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En el capitalismo de cuates los bien conectados ganan las licitaciones, reciben permisos,
protecciones, aranceles o exoneraciones especiales; la burocracia los exime de los trámites
y trabas que pesan sobre los demás, los tribunales los favorecen en los litigios y, cuando es
necesario, los tentáculos del poder evitan que les hagan sombras posibles competidores.
El éxito de algunas empresas privadas (y poderosas) se da por los favores o prerrogativas que les
concede el gobierno por sobre las otras empresas.
Ésta es dañina para la economía ya que socaba los fundamentos del libre mercado,
obstaculiza a los emprendedores, quiebra a las MiPyMEs, genera nuevas plutocracias con
cada alternancia en el gobierno, prescinde de la meritocracia, erosiona la confianza de los
inversionistas, crea monopolios y mantiene monopsonios, favorece a solo unos cuantos
“cuates” y aumenta la desigualdad de ingresos.
No por nada las industrias en donde se percibe la mayor corrupción en el país son aquellas que se
encuentran más reguladas e intervenidas por el gobierno o que sus ventas están altamente ligadas
al gobierno: sector construcción, sector energético, sector telecomunicaciones, sector minero, etc.
Esta práctica pulula en las industrias en donde el estado ejerce mayor coerción,
interviniendo e imponiendo controles y barreras en el mercado, lo que suele provocar que el
otorgar contratos, licencias, permisos, concesiones (o poner aranceles) dependa de los
‘contactos’ o ‘palancas’ que tengas en el gobierno, y no de lo eficiente que pueda ser tu
empresa o demás empresas en el mercado. No por nada las industrias en donde se percibe
la mayor corrupción en el país son aquellas que se encuentran más reguladas e intervenidas
por el gobierno o que sus ventas están altamente ligadas al gobierno: sector construcción,
sector energético, sector telecomunicaciones, sector minero, etc.
La metodología del índice es simple y no toma en cuenta muchos factores que podrían
provocar o no el capitalismo de cuates en cada país (no sólo es el hecho de que tenga una
gran proporción de multimillonarios en una industria vulnerable lo que provoca el capitalismo
de cuates). Sin embargo, ésta es una buena aproximación de lo que pasa en México con
algunas industrias enlistadas y susceptibles a la corrupción, en dónde solo hay unas cuántas
empresas multimillonarias que gozan de privilegios o en donde entrar al mercado significa
pasar por un onerosos proceso burocrático (incluso a nivel micro y mediano en donde
obtener un permiso para vender alcohol, o cualquier otra licencia necesaria para operar es
un calvario para las MiPyMEs).
Los ingredientes para que esta práctica prolifere son el excesivo control y la discrecionalidad
gubernamental en los mercados (incluso la excesiva desregularización), un débil marco legal y unos
cuantos privados “cuates” que puedan aprovecharse de lo anterior.
Esta práctica se puede combatir, disminuir o eliminar por completo generando un marco
legal fuerte y balanceado, que garantice la transparencia, suprima los conflictos de interés y
que, principalmente, promueva la competencia en el mercado. Los privados siempre estarán
motivados por sus propios intereses y, independientemente de su ética, a buscar las
maneras de satisfacerlos. Bajo un sistema de competencia los privados tienden a buscar la
manera más eficiente de sobresalir en el mercado (haciéndose más productivos), en
cambio, bajo un sistema en donde el gobierno mantiene barreras y controles, la única
manera de los privados para sobresalir es, tal vez, practicar el capitalismo de cuates.