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 INDICE

- PROLOGO
- LA PROMESA DE LUCIANO
- NOMBRADO MAGISTRADO
- LOS CHICOS DEL BARRIO
- EL CONCURSO DE LOS GRANDES
- NUEVO AMBIENTE
- NOCHE DE ANTORCHA
- LA FINAL DEL CONCURSO
- FIN DE AÑO ESCOLAR
- VISITA NOCTURNA
- ANÉCDOTAS
- LA DECLARACIÓN DE JUAN
- GABRIEL UN CHICO ESPECIAL
- JOHNNY MARCADO POR SU ACTITUD
- DETENIDOS
- VISITA AL JARDÍN BOTÁNICO
- EN EL PARQUE DE DIVERSIONES
- DANNY Y LUCIANO: EL EPÍLOGO DE SU JUVENTUD
DEDICATORIA

Dedico esta obra a la niñez y juventud, etapas mas importantes en


el desarrollo del ser humano a fin de de que encuentren en esta
historia que se acerca a la realidad vivida por el autor,
alternativas y herramientas que les permitan enfrentar situaciones
a las que están expuestos en su entorno existencial.

También la dedico a mis amados padres Felix y Rosa y a todos


mis hermanos quienes me dieron una formación sólida y un
soporte en valores en los momentos que mas necesite de ellos,
asimismo a mis queridos sobrinos.

A Luis Francisco, mi hijo quien sigue mi camino y va al


encuentro del propio.

A Patricia mi compañera y crítica literaria, quien gracias a su


compromiso y entrega se pudo concretar este modesto aporte a la
cultura.
PROLOGO
CARTA DEL AUTOR A LOS JÓVENES LECTORES

Esta historia está dedicada a ti joven estudiante que estás por salir a buscar tu destino.
Trata de la vida que enfrentan la mayoría de los jóvenes y adolescentes en un mundo y
en una sociedad que a pesar que no los prepara para que puedan encontrar su camino,
los condena y los abandona a su suerte.

Vemos adolescentes en las calles que se drogan con todo tipo de narcóticos, que
fuman a la vista y paciencia de los adultos y autoridades; además, no existe institución
alguna que los proteja de manera responsable. Se sabe que hay jóvenes que usan el
terocal o algunas drogas más fuertes como la marihuana o la pasta básica de cocaína y
otras sustancias nocivas, pero nadie se atreve a sancionar drásticamente a los
comercializadores, a aquellos adultos que destrozan la niñez y la juventud, robando los
sueños de nuestro tesoro más valioso, la juventud.

Los jóvenes están decidiendo de manera inadecuada, las estadísticas así lo


demuestran, tenemos una deserción escolar anual ascendente. Existen en el Poder
Judicial procesos abiertos a menores por faltas contra el patrimonio, contra la vida y
otros del orden de uniones de hecho entre menores.

Las decisiones más elementales que toman los jóvenes en cada circunstancia que
enfrentan en la vida van a determinar el destino y el camino que seguirán lo que tendrá
repercusión en ellos y sus familias.
DECISIONES

LA PROMESA DE LUCIANO

Luciano estudiaba derecho, era un chico muy especial, servicial con todos nunca negaba
un favor a quien necesite era lo que se dice un ser noble y aunque algunas veces le
habían fallado el no cambiaba, me decía que el era así no podía ser de otra manera.

Lucky como cariñosamente lo llamaban tenia un temperamento fuerte pero era una
excelente persona , apoyaba y aconsejaba a los demás a pesar de su corta edad , tenia
mucha sabiduría, ya que era el menor de nueve hermanos mucho mayores que el
habiéndose enriquecido y beneficiado con las experiencias de vida de estos .

Fui su mejor amigo en la universidad, por ello me contó como había sido su niñez y
adolescencia, las vivencias que tubo junto a un grupo de amigos.

Era una mañana del veintitrés de diciembre de la década de los ochenta. Luciano
Monteblanco se graduaba en la universidad más reconocida del país con los más altos
honores.

– Luciano Monteblanco –se escuchó una voz–, pase al frente.

Era el jurado de honor que llamaba a Luciano para que exponga sus expedientes y así
pueda graduarse como Abogado.

El día de la graduación era importantísimo para los graduandos, ellos invitaban a


todos sus familiares para que presencien su examen oral y exposición de dos casos
judiciales para optar el grado de Abogado. Luciano decidió por no comunicarle a
ningún familiar el evento más importante de su carrera profesional. Sabía que en pleno
examen oral sus familiares, lo pondrían poner nervioso. No quería fallar, ya que se lo
estaba dedicando a su madre que acababa de fallecer de una grave enfermedad.

Lucky, como cariñosamente lo llamábamos, se daba valor a sí mismo:

– Me llegó la hora. ¡Estoy preparado! –se decía.


Sabía que en pleno examen oral ante todo el público, y especialmente su familia, lo
podían poner nervioso. No quería fallar, ya que se lo estaba dedicando a su madre que
acababa de fallecer de una grave enfermedad.

Luciano avanzaba seguro hacia el ambiente desde donde debía dirigirse al jurado de
honor. Se hacía interminable el camino.

En el trayecto al lugar en donde daría su discurso, pensaba en su madre. En todas


aquellas veces en las que le había comprado un regalo. Pues era la manera de expresarle
su amor a diario. También tenía un padre maravilloso, noble, muy humano pero era
opacado por el protagonismo que tenía su progenitora.

Cuando le detectaron la enfermedad a su madre, Luciano estaba a punto de graduarse.


Los doctores le dieron seis meses de vida y él le había prometido entregarle el diploma
el día de su graduación; asimismo, que le pusiera la medalla de abogado.

Lucky sentía que el jurado lo miraba inquisitivamente, pero él era consciente de que se
había preparado para ese momento, su imagen trasmitía confianza, su vestir era el
adecuado para la ocasión, su expresión corporal y dominio de escena completaban la
carismática personalidad que lo caracterizaba.

En los momentos más importantes de su vida, su madre siempre estaba presente y el día
de su graduación la sentía a su lado. Se llenó de seguridad. El examen oral demoró una
hora, pero era tanta su tranquilidad que ni sintió el tiempo.

El jurado antes de deliberar aprobó por unanimidad a Luciano Monteblanco, todos los
asistentes al salón de grados, entre ellos los amigos de su promoción, aplaudieron y lo
felicitaron.

– Bueno, ¡ya soy Abogado! Iré al cementerio ahora a ver a mi madre. –dijo
emocionado Luciano–.

Orgulloso de su éxito, salió inmediatamente de la universidad camino hacia el


cementerio. El camino era largo, y mientras tanto recordaba:

– Ya no estaré hijo cuando te gradúes – Angélica, su madre, se lo proclamó meses


atrás. Él le decía que no hablara eso, que la palabra tiene poder y que ella debía
entregarle su diploma al lado de su padre, pero ya estaba todo diseñado, la vida
lo ponía en una disyuntiva: dar su examen de grado o suspenderlo. Fue ofensivo
el sólo pensarlo, inmediatamente optó por postergarlo y decidió atenderla al
menos los últimos seis meses de vida que le quedaban a su madre.

Luciano no se percató del tiempo. Llegó al cementerio, caminó hasta la tumba de su


madre, miró el jardín, su lápida y pronuncio unas breves palabras:

– Mama, aquí te traigo el diploma. Ya soy abogado.

Se quedó mirando en silencio la lápida y agregó:


– Vine para que sepas que lo lograste, gracias a ti soy abogado, fuiste una gran
mujer, nunca te voy a olvidar. Siempre te amare.

Era una tarde soleada, pero sentía frío en el alma. Sabía en el fondo que no volvería a
regresar al cementerio, que ella ya no estaría más ahí. Solo sus restos que al poco
tiempo se convertirían en polvo. Tenía a toda su familia esperándolo en casa; sin
embargo, su corazón estaba invadido por una sensación de completa orfandad.

Tenía el sueño de compartir todos sus logros con su madre y también con su padre, pero
se sentía más ligado a ella.

Y Luciano se retiró caminando. No sentía alegría por el título obtenido, pues no podía
compartirlo con el ser que mas había amado. Camino a su casa con su diploma en la
mano, recordó aquellas conversaciones en los últimos meses de su enfermedad.

Vamos, bella dama. Qué desea tomar en este día hermoso –Lucky sabía que su madre
tenía una úlcera que se había desencadenado en un cáncer al estómago, que tenía
dificultad para ingerir alimentos sólidos, le daba cada cucharada en la boca y le
limpiaba con una servilleta la comisura de los labios.

Sentía que su madre le había dado, cuando niño, mucho más amor y más cuidados pero
él trataba de entregarse totalmente cada día a servirla, a atender a ese ser que él siempre
vio tan fuerte, tan vital, tan lleno de vida, y que se extinguía de a poco como el sol al
atardecer. Era la oportunidad que la vida le había dado para devolver, en parte, el
infinito amor que había recibido.

Luciano investigó respecto a esa penosa enfermedad que estaba arrebatando al ser más
amado que tenía. Leyó mucho al respecto, pero estaba por ser abogado y pensaba que
debía haber sido médico para salvarla.

No concebía cómo era posible que podía haber tantos médicos y que nadie se haya
preocupado por enfrentar a este invasor de nuestro organismo que nos había declarado
la guerra a muerte y nos estaba ganando muchas batallas.

– ¿Dónde estaban los que se supone debían prevenir las enfermedades? –se
preguntaba.

Siempre que conversaba con Luciano, él me decía que el hombre destruía su propio
hábitat. El cáncer a los pulmones y a la garganta era producido por el mismo hombre
para dañar a sus propios semejantes. A vista y paciencia de todas las autoridades se
comercializaba un veneno, un producto adictivo: el cigarro, que tarde o temprano
terminaría asesinando al consumidor con una penosa enfermedad. Y como Pilatos se
lavó las manos al entregar a Cristo al suplicio y muerte, estos publicaban un slogan con
el que consideraban se eximían de toda responsabilidad legal, moral y humana: “Fumar
puede ser dañino para la salud”.

Los medios de comunicación también estaban comprometidos en esos crímenes


masivos. Luciano era radical en sus apreciaciones, había analizado la cadena que existía
detrás del cáncer, pero no sabía cómo combatirla –ya era muy tarde para su madre–.

Los hipócritas la denominaban libertad a poder suicidarse de manera sistemática con


productos nocivos para la salud, por la inducción del entorno y de los medios de
comunicación que inducían a su consumo masivo de manera subliminal y directa todos
los días.

En las reuniones que tuve con Luciano, pude percatarme que le había afectado
demasiado la agonía de su madre y se encontraba resentido con todos, con él mismo por
no haber atendido oportunamente a su mamá.

Se dedicó a investigar la procedencia de los distintos tipos de cáncer que aquejaba a la


humanidad. Yo ya estaba dudando si se recibiría de abogado o iniciaría estudios de
medicina.

Me solía decir que la humanidad por la actitud del hombre por su conducta estaba
destinada a su extinción. Que el hombre aburrido de su propia existencia creó la manera
de destruir todo lo que con tanto amor y dedicación había creado Dios y la naturaleza
misma.

Luciano pensaba mucho en todo ello, reflexionaba y terminaba frustrado pues


entendía que estaba envuelto en un sistema, en un mundo que estaba ciego a los
sentimientos, a las emociones, que no tenía conciencia de lo que estaba haciendo.

Luego de sus reflexiones se acordaba de que su madre lo necesitaba y le preparaba todo


tipo de jugos, de extractos, por la dificultad que tenía Angélica de ingerir otro tipo de
alimentos.

Luciano se martirizaba porque afirmaba que esos cuidados debía habérselos dado
antes que enfermara. Ella hacía cómoda la vida de Luciano y sus demás hermanos, pero
a nadie se le ocurrió atenderla, cuidarla, darle un poco de lo que a diario recibían, se
sentían solo merecedores de su amor, pensaba en su egoísmo personal y de sus
hermanos.

Todos los días en la mañana, cuando ella despertaba, le cantaba una canción para
animarla y ella le decía que cantaba lindo. También le entregaba una rosa apenas abría
los ojos. Durante los seis meses de vida que le quedaba, le decía este regalo es para
ustedes dos. Y más para esta bella flor que disfrutará de tu presencia, de tu aroma, de tu
calor, y que se hará aún más bella entre tus manos.

– Eres un galanteador, así me enamoró tu padre –le decía Angélica. Él besaba sus
manos, su frente, se arrodillaba a los pies de ella. Estaba postrada en la cama y le
decía que la amaba y realmente Luciano amaba a su madre. Ella era mágica.
Siempre me comentaba que la navidad, la primavera, el mar y el campo solo
adquirían un color especial cuando ella existía. Todo se veía a colores, había un aroma,
una luz especial en el ambiente, pero con su padecimiento y su muerte inminente se
oscurecía todo para Lucky. Nada tenía sentido.

Durante los seis meses de vida que le quedaban a su madre, se convirtió en su


enfermero las veinticuatro horas del día, dormía a sus pies. Colocó una cama a su lado
para atenderla de madrugada por si necesitaba de su ayuda.

– La vida te dará una mujer maravillosa un día, yo se lo pediré, que escoja la mejor de
la creación, una que se merezca tu inmenso corazón. Pero ya no la conoceré, te la
enviaremos, será tu regalo de cumpleaños. Lo sabrás, tu corazón te lo dirá –Angélica le
decía a Luciano y él sólo hacía todo lo que podía para no llorar. Se contenía, pues sabía
que la vida de su madre se extinguía y que por más amor que le diera no podría salvarla

– Se irá siendo totalmente amada por su hijo, por uno de sus engreídos –él decía.

Una fría mañana de Junio, a pocos días del cumpleaños de su madre, se fue esa mujer
mágica pues el Señor se la llevó. Todos lloraban su muerte. Una noche antes, Luciano le
había pedido a Dios:

- Padre, cúrala, sabes lo buena que es. Tú más que nadie sabes que no es digno
que tu creación se extinga de esa manera. Si no has de curarla, llévatela, pero no la
tengas así, que no sufra más.

Esos seis meses, Luciano no dormía completamente, despertaba con los quejidos de su
mamá y la atendía de inmediato. Vivió la enfermedad de ella, por ello se lo pidió al
Señor una noche antes que falleciera, solo quería tener el tiempo suficiente para
dedicarle su diploma de abogado a ella que lo acompaño a la universidad el primer día
de clases. Recordaba que ese mismo día le regaló una manzana de fiambre como cuando
era un pequeño en el jardín de niños. ¡Cómo no recordarla! ¡Cómo no rendirle un
homenaje a esa mujer maravillosa! Se sentía frustrado, quería darle de todo, que disfrute
con él todo el fruto de su esfuerzo.

Hasta que llegó el día de su graduación, y aprobó de la manera más satisfactoria. Sintió
que su madre estaba presente a su lado.

Muchas veces los jóvenes y los niños creen que sus padres son eternos, y no les dan el
respeto, el trato y la atención que se merecen en vida. Ellos lo dan todo por sus hijos,
sus mejores años, su vida entera y algunos esperan solo los últimos momentos para
atenderlos, para ser conscientes de su existencia. Solo llenan de flores sus lápidas
cuando en vida únicamente se les debe dar consideración, respeto y amor. Luciano se
sentía incómodo con él mismo a pesar de que le entregó seis meses de su vida
íntegramente, para él no era suficiente lo que había hecho, pensaba que su madre era
eterna, quería llevarla de viaje a los lugares que ella deseaba y darle sus gustos. Su
muerte frustro los anhelos de Luciano
NOMBRADO MAGISTRADO

Luciano tuvo el honor de formar parte de los magistrados más jóvenes de su


generación. Fue nombrado Fiscal en la ciudad que alumbró su nacimiento. Una de las
experiencias que vivió allí, fue la vez que asistió a la sentencia del delincuente mas
peligroso del país . Las autoridades judiciales lo condenarían a cadena perpetua. Había
asesinado a sangre fría a muchas personas ya que era un asaltante peligrosísimo.
Cuando lo vio, reconoció en su mirada algo muy familiar, entonces se acercó a verlo y
le parecía imposible.

Era Danny, su amigo de la adolescencia, habían pasado solo algunos años y estaba
totalmente avejentado por las drogas y la vida que decidió tener. Había sido identificado
recientemente como el asesino más grande de la historia criminal a nivel nacional,
mataba sin piedad. Se acercó aún más a él, Danny reconoció inmediatamente a Luciano
apenas ingresó a la sala de audiencias.

No era propio del cargo de Luciano demostrar afecto o relación alguna con los
condenados a prisión, pero en esos momentos a él no le importaba, solo quería
estrecharse en un fraternal abrazo con su amigo de la adolescencia.

Los demás magistrados quedaron confundidos ante su actitud para con el condenado.
Pero Luciano, ante la atónita mirada de todos, abrazo a Danny y no pudo evitar
derramar unas lágrimas. No dijeron palabra alguna, solo se miraron fijamente.

En sus miradas se reflejaba una profunda melancolía. Era el reencuentro de dos amigos,
de dos hermanos que un día decidieron tomar caminos distintos y las circunstancias los
presentaba nuevamente frente a frente como la primera vez cuando eran casi unos niños
el día que se conocieron. En esos instantes, en lo mas profundo de sus miradas
retrocedieron en el tiempo y recordaron sus años de la infancia.
LOS CHICOS DEL BARRIO

Era un grupo de diez chicos que se reunían todos los días en el parque frente a sus casas.
Se conocían desde niños y ya habían crecido. Los mayores tenían dieciséis años y
estaban terminando secundaria y los que eran menores tenían catorce años y formaban
parte del grupo. Todos hacían deporte, se iban a fiestas juntos, a paseos, a la playa, al
campo, y lo que más los unía era la música rock. Era la década de los setenta y habían
muchos grupos musicales: los Rolling Stones, Gran Funk y The purple , entre otros.

Ellos tenían un gran sueño: convertirse en la mejor banda de rock del mundo. Para ello
se habían preparado particularmente cada uno de ellos y el destino los juntó. Todo
parecía estar diseñado para que lo sean.

Alex era un experto en la batería, en los teclados estaba Juan , en la primera guitarra
André, en el bajo Johnny en la batería Danny y de vocalista estaba lucky. Por otro lado,
July, Melissa y Stefanía en los coros. Todos los chicos habían concluido sus estudios en
el conservatorio de música y se estaban preparando para competir en un concurso
nacional para elegir al mejor grupo nacional de rock.

– ¡Alex, llama a Johnny y André, que aún no llegan! –Danny gritó.

– Este par siempre llegan tarde a los ensayo –Alex renegaba.

– Vamos Alex, solo están algo tarde, tal vez tuvieron algún problema –Luciano
intercedía.

– ¡Es que me tienen hartos! Siempre tengo que llamarlos –replicaba Alex.

Justo en esos precisos instantes aparecieron Johnny y André. Venían riéndose.

– ¡Miren a la hora que están llegando! Ustedes se creen los grandes artistas –dijo
Alex.

– No seas renegón, ya estamos aquí –contestó André.

Así era casi siempre, alguien se tardaba pero se daban el tiempo para practicar la
música que tanto les gustaba.

Los chicos no solo conocían la teoría musical, la practicaban con pasión y la


expresaban en cada uno de sus encuentros en la casa de Danny que era como el
segundo hogar de los muchachos.

El grupo al que pertenecía Luciano creó su propia banda de música y contaban con
más de lo que tenían las bandas a las que admiraban. Aquellos solo contaban con tres
músicos; en cambio, el grupo del que formaba parte Luciano estaba formado por nueve
integrantes y todos habían estudiado música menos Luciano que era la primera voz de la
banda, la cual se llamaba “Refugio”
Realmente el nombre que le pusieron a la banda nació un día que se pusieron a pensar
qué nombre le pondrían y hubo varias propuestas:

– Yo opino que debe llamarse Los “Olvidados” –dijo Danny.

– No me parece, suena mejor “Los Rebeldes” – propuso Juan

Luciano estaba en silencio así que todos los chicos lo quedaron mirando y le pidieron su
opinión. Él era respetado por su capacidad analítica y su elocuencia así que Luciano se
pronunció:

– Podría llamarse “Refugio” porque es un sentimiento el que nos une. Es el lugar


que nos acoge, en el que nos sentimos bien. Seguros y libres.

– ¡Ha hablado la sabiduría! así se llamará. ¿Qué les parece muchachos? –Danny
interrumpió.

Todos aceptaron dando gritos de algarabía como si hubieran descubierto algo muy
importante. Era el modo de festejar el nacimiento de la identidad del grupo.

El grupo ensayaba y los vocalistas tocaban muy bien pues eran de primera. Tenían
talento para competir profesionalmente inclusive internacionalmente. Luciano contaba
con una voz prodigiosa, cantaba todo tipo de géneros musicales. Interpretaba la música
lírica, también componía canciones pero albergaba en su alma el deseo de ser abogado y
literato, por su espíritu que anhelaba la justicia.

– Oye Alex ¡ponle más sentimiento a esa batería! –decía Danny

– Está bien, hermano. . - Le respondía Alex.

– Luciano, ¿qué canción quieres cantar? – preguntó Danny.

– Probemos con “Humo en el Agua”. –respondió Luciano.

– Uno, dos, tres. –Danny dijo y André entonaba los primeros acordes de su
guitarra, Juan hacia vibrar su piano y Danny empezaba a saltar como un loco
simultáneamente, con la entrada estrepitosa de la batería de Alex.

– Vamos, Luciano. ¡Canta! El público te aclama. –gritaba Danny.

Eran días mágicos los de esa época. Todo se veía a color, la juventud hacía que se
sientan así, querían atrapar el tiempo en sus manos y disfrutarlo sin medir muchas veces
las consecuencias.
July, Melissa y Stefanía formaban un coro de lujo, cantaban como los ángeles del
cielo. Luciano era respetado por su calidad de voz e interpretación, tenía un gran
talento. Todos lo animaban para que estudie música y canto, pero él tenía otros sueños
pues el canto era solo uno más de los dones que tenía. Por su lado, las chicas solo
pensaban en las fiestas y en los chicos de moda. Siempre admiraban a los galanes de las
novelas o del cine, muy propio de su edad lo que las hacia vulnerables a cualquier chico
con cara bonita.

Se conocían desde niñas, fueron al mismo colegio, estudiaban juntas y eran las voces
femeninas del coro.

July venía de un hogar disfuncional, sus padres siempre peleaban. Ella trataba de estar
el menor tiempo posible en su casa, buscaba a Melissa y Stefanía y se iban juntas a
estudiar . Muchas veces se reunían en la casa de Danny para realizar sus tareas juntas.

Los chicos de la banda estaban preparando una sorpresa para July por su cumpleaños
que era el veintitrés de septiembre, el día de la primavera. Los chicos pensaban ir en
conjunto con todos los instrumentos y tocar en su casa, pero ocurrió lo inesperado, la
mama de July se marcho de su casa para siempre sin despedirse de su hija.

July cursaba el cuarto año de secundaria, estaba en plena adolescencia y pensó pasar su
cumpleaños con sus padres para luego estar con los chicos de la banda, pero cuando
llegó a su casa, su mamá se había ido. Se llevó todas sus cosas abandonando su hogar y
dejando a su esposo endeudado.

También se llevó el dinero que había en una caja fuerte y varias joyas, todo eso era
garantía de la futura educación de July. Dejo a ambos quebrados económicamente,
pero eso no le interesó a su papa quien se sintió liberado de la carga de haber tenido que
soportar la presencia de una mujer que nunca quiso ni a su propia hija.

El señor era un profesional muy preparado, la mama de July se llamaba Susana.


Parecía una persona tranquila, no se metía con nadie, July le contó a Luciano que su
abuela fue abandonada por su abuelo por eso su mamá pasó una niñez muy triste sin
imagen paternal, sin hogar y sin familia. Paso su vida de casa en casa. Sus tías la
recogían por tiempos y se la llevaban de un lado para el otro, donde tenía que hacer de
empleada para ganarse un plato de comida.

July decía que su papá siempre se sentía infeliz por la pareja que eligió y cuando quiso
alejarse de ella para irse al extranjero su mamá apareció en el aeropuerto, al verla en
estado de gestación se frustró su viaje. Eran aun muy jóvenes cuando se unieron, esa
inexperiencia y el no haberse conocido realmente los llevo a una vida de conflictos e
infelicidad que finalmente afecto la niñez y adolescencia de july.

Esa fue la antesala de su nacimiento, sentía mucha pena por la infancia que vivió. Todo
envuelto en un ambiente de líos entre sus padres por las diferencias culturales y
valorativas que tenían entre ambos, a pesar de todo ella sentía que su padre la amaba.
July pensaba que era incomprensible cómo se podían traer niños al mundo dos personas
tan distintas, cómo podían coincidir solamente en un momento para satisfacer sus
deseos sexuales sin medir las consecuencias. Creo que no es humano, pensaba. No es
justo porque las consecuencias las pagan todos: la pareja que se eligió de manera
inadecuada y los hijos que nacen en un hogar sin estabilidad ni amor.

Su madre la había hecho dependiente a ella y la abandonó de un momento a otro. Para


July fue el día más triste de su vida y le marcó la adolescencia. Esa misma tarde fue a
buscar a Melissa y Estefanía, todas lloraban juntas.

Cuando Luciano se enteró de todo lo ocurrido, sintió un rechazo por esa señora. No la
entendía, pues pensó solo en ella, como mujer, no como madre.

Decían que el padre de July no era un santo, era un señor atractivo y educado, pero
nunca le descubrieron nada irregular.

Era un medico reconocido en su comunidad, totalmente distinto a su esposa en todo


aspecto, pienso que la mala elección de pareja ocasionó el sufrimiento de toda una
familia. El señor sufrió, no fue feliz, sufrió la mamá de July y padeció principalmente
una inocente jovencita.

Era primavera, se sentía el sol en todo su esplendor; sin embargo, July parecía tiritar
de frío.

– Vamos a mi casa, no he almorzado aún, quisiera me acompañes –dijo Luciano.


– Gracias, Luciano, pero no tengo hambre –contestó July.
– ¿Cómo nos pudo hacer eso? ¡No pensó en mí, nunca me amó! Se fue justo el día
de mi cumpleaños.
– July, no la juzgues ni condenes. ¡Perdónala! –.
– Para ti es fácil, porque tu madre es una santa. Yo no tuve la misma suerte –.
– Cada hogar siempre tiene sus propios problemas, son las adversidades de la vida
pero en nuestra decisión está el llenarnos de odio, de rencor, o perdonar y seguir
adelante. Estoy contigo, July. Soy tu amigo, tienes que salir adelante, esta es una
gran prueba –.

July abrazó a Luciano entre sollozos, el, no pudo evitar sentirse triste, se quedaron un
rato abrazados en silencio. Esa tarde nació una amistad eterna entre ellos.

July se quedó con su padre. Este tenía un cargo muy importante en una reconocida
institución medica, pero tubo que dejar ello por atender a su hija, por dedicarle mas
tiempo y se dedico solo a atender en su consultorio en los horarios que july estudiaba
en el colegio .

July se sentía amada por su padre, la apoyaba en todo. Cuando se fue su mamá se
estrechó más la relación con su progenitor, que lo sentía como su mejor amigo, y con el
tiempo llegó a entender que ninguno de sus padres era malo. Lo que había ocurrido era
que se había evidenciado sus diferencias y no podían ni debían vivir juntos, no eran
compatibles en ningún aspecto. Aceptó que su mamá se haya ido, que no fue la más
óptima manera de hacerlo pero finalmente, fue lo mejor. Ya no había discusiones, ni
pleitos, ni enfrentamientos diarios.

July se sentía orgullosa de su papá, lo admiraba y a pesar de las discusiones que


presenció en que la aparente víctima era su madre, no odiaba a su padre; por el
contrario, lo amaba y llego a perdonar a su mamá. July era demasiado noble, no sabía
odiar. Luciano la admiraba y la quería como a una hermana menor.

Un día, Luciano vio a la mamá de July en la calle. Estaba, delgada, más opaca que
antes, parecía una persona enferma. Sintió una mezcla de sentimientos, compasión y
pena, la vio tan desprotegida; pensó que no supo elegir, no supo decidir lo correcto, que
cuando abandonó a su hija se condenó para siempre. Que por ningún hombre o mujer se
debía abandonar un hogar, que era preferible que conversaran civilizadamente y se
luchara por mejorar la relación y de no ser posible terminarla pero de una manera
amigable honesta sin causar daño a nadie.

Luciano creía que existía un Dios que es tan bueno que perdona nuestros pecados pero
no las consecuencias, y ella estaba pagando las suyas, tal vez ella también fue víctima
de la vida, de las circunstancias. La señora Susan también paso una infancia infeliz no
pidió que su papá abandone a su mamá, y que su mamá no la tomara en cuenta como es
debido, que no tuviera una infancia feliz. Y repitió su vida en su matrimonio, Luciano se
compadeció de la vida de esa señora.

EL CONCURSO DE LOS GRANDES

Los chicos se habían preparado para el concurso de rock más importante, este
concurso era auspiciado por las empresas más reconocidas del país. Todos estaban
emocionados.
Se debían presentar el veinticuatro de julio, fecha del cumpleaños de Luciano. Estaban
nerviosos porque había llegado la hora de demostrar quiénes eran, serían vistos por
millones de personas e imaginaban las luces, las cámaras y el escenario. Todo el público
en el teatro más importante de la Capital.

La noche anterior se reunieron en la casa de Danny.

– Chicos, llegó la hora. Se presentarán diez grupos, no piensen en la competencia.


Solo demos lo mejor de nosotros, no interesa el resultado. Lo más importante es
estar conformes con lo que entreguemos mañana –dijo Luciano.
– Eso es poesía, Luciano, nos hemos preparado para ganar, somos los mejores, no
estoy preparado para perder –dijo Danny.
– Yo quiero ganar tanto como tú, pero no pensemos en el resultado. Solo debemos
entregar lo mejor de nosotros en el concurso. El resultado ya no depende de
nosotros –replicó Lucky.
– Tienes razón –dijo André.y Danny quedo callado.

Por fin llegó el día esperado. Los chicos pidieron que Luciano los represente al
momento de la presentación del grupo.

– No piensen en nada más que en dar lo mejor de cada uno de ustedes en el


escenario, en la interpretación del tema que escogimos –dijo Luciano a los
chicos de la banda antes de salir al escenario.

– Concéntrense en el rol que le toca a cada uno. Alex, tú y la batería son uno solo.
Juan acaricia como nunca tus teclados. André y Johnny, solo sientan la melodía,
que fluya todo el arte desde su interior. Toquen como saben hacerlo. Danny, tú
serás la segunda voz masculina y estarás flanqueado por las chicas, no necesito
decirte nada, ya sabes lo que tienes que hacer –dijo Luciano.

– Chicas, solo les puedo decir que me siento orgulloso de que ustedes pertenezcan
a nuestro grupo, sus voces le dan estilo, belleza y elegancia a nuestra banda.
Canten con el alma como saben hacerlo. Somos un equipo, por último no
piensen en la calificación solo den lo mejor, nos hemos preparado para este
momento y lo importante es que estemos conformes con nosotros mismos al
margen de si pasamos o no a la final –agregó Luciano.

Un llamado los interrumpió e inmediatamente después se escuchó una voz:

– ¡ Con ustedes el grupo “ Refugio ”¡

Se escuchaba una gran ovación, toda la juventud de la ciudad y algunos que los
conocían habían asistido para animarlos con pancartas, banderolas. El teatro era un
manicomio, salieron los chicos vestidos adecuadamente para el evento musical, el
animador entrevisto al líder de la banda

– ¿Cómo te llamas?
– Luciano –contestó Lucky .
– ¿Cómo se sienten en estos momentos? El país entero los está viendo –dijo el
animador.

Luciano tenía una personalidad muy segura y le dijo:

– Estamos agradecidos con los organizadores de este gran evento, por la


oportunidad que nos dan y esperamos no defraudarlos.

Esas fueron las palabras que sirvieron de antesala para que el grupo empiece a tocar el
tema que tanto habían practicado y lo sentían como propio: “Humo en el agua” del
grupo Deep Purple. Ni bien empezaron toda la juventud que se había dado cita explotó
de júbilo, la música que interpretaban era electrizante, los organizadores quedaron
sorprendidos.

De todos los grupos que se presentaron al concurso solo debían pasar a la final cinco.
Esa noche ante todo el público, el animador del programa procedió a mencionar a los
grupos que pasarían a la final del concurso.

Los chicos estaban nerviosos, todo el salón de espectáculos quedó en completo silencio.
El animador del programa anuncio a los seleccionados que pasarían a la final del
concurso:

– Pasan a la final en primer lugar el grupo ¡Refugio!

Apenas se escuchó el anuncio el local se convirtió en una locura. Las chicas saltaban
gritaban, agitaban las pancartas, las chicas del coro de la banda se abrazaban y se
pusieron a llorar mientras que los chicos saltaban y gritaban.

Luciano solo sonreía, él estaba conforme antes de la calificación, sintió que todos los
chicos se entregaron totalmente en el escenario. Finalmente no le interesaba el
resultado, ya que éste debía ser sólo una consecuencia justa al esfuerzo, al trabajo, al
arte entregado. Luciano realmente estaba preparado para toda circunstancia pues la vida
y su familia así lo habían formado.

Luego el animador dio el nombre de las otras cuatro bandas finalistas, los chicos ni le
prestaron atención, estaban festejando.

NUEVO AMBIENTE

Hemos pasado a la final pero éste es solo el comienzo. Si deseamos ganar el concurso,
debemos estar sintonizados, amigos. ¿Qué es lo que esperamos de este concurso, la
fama, una gran satisfacción, los premios, reconocimiento de nuestro talento, popularidad
ante las chicas? ¿Qué esperamos, amigos? Danny, dime tú ¿Qué esperas de este
concurso? –Luciano preguntó.

– Todo eso y mucho más –Danny respondió.


– ¿Y tú, André? –preguntó Luciano.
– Dinero, fama, chicas –André contestó.

Todos tenían una visión materialista del concurso, propio de sus edades y fantasías
juveniles.

– ¿Y tú qué esperas, Luciano? –Danny preguntó a Lucky.


– ¡Yo ya conseguí lo que esperaba¡ ¡Disfrutar este momento que es un regalo de la
vida! Tener la oportunidad de expresar el don que me fue dado: ¡Cantar! El solo
hecho de hacerlo ya es ganancia para mí, no necesito más, lo demás es
consecuencia.

Bueno que les parece si practicamos y dejamos de hablar dijo Danny y todos
empezaron a coger sus instrumentos dando inicio al ensayo , en esos instantes llegaron
unos chicos de otro barrio, ese día marcó el destino del grupo, asistieron al ensayo
musical invitados por Danny. Eran amigos de su colegio, tenían el cabello largo y
apariencia de mayores, les gustó la música que tocaba el grupo, en la casa de Danny,
quien siempre pretendía ser el líder de la banda musical.

Aparecieron como si fuesen los integrantes de la agrupación que interpretaba, un grupo


de seis muchachos de casi la misma edad de los chicos del refugio, pero parecían
extranjeros por su apariencia, su manera de vestirse, comportarse, y saludarse. Al
momento que Luciano los vio sintió que habría problemas.

Lucky siempre fue una persona que tenía percepciones, como que profetizaba lo que
ocurriría pues apenas veía a una persona, la detectaba, la escaneaba, sabía lo que quería
esa persona, las intenciones que tenía y si era de confianza o no. Esa percepción lo
heredó de su madre quien sabía lo que pasaría, lo decía y así ocurría. Por eso los
hermanos de Luciano tenían miedo cuando ella proclamaba algo.

Los chicos nuevos que llegaron entraron bailando y saltando como locos al son de la
música que estaban tocando, el ingreso a la casa de Danny fue espectacular, parecía que
ellos iban a dar un concierto. Interrumpieron la música porque Danny, quien estaba
tocando la batería en esos momentos, saludó al líder del otro grupo pues Alex había
faltado a las prácticas musicales.

Luciano ejercía un liderazgo natural, era carismático y siempre escuchaban sus


opiniones pues lo reconocían como el más estudioso y aplicado del grupo; además, era
la primera voz de la banda, de ello siempre tuvo celos Danny pues sentía que le
arrebataba el liderazgo sin necesidad de hacer locuras.

El padre de Danny había fallecido cuando él era aun un niño, prácticamente, no lo


recordaba y su madre era una profesora de música. Puede que de ahí haya sacado la
vena artística, él era hijo único, pero al haber crecido sin una imagen paterna y lo
ocupado del trabajo de su mamá, quien sólo llegaba prácticamente a descansar, motivo a
que Danny buscara el calor, el amor y la atención que necesitaba en otros lugares, y que
muchas veces eran los equivocados.

Pero Danny siempre decía que no tenía la culpa, que él no pidió que su padre muriese,
ni que su madre esté ocupada todo el día en su trabajo. Creció y se moldeó en un
ambiente, en un entorno que no contaba con una dirección ni calor familiar.

Por momentos, Luciano veía a Danny sollozar en silencio, entendía su situación pero
era rebelde, no quería la compasión de nadie menos la de Lucky al que veía como su
competencia en el liderazgo del grupo.

La banda musical era lo mejor que tenían los chicos. Los despejaba sanamente,
afloraban sentimientos muy personales, muy particulares de cada uno de ellos.

Danny presentó a todos sus amigos que venían de un colegio particular; por ello, podían
llevar el cabello largo. En esos momentos, Fernando, el más alto del grupo que recién
llegaba, sacó un pañuelo de su bolsillo y dijo:

– ¿Quieren fumar?

Todos los chicos de la banda, menos las chicas y Luciano, se acercaron a curiosear, qué
era lo que tenía.

– ¡Chicos, es marihuana! – dijo Fernando.

Era una hierba seca, verdusca, así que empezó a preparar un cigarrillo llenando el
contenido con hierba y le pasaba la lengua al papel que la contenía. Luego lo prendió y
salía un aroma pesado, este chico animaba a todos a que consuman ese cigarrillo.

Luciano sabía que era algo malo, su familia se lo había advertido diciéndole que él no
necesitaba drogas, que él era grande, que todo lo podía hacer sin necesitar nada artificial
para lograrlo, que era un ganador. Decían muchas cosas positivas de su persona, se lo
hacían saber y le depositaron la confianza. Luciano les creyó.

– Deseas una piteada? –


– ¡No necesito eso! –le contestó Lucky.
– ¿Tienes miedo? –Fernando volvió a preguntar
– No, simplemente no lo necesito –.
– ¡Esto te hará sentir mejor! –.
– Me siento bien así como estoy –Luciano replicó.

Fernando se rindió y no insistió más.

Luciano decidió lo mejor, no consumir porque había recibido una orientación previa. En
su hogar había comunicación, le desarrollaron una personalidad segura y ganadora
desde muy niño, nadie decidía por él, no le afectaba la presión del grupo, realmente era
un líder ya que no se dejaba manejar por el entorno. Él tomó la mejor decisión de no
consumir droga ese día, ni nunca en su vida, ni por curiosidad, ni por presión de grupo,
ni mucho menos por necesidad.
Luciano nunca fumó un cigarrillo, nunca tomó licor ni consumió drogas, realmente era
un chico bastante sano. Pasó la prueba de fuego, primero la curiosidad y luego la
decisión pero sus amigos del grupo cometieron el peor error de sus vidas. Ese día por
curiosidad y por presión de grupo se iniciaron en el consumo de drogas y luego se
hicieron dependientes.

Luciano se enteró que el tal Fernando se dedicaba a vender esa droga y esa era su
táctica. Primero les invitaba, luego los convertía en sus clientes por la adicción que les
generaba, era una trampa en la que caían la mayoría de los chicos en toda la ciudad por
inexperiencia. Por falta de seguridad en sí mismos y por seguir al grupo por falta de
apoyo y orientación de sus padres, por no atreverse a decir no a la primera vez, a la
segunda y a las que vinieran.

Esa decisión marcó la vida de todos los miembros de la banda musical, parecía que el
consumo era como un juego de jóvenes y que no había peligro, pero luego te envolvía y
te convertía en un adicto. Te obligaba a robar para conseguir la droga, a envilecerte, a
fallar a tu familia, a involucrarte en problemas policiales y judiciales. Abandonabas los
estudios, perdías la visión de la vida, esa decisión que parecía intrascendente e
inofensiva, al poco tiempo se convertía en una pesadilla.

Con el primer consumo de marihuana o de pasta básica de cocaína, los chicos


ingresaban a un espiral sin salida, a un infierno del que solo la muerte los libraría. La
mayoría de los chicos creían que podían utilizar la droga y luego dejarla pues decían la
clásica: “No hay problema después lo dejo”. Pero eso era falso, era la peor mentira, una
vez que probaban caían en la trampa, en el vicio y en todas las calamidades que
involucra el consumo de drogas.

NOCHE DE ANTORCHA
Los chicos de la banda pidieron permiso a sus padres para pasar un fin de semana en la
playa, el cual les concedieron gustosamente porque estaban orgullosos del éxito que
habían obtenido.

Ya eran casi todos mayores de edad, habían cumplido los dieciocho años y debutaban
con su libertad.

Fue maravilloso el camino a la playa, todos reían y bromeaban. Iban escuchando


música a todo volumen, sentían la libertad plena. Las lunas del ómnibus abiertas, el sol,
la brisa, los cabellos despeinado, todos querían hablar y contar sus anécdotas, se
entremezclaban las historias con el ruido del carro del trayecto a la playa. Fueron un
grupo de veinte jóvenes entre chicos y chicas.

Salieron a las siete de la mañana, la mayoría comentaba que no habían dormido por
esperar a que amanezca. Tenían temor de que se les pasara la hora, no querían perderse
el viaje por nada del mundo.

Llegaron temprano a una playa del sur y armaron sus tiendas de campaña, todo estaba
listo. Era un día de sol impresionante. Se pusieron sus ropas de baño y lo primero que
hicieron fue correr hacia la orilla del mar y darse un chapuzón.

Era un día sábado y el hambre no tardo en despertar el apetito de los veraneantes, cada
quien había llevado sus fiambres para el día.

Hicieron un gran círculo al costado de las tiendas de campaña y empezaron a almorzar.


Se sentía la comida más agradable que de costumbre, era el aroma del mar y la alegría
que tenían. Luego descansaron sobre sus toallas que tendieron en la arena, sentían la
caricia de los rayos solares, el aroma del mar, la brisa marina y el sonido de las olas. Era
la gran calma que necesitaban esos juveniles espíritus inquietos.

Fue muy bello todo, estaban en una playa lejana en la que se sentían dueños de todo el
litoral, parecía que habían naufragado y tenían toda una isla solo para ellos. Luego
André animó a todos para jugar un partido de voley a fin de que las chicas también
participen; entonces, se formaron equipos y jugaron, luego probaron con el fútbol y las
chicas también se divirtieron.

Llegó el atardecer y el cielo se tiñó de colores perfectos y armónicos. El sol se despedía


de ese extremo de la tierra y se iba a calentar otras zonas lejanas donde empezaba
amanecer y les dejaba a la luna junto con la noche para disfrutar el hermoso paisaje
celestial del cielo azul estrellado.

Prepararon una gran fogata, se sentaron todos alrededor con guitarras y panderetas y con
unos palos largos ensartaron los embutidos y los pusieron al fuego. Cantaban las
canciones de moda, la noche prometía ser entretenida. El amanecer debía ser más
entretenido aún pues tenían que buscar el alimento ya que las reservas se habían
acabado. Se irían muy temprano al muelle a pescar con sus cordeles y debían buscar los
anzuelos

Los chicos de la banda musical que ya se habían vuelto adictos a la marihuana se


apartaron del grupo y se fueron cerca de la orilla del mar a consumir su droga. Luciano
los veía como se desesperaban por darle una piteada al cigarrillo, hasta el último
pedacito que quedaba, prácticamente se quemaban los dedos pero seguían fumando
hasta que se extinguía la última porción de hierba encendida ya casi entre sus dedos.

Luego regresaban todos eufóricos, no eran ellos ya que tenían otra personalidad.
Utilizaban la droga para darse valor, para decir y hacer cosas que no se atrevían a hacer
sin ellas. André, que generalmente no hablaba y era bastante introvertido, se volvía
locuaz, un gran orador, aunque no decía nada importante pero hablaba y hablaba sin
parar. Esa noche nunca la olvidarían porque marcaría sus vidas para siempre.

Danny sacó unas botellas de vino de su mochila y empezaron a tomar. Luciano les
recomendó que no lo hicieran pero estaban fuera de sí con la droga que habían
consumido y bebieron en demasía. André era el más joven del grupo pues tenía solo 15
años, sus padres habían recomendado cuidarlo pero ya se había enviciado con la
marihuana y también tomó vino.

– No tomes ni fumes, anda a descansar, mañana nos levantaremos temprano y


disfrutaremos un día lindo. Iremos a pescar –Luciano le dijo a André.

André no le hizo caso, decidió seguir al grupo que admiraba a Danny que era su líder.
Una vez que se terminó el vino, Danny se desnudó totalmente y se fue corriendo al mar,
pues él nadaba muy bien, y los demás chicos lo siguieron.

Era de noche y la luna estaba espléndida pero Luciano decidió no seguirlos, a pesar que
era un experto nadador pero nadie lo sabía realmente, aprendió a nadar en la academia
más exclusiva de la ciudad desde muy niño. Sabía hasta salvataje pero entendía que al
mar no había que retarlo ya que es inmenso y de cuidado.

– Vamos, Luciano, a la orilla nomás, ven no te ahogarás en la orilla –Danny le dijo


a Luciano.

Luciano solo lo miraba y se reía.

André, por seguir al grupo, se desnudó también y se disponía entrar al mar cuando de
pronto Luciano lo tomó del brazo

– ¡No vayas, André! –le dijo Luciano


– ¡Suéltame! –le contestó André y se alejó corriendo hacia el mar detrás de Danny,
su ídolo. Esa fue la última vez que vieron a André.

André era casi un niño, nadie entendió cómo sus padres le dieron permiso para
acampar en la playa. Él admiraba a Danny, lo imitaba en todo y Danny nadó esa noche
hasta el fondo del mar hasta que se perdió su imagen y André lo siguió. Danny regresó
al poco rato y André nunca más apareció.

Con el chapuzón se le pasó los efectos de la droga a Danny

– ¡André! ¡André! –todos gritaban, pero no aparecía.


Danny volvió a entrar a buscarlo mientras que Luciano se quitó el buzo y se puso su
ropa de baño. Entró a buscarlo hasta el fondo del mar. Todos se quedaron asombrados
porque pensaban que no sabía nadar, lo buscó hasta más no poder y regresó después de
un largo rato, todos pensaban que también se había ahogado.

Luciano salió del mar llorando, sus lágrimas caían por su rostro y se confundían con el
agua del mar. Él sabía que habían perdido para siempre a André. Danny se acercó a
Luciano para hablarle pero Luciano pasó de frente, prácticamente lo empujó. Danny se
quedó callado y con la cabeza agachada pues se sentía culpable. Luciano estaba furioso,
se sentía impotente, no quería que Danny le hable, no quería verlo porque lo golpearía.

André decidió mal. No tuvo quien lo orientara, ni hermanos, ni padres, ni profesores,


solo una imagen desdibujada de un líder, de un ídolo de barro. Danny era uno de los
culpables de esa tragedia y él lo sabía, era su peor castigo ya que su fuero interno se lo
decía. . Esa noche nadie durmió, salieron a buscar ayuda, a dar parte a la policía, lo
buscaron infructuosamente hasta el amanecer, nunca más lo volvieron a ver. Danny
lloraba desconsoladamente en un rincón, nadie se le acercó.
LA FINAL DEL CONCURSO

Llego el día esperado por todos los chicos, la final del concurso sería en el estadio más
importante del país. Estaba lleno de juventud. Miles de jóvenes esperaban ese día de
fiesta. Antes de salir al escenario, los chicos estaban nerviosos, nunca habían tocado
ante tanta gente, sentían que estaban tan cerca a la gloria. Realmente era una sensación
indescriptible.

Se podía ver una gran cantidad de periodistas y de cámaras. El bullicio de los que
habían ido animar a sus grupos preferidos era total. El animador fue llamando a los
participantes para que presenten su tema musical. Los chicos estaban nerviosos.

– Parece que nos están dejando para el final –dijo Luciano.

Habían levantado en el centro del estadio un escenario inmenso por el que los chicos
debían subir por una escalera para aparecer de manera espectacular. Luciano estaba
tranquilo y seguro. Empezó a cantar a capella sin acompañamiento, era la primera
entrada del tema. Inmediatamente lo siguió el acompañamiento del teclado, luego
entraron las guitarras y retumbo la batería mientras que las chicas del coro se lucían con
sus esplendidas voces. Realmente era un grupo de exportación.

Lucky cantó como nunca, todos dieron lo mejor de sí. Cuando terminaron el tema, el
público quería que sigan en el escenario, pero los organizadores del evento no lo
permitieron porque ya tenían que dar el nombre del grupo ganador. Los chicos se
sentían seguros de que habían ganado, el reconocimiento del público asistente era el
mejor veredicto.

El jurado estaba entregando el sobre al animador que contenía el nombre del grupo
ganador, este miró su contenido y se pudo ver su rostro de asombro. Todos los asistentes
que fueron al estadio esa tarde quedaron en suspenso, parecía que el animador tenía
temor de dar el nombre del ganador.

– El ganador es el grupo ¡Eclipse! –dijo el animador.

Todo el público asistente al estadio quedó en silencio por unos instantes, no lo


podían creer ni los propios seguidores del grupo ganador, pensaban que era una broma.
Los chicos de la banda quedaron petrificados, hasta que el estadio en pleno expresó su
disconformidad y empezaron los gritos. El público destrozó el cerco de seguridad
porque querían linchar a los organizadores. Los chicos de la banda se habían convertido
en los preferidos de la juventud.

Ingresó la policía y lanzaron bombas lacrimógenas, varios jóvenes murieron aplastados


y asfixiados por la desesperación. Los chicos de la banda salieron escoltados por una
dotación policial.

Al día siguiente, se reunieron. Estaban frustrados y apenados, ya no querían continuar


con su sueño de formar parte de una banda famosa, era el sentir de todos los chicos.
Luciano les pidió que no se apenaran por los resultados descalificatorios, sino por la
muerte de esos jóvenes inocentes que reclamaron y sacrificaron sus vidas por un
resultado injusto. Él, por su parte señaló, que no pensaba cantar en ningún concurso
nunca más, se sentía comprometido con la muerte de esos jóvenes. Los chicos fueron
notificados para declarar, se nombró una comisión investigadora y se sancionarían a los
responsables, los organizadores del evento no midieron las consecuencias.

El grupo fue invitado a un programa periodístico al que fue mucho público para ver a su
grupo favorito. Los entrevistaron, las preguntas iban dirigidas a Luciano que era el
representante del grupo. Le preguntaron qué opinaba del evento, cómo se sentían al
haber sido descalificados tan injustamente y a quiénes consideraban los responsables de
la muerte de un grupo considerable de jóvenes en el estadio. Luciano señaló que estaban
apenados por la muerte de tantos jóvenes y que habían decidido no volver a participar
más en otro concurso, no solo por las injusticias que se cometen sino por las
consecuencias que pueden traer consigo. Y, por último, los responsables directos de esta
tragedia eran los organizadores del evento por la falta de seguridad.

Realmente ese evento marcó el destino de los chicos de la banda, su debut artístico fue
trágico y esa tarde en el estadio también murieron sus sueños de convertirse en una
banda musical reconocida.

Desde esa oportunidad solo se reunían esporádicamente pues con la muerte de Andre
Dany se aparto del grupo, el sueño que los mantenía unidos ya no existía y empezaron a
desarrollar otras ocupaciones propias de su edad, ya estaban encaminándose a dar inicio
a una actividad educativa o laboral, las circunstancias así los obligaba.

Solo se reunían en la casa de alguno de ellos en algunas oportunidades para compartir


sus vivencias. Así se sentían cómodos pues sentían calor, amistad consideración y
respeto. Ellos se necesitaban entre si.
FIN DE AÑO ESCOLAR

Luciano cumplía los dieciséis años y estaba terminando su secundaria. Recordó cuando
jugaba por un club llamado el “Mario Mosto” del colegio Salesiano y ganó un concurso
del mejor goleador del campeonato que fue a nivel nacional y participaron los clubes
más importantes. Logró convertirse en el máximo goleador de fútbol inter clubes razón
por la cual le tomaron fotos y salió en primera plana en los diarios locales, decían que
sería un futuro seleccionado.

Le gustaba mucho el fútbol y lo practicaba desde niño, pues tenía una habilidad innata
para ese deporte.

Era el sueño de todo adolescente jugar en un club de primera y pasar a la selección


nacional, su camino parecía estar programado. Él así lo sentía, pero cuando fueron a
hablar con el tutor de Luciano, quien era un sacerdote alemán del colegio en el que
practicaba fútbol, este rechazó el pedido que le hicieron los directivos de ese club.

– Mira hijo, esos chicos toman licor, fuman y viven en un ambiente de perdición.
Tú eres un chico de buena familia y serás un excelente profesional –le dijo el
sacerdote a Luciano.

Fue la oportunidad de su vida de ser un gran deportista, de ser un jugador profesional y


seleccionado de su país. Pero todo quedó ahí. Después de unos meses jugando fútbol, se
fracturó una pierna y estuvo enyesado tres meses por lo que faltó al colegio todo ese
tiempo, pero tenía un amigo incondicional llamado Abraham quien venía todos los días
a su casa a ayudarle con las tareas. Así que cuando se reincorporó a las clases fue a dar
exámenes y le duplicaron las notas. Aprobó todas las materias gracias al apoyo de su
gran amigo.

Un dieciocho de diciembre era la clausura del año escolar, Luciano llegó un tanto tarde
y algunos alumnos de su salón estaban en la puerta del colegio.

– ¡Luciano, los chicos malos tienen a Abraham en el salón! ¡quieren abusar de el !


–le dijeron cuando lo vieron llegar.

Luciano subió de prisa al segundo piso y al asomarse por la ventana del salón vio que
tenían a su amigo echado en el piso y le estaban quitando los pantalones y él no se
defendía, estaba como paralizado.

Lucky , enfurecido, retrocedió unos pasos y de una patada rompió la chapa de la puerta.
Los chicos malos eran cuatro, los más altos y fuertes del salón de clases , eran violentos
y abusivos.

– ¡Retírate, Luciano o correrás la misma suerte que Abraham! – dijo uno de los
muchachos.

Luciano se indignó y atacó con todo. Se fue encima de Martín que era el líder del grupo,
las prácticas de natación y de pesas tenían en forma a Lucky, así que logró levantar en
peso con facilidad a su contendor que era mucho más grande y fuerte que él y lo hizo
caer al suelo. Luego, le dio varios golpes en el rostro mientras los compañeros de
Martín golpeaban a Luciano en las costillas.

Este tomó una madera que estaba frente a él y le impacto a uno de los que lo golpeaba,
no se había percatado que la madera tenía un clavo que se le incrustó en el brazo de uno
de los que lo agredía y salió abundante sangre. Al ver esto todos los chicos malos
corrieron.

– Vamos a denunciar a esos bandidos a la dirección sugirió Lucky


– No, llévame a casa por favor – .replico Abraham .
– ¿Te han dañado?
– No, pero tengo miedo. ¡Quiero irme de este lugar!

Abraham lloraba, no reaccionaba. Luciano le dio dos cachetadas para que reaccionara y
logró que salga de la crisis emocional en que se en encontraba. Salieron rápido ese día,
no recogieron sus libretas de notas. A los pocos días, Abraham buscó a Lucky para
despedirse porque se iría al extranjero a estudiar medicina.

– Eres mi mejor amigo, nunca olvidaré lo que hiciste por mí –le dijo Abraham a su
único amigo.
– Tú también lo eres. Te debo mi año escolar y toda tu amistad, me ayudaste
bastante. Te voy a extrañar –le dijo Luciano.

Después de esa tarde no se volvieron a ver.


VISITA NOCTURNA

Cuatro chicos del grupo cumplían casi en la misma fecha los dieciocho años, que era
la mayoría de edad. Luciano ya había sacado su documento de identidad ciudadana y
apenas lo obtuvo se lo entregó a su mamá para que lo guardara, así no lo perdería.

Cuando sus demás compañeros obtuvieron sus documentos respectivos lo llamaron


un sábado por la tarde.

– ¡Vamos al burdel a debutar! –le dijeron. Las hormonas de los chicos estaban
alborotadas y animaron a Luciano a ir a un prostíbulo de la ciudad. Luciano
aceptó ir con sus amigos quienes fueron a buscarlo a su casa.

– ¡Apúrate, Luciano! –le gritaron sus amigos desesperados .

El pidió a su mamá su documento de identidad que acreditaba su mayoría de edad.


Luciano tenía una hermana mayor que lo quería mucho.

– Una de sus hermanas mayores al saber que saldría exclamo ¡Mamá, no le des
sus documentos se esta yendo de juerga con sus amigos! – .

Él se ruborizo de vergüenza, pensó que su hermana sabía donde se iba con sus amigos.

Su mamá accedió y le dio sus documentos

– Regresa temprano –le dijo

Luciano se reunió con los demás chicos y llegaron al local donde funcionaba la casa de
citas.
Le preguntaban a las mujeres cuanto cobraban, estas estaban paradas en la entrada de
unos cuartos con luces de colores .

– Hay que usar preservativos para evitar cualquier enfermedad dijo Luciano a sus
amigos, quien no se sentía a gusto en ese lugar de luces tenues, el olor que había
en los ambientes no lo dejaba respirar, era insoportable.

– ¡Mira esa chica, te está mirando!, está guapa –sus amigos lo animaban.

Luciano se acercó a una mujer que tenía apariencia de extranjera, por su acento supo
que era española, era muy bella Le pregunto el costo y luego ella lo hizo pasar a su
cuarto donde lo trato con delicadeza.

El sentía ganas de conversar y saber cómo una persona tan bella podía estar en ese
lugar.

– ¿Por qué trabaja aquí? – le preguntó el.


– Viniste a tener sexo o a conversar - le inquirió la mujer.
– Luciano le respondió que de todos modos le pagaría, pero que solo quería
charlar.
– La chica algo asombrada le contesto, mira llegue de España para casarme con un
novio que es de esta ciudad, llegue ilusionada, pero al poco tiempo mi
prometido me abandono, por el deje muchas cosas valiosas; temí regresar por la
vergüenza de mi fracaso. Sola sin techo ni amistades, no sabia que hacer, sin
profesión ni ocupación, no sabía que hacer.

Usted ni nadie se merecen esto, todos podemos fracasar, pero no debemos rendirnos,
regrese a su país; cuéntele a su familia lo que paso con su novio. Esa es su tierra y ahí
tendrá posibilidades de hacer cosas mas dignas.

Luciano se hizo amigo de la prostituta, a quien trataba como a una dama, esta empezó a
llorar. No llore, regrese a su país, usted no perdió, gano una gran experiencia, el que
perdió fue el tonto que no la valoro, si yo tuviera mas edad, no la dejaría ir; no solo es
bella sino también dulce y tierna. Ella se conmovió con sus palabras, el quería
levantarle la moral.

Luciano tenía un ideal de mujer, por ello evitaba comprometerse con cualquier chica.
Siguieron conversando y no se dieron cuenta del tiempo transcurrido hasta que los
amigos de Luciano tocaron la puerta del cuarto ¡Luciano ¡ ¿estas bien? Le preguntaron,

Esta muy bien, no se preocupen, ya sale -les contesto ella-

El se despidió de la mujer y le dio el dinero por el trato que acordaron, mas ella no
acepto.

Hoy gane mucho mas, gracias por preocuparte por mi – le dijo –

Cuando Luciano salio estaba contento, sus amigos le bromeaban – como te miraba la
española – se enamoro de ti- le decían-

El solo se reía de la ocurrencia de sus amigos y pensaba que si les contaba que solo
converso con ella y la aconsejo para que deje ese mundo tan sórdido, ellos no le
creerían.

Luciano jamás volvió a pisar un prostíbulo. Al tiempo se entero por uno de sus
compañeros que era asiduo concurrente a ese burdel, que la española ya no trabajaba.
Decían que regreso a su país.

Luciano sintió mucha alegría por es noticia. Sus amigos no sabían el motivo de su
algarabía.
ANÉCDOTAS

Una tarde todos los chicos se reunieron, era el cumpleaños de Juan y el prefirió pasarlo
con sus amigos, estuvieron todos los días juntos. En horas de la noche a Estefania se le
ocurrió que contaran anécdotas, para pasar un momento divertido y que para la mejor
historia habría un premio sorpresa, pero deberían ser historias reales.

Luciano inició la rueda y contó una anécdota de su infancia. Resulta que cuando tenía
once años se encontraba estudiando música en el colegio y tenían un profesor que les
pegaba a los chicos cuando no entendían sus clases. Era un mal profesor realmente
porque no se preocupaba por llegar a los alumnos, por despertar la atención y el interés
de estos en su curso. Lo único que ocasionaba era que la mayoría odie la clase; por
culpa de ese mal profesor al que no le debían respeto sino temor. En cierta oportunidad,
les dejó una tarea a desarrollar en el mismo salón, les dijo que desarrollaran en el
pentagrama unas notas musicales y como era de esperarse, todos lo hicieron mal porque
los chicos estaban bloqueados por el temor que les inspiraba dicho profesor.

A todo aquel que le revisaba la tarea y al comprobar que lo había hecho mal, le daba
con una manguera en las manos, en las nalgas, o en las orejas. Ese profesor era
malísimo, todos lo odiaban. Luciano veía que le venía su turno y sudaba frío pues sabía
lo que le esperaba. No era que no entendía la clase sino era el miedo que le producía la
sola presencia de su maestro de música. Los chicos ya conocían hasta el sonido de sus
pisadas y su voz antes que ingresara al salón de clases y temblaban del miedo que
inspiraba ese profesor en el alumnado.

Los alumnos no podían asimilar la clase. Al llegarle el turno a Luciano, este vió a su
alrededor y observó que era un llanto conjunto ya que todos los chicos lloraban por los
golpes que les había dado ese pésimo profesor. Los profesores merecían respeto, pero
debían ganárselo también. Respetando al alumnado, entendiendo que esa es la labor de
un maestro, de un guía, de un mentor. Los discípulos, en ese caso, no le tendrían miedo
sino respeto, admiración y cariño.

Le tocó a Lucky recibir un manguerazo en la oreja izquierda por lo que se puso rojo de
ira, pero no reaccionó. Era su profesor y el era aún muy pequeño.

– ¡Llora! ¡Llora! –le dijo el profesor a Luciano y le propinó un segundo


manguerazo. El no lloraba. La campana lo salvó, era el timbre de salida y todos
debían irse a sus casas.

Ese mismo día Luciano se fue caminando hacia su casa y recién en el trayecto empezó a
llorar, pero en silencio. Se le salían las lágrimas de impotencia y de dolor por el abuso
recibido. Lo habían formado como para que no llore porque era hombre, era un
paradigma familiar así que él no debía pedir clemencia ni nada por el estilo y menos
llorar en presencia de su agresor. Fiel al pensamiento y la cultura de su familia llegó a
su casa y se encontró con su hermano mayor que se llamaba Raúl.

– ¿Qué te pasó? ¿Me parece que has llorado?–le preguntó Raúl. Luciano le contó
el episodio ocurrido con el profesor.
Raúl estaba lleno de ira así que se amarró los zapatos y se dirigió hacia su carro para ir
al colegio. Lucky sabía lo que pasaría. Cuando llegó al colegio y preguntó por el
profesor Rivaroli, éste salió y Raúl de frente le dió dos golpes de puños en la cara por
lo que el profesor cayó noqueado al suelo. El alumnado al ver ese espectáculo quedo
satisfecho porque ese profesor era un abusivo. No era la forma de llamarle la atención,
pero merecía hace tiempo una lección.

Al día siguiente en la clase de música, todos se percataron que el profesor llegó con
unos parches en la cara. Los alumnos contenían su regocijo al verlo en ese estado, pero
Luciano estaba callado, no se inmutaba con nada.

– Uno de ustedes ha mandado al gorila de su padre que me ha pegado ayer porque


ustedes son unas niñitas y han llorado cuando los castigué. Seguro que no ha
sido ningún familiar de Luciano porque él es varoncito, él no llora. –dijo el
profesor de música. Lucky por dentro se quería morir de risa.

Después de algunos años, Luciano se encontró con aquel profesor justo cruzando una
avenida. Alcanzo a reconocerlo, pero el profesor no lo recordaba, lucky pasó por su
lado y le metió un empellón con el hombro aventándolo al piso. El profesor lo miró
asombrado, pero al ver al muchacho alejarse rápidamente, decidió levantarse y seguir su
camino. Luciano señaló que sintió una gran satisfacción al hacerlo por el abuso que
cometió con él y sus amigos cuando aún eran unos niños, pero a la vez se sintió un
miserable porque actuó amparado en su fortaleza física porque aquel hombre ya estaba
viejo y acabado. Hizo lo mismo que el cuando aun eran niños y se sintió mal con su
actitud.

Lucky nunca olvidó ese episodio y le hubiera gustado perdonar al profesor , pero al
poco tiempo se enteró que falleció y se quedó con esa pena de haberse quedado con esa
amarga experiencia.

Continuó Juan y contó lo que le pasó en una oportunidad a una tía que no era muy
querida para él, esta padecía un terrible dolor de muela, se andaba quejando hasta que su
tío Alejandro la llevó al dentista.

¡Pase, señora , - dígame - ¿cuál es su problema? le dijo el dentista

Es una muela que me esta doliendo mucho.

- Pues déjeme examinarla –veo que está bastante malita su muela señora.¡Debo
extraerla ¡

Preparó un inyectable y le aplicó una anestesia y esperó unos minutos a que haga efecto

Y luego de sacarle la muela le receto unas pastillas por unos días

Resulta que mi tía salió del dentista todo adolorida, y se fue a su casa a reposar .
Al día siguiente seguía con el dolor, se seguía quejando. Tuvo que ir nuevamente al
dentista al que le había sacado la muela para que le explique porque seguía con el
malestar.

Cuando llegó y fue atendida nuevamente el saca muela quedó en silencio Le dijo ahora
entiendo porque le sigue doliendo.

– Al parecer le saque una muela buena.

Resulta que mi tía le hizo tremendo lío al doctor y terminó denunciándolo. Tuvo que ir
a otro especialista a extraerse la muela mala.

Estaba tan desconfiada que temía que le saquen otra muela buena y la dejen sin
dentadura de error en error.

Le tocó el turno a Jhonny. Él contaba que siempre llegaba tarde a su colegio y que a
nadie dejaban entrar fuera de hora, pero él siempre se las ingeniaba y lograba ingresar.
El auxiliar del colegio se había percatado de ello

– ¿Cómo es qué cuando tomo lista a primera hora no estás en clase y la segunda sí
te encuentras? Si me dices cómo es que lo haces, no te castigaré, pero dime
¿cómo lo haces? –le preguntó el auxiliar.
– ¿Me lo promete? –le preguntó Jhonny.
– Te lo prometo –le contestó el auxiliar.
– Bueno, mire señor, cuando llego tarde espero el camión de basura que llega casi
inmediatamente después del ingreso del alumnado, me trepo en él por un
costado y entro tocando la campana de la basura, así logro pasar y de ahí me voy
a mi salón de clase, eso hago todos los días –le dijo Jhonny.

El auxiliar no soportó la risa por el ingenio que tenía para ingresar al colegio fuera
del horario de entrada.

Todos los chicos disfrutaban de las anécdotas.

Luego vino la anécdota de melisa. Él contó una de las aventuras de su abuelo quien era
comiquísimo, un señor muy travieso. Su nombre era Félix.

En la sierra los niños son bastante inocentes. En una oportunidad vió a un niño de unos
diez años de edad quien se quejaba de un fuerte dolor de muela.

– Niñito, ¿qué te pasa? –le preguntó Félix.


– Don Félix, me duele mucho la muela. –le contestó el niño.
– No te preocupes, te la voy a curar.

Don Félix siempre portaba una muela de burro en su saco, así que se le ocurrió
preparar una pequeña broma.

– Cierra los ojos y abre la boca, voy a sacarte esa muela que te duele.

El niño obedeció.
– ¡Vamos, abre más la boca!- continuó Félix- ¡Dios mío! ¡Qué tal muela!

El niño abrió los ojos completamente asustado. Don Félix, tenía en la mano la muela del
burro, y el pequeño, preso del miedo, se desmayó inevitablemente.

– ¡Ay, Don Félix! ¡Usted con sus bromas!- dijeron los familiares del niño, quienes
se acercaron de inmediato.

Don Félix lo había engañado mostrándole la muela que tenía guardada en el saco. Todos
se echaron a reír.
LA DECLARACIÓN DE JUAN

En cierta oportunidad, los chicos se enteraron de que Juan se quería declarar a Carmen
quien era una chica muy linda, delicada y bien educada. Él estaba muy ilusionado y
ensayaba con los chicos como declararle su amor, sobre qué le diría.

– Regálale un osito de peluche con una tarjeta en la que le dedicas tu amor y lo


que significa ella para tí. Eso le encanta a las chicas, así te ahorras el momento
de decírselo de frente –le decía Jhonny.

Cada consejo de sus amigos de alguna manera reflejaba la personalidad que tenían ante
alguna circunstancia de la vida. Expresaba sus temores, sus conceptos, sus ideas. Juan
estaba en duda si sería aceptado por ella, el grupo no tenía tan buena fama por la
conducta que había tenido Danny.

Juan recordaba que en una oportunidad, cuando estaban cantando en la casa de Danny,
en el furor de la canción, del sonido de las guitarras, del teclado, y de la batería, Danny
se quitó toda la ropa y salió desnudo al balcón de la casa a saludar a todo el público que
se agolpaba frente a su casa. La gente, al verlo así, se reían a carcajadas y otros lo
miraban asombrado. Justo en esa oportunidad pasaba la chica que Juan pretendía
declararle su amor y vió a Danny totalmente desnudo motivo por el cual se fue
corriendo a su casa.

Danny quería llamar la atención de los demás con su peculiar manera de ser. Pero en el
fondo sentía un vacío profundo y en varias oportunidades sollozaba a solas.

Juan entendía que ello obedecía a la inmensa soledad que vivía Danny, sin padre, sin
hermanos, sin la presencia de su madre pues ella trabajaba todo el día, por ello era que
no respetaba su casa. Se desnudaba y hacía barbaridades dentro de ella porque se sentía
preso y abandonado. Sólo esperaba nuestra compañía para liberarse y hacer lo que le
plazca.

– Mándale unas rosas y unos bombones, eso le gusta a las chicas –July le dijo a
Juan

Pero Juan seguía preocupado y pensaba si le gustarían a Carmen, quizás no le


agradarían las flores o los bombones, que sería bochornoso. Luciano no opinó hasta que
Juan le pidió un consejo sobre qué debía hacer.

– Primero debes empezar por saber ¿qué significas tú para ella? Quizás ella no
sabe de tí, ni te conoce bien, primero preséntate y conócela, sé su amigo. Estás
emocionado por su apariencia, pero aún no las conoces. Te sugiero que la
conozcas primero y luego todo caerá por su propio peso –le dijo Luciano.
– Está bien, haré eso – contesto Juan.
A los pocos días les confesó a los chicos que ya era amigo de Carmen, les contó que era
encantadora y que pensaba declararse el sábado.

Al llegar el día esperado, Juan fue con un osito de peluche para obsequiarle a la chica y
declararle el sentimiento que sentía por ella. La vió bajar por la escalera del segundo
piso donde vivía y ella lo vió a Juan con el osito de peluche en la mano le sonrío, Juan
se sentía en las nubes, no dijo palabra alguna sólo atino a entregarle el regalo, ella lo
acepto gustosa, cuando Juan estaba por hablarle fue interrumpido por la llegada
intempestiva del padre de Carmen, quien al verlo a Juan de inmediato lo reconoció.

Tu eres amigo de Danny –seguro eres igual que él y dirigiéndose a su hija le dijo , este
es del grupo de ese chico que anda fumando drogas , ¡no te quiero volver a ver con este
muchacho , entra a la casa! Y a tí - dirigiéndose a Juan- ¡No quiero volver a verte al
lado de mi hija!

Juan, se sintió despreciado y odio más que nunca a Fernando por la vez que lo inicio en
el consumo de drogas, quería salir de ese mundo buscaba una oportunidad alguien de
quien aferrarse, pero la imagen que se había ganado se lo impedía.

Desde ese día se cruzo varias veces en el camino con Carmen, pero esta lo miraba
tímidamente, Juan no volvió a buscarla más.
GABRIEL UN CHICO ESPECIAL

Gabriel era un chico que no tocaba en la banda, pero formaba parte del grupo. Nunca
faltó a un ensayo. Vestía de manera estrambótica y se pasaba todo el día metido en la
música, no estudiaba, era el que informaba al grupo de las fiestas que había en toda la
ciudad. Era como un diario o una revista local, nunca se supo cómo lo hacía, pero tenía
la información exacta de las direcciones y los costos de la entrada a cada fiesta que se
organizaban, así que los chicos del grupo decidían con esa información a qué fiesta ir el
fin de semana. Salían con sus mejores ropas, eran bien parecidos. Sólo Gabriel, que
tenía la apariencia de un “hippie”, solía andar con las ropas rotas o parchadas, y no se
vestía así por no tener que ponerse, sino que se creía el precursor de una moda futurista.

Los chicos del grupo se divertían cuando Gabriel caminaba con su estilo especial. Su
figura delgada, su cabellera larga y ondulada, con sus cadenas al cuello y sus dedos
llenos de anillos le daban una apariencia especial única. Siempre llamaba la atención en
la calle, todos lo observaban, pensaban que era un drogadicto consumado o que
comercializaba drogas.

– Sólo consumo chupetes –él les contestaba y curiosamente siempre andaba con su
chupete en la boca.

Gabriel no fumaba drogas, ni cigarrillos, ni consumía alcohol. Nadie lo creía, pero así
era. Aparentaba ser un adicto, pero era un chico sano.
JOHNNY MARCADO POR SU ACTITUD

Johnny era un chico que siempre lo tuvo todo cuando era muy pequeño. Su familia tenía
una casa en la playa en un exclusivo balneario, no necesitaba nada, tenía todo lo que un
chico de su edad aspiraba tener.

A la edad de diez años –cuando los vecinos salían de sus casas , Johnny aprovechaba
para entrar y sacaba las cosas que le atraían, lo hacía por diversión.

Los vecinos de la zona ya habían denunciado los hurtos de los que eran víctimas y la
policía estaba alerta ya que realmente era insólito que ocurriera esos hechos en un
balneario en el que sólo vivían personas pudientes que tenían sus casas de playa y
turistas que llegaban del extranjero, no teniendo acceso personas distintas a estas. Nadie
se imaginaba que un pequeño de diez años era el ladrón y que pertenecía a una familia
adinerada.

El día menos pensado, cuando Johnny salía por el techo de una de las casas del lujoso
vecindario, fue sorprendido por un policía que estaba rondando la zona. A pesar de la
apariencia de Johnny que parecía un chico común del balneario, el policía lo detuvo.

– ¿De dónde son esas cosas que llevas?

Johnny se puso nervioso.

– Por favor, no me detenga,. yo vivo con mi abuelita en la misma cuadra, en mi


casa tengo otras cosas hurtadas y todo se lo entregaré –le contestó Johnny.

El oficial acompañó a Johnny hasta su casa.

Ya en la supuesta casa de Johnny, el policía pensaba que seguramente le darían un


ascenso por haber descubierto al ladrón del balneario y que recuperaría todas las
especies robadas. Johnny interrumpió los sueños del policía.

– Señor, por favor ponga su mano para subir por la ventana de mi casa. Mi
abuelita es sorda y no traigo la llave porque se me extravió en la casa de la que
me vió salir, y si mi abuelita se entera de lo que he hecho se va a morir de pena,
yo sacaré todas las cosas por la misma puerta y usted se llevará todo. Johnny era
un chico simpático y tenía una cara de angelito. El policía accedió y le puso la
mano para que él subiera y lo impulsó. Johnny se agarró de uno de los fierros de
la ventana y logró subir al techo.

El policía estaba parado al costado de la puerta que él entendía era la casa del ladrón del
vecindario. Johnny se había pasado del techo de esa casa a otra y logró bajar y salir por
otra calle. No contento con su osadía, quiso ver al policía y agazapado en una esquina
logró verlo. El policía estaba preocupado mirando su reloj.

Johnny sabía que había librado un problema personal y familiar, pero que ya había sido
identificado por el policía, así que dejó de cometer fechorías en el vecindario. Se cortó
el cabello rizado que tenía y se bronceó la piel en la playa. Estaba irreconocible, en
varias oportunidades, pasó al lado del policía que lo había sorprendido hurtando en el
vecindario e inclusive lo saludaba como todo un niño educado delante de sus padres. Lo
hacía con la finalidad de asegurarse de no ser reconocido por el policía. Desde niño fue
arriesgado y astuto, pero equivocó el uso que le dió a esa gran capacidad que tenía.
DETENIDOS

Cuando estaba por cumplir dieciocho años, Johnny recibió la visita de Eduardo, un
chico bastante corpulento que consideraba a Johnny su mejor amigo. Justo llegó en la
víspera de su cumpleaños porque quería ser la primera persona que lo felicite. En esa
época, a partir de las doce de la noche, había orden de inamovilidad por orden del
gobierno lo que era conocido como “toque de queda” y nadie podía salir a las calles.
Eduardo tenía la intención de saludarlo por su cumpleaños a pesar de las dificultades
existentes en esa época por la inseguridad ciudadana. Entonces llegó a la casa de Johnny
y se quedó conversando con él hasta después de las doce de la noche. Estaban en la
puerta de su casa y no se habían percatado de la hora, cuando de pronto fueron
sorprendidos por un auto de la policía y los llevaron detenidos a una comisaría, por
estar fuera de la hora ordenada en las calles.

Cuando ingresaron a la comisaría los condujeron a los calabozos, dentro había una serie
de delincuentes y Eduardo temblaba de miedo.

– Dime, cara bonita, ¿Por qué los detuvieron? ¿Y por qué está temblando tu
amiguito? –le preguntó uno de los delincuentes a Johnny. Éste aprovechó la cara
de malo que tenía Eduardo y respondió sin inmutarse.
– Este se pone así cada vez que mata a alguien, tal vez sea su conciencia, pero
dudo que la tenga –contestó Johnny. Eduardo no creía lo que escuchaba, miró a
Johnny y empezó a reírse, le dió una crisis de risa.
– Por ello les decía, que no tiene conciencia. Vean como se ríe, acaba de matar a
una persona de manera violenta y se ríe de ello. Así reacciona siempre. Creo que
está loco, sabe que no lo condenaran por ello y de eso se ríe –dijo Johnny.

Los delincuentes se asustaron y ya no le preguntaron más, mientras que Eduardo no


paraba de retorcerse de risa en el suelo del calabozo. Parecía que había perdido la
cordura de verdad y Johnny sólo lo miraba con una frialdad increíble, parecía que todo
su cuento era tan real que él mismo se lo creía.

Al día siguiente soltaron a los dos jóvenes. Estos salieron corriendo antes de que los
demás detenidos se percataran de la mentira de Johnny y ya fuera del calabozo éste
empezó a reírse del engaño de lo que había inventado para protegerse de los
delincuentes que había en la comisaría.
VISITA AL JARDÍN BOTÁNICO

Luciano se fue a un lugar donde podría leer una novela tranquilamente, no lo hacía en
su casa porque siempre lo interrumpían, por ello buscaba un ambiente especial y
tranquilo. Se fue al local de la facultad de medicina de una universidad capitalina
conocido como el jardín botánico. Fue un día domingo y como todo estaba cerrado se
trepó por las rejas y entró en él.

Dentro del local, en un lugar apartado, encontró a Juan que estaba con un jebe amarrado
a su brazo y pretendía inyectarse un líquido a la vena. Se convirtió en adicto después de
haber aceptado la droga que les ofreció Fernando el día que estábamos practicando
música en la casa de Danny. Juan pasó a consumir drogas más fuertes, porque su
organismo le requería mayores dosis.

Para Luciano fue una sorpresa encontrarlo en esas circunstancias, él sabía que consumía
marihuana, pero al parecer ya había ingresado a un camino sin retorno.

– ¿Qué haces, Juan? –preguntó Luciano.


– Por favor, amárrame bien este jebe al brazo –le contestó.

Luciano sabía lo que este se proponía, estaba en un estado totalmente ansioso fuera de sí
mismo, tenía la mirada extraviada.

– Déjame que yo te aplique el inyectable –le dijo Luciano.

Luciano tomó el inyectable y lo aplastó contra el piso.

– Deja esta cochinada, te vas a matar con esto –le dijo Luciano. Éste se le fue
encima con intención de agredirlo. Juan lucía irreconocible, pero por suerte
estaba bastante débil así que Luciano pudo reducirlo con facilidad y Juan se
puso a llorar desconsoladamente

– ¿Qué te pasó? Dejaste los estudios, vendiste todas tus pertenencias y hasta has
robado, ¿por qué aceptaste la droga a Fernando ese día en la práctica? ¿Por qué?
–le preguntó Luciano.

– Fue por curiosidad, por no quedarme, porque el grupo lo hizo y de ahí empecé a
necesitarla, a buscar drogas más fuertes; cada vez necesito más y ahora ya no
puedo salir –le contestó Juan.

– Vamos, levántate, te llevaré a un centro de rehabilitación, debes internarte. Ven


conmigo –le dijo Luciano. Juan se levantó pero se fue corriendo. Luciano sintió
que ya estaba perdido el caso de su amigo. Al poco tiempo se enteró que había
fallecido a la edad de diecinueve años por una sobredosis.

Agregar un comentario del autor alusivo al tema.


EN EL PARQUE DE DIVERSIONES

July, Melissa y Stefanía se pusieron de acuerdo una tarde para ir a un parque de


diversiones. Los chicos siempre les advirtieron que procuraran salir en compañía de
amigos, así estarían más protegidas.

Se dirigieron a la montaña rusa, a los carritos chocones y a July se le ocurrió entrar al


castillo del terror, pero Estefanía y Melissa no querían entrar, se resistieron y,
finalmente, dejando de lado sus miedos, entraron juntas.

Dentro del castillo se escuchaban gritos de monstruos que eran personas disfrazadas de
muertos, de cadáveres, de imágenes siniestras que asustaban a jóvenes y adultos.
Extrañamente la gente pagaba por asustarse, el hecho fue que esos monstruos, al ver a
las chicas solas, aprovecharon y las manosearon.

Luego de que ellas lograron salir corriendo, llegaron llorando al barrio a contar lo que
había pasado y fueron un grupo de personas entre amigos y familiares de sus amigas a
enfrentar a esos desadaptados que estaban en el castillo del terror. Todos entraron y los
que se llevaron el susto de sus vidas fueron los disfrazados de monstruos, porque
dentro del local se desató una pelea con ellos. Los familiares y amigos de las chicas les
dieron una paliza.

Era jocoso ver que a quienes asustaban a las personas ahora se estaban muriendo de
miedo por la reacción de los que habían ido a hacer respetar a las chicas. La gente del
parque no entendía lo que pasaba, así que vino la policía a poner orden.

Luciano ya se encontraba en primer año de derecho.

– ¡Dejen que el letrado nos defienda! ¡Que hable el magistrado! –dijo uno de los
amigos.

Así que Lucky tuvo que ejercitar una defensa ante los hechos que enfrentaban, pues
los dueños del parque de diversiones los querían denunciar por daños y lesiones a sus
trabajadores, pero Luciano dijo a la policía que por el contrario, ellos los denunciarían.

– ¡La denuncia será contra los empleados y los dueños del parque! Por los actos
cometidos en contra de mis amigas, ya que las han manoseado. ¡Ellas son
menores de edad! La situación de los dueños del parque y de los empleados que
fungen de monstruos se tornaba muy delicada porque podrían ir a la cárcel e
inclusive cerrar el parque de diversiones –dijo Luciano.

El administrador llamó a Luciano, le ofreció dinero para que todo quedara en paz.
Lucky entendió la proposición del administrador del parque, éste en si no se disculpaba
por el acto bochornoso cometido por sus empleados sino, por el contrario, los cubría.

Luciano tenía una formación muy sólida en valores, porque su familia así lo había
educado, así que rechazó de manera tajante la propuesta indecorosa y concluyó
diciendo enfáticamente:
– ¡Señor, que las autoridades se encarguen, nosotros denunciaremos estos hechos,
y si alguna sanción ha de recibir lo determinara la justicia , habló como todo un
abogado. Era su primera defensa, pero ya se proyectaba su calidad humana y
profesional.

Los familiares y amigos presenciaron la conversación entre Luciano y el administrador


del parque, por ello se ganó el respeto de toda su comunidad. La buena, como la mala
fama, en algunos casos suelen correr a la misma velocidad, pues al día siguiente toda la
vecindad hablaba de lo bien que actuó Luciano.

El se sentía bien consigo mismo; por ello, era un chico equilibrado. Estaba seguro que
había decidido lo correcto al no prestarse a ese indigno acto de corrupción de parte del
administrador ya que estaba en juego más que la agresión a las chicas, el mantenimiento
de esta situación con otras menores que tal vez no tendrían la posibilidad de defenderse.
Era un tema moral de valores y Lucky vivía en función a ellos, ni por todo el oro del
mundo aceptaría un soborno de ninguna naturaleza.

Sabía que ese parque de diversiones no ofrecía garantía, ni seguridad a la gente que
asistía sanamente a pasar un momento de recreo en dicho lugar, así que luego de un
tiempo tomaron conocimiento que las autoridades habían logrado cerrar el parque.
Cuando los vecinos del barrio se enterraron, se hizo una gran fiesta y le hicieron una
invitación especial a Luciano. Lo cual lo hizo sentir halagado y más comprometido con
sus amistades.
EPÍLOGO

DANNY Y LUCIANO: EL EPÍLOGO DE SU JUVENTUD

– ¿Qué fue de los chicos de la banda? –Danny le preguntó a Luciano.

– Juan falleció por una sobredosis de drogas, André murió ahogado en la playa esa
noche fatídica, a Johnny lo mataron unas personas que había estafado pues
utilizó su ingenio para cosas negativas y July, Melissa y Stefanía se fueron a
Europa. Sé que estudian y trabajan. Están muy bien, son como hermanas –le
contestó Luciano con nostalgia. De Alex no se nada lo perdí de vista luego que
concluimos la secundaria.

– Al menos no terminamos tan mal todos los chicos, lo que diferenció nuestros
destinos creo que fue la decisión que tomamos cuando Fernando nos indujo al
consumo de drogas.

– Me siento orgulloso de ti. Triunfaste ya que siempre fuiste una gran persona y
yo te envidiaba porque eras un líder nato. Yo me quería imponer a la fuerza y
cometí muchas locuras, pero la peor de ellas fue aceptar la droga que nos invitó
Fernando. El día que estábamos ensayando con el grupo de chicos pensé que era
inofensiva, que era pasajera, que podía dejarla cuando quisiera, pero eso fue
falso y me envolvió.

– Elegí el camino incorrecto, fue una mala decisión, me hice adicto y robé para
conseguir más droga, hasta vendí los bienes de mi madre.

– ¿Sabes, Luciano? Lastimé a muchas personas por satisfacer mi vicio, y el


primer homicidio que cometí fue cuando Fernando no me quiso dar más droga
en una oportunidad que ya no tenía dinero. Creo que se lo merecía, de ello no me
arrepiento porque ese desgraciado hizo mucho daño.

– Hasta ahora no olvido la muerte de André, me siento responsable de ello. Era


solo un niño, no sabía que venía detrás de mi cuando nadé al fondo del mar.
Siempre lo sueño. ¿Cómo encontrar la paz? No la puedo hallar. ¿Sabes que mi
madre falleció de un infarto cuando se enteró que me había vuelto un homicida?
No pude ir ni a su velorio, ni a su entierro, ni al cementerio pude llevarle flores
porque sabía que la policía me estaría esperando.

– Decidí mal mi camino en esta vida, no tuve quien me orientara. Solamente mi


pobre vieja a la que los fines de semana. Me la he pasado huyendo. Mi carrera
terminó.

– Es paradójico. Mi viejita me preguntaba si sabía por qué trabajaba tanto y me


decía que era para que sea un hombre de bien, para que no me falte nada, Ella no
se percató nunca que sólo éramos dos y que bastaba únicamente un turno de su
trabajo para mantenernos. Nunca supo que lo que más necesitaba era su
presencia, comprensión y cariño.

– Yo siempre desayunaba, almorzaba y cenaba solo. Mi vida fue una inmensa


soledad. Me sentía acompañado cuando me encontraba con los chicos de la
banda y hacíamos música. Sentía paz cuando cantábamos y dábamos rienda
suelta a nuestras presiones y frustraciones contenidas. Ya no hay vuelta atrás, ya
todo está dicho. Decidí mal, tuve mi oportunidad y la desperdicie –le dijo
Danny a Luciano.

Danny seguía hablando, Luciano entendía que necesitaba hacerlo, y lo dejó continuar:

– ¿Sabes que yo era el más infeliz del grupo? Por ello era el que más locuras
hacía, me revelaba contra todo, la gente no sabía de mi dolor, de mi tristeza de
mi abandono. Mi madre creía que con llenarme la barriga era suficiente, que con
asegurar mi futura educación estaba cumpliendo como madre, pensaba en mi
futuro, pero nunca se imaginó que estaba descuidando mi presente y sin presente
jamás tendría un futuro. ¿Por qué me tocó esta suerte? ¿Por qué no tuve tu suerte
Luciano? Los padres son tontos, no están preparados realmente para serlo, si
hubiera tenido el calor y la preocupación de mi madre no hubiera caído en la
trampa de Fernando, jamás hubiera consumido drogas y mi historia sería distinta
porque yo soñaba con ser un gran músico. Recuerdo cuando escuchaba tocar a
mi madre el violonchelo los fines de semana de descanso y tocaba lindo. ¡Qué
suerte tuviste de tener varios hermanos! De ser el menor, de recibir el apoyo y la
orientación de toda tu familia, te valoraban, tenías unos padres ejemplares, una
madre maravillosa que te atendió, te considero y te valoró toda la vida.

Danny miraba fijamente a Luciano y le seguía diciendo:

– Tú tuviste suerte, por eso decidiste bien y no aceptaste la droga que te ofreció
Fernando y estoy seguro que nunca la has consumido. Nos queda poco tiempo
amigo, ya me llevan a mi encierro perpetuo. – Le dijo Danny quien no pudo
contener las lágrimas y Luciano tampoco. Te pido un último favor, cuenta esta
historia. Me apena mi vida y cómo terminé, no quisiera que a otros jóvenes les
ocurra lo mismo, cuenta nuestra historia tal como fue. Cuenta de la banda
musical que tuvimos, cuenta lo que fuimos y lo que pudimos ser, que los chicos
que lean nuestra historia no se equivoquen en sus decisiones, que no subestimen
a la droga que es como el mar, parece inofensiva pero te va llevando dentro
poco a poco y sin darte cuenta ya estás en el fondo sin poder retornar a la orilla.
Diles a los chicos que no se rindan ante las circunstancias, que sus padres
pueden trabajar todo el día y puede parecer que no son amados o considerados,
pero que entiendan que aunque erradamente , ellos lo hacen con la intención de
darles un mejor futuro, que la vida es dura y conseguir el sustento no es fácil,
que rechacen la droga a la primera vez que le sean ofrecidas y a las siguientes,
que es una trampa mortal la curiosidad de consumirla, que si lo hacen no podrán
dejarla y terminarán como yo, que no se rindan si sus padres se separaron o
murió alguno de ellos que no se depriman, que ellos pueden ser más que las
circunstancias, que tengan sueños y que luchen por ellos, que sean felices, que
busquen la felicidad a pesar de las dificultades de la vida. .
Luciano estaba conmocionado, abrazo a su amigo por última vez.

Te prometo que lo haré, Danny –le contestó Luciano.

– Es extraño, voy a purgar cadena perpetua, pero extrañamente hoy ya me siento


libre –le dijo Danny finalmente.

Luciano entendió que en el final de su vida, después de haber hecho tanto daño a la
humanidad, Danny quería dejar un legado a la niñez, a la juventud. De que la vida que
él llevó sirva de ejemplo para que otros no sigan ese mismo camino.
La policía le puso las esposas a Danny y ambos se miraron. En ese momento, sus almas
se entrelazaron. Se podía ver en ellos la melancólica expresión de dos adolescentes que
las circunstancias los separaban dramáticamente por la decisión que tomaron en un
momento de sus vidas.

FIN

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