias partes en forma personal o a
trav~s de sus representantes legales, si fueren personas juridicas o incapaces.

Los mandatarios judiciaies sóio podrãn absolver po-siciones si se les ha


conferido la facultad especial para ese efecto,de acuerdo a Io establecido en el
inc. 2~ del art. 7 del C.P.C., ~ ~ solicitante de ia diligencia no hubiere exigido
que se efectúe con ia intervención persona1 de la parte.

En todo caso, los mandatarios judicia1es pueden ser citados a absolver


posiciones acerca de hechos personales suyos en el proceso, a~n cuando no se
les haya conferido la facultad especial para absolver posiciones, de acuerdo a lo
establecido en el art.396 del C.P.C.

257
Solicitud para absolver posiciones

Para la práctica de la diligencia probatoria de la ab-solución de posiciones,


la parte Interesada debe presentar al tribunal de la causa una solicitud, pidiendo
se ordene rendirla, fijando una audiencia para tal efecto, y además, deberá
acompañar un sobre conteniendo las posiciones o preguntas, a las cuales debe
dar respuesta la parte a quien se pide absolverlas.

En el escrito, se solicitará al tribunal:

1.- La comparecencia personal de la parte contraria.

Si •no se formula con toda precisión esta solicitud, se entenderá que las
posiciones podrãn ser absueltas por Ia propia contraparte personaimente o a
través de su manda-tario judicial, si posee o se le confieran facultades especia-
les con posterioridad para ello.

2.- Que el tribuna1 reciba por sí mismo la decla-raclón del litigante.


En este caso, deberá el tribunal recibir por sí mismo la declaraciôn —art.
388 inc. 2°
C.P.C.-.

Para el caso de no hacerse esta petición, puede cometerse ai secretario o


a otro ministro de fe la diligen-cia de acuerdo a io previsto en el inc. 1 ~ del art.
388 del C.P.C.

3.- Que se mande citar para día y hora determina-dos a1 litigante para
que comparezca a absolver posi-ciones, de acuerdo a1 pliego
acompa.~ado en sobre ce-rrado y solicitando al mismo tiempo se le
mantenga en reserva y custodia en la Secretaría del tribunal.

La resoluclón que recaiga en esa solicitud, fijando una audiencia para la


recepción de ia prueba de confesión, será notificada a1 procurador, quien hará
comparecer a su mandante a absolver posiciones en un piazo razonable que el
tribunal fije, todo bajo el apercibimiento indicado en el artículo 394. La
notificaclón en referencIa~. corresponde se haga por cédula, al tenor de lo
dispuesto en el artículo 48 del Código de Procedimiento CIvil, pues mediante
ella se está ordenando la comparecencla personal de las par-tes.

Si ia parte contraria no reside en el territorio jurisdiccional del tribunal de la


causa, debe solicitarse(ja prác- ~ Uca de~ia absolución de posiciones en el
trlbunal del terri-torio jurisdiccional en donde resida o ante el respectivo agente
diplomático o consular chlleno, si ha saiido del territorio de ia República, de
acuerdo a lo previsto en el inc. 2~ del art. 397 del C.P.C.

257
E1 Pliego de Posiciones

Es la lista de preguntas confeccionadas por la parte peticionaria de la


diligencia probatoria, para que sean res-pondidas por la contraria.

Las posiciones o preguntas pueden ser redactadas en forma asertiva o


interrogativa. No hay Inconvenientes para incluir en el p1iegc~ tanto preguntas
asertivas~ como interrogativas, pudiendo referirse a hechos personaies del
confesante o al conocimiento de otros que no tengan esa caiidad, debiendo, en
todo caso, ser redactadas en térmi-nos claros y precisos, de manera que
puedan ser entendi-dos sin dificultad de acuerdo a Io establecido en el art. 386
del C.P.C.

Las preguntas asertivas se caracterizan por aflrmar la ocurrencia de un


hecho determinado, por ejemplo ej: Diga el absolvente cómo es efectivo y le
consta que el día viernes 18 de septiembre de 1990 se encontraba en la ciudad
de Copiapó.

En cambio, serãn preguntas interrogativas aquellas en que se lndaga


acerca de Ia rea1izaclón de un determi-nado suceso, por ej.: Diga eI testigo
dónde se encontraba el día 18 de septiembre.

También es posibie confeccionar para el interrogato-rlo una pregunta


revestlda de ambas caracteristicas, asertivas e interrogativas, por ej.: Diga el
absolvente cimo es efectivo que el día 25 de noviembre de 1 994 se encontraba
en la ciudad de Copiapó; en el evento de una negatlva, diga el absolvente
d6nde se encontraba ese dia.

Las preguntas se hacen en un escrito flrmado por el solicitante,


enumeradas una a una y de acuerdo al orden en que deben ser formuladas. Ese
escrito, contenIendo las
posiciones se lntroduce en un sobre ~Iebidarnente se11ado~ y en su exterior
se individualizará el expediente y la per-sona que comparecerá a absolver ias
posiciones. E1 sobre cerrado se acompaña ai escrito en que se pide la absolu-
Cjófl de posiciones, y se mantendrá en custodia y reserva hasta ei instante
fijado para ia práctica de la diligencia, correspondiendo abririo en esa
oportunidad, para hacer ias preguntas ai absolvente >si hubiere comparecido.
Con eilo se da cumplimiento a lo estabiecido en el art. 387 del C.P.C., ei cual
prescribe: mientras la confesión no sea prestada, se mantendrán en reserva las
lnterrogaciones sobre que debe recaer».

Tribunal ante el cual se rinde la absoluciôn de posiciones

Para determinar el tribunai ante el cual se rendirá la absoiución de


posiciones por el absolvente, se distinguen, de acuerdo a lo prescrito en el
art. 397 del C.P.C., diversas situaciones:

1 .- E1 absolvente tiene su residencia en el lugar del juicio. Recibirá


ia diligencia probatoria de absolución de posiciones el tribunal del lugar
donde se substancia el proceso.

2.- Si el absolvente reside fuera del territorio juris-diccionai del


tribuna1 de la causa, pero dentro del territorio de la República. Conocerá
de la absolución de posiciones, a través del exhorto, el tribunai del
territorio jurisdiccional competente donde resida el absolvente.

3.- Cuando ei absolvente reside fuera dei territorio de ia República.


Las posiciones deberán responderse ante el respectivo agente dipiomático
o consuiar chileno del lugar donde reside el absolvente.

E1 art. 89 del Regiamento Consular~ expresa sobre lo pertinente, que los


funcionarios consuiares tomarãn las confesiones en juicio que les encarguen los
tribunalesde la República, según lo previsto en el inciso segundoar-tículo 397
dei Código de Procedimiento Civil.

OBLIGACIONES DEL ABSOLVENTE

E1 absolvente tiene tres obligaciones:

A) Comparecer a 1a audiencia,~

B) Absolver Ias posiciones que en etta se teformuten; y

C) Decir la verda.cL

Excepcionalmente, se encuentran liberados de la obli-gación de


comparecer de acuerdo a io prescrito en el art. 389 del C.P.C., las siguientes
personas:

1.- E1 Presldente de la República, los MinIstros de Estado, los Senadores


y Diputados, los Intendentes dentro de la región en que ejercen sus funciones,
los miembros de Ia Corte Suprema o de aiguna Corte de Apelaciones. Los
Fiscales de estos Tribunaleš, el Arzobispo, los Obispos, los Vicarios generales,
los Provisores, los Vlcarlos y ~icar1os Capltulares;

2. - Los que por enfermedad o por cua1quier otro impedlmento calificado


por el tribuna1, (~esUme prudente eximirlas de esta asistencia.~

3.- Las mujeres. en caso que el tribunal estime prudente ex1mirlas de esta
asistencia.

De la simple lectura del artículo 389 del C.p.C., que menciona las
personas a quienes se exime de la obligación de comparecer a absolver
posiciones, se ~ que su número es menor a ias exentas de ia obligación de
compa-recer como testigos, y los funcionarios dei Poder Judicial mencionados .
no requieren en este çaso de autorización
previa para a~so1ver las posicione~i~c~ndo se les pide declaración como
testigos.

E1 procedimiento a través del cua1 estas personas deberán


absolver posiciones1~ es uniforme para todas ellas y éste consiste en que
eljuez se trasladará a sus domicilios con el objeto de recibir la declaración
o comisionará al secretario del tribunal de acuerdo a la facultad emanada
del artículo 388 del C.P.C.

En los tribunales colegiados se puede delegar el co-metido de esta


diligencia a algunos de sus minístros o al secretario -~iss

Si la persona que ha de prestar declaración en la forma prevenida en


este artículo, se encuentra fuera del territorio del tribunai que conoce de la
causa, la encargará al juez competente de ia residencia actual del
litigante. E1 juez exhortado practicarã por sí mismo la dillgencia o la
cometerá a su secretario.

No se podrá comisionar al secretario para tomar la confesión cuando


la parte haya solicitado se preste ante el Juez.

En consecuencia, nunca podrá un absolvente eximi-do de Ia


obligación de comparecer, dar respuesta a las posiciones mediante
informe u oficio, como sucede con algunas de las personas exentas de la
obligación de comparecer como testigos.

A la sanción por la falta de comparecencia nos referiremos al tratar


el desarrollo de la audiencia de la abso-lución de posiciones.

Obligación de absolver posiciones

E1 art. 385 establece perentoriamente la obligaciõn de todo litigante de


absolver posiciones; como asimismo, la del procurador respecto de hechos
personales suyos, art.
396 C.P.C.

En1 consecuencia, no ex1ste ninguna exención a la obligacion de absolver


las posiciones como acontece res-pecto de la declaración testimonia1. A la
sanción estabie-cida para la infracción de esta obligación nos referiremos al
tratar dei desarrollo de la absolución de posiciones.

Obligación de decir la verdad

En cuanto a ia obligación de decir la verdad, el absolvente está sujeta a


e11a~ desde el momento que presta juramento de acuerdo a lo previsto en el
art. 390 del C.P.C.; sin embargo, ia infracción a este deber no tiene una sanción
penal, pues el perjurio estí configurado respecto de los testigos y no comete
este delito quien miente en causa propia.

En todo caso, deberá ser un antecedente digno de ser tomado en cuenta


por el tribuna1~ para el efecto de apreciar comparativamente las pruebas,con el
fln de determi-nar cu~1 se encuentra más conforme con la verdad, de acuerdo
a lo previsto en el art. 428 del C.p.C.

Citación del Absolvente

Como lo hemos señalado, ia parte lnteresada en generar este medio de


prueba~~~presentará un escrito, pidiendo al trlbunal flje dia y hora para la
celebración de la audieflcia a la cual deberá comparecer a responder o ab-
solver las posIciones~ su contraparte.

La resolución del tribunal, mediante la cua1 se acce-de a la solicitud de


absolución de posiciones. fljando a1 mismo tiempo~ día y hora para la
audiencia respectiva, se deberá notificar por cédula -art. 48 C.P.C.- al
procurador
del absoivente, quien Uene la obligación de hacerlo comparecer -art. 397
C.P.C.—.

A esta prlmera audiencia.~ puede ocurrlr no comparezca el


absolvente, en cuyo caso~, se certificará ese hecho por el receptor,
ministro de fe competente, de acuerdo con lo establecido por la ley para
actuar en la diligencia de absoluciõn de posiciones.

La inasistencia del absolvente a esta primera audien-cia convocada


para absolver posiciones, no tiene contem-plada sanción aiguna en
nuestra legislación.

En esta hIpótesis, la parte interesada en provocar la realización de


este medio de prueba~, presentará un nuevo escrito, pidiendo se cite por
segunda vez al absolvente, bajo el apercibimiento contemplado en el art.
394 del C.P.C.
Es esencia1 en esta nueva petición hacer mención expresa al referido
apercibimiento; de igual manera debe contenerlo la resolución que con motivo
de esa solicitud se dicte por el tribunal, para que de este moclo el absolvente
tenga cabal conocimiento de las consecuencias que puede acarrear en su
contra una nueva inasistencia a absolver las posiciones propuestas,
siendo su contenldo el que menciona el artículo 394, cuyo inciso primero
expresa: SI el litigante no comparece al segundo llamado, o si,
compareciendo, se niega a declarar o da respuestas evaslvas, se le dará por
confeso. a petición de parte, en todos aquellos hechos que estén
categóricamente afirmados en el escrlto en que se pidió la deciaraciõn. Para eI
caso de omitirse el apercibimiento, no será posible aplicar al absolvente rebel-
de~ las sanciones contempladas en ese precepto legal. A1 efecto, se ha
declarado: estabiecido que la parte deman-dada no fue citada expresamente a
absolver posiciones bajo el apercibimiento de darlas por absueltas en su rebel-
día, la resoiución que las deciara absueitas en rebeldía contraviene el art. 393
del C.P.C..

Esta resolución deberá ser notiflcada en la misma forma y aftla misma


persona aludida en el artículo 397 del
C.P.C.

DESARROLLO DE LA AUDIENCIA EN LA CUAL SE


ABSUELVEN LAS POSICIONES

E1 absoivente, frente a la citaciõn a absolver posicio-nes puede adoptar


tres actitudes:

1 . - Comparecer y absotver tas posiciones, dando res-puesta a las


preguntas formuladas;

2.- Comparecer y negarse a dectarar o dar respuestas evasivas;

3.- No comparecer a la audiencia.fijada por el tribunal para absotver


posiciones.

Para comprender la forma como se materializa la absoiución de


posiclones. analizaremos el desarrollo de la audiencia en que se practica esta
actuación procesal.

Ministro de Fe encargado de autorizar la audiencia

A1 igual como acontece con la prueba testimonIal, el funcionario


encargado de actuar como MinIstro de Fe en la audiencia de absolución de
posiciones~ es el Receptor, de acuerdo a lo previsto en el art. 390 del C.O.T., y
en consecueflcia, nos remitimos a lo señalado en la deblda oportunidad.

Sujetos que pueden asistir a la audiencia

Además del Ministro de Fe, se deben encontrar pre-sentes en ia diligencia:

1 .- E1 Juez o el Secretario del tribunal, si se hubiere comisionado a éste,


para que tome la diilgencia de acuerdo a lo establecido en los arts. 388 y 389
del C.P.C.;

2.- E1 Absoivente:

3. - La parte peticlonaria de ia diligencia, y su procu-rador y abogado —art.


392 C.P.C.—.

4. - Ei ~bogado y ~Procurador dei absolvente.


Juramento

Antes de ser interrogado el absolvente, prestará ju-ramento de decir


verdad, bajo la misma fórmula estable-cida para el caso de los testigos —art.
390-.

Declaración

Una vez prestado el juramento por el absolvente, se procede a abrir el


sobre en cuyo interior se contienen las posiciones a las cuaies debe dar
respuesta.

Al efecto, debemos recordar que las preguntas deben ser formuladas en


términos claros y precisos de manera que puedan ser entendidas sin dificultad
-art. 386 C.P.C.— y deben, ademãs, guardar relación con los hechos de la
causa.

En consecuencia, el absolvente o Su abogado podrá objetar la formulación


de preguntas cuando no aparezcan claramente redactadas o no guarden
relación con los he-chos de la causa. En ese caso, se puede generar un lncI-
dente que deberá ser resuelto de inmediato por el tribunal para pro~eguir con Ia
diligencia de prueba. Se ha decidido por nuestros tribunales, sobre lo atingente,
lo siguiente:
no puede diferirse para definitiva el pronunciamiento so-bre una objeción a
determinadas posiciones por ser impro-cedentes o impertinentes. SI se hiciere
asi, no habrla oca-sión para que se practicara la diligencia en el caso que el
tribunal considere pertinente Ia pregunta.
Realizada la pregunta, el absolvente, inmediatamen-te prestará su
declaración de palabra y en términos ciaros y precisos. Si eI confesante es
sordomudo, podrá escribir su confesión delante del tribunal o ministro de fe
encarga-do de recibirla.

Si se trata de hechos personales, deberã ~restarse afirmándolos o


negándolos. Podrá, sin embargo~ad~iUr la excusa de olvido de ios hechos, en
casos calificados, cuan-do ella se funde en circunstancias verosímiles y notoria-
mente aceptables.

En todo caso, podrá eI confesante añadir Ias circuns-tancias necesarias


para la recta y cabal intellgencia de lo declarado -art. 391 C.P.C.—.

E1 Interrogado puede soiicitar un plazo razonable para consultar sus


documentos, antes de responder. ¥ el tribuna1~ se lo otorgará siempre cuando
haya fundamento plausible para pedirlo y Io estime indispensable,o consienta en
ello el contendor. La resolución del tribunal, accediendo a la concesión del plazo,
es inapelabie —art. 394 inc. flnal—.

La parte solicitante de ia absoiución de posiciones, además de presenciar


Ias declaraciones, podrá hacer al tribunal ias observaciones conducentes para
aclarar, ex-plicar o ampliar las preguntas que han de dirigírsele. ~- .~

Puede también, antes de concluir la diligencia y des-pués de prestada la


deciaración, pedir se repita si hay en 1a~ respuestas dadas~ algún punto oscuro
o dudoso su~eptib1e de aciaración —art. 392 dei C.P.C.—.

De las declaraciones realizadas por el absolvente deberá dejarse


constancia escrita, conservándose en cuanto sea posibie~ las expresiones de
que se haya valido, redu-cidas al menor número de paiabras. Posteriormente, se
deberá dar lectura y levantar un acta de la misma forma estabiecida para la
prueba testimoniaL debiendo ser sus-crita por e1 Juez, el Ministro de fe, el
absolvente y las demás personas concurrentes al acto —art. 395 C.P.C.—.

LA CONFESION TACITA

Se puede generar a través del mecanismo de la ab-solución de


posiciones, cuando se presente a1gunas de las siguientes situaciones:

1 . - Comparece el absoivente a la audiencia fijada por el tribunal y


responde claramente las posiciones que se le formulan.

Cuando el absolvente compare~a a la prlmera o se-gunda citación


efectuada, y reconoce en sus respuestas los hechos que ie perjudican, nos
encontramos lisa y llanamente~, frente a un confesión provocada~ pero expresa
respecto de esos hechos.

En este caso, no existirá una confesión tácita, pues es ia propia parte


quien reconoce los hechos que la perjudican, y no el tribunal, mediante una
resoluc!õn, previa constatación de la concurrencia de los presupuestos en el art.
394 del C.P.C.

Si de Ias respuestas del absolvente frente a ias pre-guntas formuladas, no


se desprende nIngún reconocimiento expreso de hechos perjudiciales a su
persona, se habrá llevado a cabo el mecanismo de la absolución de posicio-nes,
pero no se ha generado confesión alguna.

2.- ~omparece el absoivente a la audiencia fijada por


el tribunai y se niega a declarar o da respuestas evasivas.

Si eI absoivente concurre a declarar a la primera o segunda citaciõn y se


niega a deciarar o da respuestas evasivas frente a ias preguntas que se ie
dirigen, es pro-cedente aplicarle las sanciones establecidas en el art. 394 del
C.P.C.

La primera situaciõn, o sea, la negativa a prestar declaración, se produce


cuando ei absolvente en forma expresa o tácita adopta una actitud de no prestar
declara-ción alguna para dar respuesta a las posiciones. Sobre este aspecto
nuestros tribunales han manlfestado que: El retiro del absolvente de la sa1a de
ia audiencia, después de haber sido juramentado y abierto ei pliego de
poslciones, constituye una negativa a responder las preguntas del pliego, por lo
que es procedente apiicar la sanción del art.
394 del C.P.C..

La segunda situaciõn, esto es, dar respuestas evasi-vas a las preguntas,


se producirã cuando el absolvente con sus respuestas no las contesta
derechamente. La respues-ta es evasiva cuando tiende a eludir la pregunta que
se le hace.

Para que se produzca la confesión tácita~,. es preciso que la parte solicite


al tribunal que declare evasivas las respuestas, y a su vez, el tribunal, en caso
de acceder a esa petición. con su mérito, dicte una resolución teniendo a la
parte por confesa, respecto de ias preguntas asertivas~ de las cuales se ha
respondido evasivamente. Se ha estimado por nuestros tribunales que sólo a
petición de parte y en ningún caso de oficio, puede darse por confeso a1
absolvente por estimarse evasivas sus respuestas.

Soiamente se dará por confeso al absolvente median-te la resolución del


trlbuna1, de las preguntas formuladas en forma asertiva y a ias cuales se
repondiere de manera evasiva.

Pero si las respuestas evasivas se refieren a pregun-tas realizadas en


forma interrogativa, no corresponde se le tenga por confeso tácitamente
respecto de ellas. Caso en el cual, recibe aplicación 1~ establecido en el inc.
2~ del art. 394 del C.P.C., al señalamos: Si no estan categóricamen-te afirmados
los hechos, podrán los tribunales imponer al litigante rebelde una multa que no
baje de medio sueldo
~S ~ Ç ~

vitai~ o arrestos hasta por tre!nta dias sin perjuicio de exigirle la deciaración. 5!
la otra parte lo solicita, podrá también suspenderse el pronunciamiento de la
sentencia hasta que la confesión se preste.

3. - No comparece el absolvente a la segunda citaclón a absolver


posiciones bajo el apercibimiento legal contem-plado en el art. 394 del C.P.C.

Para conflgurar la confesión tácita en este caso es preciso la


concurrencia de los slguientes requisitos:

a. - Debe practicarse una segunda citación al absolvente para que


concurra al tribunal a absolver poslciones.

Si la inasistencia del absolvente se produce en la primera citación,


ésta no Uenen sanción aiguna. Sóio se produce el efecto contempiado en el
art. 393 del C.P.C.. esto es, Si ei litigante citado ante ei tribunai no comparece,
se le volverá a citar bajo los apercibimientos que expre-san los articulos
siguientes.

b.- Esta segunda citación debe hacerse bajo el aper-c!bimiento contenido


en el art. 394 dei C.P.C.

Dicho apercibimiento es esencial, de acuerdo a lo est~b1ecido en el art.


393 del C.P.C.. transcrito preceden-temente y según el criterio sustentado por
nuestra Jurlsprudencia. Además, se ha señalado que no puede decla-rarse
incurso en el apercibimiento ai litigante que no com-parece después de la
segunda citación, sl goza de fuero por su carácter de Diputado y, en
consecuencia, no está obli-gado a comparecer ante el tribuna1.

c. - E1 abso1vente~ no debe haber comparecido a la segunda citac!ón a


absolver posicione~

En la práctica~ se acostumbra una certiftcación del Receptor, dejando


contancia del hecho de haber llamado al absolvente por segunda vez a absolver
posiciones y que éste no compareciõ.

d. - La parte solic!tante debe pedir aI tribunal se ten-ga incurso al


absolvente en el apercibimiento del artículo 394 dei C.P.C., respecto a Ias
preguntas redactadas en forma asertiva; siendo esta exlgencia indispensable,
en consonancia con lo dispuesto por eI art. 394 lnc. 1~ C.P.C., cuyo texto es del
tenor siguiente, sic: Sl el litigante no comparece al segundo llamado, o si,
compareclendo, se niega~o da respuestas evasivas, se le dara por confeso, a
petición de parte, en todos aquellos hechos categóricamente afirmados en el
escrlto en que se p!dió la declara-cion....

e. - Que el tribunal dicte una resolución tenIendo al absolvente por confeso


respecto de las preguntas formuladas en forma asertiva.

Si las preguntas no estuvieren formuladas en forma asertiva, sino en


forma !nterrogativa, se dará aplicación a ias sanciones previstas en el inc. 2~ del
art. 394 del C.P.C., esto es, muitas y arrestos y suspensión en el pronuncia-
miento de la sentencia definitiva, hasta que la confesión se preste, a soiicitud de
parte.

De lo expuesto~, emana que la confesión tãcita solo se producirá respecto


de ias preguntas formuladas en forma asertiva, ante la negativa de prestar
declaración, dar res-puestas evasivas, o no comparecer a la segunda citación a
absolver posiciones efectuada bajo el apercibimiento legal.

Si las preguntas se formuian en forma interrogauva, nunca se podrá


generar una confesión tácita, sino sola-mente se aplicarán ias medidas
establecidas en el inc. 2 del art. 394 del C.P.C.

VALOR PROBATORIO DE LA CONFESION

Para determinar el vaior probatorio de la confesión es imprescindible


atender a algunas de las clasificaciones de la misma y de las cuales nos
p~ocupamos en su ocasión.

A.- CONFESION EXTRAJUDICIAL

1.- Confesión extrajudicial verbal

Sólo seria admisibie en la medida que lo sea la prue-ba de tesUgos, y en


tal caso, puede constituirse en base de una presunción judicial —art. 398 inc. 1
—.

2.- Confesión extrajudicial escrita

Esta confesión Uene el valor de una prueba instrumental.

3.- Confesión extrajudicial prestada en presencia de la parte que la invoca

Se estimará siempre como presunción grave para acre-ditar ios hechos


confesados —art. 398 inc. 2—.
4.- Confesión extrajudicial prestada ante juez incompetente, pero que
ejerza ju.risdicción

Se estimará siempre como presunción grave para acre-ditar los hechos


confesados —art. 398 inc. 2—.

5.- Confesión extrajudicial prestada en otro juicio


diverso

Se apreciará siempre como presunc!ón grave para acreditar los hechos


confesados —398 inc. 2—.

En los casos 3, 4 y 5, cuando la confesión se estima como presunción


grave, debemos tener presente que pue-de constituir plena prueba cuando, a
juicio del tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión suficientes para
formar su convencimiento —art. 426 inc. 2—.

6.- Confesión extrajudicial prestada en otro juicio


diverso, seguido entre las mismas partes que
litigan

En este caso, podrá dársele el mérito de prueba completa, habiendo


motivos poderosos para estimarlo así —art. 398 inc. 2—. Siempre que se haya
seguido entre las mismas partes que actualmente litigan.

B.- CONFESION JUDICIAL

Confesión judicial expresa o tácita~ espontánea y provocada

La confesiónjudicial. cualquiera sea la forma en que se exprese, produce


en el proceso los mismos efectos pro-batorios, de acuerdo a lo prescrito en los
arts. 399 y 40() del C.P.C.

Para los efectos de determinar el vaior probatorio de la confesiôn judiciai,


el iegislador, más que atender a la forma de produciria, se preocupa de hacer
una distinción de los hechos sobre los que recae.

Confesión judicial acerca de hechos personales


La confesión judicial acerca de hechos personales Uene el valor de plena
prueba.

E1 art. 399 inc. 1 del C.P.C. prescribe: los tribunales apreciarán la fuerza
probatorIa de la confesión judicial en conformidad a lo que establece el art. 1 7 1
3 del Código Civil y demás disposiciones legales.

Por su parte, el inciso 1~ del art. 1713 del Código Civil, expresa: la
confesión que alguno hiciere en juicio por sí, o por medio de apoderado
especiai, o de su repre-sentante iegal, y relativa a un hecho personai de la
misma parte, producirá plena prueba en contra de ella, aunque no haya un
principio de prueba por escrito; salvo los casos comprendidos en el art. 1701 !
nciso 1 y los demás que las leyes exceptúen.

Luego, prosiguiendo con esta materia nos corresponde poner nuestra


atención en io dispuesto por el inciso primero del art. 402 del C.P.C.: no se
recibirá prueba alguna contra los hechos personaies claramente confesa-dos
por los iitigantes en eI juicio. De allí el aforismo a confesiõn de parte reievo de
pruebas.

¥ para reforzar io anterior, es preciso señaiar que la confesiónjudiciai


sobre hechos personaies~ prima, de acuer-do con io señalado por un sector de
la doctrina y de la jurisprudencia, sobre cualquier medio de prueba. Siendo así,
en presencia de pruebas contradictorias para acredi-tar un hecho, siempre
habrá de optarse por eIla.

Por la jurisprudencia de los tribunaies se ha expre-sado: Ia confesión dei


demandado no puede ser desv!r-tuada por las declaraciones de los testigos del
mismo de-mandado o por otras pruebas; si bien el instrumento público hace fe
contra Ios deciarantes, no es menos cierto que ia confesión que alguno hiciere
en juicio relativa a un hecho personal suyo, como la falta de dinero que ella co-
bra, produce plena fe en su contra, sin que ni siquiera sea permitido recibir
prueba alguna que desvirtúe tal he-cho.

En cambio, otro sector de la doctrina y de la juris-prudencia sustenta una


opinión contraria, y sobre lo per-Unente afirman: frente a una prueba de
confesión judicial acerca de hechos personaies, no cabe dar por acreditado el
hecho por eiia reconocido, si existen otros medios pro-batorios de igual valor,
más conformes con la verdad para probar el hecho de que se trata,
respaidándose en ia interpretación del articulo 428 del C.P.C.

A1 efecto, se ha deciarado: si la confesión judic!al tácita se contrapone a


la prueba instrumental y la testifical, eI tribunal debe preferir la que crea más
conforme con la verdad.

CONFESION JUDICIAL ACERCA DE HECHOS


NO PERSONALES

E1 vaior probatorio de la confesión judlcial acerca de hechos no


personales del confesante, se encuentra regla-mentado únicamente en el inc.
2~ del art. 399 del C.P.C.. que vino a llenar un vacío del art. 1713 del Código
Civil, que no se refir!ó a esta materla; de acuerdo a ese precepto del Código de
Procedimiento Civil: si ios hechos confesa-dos no son personaies dei confesante
o de la persona a quien representa, producirá también prueba la confesión.

En consecuencia, la confesión judicial acerca de hechos no personales~


produce plena prueba.

No obstante, en lo atingente con esta clase de confe-sión, no recibe


aplicación el inciso primero del art. 402 del C.P.C.: consecuencialmente, no hay
duda de que la confe-sión referente a hechos no personales del absolvente, es
suscepUbie de desvirtuarse mediante prueba en contrario, y si son de igual valor
probatorlo el trlbunal podrá optar por establecer los hechos valiéndose del medio
probatorlo más conforme con la verdad, al efectuar la apreciación comparativa,
de acuerdo a lo establecido en el art. 428 del
C.P.C.

REVOCABIUDAD DE IA CONFESION

Esta materia se encuentra reglamentada en eI art. 402, inciso segundo y


tercero del Código de Procedimiento Civil.

De acuerdo con ese precepto legal, podemos sentar la siguiente regla


general, tanto respecto de la confesión judicial de hechos persona1es como no
personales: La confesiõn judicial, una vez prestada en juicio, es irrevocable, es
decir, no puede el absolvente, con posterioridad, retrac-tarse o dejarla sin efecto.

Excepcionalmente, atento lo preceptuado en eI ar-tículo 402 del Código de


Procedimiento Civ!i, es posible retractarse de la confesión en ios términos
expresados en dicha disposición: no se recibirá prueba alguna contra los hechos
personaies claramente confesados por ios litigantes en el juicio.

Podrá, sin embargo, admitirse prueba en este caso y aun abrirse un


término especial para ella, si el tribunal lo estima necesario y ha expirado el
probatorio en la cau-sa, cuando el confesante alegue, para revocar su confe-
sión, que ha padecido error de hecho y ofrezca justificar esta circunstancia.

Dicha prueba deberá ser rendida dentro del término probatorio ordinario, y
si este hubiere expirado y el tribu-nal io estima necesario, podrá abrir un término
especiai de prueba.
DIVISIBILIDAD DE LA CONFESION

DISPOSICIONES LEGALES

CODIGO CIVIL

Art. 1698: lncumbe probar ias obligaciones o su extinción al que alega


aquéilas o ésta.

Las pruebas consisten en instrumentos públicos o prlvados, testigos


presunciones, confesión de parte, juramento deferido, e inspecc!õn personal del
juez.

Art. 1713: La confesión que alguno hiciere enjuicio por sí, o por medio de
apoderado especiai, o de su representante legal, y relativa a un hecho personal
de la misma parte, producirá plena fe contra ella, aunque no haya un principio
de prueba por escrito; sa1vo los casos compren-didos en el artícuio 1701, inciso
1~ y los demás que las leyes exceptúen.

CODIGO DE PROCEDIMIENTO C1VIL

Art. 399: Los tribunales apreciarán la fuerza proba-toria de la confesiõn


judicial en conformidad a lo que es-tablece el art. 1 7 1 3 del Código Civil y
demás disposiciones legales.

Si los hechos confesados no son personales del confesante o de ia


persona a quien representa, producirá también prueba la confesión.

Art. 401: En general el mérito de la confes!ón no puede dividirse en


perjuicio del confesante.

Podrá, sin embargo, dividirse:

1 Siempre que comprenda hechos enteramente des-ligados entre si; y

2~ Cuando, comprendiendo varios hechos ligados entre si o que se


modifiquen los unos a los otros, el contendor justifique con algún medio legal de
prueba la falsedad de las circunstancias que. según el confesante, modifican o
alteran el hecho confesado.

A1 hacer un sornero análisis de las diversas clasificaciones de la


confesión, sobre el particuiar, reviste especial importancia en la materia en
examen~Ja que distingue entre:
a.- Confesión pura y simple:

b.- Confesión calijìcada,y

c. - Confesión Compleja. Esta, a su vez, admite una subdivisión en.~

I.- Compleja de primer grado, cuando el confesante reconoce el hecho


acerca del cuai se ie lnterroga, pero le suma otros hechos enteramente
desiigados dei pr!mero; y

11.- Compleja de segundo grado, ocurre cuando el absolvente reconoce el


hecho materia del interrogatorio, pero, le agrega circunstancias ligadas o
modificatorias del mismo.

Con relación a esta materia, el artículo 401 del C.P.C., enuncia un principio
bãsico al expresar: En genera1 el mérito de la confesión no puede dividirse en
perjuicio del confesante... lo que significa que al invocarse este medio de
prueba, debe aceptárselo en su Integridad, tanto en lo beneficioso como en io
perjudicial para el absolvente.

Así ha quedado de manifiesto en el artículo 401 del C.P.C., que consagra


la indivibiiidad de la confesión, no como principio absoluto, sino como regia
general, tratán-dose de ias confesiones simples y calificadas. No así, am-bos
grados de la compieja, susceptibles de ser divididas, como lo apreciaremos.

Tratándose de la confeslón simple. se reconoce o nle-ga limpia y


puramente el hecho, sin agregar ninguna cir-cunstancia que aitere o desfigure la
confesión.

Mientras, en ia confesión calificada, el confesante, al hecho reconocido, le


agrega circunstanc!as que lo explican o ilustran con alguna modaiidad u otro
hecho en conexión material o jurídica con aquel.

Por otra parte. estamos en presencia de una confe-sión compleja, de


primer grado, cuando al hecho confesado se le agregan otros, diversos o
inconexos. Y, de segundo grado, en ei caso en que al hecho confesado se le
añaden
hechos o circunstanciasÇciia~1quiera) para enervar los efectos de eiia,a
contraparte ha jusUficado o puede justifi-
car con otros medios probatorios la falsedad de tales he-chos o
circunstancias~

La confesión simple, por su pro~ia configuración, es siempre


indivisible; (~ientras~ ia ~c pi1e~s~f también es
indivisible, pues como su nombre lo señaia, sólo califlca el hecho
confesado, es decir, por medio de elia el confesante reconoce o acredita el
hecho que le perjudica. Al mismo tiempo, lo explica o ilustra con aiguna
modalidad u otro hecho en conexlón materiai o jurídica con aqu~l.

Por su lado, mediante la confesión compieja, si bien es cierto se


reconoce el hecho material acerca dei cual se interroga al absolvente, se
ie agregan otros hechos entera-mente desligados dei primero y consUtuye
lo que hemos denominado confesiõn compleja de primer grado, y si los
hechos agregados se reiacionan con el primero o lo modi-fican, nos
encontrarnos en presencia de ia confesión com-pleja de segundo grado.

En ambos casos, la confesión compleja es divisible, tanto cuando la


confesión comprende hechos diversos e inconexos con el confesado, que
no importan ninguna modaiidad de éste, como cuando a la confesión se le
agre-gan hechos o circunstancias ~ los efectos de eIla, y ei contendor ha
justificado o puede jus-tificar con otros medios probatorios la falsedad de
tales hechos o circunstancias.

Así aparece de manifiesto en el texto dei artículo 401 N~s 1~ y 2~


del C.P.C.: Podrá, sin embargo, dlvidirse: 1~ Siempre que comprenda
hechos enteramente desligados entre sí; y 2~ Cuando, comprendiendo
varios hechos ligados entre sí o que se modifiquen los unos a los otros, el
contendor justifique con algún medio iegai de prueba la falsedad de las
circunstancias que, según ei confesante, modifican o alteran eI hecho
confesado.
Veamos ejemplos: primeramente de una confesión
simple: es cierto no es cierto; así sucedió o fue; lo niego.
Como podemos apreciar, estas confesiones~. mate-rial y
jurídicamente no admiten división. Ahora de una confesión
calificada: a la pregunta, Diga el absoivente c6mo es verdad
que le di en préstamo en tal fecha tal cantidad de dinero
contesta el confesante: Es efectivo, pero ie devolvi la
cantidad prestada con sus intereses en tai otra fecha o bien,
es efectivo, pero mi contendor me remitió ia deuda después.

Como se comprende, estas confesiones tienen carác-


ter indivisible porque 1a obligación y su solución son he-chos
conexos, forzosamente ligados entre sí, sobre todo, si el
contendor ha invocado como única prueba la confesión,
pues, no se justificaría que se pudiera usar de la declara-ción
del confesante para el solo efecto de acreditar la deu-da y
rechazarla en cuanto justifica el pago, como quiera que la
confesión necesita tomarse en conjunto, siempre que eI
hecho pretendido por el contendor y el que invoca el
confesante, se hallen íntimamente reiacionados o entre ellos
\ exista un encadenamiento natural. Aún más, son indivisibles
porque ei nuevo hecho agregado por el confesante
presupone necesariamente el hecho prlncipal.

Veamos a continuación, ejemplos de confesión com-


pleja en sus dos grados:

a) A la misma pregunta anterior, el absolvente con-


testa: Es cierto que debo esa cantidad; pero mi contendor me
adeuda otra mayor por mis servic!os profesionales. Este
último hecho, secundario o accidental, es enteramente
extraño del propuesto en la confesión y sólo cabe des-ligarlo
del que es actuaimente objeto del juicio, pues de otra suerte
el resultado no sería otro que permitirle al confesante que se
creara así un crédito a su favor, a expensas y contra la
propia voluntad de su colitigante. que lo requirió únicamente
para que confesara su deuda.

b) Se ie pregunta al absolvente: Confiesa Ud. que me


compró un famoso cuadro del pintor XX y hasta hora no me
paga su precio, que se convino en tanto; y el interpe-iado
contesta el cuadro no se lo compré; lo recibí a con-signación en
un establecimiento de remates y consignacio-nes que yo tenía
en esta ciudad en donde no alcanzó a \ <~
\ estar dos meses. Estos hechos y circunstancias que ro-dean a

307
la confesión de la entrega del cuadro, son falsos: el contendor
prueba que ei absolvente jamás ha tenido casa de consignación
y de remate. Por cuanto ia especie estuvo en su casa particular
por algún tiempo y que la vendió al señor Zutano, en cuyo poder
se encuentra en la actuali-dad. En casos como el de este
ejemplo nadie se atrevería a mantener el principio de la
indivisibilidad, si a1 confesante pudiera convencérseie de su
impostura, y fue por esto que la ley concedió a la parte contraria
el derecho de revelarla al tribunai con ios medios de prueba
conducentes e im-poner la verdad en el pleito, suprema finaiidad
de la jus-Ucia.

Los dos ejemplos anteriores de ia confesión compleja


divisible, en ei fondo, constituyen excepciones concebidas y
expresadas en nuestro código al principio de la !ndivisi-bilidad
que éi consagra, pues quien intenta valerse de la declaración de
su contendor no debe ni puede aceptarla en lo que le sea
favorable y hacer abstracción de eIla en cuan-to le perjudica, de
suerte que habrá de tomarse en su integridad tal como ha sido
prestada, a menos de probarse la falsedad de las adiciones
introducidas por el absoivente al hecho principal.

En consecuencia, a modo de aclaración, pueden for-


mularse estas premisas:

1 .- La confesión es indivisibie cuando sobre un hecho no


existe más prueba que elia, o sea, no procede que se le acepte
en una parte y se le desestime en ia otra, como se hiciera
presente en la discusión del Código; y

2.- Para determinar la indivisibilidad o divislbilidad de


la confesión, es preciso distinguir previamente la co-nexiôn
o inconexiõn de los diversos hechos deciarados por el
confesante,(~aunque eiio medie el tiempo que se
~ quiera~

Los hechos por completo extraños e incoherentes del


que motiva la confesión, permiten dividir ésta; y, en cam-
bio, los hechos íntimamente relacionados con el mismo
hecho, nos llevan a verificar la lndivislbilidad de la confe-
sión, por regla general, máxime cuando el nuevo hecho
destruye el efecto dei anteriormente confesado. Por lo de-
más, los jueces de ia instancia son soberanos para esta-
blecer si Ios hechos comprendldos en la confesión son
conexos o inconexos con el principa1 y aceptado; o se trata
de hechos diversos desligados entre sí, sin que el Tribunal
de Casación pueda aiterar estas conclusiones.
307
La distínción entre la confesión divisible y la indivi-
slble, en consecuencla, tiene mucho interés por lo que
atañe al peso de la prueba, y es así como el princlpio de la
indivisibilidad sólo se entiende y acepta, cuando la con-
fesión comprende hechos conexos o modificatorlos, en
caso que el litigante que pretenda dividirla no acredite con
otros medios de prueba la falsedad de las circunstancias
que, según el declarante, modifican o alteran el hecho
confesa-do, porque de haber sido divisible la confesión, el
confesante habría estado ob1i~ado a probar los hechos
compiementa-rios que alega y~ño acepta su contendor.

En efecto, cuando el confesante introcluce en su con-


fesión Hechos diversos enteramente desllgados entre sí,
los nuevos hechos deberán ser probados por su parte,
supuesto que, según se ha observado varias veces, en
tales oportunidades existen, en realidad, dos o más
confesiones distintas antes que división de la confesión; y
como al confesante se le había exigido únicamente que
expresara la verdad sobre un hecho determinado, lo que
hiciera, aunque creyõ conveniente aseverar otro~ u otros
hechos independientes de aquél, nada más natural y
iegítimo que no se varien las reglas del onus probandi, y de
conformidad Çasimismc~ con io dispuesto por ei art. 1 698
del Código Civil, se 1e imponga a éi la obligación de probar
su extraña aseveraciõfl.

La indivisibiiidad de Ia confesión, por expresa


dispo-sición de los arts. 1704 y 1705 del Código C!vil y
39 del Código de Comercio, se extiende a los asientos,
registros y papeles domésticos, y a ias notas escritas o
firmadas por el acreedor a continuación, al margen o al
dorso de los documentos que siempre han estado en su
poder, del propio modo que a la fe de los Iibros de
comercio.

Asimismo, Ias reglas recién expuestas relativas a la


indivisibiiidad y divisibilidad de ia confesión, tienen apli-
cación delante de las declaraciones formuladas por las
partes en sus escritos y demás actüaciones que son
base del juicio, como quiera que el art. 401 del C.P.C. no
ha hecho ninguna distinciõn al respecto, comprendiendo
a toda clase de confesión; y ya ha demostrado Ia
igua1dad entre la confesiõn a que se acaba de aludir y la
realizada por medio de la absoiución de posiciones, en

307
cuanto a sus efectos, sin que pueda sostenerse
fundadamente que el Código, al regiamentar la
Confesión enjuicio, en los arts. 385 a 402, haya querido
circunscribirse a la declaración jurada y provocada, pues
un intento semejante estaría desmentido por el propio
contexto de este párrafo, si nos atenemos a los términos
de ios articu1o~ 400 y 402 del C.P.C., aparte del art. 398,
que trata todavia de la confe-sión extrajudicial,
necesariamente también comprendida en el art. 401 dei
C.P.C. y, por lo tanto, aplicables sus reglas a la confesión
espontánea de las partes de sus escritos, en el supuesto
de consideraria confesión extrajudicial y no confesiõn de
parte o confesión en juicio.

LA INSPECCION PERSONAL DEL TRIBUNAL

La lnspección personal del tribunal como medio de


prueba se encuentra reglamentada, en lo que a nuestro estudio
se refiere, por el Código Civil, en sus arUculos 1 698 y l7l4,y. en
el Código de Procedimiento Civil en ios arts. 403 a 408.

CONCEPTO

Es un medio de prueba por percepción, consistente en


que el juez examine por sí mismo o acompañado de peritos las
personas, cosas o situaciones de hecho que cons-Utuyen el
objeto de ia prueba en un julcio. —Couture-.

Examen que el tribunal realiza por si mismo~ de he-chos o


circunstancias materiales controvertldas en el plei-to, para
adquirir ia convicción acerca de su verdad o exac-Utud.

Del análisis de estas deflniciones, emanan como ele-


mentos que contribuyen a configurar este medio de prue-ba. los
siguientes:

1 . - Sólo se acreditan a través de este medio de prueba~


los hechos apreciados directamente por el tribunal;

2. - La inspección persona1 del tribunal sólo puede ser


utilizada para apreciar circunstancias o hechos mate-ria1es.

307
CARACTERISTICAS

Las características del medio de prueba inspección


personai del tribunal, son las siguientes:

1 .- Es un medio de prueba directo, siendo de su esencia


que los hechos a acreditarse sean apreciados di-rectamente por
el tribunal y nunca a través de un tercero. En él rige plenamente
eI principio de la inmediación.

2.- Es un medio de prueba circunstancial, siempre se


genera dentro del proceso y nunca a través de conoci-mientos
personales obtenidos por el juez con anterioridad a la iniciaciõn
del proceso.

3.- Constituye plena prueba, reuniéndose los requi-sitos


exigidos por eI iegislador.

4. - Aparte de ser ia Inspección Personal del tribunal un


medio probatorio común a todos los procedimientos, se
constituye en ciertos casos una diiigencia obligatoria por
disposición de la ley, dentro de algunos procedimientos. Por ej.
ia denuncia de obra ruinosa y en los interdictos especiales. Arts.
571 y 577 del C.P.C.

CLASIFICACION

La inspección personal del tribunal admite diversas


clasìíìcaciones atendiendo a los siguientes puntos de vista:

1. De acuerdo a Ia manera como se practica


Atendiendo a este criterio, la inspección personal del
tribunal. se clasifica en:

1.-Extrajudicial, y

2. - JuiliciaL

307
lnspección extrajudiciai, se realiza fuera del proceso, sin
resolución previa del tribunai que la ordene. Practicada en esta
forma tai diligencia, carece de todo va1or pro-batorio.

Inspección judiciai. Cuando se veriflca por e1 tribu-nal,


mediando resolución judicial dictada en un proceso, notificada a
Ias partes. Este es el medio de prueba regla-mentado por ia ley,
y, concurriendo las circunstancias previstas por ella, es posible
otorgarle el carácter de plena prueba.

2.- De acuerdo al sujeto que Ia origina

La iniclativa para llevarla a efecto, puede emanar de la ley,


del juez o de las partes.

Iniciativa legal

La Iniciativa de la inspección personal del tribunal puede


tener su fuente en ia ley, es el caso de los asuntos que se
tramitan íntegramente a través de la Inspección del tribunal, ej.
denuncia de obra ruinosa, artículo 571 del
C.P.C.

Iniciativa de parte

Las partes también pueden solicitar la inspección personal


del tribunal en dos oportunidades:

a.- Como medida prejudicial probatoria. Es una medida


común, tanto para el futuro demandante, como para el futuro
demandado.

Las requisitos de procedencia son:

I.- E1 peligro ìnmìnente de un daño o perjuicio o,

11. - Que se trate de hechos que puedan fácilmente


desaparecer —art. 281 C.P.C.—.

307
Para la realización de esta medida se notiflca a Ia futura
contraparte, cuando ésta se encuentra en el lugar donde se
decreta Ia medida o en el lugar en donde deba cumplirse. En su
defecto, se Ie notifica al defensor de au-sentes —art. 281 inc. 2~
C.P.C.—.

b.- Durante eI curso del juicio.

Dentro del párrafo 5Q del Título XI del Libro 11 del C.P.C.,


no se establece ninguna norma especial para los efectos de
determinar la oportunidad que tienen, en prime-ra instancia, ias
partes para solicitar se decrete la inspec-ción personal dei
tribunal.

En consecuencia, debemos aplicar Ia norma general


establecida en el inc. 1~ dei art. 327, el cuai nos señala:
todo término probatorio es común para ias partes y dentro de éi
deberán solicitar toda diligencia de prueba que no hubieren
pedido con anterioridad a su iniciación. De acuerdo con ello, la
inspección persona1 del tribunal, debe ser soiicitada por las
partes dentro del término pro-batorio.

En ia segunda instancia, no es procedente solicitar Ia


práctica de Ia inspección persona1 del tribunal, de acuerdo a lo
prescrito en el art. 207 del C.P.C., el cual establece que en la
segunda instancia no se admitirá prueba a1guna, salvo las
excepciones que indica, dentro de las cuales no se encuentra
este medio de prueba.

3.- Iniciativa del tribunal

La iniciativa puede ser también del tribunal en dos casos


genéricos:

1. Duraate el curso del juicio

A1 efecto, el art. 403 del C.P.C. establece: fuera de Ios


casos expresamente señalados por la ley, la inspecciõn personal
del tribunal sólo se decretará cuando éste 1a estime necesaria.

2. Como medida para mejor resolver

AI efecto, el art. 1 59 N~ 3, establece como una de las

307
medidas para mejor resolverQ, posibles de ordenar, la ins-
pección personai del objeto del juicio. No está demás agre-gar
que estas medidas sõlo pueden ser ordenadas a inicia-Uva del
tribunal y dentro del Iapso comprendido entre la citación para oír
sentencia y el pronunciamiento del fallo.

TRAMITACION

Si se origina en la iniciativa de las partes, se deberá


presentar un escrito solicitando se lleve a cabo la diligen-cia,
debiendo indicarse cuáles son los hechos materiales sobre los
cuales debe recaer la observación y constatación del tribunal y
ia razón de su necesaria rea1ización.

En el caso de esUmarse indlspensable por la parte que se


oigan peritos en el acto del reconocimiento, debe solicitarse y
así resolverlo el tribunal. Para enseguida pro-ceder a su
designación conforme a las reglas genera1es, establecidas por
el Código de Procedimiento CiviI.

El tribunai, accederá a la solicitud de la parte y ordenará la


práctica de la inspeccciõn personal conjuntamente con la prueba
de peritos, sólo si, a su juicio, esa medida es necesaria para el
êxito de la inspección y se hubiese solicitado con la anticipación
conveniente —art.
404 C.P.C.-.

Para tal efecto, el tribunal dictará una resolución


fijando día y hora para su práctica, con la debida antela-
cjÓfl, a fin de hacer posible la concurrencla de las partes
con sus abogados —art. 403 C. P. C.—. Habitualmente
esta resolución se notifica por eI estado diario, aunque
podría sostenerse ia notiflcaciõn por cêdula en vista del
juego de los arts. 48 y 403 del C.P.C.

Las partes deben costear ios gastos de la inspección


personal. Eri consecuencia, si ésta se decreta a petición
de parte. deberá el solicitante depositar antes de proceder
a elia, en manos del secretario del tribunal, la suma que
éste considere necesaria para costear los gastos que se
causen. Si la inspecciôn se decreta de oficio o ella es
ordenada por la ley, e1 depósito de los gastos se hará por

307
mitad entre demandantes y demandados —art. 406 del
C.P.C.—.

En la inspección personal existe una excepción a la


base orgánica de Ia territorialidad, puesto que la inspec-
ción podrá verificarse a~n fuera del territorio señalado a la
jurisdicciôn del tribunal —art. 403 inc. 2—. Se trata de una
mera facultad pudiendo el tribunal disponer, si lo estima
conveniente, se lleve a efecto por el tribuna1 del lugar en
donde deba practicarse ia diligencia, previo el exhorto de
rigor.

En el día y hora fijado para la diligencia probatoria,


deberá el juez constituirse en el lugar de los hechos, con-
juntamente con el secretario del tribuna1, a quien Ie co-
rresponderá autorizar ei acta de ia actuación a realizarse.

Si el tribuna1 es colegiado, podrá comisionar para su


práctica a uno o más de sus miembros. Además, pueden
Concurrir las partes, los abogados y los peritos, no siendo
su asistencia un impedimento para llevar a cabo la actua-
ciõn, pudiendo veriflcarse por el tribunal en ausencia de
elias -art. 405 C.P.C.—. De la diligencia debe levantarse
una acta, dejándose constancia de todas las
circunstancias o hechos materiales observados por eI
tribuna1; di-chas observaciones no pueden ser reputadas
como una opinión anticipada sobre los puntos en debate
—art. 407 Inc. ~ Las partes pueden pedir, durante la
diligencia, ~ deje constancia en el acta de las
circunstancias~qu~èsUmen pertinentes -art. 407 inc. 2 C.
P. C.—. El acta de la inspección personal deberá ser
suscrita por el Juez y las demás personas asistentes, y
como toda actuaciõn judi-cial, deberá ser, además,
autorizada por el Secretario del tribunai.

VALOR PROBATORIO DE LA INSPECCION PERSONAL


DEL TRIBUNAL

El art. 408 del C.P.C. señala su valor probatorio.

Es uno de los vaiores probatorios más regiamentados por


el Cõdigo de ~rocedimiento Civil.

307
Para que produzca plena prueba se requiere la con-
currencia de tres requisitos copulativos:

1 . - Debe recaer sobre hechos o circunstancias mate-


riales;

2. - Tales hechos o circunstancias materiales deben ser


asentarlos de acuerdo a las observaciones del tribunal y

3. - Que se deje constancia en e1 acta de dichos hechos o


circunstancias materiates.
Respecto de esta materia, nuestra Jurisprudencia ha
declarado:

la inspección personal sólo constituye prueba en cuanto a


las circunstancias o hechos materia1es que el juez establezca
como resuitado de su propia observación, pero no en cuanto a
ias deducciones o a los hechos de carácter científico que
establezca; que:

si bien es efectivo que la inspección personal del tribunal


constituye piena prueba en cuanto a ias circuns-tancias
materlales que el tribuna1 establezca en el acta como resuitado
de su propia observaciõn, no lo es menos que la eficacia de este
medio probatorio queda circunscrita a la materialidad de taies
hechos o circunstancias, de modo que fuera de esta órbita la
inspección no constituye pro-banza piena. EI hecho de que en el
acta se dejara constan-cia que ia persona inspeccionada —en el
juicio de interdic-ciõn— se hallaba en estado de demencia, no
importa un hecho de ia naturaleza de los que trata el art. 408 del
C.P.C. porque no toca o pertenece a lo materia1 o fisico, sino
que significan conciusiones que no pueden ni deben vaiorarse
como un medio de convicción eficaz para con-ciuir que la
demandada se encontraba demente, ya que para ello se
requiere conocimiento científico de que están en posesión los
especialistas de esta rama de ia medicina. Dentro de los
preceptos de nuestra iegislación positiva, en casos como el de
este juicio, la inspección personal del tribunal no Uene la fuerza
de plena prueba~y que:~

No tiene ningún vaior probatorio una inspección ocular del


tribunal, si elia se refiere a consideraciones jurídicas y no a
hechos materiales observados por el tribu-nal.

307
INFORME DE PERITOS

REGLAMENTACION

Este medio de prueba se encuentra reglamentado en el


Código de Procedimiento Civil y en el Cõdigo de Procedimiento
@enal.

CONCEPTO

El informe de peritos consiste en la oplnión emitida en un


proceso, por una persona poseedora de conocimien-tos
especiales de aiguna ciencia, arte u oficio, acerca de un hecho
substancial, pertinente y controvertido o de alguna circunstancia
necesaria para la adecuada resolución de un asunto.

Peritos son las personas liamadas a exponer al juez no


sólo sus observaciones materiales y sus impresiones personales
acerca de los hechos observados, sino las inducciones que se
derivan objetivamente de los hechos tenidos a la vista. —
Chiovenda—.

Perito es el auxiliar de la justicia que, en el ejercicio de una


función pública o de una actividad privada, es llamado a emitir
parecer o dictamen sobre puntos relativos a su ciencia, arte o
práctica, asesorando a losjueces en las materias ajenas a ia
competencia de éstos. —Couture—.

E1 perito es un tercero extraño al Juicio que posee


conocimientos especiales de alguna ciencia, técnica o arte
y que, en virtud de ello, le es requerida su opinión por el
tribunal respecto de un hecho controvertido en el proceso
o de aigún punto de derecho extranjero.

PARALELO ENTRE EL PERITO


Y EL TESTIGO

El perito como tercero ajeno al juicio se parece al testigo,


pero se diferencia en lo siguiente.

1 . - Ei testigo, para serlo, requiere no estar afectado por


aiguna inhabilidad —arts. 357 y 358 del C.P.C.—. E1 perito,

307
además, de no estar afectado por alguna inhabilidad —art. 431
N~ 1 del C.P.C.—, requiere poseer algún co-nocimiento de
ciencia, arte o técnica y no estar afectado por alguna causai de
implicancia o recusación —art. 1 13 inc. 2~ dei C.P.C.-.

2.- Ei testigo conoce los hechos con anterioridad al


juicio; el perito los conoce con motivo dei juicio. En este
sentido, se dice que los testigos no son fungibles, al no
poder ser reemplazados por cua1quier~otra persona en
cuanto al conocimiento que poseen de los hechos. En
cam-bio, ios peritos son fungibles, puesto que ellos
conocen los hechos con motivo del proceso, por lo que el
informe que se les requiere~ puede ser emitido por
cua1quier~otra per-sona que posea los conocimientos
científlcos o técnicos para apreciarlos. Ello se resume,
como señala Carnelutti, en que el juez iiama al testigo
porque ya conoce un hecho, y al perito para que io
conozca.

3.- Ei juramento que presta uno y otro es diferente.


E1 testigo jura decir la verdad de lo que se le va a pregun-
tar; en cambio el perito jura desempeñar fielmente el cargo
que se le ha encomendado.

4.- E1 testigo nunca declara acerca del derecho. En


cambio, ei perito, puede efectuar informes acerca del de-
recho extranjero.

5. - Finalmente, se señala que la nota diferencial


entre el testimonio y ia pericia ha de buscarse, no en la
estruc-tura, sino en ia función; el testigo tiene en el
proceso una función pasiva y ei perito, activa; el testigo
está en él como objeto, y el perito como sujeto; el testigo
es examinado y el perito examina; el testigo representa lo
que ha conocido con independencia de todo encargo del
juez, mientras que el perito conoce por encargo de éste.
E1 juez busca al perito, mientras que~en cambio, respecto
del testigo, se ve constreñido a servirse del que encuentra.

CARACTERISTICAS DE LA PRUEBA PERICIAL

Es una prueba:

1 . - Circunstancial, y

307
2. - Mediata.

dei Circunstancial,
juicio: y el
mediata, puesto que se no
origina
hay yenseella
verifica a través
directo entre tribunal puesto que
y los hechos. un contacto
Finalmente, podemos señalar que esta prueba tiene como
característica el ser apreciado su valor probatorio conforme a las
reglas de ia sana crítlca.

Procedencia de la Prueba Pericial

La rendición de la prueba pericial puede tener un carácter


obligatorio o facultativo.

Esta clasificación, en cuanto a la procedencia de la


realización de la prueba pericial, se ha reconocido por nuestra
jurisprudencia, al señalarse que es obligaclón para el tribunal
decretar el nombramiento de perito cuan-do así lo ordena la iey
o se ordene resolver en juicio prác-tico o previo inforrne de
peritos, y es facultativo en los demás casos.

Procedencia obligatoria de la prueba pericia1

E1 art. 409 se encarga de establecer ei peritaje obli-


gatorio, ai señalar: se oirá informe de peritos en todos aqueilos
casos en que la ley io disponga, ya sea que se valga de esas
expresiones o de otras que indiquen la ne-cesidad de consultar
opiniones periciales.

Dicha procedencia obligatoria se complementa con lo


prescrito en el art. 410 del C.P.C., al señalarnos que cuando la
ley ordena que se resuelva un asunto enjuicio práctico o previo
informe de peritos, se entenderán cumplidas estas disposiciones
agregando el reconocimiento y dictamen pericial en conformidad
a las reglas de este párrafo, al procedimiento que corresponda
usar, según la naturaleza de la acción deducida.

En consecuencia, la ley puede disponer obllgatoria-mente


la realización del informe pericial en forma directa a través de
expresiones análogas como sería, a modo ejem-plar, la de
resolver un asunto en juicio práctico.

307
Existen muchos casos en que debe realizarse el ln-forme
de peritos con carácter obligatorio por mandato le-gal, pudiendo
señalarse, a modo de ejemplo los siguientes:
314, 460, 848, 855, 1335, 1998, 2002 y 2397 del Código Civil y
arts. 347, 350, 438 N2 2, 571, 602y657 del C.P.C.

La omisión del !nforme pericial dentro de un proce-


dimiento en que se encuentre establecido con carácter de
obligatorio, generará la nulidad de éste y la sentencia que se
dicte dentro de él, adolecerá de nulidad, la que podrá hacerse
efectiva por la vía de la casación en la forma, fundándose el
recurso en la omisión de una diligencia probatoria que acarrea Ia
indefensión —art. 768 N2 9 en relación con eI art. 795 N 2 ~c1el
C.P.C.—.

Procedencja facultativa del inforine pericial

La procedencia facultativa del informe pericial se en-


cuentra establecida en el art. 41 1 del C.P.C. al señalarse
que podrá también oirse el informe de peritos:
1 ~ Sobre puntos de hecho para cuya apreciaciõn se ne-
cesiten conocimientos especiales de alguna ciencia o arte.

A1 respecto, se ha señalado que un peritaje sobre


derecho extranjero prueba la existencia y texto de esas
Ieyes, pero no su alcance. Su interpretación y aplicación al
testamento materia del juicio incumbe privativamente a los
tribunales chilenos.

Además, comentando este precepto, se ha expresado:


que son cosas distintas la prueba del texto de la ley
extranjera y Ia interpretación que del mismo hace el tribu-nai
de la causa.

En generai, se estima por la jurisprudencia que la


prueba de la Iey extranjera es un hecho de la causa, para lo
cual la parte interesada recurre al informe cle perito ex-perto
en el respectivo derecho —art. 41 1 N~ 2 del C.P.C.—.

Sin embargo, el tribunal debe apiicar dicha ley de


oficio, tratándose de la legislaciõn vigente de los Estados
que ratificaron el Código de Bustamante —arts. 408 y 410
de ese Código— y también en los casos en que la ley
chilena se remite expresamente a la ley extranjera,

307
ordenando su aplicación a reiaciones jurídicas que surtirán
efecto en Chile.

Pero en todo caso, la interpretación de la ley extran-


jera a los hechos controvertidos en el litigio actual, no es
materia probatoria, ni de la competencia del perito, sino que
corresponde privativamente al tribunal dentro del co-
nocimiento y decisión de la Iiüs.

Iniciatlva para rendir la Prueba Perlcial

La iniciativa para rendir la prueba pericíal puede ser


de parte o de oficio por el trlbunal.

j.- Iniciativa de parte

Las partes pueden solicitarla en Ias s!guientes opor-


tunidades:

a.- Como medida prejudicial probatoria —art. 281 C.P.C.-.

Esta medida es común tanto para el futuro deman-dante,


como para el futuro demandado y el requisito espe-cífico de
procedencia es que exista peligro Inminente de un daño o
perjuicio, o se trate de hechos que puedan fácil-mente
desaparecer.

b. - Durante el curso del juicio.

De acuerdo a lo previsto en el art. 412 del C.P.C. en


primera Instancia, las partes pueden solicitar que se de-crete el
informe pericial sólo dentro del probatorio.

Decretado el informe de peritos, no se suspenderá por elIo


el procedimiento.

En segunda instancia, no es procedente que las partes


soliciten eI informe de peritos de acuerdo a Io prevenido en el
art. 207 del C.P.C.

307
2.- Iniciatlva del tribunal

E1 tribunal, procediendo de oficio puede decretar el


lnforme pericial dentro del proceso en las siguientes opor-
tunidades:

a. - Durante el curso del juicio.

E1 artículo 412 del C.P.C., excepcionalmente faculta al


tribunal para que el reconocimiento de perltos sea decretado de
oficio en cualquier estado del juicio.

En consecuencia, el tribunal para decretar el informe de


peritos de oficio, tienen una oportunidad más amplia que las
partes para(~dedi-et~ir1o) puesto que ello puede ha-cerlo en
cualquier estado del juicio y no sólo dentro del probatorio.

b. - Como medida para mejor resolver.

De acuerdo a lo previsto en el art. 159 N~ 4 del C.P.C., los


trlbunales dentro del piazo para pronunciar sentencia, como
medida para mejor resolver, pueden de-cretar el informe de
peritos.

Excepcionalmente, esta medida para mejor resolver es


apelable,en el s~1o efecto devolutivo, si es decretada por el
tribunal de primera instancia.

Requisitos para ser Perito

Las partes, de común acuerdo, pueden designar perito a


quien estimen perünente.

Ante la faita de acuerdo de las partes en la persona del


períto, será designado por el tribunal, debiendo reun1r las
siguientes condiciones:

1 . - Debe ser hábil para declarar como testigo en el


mismojuicio -art. 413 N~ 1 C.P.C.-.
~

2.- Debe tener título (suficiente) emiüdo por autondad


competente; salvo que la ciencia o arte que se requiera no esté

307
regiamentado por la ley o no haya en el territorio jurisdiccional a
lo menos dos personas tItuladas que puedan desempeñar el
cargo —art. 13 N~ 2 del C.P.C.—.

AI respecto, cabe recordar que las Cortes de Apelaciones


tienen confeccionada una lista de peritos para evacuar lnformes
en distintas materias. En SanUago, dlcha lista se encuentra en
la Presidencia de la Corte de Apela-ciones.

3. - Los peritos no deben ser afectados por alguna causal


de implicancia o de recusación establecida para los jueces y que
pudiera serle aplicable —art. 113 inc. 2~ del
C.P.C.-.

La razón de estos requisitos que debe reun1r el perl-to, se


explican seña1ando que «Los peritos pueden ser lla-mados
juntamente a exponer sus observaciones y el juicio técnico que
se formen sobre ellas. Por esto, la ley rodea este medio de
prueba de las mismas garantías que se requiere para los
testigos y para los jueces «.

PROCEDIMIENTO PARA DESIGNAR PERITO

Los arts. 414 a 417 del C.P.C. establecen el procedi-


miento que ha de seguirse para la designación de perlto.

Es importante destacar que estas normas tienen un


carácter relevante, puesto que ellas tienen aplicación no sólo
para la designación de los peritos, sino que también para la
designación de los árbitros y partidores de bienes.
~ ~ c,~
una solicitud de parte para la designa-ción de
un perito o decretado el informe pericial de ofìcio por el tribunal,
éste debe proceder a citar a las partes a una audiencia, fijando
día y hora al efecto. Esta resolución se notificará por cédula, por
requerir la comparecencia perso-nal de las partes cuando se
decreta durante eI curso del juicio, como sucede normalmente
en el caso de los perItos; no es así, en el caso de los árbitros o
partidores de bienes, en que la designación será notificada
personalmente, por ser la primera resolución que se dicta en el
juicio.

307
Esta audiencia tiene los siguientes objeüvos:

1 . - Deterrninar el rtûmero de peritos.


2. - Desigriar Ia o Ias persortas de Ios peritos.
3. - Especijìcar Ia catidad, aptitudes o títulos que deben
reunir ~1 o los peritos.
4. - Iridicar el punto o purttos sobre los cuales ha de
recaer et informe.
Ei día de la audiencia puede suceder que todas las partes
asistan a ella y se pongan de acuerdo en todos esos puntos
para proceder a la designaciór ~le peritos. Prima el acuerdo de
las partes y el peritaje se llevará a efecto según lo convenido por
ellas —art. 414 inc. 1 C.P.C.—.

E1 día de la audiencia puede suceder también que


concurran todas las partes y no exista acuerdo entre ellas o que
no concurran todas las partes a ésta, caso en el cual deberá ser
el tribunal quien designe al perito y pronun-ciarse, a la vez,
sobre los otros puntos que sean materia de Ia audiencia. E1
legislador presume que no están de acuerdo las partes cuando
no concurren todas a la au-diencia ûjada por el tribunal para la
designación del perito
—art. 415 C.P.C.—. Existe si una lim!tación cuando es el
Trìbunal quien designa al perito; puesto que éste nunca podrá
designar a ninguno de los dos primeros nombres que le
hubieren propuesto las partes para su designación
-art. 414 inc. 2~ C.P.C.-.

La apelación que se deduzca en contra de la resolu-ción


que cita a las partes al nombrarriiento de perito, no impide que
se proceda a la desìgnación y sólo después de efectuada ella,
se lleva adelante el recurso.

Una vez nominado eI perito por el Tribuna1, dlcha


resoluciõn debe ser notificada a las partes, quienes tienen un
piazo de tres días fatales para hacer valer cualquier incapacidad
legal que pueda afectarlo. Vencido este plazo sin que se formule
oposición, se eiitenderá aceptado el nombramiento -art. 416
C.P.C.-.

E1 art. 424 del C.P.C., dispone también que los incl-dentes


a que da lugar la designación de los perltos y, en genera1, las
actuaciones que estos realicen, se tramltarán en ramo separado.

307
Vencido que sea el plazo de oposiclón de las causales de
incapacidad, o en el caso de haber sido designado perlto por las
partes, se noüfica al perito para que declare si acepta o declina
el cargo. La notificación se le hará por cédula, por ser un extraño
a1 juicio.

Si el perito acepta el cargo, debe declararlo así, y


prestarjuramento de desempeño con fidelidad. Esta decla-ración
deberá hacerse verbalmente o por escrito en el acto de
noüficación o dentro de los tres días inmediatos, y de ella se
dejará testimonio en el proceso —art. 41 7 inc. 1~ y 2~ del
C.P.C.-.

A1 respecto, debemos tener presente que se ha decla-


rado que carece de eficacia lega1 el informe evacuado por un
perito sin haberse prestado el juramento a que se re-flere esta
disposición.

Por otra parte, en los casos en que el juez debe nombrar


el perito por haber desacuerdo entre las partes, si la persona
designada no acepta el cargo, puede el tribunal proceder a
nombrar otra en su reemplazo, sin necesidad de nuevos
trámites.

PROCEDIMIENTO PARA LLEVAR A CABO


EL PERITAJE

Dentro del procedimiento pericial se distinguen tres


etapas:

1.- Una etapa previa, que comprende la aceptacíón del


cargo, el juramento del perito y la citación de las partes al
reconocimiento.

2.- Reconocimiento, que es el acercamiento del perito al


objeto del informe.

3. - E1 díctamen o informe mlsmo, que comprende las


consideraciones y la conclusiôn en la cual resume el perito ~
través de su ciencia o arte~ la apreciación que tiene de Ios
hechos.

307
Reconocimiento

E1 reconocimiento Io constituyen las actuaciones que


realiza el perito para conocer y recopilar antecedentes res-pecto
de la persona, cosa o hecho, respecto del cual se le ha
recabado el informe.

E1 perito citará a las partes para que concurran, si


quieren, al reconocimiento —art. 417 inc. 3Q del C.P.C.—. E1
reconocimiento, en caso de ser varios los peritos, deben
realizarlojuntos, a menos que el tribur,al los autorice para
proceder de otra manera —art. 418 del C.P.C.—.

En la prãctica, eI perito presenta un escrito al tribuna1~


señalando el día, Ia hora y el lugar en que se va a llevar a cabo
el reconocimiento, y la resolución que en ese escrito recaiga(~~
se notifica a las partes en el estado diario.

Las partes pueden intervenir en el acto de reconocimiento


haciendo las observaciones que estimen oportunas. Podrán
pedir que se hagan constar los hechos y circunstancias que
juzguen pertinentes; pero no tomarán parte en las
deliberaciones de los peritos, ni estarán en ellas presentes. De
todo lo obrado se levantará acta, en Ia cual se consignarán los
acuerdos celebrados por los perl-tos —art. 419 del C.P.C.—.

La asistencia de las partes al reconocimiento, es fa-


cultativa, pudiendo ellas asistlr sI lo desean y no será obstáculo
su inasistencia para que (~11a~e lleve a efecto.

E1 Informe o Dictamen

E1 Informe o dictamen, es el escrito mediante el cual el


perito pone en conocimiento del tribunal la labor reali-zada y la
conclusiõn técnica o cientifica a la que ha llegado respecto del
punto o materia sobre el cual se le ha reque-rido su opinión.

Si se hubieren deslgnado varios peritos, éstos pue-den


emitir su~informeen forma conjunta o separada —art.
423-.

E1 iegislador no ha establecido un plazo para que los


peritos evac~ien su lnforme o dictamen. Sin embargo, se faculta
a los tribunales para, en cada caso, señalar el término dentro del

307
cual los peritos deben evacuar su en-cargo. SI dentro de ese
plazo no cumplen, se les puede apremiar por medio de multas,
pudiendo incluso el tribu-nal prescindir de su Informe o decretar
que se nombre un nuevo perito -art. 42~0 del C. P.C.—.

Si se hubieren designado varios perItos y existiere


discordia entre ellos, podrá el tribunal, a su arbitrio, si lo esüma
necesario~ para la mejor ilustración de las cuestiones que debe
resolver, disponer que se proceda a la designación de un nuevo
perito de acuerdo a las reglas generales —art. 421—.

Si nombrado este nuevo perito, no coincide en sus


apreciaciones con las de los anteriores, el Tribunal apreciará
Iibremente las opiniones de todos ellos, tomando en cuenta los
demás antecedentes del proceso.

E1 informe o dictamen que evac~a el perito es acom-


pañado al proceso por el tribunal, con citación.

Las partes, dentro del plazo de citación, deberán for-mular


eI incidente que tenga por finalidad objetar el infor-me, por
defectos formales, como sería haberse evacuado sin haber
realizado eI reconocimiento, recabar el lnforme sobre puntos
distintos a los establecidos por las partes de común acuerdo, o,
en su defecto, por el tribunal.

No obstante, las objeciones al informe pericial que se


refieran a su mérito probatorio y no a aspectos formales, como
lo relaüvo al nombramiento y normas sobre la dili-gencia misma,
deben desecharse, porque es el juez quien valora el informe con
arreglo al art. 425 del C.P.C. y las partes pueden hacer
observaciones al peritaje en cualquier tiempo, siempre que Io
estimen válido, lo cual es disünto de las objeciones que la
diligencia pericial les merezca desde el punto de vista procesal,
las que sólo pueden hacerse dentro del plazo de citación.

Gastos y Honorarlos del Perito

La regla general es que los gastos y honorarlos que se


originen por la diligencia misma o por la comparecencia de la
otra parte al lugar donde deba practlcarse, sean de cargo de la
parte que haya solicitado la medida, salvo que le tribunal estime
necesaria la medida para el esclarecimiento de la cuestión, y sin
perjuicio de lo que en deûnltiva se resuelva sobre el pago de
307
costas.

E1 tribunal, de oflcio o a peüción de parte, podrá ordenar


que, previamente, se conslgne una cantidad prudencial para
responder de los gastos y honorarlos refe-ridos.

La resolución por la cual se flje el monto de la con-


signactõn4~ se notiflcará por c&Iula al que solicitó el Infor-me de
peritos.

Si dicha parte deja transcurrir diez días, contados desde la


fecha de la notiflcación, sin efectuar la consigna-ción, se la
tendrá por desistida de la diligencia periclal solicitada, sin más
trámite —art. 41 1 incisos 2, 3 y 4 del C.P.C.-.

Valor probatorio

De conformidad a1 art. 425 del C.P.C. el valor proba-torio


del informe de perltos se aprecia de acuerdo a las reglas de la
sana crítica.

LAS PRESUNCIONES

CONCEPTO

Es un medio de prueba que supone una actividad lógica;


una actividad deducüva. Las presunciones están desarrolladas
por la propia ley,en el caso de las presuncio-nes legales, o es el
propio Tribunal el que deduce, en el caso de las presunciones
judiciales.

Consiste en el empleo por la ley o el Tribunal, de hechos o


antecedentes conocidos para deducir o Inferir de ellos hechos
desconocidos, substanclales, pertinentes y contradictorios del
proceso.

307
A1 efecto, se ha declarado que Ia llamada prueba de
presunciones consiste en un razonamiento que, partiendo de un
hecho conocido, proporciona certeza sobre el hecho
desconocido por Ia vinculación o relación lógica existente entre
uno y otro.

ELEMENTOS DE LAS PRESUNCIONES

En toda presunción es posible distinguir los siguien-tes


elementos:

1 .- EI hecho o circunstancia conocido, lo que cons-tituye


la base de la presunciõn.

2.- E1 elemento lõgico o actividad raciona1, que se realiza


a partir del hecho conocido para unirlo con el he-cho
desconocido.

3. - E1 hecho presumido, que era desconocido y que


como consecuencia del juego de los elementos anteriores pasa
a ser determinado.

CLASIFICACION

1 .- Según qulen Ia establece

De acuerdo al art. 1 7 1 2 del C. Civil, las presunciones se


clasifican en:

Legales
Judiciales.

En las presunciones lega1es, es el legislador quien


establece el hecho presumido partiendo del hecho base o
premisa; y en las presunciones judiciales es el Juez quien
efectúa esa labor.

307
2.- De acuerdo a si se puede rendir prueba en contra
del hecho presuinldo

E1 art. 47 del C. CiviI contempla las presunciones


legales a1 señalarnos que si los antecedentes que dan
motivo a la presunción son determinados por la ley, la
presunción se llama legal.

Se las subclasifica en:

Presunciones de derecho, y

Presunciones legales propiamente tales o


simplemente

legales.
Esta clasificación de las presunciones 1egales~ se
realiza a partir de si se puede o no rendir prueba para
destruir el hecho presumido, que el legislador establece
partiendo del hecho conocido o premisa.

La presunción de derecho es aquella establecida en


la ley en que, acreditado el hecho conocido o premisa, no
es posible rendir prueba para los efectos de destruir el
hecho presumido a partlr de aquél.

En la presunción de derecho nos encontramos con


que:

a.- Es el legislador eI que establece la determinación


del hecho presumido a partir del hecho base o premisa;

b. - Para que pueda operar la presunción, siempre es


necesario probar el hecho conocido o premisa, a partir del cual
se establece el hecho presumido;

c. - Acreditado el hecho conocido, base o premisa, se


debe tener por acreditado eI hecho presumido, sin que sea
posible rendir prueba en contrario: A1 efecto, el inc. final del art.
47 del C. Civil, establece que si una cosa, según Ia expresión de
Ia ley. se presume de derecho, se entiende que es inadmisible la
prueba contraria, supuestos los antecedentes o circunstancias.

d. - De acuerdo con lo anterior, en la presunción de

307
derecho, para los efectos de determinar eI objeto de la prueba,
debemos tener presente que siempre es necesario rendirla para
acreditar el hecho base o premisa, pero que, acreditado éste,
exisürá una exclusión de prueba respecto del hecho presumido,
puesto que éste siempre deberá ser establecido de acuerdo al
mandato Iegal, sin que sea po-sible rendir prueba en contrario.

Constituyen ejemplos de presunciones de derecho en


nuestro ordenamiento legal, la presunción de la concep-ción a
partir del nacimiento —art. 76 C. Civil— y la de mala fe a partir
del error en materia de derecho —art. 706 inc. 4 C. Civil-.

La presunciõn simplemente 1ega1~~~es aquella estable-


cida por la ley y constituye por sí misma prueba completa
respecto del hecho presumido, pero admite la rendición de
prueba en contrario para los efectos de destruirla.

Proposiciones normativas de carácter legal acerca de la


verdad de un hecho, contra la cual se admite, sin embargo,
prueba en contrario. A1 1gu~i que lapresunción de derecho, en
la presunciór~udicia1nos encontràmõš con que ella es
establecida por el Iegislador y para que opere siempre es
necesario probar el hecho base o premisa, a partir del cual se
establece el hecho presumido.

No obstante, en la presuncïón simplemente legal, es


posible rendir prueba con el fin de destruir el hecho presumido
por eI Iegislador, lo que nunca será admislble en

307
307
309
la presunción de derecho. A1 efecto, eI inc. 2 del art.
47 del C. Civil, establece que se permitirá probar Ia
no existencia del hecho que legalmente se presume.
aunque sean ciertos los antecedentes o
circunstancias de que lo inflere la ley, a menos que
se trate de presunciones de derecho.

En lo que dice relación con el objeto de la


prueba en relación con el hecho presumido en forma
simplemente Iegal. debemos señalar que eIla puede
recaer tanto sobre el hecho base o premisa como
respecto del hecho presu-mido, no existiendo una
exclusión de prueba, como acon-tece en la
presunción de derecho respecto del hecho pre-
sumido.

En la presunción simplemente lega1, se ha


señalado que nos encontramos en presencia de una
alteración de la carga de la prueba, puesto que en
ella la parte que desee valerse del hecho presumido
no deberá rendir prueba para acreditar su existencia,
como acontece según Ia regla ge-neral, sino que
deberá ser la parte que desee clestruir su existencia,
1a que deberá rendir la prueba para desvanecer eI
hecho presumido.

A título meramente ejemplar, podemos citar


como presunciones simplemente Iegales, (la del art.
180 del C. Civii) eI poseedor es reputado dueño,
mientras otra perso-na no justifique serlo —art. 700
C. Civil—. Se presume la remjsión o condonación de
deuda cuando el acreedor en-
* trega (~vo1untariamente~a1 deudor el título de la
obligaciôn,
* o lo destruye o cancela, ~on ánimo de extinguir la
deuda)
—art. 1.654 del C.Civil-.

LAS PRESUNCIONES JUDICIALES

Son aquellos hechos desconocidos que


deduce el juez de ciertos antecedentes que constan
en el proceso.
Acción y efecto de conjeturar eljuez, mediante razo-namientos de
analogia, inducción o deducción, la existen-cia de hechos desconocidos
partiendo de Ios conocidos. Couture.

Al efecto, se ha declarado que Las presunciones ju-diclales son los


razonamientos por los cuales losjueces del fondo establecen la verdad de un
hecho desconocldo por la relación entre éste y otros hechos conocidos. Para
estable-cer una presunciónjudicial, se requiere la existencia de un hecho rea1
y debidamente probado que slrve de base para deducirla; un hecho
desconocido, cuya existencla se pre-tende averiguar, y una relación que la
determina el juez mediante estos razonamientos.

E1 Código Civil en el inc. fina1 del art. 1712, nos dice que para constituir
plena prueba, las presunciones judi-ciales deben ser graves, precisas y
concordantes, es decir, deben ser dos o mãs, por emplear términos en plural.

En cambio, el Cõdigo de Procedimlento Civil en el art. 42~Å6 inc. 2~,


modifica el art. 1 772 del C.Civil, por cuanto permlte que una sola presunción
judicial pueda constituir plena prueba, cuando, a juicio del tribuna1, tenga
carac-teres de gravedad y precisión para formar convenclmiento.

E1 Código de Procedimiento Pena1, en el art. 486, vuelve a exigir la


pluralidad de presunciones por el fin jurídico que se envuelve en esta materia.

BASES DE LAS PRESUNCIONES JUDICIAIJES

Son creadas por el propio juez, aunque muchas veces es el propio


legislador, en la propia Iey, la que establece la base sobre la cual se ha de
constituir la presunción judicial. Por ej. En la prueba testimonia1: de acuerdo al
art. 383. el testimonlo de oídas y la declaración del menor de 14 años de edad,
según el art. 357 del C.P.C., y la confesión extrajudicia1 verbal, según el art.
398 inc. 1, constituyen una base de presunción —art. 398 C.P.C.—.

La base de la presunción judicial la consUtuyen los hechos no probados


en forma plena por las partes.

En materia penal, las declaraciones de testlgos ta-chados constituyen


una base de presunción judicial o indicio.

AMBITO DE APLICACION DE LAS PRESUNCIONES


JUDICIALES

Es muy amplio, con la sola limitación de que no podrá~por medio de


presunciones judiciales,probarse los actos o contratos que no pueden
acreditarse por lo hechos o circunstancias que sirven de base a la presunción
Judi-cial.

Por ej. No puede probarse la compraventa de Bienes Raíces por medio


de presunciones judiciales fundadas en declaraciones de testigos. La amplitud
de las presunciones judiciales est~ limitada por los actos y contratos solemnes
que deben probarse por la solemnidad.
VAIJOR PROBATORIO DE LAS PRESUNCIONES
JUDICIALES

E1 Côdigo Civil exige que sean graves, precisas y concordantes.

Que sean graves, signiflca que la presunción sea ostensible; debe aparecer
plenamente configurada de los hechos que Ie sirven de base, de manera que a
partir de ellos exista un nexo causal que lleve como consecuencia lógica a la
determinaciõn del hecho presumldo.

Que sean precisa~i, significa que no deb~ ser vaga~ difusa! y


susceptibl&de conduclr a conclusiones diversas.

Que sean concordantes, significa que ellas deben ser armônicas, no


deben ser contradictorias entre sí, de ma-nera que induzcan todas a la misma
conclusión de haber existido el hecho presumido.

A1 efecto, se ha señalado que la presunción debe ser grave, o sea, que


resulte de una deducción lógica que dé la certeza sobre el hecho presunto;
debe ser precisa, o sea, que no se preste para deducir consecuencias
diferentes a la deducida, y concordante, porque todas las presunciones deben
coincidir entre sí dirigiéndose al mismo objetivo.

E1 C.P.C. modifica al Código Civil, ya que establece que una sola


presunción puede constituir plena prueba, cuando a juiclo del tribunal, tenga
caracteres de grave-dad y precisión suficientes para formar su convencimiento
-art. 426 C.P.C.-.

En todo caso, debemos tener presente, al efecto, el haber sostenido


nuestra Jurisprudencia que presumi.r, para el juez, es una labor enteramente
persona1 y subje-tiva. De las probanzas producidas deduce el juez hechos, en
uso de facultades que la ley le otorga. Si de los hechos pretendidos demostrar
en el proceso, no resulta posible deducir presunciones que le permitan llegar al
convencimiento de la existencia de otros hechos, no puede legalmente
sostenerse que se han infringido las reglas reguladoras de la prueba de
presunciones. Además, nuestra Jurisprudencia ha manifestado un criterio
uniforme en el sentido de establecer que la construcción de la presun-ción
judicia1 y Ia determinación de los caracteres de gravedad y precisión
suficientes para que constituyan plena prueba, son facultades privativas de los
jueces de fondo y quedan por ello a1 margen del control del tribunal de
Casación.

En el art. 427 del C.P.C., se encuentran dos presun-ciones simplemente


legales, que constituyen medios espe-cíflcos de prueba que seña1a el
legislador.

La declaración de un Ministro de Fe y los hechos declarados por la parte


en otro juicio, se reputarán verda-deros, salvo prueba en contrario.

DE LOS PROCEDIMIENTOS POSTERIORES A LA


PRUEBA Y~DE LA APRECIACION COMPARATIVA DE
LOS MEDIOS DE PRUEBA~

Tan pronto como vence el término probatorio, las partes tienen el


derecho de hacer por escrito las observa-ciones que el examen de la prueba
les sugiera, dentro de los diez días siguientes a dicho vencimiento.

E1 objeto de tales escritos, es dar a las partes la oportunidad de hacer


las alegaciones conducentes sobre la prueba rendida en el proceso y tratar de
este modo de convencer al tribunal en lo relativo a la mejor opción que les
asiste en el reconocimiento de sus respectivos dere-chos. Cualquiera otra
pretensión será inadmisible, como la de intentar alguna a1teración de las
acciones o de las excepciones que fueron ya materia del pleito, o la de aducir
nuevas.

Vencido el plazo de diez días en cuestión —que t1ene los caracteres de


común y fatal— art. 432 del C.P.C.: Vencido el plazo a que se refiere el artículo
430, se hayan o no presentado escritos y existan o no diligencias pendientes,
el tribunal citará para oír sentencia, o ~a, con esta resolución, que es
inape1ab1e~, por expresa disposición de la ley, eI pleito queda concluso, a lo
menos virtualmente. Sin embargo, se puede recurrir en contra de elIa de
reposición, la que se presentará dentro de tercero día y fundada en un error de
hecho.

En cambio, debemos recordar que Ia resolución que cite a las partes


para oír sentencia definillva luego de evacuada Ia dúplica, omitiendo la
recepciôn de la causa a prueba es apelable, por cuanto explícita o
Implícitamente niega el trámite de recepciõn de la causa a prueba.

Ahora, la condición de inapelable de la citación para ~ sentencia~ evita


por completo dificultades que antes se
presentaban frente a esta resolución, tanto para saber si era o no apelable y
en qué forma, en caso afirmativo, cuanto si bastaba su sola dictación para que
surtlera efec-tos, o bien, por el contrario, se requería su notificación a las
partes y, aún, que la misma resolución quedara ejecutoriada, cuestiones que
dieron motivo a diferentes interpretaciones y, por lo mismo, a continuas
dilaciones y entorpecimientos de Ios juicios.

En su empeño de evitar dilaciones, a veces mal in-tencionadas, el


Código de Procedimiento CIvil —art. 431— previno el caso de que las
diligencias de prueba evacuadas fuera del tribunal no hubieran sido devueltas
oportuna-mente para ser agregadas a los autos, y es así que no es obstáculo
alguno para la prosecución del juicio~No será motivo para suspender el curso
deljuicio ni será obstáculo para Ia dictación del fallo el hecho de no haberse
devuelto la prueba rendlda fuera del trlbunal,o el de no haberse practicado
alguna otra diligencia de prueba pendiente, a
menos que el tribunal, por resolución fundada, 1Ø estime estrictamente
necesaria para la acertada resolución de la causa. En este caso, la reiterará
como medida para mejor resolver y se estará a lo establecido en el art. 159.
En todo caso. si dicha prueba se recibiera por el tribuna1 una vez dictada la
sentencia, ella se agregará al expediente para que sea considerada en
segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.

Mucho menos justificado para suspender el curso del juicio será eI


motivo de la falta de agregación de las pruebas rendidas ante el mismo
tribunal, como la pericial, la de testigos, etc.
Con el fin de precaver cualquiera divergencia ulterior sobre tales
pormenores, lo mismo que en lo referente a verificar si e1 tribunal tuvo o pudo
tener a la vista todas las pruebas rendidas a la fecha de la dictaclón de la
sentencia, el secretarlo de la causa cuidará de dar cumplimiento al art. 34 del
C.P.C., o sea, agregará a1 proceso las piezas aquellas inmediatamente
después de ser entregadas o re-cibidas en su oficio, con indicación de la fecha
pertinente.

Aunque para algunas de las partes siempre será un trastomo el


hecho de que el tribunal no alcance a consi-derar aquellas pruebas, por
los motivos expuestos, es evi-dente que no les producIrá el mismo hecho
un perjuicio irreparable. toda vez, que el inc. 2~ del art.431~ ordena
agregar dicha prueba a1 expediente para ser considerada en segunda
instancia, si procediere.

LA CITACION PARA OIR SENTENCIA

-~. Es un trámite esencial, según lo establece el art. 795 N 9 Ø del


C.P.C. En general, son trámites o diligencias
esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de mayor o
de menor cuantia y en los juicios especiales:

La citaciõn para oír sentencia definitiva, sa1vo que la ley no establezca


este trámite.
La citación para oír sentencia~ sólo necesita ser no-tificada por el estado
diario y desde que se produzca este hecho, no se admitirán escritos ni pruebas
de ningún género, 10 que prácticamente se traduce en la obligaciõn que le
corresponde al tribunal de rechazar de plano estas presentaciones, las cuales
no deberán agregarse a los autos, y si ello ocurriera, a pesar de todo, no
corresponderá al fallo considerarlas. En otras pa1abras, cabe decir que, a
partir de dicha oportunidad, la tramitación del juicio se detiene por completo, a
excepción de los casos expresa-mente contemplados en el art. 433 del C.P.C.

Tales excepciones son:

~ Incidentes sobre nulidad de lo obrado. La que puede ser declarada, de


oficio o a peticiôn de parte:

a. - En los casos que la ley expresamente lo disponga;y

b. - En todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las


partes un perjulclo reparable sólo con la declaración de nulidad.

2~.- Decretar de oficlo medidas para mejor resolver. Es, precisamente,


en este estado del proceso cuando el juez puede hacer uso de las Medidas
Para Mejor Resol-ver, ya que el art. 159 del C.P.C., dice que los tribuna1es
sólo dentro del plazo para dictar sentencia podrán dlctar de oficio las medidas
para mejor resolver que les faculta esa disposición.

3Q~~ Puede solicitar el actor a1guna o algunas de las Medidas


Precautorias que contempla el art. 290 del C.P.C. Ello es natural y además
lógico, porque muchas veces la medida precautoria será la única manera de
asegurar el resultado de la acciõn, ya que el demandado al percibir que se ha
acogido la demanda puede ocultar o enajenar sus bienes.~Además de los
casos señalados por el leglslador, con posterioridad a la citación para oír
sentencia,~ es posible formular las peticiones y rea1izar las actuaciones
siguientes:

4~... Impugnar los documentos públicos, privados y


traducciones de éstos, si el plazo contemplado para ese
efecto venciere luego de la « citación para oír sentencia « -
art. 433 inc. 2~ del C.P.C. -

5Q•~ Solicitar privilegio de pobreza;

~ Solicitar la acumulación de autos, con el objeto que se dicten


sentenclas contradictorias;

~ Desistirse de la demanda;y

8~.- El tribunal puede citar a las partes a concilia-ción.

MEDIDAS PARA MEJOR RESOLVER

Una vez cumplidas las diligencias y trámites subsi-guientes aI


vencimiento del término probatorio, eljuez queda en situación de expedir el
fallo definitivo de la causa en la forma y plazo determinados por la misma ley,
salvo que esume necesario decretar previamente alguna o algunas de las
medidas para mejor resolver, que aparecen estable-cidas en el artículo 1 59
del Código de Procedimiento CivIl. Esta facultad concedida a los jueces, no
pueden ejercerlas éstos caprichosamente, ni mucho menos; se trata de una
excepción a Ia regla general que les impide proceder de oficio en la
substanciaciõn de los juicioS~ y, por consiguiente, dicha autorización debe
amoldarse en su ejercicio a los términos estrictos que tanto la letra como el
espíritu de la ley conciben.

En primer lugar. para dictar tales medidas, se exige que Ia causa se halle en
estado de sentencia, lo que es igual a que aparezca ya finalizada la
tramitación y cumpli-da la tarea que correspondiô a las partes dentro deljuicio,
de donde resulta que el juez no está llamado entonces a suplir los medios de
prueba y las defensas de ninguna de ellas,sino, sencillamente, a esclarecer
sus derechos, salvar los puntos dudosos o las deficiencias de que adolezca el
procesa~n una palabra, a perfeccionar los antecedentes que ya existen y se
conocen, con el fin de averiguar más a fondo y mejor la verdad del pleito y
dictar así un fallo en condiciones de mayor acierto y justicia. La oportunidad
para ello, como se ha visto, no puede ser más propicia ni su afán más legitimo,
sìempre que se proceda con absoluta lmparcia1idad y limitãndose a los casos
en que rea1mente se impone un método semejante.

¡Con cuánta razón se sostuvo el establecimiento de este precepto por la


Comisiõn Revisora del Códlgo!, dicien-do que la ley debía mirar en el
maglstrado a una persona imparcia1 y recta, empeñada en buscar la verdad; y
no sospechar de él hasta el punto de vedarle los camlnos de encontrarla; y
que sI, realmente, el sistema propuesto te-nía sus inconvenientes, éstos no
eran ta1es que de ordina-rio hubieren de ser superiores a Ios bienes que
estaba llamado a producir.

La Jurisprudencia de nuestros tribunales, por su lado, más de una vez ha


confirmado las proposiciones anteriores y sentado como doctrina inamovlble
que:

Para ejercítar la facultad que concede este artículo es menester que


haya en Ios autos antecedentes, alguna presunción de verdad en favor del
hecho que debe ser establecido, alguna prueba aunque insuûciente que sirva
en el sentido indicado, porque el presente artículo no dispensa al juez del
deber primordia1 de fa1lar con arreglo al mérito de los autos, o sea,
absolviendo o condenando se-gún que el demandante haya acreditado o no Ia
acción de la demanda.

Se ha dicho, asimismo, que para que pueda prospe-rar la demanda es


necesario que se pruebe la acclón en-tablada.

(~.~Tamb1én~ en el proplo texto de la 1ey~,, tenemos la misma


confirmaciõn, esto es, que la facultad de los jueces en este sentido no es
absoluta: así, por ejemplo, Ia relativa a la comparecencia de los testigos~, se
lImita a los que hayan declarado en el j uicio y sólo cuando sus dichos sean
obscuros o contradictorios,y, todavía, con el único fin de que los aclaren o
expliquen, de tal manera que esta medi-da no se justifica cuando sus
declaraciones hayan sido dadas en forma clara y explícita. (~o mismo se
deduce de lo dispuesto especialmente con relación a las medidas con-
signadas en los N~s. 1, 2 y 6 del art. 159 del C.P.C.

De las medidas en cuestión, mejor dicho, de su or-denación o de la


resolución que las decreta, debe darse conocimiento a las partes, requisito
indispensable para la validez de la misma diligencia y, aún, de la sentencia en
que se las considere, ya que es imposible desconocer el carácter probatorio
que revisten dichas diligencias, las cuales se decretan tanto en favor como en
contra de todas y cada una de las partes que intervienen en el juicio. Por este
medio, ademãs, se ha querido dar la oportunidad de representar al tribuna1 la
improcedencîa o inconveniencia de las medidas decretadas, no obstante que
las respectivas resoluciones son inapelables, salvo las que dicten en los casos
contemplados por el inciso final del mencionado artículo:

1~.- La primera de esas excepciones se refiere al informe de peritos,


porque la medida, a mãs de innecesaria, puede ser dispendiosa para las
partes;

2~.- La segunda, a la apertura de un término de prueba breve e


improrrogable. limitado a los puntos de prueba que el mismo tribunal
determine, cuando en la
prãctica de alguna de estas medidas aparece de manlfiesto la necesidad de
esclarecer nuevos hechos indispensables para dictar sentencia, en cuyo caso
tamblén sejustifica la apelación, si bien este recurso sólo procede al tratarse
de una resolución dictada por un tribunal de primera ins-tancia.

E1 hecho de que en ciertos casos, como el anotado, la ley conceda el


recurso de apelación contra las resolucio-nes que decretan estas medìdas, no
signifìca que estas resoluciones dejen de ser meros decretos o providencias,
que sólo tienden a determinar o arreglar la substanciación del proceso y, por
consiguiente, de ningún modo son sus-ceptibles, en sí mismas, de los recursos
de casación.

También es conveniente tomar en cuenta que~si bien el expresado art.


159 del C.P.C.~ faculta aljuez para hacer consideraciones no aducidas por las
partes y traer al pro-ceso pruebas que ellas no rindieron, tal cosa no lo autoriza
para prescindir de resoluciones ejecutoriadas que las mls-mas partes, o más
propiamente una de ellas, obtuvo con anterioridad. Así, por ejemplo, no podrá
el tribunal por este medio dejar sin efecto la resolución que hublera dado por
confeso al litigante ~í ciertos hechos.

Como verdaderas diligenclas probatorlas que son


—aparte de Io preceptuado, especia1mente en el art. 159 del c.P.C.— las
medidas para mejor resolver deben practicarse previo decreto judicia1
notificado a las partes, conforme a la exigencia que formula el art.324 del
C.P.C., de aplicación general: y corresponde a las mlsmas partes, por su-
puesto, la obligación de procurar que dicha notificaclón o conocimiento de Ia
respectiva resoluciónjudiclal se efectúe oportunamente, lo mismo de que esta
resolución logre el debido cumplimiento. De modo, pues, que si el tribunal,
para mejor resolver, ordena agregar un documento al proceso, notificada que
sea esta resolución, la parte a quien interesa Ia medida o el pronto fallo de la
causa~ procederá a verificar esa agregación, hecho lo cua1 se dará citación
del documento a todas las partes del juicio, toda vez que, en la especie, se
trata de una agregación hecha por orden del tribunal, en uso de las facultades
de oficio, diligencias que, como se ha dicho, son decretadas tanto en favor
como en contra de todos y cada uno de los litlgantes.

La falta de dichas diligencias o el defectuoso cumpli-miento de las


mismas, acarreará necesariamente la nuli-dad de 1a~ sentencia que así se
dictare, en vista de lo preceptuado al respecto por lo arts. 768 N~ 9 y 795
N~ 4
\ del Código de Procedimiento Civil.

Naturalmente, si el cumplimiento de estas diligen-cias


correspondiera de un modo exclusivo a alguna de las partes, podrán las
demás solicitar del tribunal que se apremie a aquélla con tal objeto, bajo
apercibimiento de proceder a su costa, de prescindir de las medidas decre-
tadas, u otros arbitrios que se estimen pertinentes. En principio, siempre
corresponderá la práctica de las diligen-cias necesarias para llevar a cabo
las medidas ordenadas por el tribunal, al litigante que las haya invocado a
su favor, sin perjuicio de lo dispuesto por la ley para casos particulares o
de lo que se resuelva judicialmente, en caso de una controversia sobre la
materia.

Con tales salvedades y advertencias, la regla general es que las


medidas para mejor resolver se ordenan con simple conocimiento de las
partes: y se comprende que así sea, porque vista la causa queda cerrado
el debate, por lo cual no procede el trámite de Ia citación que de suyo
tiende a abrir la discusión.

Las medidas para mejor resolver pertenecen indistintamente a los


tribunales de primera y de segunda instancia, y por lo que respecta a estos
últimos, los jueces que Ias hayan decretado.~ serán los únicos
competentes para fallar la causa, sin que sea necesario, una vez
cumplidas, que la causa se ponga nuevamente en tabla, ya que ello
sucede después de la vista y sin perjuicio del acuerdo.

Además, el tribunal de a1zada no está impedido para decretar tales


medidas~ por la circunstancia de que el tri-bunal de primera instancia haya
hecho uso de esa misma facultad; ni siquiera por la de ordenarse una nueva
de igua1 naturaleza que la cumplida en primera instancia, siempre que los
antecedentes del juicio justifiquen este procedimiento, como quiera que la ley
ha concedido expre-samente a uno y otro dicha facultad, la que sólo puede
serles coartada por la misma ley.
LA SENTENCIA DEFINIT1VA

A contar desde la notiflcación de la resolución que cita a las partes para


oír sentencia, el juez tiene el plazo de sesenta dias para dictar sentencia
definitlva —art. 1 62 inc. 3Q C.P.C.-.

Si eljuez no dicta sentencla dentro de ese plazo, será amonestado por la


Corte de Apelaciones respectiva; y si, a pesar de esta sanción, no expide el
fallo dentro del nuevo plazo que aquélla le designe, incurrirá en la pena de
sus-pensión de su empleo por el término de treinta días, que será decretado
por la misma Corte —art. 162 inc. 4Q del C.P.C.—.

Ahora bien, es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia,


resolviendo la cuestIón o asunto que ha sido objeto del juicio —art. 158, inc. 2~
del C.P.C.— y como el juicio ordinario de mayor cuantía es conocido siempre
en primera instancia, esta sentencia será también de primera instancia, o sea,
susceptible del recurso de apelación.

En cuanto a los requisitos de forma, deberá ajustarse estrictamente a lo


que prescribe el art. 170 del C.P.C., en relación con el Auto Acordado sobre la
forma de las sentencias de 30 de sepuembre de 1920. Materia que fue
estudiada en el curso de Derecho Procesa1 de primer año.

La sentencia definiuva de primera instancia se notl-fica por cédula —art.


48 inc. l~ C.P.C.—, sin perjuicio de que el secretario anote en el estado diario
el hecho de haberse dictado, el día de su dictación y el envío de aviso a las
partes. formalidades, que, en caso a1guno. Implican noti-ficaciõn -art. 162, inc.
final C.P.C.—.

Una vez notificada la sentencia definiuva de primera instancia queda


firme o ejecutoriada, desde que transcu-rren todos los plazos que la ley
concede para la interposi-ción de dichos recursos, sin que se hayan hecho
valer por las partes, y el secretario certifique este hecho, a continua-ción del
fallo —art. 174 C.P.C.—.

Si se deducen, la sentencia queda flrme o ejecuto-riada desde que se


notifique el decreto que la manda cum-plir. una vez que terminen los recursos
deducidos —art.
174—.

FORMAS DE TERMINAR EL JUICIO


ORDINARIO

E1 juicio ordinario de mayor cuantía tIene una forma normal y otras


extraordinarias de terminarse. Normalmen-te, termina por sentencia definitiva,
toda vez que ella pone fin a la instancia resolviendo la cuestión o asunto que
ha sido objeto del juicio.

Hay, además, algunas formas especiales y extraordinarias de concluir y


a ellas pasamos a referirnos:
DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA

Antes de notificada la demanda, el actor puede reti-rarla sin trámite


alguno, estimándose como no presenta-da. Pero si ya ha sido notificada la
demanda, se produce la relación procesal y el actor sólo puede desistirse de
ella, mas no retirarla —art. 148 C.p.C.—.

E1 demandante puede desisUrse de Ia demanda en cualquier estado del


juicio, y la resolucián que la acoge produce cosa juzgada, no sôlo respecto de
las partes litigantes sino de todas las personas a qui~nes habría afec-tado la
sentencia del juicio a que se pone fin art. 150
C.P.C.

La resolución en referencia es una sentencia interlocutoria, de aquellas


que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación.

ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO

E1 procedimiento se entiende abandonado cuando todas Ias partes que


figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante seis meses,
contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestiõn útil
para dar curso progresivo a los autos —art. 152—.

El abandono podrá hacerse va1er sólo por el deman-dado, durante todo


e1 juicio y hasta que se haya dictado sentencia de término en la causa —art.
153 inc. 1~—.

E1 abandono no hace perder las acciones y excepciones deducidas y


opuestas por las partes en Uempo y forma: pero sí el procedimiento que se
había actuado en el iuicio.

Y así es como el art. 156 en su inc. 1~, estatuye: No se entenderãn


exunguidas por el abandono las acciones o excepciones de las partes; pero
éstas perderán el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de
hacerlo valer en un nuevo juicio.

LA CONCILIACION

De esta actuación procesa1 nos preocupamos anteriormente, por lo que


nos remitimos a lo (~anteriormente) expuesto sobre la materia.

LA TRANSACCION

Es un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un Iitigio


pendiente o precaven uno eventual —art. 2446 Código CiviI—.

Para transigir en un pleito puede presentarse un escrito de común


acuerdo, en el cual los lltlgantes expre-san su convenio; o bien, puede
celebrarse el contrato de transacción ante notario, acompañándose aI juicio
copia de la escritura respectiva.
EL COMPROMISO

Las partes pueden, también, poner término a1 juicio retirando de los


tribunales eI conocimiento del asunto controvertido, para entregá.rselo a un
arbitro, con las facultades que estimen convenientes.

La celebraciõn de un contrato de compromiso puede traducirse,


naturalmente, en una mayor celeridad en el procedimiento.

EL JUICIO SUMARIO

FUENTES LEGALES.- E1 Juicio sumario se halla re-glamentado desde el art.


680 al 692 del C.P.C.

CAMPO DE APLICACION:

El procedimiento de que trata el Título XI del Libro 111 del


Código deCprocedimiento Civil, se aplica, en defecto de otra regla especial, a
los casos en que la acción dedu-clda requiera, por su naturaleza, tramitación
ráplda para que sea eficaz; y, ademãs, a los casos expresamente con-
templados en la ley -art. 680 C.P.C.—.
En consecuencia, son dos situaciones que determi-nan eI
ámbito del juicio sumario:

La primera, que precisa a la vez la concurrencia de dos


requisitos, a saber, que la acción por su naturaleza requiera de una tramitación
rápida para que sea eficaz y que el legislador no haya previsto un
procedimiento espe-cia1 para esa acción;

La segunda, que solamente exlge texto lega1 expreso


determinante de la aplicación de este procedimiento sumarIo.

Como se comprende, en el primer caso, al tribunal se le reserva la


facultad para que, soberanamente, resuelva si debe aplicarse o no el
procedimiento sumario; y, en el segundo, Ia labor deltribunal y del intérprete se
reduce a examinar la Iey y conštar si contempla o no para la acción de que se
trata esta tramitaciõn o procedimiento sumario.

Ahora bien, los casos en que el legislador exige ex-presamente la


aplicación del procedimlento sumario, son los siguientes:

1~.- A los casos en que 1a ley ordene proceder sumariamente, o breve y


sumariamente, o en otra forma análoga - art. 680 N~ 1 C.P.C.

En consecuencia, el 1egis1ador~. contempla, Indistlntamente, tres


(especies de~ fórmulas para dar a entender que desea que una determinada
acción se ventile de acuer-do a1 procedimiento sumario, a saber:

a.- Ordenar que debe procederse surnariamente;

b. - Ordenar que debe procederse breve y sumaria-mente: y


c. - Ordenar que debe aplicarse et procedtmiento suma-río, pero
empleando fórmulas anátogas a las anteriores.
2~.- Las cuestiones que se susciten sobre constitu-ciõn, ejercicio,
modificación o extinción de servidumbres naturales o legales y sobre las
prestaciones a que ellas den lugar —art. 680 N~ 2 del C.P.C.—.

En la prácUca, quiere decir que toda controversia sobre servidumbres


naturales y legales, se somete a1 procedimiento sumario, desde su
constitución hasta las prestaciones a que dé lugar.

Se excluyen, evidentemente, de este precepto, las servidumbres


voluntarias; perc~ si la controversia que pueda orIginar requiere, por su
natura1eza, de una tramitación rápida para que sea eficaz, no divisamos
inconveniente legal para que la acclón respectiva se ventile de acuerdo con el
procedimiento sumario, en conformidad a lo pres-crito en el inciso primero del
art. 680 del C.P.C.

3Q•~ Los juicios sobre cobro de honorarlos, excepto el caso del art. 697
del C.P.C.

Por honorarios, se entiende el esUpendio o remune-ración que se debe a


una persona por su trabajo en a1gún arte libera1 y que. a diferencia de los
sueldos y salarios, carece de los caracteres de fijeza y periodicidad.

De suerte que Ia remuneraciôn adeudada a un pro-fesional liberal, podrá


ser exiglda por éste en conformidad al procedimiento sumario; pera~ también
hay otras perso-nas que, por expresa disposición del legislador, reciben
estipendios llamados honorarios, ejs., los mandatarios, los guardadores, los
depositarios, etc. ¿Puede,en consecuen-cla, este último grupo de personas
cobrar también en jui-cio sumario el pago de sus honorarios?

En nuestra opiniôn, la respuesta debe ser afirmativa. En efecto, la


historia fidedigna del estableclmiento de la ley asi lo demuestra. Recordemos
que en el C.P.C. primitivo existía un Título especial que reglamentaba un juicio
tam-bién especia1 sobre pago de ciertos honorarios. Dicho juicio, a virtud de la
ley N2 7760, fue suprimido, en razón de que el pago de honorarios, de acuerdo
a la nueva redac-ción del art. 680. se exigiría ahora en juicio sumario. Aun
más, obsérvese que ~ste último precepto reglamenta los juicios sobre cobro de
honorarios, y no de ciertos honorarios como antaño; lo cual demuestra,
evidentemente, que hoy dia se ventilan en juicio sumario toda clase de
honorarios, cualquiera que sea su origen.

Hace excepción a la regla anterior, cuando los honorarios procedan de


servicios profesiona1es prestados en juicio; pues, en tal caso, el acreedor
podrá, a su arbitrio, perseguir su estimación y pago con arreglo al juicio suma-
rio, o bien interponiendo su reclamación ante el tribunal que haya conocido en
la primera instancia del juicìo, la que será substanciada y resuelta en Ia forma
prescrita para los incidentes —art.697 C.P.C.—.

4. - Los juicios sobre rernoción de guardadores y los que susciten entre


los representantes legales y sus repre-sentados -art. 680 N~ 4 C.P.C.—.

Este caso se reflere a dos clases de juicios diferentes, a saber:

a. - A los juicios sobre remoción de guardadores: y

b.- A tosjuicios que se susciten entre los representan-tes legales y sus


representados.

Las personas que desempeñan las tute1as~ cura~-~ durias reciben el


nombre de tutores o curadore~—ai~. 338 C. Civil— y su remoción consiste en
privarlos judicialmente del cargo, cuando exista causa legal que lo justifique —
art. 539 C. Civil—.

Esta acción de remoción le corresponde a cualquiera de los


consanguíneos del pupilo, a su cónyuge, y aún a cualquiera persona del
pueblo; pudiendo provocarla el pupilo mismo, que haya Ilegado a la pubertad,
recurriendo al respectivo defensor, y también aljuez, de oficio —art. 542 C.
Civil-.

Mientras pende el juicio de remoción, se nombrará curador o tutor


interino, siempre que el tribunal, oyendo a los parientes, estimase que
conviene dicho nombramien-to. E1 interino excluirá al propietario que no fuere
ascendiente, descendiente o cónyuge; y será agregado al que lo fuere —art.
543 C. Civil—.

Son representantes legales de una persona, en cam-bio, el padre. la


madre, el adoptante y su tutor o curador
—art. 43 C. Civíl-.

En consecuencia, cualquiera que sea la naturaleza del juicio que se


suscite entre estas personas, por tratarse de representantes legales y
representados, se ajustará al procedimiento sumario. Tampoco lmporta, como
se com-prende, el rol procesal que ellas desempeñan en el juicio respectivo.

5. - Los juicios sobre separación de bienes —art. 680 N~ 6 C.P.C.-.

Recordemos que la separación de bienes judicial se obtiene mediante


sentencia del juez, pronunciada en juicio promovido por la mujer en contra del
marido, y siempre que se constate la existencia de causa legal.
Son causas legales para obtener la separación judi-

cial de bienes:

a.- la insolvencia del martdo;

b.- La adminístración fraudutenta del marido;

c. - En los casos en que et marido, por su culpa. no cumple con las


obligaciones que le imponert tos arts. 131 y 134, o incurre en alguna causat de
divorcio, con excepcíón cle las señaladas en los números 5Qy 1O~ del art. 21
de la Ley de Matrirnonio Civil y

cL- Si los negocios det maricio se hallan en mal esto.do, por


consecuencia de especutaciones aventuradas, o de uria admíntstración
errónea o descuídada —art. 155 C. Ctvil-.

En eljuicio de separación de bienes por el mal estado de los negocios del


marido, la confesíón de éste no hace prueba -art. 157 C. Civil—.

Ahora bien, la sentencia judicia1 que acepta la de-manda de separación


de bienes solicitada por la mujer, disuelve la sociedad conyugal —art. 1 764 C.
Civil—; y, ade-más, para que produzca efectos respecto de terceros, es
necesario que se subinscriba al margen de la corres-pondiente inscripción
matrimonial —art. 4 N2 4 de la Ley
4808-.

6.- Los juicios sobre depósito necesario y comodato precario -art.


2
680 N 6 C.P.C.—.

Se trata, como se ve, de dos juicios enteramente di-versos.

El depósito, propiamente dicho, se llama necesario, cuando la elección


de depositario no depende de la libre voluntad del depositante, como en eI
caso de un incendio, ruina, saqueo u otra calamidad semejante —art. 2236 C.
Civil-.

No está demás recordar que acerca del depósito ne-cesario es admisible


toda clase de prueba —art. 2237 C. Civil-.

E1 comodato, en cambio, toma el título de precario, si eI comodante se


reserva la facultad de pedir la restitu-ción de la cosa prestada en cualquier
tiempo —art. 2194 C. Civil-.

Se entiende, además, precario, cuando no se presta la cosa para un


servicio particular ni se fija tiempo para su restitución. Constituye también
precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o
mera tolerancia del dueño —art. 2195 C. Civil—.

7.- Losjuicios en que se deduzcan acciones ordinarias a que se


hayan converUdo las ejecutivas a virtud de los dispuesto en el art. 2515 del
Código Civil —art. 680 N2 7 C.P.C.-.

De conformidad a este último precepto, eI tiempo necesario para que las


acciones y derechos ajenos se ex-t1ngan a virtud de la prescripción es, en
genera1, de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco años para las
ordinarias; y, convertida la acclón ejecutiva en ordlnaria, durará solamente,
como tal, otros años.

Ejemplo: soy acreedor, en un contrato de mutuo, y he dejado transcurrir


cuatro años desde la fecha en que podía exigir la restituciôn de la suma
prestada. A pesar de constar dicho contrato en un documento que trae apare-
jada ejecución, no puedo ejercer mi acción por la vía eje-cut1va, pues ésta se
halla prescrita. Tendré, en consecuen-cia, que hacer valer la declarat1va, pero
sin someterme al juicio ordinario, sino que me valdré del procedimiento
sumario.

8.- Los juicios en que se persigue únicamente la de-claración


impuesta por la ley o el contrato, de rendir una cuenta, sin perjuicio de lo
dispuesto en el articulo 696
—art. 680 N2 8 del C.P.C.-.

En general, deben rendir cuenta todas las personas que administran


bienes ajenos; obllgación que debe cons-tar del contrato o de la ley: Arts. 415,
492, 1309 y2O8O del C. Civil, 292, 506, 514 y 654 N 2 4 del C.P.C.

Ahora bien, si la persona obligada a rendir una cuen-ta desconoce su


obligaciõn, la llamada a exlgírsela deman-dará a aquélla en juicio sumario, con
el objeto que se declare Ia existencia de esa obligación.
E1 iuicio sumario, en consecuencia, debe versar exclusivamente sobre la
existencla o no de la obligación de rendir cuenta. Toda cuestión relacionada
con la cuenta misma, escapa a este iuicio, y será materia de otro iuicio
especial diverso, llamado juicio sobre cuentas.

Habrá veces en que el acreedor de una cuenta no necesite someterse a


los trámites de un juicio declarativo, corno es el sumario, porque la obligación
de rendir cuenta consta de antemano de un título ejecutivo.

A este evento alude la frase sin perjuicio de lo dis-puesto en el


art.~~7,~ues, en tal caso, la obligación de rendir la cuenta, por constituir una
obligaciõn de hacer y constar de un título ejecuüvo, se exige su cumplimiento
por la vía ejecutiva correspondiente.

9.- Los juicios en que se ejercite el derecho que con-cede el artículo


945 del Código Civil para hacer cegar un pozo —art. 680 N 2 9 del C.P.C.—. E1
art. 945 del C. Civil fue suprimido en virtud del N 2 9 de la Ley 9909, de 28 de
mayo de 1 95 1, que aprobó el texto definitivo del Côdigo de Aguas, y aparece
reproducido en el art. 56 del referido cuerpo de leyes, de suerte que la anterior
referencia debe entenderse hecha respecto de este úlUmo precepto.

La naturaleza de la acción justiflca por sí sola el procedimiento sumario


que ahora señala perentoriamente el legislador.

CARACTERISTICAS GENERALES E IMPORTANCIA


DEL JUICIO SUMARIO

Estas características generales son:

a.- Es unjuicio declarativo, o sea, destinado a obte-ner el


reconocimiento de un derecho; no como en el juicio ejecutivo, que tIene por
objeto obtener el cumplimiento de una prestación preestablecida, por medios
compulsivos o de apremio:

b.- Es unjuicio común o de aplicación general, pues-to que sirve


para hacer valer cualquiera clase de acción siempre que, por su naturaleza,
requiera de un procedi-miento rápido para que sea eficaz; pero, por excepción,
es también especial o de aplicación particular, cuando así lo ha dispuesto
expresamente el legislador;

c.- Es un juicio extraordinario o especial, desde el punto de


vista de su estructura, porque difiere en este aspecto~notab1emente del juicio
ordinario de mayor cuan-tía y de ahí también que haya sido reglamentado en
el Libro 111 del C.P.C., o sea, entre los juicios especiales;

d. - Es un juicio que admite substituciôn de procedi-miento, esto


es, iniciado como sumario, puede decretarse su continuación conforme a las
reglas del juicio ordinario, si existen motivos fundados para ello. y viceversa,
81 apa-rece la necesidad de aplicarlo —art. 681 C.P.C.—;

e. - Es un juicio verbal, no obstante que las partes pueden, si lo


desean, presentar minutas escritas en que establezcan los hechos invocados y
las peticiones que se formulen —art. 682 C.P.C.-;
f.- Es un juicio en que la rebeldía del demandado presume la
efectividad del derecho del actor, de suerte que éste puede pedir, siempre que
lo haga con fundamento plausible, que se acceda provisionalmente a la
demanda, sin perjuicio del derecho a oponerse posteriormente el demandado,
o bien, que el juicio siga adelante sin la opo-siciôn de este último -~art. 684
C.P.C.—;

g. - Es un juicio breve, rápido, lo que se demuestra por las


circunstancias que pasan a expresarse: por su estructura, ya que el juicio
sumario se reduce a la demanda, comparendo de contestación, término
probatorio de ocho días y sentencia: por Ia oportunidad en que deben
pronunciarse sus resoluciones, o sea, tan pronto como se encuentre en estado
el proceso o, a más tardar, dentro de segundo día —art. 688 del C.P.C.—; por
la facultad otorgada al tribunal de alzada para pronunciarse, a solicitud de
parte, sobre todas las cuestiones que se hayan debatido en primera para ser
falladas en definitiva, aún cuando no las resuelva eI fallo apelado, en vez de
casar el fallo, o bien, ordenar al juez de primera que lo complete —art. 692
C.P.C.—; y por la preferencia para el fallo, en los tribunales uniperscinales y
para Ia vista y decisión en los tribunales colegiados, sobre el resto de los
negocios judiciales —art. 319 C.O.T.-;

h. - Es un juicio concentrado, en el sentído ~ que, tanto la cuestiõn


principa1~ cuanto las accesorias, o sea, los incidentes, cualquiera que sea su
naturaleza, deben promoverse y tramitarse en la audiencia respectiva, sin
paralizar el curso de aquélla, debiendo la sentencia defini-tiva pronunciarse
sobre la acciõn deducida y los inciden-tes, o sõlo sobre éstos cuando sean
previos o incompati-bles con dicha acciõn —art. 690 C.P.C.—.

En resumen, las características anteriores del juicio sumario nos


demuestran por sí solas su innegable impor-tancia, puesto que hacen más
oportuna, expedita y econó-mica la acción de la justicia, permitiendo obtener la
decla-ración de un derecho sin tener que someterse su titular a los
formalismos y a la lentitud del juicio ordinario.

La Tramitación

LA DEMANDA Y SU PROVEIDO.- El juicio sumario, como todo


otro juicio, comienza por demanda del actor.

Desde el momento que el procedimiento sumario es verbal, la


demanda también deberá revestir esta forma; pero, como las partes
pueden, si quieren, presentar minu-tas escritas en que establezcan los
hechos invocados y las peticiones que formulen —art. 682 C.P.C.—,
no hay inconveniente lega1 alguno para que el actor presente la
deman-da escrIta.

En Ia práctica, por razones de comodidad y segurI-dad, Ios demandantes


utilizan siempre esta última forma, o sea, la escrita,para interponer la
demanda.

A fa1ta de disposlción Iega1 en contrario, la demanda se ajustará a Ios


requisitos de forma seña1ados en el art. 254 del C.P.C.

Deducida la demanda, citará el tribunal a la audlen-cia del quinto día


hábil después de la última nollficación, ampliándose este plazo, si el
demandado no está en el lugar del juicio, con todo el aumento que
corresponda en conformidad a lo previsto en el artículo 259 del C.P.C.

En consecuencia, la resolución que debe recaer en Ia demanda del juicio


sumario es la siguiente: Por Inter-puesta la demanda en juicio sumario. vengan
las partes a comparendo para e1 quinto día hábil, después de la últIma
notiflcación, a las .... horas.

Obsérvese que el tribunal no se halla facultado para señalar un día fijo a


fin de que se lleve a efecto la audiencia respectiva; y que si el demandado no
está en el lugar del juicio, o sea. si se encuentra en el territorio jurisdiccional de
otro tribunal o fuera de la República, la audiencia se verificará dentro del quinto
día a contar desde la última notificación, aumentado en el plazo que señala la
tabla de emplazamiento.

Es preciso hacer notar que en el caso del juicio sumario, se deja de lado
el aumento que establece el art. 258 del C.P.C., o sea, el caso en que el
demandado se encuen-tra en el lugar del juicio, pero fuera de los límites
del Iugar en que tIene su asiento el tribunal.

Como tampoco existe regla especial sobre la manera de notiflcar a1


demandado, por ser la primera de una ges- tión judicial, deberá efectuarse
persona1mente esta noUfl-cación de la demanda.

Personas con derecho a asistir a la audiencia

Por regla general, las personas que tienen derecho a asistir a Ia


audiencia a que cita el tribunal, al dar curso a la demanda interpuesta de
acuerdo al procedimiento su-mario, son las mismas partes liugantes, esto es,
el deman-dante y el demandado.

Excepcionalmente, hay casos en que también tienen derecho a asistir a


esta audiencia otras personas, cuales son, el respectivo oficial del ministerio
público o defensor público, cuando deba intervenir de conformidad a la ley, o
cuando el tribunal lo juzgue necesario, y los parientes de alguna de las partes.
cuando sea necesario oírlos —arts. 683 inc. 2~ y 689 C.P.C.-.

En consecuencia, si el respectivo oflcial del ministe-rIo público o


defensor público debe intervenir en conforml-dad a la ley o por orden del
tribunal, debe también ser oportuna y legalmente emplazado, a fln de que
pueda concurrir a la correspondiente audiencia, notiflcándosele personalmente
o por cédula, por ser tercera persona ajena a las partes mismas -art. 56 C.P.C.
—.

Puede ocurrir que por expresa disposición legal, tam-bién sea necesario
oír a los parientes en un determinado juicio sumario. En tal evento, se cita en
términos generales a los que designa el art. 42 del Código Civil, para que
asistan a la primera audiencia o a otra posterior, notiâcándose personalmente
a los que puedan ser habidos, pudiendo concurrir los demás aun cuando sólo
tengan conocimiento privado del acto —art. 689 inc. 1~ C.P.C.—.
Ejemplo de un juicio sumario en que debe oírse al ministerIo público
y a los parientes del pupilo es el de remoción de guardador, contemplado
en el art. 542 del
C.~.C.

LA AUDIENCIA O COMPARENDO

En nuestra oplnión, llegado el día y la hora señala-dos para que se


lleve a efecto la audiencia o comparendo a que ha citado el tribunal,
diversas situaciones pueden presentarse en la práctica, y que es muy
importante dis-tfnguir, a saber:

a.- Que comparezcan ambas partes litigantes y, ade-mãs, el


respectivo oficial del ministerio público o defensor público y los parientes,
en el caso que estos últimos deban hacerlo;

b.- Que comparezca sólo el demandante;

c.- Que comparezca sólo el demandado;

d. - Que no comparezca el respectivo oficial del minis-terIo público,


debiendo hacerlo;

e.- Que no comparezcan los parientes, debiendo tarn-bién hacerlo;


y
f.- Que no comparezcan demandante nI demandado.

Estudiaremos cada una de estas diversas situaciones, porque,


según ellas sean, también distinto será el curso que siga el juicio.

En efecto:

a.- Comparecen ambas partes litigantes y, además, el oficia1


respectivo del ininlsterio público o defensor público y los parientes:
Con eI mérito de lo que en ella se exponga, se recibirá la causa a prueba
o se citará a las partes para oír senten-cia —art. 683 inc. 2~ parte flna1—.

La audienc!a de rigor, en consecuencia, está destlna-da,


fundamenta1mente, a oír a las partes y a las demás personas que a ella deban
concurrir; y, en especial, a escuchar y dejar constancia de Ia contestación que
eI demandado formule a la demanda.

Tanto es así, que la no celebración de la audiencia respectiva equivale a


la fa1ta de emplazamiento del deman-dado; con lo cua1 se habria omiUdo uno
de los elementos integrantes de este trámite o diligencia esencial y, por
conslguiente, la sentencia que pudiere dictarse en seme-jantes condiciones,
sería susceptible de ser anulada por la vía de la casación en la forma.

Si comparece, ademãs, el respectivo oficial del minis-terio público o


defensor público, se dejará constancia de su parecer en el acta que se
extienda; y si también lo han hecho los parientes, el tribunal les pedirá informe
verbal sobre los hechos que considere conducentes —art. 689 inc.
2~ C.P.C.-.

Ahora bien, para saber el tribunal si debe recibir la causa a prueba,


recurrirá a las normas genera1es, o sea, adoptará esta actitud siempre y
cuando en el juicio exista controversia sobre hechos substancia1es y
pertlnentes.
En caso afirmativo, dictará la resolución que corres-ponda. de la cual se
impondrán personalmente las partes, si es pronunciada en la audlencia misma,
y si lo ha sido posteriormente, deberá notiflcársele por cédula —art. 48
C.P.C.-.

b.- Coinparece sólo el demandante:

E1 comparendo se lleva a efecto en rebeldía del demandado y, desde


ese instante, dos son las actitudes que puede asumir el trlbunal: reclbir la
causa a prueba, o bien, acceder provisionalmente a lo pedido en la demanda,
si el actor así lo solicita con fundamento plausible —art. 684 inc. l~ del C.P.C.-.

En consecuencla, la actftud del tribunal está condi-cionada, en cierto


modo, a la conducta que observe el demandante: si nada dice, recibirá la
causa a prueba, puesto que la rebeldía del demandado implica negación de
las pretensiones del actor; y si, por el contrario, pide que se acceda
provisiona1mente a lo solicitado en su demanda, accederá a ello, siempre que
la petición aparezca revest1da de fundamento plausible.

Dada la importancia de la institución de la acepta-ción provisional de la


demanda. nos referiremos a ella, separadamente, más adelante.

c.- Comparece sôlo el demandado:

Nada preceptúa sobre ello el Título XI del Libro 111 del Código de
Procedimiento Civil.

En el silencio, estimamos que es del caso recurrlr a las disposiciones


comunes apllcables a todo procedimien-to, o sea, el comparendo se celebrará
en rebeldía del de-mandante y el tribunal recibirá la causa a prueba o resol-
verá la contienda, según sea la natura1eza de este últfma.

d.- No comparece el respectivo oficial del mlnigterio público o


defensor público debiendo hacerio:

Sabemos que, en este caso, la intervención del oficial ya referido es


exigida por la ley o el trlbunal. Empero su inasistencia no frustra el
comparendo, el cual siempre se lleva a efecto, pues el legislador no ha
facultado al juez para suspender la audiencia por este evento.

La solución no es otra, en consecuencia, que pasar, en seguida, los


autos en vlsta a ese funcionario para que

dictamine sobre la controversia pendiente, en razón que se trata de un caso en


que la audiencia del ministerio público o defensor público es obligatoria.

e.- No comparecen los parientes, también debien-do hacerlo:

Aquí es preciso distinguir la calidad de los parientes. En efecto, si el


tribunal nota que no han concurrido a1gu-nos parientes cuyo dictamen estime
de influencia y que residan en el lugar del juicio, podrá suspender la audien-cia
y ordenar que se les cite determinadamente —art. 689 inc. 32 C.P.C.-.

f.- Por último no comparecen ni demandante ni deinandado:

Ninguna trascendencia ni gravedad Uene este even-to. Sólo se habrá


perdido la notificación, y la parte que desee activar el procedimiento, pedirá la
fijación de nuevo día y hora para que se lleve a efecto Ia audiencia de rigor,
debiendo notificarse por cédula la resolución que así lo determine —art. 48
C.P.C.—.

LA ACEPTACION PROVISIONAL DE LA DEMANDA

Hemos expresado que~ si sólo comparece el deman-dante, la audiencia


se lleva a efecto en rebeldía del deman-dado, y que el tribunal recib1rá la
causa a prueba, o que accederá provisionalmente a la demanda, si el actor lo
solicita con fundamento plausible.

Pues bien, en este segundo caso, el demandado, por su parte, frente a


Ia resolución que accede provisionalmente a lo pedido en la demanda, puede
adoptar dos actitudes:a. Formula oposición; o b. No deduce ta1 oposi-ción.

A. - Si opta por formular oposición, este derecho de-berá hacerlo va1er


dentro del térmlno de cinco días conta-dos desde la notificación y, una vez
formulada, se citará a una nueva audienc!a, procediéndose como si se
tratara de la primera audiencia —art. 684 del C.P.C.—, o sea, con el mérito
de lo que en ella se exponga se resolverá la contien-da o se recibirá la
causa a prueba —art. 683 inc. 2~, parte final C.P.C.-.

Entretanto, no se suspenderá el cumplimiento provl-siona1 de lo


decretado con ta1 carácter; nI menos se alte-rará la condiciónjurídica de
las partes, es decir, el deman-dante continuará siendo actor y el
demandado,,f~_ art. 684 inc. parte flnal C.P.C.

B. En cambio, si opta por no deducir oposición, el tribunal recibirá la


causa a prueba, o citará a las partes para oír sentencia, según lo estime de
derecho —art. 685
C.P.C.-.

Cualquiera de Ias dos actftudes anteriores que pue-da asumir el


demandado, frente a la resolución que accede provisionalmente a lo pedido
en la demanda, no es óbice para que pueda apelar de esta última
resolución, la que se le concederã en el s~1o efecto devolutivo —art. 69 1
inc. 2~ C.P.C.-.

Si, en definitiva, se accede a lo pedido en la deman-da, el


cumplimiento provisiona1 de lo resuelto se transfor-mará en permanente; y,
a la inversa, si se rechaza, habrá que deshacer el cumplimiento provisional
con todos los inconvenientes prácticos que es de imaginar.

( En resumen, la institución de la aceptación provlsional de la demanda, en


el juicio sumarlo, es una reminIs-cencia del derecho español antiguo y de
dudosa utilidad
\ prãctfca.

LA PRUEBA

Rige sobre el particular un principlo fundamental: la prueba, cuando haya


lugar a ella, se rendirá en el plazo y en la forma establecidos para los
incidentes —art. 686 del
C.P.C.-.

Dicho en otras palabras, recibido a prueba eI juicio sumario y notificada a


las partes Ia resolución que así lo disponga, comenzará a correr un término
probatorio ordi-nario de ocho días: y aquélla que desee rendir prueba
testimonial deberá presentar su lista de testigos dentro del plazo de segundo
día, a contar de la última notiflcación
—arts. 90 y 323 C.P.C.-.

Este es el término probatorio ordinario; puesto que sabemos que también


hay término probatorio extraordina-rIo en Ios incidentes, cuando hayan de
practicarse diligen-cias probatorias fuera del lugar en se sigue eljuicio, el que
no podrá exceder de treinta días —art. 90, inc. 32 C.P.C.—, e incluso término
especial, de conformidad a las reglas ge-nerales.

No está demás recordar que la resolución que recibe el juicio sumario a


prueba, se notifica por cédula —art. 48 C.P.C.— y que no serã necesario
presentar junto a la lista de testigos, minuta de puntos de prueba desde el
momento en que esta prueba se rinde en la forma establecida para los
incidentes.

LA SENTENCIA

Vencido el término probatorio, el tribunal, de inmediato, citará a las


partes para oir sentencia —art. 687 C.P.C.— y enseguida se procederá a dictar
sentencia en el plazo de diez dias siguientes a la fecha de la resolución que
citó a las partes para oír sentencia.

La sentencia definitiva se pronunciará sobre la ac-ciõn deducida y sobre


los incidentes, o sólo sobre éstos cuando sean previos o incompatibles con
aquélla.

LOS RECURSOS

Pronunciada sentencia definitfva de primera lnstan-cia en el juicio


sumario, las partes agraviadas tfenen a su disposición los recursos de
casación en la forma y de apelación.

La sentencia definitiva de segunda instancia es sus-ceptible de casación


en la forma y de casación en el fondo.

Empero, el recurso de apelación en el juicio sumario se halla sometido a


régimen especial, en cuanto dice rela-ción a sus efectos, a su tramitación y a
las facultades del tribunal de alzada.

En efecto:

a.- La regla general es que todas las resoluciones pronunciadas en el


juicio sumario, sean apelables en el solo efecto devolutivo —art. 691 inc. 2~
C.P.C.—; por excep-ción, son apelables en ambos efectos la sentencia defini-
tiva y la resolución que dé lugar al procedimiento sumario cuando éste se
hubiere iniciado como ordinario —art. 69 1 inc. 1~ C.P.C.-.

Sin embargo, la sentencia definitiva y la resolución que ordena sustituir el


procedimlento ordinario en sumario,serán apelables en el s~1o efecto
devolutivo en caso de que, concedido el recurso en esa forma, hayan de elu-
dirse sus resultados —art. 691 inc. 1~ parte final del C.P.C.—. Como se ve en
estos dos casos se vuelve a la regla general.
A1 respecto conviene tener presente lo que dispone el art. 194 N 2 1 del
C.P.C., en cuanto expresa que se conce-derán en lo devolutivo las apelaciones
deducldas respecto de las resoluciones dictadas contra el demandado, en los
juicios sumarios.

b.- La tramitación del recurso de apelación se ajus-tará en todo caso a


las reglas establecidas para los inci-dentes —art. 691 inc. 3Q C.P.C.—.

c. - En segunda instancia, podrá el tribunal de alza-da, a solicitud de


parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se
hayan debatido en pri-mera para ser falladas en definitiva, aun cuando no
hayan sido resueltas en el fallo apelado —art. 692 C.P.C.—.

En consecuencia, para que tenga ap1icación(1egal~1a regla anterior, se


requiere: que se trate de una cuestión debatida en primera instancia y para ser
resuelta en de-finitiva; que este fallo deflnitivo no resuelva dicha cuestión y
haya sido apelado; y, por último, que exista petición expresa de parte
interesada en orden a que esta omisión sea subsanada por el tribunal de
a1zada.

De no existir esta disposiciõn excepclonal en el juicio sumario, al tribunal


de segunda instancia, en presencia de una omisión semejante, y en
conformidad a las reglas generales, no le habría quedado otro camino a
segu1r que inva1idar de oficio la sentencia apelada, por falta de decl-sión del
asunto controvertido, o bien, limitarse a ordenar al de primera que complete la
sentencia, dictando resolu-ción sobre el punto omitido, y suspendiendo entre
tanto el fallo del recurso —arts. 170 N2 6 y 776 del C.P.C.—.

E1 art. 692 del C.P.C., en cambio, permite evltar este largo rodeo, en
obsequio también a la brevedad y rapidez que informan la estructura del juiclo
sumario, como una de sus características fundamentales.

Sin embargo, es de advertir que la cuestión no re-suelta en el fallo


de primera instancia debe ser compatible con las demás que en dicho
fa1lo se contengan; pues, de no serlo, está facultado el tribunal de
primera instanc!a para omitir su decisión, y el de segunda, para
resolverla sin nuevo pronunciamiento del inferior —art. 1 70 N~ 6 y 208
del C.P.C.—, tanto tratándose de un juicio ordinario, como de uno
sumario, por ser reglas de aplicación gene-ral.

LOS INCIDENTES

Los incidentes deberán promoverse y tramitarse en la misma


audiencia, conjuntamente con la cuestión prin-cipal, sin paralizar eI curso
de ésta —art. 690 C.P.C.—.
En consecuencia, tratándose de un juicio sumario, las cuestiones
accesorias que requieran especial pronun-ciamiento del tribunal tienen
una oportunidad especial para~ eii~s, ~~ðï la audiencia respectfva; y ç~é
una manera especial también de tramitarse, es decir, en esa misma
audiencia, conjuntamente con la cuestión prin-cipal y sin paralizar su
curso.

Ej. Necesito hacer valer una excepción dilatoria en contra de la


demanda interpuesta en juicio sumario. Debo hacerlo en la audiencia de
rigor, en forma previa a Ia con-testación de la demanda, y, en ella misma,
el tribunal conferirá traslado al demandante, y, con lo que exponga,
recibirá eI incidente a prueba, si necesita de prueba, o, en
* caso contrario, lo reservará para definitiva. ~ prueba se rendirá utilizando
el mismo término probatorio de la cuestión principa1.

Consecuente con lo anterior, la sentencia definitiva debe pronunciarse sobre la


accióN deducida y los inciden tes, o sólo sobre éstos, cuando sean previos e
incompati-bles con aquélla, ej. excepción de incompetencia.

Si el incidente se funda en un hecho originado con posterioridad a la


audiencia, en este caso, de conformidad con Ias reglas generales deberá
formularse tan pronto como el hecho en que se funda llegue a conocimiento de
Ia parte que lo promueva —art. 85 inc. 1~ C.P.C.— sin perjuicio de dejar su
resolución para definitiva —art. 690 C.P.C.—.

LA SUBSTITUCION DEL PROCEDIMIENTO

Es principio elemental de derecho que la natura1eza de la acción


determina su procedimiento. Pero, a veces>en el curso del mismo juicio, por
razones de manifiesta con-veniencja, puede ordenarse su continuación como
ordina-rio, en el supuesto de haberse iniciado como sumario, y viceversa.

¿Cuándo puede acontecer esta situación, tan apa-rentemente anormal,


dentro del proceso?

En dos casos:

~ Cuando, iniciado el juicio de conformidad a las reglas del procedimiento


sumario, en razón de lo preceptuado en el inc. 1 del art. 680 del C.P.C.,se pide
que se continúe conforme a las reglas del procedimiento ordi-nario, y existan
motivos fundados para ello —art. 681 inc. 1~ C.P.C.-; y 2~.- Cuando, iniciado el
juicio de conformidad a las reglas del juicio ordinario, se pide que continúe
conforme a las reglas del procedimiento sumario y aparece la necesidad de
aplicarlo —art. 681 inc. 2~ C.P.C.—.

En el primer caso, el procedimiento sumarío ha debido ser aplicado en


atención a que la acción deducida, por su naturaleza, requería de un
procedimiento rápido para que fuera efìcaz, sin exlstir tampoco una regla o
procedi-miento especial al respecto; pero, en el curso de la causa, se
demuestra que la necesidad de una tramitación rápida era sólo aparente: en
tal caso, se impone la substitución del procedimiento por el ordinario.
Escapan, como se comprende, a este primer caso, todos aquellos que,
por expresa disposición del legislador, deben ser ventilados conforme a las
reglas del procedi-miento sumario. Ej.: un juicio sobre separación de bienes no
tiene otro procedimiento que el sumario. Si se preten-diera substituir el
procedimiento por el ordinario, la inci-dencia sería rechazada de plano, a
menos que el juicio versara sobre otra materia diversa; en otras palabras,
sa1vo que el juicio no fuere sobre separación de bienes. Aquí el procedimiento
a seguir está específicamente seña1ado por eI legislador de antemano.

En el segundo caso, la substitución del procedimien-to ordinario por el


sumario no tiene limitación alguna; sólo exige que aparezca la necesidad de
aplicar este último.

OPORTUNIDAD PARA PEDIR IA SUBSTITUCION

Esta es materia discutida en la Jurisprudencia de nuestros tribunales, y


dos tendencias se han diseñado al respecto.

A. - Según algunos, ante el silencio de la ley, la substitución de


procedimiento contemplada en el art. 681 del C.P.C., debe plantearse de
conformidad a las reglas generales; o sea, si se trata de un juicio ordinario
para ser convertido en sumario, como excepción dilatoria, esto es, en el plazo
para contestar la demanda y como previa a esta última; y si se trata de un
juicio sumario para ser conver-tido en ordinario, como incidente promovido y
tramitado en la misma audiencia.

B.- Otros, en cambio, a cuya opinión nos sumamos, piensan que la


interpretación restrictiva anterior no se aviene ni con el objetivo, ni con los
términos empleados en la disposición legal citada. En efecto, no existe silencio
del legislador que obligue recurrir a los principios genera1es, ya que el instante
para promover el incidente de substitu-ción de procedimiento está claramente
señalado, o sea, desde que existan motivos fundados para eIlo, si se trata de
continuar como ordinario un juicio sumario, y desde que aparezca la necesidad
de aplicarlo, si se trata de con-tinuar como sumario un juicio ordinario, motfvo y
necesi-dad que pueden presentarse en cualquier momento de las respectivas
instancias.

TRAMITACION DE LA SOLICITUD DE
SUBSTITUCION DEL PROCEDIMIENTO

La solicitud en que se pida la substitución de un procedimiento a otros,


se tramitará como incidente —art. 681 inc. 3Q del C.P.C.—. Incidente que se
tramitará confor-me a las normas generales contenidas en los arts. 82 y
siguientes del C.P.C.

La substitución deberá pedirse, pues, tan pronto exista motivo fundado


para elIo o aparezca la necesidad de aplicar un nuevo procedimiento; deberá
conferirse traslado a la contraria por tres días y con lo que ésta exponga o no,
se recibirá a prueba el incidente o se fallará de inmediato: y, en todo caso, será
de previo y especia1 pronunciamiento, o sea, se tramitará en la misma p!eza
de autos, suspendiéndose entre tanto su tramitación.

RECURSOS

Se trata de determinar los recursos que proceden en contra de la


resolución que fa1la el incidente de substltu-ción del procedimiento,
acogiéndolo o denegándolo.

Desde luego, como se trata de una sentencla Interlocutoria, será


susceptible del recurso de apelación; pero sus efectos están condicionados a
la naturaleza del procedimiento que se pretende substitulr.

Así, si se pretende substituir el procedimiento ordi-nario por eI sumario, y


se accede a dicha substftución, la apelación que se deduzca será concedida
en ambos efec-tos, salvo que, concedida en esta forma, hayan de eludirse sus
resultados —art. 691 inc. 1~ del C.P.C.— y, a la inversa, si se deniega dicha
substitución, la apelación será conce-dida en ambos efectos, de conformidad a
las reglas gene-rales —art. 195 C.P.C.—.

En cambio, si se pretende substituir el procedimien-to sumario por el


ordinario, y se accede a dicha substitu-ción, la apelación que se deduzca
deberá concederse en el sólo efecto devolutivo —art. 691 inc. 2~—; y otro
tanto ocu-rre, si se niega lugar a dicha substftución —art. 194 N~ 1 y 691 inc.
2~ C.P.C.-.

En cuanto al recurso de casación, todo el problema de su procedencia


estriba en si la resolución que resuelva la incidencia de substitución del
procedimiento, es de las que ponen término al juicio o hacen imposible su
prosecución, o no.

La Jurisprudencia se ha uniformado en el sentido que si Ia resolución


manUene el procedimiento primitfvo iniciado, no es susceptible de casación; y,
a la inversa, si lo substituye, procede dicho recurso. Se agrega que, en el
primer caso, la sentencia abre o mantiene el procedimien- to; y, en el segundo,
en cambio, lo cierra, al impedir con-tinuar en él.

EFECTOS DE LA SUBSTITUCION DEL


PROCEDIMIENTO

Una vez decretada por resolución ejecutoriada o que cause ejecutoria, la


substituciõn del procedimiento suma-rio por el ordinario, o viceversa, produce
dicha resolución, como efecto especial, la continuación del juicio~en confor-
midad a las nuevas normas de procedimiento.

Tal continuación significa que las diligencias efec-tuaclas con


anterioridad al cambio, o sea, dentro del pro-cedimiento inicial o primitivo, no
desaparecen. Por el con-trario, como el juicio que continúa es siempre el
mismo, aun cuando sometido a diversos trámites o estructura, ellas conservan
todo su valor y eficacia lega1.

Muy diversa, en cambio, es la situación que se pro-duce frente a una


acción en que, por expresa dlsposición de la ley, debe ser tramitada de
conformldad al procedi-miento especial; y, no obstante, se le ajusta, en su
trami-tación un procedimiento distinto.

En efecto, si en el curso de la tramitación se advierte el error y se ordena


rectificarlo, o sea, encauzar la acción en su real y verdadero procedimiento,
aquí se está en presencia de una nulidad procesa1, la cua1, como sabemos,
tiene la virtud de hacer desaparecer todo lo obrado y res-tituir eI proceso a su
estado inicia1.

En otros términos, el incidente de substitución de procedimiento que


regla el art. 68 1 del Código deÇ~rocedimiento Civil, produce efectos para lo
futuro; y el incidente de substitución de procedimiento fundado en las reglas
genera1es, en cambio, por tratarse de una verdadera nulidad procesal, afecta
al pasado.

LOS MANDAMIENTOS
DEL ABOGADO

l. - Estudia: El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus


pasos serás cada día un poco menos Abogado.

11. - Piensa: El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pen-sando.

111. - Trabaja: La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la


Justicia

lv.- Lucha: Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres en
conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia

V.- «S~ leal: Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que
comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun
cuando él sea desleal contigo. Leal para con el Juez, que ignora los
hechos y debe confiar en lo que tú dices; y que en cuanto al Derecho
alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas

vl. - Tolera: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieras que
sea tolerada !a tuya.

Vll. - Ten paciencia: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin
colaboración.

Vll!. -Ten fe: Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la


convivencia humana; en la Justicia, como destino normal de De-recho; en
la Paz, como sustitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en
la libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz

lx - aOlvida: La Abogacía es una lucha de pasiones. Si bien en cada batalla


fueras cargando tu alma de rencor, Iiegará un día en que la vida será
¡mposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria
como tu derrota

X. - Ama a tu profesión: Trata de considerar !a Abogacía de tal manera que el


día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor
para ti proponerle que se haga Abogado.
Eduardo J. Couture

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