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REUNIÓ DE PASTORES DE CAMPOS MISIONEROS.

IGLESIA EVANGÉLICA Y REFORMADA DE TRINIDAD SANTA BÁRBARA.

9 marcas de una iglesia no ENFERMA


Aquí hay nueve marcas de que su iglesia –incluso una que cree en la Biblia, predica el
evangelio, y abraza una buena doctrina– puede ser “no saludable”:

1. Cuanto más periférico sea el tema del sermón, más se emociona la


gente. Podemos decir que la iglesia saludable siente mayor pasión por escuchar sobre
aquellos sermones que tratan temas más centrales de la Biblia. ( el pecado y la
salvación, sobre la gloria de Dios, sobre la providencia, sobre Cristo y la cruz)

No es que ellos nunca escuchan (o que no les gustan) los sermones sobre escatología o
problemas sociales o administración financiera o el matrimonio o la paternidad, pero
parecen más apasionados acerca de los mensajes que hacen énfasis en la culpa, la
gracia y gratitud.

Es preocupante cuando una congregación se cansa de oír hablar de la Trinidad, la


expiación, el nuevo nacimiento, o la resurrección y quiere escuchar temas emotivos que
tratan de asuntos periféricos.

2. El personal de la iglesia no disfruta ir a trabajar. Cada trabajo tiene sus


altibajos. Cada oficina tendrá tensión de vez en cuando. Pero los líderes laicos deben
tomar notas cuando el personal parece resentido, infeliz, y tiene que arrastrarse a la
iglesia todos los días. ¿Los miembros del personal de la iglesia disfrutan estar
juntos? ¿Hablan entre ellos como amigos en los pasillos? ¿Usted los ha visto riendo
juntos? Si no, puede que se hayan quemado en la marcha, haya algún conflicto sin
resolver, o algo peor.

3. El pastor y su esposa no se llevan bien. No estoy hablando de las riñas


regulares y tiempos difíciles por los que cada pareja pasa de manera periódica. Estoy
hablando de un matrimonio que ha crecido frío y sin amor, una relación que es
superficial y carente de pasión. Cada iglesia debe tener algún mecanismo para
preguntarle al pastor y a su esposa cómo está yendo su matrimonio (o no). Las iglesias
pueden sobrevivir muchos conflictos, pero rara vez van a ser lugares saludables y
felices si el pastor y su esposa están, en silencio o a voces, enfermos e infelices.

4. Casi nadie sabe a dónde va el dinero. Las iglesias manejan sus finanzas en
formas distintas. Mientras las iglesias se hacen más grandes, puede ser más difícil, o
incluso imprudente, para todos en la iglesia tener voz y voto en la asignación de cada
centavo. Sin embargo, cuando se trata de finanzas, errar en el lado de la transparencia
es raramente una mala idea. Como mínimo, debe haber más de un pequeño grupo de
personas que saben (y tienen voz y voto) adonde va el dinero. No haga del salario del
pastor un asunto de seguridad nacional.
REUNIÓ DE PASTORES DE CAMPOS MISIONEROS.
IGLESIA EVANGÉLICA Y REFORMADA DE TRINIDAD SANTA BÁRBARA.

5. El equipo de liderazgo nunca cambia o siempre cambia. Ambas son señales


de advertencia. Por un lado, las iglesias se encarnan cuando nunca hay sangre nueva
entre los líderes. Si sus ancianos, diáconos, administradores, líderes de grupos
pequeños, maestros de escuela dominical, coordinadores de escuelas de vacaciones
bíblicas, y los miembros del equipo de adoración son los mismos ahora como lo fueron
durante el período inicial, tienes un problema. Tal vez los viejos líderes están
hambrientos de poder, tal vez nadie se está entrenando, tal vez nadie nuevo ha llegado
a su iglesia en veinte años. Todos son grandes problemas. Por otro lado, si los ancianos
no están interesados en servir otro período, y los miembros del personal no se quedan
más que un par de años, y los voluntarios solo se ofrecen como voluntarios una vez, la
cultura de su iglesia puede ser demasiado confinante, llena de conflictos, o con falta de
perdón para errores honestos.

6. Nadie se ha levantado de la iglesia para el ministerio pastoral o ha sido


enviado por la iglesia a servicio misionero. Buena predicación inspira a
hombres jóvenes a predicar. Claridad sobre el evangelio suscita hombres y mujeres a
compartir el evangelio con aquellos que no han oído. Las iglesias más pequeñas pueden
no enviar nuevos trabajadores cada año, pero la congregación que casi nunca produce
pastores y misioneros casi nunca es una iglesia saludable.

7. Hay un cuello de botella en la toma de decisiones. Esto puede ser culpa de la


congregación. Algunos miembros de la iglesia insisten en aprobar cada decisión, desde
la contratación de personal, la hora del servicio de adoración hasta al color de la
alfombra. Si todo el mundo tiene que votar en cada decisión, su iglesia nunca será más
grande que el número de personas que pueden votar con conocimiento en cada
decisión (que es bastante pequeño). El pastor también puede tener la culpa del cuello
de botella. En algunas iglesias no pasa nada sin la aprobación personal del pastor y una
supervisión directa puede ser la receta para guerras territoriales, retraso en el
crecimiento, y el distanciamiento de los líderes dotados.

8. La predicación se ha vuelto errática. Esto puede tomar muchas formas. Tal vez
el pastor ya no comparte el púlpito con otros miembros del personal y algún predicador
invitado de vez en cuando. Tal vez es lo opuesto, y el pastor parece estar en el
banco cada vez más a menudo. Tal vez la predicación se ha vuelto más criticona, o
siempre trata el mismo tema, o muestra signos de poca preparación. Tal vez usted ha
notado que el predicador está confiando más en cápsulas de vídeo o bosquejos de
sermones preenvasados, o constantemente reutiliza materiales de alǵun sermón
predicado años atrás. Nadie quiere que la predicación sea aburrida. Alguna variación es
de esperar y es bienvenida. Pero echa un vistazo más de cerca si los predicadores
parecen doctrinalmente inestables, irritables, o agotados.
REUNIÓ DE PASTORES DE CAMPOS MISIONEROS.
IGLESIA EVANGÉLICA Y REFORMADA DE TRINIDAD SANTA BÁRBARA.

9. Hay problemas que todo el mundo conoce pero nadie habla


abiertamente. Iglesias no saludables a menudo tienen una importante regla no
escrita: la persona que mencione nuestros problemas es el que tiene el problema. Esto
podría ser un pastor que no puede predicar, un pianista que nunca se queda en el
sermón, un anciano que se rumorea esta en una relación incorrecta, un líder de jóvenes
que no sabe cómo hablar con los niños, un miembro del personal que no puede llevarse
bien con nadie, un líder que lidera por decreto e intimidación. Sin duda, muchos
asuntos deben tratarse en privado y en voz baja, pero esto no es excusa para hacer de la
vista gorda a lo que todos pueden ver claramente. Nombrar lo que todo el mundo sabe
es a menudo el primer paso para quitarle al problema su poder.

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