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Señor del Viento: ¡Animalitos del océano! Vengan a mí, vengan. Tengo algo muy importante que
decirles.
Entran entonces el tiburón, el camarón y el pulpo, y por último la tortuga, quien anda con pasos
muy lentos.
Señor del Viento: Escuchen, queridos. Aquí no hay más que mar y cielo, voy a crear la Tierra para
poder darle vida a criaturas nuevas, pero para eso necesito arena de las profundidades del
océano. Esto es lo que les ofrezco: el animal que me la traiga será recompensado fabulosamente.
Señor del Viento: Voy a estar esperándolos en mi casa. Por favor, traigan toda la arena que
puedan.
Camarón: ¿Y a ti quién te está hablando? Obviamente tú no vas a venir con nosotros, ¡eres muy
lenta!
SEGUNDO ACTO
En medio del escenario, los animales corren lo más rápido que pueden, llevando grandes
montículos de arena en sus manos.
Camarón: ¡Uf! No puedo llevar todo esto solo, soy muy pequeñito. (La arena se le cae). ¡Se
acabó! No pienso partirme la espalda para llevar toda esa tonta arena. (Se regresa muy enojado).
El tiburón es el siguiente.
Tiburón: Ay, que hambre tengo. no puedo llevar todo esto con el estómago vacío. (Le rugen las
tripas): Mejor me voy a cazar unos peces, el Señor del Viento puede esperar.
Pulpo (bostezando): Vaya, que cansado estoy. Llevo horas viajando con esta arena y siento que
se cierran mis párpados. Mejor tomo una siesta. (Suelta la arena y se tumba a dormir).
TERCER ACTO
En su casa, el Señor del Viento se encuentra preocupado cuando llega la tortuga.
Señor del Viento: ¡Pensé que ya ninguno de ustedes iba a venir! ¿Qué pasó?
Tortuga: Disculpe Señor del Viento, traté de venir lo más rápido que pude. Yo le traía un montón
muy grande de arena y por tratar de apurar el paso, toda se me cayó. Nada más me quedaron
unos pocos granitos.
La tortuga agacha la cabeza con tristeza pero el Señor del Viento sonríe.
Señor del Viento: No importa tortuguita, con esos granitos será suficiente. Y en agradecimiento
por tu esfuerzo, te prometo que tendrás una vida larga y feliz. Y podrás sobrevivir tanto en el mar
como la tierra.
Descripción: Laura y Eduardo pasan su primera Navidad en casa con amigos, sin imaginar la
macabra sorpresa que recibirán al día siguiente.
Personajes: Laura, Eduardo, Tomás, Alejandra, Paco
PRIMER ACTO
Es Navidad y Laura y Eduardo, una pareja de recién casados, están celebrando en su primera
casa. Esta se encuentra decorada con todos los adornos propios de la época, un árbol navideño
repleto de obsequios y la presencia de sus amigos, Tomás, Alejandra y Paco. Todos se reúnen
para brindar frente a la chimenea.
Paco: Realmente es una joya, han tenido suerte de conseguir un lugar así en el centro y tan
barato.
Tomás: Oye, ¿y no les incomoda vivir aquí? Recuerda que no por nada se las dejaron tan barata.
Alejandra: ¡Ay, Tomás! Que tema tan escabroso para hablar en Navidad.
Tomás: Bueno, ellos lo saben bien. A mí me gustaría que me informaran de algo así si voy a
comprar una casa.
Eduardo: Bueno… ¿no te enteraste? Esta propiedad fue el hogar de una pareja que tenía un hijo
pequeño. Un loco entró a la habitación del pequeño y lo asesinó. Encontraron su cuerpo por la
mañana, sin la cabeza.
Tomás: Sucedió también en las Navidades. Los pobres padres decidieron alejarse lo más que
pudieran de esta casa. Por eso digo que da mal rollo.
Laura: Sí, fue algo espantoso… pero de eso ya hace un año y la verdad es que, la propiedad no
deja de ser estupenda. Nos gusta ser optimistas.
Paco: Tienes razón, de nada vale vivir con miedo. ¡Así que salud por los nuevos comienzos!
SEGUNDO ACTO
Laura y Eduardo entran en su sala, abrazados y vestidos con batas de dormir. Se besan
amorosamente.
Eduardo: Feliz Navidad, mi amor.
Laura: Este se ve interesante. (Toma una caja de cartón atada con un cordel rojo). ¿Se te acabó
el papel navideño?
Eduardo (frunciendo el ceño): Pero si ese regalo no es mío, ¿no lo pusiste tú?
Eduardo: ¿Se lo habrá dejado alguno de los muchachos? No recuerdo haberlo visto aquí anoche.
Laura: Puede ser… tal vez querían que fuera una sorpresa.
Ambos se miran extrañados y comienzan a abrir el regalo. Luego, Laura suelta un grito de horror
y deja caer la caja, de la que sale rodando la cabeza decapitada de un niño.
Eduardo toma tembloroso la tarjeta que venía con el regalo y la lee en voz alta.
Eduardo: Para los nuevos inquilinos de esta casa maldita… con amor, Santa Claus.