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HISTORIA EN LA
INVESTIGACIÓN
EDUCATIVA
1. INTRODUCCION
Es difícil separar lo que es la historia como objeto de estudio de historia como ciencia
que estudia algo. Podríamos decir que historia es el conjunto de hechos protagonizados
por el hombre en el pasado. La historia es, también, la ciencia que estudia esos hechos
del pasado y utiliza el método científico de las llamadas ciencias sociales (sociología,
antropología,...). No es una ciencia exacta, pues dado su objeto de estudio, las hipótesis
que se establecen no se cumplen necesariamente. En ese sentido, el objetivo de la
historia es buscar una explicación lo más objetiva y lógica posible a partir de los datos
conocidos sobre el pasado o un acontecimiento concreto del pasado. Podemos decir que
los hombres y las mujeres de cada época han elaborado su propia visión de la historia.
Con este ensayo pretendemos hacer una recopilación de las diferentes corrientes
histográficas más destacadas, las cuales hemos ido viendo en clase a lo largo de todo
este cuatrimestre partiendo del positivismo hasta llegar a la historia postmoderna.
2. LA HISTOGRAFÍA EN EDUCACIÓN
Hasta mediados del siglo XIX, la Historia era una disciplina que formaba parte más bien
de la filosofía, ya que no existía la historiografía. Lo primero que hay que aclarar del
tipo de Historia que se hacía en el siglo XIX es la temática de investigación: alta
política, grandes personajes políticos, actividad institucional, la Historia diplomática y
las relaciones, y la Historia militar. Esos primeros historiadores creían que estudiando
estos temas se explicaba, no solo el funcionamiento de la sociedad, sino por qué la
Historia de la Humanidad había evolucionado como lo había hecho. Esta teoría histórica
del siglo XIX recibe el nombre de Historia tradicional o positivismo.
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que entender a aquellas personas que han ejercido una mayor influencia en ella, Desde
esta perspectiva, son las élites políticas y culturales las que generan los grandes
fenómenos históricos.
A un nivel más global, las ideas se veían como algo independiente, que aparecían sin
ninguna circunstancia en la Historia. Según los historiadores tradicionales, el mundo de
las ideas es un mundo totalmente autónomo, ya que las ideas aparecen porque hay
personas que las piensan. La razón por la que se estudiaba la alta política es porque se
pensaba que ésta es algo independiente, y que los grandes políticos y monarcas actuaban
libremente, de tal modo que las decisiones y acciones políticas son el resultado de las
decisiones de los políticos. Por tanto, si la sociedad evoluciona por éstos, se pensaba
que si cambiaban a los políticos, la situación iría mejor.
Postula que el investigador debe estar alejado temporal y anímicamente del objeto de
estudio para estudiarlo objetivamente; explica que el historiador no puede ni debe
interpretar sino solamente acumular datos para describir objetivamente el suceso. Su
intención era encontrar el dato puro y construir leyes históricas.
Por tanto la Historia tradicional se basa en que el historiador que trabaja con este
modelo teórico de hacer Historia trasladaba valores, ideas, sentimientos, aspiraciones o
motivaciones del presente a esa época. Pensar que todo el mundo se mueve por las
mismas razones porque son naturales y siempre han existido es uno de los grandes
problemas de estos historiadores. El historiador del siglo XIX pensaba que era un mero
vehículo neutro a través del cual el pasado era transmitido y conocido en el presente.
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Pensaban que los hechos hablaban por sí mismos, no pensaban que los hechos
responden a las preguntas que se les formulen.
Los protagonistas para los historiadores sociales no son los grandes personajes ni las
élites sociales, puesto que los individuos cuando actúan lo hacen siendo parte de unos
colectivos sociales, nunca como tendencias individuales. Por este motivo, empieza a
estudiarse a los grandes grupos sociales, y no a los individuos. Esto permite contar
con nuevas metodologías de estudio, que cambian totalmente con respecto a las que
había en la Historia tradicional, ya que, si el comportamiento individual reproduce
tendencias colectivas, es posible aplicar métodos cuantitativos de estudio. Es decir, que
los protagonistas de la Historia no son los individuos aislados, sino los grupos sociales,
por lo que la Historia es la evolución de los grupos sociales. Por esto la Historia social
empieza a escribir sobre los campesinos, la clase obrera, la clase media… El paradigma
de la Historia social también dice que la causa de los grandes cambios históricos hay
que buscarla en la acción e intervención de esos grupos sociales. Los historiadores
sociales empiezan a ver a las sociedades humanas como una serie de niveles
superpuestos, de tal manera que los de abajo determinan a los de arriba. Las causas
determinantes de cambio en la Historia se encontrarían pues entre los niveles más bajos
de esta pirámide, de una forma inversa a la que concebían los historiadores
tradicionales.
Dentro de la Historia social hay diversas tendencias. Las que mayor incidencia han
tenido en los estudios historiográficos son la Escuela de Annales y el materialismo
histórico. Uno de los iconos de la escuela de Annales es March Bloch. El grupo de
Annales comenzó a formarse a partir de la década de 1910, partiendo de un núcleo
original formado por dos historiadores: Lucien Febvre y Marc Bloch. La Escuela de los
Annales postula que la historia se mueve en tres planos temporales superpuestos: la
larga duración, que son movimientos muy lentos pero en permanente transformación,
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dividen el tiempo histórico en eras. En la mediana duración se ubican los
acontecimientos que perduran en varias generaciones y pueden dividir el tiempo en
etapas. Esta corriente historiográfica toma en cuenta la geografía, pero no como el
escenario de la actuación de las personas, sino como el ambiente que afecta al ser
humano y a la vez el hombre afecta; en una relación estrecha donde no se puede
entender el espacio sin el hombre ni al hombre sin su espacio.
Otro de los aspectos en los que se basa la Escuela de los Annales hace referencia a la
historia de las mentalidades, basándose en los sistemas de creencias o conjuntos de
ideas que en la historia tienen una persistencia más o menos larga en el tiempo, como
los sistemas de creencias religiosas, que permanecen más o menos estables en el tiempo.
Se parte de la idea de que en toda sociedad hay un sistema de creencias establecidas con
un carácter estructural en el sentido de que no son puramente individuales, sino que
forman parte de la cultura de una determinada sociedad. La historia de las mentalidades
empezó a decaer en el momento en el que apareció la historia cultural.
Como hemos dicho anteriormente, dentro de la Historia social hay diversas tendencias.
En el punto anterior nos hemos centrado en la Escuela de Annales y ahora nos
centraremos en el materialismo histórico o marxismo. La teoría marxista de la
Historia se formula a mediados del siglo XIX, pero el marxismo como tal no tiene
incidencia hasta finales del XIX, cuando aparece como una teoría política consolidada.
A partir de ese momento los historiadores, como parte de esa reacción frente a la
Historia tradicional, aportan las primeras investigaciones históricas de tipo marxista.
Bajo esta propuesta divide la historia europea por modos de producción: Comunismo
primitivo, Esclavismo, Feudalismo y Capitalismo. Establece la existencia de constantes
o leyes en el acontecer histórico como la lucha de clases. Es la economía el gran
proceso o estructura que da mayor movimiento a las subsecuentes etapas y está formada
de la gran movilidad de acontecimientos.
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En sus inicios las investigaciones las realizan políticos que encabezan esos partidos de
corte socialista, y será en los años 50 cuando se genere un importante corpus académico
de historiadores marxistas.
Los historiadores marxistas, por así decirlo, “se repartieron” las distintas partes de la
Historia para así explicarla con su visión de los hechos. Cada uno en su campo renovó
el tipo de Historia que hasta entonces se hacía en Inglaterra, la Historia tradicional, muy
arraigada en el mundo académico. El primer gran tema sobre el que investigan es uno
que hasta entonces se había investigado poco, siendo una continuación de la Historia
popular, el estudio de las clases bajas. El segundo concepto que introdujeron fue el
de lucha de clases, estudiando los conflictos sociales: revueltas obreras y campesinas,
las revoluciones de la Edad Moderna, la Historia económica.
En los años 80 surge otro debate historiográfico, conocido como “el debate sobre la
fragmentación de la historia”. Se decía que la Historia se estaba desmigajando: frente a
la coherencia de la historia social, que engarzaba todos los elementos y los dotaba de un
significado, surge una nueva historia restringida a una serie de ámbitos particulares. La
fragmentación de la historia se manifestó en que las nuevas generaciones de
historiadores sociales comenzaron a dar un mayor peso a la cultura. Las limitaciones de
la historia social, vista como excesivamente economicista y colectivista, produjo que
aparecieran nuevas formas de hacer historiografía. Se buscaba resolver el problema de
cómo estudiar, de manera concreta, cómo realmente los individuos está condicionados
por su situación social, y qué grado de libertad ostentan.
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2.5.Historia posmoderna y giro lingüístico
Este acontecimiento hace que se redefina para siempre el concepto de cultura que venía
dado por la antropología. Los 90 como hemos dicho anteriormente supone una crisis
historiográfica global que se había desencadenado a partir de 1989, dónde se decide
hacer borrón y cuenta nueva, es decir, empezar de nuevo, dejar apartadas las tendencias
historiográficas pasadas que ya no estaban en el panorama nacional o internacional.
Enmarcado en esto surgen conceptos como la crítica a la objetividad histórica por la que
apostaba la escuela de los Annales.
El giro lingüístico se centra en la importancia del lenguaje, del discurso y del habla en
público como fuente de recursos inagotable para el estudio histórico; estudiando así la
historia de las sensibilidades por el cual obtenemos un mayor nivel de conocimiento e
información.
3. CONCLUSIONES
A lo largo de este ensayo hemos intentado hacer o plantear de forma general las
corrientes histográficas vistas a lo largo del curso.
En conclusión podemos decir que al iniciarse el siglo XXI la disciplina histórica parece
haber superado la crisis teórica y metodológica experimentada en la década de los años
80 como consecuencia de la ruptura de las teorías planteadas por la Escuela de
los Annales y del materialismo histórico. Ello ha implicado una profunda renovación en
los ámbitos teórico, metodológico y temático, así como una aparente unión entre los
postulados teóricos del giro lingüístico y del giro cultural que se manifiesta en la vuelta
de los historiadores a las fuentes documentales y en la importancia que estos mismos
historiadores conceden a la forma en la que dan a conocer sus investigaciones.
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Por tanto podemos decir que en la base de toda investigación se sitúan las fuentes
primarias, la auténtica materia prima del conocimiento histórico. Luego, en segundo
lugar, la lectura interpretativa de los significados sociales, culturales y políticos de los
textos analizados, lo que permite una especie de traducción del lenguaje del pasado a los
modos de comprensión de nuestra época. Finalmente, en tercer lugar, la presentación
narrativa de los resultados, pues por encima de la investigación y el análisis, la historia
es fundamentalmente una narración. La dimensión narrativa es lo que convierte el oficio
de historiador en un oficio diferente al del antropólogo, sociólogo o crítico literario. El
historiador debe contar las innumerables historias contenidas en la historia dándose el
anteriormente mencionado giro lingüístico, ya que cada historiador debe darle el giro
que considere a dichas investigaciones.