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de la historiografía del
Advertencia
Historiadores medievales
Beda el Venerable
Eginardo
Frodoardo
Richer
“Cronista francés, murió hacia principios del siglo XI. Era monje de la abadía de San
Remigio de Reims, hijo de un caballero de la corte de Luis IV de Ultramar, que prestó grandes
servicios a este príncipe y a Lotario, su hijo. Richer estudió, con el sabio Gerbert, arzobispo de
Reims; y para obedecer a las amonestaciones de este, escribió una historia de su tiempo, en
cuatro libros, en la que da noticias curiosas y positivas sobre las causas de la caída de la raza
carolingia, y del advenimiento de los Capetos. Fue testigo de una parte de los acontecimientos, y
los otros los tomó de buen origen. Sus libros, escritos en un latín correcto y aun elegante, se
consideraron perdidos largo tiempo, hasta que Pertz descubrió su manuscrito en la biblioteca de
Ramberg. La sociedad de la historia de Francia publicó el texto en latín, con una traducción
francesa. Paris, 1645, 2 tom. en 8º; y M. Poinsignon de Reims dio otra nueva edición bajo el
título de Richer: Historiarum libri IV, con trad., notas, etc. Reims, 1855” (GREGOIRE, Luis, T.
II, Pág. 745).
Guillermo de Poitiers
“Historiador francés, nacido en Pont Audemer, hacia 1020, estudió en Poitiers y durante
algunos años siguió la carrera de las armas, después se ordenó de sacerdote, y fue capellán del
duque Guillermo de Normandía. Escribió: Historia de Guillermo el Conquistador: obra que ha
llegado mutilada hasta nosotros y solo alcanza á 1070. La publicó A. Duchesne” (GREGOIRE,
Luis, T. I, pág. 1042).
Guiberto de Nogent
Roberto
“Nació probablemente en Reims, hacia 1055, murió en 1122; fué abad de San Remigio
en Reims; y tomó parte en la primera cruzada. Hizo la narración de esta en un libro raro, pero
curioso, intitulado: Historia Hierosolimitana libris VIII explicata, impreso en Colonia en 1470 y
1474, en 4º. Se encuentra en la colección de Bongars. Se tradujo al francés” (GREGOIRE, Luis,
T. II, pág. 755).
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Orderico Vital
Guillermo de Newbury
Guillermo de Jumiéges
“Historiador francés que vivía hacia la segunda mitad del siglo XI. Publicó: Historiae
Normannorum libri VII, dedicándola a Guillermo el Conquistador. Es libro interesante, que
Camden (Angliae Scriptores) y Duchesne, tradujeron para la Collección de memorias de Guizot”
(GREGOIRE, Luis, T.I, pág. 1042).
Guillermo de Pulla
“Monje del monte Casino, historiador italiano de fines del siglo XI, escribió en versos
latinos, á instancias de Urbano II, la historia de la conquista de Italia por los Normandos. Este
poema, bastante correctamente compuesto, es una exacta relación de los acontecimientos; está
dividido en 5 libros y se detiene en la muerte de Roberto Giscardo. Se encuentra en Muratori
(Scriptores Rerum Italicarum, tom. V)” (GREGOIRE, Luis, T. I, pág. 1042).
Guillermo de Tiro
“Prelado francés, nacido hacia 1130, tal vez en Tiro o en Jerusalén; después de haber
estudiado en Francia, residió la mayor parte de su vida en Oriente. Mezclóse en los
acontecimientos de su época; fue arcediano de Tiro, preceptor de Balduino IV, canciller del
reino, y arzobispo de su pueblo natal, 1174; también desempeñó varias misiones en
Constantinopla y en Italia. Según la opinión general después de la toma de Jerusalén por
Saladino, pasó a predicar en Europa la cruzada. Escribió la historia de las cruzadas desde su
origen hasta 1184. Su obra, intitulada: Belli sacri Historia, es interesante y se halla dividida en
23 libros; respira sinceridad y buen criterio, pero no ofrece corrección de estilo, si bien se
presenta a veces enérgica y hasta elegante. Publicóse en Basilea, 1549-1556, en fol., con las
continuaciones de Juan Herold y la reimpresión de Bongars en su Colección; sobre todo, tom. I
de los Historiadores de las Cruzadas (Academia de las Inscripciones). Desde el siglo XIII ha
sido muchas veces reimpresa y traducida al francés y en nuestros días inserta en la Colección de
Memorias de Guizot” (GREGOIRE, Luis, T. I, pág. 1042).
Helinand
Augusto, se hizo monje cisterciense. Ha dejado un pequeño poema francés: Les Vers sur la mort,
publicado por Loisel, 1594; una Crónica universal que era desde 634 a 1204, publicada en la
Biblioteca cisterciensis, algunos sermones, etc.” (GREGOIRE, Luis, T. I, pág. 1081).
“Hagiógrafo italiano, nació en Varaggio, cerca de Génova, hacia 1230, murió en 1298.
Entró en la orden de Santo Domingo, fue provincial de la Lombardía por espacio de diez y ocho
años, arzobispo de Génova en 1291, y se mostró siempre adicto a la Santa Sede. Debe su
celebridad a una Vida de los Santos, que se hizo popular con el título de Leyenda de oro,
compuesta primero en latín, Historia de Lombardica, seu Legenda Sanctorum, y que el
entusiasmo de los contemporáneos designó con el nombre de Leyenda áurea. Es de los primeros
libros que se imprimieron, y tuvo muchas ediciones desde 1470. Hay muchas traducciones
francesas, del P. Batelier, de Gustavo Brunet, 1843, 2 tom. en 8º, etc. J. de Voragine escribió
también varios Sermones en latín, 1484, y una Crónica de la ciudad de Génova hasta 1277,
inserta en Muratori, tom. IX” (GREGOIRE, Luis, T. II, pág. 1134).
Villani (Juan)
Compagni (Dino)
“Florencia, muerto en 1323, escribió una Historia Florentina; desde 1280 a 1312, obra
impresa repetidas veces” (GREGOIRE, Luis, T. I, pág. 517).
Guillermo de Nangis
Froissart (Juan)
que tomase posesión de la Borgoña, 1477. Mezclóse en las intrigas del duque de Orleans, en
tiempo de Carlos VIII, y estuvo encerrado algunos meses en una jaula de hierro, en el castillo de
Loches. El Parlamento le condenó, el 24 de marzo de 1488, a la pérdida del cuarto de sus bienes
y a un destierro de 10 años en sus posesiones. Pero llamado a poco, contribuyó al tratado de
Senlis, 1493, sirvió a Carlos en Italia, fue embajador en Venecia y denunció al rey la Liga
formada contra él; peleó en Fornovo, pero no alcanzó jamás la confianza de Carlos VIII. Luis
XII le conservó sus pensiones, pero no le empleó en nada. Murió en el castillo de Argenton. Sus
Memorias le colocan en primera línea entre los historiadores y hombres de Estado; el estilo de
Comines es claro y enérgico, manifiesta los progresos de la lengua y anuncia ya el siglo XVI. La
1ª edición es de 1523, en fol; las mejores ediciones son, la de Lenglat Dufresnoy, Londres, 1747,
4 tom en 4º; de Mlle Dupont, 3 tom en 8º; colecciones Petitot y Michaud. (GREGOIRE, Luis, T.
I, pág. 515).
Guicciardini (Francisco)
Fragmentos1
Gregorio de Tours
“La reina no cesaba, pues, de suplicar al rey para que reconociera al verdadero
Dios y abandonara los ídolos; pero nada pudo decidirle hasta que, en una guerra
contra los alamanes, fue forzado a confesar aquello que hasta ese momento había
querido negar. Sucedió que de los dos ejércitos que combatían con gran
encarnizamiento, el de Clodoveo iba a ser hecho pedazos. Entonces, Clodoveo, lleno de
fervor, elevó las manos al cielo y, deshecho en llanto, exclamó: ‘Jesucristo, que
Clotilde afirma es el hijo de Dios vivo, que, se dice, asistes en los peligros y concedes la
victoria a los que esperan en ti, invoco con devoción tu glorioso socorro; si me
concedes la victoria sobre mis enemigos y experimento en mi ese poder del cual el
pueblo que te está consagrado dice haber recibido tantas pruebas, creeré en ti y me
haré bautizar en tu nombre, pues he invocado a mis dioses y veo bien que me han
rehusado su apoyo. Creo, pues, que no tienen ningún poder, ya que no socorren a los
que les sirven. Es a ti a quien invoco ahora, es en ti en quien quiero creer ¡haz
solamente que escape a mis enemigos!’ Según decía estas palabras, los alamanes,
dando vuelta a la espalda, comenzaron a ser derrotados y, al ver que su rey había
muerto, se sometieron a Clodoveo diciéndole: ‘Cesa de matar a nuestro pueblo, pues
somos tuyos’. Clodoveo, luego de detener la matanza y hablar a su ejército, entró en
paz en su reino y contó a la reina cómo había obtenido la victoria al invocar el nombre
de Cristo. Estos acontecimientos pasaban en el decimoquinto año de su reinado”.
“Arrio, impío fundador de esta secta impía, después de haber expulsado sus
entrañas con sus excrementos, fue enviado a las llamas del infierno; pero Hilario,
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Todos los fragmentos seleccionados en este capítulo fueron tomados de SANZ, Víctor, La historiografía
en sus textos, Caracas, Fondo Editorial de Humanidades y Educación, 1985.
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Isidoro de Sevilla
“Historia es la narración de los sucesos acaecidos, por la cual se conocen los
hechos pasados. (...) Entre los antiguos, nadie escribía historia más que aquellos que
eran testigos y habían visto las cosas que narraban, pues mejor conocemos lo que
hemos visto que lo que sabemos de oídas” (Cap. XLI, De la historia).
“La historia es de mucha utilidad para sus lectores, pues muchos sabios sacan,
de la narración de los hechos acaecidos en tiempos pasados, los materiales necesarios
para instrucción de los tiempos presentes, pues por la historia se conocen los hechos de
los años anteriores y la relación de los tiempos y años; y por la relación de los hechos
de los cónsules y reyes, se viene en conocimiento de muchas cosas necesarias para
nuestros tiempos” (Cap. XLIII, De la utilidad de la historia).
“Los reyes, cuando son buenos, lo son por donación de Dios, pero cuando son
malos, lo son por la maldad del pueblo. Según atestigua Job, la vida de los dirigentes
responde a los merecimientos de la plebe: `Él hizo que reinase un hipócrita a causa de
los pecados del pueblo`. Porque, al enojarse Dios, los pueblos reciben lo que merecen
por sus pecados. A veces hasta los reyes mudan su conducta a causa de las maldades
del pueblo y los que antes parecían ser buenos, al subir al trono, se hacen inicuos”.
Beda el Venerable
“El presente estado de la nación inglesa y del resto de Britania. En el año de
Nuestro Señor, que fue el séptimo del rey Osric de Nortumbria -sucesor de Coenredo-
Wictredo, hijo del rey Egberto de Kent, murió a veintitrés días de abril, legando a sus
hijos Etelberto, Eadberto y Abric, el reino que había gobernado durante treinta y
cuatro años y medio. Al año siguiente murió el obispo Tobías de Rochester. Era hombre
de muy grande erudición y había sido discípulo del arzobispo Teodoro y del abad
Adriano, de feliz memoria. Por consiguiente, además de su conocimiento de literatura
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eclesiástica y general, entendía griego y latín tan plenamente como si fueran sus
lenguas nativas. Fue sepultado en el atrio de San Pedro apóstol, que había erigido en
la iglesia de San Andrés para que le sirviera de tumba. Y, una vez consagrado por el
arzobispo Bertualdo, Aldulfo sucedió en el obispado a Tobías”.
“En el año 729 de Nuestro Señor en torno del sol aparecieron dos cometas,
aterrorizando a quienes los vieron. Uno surgía de madrugada, precediendo al sol, en
tanto que el otro seguía al ocaso, al atardecer, como si anunciaran grandes
calamidades por igual al este y al oeste. Uno de los cometas era precursor del día y el
otro de la noche, para indicar que la humanidad estaba amenazada por aciagos
acontecimientos en ambos períodos. Aparecieron en el mes de enero y permanecieron
visibles durante una quincena, apuntando con sus encendidas colas hacia el norte como
para propagar la combustión al cielo. Por esa época, un enjambre de sarracenos asoló
la Galia con horrible matanza; pero, al cabo de breve intervalo, sufrieron en esa
comarca el castigo que correspondía a su iniquidad. En ese año, Egberto, hombre de
Dios, partió hacia Nuestro Señor en el día de pascua, tal como ya indiqué, e
inmediatamente después de pascua, el 9 de mayo, se extinguió la vida del rey Osric de
Nortumbria, al cabo de once años de reinado, dejando como sucesor a Ceolvulfo,
hermano de su predecesor Coenredo”.
Guiberto de Nogent
“En medio de tantos ejemplos, la nobleza se apresuraba a someterse a una
pobreza voluntaria y, comparando los monasterios a los que se retiraba con las cosas
que había despreciado, se aplicaba a la piadosa empresa de atraer a los demás. Así,
mujeres de alto rango renunciaban a sus matrimonios con hombres ilustres y,
olvidando sus tiernas afecciones maternales, llevaban a esos lugares todas sus riquezas
y se entregaban enteramente a los ejercicios eclesiásticos. Aquellos que no podían
abandonar del todo sus posesiones, sostenían con importantes donaciones a los que
habían renunciado al siglo”.
“Pero, desde esa época de tan gran esplendor, la maldad siempre creciente de
los hombres de nuestro tiempo parece haber producido continuos perjuicios. Ahora
mismo ¡oh, dolor! las ofrendas que sus padres, impulsados por un piadoso celo, habían
ofrecido a los lugares santos, hoy los hijos las vuelven a tomar enteras o intentan
continuamente, por repetidas demandas, rescatarlas, desconociendo de ese modo la
voluntad de sus antepasados y mostrándose hijos degenerados”.
“Francia sufría en ese tiempo una hambruna; malas cosechas se sucedieron una
y otra vez, haciendo subir el precio del grano a un nivel excesivo. Avariciosos
comerciantes especularon, según su costumbre, con la miseria de todos. Había poco
trigo y era caro. Los pobres lo reemplazaban comiendo hierbas y raíces silvestres. De
pronto, el grito de cruzada, resonando en todos lados al mismo tiempo, rompió las
cerraduras y las cadenas que cerraban los graneros. Entonces, provisiones que hablan
estado por arriba de precio, que nadie podía comprar, fueron vendidas por nada,
cuando cada uno estaba excitado y deseoso de irse. Entonces se podían ver siete
corderos vendidos por cinco sueldos. La hambruna desapareció y fue seguida por la
abundancia. Como cada uno estaba impaciente por tomar el camino de la cruz, se
precipitaba a convertir en dinero todo lo que no necesitaba para el viaje; el precio de
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venta era fijado, no por el vendedor, sino por el comprador. Las cosas que costaban
más eran las necesarias para el viaje; pero las restantes eran vendidas por nada”.
Jacobo de Vitry
“Raza llena de perversidad y tortuosidades, hijos malvados y degenerados,
hombres corrompidos y prevaricadores contra la ley divina; descendientes de esos
peregrinos de que ya he hablado -hombres religiosos, agradables a Dios y llenos de
gracia- como la borra proviene del vino, el orujo del aceite, la cizaña del trigo o la
herrumbre de la plata, sucedieron a sus padres en las posesiones; pero no en las
virtudes, y abusaron de los bienes temporales que sus padres habían conquistado al
precio de su propia sangre, combatiendo valientemente en honor de Dios contra los
impíos. Sus hijos, a quienes ahora se llama ‘potrillos’, nutridos en las delicias, muelles
y afeminados, más acostumbrados a los baños que a los combates, entregados a la
impureza y a la lujuria, ataviados con vestidos ligeros como las mujeres, están
adornados y arreglados como un templo. Concertando tratados con los sarracenos, se
regocijan cuando alcanzan la paz con los enemigos de Cristo”.
Robert de Clari
“Entonces prepararon todos juntos sus equipajes y sus navíos y se embarcaron.
Y cada señor tenía su nave para él y sus gentes y su barco de carga para llevar sus
caballos, y el duque de Venecia tenía con él cincuenta galeras preparadas a sus
expensas. La galera en que estaba era toda roja y por encima tenía un pabellón tendido
de seda roja. Tenía delante de él cuatro trompetas de plata que sonaban y que llevaban
gran alegría. Y todos los altos hombres, clérigos y laicos, pequeños y grandes, tuvieron
tan gran alegría al salir, que jamás tan gran alegría ni flota tan perfecta fue vista ni
oída. Y los peregrinos hicieron subir a los castillos de las naves a todos los sacerdotes y
los clérigos, que cantaron: Veni creator spiritus... Y todos, grandes y pequeños,
lloraron de emoción y de la gran alegría que tuvieron. Y cuando la flota partió del
puerto de Venecia había tantos dromones /barcos análogos a los antiguos de remos y
velas/ ricas naves y tantos otros barcos, que era la cosa más hermosa de ver que
hubiera habido desde el comienzo del mundo, pues había bien cien pares de trompetas,
tanto de plata como de bronce, y todos sonaron al salir y tantos timbales y tambores y
otros instrumentos, que era una verdadera maravilla. Cuando estuvieron en el mar y
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que hubieran tendido sus velas y puesto sus banderas en lo alto de los castillos de las
naves, así como sus Insignias, pareció que el mar hormigueaba todo y que estuviera
todo abrasado por las naves y la gran alegría que llevaban”.
“Pues la ciudad era muy grande y muy poblada. (...) Después se mandó que
todos los haberes de las ganancias fueran aportados a una abadía que había en la
ciudad. (...) y había tanta rica vajilla de oro y plata y paños de oro y tantas ricas joyas
que era una fina maravilla. Desde que los siglos fueron creados un tan gran haber ni
tan noble ni tan rico no fue visto ni conquistado ni en tiempo de Carlomagno ni antes ni
después. Ni creo en absoluto en mi opinión que en las cuarenta ciudades más ricas del
mundo hubiera tanto haber como se encontró en Constantinopla. ¡Pero los jefes se
quedaron con casi todo! y no se repartió hasta el común del ejército ni a los pobres
caballeros ni a los sargentos, que les habían ayudado a ganar, más que el grueso
dinero, así como las estufas de plata que las damas, de la ciudad llevaban a los baños”.
Godofredo de Villehardouin
“Así partieron del puerto de Corfú, la víspera de Pentecostés, que fue mil
doscientos años y tres después de la encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. Y
entonces todas las naves fueron reunidas y todos los barcos de carga y todas las
galeras del ejército y muchas otras naves de comerciantes que se habían unido a ellos,
Y el día fue hermoso y claro y el viento dulce y bueno y dejaron ir las velas al viento”.
soberana. Y sabed que no hubo tan osado cuya carne no se estremeciera, y no fue
pequeña maravilla que hasta entonces tan gran asunto no fue emprendido por nadie”.
“Nunca, desde que el mundo fue creado, se ganó tan gran botín en ninguna
ciudad”.
Giovanni Villani
“En estos tiempos había en Florencia cerca de 25.000 hombres en condiciones
de llevar armas desde los 5 a los 70 años. Todos los ciudadanos, entre los cuales había
1.500 ciudadanos nobles y poderosos considerados grandes en el municipio”.
“Los crímenes de los déspotas estorban siempre y empañan no pocas veces las
virtudes de los hombres buenos. Sus placeres se hallan en discordancia con los
preceptos de la moral. Devoran las riquezas de sus súbditos. Sienten aversión por los
hombres que, dentro de sus dominios, acreditan sabiduría y grandeza de alma.
Menoscaban, con sus impuestos, la riqueza de los pueblos que gobiernan. Sus
irrefrenables placeres nunca se ven saciados y sus súbditos tienen que sufrir todos los
ultrajes y las ofensas que su fantasía les dicta de tiempo en tiempo. Pero, como la
violencia de la tiranía se halla de manifiesto ante la vista de todos por estas y otras
muchas atrocidades, no necesitamos enumerarlas de nuevo. Basta con destacar un
rasgo, en apariencia extraño, pero, en realidad, harto familiar. Porque ¿puede haber
algo más extraordinario que ver a príncipes de antigua e ilustre prosapia humillarse al
servicio de los déspotas, a hombres de alta alcurnia y de nobleza consagrada por el
tiempo, frecuentando sus mesas y aceptando sus gracias? Sin embargo, si consideramos
en qué acaba todo esto, vemos que la gloria de los tiranos se torna las más de las veces
en miseria y ruina. ¿Quién podría exagerar su desventura? No encuentran a nadie en
quien depositar su confianza, y sus cortesanos andan siempre al acecho de la caída del
déspota, siempre dispuestos a poner toda su influencia y sus mejores empeños para
minar el terreno bajo sus pies, como si con ello quisieran resarcirse de su anterior
servilismo. Los reyes hereditarios no se hallan expuestos a esta suerte, pues su
conducta para con sus súbditos, así como sus virtudes y todas las circunstancias que les
rodean, son de naturaleza contraria a la de los tiranos. Por eso, las verdaderas causas
que engendran, fortalecen y multiplican las tiranías, esconden y nutren en sí misma, a
la par, las fuentes de su derrocamiento y de su ruina. Tal vez, en verdad, la más grande
desventura de los tiranos”.
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Autores
Ana Comneno
“Hija del emperador Alejo I (1083-1148), sabia y ambiciosa conspiró contra su hermano
Juan para colocar a su marido en el trono, que era el negligente Nicéforo Brienno, y escribió la
Alexíada biografía de su padre, obra en 15 libros, difusa, pedante, pero curiosa. La mejor
edición es la de Schopen, Bonn, 1839, 2 vol. en 8º. Traducida al francés por Cousin”
(GREGOIRE, Luis, T. I, pág. 80).
Nicetas Coniates
“Nacido en Cones (Colosos), en Frigia, historiador bizantino, muerto hacia 1216, era
senador, cuando la toma de Constantinopa, en 1204. Nos ha dejado una larga Historia, en 21
libros, que alcanza desde Juan Comneno hasta el imperio latino, 1206. Ha sido publicada con
traducción latina, por Wolf, Basilea, 1557, en fol.; en la colección del Louvre, 1647; en la de
Venecia, 1729, y, por último, en la de Bonn, 1835. El presidente Cousin ha dado una traducción
francesa” (GREGOIRE, Luis, T. II, pág. 487).
Fragmentos
Ana Comneno
“(Alejo) temía su llegada porque conocía su empuje irresistible, su carácter
inestable y versátil (...) Sabía que tienen la boca abierta ante las riquezas y que a la
primera ocasión de violar los tratados lo hacen sin escrúpulos (...) Porque era
Occidente entero, todas las naciones de bárbaros habitantes de la región situada entre
la orilla del Adriático y las Columnas de Hércules, era todo eso lo que emigraba en
masa y marchaba al Asia atravesando Europa de un extremo al otro (...) Estas rudas
gentes no entendían el griego, (...) y cuando se les rogaba en esta lengua que no
maltrataran a los hombres de su misma religión, respondían con flechas” (Alexíada).
Nicetas Acominatos
«No me he curado de hacer un relato pomposo, salpicado de palabras oscuras y
de expresiones hinchadas, aunque otros aprecien esto mucho (...) Lo que más detesta la
historia, como yo digo, es un lenguaje oscuro e incomprensible, pues ama, al contrario,
un estilo sencillo, natural y fácil de entender” (Historia)
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Abdesselam Cheddadi
Dominar el tiempo
Otro rasgo que la asemeja a ésta es la importancia que desde sus primeros pasos
otorga al tiempo y a la cronología. Entre el siglo I y el IV de la Hégira (siglos VII al X
d.C.), la cultura islámica acumula un vasto saber sobre el tiempo. Ese saber, que tiene
sus raíces en la tradición árabe anterior, se enriquece con los aportes persas, indios,
griegos y egipcios y se nutre de los trabajos de los astrónomos y los geógrafos. La
magistral síntesis que de él lleva a cabo al-Biruni en la primera mitad del siglo XI
impresiona por su tono de objetividad. Es la más vasta y rigurosa suma de
2
Los textos referidos a la historiografía son CHEDDADI, Abdesselam, Islam. El reinado de la
cronología, en El Correo de la UNESCO, año XLIII, marzo 1990, pp. 35-39. Cuando provienen de otra
fuente se indica expresamente.
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Originalidad y límites
El primer período, que llega hasta el siglo III de la Hégira, culmina con esa suma
que es el Kitab ar.rusul wa-l-muluk (Historia de los profetas y los reyes) de al-Tabari.
La era de la Hégira entra rápidamente en vigor. El método de la isnad (constitución de
una cadena de fiadores y crítica de los testimonios), concebido en un principio para
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satisfacer las necesidades de las ciencias religiosas, se aplica a la biografía del Profeta,
al relato de las conquistas musulmanas y, progresivamente, a todo tipo de relatos.
Ven la luz gran número de síntesis, como los Maghazi de al-Waquidi, la Sira de
Ibn Ishaq, los Tabaqat de Ibn sa d, los Ajbar al-tiwal de al-Dinawari, los Ansab al-
ashrai de Al-Baladhuri, el Tarij de al-Ya Qubi. Todas estas obras forman ya una vasta
literatura histórica de la que ha llegado hasta nosotros relativamente poco, pero acerca
de la cual disponemos de un testimonio muy preciso gracias a la lista de los títulos de
obras que se incluyen en las bibliografías elaboradas posteriormente, como el Fihrist de
Ibn al-Nadim, terminado en el año 377 de la Hégira (998 d.C.).
Autores
Al T a b a r i (839-923)
“Su Historia de los profetas y los reyes se presenta como una historia del mundo desde
la Creación hasta la época del autor. En realidad, como explica en su prefacio, se trata de una
historia de las relaciones de las criaturas con Dios: relaciones de obediencia o reconocimiento, de
insubordinación o rebeldía. Después de Iblis/Satán y de Adán y sus hijos, sus principales
personajes son los profetas y los reyes. Se consagran muchas páginas a la historia bíblica y
tampoco se descuidan la historia grecorromana, bizantina y persa.
“Es una mina de informaciones irremplazable. De acuerdo con su método, refiere cada
hecho citando las fuentes y a menudo reproduciendo los relatos que lo mencionan,
permitiéndonos así acceder a obras antiguas hoy perdidas. Como señala el historiador Franz
Rosenthal, en su Historia Tabari ha dado pruebas “del escrúpulo y el aliento incansable del
teólogo, de la exactitud y el amor al orden del jurista, y de la perspicacia del político conocedor
de las leyes” (Abdesselam Cheddadi)
Ibn Jaldún
“En 1375, a los 43 años de edad, decide retirarse de la vida pública para consagrarse a la
ciencia. En el castillo de Ibn Salama (cerca de Frenda, en Argelia) redacta la primera versión de
la al-Muqaddima (Los prolegómenos). La necesidad de contar con una documentación más
amplia lo obliga a abandonar su retiro. Regresa a Túnez donde enseña y termina la primera
versión del Kitab al-ibar, su monumental historia universal. Pero temeroso de las intrigas de sus
enemigos, abandona definitivamente el Magreb y se instala en Egipto en 1384. En el Cairo es
presentado al soberano mameluco al-Zahir Barquq, y ocupa cargos en la enseñanza y en la
justicia, trabajando al mismo tiempo permanentemente en su voluminosa obra. Cinco años antes
de su muerte en 1406, conoce en la sede de Damasco al mongol Tamerlán, del que deja un
extraordinario retrato.
“El proyecto de Ibn Jaldún es en primer lugar el de un historiador. Deseoso de hacer una
síntesis de su tiempo que pueda servir de “modelo a los historiadores futuros”, e insatisfecho con
los métodos tradicionales de verificación de los hechos, formula una teoría de la sociedad como
un paso previo a toda escritura de la historia. Funda así en su Muqaddima lo que hoy día
llamaríamos una antropología. De su rico bagaje conceptual sólo haremos aquí un esbozo.
“En el umran Ibn Jaldún distingue dos estados que son al mismo tiempo dos grandes
etapas de la evolución del hombre. A la badawa, fase agro-pastoral, original, próxima a la
naturaleza y que sólo aporta lo indispensable, sucede la hadara, fase urbana, compleja y
generadora de lo superfluo, que representa la realización y el fin de la sociedad. El destino del
umran es oscilar, según una ley inexorable entre esos dos polos.
“En el mulk (poder) Ibn Jaldún ve el elemento fundamental de toda la dinámica social e
histórica. Por ser la fuente del mayor prestigio, hacia él tienden la voluntad y el deseo de los
hombres y en torno a él se movilizan. Precario por naturaleza, pasa de un grupo a otro y de una
nación a otra. Su función de distribución del excedente económico y de estructuración social lo
convierte en motor del paso de la badawa a la hadara.. En torno a este eje de la vida social Ibn
Jaldún estructura su obra de historiador. Estudia las naciones que, en torno a los árabes y los
beréberes, han ejercido sucesivamente el poder. El curso mismo de su relato sigue la progresión
de los grupos políticos desde su “beduinidad” inicial al apogeo de su poder y posteriormente a su
caída.
“Los conceptos así aplicados, las leyes que elabora para el funcionamiento de la
sociedad árabe-bereber y las síntesis que presenta sobre numerosos aspectos de la historia del
Islam siguen siendo indispensables para toda investigación antropológica e histórica sobre la
sociedad islámica. Lejos de haber sido superado, este conjunto teórico riguroso y coherente
constituye un acervo científico que los investigadores modernos no han terminado de
aprovechar”
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Al Makrisi
“Escritor árabe, nacido en el Cairo, hacia 1360, fue inspector de mercados, imán y
profesor en varios establecimientos del Cairo y Damasco. Murió en 1442. – S. de Sacy ha dado
la lista de sus muchas obras en la Crestomatia árabe; Libro de las advertencias, descripción
histórica y topográfica del Egipto; Conocimiento de las dinastías, del que una parte ha sido
traducida por M. Reinaud en los Extractos de los historiadores árabes de las guerras de las
cruzadas, y otra parte por Quatremere bajo este título: Historia de los sultanes mamelucos del
Egipto; Tratados de las monedas, pesos y medidas de los Musulmanes, traducidos por S. de Sacy
en el Magasin encyclopedique; Tratado de los principados musulmanes de Abisinia, etc.”
(GREGOIRE, Luis, T. II, pág. 311).
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Fragmentos
Ibn Jaldun
“Casi nos hemos desviado del objetivo de esta obra, extendiéndonos sobre ese
género de errores; pero numerosos autores cuya palabra hace autoridad, y
compiladores de sucesos y crónicas, han tropezado a menudo recogiendo opiniones y
relatos del género de los que hemos señalado. Esos falsos datos se graban en su mente;
la mayoría de los lectores, que se compone de gente de débil criterio y poca disposición
para emplear las reglas de la crítica, recibe a dichos relatos y los adopta tal cual, sin el
examen ni la reflexión debidos. Todo ello, es incorporado al conjunto de conocimientos
adquiridos, haciendo de la ciencia histórica una fruslería y una mezcla de
inverosimilitudes y errores que desconciertan el espíritu del lector y colocan en un
mismo nivel las fábulas y las informaciones históricas. Por tanto, es indispensable que
el historiador conozca los principios fundamentales de la política, del arte de gobernar,
la verdadera naturaleza de las entidades, el carácter de los acontecimientos, las
diversidades que ofrecen las naciones, los países, la naturaleza geográfica y las
opiniones, sentimientos religiosos y todas las circunstancias que influyen en la sociedad
humana y su evolución. Debe tener plena conciencia de lo que, de todo eso, subsiste al
presente, a efecto de poder confrontar el presente con el pasado, discernir sus puntos
concordantes así como los contradictorios, señalar la causalidad de esas analogías o
de aquellas disimilitudes. Imponerse del origen de las dinastías y de las religiones, de
los puntos de su eclosión, las causas que suscitaron su devenir, los hechos que han
provocado su existencia, la posición e historia de los que han contribuido a su
fundación. En suma, debe conocer a fondo las motivaciones de cada acontecer, y la
fuente de todo dato; de un modo que abarcare todas las naciones relativas a su
actividad. Entonces estará en la posibilidad de someter las narraciones que se le han
transmitido al análisis conforme a los principios y normas que ya tiene a su
disposición; de suerte, los hechos que concuerdan con dichas normas y correspondan a
todas sus exigencias, podría considerarlos como auténticos; de lo contrario, deberá
mirarlos como apócrifos y rechazarlos” (Introducción).
“Mas la ciencia histórica tiene sus caracteres intrínsecos: que son el examen y
la verificación de los hechos, la investigación atenta de las causas que los han
producido, el conocimiento profundo de la naturaleza de los acontecimientos y sus
causas originantes. La historia, por tanto, forma una rama importante de la filosofía y
merece ser contada en el número de sus ciencias” (Prefacio).
“Como se trata de una ciencia sui géneris, de un tema específico, que aborda la
sociedad humana y su desenvolvimiento, trata varias cuestiones que sirven para
explicar sucesivamente los hechos y fenómenos inherentes o vinculados a la esencia
misma de la sociedad” (Libro Primero, Proemio).
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Bibliografía mínima
BOURDÉ, Guy - MARTIN, Hervé, Las Escuelas Históricas, Madrid, Akal, 1992.
ORCÁSTEGUI C., SARASA E., La Historia en la Edad Media, Madrid, Cátedra, 1991.
THOMPSON, James, History of historical writing, New York, The Mac Millan
Company, 1942, 2 ts.
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Indice
Advertencia………………………………………………………………………………………………....2
Bibliografía mínima……………………………………………………………………………………….24