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TRABAJO DERECHO PROCESAL:

LA INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL

PABLO LÓPEZ GARCÍA DNI: 53249816-D


e-mail: pablo_primax@hotmail.com
ÍNDICE:
1. Introducción. (3-4)
2. La importancia de la independencia judicial: (5-10)
1. Como garantía de la libertad individual. (7-8)
2. Como elemento esencial de un juicio justo. (8-9)
3. La responsabilidad judicial como contrapeso. (9-10)
3. La independencia de los jueces y magistrados en España: (11-58)
1. Frente a los demás poderes del Estado: (13-22)
a) La inmunidad judicial. (14-16)
b) Reserva de Ley orgánica. (16-17)
c) El autogobierno del Poder Judicial: (17-22)
▪ Acceso a la Carrera Judicial. (17-19)
▪ Financiación del Poder Judicial. (19-20)
▪ El Consejo General del Poder Judicial. (20-22)
2. Frente a las partes y el objeto litigioso: (23-29)
a) La abstención. (25-27)
b) La recusación. (27-29)
3. Frente a la sociedad y los intereses del juez: (29-40)
a) Independencia económica. (29-31)
b) Las incompatibilidades con la condición de juez. (31-34)
c) Alto conocimiento en Derecho. (34-35)
d) Los medios de comunicación. (35-40)
4. Frente a los órganos superiores jerárquicamente: (40-53)
a) Inamovilidad. (41-45)
b) Responsabilidad disciplinaria. (45-53)
5. La protección de esa independencia: (54-58)
a) El amparo del CGPJ. (56-58)
4. Conclusión. (59-61)
5. Bibliografía. (62)

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1.-INTRODUCCIÓN

En este trabajo nos encontramos con una tarea interesante, a la vez que
importante: determinar si en España existe o no independencia del Poder Judicial. Tanto
si los demás poderes políticos influyen en las decisiones judiciales como cualquier otro
factor exógeno al Estado, ya sea los medios de comunicación o las propias partes en el
proceso judicial.

La importancia de determinar si hay o no independencia judicial radica en el


hecho de que la misma es indispensable en un sistema democrático. La separación
efectiva entre los tres poderes del estado es condición esencial (junto a la libertad civil y
la representación efectiva de los ciudadanos en los órganos decisorios) para afirmar que
se vive en democracia.

Por ello todos nuestro gobernantes (al menos cuando están en el poder) afirman
con rotundidad que está garantizada la independencia judicial. Esto, cierto o no, es
lógico que lo digan, ya que su legitimidad se presupone democrática, por lo que ellos
serán los menos interesados en catalogar nuestro régimen político como “no
democrático”.

Además, los políticos no paran de reconocer públicamente que ellos respetan y


respetarán las decisiones judiciales y que jamás se entrometerán en ningún proceso
judicial. Estas declaraciones se suelen verter cuando todavía no hay sentencia firme o
cuando el condenado es algún colega del color contrario, pero cuando ya sienten el
aliento de la justicia en su nuca comienzan a ser menos tolerantes con las resoluciones.
Como veremos más adelante la independencia del poder judicial no es tan efectiva en
todos lo ámbitos, cojea un poco cuando se trata de controlar al poder político.

En primer lugar acotaremos el concepto de independencia judicial, lo que se


entiende como tal. Destacaremos dos aspectos: la independencia y la imparcialidad a la
hora de emitir sus resoluciones, es decir, como es de libre y de justo a la hora de juzgar.
Además enumeraremos y explicaremos la importancia de dicha independencia para los

3
ciudadanos y lo que puede ocurrir si no se establece.

Posteriormente, nos centramos en la regulación de dicho principio en nuestro


ordenamiento jurídico; además de señalar diversos ejemplos de la aplicación de las
leyes. Partiendo de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Constitución y la doctrina del
Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo.

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2.-LA IMPORTANCIA DE LA INDEPENDENCIA JUDICIAL

Para comenzar a hablar de la independencia del poder judicial debemos acotar el


significado de dicho concepto y la importancia que tiene realmente éste. La
independencia del poder judicial no se puede entender sin la teoría de la separación de
los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial).

Cuando hablamos de independencia del poder judicial no nos referimos


simplemente la persona al frente del poder judicial, sea diferente a la persona que
legisla o ejecuta las leyes1. Sino que lo principal es que la persona quien ostenta el
poder judicial (la facultad jurisdiccional) no se vea perturbado por nadie, pueda ejercer
su función jurisdiccional sin ningún tipo de coacción por parte de ninguna autoridad
pública o privada, sólo estará sometido a las leyes.

La perspectiva clásica de la separación de poderes la encontramos en la figura de


Montesquieu2. Para Montesquieu el poder judicial es meramente un ejecutor de la ley,
“un poder nulo”3, cuya única función es ser “la voz” de las leyes. Los jueces serían los
encargados de juzgar y ejecutar lo juzgado, siempre sometidos y subordinados a la ley
(lo que garantiza la separación de poderes), reconociendo de esta forma Montesquieu la
importancia del poder legislativo por encima del judicial. No lo establece como un
poder institucionalizado, sino que el poder judicial sería simplemente el conjunto de
todos los jueces; considerando de esta forma la independencia sólo en el sentido
individual de los mismos, en el sentido funcional. Para poder conseguir esa objetividad,
esa independencia, Montesquieu sostiene que una forma eficaz sería que la función
jurisdiccional la ejercieran una serie de personas elegidas sólo para tal efecto; de esta
forma, dice Montesquieu, se conseguiría que el poder judicial no estuviese
personificado en ninguna persona, que fuese invisible4, para que los hombres temieran
1 Así ocurría en la España franquista y evidentemente no era un régimen con separación de poderes.
2 Aunque anteriormente a él ya hubo varios pensadores que separaban los poderes del estado de la
misma forma. Un ejemplo reciente lo tendríamos en John Locke, pero en la obra de Aristóteles
también nos encontramos con esta división.
3 Monstesquieu, El espíritu de las leyes, Tecnos, Madrid, 1980, p. 154.
4 Esto me recuerda a las palabras de Alexis de Tockeville en La democracia en América, cuando habla
de la Administración y el estado de Estados Unidos, afirmando que cualquier que visitase dicho país
sentiría que realmente no había una figura estatal perfectamente definida, sino que era algo general e
impersonal.

5
al concepto de Poder Judicial5.

Sin embargo, a lo largo del siglo XIX se produjo una institucionalización del
Poder Judicial6. Esto supuso un nuevo problema para la garantía de la independencia
judicial: el juez ahora era un mero funcionario, jerárquicamente subordinado con “una
mentalidad de funcionario subalterno”7. Gozaba de cierta independencia en el ejercicio
de su facultad jurisdiccional, pero el Poder Ejecutivo, al elaborar el estatuto de los
jueces y financiar directamente a la institución judicial, prácticamente, tenía el control
del “tercer poder”. Ya que “sin independencia judicial no habrá diferencia alguna
entre los jueces y magistrados que ejercen la potestad jurisdiccional y el resto de
funcionarios públicos”8.

Debido a esta institucionalización, a la evolución “de la jurisdicción como


competencia a jurisdicción como órgano”9, el concepto de la independencia del Poder
Judicial sufrió diversos cambios. Actualmente nos encontramos que la doctrina
diferencia entre la independencia personal de cada Juez (independencia funcional) y la
independencia del bloque total jurisdiccional (independencia orgánica), es decir, del
Poder Judicial como tal10. En el primer caso se busca impedir que nadie pueda
coaccionar al juez, por lo que se le otorgan una serie de derechos (o privilegios) para
proteger su independencia de todos los actores políticos. En el segundo caso se trataría
de otorgar al propio poder la capacidad de autogobernarse, con fondos propios y
reglamentos elaborados personalmente por éste (pero siempre estando dicho poder
sometido a la Ley).

Así que, basándonos en la concepción moderna de la separación de poderes (sin


olvidarnos de la raíces de Montesquieu), no podemos afirmar que existe una separación
de poderes si el Poder Judicial no se autogobierna ni si los jueces gozan de completa

5 Monstesquieu, op. citada, p. 152.


6 Un claro ejemplo lo encontraríamos en la Francia napoleónica.
7 Simón, D, La independencia del juez, Ariel, Barcelona, 1985, p. 99.
8 Asencio Mellado, J.M., Introducción al Derecho Procesal, Tirant lo Blach, Valencia, 2010, p. 81.
9 Pedraz Penalva, E., “De la jurisdicción como competencia a la jurisdicción como órgano”, Revista de
Administración Pública, núm. 79, 1976.
10 Del Rio Fernández, L., “La independencia judicial y separación de poderes”, La Ley, núm. 6838,
Madrid, 2007, p. 2.

6
independencia en el ejercicio de su cargo, salvo aquello relacionado con el
sometimiento de éstos a la ley.

También debemos destacar que el antiguo papel que le daba Montesquieu a los
jueces de “seres inanimados que no pueden moderar ni la fuerza ni el rigor de las
leyes”11, se ha desmoronado, es completamente anacrónico. Actualmente se ha hecho
necesario que los jueces “creen” derecho, mediante la interpretación de las leyes
(actualmente la jurisprudencia se considera una fuente del derecho complementaria) 12.
Debido a que las leyes establecidas desprenden un alto nivel de generalidad y
abstracción, los jueces se ven obligados a realizar “una serie de razonamientos y juicios
de valor en los cuales, con intensidad variable en según que casos, siempre está
presente la aportación personal del propio juez”13 para “en un momento de creación del
juez, […] adecuarla y aplicarla al caso concreto”14. Esto no contradice el sometimiento
a la ley; ya que, aunque éstos puedan interpretarla y darle un determinado significado,
siempre se basarán en el sentido general con el que se escribió dicha norma. Además no
hay que olvidar el papel que desempeñan de controlador frente a los dos restantes
poderes del estado, ya que este hecho es sustancial en la separación de poderes.

1.1.-La independencia de los jueces como garantía de la libertad individual.

Cuando Montesquieu formuló su teoría de la separación de poderes buscaba


hallar un organización institucional que impidiera cualquier abuso de poder por parte
del estado y garantizara el valor supremo de la Ilustración: la libertad. Por lo que el
sentido de la independencia del poder judicial será la salvaguarda de la libertad de los
ciudadanos, para que no pueda caer en una situación de indefensión.

Las palabras de Montesquieu son muy elocuentes en este sentido: “la libertad de
un ciudadano depende de la tranquilidad del espíritu” y ésta “de su seguridad”, para la
cual “es necesario que el Gobierno sea tal que ningún ciudadano pueda temer nada de

11 Monstesquieu, op. citada, p. 156.


12 Esta nueva función ha sido criticada por varios pensadores liberales heterodoxos; consideran
inadmisible que los jueces puedan tener algún tipo de función legislativa.
13 Ortells Ramos, Manuel, Derecho Procesal Introducción, Edisofer S.L, Madrid, 2006 pp. 41.
14 Del Río Fernández, L., op. citada, p.3.

7
otro”. Y continúa: “cuando el poder legislativo está unido al ejecutivo en la misma
persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad porque puede temer que el monarca o el
senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente”; y en el caso
de que el poder judicial estuviera “unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la
libertad de los ciudadanos sería arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo
legislador”, o si, en cambio, “va unido al poder ejecutivo, el juez podría tener la fuerza
de un opresor”.15 Resumiendo las palabras de Montesquieu: éste advierte que la
concentración absoluta del poder en unas pocas manos, supondría una total indefensión
de los ciudadanos y con ella la nula garantía de su libertad, ya que estarían
completamente al arbitrio del déspota.

En definitiva, todo esa teoría se podría resumir en una frase: “el poder frena al poder”.
Con lo que cualquier intento de abuso de uno de los tres poderes, sería mitigado por uno
de los otros dos. Esta situación es fácilmente ilustrativa si imaginamos tres persona
atacas, con dos cuerdas cada uno que les atan a los otros dos (formando un triángulo
equilátero): como se presupone que el poder tiende al abuso, los tres poderes estirán de
las cuerdas a la vez, por lo que se mantendrán en el mismo sitio16.

La importancia de la separación de poderes quedará finalmente establecida


como uno de los elementos imprescindibles de las revoluciones liberales de finales del
siglo XVIII (tanto en EEUU como en Francia). Llegando a considerarse como uno de
los pilares del Estado de Derecho, tanto que no se concibe un estado constitucional sin
estar establecida la separación de poderes17.

1.2.-Para garantizar un juicio justo.

Además de impedir el abuso de poder por parte del estado, la independencia del
poder judicial proporciona un juez imparcial. Esto es esencial para poder tener un juicio
justo, como para confiar en la función jurisdiccional y aceptar las decisiones de ésta.

15 Monstesquieu, op. citada, p. 151.


16 Aunque en la práctica quizás siempre alguno de los tres (especialmente ejecutivo o legislativo, estire
más que alguno de los dos). Pero en teoría se ilustraría de esa forma.
17 Artículo 16 de la Declaración del Hombre y del Ciudadano francesa de 1791.

8
Según la teoría de la Justicia de Rawls, en un conflicto sólo se podrá juzgar y
actuar con imparcialidad si se enfrenta a éste sin ningún tipo de prejuicio, es decir,
careciendo de ningún tipo de preferencia previa entre las partes enfrentadas entre las
que se quiere mediar18. Sin embargo el juez no tendrá un comportamiento pasivo, de
indiferencia, todo lo contrario, el juez buscará activamente comprender el conflicto y
aplicar las leyes de la manera más justa posible; nunca debe actuar de desidiosa.

Además, debido a su facultad jurisdiccional19(y la imparcialidad supuesta), el


juez estará situado “supra partes”, (en palabras de Asencio Mellado) “como un tercero
ajeno al conflicto […] sin interés alguno, directo o indirecto, en el pleito o cuestión
litigiosa”20.

Sólo de esta manera, siendo totalmente imparcial, “el juez gozará de 'autoritas'
[…] que será el fundamento de la aceptación social de sus decisiones”21. Es decir, la
legitimidad de las sentencias y resoluciones del juez radican en la imparcialidad de sus
decisiones, por ello acuden y aceptan las decisiones del juez22.

1.3.-La responsabilidad judicial como contrapeso.

Siguiendo la teoría de Montesquieu de los “contrapesos” podemos afirmar que el


contrapeso a la independencia del Poder Judicial es la Ley. Los jueces serán
responsables de las perjuicios ilegítimos que se produzcan con sus resoluciones. Los
jueces, a la hora de juzgar y ejecutar lo juzgado, estarán obligados a someterse a la ley,
no podrán juzgar en función de su criterio de lo que es justo o injusto. Lo que se intenta
con esto es evitar cualquier abuso arbitrario de los jueces contra los ciudadanos, impedir
que juzguen según su perspectiva de justicia 23. Para que lo hagan (juzgar) aplicando las
leyes, ya que éstas se presuponen que están legitimadas democráticamente al haber sido

18 Rawls, J, Una teoría de la Justicia, Fondo de cultura europea, Madrid, 1979, pp. 26 y ss
19 La ley establece al juez como el órgano al que tienen que acudir las partes enfrentadas para que
determine qué merece cada uno.
20 Asencio Mellado, J.M., op. Citada, pp.81-82.
21 Ibid., pp 82.
22 Aunque realmente sea por imperativo legal, les haya parecido imparcial o no el criterio del juez (en
este caso tiene derecho a recurrir o, si se se considera que el juez ha cometido un delito, a denunciar).
23 O al menos no impunemente.

9
legisladas por las Cortes españolas (órgano de representación popular). Pero, además,
con esta subordinación se consigue que el juez éste sometido exclusivamente 24 al
imperio de la ley25, es decir, que nadie (salvo la ley) puede perturbar a los jueces.

De este sometimiento a la ley nace la responsabilidad judicial. Los jueces serán


responsables de todos aquellos delitos que cometan en el ejercicio de su cargo. Esta
responsabilidad, según Andrés Ibáñez, “los mecanismos de responsabilidad se
proyectan con mayor eficacia sobre los antecedente de la conducta que sobre las
consecuencias de la misma”26, es decir, lo que se busca es disuadir al juez a cometa
dichos actos no sólo en función resarcitoria; aunque realmente la mayoría de todos los
delitos penales es disuadir dichos comportamiento, no veo que haya nada especial en
ese aspecto, responsabilidad como todo ciudadano con una serie de privilegios para
garantizar dicha independencia judicial.

24 Habría que reflexionar sobre la subordinación al poder legislativo producida por ello.
25 Ortells Ramos, M., op. citada, pp. 39-41.
26 Andrés Ibáñez, P. y Movilla Álvarez, C., El poder judicial, Tecnos, Madrid, 1986, p. 138.

10
3.-LA INDEPENDENCIA JUDICIAL EN EL DERECHO ESPAÑOL

La garantía de un juicio justo recogida en el artículo 24.2 de la Constitución


Española supone que el Poder Judicial sea independiente. Ya que, como hemos visto
anteriormente, es imposible gozar de un juicio justo sin que el juez sea completamente
independiente.

La independencia del Poder Judicial “no hay duda de que constituye una pieza
esencial de nuestro ordenamiento”, así como “del de todo Estado de Derecho”27. El
Tribunal Constitucional es tajante en referencia a la independencia del Poder Judicial.

La CE no se queda atrás y establece en el artículo 117 de la CE que “la justicia


emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados
integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos
únicamente al imperio de la ley”. De este artículo se pueden extraer cinco conceptos
sobre el Poder Judicial en España.

En primer lugar hace referencia a la la legitimidad del Poder Judicial, de la


función jurisdiccional, es decir, de poder juzgar a los ciudadanos responde únicamente
al hecho de que dicho poder judicial emana del pueblo (como los otros dos).

Después podemos extraer que que la función jurisdiccional será ejercida de


manera individual por Jueces y Magistrados. Debido a esto acotamos el concepto de
independencia judicial, considerándola desde un aspecto individual, es decir, la
independencia judicial será la independencia de los jueces y magistrados para ejercer
sus funciones jurisdiccionales. El Tribunal Constitucional28 relaciona el Poder Judicial
simplemente con “la potestad de ejercer la jurisdicción”29, por lo que la independencia
del primero “se predica de todos y cada uno de los jueces en cuanto ejercen tal

27 STC 108/1986
28 STC 108/1986
29 Es llamativo que no se le de unidad y forma al Poder Judicial como sí que se le da a los demás
poderes. El Poder Ejecutivo es el Gobierno, el Poder Legislativo son las Cortes y el Poder Judicial
son “los jueces”. Esta falta de forma puede provocar una desprotección frente a los demás poderes,
ya que no puede defenderse este poder con toda la fuerza que le daría la totalidad de sus miembros,
como así sucede en los otros dos poderes estatales.

11
función”. Así que el ordenamiento jurídico español tendrá como objetivo garantizar la
independencia de los jueces y magistrados de manera individual. Diferenciando también
entre: “independencia del Poder Judicial respecto del resto de poderes del Estado, e
independencia de cada uno de los Jueces y Magistrados en ejercicio de su función
jurisdiccional”30.

En tercer lugar la Constitución Española establece una serie de características de


los jueces y magistrados españoles. Éstas, como así se recogen en el anterior artículo
(117 CE) serían: independencia, responsabilidad y subordinación a la Ley.
• Independencia. La CE establece una serie de preceptos con el fin de garantizar la
independencia de los jueces y magistrados. Como señala el TC, la inamovilidad
de los jueces y magistrados será “su garantía esencial”. Sin embargo, también
es reseñable el hecho de que sea necesaria ley orgánica para determinar “la
constitución, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales, así como
el estatuto jurídico de los Jueces y Magistrados” (art. 122.1). Además de
establecer un régimen de incompatibilidad y prohibiciones (art. 127).
• Responsabilidad. Con responsabilidad se entenderá que los jueces serán
responsables de cualquier perjuicio ilegítimo a las partes. Se considera “como
contrapeso de la independencia”. Ya que se entiende que el juez o magistrado
pueda incurrir en un abuso si no es responsable de las consecuencias de sus
resoluciones.
• Subordinación a la Ley. La subordinación a la Ley se erige como el mayor
garante de la separación de poderes, en referencia al Poder Judicial. Porque
desde la perspectiva de los demás poderes y del ciudadano sería el contrapeso
anteriormente mencionado, al entenderse la responsabilidad como la
subordinación a la ley del juez o magistrado, ¿ya que si no está subordinado qué
responsabilidad se le puede reclamar? Sin embargo, aunque parezca
contradictorio, dicha subordinación a la Ley es la mayor garantía de su
independencia31; independencia y sumisión a la Ley “son, en suma, anverso y

30 STC 238/2012.
31 Esto no contradice lo anteriormente dicho, de que la inamovilidad era lo esencial. Ya que en este caso
nos referimos a una independencia frente a los demás poderes del estado; refiriéndonos en el anterior
caso a la independencia frente a los órganos superiores del Poder Judicial.

12
reverso de la misma moneda”32, ya que al estar únicamente o exclusivamente
subordinado a la ley estará “excluido de otros vínculos posibles”33.

El posterior desarrollo de la independencia judicial se ha recogido en la Ley


Orgánica del Poder Judicial34. Basándose en lo establecido en dicha ley, la doctrina ha
diferenciado cuatro concepciones de la independencia35 del poder judicial en nuestro
ordenamiento jurídico español. Además, no hay que olvidar que dicha independencia se
entenderá desde una doble perspectiva: tanto una garantía personal de los jueces, para
impedir que nadie los pueda coaccionar; pero también una garantía de los ciudadanos a
un juicio justo, para que el juez aplique las leyes de manera totalmente imparcial.

Como hemos dicho podemos diferenciar cuatro concepciones de la


independencia del poder judicial. En primer lugar, tenemos la independencia del poder
judicial frente a los demás poderes del estado; aquí encontramos todo lo referente a la
garantía de la separación de poderes. En segundo lugar, tenemos la independencia del
poder judicial frente a las partes y el objeto litigioso; en este caso señalaremos lo
referente a la imparcialidad del juez en los casos particulares, además del derecho de
recusación de las partes. En tercer lugar, nos encontramos con la independencia frente a
la sociedad y los interés del juez; aquí mencionaremos las garantías del juez frente a
cualquier coacción de la sociedad y sus incompatibilidades con el ejercicio de la
función jurisdiccional. Y en cuarto lugar, la independencia frente a los órganos
superiores, donde hablaremos sobre la inamovilidad y la responsabilidad del juez

2.1.-Independencia judicial frente a los demás poderes del estado

Como ya hemos señalado la independencia del Poder Judicial es, básicamente, la


material separación de los tres poderes del estado. Así que ahora trataremos las
relaciones establecidas en nuestro ordenamiento jurídico entre el Poder Judicial con los

32 STC 37/2012
33 Requejo Pagés, J.L., “Dependencias y servidumbres del juez independiente”, Revista Española de
Derecho Constitucional, núm. 76, 2006, p.80.
34 Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Siendo su última modificación el 30 de
octubre de 2014.
35 Asencio Mellado, J.M., op. Citada, p. 79 y ss.

13
otros dos poderes del estado.

Observando las diferentes garantías que establece nuestras leyes para dicho
objetivo, podemos diferenciar las que están destinadas, por un lado, para frenar al Poder
Ejecutivo y, por otro lado, para frenar al Poder Legislativo. Lógicamente predominarán
los frenos al primero (ejecutivo), al ser el poder que más iniciativa política manifiesta;
ya que tanto uno como otro estarían dispuestos a controlar el Poder Judicial.

De manera general podemos diferenciar tres garantías: la inmunidad judicial, la


reserva de Ley Orgánica y el autogobierno del Poder Judicial. Pudiendo considerar la
primera destinada para la salvaguarda de los dos poderes y las dos últimas para
garantizar que el Poder Ejecutivo no pueda perturbar la independencia del Poder
Judicial.

-La inmunidad judicial

La inmunidad judicial se trata de un elemento esencial para la independencia del


poder judicial. Con el fin evitar cualquier abuso o acción contra un juez o magistrado,
que pueda perturbar o entorpecer la facultad jurisdiccional del juez.

Cuando decimos que los jueces gozan de inmunidad judicial no nos estamos
refiriendo a que el juez pueda tenga cheque en blanco para hacer lo que quiera sin
ningún tipo de consecuencia36, sino que tendrán una serie de privilegios ajenos al
ciudadano de a pie.

Dentro de esta inmunidad judicial podemos diferenciar dos contextos: cuando el


juez se encuentra inmiscuido en calidad de acusado o cuando a éste simplemente se le
toma declaración.

En el primer lugar, cuando el juez es el acusado, “sólo podrán ser detenidos por orden
de juez competente o en caso de flagrante delito” (art. 398 LOPJ). El órgano

36 Eso tiene otro nombre: impunidad.

14
competente para dicha detención e instrucción (en el caso de que no sea por delito
fragante) se establece en la propia LOPJ:
• En el caso del que el detenido sea: el Presidente del Tribunal Supremo,
algún Magistrado del TS, el pte. De la AN, ptes. De sala de la AD, los
presidentes de los Tribunales Supremos de Justicia y el Fiscal General;
será la sala penal del Tribunal Supremo la competente para la detención
de dichos miembros del Poder Judicial.
• En el caso de: presidentes de sala del Tribunal Supremo y magistrados
del TS (en el caso de que sea el total o la mayoría de alguna sala); será
una sala especial para la ocasión, formada por: el pts TS, los ptes Sala
(que no estén acusados), el magistrado con más tiempo en el tribunal y el
magistrado con menos tempo de cada sala.
• En el caso de: jueces y magistrados de primera instancia o regionales;
será la sala penal del Tribunal Superior de Justicia de la comunidad
autónoma correspondiente.
En el caso de que el juez sea detenido por flagrante delito, se pondrá a disposición del
juez de instrucción más próximo en el mínimo tiempo posible; como flagrante delito se
entiendo como “situación fáctica en la que el delincuente es 'sorprendido' -visto
directamente o percibido de otro modo- en el momento de delinquir o en circunstancias
inmediatas a la perpetración del ilícito […] cuya evidencia del delito urge una rápida
intervención policial”37.

En el segundo lugar, en los artículos 399 y 400, tenemos la protección de los jueces
frente a las injerencias de cualquier tipo de autoridad: “las autoridades civiles y
militares se abstendrán de intimar38 a los jueces y magistrados y de citarlos para que
comparezcan a su presencia”(art. 399.1 LOPJ); es decir, “no están ligados a órdenes,
instrucciones o indicaciones de ningún otro poder público”39. Sin embargo esto no
impide que los jueces tengan que colaborar en todo lo posible con los demás poderes
públicos: en el caso que se pidan al juez datos no referentes a su condición
jurisdiccional, la autoridad debe solicitarlos por escrito, que recibirán en el despacho del

37 STC 341/1993
38 Coaccionar, obligar a tomar o adoptar una determinada conducta utilizando, si es necesario, la fuerza.
39 STC 37/2012

15
juez; y en el caso de que la colaboración sea “por razón del cargo jurisdiccional, se
prestará son tardanza, salvo que el acto a ejecutar no esté legalmente permitido o se
perjudique la competencia propia del juez o tribunal” (art. 399.2 LOPJ), en el caso de
denegar la colaboración se debe comunicar y justificar los motivos de esto.

Además, en el artículo 400, se señala el proceso de colaboración de un juez en una


causa penal: “cuando en la instrucción una causa penal fuere neceser al declaración de
un juez o magistrado, ésta pudiera prestarse legalmente, no podrá excusarse aquél de
hacerlo”. En el caso de negarse a declarar el juez, el artículo 414 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal establece que: si el juez se niega a recibir en su domicilio al
juez, dicho acto “se pondrá en conocimiento del Ministerio Fiscal para los efectos que
procedan”.

-La reserva de Ley Orgánica.

La Constitución Española establece en su artículo 122.1 que “la ley orgánica del
poder judicial determinará la constitución, funcionamiento gobierno de los Juzgados y
Tribunales”. De esta forma la creación, composición, funcionamiento y organización de
los órganos jurisdiccionales será materia exclusiva de una Ley Orgánica; así como “la
institución de los diferentes órdenes jurisdiccionales y la definición genérica de su
ámbito de conocimiento litigioso”40. Con esto se evita que el Poder Ejecutivo pueda
crear tribunales de excepción (prohibidos expresamente en el artículo 117.6 CE).

Además también se garantiza que el estatuto jurídico de los jueces y magistrados


también sea desarrollado por Ley orgánica. De esta forma se evita que el ejecutivo sea
el encargado de determinar cómo se accede a la función jurisdiccional, ni los derechos y
obligaciones de éstos; ya que de lo contrario sería una injerencia en la independencia
judicial total, los jueces y magistrados estarían completamente indefensos ante el Poder
Ejecutivo.

En el caso de que el ejecutivo, vía reglamento, modificara de algún modo la

40 STC 224/1993.

16
organización de los Tribunales, dicho reglamento sería completamente ilegal
(infringiendo además el principio de jerarquía normativa establecido en el artículo 9.3
CE). Y los jueces, cómo así lo establece el artículo 6 de la LOPJ, nunca aplicarían dicho
reglamento.

El hecho de que para dicha regulación sea necesaria la promulgación de Ley


Orgánica dice mucho sobre la importancia de dicha regulación. Dichas leyes se crearon
para conseguir el mayor apoyo de los Grupos Parlamentarios en los asuntos de vital
importancia; estos, así como se establece en el artículo 81.1 CE, serán “los relativos al
desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben
los Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general y las demás previstas en la
Constitución”. Ya que el procedimiento, así como se recoge en el artículo 81.2 de la CE
es especial: “exigirá mayoría absoluta del Congreso, en una votación final sobre el
conjunto del proyecto”.

-El autogobierno del poder judicial.

Las palabras de García Trevijano pueden ser muy útiles para comenzar este
apartado: “la completa independencia judicial respecto del poder ejecutivo y el poder
legislativo de la Nación, la determina el modo de ingresar en la carrera judicial, el
modo de financiarla y el modo de elegir al Presidente y a los miembros del Consejo de
Justicia”41. De esta forma, podemos diferenciar cuatro elementos esenciales: el acceso a
la carrera judicial, la financiación del poder judicial y la naturaleza de, en este caso, el
Consejo General del Poder Judicia42l; dependiendo de cómo sea éstos habrá o no
independencia del Poder Judicial.

En primer lugar vamos a desarrollar el acceso a la carrera judicial. Se


diferencian tres categorías en la Carrera Judicial: “juez, magistrado y magistrado del
Tribunal Supremo”. Siendo diferentes los métodos de acceso.

41 García Trevijano, A., Teoría pura de la República, Ediciones MCRC, Madrid, 2014, p.436.
42 También nos referiremos a éste con “CGPJ”.

17
En primer lugar, la categoría de juez, estará recogida en el artículo 301 de la LOPJ;
siendo “mediante la superación de oposición libre y de un curso teórico y práctico de
selección realizado en la Escuela Judicial”, cuyos requisitos para poder presentarse son
“ser español, mayor de edad y licenciado en Derecho, así como no estar incurso en
alguna de las causas de incapacidad” (art. 302 LOPJ). La convocatoria y gestión de las
oposiciones correrán a cargo de la Comisión de Selección; ésta estará compuesta por:
un vocal del CGPJ, un magistrado, un miembro de los órganos técnicos del CGPJ (estos
tres designados por el Pleno del CGPJ), dos Fiscales (elegidos por el Fiscal General del
Estado), el Director de la Escuela Judicial y un funcionario del Ministerio de Justicia
(elegido por el propio ministerio) (art. 305 LOPJ); las decisiones se tomarán por
mayoría, siendo en caso de empate el presidente quien decida (art. 305.3 LOPJ); sus
funciones básicas serán: elaborar el temario designar al Tribunal encargado de evaluar
las pruebas de ingreso a la Carrera Judicial (con la posterior aprobación del CGPJ y el
Ministerio de Justicia), designar el tribunal que se encargará de evaluar las pruebas de
acceso (art. 304 LOPJ) y todos aquellos trámites administrativos para el buen
funcionamiento de las pruebas de acceso. Posteriormente, se pasa a la Escuela Judicial,
donde se impartirán todos los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para poder
ejercer como juez.

En segundo lugar tenemos la categoría de magistrado. En este hay que diferenciar tres
formas de poder acceder a magistrado: por cada cuatro puestos vacantes de magistrados
(art. 311 LOPJ), dos se adjudicarán por ascenso de jueces, los que ocupen el mayor
puesto en el escalafón43; uno entre jueces también, pero esta vez por “medio de pruebas
selectivas en los órdenes jurisdiccionales civil y penal, y de especialización en los
órdenes contencioso-administrativo, social y mercantil”44; y otro por concurso45 entre
juristas de reconocida competencia y con más de diez años de ejercicio profesional;
además, se reservará un tercio de los puesto vacantes a los miembro del Cuerpo de

43 La naturaleza del escalafón se recoge en el Reglamento 2/2011 de la Carrera Judicial. En concreto en


los artículos 350-352; siendo en el artículo 351 donde se establezcan los datos (edad, años de
servicio, especialidad, etc) que determinarán el escalafón de cada juez.
44 Dichas pruebas se realizarán en la Escuela Judicial y “tenderán a apreciar el grado de capacidad y la
formación jurídica de los candidatos, así como sus conocimientos en las distintas ramas del
derecho” (art. 312 LOPJ); la ley no especifica nada sobre cómo apreciar ese “grado de capacidad y
formación jurídica”.
45 Será el CGPJ quien convoque el concurso y elabore sus bases (art. 313.1 LOPJ).

18
Secretarios Judicial46 de primera o segunda categoría.

Y en tercer lugar tenemos los magistrados del Tribunal Supremo. Éstos, serán elegidos
directamente por el Consejo General del Poder Judicial47 (art. 326 LOPJ). De cada cinco
magistrados, “cuatro se proveerán entre miembros de la Carrera Judicial con diez
años, al menos, de servicios en la categoría de Magistrado y no menos de quince en la
Carrera, y la quinta entre Abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida
competencia” (art. 343 LOPJ). El método de selección se recoge el Reglamento de los
Nombramientos Discrecionales48; en general se establece que el método de selección se
regirá por los principios de mérito y capacidad, siendo el Pleno del CGPJ quien elabore
las bases de la selección una vez que oferte las plazas (art. 12.3 RNomDis); será el
propio pleno del CGPJ (art. 17 RNomDis) quien haga la elección entre los aspirantes,
previa comparecencia de éstos ante una Comisión de Calificación (art. 16 RnomDis);
dicho método “no atribuye al órgano de decisión una especie de poder omnímodo a fin
de decidir como tenga por conveniente”, ya que existe el “oportuno control judicial”
para evitar cualquier tipo de desviación en relación a los principios de mérito y
capacidad49.

Una vez visto el acceso a la Carrera Judicial, proseguiremos nuestro análisis con
la financiación del Poder Judicial. Será el ejecutivo (Ministerio de Justicia) quien se
encargue de elaborar el presupuesto de la Administración de Justicia (salvo el del
CGPJ) con el apoyo y beneplácito del CGPJ. Es verdad, que se basará en las directrices
y recomendaciones de los organismos judiciales (lógicamente), pero sin cometer
ninguna ilegalidad el ejecutivo podría ahogar a diversos juzgados. Son imprescindibles
una serie de recursos materiales y personales. El juez o magistrado no ejercerá su
función jurisdiccional en su casa de manera solitaria; necesitará una serie de medios.
Por lo que la carencia de edificios, instrumentos, personal secretario, policía o
electricidad puede provocar el derrumbe de toda Justicia. Por ello no es muy

46 Éstos accedieron a la Carrera Judicial por una oposición convocada y gestionada por las
Comunidades Autónomas respectivas (art. 315 LOPJ).
47 Además de los Presidentes de las Audiencias, Tribunales Superiores de Justicia y Audiencia Nacional
y Presidentes de Sala del Tribunal Supremo (art. 326.2 LOPJ)
48 Reglamento número 1/2010, de 25 de febrero de 2010, que regula la provisión de plazas de
nombramiento discrecional en los órganos judiciales. A partir ahora aparecerá como RNomDis.
49 STC 235/2000.

19
recomendable la provisión de dichos recursos al órgano que menos interesado está de
una Justicia fuerte y sólida; es como si se dejase al cuidado del rebaño de ovejas al lobo
feroz.

Son muchas las voces que denuncian y acusan a la Administración busca y fomenta que
la Justicia sea lenta e ineficiente50. En los últimos años se ha recortado hasta un 10% del
presupuesto de la Justicia, traduciéndose esto en procesos muchos más largos.

Tras la financiación, sólo nos queda la composición del Consejo de Justicia, en


este caso el Consejo General del Poder Judicial. El CGPJ tiene unas importantes
funciones (art. 560 LOPJ), entre ellas podemos destacar: nombra al Presidente del
Tribunal Supremo; como hemos visto nombra a los Magistrados del Tribunal Supremo,
pero también puede hacer lo propio con Jueces y Magistrados; nombrar a dos
Magistrados del Tribunal Constitucional; resolver en materia de formación y
perfeccionamiento, provisión de destinos, ascensos, situaciones administrativas y
régimen disciplinario de Jueces y Magistrados; impartir instrucciones a los órganos de
gobierno de Juzgados y Tribunales en materias de la competencia de éstos; regular la
estructura y funcionamiento de la Escuela Judicial, así como nombrar a su Director y a
sus profesores; ejercer la potestad reglamentarios en múltiples materias (personal,
organización del CGPJ, el estatuto de Jueces y Magistrados); elaborar su propio
presupuesto; ayudar al Ministerio de Justicia a elaborar los sistema de racionalización,
organización y medición de trabajo; proponer el Ministerio medidas de refuerzo que
garanticen el buen funcionamiento de la Justicia; o elaborar informes sobre el estado de
la Administración de Justicia.

Comprobando sus funciones, cualquiera podría afirmar que la autonomía de dicho


Consejo se trata de una pieza vital para la independencia del Poder Judicial, ya que es
realmente quien decide todo lo importante (ascensos, reglamentos, sanciones,
financiación); sin embargo, cualquiera no lo ve, el TC sostiene que la independencia del
propio CGPJ no está garantizada constitucionalmente, ni tampoco que sea esencial para
la independencia del poder judicial. Dicho tribunal sostiene que este método de elección

50 Alejandro Nieto o García Trevijano serían dos de ellos.

20
impide la independencia del CGPJ respecto al poder político; sin embargo, para éste
esto no supone un vulneración de a independencia de los jueces y magistrados, ya que
lo importante es que los jueces y magistrados reciben los recursos necesarios para su
función, no si quien se los otorga es independiente o no de poder político.51

Cuando se dice que “los jueces y magistrados son los únicos titulares del Poder
Judicial”52 para justificar la dependencia del CGPJ se comete una grave equivocación.
Por un lado, al considerar a los jueces como titulares del Poder Judicial, de ¿qué poder
habla? De lo que son titulares los jueces es, como muy bien explica Trevijano 53, de la
“facultad” jurisdiccional. No goza del poder de juzgar, él se debe subordinar a la ley,
que es ésta quien le otorga la facultad de juzgar en base a ella misma; y además, ni
siquiera el juez tiene el poder de hacer ejecutar lo juzgado, ya lo hará el ejecutivo, sí, a
instancia del juez, pero lo hará el Poder Ejecutivo. La otra equivocación será considerar
que es posible la independencia del Poder Judicial sin un Consejo independiente; pero,
¿cómo se puede decir esto? Ya hemos visto las funciones vitales para la Administración
para la Justicia que se le establecen al CGPJ; pero además, sin un autogobierno que dé
fuerza, unidad y forma al Poder Judicial es imposible la independencia individual de los
jueces y magistrados, incluso la propia existencia del mismo Poder Judicial54.

La constitución recoge la composición del CGPJ: “estará integrado por el Presidente


del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por veinte miembros nombrados por el Rey
por un periodo de cinco años” (art. 122.3 CE). La constitución solamente establece que
ocho de estos veinte miembros serán elegidos por las Cortes (4 congreso, 4 senado); los
otros doce los deja para el desarrollo de una posterior Ley Orgánica.

Debido a la importancia de este órgano para el control del Poder Judicial, el


desarrollo por Ley Orgánica de dicho órgano es uno de los temas (con el del sistema
educativo) que más tinta y horas ha hecho desperdiciar a las Cortes. Ya que a cada
cambio de gobierno le ha acompañado una reforma de dicho órgano (sobretodo sus

51 SSTC 108/1986 y 238/2012.


52 Castillo Calvín, J.M., “La reforma del Consejo General del Poder Judicial”, Diario La Ley, 2013, Nº
8126, Sección: En Primera Persona, p.1.
53 García Trevijano, A., op. citada, pp. 434-436
54 Nieto, A., El desgobierno Judicial, Editorial Trotta, Madrid, 2005, p. 167.

21
competencias y método de composición). Además, con cada reforma, le sucedía su
pertinente recurso de anticonstitucionalidad.

Actualmente, el desarrollo del Consejo General del Poder Judicial lo


encontramos en la Ley Orgánica del Poder Judicial. A partir del 2013, con la reforma 55
de dicha ley56, se le dedica el Libro VIII de manera íntegra a dicho consejo. En los casi
cien artículos de dicho libro se detallarán las funciones, el método de selección, los
órganos y los procedimientos de dicho consejo.

La designación de los vocales se recoge en el artículo 567, éstos serán


designados por las Cortes Generales. Cada cámara elegirá, por mayoría de tres quintos,
a diez Vocales, cuatro entre juristas de reconocida competencia con más de quince años
de ejercicio en su profesión y seis correspondientes al turno judicial”. En dicho turno
judicial “podrán ser elegidos aquellos Jueces o Magistrados que no se encuentren en
servicio activo en la carrera judicial y que cuenten con más de quince años de
experiencia profesional”, siendo necesario presentar una solicitud para poder optar a
dicho turno judicial.

La concepción, anteriormente vista, del Tribunal Constitucional no se sustenta si


nos fijamos, por ejemplo, en el caso del magistrado Merino Barbero. El magistrado del
Tribunal Supremo se encargó de la instrucción de un trama de financiación ilegal del
PSOE que se destapó en en 1991. Aunque se supone que a los jueces y magistrados se
les deben garantizar todos los recursos posibles para sus funciones, el magistrado
Barbero vivió un auténtico suplicio en los más de tres años en los que estuvo al frente
del proceso instructor. El magistrado Barbero tuvo que esperar casi un año para que se
le asignó un secretario casi al año de llevar el caso. El despacho que se facilitó (a los
dos años de que comenzase la instrucción del caso) estaba en unas condiciones
paupérrimas “sin ventilación y poco más que oscuro”, llegando al extremo surrealista de
caerse el techo del mismo57.

55 LO 4/2013.
56 Para no perder la costumbre.
57 Entrevista del día 16/11/1997 en el periódico ABC.

22
2.2.-Independencia del juez frente a las partes y el objeto litigioso.

La imparcialidad está considerada como “la garantía fundamental de la


administración de la justicia en un Estado de Derecho”58. Por lo que en nuestro
ordenamiento jurídico (que se presupone en un contexto de Estado de Derecho) existen
una serie de prohibiciones e incompatibilidades con el ejercicio de la función
jurisdiccional con el fin de garantizar la imparcialidad del juez. Ahora trataremos otra
garantía de esa imparcialidad, pero en este caso de manera particular, para cada causa
litigiosa concreta.

Como ya hemos señalado la legitimidad de las resoluciones de un juez radica


principalmente en su imparcialidad y objetividad a la hora de interpretar y aplicar las
leyes, “una ausencia de vinculación o de relación del Juez con las partes o con el
objeto procesal”59. Debido a esta posición del juez, se considerará como “un tercero
neutral situado 'supra partes'”60, solamente sometido “exclusivamente al ordenamiento
jurídico como criterio de juicio”61. Siendo esta obligación de imparcialidad resumida en
dos reglas: el juez no puede ser parte en el proceso ni mantener relaciones (que puedan
impedir una decisión objetiva) previas con las partes implicadas62.

Debido a este aspecto, en el momento que un ciudadano considere que la


imparcialidad de un juez o magistrado, para el caso que a él le ocupa, no está
garantizada por cuestiones personales del juez, éste no aceptará la resolución del juez;
ya que “la confianza de los ciudadanos en dicha imparcialidad es necesaria para el
consentimiento de los ciudadanos a dicho poderes públicos”63. Produciéndose, de esta
forma, una pérdida de legitimidad en la función, y con ella la falta de garantías en las
libertades de los ciudadanos.

Nuestro ordenamiento jurídico se hace eco de la necesidad de esta garantía

58 STC 145/1988 y STEDH 115/2000


59 Gimeno Sendra, V., Introducción al Derecho Procesal, Colex, Madrid, 2007, p. 90.
60 Asencio Mellado, J.M., op. citada, p. 83.
61 STC 162/1999.
62 STC 4/2004.
63 STS 9436/1999.

23
procesal. Recogiendo en el Capítulo V del Título II del Libro III de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, se recogen los procesos de abstención y de recusación 64, a fin de
“asegurar esa imparcialidad […] que figura en las Leyes”65

En su artículo 219 recoge los motivos o causas por las que se incurre en la necesidad de
abstención y, si no se produce esta, de recusación. Dichas causas serían:
1. “El vínculo matrimonial y el parentesco por consanguinidad o afinidad dentro
del cuarto grado con las partes” o “vínculo matrimonial y el parentesco por
consanguinidad o afinidad dentro del segundo grado con el letrado o el
procurador de cualquiera de las partes”. Evidentemente, si un padre juzga a un
hijo, el primero nunca podrá ser objetivo e imparcial, por muy buen profesional
que sea; el amor paternal pesará desequilibrará la balanza.
2. “Ser o haber sido defensor judicial o integrante de los organismos tutelares de
cualquiera de las partes, o haber estado bajo el cuidado o tutela de alguna de
éstas”.
3. “Estar o haber sido denunciado o acusado por alguna de las partes como
responsable de algún delito o falta” o “haber sido sancionado
disciplinariamente en virtud de expediente incoado por denuncia o a iniciativa
de alguna de las partes”. Quizás el juez no sería muy imparcial con la persona
que le denunció.
4. “Haber sido defensor o representante de alguna de las partes”. Cabe la
posibilidad de que todavía “defendiese” a alguna de las partes.
5. “Ser o haber sido denunciante o acusador de cualquiera de las partes”.
6. “Tener pleito pendiente con alguna de éstas”.
7. “Amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes”. Esta en
concreto es de las más complicadas de demostrar; los abogados suelen tener
mucha imaginación cuando se recusa a un juez por esta razón66.
64 Este derecho del ciudadano puede utilizarse de manera abusiva, con el fin de alargar el proceso o
“librarse de una mosca cojonera”. Por ello se penalizará el uso inadecuado de este derecho.
65 STC 145/1988.
66 Hace pocos días apareció en prensa el caso de una recusación en la que que el juez tenía una amistas
íntima con el acusado. Se argüía que el juez había pinchado en “Me gusta” en una fotografía del
acusado en facebook. Finalmente se desestimó dicha recusación, ya que se consideró que de ningún
modo dicho hecho se podía considerar amistad íntima.
http://www.privacidadlogica.es/2015/01/07/pinchar-el-me-gusta-de-facebook-no-supone-causa-de-
revocacion-de-un-juez/ a 9 de febrero.

24
8. “Tener interés directo o indirecto en el pleito o causa”.
9. “Haber participado en la instrucción de la causa penal o haber resuelto el
pleito o causa en anterior instancia”. El mismo que te investiga no te puede
juzgar, ya que es poco probable que él mismo considere que su investigación no
es concluyente.67
10. “Ser o haber sido una de las partes subordinado del juez que deba resolver la
contienda litigiosa”.
11. “Haber ocupado cargo público, desempeñado empleo o ejercido profesión con
ocasión de los cuales haya participado directa o indirectamente en el asunto
objeto del pleito o causa o en otro relacionado con el mismo. ”
12. “El vínculo matrimonial o situación de hecho asimilable, o el parentesco dentro
del segundo grado de consanguinidad o afinidad, con el juez o magistrado que
hubiera dictado resolución o practicado actuación a valorar por vía de recurso
o en cualquier fase ulterior del proceso”
13. “Haber ocupado el juez o magistrado cargo público o administrativo con
ocasión del cual haya podido tener conocimiento del objeto del litigio y formar
criterio en detrimento de la debida imparcialidad. ”
Como podemos apreciar casi todas las causas se refieren a la posibilidad de si el juez ya
tenía relación anteriormente al caso con alguna de las partes o con el objeto de dicho
caso. Lo cual mermaría considerablemente su imparcialidad a lahora de jugar.
Recordemos la teoría de la justicia de Rawls comentada anteriormente.

Una vez que hemos señalados las causas que posibilitan la abstención y la
recusación vamos a hablar del procedimiento de cada una.

-Abstención.

En primer lugar hablaremos de la abstención. Hablaremos de abstención cuando


sea el propio juez quien se aparte del caso, en un gesto de responsabilidad ante el cargo;

67 Esto le hace uno pensar si el hecho de que un juez sea el encargado de la instrucción de un caso no
vulnere también las garantías procesales, ya que un juez (el juez encargado de juzgar) será bastante
reacio a contradecir a otro juez (el juez encargado de la instrucción). Por ello quizás sería más
conveniente que fuese el fiscal quien llevase a cabo la instrucción. Aunque tal y como está
organizado el Ministerio Fiscal en este país, sería peor el remedio que la enfermedad

25
considera él mismo que no podrá juzgar con imparcialidad y por ello decide no
continuar con el caso. Hay que señalar (aunque adelantemos acontecimientos, ya que el
tema de la responsabilidad disciplinara se tratará en el siguiente apartado) que el juez
que no se abstenga, cuando se dé alguna de las causas motivo de abstención, dicho juez
estará incurriendo en una falta muy grave. Se trata de un acto procesal declarativo (ya
que debe informar al órgano competente) y de voluntad (ya que intenta preservar la
imparcialidad del órgano judicial al que pertenece)68.

Una vez que el juez considera que incurre en una de las causa numeradas
anteriormente deberá comunicar su abstención “a la Sección o Sala de la que forme
parte o al órgano judicial al que corresponda la competencia funcional”. Presentándose
un escrito en el que se exponga los motivos de dicha abstención. EL órgano competente
tendrá un plazo de 10 días para resolver dicha abstención. (art. 221.1), en cuyo periodo
el proceso quedará suspendido en el momento de la solicitud de abstención (art. 221.2).

En el caso de que se denegase la abstención por falta de justificación, el juez


reanudará el proceso siguiendo al frente del mismo; sin que esto impida que las partes
puedan hacer uso de su derecho de recusación (art. 221.3). En el caso de que se
considere justificado la abstención del juez o magistrado, “el abstenido dictará auto
apartándose definitivamente del asunto y ordenando remitir las actuaciones al que
deba sustituirle” (art. 221.4); reanudándose el proceso cuando el sustituto se establezca
como juez en el proceso (art. 221.5); dicha sustitución deberá ser notificada a las partes,
señalando el nombre del nuevo juez o magistrado (art. 222).

En el caso de las preferentes tenemos varios casos de abstenciones. Sebastián


Sastre Papiol, magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo, solicitó su
abstención en el momento que dicha sala comenzó a tratar el tema de la preferentes; ya
que justificaba que había trabajado como asesor para La Caixa 69. Por su parte, la juez de
instrucción de Arenis de Mar hizo lo propio; sin embargo, esta vez era debido a que ella

68 Gimeno Sendra,V., op. citada, p. 90.


69 http://www.infolibre.es/noticias/economia/2013/04/26/un_magistrado_del_supremo_pide_abstenerse
_caso_preferentes_por_pasado_bancario_3028_1011.html a 9 de febrero.

26
misma se trataba de una de las afectadas por las preferentes de Bankia70.

-Recusación.

En segundo lugar tenemos la recusación del juez. En este caso no será el propio
juez quien solicite apartarse del caso, como sucedía en el ejemplo anterior. Sino que
serán las partes interesadas en el proceso o el Ministerio Fiscal (si se trata de un asunto
penal o de algún otro orden jurisdiccional que estén inmiscuidos en el caso menores de
edad) quienes soliciten dicho apartamiento del juez. Por tanto, la privación de la
posibilidad de ejercer la recusación “implica la restricción de una garantía esencial [..]
con el fin de salvaguardar la imparcialidad”71.

Esta recusación deberá presentarse “tan pronto como se tenga conocimiento de


la causa en que se funde” (art. 223.1); “'tan luego' como se tenga conocimiento de la
causa en que se funde, […] antes de que se dicte sentencia”72. Esta solicitud de
recusación se presentará por escrito, en la cual se deberá recoger de manera concreta,
clara y concisa la causa y los motivos por los que se pide la recusación del juez;
acompañando toda aquella prueba que demuestre la existencia de éstos; además de estar
firmada por el abogado y por el procurador que intervienen en el pleito (art. 223.2).
Dicha recusación se podrá presentar en contra de un magistrado de una sala, sin que los
restantes miembros sean recusados, “la lesión constitucional de la imparcialidad
resulta suficiente con que sólo uno de los Magistrados incurra en una causa de
recusación”73.

Una vez presentada la recusación se abrirá un plazo de tres días, para que
cualquier de las partes pueda adherirse, oponerse a tal o añadir otra causa de recusación
(art.223.3). El pleito del que está encargado el juez recusado se suspenderá, salvo
cuando es un asunto penal, donde se establecerá un sustituto (art. 225.4).

70 http://www.lavanguardia.com/local/maresme/20130929/54390170337/arenys-de-mar-juez-abstiene-
juzgar-caso-preferentes-afectada.html a 9 de febrero.
71 STC 229/2003.
72 STC 140/2004.
73 Ídem.

27
Tras la finalización de este plazo de tres días, el juez recusado tendrá que
pronunciarse al respecto (art. 223.3). Si acepta la causa de la recusación, “se resolverá
el incidente sin más trámites”; donde la sustitución del juez será igual que en el caso de
la abstención. Si rechaza la causa de la recusación se pasará al proceso de instrucción.

El órgano encargado de la instrucción del caso74 se pondrá al día del caso lo


antes posible, al que se le remitirán: el escrito de recusación (no admitiéndose a trámite
aquellas recusaciones que no supongan motivo de tal), toda la documentación adjunta
señalada en el artículo 223.2 y un informe del recusado en el que exponga su posición
frente a la recusación y por qué. El instructor abrirá un plazo de diez días, en el que
podrán requerir de toda prueba que necesite además de admitir alguna prueba (sólo
aquellas que considere válidas) a instancia de las partes en la recusación (recusación y
recusado). Tras esto el instructor remitirá toda la investigación al tribunal competente 75
para decidir la recusación; además de informar de la misma al Ministerio Fiscal, que, en
el plazo de tres días, debe enviar una informe sobre el caso de recusación al tribunal
competente. Dicho tribunal competente resolverá la recusación a los cinco días de que
se le remitiera el informe el Ministerio Fiscal76.77

En el caso de que se deniegue dicha recusación se devolverá al juez recusado al


pleito, informándole de todo cambio que se hubiera producido en éste (si se da el caso
de que no se suspendió); además se “condenará en las costas al recusante”. Llegando a
estar obligado a pagar una multa de 180 a 6.000 euros en el caso de que se estableciera
que actúo a mala fe.78

En el caso de que el órgano competente admitiera la recusación, el juez quedará


apartado definitivamente del pleito una vez que se realice el auto de recusación. Estando
al frente del pleito, hasta el final del mismo, el juez que le había sustituido en un primer

74 En el artículo 224 de la LOPJ encontramos, de manera detallada, los órganos competentes para la
instrucción de los casos de recusación dependiendo a qué órgano jurisdiccional pertenezca el juez o
magistrado.
75 Los tribunales competentes para la resolución de la recusación vienen recogidos en el artículo 227 de
la LOPJ.
76 En el caso de que no lo remita, el plazo seguirá iniciándose el mismo día.
77 Artículo 225 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
78 Artículo 228.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

28
momento.79

No habrá posibilidad de recurso ante la decisión sobre el incidente de recusación


del tribunal competente.

2.3.-La independencia del juez frente a la sociedad y los intereses del juez

Este apartado puede considerarse una continuación del siguiente ya que en él se


seguirá desarrollando el concepto de imparcialidad del juez. Tanto la independencia
económica, como las incompatibilidades como el alto nivel de comendamiento en
derecho buscan conseguir la imparcialidad del juez. En este caso, se intenta proteger al
juez de cualquier intromisión de su independencia por parte de uno o varios ciudadanos;
pero también evitar una características (intereses) personales del juez que afecten a la
objetividad del juez a la hora de tomar una resolución. El juez debe olvidarse
completamente de sus valores morales, el juez debe defender únicamente los valores
morales que desprenden el ordenamiento jurídico, enfrentándose no como él
personalmente lo haría a los hechos juzgados, sino como lo haría el propio
Ordenamiento Jurídico (si éste tuviera personalidad). El juez debe “cultivar un grado
de esquizofrenia […] que le permite preservar la cordura del sistema”80.

-Independencia económica.

La independencia económica de los jueces es vital para que éstos puedan ejercer
la función jurisdiccional sin perjuicio de que ningún ciudadano pueda corromper.

En este aspecto es interesante mencionar la teoría clásica republicana de la


libertad. Ésta sostiene que la libertad tiene dos vertientes, dos caras: la parte formal y la
parte material. La primera consistirá en el propio estado de derecho, nuestros derechos y
libertades estarán recogidos y desarrollados jurídicamente; además deberá garantizarse
la eficacia de esos derechos, poder recurrir a los tribunales si ocurre una violación de los
79 Artículo 228.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
80 Requejo Pagés, J.L., op. citada, p.81.

29
mimos. La segunda consiste en el concepto tratado: la independencia económica, es
decir, no depender (salvo de uno mismo y la naturaleza) de nadie para subsistir. Dos
citas de grandes pensadores pueden ser bastante ilustrativas: Rousseau sostiene que
nadie deberá ser tan rico para comprar a nade ni tan pobre como para tener la necesidad
de venderse81; Kant que sostiene que un trabajador será un mísero esclavo al depender
completamente de capitalista; o el atemporal Aristóteles, cuando habla de la naturaleza
del esclavo, en el sentido de que depende enteramente de su amo82.

Además, también se argumenta que si el trabajo de juez estuviera muy bien retribuido,
los grandes juristas no tendrían ya ninguna razón de peso para no entrar en la carrera
judicial. Aunque siempre dejando claro que deben predominar las aspiraciones
meramente juristas del juez; lo importante es estar cerca del derecho y defenderlo, no la
contraprestación económica (ésta es simplemente el empujoncito final para que se
decidan por optar a juez)83.

Extrapolando dichas teorías con el objeto en cuestión (la independencia


económica de los jueces y magistrados). Cobra una verdadera importancia garantizarla,
ya que si el juez no goza de cierta capacidad económica, éste podrá ser corrompido y
comprado fácilmente. Ya que la corrupción no saldrá por razones inmorales de avaricia
o codicia, sino por motivos de mera subsistencia. Sus acciones y decisiones estarán
completamente subordinadas a quienes le garanticen esas condiciones materiales.

Por ello se establece que el Estado84, mediante leyes (cuyo interés buscado es el
interés de todos), será el encargado de garantizar la independencia económica del juez o
magistrado85. Esta independencia económica se alcanzará “mediante una retribución
adecuada a la dignidad de la función jurisdiccional”.

Se establece en el artículo 402 que dicha retribución se inspirará en los “principios de

81 Rousseau, J.Q. El contrato Social


82 Aristóteles, Política, Alianza Editorial, Madrd, 2010, pp 50-57.
83 García Trevijano, op. citada, pp. 428-429.
84 El estado; la Administración; el Ejecutivo. Por ello uno puede pensar hasta qué punto puede ser
independiente si económicamente depende del poder ejecutivo. El dicho de “quien paga manda” pesa
mucho.
85 Artículo 402.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

30
objetividad, equidad, transparencia y estabilidad”. El importe total de dicha retribución
vendrá fijada “a la dedicación a la función jurisdiccional, a la categoría y al tiempo de
prestación de servicios”. Componiéndose de dos componentes: uno fijo, basándose en
la antigüedad, la categoría y una serie de complementos (de destino, responsabilidad,
formación, complejidad de la función, etc).

De media los jueces y magistrados españolas cobran alrededor de 47.000 euros anuales.
Por encima de la media europa (46.000), son los que más trabajan de la Unión Europea,
ya que, mientras en la UE hay una media de 21 jueces por cada 100.000 habitantes, en
España llega apenas a 10 jueces por cada 100.000 habitantes; así que tienen el doble de
trabajo. 86

Además de dichas retribuciones, el estado “también garantizará un régimen de


seguridad social”,que, además de proteger a los jueces y magistrados, protegerá “a sus
familiares durante el servicio activo y la jubilación” (art-402.2 LOPJ).

-El régimen de incompatibilidades del juez.

La constitución Española establece en su artículo 127 el contexto normativo de


unas incompatibilidades. Ya sea mencionándolas directamente (127.1) o estableciendo
que el régimen de incompatibilidades un posterior desarrollo normativo (127.2).

Con ello se busca garantizar la objetividad del juez y su dedicación exclusiva al


cargo jurisdiccional.

Las incompatibilidades, como establece la constitución, vienen recogidas en la


Ley Orgánica del Poder Judicial. Desde el artículo 389 hasta el artículo 394. Estas
incompatibilidades, aunque no están así especificadas en la ley, se puedes dividir en tres
tipos: las que se refieren al ejercicio de otros cargos o empleos, las que se refieren a su
capacidad jurisdiccional y las que se refieren a su libertad de expresión87.

86 http://www.publico.es/espana/jueces-espanoles-cobran-500-euros.html a 10 de febrero.
87 Ortells Ramos, M., Juan Sánchez, R y Cámara Ruiz, Juan, op. citada, p. 104.

31
En primer lugar tendríamos las incompatibilidades referentes al ejercicio por
parte del juez de otros cargos o empleos, además de la función jurisdiccional. Se
recogen en el artículo 389 LOPJ y podemos englobarlas en tres grupos, basándonos a
los principios que responden88. 1) Primero tenemos “el ejercicio de cualquier otra
jurisdicción ajena a la del Poder Judicial” (art. 389.1), se desprende de la propia
función jurisdiccional. 2) Segundo nos encontramos con “cualquier cargo de elección
popular o designación política del estado, CCAA, provincias y demás órganos locales”
(art. 389.2) o “empleos o cargos retribuidos por la Administración estatal, las cortes, la
Casa Real, CCAA, provincias, entes locales o cualquier empresa pública” (art. 389.3);
éstas responden al principio de separación de poderes, ya que se prohíbe que un juez
pueda legislar o administrar dinero público. 3) Y tercero, “los empleos de todas clases
en los tribunales y juzgados de cualquier orden jurisdiccional” (art. 389.4), “todo
empleo retribuido salvo la docencia o investigación jurídica, así como la producción y
creación literaria, artística , científica y técnica derivadas de ella” (art. 389.5), “el
ejercicio de toda actividad mercantil” (art. 389.8), así como “el asesoramiento
jurídico” (art. 389.7) y “el ejercicio de la Abogacía y de la Procuraduría” (art. 389.6);
buscarán garantizar la imparcialidad judicial, ya que, se supone que cualquier empleo
que desempeñe el juez aparte de su propia función jurisdiccional, inculcarían unos
intereses personales que influirían en las decisiones del juez, tomando éste resoluciones
injustas89.

Además se establece que cuando una persona es nombrada juez cuando ostenta algunos
de los cargos o empleos que se recogieron anteriormente, ésta deberá renunciar a dicho
cargo o empleo en el periodo de ocho días. En el caso de que no lo haga se considera
que ha renunciado a su nombramiento como juez90.

En segundo lugar nos encontramos las incompatibilidades referidas al ejercicio


de la facultad jurisdiccional. Se recogen en los artículos 391, 392 y 393 de la LOPJ, con
el fin de evitar que un juez pueda “ejercer su potestad jurisdiccional en el ámbito de un

88 Vacas García-Alós, L., Martín Martín, G., Comentarios a la Ley Orgánica del Poder Judicial,
Thomson-Aranzadi, Pamplona, 2008, Volumen II pp. 953-954.
89 Tomándose como justo lo que viene establecido en la ley.
90 Artículo 390 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

32
juzgado o tribunal cuando también ejerza esa potestad o haya intervenido en una fase
previa un familiar”91. Dichas incompatibilidades ocurren si dichos familiares92:
1. Pertenecen a la misma Sala de Justicia o Audiencia Provincial.
2. Pertenecen a una misma sala de gobierno.
3. Dictaron la resolución objeto del recurso que se encarga el juez.
4. Son juez de instrucción y juez unipersonal del mismo proceso penal.
5. Ejercen habitualmente como abogado o procurador en el mismo juzgado
que esté destinado el juez.
6. Cuando en el territorio de competencia de la Audiencia Provincial
residan éstos, pudiendo perturbar la imparcialidad del juez93.
En los casos tercero y cuarto, el juez estará obligado a abstenerse de intervenir
en el proceso. Cuya negativa a hacerlo puede acarrear sanción disciplinaria.

En tercer lugar nos encontramos con las incompatibilidades referentes a la


libertad de expresión de los jueces. Es la única incompatibilidad que se recoge
expresamente en la Constitución Española (art. 127.1). Dichos artículos buscan proteger
el “prestigio” de la institución, la legitimidad de sus resoluciones, ya que (como hemos
mencionado anteriormente) se basan en la imparcialidad; “no puede tener opinión
(pública) porque su poder de decisión define y determina el ámbito de todo lo
público”94. Digo esto, porque en teoría lo que se busca es la objetividad del juez, sin
embargo estas medidas son totalmente ineficaces: que una persona no pueda expresar
una determinada opinión o sistema de valores no significa que no la tenga; aunque el
TC se ha mostrado bastante indulgente al respecto, ya que considera que la libertad
ideológica está por encima de ese “prestigio”, siempre y cuando no se consiga
relacionar justificadamente (la recusación) la falta de objetividad con esa ideología 95.
Dichas medidas serían las recogidas en los artículos 395 y 396 de la LOPJ: los jueces o
magistrados no podrán “pertenecer a partidos políticos o sindicatos o tener empleo al
91 Ortells Ramos, M., Juan Sánchez, R y Cámara Ruiz, Juan, Derecho Procesal Introducción, Edisofer
S.L, Madrid, 2006 pp. 104.
92 Entendiéndose familiares, como aquellos que tengan una afinidad al juez de hasta el segundo grado
de consanguinidad o de tratarse de su cónyuge.
93 En el caso de que el nombramiento de un juez para un destino suponga alguna de las dos
incompatibilidades anteriores, “quedará el mismo sin efecto y se destinará con carácter forzoso”.
Artículo 394 LOPJ.
94 Requejo Pagés, J.L., op. citada, p.91.
95 STC 162/1999.

33
servicio público”96; no podrán “dirigir a los poderes, autoridades y funcionarios
públicos o Corporaciones oficiales felicitaciones o censuras por sus actos”; tampoco
asistir “en su calidad de miembros del Poder Judicial, a cualesquiera actos o reuniones
públicos que no tengan carácter judicial”97; en los procesos electorales sólo podrán
“emitir su voto personal”; y, además, “no podrán revelar los hechos o noticias
referentes a personas físicas o jurídicas de los que hayan tenido conocimiento en el
ejercicio de sus funciones”

Por último hay que señalar el procedimiento, recogido en el artículo 397, de


reconocimiento o denegación de compatibilidades a los jueces. Dicha competencia para
desestimar o aceptar las compatibilidades de los jueces será el órgano de gobierno del
Poder Judicial: el Consejo General del Poder Judicial.

Dicho Consejo tomará una resolución en base al “informe del Servicio de Inspección y
del Presidente del correspondiente Tribunal o Audiencia”. El CGPJ basará su
resolución en diversas normas: el ejercicio de la docencia y la investigación jurídica se
podrá contabilizar con el ejercicio del cargo, pudiéndose en la educación privada
siempre que sea en tiempo parcial; sólo se aprobarán compatibilidades que se puedan
desarrollar a partir de las quince horas; dicha actividad compatible no podrá interferir en
la desatención de los deberes judiciales ni los plazos, ni en su independencia o
imparcialidad judicial; las compatibilidades tendrán un plazo estipulado, que al
cumplirse ésta caducará. Dichas resoluciones podrán ser recurridas vía contenciosa-
administrativa.98

-Alto conocimiento en derecho.

Otro importante aspecto a tener en cuenta en lo referente a la independencia del


juez frente a la sociedad serían los altos conocimientos en derecho. El artículo 302 de la

96 Un caso bastante curioso sería la figura de Baltasar Garzón: de azote del PSOE, a número dos del
mismo; para acabar de nuevo como magistrado de la Audiencia Nacional. Y todo esto en apenas un
par de años. Al final no acabaría del todo bien su carrera judicial.
97 Ejemplo paradigmático sería la separación del juez Santiago Vidal de la carrera judicial por participar
en una “Constitución” catalana. http://www.economiadigital.es/es/notices/2015/01/la-fiscalia-
reclama-la-expulsion-del-juez-santiago-vidal-65532.php a 7 de febrero.
98 STS Pleno (10203/1988) y STS (5283/1996)

34
Ley Orgánica del Poder Judicial establece que “para concurrir a la oposición libre de
acceso a la escuela judicial se requiere ser español, mayor de edad y licenciado en
Derecho, así como no estar incurso en alguna de las causas de incapacidad que
establece la ley”. Además los jueces, en dicha oposición, deben acreditar un alto
conocimiento jurídico. Sin olvidar que éstos deben actualizar sus conocimientos en el
Derecho, ya que continuamente se promulgan nuevas leyes.

Se sostiene que los jueces deben convertirse en auténticos hermeneutas. Ya que deben
extraer el significado de los textos legales de una manera fehaciente y real. Deben
aplicar las leyes generales a las situación particulares, de la manera más cercana que lo
habría hecho los mismos legisladores. Es un “constructor que enlaza dos mundos, el
abstracto de la ley y el concreto de la relación litigiosa; y dos tiempos, el de la
promulgación de la ley y el de su aplicación en la sentencia”99.

De esta forma se garantiza (o al menos se favorece) que en el juicio el que más sepa de
derecho sea el que posea la capacidad jurisdiccional; consiguiendo de esta forma que
sea imposible engañar a un juez. Además de conseguir la mejor aplicación de la ley al
caso concreto.

-Los medios de comunicación.

Como se sabe, los medios de comunicación actualmente tienen un papel


protagonista en los regímenes políticos (por algo se les denominó a principios del siglo
XX como el “cuarto poder”). Aunque se les presupone simplemente la opinión
publicada, en realidad son los que forman la opinión pública; ya sea para bien o para
mal, prácticamente todas las opiniones tienen su origen en los medios.

Está claro, que una prensa plural y sin censuras es un elemento esencial para un
sistema democrático. Sin embargo, en ocasiones (y lamentablemente cada vez en más)
dichas publicaciones ponen en peligro la imparcialidad del juez a la hora de tomar una
decisión judicial; y con ello la falta de garantías de las partes en el proceso.

99 García Trevijano, obra citada, pp 425-426.

35
Podemos diferenciar tres tipos de actuaciones de los medios que gravan la
imparcialidad del juez: el acceso de los medios a información sobre los asuntos
judiciales; la publicación perjudicial de los hechos investigados durante la vigencia del
proceso; y las críticas y presiones a los intervinientes (jueces, testigos, partes, jurado,
abogados, etc) en los procesos con incidencia en la su libertad de actuación100.

Nos centraremos solamente en la tercera, ya que es la más relacionada con la


imparcialidad del juez. Las dos primeras, en principio, serán perfectamente legitimas,
ya que según el principio de publicidad de las actuaciones de las actuaciones judiciales
(art. 120 CE) “implica que éstos sean conocidos más allá del círculo de los presentes en
los mismos, pudiendo tener una proyección general”101; considerándose dicha
publicidad, así como un derecho del proceso, una garantía de todos los ciudadanos para
evitar una justicia arbitraria y secreta 102. Sin embargo, el proceso de instrucción se
mantendrá en secreto hasta que comience el juicio oral (art. 301 Ley de Enjuiciamiento
Criminal); por lo que cualquier revelación de hechos relacionados con procesos bajo
secreto de sumario serán ilícitas. Se puede dar el caso, de que los medios de
comunicación lleven toda una investigación propia, paralela al proceso judicial;
llegando a estorbar el normal cauce del proceso, incluso “condenando” al acusado
mediáticamente previamente al juicio.

Ejemplos hay miles, pero en concreto vamos a comentar dos ejemplos


paradigmáticos sobre la peligrosidad de estos juicios “paralelos”.

En primer lugar tenemos el caso del periódico ABC, el cual en su portada del día 28 de
noviembre de 2009 ponía a toda página una fotografía de un muchacho, la cual se había
captado de tal forma que tuviera una cara prácticamente diabólica; dicha foto tenía por
título: “La mirada del asesino de una niña de tres años. Tenerife llora la muerte de
Aitana, que no superó las quemaduras y los golpes propinados por el novio de su

100 Valldecabres Ortiz, Mª I., Imparcialidad del Juez y medios de comunicación, Tirant lo Blanch,
Aldaia, 2004, p. 232.
101 STC 30/1982.
102 STC 65/1992.

36
madre”. Si uno lee esto supone que este malnacido ya está entre rejas; sin embargo, no
era así, este muchacho no había ni pasado a disposición judicial. Bueno, diremos:
“seguro que de verdad la asesinó, estarían apunto de demostrarlo; ningún medio de
comunicación sería tan banal ni carroñero”. Pues si lo hubiéramos dicho nos
habríamos equivocado estrepitosamente, ya que este muchacho fue absuelto a los dos
días de la publicación de dicha portada (la niña murió por un coágulo de sangre) 103. Y
ahí quedo el tema, una pequeña rectificación en una pequeña columnita y a seguir
vertiendo mentiras y juzgando a las personas; porque claro, es la prensa; la bendita
prensa; la repulsiva prensa.

Otro ejemplo igual de repugnante e indignante es el caso Wanninkonf. Se trata del


asesinato de Rocío Wanninkonf, una joven de 19 años, a finales de 1999. En un
principio estaba desaparecida, hasta que al mes de la búsqueda aparece el cadáver. La
investigación de la Guardia Civil se difundió de manera considerable en la prensa; era el
tema del momento, el caso Wanninkof. En un primer momento se sospecho del novio;
pero posteriormente se centraron en la figura de María Dolores Vázquez; ésta que fue la
la compañera sentimental de la madre de Rocío, fue víctima de un juicio paralelo en la
prensa: ella ya era culpable sin haberse iniciado el juicio, se le catalogó de “mente fría y
calculadora sin escrúpulos”. Finalmente se detuvo a Dolores Vázquez como sospechosa
y pasó a prisión preventiva. Una vez en el juicio, el Fiscal acuso de asesinato de Rocío
Wannninkonf a Dolores Vázquez en base a simples conjeturas, sin pruebas de peso.
Como era de esperar, el jurado popular la declaró culpable y fue condenada a 15 años de
prisión. Sin embargo a los dos años de entrar en prisión (2003), se comprobó que el
ADN del asesino de una muchacha, que había sido asesinada recientemente, coincidía
con el encontrado en una colilla de la escena del crimen; este nuevo hecho dió un
vuelco al caso, ya que se absolvió a Dolores Vázquez. Pero, ¿quién le devuelve esos dos
años de vida y todas las penalidades que ha tenido que pasar esa señora?

En el tercer grupo de las injerencias de los medios de comunicación nos vamos a


centrar en la figura más importante: el juez. Como vemos diariamente, los medios de
comunicación valoran las decisiones de los jueces; pero, lamentablemente, no desde una

103 https://eldescodificador.wordpress.com/2009/11/30/la-mirada-del-asesino/ a 10 de enero.

37
perspectiva técnica (explicando jurídicamente que una resolución es injusta o justa),
sino que lo hacen de una manera vulgar, recurriendo en muchas ocasiones a
descalificaciones hacia su persona (llegando incluso al insulto). No se diferencia una
permisiva o restrictiva interpretación de la ley; como apunta el gran jurista Alejandro
Nieto: se diferencian jueces “reaccionarios” o jueces “progresistas”104.

Dichas críticas (que pueden ser tanto ataques, como alabanzas) buscan influir
directamente en los jueces. Por ello, los jueces suelen estar sometidos a un bombardeo
mediático durante todo el proceso, especialmente en los momentos en los que se deben
tomar las decisiones importantes: “medidas cautelares personales o patrimoniales, la
resolución sobre la imputación formal, la de abrir juicio oral, la condena o absolución y
la revocación o confirmación de tal decisión”105. Llegando a producirse campañas
organizadas con el único fin de influenciar al juez.

El Tribunal Constitucional ha sido bastante permisivo con estos hechos. Considera


producto de la libertad de expresión toda crítica u opinión sobre los jueces y
magistrados fuera del proceso, incluso si ésta dudase de la profesionalidad del juez 106; a
no ser que les descalifiquen de manera vejatoria, que serán consideradas injurias (como
a todo ciudadano español)107. Es interesante la doctrina del TC en este aspecto, ya que,
mientras reconoce el riesgo de dichas críticas y juicios paralelos para el funcionamiento
“regular de la administración de Justicia”, las justifican y legitiman en base al principio
de publicidad de las resoluciones judiciales; pudiendo de esta forma pasar por
“información concerniente a los asuntos llevados ante los Tribunales” todo intento
mediático de influir en las decisiones judiciales108.

De esta forma podemos comprobar como se llega a insultar a los jueces con total
impunidad. Uno de los casos más característicos sería el del magistrado Merino

104 Nieto, A. op. citada, p. 154.


105 Valldecabres Ortiz, Mª I., op. citada, p. 272.
106 STC 173/1995.
107 STC 40/1992.
108 STC 195/1991.

38
Barbero109, cuando se encargó de la instrucción del caso Filesa 110; le llamaron de todo al
pobre hombre: sectario, loco, viejo, incluso lo llegaron a comparar con ETA 111; ningún
órgano de gobierno del Poder Judicial le protegió, más bien al contrario, ya que CGPJ le
rechazó expresamente su ayuda112. Un caso más actual sería el de la juez Alaya que
lleva a cabo la instrucción del caso de los ERES en Andalucía 113; esta señora ha sufrido
una campaña de desprestigio brutal del PSOE y los Sindicatos: desde insinuar que se
vestía como una prostituta, pasando por dudar el propio gobierno andaluz de su
imparcialidad, hasta llegar a increparla a la entrada del juzgado con gritos de “fea” y de
“franquista”114; ha sido una campaña vergonzosa, pero lo es más todavía que no se
hayan iniciado diligencias contra esos salvajes.

2.4.-Independencia del poder judicial frente a los órganos superiores.

En esta ocasión vamos a tratar la independencia de los jueces en el propio Poder


Judicial, es decir, cómo de independientes o dependientes son los jueces o magistrados
de los órganos de gobierno del Poder Judicial. Es lo que se denomina como
independencia interna. Con ésta se consigue evitar que el Poder Judicial sea un mero
grupo de funcionarios de carrera, con un alto grado de jerarquización.

Como hemos visto anteriormente el órgano de gobierno es el Consejo General


del Poder Judicial, así estudiaremos cómo de independientes son los jueces o
magistrados de dicho consejo.

El artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial es tajante al respecto: “los


Jueces y Magistrados son independientes respecto a todos los órganos judiciales y de
gobierno del Poder Judicial”, prohibiendo tajantemente que puedan “los Jueces y
Tribunales corregir la aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico hecha por

109 http://www.extremaduraprogresista.com/red/37-redaccion-insurgente/4610-marino-barbero-santos-in-
memorian-el-jurista-y-el-patan a 28 de noviembre.
110 Una trama de financiación ilegal del Partido Socialista Obrero Español destapada en 1992.
111 http://elpais.com/diario/1993/05/14/espana/737330409_850215.html a 28 de noviembre.
112 http://elpais.com/diario/1995/05/17/espana/800661623_850215.html a 28 de noviembre.
113 Se trata de un caso de corrupción en el PSOE y los sindicatos sobre cursos falsos y subvenciones
fraudulentas.
114 http://sevilla.abc.es/andalucia/20131010/sevi-escrache-juez-alaya-201310101716.html a 8 de febrero.

39
sus inferiores en el orden jerárquico judicial115“ ni tampoco que pueda “ el Consejo
General del Poder Judicial dictar instrucciones dirigidas a sus inferiores, sobre la
aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico que lleven a cabo en el ejercicio
de su función jurisdiccional”. De esta forma se establece realmente una ajerarquización
en el Poder Judicial, ya que se entiende que la única razón de la existencia de tribunales
superiores (Tribunales Superiores de Justicia o Audiencias, provinciales o nacional) es
garantizar al ciudadano el derecho a recurrir una resolución emitida por un juez en un
primer momento, lo que supone una mayor protección judicial.

Sin embargo, tal y como señala Alejandro Nieto116, nos encontramos con un tema
interesante. La doctrina del Tribuna Supremo establece que: “la resolución del órgano
jurisdiccional superior se impone a la dictada por el inferior, no estando permitido a
este último revisar, ignorar o dejar de cumplir de cualquier otra forma esa última
resolución dictada por la vía del recurso”117; por lo que la independencia funcional del
juez no estará sometida únicamente al imperio de la ley, también lo estará a las
resoluciones de los órganos superiores; en palabras del Tribunal Constitucional: “la
doctrina legal del Tribunal Supremo tendrá valor complementario al ordenamiento
jurídico”118 . Aunque claro, la otra alternativa es la inexistencia de recursos; lo cual sería
idóneo si los jueces fuesen una especie de dioses omniscientes, pero como los jueces
son humanos y erran, es preferible mantener dicho derecho de recurso.

Como principio esencial de esta independencia frente al Consejo General del


Poder Judicial tenemos: la inamovilidad.

-La inamovilidad.

Principio básico de la independencia judicial, se trata de su “garantía


principal”119, la cual “le permite actuar con imparcialidad”120. Si un juez o magistrado

115 Salvo que sea por motivo de recurso.


116 Nieto, A., op. citada, p. 167.
117 STS Sala de lo Contencioso-Administrativo 1963/2002.
118 STC 37/2012.
119 STC 108/1986.
120 STC 102/2004.

40
no tiene garantizada su permanencia en el cargo y ésta depende del arbitrio del órgano
de gobierno, el juez o magistrado no podrá ejercer su función jurisdiccional con la
independencia necesaria. Lo mismo ocurre si dicho juez o magistrado es apartado de un
caso de manera completamente arbitraria, ya que dicho proceso no gozaría de todas las
garantías necesaria, encontrándose de esta forma en una situación de indefensión.

La importancia de la inamovilidad no se pasó por alto a la hora de redactar la


Constitución Española de 1978. No se pospuso para una ley posterior la inclusión de
dicho principio en el ordenamiento (como puede ser el principio de independencia
económica o el de inmunidad judicial), sino que se recogió expresamente en el artículo
117.1 de la Constitución Española121.

Posteriormente, mediante la LOPJ, nos encontramos con el desarrollo de dicho


principio. Pudiendo definir la inamovilidad como la imposibilidad de que los jueces o
magistrados puedan “ser separados, suspendidos, trasladados y jubilados; sino por
algunas de las causa prevista en la ley”122 o, en palabras del Tribunal Constitucional:
“nombrado un Juez o Magistrado conforme a su estatuto legal no puede ser removido
del cargo sino en virtud de causas razonables tasadas o limitadas y previamente
determinadas”123. Las causas que justifican dichas acciones vienen recogidas en los
artículos 379-386 de la LOPJ.

En primer lugar, veremos los casos de separación, es decir, las causas por las que
los jueces o magistrados perderán su condición como tal124:
 “Por renuncia a la Carrera Judicial”. Cuando el juez o magistrado
renunciase a su condición como tal de manera voluntaria. Dicho artículo
también recoge que la negativa a prestar juramento (art. 322) o no hacer
posesión del cargo en el plazo establecido (357.3) se considerará también
que ha renunciado a dicha condición. Éste fue el caso del magistrado

121 “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados
integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al
imperio de la ley”.
122 Ortells Ramos, M., Juan Sánchez, R. y Cámara Ruiz, J., op. citada, p. 103.
123 STC 204/1994.
124 Artículo 379 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

41
Merino Barbero, fue tal la presión que sufrió 125 cuando llevaba a cabo la
instrucción del caso Filesa que decidió renunciar a la carrera judicial126.
 “ Por la pérdida de la nacionalidad española” en base a los artículos 24
a 26 del Código Civil.
 “En virtud de sanción disciplinaria de separación de la Carrera
Judicial”. Los jueces están sujetos a una responsabilidad disciplinaria,
así que en el caso de cometer algún falta muy grave, debido a la
naturaleza dolosa para la institución, pueda suponer la separación de la
Carrera Judicial. Como ejemplo tenemos a Adelina Entrena, juez del
Penal número 1 de Motril; ya que la juez Entrena se “olvidó” de poner en
libertad a tres presos que ella misma había absuelto: dos estuvieron 35 y
38 días de más, sin embargo el tercero estuvo 437 días127.
 “Por la condena a pena privativa de libertad por razón de delito
doloso”. Para proteger el prestigio de la institución, todo aquel juez o
magistrado que ponga un pie en la cárcel perderá su condición de tal ipso
facto. Es inconcebible que el sujeto encargado de velar por el
cumplimiento de la ley no las cumpla
 “Por haber incurrido en alguna de las causas de incapacidad”. Siendo
el CGPJ, de oficio, o el Ministerio Fiscal a instancia de parte quienes
puedan iniciar un expediente de inhabilitación por incapacidad
permanente128.
 “Por jubilación”.
Asimismo, todo juez o magistrado que haya perdido su condición de juez podrá
solicitar al CGPJ su rehabilitación para el ejercicio del cargo. Siempre y cuando la
causa de la inhabilitación hubiese desaparecido. Si la solicitud recibe una respuesta
negativa a la rehabilitación, ya no se podrá presentar ninguna otra solicitud.129

En segundo lugar, tenemos los casos de suspensión, donde el juez será privado
de sus funciones jurisdiccionales. El juez será inhabilitado para un determinado periodo
125 http://elpais.com/diario/1995/05/17/espana/800661623_850215.html a 28 de noviembre.
126 http://elpais.com/diario/1995/08/01/espana/807228008_850215.html a 28 de noviembre.
127 http://www.rtve.es/noticias/20100309/jueces-juzgados/323005.shtml a 8 de febrero.
128 Artículo 387.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
129 Artículos 380 y 381 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

42
de tiempo, dependiendo de la causa de la suspensión. Establecidas en el artículo 383
LOPJ, las causas de suspensión de un juez serán: cuando se haya procedido contra él
“por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones”; “cuando por cualquier otro
delito doloso se hubiere dictado contra ellos auto de prisión, de libertad bajo fianza o
de procesamiento”; “cuando se decretare en expediente disciplinario o de incapacidad”
contra él; o cuando una sentencia firme condenatoria establezca como pena la
inhabilitación durante un periodo de tiempo en sus funciones jurisdiccionales.

Posteriormente, en el artículo 384, se recoge el proceso de suspensión y el


periodo de tiempo de éste.
En el caso de los procesamientos (la primera y segunda causa) será el juez o tribunal
encargado de la causa quien informará de dicho proceso al Consejo General del Poder
Judicial, siendo éste (tras reunirse con el Ministerio Fiscal) quien hará efectiva la
suspensión. Dicha suspensión se prolongará hasta que se establezca la absolución o se
presente un auto de sobreseimiento130.

En el caso de suspensión por expediente disciplinario será, evidentemente, el propio


CGPJ quien inicia dicha suspensión. Y en el último caso será el tribunal quien remita la
sentencia al CGPJ. En estos dos casos el periodo de la suspensión vendrá expresamente
establecido en el expediente o en la sentencia.

Un ejemplo reciente de la suspensión de un juez lo encontramos a principios del año


pasado: cuando el juez Elpidio Silva, juez de instrucción nº9 de Madrid, es suspendido
provisionalmente por el CGPJ. Esta suspensión se debe porque el Ministerio Fiscal
había iniciado un proceso penal contra él “por delitos cometidos en el ejercicio de sus
funciones”131; en concreto le acusó de: prevaricación, detención ilegal y retardo
malicioso de la justicia132. Delitos muy graves que finalmente le supuso la inhabilitación
de 17 años para ejercer133 (con el voto discrepante de uno de los magistrados de la

130 Si finalmente se declara culpable al juez o magistrado supondría, como hemos visto anteriormente, la
pérdida de la condición de juez.
131 http://www.lavanguardia.com/vida/20140204/54399903304/el-cgpj-suspende-cautelarmente-de-sus-
funciones-al-juez-elpidio-silva.html a 2 de diciembre.
132 http://economia.elpais.com/economia/2013/07/19/actualidad/1374229177_535149.html a 2 de
diciembre.
133 http://www.eldiario.es/politica/Silva_0_311119255.html a 2 de diciembre

43
Audiencia de Madrid134). Este proceso tuvo mucha polémica, ya que todo el proceso se
produjo en un tiempo récord (apenas seis meses) y, sobre todo, una vez que decretó
prisión preventiva a Miguel Blesa135.

En tercer lugar, los casos de traslado del juez. Podemos diferenciar los traslados
forzosos y los traslados voluntarios.

Por un lado el traslado forzoso lo encontramos en el artículo 420.1, donde se cataloga


como sanción disciplinaria para Jueces y Magistrados. Se producirá cuando algún juez
cometa alguna falta grave o muy grave. Dicho traslado forzoso será a un “Juzgado o
Tribunal con sede separada, al menos, en cien kilómetros de aquella en que estuviera
destinado”; también será válido el traslado a una Sección del mismo tribunal que se
sitúe a más de cien kilómetros de la que pertenecía en el momento de la sanción 136.
Además el juez que haya sido trasladado no podrá “concursar en el plazo de uno a tres
años”. Tanta el lugar del nuevo destino y el tiempo que se le impide concursar al juez
debe quedar reflejado en la misma resolución, la cual finalizará el procedimiento.

Por otro lado el traslado voluntario como su propio nombre indicia será a instancia del
propio juez. Para que se dé la posibilidad de traslado para el juez o magistrados deberá
el CGPJ convocar el número de plazas cuyo destino sea posible su traslado. Si se da el
caso de que dos o más jueces o magistrados solicitan el traslado al mismo destino, se le
adjudicará la plaza al de mayor escalafón.

Y en cuarto lugar, los casos por jubilación. La jubilación de los jueces y


magistrados se producirá “por edad” o “por incapacidad permanente para el ejercicio
de sus funciones”(art. 385).

La jubilación por edad se recoge en el artículo 386. En dicho artículo se


diferencia la jubilación forzosa o voluntaria. La primera será a la edad de 70 años y la
segunda a los 65 años. El órgano competente para disponer la jubilación de los jueces

134 STSJM Sala de lo Civil y Penal 18/2014.


135 http://www.elmundo.es/elmundo/2013/05/16/economia/1368700490.html a 2 de diciembre.
136 Vacas García-Alós, L., Martín Martín, G., op. citada, Volumen II p. 1039.

44
será la Comisión Permanente del CGPJ. Por lo que, en el caso de jubilación forzosa,
dicha comisión tiene que declarar con la antelación suficiente al juez o magistrado su
jubilación, a fin de garantizar que se jubile el día que cumpla los setenta años; o que, en
el caso de la jubilación voluntaria, el juez interesado manifieste con seis meses de
antelación al CGPJ dicho deseo. La jubilación forzosa de los jueces y magistrados no
viola su principio de inamovilidad, ya que ésta se recoge de manera expresa (sin dar
cabida a la discrecionalidad) la edad y las formas de dicha jubilación; además de
recogerse en Ley Orgánica137.

La jubilación por incapacidad se recoge en los artículos 387. Se entenderá por


incapacidad “cuando el interesado venga afectado por una lesión o proceso patológico,
somático o psíquico, que esté estabilizado y sea irreversible o de remota o incierta
reversibilidad, cuya lesión o proceso le imposibiliten totalmente para el desempeño de
las funciones propias de Cuerpo, Escala plaza o carrera”138.

Será la Sala de Gobierno respectiva quien, a instancia del Ministerio Fiscal o del
interesado, presente la propuesta de jubilación al Consejo General del Poder Judicial
(que también puede iniciar el expediente de jubilación de oficio) (art. 387) . El pleno de
éste será el encargado de emitir la resolución sobre la jubilación por incapacidad; en
base a la audiencia del juez, el informe de la Sala de Gobierno y el informe del
Ministerio Fiscal (art. 388).

Una vez que se aprueba la jubilación por incapacidad, los jueces jubilados podrán
solicitar su rehabilitación si demostrasen que la causa de incapacidad hubiese
desaparecido.

-Responsabilidad judicial.

Como hemos visto anteriormente139, la independencia del poder judicial depende


directamente del hecho de que el juez o magistrado sea responsable de sus resoluciones.

137 STC 108/1986.


138 Artículo 28.2.c) de la Ley de Clases Pasivas del Estado.
139 En el apartado segundo.

45
Ya que, si los jueces o magistrados no fueran responsable de éstas, se correría el riesgo
de que no aplicasen las leyes con rigurosidad; actuasen con desidia o, incluso, con
maldad, buscando un beneficio personal en una resolución injusta. Esta situación
supondría la pérdida de toda garantía en los procesos judiciales, con lo que esto
acarrearía en la libertad de los ciudadanos. Nos encontraríamos con unos jueces
inmutables, que cometiendo cualquier injusticia permanecerían en su cargo.

Afortunadamente el Ordenamiento Jurídico español no reproduce una situación


de tal magnitud y recoge la responsabilidad de los jueces y magistrados del contenido
de sus resoluciones, actuando como “contrapeso a la independencia […], que tiende a
garantizar la separación de poderes”140. De esta forma la Ley Orgánica del Poder
Judicial diferencia tres tipos de responsabilidades: la responsabilidad penal, la
responsabilidad civil y la responsabilidad disciplinaria. Sin embargo sólo vamos a tratar
la tercera, ya que estamos tratando el tema de la independencia de los jueces frente a los
órganos jerárquicos del poder judicial, y dicha responsabilidad disciplinaria sólo es
exigible por los órganos de gobierno del Poder Judicial.

La responsabilidad disciplinaria se comprendió en un primer momento como un


método para garantizar el prestigio de la magistratura, pero siempre desde una
perspectiva abstracta, casi religiosa; se penaba más el propio daño a la imagen de la
magistratura que la violación (y su correspondiente abuso) de la ley como tal 141. La Ley
Orgánica del Poder Judicial abandona esta concepción de la disciplina, ahora las
infracciones tendrán un sentido fundamentalmente profesional, donde la mayoría de
ellas estarán relacionadas con el cargo judicial que ocupan.142 Pero también, debido al
“perfil bifronte, de Jueces y Magistrados, como empleados públicos y como titulares de
un Poder del Estado”, se sancionarán acciones “que no afectan a actuaciones
típicamente jurisdiccionales, sino que aluden a funciones genéricas propias del
ejercicio de sus cargos”143.

140 STC 108/1986.


141 Andrés Ibáñez, P. y Movilla Álvarez, C., op. citada, p. 143.
142 Ibid., p.146.
143 Vacas García-Alós, L., Martín Martín, G., op. citada, Volumen II p. 1003.

46
La responsabilidad disciplinaria se establece en el artículo 414 de la LOPJ,
afirmando que el juez estará sujeto a un régimen disciplinario, el cual estará
perfectamente establecido por ley. De esta forma, “los órganos jurisdiccionales
superiores, al examinar la actuación de los inferiores con ocasión de conocer de sus
resoluciones en virtud de los correspondientes recursos, si observasen la comisión de
faltas o errores, adoptarán las correcciones disciplinarias oportunas”144

Se diferencian tres tipos de faltas (art. 416 LOPJ): muy graves, graves y leves.
Además se establece los plazos de prescripción: dos años, un año y “lo previsto en el
Código Penal para la prescripción de faltas”, respectivamente; el plazo de prescripción
comenzará el día que se haya cometido la falta.
En primer lugar, recogidas en el artículo 417 LOPJ, tenemos las faltas muy graves.
1. “El incumplimiento consciente del deber de fidelidad a la Constitución”.
Entendiéndose que se tratan de unas conductas manifiestamente contrarías a la
CE y el sistema democrático.
2. “La afiliación a partidos políticos o sindicatos, o el desempeño de empleos o
cargos a su servicio”. Como hemos visto, la propia constitución prohíbe de
manera expresa la afiliación de los jueces y magistrados a partidos políticos o
sindicatos en su artículo 127.1, por lo que es coherente que la LOPJ la considere
falta muy grave.
3. “La provocación reiterada de enfrentamientos graves con las autoridades de la
circunscripción en que el juez o magistrado desempeñe el cargo, por motivos
ajenos al ejercicio de la función jurisdiccional”. Siempre que dichos
enfrentamientos pongan en peligro el buen funcionamiento del Poder Judicial en
esa circunscripción o la imagen de la función jurisdiccional.
4. “La intromisión, mediante órdenes o presiones de cualquier clase, en el
ejercicio de la potestad jurisdiccional de otro juez o magistrado”. Ya que es un
ataque flagrante a la independencia funcional del juez.
5. “Las acciones y omisiones que hayan dado lugar en sentencia firme a una
declaración de responsabilidad civil”.
6. “El ejercicio de cualquiera de las actividades incompatibles con el cargo de

144 STC 110/1990.

47
juez o magistrado, establecidas en el artículo 389 (LOPJ)”. Ya que se estaría
quebrantando la propia imparcialidad del juez.
7. “Provocar el propio nombramiento para juzgados y tribunales cuando concurra
en el nombrado alguna de las situaciones de incompatibilidad o prohibición
previstas en los artículos 391 a 393 de esta ley, o mantenerse en el desempeño
del cargo en dichos órganos sin poner en conocimiento del Consejo General del
Poder Judicial las circunstancias necesarias para proceder al traslado forzoso
previsto en el artículo 394”.
8. “La inobservancia del deber de abstención”. Ya que se entiende que se ha
corrompido la institución, además de infringir el derecho del ciudadano a un
juez imparcial.
9. “La desatención o el retraso injustificado y reiterado en la iniciación,
tramitación o resolución de procesos y causas”. Para determinar si ha habido un
caso de desatención se deben tomar en cuenta: los medios personales y
materiales del Juzgado, y los casos que tiene actualmente en curso (quizás el
Juzgado esté desbordado de trabajo); el retraso materialmente existente; la
trascendencia e importancia de la actividad retrasada (no es lo mismo un retraso
en la iniciación de un asunto penal, que el de un civil) y que el titular del órgano
jurisdiccional desempeñe su función eficazmente.145
10. “El abandono de servicio o la ausencia injustificada y continuada, por siete
días naturales o más, de la sede del órgano judicial”. Ya que se está
entorpeciendo el buen funcionamiento de la justicia.
11. “Faltar a la verdad en la solicitud de obtención de permisos, autorizaciones,
declaraciones de compatibilidad, dietas y ayudas económicas”.
12. “La revelación por el juez o magistrado de hechos o datos conocidos en el
ejercicio de su unción o con ocasión de éste”. Esta falta nace de la prohibición
que establece la propia LOPJ en su artículo 396.
13. “El abuso de la condición de juez para obtener un trato favorable e
injustificado de autoridades, funcionarios o profesionales”.
14. “La ignorancia inexcusable en el cumplimiento de los deberes judiciales”. Ésta
se trata de una continuación o expansión del artículo 417.9.

145 Ibid., p.1013.

48
15. “La absoluta y manifiesta falta de motivación de las resoluciones judiciales que
la precisen”. Siendo necesaria resolución judicial firme146.
16. “La comisión de una falta grave cuando el juez o magistrado hubiere sido
anteriormente sancionado por otras dos graves”.

En segundo lugar, recogidas en el artículo 418, las faltas graves:


1. “La falta de respeto a los superiores en el orden jerárquico, en su presencia, en
escrito que se les dirija o con publicidad”.
2. “Interesarse, mediante cualquier clase de recomendación, en el ejercicio de la
actividad jurisdiccional de otro juez o magistrado”.
3. “Dirigir a los poderes, autoridades o funcionarios públicos o corporaciones
oficiales felicitaciones o censuras por sus actos, invocando la condición de juez,
o sirviéndose de esta condición”.
4. “Corregir la aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico hecha por
los inferiores en el orden jurisdiccional, salvo cuando actúen en el ejercicio de
la jurisdicción”.
5. “El exceso o abuso de autoridad, o falta grave de consideración respecto de los
ciudadanos, instituciones, secretarios, médicos forenses o del resto del personal
al servicio de la Administración de Justicia, de los miembros del Ministerio
Fiscal, abogados y procuradores, graduados sociales y funcionarios de la
Policía Judicial”.
6. “La utilización en las resoluciones judiciales de expresiones innecesarias o
improcedentes, extravagantes o manifiestamente ofensivas o irrespetuosas
desde el punto de vista del razonamiento jurídico”.
7. “Dejar de promover la exigencia de responsabilidad disciplinaria que proceda
a los secretarios y personal auxiliar subordinado”.
8. “Revelar el juez o magistrado hechos o datos de los que conozcan en el
ejercicio de su función o con ocasión de ésta cuando no constituya la falta muy
grave del apartado 12 del artículo 417 de esta ley”.
9. “El abandono del servicio o la ausencia injustificada y continuada por más de
tres días naturales y menos de siete de la sede del órgano judicial en que el juez

146 Vacas García-Alós, L., Martín Martín, G., op. citada, Volumen II p. 1010.

49
o magistrado se halle destinado”.
10. “El incumplimiento injustificado y reiterado del horario de audiencia pública y
la inasistencia injustificada a los actos procesales con audiencia pública que
estuvieren señalados, cuando no constituya falta muy grave”.
11. “El retraso injustificado en la iniciación o en la tramitación de los procesos o
causas de que conozca el juez o magistrado en el ejercicio de su función, si no
constituye falta muy grave”.
12. “El incumplimiento o desatención reiterada a los requerimientos que en el
ejercicio de sus legítimas competencias realizasen el Consejo General del
Poder Judicial, el Presidente del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y
de los Tribunales Superiores de Justicia o Salas de Gobierno”.
13. “El incumplimiento de la obligación de elaborar alarde o relación de asuntos
pendientes en el supuesto establecido en el apartado 3 artículo 317 de esta ley”.
14. “El ejercicio de cualquier actividad de las consideradas compatibilizables a que
se refiere el artículo 389.5.o de esta ley”.
15. “La abstención injustificada, cuando así sea declarada por la Sala de
Gobierno, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 221.3 de esta ley”.
16. “Adoptar decisiones que generen ficticios incrementos del volumen de trabajo
en relación con los sistemas de medición fijados por el Consejo General del
Poder Judicial”.
17. “Obstaculizar las labores de inspección”.
18. “La comisión de una falta de carácter leve habiendo sido sancionado
anteriormente por resolución firme por otras dos leves”.

Y en tercer lugar, recogidas en el artículo 419, tenemos las faltas leves:


1. “La falta de respeto a los superiores jerárquicos cuando no concurran las
circunstancias que calificarían la conducta de falta grave”.
2. “La desatención o desconsideración con iguales o inferiores en el orden
jerárquico, con los ciudadanos, los miembros del Ministerio Fiscal, médicos
forenses, abogados y procuradores”.
3. “El incumplimiento injustificado o inmotivado de los plazos legalmente
establecidos para dictar resolución en cualquier clase de asunto que conozca el

50
juez o magistrado”.
4. “La ausencia injustificada y continuada por más de un día natural y menos de
cuatro de la sede del órgano judicial en que el juez o magistrado se halle
destinado”.
5. “La desatención a los requerimientos que en el ejercicio de sus legítimas
competencias realizasen el Consejo General del Poder Judicial, el Presidente
del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores
de Justicia o Salas de Gobierno”.

Las sanciones vienen recogidas en el artículo 420 de la LOPJ. Diferenciando: la


advertencia147, la sanción (de hasta 6.000 euros), el traslado forzoso, la suspensión de
hasta tres años y la separación definitiva. Además, en dicho artículo, se establece que
“las faltas leves sólo podrán sancionarse con advertencia y/o multa de hasta 900 €”, las
faltas graves “con multa de 900 € a 3.000€” y las faltas muy graves “con suspensión,
traslado forzoso o separación”.

Una vez sabemos los tipos de faltas y sanciones, podemos describir y explicar el
procedimiento disciplinario148, el proceso desde que el juez comete la falta hasta que el
órgano competente le sanciona.

Dicho procedimiento disciplinario se iniciará de oficio por el órgano competente


y no se podrá prolongar en el tiempo más de seis meses 149 (Art. 425.6). En el artículo
421 se establecen dichos órganos, que dependerán del tipo de sanción: para la
advertencia, los presidentes del TS, AN o TSJ, a los jueces y magistrados dependientes ;
para la multa correspondiente a faltas leves, las Salas de Gobierno del TS, AN o TSJ; y
para las sanciones, en el caso de faltas graves, la Comisión Disciplinaria del CGPJ y, en
el caso de faltas muy graves, el Pleno del Consejo General del Poder Judicial. El hecho
147 No se entiende qué puede tener de sanción, ya que en definitiva no supone ningún castigo para el
juez. Se entendería que dicha advertencia se utilizase para avisar al juez de que va a a ser sancionado;
pero no considerar a la advertencia como sanción.
148 La advertencia no seguirá el mismo procedimiento que las demás sanciones. En ese caso el órgano
competente citará al juez y, después de escuchar su versión, dictaminará una resolución. Este hecho
pone todavía más en relieve la poca relevancia que tiene esta “sanción”.
149 En el caso de que por razones excepcionales y fundamentadas se prolongase, el Instructor deberá
informar al órgano sancionar cada diez días del estado de su investigación y de las razones de su
prolongación anormal en el tiempo.

51
de que los mismo jueces sean los que se controlen a sí mismos chirría un poco, ya que
no sería de extrañar que el juez sancionador sea compañero (incluso amigo) del juez
sancionado, lo que supondría una falta considerable de imparcialidad150; por lo que sería
más saludable judicialmente que dicho órgano disciplinario sea independiente de los
jueces, promover que fiscales y abogados tengan más peso en éstos.

El procedimiento151 se iniciará mediante la resolución de la Sala de Gobierno o


la Comisión Disciplinaria (art. 423.1), en base al informe previo del Jefe del Servicio de
Inspección del Consejo General del Poder Judicial (donde se recogen todas las
denuncias sobre el funcionamiento de la Administración de la Justicia) (art.423.2). En
dicha resolución (que no podrá impugnar por vía administrativa el denunciado) se
nombrará un instructor delegado, que será de igual o mayor categoría que la del
expedientado (además dicho instructor podrá nombrar a un secretario) (art. 423.4). El
juez expedientado tendrá derecho de recusación, pudiendo presentarla ante el órgano
sancionador que nombró al instructor; dicho órgano resolverá a los tres días de la
presentación de la recusación, después de oír la declaración del instructor (art 425).

No hay que olvidar la posibilidad de suspensión preventiva del denunciado.


Cuando se consideré que la gravedad de los hechos supuestos es tal, y siempre que haya
indicios racionales de su veracidad, la Comisión Permanente del CGPJ, oído el
instructor delegado, previa audiencia con el Ministerio Fiscal y el juez denunciado
podrá establecer la suspensión de la función jurisdiccional del juez destinatario del
expediente. Esta medida cautelar tiende a evitar que los hechos, de una magnitud
considerable, continúen en el tiempo; protegiendo de esta forma tanto a los ciudadanos
como a la propia imagen del Poder Judicial. (art. 424).

El siguiente paso será el de la instrucción, propiamente dicha, del caso. Dicho


periodo de instrucción se compondrá de tres partes. En primer lugar, todas las
actuaciones para averiguar y comprobar los supuesto hechos objeto de ese expediente;
en esta fase el expedientado comparecerá ante el instructor, además de intervenir el
Ministerio Fiscal; además el instructor podrá solicitar y recopilar todas las pruebas
150 Quizás pueda primar el “hoy por mí y mañana por ti”.
151 Que será administrativo, no judicial.

52
necesarias para averiguar los hechos acaecidos (art. 425.1). En segundo lugar, las
acciones encaminadas a concretar y constatar los hechos que se produjeron; estos
hechos desembocan (si el instructor determina que ha habido hechos motivo de sanción)
en un “pliego de cargos” donde se expondrá (art. 425.2): “los hechos impugnados, la
falta presuntamente cometida y las sanciones que puedan ser de aplicación”; en el
plazo de ocho días el expedientado podrá presentar cualquier tipo de prueba que le
absuelva de dichos cargos. Y en tercer lugar, la elaboración de la propuesta de
resolución (parecido al anterior “pliego de cargos”), siendo necesaria una audiencia
previa con el Ministerio Fiscal; esta resolución constará de (art. 425.3): la fijación con
precisión de los hechos objeto del expediente, la valoración jurídica de éstos y se
indicará la sanción disciplinaria que el instructor considera procedente.

Con dicha resolución finaliza el periodo de instrucción. Dicha resolución se


remitirá al órgano competente de la potestad disciplinaria, acompañada de todas las
alegaciones que haya presentado el expedientado (plazo máximo de ocho días después
de la notificación de la resolución). Una vez en su poder, el órgano sancionador emitirá
una resolución con la que finalizará el procedimiento disciplinario 152, que deberá
notificar al expedientado y al Ministerio Fiscal; sin embargo dicho órgano no está
obligado a aceptar dicha resolución, ya que al tratarse de un acto administrativo de
trámite, sin ningún tipo de carácter, no supondría ninguna infracción procedimental 153.
El juez expedientado podrá podrán recurrir administrativamente dicha resolución final
(siempre y cuando proceda de la Sala de Gobierno o la Comisión Permanente; en el
caso del CGPJ se entenderá la resolución ejecutivo, por lo que sólo dará pie a recurso
contencioso-administrativo) y posteriormente, si no gana el recurso, por vía
contenciosa-administrativa. La sanción se ejecutará una vez que se agota la vía
administrativa, aunque el sancionado haya interpuesto recurso contencioso-
administrativo.

152 Cabe la posibilidad de que el órgano sancionador considere que no están presentes en la resolución
hechos, según su criterio, acaecidos,; sin embargo estos nuevos hechos suponen una falta más grave
que los anteriores y por tanto sanciones más duras. En este caso se devolverá al instructor para que
complete dicha resolución, pudiendo el juez expedientado alegar de nuevo cuando se le notifique las
modificaciones de la resolución. (Artículo 425.5 LOPJ)
153 STS 1989/1987.

53
2.5.-La defensa de la independencia judicial

En todos los apartados anteriores hemos visto cómo se recoge y se establece 154 la
independencia del Poder Judicial. Pero de poco sirve que se establezca como tal si no
existe ninguna protección eficaz para ésta, en el momento que el juez o magistrado ve
perturbada la misma.

Parece que los legisladores pensaron lo mismo, ya que en el artículo 14 de la


Ley Orgánica del Poder Judicial recoge, en su artículo 14, recoge que: “los jueces y
magistrados que se consideren inquietados o perturbados en su independencia lo
pondrán en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial, sin perjuicio de
practicar por sí mismos las diligencias indispensables para asegurar la acción de la
justicia”. Además, “el Ministerio Fiscal, por sí o a petición de aquéllos (jueces),
promoverá las acciones pertinentes en defensa de la independencia judicial”.

Basándonos en este artículos habrán tres agentes encargados de proteger la


independencia judicial: los propios jueces y magistrados, el Consejo General del Poder
Judicial y el Ministerio Fiscal. Sin embargo, así como señalan García-Alós y Martín
Martín155, dicho artículo establece unos preceptos “difusos e imprecisos”, ya que: no
determina el origen de la perturbación, si es desde dentro del propio Poder Judicial o de
un factor externo; no especifica las función del CGPJ exactamente en la situación, no
contemplando de manera expresa la intervención de dicho consejo; ni tampoco se
regulan las medidas que pueden adoptar, con el fin de frenar dichas injerencias. El
contenido de dicha defensa se deja para un posterior desarrollo, el cual lo efectuará cada
agente.

En primer lugar nos encontramos la facultad propia de los jueces y magistrados


para defender y proteger sus propia independencia. El juez podráiniciar las diligencias
oportunas contra los causantes de dicha perturbación.

En segundo lugar, vamos a continuar con el Ministerio Fiscal. Éste, además de


154 O al menos se presupone.
155 Vacas García-Alós, L., Martín Martín, G., op. citada, Volumen I p. 157.

54
otras funciones, tiene “por misión velar por la independencia de los Tribunales y
procurar ante éstos la satisfacción el interés social” (art. 124 CE). Además de recogerse
constitucionalmente, la LOPJ establece dicha función en sus artículos 14.2 y 541.
También, en el artículo 318 del Reglamento de Jueces se recoge el derecho de los jueces
y magistrados a pedir la salvaguarda de su independencia al Ministerio Fiscal.

Una vez que el Ministerio tenga constancia de que ha sido violada la independencia de
un juez o magistrado, ya sea por propia investigación o por la instancia del juez o
magistrado, tomará las medidas necesarias.

La eficacia del Ministerio Fiscal a la hora de ejercer dicha función de salvaguarda es


legítimo ponerla en duda. Ya que, como queda recogido a lo largo del capítulo II del
Reglamento del Ministerio Fiscal, dicho órgano se organiza de una manera jerarquizada,
teniendo al Fiscal General del Estado como cúspide de la organización. Así lo atestigua
el Estatuto del Ministerio Fiscal156; en los artículos 22.2 y 22.5 del EMF se deja bien
clara la figura central del Fiscal General, concediéndole la función de “impartir las
órdenes e instrucciones convenientes al servicio y al orden interno de la institución” y
estando los demás fiscales en completa “dependencia del Fiscal General del Estado”; el
artículo 25 del EMF va más allá y señala que dichas órdenes tendrán “tanto carácter
general como referidas a asuntos específicos”, además de otorgar “análogas” funciones
a los fiscales jefes respecto a sus subordinados; pudiendo, como así señala el artículo 26
del EMF, hacer “llamar a su presencia a cualquier miembro del Ministerio Fiscal para
recibir directamente sus informes y darle las instrucciones que estime oportunas”.
Además, no hay que olvidar que dicho Fiscal General será “nombrado por el Rey, a
propuesta del Gobierno”; hecho que provoca el escepticismo de la independencia de
dicho fiscal y, debido a la estructura del Ministerio Fiscal, todo éste en general.

Y en tercer lugar tenemos el Consejo General del Poder Judicial. Éste, como ya
hemos señalado anteriormente, se considera una especie de gobierno del Poder Judicial,
por lo que será lógico que busque garantizar la independencia de los jueces y
156 Ley 50/1981, de 30 de Diciembre. A partir de ahora se hará referencia al Estatuto Orgánico del
Ministerio Fiscal mediante “EMF”.

55
magistrados. Aunque se hace referencia al CGPJ en el artículo 14, como hemos ya
señalado no se recogen ni sus funciones ni siquiera si de verdad interviene en el asunto.
Este hecho se solventó con un desarrollo posterior, donde se introdujo la figura del
amparo al CGPJ.

-El amparo del CGPJ.

El procedimiento de amparo viene recogido en el Título XV del Reglamento de


los jueces157. Se establece, en base al artículo 14 de la LOPJ, que “los jueces y
magistrados que se consideren inquietados o perturbados en su independencia judicial
podrán solicitar amparo al Consejo General del Poder Judicial, pudiendo también
comunicárselo al Ministerio Fiscal para que tome las medidas pertinentes” (art. 318 R.
jueces).

Para evitar cualquier ambigüedad referida a la “perturbación de su


independencia”, en el artículo 319 del ReJue, se recogen de manera expresa las
acciones que se consideran “inquietantes o perturbadoras”:
• “Las declaraciones o manifestaciones hechas en público y recogidas en
medios de comunicación que objetivamente supongan un ataque a la
independencia judicial y sean susceptibles de influir en la libre capacidad
de resolución del juez o magistrado”. Estas se refieren a los opiniones
públicas, transmitidas con una difusión relevante, con el fin de dañar la
imagen pública del juez y de alguna manera coaccionarle.
• “Aquellos actos y manifestaciones carentes de publicidad en atención a la
cualidad o condición del autor o de las circunstancias en que tuvieren lugar
pudieran afectar, del mismo modo, a la libre determinación del juez o
magistrado en el ejercicio de sus funciones”. Aquí se refiere a cualquier tipo
de amenaza o sugerencia al juez en privado.

En el momento que el juez considere que se ha perturbado su independencia

157 Reglamento 2/2011, de 28 de Abril, de la Carrera Judicial. A partir de ahora se mencionará como
“ReJue”.

56
tendrá el derecho de solicitar el amparo al CGPJ, si lo hace pasado diez días desde que
tuvo constancia de dichos hechos la solicitud no tendrá validez. De estar forma, el
procedimiento se iniciará a instancia del juez afectado. En dicha solicitud de amparo, el
juez deberá “mediante escrito razonado exponer con claridad y precisión los hechos,
circunstancias y motivos en cuya virtud considera que ha sido inquietado o perturbado
en su independencia”(art. 320 ReJue).

Una vez que el CGPJ ha recibido la solicitud de amparo, la Comisión


Permanente decidirá si admite o no dicha solicitud (art. 321.1 ReJue); siendo motivos
de denegación: el incumplimiento del plazo de diez días, que “el procedimiento no se
inste por el propio interesado”, que existan casos parecidos en los que no se hayan
otorgado el amparo y en el caso de que “la solicitud de amparo carezca
manifiestamente de fundamento”. Cabrá la posibilidad de recurso de alzada frente a
dicha resolución de la Comisión Permanente, la cual se materializará frente al Pleno del
CGPJ (Art. 321.2 ReJue).

Si la Comisión Permanente acepta la solicitud, ésta se reunirá con la parte


denunciada de la perturbación de la independencia del juez o magistrado, para que
presente todas las alegaciones que considere. Además dicha comisión “podrá practicar
cuantas diligencias estime adecuadas para la determinación y comprobación de los
hechos denunciados” (art. 323 ReJue).

Cuando se haya realizado todo lo referido en el párrafo anterior la Comisión


Permanente “elevará el expediente, junto con la oportuna propuesta, al Pleno del
Consejo General del Poder Judicial”. Dicho pleno será el encargado de dictar la
resolución del amparo. Si el Pleno la acepta dicha resolución acordará (art. 323 ReJue):
“requerir a la persona, entidad o asociación el cese de la actuación que motivó la
solicitud de amparo” y “adoptar o promover la adopción de las medidas que resulten
necesarias para restaurar la independencia ”158.

Después de esto cabe la posibilidad de recurso por vía contenciosa-


158 Como podemos ver se recogen de manera “clara y concisa” las medidas para restablecer la
independencia.

57
administrativa ante la respectiva sala del Tribunal Supremo (art. 325 ReJue).

4.-CONCLUSIÓN

58
No cabe la menor de duda de que en nuestro Ordenamiento Jurídico se hace
referencia a la independencia judicial, incluso se establece como principio
constitucional y se recoge ampliamente en la LOPJ. Sin embargo, la efectividad de
dicha independencia se puede poner en duda perfectamente.

De manera individual, es cierto que los jueces gozan de muchas garantías:


inamovilidad, independencia económica, inmunidad. Realmente en el día día, con los
ciudadanos, dichas garantías son eficaces; los jueces ejercen su función jurisdiccional
con independencia, sin ningún tipo de coacción159. Esto en España es todo un logro ya,
sólo hay que ver todo el siglo XIX y principios del XX, donde el caciquismo
impregnaba con sus tentáculos todo juicio en el que algún terrateniente tuviese algún
interés. Sin embargo, como hemos visto en los casos reales, en ocasiones vemos que
dicha independencia (constitucionalmente establecida) queda bastante maltrecha y se
difumina; sobre todo a la hora de controlar el poder político .

¿A qué se debe este hecho tan lamentable? A un hecho muy simple, del que ya
hemos dado unas pinceladas a lo largo de este trabajo: lo órganos de autogobierno, así
como los puestos de la Alta Magistratura y del Ministerio Fiscal, son afines a los
gobernantes de turno. Como apuntó hace poco Carlos Lesmes, presidente del Consejo
General del Poder Judicial, “al juez se le controla con el palo y la zanahoria”160. Quizás
a los jueces no sea posible darles muchos “palos”, pero la “zanahoria” de un puesto en
la Alta Magistratura es muy tentadora y sabrosa. De esta forma, se consigue que los
jueces “renuncien con gusto a cambio de los beneficios personales que su servidumbre
le reporta”161. El Poder Político sólo tiene que ocupar los puestos del CGPJ con
personas de confianza para controlar el Poder Judicial, ya que éste (como ya hemos
visto) nombrará a la Alta Magistratura, elaborará el reglamento de jueces, sancionará a
los jueces y los protegerá de las injerencias a su independencia. Así que, una vez
elegidos todos los puestos relevantes del Poder Judicial (magistrados Tribunal Supremo,
Tribunal Constitucional, CGPJ, Fiscal General, Pte de la Audiencia General) el poder

159 Entiéndase como ninguna coacción el hecho de que ésta no quedaría impune.
160 http://www.elmundo.es/espana/2014/03/17/53268ec5ca47419b188b456a.html a 7 de febrero
161 Nieto, A. op. cit., p. 166.

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político no tiene la necesidad de intervenir más en el Poder Judicial; sus secuaces
defenderán sus intereses sectarios en los procesos judiciales que caigan en sus manos,
ya que si su “padrino” cae en desdicha es probable que no le “renueven” el contrato. De
esta forma funciona el “Gran Teatro de la Administración de Justicia”162.

Esta y no otra es la verdadera razón de la corrupción de nuestro país. Cuando en


los pseudodebates políticos de la televisión sale algún tertuliano afirmando que la
corrupción política no es sistemática, miente; cuando se escribe lo propio en las líneas
editoriales de los periódicos, mienten; cuando el Presidente del Gobierno niega con
rotundidad axiomática que el sistema político sea corrupto, miente (y este el que más).
Todos mienten (o ignoran); la corrupción política es sistemática, estructural, no depende
de la ética del político (que también influye), sino de la independencia del Poder
Judicial, de la separación de poderes. Existe corrupción cuando existe impunidad,
cuando no hay ningún control. Por muy inmoral que sea un político 163, si es muy poco
probable que salga impune al cometer una ilegalidad, casi nunca se atreverá a cruzar esa
línea roja; pero, en el caso que cruzar esa linea sea como hacer lo propio con el marco
de la puerta de su casa, podemos estar seguros de que no vacilará, y cometerá la
ilegalidad. La honradez de un político es inversamente proporcional a la impunidad a la
hora de cometer una ilegalidad. Y siempre saldrá impune, si el que le debe de juzgar es
el que le debe un favor.

Se debe garantizar todo lo posible dicha independencia. Simplemente


garantizando la independencia del CGPJ se daría un gran paso164. Muchos dicen que una
total independencia de este consejo sería mucho peor, ya que se crearía un órgano
cerrado inmutable e impenetrable165; argumentan que es necesario un control
democrático de los jueces. Pero, entonces, ¿qué se supone que es la subordinación a la
ley si no un control democrático? ¿Acaso la Ley no es la manifestación de la voz del
pueblo a través de sus representantes? Probablemente la solución no sea hacer un CGPJ

162 Ibídem, p. 167


163 Quien dice político, dice juez, ciudadano, funcionario, etc. La mayoría de las leyes se cumplen por el
temor al castigo, no porque veamos ético o moral cumplirlas.
164 Aunque se necesitarían muchas más reformas: el acceso a la carrera judicial, el nombramiento de la
Alta Magistratura, la financiación del Poder Judicial.
165 Ortells Ramos, M., Juan Sánchez, R. y Cámara Ruíz, J., Derecho Procesal Introducción, Edisofer
S.L., Madrid, 2006, p. 53.

60
cuyos miembros sean elegidos por jueces entre jueces, ni mucho menos; como ya se ha
dicho más arriba (y se presupone en la teoría de la separación de poderes) uno mismo
no se puede controlar, tiende al abuso. La solución más coherente sería que todos los
integrantes del proceso judicial pudiesen aspirar a ser miembro de dicho consejo, siendo
en éste minoría los jueces; que abogados, fiscales, procuradores, juristas sean electores
y elegibles.
Sólo con un CGPJ (un autogobierno real) fuerte se podría garantizar la
independencia del Poder Judicial.

5.-BIBLIOGRAFÍA.

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