INTRODUCCIÒN

Son muchos los que se han propuesto ser más agradables, amables o buenos, pero
tras algún tiempo intentándolo desisten ¿por qué?, ser mejor persona no implica
convertirse en la madre Teresa de Calcuta de la noche a la mañana, solo requiere de
mejorar conductas cotidianas. Si de verdad deseas conseguir este propósito te damos
las claves para que descubras cómo ser mejor persona día a día.
Deseamos apoyar el crecimiento y formación de la “Liga Daniel de la Cruz
“tratando de que los integrantes sean: mejores profesionales, mejores personas
y mejores cristianos
Pasos a seguir:
Sé educado: da los buenos días, las buenas noches, saluda a tus vecinos si te topas
con ellos en el edificio o la calle, a tus compañeros de trabajo al llegar a la oficina, un
"hola ¿qué tal?" no requiere de ningún esfuerzo y no te tomará más de dos segundos
pronunciarlo
Sé agradecido: cuando alguien se ha tomado la molestia de hacerte un favor, de hacer
algo por ti, de ayudarte, de cumplir una petición hazles saber que lo notas con un simple
"gracias". Obviar esto te hará lucir como un mal educado y para muchos como una mala
persona
Se dispuesto: para el otro: cuando tu madre te llama a contarte lo que le ha pasado,
cuando alguien necesita de ayuda incluso un desconocido en la calle pidiendo una
dirección, siempre que sea algo que puedas manejar invierte unos minutos de tu día en
estar a la disposición del otro y escucharle o hacerle un favor
Comparte con la gente que te quiere y aprecia, si bien ellos no te piden que retribuyas
su amor lo mínimo que puedes hacer es tratarlos de la misma manera, sé amable con
ellos y planea tiempo de calidad junto a estas personas importantes para ti
Sé paciente en la cotidianidad: mientras estás en una fila en el supermercado, con las
personas mayores, con tus padres, con tus hijos. Cuando una situación te ponga al límite
intenta respirar y no estallar, muchas veces explotamos de forma injusta con quien no
lo merece por tensión acumulada, evítalo e intenta ser una mejor persona
Dios: todo lo que somos y tenemos lo tenemos gracias a Dios, quien es nuestro creador
y, debe ser, nuestra meta. En Él existimos. Él es amigo que nunca falla.