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CAPITULO I

ALTERACIONES DEL ESTADO DE ANIMO

1.1 Conceptos
1.1.1 Estado de ánimo. Church Fórum (2004) entiende lo estados de ánimo
como estados afectables, variables relacionados con estímulos y emociones
pasajeras. No se dan de forma casual, dependen en parte de factores
corporales y de factores psíquicos.

Por tanto, los estados de ánimo pueden ser considerados como indicadores
generales, tanto del funcionamiento fisiológico como de la experiencia psíquica.
(Thayer, R., 1998)

Así, el origen de los estados de ánimo puede ser de muy distinta índole,
pueden deberse a los éxitos o fracasos de nuestras relaciones personales,
actividades, circunstancias, o acontecimientos, como también las condiciones y
los ritmos corporales pueden afectarlo, tales como la salud, el sueño, la
alimentación, o la cantidad de ejercicio que se practica.

Los estados de ánimo hacen pues las veces de un termómetro clínico que
refleja los acontecimientos internos y externos que nos afectan, son
indicadores cruciales de cómo estamos funcionando.

1.1.2 Trastorno del estado de ánimo. Claude Dijon, J. (2005) afirma que Los
desórdenes del estado de ánimo se encuentran entre los trastornos más
frecuentes observados, tanto en la práctica psiquiátrica como en el ejercicio
cotidiano del médico general.

Sharp, M. (2001) explica que el trastorno de los estados de ánimo constituye un


grupo heterogéneo de enfermedades, típicamente recurrentes, donde se
incluyen el trastorno unipolar (depresivo) y el bipolar (maníaco-depresivo).

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Consisten en alteraciones del humor con carácter infiltrativo, que se
acompañan de disfunción psicomotriz y síntomas vegetativos.

Francés, A. y Ross, R. (2002), afirman que, dentro de los trastornos del estado
de ánimo, se incluyen cuatro tipos de episodios: depresivo mayor, maníaco,
mixto e hipomaníaco. Aunque se disponga de estos grupos de criterios, estos
episodios no constituyen trastornos tipificables por sí mismos. El tipo de
episodio presente y la forma en que se produce determinan el diagnóstico del
trastorno del estado de ánimo más apropiado.

Claude Dijon, J. (2005) agrega y explica que el trastorno de ánimo puede ser
también sintomático de una afección psíquica caracterizada (esquizofrenia) o
de un ataque cerebral orgánico (epilepsia, tumor cerebral, estado
predemencial). El afecto depresivo es en este caso más frecuente que la
excitación eufórica.

Se ha asistido en el transcurso de los últimos decenios a un fuerte incremento


de la demanda de cuidados por depresión. Este fenómeno tiene una mejor
relación con una detección médica y con una mejor información al público
sobre las posibilidades terapéuticas actuales.

1.2.-Epidemiologia y Prevalencia de los trastornos del estado de ánimo

Se estima que la edad de aparición de éstos trastornos se da en


aproximadamente los 26 años. Aproximadamente el 5% del conjunto de la
población adulta ha presentado o presentará un episodio de depresión mayor
en el transcurso de la vida. Se calcula que afecta a cerca de 340 millones de
personas en el mundo.Aproximadamente un 3% de la población ha presentado
alguna vez en su vida un período distímico. La ratio mujer: hombre es de 2:1.

Debido a los estudios mencionados, queda por sentado que es dos veces más
probable que las mujeres presenten trastornos del estado de ánimo que los
varones.

Claude Dijon, J. (2005) afirma que es necesario tomar en cuenta el incremento


de la longevidad, el riesgo de depresión siendo particularmente elevado en las

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personas de edad avanzada. Las encuestas epidemiológicas evalúan a 10% el
riesgo de mórbida depresiva (life time expectancy) en la población en general,
con una prevalecencia en un momento dado del orden de 2 a 3%. Alrededor de
un depresivo sobre 5 es tratado por un médico, un deprimido sobre 50 es
hospitalizado.

Una adaptación de Welssman en 1991 muestra la prevalencia de vida de


cuatro principales trastornos, donde se aprecia el desequilibrio en la
prevalencia entre los hombres y las mujeres y la distimia, puesto que los
trastornos bipolares se distribuyen en forma equitativa ente géneros. Por otro
lado, hay una prevalencia del trastorno depresivo mayor y la distimia
significativamente menor entre negros que entre los blancos e hispanos.

CAPITULO II

ETIOLOGIA

2.1-Etiologia de los trastornos del estado de ánimo

Son muchas las causas de este trastorno del estado anímico, por lo tanto, no
se conoce con precisión. Existen unas sustancias químicas en el cerebro,
llamadas endorfinas, las cuales son responsables de los estados de ánimos
positivos, estas sustancias son reguladas por los neurotransmisores, se ha
establecido por estudios que probablemente, la depresión sea causada por un
desequilibrio químico ocurrido en el cerebro, además de tener la influencia de
los acontecimientos diarios por los que pasa el individuo.

Estos trastornos pueden presentarse dentro del mismo grupo familiar y se


considera que muchas veces dependen de diversos factores hereditarios, los
cuales asociados con los factores ambientales desconocidos, producen este
estado anímico. Por otro lado, se ha demostrado que a menudo un sexo entre
el femenino y masculino suele ser el más afectado que el otro, dependiendo de

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los múltiples factores a los cuales este presente. Esto se puede presenciar por
el umbral de expresión diferente que tienen, demostrando así la mayor
probabilidad de presentar el problema depresivo, uno más que el otro.

2.2 CLASIFICACIÓN DE LOS ESTADOS DEL ÁNIMO

2. 2.1 El Síndrome Maníaco Depresivo / El Trastorno Bipolar. De acuerdo


con el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (1994) El
síndrome maníaco depresivo, conocido también con el nombre de trastorno
bipolar, es un tipo de trastorno afectivo o del estado de ánimo que supera los
altibajos cotidianos, convirtiéndose en una seria condición médica y un
importante tema preocupante de la salud en Estados Unidos. El síndrome
maníaco depresivo se caracteriza por episodios periódicos de gran júbilo, con
ánimo eufórico o irritabilidad (episodios que constituyen la fase maníaca) a los
que se contraponen episodios también periódicos de síntomas depresivos
clásicos.
La depresión es un trastorno depresivo que afecta al cuerpo, al estado de
ánimo y a los pensamientos. Puede afectar o alterar radicalmente la
alimentación, el sueño y la manera de pensar, pero no es lo mismo que sentir
tristeza o estar decaído, ni tampoco es indicio de debilidad personal ni
constituye un estado que pueda disiparse o modificarse a voluntad. Las
personas que sufren una enfermedad depresiva no pueden simplemente
"recobrar el ánimo" y reponerse. A menudo es necesario el tratamiento que, a
veces, es incluso decisivo para la recuperación.

2.2.2 ¿A quiénes afecta el síndrome maniaco depresivo?

Para NIMH. (2000) El síndrome maníaco depresivo afecta por igual a hombres
y mujeres (aunque las mujeres son más propensas a la depresión que a la
manía), y comienza a menudo en la adolescencia o juventud. Se ha mejorado
la detección del síndrome maníaco depresivo en los niños pequeños, aunque
continúa siendo difícil diagnosticarlo.

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Según Evans DL. (2000) El síndrome maníaco depresivo suele manifestarse en
miembros de una misma familia y se cree que, en algunos casos, se trata de
una enfermedad hereditaria. Los antecedentes familiares de abuso de
fármacos también aumentan el riesgo de desarrollar este síndrome. Los
investigadores continúan intentando identificar uno o más genes que pueden
ser responsables de este trastorno.

2.2.3 ¿Cuáles son los síntomas del síndrome maníaco depresivo?

A continuación, se enumeran los síntomas más comunes del síndrome


maníaco depresivo. Sin embargo, cada persona puede experimentarlos de una
forma diferente.
Los síntomas depresivos pueden incluir:

 Sentimientos persistentes de tristeza

 Sentimiento de desesperanza o desamparo

 Baja autoestima

 Sensación de ineptitud

 Culpabilidad excesiva

 Deseos de morir

 Pérdida de interés en las actividades habituales o que antes se


disfrutaban

 Dificultad en las relaciones

 Perturbación del sueño (por ejemplo, insomnio, hipersomnio)

 Cambios del apetito o del peso

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 Disminución de la energía

 Dificultad para concentrarse

 Disminución de la capacidad de tomar decisiones

 Pensamientos suicidas o intentos de suicidio

Molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolor de cabeza, dolor de


estómago, fatiga)

 Intentos o amenazas de escaparse del hogar

 Irritabilidad, hostilidad, agresión

Los síntomas maníacos pueden abarcar:

 Autoestima exagerada

 Menor necesidad de descanso y sueño

 Mayor distracción e irritabilidad

 Excesiva participación en actividades placenteras y de alto riesgo que


pueden provocar consecuencias dolorosas, por ejemplo comportamiento
provocativo, destructivo o anti-social (promiscuidad sexual, conducción
imprudente, abuso del alcohol y de drogas).

 Aumento de la locuacidad (por ejemplo aumento en la velocidad del


habla, cambios rápidos de tema, intolerancia a las interrupciones)

 Sentimientos de "excitación" o de euforia

 Marcados cambios de estado de ánimo, por ejemplo inusitadamente feliz


o tonto, extrañamente enojado, agitado o agresivo

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 Mayor deseo sexual.

 Mayor nivel de energía

 Escaso sentido común en personas sensatas

Los trastornos bipolares incluyen:


 Episodios depresivos
 Episodios maníacos
 Episodios mixtos

Algunos adolescentes experimentan síntomas psicóticos (que incluyen


alucinaciones o delirios) en la fase maníaca.

De acuerdo con Evans DL. (2000) Para diagnosticar el síndrome maníaco


depresivo, la persona debe mostrar síntomas de manía y de depresión en
diversos grados, según la gravedad del trastorno. Los síntomas del síndrome
maníaco depresivo, en especial en un adolescente, pueden parecerse a otros
problemas (por ejemplo, abuso de drogas, trastorno de déficit de atención /
hiperactividad, delincuencia). Siempre consulte al médico de su hijo para el
diagnóstico.

2.3 La Distímia. Es llamada también Depresión crónica de menor grado.


Según Evans DL. (2000) La distímia es una alteración del estado de ánimo
parecido a la depresión, pero menos severo y más crónico. También, suele
conocerse como depresión crónica de grado menor. Las personas que sufren
distímia también pueden experimentar episodios de depresión grave. La
distímia es un trastorno muy frecuente en nuestra época.

Para muchos especialistas es considerada la enfermedad mental del siglo. Al


igual que otros trastornos o enfermedades, tienen un componente hereditario.
Así pues, las personas con familiares que han padecido este trastorno tienen

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más posibilidades de desarrollar la enfermedad. Se caracteriza por una
sensación y actitud de desánimo prolongada, quien lo sufre se siente triste,
melancólico y decaído.

Normalmente, lo padecen personas que están viviendo situaciones


prolongadas de gran estrés, tensión o personas excesivamente perfeccionistas
que se exigen demasiado. Se considera que una persona padece distímia
cuando posee un estado de ánimo deprimido como mínimo durante un periodo
de tiempo de dos años y un año para niños y adolescentes, junto con al menos
otros dos de los síntomas que la caracterizan y que mencionamos a
continuación. Aunque no es un trastorno grave, su larga duración hace que las
personas lo asuman como parte de su forma de ser.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (1994)


Aproximadamente uno de cada treinta adultos desarrolla distímia en algún
momento de sus vidas y las razones por las que esto sucede todavía no están
totalmente claras.

Hay quien lo sufre prácticamente a lo largo de toda su vida, aceptándolo como


parte de ellos. A continuación mencionamos los síntomas más comunes de la
distímia. Aunque no es necesario que se den todos ellos para que a una
persona se le diagnostique un trastorno de distímia.

- Tristeza, desánimo o ansiedad de forma continuada en el tiempo aunque con


altibajos.

- Gran irritabilidad. Las personas distímicas suelen enojarse con facilidad y con
frecuencia entran en discusiones innecesarias, se enfadan por todo y por
nada, haciendo la vida muy difícil a quienes les rodean.

- Pensamientos suicidas, intento de suicidio. Falta de ganas por vivir.

- Aislamiento social. Los síntomas causan un deterioro en el ámbito social,


laboral y familiar, afectando a sus relaciones sociales y afectivas.

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- Poca capacidad de concentración y dificultad para tomar decisiones. Debido a
ello, tienden a perder el control de su vida, son incapaces de tomar decisiones
básicas. La falta de concentración junto con la desgana y el poco interés por
todo, les dificulta para tomar decisiones simples y cotidianas.

- Desgana, apatía. Carecen de interés por las cosas y con frecuencia se


sienten inútiles y poco interesantes para los demás.

- Baja autoestima. Sentimiento de ineptitud, tienden a generalizar cuando las


cosas no salen como esperan, pensando que nunca hacen bien las cosa ni
consiguen lo que se proponen y llegando a sentirse completamente fracasados.

- Trastorno del sueño. Las personas distímicas suelen despertarse varias veces
durante la noche y, aunque duerman mucho, no logrando descansar lo
suficiente, por lo que al día siguiente se encuentran cansadas y físicamente
agotadas. Con frecuencia padecen de insomnio o hipersomnia.

- Dificultad para disfrutar de las cosas. Presentan problemas para disfrutar de


las pequeñas cosas de la vida y, rara vez, se sienten plenamente felices. No
ven las cosas positivas y siempre mantienen una actitud negativa ante todo.

El tratamiento consiste en medicamentos antidepresivos o psicoterapia.

NIMH. (2000) menciona que los medicamentos antidepresivos son muy


eficaces sobre todo si se combinan con psicoterapia. La psicoterapia está
orientada a modificar la visión distorsionada que el distímico tiene de sí mismo
y de su entorno, intentando potenciar pensamientos positivos que permitan
corregir la tendencia al desánimo y a la apatía.

La persona con distimia tiene que tener muy claro que el tratamiento no
consiste en no volver a tener otro episodio negativo, sino en que ocurra con
menos frecuencia y en aprender a disfrutar más tiempo y de forma más intensa
de los momentos felices.

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Dado que la distimia suele persistir por más de cinco años, puede ser
necesario el tratamiento a largo plazo. Son pocas las personas que se
recuperan totalmente de este trastorno. Sin embargo, a pesar de no
recuperarse completamente, el tratamiento es necesario para que mejore
considerablemente su estado, necesitando el tratamiento de modo crónico. Es
fundamental no abandonarlo, pues la falta de tratamiento dará lugar a una
depresión mayor.

2.4 El Trastorno Afectivo Estacional. Durante los meses de otoño e invierno,


algunas personas sufren de síntomas de depresión que pueden aparecer en
forma gradual o repentina.
Según, Hales, R & Yudofsky, S. (2004). Aquellas personas que viven en climas
de notables diferencias estacionales en la duración del día, presentan cambios
estacionales en su estado de ánimo, en el sueño y en su energía. También se
dan variaciones estacionales en muchos trastornos de estado de ánimo. Por
ejemplo; la depresión unipolar más probable que recurra en primavera,
mientras que la depresión bipolar; es más probable que recurra en otoño y la
manía durante el verano.

En 1987 la asociación americana de psiquiatría catalogó esta dolencia


estacional, como un trastorno afectivo.

Por lo tanto, casi todos nos deprimimos un poco cuando los días son cortos,
oscuros y fríos, pero cuando los síntomas se prolongan y producen
incapacidad, posiblemente se trata de un trastorno afectivo estacional. Algunos
síntomas principales son:

 Sueño excesivo y dificultad para permanecer despierto: los patrones de


sueño alterados y es frecuente despertar tarde.
 Fatiga: se siente demasiado cansado para llevar una rutina normal.
 Apetito exagerado: siente hambre de carbohidratos y de dulces, que lo
lleva a comer en excesos y a ganar peso.
 Incapacidad para el enfrentamiento: se siente irritable y tenso.
 Aislamiento social: en el invierno es poco social, pero busca las
relaciones sociales en otras estaciones.

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Coon, D. (2005). Nos explica, que al comenzar el otoño, los afectados de
este síndrome duermen más, pero se encuentran mal, ya que cada día que
pasa se los ve más tristes, ansiosos, irritables y retraídos.

Aunque su depresión no es severa, muchas víctimas aguardan cada


invierno con mucha aprensión. El trastorno afectivo estacional predomina en la
latitudes del norte, donde los días son muy cortos en invierno. Por ejemplos,
una investigación revelo que 13% de los estudiantes universitarios que viven en
el norte de nueva Inglaterra mostraban signos de que lo sufrían.

Sin embargo un 20% de los pacientes que sufren este trastorno afectivo
estacional, pueden presentar los síntomas depresivos en la época de
primavera o verano.

En general, durante los meses de diciembre, enero y febrero la persona


describe un cuadro depresivo leve o moderado con las características
siguientes:

 Sentimientos de apatía y de tristeza, más que de auténtica tristeza


 Inhibición general de la conducta
 Hipersomnia
 Sobrealimentación e ingesta de hidratos de carbono
 Retraimiento social
 Presencia de fatiga y cefaleas
 Disminución del rendimiento laboral
 Ausencia de factores desencadenantes

American Psychiatric Association, (2006). El TAE está relacionado con


un desequilibrio bioquímico en el cerebro causado por los días más cortos y la
falta de luz solar en el invierno. Así como la luz del sol afecta las actividades de
los animales según la estación, el TAE puede ser un efecto de este cambio
estacional de la luz en los seres humanos. Cuando cambian las estaciones, las
personas sufren un cambio en sus relojes biológicos o ritmos diarios que
pueden causando que alteración en la rutina cotidiana.

Estos cambios estacionales producen depresiones que están


relacionadas con la liberación de mayores cantidades de melatonina durante el

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invierno. Esta hormona, que es secretada por la glándula pineal del cerebro,
regula la respuesta orgánica a las condiciones cambiantes de la luz.

Es decir, la síntesis y liberación de la melatonina son producto de la


estimulación de la oscuridad y supresión de la luz, la cual producida
principalmente por la epífisis, y participa en una gran variedad de procesos
celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos. Por ello, la melatonina se
considera una neurohormona con función pertinente en la fisiología circadiana.
Los niveles de melatonina en el cuerpo son más altos antes de acostarse.

Por eso, 80% de los pacientes logra una mejoría con dosis extra de luz
brillante, remedio llamado fototerapia, esta consiste en exponer a los pacientes
a una o más horas diarias de luz fluorescente muy brillante. Esta práctica se
realiza en las primeras horas de la mañana para simular el alba durante el
verano. Para muchos pacientes, una dosis fuerte de “luz solar” matutina es lo
que más se le parece a unas vacaciones en el trópico.

Muchas persona después de esto se sienten muy bien “como nuevos” esta
fototerapia es muy importante para aquellas personas que sufren este TAE.

CAPITULO III

LA DEPRESION

La palabra DEPRESION proviene de latín depressio, que significa hundimiento.


Con ella suele designarse a un cuadro clínico caracterizado por la presencia de
diversos componentes (pesimismo, inhibición psicomotriz auto reproches, etc.)
como al estado afectivo de la tristeza

Para algunos la depresión es una dolencia, para otros una enfermedad y


finalmente otros piensan que es un síntoma o síndrome. De todas maneras se
sabe que la depresión no tiene épocas y que no ocupa un periodo exclusivo ni
en el desarrollo personal ni de persona ni en la historia de la humanidad.

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Son un conjunto de grupos heterogéneos de trastornos de ánimo que se
caracterizan por un estado de ánimo deprimido, diminución del disfrute, apatía
y pérdida de interés por el trabajo, sentimientos de minusvalía, insomnio,
anorexia e ideación suicida. A menudo presentan ansiedad y síntomas
somáticos variados.

Es un sentimiento de tristeza intenso, que puede producirse tras una perdida


reciente y otro hecho triste, pero es desproporcionado con respecto a la
magnitud del hecho y persiste más allá de un periodo justificado. La depresión
surge ante vivencias de pérdida, incluyendo la perdida de la salud. De ahí que
la asociación entre depresión y enfermedad medica sea común.

3.1 Etiología. La depresión puede deberse a un sin número de razones, esto


puede incluir la muerte de algún familiar cercano, una enfermedad, pérdida de
empleo, alcoholismo, aislamiento de las familias o amigos.

Se cree que la causa clínica de la depresión tiene que ver con el desequilibrio
en los neurotransmisores que estimulan el cerebro. Mucha o poca
concentración de la sustancia entre ellos la noradrenalina y serotonina, pueden
desencadenar la depresión.

Existe la hipótesis de que estos trastornos que expresan una patología del
sistema límbico ganglios basales e hipotálamo. Es probable que las personas
que presentan lesiones especialmente en el hemisferio no dominante
presenten síntomas depresivos. El sistema límbico y los ganglios basales están
íntimamente relacionados, ya que a este sistema se le atribuye una función en
la producción de las emociones.

Se sugiere también una disfunción hipotálamo hipófisis a todos los trastornos


afectivos, debido a que ninguno de estos hallazgos es específico para algún
tipo de enfermedad.

3.2 Signos y síntomas de la depresión.

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El estado de ánimo típico es deprimido, irritable y/o ansioso. El paciente puede
mostrar un aspecto patético, con ceño fruncido, las comisuras de los labios
hacia abajo, evitando mirara hacia los ojos, hablando en monosílabos o
simplemente calado.

El estado de ánimo enfermizo se acompaña de preocupaciones por culpa,


ideas de auto denigración, diminución de la capacidad para concentrarse,
sentimientos de desesperanza, suicidio y frecuentes alteraciones del sueño.
Los individuos que sufren de depresión pueden demostrar cambios en su
interés en el trabajo y las actividades escolares. Su capacidad para
desarrollarse normalmente puede disminuir significativamente como resultado
de la falta de interés, pérdida de motivación o ausencias excesivas. Pueden
aislarse y rehusarse a socializar con otros estudiantes o participar en proyectos
de grupo.

Los signos y síntomas de depresión de los pacientes que padecen una


enfermedad médica, son los mismos que los que padecen una depresión
clínica no asociada a enfermedad física. El principal problema es que es
diagnosticada con muy poca frecuencia y si no se trata, la calidad de vida del
individuo disminuirá, se retrasara la curación y aumentara el riesgo de suicidio.
En el diagnóstico, de una depresión asociada a una enfermedad médica son
más importantes los síntomas psicológicos que los físicos.

Así, por ejemplo, la pérdida de peso, fatiga o cambios en el ritmo intestinal, no


serán útiles para diagnostica una depresión clínica en el caso de colitis
ulcerosa.

Algunas enfermedades, como, por ejemplo, el cáncer de estómago, pueden


comenzar como una depresión, mientras que en otras son comunes los
síntomas depresivos, como en el caso de la artritis reumatoide, la enfermedad
del Parkinson o la esclerosis múltiple. En estos casos se postula la presencia
de mecanismos neurobiológicos comunes.

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La depresión es un sentimiento de tristeza intenso, que puede producirse tras
una perdida reciente y otro hecho triste, pero es desproporcionado con
respecto la magnitud

Del hecho y persiste más allá de una periodo justificado. Se estima que el 10%
de la gente que consulta al médico pensando que tiene un problema físico,
tiene en realidad depresión.

3.2.1 La melancolía: antes llamada depresión endógena: caracterizado por


una lentitud de pensamiento y actividad notable o agitación psicomotriz
(inquietud, retorcerse las manos, habla atropellada), pérdida de peso,
culpabilidad irracional y pérdida de capacidad para experimentar placer. El
estado del ánimo y la actividad varia a lo largo del día, con su punto más bajo
por la mañana. La mayoría de pacientes melancólicos se quejan de tener
dificultad para conciliar el sueño, se despiertan muchas veces y sufren
insomnio a mitad de la noche o por la mañana muy temprano.
3.2.2 Depresión atípica: Incluye síntomas de ansiedad y fobia,
empeoramiento nocturno, insomnio inicial, hipersomnia que a menudo se
extiende a lo largo del día y hiperfágia con aumento de peso. Los pacientes
que sufren este tipo de depresión tienen un mejor estado de ánimo ante
acontecimientos positivos, pero a menudo se derrumba ante las menores
adversidades

Otra clasificación agrupa a la depresión en tres grupos según la sintomatología


que se presente, el primero consulta por síntomas depresivos (sentimientos de
culpa, tristeza, ideación suicida, etc.), un segundo grupo presenta síntomas
generales u orgánicos (insomnio, anorexia, cefalea, cansancio, etc.) y el tercer
grupo se encuentra síntomas psiquiátricos en los cuales predomina la
ansiedad.

3.3 Causas.

Cada persona es un mundo diferente, nadie reacciona de la misma manera


ante un mismo hecho, nadie responde igual ante una dificultad. Es por ello que

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la forma de presentarse un hecho depresivo puede variar de una persona otra.
Esta enfermedad se origina por la confluencia de diversos factores que en cierto
momento ejercen presión y logran desencadenar una depresión.

3.3.1 Herencia. Existe un mayor riesgo de padecer depresión clínica cuando


en la historia familiar está presente la enfermedad y por tanto puede existir el
antecedente de haber heredado una predisposición biológica. Esto no quiere
decir que todas las personas que tiene una historia familiar depresiva pueden
tener la enfermedad ni que tampoco por no tener antecedentes estén exentas a
contraerlas.
3.3.2 Factores bioquímicos. Está comprobado que la bioquímica del cerebro
juega un papel significativo en los trastornos depresivos. Los patrones del
sueño que se ven afectados por la bioquímica del organismo son generalmente
diferentes en las personas que tienen trastornos depresivos. Esta puede ser
inducida o aliviada con ciertos medicamentos y algunas hormonas pueden
alterar los estados de ánimo.
3.3.3 Personalidad. Las personas con esquemas mentales negativos, baja
autoestima, sensación de falta de control sobre las circunstancias de la vida y
tendencia a la preocupación excesiva son más propensas a padecer depresión.
Estos atributos pueden resaltar el efecto de las situaciones de estrés o interferir
con la capacidad de enfrentarlas o reponerse a ellas.
3.3.4 Situaciones estresantes. La muerte de un familiar, un amigo, una
enfermedad crónica, problemas interpersonales, dificultades financieras, un
divorcio, et. Puede ocasionar síntomas de depresión que a lo largo del tiempo
pueden desencadenar una depresión clínica.
3.3.5 Estacionalidad. Hay personas que desarrollan depresión durante los
meses de invierno, cuando los días se hacen más cortos. Es posible que la
reducción de la cantidad de horas de luz afecte el equilibrio de ciertos
compuestos químicos en el cerebro y den lugar a síntomas de la depresión.
3.3.6 Medicamentos. Entre otras causas, también se pueden tomar en cuenta
las teorías biológicas, que sostiene que la administración de ciertas sustancias
puede producir alteraciones en el estado de ánimo de las personas que la
ingieren.

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3.3.7 La Depresión Grave. Es un estado anímico denominado también
depresión clínica o unipolar, que se caracteriza por la presencia de uno o más
episodios depresivos sin historia de manía o hipomanía. El diagnóstico de
depresión mayor recurrente requiere dos o más episodios depresivos
importantes con al menos un intervalo de 2 meses entre ellos. El trastorno
distímico se diferencia de la depresión mayor por la cronicidad, gravedad y
persistencia de los síntomas.

Una persona con depresión grave, no se encuentra apta para tomar decisiones
por sí sola, sino que, requerirá de la ayuda de otras personas para tomar una
decisión adecuada.
Sus valores, creencias, deseos y disposiciones son completamente distintos a
cuando se encuentra en estado normal, por lo tanto, no es del todo consciente
de sus acciones.

CAPITULO IV

EL SUICIDIO

El comportamiento suicida es un continuo que va desde la ideación en sus


diferentes expresiones, pasando por las amenazas, los gestos e intentos, hasta
el suicidio propiamente dicho. La presencia de cualquiera de estos indicadores
(ideas, amenazas, gestos e intentos) debe considerarse como un signo de alto
riesgo en el individuo que los presenta.

Para prevenir el intento y el suicidio consumado, es primordial conocer los


factores de riesgo, que son aquellos que los predisponen.

En la literatura suicidio lógica se mencionan múltiples factores de riesgo, los


cuales no abordaremos en su totalidad por no ser objetivo fundamental del

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presente texto, aunque sí estudiaremos los que puedan orientar al médico de
atención primaria en su detección y adecuada evaluación y manejo.

Ante todo hay que considerar que estos rasgos son individuales, pues lo que
para algunos es un elemento de riesgo, para otros no representa problema
alguno. Además de individuales son generacionales, ya que los factores en la
niñez pueden no serlo en la adultez o en la vejez. Por otra parte, son genéricos,
pues los de la mujer no son similares a los de los hombres. Existen los que son
comunes a cualquier edad y sexo, los cuales, indudablemente, son los más
importantes.

El suicidio es una conducta compleja en la que intervienen múltiples factores y


en la que existen tres fases4: 1) Idea suicida en la que el sujeto piensa en
cometer suicidio. 2) Duda o fase de ambivalencia donde el individuo pasa de la
idea a plantearse la posibilidad de pasar a la acción, como solución a sus
conflictos. Suele ser variable en la duración y en los individuos impulsivos esta
fase puede ser breve o no existir. 3) Decisión en la que ya se pasa a la acción.

4.1-Causas.
Las causas psiquiátricas Y psicológicas más corrientes de intento suicida son
la depresión, la personalidad anormal, la esquizofrenia y el abuso de
sustancias. El suicidio varía de acuerdo con la edad, el sexo y las influencias
culturales y sociales, y pueden modificarse a lo largo del tiempo. Por lo general,
los factores de riesgo del suicidio se presentan combinados. A continuación, se
incluyen algunos de los factores de riesgo que pueden presentarse:

Uno o más trastornos mentales diagnosticables o trastornos de abuso de


sustancias
Acontecimientos de la vida no deseados o pérdidas recientes (por ejemplo, el
divorcio de los padres).
Antecedentes familiares de trastornos mentales o abuso de sustancias.
Antecedentes familiares de suicidio.

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Violencia familiar, incluida el abuso físico, sexual o verbal, emocional
Intento de suicidio previo.
Presencia de armas de fuego en el hogar.
Encarcelación.
Exposición a comportamientos suicidas de otras personas, incluyendo la
familia, los amigos, en las noticias o en historias de ficción

4.2-Tipos de suicidas. De acuerdo a Carl M. Durkheim, encontramos los


diferentes tipos de suicidios, llamados:

4.2.1 Suicidios egoístas. Que se dan comúnmente en las personas


excesivamente individualistas y es propio de las sociedades más avanzadas.
Este tipo de suicidio es más común en los individuos poco integrados a los
grupos sociales de los que forman parte.
4.2.2 Suicidio altruista. Es la versión opuesta al anterior. Sucede por una
excesiva "integración" del sujeto con la sociedad a la que pertenece, al punto
tal, que la personalidad individual no cuenta, pues se encuentra muy
comprometida con el grupo social en el que interactúa. El individuo se somete
con abnegación a las leyes y costumbres de su sociedad, de tal modo que se
suicida porque piensa que ese acto es un deber. Un ejemplo es el "HaraKiri"
practicado en las antiguas sociedades japonesas.
4.2.3 Suicidio anómico. Es el de mayor relevancia en el estudio de Durkheim.
La anomia es la falta de normas y de leyes que regulen la actividad humana y
generalmente se produce en momentos de crisis sociales agudas, de
transformaciones en las estructuras y valores culturales. Este autor explicó, que
no es cierto que las sociedades pudieran actuar libre de normas, valores y
leyes, debido a la característica gregaria del hombre. Algunas personas no
soportan los cambios en estas normas y formas de vida y llegan al suicidio. Por
ejemplo, cuando una persona se divorcia o se le muere un ser querido, lo cual
genera alteraciones en su estructura y ritmo de vida.
4.2.4 Suicidio fatalista. Es la versión opuesta al anterior. Aquel sucede por el
cambio de normas que regulen la conducta humana. Este afecta a aquellas

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personas que no aceptan las normas y se sienten reprimidas en sus
sentimientos, pasiones y limitados en su futuro. Pueden ser hijos de padres
estricta y agresivamente disciplinados o extremadamente moralistas.

4.3 Factores de riesgo. La conducta suicida no es una conducta aleatoria y ya


desde las primeras descripciones científicas de la misma se observó que hasta
cierto punto se podía predecir, ya que se encontraba asociada a diversos
factores sociales, psicológicos y biológicos. Conocer bien estos factores es de
gran importancia para evaluar adecuadamente el riesgo auto lítico de un
individuo. Se podrían clasificar en tres grandes grupos: sociodemográficos,
clínicos y genéticos/neurobiológicos. Aunque el riesgo de suicidio está en
relación con el número de factores de riesgo presentes, Mann y col. formula un
modelo de conducta suicida que consta de dos dimensiones interrelacionadas.
La dimensión de los rasgos de la persona (genética, abuso de sustancias,
personalidad border-line o impulsividad) y la de los desencadenantes o
precipitantes (enfermedad psiquiátrica aguda o acontecimientos vitales
adversos). Este autor sugiere que deben coincidir, al menos un factor de cada
dimensión, para que aumente el riesgo de suicidio. Esto explicaría por qué
unos pacientes se suicidan y otros no, con la misma enfermedad psiquiátrica.

4.4 Factores sociodemográficos

Sexo. En la mayor parte de los países donde se ha estudiado el suicidio, las


mujeres presentan tasas superiores de ideación suicida y de intentos de
suicidio que los hombres. En el estudio, se obtiene una relación mujer/hombre
para los intentos de suicidio. Sin embargo, los hombres realizan mayor número
de suicidios consumados.

Los métodos utilizados en el acto suicida varían según el sexo. Los hombres
suelen consumar el suicidio ya que el método que emplean es más violento
(armas de fuego, ahorcamiento, precipitación desde lugares altos o
envenenamiento por gas).

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Las mujeres suelen realizar sobre ingestas de psicótropos o de venenos, o
incisiones con elementos cortantes. Muchas veces el método escogido nos
indica la intencionalidad del acto.

Edad: El riesgo de suicidio aumenta Con la edad2. En el estudio de Baxter y


Appleby se define una edad media de suicidio de 47,4 años (42,0 para
hombres y 50,4 años para mujeres). Actualmente las tasas de suicidio
consumado en jóvenes están aumentando, sobre todo en varones entre 15-24
años, siendo la tercera causa de muerte en Estados Unidos entre jóvenes de
esta edad. Según el, las tasas de intentos de suicidio para mujeres son más
altas entre los 15-24 años y entre los 25-34 años para los hombres.

Estado civil: Durkheim ya en 1897 ya destacó el papel de la familia y el estado


Civil en el desencadenamiento del comportamiento suicida. En su opinión, la
subordinación a los intereses del núcleo familiar en el que el individuo está
integrado, disminuye los impulsos individualistas y suicidas6. Estudios
posteriores han confirmado esta tendencia.

Nivel socioeconómico. Tanto los intentos de suicidio como los suicidios


consumados son más frecuentes en la población desempleada y con menor
nivel Cultural.

4.5 Factores clínicos

4.5.1 Trastornos médicos. La relación entre el suicidio y las enfermedades


médicas es significativa. Hay que tener en cuenta que existen enfermedades
que por sí mismas se asocian a trastornos del ánimo (cáncer de mama o
páncreas, epilepsia, esclerosis múltiple, traumatismos craneoencefálicos,
enfermedad cardiovascular, enfermedad de Huntington, VIH, enfermedad de
Cushing, porfiria, úlcera péptica, cirrosis o enfermedad renal tratada con
hemodiálisis). También factores asociados a la enfermedad contribuyen tanto al
suicidio como al intento de suicidio, como por ejemplo: pérdida de movilidad,
desfiguración, dolor crónico intratable, pérdida del estatus laboral e interrupción

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de las relaciones personales. Ciertos fármacos pueden también alterar el
estado de ánimo: reserpina, corticoides, antihipertensivos y antineoplásicos.

4.5.2 Trastornos mentales. El suicidio tiene una fuerte relación con la


enfermedad mental. Esta asociación se ha valorado por los estudios de
autopsias psicológicas de series consecutivas de suicidios. Estos estudios han
mostrado que un 90% de los suicidios tenían uno o más trastornos psiquiátricos
y que a mayor número de patologías, mayor riesgo de suicido. El riesgo de
suicidio es mayor en la fase temprana de la enfermedad y en los primeros seis
meses, tras el alta de un ingreso psiquiátrico

4.5.3 Trastornos afectivos. Los trastornos afectivos y sobre todo el trastorno


depresivo mayor es el trastorno psiquiátrico que más se relaciona con el
suicidio. En la meta-análisis de Harris y Barraclough, se obtiene como resultado
que la depresión mayor aumenta 20 veces el riesgo de suicidio, el trastorno
bipolar y la distímia.

El riesgo es especialmente mayor al comienzo o al final del episodio depresivo,


ya que en la fase de estado, el retardo psicomotor y la inhibición bloquean el
paso a la acción.

4.5.4 Esquizofrenia. En este trastorno, se han descrito tasas de suicidio de


hasta un 10%. En el estudio de Harris y Barraclouh, encuentran en su trabajo
8,5 veces más riesgo de suicidio en pacientes esquizofrénicos que en la
población general.

Los pacientes con esquizofrenia comparten algunos de los factores de riesgo


de la población general: ser hombre, blanco, estar deprimido, soltero,
desempleado, vivir solo o estar aislado socialmente. También existen factores
específicos para la esquizofrenia como: ser joven, haber tenido numerosas
recaídas con alto número de ingresos psiquiátricos y deterioro social, laboral y
sexual por la enfermedad.

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Otro aspecto a tener en cuenta es el uso de los neurolépticos. Tras su
introducción, los estudios orientaban a que podía aumentar el riesgo de
suicidio, sobre todo por sus efectos secundarios: acatisia o rigidez.

4.5.5 Trastorno de ansiedad. Casi el 20% de los pacientes con un trastorno


de crisis de ansiedad y fobia social, hacen intentos de suicidio infructuosos. Si
se asocia además a depresión, entonces aumenta el riesgo de que el intento
sea un suicidio.

CAPITULO V

TIPOS DE ESTADO DE ÁNIMO

5.1 Disfórico. Para Echeburúa y Fernández-Montalvo un estado de ánimo


disfórico, se caracteriza por una alteración del humor normal, que adopta la
forma, habitualmente, de tristeza o angustia o, menos frecuentemente, de
exaltación o alegría desbordada. En general, las personas disfóricas tienden al
aislamiento social y perciben selectivamente la parte negativa de la realidad.
Por ello, el pesimismo ante la vida es más frecuente en las personas con un
estado de ánimo de este tipo.

Mientras que Vallejo nos dice que el estado de ánimo disfórico es desagradable
con predominio de la sensación de malestar.

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Más allá de las variaciones temporales, el estado ánimo puede presentar
algunas alteraciones:

5.2 Embotamiento afectivo. Ausencia de reacciones afectivas significativas,


incluso ante circunstancias biográficas de gran trascendencia. La persona no
cambia su estado de ánimo a pesar de las influencias del exterior. El sujeto
deja de sentir lo que normalmente sentía: ya no es capaz de querer como
antes, ni de odiar, ni de sentirse atraído, etcétera. Es el caso, por ejemplo, de
una víctima de una agresión sexual que, desde el suceso traumático, se
muestra paralizada para expresar sentimientos de ternura.

5.3 Labilidad afectiva. Cambios del estado de ánimo bruscos y de forma


injustificada. Es el caso, por ejemplo, de alguien que oscila repentinamente de
la risa al llanto por el más mínimo incidente.

Incontinencia afectiva. Imposibilidad para controlar las emociones, que se


manifiestan de forma aparatosa, sin que la persona pueda evitarlo. Es el caso,
por ejemplo, de una persona que se echa a llorar en público ante cualquier
pequeño contratiempo o mala noticia.

5.4 Paratímias. Afectos inadecuados e incongruentes con la situación. Es el


caso, por ejemplo, de una persona que expresa alegría cuando tiene
conocimiento de un hecho luctuoso que, en condiciones de normalidad, debe
causar tristeza.

5.5 Eutímico. La eutimia es el estado de ánimo normal. Toro y Yepes (2004).


El programa de la eutimia es el encargado de mantener el ánimo dentro de
unos límites, que se consideran normales. Además es el principal programa
encargado de regular la activación del sistema del cerebro. Existen 3
cualidades de la eutimia: alegría vital, sentirse impulsado a la acción y
encontrar placer en ella y rechazo hasta los límites de la conciencia de los
peligros de la existencia. García, F. (1992)

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Por otro lado Jarne, A. (2006). Afirman que en el transcurso del día, el ser
humano mantiene cierto tono vital que en situación de normalidad se denomina
eutimia. Si representamos gráficamente el estado de ánimo Eutímico, el perfil
resultante no sería una línea plana, sino una línea con subidas y bajadas: la
euforia o alegría y la tristeza forman parte de nuestros sentimientos y expresan
la riqueza emocional del ser humano. Cuando la euforia pasa a ser patológica,
la eutimia se transforma en manía, y cuando la tristeza es patológica, entonces
hablamos de depresión. Además, manía y depresión pueden alternarse en un
mismo individuo

5.6 Alegría vital. Característica básica de la eutimia. En condiciones de estado


de ánimo normal, la vida atrae y gusta. Se la vivencia como un bien supremo e
irrenunciable. En este estado, el hombre está esperanzado, abierto al futuro
que se le antoja que debe de ser bueno. Este estado de esperanza en general
ciega en el futuro le hace soportar las calamidades, dolores, guerras,
enfermedades, etc., antes de renunciar a su bien supremo y fuente de todo
placer: la vida. Es la fuente de valor.

Se llama alegría vital porque emerge de las capas profundas de la vitalidad,


como algo implícito y consustancial a la vida. Se la vivencia como un regalo,
como algo con lo que uno se encuentra y que aparentemente no requiere de
ningún esfuerzo ni su adquisición ni su conservación. Se trata de una alegría
que no es reactiva a un acontecimiento, sino que emerge por sí misma, sin
especial dependencia de los acontecimientos, aunque si sometida a una
regulación tanto externa como interna que la matiza, modifica y sostiene.

La alegría vital está enraizada en la corporalidad, y se regula por un


funcionamiento armónico de las estructuras cerebrales encargadas de la
afectividad, que a su vez está sometida a las influencias externas e internas del
propio cuerpo.

5.6 Impulso placentero en la acción. Sentirse impulsado a la acción y sentir


placer en ello es la segunda cualidad de la eutimia. Se caracteriza porque las

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personas que gozan de un estado de ánimo normal siente un natural impulso a
la acción.

Las personas en buen estado de ánimo se sienten impulsadas a hacer cosas, y


este hacer cosas, y este hacer les es placentero.

Rechazo de los contenidos angustiosos:

La tercera cualidad de la eutimia es el rechazo hasta los límites de la


conciencia de los contenidos angustiosos. Quizá sea ésta la cualidad más
interesante desde el punto de vista de la relación entre la vida afectiva y la vida
cognitiva. En efecto las personas en estado de ánimo Eutímico tienden a
interpretar la realidad desde una visión optimista. Esta es la cualidad más
apreciada en la eutimia. Es el arma más eficaz de la que nos ha dotado la
naturaleza para poder vivir en un mundo que por sí mismo es un peligro
constante. Si no fuera por esta cualidad, el gozo de la existencia sería
imposible.

La eutimia garantiza que estemos alerta, pero que está alerta, pero que esa
alerta no nos imposibilite para gozar de la vida.

Los enfermos con un estado de ánimo bajo se sienten invadidos en su


conciencia por los contenidos angustiosos. Vivencia a la realidad por su
aspecto negativo. Este es uno de los síntomas más desagradables de algunas
depresiones. Por el contrario, las personas que gozan de un estado de ánimo
elevado son optimistas e interpretan la realidad por su lado bueno.

La relación entre la activación del programa de la eutimia y el programa de la


angustia deben estar correlacionados y en equilibrio. Cuando aparece un
peligro debe de activarse el programa de la angustia; pero si el programa de la
eutimia y el de la confianza funcionan adecuadamente se establecerá
rápidamente el equilibrio para la lucha.

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Conclusiones

El estado anímico son indicadores que muestra un individuo en su


comportamiento, esta actitud que presenta el individuo, depende del
funcionamiento fisiológico y de su experiencia psíquica.

La depresión es considerada como un estado enfermizo o sentimiento de


tristeza intenso, el cual va acompañado de preocupaciones de situaciones que
le ocurren al ser humano.

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La disforia una alteración del humor normal, que adopta la forma,
habitualmente, de tristeza o angustia o, menos frecuentemente, de exaltación o
alegría desbordada. Puede presentar alteraciones como embotamiento
afectivo, labilidad afectiva, incontinencia afectiva y Paratímias.

La eutimia es el estado normal que tiene la persona, además se encargara de


mantener el ánimo dentro de sus límites normales. Y está regida por tres
cualidades como la alegría vital, impulso placentero en la acción y rechazo de
los contenidos angustiosos.

REFERENCIAS

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estacional. Copyright
 Claude Dijon, J. (2005). Los Trastornos del Estado de Ánimo. Extraída el 17 de
mayo de 2010, desde http://www.monografias.com/trabajos33/trastornos-
animo/trastornos-animo.shtml
 Coon, D. (2005). Psicología, (10ed). Editorial Thompson, S.A. México.

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 Church Forum (2004). La Formación de los Estados de ánimo. Extraída el 17
de mayo de 2010, desde http://www.churchforum.org/formacion-estados-
animo.htm
 Echeburúa, E y Fernández-Montalvo, J. (2001). Celos en la pareja: una
emoción destructiva: un enfoque clínico. España: Editorial Ariel.
 Evans DL. (2000) Trastorno Bipolar: Diagnostico y tratamiento.USA. Clin
Psychiatry (pp 13):26–31.

 Frances, A. y Ross, R. (2002). DSM-IV-TR. Estudio de Casos. Guía para el


diagnóstico diferencial. Barcelona: MASSON

 García, F. (1992). El sistema humano y su mente. Ediciones Díaz de Santos


 Hales, R & Yudofsky, S. (2004). Tratado de psiquiatría clínica, (4ed). Masson,
S.A. Barcelona: España.
 Jarne, A. (2006). Psicopatología. UOC.
 (1994) Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales: DSM-IV. (4ª
ed.) Washington D.C.: Sociedad Americana de Psiquiatría.
 NIMH. (2000). Investigación del Instituto Nacional de Salud Mental sobre el
trastorno bipolar. Publicación del NIH número 00-4502.

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