¡LIBERTAD PARA LOS PRISIONEROS DEL IMPERIALISMO Y LA REACCIÓN!
EDICIÓN CHILENA
El XXV Congreso del Partido Comunista de la URSS,
expresando la voluntad de los comunistas soviéticos, de
todo el pueblo soviético, declara solemnemente su so-
lidaridad fraternal e inalterable con los ¡comunistas,
con todos los combatientes contra el imperialismo y la
reacción y, ante'todo, con las víctimas de la represión
fascista, con los que sufren los campos de concentración
y la cárcel, con los que son sometidos a crueles torturas.
Las pruebas inhumanas que han debido soportar son la
venganza de clase por la gloriosa participación en el
noble combate por los intereses de los trabajadores y
por el triunfo de los ideales de la paz y de la democra-
cia, de la independencia nacional y del socialismo.
A pesar de la indignada protesta de los más amplios
círculos de la opinión pública mundial, la Junta fascis-
ta de Chile, pasando a llevar todas las normas del de-
recho, continúa manteniendo en prisión al hijo insigne
del pueblo chileno, a la destacada personalidad del mo-
vimiento comunista internacional, Secretario General del
Partido Comunista de Chile, Luis Corvalán.
El Congreso exige, con toda firmeza: ¡Libertad para
Luis Corvalán! ¡Libertad para nuestros camarades, miem-
bros de la Dirección del Partido Comunista de Chile, José
Cademártori y Jorge Montes, para los dirigentes del Par-
tido Socialista Exequiel Ponce y Carlos Lorca, para los
demás dirigentes de la Unidad Popular, para los miles
de prisioneros del régimen fascista: comunistas, socia-
listas, para todos los patriotas y demócratas!
Una nueva ola de represión contra las fuerzas progre-
sistas ha sido emprendida por los. gobernantes urugua-
yos. Exigimos: ¡Libertad para los secretarios del Partido
Comunista del Uruguay J. Pérez, J. L. Massera, libertad
para todos los comunistas uruguayos, para el Presidente
del Frente Amplio del Uruguay, Liber Seregni y los de-
más demócratas!
Desde hace dieciocho años se encuentra recluido en una
celda el Presidente del Partido Comunista del Paraguay,
Antonio Maidana. Reina en todo el país la más cruel
¡revista I
INTERNACIONAL
NUESTRA ÉPOCA N 9 5 MAYO 1976
R. Arismendi:
La clase obrera en la alianza
antiimperialista y en el Frente
Antifascista.
B. Ponomariov:
El XXV Congreso del PCUS
y su significación internacional
Isla Dawson. 1974.
dictadura militar. ¡Libertad para Antonio Maidana! ¡l.i
bertad para el Secretario del Partido Comunista de I'ar.i
guay, M. A. Soler, para los cientos de patriotas p.u-.i
guayos prisioneros!
Durante los últimos años, víctimas de'la cruel repn:
sión, uno tras otro, han caído en Guatemala los secreta-
rios generales del Partido Guatemalteco del Trabajo
B. Alvarado Monzón y H. Alvarado Arellano.
En Brasil, sin dejar huellas, desaparecen en las cárce-
les dirigentes del Partido Comunista y de la oposición
democrática. En Argentina, el Partido Comunista y otras
organizaciones progresistas sufren el terror sistemático
desencadenado por las fuerzas reaccionarias. No Cfisa el
terror en Haití.
¡El Congreso expresa su resuelta protesta en contra
de toda esta represión y exige que se le ponga fin!
Por la experiencia del heroico partido de los bolche-
viques, y de muchas generaciones de revolucionarios de
otros países, sabemos que cualquier intento de detener
el curso de la historia mediante el terror está comí"
nado al fracaso.
El XXV Congreso del PCUS llama a todos los rnmu
DE
nistas del mundo, a los trabajadores de todos los p.iiir-..
a las organizaciones políticas y sociales, a i n P
la lucha por el cese del terror y la represión c i i n i i . i ;.i
fuerzas de vanguardia del progreso, la demoriMi l . i
socialismo y por la liberación de todos los prisión •.
de la reacción.
El PCUS", los pueblos de la Unión de R o p ú h l i i |
listas Soviéticas continuarán invanablíMiicnir i >
mino de las tradiciones leninistas de s u l u l . n n i . i . i i
con sus compañeros de lucha por los n r . n n i i " . v m > i i i ,
MAYO
objetivos, siempre serán fieles a la caus.i di-l Intl
nalismo proletario.
(Fragmentos de la declaración n i l n p i a i l . i ; i \\\
Congreso del PCUS en solidaridad ron leu pirins < l n
imperialismo y la reacción en el inundo)
PINOCHET NO SE SOSTENDRÁ
(Saludo de AMERICO ZORRILLA, miembro de la Comi-
sión Política y del Secretariado del Comité Central del
Partido Comunista de Chile, al XXV Congreso del Partido
Comunista de la Unión Soviética)
Queridos cantaradas:
Somos portadores del saludo del Partido Comunista
de Chile al XXV Congreso del Partido Comunista de ila
Unión Soviética. Por la trascendencia que atribuye a
este acontecimiento nuestro Comité Central resolvió
que uno de sus dirigentes viajara desde el interior
para transmitir aquí el mensaje fraternal de los comu-
nistas chilenos.
El Partido hubiera deseado estar representado por
nuestro Secretario General, ¡camarada Luis Corvalán,
quien prisionero del fascismo no puede elevar aquí su
voz. No obstante, podemos asegurar que el camarada
Corvalán, símbolo de la lucha por la libertad de Chile,
está con vosotros y sigue el curso de vuestro Congreso.
Tenemos el encargo de hacer presente el reconoci-
miento de los comunistas chilenos por vuestra frater-
nal solidaridad. Agradeceremos siempre la inmediata
interrupción de relaciones .con el régimen fascista, res-
ponsable junto con el imperialismo, del asesinato del
Presidente Allende y de tantos crímenes contra el
pueblo. Han alentado la lucha de la clase obrera y del
pueblo de Chile contra la dictadura ,las múltiples ini-
ciativas solidarias impulsadas por vuestro Partido, con-
juntamente con la comunidad socialista y todas las
fuerzas democráticas y progresistas del mundo.
Nuestro pueblo comprueba una vez más, que cuenta
con la amistad de la Unión Soviética en la buena y en
la mala fortuna. Se confirma que nuestro Partido es-tu-
vo en la razón desde que su fundador, Recabarren, va-
lorara el rol histórico de la URSS y condenara el anti-
sovietismo como una de las peores formas del anti-
comunismo. El histórico informe del camarada Brézh-
nev, ha puesto de relieve los ¡notables éxitos de Ja
URSS en la creación de la base material y técnica del
comunismo. Conociendo estos resultados la humanidad
progresista, que sigue vuestros debates, comprueba la
superioridad del socialismo. 'El camarada Brézhnev ha
dicho: la vida de .los soviéticos es cada vez más rica,
tanto en lo material como en lo espiritual. Sí, ésto es
lo que vemos y sentimos, el contraste con la aguda
crisis en que se debate el capitalismo con sus duras
secuelas para nuestros .pueblos.
El informe hace el balance de la lucha del PCUS en
la arena internacional, contra la agresión imperialista,
por el alivio de ,1a tensión y afianzamiento de la segu-
ridad de los pueblos. Saludamos los esfuerzos perseve-
rantes por hacer avanzar el proceso de, la distensión.
Si hiciera falta una comprobación jlel contenido pro-
gresista de este proceso, bastaría escuchar el griterío
de los 'fascistas ante cada uno de sus avances.
La solidaridad internacional será siempre un factor
decisivo en la historia de los pueblos. Chile ha sentido
hondamente su fuerza. Y a la inversa, igual que en
Angola, hemos constatado el abandono do los dirigen-
tes maoístas de todos los principios del internaciona-
lismo proletario, para llegar a unirse al imperialismo
yanqui, a los racistas y a Ja Junta fascista por encima
de la sangre de miles de comunistas y de otros patriotas.
En nuestra América Latina, Cuba socialista es la de-
mostración de que más temprano que tarde, los pueblos
vencerán. Es esta certeza la que se reflejó en la
trascendental reunión de La Habana, de los Partidos
Comunistas de nuestra región y en el I Congreso del
Partido Comunista de Cuba. La política de los sectores
más reaccionarios d© los Estados Unidos, orientada a
instaurar regímenes fascistas, tan brutales como el de
Pinochet, en Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y otros
países no consigue detener las corrientes liberadoras.
Las masas populares, y en iprimer término la clase
¡Proletarios de todos los países, unios I
obrera, combaten por la democracia y por abrir paso
a la revolución antiimperialista y antioligárquica.
La tarea de las tareas del pueblo chileno es la de-
rrota de la Junta fascista. Nuestro Partido y los par-
tidos de la Unidad Popular, comprendemos que el factor
determinante para alcanzar la victoria es la lucha en el
interior del país. Compartimos los juicios del camarada
REVISTA 1976 • 5 MAYO
[213]
Brézhnev sobre el proceso chileno. La constitución del
Gobierno Popular fue una gran victoria de la clase obre-
ra y del pueblo. Dio lugar a tres años caracterizados por
profundos cambios sociales, por una actividad creadora
sin precedentes de los trabajadores. Los fascistas no
INTERNACIONAL
(Problemas de la Paz
APARECE DESDE 1958
lograrán borrar del pueblo ese período. Nuestro Partido
no oculta los errores que existieron en ese proceso. y del Socialismo}
Ahondamos en el examen crítico y autocrítico para po-
ner en práctica las correcciones necesarias como condi-
ción para alcanzar la victoria. A la vez seguimos con la
mayor atención los juicios que ha merecido la experien-
cia chilena al movimiento comunista y obrero interna-
cional. Los consideramos una valiosa contribución para PUBLICACIÓN
elevar la calidad de nuestro trabajo, aprendiendo de
los aciertos y errores del pasado. Llevando a la práctica TEÓRICA E INFORMATIVA
Redacción
esa línea, enriquecida por el análisis, nuestro Partido DE LOS PARTIDOS
se fortalece y crece nuestra contribución a la resisten- y administración:
COMUNISTAS Y OBREROS Praga 6, Thákurova 3
cia. Los fascistas no logran romper nuestros vínculos
con el pueblo. Está viva la unidad socialista-comunista y
la Unidad Popular. Avanzamos a la concreción de un
Frente Patriótico Antifascista. Por lo mismo nos congra-
tulamos de la presencia aquí, de una delegación del Par-
tido Socialista de Chile, encabezada por su Secretario
General, compañero Carlos Altamirano.
El centro de la resistencia antifascista es la clase
obrera. Al enfrentar la política que impone la dictadura,
la clase obrera no sólo defiende sus intereses. Toma
también en sus manos la defensa de todas las capas so-
ciales afectadas por el fascismo y las impulsa a la lu-
cha. El mundo sabe que cualquier manifestación de des-
contento o de lucha, provoca la brutalidad fascista. Sin
embargo en Chile no hay día sin lucha. Asume formas
diversas: asambleas, petitorios y paros reestablecen la
confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas y
crean las condiciones para pasar a niveles superiores
de combate. Se despliega la lucha ^ideológica, prolifera
la propaganda clandestina. A dos años y medio del gol-
pe, la Junta se encuentra no sólo aislada en el exterior,
sino que no cuenta con ningún apoyo de masas en el FORMAN PARTE DEL COLEGIO Y DEL CONSEJO DE REDACCIÓN
interior. En una u otra medida se expresan contra la
Junta, además de los partidos de la Unidad Popular, la DE REVISTA INTERNACIONAL REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS
democracia cristiana, la Iglesia católica y otras confe-
siones religiosas, sectores de capas medias y de bur- COMUNISTAS Y OBREROS DE LOS SIGUIENTES PAÍSES: ARGELIA,
guesía mediana que fueron arrastradas a apoyar el gol-
pe reaccionario. Muchos militares repudian el rol de ARGENTINA, AUSTRIA, BOL1VIA, BRASIL, BULGARIA, CANADÁ, CO-
verdugos del pueblo que les ha sido impuesto por los LOMBIA, CHECOSLOVAQUIA, CHILE, CHIPRE, DINAMARCA, ESPAÑA,
fascistas. La urgencia de materializar la unidad antifas-
cista, se ha convertido en una aspiración de masas. No EE.UU., FILIPINAS, FINLANDIA, FRANCIA, GRAN BRETAÑA, GRE-
consideramos suficiente lo hecho. Nos esforzamos por
elevar la lucha de masas. Hemos planteado ante el CIA, GUATEMALA, HONDURAS, HUNGRÍA, INDIA, INDONESIA, IRAK,
pueblo la necesidad de una lucha aún más decidida por
la unidad como clave de la victoria y como la forma a IRÁN, IRLANDA, ISRAEL, ITALIA, JAPÓN, JORDANIA, LÍBANO, LU-
la vez, de evitar una salida que excluya a la clase obre- XEMBURGO, MÉXICO, MONGOLIA, PANAMÁ, PARAGUAY, PERÚ, PO-
ra y deje pendiente la solución de los graves problemas
de la sociedad chilena. LONIA, PORTUGAL, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA, REPÚBLI-
En todo caso, es ya claro que Pinochet no se sos-
tendrá. Es el pueblo quien vencerá. Derribará al fascis- CA FEDERAL DE ALEMANIA, REPÚBLICA SUDAFRICANA, RUMANIA,
mo, pese a los crímenes, las torturas y los campos de
concentración. SENEGAL, SIRIA, SUDAN, SUECIA, URSS, URUGUAY Y VENEZUELA.
Queridos carneradas: las palabras del camarada Brézh-
nev sobre nuestra patria, su firme exigencia de libertad
para Luis Corvalán y todos los presos de la Junta fas-
cista, tendrán en Chile y el mundo fuerte repercusión.
¡Viva el XXV Congreso del PCUS!
¡Viva el Internacionalismo proletario!
¡Viva la unidad combativa entre nuestros partidos!
¡Viva la amistad entre nuestros pueblos!
SUMARIO
B. PONOMARIOV. El XXV Congreso del PCUS y su significación internacional
R. ARISMENDI. La clase obrera en la alianza antiimperialista y en el frente
antifascista
B. SINCLAIR. |La primavera se impondrá! Comentario
E X P E R I E N C I A S DE LOS PARTIDOS
A. GERVASIO. La lucha por la tierra es lucha por la revolución
H.-J. HOFFMANN. El potencial espiritual de la sociedad socialista
R. MARÍN, R. ARISMENDI, J. KOLLE CUETO, V. TEITELBOIM, E. GALLEGOS
MANCERA. El terror no puede detener el curso de la historia
NOTAS BREVES
H E C H O S Y R EFL E X I O N ES
JORGE DEL PRADO. Amigos y adversarios de la revolución peruana
M. SIAD BARRE, F. MENDES, J.-P. COMBE, DELEGACIÓN DE TANU Y DEL PAR-
TIDO AFRO-SHIRAZI, G. RABESAHALA. Objetivo: una sociedad sin explotación
H. WINTER. La política exterior de los Estados Unidos: como quiesieran que fuera
los trabajadores norteamericanos
A. HABA. En contra de los intereses de los pueblos árabes
A. BARCAK. Poner el comercio al servicio de la paz y el progreso social
W. J. BROWN. Enseñanzas de una derrota. Carta de Australia
I N T E R C A M B I O S DE O P I N I O N E S • DEBATES
Z. KARKABI. El problema del poder en el período de transición
A. PETTERSEN. La clase obrera y la nación
G. GUIRGUINOV. Rasgos de la evolución ideológica del maoísmo
HOJEANDO LA PRENSA
L. DIN. Biografía de la clase
O. SOMMER. El hombre y la sociedad en el mundo de la información
T. ERÉNYI. Actualidad de las lecciones de la historia
E. YAROPOLOV. La «junta roja» de Bolonia
A. TOLL. Las veinte preguntas del profesor Apel
ESTADÍSTICA • INFORMACIÓN
LO QUE EL QUINQUENIO HA DADO A LOS SOVIÉTICOS
M. SCHNEIDER. Los trabajadores inmigrantes en los países capitalistas de Europa
F. EDELMAN. La Federación Democrática Internacional de Mujeres
J. PITTMAN. Carteles y grabados políticos del Partido Comunista de los EE.UU.
CRÓNICA
Dirección de la Redacción y la Editorial: Thákurova 3, Praha 6, Checoslovaquia, teilélono 325-132
Talleres tipográficos de la Editorial «Rudé Pravo». I
3
EL XXV CONGRESO DEL PCUS Y SU
11
18
SIGNIFICACIÓN INTERNACIONAL
22
28
34
39, 43
40
EL XXV CONGRESO DEL PCUS se reunió en una
44 situación en que la humanidad ha llegado a una
importante frontera de su desarrollo histórico, lo
55 cual se halla relacionado en gran medida con los
59 éxitos de la Unión Soviética y otros países socialis-
tas, con los serios cambios operados en la garantía
60 de la paz y en la conjuración de una guerra mun-
65
dial termonuclear. Se han fortalecido considerable-
mente las posiciones del socialismo. Se ha intensi-
ficado la lucha antimonop'oHsta y antiimperialista
de las masas trabajadoras. Se han acrecentado el
prestigio y la combatividad de la clase obrera. Mu-
68 chos partidos comunistas y otras fuerzas democrá-
73 ticas han conseguido éxitos reales. En base a las
79 conquistas del movimiento de liberación nacional se
están extendiendo las transformaciones democrático-
revolucionarias en decenas de estados.
Hoy es más evidente que nunca la ligazón del
progreso mundial con el metódico avance del País
de los Soviets por la senda del comunismo.
84 Esto ha tenido también su peculiar reflejo en el
85 combativo espíritu de internacionalismo proletario
86 reinante en el Congreso, en el entusiasmo con que
los delegados del Partido leninista acogieron a sus
87 camaradas de lucha por elevados y nobles objetivos.
88
Para los comunistas soviéticos ha sido una especie
de encuentro con millones y millones de amigos de
todos los confines de la Tierra, desde América del
Norte hasta Nueva Zelandia, desde Escandinavia
hasta África del Sur. Al participar en las labores del
91 Congreso, las delegaciones fraternas pudieron perci-
94 bir el pulso fuerte, lleno y rítmico de la potencia so-
viética. Se han llevado del Congreso una imagen vi-
95 va de lo que nuestro Partido leninista y el pueblo
96
soviético han conseguido en el quinquenio que aca-
96 ba de finalizar y de líos grandes trabajos futuros.
Esas delegaciones hablaron de sus actividades y pro-
blemas, de la lucha que sostienen sus partidos, a me-
nudo en condiciones sumamente difíciles. El pano-
rama del movimiento revolucionario internacional
apareció en toda su riqueza y diversidad, ien toda su
dinámica insuperable.
BORIS PONOMARIOV,
miembro suplente del Buró Político
y secretario del CC del PCUS
Todo el mundo ha señalado el espíritu de serena
seguridad y fundado optimismo del Informe presen-
tado al XXV Congreso por el camarada Leonid Brézh-
nev, Secretario General del CC del PCUS. Este nota-
ble documento partidario recoge el conjunto de las
múltiples y complejas cuestiones que son objeto de
Ha atención del Partido. La profundidad con que han
sido planteados los problemas en cuya solución es-
tán interesados no sólo los soviéticos, sino todos los
hombres del globo; la conjugación de las soluciones
prácticas con la fundamentación teórica de las mis-
mas; el examen de las tareas actuales de la edifica-
ción comunista en un amplio plano internacional, en
estrecha conexión con el reforzamiento de las posi-
ciones del socialismo mundial y en el contexto g8-
neral de la lucha por la paz y la seguridad de los
pueblos y por el progreso social son otros tantos
elementos que, en su conjunto, han dado al Congre-
so una resonancia y una significación verdaderamen-
te mundiales.
EL XXV CONGRESO DEL PCUS ha constituido una
demostración de las nuevas realizaciones del pueblo
soviético en todas las esferas de la edificación co-
munista. El noveno quinquenio, como señaló Leonid
Brézhnev, no tiene parangón por la magnitud de los
aumentos absolutos de la producción industrial y de
las inversiones básicas, por la envergadura del pro-
grama social realizado. La URSS ocupa actualmente
el primer lugar del mundo por lo que respecta a la
producción no sólo de carbón, mineral de hierro y
cemento, sino también de acero, petróleo, fertilizan-
tes y otros tipos de producción.
Las tareas sociales y económicas fundamentales
han sido cumplidas con éxito. Y esto se refiere ante
todo a la tarea principal planteada por al XXIV Con-
greso del PCUS: elevar el nivel de vida del pueblo.
Los ingresos reales per cápita han aumentado casi
en un 25%. El incremento de los pagos y las presta-
ciones a costa de los fondos sociales ha sido del
40%. Han mejorado sus condiciones de vivienda
56 millones de personas.

«Bajo la dirección del Partido Comunista —con-
signase en el Informe del CC—, en el noveno quin-
quenio se ha dado un nuevo gran paso en la crea-
ción de la base material y técnica del comunismo,
en la elevación del nivel de vida del pueblo y en la
garantía de la seguridad del país».
Todo ello constituye un testimonio elocuente de
la fuerza y la salud social del régimen soviético, de
sus posibilidades ilimitadas, de su capacidad de re-
solver los más complejos problemas económicos y
científico-técnicos actuales en bien de los trabaja-
dores.
¿A qué se debe el ascenso de la economía soviéti-
ca, que se produce ininterrumpidamente de año en
año y de decenio en decenio? ¿Por qué la economía
soviética no conoce las recesiones, las crisis, la in-
llación, las conmociones monetarias, las bancarro-
tas, el desempleo y otros fenómenos semejantes que
caracterizan al régimen capitalista?
Las ventajas de la economía soviética residen en
e¡l propio carácter de la sociedad socialista. Quien
en ella determina el desarrollo económico, su orien-
tación, rítanos y proporciones no son unos monopo-
lios afanosos de asegurarse los máximos beneficios
en una encarnizada lucha competitiva, sino el Esta-
do socialista, que expresa los intereses del pueblo.
Guiándose por dichos intereses, el PCUS y el Go-
bierno soviético se preocupan de aprovechar del mo-
do más racional y eficaz los medios sociales de pro-
ducción. La. aspiración ail continuo perfeccionamien-
to, a que las cosas vayan cada vez mejor, a que todo
el mecanismo económico y socio-político funcione a
pleno rendimiento en interés de todos los trabajado-
res es un rasgo inherente a la naturaleza misma del
Partido Comunista, de un régimen social que no tie-
ne más objetivo que el bien del pueblo.
Tanto en los informes presentados al Congreso
como en las intervenciones de los delegados ha re-
sonado el firme convencimiento de que las tareas
del décimo quinquenio serán cumplidas también. Los
delegados de los quince millones ty medio de comu-
nistas soviéticos hablaron con sentido práctico de
buenos administradores de todo lio que se ha hecho
y de lo que aún queda por hacer.
Las tareas del décimo quinquenio, formuladas en
el Informe del CC del PCUS y en el informe «Orien-
taciones fundamentales del fomento de la economía
nacional de la URSS para los años 1976—1980», pre-
sentado por «1 Presidente del Consejo de Ministros
de la URSS, camarada A. Kosyguin, han sido esta-
blecidas teniendo en cuenta una perspectiva de
mayor alcance y se atienen a la linea de principios
del XXIV Congreso.
Trátase, ante todo, de la sucesiva elevación del
bienestar de los soviéticos, del mejoramiento de sus
condiciones de trabajo y de vida, de un progreso
considerable en la sanidad, la instrucción y la cul-
tura, de todo lo que contribuye a la formación del
hombre nuevo, al perfeccionamiento del modo de vi-
da socialista, al incremento del poderlo económico
del país. El décimo es el quinquenio de la eficien-
cia y la calidad. El Partido plantea como tareas cen-
trales el máximo aceleramiento del progreso cientí-
fico-técnico y la elevación de la productividad del
trabajo.
Tal es, en resumidas cuentas, la esencia de la es-
trategia económica del Partido en el contexto del
socialismo desarrollado. Y así es como la ha defini-
do el XXV Congreso del PCUS.
El último quinquenio se ha destacado por los no-
tables éxitos y las grandes victorias del socialismo
mundial, logrados mediante los esfuerzos conjuntos
de los países socialistas hermanos. Al hablar en
nuestro Congreso, sus dirigentes subrayaron que la
premisa decisiva de los éxitos y las realizaciones del
socialismo mundial ha sido y sigue siendo la indes-
tructible alianza combativa de los partidos comunis-
tas de los estados socialistas. Esta alianza es la ga-
rantía del sucesivo desarrollo del mundo ¡del socia-
lismo, afirmado como una realidad irreversible de
nuestra época.
Las ventajas del socialismo aparecen con particu-
lar relieve sobre el telón de fondo de la profundiza-
ción de la crisis general del capitalismo, de las con-
mociones económicas del sistema capitalista, las más
graves del periodo posbélico. Cabe decir, sin pecar
de exagerados, que nunca ha sido tan impresionante
como hoy la superioridad del socialismo sobre el ré-
gimen capitalista, fundado en el lucro, la explota-
ción y la opresión. Se ha hecho aún más patente la
superioridad de la economía planificada sobre la
economía capitalista, la superioridad de las formas
socialistas de organización de la sociedad sobre las
burguesas. Esto explica en gran medida el extraordi-
nario aumento en los últimos años del interés que
muestran las amplias masas populares por el socia-
lismo.
La fuerza de atracción que ejercen las ideas del
socialismo viene determinada ahora por el papel
real de éste en el desarrollo mundial. La comunidad
socialista hace todo lo posible para preservar a la
humanidad del peligro de una guerra mundial, alla-
na el camino para la afirmación de unas relaciones
nuevas entre los estados, basadas en el respeto de
la soberanía nacional y en la cooperación en un pie
de igualdad, y sirve de sostén a los pueblos que lu-
chan por su libertad e independencia. «Los hechos
objetivos —dijo desde la tribuna del Congreso el
compañero Fidel Castro— demuestran, cada vez más
elocuentemente, que la paz universal, el progreso de
la humanidad y el socialismo están indisolublemente
unidos».
El XXV Congreso del PCUS es un testimonio his-
tórico más de la fuerza incontenible del marxismo-
leninismo. Todo lo alcanzado por la Unión Soviética
y por los países hermanos serla inconcebible sin la
teoría revolucionaria marxista-leninista, que es la
que proporciona la única interpretación acertada de
las leyes y las perspectivas del desarrollo de la so-
ciedad y permite orientarse con seguridad en las
situaciones más complejas y escoger el camino co-
rrecto y los métodos más adecuados de acción polí-
tica.
En el mundo no hay otra teoría —confirmada por
la práctica de hace ya muchos decenios— de la
transformación del mundo en beneficio de los traba-
jadores, no hay otra teoría de la construcción del
socialismo, la nueva sociedad libre de la explotación
y de la opresión. Han existido y existen decenas de
«modelos» reformistas del socialismo y distintas con-
cepciones «sociológicas», pero no hay ningún país
donde con ayuda de ellos se haya conseguido librar-
se de las lacras del capitalismo y edificar la socie-
dad socialista. Han fracasado ignominiosamente tam-
bién las distintas «teorías» aventureras ultraizquier-
distas. Un ejemplo nos lo ofrece la evolución del
maoísmo, que apartó al pueblo chino del camino real
de la edificación socialista, hundió a su país en
el caos de los «saltos» voluntaristas, las «revolucio-
nes culturales» y las enconadas luchas intestinas,
mientras en el plano internacional ha alineado a
China con las fuerzas de la más desenfrenada reac-
ción.
Las disquisiciones en boga acerca de que el
marxismo-leninismo ha «quedado anticuado» son re-
futadas por el avance triunfal del nuevo mundo y de
otras fuerzas revolucionarias, que obtienen éxitos
guiándose precisamente por la teoría del socialismo
científico.
Los que tratan de presentar al marxismo-leninismo
como una colección de dogmas gastan sus fuerzas
en vano. El dinamismo de la sociedad soviética y de
toda ,1a comunidad socialista demuestran lo contra-
rio. Como se ha subrayado en el XXV Congreso del
PCUS, la fuerza del marxismo-leninismo reside en el
constante desarrollo creador. Precisamente por eso
es una base firme para el desarrollo progresivo del
socialismo, de la revolución socialista. El XXV Con-
greso ofreció un ejemplo de enfoque creador ante la
solución de los problemas sociales de actualidad y
dio una nueva y persuasiva confirmación del valor
universal de los principios del marxismo-leninismo.
El Informe de Leonid Brézhnev, los documentos y
otros materiales del Congreso constituyen un nuevo
y gran aporte al desarrollo de la teoría y la práctica
del socialismo científico.
El Partido de Lenin apareció en el XXV Congreso,
con toda su fuerza y en toda su grandeza, como ex-
ponente de la voluntad y guia político de la clase
obrera y de todo el pueblo. Ateniéndose invariable-
mente a las normas leninistas de vida partidaria y
llevando consecuentemente a la práctica los acuer-
dos del XXIV Congreso del PCUS, nuestro Partido ha
crecido y se ha fortalecido aún más. Sus organiza-
ciones son ahora más combativas, y los comunistas,
más activos y con mayor espíritu de iniciativa. Uno
de los rasgos más significativos del Congreso ha si-
do que en él quedó puesto de manifiesto el trabajo
de todos los eslabones del Partido, desde el Buró
Político y el Secretariado del CC hasta las organiza-
ciones de base. Y es lógico que así fuera. El papel
dirigente del Partido toma cuerpo en la actuación de
las organizaciones partidarias de todos los niveles,
con la activa participación de los funcionarios del
Partido, de las masas partidarias, de todos los comu-
nistas. Esto permite al Partido captar y representar
los múltiples intereses de todas las capas de la so-
ciedad, de todos los grupos de trabajadores, de todas
las nacionalidades de la Unión Soviética. El origen
de la fuerza y el prestigio del Partido reside en su
estrecha unidad con el pueblo, en la ilimitada con-
fianza que depositan en él los trabajadores, en su
capacidad de asegurar una dirección constante y efi-
caz en todos los sectores de la vida social.
El Congreso dedicó especial atención al estilo le-
ninista de trabajo, esencial condición del éxito de la
dirección partidaria. Es, como dijo Leonid Brézhnev,
«un estilo creador, enemigo del subjetivismo y pene-
trado de un enfoque científico de todos los procesos
sociales. Presupone que uno debe ser muy exigente
consigo mismo y con los demás, excluye la autosufi-
ciencia y se opone a cualquier manifestación de bu-
rocracia y formalismo».
El hecho de que en las labores del Congreso hubie-
sen ocupado un lugar tan importante las cuestiones
relacionadas con la crítica y la autocrítica impresio-
nó profundamente a los invitados, a los comunistas
de otros países y a toda la opinión mundial. Se
habló abierta y francamente de los defectos, de los
problemas pendientes, de todo lo que obstaculiza un
avance aún más rápido del pueblo soviético hacia el
comunismo. Y todo esto fue expuesto sobre el telón
de fondo de los enormes e impresionantes éxitos de
la edificación comunista. El enfocar toda la activi-
dad propia con lucidez y espíritu crítico es una tra-
dición bolchevique, es una ley de todo el trabajo del
Partido y una cualidad inalienable del estilo leninis-
ta de dirección partidaria. «Todos los partidos revo-
lucionarios que han sucumbido hasta ahora —decía
Lenin— sucumbieron porque se sobrestimaron, por-
que no supieron ver dónde estaba la fuente de su
fuerza y temieron discutir sus debilidades. Pero no-
sotros no sucumbiremos, porque no tememos discutir
nuestras debilidades, y aprenderemos a superarlas.»1
Fiel a este principio legado por Lenin, el PCUS se
preocupa constantemente de que la critica sea con-
creta y ayude a nuestro avance. Como se subrayó en
el XXV Congreso, el PCUS considera que el sentido
del método de la crítica y la autocrítica reside en
valorar objetivamente todos los aspectos de la acti-
vidad de tal o cual organización, de tal o cual fun-
cionario, en someter a un análisis completo los de-
fectos y superarlos, en conjugar la confianza y el
respeto con una actitud exigente.
En el Congreso fue ampliamente tratado el tema
del humanismo socialista. El régimen socialista es
un régimen colectivista y su humanismo es un huma-
nismo para millones de trabajadores. En esto se ex-
presa la esencia del socialismo, que libera de la ex-
plotación, de todo sojuzgamiento, de la inseguridad
en el mañana, de la alienación y la incomunicación
entre los hambres, de la necesidad de servir de car-
ne de cañón en las aventuras agresivas del imperia-
lismo y la reacción. En la sociedad socialista se hace
todo lo necesario para que el hombre, cualesquiera
que sean las circunstancias, no se sienta abandona-
do a su suerte, para que viva en un clima de bene-
volencia, rodeado de la solicitud del Estado, la so-
ciedad, la colectividad y los camaradas.
En los documentos del XXV Congreso del PCUS ha
quedado plasmada la invariable fidelidad de nuestro
Partido al principio leninista de que la auténtica de-
mocracia es imposible sin el socialismo, lo mismo
que el socialismo es imposible sin el constante desa-
rrollo de la democracia. Los anticomunistas han con-
centrado ahora el fuego en nuestro sistema político.
Intentan demostrar vanamente que el progreso eco-
nómico y social se consigue en el socialismo sin un
desarrollo de la democracia o incluso al precio de
una limitación de las libertades políticas.
Lo absurdo de tales afirmaciones resulta evidente
•1 V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXXVI, pág. 278.
a la luz de la experiencia real del socialismo. Sin la
obra creativa diaria y consciente de las grandes ma-
sas populares, sin su activa participación en los
asuntos del Estado, nuestro país jamás habría alcan-
zado, ni en la economía, ni en el desarrollo espiri-
tual, ni en ninguna otra esfera, los éxitos que ha
conseguido. La revolución socialista ha sido precisa-
mente la que ha inaugurado la época de la auténtica
soberanía del pueblo y ha convertido a la población,
al pueblo encabezado por la clase obrera en amo del
país, responsable de su presente y su futuro. Y ha
brindado a cada trabajador honesto la posibilidad de
hallar su dignidad humana, convertirse en ciudada-
no de pleno derecho de un Estado en el que «el
trabajo es amo y señor».
La democracia socialista es, ante todo, un instru-
mento del desarrollo social en interés del socialismo
y en bien de las masas populares. Como dijera con
toda claridad Leonid Brézhnev en el Congreso, «para
nosotros es democrático todo lo que sirve a los in-
tereses del pueblo, a los intereses de la edificación
del comunismo».
Los documentos del Congreso, toda la preparación
del mismo y toda su labor han patentizado una vez
más que el desarrollo de la democracia socialista
está continuamente en el centro de la atención del
Partido. Un importante paso en esta dirección será
la nueva Constitución de la URSS.
Si, desde el punto de vista de su importancia in-
ternacional, tomamos en su conjunto la experiencia
atesorada por el PCUS en el curso de la edificación
del socialismo y del comunismo, podremos decir:
— la experiencia del PCUS, al alcance de todos y
abierta para todos, reúne en forma concentrada y
sintetizada la esencia y la fisonomía viva del socia-
lismo maduro;
— contiene los principios básicos de la construc-
ción de una sociedad libre de la explotación y la
opresión, principios que se asientan en el marxismo-
leninismo y han sido comprobados en la práctica;
— esa experiencia confirma siempre el papel del
Partido Comunista, suprema organización política de
la clase obrera, de todos los trabajadores, papel que
se acrecienta continuamente en el curso de la edifi-
cación socialista;
— demuestra que la iniciativa de las masas popu-
lares, su obra creativa histórica, activa, consciente y
transformadora, es una condición inexcusable de la
edificación del socialismo y del comunismo;
— la experiencia del PCUS muestra convincente-
mente que el éxito sólo puede conseguirse mediante
una conjugación consecuente de las tareas naciona-
les e internacionales, sólo con una hábil y acertada
utilización de las leyes generales de la lucha por el
socialismo y las transformaciones socialistas en las
condiciones concretas del país.
El XXV Congreso del PCUS constituye un nuevo y
gran aporte al acervo de experiencias políticas y
teóricas del Partido leninista y pone una vez más de
manifiesto ante todo el mundo la gran fuerza vital
de la ciencia marxista-leninista de la construcción
del socialismo y el comunismo.
EL XXV CONGRESO DEL PCUS ha reafirmado con
todo vigor que la política leninista de paz de la
Unión Soviética es una política estable, consecuente
y clara que dimana de la propia naturaleza del so-
cialismo y encarna los intereses esenciales de las
masas, de los trabajadores, que no necesitan la gue-
rra. Por eso, precisamente, la política exterior sovié-
tica no depende de circunstancias aleatorias y desco-
noce las fluctuaciones coyunturales, ya se trate de
campañas electorales o de otros acontecimientos. Es
un factor estable y poderoso de mantenimiento de la
paz, de conjuración de una guerra termonuclear y
una garantía de la seguridad internacional. Como
evidencian numerosos comentarios, la opinión pú-
blica progresista mundial subraya que el XXV Con-
greso del PCUS ha definido concretamente la políti-
ca exterior que precisa toda la humanidad.
Hoy nadie puede impugnar el hecho de que en el
lustro transcurrido desde el XXIV Congreso y en ba-
se al Programa de Paz soviético, en el ámbito mun-
dial han sido realizados avances fundamentales. La
guerra fría ha tenido que ceder lugar a la distensión
internacional, y la explosiva confrontación, pese a
la resistencia de las fuerzas del imperialismo, va
siendo sustituida por una cooperación entre estados
con régimen social diferente asentada en los prin-
cipios de la coexistencia pacífica. Los países socia-
listas tienen hoy unas condiciones internacionales
aún más favorables para continuar la construcción
pacífica, y todos los pueblos, para fortalecer su se-
guridad y proteger su independencia.
En el curso de los preparativos y la celebración de
la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Euro-
pa se ha conseguido, merced a los esfuerzos tenaces
y coherentes ante todo de la Unión Soviética, de los
demás estados hermanos y de las fuerzas sociales
democráticas de Occidente, vencer la resistencia de
los medios y grupos de la burguesía que trataron de
desviar la Conferencia de su tarea fundamental. Co-
mo resultado, la Conferencia se convirtió en un im-
portante acontecimiento político no sólo en la vida
de Europa, contribuyendo a debilitar la amenaza de
una guerra mundial y a fortalecer el principio de la
coexistencia pacífica.
La política exterior de la URSS, sus logros paten-
tes e indiscutibles, han asestado un sensible golpe al
anticomunismo, minando seriamente el mito de la
«agresividad» de la Unión Soviética. Los más vastos
sectores de la opinión pública mundial comprenden
hoy mejor que el «socialismo y la paz son insepara-
bles».
Al mismo tiempo, el Informe de L. Brézhnev al
XXV Congreso, los discursos de los delegados y las
intervenciones de los invitados llaman la atención
sobre la circunstancia de que la paz universal no es-
tá aún asegurada y el peligro de una guerra mundial
no ha desaparecido, a pesar del debilitamiento de
las posiciones de los medios más reaccionarios y be-
licosos y la reducción de sus posibilidades de apli-
car la «política de fuerza».
En efecto, prosigue la carrera armamentista desa-
tada por los países imperialistas, a consecuencia de
lo cual el arsenal nuclear acumulado por ellos supe-
ra en dos millones de veces la fuerza destructora de
la bomba atómica norteamericana arrojada sobre Hi-
roshima. El imperialismo perfecciona en proporciones
sin precedentes su máquina de guerra. Nuevas bom-
bas nucleares, nuevos aviones, nuevos tanques, nue-
vos cohetes: todo ello significa que se crean medios
más modernos, más potentes de exterminio masivo,
capaces de producir destrucciones monstruosas. Seme-
jante incremento de los medios de exterminio sigue
envenenando la atmósfera internacional y constituye
una amenaza permanente para los avances consegui-
dos en el campo de la distensión.
Los presupuestos militares de los países miembros
del bloque agresivo de la OTAN crecen continuamen-
te. Decenas de miles de millones de dólares, marcos,
libras esterlinas, francos se convierten en cañones
y bombas; a millones de trabajadores se les quita no
sólo un trozo de mantequilla, sino también un peda-
zo de pan; los armamentos se tragan las sumas, ya
de por sí insuficientes, asignadas a la enseñanza y
la sanidad. La continuada militarización de la eco-
nomía de Occidente es una de las causas de la infla-
ción, las conmociones monetarias y el alza de los
precios de los artículos de demanda popular.
En estos últimos tiempos, toda clase de grupos an-
ticomunistas de extrema derecha intensifican nueva-
mente su presión sobre la política de los países occi-
dentales. El miedo ante los éxitos del socialismo real
y de otras fuerzas democráticas y liberadoras provo-
ca bandazos en las planas mayores políticas del im-
perialismo, donde pueden escucharse, casi a un mis-
mo tiempo, las voces más contradictorias: promesas
de seguir aplicando la política de distensión interna-
cional o, por el contrario, amenazas en el espíritu de
la guerra fría; manifestaciones de disposición a ce-
lebrar negociaciones, o llamados a incrementar por
todos los medios el poderío militar como medio de
imposición e intimidación.
Todo ello confirma que la naturaleza del imperia-
lismo, como se subrayó en el XXV Congreso, no ha
cambiado. El imperialismo es el culpable de que los
preparativos para una nueva guerra mundial todavía
no se hayan detenido. Terminar con este despilfarro
de fuerzas y recursos, despilfarro que contradice el
sentido común, que es inconcebible desde el punto
de vista de una persona normal y entraña el peligro
de un conflicto termonuclear catastrófico, significa
cumplir la tarea más importante y más impostergable.
Este es precisamente el eje del programa de polí-
tica exterior promovido por L. Brézhnev en el Infor-
me del CC del PCUS al XXV Congreso. En la preocu-
pante situación internacional de nuestros días, el
«Programa de lucha consecutiva por la paz y la co-
laboración internacional, por la libertad y la inde-
pendencia de los pueblos» ilumina como un brillante
rayo de sol el camino, el único acertado hoy, que
aleja de la amenaza de una guerra termonuclear y
lleva a una paz duradera y verdaderamente democrá-
tica. En las tablas de la ley de nuestro siglo apare-
cen escritas consignas que enardecen el corazón de
todos los hombres de la Tierra y llaman a acciones
activas:
— cesar la carrera armamentista;
— terminar con todos los ensayos nucleares;
— prohibir y destruir el arma química;
— prohibir la creación de nuevos tipos y sistemas
de armas de exterminio masivo;
— reducir los gastos militares;
— concluir un tratado mundial sobre la renuncia
al empleo de la fuerza en las relaciones internacio-
nales.
Las propuestas del XXV Congreso fueron plena-
mente apoyadas por los representantes de más de
cien partidos comunistas y democráticos nacionales.
Es la voz prestigiosa del movimiento comunista y li-
berador mundial. Los comunistas mantienen en alto
la bandera de la paz y llaman a unirse bajo ella a
todos los que no quieren guerras de exterminio y se
dan cuenta de que no se puede permitir un desarro-
llo de los acontecimientos que implique intermina-
bles confrontaciones militares.
Las propuestas profundamente realistas del XXV
Congreso sobre el cese de la carrera de las armas,
la prohibición de los ensayos nucleares y la reduc-
ción de los presupuestos militares por todos los es-
tados, comprendida la Unión Soviética, se granjean
la confianza también porque han sido formuladas por
un país cuyo poderío militar es indiscutible y que no
ha tratado nunca de obtener ventajas unilaterales.
Sabido es que la URSS exige perseverantemente que
las medidas concretas de desarme descansen en la
observancia rigurosa del principio de una seguridad
igual.
Las acciones de los adversarios de la distensión y
la reactivación de las fuerzas que quieren aprove-
char con fines reaccionarios la situación existente
en los países capitalistas exigen imperiosamente que
los propios pueblos, las grandes masas influyan tam-
bién, de una manera aún más organizada y más
enérgica, en la política exterior. La situación inter-
nacional impone con apremio la necesidad de que
intensifiquen sus acciones los obreros, campesinos,
empleados, científicos y trabajadores de la cultura,
personas de distintas convicciones y puntos de vista,
todos los que desean y están dispuestos a decir ca-
tegóricamente «no» a una nueva guerra y «sí» a la
paz y la seguridad de los pueblos. La propagación de
las ideas y propuestas del XXV Congreso contribuirá,
sin duda, al ascenso de su lucha.
Uno de los puntos más importantes del programa
de política exterior promovido por el XXV Congreso
es la tesis del fortalecimiento por todos los medios
de la unidad y cooperación de los estados socialistas
hermanos. Nuestro Partido siempre se ha atenido a
esta línea y seguirá haciéndolo invariablemente en
lo sucesivo. Una comunidad socialista fuerte y cohe-
sionada es un factor muy importante para continuar
incrementando el aporte conjunto del socialismo real
al fortalecimiento de la paz.
Nuestro Partido ha declarado en su XXV Congreso
que ahora se sitúa en primer plano todo el conjunto
de problemas relacionados con la materialización de
la distensión y con la lucha por debilitar y eliminar
en el futuro la amenaza de una guerra mundial. El
cumplimiento de tareas como la extinción de los fo-
cos de tensión subsistentes y, en primer término, el
logro de un arreglo justo de la crisis mesoriental; la
liquidación completa de todos los restos del sistema
de opresión colonial; la destrucción de los focos de
colonialismo y racismo; la supresión de la discrimi-
nación y de todos los obstáculos artificiales en el
comercio internacional; la eliminación de todas las
manifestaciones de desigualdad de derechos, de im-
posición y de explotación en las relaciones económi-
cas internacionales, debe servir en gran medida a la
creación de unas condiciones internacionales que
excluyan la posibilidad de una guerra mundial.
 En Occidente hay quien intenta poner la coopera-
ción bilateral y multilateral entre Oriente y Occiden-
te al servicio de sus objetivos políticos egoístas y
utilizarla para inmiscuirse en los asuntos internos de
los estados socialistas. El XXV Congreso dio la me-
recida réplica a tales intentos. El PCUS ha partido
y parte de que la cooperación internacional debe
llegar a ser un instrumento de paz y de progreso.
Por eso precisamente la Unión Soviética aboga por
que todo el conjunto de acuerdos y tratados firma-
dos en años anteriores entre estados socialistas y
capitalistas empiece a funcionar a pleno rendimien-
to. En .primer lugar, esto se refiere al Acta Final de
la Conferencia de Helsinki. Detenerse en lo conse-
guido en Europa significaría no sólo dejar de apro-
vechar la posibilidad real de convertirla en un con-
tinente de paz y coexistencia pacífica, sino también
tolerar la actividad de los que quisieran poner en
entredicho lo ya realizado.
Las nuevas propuestas promovidas ¡por el XXV Con-
greso del PCUS ofrecen una salida real del atollade-
ro al que empuja a la humanidad la política impe-
rialista de preparativos de guerra, carrera armamen-
tista y confrontación. El imperialismo y sus defenso-
res y cómplices no pueden oponer nada a las propo-
siciones presentadas desde la tribuna del XXV Con-
greso del PCUS. Continúan hablando en todos los
tonos de «amenaza soviética». Pero el Secretario Ge-
neral del CC del PCUS manifestó ante todo el mun-
do que esa amenaza no existe. Y este hecho es con-
firmado por todo el contenido de la política exterior
e interior soviética. En el Informe del CC del PCUS
al XXV Congreso aparece formulada la actitud ante
las relaciones de la URSS con los estados de todas
las zonas y regiones del globo. El PCUS arranca a
este respecto de la idea fundamental en que se basa
la política exterior de la Unión Soviética: preservar
y fortalecer la paz, desarrollar la cooperación recí-
procamente ventajosa y en pie de igualdad en inte-
rés de los pueblos de todos los países. El amor del
País de los Soviets a la paz se expresa con toda evi-
dencia en sus grandiosos planes, previstos para mu-
chos años, de trabajo creativo en aras de la cons-
trucción de la sociedad comunista en la URSS.
La oportunidad, la riqueza de contenido y el ca-
rácter constructivo del programa de política exte-
rior del Congreso y la claridad de sus objetivos pa-
cíficos son incuestionables. Las propuestas conteni-
das en él quitan toda base a quienes exigen sin ce-
sar el incremento de los armamentos.
En el XXV Congreso del PCUS se ha vuelto a sub-
rayar con todo vigor que el País de los Soviets está
por una paz que implique la observancia estricta,
honrada y general de los principios de la coexisten-
cia pacífica en las relaciones interestatales. Esta paz
es una condición importante del progreso de la hu-
manidad contemporánea; salvaguarda el derecho de
cada pueblo a decidir su destino libremente, de un
modo soberano y sin injerencias foráneas.
Cuanto más profundas son las raíces de la disten-
sión, más frecuentes son los intentos del enemigo de
clase de interpretar la coexistencia pacífica como
una forma de congelar los procesos sociales y eco-
nómicos, o sea, de mantener el statu quo social. En
estos últimos meses, sobre todo en vísperas del XXV
Congreso, en Occidente se ha desplegado una cam-
8
paña antisoviética masiva, cuyo sentido se reduce a
«demostrar» que la Unión Soviética utiliza la disten-
sión para la «expansión del comunismo». El objetivo
de este chantaje de vastas proporciones es obligar
a la URSS y a otros países socialistas a renunciar en
aras de la distensión a los principios de clase de su
ideología y su política y reconocer el «derecho» del
imperialismo a inmiscuirse en los asuntos de otros
pueblos, a «exportar la contrarrevolución». El PCUS
rechaza decididamente estas interpretaciones de la
coexistencia pacífica. Siempre ha partido y parte de
que los cambios revolucionarios no pueden ser de-
tenidos ni impuestos. Nadie ni nada puede abolir
las leyes objetivas de la historia, las leyes del desa-
rrollo de la sociedad humana.
El carácter realista y la fuerza de la orientación
del XXV Congreso en materia de política exterior se
asientan en los sólidos cimientos de lo conquistado
en el curso del cumplimiento del Programa de Paz.
«Y aunque la paz universal dista mucho de estar ga-
rantizada —subrayó L. Brézhnev en el Informe al
Congreso—, tenemos pleno fundamento para decir
sin temor a equivocarnos: el saneamiento del clima
internacional prueba de manera convincente que la
paz duradera no es un deseo plausible, sino una ta-
rea perfectamente viable. Para cumplirla ¡se puede
y se debe continuar bregando sin escatimar esfuer-
zos!» Estas palabras, acogidas calurosamente por los
delegados e invitados al Congreso, han expresado la
voluntad, la decisión y la disposición de nuestro Par-
tido de seguir firme e insistentemente la trayectoria
leninista de paz.
i todos los aspectos los éxitos de todo el movimiento
EL XXV CONGRESO DEL PCUS ABORDO CON AM-
PLITUD Y PROFUNDIDAD SINGULARES el problema
de la línea maestra de la evolución mundial a la luz
de los resultados históricos con los que han llegado
al último cuarto de siglo los dos mundos, los dos
sistemas sociales opuestos: el socialismo y el capita-
lismo. En el Informe del Comité Central y en las in-
tervenciones de los delegados e invitados se dieron
pruebas convincentes de que di análisis de las pers-
pectivas del desarrollo de la sociedad moderna ofre-
cido por el XXIV Congreso del PCUS y la Conferen-
cia Internacional de 1969 se ha confirmado entera-
mente.
El pasado quinquenio fue un período de sostenido
auge de los países socialistas, de su firme avance
hacia el comunismo por la vía de la sociedad socia-
lista desarrollada. Fueron también años de extensión
y fortalecimiento del proceso revolucionario mun-
dial. Se ha hecho más evidente aún que sólo el so-
cialismo puede dar y da solución a los problemas
sociales y humanos del siglo XX.
Por otra parte, los acontecimientos del pasado
quinquenio han puesto de manifiesto con nueva fuer-
za la condenación histórica del régimen capitalista.
¿Quién abriga hoy serias ilusiones en cuanto a la
posibilidad del capitalismo de liberarse de las crisis,
de sus escandalosas lacras y contradicciones? Los
propios estadistas burgueses, los «todopoderosos» re-
conocen la inusitada profundidad y el carácter pluri-
dimensional de la presente crisis. Lo reconocen, pe-
ro ignoran y no pueden proponer una salida real del
atolladero social al que han arrastrado a la sociedad
burguesa la clase dirigente y los partidos políticos
que expresan sus intereses.
Los comunistas son los que ofrecen el análisis
científico de las causas de la crisis y dan una res-
puesta precisa al interrogante de cómo salir de ella.
Y son capaces de hacerlo porque arrancan de las
leyes generales del desarrollo y la transformación de
la sociedad, las cuales condicionan la unidad funda-
mental de su lucha por los intereses de los trabaja-
dores en toda su rica diversidad de formas concre-
tas. «Estas leyes objetivas —consígnase en el Infor-
me del CC al XXV Congreso del PCUS—, reflejadas
en la teoría del marxismo-leninismo y confirmadas
en la práctica, han sido formuladas colectivamente y
en extenso por las conferencias internacionales de
los partidos hermanos. La honda comprensión de es-
tas leyes generales, el apoyo en ellas, combinado
con el enfoque creador y con la toma en considera-
ción de las condiciones concretas de cada país, han
sido y siguen siendo una particularidad intrínseca
de los marxistas-leninistas.»
La lucha contra el revisionismo derechista y ultra-
izquierdista, contra las tentativas de desvirtuar o so-
cavar las bases marxistas-leninistas del movimiento
comunista es algo que compete a todos los partidos
hermanos. A ello se refirieron en el Congreso mu-
chos delegados e invitados extranjeros. Entre estos
últimos tuvieron una acogida muy positiva las pala-
bras de L. Brézhnev acerca de que la ideología y la
política maoístas son no sólo incompatibles con la
teoría marxista-leninista, sino hostiles a ella.
En el Informe del CC y en las intervenciones de
los representantes extranjeros fueron evaluados en
obrero, comunista y de liberación nacional, haciéndo-
se constar que el programa de acciones antiimperia-
listas conjuntas, articulado por la Conferencia de 1969,
ha sido en gran parte cumplido. Durante el pasado lus-
tro, muchos partidos hermanos fortalecieron notable-
mente sus filas, ensancharon y consolidaron su base
de masas. En una serie de países —Italia, Francia,
India, Finlandia, Portugal y otros—, las posiciones
de los comunistas son tan fuertes que ningún pro-
blema importante de la evolución política y social
puede resolverse sin contar con su opinión y en con-
tra de los intereses de las masas que les siguen.
Muchos camaradas de los partidos hermanos sub-
rayaron desde la tribuna del XXV Congreso que la
compleja situación en la que hay que desenvolverse
hoy obliga a tener presente con particular atención
la importancia de ciertos principios, como son la
fundamentación marxista-leninista en la política, la
coherencia de la labor ideológica y organizativa en-
tre las masas, la significación internacionalista y
las consecuencias de las acciones a emprender y
una honda comprensión de la esencia de los proble-
mas nacionales y de su relación con el desarrollo
internacional en su conjunto. Un correcto enfoque
de estas cuestiones hará que la abnegación y el en-
tusiasmo de los partidos comunistas y la fuerza y
disposición de luchar de las masas que les siguen,
den el máximo efecto posible, en bien de la clase
obrera y del progreso social.
Uno de los principales temas del XXV Congreso
del PCUS, presente en la discusión de todos los pro-
blemas, y no sólo de los internacionales, fue el del
internacionalismo proletario, el de la efectiva soli-
daridad de los comunistas. En los discursos de los
representantes de los partidos hermanos tuvo su re-
flejo la idea de que la unidad de los partidos marxis-
tas-leninistas es para ellos fuente inagotable de po-
derío político y moral, de influencia y autoridad.
No es casual que la propaganda burguesa quiera
presentar la gran consigna del internacionalismo,
bajo la que nació y se ha desarrollado el movimien-
to comunista, como una suerte de espantajo. Cuando
la propugnan y defienden unos partidos, prorrumpe
en clamores y habla de pretensiones de hegemonía,
de supeditar los intereses de unos partidos a otros.
En cambio, cuando esa consigna la hacen suya otros
partidos, se les acusa de renunciar a la autonomía
y la independencia y relegar al olvido los intereses
nacionales.
El internacionalismo no es un tributo que unos
destacamentos revolucionarios rinden a otros, sino
una parte inseparable de la cosmovisión y la activi-
dad de los marxistas-leninistas. Es un factor de mu-
tuo enriquecimiento ideológico y político, es la ayu-
da recíproca en la lucha común, la disposición a ac-
tuar juntos contra el imperialismo y por objetivos
comunes.
El internacionalismo es el empeño y la capacidad
de extraer enseñanzas útiles de la experiencia de
cada uno, la preocupación por vigorizar la unidad del
movimiento comunista, lo cual presupone durante los
debates en el seno de los partidos hermanos la elec-
ción de unas formas y un tono que excluyan la agu-
dización de las divergencias y contribuyan a supe-
rarlas.
Toda la labor del Congreso, sus resoluciones y con-
clusiones son una confirmación convincente de la
invariable fidelidad del PCUS, en tanto que destaca-
mento del movimiento comunista mundial, al princi-
pio del internacionalismo proletario. En el Congreso
quedó patentizado de forma directa e inmediata que
los comunistas soviéticos son plenamente conscien-
tes de su responsabilidad histórica ante su pueblo,
la clase obrera internacional y toda la humanidad
laboriosa, pues nuestro Partido abordó en su máximo
foro todos los asuntos a la vista de los representan-
tes de las fuerzas revolucionarias del mundo entero
y con su activa participación. El Congreso reaccio-
nó vivamente y con profundo interés ante los pro-
blemas del movimiento revolucionario mundial plan-
teados en las intervenciones de los delegados y los
invitados y fue unánime en el apoyo a la línea se-
guida por el PCUS en estas cuestiones, .tal como que-
dó definida en el Informe del Comité Central.
Una de las deducciones importantes que pueden
hacerse del intercambio internacional de opiniones
que tuvo lugar en el XXV Congreso del PCUS es que
las reuniones y consultas celebradas con regularidad
entre los partidos hermanos sobre problemas dé in-
terés común, comprendidos los de carácter complejo
o que son motivo de divergencias, representan una
forma fecunda para asegurar la cohesión del movi-
miento comunista.
La Conferencia de La Habana de los comunistas
de América Latina y del Caribe, con participación de
los PP.CC. de los EE.UU. y Canadá, desempeñó un
papel notable en el desarrollo del movimiento comu-
nista. Prosiguen los preparativos para la Conferen-
cía de los partidos comunistas de Europa. El PCUS
apoya en principio la idea de convocar otra confe-
rencia mundial de los partidos comunistas y obreros.
En toda la geografía del mundo, los comunistas
tienden sinceramente su mano a cuantos están dis-
puestos a luchar por la paz, la democracia, la liber-
tad nacional y el progreso social. No se aislan de
las demás fuerzas de izquierda y democráticas ni se
oponen a ellas y proponen a todos una honesta co-
laboración basada en la igualdad y el mutuo respeto.
La participación de 19 partidos democráticos y
revolucionarios en las labores del XXV Congreso del
PCUS fue claro testimonio del ensanchamiento délos
marcos del internacionalismo, de la creciente ten-
dencia de todas las fuerzas antiimperialistas a la
cooperación. Muchos de estos partidos, como pusie-
ron de manifiesto las intervenciones de sus repre-
sentantes, ven en el marxismorleninismo, en la orien-
tación socialista, la clave para resolver los proble-
mas vitales de sus países. Ello, sin duda, consolida
las fuerzas del progreso mundial en su conjunto.
El XXV Congreso del PCUS confirmó otra vez la
disposición de nuestro Partido a ampliar los contac-
tos con los partidos socialistas y socialdemócratas.
Huelga decir que los comunistas saben bien cuan
profundamente han arraigado el anticomunismo y el
antisovietismo en la ideología y la política de los
socialdemócratas de derecha. Proseguirán su lucha
de principios contra las ideas y acciones que perju-
dican a la causa de la clase obrera y facilitan la in-
tromisión del imperialismo en los asuntos de los
pueblos que batallan por su independencia y por una
vía independiente de desarrollo. Pero saben también
que en el movimiento socialdemócrata se están pro-
duciendo cambios positivos en lo tocante a un am-
plio cúmulo de problemas internacionales. Una con-
firmación de ello puede verse en el hecho de que la
actitud ante los comunistas ocupa un lugar central
en los actuales debates entre socialdemócratas.
En el Informe al Congreso quedó expresada con
toda autoridad la invariable posición leninista de
fraternal solidaridad del PCUS y del pueblo soviéti-
co con todos los luchadores por la liberación del tra-
bajo, contra la reacción y la opresión imperialista.
La Declaración del Congreso «¡Libertad a los cauti-
vos del imperialismo y la reacción!» fue acogida con
cálida aprobación tanto por los delegados como por
nuestros huéspedes extranjeros y considerada por
ellos como una brillante manifestación de auténtico
internacionalismo en la práctica.
Todos los que hoy sufren en las cárceles fascistas
y luchan sin escatimar la vida por los intereses vi-
tales de su pueblo, por los intereses de todos los
desheredados de la Tierra, son nuestros hermanos,
la sal de la Humanidad, son hombres preclaros, por-
tadores de los más altos y puros ideales. La solida-
10
ridad con ellos es un deber de clase de los comunis-
tas, un imperativo de la conciencia, un exponente
de su irrenunciable fidelidad a los ideales de la paz,
la democracia y el socialismo.
EN LA GLORIOSA HISTORIA DEL PARTIDO DE
LENIN, el XXV Congreso ocupará un lugar especial.
Ha sido, para decirlo con palabras de L. Brézhnev,
«un Congreso de grandes realizaciones, que ha
transcurrido bajo un signo de realismo y eficacia, de
serena seguridad en las propias fuerzas, de certi-
dumbre en los nuevos éxitos de nuestra magna cau-
sa de la construcción del comunismo, de nuestra lu-
cha por una paz sólida y justa en la Tierra».
Para nuestro Partido y para todo el pueblo sovié-
tico, el XXV Congreso ha constituido un impulso de
enorme fuerza socio-política. En los activos del Par-
tido y las asambleas de trabajadores que se han ce-
lebrado por todo el país, ha sido ferviente y unáni-
me el apoyo a las decisiones del Congreso. Estas
han sido acogidas con un alto sentido de responsa-
bilidad y entusiasmo, con una disposición verdadera-
mente bolchevique de responder en cada puesto al
llamamiento del Partido con hechos concretos, con
compromisos más elevados. La emulación de todo el
pueblo por cumplir los planes trazados por el XXV
Congreso atestigua con elocuencia que la causa del
Partido es la causa vital de cada soviético, comunis-
ta o sin partido.
El Congreso ha tenido gran resonancia internacio-
nal. La trascendencia histórica universal del socia-
lismo real ha quedado patente en toda su dimen-
sión. El mundo ha visto toda la grandeza y dinamis-
mo de la nueva sociedad, en la que se ha puesto fin
a la opresión y la discriminación, donde se elevan
constantemente el bienestar y la cultura de los tra-
bajadores, se amplía, sin cesar la democracia para el
pueblo y se han hecho realidad la auténtica igual-
dad de los hombres y la libertad del individuo en
base a la eliminación de toda clase de explotación.
«La propia existencia de la Unión Soviética —dijo el
camarada A. Cunhal en su discurso ante el Congre-
so—, toda vuestra actividad en la construcción de la
primera sociedad comunista, la abnegada lucha por
la paz y la seguridad, es como luz del Sol sobre la
Tierra.»
El movimiento comunista mundial valoró altamen-
te los resultados del XXV Congreso. En las resolucio-
nes de los máximos órganos de muchos partidos her-
manos, en discursos y declaraciones de sus dirigen-
tes y en la prensa partidaria se expresa la solidari-
dad con la línea del PCUS. Los comunistas del mun-
do entero señalan que la rica experiencia de lucha
y trabajo plasmada en las labores del Congreso del
PCUS será beneficiosa y aleccionadora para cuantos
tienen vivo el sentido de la paz y el socialismo.
LA CLASE OBRERA EN LA ALIANZA
ANTIIMPERIALISTA Y EN EL FRENTE ANTIFASCISTA
RODNEY ARISMENDI,
Primer Secretario del CC del Partido Comunista
del Uruguay
Como hemos informado ya, el camarada R. ARISMENDI intervino en una reunión del Consejo de Redacción de
la revista.
Las cuestiones abordadas por el camarada R. Arismendi ofrecen gran interés no sólo para comprender la si-
tuación política del Uruguay y toda América Latina, sino también en el plano del debate que los marxis-
tas están desarrollando en las páginas de nuestra revista en torno al problema de los aliados de la clase obre-
ra en la etapa actual de la lucha revolucionaria, que es uno de los problemas centrales de la teoría, la es-
trategia y la táctica del marxismo-Ieninismo1. A continuación publicamos algunos pasajes de la exposición
inicial y de las respuestas a preguntas formuladas en la entrevista.
DESDE HACE MAS DE DOS AÑOS Y MEDIO, la diputados y figuras intelectuales, políticas y sociales,
clase obrera y el pueblo del Uruguay —con nuestro
cuyas vidas, como las de otros, corren peligro y cu-
Partido al frente— luchan en muy duras condiciones yos nombres se agregan a los de Jaime Pérez, Gene-
contra un régimen fascistizante. La dictadura de Bor- ral Víctor Licandro, Héctor Rodríguez y otros prisio-
daberry y los generales de derecha ha barrido todas neros y rehenes2. Sigue creciendo la lista de urugua-
las libertades e instituciones democráticas del país, 2
ha intervenido la Universidad —colocando policías Posteriormente se Intensificó aún más, en Uruguay, la
brutal ola de secuestros, saqueos, infames torturas, siste-
fascistas en las cátedras y la administración—, ha mática destrucción de valores culturales y persecución
prohibido la prensa opositora y mantiene unos cinco antidemocrática en toda la línea. Entre los nuevos deteni-
mil presos políticos (en una población reducida a dos figuran el presidente del Frente Amplio, General
Líber Seregni —que había soportado prisión durante un
2.700.000 habitantes), a los ique se han sumado más largo periodo y se encontraba en libertad condicional— y
de mil en medio de la indescriptible ola de terror, se- varios miembros más de la dirección del PCU. Cada día
cuestros, saqueos y torturas comenzada a fines de oc- se conocen más datos estremecedores de la ofensiva te-
rrorista generalizada de la dictadura contra el movimien-
tubre último, la mayor y más grave desde el golpe to obrero y democrático, en particular contra el PCU.
de Estado del 27 de junio de 1973. Entre los deteni- Nuevos nombres se han sumado a la lista de uruguayos
dos figuran los dirigentes comunistas José Luis Mas- muertos en la tortura. Hay graves temores por la vida
sera, Alberto Altesor y Wladimir Turiansky, antiguos del reputado matemático José L. Massera y del dirigente
obrero W. Turiansky, internados en el Hospital Militar con
graves lesiones como consecuencia de las torturas. Entre los
1
detenidos más recientemente figuran Rosario Pietrarroia,
Véase La clase obrera y sus aliados, REVISTA INTER- destacado dirigente sindical y del PCU, y Jorge Mazza-
NACIONAL, 1975, NÍ 7; E. Pastorino En la vanguardia de rovich, ex-secretario de la Unión de Juventudes Comu-
la lucha antiimperialista, 1975, Ni 9; L. Müller, R. Kenny, nistas. Más de ciento cincuenta mujeres están encarcela-
E. Macaluso, G. Panitsidis El campesinado en la lucha por das, soportando indescriptibles condiciones de hacinamien-
la democracia y el socialismo, 1975, ffi 10; A. Escala Sobre to, desnutrición, violaciones y vejámenes diversos. Des-
las posiciones socio-políticas de los profesionales univer- collantes personalidades de la cultura uruguaya se en-
sitarios, 1975, Na 11; I. Sinha La situación y las posibili- cuentran asimismo en prisión y son víctimas de atroces
dades revolucionarias del campesinado, 1975, fía 11; H. Sa- torturas. Ante el crecimiento de la campaña internacional
fari Por la precisión científica de los conceptos, 1975, de denuncias y solidaridad con el pueblo uruguayo, la
.Na 11; P. Vás'quez El nuevo problema de la estrategia de dictadura de Bordaberry y los generales fascistas recurre
alianzas, 1975, Ni 12; S. Sudlman La estructura del poder a provocaciones y calumnias de la peor especie, sin con-
y el problema de la alianza, 1976, fía 1; E. Wimmer La seguir, empero, el ocultamiento de sus crímenes. —N. de
fisonomía social de los intelectuales, 1976, Na 2. la Red.
11

yos muertos o gravemente heridos en la tortura, cuya
práctica sistemática coloca al régimen uruguayo
—junto a los de Chile, Brasil y algunos más— entre
los más siniestros exponentes del infame pisoteo de
los derechos humanos.
LA SITUACIÓN URUGUAYA
Y LA LUCHA DEL PCU
El Partido, al tiempo de procurar la unidad de to-
dos los demócratas y patriotas, ha estado siempre
en la primera línea del combate contra la dictadura.
Antes del golpe de Estado, para tratar de impedir-
lo y, de producirse, para enfrentarlo con la acción
de las masas y en todas las proyecciones de nuestro
planteamiento táctico. Así, el mismo día del golpe fue
posible responder con la huelga general de la clase
obrera, con ocupaciones de fábricas, con demostra-
ciones callejeras y otros diversos actos de lucha. Lue-
go de 15 días de esta memorable batalla se pasó al
repliegue organizado para desarrollar nuevas formas
de lucha, manteniendo en la clandestinidad la orga-
nización sindical y todo el sistema de organizacio-
nes obreras y populares que permitirían desenvol-
ver las diversas formas de la resistencia y de la alian-
za de la clase obrera con las capas medias y otros
sectores.
En setiembre último, nuestro CC ha realizado un
balance de la lucha y ha reafirmado, con acentos
y precisiones, la orientación y las direcciones del
trabajo del Partido. En primer término, lo relaciona1
do con la función de partido dirigente de la clase
obrera organizada, particularmente cuando ésta des-
pliega diversas formas de lucha, algunas de tipo su-
perior como ocupaciones de fábricas y otras como pa-
ros, demostraciones, protestas, etc. En este cuadro se
organizó la presentación ante el Gobierno de miles
de firmas (llegaron a 70.000) recogidas en las fábri-
cas y entregadas por delegaciones obreras en recla-
mo de un aumento del 50% de los salarios. Al produ-
cirse la afluencia de cientos de delegaciones que acu-
dieron sincronizadamente desde las fábricas, la dicta-
dura no se atrevió a la represión inmediata, pero de-
sató luego una nueva ola de detenciones. Esta campa-
ña de firmas, con todos los riesgos que supuso, ha in-
dicado la vitalidad de la organización sindical clasis-
ta, la permanencia combativa de la gloriosa Conven-
ción Nacional de Trabajadores (CNT) y el arraigo del
propio Partido en los centros fundamentales del pro-
letariado.
En segundo término, se analizan los esfuerzos por
el desarrollo del movimiento de masas en otros secto-
res, particularmente en los de las capas medias, y se
verifica que, pese a las condiciones del fascismo, a
la expulsión de 700 profesores universitarios (de
2.000) y de miles de estudiantes, a la represión en
la enseñanza media y el procesamiento y condena a
varios años de cárcel de varios destacados profesores,
se producen nuevas expresiones de resistencia por
parte de los sectores de la enseñanza, entre ellas ac-
ciones estudiantiles en solidaridad con el pueblo de
Chile.
También se registra un gran empeño por llegar al
12
campo, por desarrollar movimientos agrarios y, par-
ticularmente, por insertar en las contradicciones de
los ganaderos, inclusive grandes ganaderos, con el go-
bierno, la presencia de las organizaciones de peque-
ños y medianos campesinos. En las condiciones del
fascismo, que decapita todo movimiento de masas por
inofensivo que pueda parecer, adquiere mayor impor-
tancia asimismo el trabajo, en las más diversas orga-
nizaciones o centros de reunión de la población.
En tercer término, el trabajo de unidad política. Pe-
se a la prohibición de toda forma de actividad parti-
dista, el Frente Amplio aparece como una esperan-
za popular. Reúne a comunistas, socialistas, demócra-
tas cristianos, intelectuales, militares de izquierda y
ciudadanos sin filiación partidaria. Abora bien, en las
condiciones de la dictadura fascistizante, la orienta-
ción de alianzas políticas no puede limitarse a las
fuerzas avanzadas y antiimperialistas. Esta alianza
forma parte de un objetivo mucho más amplio por
el que trabajamos, la amplísima alianza antidictato-
rial y antifascista, para la cual proponemos apenas
un programa mínimo: derribar la dictadura y estable-
cer un gobierno provisional con civiles y militares
que realice una política exterior independiente, eje-
cute medidas contra la crisis y garantice libertades.
Es decir, un programa en función del propósito de
vencer al enemigo principal y apto para abarcar la
vasta gama de fuerzas políticas que se oponen al
gobierno, aunque algunas no luchan aún contra éste,
a los grandes partidos democráticos de la burguesía,
los sectores de la Iglesia, las corrientes nacionalis-
tas y progresistas militares y otras fuerzas.
Desde luego, una cosa es la coincidencia contra la
dictadura y otra la participación en la lucha. Claro,
tenemos que ser tenaces y pacientes, pues hay que
construir la unidad abajo y arriba. No hay política
de unidad que se pueda realizar sólo por abajo ni só-
lo por arriba. El hombre de la CÍA que opera en ca-
lidad de Embajador de los EE.UU. en el Uruguay,
E. Siracusa, intenta, ante la estrechez de la base so-
cial de la dictadura, una aproximación de la dere-
cha de los viejos partidos para una seudodemocracia
recortada que permita maquillar la cara del régi-
men. Es síntoma de la inestabilidad de la dictadura;
pone de manifiesto a su manera nuestra necesidad
de encontrar las rutas de incorporación de miles de
demócratas, que siguen las inspiraciones de dichos
partidos, a un común frente antidictatorial.
En cuarto término, a pesar de que los principales
generales fascistas han tomado el control del ejérci-
to y están dirigiendo la represión y participando en
la feroz tortura, mantenemos nuestra orientación de
una gran política de masas hacia los militares. Estos
son un ingrediente de la realidad política del país.
Si bien constituyen la fuerza principal de la estruc-
tura burocrático-militar del Estado, los militares son
en su mayoría hombres provenientes de las capas
medias y, por lo tanto, no ajenos a la profundísima
crisis que corroe a la sociedad uruguaya ni insensibles
al repudio que hoy existe en las grandes masas con-
tra todo quien lleve uniforme. Por lo demás, no han
desaparecido las contradicciones interiores de las
Fuerzas Armadas, expresadas en cierto momento en
el paso de algunas figuras militares al campo del
Frente Amplio y, más adelante, en que otras fueran
protagonistas de acciones nacionalistas democráticas
y de tendencias favorables a soluciones con el pueblo.
Por eso nuestro Partido plantea: ni antimilitarismo
vulgar ni paternalismo militar. No hay que estar pen-
dientes, en el plano político, de vaivenes y crisis in-
ternas en el ejército; se debe tener en cuenta esto,
ciertamente; pero, para que las crisis se transformen
en ruptura, el principal factor radica en la capaci-
dad combativa de la clase obrera y el pueblo y en
la amplitud del frente antidictatorial. Debemos verlo
en su interacción dialéctica y no como una sucesión
de tareas paralelas.
La quinta dirección de trabajo es el Partido mis-
mo. Pese a la furia de la represión, el Partido ha
mantenido el conjunto de sus fuerzas fundamentales
en el país, con el funcionamiento regular de sus
organismos, incluido su Comité Central. En condi-
ciones muy difíciles se ba mantenido el papel de
dirección real de la clase obrera, lo que no equivale,
bien se entiende, a dar órdenes. En este aspecto, la
composición partidaria —un 75% de obreros— y la
presencia de fuerzas decisivas en los centros princi-
pales de la industria, facilita el esfuerzo. Se han
creado los medios de propaganda en la clandestini-
dad3. He aquí un índice de la organización: el Par-
tido resolvió realizar en setiembre último, al cumplir-
se su 55° aniversario, 500 reuniones de base y 200
de la UJC, pero se efectuaron en total 900 reuniones.
Cumplida la campaña financiera del 74 por 600 mi-
llones de pesos viejos, se culmina la de este año por
mil millones.
Un gran problema ha sido el de conservar el carác-
ter de masas del Partido: cómo evitar un repliegue
hacia una estructura fundamental sólo de cuadros,
cómo desarrollar los vínculos y graduar las tareas a
todos los niveles para permitir la participación de to-
dos los afiliados. Esto se relaciona con acciones muy
amplias. Pero sobre todo alude a un trabajo paciente
y cuidadoso, que se desenvuelve a varios niveles. Cla-
ro, los cuadros del Partido corren tremendos riesgos.
En estos momentos estamos recibiendo golpes muy
graves. Por ello se necesita una gran campaña inter-
nacional, combinada con la lucha en el interior del
Uruguay y otros países de América Latina, para aislar
y derrotar los focos de fascismo.
SOBRE EL PROCESO REVOLUCIONARIO
EN AMERICA LATINA
La unidad de las fuerzas democráticas y antiimpe-
rialistas es sin duda un objetivo estratégico central
del movimiento revolucionario de América Latina. Si
completamos esto diciendo que se trata del frente
3
Durante dos años y medio se publica con regularidad
el órgano central Carta semanal, aparecen la publicación
mensual Análisis y orientación, la revista teórica Ensa-
yos, el periódico de la Juventud Comunista, etc. Por otra
parte, ofrecemos nuestro aporte al boletín semanal de la
CNT, el órgano de la Federación de Estudiantes Universi-
tarios y el de los secundarios, además de 120 periódicos
de fábricas, la mayoría del Partido. En cuanto a la agita-
ción, sobresale la lucha por los muros, que lucen cons-
tantemente grandes inscripciones del Partido y la UJC.
encabezado por la clase obrera, cuya base es la alian-
za obrero-campesina y del cual participan las capas
medias, los intelectuales y, en ciertas condiciones,
también otros sectores, estamos ante el planteamiento
de la formación de la fuerza política y social de la
revolución latinoamericana. Está determinado por la
realidad objetiva del continente, de la que derivan
tareas antiimperialistas y democráticas de diverso ti-
po, entrelazadas con una aguda lucha de clases. La
presencia del imperialismo, en particular el de los
EE.UU., vuelve fundamental y caracterizante de nues-
tro proceso revolucionario el problema de la libera-
ción nacional. Algunos creen que el desarrollo capita-
lista que se ha producido en nuestros países —aun-
que subordinado y deforme— significa un debilita-
miento de la dependencia. Si esto lo entendemos des-
de el punto de vista del crecimiento y ampliación de
las fuerzas de resistencia al imperialismo, la respues-
ta es afirmativa. Pero si se interpreta como un pro-
ceso de independización automática, llevaría a pro-
fundos errores, pues el desarrollo del capitalismo de-
pendiente agudiza todas las contradicciones, pero no
produce por sí la paulatina independencia de nues-
tros países.
La tarea de la liberación nacional sigue siendo cen-
tral. En torno a esto, según nuestro Partido, pueden
presentarse dos errores básicos: 1) El teorizado por
Mao Tse-tung (y contra el cual tuvimos oportunidad
de polemizar en 1960, en Problemas de una revolu-
ción continental], consistente en el señalamiento de
dos contradicciones fundamentales en los países de-
pendientes: entre el imperialismo y toda la nación
y entre las fuerzas productivas y las relaciones de
producción. En realidad, salvo casos excepcionales,
el imperialismo no es sólo un problema externo de
nuestros países: forma parte de las relaciones de
producción del capitalismo dependiente. Es externo e
interno. Así la lucha antiimperialista resulta insepa-
rable de la lucha contra la oligarquía latifundista y
la gran burguesía entregada al imperialismo. Frente a
los monopolios financieros, especialmente del capitalis-
mo estadounidense, están las fuerzas propiamente re-
volucionarias, potencialmente sectores de la burguesía
nacional y, aun entre la gran burguesía, puede ha-
ber —lo estamos viendo— fuerzas que nada tienen de
revolucionarias pero que objetivamente entran en
contradicción con el imperialismo. Por eso mismo im-
porta la insistencia acerca de la forja de la fuerza
social de la revolución, inclusive en el cuadro de las
acciones más amplias —unidad antifascista, unidad
en defensa de los recursos naturales, unidad anti-
dictatorial. La amplitud nos permite ser profundos,
la profundidad nos da fuerza para pesar en la ampli-
tud. 2) La tendencia a subestimar el factor nacional.
Eso se puede expresar en teorizaciones «izquierdis-
tas» como las de G. Frank, según el cual no se tra-
taría de la lucha antiimperialista unida a la lucha
antioligárquica, en América Latina, sino simplemen-
te de la lucha anticapitalista. Pero también puede re-
flejarse en nosotros si diéramos valor absoluto a la
advertencia justa de que no debe subestimarse el de-
sarrollo capitalista de América Latina. Este desarro-
llo ha creado condiciones objetivas para un carácter
avanzado de la revolución latinoamericana, para que
13
ésta tienda a conformar en sus dos fases un solo
proceso histórico. Pero si prescindiéramos del factor
nacional no podríamos definir las sociedades latino-
americanas con sus rasgos, en la mayoría de los ca-
sos, de capitalismo dependiente. Es decir, de países
en que predominan relaciones de producción capita-
listas; pero en los que persisten relaciones precapi-
talistas, particularmente señaladas por el latifundio,
y en que se acentúan rasgos de la explotación capi-
talista. Se registran dos fenómenos simultáneos: desa-
rrollo del capitalismo pero, a la vez, se hace más ex-
haustiva la expoliación del imperialismo; lo que en-
trelaza y agudiza todas las contradicciones naciona-
les y sociales. Por lo tanto, poner en el mismo esca-
lón a las burguesías latinoamericanas y al imperialis-
mo yanqui y concluir que las tareas inmediatas en
nuestros países son las del socialismo, no correspon-
de al análisis teórico, pero tampoco a la praxis de la
revolución en América Latina, donde cada vez es
más visible que el anhelo independentista está sacu-
diendo al continente.
Claro, la vida es siempre más compleja que el
planteamiento teórico. Ninguna revolución en América
Latina ha recorrido el esquema clásico propiamente
dicho. La Revolución Cubana, que cubrió las dos fases
—democrática antiimperialista y luego socialista—
fue encabezada por revolucionarios surgidos de las
capas medias, particularmente del estudiantado, en
su mayoría de ideología democrático-revoluclonaria,
aunque ya. tenían inspiración socialista y fueron ele-
vando su movimiento al marxismo-leninismo y se
unieron en un partido único con el antiguo partido
de la clase obrera. En la vida, el papel hegemónico
del proletariado se dio, en última instancia, por un
doble proceso: el político y el del papel de la clase
obrera en la vida nacional.
En cuanto al proceso chileno, podría decirse que en
cierto aspecto siguió más la característica clásica, no
obstante el acceso de las fuerzas avanzadas al go-
bierno mediante la vía electoral. Aquí el frente de
las fuerzas revolucionarias era encabezado por la cla-
se obrera, con un papel fundamental de los comunis-
tas, aliados a los socialistas. Comenzaron a realizarse
transformaciones antiimperialistas y anticapitalistas
—democráticas todavía—, y cuando se puso proa ha-
cia medidas socialistas o se prepararon condiciones
en esa dirección, se produjo el golpe.
Por otros caminos transcurre la revolución anti-
imperialista y democrática en Perú, donde aparece
el ejército en primer plano sin la constitución toda-
vía de un frente. Hay coincidencia, apoyo de los
comunistas y de las fuerzas democráticas, aguda lu-
cha de clases, también expresada entre las fuerzas
militares. Ahora el General Morales Bermúdez llama
a formar un frente, es decir, a la forja de la unidad
pueblo y ejército en un frente. En otro plano, nuestro
Partido plantea en estos momentos para Uruguay —y
los compañeros chilenos otro tanto para Chile— la
amplia unidad antidictatorial y antifascista. Y se
podrían citar otros ejemplos. Es decir, el frente de-
mocrático de liberación nacional es, en general, la
gran tarea estratégica del proletariado y de su Parti-
do; pero a esta tarea se puede arribar por otra fór-
mula de unidad táctica, antifascista por ejemplo. Se-
gún se sucedan las vías de aproximación a la prime-
ra fase revolucionaria.
La Conferencia de los PP.CC. de América Latina y
del Caribe tomó en cuenta estos aspectos. De su De-
claración de junio de 1975 se desprende: 1) luchamos
por el socialismo y la lucha por el socialismo pasa
por el antiimperialismo; 2) se trata de unir a las
fuerzas revolucionarias con todas las fuerzas demo-
cráticas que resisten al imperialismo, distinguiendo
unidad revolucionaria y amplia unidad democrática,
pero no oponiéndolas metafísicamente sino combinán-
dolas en forma dialéctica; 3) hay movimientos de
la burguesía nacionalista que no son todavía antiim-
perialistas, pero que entran en conflicto con el im-
perialismo; pueden transformarse en antiimperialistas
en función de la magnitud y profundidad de las ac-
ciones del pueblo y del aprovechamiento de las co-
yunturas de exasperación de las contradicciones de
esas burguesías con el capitalismo monopolista de
Estado yanqui. Es un problema de estrategia pero
también de política.
Asistimos en América Latina a la extensión de las
fuerzas de resistencia al imperialismo. En el plano
continental, se crean posibilidades para un gran fren-
te de pueblos y gobiernos contra el imperialismo y el
fascismo. En la práctica se va delineando un progra-
ma muy amplio y muy plantado en la realidad actual
del continente: relaciones con Cuba, defensa de los
recursos naturales, democracia, relaciones con los
países socialistas y con otros del llamado «tercer
mundo», enfrentamiento de los focos fascistas en
América Latina. Los nuevos fenómenos expresan la
crisis de la política de dominación del imperialismo
yanqui en América Latina, producto de la crisis de
las estructuras socio-económicas en el continente, de
los cambios mundiales, de la profundización de la
crisis general del capitalismo, uno de cuyos rasgos es,
precisamente, la crisis de las relaciones de los paí-
ses imperialistas con los de Asia, África y América
Latina. Ahora bien, esos fenómenos y los problemas
del frente antiimperialista, se plantean peculiarmente
en cada país. Y reclaman, de una manera u otra,
perspicacia política de nuestros partidos para ser
fuerzas políticas reales, para concretar las ideas pri-
mordiales del frente según los niveles, ritmos y pro-
cesos singulares de cada país, para descubrir las vías
de aproximación al cambio revolucionario, para re-
solver el problema de fondo >que es la unidad, la or-
ganización y la dirección de la clase obrera. Y la
conquista por ésta de aliados en cada momento del
proceso político.
Dentro de tal contexto, las derrotas y los éxitos
deben ser vistos en función de la dialéctica de la re-
volución y la contrarrevolución en el continente. CO'
mo decía Lenin, siempre debe verse el «nexo entre
revolución y contrarrevolución», comprender que es
«un solo movimiento social íntegro, que se desarrolla
de conformidad con su lógica interna»4. Las fuerzas
de éstas, encabezadas las últimas por el imperialismo
yanqui, están empeñadas desde mediados de la déca-
da del 50, en una lucha crecientemente aguda y te-
naz. Si nos detenemos en un solo aspecto de la mis-
4
V. I. Lenín. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XIII, pág. 109.
ma, concluiremos que en América Latina predomina
la tendencia hacia el fascismo. Si tenemos una con-
cepción idílica, registraremos únicamente los avances
y no advertiremos el carácter difícil, en general san-
griento, de la lucha. Sobre esto basta recordar que,
salvo Indonesia, América Latina presenta el más alto
número de líderes comunistas muertos, además de de-
cenas de miles de prisioneros políticos. Y esto es una
política de la CÍA y el Pentágono. En rigor, el fascis-
mo es una política del imperialismo para América
Latina.
Pero hay grandes éxitos, algunos de significación
histórica. Cuba socialista consolidada, su Primer Con-
greso del PCC, su Plan Quinquenal, su papel como
firme miembro de la comunidad socialista y a la vez
como aglutinador de todas las fuerzas de resistencia
al imperialismo en el continente. Por otra parte, de-
terioro de la OEA, crisis de la superestructura jurí-
dico-político-militar del «panamericanismo», mientras
se amplía el área de las relaciones con Cuba y el
prestigio internacional de ésta no deja de crecer.
Y luego, los procesos de Perú y Panamá, las contra-
dicciones con el imperialismo en Venezuela y otros
países, la política exterior de México, el desarrollo de
peculiares movimientos nacionalistas en Ecuador y
Honduras. En escala continental, formación de orga-
nismos latinoamericanos sin y contra los EE.UU.; fra-
caso de la XIa Conferencia de los Ejércitos America-
nos, que fue impulsada por la CÍA y el Pentágono
junto con el fascismo brasileño, chileno y uruguayo;
desarrollo, en muchos casos, de las relaciones con los
países socialistas (y sobre el punto conviene aclarar
que no se trata del «tercerismo», que ataca tanto al
imperialismo como a la Unión Soviética y que no
puede ser equiparado con la política de gobiernos
que manifiestan no ser socialistas, pero que a la vez
mantienen una actitud positiva y cada vez más amis-
tosa hacia la URSS). Apenas han quedado menciona-
dos algunos aspectos, si bien suficientemente signifi-
cativos.
Esta situación continental ofrece condiciones pro-
picias para la realización de grandes tareas. En ese
sentido, tenemos que unir las fuerzas motrices de la
revolución, acumular logros, fortalecer los PP.CC.,
aumentar la influencia de éstos y el papel de la cla-
se obrera, desenvolver el sistema de alianzas y orga-
nizaciones populares. En el plano continental, con una
amplia perspectiva, se divisa la posibilidad concreta
de importantes metas relacionadas con la unidad sin-
dical, la organización campesina y el movimiento de
pueblos y gobiernos interesados en defender recursos
naturales, libertades democráticas y principios de
autodeterminación nacional.
Por lo demás, y junto a éxitos diversos en cada
país, importa destacar que la ferocidad del fascismo
en Chile, Uruguay, Brasil, Guatemala y otros países
no ha conseguido destruir a los heroicos partidos co-
munistas de esos países, donde la resistencia se man-
tiene y expresa. Además, otras fuerzas —sectores de
las capas medias, militares, etc.— se incorporan al
escenario político latinoamericano, y en el seno de la
Iglesia continúan produciéndose modificaciones posi-
tivas. Son, en general, índices de éxitos, los éxitos
de una gran política.
¿Dificultades? Simplemente enumeraré algunas: 1]
dificultades de escenario: América Latina es uno de
los puntos hipersensibles del imperialismo norteame-
ricano, que no aceptará pasivamente por cierto la
independencia de nuestros pueblos; 2) retrasos histó-
ricos del propio movimiento, por ejemplo la debilidad
relativa en el campo (y si bien disminuye la pobla-
ción rural en América Latina, el campesinado sigue
siendo el principal aliado de la clase obrera en nues-
tro proceso revolucionario); 3) la división sindical
obrera, tanto más seria cuanto las centrales de Uru-
guay y Chile, las principales en su ubicación clasista
y con la casi totalidad del proletariado y los asala-
riados en sus filas, se hallan actualmente en la clan-
destinidad; 4) el desarrollo del capitalismo enlaza
una agudísima lucha de clases con la construcción
del frente democrático y ello radicaliza a las masas,
pero, por otro lado, asusta a sectores de la burguesía;
5) no obstante la madurez y el heroísmo de los parti-
dos comunistas, pienso que necesitamos fortalecer
mucho más nuestros partidos para alcanzar la altura
de las grandes tareas históricas que están al orden
del día en el continente. Y a la vez, desarrollar a
etapas más altas la unidad y coordinación solidaria
de los partidos comunistas y obreros y, en otro plano,
de todas las fuerzas patrióticas y democráticas del
continente.
EL PAPEL DECISIVO
DE LACLASE OBRERA
Los marxistes-leninistas concebimos a la clase obre-
ra como la fuerza de vanguardia del proceso revolu-
cionario latinoamericano y de cualquier proceso de
tránsito del capitalismo al socialismo.
En primer término, por la función histórica de la
clase obrera, analizada por Marx, Engels y Lenin y
confirmada por todas las revoluciones en aquellos
países con cierto nivel de desarrollo. Sin perjuicio
esto de que en algunos países —de África, por ejem-
plo—, con gobiernos de orientación socialista y clase
obrera incipiente, pueda plantearse una vía no capi-
talista. Son problemas particulares dentro de la regla.
Pero el Ir al socialismo supondrá siempre desarrollo
de la clase obrera. Claro, como planteó Lenin en el
II Congreso de la IC, la clase obrera en el poder
puede contribuir al tránsito por una vía no capita-
lista, dándose en cierta manera una alianza interna-
cional de la clase obrera con las masas campesinas,
la intelectualidad y las fuerzas democráticas revolu-
cionarias. El socialismo requiere determinado desen-
volvimiento de las fuerzas productivas y, por tanto,
de la clase obrera. En América Latina existe una cla-
se obrera numéricamente muy importante. Se estima
que hay casi 40 millones de obreros propiamente di-
chos, en 50 millones de asalariados, y cerca de 30
millones de obreros industriales. Es una enorme fuer-
za social y con altos índices de concentración. Va-
rios países de América Latina han alcanzado un de-
sarrollo capitalista medio, pero todos son, fundamen-
talmente, capitalistas, si bien con latifundios, resabios
precapitalistas, dependencia del imperialismo, retraso
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tecnológico, etc. Hay inclusive ciudades típicamente
de concentración obrera.
En segundo término, la clase obrera posee una tra-
dición histórica de lucha. En Argentina, Uruguay y
otros países latinoamericanos, las organizaciones sin-
dicales provienen del tercio final del siglo XIX. En el
último decenio, América Latina registra el nivel rela-
tivamente más alto de huelgas y huelguistas de todo
el mundo capitalista, así como el mayor porcentaje
de participación en huelgas políticas. En cien días
de 1968, frente al estado de sitio y la represión, en
Uruguay se realizaron 25 huelgas generales de carác-
ter político, cada una de 24 a 48 horas. En nuestro
país se han sucedido huelgas generales de 24 horas
en solidaridad con Cuba y por otras motivaciones po-
líticas; por eso pudimos responder al golpe de Esta-
do con 15 días de huelga general, en cuyo transcur-
so se produjeron ocupaciones de fábricas, demostra-
ciones callejeras y otras diversas acciones combati-
vas. Además, el papel de la clase obrera no se limita
por cierto á los ámbitos del movimiento sindical y la
lucha social. En todos los países de América Latina
actúan partidos comunistas. En varios de ellos son,
no sólo fuerzas de lucha, de definición ideológica, de
propaganda, sino también fuerzas políticas reales que
gravitan. En algunos casos, casi todo el movimiento
sindical, o,, todo en el Uruguay, recibe la influencia
dirigente de los comunistas, ganada a lo largo de
abnegados y lúcidos esfuerzos al servicio de los tra-
bajadores. Se trata al fin de factores habilitantes del
papel de vanguardia de la clase obrera en la revolu-
ción.
En cuanto a la pregunta referente a las afirmacio-
nes de algunos «teóricos» de que la clase obrera la-
tinoamericana aún no está lo suficientemente madura,
o que, por el contrario, se ha pasado de madura para
desempeñar el papel de fuerza hegemónica, —confie-
so que no la entiendo bien— quizá pueda interpretar-
se de dos maneras. Una, derivada del planteamiento
de Marcusse, tomado por grupos pequeñoburgueses,
según el cual el proletariado ha realizado un proceso
de integración y participa de los beneficios de la
clase dominante. Algunos, por ejemplo, sostenían que
los más pobres son los campesinos y los asalariados
rurales, y ello es cierto, pero pobreza no es función
revolucionaria. ¿Integración? De tenerse en cuenta la
lucha, no es así. Si durante los últimos años América
Latina ha sido sacudida por acciones guerrilleras, le-
vantamientos militares democráticos, luchas campesi-
nas, radicalizaron de estudiantes e intelectuales y
procesos de grandes masas arrastradas a veces por
sectores de la burguesía democrática, también se en-
cuentra signada por una permanente presencia com-
bativa del proletariado, extendida a los principales
países. Pero si se quiere afirmar ique ya maduró sub-
jetivamente para la revolución y que los PP.CC. no
son capaces de conducirla hacia ese objetivo, no
comparto tal idea. La aseveración de -que la clase
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obrera en América Latina está madura para la revolu- ver las virtualidades de esa contradicción. Por eso a las capas medias, a la intelectualidad, a los que
ción también tiene un alcance relativo: aquélla no hablamos de alianzas y coincidencias: política de desean el desarrollo de la cultura, el progreso so-
está totalmente organizada y, por lo demás, el pro- alianzas, incluida la antifascista, y coincidencias con- cial, la independencia de la patria y el bienestar de
tra el enemigo fundamental. Dentro de los mismos lí- los trabajadores. Para ello es necesaria la formación
ceso revolucionario abarca muchos componentes. Sin
crisis por lo menos prerrevolucionaria, no hay revolu- mites se ubica el problema de los militares, ya aludi- de un gobierno antiimperialista y democrático con la
do. clase obrera como fuerza dirigente.
ción. La acción de las vanguardias puede insertarse
en el proceso revolucionario como parte del mismo La plataforma antiimperialista y democrática apun- Ciertamente, es la plataforma de una revolución
y precipitarlo, pero no puede saltar las bases objeti- ta en primer término contra los monopolios imperia- en condiciones clásicas y óptimas, cuando el proleta-
vas del proceso ni ciertos fundamentos del desarrollo listas y plantea su nacionalización y el rescate de las riado y sus aliados ejercen el poder, cumplen las ta-
subjetivo general. Puede ocurrir, y ya ha ocurrido, riquezas naturales y otros medios; incluye la reforma reas democráticas revolucionarias y antiimperialistas
que en algunos casos capas no proletarias se sitúen agraria radical, la nacionalización de los grandes y ponen proa hacia el socialismo. Pero tal plataforma
al frente de la lucha, en este u otro país. La vida no centros agrarios que no pueden ser parcelados sin debe ser situada en el cuadro de las etapas y según
es un esquema. Las condiciones de madurez de las afectación de toda la economía, la nacionalización de los momentos de aproximación al cambio revolucio-
bases materiales de la revolución latinoamericana, im- los sectores de la burguesía que se enfrentan a la nario. Por eso en Uruguay, hoy, contra la dictadura,
pulsan procesos que no siempre están en condiciones revolución, el respeto a la propiedad burguesa y pe- proponemos sólo los tres puntos mencionados. Luego
de dirigir las fuerzas a quienes la historia reserva queñoburguesa en general —salvo los monopolios, los debe darse una graduación de tareas y de objetivos
un necesario papel de vanguardia; ya sea por la pe- enemigos de la revolución y los imperialistas—, el revolucionarios, que, apuntando al blanco principal,
quenez de los partidos de la clase obrera o por la reparto de la tierra, con o sin pagos según las con- va permitiendo, sin embargo, el mantenimiento de los
falta de unidad de los principales destacamentos re- diciones dadas en la oportunidad, medidas de protec- aliados y la determinación sucesiva de su posible
volucionarios o porque políticamente otros sectores ción y estímulo del desarrollo de la agricultura y de transitoriedad, es decir, lo que llamamos amplitud
se anticipen. La labor del proletariado y sus partidos la industria nacional, ampliación del mercado inter- y movilidad de las alianzas. Por consiguiente, no pue-
consiste en estar dentro de estos procesos, impul- no, comercio exterior independiente y diversificado, de darse una plataforma para todos los países, sino
sarlos, colaborar con ellos, acumular las fuerzas pro- extensión y reforma de la enseñanza pública, aplica- una declaración programática que abarque la etapa
pias y agruparse con las de carácter más revolucio- ción de una política democrática de la cultura y la revolucionaria y una plataforma política concreta que
nario para seguir adelante, pues inevitablemente para educación, etc. Es un amplio programa, que intere- tome en cuenta rigurosamente el momento que se vi-
pasar al socialismo, el proletariado deberá situarse a sa a la clase obrera y los campesinos, pero también ve, sin que una se oponga a la otra.
la vanguardia. Esta se conquista, se gana todos los
días. Un concepto es el de vanguardia histórica, teó-
rico-política, otro, el de vanguardia en los procesos
políticos cotidianos. Se trata de que el proletariado
y su partido los hagan coincidir en la vida.
LOS ALIADOS DE LA CLASE OBRERA
Y LA PLATAFORMA
ANTIIMPERIALISTA Y DEMOCRÁTICA
Los aliados del proletariado son, básicamente, las
masas campesinas, las capas medias, en particular
los estudiantes y la intelectualidad, que en América
Latina desempeñan un inmenso papel y que han in-
gresado tumultuosamente al proceso revolucionario,
inclusive constituyendo fuente principal de muchas
guerrillas. Tales fuerzas pueden, en determinadas cir-
cunstancias, llevar tras de sí a sectores de la burgue-
sía nacional o neutralizarlos. Claro, no basta con el
esquema: los nuevos aliados deben ser situados en el
momento concreto. Así decíamos: un nivel de alian-
zas en la lucha antidictatorial, otro en el de las fuer-
zas democráticas de liberación nacional que represen-
tan el motor de la revolución. Pueden darse alianzas
y convergencias muy amplias. Por ejemplo, el CC de
setiembre del PCU analizó el fenómeno de organiza-
ciones de ganaderos, hasta grandes ganaderos, en
Uruguay, que, golpeados por una tremenda crisis eco-
nómica, se enfrentan a la dictadura y arrastran con
esa actitud a amplias capas del campo. En el cuadro
de la lucha contra el fascismo, no podemos dejar de
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 COMENTARIO
¡LA
i PRIMAVERA SE IMPONDRÁ!
LA PRIMAVERA TARDÍA Y FRÍA de este año ha
parecido a muchos en el Occidente capitalista de
Europa aún más desapacible a causa del gélido
viento de Ja crisis económica. Mientras los periódi-
cos discuten sobre si se ha superado o no el punto
más bajo- de la crisis, mientras los servidores diplo-
mados de los monopolios buscan, lupa en mano,
indicadores verdaderos o imaginarios de que la eco-
nomía capitalista ha entrado en la fase ascendente
del ciclo, la realidad continúa siendo muy dura pa-
ra quienes viven de su salario, de la pensión o de
un subsidio.
En marzo pasado, la Comisión Económica Euro-
pea de la ONU ofreció un balance preliminar de
1975. Lo menos que puede decirse de él es que no
hace honor al capitalismo en tanto que sistema so-
cial y económico. En un año, la producción indus-
trial de 13 países eurooccidentales se redujo en el
10% (en los EE.UU., en el 9%]. Frente a 1973, el
desempleo se ha duplicado. La inflación sigue ha-
ciendo estragos. Los precios al consumidor volvie-
ron a experimentar un aumento medio del 11%.
Los primeros meses de 1976 han aportado a este
panorama pocas cosas nuevas, y menos aún, conso-
ladoras. Por el contrario, asistimos a una nueva y
considerable agudización de la crisis monetaria del
capitalismo. Los países de la CEE se han visto en-
vueltos de nuevo en la guerra monetaria, que se
libra según el principio de «sálvese quien pueda y
como pueda».
Desde el punto de vista de la clase obrera, el
efecto más preocupante de la crisis que sufre la
Europa capitalista es quizás el crecimiento del de-
sempleo. Esta primavera, tan sólo en los países del
Mercado Común había 5,7 millones de desocupados
{18 millones en 24 ipaíses industrializados del mun-
do capitalista). En Gran Bretaña, RFA, Italia y
Francia, el número de desempleados se expresa en
cifras de siete guarismos. Incluso en nuestra pe-
queña Irlanda, el número de desocupados en ambas
partes de la isla dividida pasa, según datos oficia-
18
BETTY SINCLAIR,
miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido
Comunista de Irlanda y del Consejo de Redacción
de la revista
les, de 170.000. ¿Acaso no evidencia esto la banca-
rrota de la sociedad capitalista, incapaz de garan-
tizar trabajo y salario a muchos de sus ciudadanos?
A veces se oye decir que el desempleo ha dejado
de ser, como lo era antes, un terrible azote, que los
desempleados viven estupendamente con su subsi-
dio y que la falta de trabajo no representa para
ellos sino unas vacaciones bien remuneradas. Pero
así sólo pueden razonar quienes no han conocido
nunca la vida del hombre del trabajo. En primer lu-
gar, los subsidios no son tan elevados, sobre todo en
condiciones de inflación galopante, de alza conti-
nuada de los precios. Además, sólo se perciben du-
rante un tiempo limitado. En segundo lugar, el de-
sempleo adquiere más y más un carácter prolongado,
crónico. Para algunas categorías de obreros y em-
pleados esto significa el fin de su actividad laboral,
la disipación de las esperanzas de mejorar su situa-
ción. Por otra parte, decenas de miles de egresados
de las escuelas no pueden encontrar colocación du-
rante mucho tiempo *. Es sintomático que incluso los
que vaticinan un incremento de la producción en un
futuro próximo, no esperan que amengüe el desem-
pleo masivo. Por el contrario, todo indica que este
permanente ejército de reserva del trabajo, inheren-
te al capitalismo, irá aumentando.
Pero ante esta perspectiva resultan ridiculas las
habladurías sobre los beneficios de la democracia
burguesa, sobre los derechos y las libertades cívicas.
Todos estos derechos valen bien poco si entre ellos
no figuran los más necesarios y esenciales. Eso, por
cierto, lo comprendían ya los socialistas utópicos.
1 Al mismo tiempo, en la Gran Bretaña se oyen voces
cada vez más fuertes de la derecha reclamando la dismi-
nución de los subsidios de desempleo, considerados por
ella demasiado «generosos». Los estudiantes ya están en
peligro de verse privados del subsidio que se les pagaba
en verano. La «lucha contra el desempleo» se traduce
con creciente frecuencia en manipulaciones estadísticas,
que bajo distintos pretextos reducen el número de perso-
nas que buscan trabajo.
Charles Fourier exigió hace 150 años que fuera con-
siderado «como fundamental el derecho al traba-
jo ..., sin el cual todos los demás derechos son inú-
tiles». Esta idea es muy actual también hoy. El de-
sempleo masivo es hasta la fecha un azote para la
clase obrera, una pesadilla para los trabajadores y
una catástrofe moral y material para centenares de
miles de familias, aunque hoy los parados no se de-
dican a vender cerillas en las esquinas de las calles
londineses ni se pasan horas y horas haciendo cola
para recibir una ración de sopa en Nueva York, co-
mo ocurriera en2 el período de la «gran depresión»
de los años 30 .
El que esos fenómenos de los años 30 no se hayan
repetido no se debe a que el gran capital se haya
vuelto en nuestros días más benévolo o más sensible
a las calamidades de los trabajadores. Simplemente
la burguesía no puede ya permitirlo sin hacer peli-
grar su dominio. Sabe por experiencia propia que la
conciencia de clase, el sentido de la dignidad, el es-
píritu combativo y la organización de Ja clase obre-
ra son hoy mucho mayores. Teme las conclusiones
a que llegan los trabajadores de los países capita-
listas al comparar su situación con la de los trabaja-
dores de la parte socialista del mundo, donde ya ni
se recuerda lo que es el desempleo. Y por algo los
sociólogos burgueses llaman con preocupación «dis-
parador social» a las cifras del incremento actual
del desempleo. Por algo incluso un conservador bri-
tánico tan conspicuo como E. Heat manifestó en la
Cámara de los Comunes su temor de que el incre-
mento del desempleo pudiese llevar a los obreros
a la conclusión de que todo el sistema de «libre em-
presa» es un sistema inconsistente, pues «no es ca-
paz de asegurar el empleo» 3.
Pero amplios sectores de trabajadores ya están
llegando, conscientemente o en virtud de su instin-
to de clase, a esta conclusión. Y con mayor razón
porque los gobiernos burgueses demuestran a cada
paso su incapacidad y su falta de deseo de atentar
contra las ganancias de los monopolios y luchar
contra los efectos de la crisis, ante todo contra el
desempleo y la inflación, que son los que más gol-
pean los intereses de las masas populares.
LA CRECIENTE CONVICCIÓN de los trabajadores
de que el capitalismo no sólo es incapaz de resolver
los problemas de la sociedad contemporánea, sino
que los agrava, lleva inevitablemente a la acentua-
ción de la lucha de clases. Por supuesto, el que me-
nudeen los conflictos de clase no es el resultado de
ninguna instigación desde el exterior, como afirma
la propaganda reaccionaria imbuida de espíritu po-
licíaco. No, es la consecuencia natural del ahonda-
miento de las contradicciones Internas de la socie-
dad burguesa, con su patente desigualdad social. Co-
mo siempre, la manifestación más palmaria de la
lucha de clases es la intensificación del movimien-
to huelguístico. Desde luego, sus proporciones no
son las mismas en los distintos países, pero las es-
tadísticas evidencian que, en los años 70, en Euro-
2
Sin embargo, no se puede dejar de prestar atención
al hecho de que, en los países capitalistas, la delincuen-
cia, sobre todo los delitos menudos, crece a un ritmo más
o menos igual que el desempleo.
3 Mornlng Star, July 30, 1975, p. 1.
pa Occidental el número de huelgas y de partici-
pantes en ellas es mayor que en el decenio ante-
riior.
Un hecho significativo es que, en el pasado, las
situaciones de crisis económica y la propagación
masiva del desempleo hacían descender inevitable-
mente la ola huelguística. Como esperaba la bur-
guesía, el miedo a perder el trabajo «disciplinaba»
a los trabajadores y los hacía resignarse con el de-
terioro de las condiciones de trabajo y del salario.
Incluso se dedujo «científicamente» la existencia de
una relación inversa entre el nivel de desempleo y
las dimensiones de la lucha huelguística. Según
cálculos de un economista burgués inglés, a cada
1% de incremento del desempleo correspondería
una reducción del 8% en el número de huelgas. Hoy,
la creciente actividad de la clase obrera ha refuta-
do en muchos aspectos esta «regularidad». Pese a la
profunda crisis, el movimiento huelguístico continúa
a un nivel elevado, y en Italia incluso crece.
Al mismo tiempo, arrecia la lucha en otras for-
mas contra los despidos en masa, por garantizar el
empleo, contra los intentos de la burguesía de con-
traponer los intereses de los trabajadores a los de
los desempleados. A fines de marzo, los sindicatos
británicos celebraron una Asamblea Nacional de lu-
cha contra el desempleo y por la garantía de la
ocupación. Siguiendo el ejemplo de los años 30, en
Dublin, capital de Irlanda, se creó la Asociación de
Obreros sin Trabajo, que ya ha repartido en las bol-
sas de trabajo decenas de miles de octavillas exi-
giendo la adopción de medidas reales para aumen-
tar el empleo. Acciones masivas en defensa de los
puestos de trabajo se desarrollan en Francia, Italia,
Dinamarca, Bélgica y otros países. Las olas de la
«ofensiva de primavera» de los trabajadores se en-
crespan en Japón. Noticias sobre manifestaciones
masivas contra el desempleo y la carestía llegan de
los Estados Unidos y el Canadá. ,
No son sólo la clase obrera y los empleados quie-
nes muestran su descontento por la política de los
gobiernos burgueses. Se agitan los estudiantes, in-
dignados por la reducción de las asignaciones des-
tinadas a la enseñanza superior. Hay una gran efer-
vescencia entre el campesinado de una serie de paí-
ses, sobre todo en los de la CEE. Concretamente pa-
ra Irlanda, la pertenencia al Mercado Común es
algo así como un desastre nacional, pues ha contri-
buido a una ruina aún mayor del campo y a un rá-
pido crecimiento de los precios de los alimentos.
Así, los precios de la patata, producto alimenticio
tradicional de vastos sectores de la población irlan-
desa, subieron tanto en 1974 que la patata es hoy
un artículo de lujo para muchas familias. En los
principales países de la CEE los campesinos pasan
cada vez más de la protesta sorda a las acciones
enérgicas contra una política agraria que sólo bene-
ficia a los grandes capitalistas. Basta recordar las
acciones masivas del campesinado de Dinamarca y
Bélgica y, finalmente, los recientes acontecimien-
tos sangrientos en el sur vinícola de Francia.
El movimiento cada vez más amplio de protesta
contra la política que imponen los intereses de la
burguesía monopolista lleva inevitablemente a la
acentuación de la inestabilidad política de los paí-
19
ses capitalistas de Europa. Esta inestabilidad se ex-
presa ante todo en el descenso catastrófico del pres-
tigio de los parlamentos y de la influencia de los
viejos partidos burgueses que durante decenios estu-
vieron en el ipoder en varios países. El derrumba-
miento de los regímenes dictatoriales y fascistas en
Grecia y Portugal, la agonía del fascismo en Espa-
ña, donde los intentos de prolongar los días del
«franquismo sin Franco» chocan con la creciente
resistencia de todas las fuerzas democráticas, son
un golpe muy duro para las posiciones de la reac-
ción eurooccidental. No ha contribuido ni ¡mucho
menos a la popularidad de ciertos partidos políticos
venerables, que durante años venían alardeando de
su «independencia» y «democracia», la denuncia de
que están siendo mantenidos por la CÍA norteame-
ricana desde que fueron fundados.
Por otra parte, crece la influencia de los partidos
comunistas y de la izquierda en general. En países
como Italia y Francia, grandes masas de electores
ven hoy en los comunistas y en la alianza de las
fueteas de izquierda una alternativa seria a la actual
combinación de partidos gobernantes. El número de
sufragios emitidos en favor de los comunistas y de
su programa va aumentando de votación en vota-
ción. Uno de cada tres electores de Italia vota hoy
por los candidatos de PCI. En las recientes eleccio-
nes cantonales de Francia, la izquierda obtuvo, por
primera vez después de la guerra, una mayoría ab-
soluta de sufragios. Lo que atrae a los electores es
la fidelidad de los comunistas a los intereses de
los trabajadores, su honradez política y su compe-
tencia, el que no están afectados por la corrup-
ción que corroe a los partidos políticos burgueses,
su capacidad para ofrecer un programa claro y fun-
damentado de medidas capaz de aflojar la garra del
capital monopolista de Estado, transformar la so-
ciedad y orientar su desarrollo por el camino del
socialismo.
Hoy, no sólo los comunistas ven que el capitalis-
mo ha desempeñado hasta el final su papel históri-
co, se ha convertido en freno del progreso y debe
ceder lugar a una forma más avanzada de organiza-
ción de la sociedad, a la forma socialista. Muchos
movimientos políticos de los países capitalistas lle-
gan a la idea de que se precisan amplias transfor-
maciones sociales y económicas. Este es el terreno
sobre el cual se constituyen vastas alianzas demo-
cráticas. Hace tiempo que los comunistas vienen lla-
mando a formarlas con vistas a crear un frente
común de lucha antimonopolista.
Quisiera subrayar que la aspiración a la unidad de
la izquierda se observa no sólo en las principales
cindadelas del capitalismo eurooccidental, donde
partidos comunistas de masas se han convertido en
una fuerza ponderable y atractiva en calidad de
aliado político. En Irlanda se produjo un aconteci-
miento que hace varios años hubiera parecido in-
concebible a muchos. En una multitudinaria reunión
de representantes del Partido Comunista de Irlanda,
del Comité de enlace de los laboristas de izquierda
y del viejo partido republicano del país, el Sinn
Fein, celebrada en Dublin, se aprobó el Manifiesto
de la Alternativa de Izquierda, elaborado conjunta-
mente. Se trata de una alternativa a la funesta po-
lítica del actual gobierno de coalición, del paso a
una política de lucha verdadera, y no puramente
verbal, contra los efectos de la crisis, por un futuro
¡mejor para el pueblo irlandés. Este Manifiesto ha
despertado vivo interés en todo el país.
En la martirizada Irlanda del Norte, donde re-
cientemente ha fracasado un nuevo intento del im-
perialismo británico de solucionar la prolongada
crisis, el único rayo esperanzador es hoy la campa-
ña de masas iniciada por los sindicatos bajo el lema
«Por una vida mejor para todos». A la escisión de
la clase obrera por razones confesionales y secta-
rias, fomentada y aprovechada siempre por la reac-
ción, los sindicatos han opuesto un programa de
unidad en aras de la lucha por derechos democráti-
cos para todos, por acabar con el desempleo' y la
miseria y poner fin al terror y a la guerra civil fra-
tricida.
NO CABEN DOS RESPUESTAS a la pregunta de
cuál es el origen de la creciente popularidad de las
ideas marxistes, de la política de los partidos comu-
nistas. Son los éxitos de alcance histórico del socia-
lismo mundial, éxitos que ante la agravación actual
de la crisis general del capitalismo son percibidos
por la gente de un modo particularmente concreto.
Cualquier partido comunista, grande o pequeño, se
siente diez veces nías fuerte por el hecho de que en
el mundo existe el socialismo real, que ejerce un
influjo diario y cada vez mayor en el curso de la
historia, en la vida del mundo entero. Cuando asistí
en febrero último al XXV Congreso del PCUS, lo
percibí con una claridad meridiana.
No es una casualidad que los ideólogos burgueses
y toda la propaganda de los monopolios se hayan
esforzado tanto por inculcar a los trabajadores las
ideas falsas de que la crisis actual tiene un carác-
ter universal, de que la lucha contra ella rebasa las
posibilidades humanas (y, por consiguiente, la lucha
de la clase obrera carece de perspectivas) y de que
ante la crisis son igualmente impotentes todos los
sistemas sociales. Con ello se intentaba matar de un
tiro propagandístico dos pájaros: justificar las con-
vulsiones del régimen capitalista y denigrar la eco-
nomía del socialismo. Pero fue un intento vano.
Hoy aparece ante los ojos de todo el mundo el
panorama de las magnas realizaciones del socialis-
mo, revelado en el XXV Congreso del PCUS y en los
congresos de los partidos comunistas de otros paí-
ses socialistas. Las cifras y los hechos que se cita-
ron en los congresos no dejan lugar a dudas de que
el socialismo es un dique seguro contra la crisis que
azota a la parte capitalista del mundo. Mientras en
el Occidente capitalista se cerraban muchas fábri-
cas, arrojando a la calle a centenares de miles y
millones de obreros, mientras crecían con velocidad
vertiginosa tos precios al consumidor, se deteriora-
ban los servicios sociales y la gente perdía la fe en
el futuro, en el mundo socialista se producían pro-
cesos diametralmente opuestos. Mientras que nubes
de Incertidunibre siguen ocultando el futuro del ca-
pitalismo, los países de la comunidad socialista ilu-
minan su camino hacia adelante con la luz de la
teoría científica.
Todo esto no significa, por supuesto, que ante el
movimiento comunista se abra un horizonte sin nu-
bes ni que no se enfrente con dificultades y obs-
táculos. No, dificultades las hay de sobra y obede-
cen a causas objetivas y subjetivas y, muchas veces,
a operaciones políticas de diversión del enemigo de
clase. La agudización de la lucha ideológica signifi-
ca no sólo un intenso asalto de los marxistas-leni-
nistas a las posiciones ideológicas del capitalismo.
Esa agudización va acompañada inevitablemente de
una presión reforzada sobre los partidos comunistas
y sobre la clase obrera por parte de una ideología
que nos es hostil. En este sentido, los últimos años
se caracterizan sobre todo por los esfuerzos que
realizan los centros ideológicos burgueses para in-
miscuirse activamente en la vida ideológica del mo-
vimiento comunista y procurar incluso orientarla a
su albedrío.
Con este fin se intenta continuamente provocar
en nuestros partidos el famoso «diálogo interno»,
insinuar problemas controvertibles, replantear cues-
tiones hace tiempo esclarecidas y atizar divergen-
cias extintas. No puede decirse que estos intentos
encuentren siempre la debida réplica por nuestra
parte. Tampoco puede negarse que bajo el influjo
de las causas señaladas aparezcan en una u otra
parte, como dijo Gus Hall, Secretario General del
Partido Comunista de los EE.UU., «nuevas variedades
del virus del oportunismo». Las enfermedades que
provoca son sumamente peligrosas. Lograr una in-
munidad estable contra él es nuestra tarea común.
Como muestra la experiencia, no hay nada más
equivocado que las concesiones oportunistas a la
presión del adversario de clase. En su informe al
XXV Congreso, L. Brézhnev señaló con toda razón
que «si una concesión al oportunismo proporciona
alguna ventaja temporal, a la larga perjudica al par-
tido»4.
Creo que cada comunista veterano —y me enor-
gullezco de ser una de ellos— puede recordar bas-
tantes ejemplos que confirman estas palabras. La
lucha ideológica tiene sus leyes. Una de ellas con-
siste en que ninguna concesión apacigua a los an-
ticomunistas, sino que, por el contrario, excita su
apetito, les incita a presentar nuevas exigencias y
«condiciones», aún más insolentes. Como dice un
conocido refrán, «alarga un dedo al diablo y te exi-
girá la mano».
En este sentido es característica la posición man-
tenida en el Congreso de marzo de la Democracia
Cristiana italiana por su ex líder, A. Fanfani. Este
viejo zorro político, al referirse a la posibilidad de
que partidos comunistas participen en los gobiernos,
exigió de ellos que renunciasen «también a la uni-
dad internacional de los comunistas y al sistema so-
cio-económico y político que intentan extender a
todo el mundo.. .»5, es decir, por lo visto, que ab-
jurasen del comunismo científico. Como puede com-
probarse, la desfachatez de este político retirado no
4 este contexto, los comunistas asumimos una respon-
L. I. Brézhnev. Informe del Comité Central del PCUS
y las tareas inmediatas del Partido en la política interior
y exterior. Moscú, 1976, pág. 55.
5 International Herald Tribune, March 20—21, 1976, p. 2.
tiene límites; pero otros muchos anticomunistas
profesionales muestran la misma tendencia a chan-
tajear a los partidos comunistas.
La perfidia de la burguesía monopolista se expre-
sa en sus continuados intentos de provocar la ene-
mistad entre los comunistas, dividir a los partidos
comunistas según su «fidelidad a la tradición euro-
occidental», etc. Pero sobre todo trata de meter una
cuña entre los partidos comunistas eurooccidentales
y los fraternos partidos de los países de la comuni-
dad socialista. A los primeros se les inculca la idea
de que tienen que distanciarse del socialismo real
de Europa Oriental, para obtener así la «respetabili-
dad» de que carecen. Al mismo tiempo, a los parti-
dos de los países socialistas se les insinúa que ya
no pueden contar con la solidaridad de ciertos par-
tidos comunistas. Se precisa no entender nada de
las relaciones entre los comunistas ni tener la me-
nor idea del internacionalismo proletario para creer
en el éxito de semejantes maniobras.
Pero precisamente porque en el campo burgués
existe la esperanza de dividir a los comunistas es
por lo que éstos cuidan y protegen de cualquier
atentado los principios del internacionalismo prole-
tario, que son parte inalienable de la teoría marxis-
ta-leninista. Una manifestación de la fuerza del in-
ternacionalismo, que cimenta nuestro gran movi-
miento, han sido los recientes congresos de los par-
tidos comunistas de países socialistas y, ante todo,
el histórico XXV Congreso del PCUS, al que asistió
un número sin precedentes de delegaciones de los
partidos comunistas y de otras corrientes políticas
progresistas.
POR MUCHO QUE EL INVIERNO se aferré este
año a nuestro planeta, la primavera se ha impuesto,
y los trabajadores celebran de nuevo el Primero de
Mayo, día de la solidaridad proletaria internacional,
en medio del despertar de la naturaleza, cuando bri-
lla un sol triunfador de nieblas y fríos. Muchas ve-
ces la gente llama al socialismo primavera de la '
humanidad, en contraste con el régimen capitalista,
que vive sumido en un otoño profundo y sombrío.
Y al hablar de la primavera de la humanidad, tam-
bién se puede decir con seguridad que acabará por
imponerse.
Claro esté que en el camino que conduce a la vic-
toria habrá seguramente reveses, desilusiones e in-
cluso derrotas aisladas. El imperialismo es un ene-
migo experimentado, cruel y todavía fuerte; no en-
trega sin combate ninguna de sus posiciones, y
cuando se ve obligado a retroceder, trata de pasar
a la contraofensiva en la primera oportunidad. La
lucha que se ha desplegado en torno a los destinos
de la distensión y la reactivación de la extrema de-
recha en varios estados capitalistas evidencian una
nueva reagrupación de las fuerzas reaccionarias. En
sabilidad particular ante nuestros pueblos. Haremos
todo lo que de nosotros dependa para estar a la
altura de nuestras tareas históricas.

Experiencias de los partidos
LA LUCHA POR LA TIERRA ES LUCHA POR
LA REVOLUCIÓN
Desde los primeros días de la revolución, el cantarada Antonio Gervasio trabaja en el Sur de Portugal. En la
actualidad encabeza la dirección de la organización regional de Alentejo del PCP y dirige la labor partidaria
entre los asalariados agrícolas y los pequeños agricultores de esta zona, cuya tesonera y abnegada lucha con-
tra los grandes terratenientes marcó el comienzo de la reforma agraria, considerada a justo título como una
de las grandes conquistas históricas del pueblo portugués.
Un redactar de la revista se entrevistó a principios de marzo con el cantarada Gervasio y le formuló una se-
rie de preguntas relacionadas con la realización de la reforma agraria. Ofrecemos aquí la transcripción de di-
cha entrevista.
EN LA ESTRUCTURACIÓN DE UN PORTUGAL nue-
vo, democrático y socialista, el Partido Comunista
atribuye una gran importancia a la reforma agraria,
a la aplicación de una política agraria que responda
a los intereses de los trabajadores del campo.
El PCP planteó la reivindicación de la reforma agra-
ria mucho antes de que se produjeran los acontecimien-
tos del 25 de Abril de 1974. Durante todo el período
de la dictadura fascista, la reforma agraria constituyó
un importante objetivo de la lucha del Partido, que
siempre estuvo al lado de los asalariados agrícolas
y de los campesinos pequeños y medios, que comba-
tían contra los grandes terratenientes.
En opinión del PCP, lo que se necesita en Portugal
no es una reforma agraria, sino dos. El país está di-
vidido en dos grandes zonas: la del Sur, donde pre-
dominan sobre todo los grandes latifundios, que cons-
tituyen uno de los importantes puntales económicos
y sociales del fascismo y la reacción, y la del Norte,
preferentemente de pequeñas y minúsculas propieda-
des agrarias. En la zona de las grandes propiedades,
la reforma agraria pasa por la expropiación (sin in-
demnización) de los latifundios y de las grandes ex-
plotaciones capitalistas, mientras que en la zona de
pequeña y mediana propiedad la reforma debe con-
sistir en proporcionar tierra a los campesinos que ca-
rezcan de ella o estén insuficientemente dotados. La
reforma que propugna el PCP no consiste en modo al-
guno en desposeer de su tierra a los campesinos pe-
queños y medios, como afirma la propaganda reaccio-
naria. Nuestro Partido defiende el mantenimiento de
la propiedad de los campesinos pequeños y me-
dios.
El programa de la reforma agraria por la que abo-
22
ANTONIO GERVASIO,
miembro de la Comisión Política del CC
del Partido Comunista Portugués
ga el PCP estipula la ayuda del Estado a las explota-
ciones creadas en las tierras expropiadas, así como a
los campesinos pequeños y medios; la concesión de
créditos baratos y el suministro de maquinaria agríco-
la, semillas, ganado, abonos y pesticidas.
El programa de reforma agraria avanzado por el
PCP estipula también el fomento del parque de trac-
tores y máquinas agrícolas, la construcción de silos,
bodegas, lagares, presas, la electrificación rural, la
construcción de caminos, escuelas y centros de for-
mación de especialistas agrícolas; la creación de coo-
perativas de comercialización que aseguren la venta
de los productos del campo a precios remunerativos
y el suministro de los artículos industriales necesa-
rios a la agricultura.
El campo portugués, en su secular historia, no ha
conocido una reforma agraria. Ni siquiera la revolu-
ción republicana de 1910 logró realizarla. Tan sólo
el 25 de Abril dio origen a profundas transformacio-
nes en el agro portugués. La reforma agraria es una
gran conquista de la revolución, y su realización es
una condición indispensable para acabar definitiva-
mente con el poder de los terratenientes y proceder
a la transformación democrática de la sociedad por-
tuguesa.
En la actualidad han sido expropiadas en el país
1,2 millones de hectáreas pertenecientes a los lati-
fundistas y a las grandes explotaciones capitalistas.
Más de 400 haciendas colectivas creadas en estas tie-
rras agrupan a cerca de 100.000 obreros agrícolas, que
trabajan en ellas juntamente con sus familias. Al or-
ganizar haciendas colectivas y cooperativas en las
tierras expropiadas a los latifundistas, los trabajado-
res del campo y los pequeños agricultores dieron los
primeros pasos heroicos hacia la reestructuración de
la agricultura portuguesa sobre una base nueva, sin
explotados ni explotadores.
El Partido Comunista Portugués se enorgullece a
justo título de todas estas realizaciones. Nadie puede
negar el hecho de que ha sido justamente nuestro
Partido el que, tras encabezar la lucha de los trabaja-
dores, ha conseguido que se realizase la reforma
agraria y ha sido y es su fuerza impulsora.
LOS OBREROS AGRÍCOLAS DEL SUR, aliados a los
pequeños campesinos, han estado en primera fila du-
rante la lucha por la reforma agraria que avanzó aquí
mucho más que en el Norte. Esto tiene su explica-
ción.
Los mayores latifundios de Europa estaban concen-
trados, a causa de distintas vicisitudes históricas, en
el Sur de Portugal. Aquí estaban en otros tiempos
la finca de Palma (17.000 hectáreas), la de Rio Frió
[16.400), la de Pinheiro (5.200), la de la Companhia
das Lezirias (24.000). En 6 circunscripciones del Sur
—Evora, Beja, Faro, Portalegre, Santarem y Setúbal—
se contaban 950 propiedades agrarias de más de 500
hectáreas y 523 de más de 1.000 hectáreas. Más de
la mitad de las tierras de la zona de reforma agraria
se hallaban en manos de grandes propietarios. Los
siguientes datos nos dan una idea del grado de con-
centración de la propiedad agraria antes de la revo-
lución: los 500 latifundios mayores tenían más tierra
que 500.000 pequeños campesinos.
Es importante señalar que en la zona de grandes
fincas, considerables superficies no habían sido culti-
vadas desde hacía 10, 15 ó 20 años. En la provincia
de Alentejo, por ejemplo, las tierras baldías ocupaban
700.000 hectáreas. Sus propietarios las habían cercado
con alambre espinoso y, en el mejor de los casos,
llevaban allí su ganado a pastar. Otras estaban desti-
nadas a cotos de caza, para esparcimiento de la gran
burguesía nacional y extranjera.
Al mismo tiempo, miles de trabajadores del agro
no tenían ocupación, pasaban hambre y emigraban.
Los asalariados agrícolas constituían el 90% de la
población activa del Sur. No tenían huertos ni vacas.
Sólo tenían un par de brazos para trabajar y subsis-
tir. El latífundismo era una de las causas de la des-
ocupación. Por lo tanto, el problema del trabajo es-
taba relacionado para los obreros con el de la tie-
rra. Acabar con el latifundio era acabar con la des-
ocupación, la miseria y el hambre.
Los obreros agrícolas del Sur se han destacado des-
de hace tiempo por su elevado nivel de conciencia
y su actividad política. Las grandes luchas del prole-
tariado agrícola del Sur durante la larga noche del
fascismo, por mejores condiciones de trabajo, contra
el desempleo y la represión, fueron dirigidas por el
PCP. Nuestro Partido goza tradicionalmente en el Sur
de una gran influencia y tiene allí fuertes organiza-
ciones. El proletariado agrícola hizo suya la consigna
del Partido «la tierra para el que la trabaja» y la
convirtió en bandera de su lucha.
Después del derrocamiento de la dictadura fascista,
la primera tarea que tomaron en sus manos los tra-
bajadores agrícolas fue la de formar su propio sin-
dicato1. Esta organización sindical de clase desempe
ño un importante papel en la lucha desplegada en el
campo después del 25 de Abril.
Los latifundistas respondieron al derrocamiento de
la dictadura con el sabotaje económico, negándose a
proporcionar trabajo a los proletarios del campo, des-
truyendo los cultivos, dejando morir de hambre el ga-
nado. Huían a España o a otras zonas del país y se
llevaban miles de cabezas de ganado, los tractores
y otras máquinas y aperos agrícolas. Y en los casos
en que se velan obligados a dar ocupación a los
trabajadores, se negaban a pagarles bajo distintos
pretextos.
Todo el desarrollo de los acontecimientos había co-
locado a los trabajadores ante el dilema de morirse
de hambre y dejar que un peligro mortal se cerniese
sobre las libertades democráticas recién conquistadas
o acabar por vía revolucionaria, sin esperar a la pro-
mulgación de la ley de reforma agraria, con el sabo-
taje de los latifundistas, ocupar las fincas de los
terratenientes y comenzar a cultivarlas para propor-
cionar alimentos al pueblo portugués, que había em-
prendido la edificación de una nueva vida. Los traba-
jadores optaron por lo segundo.
Los primeros casos de ocupación de tierras aban-
donadas o mal aprovechadas por los grandes terrate-
nientes se produjeron ya en 1974. Los asalariados del
campo tropezaron con enormes dificultades, ya que
con frecuencia carecían de semillas, abonos y tracto-
res. Comenzaron el trabajo por su cuenta y riesgo,
pues en un principio no obtenían prácticamente nin-
guna ayuda del Gobierno. Se necesitaron ingentes es-
fuerzos para desbrozar tierras cubiertas de matorra-
les de un metro de altura y por las que no había
pasado un arado desde hacía decenios. Los que tenían
tractores ayudaban a los que carecían de ellos. Se
repartían las semillas, se prestaban vacas y abonos.
También se consiguió por fin cierta ayuda del Go-
bierno. Las tierras baldías fueron sembradas de maíz,
arroz, alubias y girasol, se plantaron tomates.
La ocupación de tierras se extendió principalmente
a partir de la primavera de 1975, después de la derro-
ta sufrida por las fuerzas de derecha que el 11 de
marzo intentaron un golpe de Estado. El decreto
sobre la reforma agraria apareció en abril de 1975,
cuando la reforma ya había comenzado, cuando am-
plias masas de trabajadores se sumaron al movimien-
to de ocupación de tierras de los latifundistas. A me-
diados de 1975 ya habían sido ocupadas más de
500.000 hectáreas pertenecientes a los señores de la
tierra. La reforma agraria gozaba de las simpatías
del Movimiento de las Fuerzas Armadas, de la mayo-
ría de sus integrantes. Pero si no hubiese sido por
la lucha de los trabajadores, encabezados por el Par-
tido y el sindicato, basta hoy no habría habido re-
forma agraria. Cabe decir, pues, que fue realizada
desde abajo, por los propios obreros, organizados en
su sindicato y dirigidos por el Partido Comunista.
LA REFORMA AGRARIA SE REALIZO <en medio de
una lucha de clases de particular agudeza entre los
obreros y los terratenientes. Al principio, los latifun-
1
Los sindicatos de obreros agrícolas fueron disueltos
en 1933, poco después de la llegada de -los fascistas al
poder.
23
 distas y sus acólitos trataron de impedir por la fuer-
za la reforma agraria (intentos que no han cesado
hasta hoy día). Los terratenientes y los fascistas
organizaron asambleas en las que se esforzaron por
intimidar a los asistentes alegando unos supuestos pe-
ligros ique entrañaría la reforma. Hicieron vanos in-
tentos de solicitar el apoyo del Ejército. Hicieron
intentos de robar el ganado y los aperos agrícolas
de las haciendas creadas en las tierras expropiadas.
La reacción se propuso asimismo contraponer los
campesinos del Norte a la reforma, y no escatimó
esfuerzos para hacer creer a los campesinos peque-
ños y medios que los obreros agrícolas del Sur ven-
drían a quitarles las tierras. En el Norte organizó el
llamado Movimiento de los Agricultores Portugueses.
Desde allí trató en varias ocasiones de organizar
ofensivas contra el Sur, pero, ante la firme resisten-
cia que se le opuso, no se atrevió a pasar de las
puertas de Alentejo. La lucha llegó a su punto cul-
minante a mediados del año pasado. Fue entonces
cuando los grandes señores de la tierra comprendie-
ron que los obreros no cederían, que estaban decidi-
dos a defender sus conquistas.
Contra la reforma agraria actuaron abiertamente
los partidos derechistas PPD y CDS (popular demo-
crático y demócrata cristiano), que hasta hoy siguen
oponiéndose a ella. El PPD, tanto dentro del Gobier-
no como fuera de él, lucha manifiestamente contra
la reforma, moviliza contra ella a la reacción y a los
campesinos pequeños y medios. Al principio también
se opuso a la reforma el Partido Socialista, que di-
ficultó la promulgación de la ley correspondiente.
Los líderes del PS no se cansaban de decir por la
radio, la televisión y en mítines y asambleas que los
obreros agrícolas del Sur eran unos ladrones que ro-
baban la tierra. Semejantes calumnias ofendieron
gravemente a los trabajadores, entre ellos a los que
militaban en el Partido Socialista, el cual, a conse-
cuencia de ello, perdió mucha influencia en el Sur.
Verdad es que, hoy, el Partido Socialista utiliza
otro lenguaje al referirse a la reforma agraria. El mi-
nistro de Agricultura en el actual Gobierno, el socia-
lista Lopes Cardoso, es un hombre que defiende la
reforma agraria, aunque su posición en ciertos as-
pectos importantes de la reforma difiera profunda-
mente de la del Partido Comunista. Al mismo tiem-
po, nuestros puntos de vista sobre otros aspectos son
coincídentes2.
En contra de lo que dice la calumniosa propagan-
da reaccionaria dentro y fuera del país, la reforma
agraria no afectó las propiedades de los agricultores
pequeños y medianos. Las lamentaciones de la de-
recha y sus afirmaciones de que esas propiedades
2
Ya se estaba confeccionando este número cuando lle-
gó de Portugal la noticia de que, a propuesta de Lopes
Cardoso, había sido liberado de sus funciones el secreta-
rlo de Estado de la Estructuración Agraria, Vitor Louro,
representante del PCP en el Gobierno y encargado de la
aplicación de la reíorma agraria. El Partido Comunista ha
expresado en una declaración su perplejidad e inquietud
ante esta decisión, para la que han bastado los ataques
aparecidos en la prensa reaccionaria contra este comu-
nista. Se acusa a Vitor Louro de instigar a los trabajado-
res de Alentejo a promover desórdenes. El Partido Comu-
nista juzga esta acusación calumniosa como un elemento
más de la ofensiva de las fuerzas derechistas contra la
reforma agraria. — N. de la Red.
habían sido confiscadas, robadas por los trabajadores
agrícolas constituyen una mentira y una gran calum-
nia. En el amplio movimiento de masas que realizó la
reforma agraria sólo hubo unas dos decenas de casos
—casos aislados— en que se ocuparon tierras de pro-
pietarios medios, con buenos olivares o pomares, que
habían sido abandonadas por sus dueños. Pero inclu-
so estas infracciones de poca monta ya han sido co-
rregidas3.
EN LOS LIBROS NO HALLAREMOS la descripción
de una reforma agraria como la que se ha realizado
en Portugal. Trátase de una experiencia única en su
género. La reforma agraria ha sido realizada por la
clase obrera. Y ha sido llevada a cabo rápidamente,
en el cursó de unos meses. Pero la clase obrera por-
tuguesa no está en el poder. La reforma agraria está
siendo realizada por ella venciendo la furiosa resisten-
cia de las clases explotadoras, cuyo poder, aunque
ha sido limitado en el curso de la revolución, no ha
sido derrocado. La reforma agraria no ha tenido co-
mo finalidad en nuestro país la formación de una cla-
se de pequeños propietarios agrícolas. Merced a la re-
forma, los trabajadores han tomado la tierra en sus
manos y disponen de ella conjuntamente en el marco
de un régimen social que sigue siendo por ahora bur-
gués.
Son muy significativos los nombres de las hereda-
des colectivas creadas en las tierras expropiadas a los
latifundistas. En ellos se percibe el aliento de la re-
volución y su historia: «Clavel Rojo», «Unidos vence-
remos», «La izquierda vencerá», «Bento Gongalves»4,
«Vasco Gongalves», etc. Y ello tiene su razón de ser,
pues los trabajadores relacionan la creación y la exis-
tencia de las heredades colectivas con el desarrollo
del proceso revolucionario.
Las haciendas organizadas por los obreros agríco-
las en los antiguos latifundios las denominamos co-
operativas por tradición y, más bien, por comodidad.
Su surgimiento no se ha producido por la colectiviza-
ción de propiedades pequeñas, medias o de otra índo-
le. El beneficio obtenido al final del año por la here-
dad se destina a desarrollar la producción colectiva.
Cada miembro de la hacienda percibe un salario fijo,
establecido mediante acuerdo colectivo entre el sindi-
cato y el Ministerio de Trabajo. Para los tractoristas,
los conductores de máquinas especializadas y los
obreros de oficios varios se establecen salarios dife-
rentes. El salario es para los obreros una forma de
3
El decreto de reforma agraria estipula la expropiación
de las tierras que proporcionan ingresos de más de 50.000
contos, lo que equivale a más de 500 hectáreas para tie-
rras malas y a más de 50 hectáreas para tierras buenas,
de regadío. Las fincas de más de 50 hectáreas de fertili-
dad media no debían ser expropiadas, salvo que tu-
viesen frutales. Estas normas fueron revisadas posterior-
mente dos veces. El problema de las superficies expro-
piables continúa planteado en términos de gran agudeza.
Según las normas vigentes siguen en manos de sus propie-
tarios las fincas de 200—400 hectáreas que producen
ingresos inferiores a los 50.000 contos. Son tierras que
no están irrigadas ni han sido mejoradas, en ellas no se
han hecho inversiones. Pero aun así, el dueño de varios
centenares de hectáreas de tierra no deja de ser un gran
terrateniente.
4
Primer Secretario General del CC del PCP, que murió
en el campo de concentración fascista de Tarrafal. —N.
de la Red.
remuneración del trabajo comprensible y habitual.
Por lo general ni siquiera desean tener un huerto.
Tan sólo en algunas zonas, los campesinos viejos pue-
den expresar el deseo de tener un huerto. La mayoría
de los miembros de las heredades colectivas, sobre
todo los jóvenes, no quieren más que un salario per-
cibido con regularidad y condiciones normales de tra-
bajo. Los obreros no han querido convertirse en pro-
pietarios, han preferido seguir siendo obreros.
La organización y gestión de las colectividades pro-
ductivas son democráticas. Tienen una dirección co-
lectiva, que es elegida democráticamente, y cuentan
con diversas comisiones especializadas, también elegi-
das por vía democrática, para dirigir los distintos
sectores de la producción. Dichas comisiones celebran
con regularidad reuniones plenarias, en las que pue-
de tomar parte cualquier miembro de la coopera-
tiva.
El Partido Comunista desempeña un papel muy im-
portante en la labor de organización de las hereda-
des colectivas. La cooperativa es una gran familia
obrera bien unida, y el Partido tiene en ella una gran
influencia. Al modificarse en el Sur las estructuras
económicas y sociales, el Partido ha dejado de estar
organizado en base a las localidades y ahora está
estructurado por empresas agrícolas. En las coopera-
tivas agrícolas funcionan actualmente centenares de
grandes células del Partido. Miembros del Partido son
elegidos por regla general para todos los puestos
destacados de la dirección de las cooperativas. Tam-
bién se elige a muchos que no pertenecen al Partido
pero que votan por él y siguen su línea.
El PCP constituye en el Sur una gran fuerza. Hay
cooperativas donde más de la mitad de los trabajado-
res están afiliados al Partido. Las filas partidarias
están creciendo actualmente en esta zona y aumenta
la circulación de Avante!
En el país funcionan actualmente decenas de here-
dades colectivas ya estructuradas y con nivel de or-
ganización de la producción y de gestión bastante
elevado. Hablaré de una de las más adelantadas, la
Cooperativa Primero de Mayo, del municipio de Avis,
distrito de Portalegre. Dispone de 14.000 hectáreas
y cuenta con 400 trabajadores entre hombres y muje-
res. Tiene una gran influencia en toda la zona. For-
man su dirección hombres con prestigio en todo el
distrito. La aplastante mayoría de sus dirigentes son
miembros del Partido y hay también algunos socialis-
tas.
Para irrigar las tierras e incrementar la produc-
ción, la cooperativa está construyendo una presa, sin
ayuda del Estado, así como un taller mecánico, para
reparar los tractores, camiones, etc. La heredad co-
lectiva cuenta con dos casas-cuna y una casa de re-
poso para los familiares viejos de los trabajadores5.
Tiene, además, una tienda cooperativa, en la que la
5 el ordeño mecánico y en el aumento del rendimien-
Es este un rasgo típico de las heredades colectivas
avanzadas, que crean para los hijos de los obreros casas-
cuna, escuelas, conjuntos de canto y baile, organizan cur-
sos de alfabetización y otros para los propios obreros,
que con ayuda de especialistas de la agricultura elevan
sus conocimientos profesionales. En algunos casos las
cooperativas pagan incluso a los obreros que estudian en
esos cursos. Una gran preocupación es la formación de
cuadros para las cooperativas.
población adquiere productos y artículos a precios
inferiores a los del mercado. En esta cooperativa de
consumo, como nosotros la denominamos, trabajan
pequeños comerciantes, que dejaron su anterior ocu-
pación, la cual apenas les daba para subsistir. Ahora
tienen un salario asegurado. A la heredad le conviene
aprovechar a estos hombres, pues son gente que co-
noce su oficio.
Entre la Cooperativa Primero de Mayo y los agri-
cultores pequeños y medios del municipio hay es-
tablecida una buena cooperación. Estos venden su
producción a través de la cooperativa, la cual tiene
un circuito comercial con el Estado y prescinde de
los intermediarios. La cooperativa compra al Estado
abonos y semillas y los vende al mismo precio a los
pequeños y medios agricultores. También les ayuda
a recoger las cosechas.
NO SE HAN CUMPLIDO las calumniosas profecías
de la reacción y los partidos de derecha de que los
obreros analfabetos no podrían hacerse cargo de la
explotación de las tierras ocupadas y de que el país
pasaría hambre. Gracias a la abnegación de los tra-
bajadores, la provincia de Alentejo, por ejemplo, ha
aumentado actualmente su producción agropecuaria.
La tendencia a su incremento se manifestó ya en el
primer año de la revolución. En aquel entonces se
consiguió aumentar la superficie de siembra en un
7%, y como el año fue bueno, la producción triguera
se incrementó en un 24%6.
En 1975, la superficie sembrada fue muy superior.
Aún no se poseen datos definitivos, pero bastarán
unos cuantos para reflejar ese incremento. En el mu-
nicipio de Avis, por ejemplo, se sembraron en 1974
450.000 kilos de trigo de otoño, y en 1975, 1.200.000
kilos; por lo que respecta a la cebada de otoño, las
cifras respectivas fueron 5.000 y 30.000 kilos. En el
municipio de Campo Maior, el área sembrada en 1975
fue superior en un 50% a la de 1974. En el munici-
pio de Montemor Novo se sembraron el pasado otoño
500.000 kilos de trigo más que* en el otoño de 1974.
Las superficies sembradas aumentaron al doble en el
municipio de Mora.
Se puede afirmar que las áreas de siembra han
aumentado este año en comparación con el anterior
un 30—40%. Si las condiciones climáticas de 1976 re-
sultan ser buenas, Portugal podrá prescindir de las
importaciones de trigo y otros cereales.
Este año, el número de cabezas de ganado en el
Sur ya es superior al del año pasado. Se están to-
mando medidas para conservar las hembras paride-
ras. En otras provincias del país se está comprando
ganado joven para repoblar la de Alentejo.
Como muestra la experiencia, y esto es un hecho
significativo, los obreros no piensan atenerse a for-
mas de producción tradicionales y anticuadas. Hoy
piensan en la selección de semillas, en el riego, en
to de la ganadería.
6
Los cultivos tradicionales del Sur son: trigo, avena
y cebada, sobre todo por lo que respecta a la provincia
de Alentejo. En la de Rlbatejo se produce también vino
y se obtiene corcho. Pero también aquí los cultivos princi-
pales son los cerealistas.
25
 LA REFORMA AGRARIA abre grandes perspectivas
a una agricultura floreciente en nuestro país y cons-
tituye un medio importante de defensa de la revolu-
ción. La reforma fortalece la alianza del proletariado
urbano y rural. Los obreros de la ciudad se sienten
íntimamente vinculados a la reforma. Una de las for-
mas de esta vinculación es la participación de miles
y miles de obreros industriales y jóvenes revolucio-
narios en las faenas del campo. Los domingos y días
de fiesta se trasladan a las aldeas, donde realizan
trabajos voluntarios y organizan grandes fiestas de
confraternización. Trátase, pues, no sólo de un tra-
bajo desinteresado, sino también de una ayuda moral
y política de la clase obrera a los trabajadores del
agro.
En el curso de la reforma agraria se va robuste-
ciendo la alianza de los obreros agrícolas y los agri-
cultores pequeños y medios. El Partido presta una
atención sostenida a la vigorización de esta alianza.
La reacción fascista y los terratenientes querrían en-
frentar a los obreros y los campesinos del Sur, pero
el PCP frustró estos intentos, fomentando por todos
los medios la unión y la cooperación entre los obre-
ros de las heredades colectivas y los pequeños agri-
cultores.
Esta cooperación se realiza en dos planos. El pri-
mero es la cooperación para la venta. Los pequeños
agricultores pueden abora vender sus productos a
través de la cooperativa, prescindiendo de los inter-
mediarios. Y pueden adquirir abonos, maquinaria y
otros artículos industriales por los mismos conductos
que las cooperativas y en iguales condiciones. El otro
plano es el de la cooperación en la producción. Mu-
chos campesinos no disponen de máquinas ni de su-
ficiente fuerza de trabajo, por lo que las heredades
colectivas acuden en su ayuda. Unas 10—12 máqui-
nas pertenecientes a la cooperativa pueden recoger
en un día la cosecha de todos los campesinos de un
municipio, lo que resulta sumamente ventajoso para
ellos. El representante de los intereses de los campe-
sinos es la Liga de Pequeños Agricultores, ¡que tiene
estrechas relaciones con el sindicato de obreros agrí-
colas y, a través de él, con las cooperativas.
Muchos pequeños agricultores carecen de tierras
propias, por lo que en algunos municipios las coope-
rativas proporcionan tierra a los campesinos. Tam-
bién se está iniciando otro interesante proceso, por
el que los pequeños agricultores, convencidos de las
ventajas que ofrecen las cooperativas, ingresan vo-
luntariamente en ellas. La cooperativa les compía el
ganado y la maquinaria y los campesinos se convier-
ten en cooperativistas de pleno derecho.
También los campesinos del Norte van convencién-
dose poco a poco de las ventajas del trabajo conjun-
to en la tierra. La reforma agraria les ofrece el cami-
no de la cooperación con las heredades colectivas del
Sur, del intercambio de productos entre el Norte y
el Sur. Las heredades de producción están creando
condiciones reales para dar solución a un problema
de palpitante actualidad para los campesinos del
Norte: la venta de la producción agropecuaria en los
mercados exteriores, entre ellos en los países socia-
listas. Verdad es que entre los obreros de la zona
de las heredades colectivas y los pequeños agriculto-
26
res del Norte se mantiene cierto distanciamiento, ya sas en las que existe un control obrero, utilizando aún. Al trabajar en el seno mismo de las masas per-
que la reacción ha recurrido a todos los medios para la red de supermercados para dar salida a sus pro- cibimos cada día la enorme fuerza del pueblo, el gran
asustar con la reforma agraria a los campesinos po- ductos y vendiéndolos al por mayor a los hospitales entusiasmo de un pueblo que está haciendo la re-
co pudientes. Pero este temor se va disipando progre- y a las unidades militares. volución. Para los trabajadores, defender la refor-
sivamente. En las cooperativas hay una gran falta de maquina- ma agraria, creación suya, es defender la revolu-
Los esfuerzos del PCP tienden actualmente a forta- ria. Es apremiante la necesidad de construir sistemas ción, y defender la revolución es defender la re-
lecer sus organizaciones en el Norte y a ayudar a los de riego y embalses, pues el Sur de Portugal es muy forma agraria. Ellos comprenden que si triunfase
campesinos trabajadores a conseguir su emancipación seco. Otra tarea de palpitante actualidad es la crea- la reacción se pondría fin a todas las libertades
social y económica. Las dificultades con que ahora ción de las infraestructuras indispensables para la democráticas, a todas las conquistas revoluciona-
tropieza el Partido en el Norte se deben a que antes producción agropecuaria: establos, silos, depósitos pa- rias del pueblo, entre ellas a la reforma agraria.
del 25 de Abril no teníamos allí una base de organi- ra los forrajes, bases forrajeras. Es preciso adquirir Y en el país podría instaurarse de nuevo una dic-
zación tan firme como en el Sur. Por otra parte, en ganado de raza. Para todo ello se requiere dinero, tadura fascista. Pero los enemigos de la revolución
el Norte es tradicional la influencia reaccionaria de créditos, que el Gobierno no concede. deben saber que la derrota de ésta equivaldría a la
la Iglesia. El trabajo del Partido en esta zona del Un problema serio para las cooperativas es la falta muerte, al derramamiento de mucha sangre. Los tra-
país tropieza además con el obstáculo del clima de de técnicos agrícolas. La tercera parte de la pobla- bajadores portugueses no están dispuestos a esperar,
terror que allí impera. La reacción, apoyada en parte ción de Alentejo, por ejemplo, es analfabeta. Además, cruzados de brazos, a que la reacción les arrebate sus
por los militares y de un modo particularmente acti- los técnicos están identificados en su gran parte con conquistas, entre las que está la reforma agraria, a
vo por todas las fuerzas hostiles a la revolución, apli- los intereses de la burguesía. la que sólo se puede hacer retroceder con ayuda de
ca en el Norte una política de represión e intimida- Es importante tener en cuenta las dificultades ini- tanques y cañones, pues los trabajadores del campo
ción. Cualquier persona que apoye al PCP corre el ciales de la adaptación de miles de trabajadores a las están firmemente decididos a defender hasta el fin
peligro de ver incendiado su automóvil o encontrar- nuevas condiciones. Los que han trabajado tantos esta gran conquista de la revolución.
se al volver del trabajo con la casa destruida. años para un patrón están aprendiendo ahora a tra- Las perspectivas de las transformaciones progre-
Pero el PCP no se cansa de repetir que la pobla- bajar para sí. Este proceso de adaptación de los tra- sistas en el campo se hallan íntimamente ligadas a
ción del Norte no es reaccionaria. Simplemente exis- bajadores a las formas colectivas y democráticas de las perspectivas de la revolución. La revolución en
ten allí unas condiciones diferentes de las del Sur, gestión no es tan sencillo. Pertenece también a las Portugal no ha terminado. Sigue su desarrollo, pese a
donde está presente un proletariado agrícola revolu- llamadas dificultades de organización. las dificultades y vacilaciones. Los comunistas por-
cionario y bien organizado. Estamos persuadidos de Los comunistas nos damos perfecta cuenta del ca- tugueses salen de los más bruscos virajes de los acon-
que el Partido hallará formas de organización ade- rácter y la envergadura de los problemas que requie- tecimientos con una experiencia enriquecida, que les
cuadas a las condiciones específicas del Norte, ex- ren solución. Pero estamos convencidos de que podre- permite dar el paso siguiente, más preciso y más fir-
tenderá su trabajo político y acrecentará su influen- mos superar todas las dificultades que se han presen- me por la senda de la transformación revolucionaria
cia entre los campesinos de esta zona. Tenemos la tado y que, sin duda alguna, habrán de presentarse de la sociedad portuguesa.
esperanza de conseguir una sólida alianza entre las
masas trabajadoras de las dos zonas agrícolas del
país, de que se establezca una amplia cooperación en-
tre ellas. Esa alianza y esa cooperación tendrán una
importancia extraordinaria para la defensa de la re-
volución.
EL SUCESIVO AVANCE por la senda de las trans-
formaciones revolucionarias, cuando en el poder está
un Gobierno burgués, resulta sumamente difícil, y los
comunistas nos damos cuenta de ello. La principal
dificultad reside en hallar las formas y los medios
que permitan, en una situación política compleja y
contradictoria, robustecer las estructuras económicas
y sociales progresistas creadas por el desarrollo del
proceso revolucionario y abran la posibilidad de im-
pulsar este mismo proceso revolucionario, limitado
por la actuación de las fuerzas derechistas y por el
actual Gobierno.
Todo esto tiene que ver con la defensa y la con-
solidación de la reforma agraria. No son pocos los
obstáculos técnicos, financieros y organizativos que el
Gobierno opone a su desarrollo.
Es evidente que las cooperativas necesitan que los
organismos estatales amplíen el surtido de productos
agropecuarios que les compran. Hay otras dificulta-
des con que tropiezan las heredades colectivas de
producción en lo que respecta a la venta de sus
productos. Las cooperativas las van superando me-
diante la creación de su propio circuito de comercia-
lización, la organización de centros de venta locales
para la población, de cooperativas de venta, estable-
ciendo relaciones comerciales con las grandes empre-
27

EL POTENCIAL
ESPIRITUAL DE LA SOCIEDAD SOCIALISTA
ACERCA DE LA POLÍTICA DEL PSUA EN LA ESFERA DE LA CULTURA
EL VIII CONGRESO DEL PARTIDO SOCIALISTA
UNIFICADO DE ALEMANIA, celebrado en 1971, ade-
lantó como tarea esencial de la actividad del Partido
y del Estado la elevación sucesiva del nivel material
y cultural de la vida del pueblo, sobre la base de un
ritmo acelerado del desarrollo de la producción so-
cialista y del incremento de su eficacia, del progre-
so científico-técnico y del rendimiento laboral1. Los
cinco años pasados muestran que esta tarea es una
«orientación esencial y a largo plazo, dimanante de
la ley económica básica del socialismo»2 y responde
a las nuevas exigencias que plantea la vida en el cur-
so de la configuración de la sociedad socialista desa-
rrollada. Su edificación significará, como hoy se se-
ñala en el proyecto del Programa del PSUA, la crea-
ción de las premisas fundamentales para el paso gra-
dual al comunismo.
Una doble tarea
En la creación del socialismo maduro la cultura
no desempeña en absoluto un papel secundario. Co-
mo se subraya en el proyecto del Programa del PSUA,
la edificación de la sociedad socialista desarrollada
es un proceso histórico de hondas transformaciones
políticas, económicas y sociales, así como de cam-
bios en la esfera espiritual, en la cultura. Este proce-
so exige un «desarrollo planificado a alto nivel de
todas las ventajas y las fuerzas motrices, de todos
los aspectos y las esferas de la vida social, de las
fuerzas productivas y de las relaciones de produc-
ción, sociales y políticas, de la ciencia y la enseñan-
za, de la ideología y la cultura socialistas, de todo
el conjunto de las condiciones de trabajo, de vida,
así como de la defensa nacional»3.
1
Bertcht des Zentralkomitees an den VIII. Parteítag der
SED. Berichterstatter: Genosse Erích Honecker. Berlin,
Dietz Verlag, 1971, S. 38.
2
Erich Honecker. Reden und Aufsatze. Berlin, Dietz
Verlag, 1975, B. 1, S. 410.
3 Einheit, NT. 2/1976, S. 139.
28
HANS-JOACHIM H O F F M A N N ,
ministro de Cultura de la RDA
Como vemos, el PSUA une en un todo la mejora
sucesiva de las condiciones materiales de vida de los
trabajadores y el desarrollo de la cultura. El perfec-
cionamiento de la educación socialista, el desarrollo
de la cultura y el arte y su penetración cada día más
amplia en todas las esferas de la vida constituyen
una tarea de tanta importancia como la consolida-
ción de las garantías sociales y el auge del bienestar
material de los ciudadanos. «Cuando hablamos de la
cultura y de las tareas de la esfera cultural en la
sociedad socialista desarrollada ... —señaló el cama-
rada K. Hager—, nos referimos al conjunto de condi-
ciones de vida, valores materiales y espirituales,
ideas y conocimientos cuya asimilación hace del
hombre un constructor maduro, instruido y convenci-
do del socialismo, un miembro verdadero de la so-
ciedad socialista»4.
El carácter integral de nuestra concepción de la
cultura consiste en que es al mismo tiempo una
orientación en la ideología y la cosmovisión y una
guía en la actividad práctica. De ahí surge la necesi-
dad de investigar constantemente la cultura y orien-
tar su impulso, tomando en cuenta que se trata de
un proceso diversificado y dinámico que se desarrolla
sobre la base de las leyes generales de la edifica-
ción de la sociedad socialista ligado estrechamente
con el proceso de aproximación sucesiva de las clases
y las capas de la sociedad socialista, de superación
paulatina de las diferencias entre la ciudad y el cam-
po, entre el trabajo intelectual y manual, de desplie-
gue de la revolución científico-técnica y su fusión
orgánica con las ventajas del socialismo y, además,
está relacionado con los cambios radicales del modo
de vida de los trabajadores.
La cultura penetra en todas las esferas de la vida
de la sociedad socialista. Sin embargo, su función
principal ha sido y sigue siendo la formación de una
personalidad armónica, universalmente desarrollada,
* Kurt Hager. Zu Fragen der Kulturpolitik der SED,
6 Tagung des ZK der SED. 6.—7. Juli 1972. Berlín, Dietz
Verlag, 1972, S. 10.
la educación del individuo consciente, instruido y so-
cialmente activo. Propician el cumplimiento de esta
función todo el sistema socialista de instrucción, la
actividad de los trabajadores de la cultura y el arte,
de los establecimientos y organizaciones que se ocu-
pan de cuestiones culturales, la labor ideológica y
educativa del Partido, del Estado, de los sindicatos y
todas las entidades sociales, de los órganos dirigen-
tes de la economía del país. El desarrollo ca:da día
más pleno de las aptitudes creativas de los trabajado-
res, y ante todo, de su fuerza social rectora, la clase
obrera, constituye tanto la meta como una condición
imprescindible de la edificación de la sociedad socia-
lista y comunista desarrollada.
Como se sabe, es precisamente así como se plantea
la cuestión en los documentos, no sólo del PSUA, si-
no, también de otros partidos hermanos de países so-
cialistas. Los esfuerzos orientados a su solución pro-
pician el progreso sucesivo en la realización del ob-
jetivo programático de los partidos comunistas: ase-
gurar, como dijo Lenin, «el pleno bienestar y el libre
y total desarrollo de todos los miembros de la socie-
dad»5.
La orientación principal
de la política cultural
Partiendo de este pensamiento leninista, nuestro
Partido considera la revolución cultural socialista co-
mo un componente inalienable de la transformación
revolucionaria de toda la sociedad. Se realiza a lo
largo de todo el prolongado período que va desde la
implantación del poder de la clase obrera hasta la
edificación del comunismo. El motor del proceso inte-
gral de desarrollo de la cultura es la clase obrera.
Por eso, la eficacia y la calidad de las actividades
en la esfera de la cultura son determinadas, en pri-
mer lugar, por el grado en que estimulan y satisfacen
las demandas espirituales de la clase obrera y por
la medida en que la cultura y el arte propician el
desarrollo de la personalidad del hombre de trabajo.
Orientándose por la línea del Partido, los sindica-
tos, la unión de juventudes, las entidades y organiza-
ciones sociales y estatales despliegan una activa labor
precisamente en esta dirección. Como resultado, po-
demos constatar que ha crecido considerablemente
la fuerza de influencia de la cultura socialista.
El desarrollo de la emulación socialista y del mo-
vimiento surgido de ella bajo la consigna «trabajar,
estudiar y vivir al estilo socialista» tuvo un signi-
ficado decisivo para la elevación del nivel de ins-
trucción y cultura de la clase obrera, así como para
estimular y satisfacer sus demandas en cuanto a los
valores de la cultura socialista. A este movimiento,
surgido en 1959, se ha incorporado ya casi el 90%
de todas las colectividades ique toman parte en la
emulación socialista. Los equipos y las organizaciones
sindicales ofrecen una prueba cada día más clara
de la actividad creativa de la clase obrera en la es-
fera de la cultura, en el curso del cumplimiento de
sus planes de elevación del nivel de cultura y de en-
5
V. I. Lenin. Obras Completas. 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. VI, pág. 72.
señanza. Estos planes forman parte de los compromi-
sos asumidos en el proceso de la emulación socia-
lista. Abarcan puntos como la asimilación y el ahon-
damiento de los conocimientos marxistas-leninistas,
la elevación de la cualificación, el estudio de los te-
soros del arte y la literatura, el desarrollo de las
formas socialistas de descanso, la participación en los
grupos de artistas aficionados, la práctica del depor-
te, la actividad social, etc.
En estos planes ocupan un lugar cada día más
destacado la satisfacción de las demandas de los
obreros en cuanto al desarrollo de la cultura socialis-
ta del trabajo y su deseo de «saturar» de cultura
tanto el propio proceso de producción como toda
la atmósfera laboral. Así, en el cauce de la emula-
ción socialista se alcanza la unidad entre el modo
de vida y el trabajo impregnados de cultura. En este
aspecto, desempeñan un papel de importancia las
escuelas de trabajo socialista en las empresas, cuyo
número se eleva a 80.000. Actualmente, 1.600.000 tra-
bajadores adquieren en ellas conocimientos generales
y profesionales, ante todo económicos.
También se da gran importancia a los resultados de
este crecimiento de la cultura general al hacer el ba-
lance de la emulación, cuando se resumen los logros
de las colectividades en la producción y en el creci-
miento de la cultura. En estas asambleas, cada colec-
tividad se refiere a sus éxitos en el trabajo y a la
elevación de su nivel cultural. Esta forma está desti-
nada a intensificar, en la medida de lo posible, la
actividad cultural de todos los trabajadores de una
empresa o un establecimiento.
Una forma muy importante de estimular el desarro-
llo cultural de la clase obrera, de los campesinos
cooperativistas y de todos los trabajadores son los
festivales de arte que se celebran en las empresas
industriales, en las cooperativas agrícolas, en las co-
munidades y los barrios residenciales. En las empre-
sas comenzaron a practicarse en 1970. Ese año se
celebraron unos 350 en toda la RDA, participando- en
ellos alrededor de un millón de personas. En 1975,
se celebraron ya 3.000 festivales, que reunieron a un
auditorio de unos 8 millones de personas.
Regularmente, cada dos años, se organiza en una
de las regiones de la RDA un Festival obrero en el
que participan los mejores grupos artísticos de aficio-
nados de las empresas, las cooperativas agrícolas, el
Ejército Popular Nacional, las escuelas, etc. Los fes-
tivales obreros han arraigado en la vida cultural de
nuestro país a partir de 1959. También la opinión in-
ternacional muestra un creciente interés por ellos.
Se puede juzgar de su amplitud por el hecho de que,
en el festival obrero de 1974, participaron en las di-
ferentes etapas alrededor de 18.000 artistas aficiona-
dos y profesionales; en total, 1.650.000 personas.
Otra brillante manifestación del crecimiento del
nivel cultural del pueblo es la extensión del arte de
aficionados en nuestro país. En 25.000 conjuntos y
círculos de todo tipo participan activamente alrede-
dor de 1.400.000 personas. Entre estos conjuntos hay
100 teatros obreros y campesinos, 350 círculos «del
obrero que escribe», etc. Frecuentan anualmente las
casas de la cultura y los clubes alrededor de 43 mi-
llones de personas.
29
El desarrollo de la cultura en el campo
El arraigo de las relaciones socialistas de produc-
ción, el desarrollo y el fortalecimiento de las coope-
rativas y la vasta aplicación de métodos industriales
en la producción agrícola dieron comienzo a una eta-
pa nueva en el fomento de la cultura en el campo.
Se configuran las premisas necesarias para que siga
aproximándose el nivel cultural de la ciudad y de
las zonas rurales.
Ahora puede señalarse ya un notable progreso en la
superación del tremendo desnivel cultural, heredado
del capitalismo, entre la ciudad y el campo; continúa
el proceso de su constante aproximación. En 1960,
sólo el 4,2% de los campesinos cooperativistas habían
cursado enseñanza profesional; hoy, la proporción es
ya del 80%. Se ha pasado a la enseñanza general de
diez grados de la escuela politécnica. En conjunto, es
igualmente elevada la cultura de la asistencia médica
en la ciudad y en el campo. Tampoco existen ya di-
ferencias notables, entre los habitantes de la ciudad
y del campo, en el promedio de receptores de radio y
TV y otros artículos de uso prolongado.
En consecuencia, se han ampliado mucho los inte-
reses y las demandas culturales del campesinado
cooperativista. Los centros de la intensa vida espiri-
tual y cultural de la aldea, sus iniciadores y sus orga-
nizadores, son 240 casas de la cultura y 6.000 clubes
rurales que funcionan sobre principios de voluntarie-
dad.
La protección del medio ambiente y el aprovecha-
miento cada vez más eficiente de la tierra, el agua,
la flora y la fauna en beneficio del hombre son
otro aspecto del auge de la cultura espiritual de las
masas. Va saliendo netamente a primer plano, sobre
todo en las localidades rurales. Las exigencias esté-
ticas y el sentimiento de la belleza desempeñan un
papel creciente en la urbanización de las poblacio-
nes y los lugares de descanso, así como en la conser-
vación de la naturaleza, los monumentos históricos,
etc. Como dijo el camarada E. Honecker en su dis-
curso ante el XI Congreso de campesinos de la RDA,
« . . . tampoco menospreciamos el hecho de que los
campos y los bosques bien cuidados, así como las al-
deas urbanizadas, embellecen nuestra patria y llenan
de alegría a cada ciudadano.»6
A pesar del proceso de urbanización que se lleva a
cabo, procuramos conservar los rasgos típicos del
ambiente rural; pero, naturalmente, siempre que no
vaya en detrimento de la garantía de las modernas
condiciones de vida para la población rural.
El arte para la sociedad;
la sociedad para el arte
La revolución socialista ha llevado a un cambio
cualitativo del papel del arte y de la posición de los
artistas en la vida de la sociedad. Como es natural,
el rápido incremento de las demandas espirituales de
los trabajadores y de las posibilidades de satisfacer-
las presenta nuevas exigencias a los hombres de la
cultura y del arte, a los escritores, les incita a per-
feccionar su maestría, a fortalecer su vínculo con el
6
Erich Honecker. Reden una AufsStze, B. 1, S. 560.
30
pueblo, acentúa su responsabilidad ante la sociedad.
En plena concordancia con la tarea fundamental ade-
lantada por el VIII Congreso del PSUA, nuestro Par-
tido orienta el desarrollo del arte de manera que res-
ponda a este imperioso mandato del tiempo.
En el VI Pleno del CC del PSUA (1972) se señaló
que «el hombre debe ... educar sus sentimientos y de-
sarrollar sus inclinaciones éticas y estéticas y su ca-
pacidad para disfrutar del arte»7. El arte es vitalmen-
te necesario para el socialismo. Y el hombre del arte,
«descubridor de la realidad nueva»8, se convierte en
participante consciente del proceso de edificación del
socialismo. «El arte socialista —indicó el Pleno—
sólo madura en la lucha de clases, en el curso del
cumplimiento de su gran misión social.. .»9
Al auge de nuestra literatura y nuestro arte, expe-
rimentado de manera especial en el período siguiente
al VIII Congreso del PSUA, contribuyeran la política
marxista-leninista en la esfera de la cultura y el for-
talecimiento de la alianza entre la clase obrera y
otras capas trabajadoras, línea a la que se atiene
consecuentemente nuestro Partido. La gran valora-
ción hecha por el Congreso del trabajo de los artistas
de la RDA, las grandes tareas que se les plantean, dic-
tadas por las exigencias de la edificación de la so-
ciedad socialista desarrollada, y el estrecho víncu-
lo de la intelectualidad artística con la clase obrera
y su Partido han creado una atmósfera ideológica y
espiritual que incide favorablemente sobre la activi-
dad creativa. En todas las ramas del arte y la litera-
tura han sido creadas obras arraigadas en la vida cul-
tural del país, que reflejan hoy lo fundamental de
la vida de los trabajadores ocupados en la produc-
ción, en los laboratorios científicos, en el agro y en
los órganos administrativos y que solucionan los com-
plejos problemas económicos, sociales y morales de
la edificación del socialismo desarrollado. Se ha for-
talecido el lazo de los artistas y los escritores con
la vida del pueblo y se ha abierto un campo más am-
plio todavía para su creación.
Se escucha con fuerza creciente la voz de la nueva
generación de jóvenes artistas de la RDA. Se trata
de personas nacidas ya en el socialismo, al que con-
sideran un régimen social natural. Plantean nuevos
e interesantes problemas en relación al pasado, al
presente y al futuro. Su concepción de la realidad
capitalista se diferencia mucho de la inherente a los
que tienen ahora 45 años y más. Aspiran a acumular
su propia experiencia política, vital y laboral en una
época y un mundo caracterizados por la diversidad de
batallas clasistas y movimientos sociales. Es por eso
que la aplicación de la política de alianza con la
intelectualidad creadora es para nosotros una tarea
constante, multifacética, contraria a todo esquematis-
mo. Hemos considerado y seguimos considerando que
el espíritu partidario y la fusión con el pueblo son
los rasgos más importantes del arte socialista.
Muchos hechos prueban el papel fundamental de la
literatura y el arte socialistas en la vida de nuestra
sociedad. Crece el número de lectores de las biblio-
tecas (tenemos 13.000 públicas, 5.000 sindicales y 34
7 Kurt Hager. Zit Fragen der Kulturpolliík der SED,
S. 31.
8 Ebenda, S. 37.
* Ebenda, S. 32.
científicas); en la actualidad, los trabajadores pueden
leer anualmente 120 nuevos libros, o sea cuatro veces
más que el año de la fundación de la RDA; el 82%
de las familias tiene televisor; crece con particular
rapidez el número de visitantes de museos, galerías
de pintura y exposiciones (17,5 millones en 1969 con-
tra 35 millones hoy); están muy solicitadas las graba-
ciones de música de todos los géneros, seria y ligera
(en 1974 la grabación de discos se duplicó respecto
de 1970, elevándose a 15 millones de ejemplares).
Los logros del arte y la literatura socialistas ha-
brían sido inconcebibles sin la protección cuidadosa
de los tesoros de la cultura del pasado y sin una evo-
cación constante de las tradiciones humanistas, de-
mocráticas y socialistas de la cultura, tanto nacio-
nal como universal.
Hoy podemos sentirnos legítimamente orgullosos
de que la RDA aparezca en el ámbito internacional
como un país generalmente reconocido por el papel
que desempeña en el desarrollo de la cultura.
Toda nuestra experiencia de la política cultural
dice que, tanto ahora como en el futuro, tiene una
importancia política e ideológica crucial la cuestión
del lugar de la herencia cultural y de la actitud hacia
ella. Respaldado en el planteamiento leninista de que
sólo se puede llegar a ser comunista cuando enrique-
ce uno su memoria con el conocimiento de todas las
riquezas acumuladas por el genio humano, nuestro
Partido ha hecho mucho, en los tres decenios trans-
curridos desde que el país se vio libre del fascis-
mo, para proteger y estudiar los tesores culturales
heredados.
Existe pleno fundamento para decir que las rique-
zas de la cultura acopiadas por la humanidad son
hoy accesibles a las amplias masas. El aumento cons-
tante de las tiradas de libros y discos; el interés de
todo el pueblo, incomparable con el del pasado, por
las obras de Bethoven, Goethe, Shiller, Heine, Feicbt-
wanger, Thomas Mann, Chaikovski, Verdi, Shakes-
peare, Pushkin, Balzac, Cervantes, Mickiewicz y otros
muchos; la vasta participación de los trabajadores
en actos como los festejos del 450 aniversario de la
Guerra Campesina, el milenario de la ciudad de Wei-
mar y otras efemérides; la puesta en escena de obras
de los mejores dramaturgos y la ejecución de pro-
ducciones de grandes músicos del pasado son otros
tantos testimonios de que el socialismo se transfor-
ma hoy en casa paterna de todo lo que hay de valio-
so y progresista en la cultura de la humanidad. Noso-
tros defendemos la herencia espiritual y cultural del
pasado contra el imperialismo, -que abusa de ella, la
desvirtúa y la devasta.
En torno a la cuestión de la herencia cultural se
sostiene una violenta confrontación ideológica. Ha
crecido mucho la actividad de nuestros adversarios
ideológicos en los países imperialistas, y especial-
mente en la RFA. La actitud creativa que tenemos
en la RDA hacia los valores de la historia y hacia
las tradiciones rebate eficientemente la tesis, que
tanto se airea en el Occidente capitalista, de la lla-
mada «unidad de la nación alemana sobre la base
de la cultura y destinos comunes de todos los ale-
manes», unidad que según esa tesis existiría en la
actualidad. Cuanto más penetramos en la herencia
cultural y con más plenitud la asimilamos, compren-
demos con mayor claridad la justeza de la teoría
leninista acerca de las dos culturas y de su incompa-
tibilidad. Una confirmación concreta de esta teoría
es la total disparidad entre la cultura socialista de
la RDA y la cultura imperialista de las clases do-
minantes de la RFA. El enfoque creativo de la he-
rencia del pasado es y será un componente ina-
lienable de nuestra política cultural.
El internacionalismo
de la cultura socialista
El pueblo de la RDA defiende con palabras y con
hechos las tradiciones internacionalistas del movi-
miento obrero revolucionario en la esfera de la cultu-
ra espiritual. Uno de los índices principales del pro-
greso cultural en el curso de la edificación del so-
cialismo desarrollado es el hecho de que el contenido
internacionalista de la vida cultural de nuestra so-
ciedad se eleva a un peldaño nuevo, más alto. Se
ahonda la unidad entre el patriotismo socialista y el
internacionalismo socialista, entre lo nacional y lo in-
ternacional.
Nuestro país es un sólido eslabón de la comunidad
socialista. La base económica y la estructura socio-
política de los países socialistas hermanos, su activi-
dad concordada en la palestra internacional, la cos-
movisión marxista-leninista única y el desarrollo de
la integración económica socialista son factores que,
junto a otros, entre los cuales cuentan bastante los
numerosos contactos personales entre los trabajado-
res de nuestros países, han ejercido un influjo consi-
derable sobre la colaboración en la esfera de la cul-
tura y fortalecido su base internacionalista. Trátase
de la activa asimilación por la cultura de la RDA de
los valores artísticos y culturales de los pueblos de
la Unión Soviética y de otros países hermanos, espe-
cialmente de la gran herencia artística del pueblo
ruso, humanista, democrática y revolucionaria, de
alcance mundial.
La pauta principal y el objetivo de nuestra política
cultural en esta esfera es contribuir al robusteci-
miento del socialismo mundial y del movimiento re-
volucionario internacional. Tal es el sentido de las
jornadas de cultura de países hermanos, que tienen
lugar en la RDA y las de la RDA que se celebran
en dichos países, de los festivales de arte y de algu-
nos otros eventos, organizados todos con carácter
regular. Ni un solo acontecimiento de importancia
en la vida cultural de los países de la comunidad
socialista se celebra sin la participación de trabaja-
dores del arte de otros países hermanos.
Los festejos del XXX aniversario de la Victoria
sobre el fascismo han sido un acontecimiento de tras-
cendental significado para la vida cultural y la coope-
ración de los países del socialismo. Para los pueblos
de nuestra comunidad socialista, se convirtieron en
una fiesta, que puso de relieve el sentimiento de gra-
titud y respeto hacia el pueblo soviético. Entre las
actividades más destacables de esta efemérides figu-
raron la exposición artística internacional del «30
años victoriosos», así como un festival conjunto de
creación popular organizado por la RSChS, la RPP
31
y la RDA en el llamado «triángulo de los países», o
sea, en el lugar donde convergen sus íronteras. Las
editoriales de los países socialistas prepararán con-
juntamente para 1980 la Biblioteca de la Victoria en
35 tomos. Los primeros tomos vieron la luz para el
XXX aniversario de la Victoria.
Los crecientes vínculos culturales de los países de
la comunidad socialista abarcan también la esfera
de los contactos creadores directos. A ello contribu-
ye particularmente la praxis de nuestros países de
concertar convenios a largo plazo sobre cooperación
cultural. Cobran cada vez mayor amplitud los contac-
tos entre organizaciones creativas y culturales de
nuestros países. Abren un vasto campo para un vivo
intercambio directo de experiencias y, por ende, su
desarrollo recibe un apoyo exhaustivo. Se ha logrado ya
un acuerdo sobre tal cooperación entre muchos tea-
tros, centros de enseñanza superior y escuelas, mu-
seos. Por ejemplo, la Galería de Dresde concertó se-
mejantes acuerdos y sostiene estrechos vínculos con
los museos del arte de Moscú y Leningrado, así como
con las galerías nacionales de Praga, Varsovia y Bu-
dapest. En los últimos años ha adquirido gran signi-
ficado una forma de cooperación como la coordina-
ción de los planes, la realización de proyectos crea-
tivos conjuntos. Ello se refiere antes que nada
a la labor editorial, al arte cinematográfico y las
grabaciones de discos.
La cultura y el arte de la Unión Soviética y de
otros estados de la comunidad socialista han arraiga-
do sólidamente en la vida de nuestra República. La
gran mayoría de teatros, orquestas, conjuntos de crea-
ción popular o elencos de variedades que llegan a la
RDA del extranjero provienen de países socialistas.
El 65% de los libros traducidos y editados correspon-
den a obras de escritores de países socialistas, al
igual que el 75% de todas las exposiciones extran-
jeras y el 60% de las películas de argumento que
se proyectan en nuestros cines.
De tal suerte, los logros del pueblo de cada país
hermano pasan a ser, en un grado cada vez mayor,
patrimonio de los pueblos de otros estados herma-
nos. Este proceso encauzado por los partidos comu-
nistas, se amplía y se ahonda. El desarrollo de la
cultura en los países de la comunidad socialista se
determina en la etapa contemporánea por dos pro-
cesos dialécticamente interconectados: de una parte,
en cada país hermano florece la cultura nacional so-
cialista; de otra parte, transcurre y cobra vigor el
proceso de aproximación paulatina y enriquecimien-
to mutuo de las culturas nacionales. Es un fenóme-
no nuevo en la historia, el cual estamos llamados a
apoyar y desarrollar conscientemente.
La profundización de nuestros contactos con los
países de la comunidad socialista en el campo de la
cultura la ligamos directamente con las tareas de la
cooperación ideológica de los partidos de los países
hermanos, que se han ampliado significativamente
en los últimos años. Al valorar su papel en las con-
diciones actuales, el Secretario General del CC del
PCUS, Leonid Brézhnev, subrayó en su informe ante
el XXV Congreso del PCUS .que ella « . . .ayuda a ele-
var el nivel del trabajo de educación ideológica en
cada uno de nuestros partidos y a actuar con mayor
32
éxito en la confrontación ideológica de los dos siste- oráticas en ella abren nuevas posibilidades para los nacionalismo proletario, también en el futuro hare-
mas sociales. Esto es muy importante en las condi- países de la comunidad socialista. Las correspondien- mos todo lo posible, junto con la URSS y otros paí-
ciones actuales, ya que los problemas de la lucha tes recomendaciones de la Conferencia de Seguridad ses de la comunidad socialista, para aprovechar
ideológica se ponen más y más en primer plano, y la y Cooperación en Europa ofrecen buena base para los conductos del intercambio y la cooperación in-
verdad acerca del socialismo es una poderosa arma eliminar paulatinamente la insuficiente información, ternacionales en la esfera cultural con vistas a afir-
en esa lucha»10. el desconocimiento o las ideas falsas que existen mar los ideales del humanismo, la democracia y el
en los países capitalistas acerca de cómo se desarro- socialismo y para luchar contra el imperialismo.
El campo de batalla de las ¡deas lla la cultura en los países del socialismo. Al tener-
lo en cuenta, comprendemos también que su con- LA CULTURA Y EL ARTE de la República Democrática
Al reflexionar sobre el problema del significado de frontación constante con las concepciones burguesas, Alemana encarnan el potencial espiritual del Estado
la cultura en el periodo de la edificación del socia- oportunistas de derecha y de «izquierda», que propa- que sacó conclusiones históricamente correctas y ne-
lismo y el comunismo, no debemos perder de vista lan, en primer lugar, determinados círculos en la cesarias de la historia, sobre todo de los tiempos del
que la cultura y el arte socialistas se afianzan y de- RFA, debe llegar a ser parte integrante de la política fascismo y de la II Guerra Mundial. Las ideas del
sarrollan en un ambiente de aguda confrontación cla- cultural de la RDA. La médula de las concepciones marxismo-leninismo, del humanismo y la paz, del
sista entre el socialismo y el imperialismo. Es a to- de esta índole consiste en el afán de enmascarar, patriotismo socialista y del internacionalismo proleta-
das luces evidente que la fuerza de atracción y la o incluso negar los antagonismos culturales de la rio han arraigado sólida y definitivamente en nues-
influencia de la cultura y el arte socialistas en el sociedad burguesa contemporánea. tro pueblo. Han sido erradicados para siempre el
mundo aumentan cada día. Nuestra cultura es una El rasgo distintivo de la cultura de la sociedad chovinismo, el nacionalismo y el odio racial que
alternativa eficiente a la «cultura masiva» imperia- socialista desarrollada, llamada a coadyuvar al robus- antaño se reflejaban tan funestamente en la cultura
lista, antihumana por naturaleza, rechazando el modo tecimiento de la paz y a la profundización de la alemana burguesa y se dejan sentir hasta la fecha
de vida inhumano de la sociedad burguesa contempo- amistad entre los pueblos, es el deslindamiento de entre determinados círculos de la RFA. La cultura y
ránea. Es también cada vez más evidente que, pre- principio respecto de la cultura imperialista deca- el arte se han convertido en patrimonio de todo el
cisamente, la supeditación de la cultura a los inte- dente contemporánea, del anticomunismo y el anti- pueblo, como soñaba Lenin. Los profundos cambios
reses de clase de la burguesía monopolista es una sovietismo de toda calaña. Nuestra cultura se desa- acaecidos en los últimos tres decenios en la Tida
causa social directa de la decadencia del arte, del rrolla en la lucha contra el imperialismo y en su espiritual, en la conciencia y la sicología del pueblo
ensalzamiento de la violencia y el crimen, del sober- curso refuerza más y más su supremacía histórica de la RDA, el florecimiento de nuestra cultura na-
bio desprecio por el hombre, su dignidad, su felicidad sobre la cultura burguesa. La cultura y el arte socia- cional socialista son, en nuestra consideración, un
y su fe en el futuro, en una palabra, todo lo que listas de la RDA tienen de su parte, en las batallas enorme logro del socialismo, el resultado de una
constituye actualmente la tendencia de la «cultura ideológicas de nuestra época, el humanismo real de coherente labor ideo-política del PSUA y de su po-
masiva» contemporánea burguesa. la sociedad socialista, sus valores espirituales y mo- lítica cultural marxista-leninista; un resultado lógi-
Los apologistas del capitalismo se esfuerzan por rales, que han encarnado los grandiosos logros cul- co de la actividad cultural y educativa del Estado,
encontrar «salida» a la crisis que atraviesa la cultura turales del pueblo alemán y perviven en nuestra de todos los partidos y organizaciones de masas uni-
cultura nacional socialista. Guiándose por el inter-
burguesa. Esta crisis guarda relación con la crisis dos en el Frente Nacional de la RDA.
general del sistema capitalista que afecta ahora to-
das las facetas de la sociedad capitalista, su modo
de vida y su moral. La historia muestra palpablemen-
te la falta de perspectiva de la sociedad burguesa
contemporánea y su incapacidad para resolver los
problemas del desarrollo cultural en interés del
hombre y del progreso.
La agudización de esta crisis se produce en un
período en que el socialismo se desarrolla exitosa-
mente en todos los campos, incluida la cultura. Con
ello, nuestra cultura socialista ejerce un influjo cre-
ciente sobre los procesos culturales en los países
imperialistas, poniendo cada vez más al desnudo el
carácter desvirtuado, deformado y contradictorio de
su vida cultural. Nos referimos tanto a la contradic-
ción fundamental —entre la cultura imperialista do-
minante, «centurionegrista»11 (archirreaccionaria),
según expresión de Lenin, y los elementos de la cul-
tura humanista, democrática y socialista en desarro-
llo— como al hondo carácter contradictorio intrínse-
co de la propia cultura dominante.
La polarización de las contradicciones inherentes
a la cultura de la sociedad burguesa contemporánea,
así como el brote y el crecimiento de fuerzas demo-
1° Informe del Comité Central del PCUS y las tareas in-
mediatas del Partido en la política interior y exterior. In-
forme del Secretario General del CC del PCUS, camaradá
Brézhnev, el 24 de febrero de 1976. Frauda, 25 de febrero
de111976.
Véase V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos
Aires, Cartago, t. XX, pág. 351.
33
PAGINAS DEL «LIBRO DEL VALOR» i El dominio de los racistas sobre los pueblos de la República Sudafricana, Namibia y Zimbabwe es un
reto a la conciencia de la humanidad. El trato inhumano de los carceleros fue cansa de la muerte de Bram
Fischer, excelso humanista y luchador indoblegable contra el racismo y la injusticia social. Se encuentran
en condiciones durísimas otros líderes del Partido Comunista Sudafricano, decano de los partidos comu-
nistas del continente africano. ¡A la picota los racistas y sus secuaces! ¡Libertad a todos los participantes
en el movimiento de liberación nacional en el Sur de Africal
Miles de comunistas han sido exterminados en Indonesia. En las cárceles y campos de concentración
sufren hasta la fecha decenas de miles de presos políticos. ¡Libertad a los comunistas y todos los patrio-

EL TERROR NO PUEDE DETENER EL CURSO tas indonesios!

En la tierra palestina ocupada por Israel se detiene y recluye a los luchadores contra la agresión, por
el sagrado derecho del pueblo palestino a poseer su propio Estado independiente.

DE LA HISTORIA En España siguen negándose a devolver la legítima libertad a cientos de presos políticos: comunistas,
socialistas y otros demócratas. El Congreso apoya a todos los que se pronuncian en favor de la justa causa
del pueblo español.
El Congreso condena resueltamente las persecuciones y la discriminación contra los comunistas, conse-
cuentes paladines de la paz y la seguridad de los pueblos, los luchadores más abnegados por los intere-
ses de los trabajadores, por un futuro mejor para la humanidad.
Enorme e indiscutible es el aporte de los comunistas —representantes de la gran hermandad internacio- El Congreso expresa su pleno apoyo a los mártires y héroes del movimiento revolucionario y liberador
nal de luchadores por la felicidad de todos los trabajadores— a los positivos cambios que se producen y les envía su fraterno saludo».
en el mundo y al desarrollo del proceso revolucionario universal. Cabe decir también con pleno funda- En nuestros escritos nos hemos referido en más de una ocasión a muchos de estos héroes, figuras
mento que los orígenes de las actuales realizaciones del socialismo mundial y los éxitos de los movimien- conocidas del movimiento comunista internacional como el camarada Luis Corvalán, por ejemplo, y a
tos obrero y nacional liberador internacionales se remontan a la actividad de la Liga de los Comunistas, combatientes de fila de partidos fraternos de los países más diversos. Algunos de ellos nos narraron
creada por Marx y Engels, a las barricadas de la Comuna de París y a las calzadas de Chicago anegadas personalmente episodios memorables de su vida y lucha en las páginas de la revista. La Redacción estima
en sangre obrera, al entusiasmo revolucionario del proletariado ruso y la heroica obra del Partido de que es su deber internacionalista seguir publicando materiales sobre los héroes de la clandestinidad, sobre
Lenin y a las salvas del Aurora, que habían anunciado al mundo una nueva era en la historia de la los cautivos de las dictaduras, los antifascistas, protagonistas valerosos de las batallas de clase del pasado
Humanidad. En estas realizaciones y éxitos están materializadas la inteligencia, la experiencia y la ener- y el. presente y sobre el romanticismo y el quehacer cotidiano de la lucha revolucionaria.
gía colectivas de muchas generaciones de héroes de las revoluciones de todos los continentes. Hoy queremos hablar a nuestros lectores de los comunistas del Paraguay que actúan en las duras con-
El reciente XXV Congreso del PCüS respaldé y aprobó la propuesta hecha en el Informe del camarada diciones de la clandestinidad y la continua represión.
L. Brézhnev, Secretario General del CC del PCÜS, de erigir, en Moscú, como símbolo de fidelidad inva- En la entrevista concedida a la Redacción, Reinaldo Marín, Primer Secretario del CC del Partido Comu-
riable de los comunistas soviéticos a la magna causa del internacionalismo proletario, un monumento en nista Paraguayo, se refirió a la lucha que sostienen los comunistas de este país latinoamericano y a la
memoria de los héroes de los movimientos internacionales comunista, obrero y de liberación nacional, actividad de Miguel Ángel Soler, secretario del CC del PCP. Nuestras enviados especiales, que asistieron
abnegados combatientes por la dicha de los pueblos, caídos a manos del enemigo de clase. al XXV Congreso del PCÜS, pidieron a dirigentes de los partidos hermanos del continente, que conocen
Expresando la voluntad de los comunistas soviéticos y de todo el pueblo soviético, el XXV Congreso del personalmente al camarada Soler, que hablaran de él a nuestros lectores.
PCÜS proclamó solemnemente su indestructible solidaridad fraternal con los comunistas y con todos los Por razones obvias, son muchas las cosas que no se dicen en el material que publicamos a continuación.
luchadores contra el imperialismo y la reacción, principalmente, con las víctimas de las represiones fas- Sin embargo, creemos que incluso estos testimonios, parcos por necesidad, del heroísmo sin reservas de
cistas, con quienes sufren en campos de concentración y cárceles y son sometidos a crueles torturas. los luchadores por la libertad del pueblo paraguayo pueden constituir una de las innumerables páginas
«Las increíbles pruebas que les han cabido en suerte —dice la Declaración [ L i b e r t a d a los c a u - del «Libro del Valor» de los comunistas. La idea de su creación fue apoyada por los lectores de nuestra
t i v o s del i m p e r i a l i s m o y la r e a c c i ó n ! , aprobada por el Congreso—, son venganza de clase revista1.
por su heroica participación en la noble lucha en aras de los intereses de los trabajadores, en aras del
triunfo de los ideales de la paz, la democracia, la independencia nacional y el socialismo.
A pesar de las airadas protestas de vastísimos círculos de la opinión pública mundial, la ¡unta fascis-
ta chilena, atrepellando todas las normas de Derecho, continúa manteniendo recluido al Secretario Ge-
neral del Partido Comunista de Chile, Luis Corvalán, excelso hijo del pueblo chileno y destacada persona-
lidad del movimiento comunista internacional.
El Congreso exige con toda firmeza: «¡Libertad a Luis Corvalán! (Libertad a nuestros cantaradas J. Ca-
EL PARTIDO REGRESA A SU CASA
demartori y J. Montes, de la dirección del Partido Comunista de Chile, a E. Ponce y C. Lorca, dirigentes REINALDO MARÍN, Las autoridades respondieron con nuevas repre-
del Partido Socialista, a otras personalidades de la Unidad Popular y a miles de cautivos del régimen Primer Secretario del CC del Partido Comunista siones a la intensííicación de las tendencias antidlc-
fascista! ¡Libertad a los comunistas y socialistas, a todos los patriotas y demócratas!» Paraguayo tatoriales. El ejército y la policía efectuaron una
Las autoridades uruguayas han desatado una nueva ola de persecuciones contra las fuerzas progresis- Los últimos años se caracterizan por una agudiza- operación punitiva contra el poblado católico de Je-
tas. Exigimos: ¡Libertad a los secretarios del CC del Partido Comunista del Uruguay, J. Pérez y J. t. ción de la Jucha de clases en Paraguay, por el in- juí. Los campesinos y los curas locales fueron encar-
Massera, libertad a todos los comunistas uruguayos, al presidente del Frente Amplio del Uruguay, L. Se- cremento de las acciones antidictatoriales. celados. En 1975 fueron víctimas de la violencia de
regni, y a otros demócratas! El descontento p'or la dictadura de Stroessner, por las autoridades los campesinos de las regiones de
El Presidente del Partido Comunista Paraguayo, Antonio Maidana, lleva dieciocho años sufriendo en la su política de renuncia a la soberanía nacional se Misiones, Yhú y Acaray. En noviembre—diciembre del
celda. En todo el país hace estragos una brutal dictadura militar. ¡Libertad a Antonio Maidana! ¡Liber- manifiesta en los más distintos sectores de la pobla- año pasado se abatió una nueva ola de violencia sobre
tad al Secretario del CC del Partido Comunista Paraguayo, M. A. Soler, y a cientos de otros patriotas para- ción del Paraguay. La clase obrera ha intensificado el movimiento obrero y democrático. Se cometieron
guayos! la lucha por sus derechos. Contra la política del Go- allanamientos de domicilios de obreros, estudiantes,
En los últimos años, en Guatemala, han caído uno tras otro, víctimas de la cruel represión, los Secre- bierno se pronunciaron los obreros de Pilar y otras intelectuales, comerciantes y personalidades pú-
tarios Generales del Partido Guatemalteco del Trabajo, B. Alvarado Monzón y U. Alvarado Arellano. En ciudades. Hace poco, la Iglesia rompió las relacio- blicas.
el Brasil desaparecen en las cárceles, sin dejar ningún rastro, activistas del Partido Comunista y de la nes con la camarilla de Stroessner. Incluso empresa- Como siempre, la dictadura dirige los golpes más
oposición democrática. En Argentina, el Partido Comunista y otras organizaciones progresistas son objeto rios y miembros de los tradicionales partidos políti- brutales contra los comunistas. A finales del año
del terror sistemático por parte de fuerzas reaccionarias. No cesa el terror en Haití. cos burgueses empezaron a oponerse al Gobierno. pasado fue detenido Miguel Ángel Soler, secretario
¡El Congreso expresa su enérgica protesta contra todas esas represiones y exige que se les ponga fin! del CC de nuestro Partido. Como en otros casos se-
A manos de agentes del imperialismo cayeron los notables líderes del movimiento de liberación africa- l Véase REVISTA INTERNACIONAL, Na 8, 1975, pág. 90; mejantes, las autoridades no ofrecen información
Ni 11, 1975, pág. 94. Los autores de muchas cartas que lle-
no Amílcar Cabral, Secretario General del Partido Africano de la Independencia de Guinea y las Islas da gan a la Redacción también respaldan la sugerencia de la oficial alguna sobre su detención, lo que provoca
Cabo Verde, y Eduardo Mondlane, Presidente del Frente de Liberación de Mozambique. revista de crear el «Libro del Valor.» justa zozobra en los círculos políticos y democráti-

34 35
eos, por cuanto entraña una manifiesta amenaza a
;5a propia vida de los presos. Todos son sometidos a
brutales torturas y humillaciones. En ello toma par-
te una sección especializada de la CÍA de los EE.UU.
que actúa en la policía paraguaya 2 .
Sin embargo, no cabe duda de que el camarada
Soler, este incansable militante del Partido, al igual
«jue sus camarades, ha afrontado con valor las duras
pruebas que esperan a cada revolucionario, a cada
cual que trabaja en las condiciones de clandestini-
dad.
Stroessner sueña con liquidar las organizaciones
comunistas. Pero las represiones de la dictadura no
dan los resultados que ella espera. En otras pala-
bras, ya no puede hacer lo que quiere, sino que se
ve obligada a hacer sólo lo que puede. Hoy, la dic-
tadura ya no está en condiciones de intimidar al
pueblo persiguiendo a quienes luchan contra ella
junto con los comunistas. Es más, la estructura y el
funcionamiento del PCP desde el III Congreso del
Partido, último de los celebrados [abril de 1971), han
mejorado considerablemente. El Partido regresó a su
casa y opera cada día más activamente dentro del
país.
Como es sabido, el terror desatado contra los co-
snunistas por la dictadura de Stroessner fue acom-
pañado de un golpe que, desde dentro, había asesta-
do al Partido y a su unidad el provocador maoísta Os-
ear Creydt. Este golpe debilitó seriamente las posi-
ciones de los comunistas en la lucha contra la dic-
tadura. Muchos compañeros fueron eliminados físi-
camente o encarcelados. Otros tantos tuvieron que
emigrar. A la cabeza de un reducido grupo de cania-
radas Soler, en condiciones muy difíciles, desenmas-
caró la actividad enemiga del agente provocador
Osear Creydt y creó las condiciones para que poste-
riormente éste fuera expulsado del Partido. Sólo
tras depurarse de Creydt y sus secuaces, el Partido
pudo reiniciar la organización del trabajo en el in-
terior del país.
El camarada Soler fue uno de los propulsores y
organizadores de la creación de la Comisión de De-
fensa y Reorganización del Partido y de la realiza-
ción en abril de 1967, de la Conferencia nacional y,
posteriormente, del III Congreso del Partido Comu-
nista Paraguayo. Su contribución a la elaboración de
las tesis, el programa y los estatutos del partido,
aprobados por el Congreso, es invalorable.
La reorganización del Partido dentro del país fue
una de las principales preocupaciones del camarada
2 grado organizar la difusión de literatura marxista-
A íines de marzo trascendió que las autoridades para-
guayas han tenido que internar en el hospital carcelario
a Antonio Maidana, Presidente del Partido Comunista Pa-
raguayo, a Julio Rojas y Alfredo Alcorta, ambos miembros
del CC del PCP, y a Ananias Maidana Palacios, comunista
sreterano, después de cuatro semanas de huelga de hambre
que declararon en señal de protesta contra la represión
sañuda que la dictadura abatió sobre varios destacados
dirigentes políticos del país. «Han desaparecido» Miguel
Ángel Sc-ler, Secretario del CC del PCP, Derliz Vinagra,
miembro del CC del PCP y presidente de la Federación
de la Juventud Comunista del Paraguay, y otros activistas
tfae estuvieron encarcelados. A. Maidana, J. Rojas, A. Al-
etwta y A. Maidana Palacios, que declararon la huelga
áe hambre, expresaron también su protesta contra las bár-
baras condiciones de reclusión. En señal de solidaridad
con ellos, otros presos políticos están también en huelga
de hambre. —N. de la Red.
36
Soler. Dos intentos de entrar al país —es claro,
clandestinamente— le fallaron. En los años 1968 y
1970, respectivamente. Entonces no cayó en manos
de la policía sólo gracias a su serenidad de luchador
clandestino experimentado. Al tercer intento supo
sortear las dificultades, siendo así el primer miem-
bro del CC que entró en el país después del III Con-
greso.
M. A. Soler trabajó en Paraguay cerca de cuatro
años en profunda clandestinidad. Estaba trabajando
en los materiales a discutirse en el próximo IV Con-
greso a realizarse cuando sobrevino su caída en ma-
nos de los verdugos estronistas.
El apresamiento de Miguel Ángel Soler significa
una sensible baja para el Partido Comunista Para-
guayo y para el movimiento comunista internacional.
El camarada Soler es intolerante y consecuente
luchador contra las desviaciones de «izquierda» y de
derecha y defensor apasionado de las ideas marxls-
tas-leninistas y del internacionalismo proletario. Es
un trabajador incansable. Es un camarada estudioso
de las obras clásicas del marxismo-leninismo y de
los documentos y materiales del Partido Comunista
de la Unión Soviética. Es intransigente en el cum-
plimiento de las normas de vida orgánica del mili-
tante. Es atento a las opiniones de los cuadros de
bases.
Y otro magnífico rasgo del camarada Soler es su
capacidad para adaptarse a las condiciones de vida
más humildes. Recuerdo una reunión plenaria del CC
en un crudo invierno, libre de las comodidades in-
dispensables, después de la sesión del día ya dis-
puestos a dormir, por la noche, habíamos acordado
antes, que esa madrugada conversaríamos sobre pro-
blemas nuestros. Cuando no lo encontré en el lugar
convenido, en una oscuridad inmensa, gracias a su
cigarro lo ubiqué en la cocina cerca del fogón sin
fuego, acostado sobre dos pedazos de tablas. Cuan-
do le pregunté si durmió, me contestó: «Dormí poco,
por mí caminan las hormigas» ...
Miguel Ángel Soler, que tanto ha hecho para el
fortalecimiento de las filas del Partido, ha conquis-
tado merecidamente las simpatías y el cariño de sus
militantes. Hoy en Paraguay, en la clandestinidad,
trabajan dirigentes del Partido, aparecen y se difun-
den clandestinamente el órgano del Partido Adelan-
te, la revista teórica Bases y el periódico de la ju-
ventud comunista Patria Nueva. Los comunistas edi-
tan octavillas consagradas a acontecimientos de ac-
tualidad, pintan consignas en las paredes. Se ha lo-
leninlsta.
Hemos podido restablecer y crear nuevas células
de Partido, especialmente en las empresas. Crecen
las filas del PCP. Todos nuestros cuadros, tanto vie-
jos como jóvenes, han pasado una dura escuela de
trabajo clandestino. En las condiciones de terror bru-
tal, el relevo de generaciones en la militancia parti-
daria pasa mucho más rápido que en las condiciones
habituales.
Hemos logrado organizar la enseñanza de los co-
munistas, lo que es para nosotros muy importante,
pues durante decenios el PCP trabaja en condiciones
del más cruel terror. La enseñanza teórica y política
ayuda a los comunistas a forjar la seguridad en la
victoria final y las cualidades morales que les per-
miten no sólo resistir la prueba de las torturas, la
amenaza de muerte y la mentira, sino también for-
talecer el Partido, ganarse amigos y partidarios, en-
grosar las filas partidarias.
A despecho de las represiones del régimen de
Stroessner, nuestro Partido vive, se robustece, ha-
ciendo todo para ser una vanguardia fuerte y orga-
nizada de la clase obrera, vanguardia capaz, en un
frente antidictatorial unido, de acabar con la tiranía
de Stroessner y librar una lucha consecuente por la
realización de la revolución democrática, agraria y
antiimperialista.
Nuestro Partido tiene gloriosas tradiciones de las
cuales todos nos enorgullecemos. Difícil es enume-
rar a los héroes comunistas que sucumbieron en la
lucha contra la dictadura, por el futuro de su país.
El recuerdo de estos mártires —conocidos e ignora-
HIJO FIEL DE SU PUEBLO
RODNEY ARISMENDI,
Primer Secretario del CC del Partido Comunista
del Uruguay
LA NOTICIA de la prisión de Miguel Ángel Soler
que volviera al interior del Paraguay, desafiando los
peligros que le acechaban y cumpliendo sus obliga-
ciones de comunista, me ha impresionado profunda-
mente.
En este tiempo de la América Latina, en forma
terminante, militantes destacados del primer plano
del movimiento comunista desafiando el fascismo se
encuentran en riesgo de muerte o pierden la propia
vida en las torturas más feroces. Miguel Ángel Soler
con el mismo hecho de haber entrado al país cum-
pliendo las obligaciones de dirigente comunista, en
situaciones tan difíciles como son las que se viven
dentro del Paraguay, ha dado un índice de su valen-
tía personal que es la estatura del comunista.
Miguel Ángel Soler vino al movimiento comunista
desde las filas estudiantiles revolucionarias, de la
militancia intelectual, del combate antiimperialista
contra las tiranías y la búsqueda de un camino para
el Paraguay que lo arrancara del tremendo subdesa-
rrollo y del estancamiento casi secular. Encontró el
camino del comunismo. En esos caminos nos encon-
tramos. Recuerdo de él su vivacidad intelectual, su
sencillez, sus preocupaciones por la suerte de su
partido cuando vivía momentos de crisis. Posterior-
mente, su obsesión por la necesidad de constituir un
centro revolucionario dentro del país, que en última
instancia es decisivo para la suerte de todo partido
revolucionario y para la lucha de cada pueblo.
No sé si Soler queda con vida viviendo el horror
de la tortura de las peores ignominias dentro de un
régimen feroz dominado por el imperialismo norte-
americano. En nombre de un partido que. lucha en
las condiciones del fascismo, que tiene miles de pre-
sos, de muertos y de torturados, nosotros queremos
dos— está en el corazón del pueblo. Es difícil men-
cionar a todos los que sufren en las mazmorras y
prisiones fascistas.
El Partido Comunista Paraguayo exhorta a todos
los sectores democráticos y antidictatoriales del
país, a todos los destacamentos del movimiento co-
munista y obrero internacional y del movimiento de
liberación nacional, a todas las asociaciones y orga-
nizaciones progresistas nacionales e internacionales
a exigir que se acabe con las torturas y se excarcele
a los dirigentes del Partido Comunista —a Antonio
Maidana, su Presidente, a Julio Rojas y Alfredo Al-
corta, miembros del OC—, así como a Miguel Ángel
Soler, Derliz Villagra y a otros presos políticos.
La lucha del pueblo paraguayo, apoyado por la
combativa solidaridad internacional, podrá poner fin
a las torturas, preservar la vida y arrancar de las
mazmorras a todos los presos políticos en nuestro
país.
levantar nuestra voz llamando al mundo a salvar la
vida de Miguel Ángel Soler, que en última instancia
integra esa falange de cuadros latinoamericanos que
en un continente en revolución levantan la bandera
del antiimperialismo. Su lucha es una lucha por el
destino de nuestros pueblos, pero también por la paz
mundial, por el progreso social, por el avance de las
corrientes fundamentales de nuestra época, ya que
las dictaduras fascistas de América Latina en el mo-
mento actual, entre ellas la feroz dictadura para-
guaya, constituyen un foco de provocación montado
por el imperialismo norteamericano contra la paz
mundial, contra el progreso de los pueblos.
JORGE KOLLE CUETO,
Primer Secretario del CC del Partido Comunista
de Bolivia
EL DOLOROSO CAMINO de la lucha revolucionaria
en el Paraguay, yugulado por la tiranía estronista,
ha sido jalonado sistemáticamente por una cuota dia-
ria de sacrificio de los hijos de esa tierra, sea en
libertad, sea en derechos humanos, sea en la entre-
ga de la vida misma. En este curso el aporte comu-
nista ha sido particularmente generoso. Los presos
comunistas de las cárceles de Stroessner tienen los
récords en tiempos de represión para los términos
latinoamericanos.
Antonio Maidana constituye en el continente el
símbolo de la resistencia comunista a la represión
reaccionaria. Ahora, un nuevo nombre se suma a la
ya larga lista de las víctimas del gestapismo para-
guayo: Miguel A. Soler, dirigente apasionado y con-
secuente de los comunistas de esa patria latinoame-
ricana.
Lo recordamos mozo inteligente, sereno, detrás de
una humeante pipa con el rostro enjuto, aún fruto
37
de las privaciones ocasionadas por una de sus varias
huidas de los campos de concentración del Chaco,
al tener que atravesar centenares de kilómetros de
desierto con sus compañeros.
Llegado a las filas comunistas en la plena madu-
rez de la vida luego de una porfiada y limpia bús-
queda de caminos para la ¡liberación de su pueblo,
Soler se dio y da a la tarea de organizar el cerebro
de la revolución en su país —el Partido Comunista—
para lograr el propósito de la liberación nacional y
social que la historia ha planteado a todos nuestros
pueblos. La construcción del Partido, nías exacta-
mente la reorganización del instrumento revoluciona-
rio de los paraguayos supone para nosotros el re-
cuerdo más hondo de nuestro conocimiento con el
camarada Soler.
Los comunistas bolivianos sumamos nuestra voz a
la de los revolucionarios y demócratas del mundo
entero, a la de los patriotas paraguayos que recla-
man la libertad de este extraordinario soldado de la
democracia y el socialismo.
VOLODIA TEITELBOIM,
miembro de la Comisión Política del CC
del Partido Comunista de Chile
ES UN HECHO REVELADOR que la emocionante
Declaración de solidaridad aprobada por el XXV Con-
greso del P'CUS reclamando la libertad de los cauti-
vos y perseguidos, en su fundamentación, nombre en
su mayoría a presos y víctimas a manos de las tira-
nías de América Latina.
No se puede olvidar ni por un momento los die-
ciocho años de prisión de Antonio Maidana, Julio
Rojas y Alfredo Alcorta, hundidos en las mazmorras
lóbregas de Stroessner. La suerte de un preso nuevo
también nos inquieta: Miguel Ángel Soler, secretario
del Comité Central del PCP.
Este notable luchador, abogado, de rica trayecto-
ria civil, política e intelectual, fue ya detenido casi
30 años atrás, cuando era un dirigente estudiantil
que no tenía ni veinticinco años. Evadido de la cár-
cel, participa en los combates que en aquel entonces
se libran en las inmediaciones de la capital del Pa-
raguay. Detenido de nuevo, se evade otra vez de las
mazmorras de la dictadura para participar en Ja lu-
cha. Las brutales flagelaciones no pudieron quebran-
tar su voluntad.
Por ello, el clamor del mundo debe alzarse por su
destino y su libertad. En un país donde el Estado de
Guerra Interna perdura desde hace más de veinte
años y muchos patriotas han envejecido en casi dos
EL PARADERO DEL CAMARADA SOLER CONTINUA SIENDO DESCONOCIDO. LAS AUTORIDADES OFICIALES
SE NIEGAN A OFRECER INFORMACIÓN ALGUNA SOBRE SU SUERTE NI SOBRE LA DE LOS DEMÁS DETE-
NIDOS.
¡LA VIDA DEL COMUNISTA MIGUEL ÁNGEL SOLER Y SUS COMPAÑEROS ESTA EN PELIGRO!
38
décadas de prisión, todo es posible. Por lo tanto, co-
rresponde que las fuerzas progresistas se movilicen
para salvarlo y obtener la liberación del compañero
Soler y de todos los luchadores, que figuran entre
los presos de la dictadura.
EDUARDO GALLEGOS MANCERA,
miembro del Buró Político y secretario del CC
del Partido Comunista de Venezuela
DEL CONTACTO FRATERNO con Miguel Ángel So-
ler conservo muy gratos recuerdos, sonrisa ancha,
mano tendida, corazón abierto. De hablar fácil, sal-
picado de humor e impregnado de optimismo, no
tardó en producirse entre nosotros una doble co-
rriente de simpatía que hizo más placenteros nues-
tros diálogos sobre temas diversos, la problemática
latinoamericana, la solidaridad internacional, las lu-
chas del pueblo paraguayo, su firme decisión de re-
tornar cuanto antes a los lares patrios para dar con-
tribución más directa aún a la forja de un amplio
frente contra la dictadura de Stroessner, así como
también para reforzar la cohesión ya prevaleciente
en las filas del Partido.
El consideraba que sólo en el interior del país era
posible realizar una labor eficaz de fortalecimiento
de las filas del Partido, de la unidad de sus filas.
Sabía que iba a ser dura esa tarea. Sabía los peli-
gros que iba a arrostrar, pero pensaba al mismo
tiempo que estaba justificado ese riesgo ante el ob-
jetivo fundamental: construir la unidad del pueblo
paraguayo en torno a su vanguardia indiscutible, él
Partido Comunista.
Intemacionalista consecuente, mostraba en todo
momento su preocupación por el más estrecho inter-
cambio entre los partidos hermanos, por el acerca-
miento cada día mayor de todos los pueblos al país
de Lenin, baluarte fundamental en el combate con-
tra el imperialismo. Intérprete fiel de las mejores
tradiciones de su país natal, se aprecia en él dispo-
sición inmodificable a darlo todo por su Partido y
su pueblo.
Bajo sus modales siempre cordiales, tras la sonri-
sa perennemente dibujada en sus labios, se intuía al
marxiste convencido, al militante indoblegable, al
recio luchador que no habría de titubear en rendir
su vida en aras de sus ideales revolucionarios. Para
él vivir era luchar. Y luchar bien, sin prisas, pero
también sin pausas.
No perdemos la esperanza de que nuestro camara-
da esté vivo y que, en definitiva, se logre arrancar-
lo de las mazmorras de la dictadura.
NOTAS BREVES
REUNIÓN DEL GRUPO DE REDACCIÓN
Del 16 al 18 de marzo se reunió en Berlín el Gru- hermanos que participan en la preparación de la
po de Redacción, que ha seguida trabajando en el Conferencia. Estos materiales serán examinados en
proyecto del documento de la Conferencia de los la próxima reunión de la Comisión de Redacción.
partidos comunistas y obreros de Europa. En la re-
anión participaron representantes de 27 partidos. Los La reunión del Grupo de Redacción transcurrió en
asistentes convinieron en entregar los materiales una atmósfera de constructiva cooperación de ca-
sobre los resultados de su labor a todos los partidos ntaradas.
PARTIDO SOCIALISTA OBRERO—CAMPESINO DE NIGERIA (PSOCN)
Fue creado como resultado de la fu- El PSOCN trabajó activamente en En mayo de 1966, el Gobierno mi-
sión de los grupos marxistas en la los sindicatos y las organizaciones litar del general Ironsl prohibió todos
Conferencia Constituyente del 18 de sociales, protagonizó la cohesión los partidos políticos. Después de su
agosto de 1963. Los Estatutos y el de las fuerzas progresistas de Nigeria caída no se ha derogado la prohibi-
Manifiesto, aprobados en la Conferen- durante los preparativos y celebra- ción de los partidos, cesando, sin em-
cia, definieron que el PSOCN es el ción de las elecciones parlamentarias bargo, las persecuciones de los que
portavoz de los intereses de los obre- en 1964, en las que salió elegido dipu- compartían las ideas del socialismo
ros y los campesinos y que se guía tado S. Bassi, miembro del CC del científico. Muchos líderes públicos y
en su labor por las ideas del socialis- PSOCN. sindicales, científicos y profesores
mo científico. El Partido tiene por En diciembre de 1965 tuvo lugar el han podido declararse abiertamente
objetivo edificar una Nigeria socia- I Congreso del PSOCN, que aprobó el marxistas, organizan conferencias y
lista. Programa y los nuevos Estatutos par- simposios sobre temas del socialismo
El PSOCN creó una ramificada red tidarios. En estos documentos se defi- científico.
de organizaciones de base, urbanas y nía que el marxismo-leninismo es la Los marxistas nlgerianos apoyaron
regionales, que esclarecieron a las base ideológica del Partido. El Parti- la acción del Gobierno federal para
masas las exigencias programáticas do promovió amplias reivindicaciones conservar la unidad del país durante
del Partido: democratizar la vida so- para llevar a cabo transformaciones la guerra civil de 1967—1970, exigien-
cial del país, eliminar las obsoletas cardinales socio-económicas en inte- do a la vez derechos iguales para to-
relaciones feudales, restringir la ac- rés de todo el pueblo nigeriano, sa- das las nacionalidades y gíupos étni-
tividad de los monopolios extranje- ludó el derrocamiento en enero de cos de Nigeria.
ros, llegando hasta su nacionaliza- 1966 del régimen proimperlallsta y En sus artículos en la prensa local,
ción, implantar la enseñanza y el ser- adelantó la iniciativa para democrati- los marxistas nlgerianos propugnan la
vicio médico gratuitos y elevar el zar sucesivamente la vida política del necesidad de que Nigeria opte por la
nivel de vida de los trabajadores. país. orientación socialista.
RESOLUCIONES Y DECLARACIONES
unidad». Los propósitos de la di-
COMIENZA EL OCASO DE LA DICTADURA CHILENA rectiva del PDC de buscar salidas
a espaldas del pueblo están con-
Así se titula un documento he- de solidaridad con las víctimas de denados al fracaso.
cho público por la dirección del la dictadura. La unidad antifascista debe ser
Partido Comunista de Chile. En el No existe ningún tipo de argu- forjada en cada lugar en que se
documento se analiza la situación mentos, agrega la declaración, que encuentre el pueblo, en sus luga-
existente en el país y se llega a la justifique el retardo un día más en la res de trabajo o residencia, entre
conclusión que ella ha cambiado constitución del Frente Antifascis-
civiles y sectores patrióticos de
cualitativamente; la Junta fascista ta. Sacar a Chile del atolladero del las Fuerzas Armadas. Frente a la
se encuentra aislada y deteriorada caos económico, político, social y cerrada política de clase de la
a un grado extremo, lo que crea moral en que lo han metido los Junta, el PC propone un camino
condiciones para desarrollar la lu- fascistas, no es ni será tarea para totalmente opuesto, luchar por la
cha de masas del pueblo tras el pequeños grupos, sino tarea de la instauración de un gobierno que
objetivo central de producir su re- mayoría de los chilenos que de- actúe de acuerdo a los intereses
emplazo por un gobierno demo- sean restablecer la democracia y de las grandes mayorías, en espe-
crático antifascista. Para que se las libertades. Por eso, ha reitera- cial de los trabajadores. Tal pers-
pueda pasar a formas más abiertas do el PC nuevamente, «el Frente pectiva exige, como requisito pri-
y decididas de lucha, opinan los Antifascista no es, ni puede ser mordial, que sean expulsados del
comunistas chilenos, la condición tan sólo constituido por los parti- poder los generales y almirantes
fundamental está dada por que se dos de la Unidad Popular, a este fascistas y sus colaboradores reac-
alcance la unidad de las fuerzas Frente deben venir otras fuerzas cionarios. Con ellos en el mando
antifascistas. Donde esta unidad ha políticas, entre ellas el Partido no hay ninguna esperanza de ali-
cristalizado, avanzan las posicio- Demócrata Cristiano, aun cuando vio económico, mucho menos de
nes del pueblo, como ocurre en el sabemos que la dirección nacional libertad para el pueblo.
campo sindical, poblaciones, juven- de este partido se mostró contra-
tud y las diversas manifestaciones ria a nuestro planteamiento de H. F.
39
Hechos y reflexiones
AMIGOS Y ADVERSARIOS DE LA REVOLUCIÓN
PERUANA
DESPUÉS DE LA CREACIÓN del sistema socialista
mundial y la victoria de la Revolución Cubana, gra-
cias al fortalecimiento en todos los planos de la
URSS y otros países de la comunidad socialista, al
cumplimiento exitoso del Programa de Paz y al con-
secuente internacionalismo del PCUS, la humanidad
progresista ha obtenido trascendentales éxitos, tan-
to en la distensión internacional como en la libera-
ción social y nacional de los pueblos.
Alarmada ante esta situación, la reacción inten-
sifica sus actividades lo que se manifiesta en la
reanimación de los anticomunistas y antisoviéticos
que se oponen no sólo al movimiento comunista sino
a todo movimiento progresista. Los objetivos de las
campañas anticomunistas y antisoviéticas son evi-
dentes: poner trabas al progreso social, tratar de
salvar al mundo capitalista condenado a la desapa-
rición. Es por eso que hoy la tarea primordial es el
reforzamiento de la lucha política e ideológica con-
tra los enemigos del progreso social de los pueblos.
Los documentos aprobados por el XXV Congreso del
PCUS son un nuevo y poderoso impulso para su
cumplimiento.
LOS ADVERSARIOS DEL PROCESO REVOLUCIO-
NARIO PERUANO trabajan en forma coordinada, ac-
túan en un frente único tanto dentro como desde
fuera del país. Esto se deja sentir también en el
terreno ideológico. La derecha tiende a desestabili-
zar al Gobierno Revolucionario de la Fuerza Arma-
da, procura que capitule y retroceda ante el impe-
rialismo, que se enfrente a las masas y rompa
vínculos con el campo socialista.
Especulan con las dificultades derivadas de la
crisis económica que afecta seriamente al país, se
aprovechan de la complicada situación política, en
particular de la amenaza de un conflicto militar ati-
zado por los gobiernos fascistas de Chile y de Bra-
sil. Pero el «argumento» más usado por la reacción
interna y externa es el anticomunismo. Las accio-
JORGE DEL PRADO,
Secretario General del Partido Comunista Peruano
nes antiimperialistas y antioligárquicas del Gobier-
no peruano, así como su política internacional son
calificadas de «procomunistas». Con el objeto de
hacer retroceder al Gobierno, cambiarlo y encauzar
su rumbo político hacia el anticomunismo, se pre-
tende asustar a sus sectores moderados.
Jamás los reaccionarios difundieron en el país
tantas consignas y patrañas anticomunistas y anti-
soviéticas. El APRA, un partido que siempre estuvo
al servicio del imperialismo, es el que más agitación
de este tipo hace, especialmente en el frente estu-
diantil y profesional. Pero también hay varios órga-
nos de prensa reaccionarios que, acogiéndose a las
libertades democráticas, levantan la bandera del an-
tisovietismo, tratando de presionar sobre el Go-
bierno.
Los reaccionarios saben que el apoyo de los paí-
ses socialistas en el campo económico y político es
una de las más importantes garantías para seguir
profundizando el proceso revolucionario peruano.
Según sus cálculos, sin este apoyo el Gobierno que-
dará a merced de ellos. De allí sus esfuerzos por
estorbar el desarrollo de los contactos con la URSS,
Cuba y otros países de la comunidad socialista.
La ultraizquierda, sobre todo los maoístas, ponen
particular celo en predicar el anticomunismo y el
antisovietismo. Sin embargo, los grupos maoístas es-
tán en crisis. Hoy se encargan de difundir la ideo-
logía maoísta y el antisovietismo principalmente los
trotskistas «tradicionales» y los grupos neotrotskis-
tas. Todas estas agrupaciones heterogéneas, pese a
estar desgarradas por las querellas internas, repre-
sentan en conjunto un caldo de cultivo para el an-
ticomunismo y el antisovietismo. Las fuerzas de la
contrarrevolución externa e interna utilizan activa-
mente las aventuras de estos grupos para conseguir
sus objetivos. De esto nace la importancia primor-
dial de la confrontación ideológica a todas las ma-
nifestaciones del anticomunismo y del antisovie-
tismo.
En nuestra lucha nos basamos en las leyes gene-
rales del desarrollo de la revolución y de la cons-
trucción del socialismo y del comunismo. Estas
leyes, reflejadas en la teoría del marxismo-leninismo
y confirmadas por la práctica, fueron precisadas
más detalladamente por las conferencias internacio-
nales de los partidos hermanos. La comprensión pro-
funda de estas leyes generales, su observación es-
tricta, conjugada con el enfoque creador de las con-
diciones concretas de cada país, ha sido y sigue
siendo un rasgo inalienable de los marxistas-leni-
nistas.
La lucha antiimperialista de los pueblos latino-
americanos se caracteriza por el fortalecimiento del
socialismo triunfante en Cuba, la consolidación de
los destacamentos revolucionarios y la unidad de
los partidos comunistas del continente, el creciente
rechazo de la política neocolonialista de los EE.UU.
y el ensanchamiento de la lucha por la independen-
cia, a la que se suman incluso algunos gobiernos
burgueses.
Las duras derrotas temporales que ha sufrido la
revolución en algunos países latinoamericanos no
cambian el curso general. En estas condiciones, el
proceso revolucionario peruano, dirigido por el Go-
bierno Revolucionario de la Fuerza Armada, ha al-
canzado éxitos significativos y entrado en una nue-
va etapa. Como consecuencia de las transformacio-
nes realizadas, el proceso antiimperialista y antioli-
gárquico ha comenzado a tomar un carácter antica-
pitalista.
El actual Gobierno del Perú puede ser caracteri-
zado como un Gobierno nacional democrático. Se
trata del Gobierno de un país que lucha por libe-
rarse del imperialismo, que es capaz de realizar y
realiza de hecho las medidas antiimperialistas y pro-
gresistas. La aplicación consecuente de esta línea no
puede dejar de afectar también a las bases del ca-
pitalismo. Por tanto, esta política tiene un conteni-
do anticapitalista más marcado que antes. Cuando
se trata de justificar alguna medida avanzada, ya
sea en el terreno de la independencia nacional o de
las reformas sociales, proclama que estas medidas
no sólo son no capitalistas sino anticapitalistas, y
tienden a alejar al país del sistema capitalista.
La política del Gobierno expresa los intereses de
los sectores antiimperialistas avanzados no muy
identificados todavía con los intereses cardinales de
la clase obrera y su ideología, el marxismo-leninis-
mo, pero que mantienen una clara posición antiim-
perialista. Corresponde a los gobiernos o a los mo-
vimientos nacional-democráticos, encarnados en es-
te caso por la Fuerza Armada peruana, cuya compo-
sición social es pequeñoburguesa en lo fundamental.
Hay que tener, naturalmente, en cuenta la com-
posición heterogénea de la Fuerza Armada. La
mayoría de los oficiales tienen un origen campesino
o un origen más próximo al proletariado, pero hay
otras capas también que son más cercanas a las
clases explotadoras y que representan a la pequeña
burguesía radicalizada.
Sin embargo, esta posición ha ido evolucionando
paulatinamente. Por ejemplo, en la primera fase del
proceso revolucionario, el Gobierno estaba dirigido
por el Presidente Velasco que tuvo posiciones anti-
imperialistas y antioligárquicas en los hechos, pero
que, en lo ideológico, fue siendo ganado a las posi-
ciones de los ideólogos de origen aprista, los cuales
tras el «no capitalismo» y el «no comunismo» ha-
cían principalmente política anticomunista y a esa
posición lo llevaron en los últimos tiempos.
Esta segunda fase es de profundización del proce-
so revolucionario, tanto por las medidas socio-eco-
nómicas como por las posiciones ideológicas. El Go-
bierno ya no solamente dice «no capitalismo y no
comunismo», sino que, al haber avanzado el proce-
so a un punto bastante importante, plantea la nece-
sidad de abordar la concepción de la nueva socie-
dad y definir su esencia. Dice que será una socie-
dad socialista.
Por supuesto, no se trata de la concepción marxis-
ta-lenínista del socialismo. El carácter pequefiobur-
gués de los ideólogos del régimen se manifiesta en
el hecho de que piensan construir cierto socialismo
«humanista y cristiano». Desde ese momento no se
•utiliza tanto la definición «no capitalista y no co-
munista», sino más bien se habla de la democracia
de participación plena o de la sociedad anticapita-
lista. Ya no se ataca tanto al comunismo como antes.
Hay una evolución ideológica, manifestada sobre
todo por los más caracterizados miembros del Go-
bierno: el Presidente Morales Bermúdez, el Primer
Ministro Fernández Maldonado y los demás ex coro-
neles, ahora generales, que participaron en la in-
surgencia del 3 de octubre de 1968 y actualmen-
te son ministros, que definen la revolución como un
proceso que va al socialismo. Al mismo tiempo, den-
tro de la Fuerza Armada hay sectores, que no se
pronuncian públicamente, pero que se sabe que son
conservadores. No es el sector predominante. Si en
la etapa anterior llegó a predominar el sector dere-
chista y anticomunista, hoy día predomina el sector
más avanzado y progresista.
La formación de un fuerte sector estatal como re-
sultado de la implantación del control por el Esta-
do en las ramas claves de la economía (las minas,
la producción de harina de pescado, extracción pe-
trolera y otras ramas fundamentales de la produc-
ción, los bancos, las comunicaciones, el transporte
ferroviario, el comercio exterior); la reforma agra-
ria, que pronto llevará a la completa liquidación del
latifundio; la aparición de un nuevo sector («propie-
dad social de autogestión») y la entrega al Estado
del derecho a venta de los terrenos para la cons-
trucción urbana, todo ello va cambiando sustancial-
mente el rostro del país y debilitando las posiciones
del imperialismo y la oligarquía.
Estas transformaciones han llevado al fortaleci-
miento del papel social y político de la clase obre-
ra y de todos los trabajadores, a la consolidación de
las posiciones revolucionarias del Gobierno, a la
creación de condiciones favorables para el logro de
la unidad de todas las fuerzas antiimperialistas, lo
que se refleja en las acciones cada vez más con-
certadas de los sindicatos y en la formación del
Frente de Defensa de la Revolución. En la política
exterior el Gobierno lleva a cabo una línea cada vez
más consecuente de defensa de la soberanía nacio-
nal, de solidaridad activa con los pueblos que lu-
chan por su liberación social y nacional, fortalece
las relaciones con la comunidad socialista.
 UNO DE LOS FACTORES MAS IMPORTANTES que
contribuyen a afianzar los avances positivos en las
posiciones del Gobierno >es la ayuda de la Unión So-
viética y de otros países socialistas.
En estos momentos, el país sufre los duros efectos
de la crisis general del capitalismo. El Gobierno ex-
perimenta mayor presión económica de parte de los
países imperialistas. Como represalia por la expro-
piación de la Marcona Mining, el imperialismo yan-
qui prohibió la adquisición del hierro peruano a los
antiguos compradores norteamericanos o influencia-
dos por los Estados Unidos, entre ellos al Japón.
ofrece a Pinochet ponerse de acuerdo para recibir
a una misión militar china que ha de hacer entrega
de armas a Chile. Así es como quedan al desnudo
las intenciones de los maoístas.
LOS COMUNISTAS PENSAMOS que la confronta-
ción ideológica con el imperialismo y sus agentes
está estrechamente relacionada con nuestra partici-
pación ¡activa en el movimiento revolucionario del
país y mundial, con el crecimiento del papel de la
clase obrera y de los demás trabajadores como su
ese sentido puede ser valiosa la ayuda de la revista
teórico-informativa Momento destinada a un audito-
rio más amplio, incluyendo a los que están expues-
tos a la influencia de la ultraizquierda y la de los
periódicos de la derecha, que especulan con los in-
fundios antisoviéticos de la prensa burguesa (por
ejemplo, el «caso Sájarov»).
Recurrimos también a otros canales. Por ejemplo:
los periódicos peruanos, según las reglas existentes,
están obligados a publicar las rectificaciones. Cuan-
do somos calumniados y atacados respondemos en
el mismo diario. El año pasado tuvimos una polémi-
y otras capas de la población, en particular entre
las mujeres. Se puede decir que, como resultado de
la labor ideológica de nuestro Partido, cada vez son
más amplios los círculos que comienzan a com-
prender que el anticomunismo y el antisovietismo
son sinónimos de la contrarrevolución.
QUISIÉRAMOS EXPRESAR, además, el profundo
agradecimiento de los comunistas peruanos a la RE-
VISTA INTERNACIONAL. En el Perú circula entre
nuestra militancia y entre un vasto sector de ami-
gos ayudándonos en la lucha ideológica y en el es-

Pero esos intentos de establecer el bloqueo han fra-
casado.
Dentro del país se están promoviendo conflictos
sociales para paralizar la producción. Se está espe-
culando con los víveres, haciendo tráfico de dólares.
El Gobierno comprende que el país está sufriendo
no solamente las consecuencias de la crisis general
del sistema capitalista, sino los efectos de las ma-
niobras amorales e inescrupulosas de los monopo-
lios imperialistas y sus agentes, lo que influye tam-
bién en su p'osición.
¿Cómo salir de esta dura situación económica?
Para solucionarla, el Gobierno está profundamente
interesado en mejorar las relaciones con la Unión
Soviética y otros países socialistas en el terreno del
intercambio económico, de la cooperación técnica
para la realización de grandes proyectos de desa-
rrollo. Y ha dado pasos concretos en esta dirección.
Aunque el volumen del comercio con los países so-
cialistas es relativamente reducido, hay tendencia a
un rápido crecimiento. Según representantes del Go-
bierno, las relaciones comerciales estables y prove-
chosas con la comunidad socialista deberán ocupar
uno de los lugares importantes en el comercio ex-
terior peruano.
A pesar de la crisis económica y del déficit pre-
supuestario, el Gobierno sigue empeñado en realizar
grandes proyectos, entre ellos el de Olmos, la cons-
trucción de la Siderúrgica de Nazca, el complejo
pesquero de Paita, todo esto sobre la base de la
cooperación económica con los países socialistas.
De este modo, es la vida misma la que se encar-
ga de desmentir la tesis de los dos imperialismos.
La propaganda pequinesa trata obstinadamente de
inculcar a la gente más conservadora del Gobierno,
e inclusive en un sector de los más radicales, la
idea de que la Unión Soviética también es un peli-
gro, igual que los Estados Unidos, de que mal hace
el Gobierno peruano en querer apoyarse económica-
mente en la Unión Soviética para ¡liberarse del do-
minio imperialista norteamericano, porque eso no es
sino cambiar de amo.
Ahora para todos está clara la realidad de los he-
chos. El Gobierno sabe quién ayuda concretamente
a quién. La Junta fascista chilena se prepara ¡para
agredir al Perú y Pekín concede a Plnochet un prés-
tamo de 100 millones de dólares. El Gobierno de la
RPCh es uno de los pocos que presta un apoyo eco-
nómico significativo a los fascistas chilenos. Última-
mente se ha descubierto y dado a la publicidad, a
través del diario Expreso, un documento de la Em-
bajada China en Santiago, conseguido por la resis-
tencia chilena, según el cual el Gobierno de Mao le
;
fuerza principal, pero hay que superar una serie de
dificultades.
No tenemos suficientes órganos de prensa para
una propaganda más amplia. Por el momento no po-
demos decir que cumplimos totalmente las tareas en
el campo ideológico. La lucha contra el imperialis-
mo y sus agentes la realizan también otros sectores
y sobre todo los círculos más avanzados de la peque-
ña burguesía, de quienes son portavoces los diarios
progresistas. Sin embargo, estos círculos no siempre
tienen posiciones consecuentes ante la tesis de los
«dos imperialismos» y tratan de eludir la lucha con-
tra el antisovietismo.
Los comunistas caracterizamos claramente los
acontecimientos políticos mundiales, dejamos al des-
cubierto, a base de ejemplos convincentes, el carác-
ter agresivo del imperialismo. Subrayamos que, a
pesar de sus derrotas, trata de recuperar posiciones
en los países de donde ha sido desalojado y está
dispuesto a todo. Esto se demuestra en el caso pe-
ruano.
La nueva situación internacional, los grandes éxi-
tos de los países socialistas, el heroico ejemplo cu-
bano, los triunfos de los pueblos de Vietnam y An-
gola, todo ello es la base de nuestra argumentación
a favor del curso irreversible del progreso social,
cuyo eje es la creciente alianza de las fuerzas, en
Jucha por la emancipación nacional y social, con la
comunidad socialista encabezada por la URSS. Al
mismo tiempo, eso sirve para demostrar con ejem-
plos concretos la naturaleza brutal del imperialismo,
la actividad siniestra de los que, como los maoís-
tas, actúan al unísono con los monopolios imperia-
listas.
Considero que en ese sentido van a ser de un va-
lor inestimable el Informe del carnerada Brézhnev
y las intervenciones de los delegados y de los invi-
tados del XXV Congreso del PCUS. En ellos se sub-
raya el vínculo orgánico entre la marcha de la so-
ciedad socialista desarrollada hacia el comunismo y
los deberes internacionalistas de los comunistas so-
viéticos; entre la política de la coexistencia pacífi-
ca, la distensión internacional y la lucha de los pue-
blos por liberarse de la opresión imperialista, por
el progreso social. Los materiales del XXV Congreso
del PCUS van a ser sumamente útiles para nosotros
porque actualizan la lucha en el terreno ideológico
habida cuenta de la nueva situación mundial.
Para mejorar el trabajo en este sentido, teniendo
en cuenta particularmente que nuestro periódico
Unidad se difunde en lo fundamental entre los mili-
tantes del Partido, procuramos emplear ampliamen-
te todos los medios de la Información masiva. En
ca con Carlos Delgado, uno de los ideólogos del ter- clarecimiento de los problemas palpitantes del mun-
cerismo. do actual y de las cuestiones centrales del movi-
Otra forma de trabajo ideológico es la utilización miento revolucionario mundial, para ganar a aque-
máxima de las reuniones obreras, de los foros de llos sectores que pueden y deben ser nuestros alia-
las organizaciones de masas. Trabajamos mucho con dos en la lucha contra el imperialismo, por el pro-
la CGTP. Se hace un gran trabajo entre la juventud greso social.
NOTAS BREVES
a la conclusión de que Pekín des- pedear los avances positivos que
HAN ROTO CON pliega una actividad subversiva en acaecen en el inundo, impedir la
el movimiento obrero y comunista distensión internacional y poner
EL PASADO MAOISTA internacional y aplica una peli- obstáculos al desarrollo del prooe-,
grosa orientación aventurera, con- so revolucionario mundial. Todo
No es posible crear una organi- traponiéndose a la comunidad so- esto es demostrado por las accio-
zación revolucionaria de la clase cialista y ail movimiento de libera- nes de los 'maoístas en América
obrera sobre la base del «maols- ción nacional. ' Latina, donde los grupos que con-
mo», pues éste es expresión de la Nos hemos persuadido, subrayó trolan se hallan prácticamente ma-
el representante del grupo, de que ridados con las fuerzas contrarre-
ideología de la pequeña burguesía los líderes pequineses querían uti- volucionarias.
a la que el imperialismo intenta lizarnos para sus fines estricta- El representante dei Partido Co-
utilizar para dividir los movimien- mente nacionalistas y de gran po- munista (marxista-leninista) de Pe-
tos progresistas, democráticos y tencia en contra de los autentices rú declaró, por encargo de su di-
revolucionarios. El maoísmo es
precisamente el responsable 'direc- intereses de las masas trabajado- rección, que los 'demás partidos y
to de la escisión del movimiento ras del Perú. La camarilla de Mao todos los revolucionarios deben te-
comunista y obrero en el mundo, Tse^tung >ha tomado el camino del ner en cuenta el error y la triste
incluido el Perú, ha declarado, en enfrentamiento declarado contra experiencia de este grupo y «no
una conferencia de prensa cele- los países socialistas y el movi- picar en «1 anzuelo de los maoís-
miento mundial comunista y de li- tas».
brada en Lima, un representante beración nacional. -En los docu- El congreso aprobó por unanimi-
del llamado Partido Comunista mentos de dicho congreso se pres- dad una declaración donde se dice
(marxista-lenimista) de Perú, gru- ta particular atención al antiso- que la existencia del Partido Co-
po que a mediados de la década
del 60 se separó del Partido Co- vietismo de Pekín que, como se munista (marxista-leninista) de
munista 'Peruano como consecuen- señala en ellos, va contra la acti- Perú no tiene razón de ser: ni polí-
cia de la actividad escisionista de tud de la mayoría aplastante de tica, ni histórica, ni ideológicamen-
los maoístas. los pueblos del globo terráqueo, y te. Por eso, se decide su autodiso-
ante todo de las masas trabajado- lución. Se recomienda a los 'miem-
Los días 17 y 18 de enero de ras, hacia la patria de la Gran Re- bros del partido disuelto que Ingre-
1976 tuvo lugar un congreso de volución de Octubre. sen en las filas del Partido Comu-
este grupo, donde se discutió el La política exterior de Pekín tie- nista Peruano, partido genuinamen-
informe de su CC. En él se llega ne hoy como meta principal tor- te marxista-leninista.

42
 Tomemos el problema de la religión. Cuando Ali
OBJETIVO: UNA SOCIEDAD SIN EXPLOTACIÓN Mattan Hashi, representante del Consejo Supremo Re-
volucionario de la RDS, habló en la conferencia or-
ganizada por su revista en 1972, se refirió a la supe-
Se lucha contra la ignorancia, las enfermedades, la
miseria que frenan el desarrollo e impiden superar
el atraso espiritual y político5. En seis años y medio,
la revolución tuvo que enfrentarse a distintos obs-
ración de las divergencias entre la religión y el so- táculos y dificultades. Unos, son engendrados por
Hablan personalidades progresistas de África cialismo2. ¿Cómo planteamos hoy este problema en
nuestro país?
factores naturales; otros, por el sabotaje imperialista.
Pero, aunque los imperialistas y otras fuerzas reac-
Para conseguir nuestro objetivo estratégico —la edi- cionarias, en lo fundamental del exterior, tratan de
ficación de la sociedad socialista— es imprescindible estorbarnos, estamos seguros de que superaremos es-
tener en cuenta la situación real, como corresponde tas dificultades y confiamos firmemente que en nues-
a uno de los preceptos legados del gran Lenin, que, tro país será construida una sociedad sobre bases
Ofrecemos a continuación las declaraciones hechas a nuestros corresponsales por estadistas y políticos de como es sabido, indicaba que quienes no tienen en socialistas.
varios regímenes democrático-revolucionarios de África: República Democrática Somalí, República de Guinea- cuenta los factores de la situación concreta, descono-
Bissau, República Popular del Congo, República Unida de Tanzania y República Democrática Malgache. Para eso necesitamos una organización política, in-
cen el abe del marxismo. Por eso tomamos en consi- dependientemente de que le demos o no un nombre
Dichos estados se encuentran en diferentes grados de desarrollo; la independencia de algunos cuenta ya deración las particularidades de la sociedad somalí,
más de un decenio, la de otros, unos pocos años; también es distinta su «antigüedad» en el avance por la concreto. Hemos comenzado a movilizar a las masas
una de las cuales es la adhesión de la población al y ya hemos creado la base necesaria. Se han formado
vía progresista. De ahí que el propio planteamiento de una serie de problemas concretos se diferencia en islamismo. La religión que posee una estructura social
estos países por su peculiaridad, ya se trate de las fuerzas motrices del proceso revolucionario, del carácter comités populares en las aldeas y regiones y comi-
propia, es en nuestro país no sólo una cuestión de fe, tés adjuntos a la administración central. En impor-
de los partidos gobernantes, del lugar que ocupa la religión en la vida de la sociedad o de otras muchas sino también un problema de cultura. Ya hemos co-
cuestiones. Pero, como demuestran las interviús que publicamos, a dichos estados los une un anhelo princi- tantes ciudades también se han organizado estos co-
menzado a analizar las posibles contradicciones dima- mités en las barriadas, empresas industriales y en los
pal: edificar una sociedad en la que se termine para siempre con la explotación del hombre por el hombre. nantes de tal situación y sacamos de ella enseñanzas. establecimientos públicos. Existen asimismo organi-
En el mundo existen diferentes religiones, cada zaciones de base de obreros, mujeres, jóvenes (seme-
una de las cuales tiene su aspecto teológico y filo- jantes al Komsomol) y de pioneros. Con todo esto se
sófico. Yo sólo puedo hablar del islamismo, cuyo ha constituido la base para las futuras organizacio-
aspecto teológico reside en el reconocimiento de Dios, nes políticas.
que es rechazado por la ideología comunista3. A nivel de la base funcionan centros de orienta-
el carácter de la sociedad, su base interna y, por lo
DECISIÓN REVOLUCIONARIA tanto, determinar la posibilidad de que pudiera asimi-
El aspecto filosófico de la religión musulmana con- ción nacional, donde los ciudadanos se encuentran
siste en que afirma la igualdad económica y social y discuten problemas importantes, participando así
MOHAMED SIAD BARRE, lar la nueva concepción del desarrollo social. de las personas. Pero el islamismo tiene otras par-
Presidente del Consejo Supremo Revolucionario El análisis demostró que las fuerzas armadas eran en la dirección de la sociedad. De estos centros sa-
ticularidades. len los proyectos de muchas leyes y disposiciones.
de la República Democrática Somalí la única «fuerza de trabajo» organizada que había en El análisis nos llevó a la conclusión de que los
el país. Por consiguiente, había que prepararlas ideo- A los centros se les han concedido derechos jurídi-
enemigos podrían transformar la organización reli- cos: resolver litigios civiles, cuestiones de la familia
La orientación socialista, elegida por la República lógicamente. No se podía hablar de sopetón de socia- giosa, constituida desde hace mucho tiempo en el país,
Democrática Somalí, se fue conformando y afirmando lismo y capitalismo, porque no se hubiera compren- y del matrimonio, regular los conflictos laborales,
en obstáculo para la edificación de la sociedad socia- etc. Resumiendo, en nuestro país existe prácticamen-
en medio de una complicada situación. El país em- dido. Los líderes de la revolución somalí tenían que lista. Por otra parte sabemos que el imperialismo
prendió la construcción de la sociedad socialista con encontrar otro lenguaje, otras palabras, pero que tu- te un partido, aunque no lo designemos como tal. Pe-
trató siempre de utilizar a la religión como arma ro esta organización permite dirigir la sociedad.
una ausencia total de condiciones previas para tal vieran el mismo significado. Precisamente con esta de lucha contra la difusión de las ideas del comu-
empresa. En primer lugar, en Somalia no había (ni «educación espiritual» comenzaron los preparativos de nismo. Por eso decidimos que en nuestro país no de- En primer término quisiéramos enseñar, educar
hay) capitalismo en el verdadero sentido de la pa- la revolución. be haber lugar para la lucha entre la religión y el a la gente y, después, crear ya el partido. En opi-
labra. Más bien, yo diría, que existía una ideología La revolución del 21 de octubre de 1969 anunció socialismo. Hemos dicho: la religión, la fe, es un asun- nión nuestra, este camino permitirá poner obstáculos'
capitalista, ya infiltrada en la sociedad, pero no ha- que había llegado el momento de emprender el traba- to privado de cada persona; el socialismo —doctrina al surgimiento del oportunismo, a la lucha en el seno
bía en vigor capital ni industria ni, menos aún, gran- jo práctico para llevar a cabo nuestra aspiración al de la construcción de la sociedad socialista en los do- del partido. Partiendo de estas consideraciones, se
des empresas que podrían servir de base al capita- socialismo. Esta fue la primera etapa de nuestra re- minios económico, social y político— es asunto que organiza la educación política de las masas, promo-
lismo. Por consiguiente, tampoco había, prácticamen- volución. La segunda, la actual, se plantea por fina- compete a todos los patriotas. Y los patriotas creyen- viéndose a los puestos de dirección a personas proba-
te, clase obrera. lidad crear lo que no existía en nuestro país, lo que tes colaboran a la puesta en práctica de esta orienta- das políticamente6. La formación del partido es un
La mayoría de la población del país la componen es imprescindible como condición previa de la edifi- ción. Claro está que no faltan problemas en este te- proceso largo. La correspondiente disposición sólo
los nómadas. Cualquier aspecto de la sociedad que cación socialista, a saber: formar la clase obrera y rreno, pero son superables. la puede adoptar el Consejo Supremo Revoluciona-
tomemos —su nivel cultural o su base tecnológica—, la campesina (me refiero a los obreros industriales En Somalia ya se ha emprendido la edificación rio, aunque, en principio, ya se acordó en 1972 que
su rasgo característico es el atraso. Y no porque y a los campesinos cooperativistas, que trabajan sobre de una base económica y social real del socialismo4. sería creado el partido del socialismo.
nuestro país carezca de las cualidades humanas preci- bases colectivas). Simultáneamente hay que movili- Realizada la revolución, tuvimos inmediatamente
2
sas o de recursos naturales ni porque los somalíes zar a las masas, explicarles, organizando vastas cam- 3
Véase Revista Internacional, Mi 11, 1972, pág. 42. que determinar su línea política, fijada por el docu-
sean incapaces de desarrollarse. El atraso de Somalia pañas, el significado del socialismo, sus diferencias En uno de sus discursos, el Presidente Siad Barre de- mento Primera Carta de la Revolución. La Segunda
es el resultado de la prolongada política de los im- de principio del régimen capitalista1. claró « . . . Los fundadores del socialismo científico no se Carta de la Revolución, publicada el 1 de enero de
pronunciaron contra la religión como tal, sino que desen-
perialistas, que, partiendo de sus intereses egoístas, Al realizar esta labor no podemos perder ni un mascararon y refutaron a los elementos reaccionarios, que 1971, definía la base ideológica de nuestra sociedad:
preferían que nuestro país siguiera siendo pobre y re- minuto de vista las particularidades sicológicas, cul- traban la razón de la humanidad y frenan por eso el pro- el socialismo científico. Sólo hay un socialismo, el
primían por todos los medios cualquier aspiración a turales, religiosas y económicas del pueblo, del país. greso social». Clt. de Why we chose scientijic socialism, científico. Y quien pretenda dar al socialismo otros
Mogadishu, 1975, p. 12. —N. de la Red.
un desarrollo libre, lo que impuso su huella a toda la Hay que crear todas las premisas fundamentales de 4
Entre los pasos fundamentales en este sentido figu-
vida económica y social. la nueva sociedad y al mismo tiempo apartar los po- ran la nacionalización de los Bancos, fábricas y otras
Los líderes de la revolución somalí comprendían sibles obstáculos, neutralizar a los enemigos de la empresas extranjeras (1970); la adopción de un programa 5
perfectamente la honda diferencia entre el capitalis- organización de la sociedad propuesta por nosotros. de intensificación de la producción agrícola (1970); la La «campaña de fomento de las regiones rurales»,
aprobación y realización de un plan trienal (1971—1973) realizada en 1974—1975, reportó grandes éxitos a esta
mo y el socialismo. Mas para hacer realidad la aspi- y otro quinquenal (1974—1978) de desarrollo; las campa- lucha. —N. de la Red.
1 6
ración al socialismo había que definir con toda exac- En 1972—1973 fue realizada una «Campaña por la ñas para la liquidación del analfabetismo (1972—1973 y Los cuadros de dirección se preparan en el Instituto
titud las vías que conducen a este fin. aplicación del socialismo científico», cuya finalidad era 1974—1975); las resoluciones de la Conferencia Nacional de Ciencias Políticas de Halan. En los centros de orien-
explicar a las masas los fundamentos políticos, sociales (diciembre de 1975) sobre problemas económicos y socia- tación nacional se dan cursillos de educación política,
En primer término analizamos el alineamiento de y económicos del rumbo emprendido por el país e infun- les, que prevén la creación en el país de una sólida base en los que en 1975 estudiaron unos 10.000 trabajadores.
fuerzas en el país, lo que nos permitió comprender dirles entusiasmo laboral. — N. de la Red. industrial. —N. de la Red. —N. de la Red.

44 45
nombres, sólo se engaña a sí mismo y engaña a los
demás7.
Al socialismo le son inherentes principios buma-
nistas. Consideramos que es deber y responsabilidad
de todos los que creen en ellos fortalecer la cola-
boración clasista entre el proletariado internacional
y todas las fuerzas progresistas, colaboración enfilada
contra el imperialismo, el colonialismo, la opresión
y la explotación del hombre por el hombre en to-
das sus formas, contra el fascismo en todas sus ma-
nifestaciones, dondequiera que estas lacras subsistan
en la Tierra.
Somos enemigos de la guerra, estamos contra todo
lo que pueda perturbar la paz. Estamos profundamen-
te persuadidos de que la distensión pertenece tam-
bién, indudablemente, a los principios del socialismo.
Cualquier socialista culto debe apoyar la paz en el
globo terráqueo. Esto no significa acuerdos entre ca-
pitalismo y socialismo. La lucha ideológica entre
ellos debe proseguir, pero no impide ni puede ser un
obstáculo para la coexistencia pacífica y la paz en
nuestro planeta.
Sólo en condiciones de paz podrá construirse una
sociedad humana dichosa. La guerra destruye a la
sociedad, mata a los obreros, pues, como se sabe, los
explotadores jamás van al frente a morir. Los ca-
pitalistas envían allí a los obreros, a los proletarios
para que peleen por intereses que les son ajenos. To-
do el que crea en la unidad del proletariado debe
estar contra la guerra. Apreciamos altamente los
nobles pasos dados en este sentido por el PCUS, el
Buró Político del CC y personalmente por Leonid Ilich
Brézhnev. El mundo entero les aplaude. La Unión So-
viética y su Partido gozan de enorme prestigio. De
esto hablé también en mi discurso ante el XXV Con-
greso del PCUS8.
Apoyamos y ampliamos la cooperación multifacéti-
ca con la Unión Soviética, de la que recibimos ayuda
social, económica y política. En este sentido, el pueblo
somalí siente profunda gratitud hacia el pueblo so-
viético, gratitud que tuve oportunidad de transmitir
al XXV Congreso del PCUS. Colaboramos también
con otros países socialistas, con los que mantenemos
buenas relaciones. Por otra parte, esta cooperación
tal vez no haya alcanzado aún el nivel que nosotros
quisiéramos. Esto se comprende, pues nuestra revolu-
ción es joven y los países socialistas deben conven-
cerse de nuestra firmeza, de que aplicamos conse-
cuentemente la línea elegida por nosotros.
La participación en las labores del XXV Congreso
del PCUS nos ha permitido adquirir muchos nuevos
amigos, cambiar impresiones. Esto nos ayudará a im-
pulsar la cooperación con los países socialistas en
bien de nuestro pueblo, que está plenamente decidido
a luchar por la completa emancipación nacional y so-
cial, con la vista puesta en el objetivo final: la vic-
toria del socialismo.
7
« . . . A nuestro socialismo —subrayó reiteradamente el
Presidente Siad Barre— no se le puede llamar socialis-
mo somalí, socialismo africano o socialismo islámico».
« . . . Nuestro socialismo es el socialismo científico, fundado
por los eximios Marx y Engels, es decir, el marxismo-le-
nlnlsmo ...»
Citado de Why we chose scientlfic sociallsm, pp. 12,
14.8 — N. de la Red.
Véase fravda, 3 de marzo de 1976.
NUEVA ETAPA DE LUCHA
Francisco MENDES,
miembro del Secretariado Permanente del Comité Eje-
cutivo del Partido Africano de la Independencia de
Guinea y Cabo Verde {PAIGCf y ¡efe del Gobierno de
la República de Guinea-Bissau.
Pronto se cumplirán tres años desde que nuestro
pueblo, después de largos años de lucha política y
armada, dirigido por el Partido Africano de la Inde-
pendencia de Guinea y Cabo Verde, proclamara la
República de Guinea-Bissau. Esto fue la digna coro-
nación del combate tenaz y consecuente mantenido
durante muchos años por los mejores hijos de
nuestro pueblo, encabezados por: Amílcar Cabral.
La República nació el 24 de septiembre de 1973.
Desde entonces ha sido reconocida por casi todos
los países del mundo, ingresó a la ONU y a
todos sus organismos. La proclamación de la Re-
pública de Guinea-Bissau y su reconocimiento inter-
nacional aceleró el proceso revolucionario en Portu-
gal, lo que abrió a los pueblos de las demás colo-
nias portuguesas el camino de la independencia
nacional.
Durante los primeros meses, después de haber
establecido el control sobre todo el país,1 nuestra
principal tarea consistió en captar la nueva reali-
dad, que era bien compleja. Terminaba una guerra
que había durado 11 años y en el curso de la cual
habían sido destruidos completamente los fundamen-
tos de una economía ya débiles de por sí. La política
demagógica del último gobernador colonial portu-
gués había acentuado la división entre diferentes
grupos del pueblo: los habitantes de las ciudades,
controladas por los colonialistas, los encerrados en
las «aldeas estratégicas», verdaderos campos de con-
centración, y la población de las regiones liberadas.
Hay que señalar que la retirada de las tropas
portuguesas, que después de la proclamación de la
República ya no eran coloniales sino de ocupación,
y la disolución del aparato colonial se desarrollaron
sin ningún incidente. Nuestra primera tarea, junto
a la formación de la nueva administración, fue
hacer volver a sus lugares natales a los habitantes
de las «aldeas estratégicas». Esta tarea se cumplió;
logramos también asegurar la vuelta al campo de
una parte de la población de las ciudades, princi-
palmente de Bissau, que había crecido extraordina-
riamente durante la guerra. Finalmente, volvieron
al país los emigrados en los países vecinos.
Liquidamos por completo la estructura administra-
tiva colonial. Los que trabajaban en ella y su expe-
riencia son utilizados en el nuevo aparato, pero no
ocupan puestos de dirección.
Al crear la nueva estructura administrativa toma-
mos como base la que ya existía en las regiones
liberadas, que está adecuada a nuestra realidad y
es el resultado de una larga experiencia práctica.
Pero hay que decir que, indudablemente, existen
1
La ceremonia oficial de entrega del poder al Gobier-
no de la República tuvo lugar en la capital, Bissau, el
10 de septiembre de 1974. En esta misma fecha terminó
la evacuación de las tropas portuguesas. —N. de la Red.
diferencias entre las tareas de la administración de
las regiones liberadas en los años de la guerra
anticolonial y la administración de un país inde-
pendiente.
El Gobierno de la República —el Consejo de Co-
misarios Estatales— responde de su actuación ante
la Asamblea Popular Nacional. El país está dividido
en ocho regiones administrativas. Los derechos le-
gislativos corresponden a este nivel a los Consejos
Regionales. Entre sus funciones está también el con-
trol de la ejecución de las decisiones tomadas por
la Asamblea Popular Nacional. El órgano del poder
ejecutivo a nivel regional es el Comité Estatal, enca-
bezado por un presidente, subordinado al Gobierno
> y responsable ante la dirección del Partido. Las
regiones están divididas en sectores con una estruc-
tura análoga de los organismos administrativos.
En los años de la lucha liberadora, cada región
era casi autónoma, actuaba independientemente en
correspondencia a la línea general del Partido. Aún
ahora sigue vigente la tarea —que ya se está cum-
pliendo— de otorgar a las regiones una amplia auto-
nomía, de dar a sus dirigentes mayores atribuciones
para el desarrollo de la economía, los servicios
sociales, etc., siempre en los marcos de la línea
general del Partido y del Gobierno.
La situación de nuestra economía es difícil. El
débil potencial económico de que disponía el país
era utilizado por los portugueses exclusivamente
para sostener la guerra colonial y estaba destinado,
en lo fundamental, a fines bélicos, principalmente
en Bissau. Hay que decir que esto proporcionaba
trabajo a mucha gente, dedicada a la reparación de
barcos y de armas y a la construcción de caminos
estratégicos y campos de concentración. Ahora todo
esto no es necesario. No vale nada de lo que estaba
relacionado con el servicio de las tropas coloniales.
Como resultado, después de su evacuación aumentó
fuertemente el desempleo. En parte la desocupación
se ha reducido mediante el regreso al campo de
muchos que durante la guerra se habían ido a vivir
a Bissau. Para facilitar la vuelta de esta gente a
sus tierras, el Gobierno les proporciona gratuita-
mente semillas de arroz, cacahuete y otro tipo de
ayuda.
La agricultura es la rama principal de la econo-
mía del país. Prácticamente carecemos de industria.
La tarea económica actual es lograr un nivel de
producción agrícola análogo al existente antes de
la guerra, asegurar el abastecimiento de la pobla-
ción en comestibles, liberarse de la necesidad de
importar productos alimenticios, principalmente el
arroz, que es la base de la alimentación de nuestro
pueblo. Con este fin se desarrolla una campaña para
intensificar la agricultura e implantar nuevos méto-
dos progresistas. Se toman medidas para elaborar
los productos agrícolas en los lugares donde son
cultivados, tanto para la alimentación como para la
exportación, con el fin de no seguir exportándolos
como materia prima. Nuestro objetivo, en este cam-
po, es producir la máxima descentralización, por
cuanto en el período colonial la economía estaba
concentrada primordialmente en las ciudades.
La política actual es continuación de la línea tra-
zada durante la guerra anticolonial. En aquel enton-
ces nuestra consigna era: comenzar la liberación por
el campo. Ahora tenemos la consigna de realizar
el desarrollo comenzado por el campo.
La línea de nuestro Partido y del Gobierno es,
pues, la de la descentralización y el desarrollo
armónico. Nuestra tarea es impedir un gran desnivel
entre la ciudad y el campo para evitar el éxodo de
la población campesina hacia las ciudades. La di-
rección de la República quiere recompensar así a
los campesinos, que fueron la capa más explotada
en el período colonial y la fuerza principal de la
lucha liberadora.
Una de las medidas inmediatas de nuestro Go-
bierno fue la implantación del monopolio estatal
sobre la importación de productos de primera nece-
sidad (por ejemplo, arroz y aceite), la organización
de su distribución mediante el sistema de los alma-
cenes populares. Esto se debió a que inmediatamen-
te después de la afirmación del poder popular, los
comerciantes privados se dedicaron abiertamente al
sabotaje, diciendo que no tenían arroz, mientras en
realidad lo ocultaban y agravaban de este modo las
dificultades del abastecimiento. Decían, por ejemplo:
«¿No pedían libertad? Pues coman libertad». Lo que
querían era provocar el descontento de la población.
Actualmente, la Unión de Almacenes Populares es
una organización centralizada que tiene en sus ma-
nos toda la importación. Opera primordialmente a
través de los almacenes populares, pero una canti-
dad determinada de lo importado es entregada a
los comerciantes privados para mantener el equi-
librio entre el comercio estatal y privado.
En el período colonial, la Gouvéa, filial del gran
monopolio portugués CUF, era prácticamente la dueña
del país. Ahora se ha terminado con esta situación.
Hace poco han sido nacionalizadas las empresas
comerciales de esta firma, que poseía también
industrias elatooradoras de aceite, jabón y otros
productos. Para su explotación se formarán compa-
ñías mixtas. Además, existe en Bissau una fábrica
de cerveza y bebidas gaseosas, que había sido crea-
da para abastecer al ejército colonial y produce
ahora 5 millones de litros al año, trabajando sólo
a un tercio de su capacidad instalada. Es la única
empresa industrial moderna de nuestro país y para
su dirección se propone también la formación de
una sociedad mixta.
El Gobierno está elaborando varios proyectos de
desarrollo industrial, en particular la construcción
de una fábrica de ladrillos y tejas, otra de parquet,
empresas elaboradoras de jugos de fruta y de trata-
miento de la caña de azúcar con capacidad para
60 mil toneladas de azúcar al año. Se ha decidido
crear un fondo de desarrollo de la minería, partiendo
también del principio de la descentralización, para
evitar que la industria se concentre exclusivamente
en Bissau. Se están tomando medidas asimismo para
desarrollar la industria pesquera. Se encarga de
esto la firma Estrella do Mar creada en cooperación
con la Unión Soviética.
En relación con la situación social hay que decir
que, en este campo, los portugueses se destacaron,
aún más que en la política, por su demagogia, tra-
tando de oponerse a la campaña internacional del
PAIGC. Afirmaban que Guinea-Bissau «florecía» bajo
K7
su administración. Es cierto que fundaron escuelas
y centros médicos, pero de muy bajo nivel. En las
escuelas de Guinea-Bissau, los profesores eran en
su mayoría oficiales del ejército colonial o esposas
de oficiales, que no tenían ni capacidad ni ganas de
enseñar y lo hacían sólo como una manera de ganar
dinero. No les importaba en absoluto lo que los alum-
nos aprendían. En los hospitales —que como los
liceos existían tan sólo en Bissau— los médicos
eran todos militares.
Con la independencia, nuestra tarea es elevar el
nivel educacional y de la salud en todo el país
por igual.
Actualmente ya se han fundado liceos en tres re-
giones y se prevé que los haya en cada región del
país.2 Se está procediendo al perfeccionamiento de
los profesores que trabajaban en las regiones libe-
radas y en las escuelas portuguesas. En el ámbito
educacional hay una estrecha cooperación con Cuba.
Después de la partida de las tropas portuguesas
quedaron en Bissau sólo dos médicos (cuando esta-
ban los colonialistas había en la ciudad dos médicos
civiles). Sin embargo, en las zonas liberadas había
más médicos que los que tenían los portugueses.
Nuestros médicos se prepararon en los países socia-
listas o en Guinea, con la ayuda de especialistas
cubanos, soviéticos y yugoslavos. También habla
cursos de preparación de personal médico auxiliar.
Actualmente nos proponemos crear hospitales y
centros de,asistencia médica en cada región.
La mayor de las dificultades que enfrenta la Re-
pública en el campo de la enseñanza y la salud es
la falta de recursos.
Quisiéramos subrayar de un modo particular que
la política del Partido y del Gobierno se basa en
los principios elaborados en los años de la guerra
anticolonial y comprobados por la práctica en las
regiones liberadas. El primero de ellos, repito, es la
descentralización económica y administrativa, la
creación de un equilibrio entre la ciudad y el cam-
po. El otro es la participación activa de la pobla-
ción en las tareas planteadas por el Partido y el
Gobierno. Es necesario que las masas comprendan
nuestra política y sean capaces de llevarla a la
práctica con energía y en forma eficaz. Hay, ade-
más, un principio que aprendimos en el transcurso
de la lucha liberadora: nunca hay que ocultar al
pueblo las dificultades. (Por ejemplo, durante tres
o cuatro meses el Gobierno no pudo pagar su sueldo
a los empleados. No teníamos dinero, y así lo diji-
mos sin rodeos en las reuniones.)
Una nueva y mayor responsabilidad recae ahora
sobre el PAIGC. A pesar de que éste se ha conver-
tido en un partido gobernante, su estructura como
movimiento de masas nacional-liberador continúa
invariable. Ello se debe, ante todo a que la dirección
del PAIGC trata de conservar el dinamismo de las
masas en esta nueva etapa de la lucha, fortalecer
aún más los estrechos vínculos entre el Gobierno
y el pueblo. Y en nuestro país se considera al Par-
tido como un movimiento de todo el pueblo, la gente
está acostumbrada a identificarse con el Partido.
2
Hay casi 85.000 niños que estudian en las escuelas
de enseñanza primarla y media. —N. de la Red.
Siempre fue así: el Partido lucha contra el colonia-
lismo, por lo tanto todos estamos en el Partido. El
que no está en el Partido es un agente del colo-
nialismo. Las masas aún no están preparadas para
concebir la idea de un Partido de militancia más
reducida, de un Partido vanguardia, de un destaca-
mento avanzado.
Es necesario un largo trabajo de educación de la
conciencia de las masas para que comprendan lo
que es un partido en el verdadero sentido de la
palabra. En el transcurso de la revolución esta idea
irá quedando más clara, se irá haciendo más com-
prensible.
Nuestra Constitución dice: «El Estado ha sido
formado por el Partido». Hasta la proclamación de
la República, éste sostenía una guerra anticolonial
y al mismo tiempo ejercía la administración de las
regiones liberadas. Con el tiempo empezó a conce-
der a la administración más autonomía, y así, paula-
tinamente, se fue formando nuestro Estado, que es
en el presente un instrumento del Partido en la
construcción de la nueva vida.
Actualmente existe una clara división entre las
funciones del Partido y el Estado. Pero el Partido
lleva un control sobre todo, él tiene la última pa-
labra, es la fuerza rectora suprema de nuestra so-
ciedad. 1976 deberá ser el año del acrecentamiento
del papel del Partido, del fortalecimiento de los
comités partidarios existentes y de la creación de
nuevas organizaciones en todas las regiones.
Es imposible dejar de señalar que el PAIGC se ha
convertido en el Partido gobernante de dos estados
independientes: la República de Guinea-Bissau y la
República de las Islas de Cabo Verde. El PAIGC es
el nexo entre ellas. Ambas son dirigidas por las
Asambleas Populares Nacionales. Está prevista la
creación de una Asamblea Suprema de los pueblos
de Guinea-Bissau y de las Islas de Cabo Verde como
órgano legislativo de la unión de las dos repúblicas.
En el presente hay coordinación y se celebran con-
sultas en algunas esferas de la dirección de la eco-
nomía y de los asuntos sociales. En particular, tra-
tamos de que las economías de las dos repúblicas
se complementen, y de que se evite el paralelismo,
es decir, tratamos de sentar las bases de una coope-
ración realmente fructífera y la unión ulterior de
los dos estados.
Como conclusión y subrayando el papel de la
solidaridad y la cooperación internacional en la
etapa actual del desarrollo de nuestro país, quisié-
ramos citar algunas palabras de nuestra interven-
ción, hecha a nombre de nuestro Partido y nuestro
pueblo en el XXV Congreso del PCUS. «En el trans-
curso de los largos años de dura guerra contra el
dominio colonial portugués pudimos apreciar los
altos sentimientos internacionalistas del pueblo so-
viético, y ahora, al comenzar la lucha por el desa-
rrollo de nuestro país, vemos en el pueblo soviético
y en su partido, el PCUS, a nuestros fieles aliados,
cuya solidaridad es ahora más importante que nunca
para la construcción de la nueva vida, para el pro-
greso y la paz en nuestra tierra».3
Construiremos una nueva sociedad. Una sociedad
3 tenían combatividad suficiente.
Pravda, 1 de marzo de 1976.
en la que, como dijera hace poco el Presidente del
Consejo Estatal, Luis Cabral, nuestro pueblo no será
explotado ni por los blancos ni por los negros,
porque la explotación no tiene color, y sabemos que
hay negros que quisieran ocupar el lugar de los
portugueses. Nuestro deseo es crear un estado po-
deroso y progresista, con una economía fuerte. Quere-
mos que nuestro pueblo sea el dueño de su país.
RADICALIZACION DE LA REVOLUCIÓN
JEAN FIERRE GOMBE,
miembro del Estado Mayor Revolucionario Especial
del CC del Partido Congoleño del Trabajo
Nuestro país atraviesa ahora un período de radica-
lización de la revolución, es decir, de ahondamiento
del proceso revolucionario en todos los aspectos de la
vida. Para comprender correctamente la regularidad
de esta fase, habría que hacer un análisis retrospec-
tivo.
Las acciones populares de agosto de 1963 no con-
dujeron simplemente a un cambio de poder. La re-
pública emprendió la lucha por la edificación de la
sociedad socialista. En el curso de esta lucha se con-
figuró el PCT, que tomó la doctrina marxista-leni-
nista como base de toda su actividad.
Con el tiempo, sin embargo, el Partido comenzó a
descubrir que la teoría en que se apoyaba no tomaba
suficientemente cuerpo en sus acciones prácticas, que
existía un evidente desaceleramiento de la revolu-
ción, que la máquina revolucionaria no funcionaba
todavía a plena marcha, si puede decirse así; más
aún, que su curso se frenaba.
En una declaración publicada el 12 de diciembre
de 1975, el CC del PCT hizo un profundo análisis
crítico y autocrítico de la situación creada. Después
de calificarla de alarmante, el CC adelantó un pro-
grama de medidas enérgicas con el fin de sanearla
radicalmente y acelerar el proceso revolucionario.
La tarea principal del movimiento, se dice en la de-
claración del CC del PCT, es «modificar cualitativa-
mente la situación en nuestro país, enlazar la teoría
con la práctica, movilizar al pueblo congoleño para
el aceleramiento de la lucha por la liberación nacio-
nal orientada hacia el socialismo». Ahora se presta
gran atención a los preparativos del Congreso Extra-
ordinario del PCT: su convocatoria y las tareas que
tiene planteadas son el eje de la discusión desplega-
da en el país.
El proceso de radicalización abarca simultáneamen-
te la política, la economía, la cultura y las relacio-
nes sociales. Estimamos particularmente importante
el establecimiento de un orden revolucionario en la
estructura política, en la economía nacional y en las
cuestiones ideológicas.
Estamos persuadidos de que, sin unidad ideológica,
no puede haber unidad de acción. Sin embargo, últi-
mamente faltaban cohesión y dinamismo en la di-
rección del Partido, y las organizaciones de base no
En muchos casos se hallaba alterado el nexo ne-
cesario entre la Dirección Política del PCT y el Parti-
do, así como entre el Partido y las masas. Todo esto
constituyó una de las causas de que las organizacio-
nes sociales masivas —sindicales, juveniles, femeni-
nas— no comprendieran siempre adecuadamente las
tareas que se les planteaban y, en primer lugar, la
de educar y movilizar a las masas para la lucha
consecuente por la realización del Programa de libe-
ración nacional.
Así, pues, la tarea primordial es, en el plano polí-
tico, restablecer el dinamismo del Partido. Debe estar
más cerca de la vida y de las masas o, dicho con
mayor exactitud, vivir la vida real. Desde luego, es
importante adoptar un documento, una directriz o
una disposición. Pero se debe prestar la atención
principal al trabajo concreto y práctico.
El PCT considera inadmisible que ciertos afiliados
desprestigien con su conducta los principios partida-
rios básicos, dañando así al Partido. Hace falta mos-
trarse más rigurosos y exigentes a la hora de admi-
tir a nuevos miembros en el Partido, así como más
tenaces y consecuentes en lo que se refiere a su edu-
cación y su preparación ideológica.
En cuanto a la economía, la RPC continúa esfor-
zándose por fortalecer el sector estatal. Constituido
en su base por las empresas nacionalizadas después
de agosto de 1963, se extiende ahora a todas las ra-
mas de la economía. Pero la dirección del sector es-
tatal, en opinión del CC, se realizaba basta los últi-
mos tiempos de manera equivocada. De ello resultó
una situación anormal: en lugar de hallarse en la
vanguardia de la lucha por la emancipación econó-
mica y el auge de la producción, muchos servicios y
empresas estatales se convirtieron en una remora
para las finanzas del país. Se caracterizan por las
plantillas hipertrofiadas, el bajo nivel de conciencia
y la poca competencia de los cuadros. Por esta cau-
sa es necesario el saneamiento a fondo del sector es-
tatal.
Las medidas que se adoptan deben elevar el nivel
de la producción y asegurar un estado de cosas tal
ique estas empresas puedan valerse de sus propios
medios, dejen de vivir a costa de los subsidios del
Estado, propicien verdaderamente la solución de los
problemas fundamentales del pueblo y se conviertan
en la base auténtica de la lucha contra el imperia-
lismo y por la liberación nacional en la rama de la
economía.
¿Cómo acogió el pueblo congoleño el programa de
radicalización de la revolución?
Los obreros, los campesinos y todos los trabaja-
dores están persuadidos de que la revolución de
1963 se realizó en bien suyo. Y puesto que la ra-
dicalización significa ahondar la revolución, robuste-
cer sus posiciones e imprimirle un nuevo impulso, es
perfectamente natural el vasto apoyo masivo que en-
cuentran las resueltas medidas proyectadas. Así lo
demuestra, en particular, el torrente de cartas que
llegan al CC del Partido después de que se publicó
su declaración de diciembre.
Empero, la composición de nuestra sociedad es he-
terogénea y en ella se registran distintos niveles de
conciencia. Es claro que las medidas proyectadas
49
 afectan por fuerza los intereses de determinados gru-
pos y, por lo tanto, provocan su oposición. Pero la
revolución debe continuar y continuará. No se «ha-
ce» en los salones, sentados en cómodas butacas. Se
producen inevitablemente períodos de bruscos virajes
y violentas conmociones en que se afectan los inte-
reses egoístas de algunos grupos. Los sucesos de ese
género golpean en primer lugar contra los elementos
burgueses, contra los que temen perder su bienestar
o ven que con la nueva orientación no se puede ob-
tener provecho personal.
Las personas que no aceptan la radicalización o no
comprenden su necesidad son poco numerosas. Pero
existen, y esto no se puede perder de vista. Tampoco
se debe olvidar las intrigas de la reacción exterior
y el sabotaje económico aplicado por el imperialis-
mo.
El grado de comprensión es distinto según las per-
sonas. El Partido tiene en cuenta la participación,
hasta ahora diferenciada, de los obreros, los cam-
pesinos, los intelectuales, los escolares, los soldados,
en el movimiento de radicalización. Por eso, el PCT
ve su tarea en explicar el sentido de la nueva política
y mostrar a las masas que se aplica en interés de las
mismas. De ahí la decisión de que el Partido vaya
directamente a las masas y trabaje entre ellas: que
discuta con franqueza, explique de modo accesible y
lleve hasta su conciencia el sentido verdadero de tal
o cual medida, así como de todo el movimiento de
radicalización en su conjunto. En la RPC, este méto-
do de trabajo es mucho más importante y eficaz que
el empleo de los medios de información masiva sola-
mente.
La radicalización comenzó a aplicarse recientemen-
te, pero hemos tropezado ya con ciertas dificulta-
des.
La primera se debe a que, al mismo tiempo que el
PCT hacía propaganda en favor de la nueva política,
sus enemigos sostenían la contrapropaganda, tratan-
do de desvirtuar la verdadera naturaleza de la radi-
calización y sembrar la duda y la inseguridad entre
las masas. Para superar esta dificultad, el Partido
se vale del contacto con el pueblo, de la labor en las
empresas, en las oficinas, en el campo y en la calle.
También existen dificultades de carácter sicológico.
A menudo, la enmienda de tal o cual deficiencia en
la economía exige determinados sacrificios. Pero, no
es fácil persuadir a la gente de que renuncie volun-
tariamente a lo que ya tiene. No todo el mundo com-
prende de manera adecuada que la presente situación
de la economía del país requiere medidas de carácter
restrictivo.
La radicalización es una prueba que impone la vida
a la conciencia de las masas.
El movimiento de radicalización de la revolución
en la RPC es un claro ejemplo de autocrítica, rasgo
inherente a la actividad de todo partido marxista-
leninlsta. De esto pudieron persuadirse una y otra
vez los que asistieron al XXV Congreso del Partido
de Lenin o leyeron sus documentos. Pero el PCT
no se limita a reconocer sus errores, sino que llama
a las masas a participar activamente en su correc-
ción. En esto vemos la garantía del éxito del movi-
miento.
50
UNA POLÍTICA ORIENTADA
EN BIEN DEL HOMBRE
Delegación unijicada de la Unión Nacional Africana
de Tanganika (TANU) y del Partido Ajro-Shirazt
(Tanzaniaj en el XXV Congreso del PCUS
Pregunta. ¿Cómo se aplican las orientaciones fun-
damentales del desarrollo de Tanzania, definidas en
la Declaración de Arusha?1
Respuesta. La Declaración de Arusha fue una decla-
ración de propósitos, que formuló una acertada línea
política para toda Tanzania. Su realización está cal-
culada para un período largo. De ahí que sea todavía
prematuro hacer el balance, aunque de algunos logros
ya podemos hablar.
Ante todo, la Declaración recalcaba la preocupación
por el hombre, por su desarrollo como objetivo cen-
tral del Partido. Al desarrollo multifacético del -indi-
viduo, precisamente, están orientadas todas nuestras
conquistas.
La Declaración impone a todos los miembros del
Partido y a toda la nación la obligación de construir
el socialismo, movilizando, en primer término, las
fuerzas propias del país2. De conformidad con ello
han sido nacionalizados todos los medios básicos
de producción. Han sido puestos bajo el control del
Estado los bancos, las compañías de seguros, las
grandes explotaciones agrícolas, los transportes, las
compañías de exportación e importación y gran nú-
mero de fábricas. La tierra ha sido declarada propie-
dad nacional y sólo el Estado puede conceder el de-
recho de usufructo de la misma.
Para garantizar el fomento ininterrumpido de la eco-
nomía se crean organizaciones especiales estatales
(o semiestatales), a las que se encomienda la realiza-
ción de los nuevos proyectos. En su conjunto, tal
género de instituciones y organizaciones constituyen
el sector público, que incluye empresas industriales
y haciendas agrícolas estatales y administra algunas
empresas comerciales.
Quisiera destacar en especial la participación de
las masas en la vida económica. Numerosas iniciati-
vas y proyectos económicos los realiza el propio
pueblo al margen de las citadas organizaciones públi-
cas y son el fruto de su espíritu emprendedor y de
sus esfuerzos laborales. Existen diferentes formas or-
gánicas de semejante participación: sociedades co-
operativistas y corporaciones distritales de fomento.
En general, la Declaración garantiza una extensa
democracia, concede poder al pueblo para terminar
con la explotación, la opresión y la humillación. Lo
principal es que en el curso de su cumplimiento se
forja el hombre nuevo.
La línea general del Partido, aprobada en 1971, re-
frenda y pone de relieve los principios de la Declara-
ción de Arusha. Su significado se define por los si-
guientes enunciados: «la política se equipara a la
agricultura», «la agricultura se equipara a la políti-
1 de colectivismo, igualdad y Justicia social. —N. de la
Aprobada por el Comité Ejecutivo Nacional del TANU
en2 la ciudad de Arusha el año 1967. — N. de la Red.
Esta formulación, tal como la interpretan los dirigen-
tes tanzanios, tiene una neta orientación antiimperialista.
—N. de la Red.
ca»3. Con esto queda definido diáfanamente el rumbo
que corresponde plenamente a las condiciones y par-
ticularidades de nuestro país.
Pregunta. En su tiempo se aprobó en Tanzania el
documento «Sobre la creación de aldeas "udjamaa" o
el desarrollo rural». ¿Cómo marcha la creación de
estas aldeas? ¿Qué resultados prácticos'se logran con
ellas?
Respuesta. En suahilí, la palabra «udjamaa» signi-
fica, aproximadamente, «preocupación conjunta». Al
fundar tales aldeas se consulta a la población, se le
convence de la necesidad de vivir y trabajar colec-
tivamente, se les enseña la difícil ciencia de vivir
juntos4, de guiarse por los intereses comunes. Todo
esto se hace antes de que empiece el traslado a una
gran aldea nueva. Por cierto, que los campesinos
pueden elegir libremente el lugar de su emplaza-
miento. Como es natural, al decidir la creación de las
aldeas «udjamaa» se tienen en cuenta muchos facto-
res: la superficie de las tierras de labor y de los pas-
tizales, la fertilidad del suelo, los recursos hidráuli-
cos, la existencia de comunicaciones y el alejamiento
de los servicios sociales existentes. El Gobierno y el
Partido prestan a los futuros habitantes de la aldea
la ayuda necesaria para el traslado.
En la actualidad, más de la mitad de la población
del país habita en las aldeas «udjamaa» o, como no-
sotros las denominamos también, «aldeas planifica-
das». El Gobierno abre en ellas escuelas, dispensarios,
centros de asistencia médica, construye la conducción
de aguas, etc. En comparación con otros tiempos,
todos estos servicios son ahora accesibles a mayor
número de personas. Particularmente se ha aliviado
mucho el trabajo de las mujeres, aunque sólo sea
porque en las aldeas «udjamaa» hay agua corriente.
Se ha decidido implantar en el país para finales de
1977 la enseñanza básica gratuita para toda la pobla-
ción. Esta tarea ya la hemos comenzado a realizar.
Ni que decir tiene que ello habría sido imposible sin
la creación de las aldeas «udjamaa». La reanimación
de la pequeña industria, antes menospreciada, ayuda
al desarrollo acelerado de las regiones rurales.
En el transcurso de la realización de estas medi-
das se crean muchas nuevas células y secciones parti-
darias. La gente obtiene la posibilidad de participar
más eficazmente en la vida política. En cuanto a la
economía, los ciudadanos administran su hacienda y
diversos procesos productivos sobre bases cooperati-
vistas.
3
A finales de enero de 1976, la sesión del Comité Eje-
cutivo Nacional del TANU resolvió emprender la realiza-
ción del III Plan Quinquenal de Fomento de Tanzania, en
el que se hace hincapié en el programa —calculado para
muchos años— de creación del sector industrial de la
economía. El semanario Mzalendo, órgano del TANU, re-
calcó al respecto que aunque la agricultura es la base del
desarrollo de Tanzania, la clave de su rápido ascenso es
la creación de la industria, cuya ausencia, señala el
periódico, impide que Tanzania alcance el objetivo que
se ha planteado: la reestructuración socialista de la socie-
dad. En el artículo se dice que se precisa educar un nue-
vo tipo de obrero, que trabaje y viva en un ambiente
Red.
* La población rural, por lo menos en la parte conti-
nental de Tanzania, se distinguía por su gran dispersión,
las familias vivían a gran distancia unas de otras. —N. de
la Red.
El año pasado se aprobó una ley que concede a las
aldeas «udjamaa» mayores atribuciones y más auto-
nomía. El propio título de la ley reza: «Más atribu-
ciones a las aldeas del socialismo».
La propaganda Imperialista ha levantado un alboro-
to diciendo que los campesinos son trasladados por
la fuerza a las aldeas «udjamaa». Pero también antes
la propaganda de los imperialistas afirmaba, por ejem-
plo, .que el africano es reacio a gobernarse por si
mismo, que desea vivir eternamente bajo el dominio
colonial. Hasta que se puso en claro que eso era
mentira. Exactamente igual sucede con las aldeas
«udjamaa». Ni una sola persona protestará contra las
medidas que mejoran su vida, que le permiten ser el
dueño de su propio destino.
Pregunta. ¿Qué procesos se operan en el Partido,
cuál es su estructura? ¿Cuales son las relaciones en-
tre el TANU y el Afro-Shirazi?
Respuesta. Cabe decir, ante todo, que en el sistema
de poder en Tanzania rige el principio de la priori-
dad absoluta del Partido, principio que nadie dis-
cute.5
Nuestro Partido —sea el TANU o el Afro-Shirazi8
(cuando decimos «nuestro Partido» nos referimos a
cualquiera de ellos)— ha echado profundas raíces en
el país.
Es importante subrayar que el TANU y el Afro-
Shirazi son amplias organizaciones de masas. Muchos
preguntan, ¿por qué no creamos un Partido de ca-
rácter más estrecho, tipo vanguardia? No creemos
que en nuestras condiciones el Partido-vanguardia sea
el garante necesario de una vida política fructífera.
Hemos decidido construir una sociedad socialista en
Tanzania bajo la dirección de nuestros partidos. Pa-
ra lograr resultados revolucionarios, las masas que
construyen el socialismo deben, en nuestra opinión,
poder participar directamente en la vida política.
Esta posibilidad, según consideramos, no debe ser
privilegio de unos cuantos.
Al mismo tiempo, aunque la militancia en el Parti-
do está abierta para todos, el ingreso en sus filas es
un proceso largo y difícil. El aspirante debe presentar
la solicitud y los documentos a la sección partidaria
correspondiente. Antes de admitirle se analizan sus
logros personales, su convicción partidaria, su actitud
ante el socialismo. Una vez admitido debe, durante
dos o tres meses, seguir un curso de educación polí-
tica para obtener los plenos derechos de miembro del
Partido.
El sistema del Partido de masas corresponde por
ahora a nuestras condiciones y a nuestra estructura
social. No queremos establecer para el pueblo formas
rígidas de organización. El pueblo es el constructor
del Partido, el defensor de su política, y comprende
que esta política emana de su propio Partido. Nues-
5
Los secretarios y los presidentes de las organizacio-
nes partidarias locales ejecutan el trabajo fundamental
para la aplicación del rumbo político de Tanzania, de-
claró R. Kawawa, Primer Ministro de la República. Al
mismo tiempo, subrayó que el Partido no vacilará en pres-
cindir de los dirigentes que comprenden equivocada-
mente el papel rector del Partido en la dirección del Es-
tado. —N. de la Red.
6
El TANU actúa en la parte continental del país, y el
Afro-Shirazi, en las islas de Zanzíbar y Pemba. —N. de
la Red.
51
 tro objetivo principal es la edificación del socialismo.
Nuestro camino hacia el logro de este objetivo pasa
por la actividad del Partido de masas.
Por lo que respecta a la posibilidad de unificar los
dos partidos o crear una nueva organización, este
problema está siendo discutido por ellos. Se precisa
tiempo para poder llegar a un criterio común y adop-
tar la correspondiente decisión.
La actual estructura partidaria se basa en la «célu-
la de las diez casas». Los miembros del Partido dis-
cuten en esta célula todas las cuestiones de su vida:
sociales, económicas, políticas. Se han creado seccio-
nes del Partido en las aldeas, ciudades, circunscrip-
ciones, fábricas7, departamentos gubernamentales, es-
tablecimientos administrativos y en las explotaciones
agrícolas. Su actividad es coordinada por los funcio-
narios de los órganos partidarios distritales: comités
partidarios y sus burós ejecutivos. El siguiente esla-
bón son los comités de trabajo provinciales y los
comités ejecutivos provinciales, .que se eligen en las
conferencias provinciales anuales. El Partido es en-
cabezado por el CC, que se elige por 5 años en la
conferencia nacional. En el CC hay 7 subcomités sub-
ordinados al Secretariado. Para realizar la dirección
cotidiana se elige el Comité Ejecutivo Nacional; éste
rinde cuentas de su actividad ante la Conferencia Na-
cional, que es el órgano supremo del Partido. Las
elecciones en el Partido a todos los niveles se efec-
túan sobre la base de la plena democracia, por vota-
ción secreta.,.
Quisiéramos también señalar el papel del movimien-
to juvenil, que en Tanzania, creemos, es el más fuer-
te y activo del continente africano. Precisamente a
través del movimiento juvenil estamos preparando
nuestros cuadros, los futuros dirigentes del país.
Para formar los cuadros partidarios dirigentes, el
TANU ha creado la escuela ideológica del Partido «Ki-
vukoni», en Dar es Salam (la duración de los estudios
es de 9 meses). Nos proponemos organizar cuatro
escuelas zonales —en Murutunguru, Hombolo, Mahiva
y Lushoto— para formar funcionarios del escalón in-
ferior (duración del curso, 3 meses). El Partido Afro-
Shirazi creará también en un futuro inmediato su
propia escuela ideológica en Zanzíbar. Además, el
Partido organiza seminarios, debates, mítines políti-
cos. Todo ello es un rasgo inalienable de nuestra vida
política.
Pregunta. ¿Qué conclusiones se desprenden de los
acontecimientos de Angola para los países progresis-
tas de África y para la Organización de la Unidad
Africana (OUA)?
Respuesta. Los acontecimientos de Angola enseñan
ante todo que un pueblo cohesionado y firmemente
decidido, que sigue un rumbo político bien definido,
tiene que ganar necesariamente la guerra de liberación.
Los africanos lo saben muy bien, pese a que las ma-
niobras e intrigas imperialistas puedan a veces des-
orientar a algunos. Tenemos fe en la soberanía de
cada Estado africano independiente. Existen numero-
sos factores que pueden obligar a un país a ocupar
1 En junio de 1975, por decisión del CC del TANU, se
creó en las empresas industriales la institución de los
secretarios de Partido, a quienes se concedieron amplias
atribuciones. —N. de la Red.
52
una posición distinta de la que se espera de él. No-
sotros sabemos a qué se debe.
Quisiéramos concretar una cuestión: la OUA jamás
se ha escindido ni desmembrado por el problema de
Angola. En la Asamblea Extraordinaria de jefes de
Estado y de Gobierno, celebrada en enero de 1976,
la Organización decidió no tomar una decisión con
objeto de evitar un mayor derramamiento de sangre
en Angola. Sin embargo, a pesar de los diferentes
puntos de vista emitidos en el curso de la Asamblea,
sus participantes declararon unánimemente que el im-
perialismo representa la amenaza principal para Áfri-
ca. El hecho de que la mayoría abrumadora de los
miembros de la OUA hayan reconocido ahora a la Re-
pública Popular de Angola es un exponente de la ma-
durez política de los estados africanos, que están
plenamente decididos a robustecer la unidad de la
OUA para cumplir la misión histórica de liberar las
partes de África que todavía permanecen bajo la
férula de los colonialistas.
La OUA ha pedido a los países socialistas que pres-
ten ayuda al África libre en su lucha por la realiza-
ción de esta noble tarea. Por eso podemos afirmar
que, al aplicar la política de colaboración interna-
cional con los países emancipados, los estados so-
cialistas cumplen con honor su deber.
«Nuestra delegación —expresó en el XXV Congreso
del PCUS Abdulnuru Suleiman, miembro del Comité
Ejecutivo Nacional del TANU y jefe de su delegación
a dicho foro— considera deber suyo expresar a la
Unión Soviética nuestra gratitud y reconocimiento
por su ayuda a la República Popular de Angola y al
Partido MPLA en la defensa de la independencia
y los intereses nacionales de este país.» Y agregó:
«Nuestros partidos valoran altamente la política de
paz de la URSS, .que se realiza bajo la dirección del
PCUS. La paz es la condición primordial del progre-
so»8.
El imperialismo es inseparable del colonialismo.
Cuando luchamos contra el colonialismo, luchamos a
la vez contra el imperialismo. Y ese combate durará
hasta su derrota definitiva. Nuestro objetivo común
es construir un mundo socialista fuerte, que acabe
para siempre con la explotación del hombre por el
hombre.
LA OPCIÓN SOCIALISTA,
VOLUNTAD DEL PUEBLO MALGACHE
Giséle RABESAHALA,
Secretario General del Partido del Congreso
de la Independencia de Madagascar fPCIM)
Los profundos cambios acaecidos en la vida de
la Repúbica Democrática Malgache (RDM) se han pro-
ducido en un período histórico relativamente corto.
Tras la conquista de la independencia nacional, el
pueblo malgache continuó la lucha contra el régimen
neocolonial, y hoy ha emprendido la vía de su eman-
cipación completa de la prepotencia imperialista. Na-
» Pravda, 4. III. 1976.
turalmente, la transición no podía ser fácil. Durante
la época colonial y en los años de régimen necolo-
nial, la lucha no cesó ni un instante, costó a nuestro
pueblo enormes sacrificios y penalidades y requirió
de él los máximos esfuerzos y la mayor abnegación.
Merced al empeño de los sectores progresistas, el
pueblo malgache consiguió resonantes éxitos. En 1972
derrocó al Gobierno neocolonial creado por los impe-
rialistas1. Luego se sucedieron cambios importantes
en la política internacional de Madagascar: revisión
de los acuerdos sobre la llamada cooperación con
Francia, evacuación de las tropas francesas, desman-
telamiento de las bases militares instaladas en la isla
y abandono de la «zona del franco». Todo ello con-
solidó nuestra soberanía. El nuevo régimen rompió
todo nexo con las autoridades racistas de la Repúbli-
ca Sudafricana, estableció relaciones diplomáticas
con los países socialistas, en primer lugar con la
Unión Soviética, abrazó los principios del no alinea-
miento y pasó a apoyar el movimiento antiimperia-
lista del continente africano.
Después de junio de 1975, fecha en que Didier Rat-
siraka encabezó el Gobierno, la política interior y ex-
terior del país se radicalizó y se hizo aún más pro-
gresista. En unos meses fueron nacionalizadas las ri-
quezas naturales, las empresas energéticas, la banca
y las compañías de seguros. El paso a manos del Es-
tado de la Compagnie Marseillaise de Madagascar
—la más antigua empresa de importación y exporta-
ción de la isla y uno de los pilares de la dominación
colonial francesa— y la supresión de la estación de
seguimiento de satélites artificiales de la NASA norte-
americana, que de hecho era utilizada para el espio-
naje, representó un golpe sensible contra las posi-
ciones del imperialismo y el neocolonialismo.
Se aceleró el ritmo de la reforma agraria. Entre
los avances progresistas en el campo (donde vive
el 85% de la población) cabe mencionar los cambios
habidos en el sistema de administración, que además
de democratizarlo han permitido incorporar al cam-
pesinado a la vida social a través de las reorganiza-
das fokonolonas2.
La decisión de seguir avanzando por un camino de
profundas transformaciones sociales rumbo al socia-
lismo quedó patentizada con nuevo vigor en el refe-
réndum del 21 de diciembre de 1975.
Al convocar el referéndum se invitó al electorado
a decir «sí» o «no» a la Carta de la Revolución Socia-
lista Malgache y al proyecto de Constitución de la
RDM, elaborado en base a la Carta, y apoyar o re-
chazar la candidatura a la presidencia de Didier Rat-
siraka, Presidente del Consejo Revolucionario Supre-
mo. Casi el 95% de los electores votaron «sí», pro-
nunciándose, pues, a favor del progreso social. En
adelante, la opción socialista aprobada por la inmen-
1
Véanse los artículos de G. Rabesahala "La experiencia
de los demócratas revolucionarios de Madagascar» y «Ma-
dagascar de cara al porvenir», en REVISTA INTERNACIO-
NAL, AS 9 de 1972 y JA 7 de 1974, respectivamente.
2
Comunidad tradicional de Madagascar. La Constitución
del país, aprobada tras el referéndum de diciembre de
1975, sefiala que el Estado malgache se basa en la foko-
nolona. La asamblea general y el comité ejecutivo elec-
tivo de la fokonolona se ocupan de los problemas econó-
micos, sociales, etc. de la comunidad. —N. de la Red.
sa mayoría del pueblo determina la política estatal
y ha sido refrendada en la Constitución3.
El referéndum representó un hito importante en
la vida de nuestro país. La Carta dice que la revolu-
ción socialista es para nosotros la única vía para ase-
gurar un desarrollo económico, social y cultural ace-
lerado, independiente y armónico, y que la lucha por
la consolidación de la independencia nacional está ín-
timamente ligada a la lucha por el triunfo de la op-
ción socialista. Establece a la vez unos objetivos y
unos principios que abren perspectivas para la edi-
ficación socialista, a saber: democracia auténtica, que
prohiba la explotación del hombre por el hombre; dis-
tribución justa de la riqueza nacional; iguales oportu-
nidades de acceso a los valores culturales para todos
los malgaches; paso de los medios básicos de pro-
ducción a manos del Estado y el pueblo, y supresión
de toda discriminación.
Inmediatamente después del referéndum comenza-
ron a conformarse las nuevas estructuras de poder.
El Presidente abogó por que fueran incorporados a
la dirección estatal representantes de todas las co-
mentes políticas que apoyaban la Carta de la Re-
volución Socialista. Por vez primera entraron a for-
mar parte del Consejo Revolucionario Supremo y del
Gobierno de unidad nacional dos miembros del Buró
Nacional del Partido del Congreso de la Independen-
cia de Madagascar. Atendiendo al llamamiento de Di-
dier Ratsiraka, las fuerzas progresistas constituyeron
el Frente Nacional de Defensa de la Revolución, a
cuyos participantes une la opción socialista y la re-
solución de hacer frente a la reacción internacional
e interior. El Frente debe ayudar a movilizar las ma-
sas populares para luchar por una verdadera Inde-
pendencia económica y la construcción de una nueva
sociedad, a sentar las bases de la auténtica unidad
nacional de nuestro pueblo.
Como ve, tenemos planteadas tareas de gran' en-
vergadura y su realización requiere de nuestro pueblo,
abnegación y perseverancia, pues simultáneamente
tiene que erradicar los vestigios del colonialismo y el
neocolonialismo, defender la revolución frente a los
ataques del imperialismo y la reacción interna y sen-
tar las bases de la nueva sociedad.
Las fuerzas progresistas de Madagascar tuvieron
que enfrentar muchas dificultades. Los 80 años de
esclavitud colonial y neocolonial siguen incidiendo
en la vida económica y han dejado su impronta en
la conciencia y el comportamiento de ciertos secto-
res de la sociedad. Las capas sociales que fueron
siempre el apoyo de los regímenes colonial y neoco-
lonial se manifiestan contra el rumbo socialista4. Cier-
to que los aliados del imperialismo constituyen una
minoría insignificante, sin influjo político sensible,
prueba elocuente de lo cual han sido los resultados
del referéndum. Pero en el mismo campo que ellos
se hallan los representantes de las compañías extran-
3
Se consigna en ella que la opción socialista y la íor-
ma institucional republicana no podrán ser revisadas.
—N. de la Red.
4
La administración de la Fundación Tslranana (ex jefe
del régimen neocolonial), tras la que se ocultan los lí-
deres del Partido Socialista Malgache, incitó al pueblo
a votar contra el programa progresista sometido a re-
feréndum en diciembre de 1975. —N. de la Red.
53
 jeras que aún operan en nuestro país, para los que
la puesta en práctica de la Carta de la Revolución
Socialista equivale a la pérdida de todos los privile-
gios.
La experiencia de los países que han emprendido
ya la vía no capitalista demuestra hasta qué punto
es importante mantener la vigilancia frente a las
asechanzas de la reacción interna y el imperialismo.
Este último nunca depone las armas sin lucha y trata
denodadamente de recuperar lo perdido. La interven-
ción en Angola, el empleo de las bases militares ya
existentes y la construcción de otras nuevas, como
la de la Isla de Diego García en el Océano Indico,
y el aprovechamiento de las dificultades económicas
son algunas de las tantas acciones'subversivas, fran-
camente agresivas, del imperialismo, enfiladas contra
el movimiento de liberación de los pueblos de África
y de otros continentes.
Sin embargo, somos optimistas, y nuestro optimis-
mo está basado en los decisivos cambios que se han
operado en la correlación de fuerzas en el mundo.
La iniciativa histórica la tienen hoy los combatientes
por la paz, la libertad y el progreso. Vivimos una
época en que el espíritu de distensión informa las
relaciones internacionales en grado cada vez mayor
y en que la comunidad socialista está avanzando im-
petuosamente, mientras el mundo capitalista aparece
sumido en el abismo de la crisis más tremenda de su
historia.
El movimiento de liberación nacional ha obtenido
nuevos éxitos. La histórica victoria de los pueblos
de Indochina, el triunfo de los pueblos de las
antiguas colonias portuguesas y los progresos de
la lucha de los pueblos africanos contra el neoco-
lonialismo alientan a los revolucionarios. Los cam-
bios que se producen en el mundo coadyuvan a la
consolidación de la independencia nacional, política
y económica de los pueblos de los países liberados y,
lo que es más importante, crean condiciones para la
libre opción del régimen social que responde verdade-
ramente a los intereses de la inmensa mayoría de la
población.
Estamos agradecidos a los países socialistas y a
todas las fuerzas progresistas y revolucionarias del
mundo por su apoyo a nuestra lucha por la libertad
y la justicia, por la paz y el progreso.
LA POLÍTICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS:
COMO QUISIERAN QUE FUERA
LOS TRABAJADORES NORTEAMERICANOS
LA POLÍTICA exterior imperialista de los Estados
Unidos se halla en crisis; ésta se expresa en la tensa
lucha en torno al rumbo futuro del país en el ámbi-
to internacional. Esta lucha adquiere un carácter
particularmente agudo ahora, cuando se celebra el
Bicentenario de la Guerra de la Independencia de
1775—1783, a la cual Lenin llamara «... una de las
grandes guerras verdaderamente liberadoras y ver-
daderamente revolucionarias, tan escasas».1
El Bicentenario coincide con la campaña electoral
que culminará con la votación en noviembre próxi-
mo. En el curso de las elecciones primarias, los
problemas de la política exterior ocupan un lugar
central.
De la Guerra de la Independencia
a la exportación de la contrarrevolución
Los medios gobernantes de los EE.UU. y sus can-
didatos a los puestos gubernamentales electivos, tra-
tan de aprovechar para sí las tradiciones democráti-
cas de la revolución del siglo XVIII en América del
Norte, invocando las viejas promesas de los «padres»
de ella silenciando, sin embargo, el hecho de que
éstas han sido olvidadas. Repiten promesas incumpli-
das o tratan de demostrar que durante estos dos
siglos se han mantenido las tradiciones que tienen
sus raíces en un pasado remoto. Todo esto con el
fin, entre otras cosas, de justificar las bases impe-
rialistas de la política exterior de las clases gober-
nantes del país.
Los movimientos democráticos y progresistas re-
chazan la política imperialista, considerando que
ésta contradice no sólo los ideales de la primera
revolución democrático-burguesa de América, sino
también los intereses actuales del país, de sus masas
populares. Los trabajadores de los EE.UU. exigen
que la política exterior sirva al desarrollo de las
relaciones pacíficas y amistosas con los demás paí-
ses; insisten en que se aplique una política que
encarne consecuentemente los principios de la
coexistencia pacífica.
1
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXIX, pág. 370.
HELEN WINTER,
miembro del Comité Político del CC
del Partido Comunista de los EE.UU.
El análisis de algunas particularidades de la evo-
lución de la política exterior de los EE.UU. permite
dar una apreciación de clase precisa a estos dos
enfoques opuestos.
Durante la revolución y el corto período que le
siguió, el desarrollo de los EE.UU. tuvo un carácter
preponderantemente antifeudal y anticolonial. La
revolución norteamericana sirvió de nuevo estímulo
para la lucha antifeudal en Europa, particularmente
en Francia, suprimiendo las barreras que había en
el camino del desarrollo del capitalismo. Al mismo
tiempo, ya entonces, comenzaba el exterminio plani-
ficado de la población aborigen, de los indios norte-
americanos, la esclavización de los africanos traídos
por la fuerza desde ultramar y la explotación des-
piadada de los obreros europeos inmigrantes. Desde
sus primeros pasos fueron Inherentes al capitalismo
norteamericano la opresión de clases, el racismo
y la agresividad en relación a otros pueblos.
Como resultado de muchas condiciones favorables,
el capitalismo en los EE.UU., particularmente des-
pués de la abolición de la esclavitud, se desarrolló
a ritmos acelerados y, a fines del siglo XIX, entró
en la fase imperialista. Bajo la bandera de la doctri-
na de la «fuerza del sino», los EE.UU. se apoderaron
de una serie de colonias españolas y comenzaron
a aplicar su política expansionista en algunas regio-
nes del continente americano, en la cuenca del Pa-
cífico y en Asia. Los actos de agresión contra México
y Canadá, que precedieron a estos hechos, no hi-
cieron más que aumentar los apetitos del capital
monopolista norteamericano.
La I Guerra Mundial fortaleció las posiciones del
imperialismo de los EE.UU. Esto fue consecuencia
tanto de la derrota de Alemania como del debilita-
miento de Gran Bretaña, Francia y otros países euro-
peos, agotados por la guerra. Los EE.UU. se unieron
a otros estados capitalistas para intentar ahogar
a la Rusia Soviética. El rechazo de la intervención
costó inmensos sacrificios a los pueblos de la joven
república dirigida por Lenin y el Partido Comunista.
La enemistad del imperialismo norteamericano ha-
cia el primer Estado obrero y campesino de la his-
toria se manifestó también en su concomitancia con
55
 otras potencias que financiaron y apoyaron el rena-
cimiento del militarismo germano. Una continuación
lógica de esta política fue la proclamación de la
«neutralidad» cuando Hitler y Mussolini intervinieron
en los asuntos de España apoyando a las fuerzas
fascistas. A comienzos de la II Guerra Mundial, los
EE.UU. no hicieron nada para refrenar la agresión
del bloqueo fascista, en Europa, y el creciente mili-
tarismo japonés, en Asia.
Cuando la guerra tomó un carácter antifascista, las
masas populares progresistas de los EE.UU. y de
todo el mundo, cuya fuerza integrante y, muchas
veces, orientadora eran los partidos comunistas, co-
menzaron a exigir que se abriera el segundo frente
en contra de los ejércitos de Hitler. Fue precisa-
mente el amplio y poderoso movimiento de las fuer-
zas democráticas y populares lo que obligó en aquel
entonces a los Estados Unidos a tomar medidas
contra el fascismo. Por supuesto que en este plano
jugó un papel decisivo la acción de factores como
el enorme poderlo de la Unión Soviética patentizado
en los campos de batalla y las operaciones de la
Resistencia en muchos países de Europa. Sin estos
factores históricos, el consejo dado anteriormente
por el senador Harry Truman —que Rusia y Ale-
mania se desangren entre ellas— habría podido
imponerse. Los aliados se vieron obligados a abrir
el segundo frente y a firmar los acuerdos de Potsdam
y de Yalta.
Poco después de firmado el Acuerdo de Potsdam,
que proclamaba el deseo de los aliados de construir
la paz de postguerra sobre principios democráticos,
quedó en claro que el imperialismo de los EE.UU.
comenzaba a violarlo, tendiendo a aplicar una polí-
tica agresiva a escala global. Los EE.UU. ocuparon
las posiciones que antes habían tenido otras poten-
cias imperialistas en el Pacífico. Se crearon bases
militares norteamericanas en muchos países. Los re-
gímenes reaccionarios de América Latina comenzaron
a gozar de un apoyo mucho mayor, lo que, junto
a la intervención militar directa, se convirtió en una
amenaza para los gobiernos progresistas o conducía
a su liquidación directa (por ejemplo en Guatemala 1.
La agresividad de los círculos imperialistas de los
EE.UU. y de las compañías multinacionales se desen-
cadenó particularmente contra las naciones de color.
El racismo es apoyado y cultivado para dividir a los
pueblos y someterlos a la superexplotación econó-
mica. Las guerras de agresión en Corea y Vietnam,
cuyo fin era acabar con la independencia y el de-
sarrollo progresista de los pueblos de estos países,
tenían al mismo tiempo un trasfondo racista. Todo
esto formaba parte del grandioso propósito de esta-
blecer la «Centuria norteamericana» con la ayuda
de los métodos de la guerra fría, de las amenazas
de «liberación», de la estrategia de las «represalias
masivas» y del «equilibrio al borde da la guerra».
A lo que llegó la política de los EE.UU. como
resultado de esto se ve muy bien en el ejemplo
de la estrategia elaborada en relación con el Go-
bierno de la Unidad Popular en Chile. Utilizando los
resortes de la CÍA, el Gobierno norteamericano llevó
a cabo una política, cuyo fin era eliminar al Presi-
dente Salvador Allende mediante el golpe de Estado.
Para esto recurrieron a distintas formas de presión.
56
Así el capitalismo norteamericano perdió irremi-
siblemente el papel históricamente progresista que
jugara en el siglo XVIII. Esto condujo a que su
política exterior se convirtiera en un arma de apoyo
de los regímenes ultrarreaccionarios y de exporta
clon de la contrarrevolución.
Los cambios en el mundo y sus adversarios
La sangrienta contrarrevolución imperialista que
implantó en Chile un régimen fascista, fue una vic-
toria temporal de los EE.UU. La derrota del impe-
rialismo norteamericano en Vietnam es una mani-
festación de la duradera tendencia de bancarrota
y crisis de su política exterior.
Ya aún antes del fracaso completo de la aventura
vietnamita del Pentágono, los cambios producidos en
el mundo, incluyendo la pérdida del monopolio sobre
las armas atómicas, habían obligado al imperialismo
de los Estados Unidos a tener en cuenta la nueva
realidad. La comunidad mundial de los países so
cialistas fortalecida y los nuevos estados liberados
que salieron a la palestra internacional se unieron
en la lucha antiimperialista. La agudización de las
dificultades económicas de los países capitalistas y
el auge de la actividad y la combatividad de la
clase obrera condujeron al cambio de la correlación
de fuerzas en el ámbito internacional. En los EE.UU.
comenzaron a ampliarse los movimientos democráti-
cos de masas y consolidarse las fuerzas de la clase
obrera. La extensión por el imperialismo estadouni-
dense de la guerra en Vietnam intensificó este pro-
ceso. A la lucha contra la aventura militarista se
incorporaron las amplias fuerzas democráticas para
las cuales quedaba clara la esencia agresiva de la
política exterior imperialista de los EE.UU. y sus
verdaderos motivos.
En estas condiciones, la iniciativa de la URSS de
lograr la distensión internacional fue acogida con
comprensión por nuestro pueblo. Los círculos más
realistas de la clase gobernante comenzaron a com-
prender la inutilidad de los intentos de continuar el
curso agresivo infructuoso, que había sufrido un
fracaso rotundo. La distensión, una vez que se hubo
extendido en Europa y en otras regiones, recibió un
nuevo impulso en los EE.UU.
La necesidad de realizar cambios y de considerar
en la política la nueva correlación de fuerzas en el
mundo es reconocida en casi todas las esferas de
los grandes negocios, por muchos ideólogos de la
burguesía, por los liberales y otros «moldeadores
de la opinión pública». En 1968, Richard Nixon,
siendo candidato a la Presidencia, promovió la idea
de una «nueva revolución norteamericana». Esta
consigna, con toda su demagogia, era una demos-
tración de la necesidad de tomar en consideración
las aspiraciones de la opinión pública que deseaba
un cambio en la política exterior.
Esto se reflejó en la aprobación por la aplastante
mayoría de nuestro pueblo de los acuerdos, firmados
en Moscú el año 1972 por el Secretario General del
CC del PCUS, L. Brézhnev y el Presidente de los
EE.UU., R. Nixon, incluido un documento como «Ba-
ses de la relaciones mutuas entre la Unión de Re-
públicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos
de Norteamérica», que contiene importantes puntos
acerca de la distensión. En una de sus conferencias
de prensa, el Presidente G. Ford declaró que su
Gobierno continuará, sobre la base del beneficio
mutuo, la política de relajamiento de la tensión en
las relaciones entre la Unión Soviética y los Estados
Unidos.
Son evidentes la popularidad y el prestigio de la
política de distensión y por eso, aun sus adversarios
tienen que enmascarar su hostilidad a ella. El sena-
dor demócrata Henry Jackson, estrechamente ligado
al complejo militar-industrial, trata porfiadamente,
en las palabras y en los hechos, de torpedear y
anular la política de distensión. Pero no hace tanto,
a la pregunta de en qué veía él lo errado de la
política de distensión, respondió: «Lo errado no es
el concepto de la distensión sino la forma en que
la política de distensión fue llevada a cabo por los
gobiernos de Nixon y de Ford».2 Esta declaración
no es simplemente un procedimiento táctico electo-
ral, sino la expresión de una contradicción real
existente en la vida política de los EE.UU., caracte-
rizada por la acrecida actividad de las fuerzas de-
rechistas de los dos principales partidos burgueses
del país: el Republicano y el Demócrata. Estas
fuerzas intentan impedir que la distensión política
se transforme en distensión militar.
Personalidades como Jackson o como el republi-
cano R. Reagan, ex gobernador de California, están
alarmados no sólo por el viraje en la política exte-
rior hacia la distensión, que tiende a hacerse irre-
versible, sino también por los cambios internos que
la acompañan y que son a la vez causa y efecto de
ella. El proceso de relajamiento de la tensión en
el mundo fortalece las posiciones de las masas
populares, que defienden sus intereses esenciales,
dentro del país. La satisfacción de las demandas
socio-económicas de los trabajadores y la materiali-
zación de su anhelo de paz y de distensión, con-
forman dos orientaciones en la lucha común contra
las fuerzas reaccionarias del capital monopolista.
Esto es el motivo de los furiosos ataques de los
círculos más agresivos del capital monopolista de
Estado a la política de distensión.3 Se obstinan en
no reconocer la nueva correlación de fuerzas en el
mundo y se aterran a las posiciones fracasadas de
los tiempos de la guerra fría. Los ideólogos y los
representantes políticos de estos círculos utilizan la
campaña electoral para presionar sobre la adminis-
tración Ford exigiendo que renuncie a los acuerdos
a que se llegó en Vladivostok y Helsinki. Niegan el
3
2 U.S. News and World Report, December 8, 1975, p. 21.
Los círculos, encabezados por George Meany, Presi-
dente de la organización sindical AFL-C1O, rechazan tam-
bién abiertamente la política de distensión y no ocultan
su antisovíetismo. Con ellos coinciden los socialdemócra-
tas de derecha que arremeten furibundamente contra la
idea misma de un mejoramiento de las relaciones de los
EE.UU. con la Unión Soviética y otros estados socialistas.
Las posiciones mantenidas por los líderes de la AFL-CIO
y el Partido Socialdemócrata de los EE.UU., esta cama-
rilla hundida hasta el fondo en la corrupción política, ex-
plican, entre otras cosas, por qué han sido precisamen-
te ellos quienes entregaron a D. Moynihan, ex represen-
tante de los EE.UU. en la ONU, una copa de plata, en
señal de reconocimiento por sus ataques, incluidos sus
ata'ques racistas, a los países socialistas y los estados en
vías de desarrollo.
hecho de que la distensión y la coexistencia pacífica
conciernen exclusivamente a las relaciones interesta-
tales y acentúan por todos los medios la atención
sobre su «incompatibilidad» con el internacionalismo
proletario y con la solidaridad de los países de la
comunidad socialista con los pueblos que luchan
por su liberación nacional. Estas ideas se propalaron
con singular celo durante la campaña propagandís-
tica en contra de la ayuda entregada por la Unión
Soviética y Cuba a las fuerzas patrióticas de Angola
ante la intervención de la RSA y la intromisión del
imperialismo internacional.
Es característico, por otra parte, que persiguiendo
otros fines, fines de demagogia social, las fuerzas
de la reacción hacen suyos, sin titubear, los infun-
dios de los maoístas, según los cuales la distensión
equivale a la «supresión» de la lucha de clases y
de la lucha de los pueblos por su liberación nacional
y su independencia. Es evidente que esto no es
óbice para que algunos de semejantes intérpretes de
la distensión intenten impedir que los comunistas
participen en los gobiernos de los países de Europa
Occidental, lo que constituye una grosera interven-
ción en los asuntos internos de estos estados. Son
también conocidas las peroratas acerca de que la
aspiración de los países en vías de desarrollo a
defender sus riquezas naturales y terminar con las
condiciones discriminatorias en el comercio inter-
nacional no es sino un «chantaje» que debe ser
rechazado por los estados capitalistas desarrollados.
La deformación intencionada de la esencia de la
distensión abona el terreno para la exigencia de los
círculos derechistas de los EE.UU. de volver a la
política de «la paz mediante la fuerza», tomar me-
didas contra Cuba y los países de la comunidad
socialista, ensanchar las acciones intervencionistas
en los países de África en apoyo de los regímenes
de la minoría racista y aumentar el presupuesto del
Pentágono que ya ha alcanzado el nivel récord de ^
112.000 millones de dólares.
Por qué la clase obrera necesita
la distensión
En el número otoñal del año pasado, la revista
«liberal» trimestral Foreign Policy hizo pronósticos
acerca de la política exterior de los EE.UU. para el
«tercer centenario». Los redactores de la publica-
ción escriben: «Nuestro Bicentenario coincide con
el reconocimiento, ahora casi general, de que el
papel de los EE.UU. en el mundo ha cambiado. Sin
embargo, hay poco acuerdo en cuanto a la valora-
ción del significado de este cambio y acerca de cuál
deberá ser la política norteamericana en nuestro
"tercer centenario".»4
Los redactores de la revista ven el problema prin-
cipalmente en la falta de correspondencia entre los
principios sobre los cuales fueron fundados los
EE.UU. y el carácter de la política exterior actual
de Washington en un «mundo de naciones-estados
en competencia». Según ellos, existe el dilema de
«la moral y la conveniencia, los principios y la
fuerza, el idealismo y el realismo» que nunca será
Porelgn Policy, m 20, Fall 1975, p. 97.
57
 solucionado por completo, pues cada generación lo
formulará y definirá de manera unívoca, cambiando
sólo la terminología. De ahí su conclusión acerca
de la irrealidad de la distensión. Bajo el pretexto
de la defensa de la seguridad nacional y del bie-
nestar de los EE.UU., la revista «interpreta» la dis-
tensión para darle un sentido negativo. Así sucede
a menudo: yendo por caminos «independientes», los
«liberales» se encuentran en un mismo campo con
la derecha.
Polemizando con Foreign Policy se podría decir
que «en un mundo de naciones-estados en compe-
tencia» el verdadero dilema está determinado por
la confrontación histórica de los dos sistemas so-
ciales y que los comunistas ven su solución en e)
triunfo del socialismo sobre el capitalismo. Esto se
refiere íntegramente al problema de las vías del
cambio de las bases clasistas de la política exterior
de los EE.UU. En este caso se trata de otra cosa:
los «liberales» coinciden con los derechistas en la
porfiada actitud de no reconocer que es precisa-
mente la política de coexistencia pacífica y de dis-
tensión la que asegura el camino que permitirla a
los principios triunfar sobre la fuerza, a la moral
sobre la conveniencia y al realismo sobre las ilu-
siones.
A pesar de las maniobras de los adversarios del
saneamiento de la situación internacional, las ideas
de la coexistencia pacífica no pueden ser denigradas
a los ojos de los amplios círculos de la opinión
pública del país. Ellas están vivas en la conciencia
de las masas trabajadoras y de la clase obrera de
los EE.UU., que comprenden su significado para los
destinos de la humanidad.
Aún mucho antes de que la clase gobernante de
los EE.UU. estampara de hecho su firma al pie de
los principios de la coexistencia pacífica y procla-
mara la distensión como su política oficial, los
sentimientos solidarios con la joven República So-
viética hicieron surgir a veces un verdadero he-
roísmo en la lucha contra la política imperialista.5
En los años 20—30 se organizaron por todas partes
campañas de ayuda al primer país socialista basadas
en el internacionalismo proletario. Ya entonces la
clase obrera de los EE.UU. sembró las primeras
semillas de la futura cooperación norteamericano-
soviética en la guerra contra el fascismo y del
actual despliegue de la lucha por la distensión.
Y también ahora los comunistas de los EE.UU. con-
fían en que la clase obrera y las masas populares
pueden jugar un papel decisivo en el apoyo de la
realización consecuente de la política de distensión,
en su complementación con la distensión militar
y en el logro de que la distensión se haga-irre-
versible.
El Partido Comunista de los EE.UU. ha estado,
desde su fundación, en el fragor de esta lucha.
5
En lo más álgido de la desenfrenada campaña anti-
soviética de 1918, cuando el Gobierno de W. Wilson arras-
tró a los Estados Unidos a la ignominiosa intervención
armada en Sibería para ayudar a los imperialistas a aho-
gar la joven República de los Soviets, los obreros de
Seatle, por ejemplo, llevaron a cabo una huelga general
en apoyo de la exigencia de cesar la intervención.
58
Encabezó la campaña «Fuera las manos de la Rusia
Soviética», así como la lucha por la normalización
de las relaciones diplomáticas entre los EE.UU. y la
URSS. Combatió consecuentemente por hacer cam-
biar la política exterior de los EE.UU., y mejorar las
relaciones con la Unión Soviética y otros países
socialistas, con todos los pueblos de la Tierra por-
que en esto veía la única garantía de la paz.
Actualmente el Gobierno de los EE.UU. sigue for-
mulando y realizando su política exterior de con-
formidad a los objetivos de los círculos dominantes
del capital monopolista. El desarrollo de la coalición
antimonopolista acelerará también los cambios en
la política exterior, fortalecerá y ampliará la disten-
sión. El papel que está llamado a desempeñar
nuestro Partido en este proceso, está determinado
por sus Estatutos. «En la lucha contra el imperia-
lismo de los EE.UU., ciudadela del imperialismo
mundial —se dice en ellos— nuestro Partido está
empeñado en robustecer la solidaridad de la clase
obrera norteamericana con los países en desarrollo,
con los movimientos de liberación nacional y, espe-
cialmente, con los pueblos víctimas de la agresión,
la explotación y la opresión del imperialismo esta-
dounidense. La solidaridad de la clase obrera inter-
nacional y la unidad antiimperialista pueden garan-
tizar la materialización de los principios de la
coexistencia pacífica y evitar una guerra nuclear».6
LA ULTERIOR MOVILIZACIÓN del movimiento de-
mocrático de masas puede contribuir mucho al ahon-
damiento de la distensión internacional, al cumpli-
miento de los acuerdos de Helsinki, al logro del
entendimiento con la Unión Soviética en el problema
de la limitación de las armas estratégicas y en otras
cuestiones de las relaciones bilaterales.
La disposición y la decisión de la Unión Soviética
de lograr tal entendimiento han sido demostradas
de nuevo en el XXV Congreso del PCUS. «La Unión
Soviética —declaró en el Congreso el carnerada Leo-
nid Brézhnev, Secretario General del CC del PCUS—
abriga el firme propósito de seguir un rumbo ten-
diente a mejorar las relaciones soviético-norteame-
ricanas en estricta consonancia con el espíritu y la
letra de los acuerdos suscritos y de los compromi-
sos contraídos en bien de ambos pueblos y de la
paz en la Tierra».7
Ante nuestro pueblo se alzan tareas diversas:
prestar apoyo y ayuda a los luchadores por la inde-
pendencia y la libertad, contra el imperialismo en
África, Asia y América Latina; obligar al imperialis-
mo de los EE.UU. a que ponga fin al dominio colo-
nial sobre Puerto Rico, al boicot económico de
Cuba; insistir en que nuestro Gobierno cumpla el
Acuerdo de París, en particular, en lo que respecta
al pago de reparaciones a Vietnam.
En el año del Bicentenario de los EE.UU. la reali-
zación de estos objetivos es de primordial impor-
tancia para nuestro pueblo.
6
Constltution of the Communist Party of the United
States of America. N.Y., 1975, p. 7.
7
L. I. Brézhnev. Informe del Comité Central del PCUS
y las tareas inmediatas del Partido en la política interior
y exterior. Moscú, 1976, pág. 37.
EN CONTRA DE LOS
INTERESES DE LOS PUEBLOS ÁRABES
LA DECISIÓN DE RESCINDIR el Tratado de Amis-
tad y Cooperación entre la URSS y la RAE, tomada
por iniciativa del presidente A. Sadat, ha dado lugar
a una nueva ola de antisovietismo en la prensa impe-
rialista y en los periódicos reaccionarios del Oriente
Árabe (y, por supuesto, la propaganda maoísta no les
va a la zaga). Calificando esta decisión de «buena
noticia», los enemigos del movimiento de liberación
nacional árabe, estimulados por el imperialismo inter-
nacional, tratan de denigrar la historia de muchos
años de las relaciones soviético-árabes, de sembrar
dudas acerca de su eficacia e incluso de descargar
sobre la Unión Soviética la culpa de los fracasos que
en el último tiempo viene sufriendo la política apli-
cada en Egipto. Los promotores de esta infame cam-
paña no vacilan en falsificar la verdad histórica ni en
deformar escandalosamente los hechos.
La verdad histórica es que la URSS y otros países
de la comunidad socialista colocaron la primera
piedra de los cimientos de la industria nacional de
muchos países árabes, ayudaron a crear a nivel mo-
derno ramas claves de la producción, a organizar la
formación de cuadros nacionales; aportaron signifi-
cativamente al desarrollo de la cultura y la ciencia
nacionales. A esto hay que añadir la enorme ayuda
militar prestada por la URSS a los pueblos árabes
lo que les permitió repeler la agresión del imperia-
lismo y el sionismo. Veamos algunos datos estadísti-
cos bien conocidos.
La Unión Soviética cooperó en la construcción de
137 plantas industriales, establecimientos sociales y
culturales en Egipto, unas 50 en Siria, 72 en Irak,
más de 80 en Argelia y más de 40 en la RDPY.
Un ejemplo brillante de la ayuda soviética a los
países árabes es la construcción del complejo hidro-
energético del Aswan (RAE). Por las reservas de
agua, el embalse de la central hidroeléctrica del As-
wan es el mayor del mundo y ha permitido a Egipto
aumentar radicalmente (en un tercio)el área de tie-
rras aptas para el cultivo, emprender la amplia elec-
trificación de las zonas rurales y el suministro de
energía eléctrica para la industria. Los especialistas
soviéticos ayudaron a descubrir petróleo, gas, hierro,
carbón, plomo, zinc y fosfatos en el subsuelo egipcio.
La cooperación con la URSS permitió crear en este
país una industria moderna, comprendidos el gran
complejo metalúrgico de Helwan, empresas de alumi-
nio, fábricas de aparatos de radio, antibióticos, fertili-
zantes.
Con la ayuda de la URSS se está construyendo en
Siria, en el Eufrates, una potente central hidroeléc-
trica, que después de su puesta en explotación tripli-
cará la generación de energía eléctrica y aumentaré
al doble el área de tierras aptas para el cultivo.
En Irak la URSS presta asistencia en la construc-
ción del amplio sistema de riego de Tartar que ten-
drá gran importancia para extender las tierras culti-
vables, aumentar la potencia de los embalses y comba-
tir la sequía y las inundaciones. Cuando nuestro país
nacionalizó la industria del petróleo, la Unión Soviética
ayudó a Irak a repeler la embestida de los monopo-
lios internacionales. La puesta en servicio de las ex-
plotaciones petrolíferas de Rumaila es para nuestro
pueblo un símbolo de la amistad soviético-iraquí.
Además, con la ayuda de la Unión Soviética se des-
cubrió un importante yacimiento de azufre en Mosul,
uno de fosfatos en Irak Occidental y se construyeron
fábricas de maquinaria agrícola y aparatos eléctri-
cos, de medicamentos, tejidos y vidrio.
La URSS prestó ayuda a Argelia en el desarrollo
de la industria del petróleo, en la prospección de
yacimientos de mercurio, plomo y zinc, en la cons-
trucción de una factoría siderúrgica en la ciudad de
Annaba, de fábricas de tractores y maquinaria, en la
organización de la producción de tuberías de acero
para la industria del petróleo y el gas.
La Unión Soviética presta a los países árabes múl-
tiple ayuda en la formación de cuadros cualificados
y construye centros de enseñanza profesional. Hasta
1972, con el concurso de la URSS se prepararon sólo
en Egipto más de 50.000 obreros cualificados para 140
ramas de la economía nacional. Durante la construc-
ción de la central hidroeléctrica del Aswan, los espe-
cialistas soviéticos colaboraron en la formación de
19.000 obreros egipcios. Miles de jóvenes árabes estu-
diaron (y estudian) en la Unión Soviética.
Los pueblos árabes sienten a diario la eficacia de
la ayuda soviética. En los aciagos días de las guerras
agresivas, desatadas contra ellos por la alianza sio-
nista-imperialista, pudieron comprobar claramente
quiénes son sus verdaderos amigos. Fue precisamen-
te la Unión Soviética quien tendió un puente aéreo
que hizo llegar municiones para los ejércitos árabes,
lo que les permitió asestar fuertes golpes a los
agresores israelíes. Es precisamente la Unión Soviéti-
ca la que ha apoyado y apoya la justa causa de los
pueblos árabes en los foros internacionales. Los tra-
bajadores comprenden tanto mejor esta verdad mien-
tras más se pone al desnudo la postura de las poten-
cias imperialistas. Para caracterizarla, basta mencio-'
nar aunque no sea más que dos hechos: la triple
agresión contra Egipto en respuesta a la decisión del
presidente Nasser de nacionalizar el Canal de Suez
(1956) y el veto del representante de los EE.UU. ca-
da vez que en el Consejo de Seguridad se habla del
restablecimiento de los derechos nacionales del
pueblo palestino.
No cabe duda de que la campaña antisoviética hace
el juego a quienes se oponen a la independencia de
los pueblos árabes y a su aspiración de construir
una vida nueva. Como decía Tarik al Shaab, perió-
dico de nuestro Partido, el discurso de Sadat en la
Asamblea Nacional sobre la rescisión del Tratado so-
viético-egipcio, han reflejado el reforzamiento de las
posiciones de la derecha en Egipto y la consolida-
ción de la influencia norteamericana en el país.
Toda la historia contemporánea del Oriente Árabe
evidencia que la política hostil a la Unión Sovié-
tica y los demás países de la comunidad socialista
ha perjudicado y no dejará de seguir perjudicando a
los árabes. A los que quisieran privar al movimiento
de liberación árabe de su arma probada —la amistad
soviético-árabe— les espera un fin ignominioso: el ba-
surero de la historia.
Adel HABA,
representante del Partido Comunista Iraquí
en REVISTA INTERNACIONAL
59
 3,8, siendo de notar que entre 1971 y 1974 el in-
PONER EL COMERCIO AL SERVICIO DE LA cremento fue del 56%. En 1974, el comercio en-
tre nuestros países representó casi el 53% del
volumen global de su comercio exterior. El co-
mercio desempeña un señalado papel en el acer-
PAZ Y EL PROGRESO SOCIAL camiento de los niveles de desarrollo económi-
co de los países hermanos y en ,1a constante ele-
vación del nivel de vida de los pueblos. Los in-
tercambios comerciales entre nuestros países
cubren en gran parte sus necesidades de impor-
tación. En 1974 fue satisfecha así en el 54% la
demanda de laminados de los países del CAME;
en el 67% la de maquinaria y equipos; en el
ANDREJ BARCAK, 71% la de metales no ferrosos; en el 76% la de
mineral <de hierro; en el 80% la de petróleo; en
ministro de Comercio Exterior de la RSChS el 96% la de arrabio, y en casi el 100% la de
hulla.
El comercio y la cooperación económica de
los países socialistas, particularmente de los
miembros del CAME, se asientan en el interna-
EN EL COMERCIO INTERNACIONAL y en otras nen condiciones onerosas a los países en desa- cionalismo proletario, el respeto de la soberanía
relaciones económicas exteriores estrechamente rrollo; entre los estados y grupos capitalistas estatal, la independencia y los intereses nacio-
vinculadas a él se están operando cambios apre- surgen «guerras comerciales» que lesionan, en nales, la no injerencia en los asuntos internos.
ciables. Adquieren un reconocimiento cada vez primer lugar, los intereses de los trabajadores. Se tienen en cuenta al máximo las necesidades
más amplio los principios democráticos del co- Hasta hoy sigue habiendo politiqueros que con- de cada país y las tareas de la coordinación de
mercio exterior: Igualdad de derechos, respeto sideran que la discriminación comercial es un los planes económicos nacionales. Como han
a la soberanía estatal, no injerencia en los asun- arma eficaz contra los países socialistas. Entre mostrado los recientes congresos partidarios en
tos internos, beneficio mutuo. Estos principios otros, mantienen esta posición irrealista algunos los países de la comunidad socialista, los parti-
están siendo introducidos continua y consecuen- senadores de los EE.UU., que, para complacer al dos comunistas atribuyen una importancia pri-
temente en la práctica de las relaciones econó- complejo militar-industrial, obstaculizan la nor- mordial a la realización de estos planes y a la
micas mundiales gracias sobre todo a los esfuer- malización del comercio con los países socialis- elaboración y el cumplimiento de programas
zos de la Unión Soviética y otros países de la tas y condicionan la concesión del régimen de conjuntos a largo plazo.
comunidad socialista. nación más favorecida a exigencias rayanas en La ampliación y el ahondamiento sobre esta
El establecimiento de principios progresistas en una grosera injerencia en los -asuntos internos base de una vasta cooperación económica de los
el comercio internacional ha chocado siempre con de los estados socialistas. países del CAME les permite resolver complejos
la resistencia del imperialismo. Las clases ex- Semejantes tendencias negativas son un recor- problemas. SabíHo es, por ejemplo, que en virtud
plotadoras han elaborado su propio enfoque del datorio más de que la naturaleza reaccionaria de las particularidades naturales, sus recursos
comercio como instrumento de lucro, de obten- del imperialismo no cambia. Pero sus cálculos energéticos se hallan distribuidos muy desigual-
ción de fabulosas ganancias, de sojuzgamiento egoístas están en pugna creciente con las nue- mente. La mayoría de estos países apenas dispo-
de otros pueblos y de aplicación de una política vas realidades del mundo, entre las que, desde nen de yacimientos petrolíferos y de gas, que
colonial, hoy neocolonial. La avidez del capital el punto de vista de la lucha de las fuerzas re- son los combustibles de mayor rendimiento. De
monopolista agudizaba la rivalidad comercial, volucionarias, destaca por su primordial impor- 1961 a 1974, los suministros de petróleo de la
origen de guerras sangrientas. tancia el poderío cada vez mayor de la comu- URSS a los países del CAME pasaron de 6,3 a 59
Con el triunfo de la Gran Revolución Socialista nidad socialista. millones de Tm y los de gas, de 0,2 a 8.600 mi-
de Octubre, los principios imperialistas que do- llones de metros cúbicos. Ello asegura en par-
minaban en el mercado mundial perdieron su ticular la estabilidad de los recursos energéticos
carácter universal, restringiéndose aún más su EL SOCIALISMO HA ALCANZADO en un breve checoslovacos. La URSS cubre el 92% de las im-
acción con el surgimiento del mercado socialista plazo histórico resonantes éxitos en la competi- portaciones checoslovacas de petróleo y el 100%
mundial y el desmoronamiento del sistema colo- ción económica con el capitalismo. Los países de las de gas natural. La Unión Soviética es hoy
nial. En estos momentos en que la correlación del CAME han aumentado su parte alícuota en la el principal partner comercial de Checoslovaquia,
de fuerzas ha cambiado radicalmente en favor producción industrial mundial del 17,5% en 1950 correspondiendo a aquélla más del 30% del co-
del socialismo y la paz se hace más evidente ca- al 37,5% en 1974. En el mismo período, la parte mercio exterior de nuestro país.
da vez que la vieja actitud ante el comercio in- de la producción industrial mundial, correspon- Antes de la II Guerra Mundial, el comercio ex-
ternacional está condenada históricamente. Pero diente a los EE.UU., disminuyó del 43,6% al terior de la Checoslovaquia burguesa estaba
no resulta tan fácil superarla. Los reaccionarios 25,4%, y la de los países del Mercado Común, orientado principalmente a los países de Euro-
círculos imperialistas no quieren renunciar a los del 21,8% al 16%. pa Occidental. En lo fundamental exportábamos
intentos de utilizar el comercio como medio de El desarrollo armónico y sin crisis de la eco- bienes de consumo: tejidos, cristalería, artículos
quebrantar la independencia económica de los nomía de los estados socialistas asegura también de cuero y ciertos comestibles. Los bienes de
países, como instrumento de presión e imposi- el desenvolvimiento dinámico del comercio entre equipo representaban sólo un 6% de las expor-
ción política, de intromisión en los asuntos inter- ellos. Dicho comercio se amplía -a medida que taciones.
nos de otros estados y de propagación de la los países socialistas se van aproximando en el El impetuoso crecimiento de la economía che-
ideología burguesa. orden económico y, a la vez, favorece esta apro- coslovaca y de su potencial industrial en los
En consecuencia se mantiene aún la discrimi- ximación. De 1960 a 1974, el volumen del comer- años posbélicos y la orientación del comercio ex-
nación contra los estados socialistas; se impo- cio entre los países del CAME se multiplicó por terior hacia los países de la -comunidad socia-
60
lista han modificado la composición de las ex-
portaciones checoslovacas, en las que los bienes
de equipo representan actualmente cerca del
50%. Con un incremento total de la renta nacio-
nal de la RSChS en 4,8 veces en los años 1948—
1974, el comercio exterior del país creció en 8,3
veces, alcanzando en 1974 un valor de 85.200 mi-
llones de coronas. Los cambios progresivos que
se operan en la economía de la RSChS quedan
reflejados en la estructura del comercio exte-
rior, en el que la electrónica, los semiconducto-
res y los equipos para la industria química em-
piezan a tener un peso cada vez mayor.
El año pasado, en el marco del CAME culmi-
nó la coordinación bilateral y multilateral de
los planes de fomento económico para 1976—
1980. Conforme a los acuerdos y programas de
especialización aprobados, los países del CAME
se han comprometido a cubrir recíprocamente
una parte sustancial de sus demandas de com-
bustible y energía eléctrica, metales ferrosos y
no ferrosos, máquinas y equipos, productos quí-
micos y artículos de amplio consumo. Se hace
hincapié en la integración de la producción en
las ramas económicas clave. Las tareas cualita-
tivamente nuevas que se derivan de la realiza-
ción del Programa Complejo de integración eco-
nómica socialista se reflejan en los convenios
comerciales entre los países del CAME, inclui-
dos los concertados por Checoslovaquia.
El comercio con los países socialistas será un
elemento importante para asegurar el desarrollo
de nuestra economía nacional y elevar el nivel
de vida del pueblo. En el período de 1976—1980
su volumen habrá de crecer en un 40—42%.
LOS PAÍSES DE LA COMUNIDAD SOCIALISTA
parten de que su impetuoso desarrollo económi-
co puede y debe ser un importante factor de
crecimiento estable y dinámico del comercio
mundial y una fuente eficaz de reordenamiento
de las relaciones económicas internacionales
sobre la base de unos principios democráticos.
El ahondamiento de los lazos económicos en-
tre los países socialistas y los jóvenes estados
independientes favorece el desarrollo de tenden-
cias progresistas en el comercio mundial. La ex-
periencia de monopolio estatal del comercio ex-
terior en los países socialistas, completamente
justificada en el plano histórico, ha ejercido una
gran influencia sobre el proceso de nacionaliza-
ción del comercio exterior en su totalidad o de
sus ramas clave, proceso que se ha operado en
muchos países de Asia y África una vez conquis-
tada la independencia política.
Es obvio que la independencia política de los
pueblos de las antiguas colonias no conduce
automáticamente a su liberación de las ataduras
con respecto a la economía capitalista mundial.
Aunque con métodos nuevos, más velados, el im-
perialismo sigue tratando de utilizar a dichos
países como mercados y como proveedores de
materias primas. Para ello recurre también a la
discriminación comercial.
61
 Los países capitalistas aplican una política de
mano dura a todas las mercancías, comprendidas
las materias primas, provenientes de los jóvenes
estados independientes. Se gravan con tarifas
arancelarias que, por término medio, son dos
veces mayores que las impuestas a las mercan-
cías importadas de los países 'capitalistas desa-
rrollados. La formación de precios en el merca-
do capitalista mundial es también sumamente
desfavorable para los países en desarrollo. La
maquinaria que éstos importan resulta siempre
mucho más cara que las materias primas que ex-
portan. La discriminación se ve agravada por un
sistema de cuotas, que muchas veces se establece
por consideraciones meramente políticas y está
destinado a provocar una aguda rivalidad entre
los países emergentes.
La lucha por la independencia económica y un
comercio en pie de igualdad es conceptuada por
los pueblos de estos países como primordial. Pa-
ra ello cuentan con el amplio apoyo de la co-
munidad socialista. En la Organización de las
Naciones Unidas y en distintas conferencias in-
ternacionales, sus justas reivindicaciones se
abren paso gracias a Ja solidaridad de Jos esta-
dos socialistas.
De 1950 a 1973, los países del CAME aumenta-
ron en casi 22 veces su comercio con los jóve-
nes estados independientes. En el marco del
Banco Internacional de Inversiones del CAME ha
sido creado un fondo especial de 1.000 millones
de rublos .transferíales para financiar la asisten-
cia económica y técnica a los países en desa-
rrollo. Para que puedan pagar la maquinaria ad-
quirida y otras formas de asistencia técnica, los
países del CAME les conceden créditos estatales
y comerciales que no vienen condicionados por
ninguna exigencia política ni económica. Sólo los
créditos a largo plazo concedidos por los países
del CAME ascienden a 11.000 millones de rublos.
La URSS y otros estados socialistas han supri-
mido los aranceles para las importaciones de los
jóvenes estados independientes y, contribuyendo
al desarrollo de su economía nacional, amplían
la importación de sus artículos industriales.
El Programa Complejo estipula la posibilidad
de una participación de los países en desarrollo
en las actividades del CAME y en sus organiza-
ciones económicas internacionales, lo cual brin-
da grandes perspectivas a muchos de estos paí-
ses. Como ejemplo pueden citarse, entre otros,
los convenios concertados entre el CAME e Irak
y México.
UNA PARTICULARIDAD CARACTERÍSTICA de
la vida internacional moderna es el desarrollo
acelerado de la cooperación económica entre
países con distinto régimen social. En el comer-
cio exterior se registran tendencias propias de
un desarrollo general de las relaciones interna-
cionales. «Existe una fuerza —decía Lenin— más
poderosa que el deseo, la voluntad o la decisión
de cualquiera de los gobiernos o clases que
nos son hostiles. Esa fuerza son las relaciones
económicas generales del mundo, que les obligan
62
a establecer contacto con nosotros»1. La disten-
sión, que se está convirtiendo en el rasgo do-
minante de la política mundial, ha contribuido
a que se produzcan cambios positivos en el co-
mercio entre países socialistas y capitalistas y
permite aprovechar las posibilidades de normali-
zar y perfeccionar el mecanismo de los nexos
económicos mundiales.
A su vez, los avances positivos en las relacio-
nes económicas de estados con diferente régi-
men social ahondan el proceso distensivo y
amplían y fortalecen la base material de la co-
existencia pacífica. Los beneficiados son todos
los pueblos que luchan por la paz y la seguri-
dad. «Un importante factor estabilizador de las
relaciones pacíficas entre los estados, factor que
adquiere un significado cada vez mayor, es la
cooperación económica recíprocamente ventajo-
sa», recalcó el camarada G. Husák, Secretario
General del CC del PCChS y Presidente de la
RSChS, en su intervención en la Conferencia de
Helsinki2.
El monopolio del comercio exterior sigue sien-
do un firme baluarte contra el que se estrellan
las tentativas de las potencias imperialistas de
mangonear en los mercados de los países de la
comunidad socialista, asegurarse la utilización
rapaz de sus riquezas naturales y torpedear el
sistema económico socialista. Han fracasado los
planes imperialistas de imponer toda clase de
«bloqueos comerciales» y de «embargos econó-
micos», con los que se intentó aislar en un prin-
cipio a la Unión Soviética y, más tarde, a otros
países socialistas.
La orientación hacia un desarrollo consecuen-
te y recíprocamente beneficioso del comercio en-
tre países con distinto régimen social y econó-
mico viene impuesta por las exigencias objetivas
de la internacionalización de la vida económica,
la división internacional del trabajo y la revolu-
ción científica y técnica. Entre tanto, los políti-
cos imperialistas han venido tergiversando du-
rante largo tiempo la firme fidelidad de los paí-
ses socialistas a esta orientación, presentándola
como una «maniobra táctica» de los comunistas
que obedecía a una supuesta '«debilidad». No po-
cos teóricos de pacotilla aplican también hoy se-
mejantes clichés a la política económica exterior
de los países socialistas. Evidentemente, no han
sacado ninguna enseñanza de la historia.
En todo caso, a ninguna persona sensata se le
ocurre hablar hoy en serio de «debilidad» de la
comunidad socialista. .Como antes, los países del
socialismo real demuestran en la práctica su de-
terminación de ampliar el intercambio económi-
co recíprocamente ventajoso con los estados ca-
pitalistas, viendo en él un medio importante pa-
ra fortalecer la seguridad y la cooperación de
los pueblos, «Los países del CAME —consigna el
Programa Complejo de integración económica
socialista—, de conformidad con su política de
coexistencia pacífica en interés del progreso so-
1 formación y capacitación reciproca de especialistas y cua-
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXXVI, págs. 74—75.
2 Rudé Pravo, 1. VIII. 1975.
cial y partiendo también de que la división in-
ternacional socialista del trabajo tiene en cuenta
la división mundial del trabajo, seguirán impul-
sando las relaciones económicas y científico-téc-
nicas con los demás países, cualquiera que sea
su régimen social y estatal, sobre la base de la
igualdad de derechos, el provecho mutuo y el
respeto de la soberanía»3.
Los países socialistas están contra la autar-
quía, contra la aspiración a producirlo todo con
los esfuerzos propios; les es ajeno el menospre-
cio de las ventajas económicas que ofrece la
división internacional del trabajo. En un siglo
de pujante crecimiento de las fuerzas producti-
vas, de impetuoso desarrollo de la revolución
científico-técnica, ningún país puede ya, en rea-
lidad, desarrollar aisladamente su economía sin
perjudicarse. Las proporciones de la producción
moderna, las inversiones en la actividad cientí-
fica y la investigación requieren cuantiosos me-
dios de que a veces no disponen ni siquiera paí-
ses de gran potencial económico.
Las relaciones económicas entre países de dis-
tinto régimen social se asientan hoy en impor-
tantes acuerdos concluidos a nivel interestatal.
Hay organismos intergubernamentales especiales
cuya obligación es contribuir a la cooperación
industrial, agrícola, científica y técnica. Adquie-
re extraordinaria importancia el acuerdo de am-
pliar en medida considerable los plazos y las
proporciones de los convenios económicos entre
distintos países. En el curso de la realización
de estos acuerdos, a la práctica tradicional vie-
nen a añadirse los tratados de cooperación eco-
nómica sobre una base compensatoria, es decir,
que las firmas capitalistas que participen en la
creación de complejos industriales en los países
socialistas habrán de recibir, como compensa-
ción, parte de su producción. Acuerdos de este
género han sido concluidos ya por la Unión So-
viética, Polonia y otros países socialistas. La
ampliación del comercio de patentes, licencias
y el intercambio recíprocamente ventajoso de
«know-how»4 contribuye a la cada vez más fre-
cuente realización conjunta de proyectos y tra-
bajos de investigación.
En la actualidad, el comercio de los países del
CAME con los estados capitalistas pasa de los
40.000 millones de dólares, suma superior en
muchas veces al nivel mantenido artificialmente
en el período de la guerra fría desatada por los
imperialistas. El comercio ha jugado un impor-
tante papel en la superación de Jas barreras po-
líticas y sicológicas levantadas por los estrate-
gas de esa guerra. Los acuerdos comerciales han
sido a menudo el preludio de acuerdos ipara re-
solver problemas políticos.
3
Programa Complejo de profundización y perfecciona-
miento de la colaboración y de desarrollo de la integra-
ción económica socialista de los países del CAME. Moscú,
1972,
4
Editoriales Progreso y APN, pág. 11, ed. en español.
Intercambio de documentación científica y técnica,
dros de la producción y cesión a la otra parte de las
tecnologías más modernas.
El creciente interés de los estados capitalis-
tas por la cooperación económica con la Unión
Soviética y otros países de la comunidad socia-
lista es espoleado por el desarrollo sin crisis de
la economía socialista. Para nadie es un secreto
que la grave crisis económica que sufre el mun-
do capitalista obliga a muchos hombres de ne-
gocios a modificar su actitud ante el comercio
con los países socialistas, a buscar los medios de
ampliarlo.
Sería una simplificación afirmar que el desa-
rrollo del comercio entre dos países socialistas
y capitalistas es una panacea contra una crisis
que tiene su origen en las lacras de un sistema
basado en la propiedad privada de los medios
de producción. No puede dejarse de ver también
que los pedidos de los países socialistas contri-
buyen —a veces notablemente— a la reducción
del ritmo de crecimiento del desempleo, verda-
dero azote de los trabajadores de los estados
capitalistas.
Según datos de la Comisión Económica de la
ONU para Europa referidos al último año y me-
dio, la crisis económica ha repercutido desfavo-
rablemente en el volumen global del comercio
de Europa Occidental. Al ¡mismo tiempo, en
1974, el comercio entre los países socialistas y
capitalistas aumentó en 42—44%, y siguió
aumentando en 1975. El intercambio comercial
con los países socialistas, aunque ocupa por el
momento un lugar modesto (un 5%) en el volu-
men total del comercio de los países de Europa
Occidental, difícilmente puede ser menosprecia-
do. Porque según cálculos aproximados de algu-
nos economistas, el volumen del comercio entre
los países del CAME y las naciones capitalistas
desarrolladas de Europa asegura en ellas traba-
jo a por lo menos 2 millones de personas.
La clase obrera de los países capitalistas, cuya,
vanguardia son los partidos comunistas y mu-
chos destacamentos de masas de los sindicatos
exigen que sus gobiernos tomen medidas más
enérgicas para impulsar el comercio con los es-
tados socialistas y librarlo de las consecuencias
y los vestigios de la guerra fría. Los esfuerzos
empeñados en este sentido confluyen en el cau-
ce general de la creciente lucha antiimperialista
y antimonopolista en los países capitalistas.
Los estados socialistas aprecian altamente la
solidaridad de ila clase obrera internacional, que
les ayuda en la lucha por afirmar los principios
democráticos en todo el sistema de relaciones
internacionales, incluidas las económicas, donde
queda todavía mucho .por hacer.
Los hechos evidencian que los países socialis-
tas tienen más abiertas las puertas económicas
que sus partners capitalistas, pero las tienen
abiertas para el comercio y no para fenómenos
como la espontaneidad y los procesos inflacio-
nistas, típicos del «mercado libre».
Huelga decir que el desequilibrio existente hoy
en el comercio entre países socialistas y capi-
talistas requiere que éstos adopten medidas pa-
ra equilibrarlo. La solución de una serie de pro-
63
 blemas fundamentales dependerá de la disposi-
ción de los países del Oeste europeo a incremen-
tar sus importaciones de maquinaria, equipos y
otros artículos acabados de los países socialis-
tas.
No ,es menos importante el problema de la dis-
criminación arancelaria contra las mercancías
procedentes de los países socialistas. Es sabido
que una serie de países capitalistas practican la
llamada liberalización de las condiciones de im-
portación a fin de ampliar sus exportaciones. Por
ejemplo, según el Boletín Económico de la ONU,
de un total de 1.097 grupos de mercancías, Gran
Bretaña liberalizó en 1973 el 99% para las im-
portaciones de los países capitalistas y tan sólo
el 42% para las procedentes de los países so-
cialistas. Idénticas medidas fueron tomadas por
otros muchos países capitalistas. La discrimina-
ción se manifiesta además en un mayor rigor en
los reglamentos para la importación y en las
normas técnicas y sanitarias aplicadas a los paí-
ses socialistas. Las uniones aduaneras de los es-
tados capitalistas, que para unas naciones esti-
pulan un movimiento de ¡mercancías libre de
aranceles y para otras entorpecen el comercio,
representan una barrera muy seria. Ello concier-
ne al Mercado Común y a la Asociación Europea
d<e Libre Comercio.
La liberalización de la política comercial de los
países capitalistas ha sido frenada bruscamente
en los últimos años a raíz de la crisis económi-
ca. Han sido interpuestas incluso nuevas barre-
ras proteccionistas en el camino del intercambio
comercial, lo que impide el feliz desarrollo de
unas relaciones económicas recíprocamente ven-
tajosas de Checoslovaquia y los demás países de
la comunidad socialista con los estados capita-
listas. Si se eliminaran una serie de obstáculos,
como se hizo, por ejemplo, en un acuerdo entre
la RSChS y Finlandia, se podrían hallar nuevos
estímulos para las relaciones comerciales mu-
tuamente beneficiosas.
Los estados socialistas han logrado que la Con-
ferencia de Helsinki llamara a restringir y le-
vantar paulatinamente todas las barreras que
impiden el desarrollo del comercio. El Acta Final
de la Conferencia, firmada el 1 de agosto de
1975 en Helsinki, contiene importantes recomen-
daciones para fomentar la cooperación económi-
ca, científica, técnica y ecológica.
La adopción de estas recomendaciones no
significa, naturalmente, como afirman elemen-
tos de ultraizquierda, que se produzca cierta re-
conciliación o armisticio clasista y que, en con-
secuencia, el comercio mine las bases de la lu-
cha de clases a nivel internacional. Tampoco se-
ría injusto considerar que la aplicación de di-
chas recomendaciones entrañe cierto acerca-
miento o convergencia entre estados con distinto
régimen social. La 'Cooperación de dichos esta-
dos no suprime ni puede suprimir las contradic-
ciones de oíase entre los sistemas socialista y ca-
pitalista.
La creciente cooperación económica, científica
y técnica de estados con diferente régimen so-
'Cial e ideologías opuestas no conduce, ni mucho
menos, al cese de la lucha de clases, objetiva-
mente condicionada. Pero ello no hace sino acre-
centar la responsabilidad de los estados, de to-
das las fuerzas sociales para evitar que esta lu-
cha tome cauces que amenacen a la humanidad
con un conflicto bélico destructor. «Los comu-
nistas —subrayó el camarade L. Brézhnev, Se-
cretario General del CC del PCUS— seguiremos
haciendo todo lo que de nosotros dependa para
que la Tierra no se vea envuelta nunca en las
llamas de una conflagración nuclear»5.
EN BASE A LA EXPERIENCIA acumulada en el
ámbito del comercio exterior, Checoslovaquia, lo
mismo que los demás estados de la comunidad
socialista, contempla el futuro con optimismo,
optimismo que se asienta en las conclusiones de
la Conferencia de Seguridad y Cooperación en
Europa, en cuya Acta Final se señala que el co-
mercio internacional puede y debe ser «uno de
los factores más importantes de crecimiento eco-
nómico y progreso social», que el desarrollo en
este terreno contribuye a «fortalecer la paz y la
seguridad en Europa y en el mundo entero».
Ha llegado el momento de conseguir que se
acabe con la discriminación y se supriman los
obstáculos artificiales en el comercio interna-
cional, de que se ponga fin a todas las manifes-
taciones de desigualdad, imposición y explota-
ción en las relaciones económicas internaciona-
les. A ello exhorta el programa de lucha por la
paz y la cooperación internacional, por la liber-
tad y la independencia de los pueblos, avanza-
do por el XXV Congreso del PCUS. Los países de
la comunidad socialista, que lo han apoyado ca-
lurosamente como un programa de acciones con-
juntas y concertadas, se esforzarán por conse-
guir su constante aplicación. Junto con los parti-
dos comunistas de los países capitalistas y todas
las fuerzas de la paz, la democracia y el progre-
so hacen frente a la reacción imperialista, que
quiere frustrar o contener el proceso de disten-
sión.
Frauda, 10. XII. 1973.
ENSEÑANZAS DE UNA DERROTA
LOS RESULTADOS DE LAS ELEC-
CIONES NACIONALES del 13 de di-
ciembre de 1975 y los aconteci-
mientos .que les precedieron, con-
tribuyendo a la derrota de los la-
boristas, plantean nuevos proble-
mas al movimiento obrero de Aus-
tralia. Estos hechos demostraron
con más claridad que nunca que
el rumbo de Australia no es deter-
minado realmente por las eleccio-
nes democráticas, sino por las ma-
nipulaciones entre bastidores de
los poderosos grupos monopolistas
nacionales y extranjeros que ope-
ran al margen del Parlamento y
sin mandato del electorado.
La conspiración de la clase go-
bernante emprendida en octubre
del año pasado y ique condujo en
noviembre al golpe del Gobernador
General Kerr y del líder del bloque
de liberales y agrarios Fraser fue
una nueva y difícil1 prueba para el
pueblo australiano . Los hechos pu-
sieron en evidencia que las fuerzas
político-económicas que deciden de
hecho los destinos del capitalismo
australiano rechazan despreciativa-
mente el orden «democrático», que
tanto ensalzan, cuando ello respon-
de a sus intereses de clase. La al-
ta jerarquía burguesa cometió una
serie de nuevas violaciones graves
de las prácticas parlamentarias
1 y político.
Por primera vez en su historia,
Australia sufría de hecho un golpe
de Estado, punto culminante de la
crisis provocada deliberadamente por
los liberales y los agrarios. Dispo-
niendo de la mayoría en el Senado
recurrieron a acciones sin preceden-
tes, dilataron hasta tal punto la apro-
bación del proyecto de presupuesto
estatal que el Gobierno se quedó sin
recursos financieros. Este fue el pre-
texto que ellos buscaban para que el
Gobernador General Kerr, valiéndose
de sus poderes, desde hace mu-
cho ya anacrónicos, destituyera al
Gobierno laborista, que dos veces du-
rante tres años incompletos había ob-
tenido el mandato popular y que te-
nía el firme respaldo de la Cámara
Baja.
Carta de Australia
por ella misma establecidas. En sus manos a través del millonario
cuanto el Partido Liberal comen- conservador Fraser para descargar
zó a maniobrar a fin de instalarse sobre los trabajadores el fardo de
en el poder por medios antidemo- la nueva crisis económica, mante-
cráticos, fue desechada la tradi- niendo intactas las ganancias de
ción por la que los senadores re- los monopolios.
tirados o fallecidos eran reempla- La burguesía extranjera, particu-
zados por representantes del mis- larmente de EE.UU. y Japón, veía
mo partido y del correspondiente en el derrocamiento del Gobierno
Estado. Por primera vez se alteró laborista el medio de terminar con
la tradición de que el Senado no la política, poco grata para ellos,
debe ser utilizado para bloquear de los laboristas que planteaban la
las asignaciones necesarias al Go- consigna de «los recursos austra-
bierno. lianos bajo control australiano» y
Los líderes del Partido Liberal y despejar así el camino a las gran-
los representantes de los monopo- des inversiones en la explotación
lios <que les dirigían anónimamente de las abundantes riquezas minera-
entre bastidores estaban decididos les de nuestro país.
a pagar un alto precio por hacer- Lo que querían tanto Wall Street
se del poder. El atropello de las como Washington era restaurar en
«garantías» de independencia del el poder un Gobierno francamente
Parlamento por ellos establecidas, pronorteamericano. Sabían que un
y de la «imparcialidad» del Go- Gobierno de los liberales consolida-
bernador General, demostró que no ría la situación de las bases mili-
se detienen ante graves violacio- tares de los EE.UU. en Australia.
nes de toda norma constitucional. Querían torpedear la política exte-
El hecho es .que no fueron ni rior independiente y de paz del
Fraser ni el Gobernador General Gobierno laborista, .que por vez pri-
Kerr, sino los agentes anónimos de mera, desde la participación de
los monopolios australianos y ex- nuestro país en la lucha aliada
tranjeros, la fuerza real suprapar- contra el fascismo durante la II
lamentaria que tomó la decisión de Guerra Mundial, le hizo ganar el
derrocar a toda costa el Gobierno respeto de la opinión mundial.
laborista, decisión de gravísimas Acerca del importante papel de
consecuencias de orden económico los grupos de presión norteameri-
canos, que tratan de obtener un
Existen abundantes pruebas de mayor acceso al uranio australia-
que Fraser no organizó por inicia- no, habla una entrevista, publicada
tiva propia la conspiración de oc- en la revista Nucleonics Week, con
tubre, que comenzó con la negati- William Jentes, personero de con-
va del Senado de aprobar el pro- fianza de la Westinghouse, .quien
yecto de ley sobre el presupuesto. con sorprendente exactitud predi-
Al mismo tiempo no son pocos los jera los acontecimientos al mani-
hechos que evidencian que el con- festar: «Si el Gobierno laborista de
siguiente putsch Fraser-Kerr tam- Australia es derrocado dentro de
poco fue obra sólo de estos dos po- cinco semanas, llegaremos a obte-
líticos, pues ambos actuaron con la ner el uranio que creíamos tener
plena seguridad de .que tenían el ya en nuestras manos». Esto se
apoyo incondicional de las más al- publicó en el número de la revista
tas instancias del gran business correspondiente a noviembre, es
decir ¡cinco semanas y tres días
australiano y extranjero.
La burguesía australiana decidió antes de las elecciones!
tomar el poder directamente en Inevitablemente se impone la
65
conclusión de que el Gobierno la-
borista fue deliberadamente mar-
ginado del poder de acuerdo a un
plan gestado de antemano, cuya
realización pasó varias etapas mi-
nuciosamente concebidas: la serie
de maquinaciones y escándalos
públicos; las manipulaciones para
obtener una falsa «mayoría» en el
Senado; la dilación burocrática del
Senado a la aprobación del proyec-
to de ley sobre el presupuesto (fue
aprobado en el momento en que
los liberales se instalaron en el
poder); el golpe de Estado y la
entrega por el Gobernador General
del puesto de primer ministro a
Fraser lo que le dio grandes venta-
jas en la lucha electoral; por últi-
mo, como acto final del complot,
el concentrado ataque sin prece-
dentes contra el Gobierno laborista
por parte de los medios de Infor-
mación masiva controlados por los
monopolios.
¿COMO DEBE REACCIONAR el
movimiento obrero ante esta nueva
situación creada en el país?
A pesar de los errores y reveses,
el Gobierno laborista tiene en su
haber muchos logros notables tan-
to en política exterior como inte-
rior. Con ,todo, cuando las fuerzas
de los monopolios que operan al
margen del Parlamento decidieron
derribarlo, lo llevaron a cabo.
Ya antes del golpe del 11 de
noviembre, el Partido Socialista de
Australia (PSA) dirigió al primer
ministro Whitlam una carta con
una propuesta, cuya actualidad se
ha hecho aún más evidente a la luz
de los acontecimientos que se su-
cedieron. El PSA propuso que los
diputados laboristas del Parlamen-
to y el Partido Laborista Australia-
no (PLA) unieran concertadamente
sus esfuerzos para organizar una
campaña nacional con el fin de
poner de manifiesto el peligroso
incremento del poderlo de los mo-
nopolios modernos y esclarecer a
las masas la necesidad de poner
bajo control y refrenar a las fuer-
zas antidemocráticas, supraparla-
mentarias de la clase pudiente y
privilegiada.
El PSA escribió que estaba listo
para movilizar a todas sus fuerzas
en la realización de esta impor-
tante campaña. La participación
del PLA en ella debía ser un fac-
tor decisivo. Nuestro Partido con-
sideraba que el Partido Laborista
no podía dejar de participar en
ella. O respondía al desafío de los
poderosos monopolios o se entre-
gaba a merced de ellos.
El reformismo evade tradicional-
mente la lucha de clases. Y esa
fue la tendencia dominante en el
PLA. Pero, hoy, los enemigos acé-
66
rrimos de la clase obrera que se
hallan en la administración de las
compañías nacionales y extranje-
ras son los que empujan a los la-
boristas a comprender la inelucta-
bilidad de la lucha de clases.
Al desarrollar la concepción del
frente único en la lucha contra el
capital monopolista durante las
crisis económicas, Jorge Dimitrov
dijo en su famoso discurso de 1935
que, cuando el capitalismo ya no
es capaz de gobernar al viejo esti-
lo, substituye sin vacilar una for-
ma de gobierno capitalista por
otra. Aún sin llegar a exagerar la
presente situación, diciendo que
Australia está ya bajo el fascismo,
lo cierto es que la burguesía local
y extranjera ha comenzado a susti-
tuir las anteriores formas políticas
por nuevas que aseguren el poder
a sus testaferros políticos directos.
Es una situación que requiere la
agrupación de las fuerzas en un
frente único y las más vastas ac-
ciones del pueblo, en el marco de
ese frente, para detener el amena-
zante incremento del poder de los
monopolios en nuestro país.
En efecto, el rumbo político
francamente pronorteamericano de
Fraser crea así condiciones para
que surja de una u otra forma un
frente nacional de resistencia a la
política de «puertas abiertas» con
sus inevitables consecuencias: sa-
queo por el capital extranjero de
nuestras riquezas naturales y
afianzamiento de las bases mili-
tares de los EE.UU. en nuestro te-
rritorio.
El Partido Socialista de Austra-
lia ha puesto en conocimiento del
Partido Laborista y de otros desta-
camentos del movimiento obrero su
punto de vista: para comenzar es
importante emprender, por débil
que sea, un movimiento de resis-
tencia que ayude a las masas a
tomar conciencia de la necesidad
de acciones en el marco de un pro-
grama, que en la etapa actual se
circunscribe a la lucha por poner
freno a los monopolios locales y
extranjeros.
Pero incluso una campaña de ba-
se tan real como ésta puede pare-
cerles a ciertos miembros del Par-
tido Laborista «demasiado radical».
La alternativa aceptable para ellos
es resignarse sumisamente a la du-
ra realidad de los últimos aconteci-
mientos. Por otro lado, algunas
fuerzas de extrema izquierda pue-
den considerar como «demasiado
moderadas» las propuestas de lu-
cha por refrenar a los monopolios
o establecer el control sobre ellos.
Unos y otros no deben perder de
vista las interesantes declaracio-
nes de un comentarista político bri-
tánico sobre las causas de la derro-
ta de los laboristas, quien subrayó
que el movimiento laborista aus-
traliano, en general, se planteaba
objetivos demasiado insignifican-
tes, mientras que el movimiento
obrero y sindical de Gran Bretaña
lleva a cabo amplias campañas
contra los monopolios, frecuente-
mente bajo la consigna de su na-
cionalización. Señaló también que
Australia tiene el porcentaje mun-
dial más alto de propietarios de
casas. De ahí que una parte consi-
derable de la población, que se ca-
racteriza por una mentalidad de
pequeños propietarios, reaccione
violentamente ante la inflación o
la inestabilidad económica, que
pueden poner en peligro sus bie-
nes. Ambas observaciones son jus-
tas.
En general, el Partido Laborista
Australiano, y no sólo su ala iz-
quierda, debe encabezar con más
decisión la lucha en su sentido
fundamental: el combate contra los
monopolios. Es importante tomar
en cuenta una de las enseñanzas
principales de las pasadas eleccio-
nes: el electorado australiano sin
actitud política determinada se in-
clina inevitablemente hacia los
conservadores. Por otra parte,
estos electores —granjeros, peque-
ños empresarios e intelectuales—
tampoco son partidarios convenci-
dos de las fuerzas monopolistas,
por lo que con un enfoque correc-
to puede persuadírseles de la ne-
cesidad de luchar contra el cre-
ciente poder de los monopolios
sobre sus destinos. Esto puede ser
un paso adelante de mucha impor-
tancia.
Las disquisiciones de los ultra-
izquierdistas de que hoy ya no
quieren «nada más que el socialis-
mo» y su exigencia de nacionali-
zación inmediata y total, en esta
etapa, no hacen sino asustar a to-
da esta gente, posibilitando, de he-
cho, el fortalecimiento de los mo-
nopolios en lugar de debilitar su
influencia sobre las masas popula-
res.
Teniendo en cuenta el resultado
general de las elecciones, el Par-
tido Socialista de Australia lucha
tanto contra las tendencias oportu-
nistas de derecha que renuncian
prácticamente a la lucha después
de la derrota de los laboristas, co-
mo contra los llamamientos ultris-
tas hacia la «superrevolución», ex-
presión de las formas ultraizquier-
distas de desesperación. En fin de
cuentas, estas dos tendencias ha-
cen el juego a las fuerzas promo-
nopolistas. El PSA recalca que en
la etapa actual, la mejor forma
de conseguir los fines socialistas
revolucionarios es crear un pode-
roso frente único de obreros y un
vasto frente popular de granjeros,
intelectuales, pequeños empresa-
rios y de otras capas para luchar
contra su enemigo común: los mo-
nopolios locales y extranjeros.
El considerable número de elec-
tores (el 43%, es decir, más de 3
millones) que dieron sus votos a
los laboristas, a pesar de la arro-
lladora avalancha propagandística
que sobre ellos volcaron los medios
de información masiva pertenecien-
tes a los monopolios, prueba que
en diferentes capas de la socie-
dad existe una sólida base para
hacer factible el amplio frente po-
pular que propone el PSA.
Fraser se encuentra en una si-
tuación complicada. No puede so-
lucionar los problemas de la infla-
ción y el desempleo, engendrados
por el capitalismo. Se enfrenta a
un movimiento obrero que, crecien-
do impetuosamente, robustece la
unidad de sus filas y engendra una
profunda hostilidad hacia la polí-
tica de Fraser. En el plano interna-
cional, choca con una situación cu-
ya tendencia predominante sigue
siendo la distensión, que rompe los
ya gastados dogmas antisoviéticos
de la época de la guerra fría, que
éste se ha apresurado a apoyar.
Sus postulados tácticos inmedia-
tos, tendientes a atizar el conflic-
to de la China maoísta con la
Unión Soviética y otros países so-
cialistas, no tardarán en desen-
mascararse como una política que
impele a Australia al descabellado
camino maoísta de la «inevitabili-
dad de la guerra nuclear», que
entraña una amenaza tanto para
nuestro país como para toda la hu-
manidad.
La actividad del Partido Socia-
lista de Australia en 1976 está en-
caminada a contribuir no sólo a la
creación de un poderoso movi-
miento popular contra el poder
omnímodo de los monopolios, sino
también al resurgimiento de un
vasto movimiento de fuerzas aus-
tralianas adictas a la paz, por la
distensión, el desarme y el pro-
greso, poniendo particular énfasis
en el problema de la liquidación
de las bases militares estadouni-
denses, que convierten a nuestro
país en punta de lanza nuclear de
los militaristas de Washington.
ADEMAS DEL CONCURSO en la
creación de un extenso movimien-
to popular, el Partido Socialista de
Australia redobla sus esfuerzos en
la aplicación de su propia políti-
ca. La campaña electoral indepen-
diente del PSA demostró el gran
interés que suscita su firme rumbo
hacia el socialismo. En el transcur-
so de dicha campaña, sólo los re-
presentantes del Partido Socialista
de Australia y su prensa recalca-
ron con toda claridad las ventajas
de la economía de la Unión Sovié-
tica y de otros países socialistas,
donde no hay crisis, inflación ni
desempleo. Continuaremos esta im-
portante labor a la par de la pro-
paganda del Programa del II Con-
greso del Partido, en el que está
trazada la vía de Australia hacia
el socialismo propuesta por el PSA.
La victoria conseguida por Fra-
ser y las fuerzas que le ayudaron
es, en esencia, su propia derrota.
Su situación no tiene salida. En
nuestra época el papel decisivo
pertenece a las fuerzas que luchan
por la paz, la independencia nacio-
nal y el socialismo. Afirmar esto
no significa manifestar un optimis-
mo infundado. Esta afirmación se •
basa en la realidad concreta. A
condición de que realicen una po-
lítica justa, estas fuerzas tienen
posibilidades enormes para robus-
tecer sus posiciones en Australia.
A ellas les pertenece el futuro.
Desde los primeros meses de
1976, el nuevo Gabinete liberal ha
comenzado a realizar una política
exterior reaccionaria: los EE.UU.
han recibido un acceso más amplio
a las bases militares en territorio
australiano; Canberra se ha suma-
do al provocador griterío en torno
a los infundios sobre el brusco in-
cremento de la presencia de la
Unión Soviética en el Océano In-
dico. El Primer Ministro Fraser
planea visitar en breve a Mao Tse-
tung. La política interior del nuevo
Gabinete está marcada por una
amplia ofensiva contra los salarios,
las pensiones y el nivel de vida,
en general.
Al mismo tiempo crece la resis-
tencia a esta política. La amenaza
de huelgas obreras «escaqueadas»
a escala nacional en todos los es-
tados ayudó a frustrar los planes
de reducción drástica de los sala-
rios, mientras que' la manifestación
multitudinaria de obreros indus-
triales y empleados frente al Par-
lamento el primer día de labores
de la nueva legislatura, confirma
las grandes posibilidades que exis-
ten para desplegar la lucha anti-
monopolista.
Sidney
W. J. BROWN,
periodista australiano
67
 Intercambios de opiniones • Debates táneas en cuanto a la situación y las condiciones re-
lativas de tales o cuales países. Esto es imprescin-
dible, pero no basta. También debemos hallar la cla-
ve de aquellas particularidades que son propias en
amplia escala de nuestra realidad, distinguiéndola
ante todo de la realidad «de ayer», de un pasado
histórico, aunque relativamente reciente. Esta es la
dirección en que quisiera continuar el debate en las
monopolista de hacer recaer sobre los contribuyen-
tes la carga de la aguda crisis actual, de la infla-
ción y el desempleo; la militarización de la econo-
mía, la absorción de los recursos de la nación por
ios complejos militares-industriales; los efectos del
progreso científico y técnico, aprovechado por los
monopolios para obtener los máximos beneficios sin
reparar en el deterioro de las condiciones de trabajo,

EL PROBLEMA DEL PODER EN EL PERIODO páginas de la revista.

DE TRANSICIÓN
JAMAS LA PERSPECTIVA DEL SOCIALISMO ha es-
tado más cercana para la humanidad que en nuestra
época, época de creciente superioridad de las fuer-
zas del sistema socialista mundial, de crisis cada vez
más profunda del capitalismo y de ascenso del mo-
vimiento revolucionario de las masas por la emanci-
pación social y nacional. Las duras batallas de clase
están cobrando auge y este hecho atrae lógicamente
la atención de los comunistas hacia aquellos aspectos
de la doctrina marxista-leninista que se hallan direc-
tamente relacionados con la conquista y la consolida-
ción de poder de la clase obrera. Atendido esto nos
parece importante la discusión de las leyes objetivas
del paso del capitalismo al socialismo iniciada por
la revista con el artículo «Un cuadro de nuestro pro-
pio porvenir»1, de I. NOrlund, miembro del Comité
Ejecutivo y deil Secretariado del CC del Partido Co-
inmnista de Dinamarca.
El artículo ofrece una réplica argumentada a nues-
tros adversarios ideológicos, los ideólogos de la bur-
guesía, los predicadores del oportunismo y del revi-
sionismo, que empeñan todos sus esfuerzos en desa-
creditar la experiencia histórica atesorada por el so-
cialismo real, socavar la unidad y la cooperación de
ilos partidos hermanos y justificar cualquier abando-
no del marxismo-leninismo. En sus escritos se exa-
gera la importancia de lo «específico», lo «original»
y lo «irrepetible» del desarrollo operado en tal o
cual país. La dispersión, el «cada uno por su lado»,
eso es lo que desean a nuestra lucha cuando aspiran
a suplantar su objetivo —el comunismo—, promo-
viendo como alternativa unas recetas de última mo-
da y unos «modelos» caseros de socialismo, ya sea
el «danés» o el «sionista», predicado en Israel por
D. Ben-Gurion, B. Katsnelson y sus adeptos. El cri-
terio de la verdad, como justamente recuerda I. No'r-
lund, es la vida, la práctica. No conocemos ni un
caso en que el socialismo haya sido construido si-
guiendo ese tipo de recetas, aunque los partidos que
las propugnan, como, por ejemplo, los social-demó-
cratas, se hallan a menudo en el poder. Al mismo
tiempo vemos la rica experiencia del socialismo real,
1
REVISTA INTERNACIONAL, íís 1 de 1976.
ZAHI KARKABI,
secretario del CC del Partido Comunista de Israel
y los partidos hermanos explican los éxitos de sus
países en primer lugar por haber observado riguro-
samente las leyes objetivas.
Al leer el artículo «Un cuadro de nuestro propio
porvenir» percibí la profunda similitud de mis ideas
con lo que se dice en él acerca del estado de ánimo
del comunista de un país capitalista que contempla
atento la vida de la Unión Soviética y de otros paí-
ses socialistas, preguntándose continuamente «¿Y có-
mo será en nuestro país?». Creo que estas ideas son
también las de mis camaradas de lucha de distintos
países, pues el verdadero comunista no puede por
menos de darse cuenta de la razón que asistía a Lenin
cuando decía: «Hoy tenemos ya una experiencia in-
ternacional muy considerable, que demuestra con ab-
soluta claridad que algunos de los rasgos fundamen-
tales de nuestra revolución tienen una importancia
que no es local, o específicamente nacional, o sólo
rusa, sino internacional... Es el modelo ruso el que
revela a todos los países algo —y algo muy impor-
tante— de su futuro próximo ie inevitable.»2 No hay
ninguna contradicción entre esta conclusión y otro
conocido postulado de1! marxismo, respecto al cual
señalaba Lenin que «en cada país... la revolución
recorre un camino particular... La revolución mun-
dial no es tan pareja como para que avance del ¡mis-
mo modo en todas partes, en todos los países»3. La
complejidad y el carácter creador de nuestro trabajo
residen en forjar una estrategia y una táctica realis-
tas y que tengan en cuenta las peculiaridades de las
condiciones locales, que no suprimen en absoluto,
las leyes generales de la historia y que, más aún, no
pueden ser comprendidas a fondo sin un conoci-
miento científico de estas últimas.
Pero subestimaríamos la verdadera complejidad de
la cuestión si no hablásemos más que de la correla-
ción entre lo general y aquello «particular» que apa-
rece fijado por una fotografía instantánea de la con-
temporaneidad y sólo reproduce diferencias momen-
2
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXXIII, págs. 125—126.
3 Ibídem, t. XXIX, pág. 440.
EN ESTOS TRES CUARTOS DE SIGLO últimos, el
la calidad de la vida y. el medio ambiente, todo ello
lesiona sensiblemente los intereses de las grandes
masas no monopolistas de la población. Para mante-
mundo capitalista ha experimentado cambios funda- nerlas sometidas, el imperialismo recurre cada vez
mentales. Los comunistas no cierran los ojos ante más a la reacción política, merma los derechos y las
este hecho y consideran un deber suyo asumir —y libertades democráticas burguesas tradicionales, am-
así lo hacen— el análisis objetivo de lo que está su- plía las prerrogativas del poder ejecutivo en menos-
cediendo. Los resultados de este trabajo de los par- cabo de los organismos electivos representativos,
tidos hermanos se discuten y verifican conjuntamen- desata la represión contra las fuerzas progresistas,
te, lo que contribuye al sucesivo enriquecimiento del tiende a los métodos autoritarios y, en los casos par-
marxismoileninismo, cuya base teórica ha sido com- ticularmente agudos, se apoya directamente en el
pletada en nuestra época con nuevas deducciones neofascismo y los regímenes dictatoriales. «La expe-
respecto a la profundizaoión de la crisis general del riencia del movimiento revolucionario de los últimos
capitalismo y la creciente superioridad de fuerzas años —manifestó el camarade L. Brézhnev en el
del socialismo, respecto a la posibilidad de sanear XXV Congreso del PCUS— muestra claramente que
el clima internacional, esclarecer las perspectivas de si surge un peligro real para la dominación del ca-
los jóvenes estados -que se están desembrazando del pital monopolista y sus testaferros políticos, el im-
yugo colonial, etc. Sin repetir el amplio análisis de perialismo no se detiene ante nada y abandona toda
la situación actual contenido, por ejemplo, en los apariencia de democracia del tipo que fuere» .
5
documentos de la Conferencia Internacional de los Al trazar en estas condiciones su estrategia revo-
Partidos Comunistas y Obreros de 1969, nos deten- lucionaria, los partidos comunistas de muchos paí-
dremos a examinar más pormenorizadamente una ses no socialistas promueven como tarea primordial
particularidad de esta situación. la lucha por amplios frentes y alianzas populares,
Como es sabido, desde el punto de vista del desa- por lia unidad de las fuerzas de izquierda y demo-
rrollo de las fuerzas productivas y la creación de cráticas, de todas las fuerzas antiimperialistas. Se
las premisas materiales del paso al socialismo, el ca- plantea el objetivo de realizar —a través de momen-
pitalismo monopolista de Estado es capaz de ascen- tos, fases y etapas transitorias del movimiento—
der, según la expresión de Lenin, a un peldaño de profundas transformaciones democráticas del régi-
'la escalera de la historia «entre el cual y el peldaño men social y estatal de los países capitalistas. Así,
llamado socialismo no hay ningún peldaño interme- en los documentos del Partido Comunista Alemán
dio»*. En algunos de los países capitalistas más de- se habla de «democracia antimonopolista»; el Parti-
sarrollados, los partidos comunistas han llegado a do Comunista del Canadá estima que la meta de se-
la conclusión de que en ellos existen también de he- mejante etapa es la formación de una «alianza de-
cho las premisas materiales objetivas del socialismo. mocrática, antimonopolista y antiimperialista», etc.
Por otra parte, también en estos países debe consta- «Se puede suponer —se constató en el simposio in-
tarse que el tránsito al socialismo como paso inme- ternacional consagrado all 40 aniversario del VII
diato es poco probable, ya que tropieza con otra Congreso de ¡la Internacional Comunista— que en
«traba», no material, es interrumpido por tareas de- muchos países capitalistas precederán a la revolu-
mocráticas generales no cumplidas, cuyo volumen ción socialista uno o varios escalones, fases de la
en comparación con el pasado ha aumentado consi- revolución democrática de nuevo tipo (a diferencia
derablemente. ¿Cuál es la razón? El análisis históri- de la revolución democrática burguesa antifeudal),
co muestra asimismo el origen de esta nueva y agu- lo que, a su vez, significa la posibilidad y, en varios
da contradicción; casos, la necesidad de la existencia, durante un pe-
El paso del antiguo capitalismo, die la libre empre- ríodo más o menos prolongado, de un gobierno de
sa, cuyo lema era el «laissez-falre», a'l capitalismo transición, mejor dicho, de un gobierno popular, de-
contemporáneo, monopolista y estatal-monopolista, mocrático, revolucionario, con un grado mayor o
8
ha sido asociado a una concentración sin preceden- menor de hegemonía de la clase obrera» .
tes del poder en manos de la oligarquía financiera, Una vez más, los detalles del panorama no son los
de un reducido «círculo de elegidos», opuestos a los mismos ¡en ¡todas partes; en él se pueden (¡y se de-
intereses no sólo de la clase obrera sino también de ben!) diferenciar particularidades de distintos nive-
otros sectores de la sociedad, que comprenden el les: las propias de ciertos grupos de países y las que
campesinado, la intelectualidad trabajadora, los pe- pueden ser características de países aislados. En los
queños patronos, las capas medias y, en los países
que como el nuestro son dependientes de las poten- 5
L. Brézhnev. Informe del Comité Central del PCUS y
cias imperialistas, también una parte de la burgue- las tareas inmediatas del Partido en la política interior y
sía nacional de ideas progresistas. El afán del poder exterior,
6
Moscú, 1976, pág. 53.
Los comunistas en la lucha por la unidad democráti-
ca. Ed. Paz y Socialismo Praga, 1975, pág. 241, ed. en
Ibídem, t. XXVI, pág. 442. ruso.

69
 documentos de los partidos comunistas de una serie
de países latinoamericanos se habla de un poder de-
mocrático revolucionario popular, de gobiernos na-
cionales de orientación progresista y antiimperia-
lista. El Programa de nuestro Partido, aprobado en
su XVII Congreso, planteó también, consideradas
todas las peculiaridades de la situación existente en
el país, tareas democráticas generales, antiimperia-
listas, y orienta en particular a vertebrar un frente
único de la paz, una amplia unión de fuerzas en la
lucha por un ¡cambio radical de la política de Israel,
por su liberación de la dependencia imperialista, por
una paz justa y duradera con los países árabes.
Cualquiera de estas particularidades, incluso las
más específicas, tiene un gran significado, guarda
íntima relación con el análisis profundo de la origi-
nalidad de la situación actual, a la ¡que se remiten
nuestros adversarios ideológicos en sus nuevos in-
tentos de «refutar» el marxismo4eninismo y de de-
mostrar que sus bases, establecidas hace más de cien
años, «han quedado anticuadas» y que los comunis-
tas mismos las «abandonan». Se siembra la confu-
sión en un problema tan importante como es el del
carácter y el contenido de clase del poder político
en el período de transición. El denominador común
de semejantes infundios es el deseo de contraponer
el camino «leninista» y el camino «democrático» de
paso al socialismo, descubrir entre -ellos contradic-
ciones inexistentes, siendo así que la estrategia re-
volucionaria actual de los comunistas se funda en
realidad en ía aplicación creativa y el desarrollo de
la teoría marxista-leninlsta.
Los fundadores del marxismo-leninismo considera-
ron siempre la lucha por la democracia como parte
integrante e inalienable de la lucha por el socialis-
mo. «Sería un profundo error pensar —escribió
Lenin— que la lucha por la democracia pueda des-
viar al proletariado de la revolución socialista o re-
legarla, posponerla, etc. Por el contrario, así como
no puede haber un socialismo victorioso que no rea-
lice la democracia total, el proletariado no puede
prepararse para su victoria sobre la burguesía sin
una lucha total, consecuente y revolucionaria por la
democracia»7.
Las ideas de verdadera democracia que presiden
la doctrina ¡marxista-leninista y la orientación a im-
pulsar las acciones de las grandes masas son una re-
futación rotunda de otra calumnia corriente de la
ideología burguesa y oportunista, 'la de que los co-
munistas, en su aspiración al poder, están dispues-
tos a burlar la voluntad de la «mayoría del pueblo».
No hay que confundir el marxismo con los puntos de
vista extremistas y golfistas de corte blanquista,
cuyos adeptos cifran esperanzas en «acciones decidi-
das» de una «minoría resuelta». De este modo de
obrar Lenin dijo que era «no sólo estúpido, sino cri-
minal»8, subrayando que la afirmación del poder po-
lítico de la clase obrera depende de su apoyo por
las grandes masas, que adquieren experiencia y una
conciencia madura en las etapas precedentes de la
lucha.
El primer planteamiento en el terreno de los prin-
cipios del paso al socialismo a través de una serie
7 11
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXIII, pág. 242.
i Ibídem, t. XXXIII, pág. 200.
70
de fases intermedias se contiene en los trabajos bá-
sicos de Marx y Engels; más tarde, esa cuestión fue
elaborada minuciosamente por Lenin. Y los comunis-
tas sólo piueden enorgullecerse de la vitalidad impe-
recedera de su teoría, que conserva su vigor en nues-
tras condiciones. Refiriéndose, por ejemplo, a los
sucesos de Portugal, los .periódicos hablaban de la
acrecida popularidad de las obras de Lenin, prohibi-
das en la época de la dictadura fascista y, particu-
larmente, del interés que despierta el artículo «La
catástrofe que nos amenaza y cómo luchar contra
ella». Este es el trabajo en que se dice que, en los
países capitalistas desarrollados, el camino de las
profundas transformaciones Iniciales de índole de-
mocrático general y de carácter antimonopolista, en-
cabezadas por organismos democráticos revoluciona-
rios de poder, puede conducir al triunfo de la clase
obrera. «No sería todavía el socialismo —subraya
Lenin—, pero ya no sería el capitalismo. Represen-
tarla un paso gigantesco hacia el socialismo»9.
Un paso gigantesco. Gigantesco, pero no definiti-
vo, dos verdades de igual significado, que los comu-
nistas siempre tienen en cuenta. En las resoluciones
del XVII Congreso de nuestro Partido se expresa con
toda claridad: «La realización de este programa ase-
gurará las condiciones para la transición a una eta-
pa revolucionaria más avanzada en la vida de la socie-
dad israelí: al socialismo»10. Del mismo modo que las
tareas primordiales son determinadas por nosotros
sobre una base estrictamente científica, la culmina-
ción del paso al socialismo exige también la conside-
ración de las leyes objetivas de este proceso, estable-
cidas por el marxismo-leninismo.
LA PRINCIPAL DE ESTAS LEYES, sin lugar a du-
das, es la verdad, comprobada por la historia, de que
no puede hablarse de socialismo real hasta que el
poder estatal no pase a manos de la clase obrera y
del pueblo dirigido por ella. ¿Qué quiere decir esto?
En la historia de Inglaterra hay un episodio inte-
resante, ligado a uno de los primeros intentos de
implantación «parlamentaria» del socialismo. En
1920 fue presentada al Parlamento en nombre del
Partido Laborista de Inglaterra la siguiente resolu-
ción: «Considerando la incapacidad del sistema ca-
pitalista para utilizar y organizar adecuadamente las
riquezas naturales y las fuerzas productivas y asegu-
rar a las amplias masas de la población el debido
nivel de vida y estimando que la causa de esta inca-
pacidad es Ha propiedad y el control privados sobre
los medios de producción y de distribución, el Par-
lamento proclama la necesidad' de emprender es-
fuerzos legislativos para reemplazar paulatinamente
el sistema capitalista por un sistema socio-económi-
co basado en la propiedad social y el control demo-
crático de los medios de producción y distribu-
ción»11. El Parlamento, por supuesto, echó atrás la
resolución, lo que correspondía absolutamente a las
condiciones de aquel tiempo, en que 'los obreros es-
taban bastante lejos de alcanzar incluso los objeti-
8 Ibídem, t. XXVI, pág. 443.
10
XVII Congreso del Partido Comunista de Israel.
R. Palme Dutt. «El socialismo en el Parlamento
inglés». Internacional Comunista, Ais 28—29, 1923, pág.
7659.
vos de la etapa -democrática en la lucha. Pero, en mi
opinión, este hecho histórico ofrece- interés para cier-
tas reflexiones de actualidad en las condiciones pre-
sentes.
Supongamos que, en la situación actual, tras una
lucha empeñada, se lograra en algún país capitalista
quebrantar el dominio de -las fuerzas monopolistas,
asegurar cierta participación de los trabajadores en
la gestión de las empresas, a pesar de que las bases
de la producción continuaran en manos privadas, y
que, finalmente, se consiguiera en los órganos del
poder una coalición amplia de fuerzas sociales en la
que ocuparan un digno lugar el partido comunista,
sus aliados de la izquierda, representantes de los
trabajadores y, junto a ellos, representantes de la
burguesía. ¿En qué terminaría, en este caso, el in-
tento? Difícilmente cabe dudar de que los propieta-
rios de los medios de producción no renunciarían a
ellos por su propia voluntad. Supongamos, sin em-
bargo, que en el ejemplo propuesto, la mayoría del
Parlamento no estuviera de parte de ellos. Entonces,
podemos estar seguros que la oposición burguesa
haría todos los esfuerzos por frenar, detener y, a fin
de -cuentas, frustrar la realización de las medidas
progresistas. Recordamos involuntariamente la cruel
realidad de los acontecimientos chilenos, cuando en
una situación mucho «menos peligrosa» para la bur-
guesía, no análoga sino tan sólo parcialmente simi-
lar a la que estamos considerando, el imperialismo
lanzó contra el Gobierno de la Unidad Popular todas
las fuerzas de la reacción, sin preocuparse de respe-
tar ningún tipo de legalidad. Es una advertencia re-
ciente de que la democracia, al igual que el socia-
lismo, siempre debe estar preparada para defender
sus conquistas y no detenerse ni darse por satisfe-
cha con lo obtenido. Analizando la trágica lección,
los comunistas chilenos llegaron a esta misma con-
clusión: «Uno de nuestros errores más serios como
Partido —-escribe Rene Castillo— es haber sobresti-
mado en varios aspectos las capacidades democráti-
cas del sistema estatal en Chile y no haber actuado
a tiempo para transformarlo.»12
El cumplimiento de las tareas democráticas gene-
rales, aún -el más consecuente y exitoso, no significa
en absoluto que para la subsiguiente transición al
socialismo sea suficiente una simple «evolución». No,
esta transición fue y seguirá siendo, por su carácter,
una revolución socialista. La esencia invariable de
esta transición hacía un nuevo régimen es determi-
nada, cuando menos, por tres grupos de factores. En
pocas palabras (sobre esto se habla con más detalle
en el artículo de I. Norlund) se trata, primero, déla
necesidad de superar el modo capitalista de produc-
ción, que, -con todas sus «modificaciones», se basa
en la propiedad privada y en la explotación del tra-
bajo asalariado; segundo, de la liquidación, en el
-curso de la ¡lucha por la democracia, del sistema de
opresión de clase en nombre de la implantación del
verdadero poder de los trabajadores, y tercero, de la
construcción de una sociedad opuesta al capitalismo
sobre la base de una amplia unidad entre la clase
obrera, como la fuerza revolucionaria más conse-
cuente, y todos los que estén interesados en liberar-
se del poder del capital.
12 REVISTA INTERNACIONAL, Na 7, 1974, pág. 64.
El problema del carácter del -poder político en la
etapa de transición es planteado por los comunistas
concretamente: ¿cuáles son las fuerzas motrices de
las transformaciones revolucionarias?, ¿quiénes es-
tán interesados objetivamente en ellas y quiénes pue-
den llevarlas hasta el final? Y al contestar no lo
hacen sobre la base de dogmas o pasiones sino par-
tiendo del análisis científico de la estructura clasis-
ta de la sociedad en las condiciones actuales. Este
análisis demuestra que esa fuerza es la -clase obrera,
encabezada por el partido marxista-leninista y apoya-
da en la unidad con las a-mplias masas trabajadoras.
El papel social de vanguardia de la clase obrera en
la sociedad capitalista contemporánea no es debili-
tado sino que es fortalecido por los cambios que se
operan en su composición, estructura profesional y
nivel de cualificaeión e instrucción bajo la influen-
cia de la actual revolución científico-técnica, que
estimula también la ampliación de la esfera de los
aliados potenciales de la clase obrera en la lucha
-por un nuevo régimen y en la consolidación de éste.
Tales son las fuerzas a las que corresponde la pala-
bra decisiva en las transformaciones socialistas, y
por esta razón los comunistas hablan en dicho sen-
tido del paso del poder a manos de -la clase obrera
y del papel dirigente de ésta. Es precisamente -esto
y no otra cosa, ningún tipo de particularidades es-
pecíficas, matices o cualidades, lo obligatorio para
la esencia de esa ley de la transición al socialismo
que los fundadores del marxismo-leninismo llamaron
dictadura -del proletariado. Lo ineluctable es la ley
y no sus formas. «Los Estados burgueses tienen las
formas más variadas —decía Lenin—, pero su esen-
cia es la misma: todos esos Estados, cualquiera sea
su forma, en última instancia, son inevitablemente
la dictadura de la burguesía. La transición del capi-
talismo al comunismo producirá, ciertamente, una
enorme abundancia y variedad de formas políticas,
pero la esencia será inevitablemente la misma: la
dictadura del proletariado.»13
Al tomar cuerpo en la realidad, cualquier ley ad-
quiere, naturalmente, uno u otro conjunto de rasgos
y -detalles específicos, impuestos por la propia vida.
La instauración del poder de la clase obrera -puede
ser un acto más o menos instantáneo o el resultado
de un desarrollo creciente de los acontecimientos;
dicho poder pmede distinguirse por su estructura, or-
ganización o modo de acción. Como muestra la expe-
riencia histórica, las particularidades pueden variar
en las más diversas combinaciones. Mientras que en
la URSS y Bulgaria, por ejemplo, la dictadura del
-proletariado fue el resultado directo de una revolu-
ción socialista, en Hungría y la RDA fue consecuen-
cia de la transformación de revoluciones de tipo de-
mocrático, antifascista y antiimperialista en revolu-
ción socialista. Si la lucha por el poder de la -clase
obrera transcurrió en la Unión Soviética a través de
una sangrienta guerra civil, en una serie de países
dicho poder se instauró de forma relativamente pa-
cífica.
Es absurdo intentar predecir con exactitud el giro
que habría de tomar la lucha por el socialismo en
uno u otro país capitalista, y aún más absurdo hacer
is V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXVII, pág. 46.
71
pronósticos que pretendan ser verdades «universa-
les». Los detalles serán revelados por el tiempo y
por la iniciativa creadora de las masas. Puede espe-
rarse que veamos muchas cosas nuevas en los méto-
dos y las formas de abordar la instauración del po-
der papular y de afirmarlo, en la correlación entre
la soberanía del pueblo y los sistemas parlamenta-
rios, en Jas distintas formas de lograr que los parti-
dos no comunistas fieles a los intereses del pueblo
y que gozan de su confianza se incorporen a la edi-
ficación del socialismo, en la utilización de los di-
versos elementos del Estado burgués, etc. Hay razo-
nes muy fundadas para suponer que el ascenso de
la influencia del sistema socialista mundial y de la
fuerza de atracción de las ideas del comunismo cien-
tífico, el extenso despliegue del movimiento demo-
crático, en el que el leninismo vio siempre «el mejor
ámbito de la revolución»1*, aumenten las posibilida-
des del desarrollo y desenlace pacíficos de la revo-
lución en muchos países, a lo que el marxismo ha
dado siempre preferencia. En cualquiera de los ca-
sos, los comunistas seguirán siendo los últimos en
oponerse a que se suprima la propiedad privada por
vía pacífica, como decía F. Engels en 1847, poco an-
tes de la primera edición del Manifiesto del Partido
Comunista15. Con todo, nada nos obligará a desistir
del convencimiento de que el socialismo real sólo
puede ser logrado a condición de que se observen
las principales leyes de la historia, descubiertas por
la teoría marxista-leninista y confirmadas por toda
da vida práctica.
14
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. XXX, pág. 429.
w Véase C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas en 8 to-
mos, Buenos Aires, Ed. Ciencias del Hombre, 1973, t. IV,
págs. 76—77.
72
LA SOLUCIÓN CORRECTA del problema de la co-
rrelación entre lo histórico-general y lo concreto-
particular adquiere en nuestra época una gran tras-
cendencia. Algunos suponen que esto viene a com-
plicar las cosas, que lo general se «pierde» en la
riqueza de la diversidad. Nosotros opinamos lo con-
trario. Para cualquier investigador serio y concien-
zudo la abundancia de hechos abre con más seguri-
dad el camino hacia la comprensión de su esencia.
Mientras la experiencia práctica de la construc-
ción del socialismo estuvo limitada al ejemplo de la
URSS, también las leyes del período de transición se
observaron en una forma concreta, parecían fundirse
indisolublemente con ella. Además, en cualquier ex-
periencia concreta, tomada aisladamente, las leyes
no pueden manifestarse con igual relieve: unas apa-
recen más acusadas, otras, con menos nitidez. Esto
fue siempre objeto de especulaciones por parte de
los «sovietólogos» burgueses, y en ocasiones —debe-
mos reconocerlo— fue también origen de errores pa-
ra algunos «amaradas nuestros, que cedieron a la
tentación de calcar ciegamente experiencias. Como
es sabido, los comunistas rechazan con energía tales
prácticas, revelan con audacia los errores cometidos,
los subsanan y sacan conclusiones que les preserven
de repetir las equivocaciones.
En nuestra época, las leyes fundamentales descu-
biertas por el marxismo-leninismo se expresan con
toda una cadena de ejemplos, en la diversidad de lo
concreto. La manifestación de estas leyes en uno u
otro país se complementa con la experiencia de to-
dos los partidos hermanos, con la plenitud de la ex-
presión conjunta. Esto nos da la seguridad de que el
representante de cualquier país puede captar ya hoy
los rasgos visibles de nuestro luturo al contemplar
la fisonomía del socialismo real.
LA CLASE OBRERA Y LA NACIÓN
A propósito de la ¡nterrelación de las tareas políticas de clase e histórico-nacionales del
movimiento obrero
EN LOS PAÍSES CAPITALISTAS se produce hoy lo
que ocurrió siempre en los períodos de convulsiones
económicas y tensión política. Incluso los partidos
que están muy lejos de la democracia, se hacen pa-
sar por defensores de los intereses populares y apa-
recen en escena enarbolando la bandera nacional.
¡Quién no tremola hoy esa banderal En los periódi-
cos de las más diversas tendencias, en los discursos
de los parlamentarios burgueses y en las declaracio-
nes de los representantes del aparato estatal se repi-
te de mil maneras el llamamiento a las acciones so-
lidarias de todas las clases dentro de la fidelidad al
«bien común de la nación», que ha de afrontar du-
ras pruebas...
¿Qué relación hay en realidad —si damos de lado
las palabras y las aseveraciones— entre los Intere-
ses de la nación y los de las clases que la compo-
nen?
COSMOPOLITA por su naturaleza y sus aspiracio-
nes, la gran burguesía de Noruega se proclama la
portadora de la idea nacional y pretende que sus
puntos de vista estrechos y egoístas constituyen la
conciencia de toda la nación. Sus ideólogos quisie-
ran ocultar los antagonismos clasistas, la lucha de
clases en el seno del pueblo tras la cortina de humo
de frases acerca del «pueblo». Los intereses de toda
la nación se presentan como un terreno neutral en el
que coinciden todos los ciudadanos y todas las ca-
pas de la población y del que brota la «unidad» de
la nación. En realidad, en lugar de la supuesta uni-
dad nacional, de la supuesta coincidencia de intere-
ses de los capitalistas y de los obreros, que irían en
«la misma barca», sale a primer plano de la vida so-
cial la oposición entre las clases, caracterizada
exactamente con estas palabras de Lenin: «Propieta-
rios y obreros asalariados, un insignificante número
de ricos ("los diez mil de la cúspide") y decenas de
millones de desposeídos y trabajadores, son verda-
deramente "dos naciones" .. -»1
1
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. IX, pág. 309.
ARNE PETTERSEN,
periodista noruego
«Se intensifica el dominio sobre la sociedad no-
ruega —señala el Programa del Partido Comunista—
de un puñado de representantes del capital monopo-
lista, compuesto, aproximadamente, de 90 familias.»
Insignificante por su número, pero económicamente
poderosa, la camarilla de los magnates de las finan-
zas y de los reyes de la industria se apropió las ri-
quezas nacionales, cuyo verdadero dueño debería ser
la clase obrera, todos los trabajadores.
Nos encontramos, pues, con un ahondamiento del
antagonismo entre los intereses de la mayoría aplas-
tante de la nación y la oligarquía financiera. Así es
como aprecia la situación el Partido Comunista de
Noruega al señalar que, objetivamente, ha surgido
un conflicto inconciliable entre el pueblo y la redu-
cida casta de grandes capitalistas, que mangonean en.
la economía nacional. Hoy no es sólo la clase obre-
ra la que sufre bajo el yugo de la gran burguesía,
sino prácticamente toda la nación. La línea diviso-
ria de la sociedad pasa entre el clan que detenta el
poder y el resto de la población.
¿Pero si esto es así, no habrá pasado a segundo
plano, no habrá dejado de existir la contradicción
principal entre trabajo y capital? ¡En absoluto! Al
contrario, cuanto más evidente es la conversión de
este antagonismo cardinal de clase en conflicto en-
tre la nación y la camarilla antinacional que la opri-
me, tanto mayor es el relieve con que aparecen en
la vida de la sociedad dos polos, y sólo dos, de
atracción social y política: la gran burguesía y el
proletariado militante. Cualesquiera que sean las
nuevas contradicciones provocadas por el capitalis-
mo, la lucha entre estas dos clases antagónicas fun-
damentales sigue siendo lo decisivo. Y cuanto más
diáfanamente se presenta la división de la sociedad
como una división entre la inmensa mayoría de la
población y el reducido sector de los privilegiados,
tanto mayor es el papel de la clase obrera, núcleo
consolidador de la nación.
Por pequeña que sea numéricamente la casta mo-
nopolista, no está aislada de la población. Su fuerza
73
la extrae del propio modo de producción capitalista,
que penetra por todos los poros de la sociedad y gra-
cias a lo cual se mantiene la base social del domi-
nio de los monopolios.
La clase obrera está a un lado de la divisoria, Jun-
tamente con la enorme mayoría de la nación, pero
no se diluye en ella. En Noruega, como en otros paí-
ses capitalistas, se han extendido considerablemente
en la actualidad los marcos de aquellos grupos y ca-
pas cuyos intereses y aspiraciones fundamentales se
aproximan cada vez más a los intereses de clase del
proletariado y, en muchos aspectos, coinciden con
ellos. No obstante, no todas las reivindicaciones eco-
nómicas y políticas de la clase obrera son apoyadas
consciente y activamente por estos grupos y capas,
cuyas posiciones sociales son variables y cuyo demo-
cratismo es con frecuencia limitado, estrecho, in-
consecuente, lo que acrecienta la responsabilidad
histórica del proletariado, la clase más avanzada,
consecuente y revolucionaria. La independencia po-
lítica y la neta posición clasista del proletariado son
premisas importantísimas para elevar su papel en la
lucha por los intereses de todo el pueblo, al frente
de todo el pueblo. Sólo teniendo en cuenta la con-
tradicción fundamental de la sociedad burguesa
—entre el trabajo y el capital— es como se puede
comprender correctamente la interrelación de las ta-
reas políticas de clase y las hístórico-nacionales del
movimiento obrero, mostrar las perspectivas para
emancipar la nación de su opresor: la alianza de los
magnates de las finanzas y la industria.
LA GRAN BURGUESÍA, que afirma que sus intere-
ses son los de la nación, comprende perfectamente,
claro está, que esto no es asi. Combinando el enga-
ño con e'l halago, trata de argumentar su pretensión
de ser la clase rectora de 'la sociedad. En el incre-
mento de la fuerza e influencia del proletariado ve
la burguesía la amenaza principal para su domina-
ción. La casta gobernante trata de salvarse recu-
rriendo a un vil procedimiento defensivo: acusa a la
clase obrera de indiferencia ante los destinos del
país, le niega un verdadero patriotismo, le disputa
el derecho y la capacidad de representar a la na-
ción. Los apologistas del gran capital hacen cuanto
Pueden ¡para evitar que la clase obrera tome con-
ciencia del carácter nacional de su misión histórica
y, de oirá parte, impedir que se alien a ella otras
capas trabajadoras, que empiezan a alzarse contra
la prepotencia de la oligarquía, impedir que los no-
ruegos vean en el proletariado la fuerza hegemóni-
ca de la nación. Los líderes socialdemócratas de de-
recha contribuyen de buen grado a rebajar el papel
del proletariado en la vida nacional, y otro tanto
hacen ¡los extremistas de izquierda, con sus ideas
primitivas acerca de la estructura de la nación.
Es indiscutible que el proletariado lucha por sus
propios intereses de clase, pero éstos no están en
P*ugna con las fundamentales exigencias del desarro-
llo nacional. La posición clasista no conduce a que
los obreros se aislen de las vastas capas de la na-
ción ni los distancie de los problemas de toda la
nación; al contrario, les permite revelar con más
plenitud el contenido social de los mismos. C. Marx
ridiculizaba la idea de que «los obreros son unos
monjes que se forjan un mundo propio al margen del
gran inundo»2.
Los ataques de los lacayos ideológicos de la bur-
guesía contra el proletariado corresponden a su acu-
sación general al marxismo-leninismo de que éste
reconocería como realidad sólo las clases y no las
naciones y que para los comunistas, que ponen en
primer plano los intereses clasistas de los obreros,
no existirían amplias tareas nacionales.
El marxismo-leninismo conceptúa a las clases y a
la nación en su unidad: como elementos de la es-
tructura objetiva de la sociedad. Sus fundadores fue-
ron los que por vez primera desarrollaron científi-
camente los conceptos «pueblo», «nación» e «intere-
ses nacionales». Lenin se opuso resueltamente a los
intentos de declarar no marxistes estos conceptos y
marginarlos del léxico político del partido obrero.
Marx —recalcaba Lenin— utilizaba constantemente
estos conceptos y manifestaba su simpatía a las na-
ciones oprimidas, pues consideraba, justamente, que
no puede ser libre el pueblo que oprime a otros pue-
blos. «En comparación con el "problema obrero", la
importancia subordinada del problema nacional no
ofrece dudas para Marx. Pero su teoría está tan
lejos de desentenderse de los movimientos naciona-
les como el cielo de la tierra»3.
En efecto, la sociedad burguesa está hoy dividida
en «dos naciones». Sin embargo, al recalcarlo, el
marxismo-leninismo no afirma de ninguna manera
que la nación se disgrega, no niega en modo alguno
la realidad de su existencia como comunidad de per-
sonas históricamente formada y estable. La clase
obrera y su partido nada tienen que ver con las elu-
cubraciones anarquistas acerca de la «abolición» de
las naciones, con el nihilismo nacional. La clase
obrera no propugna la «supresión» de la nación, si-
no que las «dos naciones» se transformen en una
sola, en la nación del trabajo, libre de la explota-
ción.
El movimiento obrero de Noruega no llegó con fa-
cilidad y de golpe a comprender correctamente la
relación entre lo clasista y lo nacional. Los anar-
quistas, en particular, fueron los culpables de una
gran confusión, al considerar los intereses naciona-
les y las tareas clasistas del proletariado como co-
sas opuestas y enfrentadas entre sí. En una parte de
los obreros, la indiferencia hacia lo nacional surgió
como reacción frente a las consignas demagógicas
de la burguesía, que intentaba hacer pasar sus inte-
reses como intereses de todos los noruegos. Al mis-
mo tiempo, fueron muchos los que cayeron en el na-
cionalismo y el chovinismo. Los burgueses atizaban
conscientemente los prejuicios nacionalistas, se es-
forzaban por llevar el patriotismo de las masas a un
cauce reaccionario.
Todo esto hizo mucho daño a los trabajadores de
nuestro país. Los errores del movimiento obrero los
utilizaba la reacción. La interpretación y la solución
de los problemas nacionales de Noruega fueron
abandonadas, de hecho, durante largo tiempo al li-
bre albedrío de la burguesía. Al poder utilizar abu-
sivamente una fuerza tan poderosa y estable, co-
2
C. Marx y F. Engels. Obras, t. XXXIII, pág. 129, en
ruso.
3
V. I. Lenin. Ob. cít., ed. cit., t. XXI, pág. 357.
mo es la conciencia nacional del pueblo, la burgue-
sía manipuló sin grandes dificultades esta concien-
cia hasta los años treinta, en tanto no se desenca-
denaron los agudos conflictos sociales que pusieron
al descubierto su verdadera actitud hacia la nación.
Los comunistas fueron quienes hicieron que el mo-
vimiento obrero viera con claridad el nexo dialécti-
co de la idea de clase con la idea auténticamente
nacional. Al exponer desde las posiciones teóricas
del marxismo-leninismo la historia de la lucha de
clases y de liberación nacional en Noruega, el Par-
tido mostró que la política de la clase obrera siem-
pre había correspondido a los intereses cardinales
de la nación. La clase obrera también expresa hoy
las aspiraciones de vanguardia de la nación, de la
que es columna vertebral. En cuanto a la gran bur-
guesía, hace ya mucho que es un tumor maligno en
el cuerpo de la nación.
LA HISTORIA de la gran burguesía es la historia
de la traición a los intereses nacionales. Cada vez
que en Noruega se planteaban con agudeza los pro-
blemas generales de la nación, salía a relucir la fi-
sonomía real de los dueños y señores de su econo-
mía, cuyo egoísmo les impelía a cometer delitos de
lesa patria. Por el contrario, la clase obrera se mos-
traba siempre como la fuerza patriótica de vanguar-
dia, no importa cuales fueran las batallas que se li-
braran en nuestro país en aras de la independencia
nacional.
Sin remontarnos a un pasado lejano, recordaremos
la conducta traidora de la burguesía en vísperas de
la II Guerra Mundial y en el curso de la misma. Este
periodo es quizás para ella el punto más delicado.
No es casual que sus apologistas vuelvan a él una y
otra vez, como se asegura que vuelve el asesino al
lugar del crimen. Últimamente, la polémica acerca
de este período ha adquirido especial virulencia 4 .
La traición nacional de la gran burguesía, mani-
festada con toda evidencia en los años de la con-
tienda, fue el resultado lógico de todo el curso se-
guido p'or ella en la preguerra. Ya en los años vein-
te estimuló la deformación fascista de la conciencia
nacional. En medio de los agudos choques de clase
de aquellos años, su prensa exigía un «héroe», ca-
paz de movilizar a las fuerzas nacionales. A los sue-
ños de los reaccionarios, que pedían una «persona-
lidad fuerte», la clase obrera opuso su propia fuer-
za, supo rechazar las primeras intentonas fascistas,
que entrañaban un peligro para todo el pueblo.
4
Hokon Lie, uno de los aliados más incondicionales del
gran capital, ex secretarlo general del Partido Obrero
Noruego, enemigo fanático de la amplia unión antimo-
nopolista del pueblo, publicó recientemente un libro, uno
más, de la serie de sus escritos anticomunistas inspira-
dos por la CÍA. Esta vez arremetió contra la posición del
Partido Comunista en el momento de la invasión armada
de los hitlerianos el 9 de abril de 1940. El libro de H. Lie
brindó la oportunidad para una respuesta documentada
por parte del PCN. El Libro blanco sobre el año 1940,
editado por el Partido (Hvitboka om 1940, Ny Dag, Oslo,
1975), echa por tierra los argumentos de este señor, pues
muestra la constancia de la política de los comunistas
en la lucha antifascista antes y después del ataque del
enemigo, denuncia el peligroso juego de la gran burguesía
y el gobierno socialdemócrata con los intereses naciona-
les y pone al desnudo su traición y su espíritu capitula-
dor.
Durante la crisis de los años 30, el proletariado
ya se mostró firmemente como la clase rectora en la
lucha contra la política económica de los monopo-
lios, ¡por la democracia y la paz, p'or la causa de to-
da la nación, y supo hacer llegar su voz a todos los
noruegos.
La burguesía lanzó furiosos 'golpes contra la clase
obrera. No sólo intentó cargar sobre ella todo el pe-
so de la crisis, de la que ella misma era la culpable,
sino que se esforzó por destruir sus organizaciones,
tildándolas de ¡peligrosas para la nación. El gran
lockout de 1931 no justificó las esperanzas de los
capitalistas, no quebrantó la voluntad de lucha de
los obreros. Fue entonces cuando salió a escena el
ministro de Defensa, Vidkun Quisling, «¡personalidad
fuerte» de la burguesía, que lanzó a las tropas con-
tra los obreros en lucha de la empresa electroquí-
mica Norsk Hydro, cuyo paquete de control de las
acciones estaba en manos del consorcio alemán IG
Farbenindustrie. Como respuesta, los trabajadores
organizaron varias huelgas de solidaridad con los
proletarios de la Norsk Hydro. Se desplegó por todo
el país un vasto movimiento de masas democrático
y antifascista. También en el campo sufría un fra-
caso tras otro la política reaccionaria del gobierno.
Las autoridades ya no luchaban solamente contra la
«clase peligrosa»: el gobierno se vio enfrentado a la
mayoría de los noruegos. El proletariado encabezó
el movimiento popular contra la prepotencia de los
monopolios, por los intereses cardinales de la na-
ción, lo 'que tuvo su expresión simbólica en las mani-
festaciones del 1° de Mayo de 1938, cuando la juven-
tud obrera comunista y socialista portaba juntas la
bandera noruega y la bandera roja de los proletarios.
Así fue como se le arrebató a la burguesía la ban-
dera nacional, que intentaba agitar ostensiblemente
después de haberla hollado tantas veces.
¿Acaso no era un ultraje para el honor de la na-
ción la política exterior de nuestros gobernantes?
Cerraron los ojos ante las peligrosas intrigas del im-
perialismo y concentraron las fuerzas armadas en el
norte, para evitar, como decían, el esperado «ataque
de los rusos», dejando así expedito el camino para
las tropas hitlerianas.
Con el comienzo de la invasión de los fascistas y
antes de que la población tuviera conocimiento de
ello, los dirigentes de los otros partidos políticos
pusieron pies en polvorosa y abandonaron Oslo,
mientras que los dirigentes del Partido Comunista
quedaron en sus puestos y emprendieron la lucha
desde el primer momento de la agresión. El partido
revolucionario de la clase obrera fue el único cuya
dirección no cedió al pánico. En el territorio ocupa-
do al amanecer del 9 de abril de 1940, incluido Oslo,
junto con los obreros sin partido y otros patriotas,
los comunistas acudieron inmediatamente a los cen-
tros de movilización. Sin embargo, allí no habla nin-
gún mando militar o reinaba la confusión. La orden
de las jerarquías castrenses decía así: «Retírense a
sus domicilios. Todo habrá terminado en un par de
horas».
Quisling, que habla enviado en 1931 las tropas con-
tra los obreros de la Norsk Hydro «para salvar a
Noruega del comunismo», se apresuró a proclamarse
Primer Ministro, poniéndose al servicio de los inva-
sores, que se imponían por la violencia.
75
 Las dificultades mayores hubo de soportarlas la
clase obrera. Los comunistas y los líderes sindicales
fueron las primeras víctimas del terror fascista. El
Partido Comunista fue el primero en ser «disuelto».
El primer acto «gubernamental» de Quisling consis-
tió en prohibir la publicación y difusión del periódi-
co Arbeideren (órgano central del PCN).
Más tarde pudo saberse a ciencia cierta que, el
11 de abril, representantes de los círculos industria-
les entraron ya en negociaciones con las autorida-
des de ocupación en Oslo para ver la forma de im-
pedir el despliegue de un movimiento nacional y evi-
tar en el país un desarrollo político, desfavorable
desde el punto de vista de los intereses de la gran
burguesía. Los directores de las grandes empresas,
preocupados por los «destinos de la patria», hacían
cola para ofrecer sus servicios a los invasores, lle-
vando como consejeros a los miembros del Tribunal
Supremo que no habían tenido tiempo de huir de la
capital. Entre los primeros colaboracionistas figura-
ban los directores de la compañía germano-noruega
Siemens, la Norsk Hydro, la Unión Industrial Norue-
ga, varios altos representantes de la industria y la
Banca y altos funcionarios del aparato estatal.
PARA LA CLASE OBRERA, el objetivo de la lucha
contra el fascismo era la liberación nacional, el
resurgimiento de la nación sobre la base del derecho
soberano del pueblo a disponer de su suerte. El Par-
tido Comunista propugnó la unión de los trabajado-
res en torno .a las tareas sociales y nacionales. El
Comité Central declaró que, «al aliarse temporal-
mente con la burguesía, la ¡clase obrera... se niega
por principio y categóricamente a defender la reac-
cionaria política clasista de la burguesía»5. Y que
esta era precisamente la política de la burguesía lo
demostró todo el período de la guerra. En el mejor
de los casos, los capitalistas sólo estaban con «un
pie» al lado de su nación. Igual que en los años de
la I Guerra Mundial, unos eran anglofilos, otros, ger-
manófilos. Para ellos, la preocupación suprema era
conservar sus empresas. Mientras que la clase obre-
ra, encabezada por los comunistas, libraba una lucha
política y armada contra los invasores, el gran capi-
tal hacía girar las ruedas de la economía en benefi-
cio de los ocupantes, intensificando ,al amparo del
régimen de ocupación la explotación de las masas.
El proletariado, que era libre para definir su ac-
titud hacia los hitlerianos, formuló con precisión su
posición nacional e internacional. Los obreros no te-
nían fines ni intereses que ocultar, no tenían que
pensar en cómo salvaguardar la propiedad privada
¡ni preocuparse de las ganancias. La clase obrera se
vio promovida objetivamente al papel de fuerza rec-
tora en la lucha contra el fascismo, sufriendo en
ella las mayores pérdidas. En los años de la Resis-
tencia sucumbieron 23 miembros del Comité Cen-
tral del PCN y centenares de activistas. Con su lu-
cha abnegada en condiciones extraordinariamente
difíciles, desconocidas por las demás clases, los obre-
ros, los comunistas se mostraron como los defenso-
res más firmes y seguros de la dignidad y la libertad
de la nación.
5
Véase Porfiéis pollttkk under krígen, NKP, Oslo, 1945.
En cuanto acabó la guerra, la gran burguesía se
dedicó a recuperar sus posiciones clave en la eco-
nomía y en la política, relegó a las otras capas a un
papel de tercer orden y trató en primer término de
dividir el proletariado, impedir su protagonismo y
aislar al Partido Comunista. Eso fue lo principal en
su estrategia. Sin embargo, la clase obrera y el con-
junto de los trabajadores comprendieron el peligro
que entrañaba el desmembramiento de la nación en
las innumerables células previstas por los esquemas
del «pluralismo» político burgués. La experiencia de
la lucha conjunta; el poderío del movimiento comu-
nista internacional, demostrado en la guerra contra
el fascismo; la potencia del socialismo, encarnada
en la Unión Soviética, suscitaron hondos cambios en
la orientación de las masas, en la agrupación de las
fuerzas políticas. El PCN declaró que la divisoria ya
no correspondía a las viejas fronteras entre los par-
tidos políticos.
Con la línea de la reacción orientada a dividir la
nación coincidió la política vergonzosa de los líde-
res derechistas de la socialdemocracia, que no sólo
torpedearon la aspiración de la clase obrera a unir-
se en un solo partido que se rigiese por el socialis-
mo científico, sino que destruyeron la posibilidad de
una nueva organización de la sociedad de acuerdo
con las nuevas condiciones surgidas como resultado
del crecimiento del peso social y de la autoridad po-
lítica del proletariado.
La clase obrera se pronunciaba por la democrati-
zación de la vida interna de Noruega y por una polí-
tica exterior independiente. Sin embargo, la burgue-
sía era contraria a esta política internacional inde-
pendiente porque temía quedar aislada de sus socios
extranjeros. Todos sus proyectos respondían al obje-
tivo de unir a Noruega a las alianzas militares de
las potencias occidentales.
Una manifestación de la política antinacional fue
el apoyo de los círculos gubernamentales al Plan
Marshall. Ya había sido vergonzosa la actitud de la
gran burguesía y de sus cómplices al hacer que No-
ruega aceptara las exigencias de los Estados Unidos
en cuanto a limitar en forma discriminatoria el co-
mercio con el «bloque comunista». Una serie de mer-
caderías fueron calificadas de «estratégicas» y su
exportación a los países socialistas quedó prohibida.
Bajo la presión de los Estados Unidos, los navieros
noruegos se negaron a fletar barcos con destino a la
Unión Soviética y los países de Europa Oriental.
La aceptación del Plan Marshall fue sólo el prelu-
dio de mayores humillaciones para el país. En la pri-
mavera de 1949, a pesar de las decididas protestas
de la clase obrera y sus aliados, Noruega se integró
en la OTAN, lo que estaba en flagrante contradic-
ción con los intereses vitales de la nación. La incor-
poración a este bloque imperialista sirvió tan sólo
para comprometer al país, principalmente a los ojos
de los pueblos que luchaban y luchan por su inde-
ipendencia nacional en condiciones indudablemente
más difíciles que las que nunca conociera Noruega.
Sólo la solidaridad consecuente de la clase obrera
con las fuerzas revolucionarias del mundo, con los
pueblos que luchan por su liberación ipuede dar al
inundo otra idea de Noruega, diferente de la imagen
creada por una política oficial concertada con la
OTAN. Los comunistas siempre defendieron resuelta-
mente el derecho a la autodeterminación social y
nacional de todos los pueblos, igual que lo exigimos
para nosotros, para nuestro propio pueblo.
EL PAPEL NACIONAL de la clase obrera se mani-
festó con toda plenitud en el transcurso de la lucha
contra la adhesión del país a la CEE. El proletariado
fue reconocido como la fuerza principal de la nación,
como lo mostró el hecho de que en esta lucha se
adhirieran al movimiento obrero las más amplias ca-
pas de la sociedad.
¡La resistencia del pueblo a los intentos de llevar
a Noruega al Mercado Común es una ilustración vi-
va del significado del problema nacional en las con-
diciones actuales. La expansión de los monopolios
supranacionales ha planteado de nuevo, incluso an-
te los países capitalistas desarrollados, el problema
de la independencia nacional, relacionado con la ne-
cesidad de luchar contra los convenios desiguales,
la contención del ¡desarrollo económico y el menos-
cabo de la soberanía.
La lucha contra la integración al Mercado Común,
llevada por el pueblo noruego durante diez años
—a partir ¡de 1962, cuando se planteó la cuestión en
el Storting, y hasta 1972, cuando la proposición fue
rechazada en el referéndum—, es un ejemplo de uni-
dad de acción de la clase obrera y sus aliados: los
campesinos, los pescadores, la intelectualidad, los
pequeños productores y una parte de la burguesía
no monopolista.
Los detentadores del poder ya habían previsto que
encontrarían resistencia. El ministro de Relaciones
Exteriores, H. Lange, ya había dicho a finales de los
años cuarenta: «Un fuerte sentimiento nacional debe
ser visto como una traba real en el camino de la in-
tegración europea». No obstante, los partidarios de
la «Europa unida» de los trusts hicieron todo lo po-
sible por quebrantar la fidelidad del pueblo a la idea
de la soberanía nacional, y para ello trataron de
afirmarse en las posiciones conquistadas durante la
batalla para arrastrar al país a la OTAN. Fue precisa-
mente entonces, en 1951 cuando el Storting aprobó
la resolución N° 89, bajo el nombre de «La Constitu-
ción y la participación de Noruega en las organiza-
ciones internacionales». La principal idea del docu-
mento, esgrimida ahora de nuevo por la gran bur-
guesía, es que la soberanía nacional resulta obsole-
ta y que las concesiones en el campo de la sobera-
nía no van en contra de la Constitución.
La clase obrera actuó inclaudicablemente en con-
tra de la entrega de los derechos soberanos del pue-
blo a los monopolios extranjeros. Codo a codo con
sus aliados rechazó la política antinacional de los
magnates capitalistas. Con su lucha contra el capi-
tal monopolista noruego y extranjero, el proletaria-
do y su partido inspiraron a la nación, que les si-
guió y resultó victoriosa.
En el movimiento popular contra la incorporación
de Noruega a la CEE no hubo un nacionalismo es-
trecho ni una actitud negativa ante la cooperación
internacional. Por el contrario, este movimiento fue
la expresión de la protesta contra la estrechez re-
gional de la política imperialista de bloques que cie-
rra el camino al desarrollo de las relaciones inter-
nacionales y la cooperación entre iodos los pueblos
y iodos los países, independientemente de su siste-
ma social y económico y sobre la base de una igual-
dad plena y el beneficio mutuo.
Las acciones de la clase obrera, que logró defen-
der los intereses nacionales, estaban en consonancia
con sus convicciones internacionalistas. Fue precisa-
mente la idea comunista de la indivisibilidad de las
¡posiciones nacionales e internacionales de la clase
obrera la que infundió a ésta fuerzas para desbara-
tar la conspiración de los monopolios extranjeros y
autóctonos, cuyo fin era someter a los trabajadores
noruegos y de otros países de Europa Occidental al
capital internacional.
Ya en 1962, cuando fue debatido en el Storting el
problema de la actitud ante la CEE, algunos repre-
sentantes de la gran burguesía simularon asombro
por el hecho de que los comunistas, partidarios del
internacionalismo, demostraron tan gran interés por
el aspecto nacional del problema. El asombro fingi-
do de los políticos burgueses no desanimó a los
marxistas-leninistas, a los que tampoco turbaron las
muecas escépticas de los socialdemócratas de de-
recha, quienes jamás habían comprendido que se pu-
diera defender a la vez los intereses nacionales y
él internacionalismo proletario.
El Partido Comunista de Noruega, que considera
el patriotismo y el internacionalismo como unidad
indestructible, ha confirmado con su conducta po-
lítica que se mantiene firmemente en las posiciones
teóricas del marxismo-leninismo. Los clásicos del
marxismo-leninismo exigían que se luchara «contra
el apartamiento, el aislamiento, la estrechez mezqui-
namente nacional»8. Al mismo tiempo, explicaban
que la «unión internacional sólo es posible entre
naciones cuya existencia, autonomía e independencia
en los asuntos internos se hallan en la misma idea
del internacionalismo»7. El internacionalismo no ale-
ja de la patria, sino que nos hace volver a ella, sir-
ve de estímulo a la verdadera conciencia nacional.
La defensa de los intereses nacionales ante los aten-
tados del capital internacional exige la unidad inter-
nacional de todas las fuerzas antiimperialistas, en
primer lugar, de la clase obrera, cuyo internaciona-
lismo determina su papel rector en la lucha por la
independencia de las naciones.
TODA LA EXPERIENCIA HISTÓRICA demuestra
que la posición de cada una de las dos principales
clases antagónicas frente a los intereses nacionales
está determinada por su situación en la sociedad.
Actualmente, la gran burguesía reafirma su papel
de traidora, pues su política interna es antipopular
y se distingue por una ofensiva encarnizada contra
la clase obrera, los campesinos, los pescadores y un
número siempre creciente de personas .ocupadas en
la esfera de los servicios. Es, prácticamente, un ata-
que contra toda la nación.
Los propagandistas burgueses inflan el aspecto na-
cional de la actual crisis y ocultan cuidadosamente
su aspecto de clase, para salvar de la crítica al cul-
pable de las dificultades experimentadas por el pue-
blo: el gran capital. Tratan de presentar la crisis
como una calamidad inevitable, padecida igualmente
por todos los ciudadanos y de la que nadie es res-
6 V. I. Lenin, Ob. cit., ed. cit., t. XXIII, pág. 467.
^ C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t. XXXIX, pág.
74, en ruso.
77
i^m ^^Bt

ponsable. Es algo que ha llegado a Noruega «desde

afuera», una consecuencia de cambios de coyuntura
en «otros países». Para oponerse a la «desgracia ge-
tar la amenaza a la existencia misma de la nación.
Los intereses esenciales de la clase obrera están
íntimamente ligados a los problemas de la disten-
RASGOS DE LA EVOLUCIÓN IDEOLÓGICA
neral» llaman a la unidad de toda la nación. Acerca sión internacional y la paz, mientras que los intere-
de las causas de la recesión prefieren guardar silen-
cio. Hablan lo menos posible de la crisis por miedo
a asociaciones de ideas que hagan recordar la «gran
ses de la gran burguesía, intereses de lucro y de po-
der, están asociados a la carrera armamentista y el
militarismo. En la actual situación cuando el país se
DEL MAGISMO
depresión» de los años 30 y las lecciones políticas encuentra amarrado a la OTAN y encadenado por
que extrajo de ella el movimiento obrero al empren- las obligaciones militares contraídas con potencias
der el camino de la amplia unidad antimonopolista. extranjeras, la clase obrera hace esfuerzos por in-
Las actuales medidas económicas de los monopo- corporar a todo el pueblo a la lucha por la afirma- GUIRGUIN GUIRGUINOV,
lios y del Gobierno socialdemócrata son medidas tí- ción de los principios de la coexistencia pacífica. director adjunto del Instituto de Teorías Sociales
picamente burguesas. Se realizan según la clásica re- Para Noruega no puede haber una política exterior Modernas de la Academia Búlgara de Ciencias
ceta de los capitalistas, que recomienda cargar todo más fructífera que la adopción de medidas concre-
el peso de las dificultades económicas sobre los obre- tas que contribuyen a la distensión internacional.
ros. Bajo la égida del Estado se procede a la redis- Esto lo comprenden la clase obrera y la abrumadora
tribución de la renta nacional para salvar de la quie- mayoría del pueblo.
bra a las grandes empresas capitalistas, como las Sin embargo, a esta política se oponen los círcu- LAS CONCEPCIONES TEÓRICAS de Mao Tse-tung cia pacífica y el progreso social. Sus actividades son
empresas navieras, las de construcción naval y otras, los reaccionarios. Los halcones que representaban a la y de sus correligionarios en lo que respecta a los cada vez más peligrosas para la paz y la seguridad
a las que se conceden créditos y asignaciones esta- gran burguesía en el belicoso Morgenbladet y sus problemas fundamentales ¡de la revolución, la dicta- de los pueblos. La política y la ideología de la ac-
tales. La cuestión, según se afirma, es «estabilizar la imitadores más o menos conscientes de otros órga- dura del proletariado, la guerra y la paz y la libe- tual dirección china es profundamente hostil al
economía del país». Los remedios recetados por los nos de información de masas atizan las pasiones ración nacional son profundamente hostiles a la marxismo-leninismo, a los ideales comunistas. Nues-
detentadores del poder para salvar a la sociedad ca- chovinistas en torno a problemas nimios, tratando de ciencia marxista-leninista y a la práctica revolucio- tro Partido considera un deber suyo participar acti-
pitalista enferma sólo llevan al agravamiento del provocar el odio a la Unión Soviética, utilizando, en naria. La evolución del maoísmo afecta no sólo a vamente «en la lucha contra el maoísmo, por su de-
paciente. particular,' la discusión acerca del fortalecimiento su contenido sino también a las formas del mime- rrota política e ideológica.»1
El Gobierno, los empresarios y los líderes dere- de la soberanía noruega sobre Spitzberg y las con- tismo ideológico y político y al camuflaje de su
chistas de los sindicatos tratan ahora, en un esfuer- versaciones sovieto-noruegas acerca de la delimita- esencia con una fraseología antiimperialista. Esa
zo conjunto, de imponer a los obreros la «regulación ción de la plataforma continental del Mar de Ba- Actitud ante el marxismo-leninismo
evolución no puede ser calificada más que de pro-
económica combinada» en lugar de los tradicionales rents. Todo esto perjudica las buenas relaciones en- gresiva degradación ideológica y política. El maolsmo, como ideología, es un conglomerado
convenios colectivos. Dado el actual aumento de los tre las comunidades noruega y soviética de Spitzberg El maoísmo se encuentra en un estado de crisis de concepciones predominantemente pequeñobur-
precios y del desempleo, esta medida no dará a los y las relaciones de buena vecindad entre Noruega y permanente, que se intensifica y ahonda sin cesar. guesas, penetradas de nacionalismo y de chovinismo
trabajadores lo que realmente necesitan. la unión Soviética. Tan irresponsable es este teje- La vida desenmascara más cada vez al maoísmo de gran potencia y camufladas demagógicamente con
Al definir la crisis como un desastre nacional, maneje chovinista y tan en pugna está con los inte- como corriente opuesta al marxismo-leninismo en una fraseología ultrarrevolucionaria y con declara-
contra el cual debe luchar conjuntamente todo el reses nacionales de Noruega, que incluso los círcu- todas las posiciones de principio y en abierta con- ciones de «fidelidad» al marxismo-leninismo y al
pueblo, aceptando una «distribución equitativa de los oficiales gobernantes consideraron conveniente tradicción con los intereses vitales de los pueblos comunismo. No se trata de una doctrina armónica e
las dificultades», el Gobierno libera de hecho a los desolidarizarse públicamente de él. y con la causa de la paz y el socialismo. Al ser apro- integral, sino de una mezcla ecléctica de distintos
verdaderos culpables de la responsabilidad que les bada la nueva Constitución de la RPCh en 1975, con postulados ideológicos a menudo en flagrante con-
cabe a ellos, y sólo a ellos, como causantes de la la que la ¡línea maoísta adquirió fuerza de ley, la tradicción unos con otros. Su base filosófico-teórica
anarquía económica. En vez de un programa auténti- LOS DUEÑOS de la economía noruega tocan las
trompetas llamando a formar en aras de la salvación degradación del maoísmo entró en una nueva fase. más general es el subjetivismo, que de manera pe-
camente nacional para resolver los problemas origi- La actual dirección china ha pasado de hacer el regrina se conjuga con la 'metafísica y la sofística.
nados por el capitalismo, el Gobierno, apoyado por nacional, pero al mismo tiempo inician una cruzada
de carácter totalmente distinto contra la propia na- juego del imperialismo a las acciones conjuntas con En la práctica, esta filosofía anticientífica se reduce
los partidos burgueses, presenta un programa que da él y otras fuerzas reaccionarias; de cómplice del a tin desprecio de las exigencias planteadas por las
prioridad a los intereses del gran capital. ción. La dialéctica de la lucha contemporánea es tal
que la burguesía, escudándose en los intereses na- anticomunismo, el maoísmo se lia convertido en una leyes objetivas del desarrollo social, -a un afán de
cionales, impone al pueblo sus estrechas y egoístas variedad suya. Los hechos demuestran más convin- actuar a contrapelo de dichas ¡leyes.
decisiones de clase, mientras que el proletariado centemente cada vez que los maoístas intensifican y Los maoístas recurren a las más increíbles mani-
LA CLASE OBRERA está a la cabeza del pueblo en extienden su actividad anticomunista entre todas las pulaciones con las ¡leyes y las categorías de la dia-
la Jucha por sus intereses supremos y fundamenta- presenta abiertamente al país su programa de clase corrientes del proceso revolucionario mundial, y lo léctica. Sin el menor embarazo utilizan las mismas
les. En primer lugar está el problema cardinal de la y da una respuesta verdaderamente nacional al reto hacen por vía estatal y partidaria, así como a tra- tesis filosóficas para fundamentar consignas políti-
vida contemporánea, el problema de la paz. «En rea- de los monopolios. La acertada conjugación de las vés de ¡los grupos escisionistas promaoístas de dis- cas o actividades prácticas diametralmente opuestas,
lidad —podemos repetir hoy las palabras de Lenin—, -tareas de clase y nacionales del movimiento obrero tintos ¡países, apoyados por Pekín. La confrontación o renuncian totalmente a dichas tesis cuando les
en este problema el proletariado representa a toda es el fundamento de la línea estratégica de los co- ideológica y política con la comunidad de países son desfavorables. Es muy (característica a este res-
la nación, a todo lo que hay de vital y honrado en munistas, orientada a la formación y el fortaleci- socialistas y con el movimiento comunista y obrero pecto la evolución que ha sufrido la interpretación
todas las clases.. .»8. Al unir a todas las fuerzas vi- miento del frente único antimonopolista del pueblo.
A la inconsistencia de la clase gobernante y a la po- internacional en todas las cuestiones fundamentales maoísta de las principales contradicciones [incluida
tales de la nación en la lucha por la paz, la profun- lítica imperialista de desunión de las fuerzas nacio- del desarrollo mundial contemporáneo y de la crea- la fundamental) de nuestra época2. Al abordar con
dización de la distensión internacional y contra la nales opone el Partido Comunista el papel de van- ción de la sociedad socialista va asociada al torpe- 1
carrera armamentista, el proletariado actúa para evi- guardia y consolidador del proletariado, esperanza deamiento de la causa de la liberación nacional de 2
Rabotnlchesko Délo, 30 de marzo de 1976.
En 1960, las principales contradicciones de la época
8
V. I. Lenin, Ob. cit., ed. cit, t. XXVII, pág. 209. de la nación. los pueblos y >a los esfuerzos para encauzar contra eran para los maoístas las existentes entre la clase obre-
el socialismo real los procesos revolucionarios del ra y el capital monopolista; entre los países imperialis-
«tercer mundo». tas; entre los pueblos de los países coloniales y de-
«La degradación del maolsnio —dijo en el XI Con- pendientes y el imperialismo; entre los países socialistas
y los países imperialistas (¡Viva el leninismo!, Pekín,
greso del Partido Comunista Búlgaro el camarada 1960, p. 16.).
Todor Zhívkov, Primer Secretario ¡del CC del PCB— En 1969, en el IX Congreso del PCCh, la formulación
ha llegado a una nueva fase. Se ha aliado con las de esta cuestión fue distinta: «En el mundo de hoy exis-
ten cuatro grandes contradicciones: entre las naciones
fuerzas más agresivas del imperialismo, el fascismo oprimidas, de una parte, y el imperialismo y el social-
y el revanchismo, con los enemigos de la coexisten- imperialismo, de otra; entre el proletariado y la hurgue-

78 79
 un enfoque coyuntura! el problema de las contradic-
ciones, parten de criterios subjetivistas, dividiéndo-
las 'arbitrariamente en internas y externas, antagó-
nicas y no antagónicas, fundamentales y no funda-
mentales, etc.
El maolsmo toma ideas de las más diversas co-
rrientes, escuelas y tendencias ¡ideológicas y políti-
cas. Un hecho significativo es que a medida que
avanza su degradación ideológica son más las Ideas
incompatibles unas con otras que hace suyas.
Mao Tse-tung comenzó en los años 20 con una
aceptación formal, declarativa y verbal del marxis-
mo-leninismo, tergiversando su Interpretación de
acuerdo con unos prejuicios nacionalistas. Como
muestran los hechos, ya el Comité Ejecutivo de la
Internacional Comunista se Inquietó ¡por la actitud
vulgarizadora adoptada ante el marxismo-leninismo
por Mao Tse-tung3. En los primeros años que si-
guieron ail triunfo de la revolución popular en Chi-
na, Mao Tse-tung y sus auxiliares más próximos pro-
clamaron su fidelidad a la doctrina marxista-IenlniB-
ta, pese a 'que muchas de las concepciones que sus-
tentaban se hallaban lejos del espíritu revoluciona-
rio de dicha doctrina. Pero también entonces resul-
taba en la práctica que las tesis correctas del co-
munismo científico, utilizadas dogmáticamente por
ellos, eran de hecho vulgarizadas y perdían, por lo
tanto, su eficacia.
A medida que se ahondaban las divergencias en-
tre la dirección del PCCh y bl movimiento comunis-
ta internacional, en el maoísmo iban perfilándose
con mayor claridad ciertos componentes incompati-
bles con el marxismo, a saber: el anarquismo, con
su apología de la violencia; la tesis trotskista de la
revolución permanente, que vincula el desarrollo de
ésta con una guerra mundial; la fe .en la omnipoten-
cia del ejército, propia del bonapartismo; el desdén
bakuninista por la economía, ¡considerada como fac-
tor secundario; el chovinismo de gran potencia, etc.
El maoísmo también toma ideas y conceptos del
arsenal de ,1a ideología imperialista (por ejemplo,
la concepción de las «superpotencias»). La propa-
ganda anticomunista utiliza (asimismo la teoría del
maoísmo. Y ocurre que a menudo resulta difícil de-
terminar quién ha tomado más de quién. No cabe
duda, por ejemplo, que entre la concepción maoísta
de la «chinización del marxismo» y la concepción
sía de los países capitalistas y revisionistas; entre los
países imperialistas y socialimperialistas y entre los pro-
pios países imperialistas; entre los países socialistas, de
una parte, y el Imperialismo y el socialimperialismo, de
otra» (Pekíng Review, Na 16, Speclal Issue, 1969, p. 26).
En 1973, en el X Congreso del PCCh, las principales
contradicciones de la época se habían reducido a dos:
entre las «superpotencias» y el resto del mundo y entre
las propias «superpotencias». [Peking Review, ffe 35—36,
1973, p. 26). O más exactamente, aquella contradicción
fundamental quedó formulada en los siguientes términos:
contradicción entre las «superpotencias», en especial la
Unión Soviética, de una parte, y todos los demás países
y pueblos, de otra.
Los maoístas hacen todo lo posible para silenciar la
contradicción fundamental de la época del tránsito del
capitalismo al socialismo: la contradicción entre el capi-
talismo mundial y el socialismo mundial.
3
Véase, por ejemplo, Van Ming, Medio siglo del PCCh
y la traición de Mao Tse-tung, Moscú, Politizdat, 1975,
págs. 187—189.
80
burguesa del ^comunismo nacional» existe una simi-
litud. Por lo que respecta al antisovietismo, las po-
siciones de los maoístas armonizan con las de las
fuerzas más reaccionarias del imperialismo.
Un elemento esencial de la evolución ideológica
del maoísmo son los activos intentos de sus líderes,
con Mao Tse-tung al frente, de desmedular los prin-
cipios universales del marxismo-leninismo mediante
su «chinización». Con el plausible pretexto de tener
en cuenta las particularidades específicas chinas,
han intentado suplantar el comunismo científico por
el maoísmo anticientífico y dar al nacionalismo chi-
no y al chovinismo de gran potencia una especie de
base científica. Pekín tenía y tiene la pretensión de
imponer las «ideas de Mao» y el «marxismo chinl-
zado» 4 al movimiento comunista internacional, pre-
sentándolos como «la tuimbre» del desarrollo del
marxismo-leninismo en la época actual.
En el «marxismo chinizado» ocupan un lugar
esencial las ideas ¡maoístas acerca de los rasgos ca-
racterísticos y los criterios del socialismo que sir-
ven de base ideológica para los ataques contra el
socialismo real, contra la estrategia de los partidos
comunistas que luchan contra el imperialismo, ipor
el paso a la sociedad socialista. Al especular con
las tesis marxistas relativas a la importancia de una
aplicación creativa de los principios del socialismo
en cada país, Mao Tse-tung hipertrofió consciente-
mente las particularidades nacionales de China y se
convirtió en autor del llamado «modelo chino del
socialismo». Con el tiempo se vio que ¡tras la apa-
riencia de una adaptación del socialismo científico
a las condiciones de China se ocultaba de hecho una
lucha contra los principios básicos de la construc-
ción socialista. Es más, los maoístas no consideran,
este «modelo de socialismo» como algo aplicable
únicamente a las condiciones específicas de China,
sino que tratan de imponerlo como ejemplo, como
modelo de «socialismo auténtico».
El principio del que arranca el «modelo» chino es
la negación del papel dirigente de la clase obrera
en la edificación del socialismo: los maoístas consi-
deran el campo como base fundamental del socia-
lismo. El «modelo de socialismo» chino se distingue
también porque niega de hecho el papel dirigente
de la vanguardia marxista-leninlsta.
La interpretación maoísta del socialismo excluye
el internacionalismo proletario. Los maoístas vincu-
lan su «modelo de socialismo» con las tradiciones
del chovinismo burgués, con sus ideas de naciona-
lismo extremista, sinocentrismo, hegemonismo, con
la aspiración de convertir a China en «el primer
Estado del mundo», que instaurará su poder «en los
cinco continentes»5. Es significativa la declaración
hecha por Mao Tse-tung el 11 de septiembre de
1959 en una reunión de ila Comisión Militar del CC
del PCCh: «Debemos conquistar el globo... creare-
mos una gran potencia»8.
* Recordemos que, el 21 de agosto de 1973, Tsefang Ri-
bao decía: «Las ideas del Partido Comunista de China son
las5 ideas de Mao Tse-tung, es el marxismo chinizado».
El maoísmo, adversario ideológico y político del mar-
xismo-leninismo,
6
Moscú, 1974, pág. 30.
Se cita de acuerdo con la recopilación ¡Vivan las
ideas de Mao Tse-tungl editada por los junweibines. Pe-
kín, 1967.
Para tratar de justificar su ruptura con el Inter-
nacionalismo proletario, los maoístas inventaron la
concepción de la posibilidad de construir el socia-
lismo e incluso el comunismo sin crear la corres-
pondiente base material y técnica. Y promovieron
planes voluntaristas que soslayan etapas enteras de
la edificación de la sociedad comunista y propug-
nan el salto forzado de un socialismo a 'medio edi-
ficar al comunismo. Comprendiendo al parecer lo
absurdo de tales planteamientos, más tarde pasaron
al otro extremo y presentaron el socialismo como
un proceso inconmensurable e indefinidamente lar-
go. Tales concepciones desacreditan los principios
del socialismo científico.
En los últimos tiempos, los medios maoístas de
comunicación de masas hacen la propaganda de una
especie de «comunismo de cuartel». Califican de
«nueva burguesía», de vehículos de las «superviven-
cias de la vieja sociedad» y de los «residuos del de-
recho burgués» a todos cuantos se pronuncian por
la aplicación de los principios socialistas del inte-
rés material. De aquí, como veremos más adelante,
se hacen derivar conclusiones calumniosas de lar-
go alcance con respecto a los países de la comuni-
dad socialista.
La proclamación del «modelo chino de socialismo»
no ha sido de hecho más que el preludio de una
traición progresiva de los maoístas al socialismo, de
su alianza con los adversarios del socialismo real.
Los hechos de los últimos años atestiguan que los
ideólogos pequineses han tomado del anticomunismo
imperialista el método de la subversión ideológica
contra el sistema socialista ¡mundial. Con ello de-
muestran su parentesco con los enemigos de clase
del socialismo y al igual que ellos buscan cualquier
pretexto para intensificar la lucha contra las con-
quistas reales del socialismo, contra el movimiento
comunista y obrero.
La vida ha puesto de manifiesto la inconsistencia
de las «ideas de Mao Tse-tung», de su «modelo so-
cialista», que se hallan en total contradicción con
las leyes objetivas del desarrollo histórico, con la teo-
ría y la práctica del movimiento revolucionario ¡mun-
dial. En eso reside la esencia de la crisis perma-
nente de las «ideas de Mao Tse-tung» ty de su plas-
mación en la práctica.
Esta crisis ha llevado ¡necesariamente a los maoís-
tas a una caída ideológica definitiva cuando los di-
rigentes de Pekín se dedicaron a presentar como
marxismo-leninismo las tesis ; y conclusiones reac-
cionarias tomadas del arsenal del imperialismo. De
este modo, el maolsmo no sólo se marginó del
marxismo-leninismo sino que entró en conflicto y
confrontación inconciliables con él. La regresión
ideológica del maoísmo confirma la idea de Lenin
de que, «en una época revolucionaria, las actitudes
evasivas o la carencia de principios en materia de
problemas teóricos equivalen a una total bancarrota
ideológica»7. Por eso, la despreocupación o la acti-
tud conciliadora ante las especulaciones ideológicas
de los maoístas equivalen a apoyar sus planteamien-
tos antimarxistas y anticomunistas.
7
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos Aires,
Cartago, t. VIII, pág. 328.
La escalada del antisovietismo
La orientación principal de la política exterior de
la dirección maoísta de China es hoy el antisovie-
tismo. Trátase de una línea política calculada para
mucho tiempo y consagrada en las resoluciones del
IX y X congresos del PCCh y en la nueva Constitu-
ción de la RPCh. Este rumbo, aun camuflado con
palabras de «fidelidad al internacionalismo proleta-
rio», significa no sólo la renuncia a la lucha con-
junta con los países socialistas contra el imperialis-
mo, sino también el paso manifiesto a las posiciones
del imperialismo y la reacción.
La línea antisoviética de la dirección pequinesa
también ha experimentado cierta evolución, con sus
etapas y sus puntos culminantes. Sin entrar a fondo
en la cuestión de las tendencias antisoviéticas de
Mao y los hombres que le rodeaban antes de la revo-
lución de 1949, señalaremos que dichas tendencias
se manifestaron con particular nitidez tras unos
diez años de desarrollo normal de las relaciones
entre la RPCh y la URSS, que en su conjunto tenían
como base el internacionalismo proletario. Cuando
empezaron a perfilarse las discrepancias, los líderes
maoístas presentaron las cosas al principio como si
no tuvieran con la Unión Soviética, otros países so-
cialistas y el movimiento comunista internacional
más divergencias ideológicas que las relativas a
ciertas cuestiones de la estrategia y la táctica de la
lucha antiimperialista. A continuación, la dirección
de Pekín declaró a la Unión Soviética «enemigo nú-
mero uno» del movimiento obrero y comunista, de
todos los pueblos de la Tierra, llegando a ¡mons-
truosas calumnias e insinuaciones contra el PCUS y
la Unión Soviética, a intentos jesuíticos de buscar
una «justificación» teórica para su desbordado an-
tisovietismo.
Como principal «argumento» de los maoístas apa-
recieron las patrañas sobre la «degeneración» de la
sociedad soviética, moderna variante de la vieja te-
sis de Trotski. Sostienen que la Unión Soviética ha
dejado de ser un Estado socialista y que en ella se
ha restablecido la «economía capitalista» y la «dic-
tadura de la burguesía»8. Los maoístas ponderan la
falsa tesis, fabricada por los revisionistas y sus acó-
litos anticomunistas, de que «los elementos burgue-
ses que han surgido en la sociedad socialista aspi-
ran a usurpar el poder», de que ha aparecido una
«nueva clase», etc. En 1968, Mao Tse-tung dijo: «En
la Unión Soviética de nuestros días funciona una
dictadura de tipo germano-fascista, una dictadura de
tipo hitleriano»9. En agosto de 1973, en el Informe
al X Congreso del PCCh, se repitió esta calumnia sin
precedentes: «El grupo gobernante del revisionismo
soviético... ha restaurado el capitalismo, ejerce
una dictadura fascista y ha avasallado a los pue-
blos de .todas las nacionalidades .. .»10
Los pasos dados por los dirigentes de Pekín para
normalizar las relaciones de China con ciertos paí-
ses socialistas (intercambio de embajadores, nego-
ciaciones, acuerdos y tratados, etc.) no modifican
8
9
Peking Review, Na 14, 1975, p. 6.
Véase la revista Economía Mundial y Relaciones In-
ternacionales, Ns 12, 1975, pág. 38.
w Peking Review, Nt 35—36, 1973, p. 23.
81
 en absoluto el rumbo antisocialista. Al contrario, la
verdadera razón a que obedecían estos pasos era
ante todo el afán de oponer cada país socialista y
todos ellos en conjunto a la Unión Soviética. En este
aspecto, la dirección maoísta coincidía plenamente
con los más reaccionarios círculos y centros impe-
rialistas.
En los primeros diez años que siguieron al triun-
fo de la revolución popular, la RPCh, gracias a la
cooperación fraternal de la URSS y a su amplia y
generosa ayuda, logró éxitos considerables en el
desarrollo económico y cultural. Como fruto de la
en aquel entonces creciente cooperación chino-so-
viética, en China fueron creadas ramas industriales
antes inexistentes (aviación, automóvil, tractores,
radiotecnia, etc.). Otro era el lenguaje utilizado en
aquellos tiempos por los dirigentes de la RPCh. Así,
Mao Tse-tung manifestaba: «Para convertir a China
en un país industrial debemos estudiar a fondo la
experiencia de vanguardia de la Unión Soviética. La
URSS lleva ya cuarenta años edificando el socialis-
mo, y su experiencia es para nosotros sumamente
valiosa. Veamos quién ha proyectado y equipado
para nosotros tantas fábricas de importancia. ¿Aca-
so han sido los EE.UU? ¿Ha sido acaso Inglaterra?
No, no han sido ellos. Eso sólo lo hace la Unión So-
viética, porque es un país socialista, porque es nues-
tro aliado»11. Hoy, la dirección pequinesa trata de
ocultar esta verdad al pueblo chino, difundiendo la
malévola mentira de que los intereses vitales de los
pueblos de la comunidad socialista son «hostiles» a
los intereses de los pueblos de China.
En noviembre de 1957, Mao Tse-tung señaló en
su discurso pronunciado en la reunión jubilar del
Soviet Supremo de la URSS: «Después de la Revo-
lución de Octubre, cualquier gobierno que se nie-
gue a vivir en amistad con la Unión Soviética no
hará sino perjudicar los verdaderos intereses del
pueblo de su país»12. Comparemos estas palabras
con el actual antisovietismo exacerbado de esos
mismos dirigentes pequineses y veremos a dónde
puede conducir la falta de principios políticos en
una cuestión tan cardinal de nuestra época como es
la actitud hacia la URSS.
La consigna maoísta de «apoyarse en las fuerzas
propias», con la que intenta justificar el aislamien-
to respecto del mundo socialista, se ha convertido
de hecho en una orientación política de la econo-
mía china hacia el mercado capitalista Internacio-
nal, con todas las consecuencias ¡que ello Implica.
Con su política nacionalista, el grupo gobernante de
Mao Tse-tung privó a la economía de la RPCh desde
comienzos de los años 60 de la posibilidad de apro-
vechar para su desarrollo la ayuda de la URSS y
otros países socialistas. En 1973, la parte correspon-
diente a los estados capitalistas en el comercio ex-
terior de China se elevó al 79%, y la de los países
socialistas fue del 21%.
El principal obstáculo con que tropiezan los pla-
nes estratégicos de la dirección china es la política
concertada de los países de la comunidad socialista,
11
Mao Tse-tung. A propósito de la acertada solución de
las contradicciones en el seno del pueblo. Moscú, 1957,
pág. 48.
" Pravda, 7 de noviembre de 1957.
82
política que rechaza resueltamente los planes de
gran potencia y las actividades escisionistas de los
maoístas. Por ello, éstos intensifican la lucha ¡con-
tra los países de la comunidad socialista y se es-
fuerzan por minar su unidad ¡y desacreditar la inte-
gración económica socialista. Al adoptar la postura
de «protectores» de los países socialistas y «defen-
sores» de su soberanía nacional, los líderes de Pe-
kín lanzan sus ataques ante todo contra los orga-
nismos colectivos de los países de la comunidad so-
cialista: el CAME y la Organización del Tratado de
Varsovia.
Al mismo tiempo, los dirigentes pequineses mues-
tran una actitud benévola ante la OTAN y una con-
movedora solicitud por sus destinos. En 1975, cier-
tos comentaristas burgueses tuvieron sus razones
para denominar a China miembro de honor de la
OTAN. Los maoístas apoyan ,1a unificación política,
económica y militar de los círculos imperialistas de
Europa. Al verse frustrados sus sueños de liderazgo
en el sistema socialista, ¿os dirigentes maoístas es-
timaron que lo mejor era negar la propia existencia
objetiva de dicho sistema. En ila VI Sesión especial
de la Asamblea General de la ONU, en abril de 1974,
la delegación china manifestó: «El campo socialista,
que existiera cierto tiempo después de la guerra
mundial, ha dejado de existir»13.
Fácilmente se comprende la razón de que el im-
perialismo y la reacción utilicen, cada vez más ac-
tivamente, a :la dirección maoísta como cómplice en
la lucha para (desacreditar lias realizaciones históri-
cas del socialismo real.
Un órgano de prensa de los neofascistas de la
RFA reconoce abiertamente: «Después del último
Congreso del ipartido en Pekín, ¡la Europa capitalis-
ta se ha enterado con un sentimiento de alivio que
el futuro del maoísmo está asegurado. Es decir, no
debemos temer que rusos y chinos se abracen bajo
la bandera del comunismo mundial»14.
Pocas veces ha ocurrido en la historia que per-
sonas que pretenden ser marxistas ,y socialistas
hayan superado a los ideólogos más reaccionarios
en sus ataques a la ciudadela del marxismo y del
socialismo. Tampoco tiene precedentes el hecho de
que los maoístas hayan legitimado constitucional-
mente la actitud hostil hacia otro Estado. jEl anti-
sovietismo ha sido elevado por los maoístas a la ca-
tegoría de deber cívico del chino!
El «número cumbre»
Los maoístas se prosternan ante la guerra como
medio de resolver los conflictos internacionales.
Mao Tse4ung viene teorizando desde hace tiempo
acerca del papel «revolucionario» de la violencia
militar. Trata de adormecer la vigilancia de los pue-
blos ante la amenaza de una guerra termonuclear.
El arma nuclear es calificada de «tigre de papel».
Como es sabido, el día de Año Nuevo de 1976, la
prensa china publicó unos versos de Mao Tse-tung
en los que se ensalza la guerra y el cuadro del cie-
lo y la tierra devorados por sus llamas. Es signifi-
cativa la siguiente declaración hecha por Mao Tse-
Peklng Review, í& 16, 1974, p. 6.
Natton Europa, Ni 10, 1973.
tung: «Nuestro número cumbre es la guerra, la dic-
tadura»15.
En los años 70, cuando en las relaciones entre
los pueblos se afirman los principios de ila coexis-
tencia pacífica de los estados con distinto régimen
social, los dirigentes pequineses aparecen cada vez
más abierta y cínicamente como enemigos pérfidos
de la distensión, que están preparando' febrilmente
al pueblo chino para la guerra, y como propagan-
distas de la idea de la fatalidad de una nueva gue-
rra mundial. Durante largo tiempo trataron de ocul-
tar su afán militarista de gran potencia. Pero su
actual política de militarización es la política ofi-
cial de la RPCh. En China prosiguen los ensayos de
armas nucleares y termonucleares, no sólo bajo tie-
rra sino también en la atmósfera. Según informa el
corresponsal de la agencia Reuter en Pekín, China
ya dispone de cohetes con un radio medio de ac-
ción.
En una situación en que empieza a perfilarse un
saneamiento de las relaciones internacionales, la
dirección pequinesa aplica obstinadamente una po-
lítica de guerra fría contra la Unión Soviética y
otros ipaíses socialistas, obstaculiza por todos los
medios la instauración de una paz duradera y unas
relaciones de buena vecindad y apoya abiertamente
a las fuerzas reaccionarias que tratan de invalidar
los resultados de ila Conferencia de Helsinki.
La parte china ha rechazado las propuestas de la
Unión Soviética de normalizar las relaciones entre
los dos países y, en particular, la de que ambos asu-
man el compromiso de no utilizar contra la otra
parte ningún tipo de arma, ni convencional, ni co-
heteril, ni nuclear. Los representantes de Pekín en
la XXX Sesión de la Asamblea General de la ONU
(1975) no apoyaron ninguna de las 25 resoluciones
sobre el desarme aprobadas por aplastante mayoría.
Los dirigentes de la RPCh, en abierta contradicción
con la tendencia objetiva del desarrollo de la situa-
ción internacional, tratan de inculcar a la opinión
mundial la idea de que se acrecienta la amenaza de
guerra. Sostienen que «las dos superpotencias» re-
presentan en igual ¡medida «un foco de nueva gue-
rra mundial»16.
La degradación ideológica y política del maoísmo
también aparece claramente, por lo tanto, en su
forma de abordar los problemas de la guerra y la
15
De una entrevista de Mao Tse-tung con un grupo de
periodistas y editores el 10 de marzo de 1957.
18 Peking Review, Na 4, 1975, p. 24.
paz, que son los más candentes de nuestra época.
Los dirigentes de Pekín se alian cada vez más es-
trechamente con el imperialismo iy la reacción en
la lucha contra la paz y la seguridad de los pue-
blos, en una actividad Orientada a socavar la dis-
tensión internacional, en una intensa preparación
psicológica para la guerra. Si sólo dependiera de
ellos, dos ¡maoístas estarían dispuestos a empujar a
otros países, mediante provocaciones y aventuras,
a una catástrofe termonuclear. Precisamente por
eso, la garantía de la paz y la seguridad de los pue-
blos es inconcebible sin una lucha contra la ideolo-
gía y la (política del maoísmo.
LAS POSICIONES IDEOLÓGICAS Y TEÓRICAS de
los maoístas son incompatibles con las leyes obje-
tivas y las principales tendencias del progreso so-
cial. La línea seguida por Pekín perjudica directa-
mente la lucha de los pueblos por la paz, la libertad,
la independencia naciona} y el socialismo. La vida
demuestra inequívocamente lo infundado de las lu-
cubraciones ideológicas y las actividades prácticas
del grupo gobernante de Mao Tse-tung. El maoísmo
no tiene perspectivas 'históricas.
La evolución del maoísmo como corriente ideoló-
gica y política confirma una vez más la verdad de
que el abandono íde la teoría científica del marxls-
mo-leninismo y su desnaturalización perjudican la
práctica revolucionaria.
Los intereses del socialismo mundial y del movi-
miento comunista internacional hacen necesaria
una lucha de principios contra la ideología y la po-
lítica maoístas, que no sólo son incompatibles con
la doctrina marxista-leninista, sino que están en
franca pugna con ella. Al rechazar el maoísmo, los
marxistas-leninistas no se Injieren ni se proponen
injerirse en los asuntos internos de la RPCh. Una
prueba convincente de ello es que los países de la
comunidad socialista subrayan continuamente ¡su
disposición a normalizar las relaciones con China
sobre la base de los principios de la coexistencia-
pacífica entre los estados. Es más, los marxistas-le-
ninistas están muy lejos de la idea de «excomulgar»
a ningún partido y apartarlo del movimiento comu-
nista, lo mismo que de la idea de apartar a ningún
país del sistema socialista mundial. Opinan que si
Pekín retorna a una política asentada realmente en
el marxismo-leninismo, se abrirá la posibilidad de
desarrollar las relaciones con la RPCh y el PCCh
sobre la base de los principios del internacionalismo
socialista.
83
Hojeando la prensa
BIOGRAFÍA DE LA CLASE
EL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL y su
vanguardia, los partidos comunistas, son la fuerza so-
cial más poderosa de la contemporaneidad, el resorte
principal del desarrollo mundial. Sin embargo, hasta
ahora no se habían realizado intentos fundamentales
de sintetizar y sistematizar desde las posiciones mar-
xistas-leninistas toda la historia del nacimiento y for-
mación de esta fuerza, de escribir una especie de bio-
grafía colectiva de la clase obrera internacional. Esto
se ha iniciado ahora: ha visto la luz en Moscú el pri-
mer tomo de tal «biografía de la clase», escrita por
un grupo de historiadores, filósofos y economistas
soviéticos.
Explicando los objetivos y el propósito de la nueva
publicación en siete tomos, el académico B. Ponoma-
riov escribe: «Se trata de trazar un cuadro bastante
completo del desarrollo social, económico, ideológi-
co y político de la clase obrera, de su maduración
como fuerza rectora de la transformación revolucio-
naria de la sociedad. No debe ser una simple expo-
sición de la historia de la «sociedad civil», con cier-
to hincapié en el papel y la actividad de la clase
obrera... Los autores se plantearon la tarea de ex-
poner, de forma consecutiva y tomando como fon-
do el desarrollo de la sociedad en su conjunto, los
acontecimientos y problemas que atañen directamen-
te al desarrollo de la clase obrera y mostrar en base
de un material concreto su creciente papel como fac-
tor que asegura el progreso social de la humanidad»
(pág. 8).
El contenido del tomo recién publicado permite lle-
gar a la conclusión de que esta difícil tarea, está
siendo cumplida con éxito por los autores, que no
sólo evitaron la simple repetición de lo que contienen
habitualmente los trabajos de historia moderna y con-
temporánea, sino que también supieron crear un ori-
ginal estudio histórico, del que la clase obrera es el
protagonista principal. También es interesante y fruc-
tífero el método utilizado de estudio integral del te-
ma, en el que, junto a los acontecimientos históricos
de la época, se hallan permanentemente en el campo
visual del investigador los principales problemas eco-
nómicos y sociales, las concepciones filosóficas y las
confrontaciones ideológicas, en primer término, por
supuesto, los vinculados con el desarrollo y la lucha
del proletariado.
El primer tomo abarca un período particularmente
largo de la historia. Y se comprende que así sea, pues
EL MOVIMIENTO OBRERO INTERNA-
CIONAL (Problemas de la historia y
de la teoría). En siete tomos. Presi-
dente de la comisión principal de Re-
dacción, B. Ponomariov. TOMO PRIME-
RO. El surgimiento del proletariado y
su formación como clase revoluciona-
ria. Redactor responsable, A. Cher-
niáev. Moscú, Mysl, 1976. 668 págs.
para seguir paso a paso el proceso por el que el pro-
letariado se destaca de toda la masa de desposeídos
como una fuerza social independiente no sólo hay
que remitirse a la época de la «infancia de la socie-
dad burguesa contemporánea», como la denominara
Marx, sino también a la época de la descomposición
del feudalismo. De aquella lejanía histórica arrancan
los hilos de ¡la investigación que conducen a los tu-
multuosos acontecimientos de los primeros dos ter-
cios del siglo XIX, a los que se circunscribe el marco
cronológico del primer volumen.
El preproletariado —el proletariado de la manufac-
tura—, el proletariado de tipo fabril y, finalmente,
la forma embrionaria de la actual clase obrera, cuya
aparición está ligada con la revolución industrial,
constituye el objeto esencial del estudio. La primera
parte del tomo se refiere, principalmente, al período
en que el proletariado empieza sólo a formarse como
clase. Todavía no es capaz de desarrollar una acción
política independiente, lo que implica que tenga a
menudo que sacarle las castañas del fuego a la bur-
guesía, su enemigo de clase. Es como si desfilaran
ante nuestros ojos los años de niñez del movimiento
obrero, pero es esta la infancia de un gigante. A me-
dida que va madurando, la clase obrera comienza a
distanciarse progresivamente, en los terrenos social,
político e ideológico, de la burguesía y la pequeña
burguesía y, por otra parte, de los grupos desclasa-
dos del lumpenproletariado. Ya durante la insurrec-
ción de junio de París (1848), el proletariado actuó
con sus propias consignas, que infundieron pavor a la
burguesía, la cual se apresuró a traicionar a la re-
volución y ayudó a ahogarla en sangre. En el tomo
siguiente veremos cómo, por vez primera, la clase
obrera se alza en toda su gigantesca talla durante las
jornadas de la Comuna de París, la primera revolu-
ción proletaria que creó el primer gobierno de la
dictadura proletaria que conoce la historia.
Por cierto, en el tomo ya publicado figuran repeti-
damente las palabras «primero» y «por primera vez».
La primera aparición de las asociaciones obreras
(mediados del siglo XVIII) y el primer plante orga-
nizado, es decir, la huelga en condiciones de la pro-
ducción maquinizada en Inglaterra (1758) i. Y a la
1
La historia testimonia que también antes se produje-
ron huelgas. Impresores de Lyon amenzaron a su patro-
no tipógrafo con declarar una huelga ¡ya en 1501!
vez, las primeras leyes draconianas antiobreras, las
primeras prohibiciones de constituir organizaciones
profesionales y declarar huelgas en Inglaterra (1799—
1800) y en Francia (1791 y 1810). La primera crisis
cíclica del capitalismo (1825). La primera aparición
en el lenguaje político de las nociones «socialismo»
y '«comunismo». La primera bandera roja x izada sobre
una barricada obrera; la fundación de la «Liga de los
Comunistas» y los primeros procesos anticomunistas
incoados por la reacción burguesa ...
Por cuanto Europa fue históricamente la cuna del
capitalismo y en ella dio sus primeros pasos el mo-
vimiento obrero y socialista, los acontecimientos en
este continente, como es natural, ocupan en el libro
un gran espacio. Grande, pero no exclusivo, pues los
autores no olvidan ni un instante que escriben la
historia universal del movimiento obrero. De ahí que
en la obra estén ampliamente representados también
los EE.UU. de Norteamérica, América Latina, los paí-
ses de Asia y Australia. A medida que nos aproxi-
mamos a la época contemporánea nos encontraremos
además en tomos sucesivos con el joven proletariado
de África, incorporado mucho más tarde al proceso
de formación de las clases, pero que en varios países
avanza con rapidez por este camino. Un mérito del
libro que reseñamos es que en ningún caso nivela
las diferencias existentes entre los distintos países
o regiones. A la vez el análisis de los métodos de la
lucha proletaria en la década del 40 del siglo pasado,
lleva lógicamente a los autores a ésta importante
conclusión: «El cuadro que ofrecen los choques de cía
se entre los obreros y la burguesía en los diferentes
países revela rasgos comunes evidentes» (pág. 303).
En la estructura del primer tomo se insertan orgá-
nicamente los capítulos que describen la historia del
desarrollo espiritual e ideológico del proletariado, la
elaboración por él de sus ideales de clase y de los
métodos típicamente proletarios de lucha por la rea-
lización de los mismos.
La segunda parte del tomo, titulada «La creación
del comunismo científico y el movimiento obrero»,
está consagrada a la historia del surgimiento y la
configuración del marxismo, al nacimiento del partido
revolucionario del proletariado. Los capítulos que ex-
EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD
EN EL MUNDO DE LA INFORMACIÓN
ENTRE LOS CONCEPTOS utilizados por los perio-
distas, publicistas y científicos para caracterizar los
rasgos sustanciales de nuestro tiempo, encontramos
cada vez más a menudo términos «información», «in-
formativo». Estos términos encierran el papel cualita-
tivamente nuevo que la información juega en la vida
de la sociedad contemporánea. La esfera donde se
expresa con particular claridad y donde plantea no
pocos y complicados problemas teóricos y prácticos
es el ámbito de la dirección de la sociedad. La impe-
riosa necesidad de tener una base científica para so-
lucionar estos problemas dio impulso a la formación
de una nueva rama de la ciencia moderna: la teoría
de la información social, o sea, la información que se
utiliza en la dirección de los procesos sociales. El
libro de V. Afanásiev, miembro correspondiente de la
AC de la URSS, que estamos reseñando, es un
ponen la actividad teórica, revolucionaria y organiza-
dora de Marx y Engels, alternan con otros que mues-
tran el papel de la clase obrera en las revoluciones
europeas de 1848—1849. La síntesis de la experiencia
de estas revoluciones por los fundadores del marxis-
mo conduce al sucesivo desarrollo de la teoría del
comunismo científico. Un importante bito histórico es
la fundación de la I Internacional, la lucha de prin-
cipios de Marx y Engels por la afirmación del inter-
nacionalismo proletario en el movimiento obrero, que
se encuentra de nuevo en ascenso.
«El socialismo científico —se dice en el libro— fue
el sucesor y la culminación de la historia multisecu-
lar de la cultura humana... El marxismo puso en
manos de la clase obrera un importantísimo instru-
mento de conocimiento de la realidad» (pág. 645).
Recordamos dos particularidades importantes del
libro. La primera es la aspiración de los autores a
utilizar cada oportunidad para proyectar la luz de
la doctrina marxista-leninista sobre los distintos he-
chos históricos. Así, por ejemplo, la exposición que
se hace de la historia huelguística del proletariado
fabril va acompañada de un extenso comentario teóri-
co sobre las ideas marxistas-leninistas acerca del mo-
vimiento huelguístico, sus posibilidades y su lugar en
el arsenal de los medios proletarios de lucha clasis-
ta (véase pág. 210). Los autores del tomo no han
dudado en incluir un capítulo teórico de palpitante
actualidad acerca de la lucha ideológica en torno a
la evaluación del papel histórico del proletariado, ini-
ciada ya en vida de Marx y Engels y que prosigue
hasta hoy.
La segunda particularidad es la amplia utilización
de los datos más recientes aportados por la ciencia
histórica tanto en la Unión Soviética como en otros
países. Entre las fuentes utilizadas en la preparación
del primer tomo, 310 son trabajos publicados en los
últimos 20—25 años (120 de autores soviéticos y 190
de autores de otros países). Estas cifras son harto
elocuentes.
El libro que reseñamos reviste un enorme interés
político y científico no sólo para el lector soviético,
sino también para el lector internacional.
L. DIN'
V. A f a n á s i e v. La información so-
cial y la dirección. Moscú, Editorial
Política, 1975, 408 págs.
serio intento de elaboración de los conceptos y
problemas principales de esta teoría.
«Revelar, en base a la metodología marxista-leni-
nista, ante todo los aspectos cualitativos y el conte-
nido de la información social, utilizando, al mismo
tiempo, los logros de la matemática, la cibernética,
la sicología aplicada y otras ciencias» (pág. 8),
así es como caracteriza el autor la idea del libro.
En él se trata con suficiente amplitud de todos los
problemas más importantes de la teoría de la infor-
mación social. Junto a los problemas meramente teó-
ricos, concernientes al esclarecimiento de la naturale-
za de la información social, el autor analiza una
serie de problemas ligados directamente a la práctica
de la dirección de la sociedad socialista. Son cues-
tiones relacionadas con la toma de decisiones, la in-
terrelación de la información y el individuo, la orga-
85
nización de la información científico-técnica, la es-
pecificidad y el papel de la información política.
Una sección especial del libro está dedicada a la
teoría y la práctica de la creación y el funcionamien-
to de .los sistemas informativos, sistemas automati-
zados de dirección (SAD), cuyo ulterior desarrollo,
como se sabe, está previsto en los documentos del
XXV Congreso del PCUS. Apoyándose en la experien-
cia de la creación y la implantación de los SAD, de
los sistemas informativos de uso colectivo y otros, el
autor llega a la conclusión de que en las condiciones
del socialismo este proceso está ligado a la demo-
cratización sucesiva de la dirección, a una mayor
participación en él de las masas trabajadoras dirigi-
das por el Partido. «Una dirección científica —señala
ACTUALIDAD DE LAS LECCIONES
DE LA HISTORIA
INVESTIGAR LAS ÉPOCAS ANTERIORES y revelar
su conexión dialéctica con el presente y con la lucha
de clases de nuestro tiempo son los rasgos distintivos
de los trabajos del académico Nemes DezsO, rele-
vante historiador y personalidad pública de Hungría,
miembro del Buró Político del CC del POSH y rector
de la Escuela Política Superior. Esto distingue tam-
bién su libro Sobre la historia del movimiento obre-
ro húngaro, en el que se considera el período com-
prendido entre la divisoria de los siglos XIX y XX
y el comienzo de la revolución democrático-burgue-
sa de 1918.
Al mismo tiempo que pinta el cuadro de la vida
socio-económica, D. Nemes analiza, ante todo, la ideo-
logía y la política de la socialdemocracia húngara.
Pero de lo que trata el libro, en el fondo, es de algo
más importante: de la vía histórica y los destinos de
la socialdemocracia en su conjunto.
En la divisoria de los dos siglos, observa el autor,
la única organización política de la clase obrera de
Hungría era el Partido Socialdemócrata (PSDH), cu-
ya ala izquierda constituyó más tarde una integran-
te de peso del Partido Comunista1. Por entonces, el
PSDH organizaba y dirigía la lucha de los sindicatos
por el mejoramiento de las condiciones de vida y de
trabajo de los obreros. Fue el iniciador y encabezó
los movimientos masivos contra el poder estatal re-
accionario y por la conquista de las libertades cívi-
cas. «Difundía entre los obreros Zas ideas del socia-
lismo, vinculándolas con la lucha por las reivindica-
ciones económicas, y en parte políticas, incluida la
demanda del sufragio universal. Entre los obreros,
propiciaba la toma de conciencia de que la emanci-
pación social y el logro de las metas socialistas pue-
den alcanzarse con la conquista del poder político»
(pág. 22). Estos méritos caracterizan, en lo funda-
mental, el período inicial de las actividades de la
socialdemocracia.
Al comenzar la época del imperialismo, el Parti-
do se bailó en una encrucijada. Ante todo, debía res-
ponder a una cuestión de inmenso significado teóri-
co y político: la del carácter de la revolución que
se avecinaba. En efecto, siendo uno de los principa-
les componentes de la monarquía austro-húngara,
i El PC de Hungría fue fundado en noviembre de 1918.
—N. de la Red.
86
el autor— es incompatible con un enfoque tecnócrata
y estrictamente económico. La dirección... es un
a s u n t o p a r t i d a r i o , p o 1 í t i c o» (pág. 306).
Llama la atención la amplia utilización en el libro
de los estudios realizados tanto por las ciencias so-
ciables como las ciencias naturales en la URSS y en
otros países, de la experiencia acumulada de elabo-
ración y explotación de los sistemas automatizados
de búsqueda, recogida y memoria de información,
de dirección, etc. Al mismo tiempo, el autor no pier-
de de vista los aspectos socio-políticos e ideológicos
de la información social y de la dirección, subraya
las diferencias cualitativas en el enfoque de éstos
en la sociedad socialista y en la capitalista.
O. SOMMER
Nemes Dezso. A m a g y a r m u n -
kásinozgalom t o r t é n e t é h e z .
Tények, viták, tanulságók.
Budapest, 597 nidal.
Hungría no era solamente un país de régimen políti-
co reaccionario, abrumado de pervivencias feudales,
sino también un país cuyo proletariado industrial su-
maba un millón de personas y donde había entre los
obreros organizados alrededor de cien mil miembros
del Partido. Era un país en que cuajaban las condi-
ciones objetivas para que la revolución democrático-
burguesa se transformara en revolución socialista.
No menos importancia tenía la cuestión de si el
Partido Socialdemócrata se hallaba a la altura de
las nuevas tareas revolucionarias. Luego de señalar
que la historia respondió negativamente a esta cues-
tión, D. Nemes subraya: la lucha clasista del proleta-
riado sólo puede tener éxito cuando la dirige un par-
tido obrero revolucionario. En cuanto a la socialde-
mocracia húngara, y sobre todo a su dirección, se
caracterizaba por una idea estrecha, y en muchos as-
pectos dogmática, de la sucesión de las formacio-
nes sociales. Los socialdemócratas consideraban que
sólo el capitalismo desarrollado y existente ya largo
tiempo podía crear las condiciones necesarias para
las transformaciones socialistas y que, mientras el
proletariado no constituyera la mayoría de la pobla-
ción, el socialismo era «prematuro». «La política del
PSDH —observa Nemes— se asentaba sobre el punto
de vista de que la burguesía liberal debía tomar el
poder de manos de la aristocracia, y ello contribuiría
a la maduración sucesiva de las transformaciones de-
mocráticas» (pág. 23). Dicho de otro modo, era el
punto de vista típico del oportunismo de derecha.
Este punto de vista, y la política correspondiente,
no podían acarrear sino graves consecuencias. «El
Partido Socialdemócrata —escribe Nemes—, siendo
al mismo tiempo un partido de los sindicatos, apoya-
ba por todos los medios la lucha económica de los
obreros, que adquirió gran envergadura a comienzos
de siglo. Sin embargo, el enemigo directo de los
obreros en esta lucha era, con la mayor frecuencia,
esa misma burguesía liberal que la dirección partida-
ria consideraba su aliado político principal y que exi-
gía, y obtenía, del gobierno autócrata ayuda contra
los obreros» (pág. 24). Todo esto causaba legítima in-
dignación en las masas obreras y acentuaba la es-
cisión en la socialdemocracia.
Simultáneamente, el ala izquierda del PSDH se ro-
bustecía y cobraba fuerzas. En este proceso fue un
hito de gran significación el año 1914, cuando esta-
lló la I Guerra Mundial. El punto de viraje fue el año
1917, con el triunfo de la Gran Revolución Socialista
de Octubre. Precisamente en este periodo se confir-
mó en Hungría la tesis leninista de que el parentes-
co ideológico-político entre el oportunismo y el so-
cial-nacionalismo no deja lugar a dudas2. Como mues-
tra de modo convincente el autor, en aquella época
se reveló con mayor fuerza aún la ausencia de pers-
pectivas de la política Socialdemócrata: la lucha por
las reformas resultó estéril, y la dirección partidaria
no quería ni podía emprender el camino revolucio-
nario, aunque tampoco negaba su posibilidad en el
plano puramente teórico.
De esta ¡manera el autor indica, a través del mate-
rial vivo de la historia, los resultados a que conduce
2
Véase V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Buenos
Aires, Cartago, t. XXII, págs. 247—248.
LA «JUNTA ROJA» DE BOLONIA
EN ITALIA es un hecho evidente desde hace ya
tiempo que cuando los comunistas y sus aliados se
hallan al frente de la administración local es cuando
mejor son atendidos los intereses de -los trabajado-
res. Los resultados 6e la actividad de las fuerzas
de izquierda en la administración de las comunas,
provincias y regiones se aprecian sobre todo en el
ejemplo de las llamadas «juntas rojas», en primer lu-
gar las de Emilia Romana y Bolonia, donde los co-
munistas encabezan desde hace tiempo las munici-
palidades. No es casual que en la Italia de hoy, con
sus fuertes desequilibrios económicos y contrastes
sociales, agravados por la crisis, se hable tanto del
«milagro de Emilia y Bolonia».
El libro de Vincenzo Galetti Bolonia no es una isla
roja, versa con lujo de detalles sobre lo que han
logrado concretamente en Bolonia los 'Comunistas,
apoyados por los socialistas, sobre su lucha y los
obstáculos que se interponen en el camino de sus
reformas progresistas.
El autor estuvo al frente de la organización del
Partido Comunista en Bolonia de 1966 a 1973 y, ló-
gicamente, conoce a la perfección los problemas que
aborda. Subraya con razón que la ciudad «es hoy
una de las principales expresiones de las contradic-
ciones del sistema capitalista» (pág. 173). Esforzán-
dose por cambiar la faz social de la ciudad, la ad-
ministración progresista de Bolonia se guía por el le-
ma lanzado ya en 1945 por los comunistas: «Una ciu-
dad antigua para una sociedad nueva» (pág. 352).
A través de una serie de medidas y actos legislati-
vos, esta administración ha obligado a capitalistas
y monopolios a deducir de sus ganancias un tanto
por ciento de consideración para las necesidades de
la ciudad y la provincia y acometió la realización
del «plan general de regulación» del desarrollo de
Bolonia. En este plan ocupa el lugar central la solu-
ción de los problemas sociales. Resulta significativo
que, en el momento actual, el 40% del presupuesto
municipal se destina a los servicios sociales, mien-
tras que en el conjunto del país se asigna para estos
menesteres un promedio del 6—15% (pág. 363).
Desde luego, la administración de Bolonia no pue-
de cambiar de raíz las condiciones de la vida social
de la ciudad. Con todo, como señala el autor, los
el menosprecio del punto de vista clasista, lo que
acarrea el olvido del principio de la Indivisibilidad
entre la teoría y la práctica, así como las consecuen-
cias de los puntos de vista reformistas y de las in-
terpretaciones mecánicas del proceso histórico. El
autor fundamenta la conclusión de que hace falta es-
tablecer diferencias en la evaluación de la soclal-
democracia, saber descubrir en su política los aspec-
tos positivos y, al mismo tiempo, comprender a fon-
do la diversidad de principios entre el reformismo y
el comunismo científico. La actualidad de esta con-
clusión no deja lugar a dudas. Lo mismo de actual es
otra deducción muy importante, que el autor funda-
menta de modo suasorio con el ejemplo de la histo-
ria del movimiento obrero de su país: en fin de cuen-
tas, el proletariado sólo puede vencer bajo la direc-
ción de un partido revolucionario.
Tibor ERÉNYI
Vincenzo G a l e t t i . «Bologna
non é un'isola rossa». Bari, De Do-
nato, 1975, 372 pp.
comunistas han demostrado «un modo de gobernar,
de hacer política» (pág. 5).
Tomemos como ejemplo el desempleo, que con
dramática agudeza tiene planteado el país desde
hace ya varios años. En Bolonia ha descendido hasta
un nivel mínimo, y el consejo comunal se ha propues-
to conseguir el pleno empleo de los habitantes de la
ciudad y su extrarradio (pág. 79). O el problema
de la construcción de viviendas, no menos acucian-
te en Italia. En este aspecto, el ejemplo de Bolonia
es impresionante. En la ciudad se ha promovido am-
pliamente la edificación de viviendas módicas para
los trabajadores. Al propio tiempo se ha puesto coto
a la actividad de los especuladores del suelo y de la
«mafia de la construcción» y se ha establecido un
control eficaz sobre los alquileres.
Como indica el autor, la municipalidad de Bolonia
dedica particular atención a la Infancia. El 75% de
los niños en edad preescolar acuden a casas cuna y
guarderías infantiles, arrojando uno de los índices
más elevados de Europa Occidental (pág. 365).
Amplíase la red de escuelas primarias y secundarias,
y una «reforma local de la enseñanza escolar» ha
cambiado los programas anticuados, modificado' en un
espíritu progresista el «estatuto de los maestros», etc.
No es poco lo que se está haciendo para que los
jóvenes de distintas capas sociales tengan la oportu-
nidad de cursar estudios superiores. La Universidad
de Bolonia es uno de los centros de enseñanza supe-
rior más importantes del país y cuenta con 55.000
estudiantes (pág. 354).
Es ilustrativo el hecho de que, merced a las medi-
das adoptadas por la administración, en Bolonia se
registra actualmente el más bajo nivel de delincuen-
cia de Italia. «Construir una ¡ciudad que corresponda
lo más iposible a las exigencias del hombre moderno;
una ciudad que se contraponga al caos y a la degra-
dación» '(pág. 178), a esto es a lo que aspira la ad-
ministración local, que ¡cuenta con el constante apo-
yo de los trabajadores. Junto can la administración,
y en primer lugar, con los comunistas, las organiza-
ciones de masas de los trabajadores participan tam-
bién en la solución de los (problemas vitales de la
ciudad y la provincia.
Los consejos de barriada, creados a iniciativa de
87
los comunistas, han llegado a ser una íorma impor-
tante de autogobierno local y, a la vez, de moviliza-
ción de ios vecinos. Juegan un papel nada 'desde-
ñable en la discusión, planificación y puesta en prác-
tica de las distintas medidas. La fuerte unidad al-
canzada por la clase obrera de Bolonia y las orga-
nizaciones camipesinas de la provincia es una no-
table 'Conquista de todas las fuerzas democráticas de
izquierda.
La tesonera lucha que libran Jos .comunistas de Bo-
lonia transcurre en un .contexto en que los grupos
monopolistas y el poder central, sin hablar ya de los
anticomunistas de todo signo —desde los neofascis-
tas hasta los «ultraizquierdistas»—, pretenden frus-
LAS VEINTE PREGUNTAS DEL PROFESOR APEL
UN CIENTÍFICO NORTEAMERICANO DEMUESTRA QUE EL ACADÉMICO SAJAROV DEFORMA LA REALIDAD
LA REVISTA DEMOCRÁTICA Blatter für deutsche
und internationale Politik, editada en Colonia, publi-
có una carta abierta del economista norteamericano
Hans Apel a Andrei Sájarov1.
El profesor Apel que durante largo tiempo dictó cá-
tedra en la Universidad de Bridgeport (EE.UU.), des-
de hace ya más de diez años se dedica al estudio
comparativo del desarrollo socio-económico de los
estados socialistas y los estados capitalistas. Desde
1962 ha efectuado una serie de viajes a los países
socialistas de Europa: RDA, RSChS, Rumania, Bulga-
ria. Recientemente visitó la Unión Soviética en donde
continuó sus investigaciones. Al volver a su país, el
profesor Apel leyó en la revista Spiegel algunos
fragmentos del libro de A. Sájarov Mí patria y yo,
editado en la RFA (en otros países capitalistas se
difunde bajo el título de Mi país y el mundo). El
sombrío cuadro de la vida en la Unión Soviética pre-
sentado por Sájarov contrastaba con los resultados
de las investigaciones realizadas durante años por el
profesor Apel, y con lo que él había visto con sus
propios ojos. De ahí que él decidiera refutar públi-
camente las afirmaciones de Sájarov. En la carta
abierta «Veinte preguntas a Andrei Sájarov» le ad-
vierte -que su obra será utilizada en Occidente como
un «anhelado instrumento de la más barata propa-
ganda antisoviética y anticomunista» y agrega que
en el lector de la prensa burguesa, al que durante
decenios se le ha inculcado la idea del «atraso» y la
«desastrosa situación» de la Unión Soviética, «no hará
sino multiplicar sus peores prejuicios».
El profesor ha estudiado atentamente los datos uti-
lizados por Sájarov para comparar el nivel de vida
en la URSS con el de los países capitalistas y llega
a la conclusión de que «todos ellos, sin excepción,
son objetivamente falsos o indemostrables y dudosos
desde el punto de vista metodológico». «¿Cómo pue-
de Ud. fundamentar —pregunta H. Apel al académi-
co A. Sájarov— su categórica afirmación de que el
nivel de vida soviético se ha elevado "con lentitud"?
La realidad es que el enorme atraso en el nivel de
vida de las grandes masas del pueblo ruso, que exis-
tió a partir de 1913, se redujo notablemente a pesar
de las destrucciones sufridas durante la revolución
i Véase Blatter für deutsche und internationale Politik,
Heít 2, 1976. S. 173—191.
trar la labor de fia junta, recurriendo a la presión
económica y a las trabas burocráticas, a la calumnia
y la provocación. La burguesía tiene francamente mie-
do al ejemplo de Bolonia. Pero lia Italia trabajadora
viene optando con mayor decisión cada día a favor
de las municipalidades progresistas. Una clara prue-
ba de ello fueron las elecciones del 15 de junio de
1975, tras las cuales, la mayoría de las comunas, pro-
vincias y regiones están dirigidas por «representantes
de las fuerzas de izquierda. Ello da pie al autor de
este interesante libro, V. ¡Galetti, para decir que Bo-
lonia no es una isla roja, separada del resto del
país.
E. YAROPOLOV
y las dos guerras mundiales, lo que 'quiere decir que
en los períodos de construcción pacífica el nivel de
vida en la URSS fue elevándose a ritmos mucho más
rápidos .que, por ejemplo, en los EE.UU. que no fueron
afectados por conmociones revolucionarias ni padecie-
ron destrucciones bélicas ...» Hans Apel cita un ejem-
plo concreto que demuestra -que de 1960 a 1973 el
salario real del obrero industrial soviético creció en
un 60%, mientras que en el grupo correspondiente
de los trabajadores norteamericanos este aumento,
teniendo en cuenta la inflación, fue varias veces me-
nor.
Los datos que A. Sájarov utiliza para comparar los
salarios de los trabajadores soviéticos y norteameri-
canos, son caracterizados por Apel como «carentes
de todo fundamento». De hecho Sájarov rebaja el sa-
lario real en la Unión Soviética en no menos de un
38%, 2 mientras eleva el norteamericano en más del
12% . Entre otras cosas, no considera en absoluto los
elevados impuestos que pagan los trabajadores norte-
americanos ni el hecho de que en los cálculos de la
media salarial de los EE.UU. están incluidos también
los cuantiosos sueldos de los gerentes que, en oca-
siones, «ganan» cientos de veces más que un norte-
americano «medio».
Más adelante Apel señala que los obreros y emplea-
dos norteamericanos deben pagar con su salario mu-
cho de lo que en la URSS se ofrece gratuitamente
por el Estado, o las empresas. En primer lugar, la
asistencia médica y la instrucción. Además, el Estado
soviético cubre dos tercios del costo real de la vi-
vienda, y mediante subsidios mantiene las bajas tari-
fas de casi todos los servicios públicos. Los trabaja-
dores reciben alimentación en las empresas a pre-
cios muy rebajados; durante las vacaciones a mu-
chos se les conceden plazas para sanatorios y casas
de descanso por un mínimo precio; las empresas
asignan también grandes sumas para el mantenimien-
to de casas-cuna y jardines de la infancia, para las
licencias por embarazo, etc.
Pero el nivel de vida, continúa Apel, no se mide
por lo que gana una sola persona sino por los ingre-
sos que percibe una familia los cuales dependen
mucho del grado de incorporación de la mujer al tra-
2
Véase más detalles sobre el crecimiento del bienestar
de la población de la URSS en las págs. 91—93.
bajo social. A este respecto Apel objeta decididamente
a Sájarov que aparece como defensor «del papel tra-
dicional de la mujer como madre y conservadora del
hogar familiar, la cual no debe tener sus propios in-
tereses profesionales». Esta posición, señala el profe-
sor norteamericano, es rechazada actualmente en to-
das partes por ser reaccionaria e incompatible con
el anhelo de las mujeres de una igualdad real.
H. Apel, al contrario de lo que dice el académico
Sájarov, valora altamente la situación de la mujer
en la sociedad soviética. La amplia participación de
la mujer soviética en la actividad laboral, que es un
factor muy importante de su igualdad de derechos
con los hombres, incide positivamente, como es na-
tural, en el nivel de vida en la URSS.
Según los cálculos de Apel, el Ingreso real medio
por miembro familiar en la URSS representa el 67%
del nivel norteamericano, relación que da una idea
del grado de bienestar de los trabajadores en la URSS
totalmente diferente a lo que pretende insinuar Sája-
rov al lector occidental.
Apel se asombra ante la afirmación de Sájarov de
que los ciudadanos de los EE.UU., reconocidos oficial-
mente como pobres, reciben supuestamente del Esta-
do beneficios con los que el «ciudadano soviético só-
lo podría soñar». «No sé de qué manera se podría
confirmar esta afirmación, dice el economista norte-
americano. Cierto que el llamado «programa de ali-
mentos», financiado de forma centralizada desde
Washington, en muchos casos saca de apuros a quie-
nes tienen ingresos tan bajos, que después de haber
pagado la vivienda, la luz, el agua y la calefacción,
y a veces la asistencia médica, a fines de mes se
quedan sin medios para la alimentación. Pero una
gran parte de los más pobres carecen incluso de
esta ayuda. Son los que no tienen dinero para com-
prar los bonos por los que se entregan alimentos a
los necesitados o para pagar el viaje hasta la ciudad
en el caso de que vivan lejos de ella.
En lo que respecta a otros subsidios para los ne-
cesitados, su cuantía es diferente en las distintas ciu-
dades y estados de los EE.UU., pero, por regla gene-
ral, no garantizan siquiera un ingreso mínimo. En
1973, 25 millones de norteamericanos, o sea, uno de
cada ocho, fueron reconocidos oficialmente pobres.
Pero sólo un 50% de ellos recibe algún subsidio. De
este modo, resume Apel, la cantidad de norteameri-
canos realmente necesitados alcanza en los Estados
Unidos varios millones y en 1974, año de crisis, esta
cantidad fue probablemente el doble mayor. «Con-
sidero, escribe el profesor norteamericano, que son
precisamente los pobres de los EE.UU. los que no
pueden más que soñar aunque sólo sea con algunos
de los bienes esenciales que el más pobre ciudadano
soviético recibe gratuita y casi automáticamente: tra-
bajo para el que quiere trabajar, asistencia médica
para el que la necesita, un sistema de seguridad so-
cial global, un mayor nivel de formación profesional
para sus hijos».
Punto por punto el profesor Apel va refutando los
infundios de Sájarov acerca de que los trabajadores
de la URSS viven en una situación mucho más preca-
ria que los de los países capitalistas desarrollados.
Sájarov escribe, por ejemplo, que las «vacaciones en
la URSS son muy cortas, dos semanas en la mayoría
de los casos» y que, además, la fecha de éstas «es
fijada por la dirección de la empresa». En relación
con ello Apel pregunta: ¿en qué países la mayoría
de los obreros y empleados gozan de vacaciones re-
muneradas más prolongadas y dónde los trabajadores
eligen libremente el período en que han de pasarlas,
sin tener en cuenta los requerimientos del proceso
productivo?
El economista norteamericano no conoce tales paí-
ses. Y como no existen estadísticas generalizadas
sobre el particular, se pregunta asombrado en qué
datos comparativos se basa Sájarov para sacar seme-
jantes conclusiones. El mismo Apel hizo investigacio-
nes en cuatro países que se hallaban a un nivel simi-
lar de desarrollo socio-económico en el período prebé-
lico. Dos de ellos, Bulgaria y Rumania, emprendieron
el camino socialista después de la guerra, otros dos,
Grecia y Turquía, continúan siendo capitalistas. La
duración media de las vacaciones de los ciudadanos
consultados por Apel en Bulgaria y Rumania era de
22 y 21 días, respectivamente, mientras que en Grecia
y Turquía era de 12 y 14. En lo que se refiere a los
ciudadanos soviéticos encuestados por el profesor, la
mayoría de ellos gozaba de casi un mes y en el caso
de los habitantes del Norte hasta de 45 días de vaca-
ciones.
El científico norteamericano no puede estar de
acuerdo con la aseveración de Sájarov en cuanto a
que la semana laboral es en la URSS «más larga que
en la mayoría de los países occidentales». Según da-
tos estadísticos, dice Apel, la duración media de la
semana laboral en la URSS, en el período comprendi-
do entre 1963 y 1972, fluctuó entre las 40,1 y las
40,6 horas, mientras que en los EE.UU., en el mismo
período, fue de 39,8—41,4 horas y en la RFA 42—44,3.
En lo que se refiere a la situación de los jubilados
en la URSS, la evaluación del economista norteame-
ricano es muy diferente a la de Sájarov. Señala Apel
que en la Unión Soviética la mujer puede jubilarse
a los 55 años y el hombre a los 60. En los EE.UU.
tanto el hombre como la mujer tiene derecho al reti-
ro a los 65 años, sin poder tener ingreso adicional
alguno, porque de percibirlo, sería descontado del
monto de la pensión que es, por regla general, de
no más de un cuarto del total de sus anteriores
ingresos. En la Unión Soviética, donde tienen dere-
cho a recibir pensión personas de mucho menos edad,
o sea, gente con mayor capacidad de trabajo, una
gran cantidad de jubilados pueden mantener un ni-
vel de ingresos igual al anterior o muy cercano a
éste, trabajando media jornada o algunas temporadas
en el año. Pero aún sin tener en cuenta esta posibi-
lidad, el promedio de las pensiones en la URSS, con-
siderando el bajo precio de la vivienda y de los
servicios públicos, asegura al individuo una vida sin
lujos, pero acomodada. En los EE.UU., señala Apel,
hay una gran cantidad de ancianos que carecen de
pensión alguna.
Dejó perplejo al científico norteamericano el pasa-
je donde Sájarov habla de las condiciones habitacio-
nales en la URSS que, según este último, continúan
siendo «malas para la mayoría de la población, a pe-
sar de que en muchas ciudades se lleva a cabo una
construcción de viviendas intensiva».
«Habiendo soslayado toda comparación concreta
con la situación en Occidente, ¿ha tenido presente
siquiera la circunstancia —pregunta H. Apel— de
que en la mayoría de los países occidentales, por
ejemplo, en EE.UU., Inglaterra, Francia, Italia, Aus-
tria o Bélgica, las condiciones de vivienda de la ma-
yor parte de la población "siguen siendo malas"? Ha
tenido en cuenta que, en las dos guerras mundiales,
las pérdidas de cualquier de esos países, en lo que
a viviendas se refiere, no fueron ni aproximadamente
semejantes a las sufridas por la URSS y que el desa-
rrollo de la construcción de viviendas en ellos no
sólo no representa un récord absoluto, sino que el ni-
vel relativo alcanzado a mediados de la década del
89
50, de 15 apartamentos anuales por cada 1.000 habi-
tantes, no ha sido superado hasta el día de hoy?»
El punto de vista de A. Sájarov —dice H. Apel—,
contrasta con la opinión que tiene la mayoría de los
soviéticos de sus propias condiciones de vivienda. El
34% de los ciudadanos soviéticos encuestados por el
científico norteamericano las califica de «muy bue-
nas», el 37%, de «buenas», el 16%, de «satisfacto-
rias», el 10%, de «insatisfactorias» y sólo menos del
3%, de «malas». Tampoco concuerdan en modo algu-
no los resultados del sondeo efectuado en la URSS
por el profesor con el siguiente pasaje del libro de
A. Sájarov: «Cuando una familia recibe un aparta-
mento puede considerarse que es una feliz casuali-
dad que muchos esperan durante toda su vida.» De
los 194 ciudadanos soviéticos con quienes conversó
H. Apel sobre este tema, 179 (de ellos 134 con fa-
milia y 45 sin ella) tenían cada uno su piso.
Pero lo «que dejó más perplejo a H. Apel fue el
siguiente «descubrimiento» del académico, hecbo, jus-
to es decirlo, al margen de su especialidad: «No es
verdad que, en nuestro país, las viviendas son las
más baratas del mundo». H. Apel aduce cálculos arit-
méticos elementales, los cuales confirman que ello es
absolutamente cierto. En Occidente, dice, el alquiler
del piso absorbe el 20—25% y más de los ingresos
familiares y sólo en casos exclusivos representa me-
nos del 15%. En la URSS, un inquilino que tiene 36
metros cuadrados de superficie habitable, es decir,
unos 50 metros cuadrados de superficie útil (el pro-
fesor advierte -que en la Unión Soviética cuenta para
el alquiler solamente la superficie habitable) paga
alrededor de 10 rublos mensuales, lo que es aproxi-
madamente de seis a siete veces menos que en los
países capitalistas.
A. Sájarov se afana en pintar de color negro todas
las vertientes de la vida en la Unión Soviética. «El
agua es un problema» —escribe. Pero yo, replica
H. Apel, bebí en la URSS agua corriente sin miedo
alguno y, partiendo de mi propia experiencia, puedo
afirmar que no es peor, sino mucho mejor que la
de los países occidentales. Por lo que respecta al es-
tado de los ríos, el profesor tuvo la oportuidad de
observar cómo se bañaban en el Dniéper, el Moscova,
el Volga y el Neva millares de personas, cosa que
no vio estando a orillas del Hudson o del Rhin.
En la Unión Soviética «no existen casi estableci-
mientos de servicios», informa A. Sájarov a sus lecto-
res de Occidente. «¿No podría Ud. especificar esa
afirmación y decir a qué establecimientos se refie-
90
re?», pregunta H. Apel, que vio con sus propios ojos,
en diferentes ciudades de la URSS, multitud de talle-
res de costura, de reparación de calzado, lavanderías,
peluquerías e incluso talleres de confección de pelu-
cas.
Para H. Apel son «sorprendentes» las declaraciones
de A. Sájarov de que en la URSS «es bajo el nivel
del sistema de instrucción» y que «la asistencia médi-
ca que se presta a la mayoría de la población es de
mala calidad». El profesor recuerda que, en la Unión
Soviética, hay 117 camas de hospital por cada 10.000
habitantes, cifra que supera en un 50% la de EE.UU.
Mientras en la URSS un médico atendía en 1970 a un
promedio de 370 pacientes3, en los EE.UU. y la RFA
el promedio fue de 645 y 572 respectivamente. Inclu-
so según la opinión difundida en Occidente, señala
H. Apel, la situación en la URSS es notoriamente me-
jor que en los países occidentales en el campo de la
enseñanza y la sanidad.
Tales son algunas observaciones que este econo-
mista burgués expuso sobre el escrito calumnioso de
A. Sájarov.
La carta abierta de H. Apel no viene dictada por
simpatías al régimen socialista ni a la ideología co-
munista, sino por una objetividad elemental. El cien-
tífico norteamericano ha señalado el flagrante con-
traste entre la realidad efectiva en la Unión Soviética
y las ideas sobre ella que, por medio de los escritos
de A. Sájarov, trata de inculcar la propaganda bur-
guesa a la población de los países capitalistas.
H. Apel esperaba seguramente que su carta tendría
resonancia en la «gran» prensa. Pero ningún periódi-
co ni revista de los que no escatiman espacio para
hacer propaganda de las falsificaciones más absurdas
de A. Sájarov, ha dicho una palabra sobre la carta
de H. Apel. Entonces el profesor, que actualmente re-
side en Viena, fue a Bonn y convocó una conferen-
cia de prensa para romper el bloqueo del silencio.
En ella, calificó de «publicística unilateral que con-
funde al público» y que perjudica la causa de la dis-
tensión a todos los materiales que sobre la Unión
Soviética publican los más importantes periódicos y
revistas germanooccidentales.
Pero después de dicha conferencia, la «gran» pren-
sa ha seguido guardando un silencio sepulcral en tor-
no a la carta del científico norteamericano.
A. TOLL
3
En 1974 había en la URSS un médico por cada 317
habitantes.
Estadística • Información
LO QUE EL QUINQUENIO HA DADO A LOS SOVIÉTICOS
MERCED AL CUMPLIMIENTO DEL NOVENO PLAN dios para las familias numerosas y las madres solas,
QUINQUENAL SOVIÉTICO, la parte de la renta na- las plazas gratuitas y a precios reducidos en las ca-
cional destinada a elevar el bienestar representó en sas de descanso y los sanatorios, la manutención de
1971—1975 más del 80%. El salario medio mensual los niños en los centros preescolares, el pago de las
de los obreros y empleados aumentó durante el quin- vacaciones y las distintas formas de asistencia mate-
quenio un 20%. La remuneración del trabajo de los rial.
koljosianos se acrecentó en un 25%.
Pagos y prestaciones obtenidos por la población
Aumento de los ingresos reales de la población a expensas de los fondos sociales de consumo
(per cápita)
1965 1970 1975
1970 1975
Total (miles de millones unos
En %% con relación a 1965 133 165 de rublos) 41,9 63,9 90
En %% con relación a 1970 124 Por habitante (rublos) 182 263 352
En 1971—1975 se invirtieron en nuevas medidas de En 1971—1975, entre las principales medidas cos-
orden social más recursos que en los dos quinquenios teadas con los fondos del consumo público figura la
precedentes juntos. «La historia del país —dícese en elevación de las pensiones mínimas de vejez para los
el Informe del CC del PCUS al XXV Congreso del obreros, empleados y koljosianos. Han sido mejoradas
Partido— no conoce un programa social tan amplio las pensiones de los inválidos y de las familias que
como el que se ha realizado en el período que exami- han perdido al que las sostenía; se han establecido
namos». ventajas adicionales para los inválidos de la Gran
Guerra Patria y las familias de los oficiales y solda-
dos muertos. En el noveno quinquenio han sido es-
FUENTES DE CRECIMIENTO DEL BIENESTAR tablecidos diversos pagos y distintas prestaciones pa-
ra mejorar la situación de las madres y de las fami-
En 1975 culminó el proceso de elevación del salario lias con ingresos reducidos. Se ha aumentado la
mínimo de los obreros y empleados hasta 70 rublos al cuantía de las becas concedidas a los estudiantes de
mes en los sectores de la producción material. Al pro- los centros de enseñanza superior y a los alumnos
pio tiempo han sido aumentados los salarios base y de las escuelas medias especializadas y de los esta-
los sueldos de todos los trabajadores de remunera- blecimientos de enseñanza técnico-profesional.
ción media ocupados en los sectores productivos de Estas y otras medidas han permitido aumentar los
la economía nacional. Durante el quinquenio fueron ingresos de unos 40 millones de personas.
elevados los sueldos de los médicos, maestros, edu-
cadores de los establecimientos preescolares, profe- Dinámica del crecimiento del salario medio mensual
sores de las escuelas medias especializadas y de los de los obreros y empleados (en rublos)
centros de enseñanza técnico-profesional y de otro
personal ocupado en la instrucción y la enseñanza. 1965 1970 1975
Estas medidas y otras que también han sido adopta-
das contribuyeron a elevar los ingresos de más de Salario medio en dinero 96 122 146
75 millones de personas. Pagos y prestaciones por tra-
Otro importante factor del mejoramiento del bien- bajador en base a los fon-
estar de los trabajadores en el socialismo lo cons- dos sociales de consumo (sin
tituyen los fondos sociales de consumo. Estos fondos contar las vacaciones paga-
se forman en las empresas y de un modo centraliza- das) 33 43 52
do, a expensas del presupuesto del Estado. Con los Salario medio mensual más
fondos sociales de consumo se subvencionan en la pagos y prestaciones en base
URSS la enseñanza gratuita, la elevación de la cali- a los fondos sociales de
ficación, la asistencia médica gratuita, el pago de consumo 129 164 198
las pensiones, las becas de los estudiantes, los subsi-
Estudio basado en materiales de la dirección central de Durante el quinquenio transcurrido ha aumentado
estadística aneja al Consejo de Ministros de la URSS más rápidamente el salario de los obreros de la in-
91
dustria, que constituyen la médula de la clase obrera les y culturales, así como de los modos de satisfacer
de la URSS, la clase más numerosa de la sociedad esas demandas propias del socialismo.
soviética. Desde que en la URSS fue suprimida la desocupa-
ción, la tendencia 'determinante es el continuo aumen-
Salario medio mensual de los obreros industriales to del número de ocupados. Así, el número medio anual
(en rublos) de obreros y empleados de la economía nacional fue
de 76,9 millones en 1965, 90,2 millones en 1970 y
1965 1970 1975 102,2 millones en 1975.
Con el aumento de los ingresos de la población
Salario medio en dinero 102 131 161 aumenta la demanda de .artículos de amplio consumo.
Pagos y prestaciones por El volumen de ventas del comercio al por menor
obrero en base a los fondos se incrementó en un 36% durante el quinquenio que
sociales de consumo (sin con- acaba de transcurrir. Ha crecido rápidamente la venta
tar las vacaciones pagadas) 37 48 59 de carne y productos cárnicos, huevos y otros pro-
Salario medio mensual más ductos alimenticios básicos. Así, el consumo de car-
pagos y prestaciones en base ne por habitante se acrecentó en 1975 casi un 21%
a los fondos sociales de con- en comparación con 1970, y el de huevos, un 35%.
sumo 139 179 220 La demanda de artículos de uso duradero —muebles,
televisores, radios, refrigeradores, lavadoras, etc.—
se satisface 'en medida cada vez mayor. El número de
Teniendo en cuenta -que en las familias suele traba- televisores (por 100 familias) aumentó durante el
jar más de una persona, el salario medio por familia
quinquenio en un 45%; el de refrigeradores, casi en
más los pagos y las prestaciones se elevó en 1975 a el 100%; el de lavadoras, en un 25%, y el de aspira-
356 rublos mensuales. La población con ingresos de
doras, en un 58%.
100 y más rublos al mes por miembro de la familia Los últimos cuatro quinquenios constituyen un pe-
fue en 1975 ocho veces y media superior a la de ríodo de construcción intensiva y masiva de vivien-
1965. das, preferentemente por el Estado. En los años
El PCUS y el Gobierno soviético atribuyen una im- 1971— 1'975 se edificaron en la URSS más de 11 mi-
portancia especial al mantenimiento de la estabilidad llones de apartamentos y de casas familiares con una
de los precios de los principales productos alimenti-
superficie total de 544 millones de metros cuadrados,
cios y artículos industriales, por considerarlo un fac- lo que ha permitido mejorar las condiciones habita-
tor importante de la elevación real del nivel de vida
cionales de 56 millones de personas y establecer en
de los trabajadores soviéticos. lo fundamental la distribución de nuevas viviendas se-
gún el principio de un apartamento por familia. Du-
índices de los precios estatales al por menor de rante los últimos 20 años se han construido en total
distintos artículos de consumo popular
más de 2.000 millones de metros cuadrados de super-
(precios medios de 1970 = 100) ficie habitable. Es un programa de construcción de
viviendas sin parangón en la historia.
1975 Un rasgo distintivo del modo de vida socialista es
Todos los artículos 99,6 que la parte de los gastos de los trabajadores para
Productos alimenticios 100,9 alquiler, el mantenimiento de sus casas y el pago de
Carne y aves 100 impuestos ha permanecido prácticamente invariable
Grasa animal 100 durante los diez últimos años. Así lo evidencia, en
Grasa vegetal 100 particular, el análisis de la estructura de los gastos
Azúcar 100 de la familia de un obrero industrial. Según ese aná-
Pan 100 lisis, en 1965 gastó el 2,5% del presupuesto familiar
Legumbres 102 en alquiler, agua, gas, electricidad y mantenimiento
de la casa; en 1970, la proporción de esos gastos fue
Artículos no alimentarios 98 la misma, y en 1974, del 2,6%, la proporción de los
Tejidos de algodón 100 gastos en combustible fue, respectivamente, del 0,4,
Tejidos de lana 100 0,3 y 0,2%.
Confección y ropa blanca 98 También están cambiando radicalmente las condi-
Artículos de punto 96 ciones de vida de la población del campo. Ha sido
Calzado 100 electrificado el 99% de las casas de los koljosianos y
Tabaco y cigarrillos 100 de los trabajadores de los sovjoses y se ha propor-
cionado gas a decenas de miles de núcleos de pobla-
ción rurales. Aumenta continuamente en las aldeas
En la URSS, los ingresos reales per cepita se dupli- el número de televisores, radios, refrigeradores, mo-
can aproximadamente cada 15 años. Esto significa tos y automóviles.
que, por lo tocante al nivel y modo de vida, en cada Un elemento del programa social del noveno quin-
generación de ciudadanos soviéticos se producen va- quenio ha sido el aumento de los gastos del Estado
rias veces cambios cualitativos. para mejorar las condiciones de trabajo, así como
para la enseñanza, la sanidad y la protección del
medio ambiente.
Nivel y modo de vida Durante el quinquenio transcurrido se ha terminado
prácticamente de implantar la enseñanza media ge-
El cumplimiento durante <eíl noveno quinquenio del neral. Más del 96% de líos jóvenes que terminaron en
programa social trazado por el XXIV Congreso del 1975 la escuela de 8 grados han seguido estudiando
Partido significa un nuevo e importante avance en el en la escuela media de 10 grados o en otros centros
desarrollo del modo de vida de los soviéticos, com- que proporcionan una instrucción secundaria. En
prendida aquella esfera que está ligada al perfeccio- 1974, los gastos anuales del Estado por alumno fue-
namiento de la estructura de las demandas materia- ron:
92
en las escuelas de instrucción general 153 rublos
en los centros de enseñanza media
especializada 617 rublos
en los centros de enseñanza superior 977 rublos
En 1974, la manutención y el cuidado de un niño
en las casas-cuna costaron 503 rublos, y en los jardi-
nes de la infancia, 454, siendo de notar que alrededor
del 80% de estos gastos corre a cuenta del Estado.
Es inherente al modo de vida socialista el continuo'
ascenso de las demandas espirituales de los ciudada-
nos y !de lias [posibilidades de la sociedad de idarlas
satisfacción. La URSS ocupa uno' de los primeros lu-
gares del mundo por lo que respecta al número de
suscripciones ;a periódicos ly revistas, el de libros ad-
quiridos y leídos, la asistencia a espectáculos, etc.
En los años 1971—1975 se editaron 8.000 millones
de libros V (folletos, es decir, 1.400 millones más que
en el quinquenio precedente. Durante el mismo pe-
ríodo se vendieron libros por valor de 2.800 millones
de rublos, lo (que Equivale a 800 millones de rublos
más que en el octavo iquinquenio.
Tras la fachada de la «sociedad del bienestar
general»
La actual crisis del capitalismo ha Implicado una
sustancial desaceleración del crecimiento del nivel
de vida de las masas trabajadoras e incluso su des-
censo. Hasta los más fervientes defensores de los mo-
nopolios no se atreven ya a afirmar tque el capitalis-
mo como tal ha desaparecido, para convertirse en la
«sociedad del bienestar general». La realidad actual
del mundo capitalista enfrenta a los trabajadores con
dificultades cada vez mayores para satisfacer sus ne-
cesidades más apremiantes.
Trátase ante todo de la puesta en práctica de uno
de los derechos primordiales del hombre: el derecho
al trabajo. El número de desocupados en los principa-
les países capitalistas pasa actualmente de los 15
millones. Los parados representan hoy día el 4—5%
de la población activa de los países de Europa Occi-
dental y casi el 8% en los Estados Unidos.
En los principales países capitalistas se ha perfi-
lado claramente la tendencia a la reducción del sa-
lario real de los trabajadores. Los ingresos reales glo-
bales de la población de los 7 principales países ca-
pitalistas (EE.UU., Japón, RFA, Gran Bretaña, Francia,
Italia y Canadá) se redujeron por término medio du-
rante los años 1974—1975 en un 1,3%. Este descenso
aún ha sido más rápido para algunas categorías de
trabajadores. El salario real de los obreros de la in-
dustria manufacturera de EE.UU., por ejemplo, dismi-
nuyó durante los años 1974—1975 un 9,7%. En Ingla-
terra, de diciembre de 1974 al mismo mes de 1975,
los ingresos reales de los trabajadores bajaron un
7,3%.
El empeoramiento relativo de la situación de la
clase obrera se percibe con particular relieve al com-
parar las tasas de crecimiento de los salarios con el
incremento de los beneficios del capital monopolista.
En la RFA, el beneficio líquido de las 100 compañías
más importantes se acrecentó en 1973 un 28%, mien-
tras que el salario líquido y el sueldo por persona
ocupada aumentaron sólo un 7,9%, siendo de notar
que el salario real se elevó tan sólo en un 1,1%.
No cesa en los países capitalistas el alza de los
precios, que tiene por consecuencia un encarecimien-
to de la vida. En el período 1963—1972, la espiral
de los precios «se tragó» el 70% del aumento del sa-
lario nominal en Gran Bretaña, el 68% en Francia, el
67% en Italia, el 60% en los EE.UU. y el 53% en Ja-
pón. El salto dado por el coste de la vida en estos
países de 1971 a 1975 fue por término medio del
56,3%. En el bienio 1974—1975, el aumento medio
equivalió al 25,4%, para situarse en 1975 en el 11,2%.
En los últimos años han subido con particular rapi-
dez los precios de los artículos de consumo. En los 7
principales países capitalistas, los productos alimen-
ticios se encarecieron por término medio en un 33%
durante los años 1974—1975 (10% en la RFA, 24%
en los EE.UU., 26% en Francia y 45% en Gran Breta-
ña). El índice de precios de los artículos de consumo
creció un 9,1% en los EE.UU. durante el año pasado.
En los pronósticos para 1976 publicados por el Minis-
terio de Comercio de los EE.UU. se augura que los
precios de los artículos de consumo aumentarán en el
país otro 6,5%.
El incesante aumento de los impuestos supone una
pesada carga para los trabajadores. Los gravámenes
fiscales a la población se incrementaron el año pasa-
do un 34% en Gran Bretaña, un 27% en Italia y un
12,5% en Francia.
La crisis económica ha conducido a una reducción
de la construcción de viviendas en una serie de paí-
ses capitalistas, pese a ique la falta de las mismas
o la necesidad de un considerable mejoramiento de
las condiciones habitacionales es sentida por muchos
trabajadores. En los EE.UU., la construcción de vi-
viendas se redujo de 1973 a mediados de 1975 en un
34,3%; la reducción en la RFA, de 1973 a 1975, fue
del orden del 25%. Al mismo tiempo, los alquileres
no dejan de subir habiendo aumentado en los princi-
pales países capitalistas un 33% durante el período
1974—1975. Durante el período citado, los alquileres se
encarecieron un 22% en los EE.UU., los precios del
carbón y derivados del petróleo para la calefacción
subieron un 70%; las tarifas del gas y la electrici-
dad, un 32%.
La protección de la salud resulta cada vez más cara
para los habitantes de los países capitalistas. En los
últimos años han crecido con particular rapidez los
honorarios de los médicos, el coste de la estancia
en los hospitales, el precio de los medicamentos, etc.
El coste de la asistencia médica en los 7 principales
países capitalistas se elevó en un 27% durante los
años 1974—1975. El aumento en los EE.UU. durante
el mismo período fue de un 21%.
AL COMPARAR LOS RESULTADOS del desarrollo so-
cial y económico de los dos sistemas mundiales
opuestos, los trabajadores de los países capitalistas
se convencen cada vez más de las ventajas cardinales
del régimen socialista, que asegura de un modo real
a cada persona una firme situación material, el am-
plio acceso a la instrucción y la cultura y un desarro-
llo libre y omnilateral.
93

LOS TRABAJADORES INMIGRANTES
EN LOS PAÍSES CAPITALISTAS DE EUROPA
Los africanos ¡que recogen la ba-
sura en las calles de las ciudades
francesas, los peones turcos de las
empresas Volkswagen de la RFA,
los italianos que ganan su sustento
trabajando de temporeros en el
campo suizo, los mineros españoles
que extraen la bulla en las minas
belgas, todos estos trabajadores,
que abandonan su patria espolea-
dos por la indigencia, están tam-
bién irremediablemente condena-
dos a la miseria en el extranjero.
En los países capitalistas más de-
sarrollados, adonde se trasladan en
busca de trabajo, les esperan las
Total de la
Países "iano £ .e obra
(en u Ilíones
de per sonas)
RFA 26 ,5
Francia 21,4
Gran Bretaña 25,1
Suiza 3 ,1
Bélgica 3,9
Austria 2 ,9
Suecia 3,9
Holanda 4 ,7
La actual «transmigración de los
pueblos» guarda relación, por una
parte, con el incremento de la des-
proporción en la economía capita-
lista mundial, lo que, entre otras
cosas, conduce a la disparidad en-
tre la oferta y la demanda en los
mercados nacionales de trabajo.
De otro lado —y esto es de par-
ticular importancia—, tras el pro-
ceso de «mezcla» de enormes ma-
sas de trabajadores de diversos
países se percibe nítidamente la
«mano rectora» del mundo del
gran «business», de los grandes
monopolistas. Al recurrir a la im-
portación en masa de trabajado-
res extranjeros, el capital mono-
polista cuenta con la oportunidad
de explotar una fuerza de trabajo
barata y recrudecer, al mismo
tiempo, la competencia en el mer-
cado laboral, oponiendo los obre-
ros «nacionales» a los «foráneos»,
creando así adicionales posibilida-
des de presión sobre el nivel general
de salarios para debilitar, en defi-
nitiva, la unidad de la clase obre-
ra.
faenas más sucias, más ingratas y
peor remuneradas. Refiriéndose a
este hecho, muchos periódicos, no
sin razón, les califican de «fogo-
neros de Europa Occidental».
Se calcula en unos 30 millones
el total de extranjeros que han
trabajado en los países eurooccl-
dentales 1 después de la II2 Guerra
Mundial . Según la prensa , a fina-
les de 1974 esta cifra fue de más
de 11 millones y se redujo un tan-
to a mediados de 1975 pero su pe-
so relativo en el total de la mano
de obra sigue siendo elevado como
lo evidencia el siguiente cuadro3:
Peso relativo
Trabajadores
de trabajado-
extranjeros
res extranje-
(en miles) ros (en %)
2.500 9,4
1.930 9,0
1.835 7,3
861 28,2
265 6,8
236 7,9
222 5,7
160 3,4
La inmensa mayoría de los obre-
ros inmigrantes de Europa Occi-
dental realizan trabajos monótonos,
poco cualificados y mal retribuidos.
Según algunas estimaciones, estos
últimos años, entre los trabajado-
res extranjeros de la RFA, el 40%
no tenía cualifícación alguna, el
45% la tenía muy baja y solamen-
te había un 15% de cualificados.
Últimamente, a los extranjeros se
les destinan casi exclusivamente
empleos en los sectores producti-
vos de mayor intensidad de traba-
jo. El 89% de los obreros inmi-
grantes de Suiza, el 72% de Fran-
cia y el 56% de la RFA trabajan
en la construcción, en las minas,
en las empresas siderúrgicas y en
las faenas agrícolas auxiliares. En
los demás sectores, especialmente
en los modernos, y de mejor equi-
pamiento tecnológico, son utiliza-
dos en operaciones de preparación.
La producción automatizada —dice
1 Der Sptegel, K° 34, 1975, S. 55.
2
Dagens Nyheter, den 1 December
1974.
3 Der Splegel, Ni 34, 1975, S. 55.
el sociólogo francés Dominique La-
balle, del Centro Nacional de In-
vestigaciones Científicas—, necesi-
ta cada vez más de hombres dedi-
cados a preparar trabajo para las
máquinas. «¿Quién aceptará, maña-
na, realizar esas operaciones repe-
tidas y desprovistas de interés?
Los inmigrantes, esencialmente»
—comenta la revista francesa L'Ex-
press*.
Los trabajadores extranjeros son
objeto de discriminación salarial.
En Francia, por ejemplo, sus sa-
larios son en un 20—30% más ba-
jos que los de los franceses y, en
la construcción, la diferencia es
del 40%5. Las estadísticas mues-
tran que los obreros inmigrantes
son los que reportan mayores ga-
nancias a los capitalistas. Entre
ellos se registra el mayor número
de casos de traumatismo laboral.
En los grandes países industriales
de Europa Occidental, la cantidad
de accidentes en la producción,
incluidos los casos mortales, es,
en término medio, dos veces ma-
yor entre los trabajadores extran-
jeros.
Junto a la brutal explotación de
los inmigrantes en el proceso pro-
ductivo están sus precarias condi-
ciones de vida. Separados de sus
familias, viven hacinados en los
poblados de barracones y en las
barriadas-tugurios de las grandes
ciudades industriales. Muchos de
ellos habitan las llamadas «resi-
dencias salvajes», en increíbles
condiciones de promiscuidad y fal-
ta de servicios sanitarios, caren-
tes de las comodidades más ele-
mentales. En dichas «residencias»,
frecuentemente, una habitación es
ocupada por 8 personas que traba-
jan en tres turnos. Según A. Vieu-
guet, secretario del CC del PC
Francés, la falta de vivienda entre
los obreros extranjeros que resi-
den en Francia es tres veces ma-
yor ^ue entre los franceses8.
En el contexto de la crisis, para
los monopolios y el Estado, los
trabajadores extranjeros se con-
vierten en un «lastre». Por eso son
* L'Express, 16—22 avril 1973, p. 20.
5
La clase obrera y el mundo con-
temporáneo. JJa 2, 1975, pág. 64.
6
A. Vieuguet. Frangats et immigrés.
París, Editions Sociales, 1975, p. 30.
despedidos de las empresas y ex-
pulsados sin ningún miramiento de
los países receptores. En la RFA,
conforme a cifras facilitadas por
el periódico Frankjurter Allgemei-
ne, en el año y medio comprendi-
do entre septiembre de 1973 y mar-
zo de 1975, 7 su número bajó en
unos 500.000 .
La crisis sirvió de señal para la
puesta en práctica de todo un sis-
tema de medidas discriminatorias
tendentes a reducir el número de
obreros extranjeros, medidas que
incluyen: limitación del contrato a
un año, prohibición de entrada a
las familias de inmigrantes, res-
tricción de los derechos sociales,
amenaza constante de expulsión
del país, dificultades para la for-
mación y para elevar la cualifica-
clón.
La restricción por el Estado de
los derechos de los trabajadores
extranjeros, es utilizada por los
monopolios para intensificar aún
más la explotación. Pese al dete-
7
Frankfurter Allgemelne, 8. Januar
1976, S. 9.
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
LA FEDERACIÓN DEMOCRÁTICA INTERNACIONAL
DE MUJERES
EL DESARROLLO del movimien-
to femenino de masas después de
la II Guerra Mundial está indiso-
lublemente vinculado con la activi-
dad de la Federación Democrática
Internacional de Mujeres (FDIM).
Fue fundada en diciembre de 1945
durante el Congreso Internacional
de Mujeres en París por represen-
tantes de organizaciones naciona-
les de 41 países. En 1975 compo-
nían la FDIM organizaciones na-
cionales de 106 países.
La FDIM tiene como objetivos
principales luchar por la igualdad
de la mujer, defender los derechos
de la madre y el niño, salvaguar-
dar los derechos de todos los ni-
ños a la vida, su bienestar e ins-
trucción. La FDIM agrupa en sus
filas a las mujeres, independiente-
mente de su nacionalidad, posición
social, credos político, ideológico
y religioso. La Federación partici-
pa activamente en el movimiento
por la paz, la Independencia na-
rioro de la situación económica de
los países industrializados de Euro-
pa Occidental, en los países de
donde provienen los inmigrantes
la situación es aún peor. Por eso
muchos de los que son expulsados
de los países donde buscaban tra-
bajo vuelven a ellos ilegalmente.
En contraste con sus compatriotas
con contratos oficiales, carecen ge-
neralmente de licencia para traba-
jar y de permiso de residencia. El
miedo a ser denunciados les obliga
a confiar en intermediarios para
los que el tráfico de «mercancía
viva» es un negocio que reporta
pingües ganancias. Tan sólo en la
minería de la RFA, en estos 4 últi-
mos años fueron denunciados 400
«traficantes» de este tipo, cuyas
cifras de negocios ascendían8 a 10
millones de marcos anuales .
La explotación de los inmigran-
tes clandestinos es aún más feroz.
Los empresarios ahorran no sólo
mediante la reducción de sus sala-
rios, sino también a causa de que
no cargan con los gastos de la se-
» Der Splegel, Ni 23, 1975, S. 45.
cional y las libertades democráti-
cas.
Los organismos dirigentes de la
FDIM son el Congreso, y en los
períodos entre congresos, el Con-
sejo y el Buró. La dirección coti-
diana corre a cargo del Secreta-
riado, compuesto por la Secretaria
General, secretarias y tesorera, con
sede en Berlín. La FDIM goza del
status de organismo consultivo en
el Consejo Económico y Social de
la ONU y en la UNESCO.
Durante los 30 años de existen-
cia de la Federación, la lucha con-
tra el imperialismo, el colonialis-
mo, el neocolonialismo y el racis-
mo ha ocupado un lugar prepon-
derante en su actividad. Por inicia-
tiva de la Federación, en 1964 fue
constituido el Comité Internacio-
nal de Solidaridad con el pueblo
de Vietnam. La FDIM despliega
campañas contra la política agre-
siva de Israel en el Oriente Me-
dio, contra las represiones en Es-
guridad social ni pagan los impues-
tos establecidos. La entrada en ma-
sa de obreros clandestinos sería
imposible si no estuviesen interesa-
dos en ello no sólo los empresa-
rios sino también los funcionarios
de los servicios fronterizos y de
inmigración, ligados a ellos, para
los que la importación ilegal de
mano de obra es un negocio lucra-
tivo.
Estos últimos años se observa
una intensificación de la lucha de
los trabajadores inmigrantes por
sus derechos. En esa lucha tienen
el apoyo del movimiento sindical.
Los comunistas son los que más
consecuentemente defienden sus
intereses. En el movimiento obre-
ro crece la convicción de que las
demandas de los trabajadores ex-
tranjeros podrán satisfacerse si se
supera lo que les aisla de sus her-
manos de clase. A ambos les unen
intereses de clase comunes en la
lucha contra su principal enemigo:
el capital monopolista.
M. SCHNEIDER
paña y la arbitrariedad de la Jun-
ta fascista en Chile, contra los
ataques de la reacción, que inten-
ta frustrar el proceso de la dis-
tensión internacional y atizar el
anticomunismo.
La FDIM fue una de las promo-
toras de la celebración del Año In-
ternacional de la Mujer en 1975
bajo el lema de «jlgualdad—Desa-
rrollo— Paz!». Un importante acon-
tecimiento del año pasado fue el
Congreso Mundial de Berlín, con-
sagrado al Año Internacional de la
Mujer, en cuyos preparativos, ade-
más de la FDIM, participaron de-
cenas de otras uniones y grupos
internacionales. Asistieron al Con-
greso 2.000 delegadas, observado-
res e invitados de 140 estados.
700 de ellos intervinieron con in-
formes y ponencias, recalcando el
estrecho vínculo de la lucha por
la igualdad de la mujer con la lu-
cha por el progreso, la paz, la
distensión, la seguridad de los
95
pueblos y el desarme. En el Con-
greso Mundial se formuló la pro-
regiones, así como cursillos para
la formación de cuadros del movi-
lias; educación de los niños y la
juventud en un espíritu de solida-
EL ENEMIGO ES PINOCHET
puesta de realizar una campaña miento femenino. ridad internacional y entendimien-
mundial pro erradicación del La aspiración de enfocar con to entre los pueblos. (Fragmentos de un artículo escrito por Volodia Teitel- Frei dice sobre la política económica desastrosa del equi-
analfabetismo. La FDIM se incor- La lucha por la paz y el desar- boim, miembro de la Comisión Política del Partido Co- po en el poder glosa su anterior entrevista en Ercilla
más profundidad los problemas del me será objeto de particular aten-
poró activamente a esta campaña, movimiento femenino la testimo- munista de Chile, divulgado por las ondas de Radio y coincide a posteriori con muchos de los argumentos
coordinando sus acciones con otras nian, por ejemplo, los temas de las ción. La FDIM ha llamado a todas Moscú) críticos de la Unidad Popular. Cuando, sin nombrarlo,
organizaciones sociales, así como las organizaciones femeninas a alude a Cauas, quien hablando del sector estatal afirmó
conferencias y seminarios interna- realizar una gran campaña por la
con las instituciones especializa- cionales planificados: particulari- El 10 de setiembre de 1975, poco antes de ser balea- la abismante enormidad de que «estas empresas, a ve-
das de la ONU. recogida de firmas al pie del Lla- do en Roma, Bernardo Leighton participó en esa ciudad ces calificadas como pilares del desarrollo, han contri-
dades de las condiciones de vida mamiento de Estocolmo de 1975 y
El VII Congreso de la FDIM de la población femenina de las en una mesa redonda, junto a Jaime Gazmuri, Secreta- buido notablemente al empobrecimiento del país» y con
por la más pronta convocación de rio General del MAPU Obrero y Campesino, y al que ello se refiere sin duda a ENDESA, Huachipato, ENAP,
(Berlín, 1975] aprobó un extenso zonas rurales de Asia; influencia la Conferencia Mundial de Desar-
programa de actividad de la Fede- de la política dé los monopolios habla. El intercambio de opiniones fue organizado y di- I ANSA, ENTEL, etc.), intepreta por cierto la indignación
multinacionales en la situación de me. rigido por el periodista italiano Paolo Donat-Catin y de un país que ve destruido y regalado a precio vil al mono-
ración para los próximos cinco El cumplimiento de este plan de
años, cuya finalidad fundamental la familia latinoamericana; proble- publicado el 11 y 12 de setiembre por La Gazzetta del polio externo e interno el fruto de la laboriosa y sacri-
acciones contribuirá al desarrollo Popólo, de Turín, diario de orientación demócratacristia- ficada capitalización realizada durante generaciones por
es imprimir aún mayor envergadu- ma de la incorporación de la mu- del movimiento femenino. El apor-
ra y eficacia al movimiento feme- jer al proceso de desarrollo de los na. Allí Bernardo Leighton dijo algo muy simple, muy muchos millones de chilenos, sobre todo trabajadores.
te de la FDIM a la lucha por la claro y muy sensato: Plenamente de acuerdo en esto: con la Junta Chile re-
nino democrático mundial. Presta países de África; revolución cien- paz, la independencia nacional y
toda clase de ayuda al fortaleci- tífico-técnica y condiciones de tra- «Lo importante es hacer cosas concretas. No estar pe- trocede. El país hoy está a la cola incluso de América
el progreso social tendrá aún más Latina. Se empobrece, se achica. Pinochet realiza la
miento de las organizaciones na- bajo de las mujeres en los países peso y será más eficiente. leando entre nosotros, sino pelear con Pinochet. Ese es el
cionales. En varios países se crea- capitalistas industrialmente desa- adversario: es todo el sistema instaurado por él y por patria al revés. Patriota de boca, hace antipatria de he-
rán centros coordinadores de la rrollados; situación de las trabaja- Fanny EDELMAN, otros. Ese es nuestro adversario. Contra él estamos en cho. Más desocupación, más hambre, menos de todo, a ex-
actividad de la FDIM en distintas doras inmigrantes y de sus fami- Secretaria General de la FDIM lucha y me parece que éste es fundamentalmente el sentido cepción de presos, asesinados, torturados, hambreados.
de nuestra acción común y creo que se irán superando di- Todo el documento de Frei está hecho para afirmar
ficultades para que cada vez esta labor sea mayor». su liderazgo en la Democracia Cristiana y ofrecer su
Freí en su documento de fin de año olvida a largos propia alternativa de derecha dentro de ella. Sus sos-
trechos lo que sostiene Leighton: que Pinochet y su sis- tenidos y a menudo aviesos ataques a la Unidad Popu-
tema es el adversario. Si midiéramos acusaciones y con- lar no excluyen el propósito de tocar una melodía muy
CARTELES Y GRABADOS POLÍTICOS DEL PARTIDO COMUNISTA DE LOS EE.UU. táramos epítetos, parece que la Unidad Popular lo fuera grata a los oídos del Departamento de Estado, de sec-
tores regresivos de la sociedad chilena y grupos cas-
en primer término. Pinochet hace lo mismo, pero no ol- trenses vinculados a la Junta. No creemos que interpre-
vida y también con saña a la Democracia Cristiana, por- te con ello el sentimiento profundo de la mayoría de
El Partido Comunista de los EE.UU. fundir nuestras ideas, acrecentar la De Lappe, Seymour Joseph y otros. que el enemigo de Pinochet es todo el que no acepta
utiliza ampliamente en su actividad circulación de la prensa partidaria y En el reverso de la contraportada
mil por mil su dictadura, sea de la Unidad Popular o de- los obreros, campesinos, de cristianos, que quieren un
ideológica distintos medios gráficos hacer que las masas participen en las de este número se ofrecen varios de cambio más real y más serio del que propone el señor
de información. Entre ellos figuran campañas organizadas por el Partido. artistas comunistas que participan en mócratacristiano, sea sacerdote o librepensador, sea ci- Frei. Aunque no sea con estas mismas palabras, esto
los carteles, que en forma expresiva La prensa del PC de los EE.UU. movimientos democráticos y progre- vil o uniformado. Frei modestamente se propone como lo han sostenido diversos dirigentes demócratacristianos,
presentan la posición del Partido an- siempre ha recurrido profusamente sistas. La lucha contra los monopo- centro. Pero a ratos no se comporta como un centro que han vivido, junto con las bases, el drama de la perse-
te problemas de actualidad, y los en su labor propagandística a la obra lios y las tendencias agresivas del unificador, sino como un azuzador de discordias dentro
«posters», con los que se informa a de creación de los artistas gráficos. imperialismo norteamericano, contra de la oposición, cuando en realidad lo que más se ne- cución contra todo el pueblo, incluso contra su partido.
la opinión pública sobre distintos El diario Daily Worker y su edición el continuo aumento de los gastos cesita es la unión y una actitud cristalina frente al des- Siempre hemos sostenido que Chile no es un hombre,
acontecimientos de la vida del Par- dominical The Worker publicaban con militares y su funesto influjo sobre sino un pueblo, una nación, una tierra y una historia.
tido y diferentes acciones organiza- regularidad grabados y caricaturas el nivel de vida del pueblo, contra la potismo. Así lo comprenden demócratacristianos eminen- Los hombres valen en cuanto interpretan cabal y fiel-
das por movimientos democráticos y políticas de numerosos artistas pro- opresión racista de que se hace vícti- tes, que condenaron el golpe fascista desde el primer mente a ese pueblo, se colocan al servicio de la nación
progresistas en los que participa el gresistas de talento, como Clive mas a los afronorteamericanos, chí- momento.
PC de los EE.UU. En los mítines se Ward, Art Young, William Gropper, canos, puertorriqueños, indios y nor- y continúan su historia conforme al signo cambiante
Robert Mlnor y Fred Ellis. Esta tra- teamericanos de origen asiático son
No fue, como todo el mundo lo sabe, el caso de Frei. de los tiempos que son inevitablemente nuevos, los cua-
colocan carteles que en forma visible Profundamente revelador del gran aislamiento de la Jun-
y convincente hacen llegar a los con- dición es mantenida ahora por Daily los temas tratados, de palpitante ac- les señalan hoy una transformación mundial, en la cual
gregados las consignas y reivindica- World, World Magazine y People's tualidad en la realidad presente. Uno ta a esta altura del tiempo es el hecho de que Frei los trabajadores y el socialismo jugarán un papel irre-
ciones de nuestro Partido. La expe- World, en cuyas páginas pueden ver- de los carteles reproducidos exhorta se vea impulsado también ahora a expresar, como lo emplazable. No será empresa pequeña ni individualis-
riencia ha confirmado el valor de la se con frecuencia creaciones de Oli- a los trabajadores a suscribirse al dice en su documento, que «el respeto por los derechos ta. No será tarea de un partido excluyente. Frei escribe
información visual como medio de di- ver Harrington, Bill Andrews, Pele Daily World. humanos, que va más allá de toda diferencia, de posi- algo razonable cuando expresa que «no es a través del
I. PITTMAN ciones o de ideas, es esencial.. . que la tortura jamás apetito de poder, ni mucho menos del partidismo, que
puede ser permitida, que el país no puede vivir per- Chile podrá encontrar su camino y su acuerdo. Tampo-
manentemente bajo un régimen de excepción» (p. 21). co ningún partido aislado podrá afrontar con éxito esta
Crónica Percibe la dirección de la marea, siente el peso de la difícil empresa. Este país, para superar sus actuales
opinión pública. Ha pasado del primitivo apoyo a la Jun- problemas, necesita de todos sus hombres».
Invitada por el CC del PCB participó en las labores del lectores de la revista celebrada en Atenas. La delegación ta, luego del «tiempo de callar», al rechazo del liquidato- Bien dijo la Declaración del Partido Comunista de
XI Congreso del Partido Comunista Búlgaro una delega- fue recibida por J. Florakis, Primer Secretario del CC rio y ridículo cargo de Don Panfilo en un funambulesco diciembre de 1974, que «no hay cabida, si se actúa en
ción de REVISTA INTERNACIONAL integrada por K. Zaró- del PCG. Consejo de Estado movido y hablado por Agudiez Pinochet.
dov, miembro suplente del CC del PCUS y director de la interés de Chile y de su pueblo, ni para actitudes secta-
revista; J. Carrera, miembro del CC del Partido Comunista En una reunión del Consejo de Redacción de la revista, Y ha llegado a la expresión de un desacuerdo con la rias, ni para posiciones conciliadoras, de buena o mala
de Venezuela y representante del PCV en la revista, y S. Alvarez, miembro del Comité Ejecutivo y secretario dictadura por vía personal. Hoy afirma principios que fe. Los colaboracionistas sufren ya el repudio y el des-
K. Lipkovics, representante del POSH en la revista. del CC del Partido Comunista de España, informó sobre han sido siempre los nuestros y que, por supuesto, com- precio de la mayoría nacional». «Nuestra convicción es
la situación en España. partimos ayer, hoy y mañana. Ellos asumen en la actua- que, en el seno del PDC se abre paso y se impondrá la
En el Congreso del Partido Comunista Alemán, celebra- lidad la categoría de denominadores comunes de una actitud que dictan los intereses de la inmensa mayoría
do en Bonn, REVISTA INTERNACIONAL estuvo representa- G. Christodulidis, miembro del Buró Político del CC mayoría nacional mucho más que absoluta. de sus militantes y simpatizantes que lo oponen frontal-
da por R. Wettengel, miembro del Colegio de Redacción del Partido Progresista del Pueblo Trabajador de Chipre,
y representante del PSUA en la revista. visitó la Redacción. En la conversación sostenida señaló Todo ello indica cuan inexorablemente sola se queda mente al fascismo». «Los comunistas hemos precisado
el gran significado que REVISTA INTERNACIONAL tiene la Junta. Esas rectificaciones de posición se han demo- que concebimos el Frente Antifascista como un movi-
Atendiendo a la invitación del CC del Partido Comu- para la propaganda de las ideas del marxismo-leninismo rado, pero saludamos el hecho de que por fin se pro- miento capaz de dar gobierno a nuestro país con la
nista de Grecia visitaron este país H. Safar!, del Consejo en Chipre. Se discutieron cuestiones relativas a la exten- duzcan. Cómo es sintomático y positivo que hoy Frei participación de todas sus fuerzas integrantes. «El ob-
de Redacción de la revista y miembro del Buró Ejecutivo sión de la colaboración. agregue su voz a una evidencia mundial, cuando sostie- jetivo final del Frente Antifascista que impulsamos las
del CC del Partido Popular de Irán, y nuestro redactor ne que la política internacional de la Junta «es profun- fuerzas populares es la derrota de la dictadura, la des-
A. Didusenko. La delegación se entrevistó con dirigentes D. Fatogun, director de la revista New Hortzon (Nige- damente perjudicial para los intereses de Chile». Sí, la trucción del Estado totalitario y policial que ésta ha
de organizaciones partidarias de Grecia, del Movimiento ria], visitó la Redacción. Se acordó publicar los materiales Patria no es un monopolio ni se confunde con la Jun-
Sindical Antidictatorial Griego (ESAK) y la Juventud Co- de nuestra revista en New Horizon. Será ésta la 48 edi- establecido y la construcción de un nuevo Estado de
munista de Grecia y tomó parte en una conferencia de ción de REVISTA INTERNACIONAL. ta porque la Patria es de todos y no de un grupo que Derecho, democrático, antifascista, nacional, popular,
juega con ella y la vende por pedazos, asimilándola a pluralista, que garantice la renovación democrática y la
propiedad privada de un puñado, que la explota como erradicación total del fascismo, impulsor de los cambios
se explota un fundo, una fábrica o una mina, sin atender revolucionarios y la independencia nacional».
a su connotación humana, histórica y moral. Lo que Esta es la única salida.
¡LIBERTAD PARA LOS PRISIONEROS DEL IMPERIALISMO Y LA REACCIÓN!
El XXV Congreso del Partido Comunista de la URSS,
expresando la voluntad de los comunistas soviéticos, de
todo el pueblo soviético, declara solemnemente su so-
lidaridad fraternal e inalterable con los ¡comunistas,
con todos los combatientes contra el imperialismo y la
reacción y, ante'todo, con las víctimas de la represión
fascista, con los que sufren los campos de concentración
y la cárcel, con los que son sometidos a crueles torturas.
Las pruebas inhumanas que han debido soportar son la
venganza de clase por la gloriosa participación en el
noble combate por los intereses de los trabajadores y
por el triunfo de los ideales de la paz y de la democra-
cia, de la independencia nacional y del socialismo.
A pesar de la indignada protesta de los más amplios
círculos de la opinión pública mundial, la Junta fascis-
ta de Chile, pasando a llevar todas las normas del de-
recho, continúa manteniendo en prisión al hijo insigne
del pueblo chileno, a la destacada personalidad del mo-
vimiento comunista internacional, Secretario General del
Partido Comunista de Chile, Luis Corvalán.
El Congreso exige, con toda firmeza: ¡Libertad para
Luis Corvalán! ¡Libertad para nuestros camarades, miem-
bros de la Dirección del Partido Comunista de Chile, José
Cademártori y Jorge Montes, para los dirigentes del Par-
tido Socialista Exequiel Ponce y Carlos Lorca, para los
demás dirigentes de la Unidad Popular, para los miles
de prisioneros del régimen fascista: comunistas, socia-
listas, para todos los patriotas y demócratas!
Una nueva ola de represión contra las fuerzas progre-
sistas ha sido emprendida por los. gobernantes urugua-
yos. Exigimos: ¡Libertad para los secretarios del Partido
Comunista del Uruguay J. Pérez, J. L. Massera, libertad
para todos los comunistas uruguayos, para el Presidente
del Frente Amplio del Uruguay, Liber Seregni y los de-
más demócratas!
Desde hace dieciocho años se encuentra recluido en una
celda el Presidente del Partido Comunista del Paraguay,
Antonio Maidana. Reina en todo el país la más cruel
EDICIÓN CHILENA
¡revista I
INTERNACIONAL
NUESTRA ÉPOCA N 9 5 MAYO 1976
R. Arismendi:
La clase obrera en la alianza
antiimperialista y en el Frente
Antifascista.
B. Ponomariov:
El XXV Congreso del PCUS
y su significación internacional
Isla Dawson. 1974.
dictadura militar. ¡Libertad para Antonio Maidana! ¡l.i
bertad para el Secretario del Partido Comunista de I'ar.i
guay, M. A. Soler, para los cientos de patriotas p.u-.i
guayos prisioneros!
Durante los últimos años, víctimas de'la cruel repn:
sión, uno tras otro, han caído en Guatemala los secreta-
rios generales del Partido Guatemalteco del Trabajo
B. Alvarado Monzón y H. Alvarado Arellano.
En Brasil, sin dejar huellas, desaparecen en las cárce-
les dirigentes del Partido Comunista y de la oposición
democrática. En Argentina, el Partido Comunista y otras
organizaciones progresistas sufren el terror sistemático
desencadenado por las fuerzas reaccionarias. No Cfisa el
terror en Haití.
¡El Congreso expresa su resuelta protesta en contra
de toda esta represión y exige que se le ponga fin!
Por la experiencia del heroico partido de los bolche-
viques, y de muchas generaciones de revolucionarios de
otros países, sabemos que cualquier intento de detener
el curso de la historia mediante el terror está comí"
nado al fracaso.
El XXV Congreso del PCUS llama a todos los rnmu
DE
nistas del mundo, a los trabajadores de todos los p.iiir-..
a las organizaciones políticas y sociales, a i n P
la lucha por el cese del terror y la represión c i i n i i . i ;.i
fuerzas de vanguardia del progreso, la demoriMi l . i
socialismo y por la liberación de todos los prisión •.
de la reacción.
El PCUS", los pueblos de la Unión de R o p ú h l i i |
listas Soviéticas continuarán invanablíMiicnir i >
mino de las tradiciones leninistas de s u l u l . n n i . i . i i
con sus compañeros de lucha por los n r . n n i i " . v m > i i i ,
MAYO
objetivos, siempre serán fieles a la caus.i di-l Intl
nalismo proletario.
(Fragmentos de la declaración n i l n p i a i l . i ; i \\\
Congreso del PCUS en solidaridad ron leu pirins < l n
imperialismo y la reacción en el inundo)