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Las criptomonedas son monedas virtuales. Pueden ser intercambiadas y operadas como
cualquier otra divisa tradicional, pero están fuera del control de los gobiernos e
instituciones financieras.
Existe un gran número de criptodivisas disponibles, todas con sus propias características y
aplicaciones. Las que tienen mayor capitalización de mercado son -al menos por ahora- una
minoría, que incluye bitcoin, bitcoin cash, ether, litecoin, ripple y dash.
Los cambios en los tipos de interés y el aumento en las reservas monetarias solo
tienen un efecto indirecto en su valor
Esto significa, al menos por ahora, que las criptodivisas son tratadas principalmente como
una materia prima: una inversión cuyo retorno proviene de la especulación en torno a las
subidas y bajadas en su valor.
El objetivo de los mineros es recopilar las últimas transacciones en bloques (es decir,
conjuntos de transacciones verificadas) y encontrar una solución a un complejo algoritmo.
Haciendo esto se obtiene una recompensa: una cantidad fija de criptomoneda. Esta cantidad
varía según la criptomoneda en la que se trabaje; la recompensa de bitcoin, por ejemplo, es
actualmente de 12,5 bitcoins.
Tenga en cuenta que las criptomonedas es solo una de las diversas aplicaciones que
utiliza la tecnología de bloques. Blockchain es principalmente una plataforma digital en la
que se pueden crear todo tipo de programas (lo que incluye gestión de la identidad,
software de seguridad y procesamiento de transacciones).
Descentralización
Volatilidad
Riesgos
Volatilidad
La volatilidad puede conllevar tanto riesgos como oportunidades: las grandes fluctuaciones
de los precios pueden traer pérdidas de cientos de dólares durante la noche
Pérdidas
No hay una manera perfecta de protegerse frente al error humano, el fallo técnico o el
fraude -y no hay ningún sistema implantado para compensarle por sus pérdidas
Amplia aceptación
Las criptomonedas tienen el valor que se les quiera dar: a pesar de su creciente popularidad,
aún hay dudas sobre su futuro a largo plazo
Cambios regulatorios
Las criptomonedas están exentas de regulación por ahora, pero si se introducen nuevos
mecanismos, muchas de sus ventajas sobre las divisas tradicionales pueden verse revertidas
Físicas Digitales
Las criptomonedas pueden ser utilizadas en cualquier parte del mundo, siempre y cuando el
pagador y cobrador las admitan. Esta premisa es fundamental, ya que si nadie la aceptase
como medio de intercambio, no tendrían ningún valor. Al igual que sucedía en la
antigüedad con otras monedas, como el oro, cuanto mayor sea el uso que la población hace
de ellas, mayor será su valor como medio de intercambio. Del mismo modo, si estas
monedas dejasen de tener confianza entre los usuarios, podrían llegar a desaparecer.
Siendo minero
La primera forma de obtener Bitcoins es ser minero o, dicho de otro modo, generando
nuevas unidades de esta moneda. Su nombre proviene de la analogía con el momento en
que el oro, que era aceptado como medio de intercambio en muchas sociedades y países,
era extraído de las minas.
Sin embargo, dado que Bitcoin utiliza criptografía avanzada y sistemas de comprobación
que requieren de muchos cálculos matemáticos, la enorme capacidad de procesamiento
computacional que en la actualidad exige la extracción de una nueva unidad convierte esta
alternativa en una opción casi imposible de llevar a cabo con el rendimiento de los
ordenadores actuales .
Y es que, conforme se minan nuevos Bitcoins, más difícil es obtener los siguientes. Hoy en
día, existen empresas especializadas en minería de Bitcoins que utilizan clusters de
ordenadores de hasta 150.000 dólares de valor. El resultado son ordenadores enormes, con
una capacidad de computación muy grande y, en cualquier caso, muy alejado de los
dispositivos que cualquiera de nosotros puede tener en una casa normal.
Intercambiando Bitcoins
La otra opción para obtener Bitcoins, mucho más factible que la anterior, es
intercambiarlos. Basta con comprárselos a personas o empresas que dispongan de ellos. La
forma más sencilla de intercambiar Bitcoins es a través de las conocidas como casas de
cambio, unas plataformas que actúan de forma análoga a como lo hacen las oficinas de
cambio de divisas aunque, eso sí, con una presencia que se limita a Internet.
Además, dado que las criptomonedas suelen tener un número máximo de unidades que se
pueden minar, la generalización en su uso podría provocar graves desequilibrios en el
sistema de precios. Esto es así porque, en el momento en que una economía crece, es
necesario que el banco central del país emita más moneda para acomodar el dinero
disponible para el consumo a la oferta de bienes y servicios. En este sentido, debido a la
rigidez en la emisión de nuevas criptomonedas, la economía podría entrar en un proceso
deflacionario puesto que, si se utiliza la misma cantidad de dinero para una oferta mayor,
los precios descienden.
Para paliar todos estos problemas, el Banco Central de Inglaterra baraja la creación de una
criptomoneda propia que unifique las ventajas de la criptografía con la consolidación de
una moneda regulada. Que una moneda no esté regulada significa que no tiene garantías de
continuidad, y que carece de los avales para hacerla estable en el tiempo. La pérdida de la
confianza en el Bitcoin podría ocasionar un desplome del valor de la divisa digital, como de
hecho ha ocurrido en el pasado y probablemente volverá a ocurrir en el futuro.
Bitcoin
Bitcoin es el líder en el mundo de las criptomonedas. Fue creado en 2009 por Satoshi
Nakomo, cuya identidad real sigue siendo desconocida hasta hoy. Esto la convirtió en la
primera moneda digital descentralizada y ahora es la criptomoneda más popular del mundo.
Su valor ha fluctuado significativamente a lo largo de los años, pero su tendencia es
definitivamente alcista. A mediados de noviembre de 2017, tenía un valor de mercado de
más de 6600 dólares. Bitcoin se ha convertido en un sistema de pago legítimo y
actualmente cuenta con más de 100.000 comerciantes y vendedores que lo aceptan como
moneda de cambio. A septiembre de 2017, el BTC tenía una capitalización de mercado de
más de 77.000 millones de dólares.
Ethereum (ETH)
Ethereum fue desarrollado por un programador de Bitcoin y fue lanzado en 2015. Es una
plataforma de software descentralizada que permite que los Contratos Inteligentes y las
Aplicaciones Distribuidas se creen y ejecuten sin control, interferencias, tiempo de
inactividad ni fraude. Se ejecuta en un token criptográfico específico de la plataforma
conocido como Ether. A principios de septiembre de 2017, su capitalización de mercado
casi la mitad que la del Bitcoin, alcanzando los 36.000 millones de dólares. El Ethereum
sólo es aceptado por unos cuantos puntos de venta como sistema de pago.
Bitcoin Cash
Bitcoin Cash fue creado en agosto de 2017 como una bifurcación o Fork del Bitcoin
después de un Hard Fork o bifurcación dura en la cadena de bloques de Bitcoin
(Blockchain). Esto fue el resultado de las tensiones entre quienes priorizaron Bitcoin por su
valor como inversión sobre aquellos que lo priorizaron por su valor como transacción.
Desde su lanzamiento, su precio ha subido más rápido que el de Bitcoin, con una
capitalización de mercado desde principios de septiembre que supera los 9800 millones de
dólares.
Ripple (XRP)
Ripple fue lanzado en 2012 después de 8 años de desarrollo. Se diferencia del Bitcoin en
que realmente no es una criptomoneda, sino más bien una red de transacciones
descentralizada verificada por consenso. Puede verificar las transacciones en solo unos
segundos, mucho más rápido que la criptomoneda. Tampoco requiere minería, lo que
reduce el uso de energía computacional y minimiza la latencia de la red. A principios de
septiembre de 2017, la capitalización de mercado del Ripple estaba cerca de los 9000
millones de dólares.
Litecoin (LTC)