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FACULTAD DE PSICOLOGIA
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
CURSO:
SEDE:
GRUPO:
Lima – Perú
2018
UNIVERSIDAD PRIVADA TELESUP
FACULTAD DE PSICOLOGIA
ESCUELA DE PSICOLOGIA
TRASTORNO DE LA
PERSONALIDAD BORDERLINE
I. INTRODUCCIÓN
Lo que define como un rasgo central al TLP es la incapacidad del paciente para
calibrar y modular sus sentimientos y sus comportamientos y es esto precisamente
lo que lo hace tan explosivo. Cuando el paciente se enfrenta con un evento que lo
deprime o lo enoja a menudo se torna inconsolable o enfurecido. Tales problemas
pueden verse exacerbados por los comportamientos impulsivos: atracones o
abuso de sustancias; intentos de suicidio, autolesiones intencionales que pueden
ser extremadamente sofisticadas como cortarse los antebrazos con hojas de
afeitar, o sacar trozos de piel con pinzas de alicate, arrancarse los cabellos o
incluso quemarse partes del cuerpo en casos extremos. Si bien no se conoce la
causa/s exacta/s del TLP sigue los patrones de combinación de natura-nurtura, es
decir un imbricado entretejido de disposición genética y eventos ambientales
desafortunados. Los pacientes con TLP a menudo aparecen en medios
periodísticos asociados a la comisión de diversos delitos. De hecho en épocas
anteriores hubo numerosas historias periodísticas describiendo los crímenes
violentos provocados por pacientes con esta enfermedad, y que eran inculpados
como delincuentes comunes.
II. DEFINICIÓN
SEGÚN LA DSM IV
SEGÚN LA CIE 10
III. ETIOPATOGENIA
Las personas con TLP muestran una mayor actividad en la corteza prefrontal,
dorsolateral y en la cuña, y una menor actividad en la circunvolución anterior
derecha del cuerpo calloso.
Existen muchas teorías, pese a que no existe una relación evidente entre el
diagnóstico de TLP y una categoría de apego concreta, el trastorno está
muy asociado a un apego inseguro (sólo en el 6-8% de los pacientes con
TLP se codifica el apego como “seguro”). Fonagy et al sugieren que los
efectos adversos derivados de relaciones de apego inseguro y/o desorganizado
se deben a un fracaso en el desarrollo de la capacidad de mentalización.
Hay teorías, que sitúan al trastorno de personalidad límite, entre los 2 y los 3 años
de edad, haciendo referencia a un desarrollo que se desviado o que se ha
quedado bloqueado. Desde esta perspectiva, se hace especial hincapié, en la fase
evolutiva llamada de separación–individuación (18-36 meses), entre madre y el
hijo. Sería en esta fase, cuando la madre debería ir animando y reforzando al niño,
a ser autónomo en todos los intentos que va realizando para conseguirlo. Con esto
conseguiría ir separando paulatinamente, su identidad, de la de su madre. Lo que
podría suceder en sujetos que desarrollan un trastorno límite de personalidad
sería que cada vez que el niño inicia conductas para conseguir más autonomía, la
madre las rechaza y desaprueba. Este fracaso en el desarrollo de la propia
autonomía, explicaría como posteriormente las personas con trastorno de
personalidad límite, no son capaces de desarrollar ni mantener un sentido de
identidad estable y como, cuando inician relaciones íntimas con personas
significativas, aparecen al mismo tiempo, mecanismos de defensa tales como
necesidad de dependencia y de separación, Kernberg y Klein han desarrollado la
hipótesis de que estos pacientes tienen una incapacidad constitucional para
regular los afectos, lo que les predispone a la desorganización psíquica en ciertas
condiciones adversas ambientales en fases tempranas.
IV.1. CLASIFICACIÓN
Grupo III o “persona como sí, con tendencia a adaptarse y suprimir afectos
con fines defensivos”, caracterizado por un endeble ajuste de tipo personalidad
“como sí” de Helen Deutsch, e interacciones puestas al servicio de una adaptación
superficial, pero afectivamente deficientes: no evidencian amor a nada ni a nadie.
No presentan indicios de una identidad bien establecida y utilizan la
intelectualización y la desconexión como defensas.
IV.2. EPIDEMIOLOGIA
Hay muy pocos estudios sobre la prevalencia del TLP en personas jóvenes. Afecta
entre el 0,9-3% de la población comunitaria menor de 18 años. Si se aplican
umbrales más bajos de presencia de síntomas, el porcentaje aumenta hasta entre
el 10,8-14%. Chanen et al. citan datos que sugieren una tasa de prevalencia
del 11% en pacientes ambulatorios adolescentes. En un estudio más reciente
del mismo grupo se sugiere una tasa del 22% en pacientes ambulatorios. Grilo
et al publican una tasa de prevalencia del 49% en adolescentes
hospitalizados. Estas cifras, obtenidas de un número de estudios limitado,
deberán confirmarse con posteriores estudios.
V. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
B. Al menos 3 de los siguientes criterios, uno de los cuales debe ser el número (2):
Deben estar presentes al menos tres de los síntomas mencionados más arriba
(F60.3), además de al menos dos de los siguientes:
A pesar del esfuerzo por definir el TLP como una categoría precisa, la
realidad es que frecuentemente se aplica el diagnóstico a una población
relativamente heterogénea. Es importante realizar un correcto diagnóstico
diferencial con otros trastornos tanto del eje I como con otros trastornos de
la personalidad. También se tiene que diferenciar de los síntomas que
pueden aparecer en el contexto de consumo de sustancias, pero que
desaparecen en épocas de abstinencia.
Algunas características del TLP coinciden con las de los trastornos del
estado de ánimo. Síntomas como la inestabilidad afectiva y la impulsividad
pueden estar presentes en el TLP y en el trastorno bipolar II, aunque en el
trastorno límite las variaciones en el estado de ánimo están muy
influenciadas por incidencias en las relaciones interpersonales y la duración
del estado de ánimo es menor que en el trastorno bipolar. Asimismo puede
ser difícil diferenciar el trastorno distímico del TLP, porque la disforia crónica es
muy frecuente en los pacientes con este trastorno. Son especialmente
característicos en este trastorno los síntomas depresivos que comportan
sentimientos de vacío, autorreproches, miedo al abandono, desesperanza,
autodestructividad y conductas suicidas reiteradas. La similitud sintomatológica
entre diferentes trastornos así como la coexistencia con otros hace que el
diagnóstico diferencial de los pacientes con TLP sea particularmente
complejo. Si se cumplen criterios para más de una patología, se han de
hacer constar los diagnósticos pertinentes.
Los trastornos por consumo de sustancias son frecuentes en los pacientes con
TLP. Al igual que ocurre en la población general, la sustancia de abuso más
común para los pacientes límite es el alcohol, pero lo más específico de estos
pacientes es que son politoxicómanos (cannabis, anfetaminas, etc.). Su abuso
tiende a ser episódico e impulsivo, aunque no siempre, y consumen
cualquier droga que esté a su alcance. Este consumo tiene importantes
repercusiones en el tratamiento y la evolución de los pacientes, dado que
suelen tener una peor evolución y un mayor riesgo de suicidio, muerte o
lesión por accidente. Es frecuente que las personas con TLP abusen de
sustancias de forma impulsiva, lo que contribuye a reducir el umbral de otros
comportamientos autodestructivos como las autolesiones, la promiscuidad
sexual o los comportamientos provocadores que incitan a la agresión.
Los pacientes con TLP que abusan de sustancias tienden a minimizar sus
consumos, especialmente en las fases iniciales del tratamiento. Por ello es
muy importante que este aspecto sea activamente explorado por parte del
profesional y que se informe al paciente de los riesgos que comporta el consumo
de tóxicos.
Como en la mayor parte de los trastornos mentales de larga evolución, los estilos
de vida, y los deficientes controles médicos pueden ocasionar la aparición de
numerosos problemas de salud. Por lo tanto, en función de las circunstancias
particulares de cada caso, hay que considerar la evaluación de complicaciones
médicas, como diabetes, problemas cardiovasculares, enfermedades
infecciosas, etc. Si es necesario, deberá favorecerse el contacto del paciente
con su médico de cabecera para garantizar la continuidad de la atención de
las patologías médicas concomitantes.
VI. EVOLUCIÓN
Desde el punto de vista clínico esta característica se expresa frente a las tareas a
menudo gravosas que la vida nos presenta con la irrupción repentina y explosiva o
regular y sistemática de conductas poco meditadas, que son una expresión directa
en el plano de la conducta de las emociones fuertes y descontroladas de una
mente que funciona sin matices, ofreciendo juicios “en blanco y negro”.
Hemos visto que cuando funciona a nivel borderline el individuo basa sus
emociones, sus vivencias y comportamientos en representaciones primitivas del Sí
mismo y del otro típicas de una edad más temprana. Los objetos totalmente
buenos (que nutren) o los totalmente malos (que privan) se alternan en su
experiencia con representaciones correspondientes al Sí mismo: la triunfante de la
omnipotencia y la dolorosa y humillante de la impotencia. Lo que es realmente
típico del funcionamiento borderline es la oscilación entre estos estados de ánimo
opuestos y entre sus correlatos afectivos.
VII. TRATAMIENTO
TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Anticonvulsivantes
Antidepresivos
Antipsicóticos
Otros fármacos
Anticonvulsivantes
Antidepresivos
Antipsicóticos
Haloperidol
Olanzapina
Aripiprazol
Ziprasidona
Tiotixeno
Flupentixol
Clorpromacina
En los últimos años han aparecido varios ECA que estudian la eficacia de los
antipsicóticos en el TLP con resultados en ocasiones divergentes. Únicamente
existen dos ECA de calidad ya antiguos (1989, 1993) que analizan la eficacia
de los antipsicóticos típicos concretamente haloperidol. Concluyen que no
existen evidencias de su eficacia en el tratamiento de mantenimiento en
pacientes ambulatorios y destacan además la mala tolerancia y la alta tasa de
abandono.
Ansiolíticos
La guía del NICE (2009) no identifica ningún ECA en relación a la eficacia del
tratamiento farmacológico del TLP con benzodiacepinas. Tampoco lo hacen la
búsqueda bibliográfica llevada a cabo por el grupo de trabajo de la guía o la
llevada a cabo en la RSEC de Lieb. Sin embargo, en la práctica clínica, la
prescripción de benzodiacepinas en pacientes con TLP es muy frecuente. Es
recomendable evitar su uso por el riesgo de abuso y de dependencia que
presentan estos pacientes. También se ha descrito un mayor riesgo de
desinhibición y trastornos conductuales en pacientes con TLP tratados con
alprazolam.
VIII. CONCLUSIONES
Para la mejora del estado del paciente con TLP, siempre que sea posible se
ha de intentar involucrar activamente al paciente y a la familia en el plan de
tratamiento, teniendo en cuenta, por ejemplo, el estado clínico actual,
el curso clínico y la frecuencia, gravedad, tratamientos y consecuencias de
los episodios de desestabilización anteriores.
IX. RECOMENDACIONES
Es necesario que los pacientes con TLP recurran a especialistas para tratar
este problema. la comprensión y contención familiar son claves, como con
cualquier otra patología psíquica.
X. BIBLIOGRAFÍA
11. Caspi A, Sugden K, Moffitt TE, Taylor A, Craig IW, Harrington H, et al.
Influence of life stress on depression: moderation by a polymorphism in the
5-HTT gene. Science. 2003; 301(5631):386-9.
18. Jiménez Barbero J.A., Pérez García M., Rivera Rocamora C., Medina
Garrido L., Munuera García V., Sánchez Muñoz M.. El trastorno límite de
personalidad: la filosofía dialéctica como base de la interacción enfermero
paciente. Enferm. glob. [revista en la Internet]. 2010 Oct [citado 2012 Jun
23]; (20). Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1695-61412010000300024&lng=es.
XI. ANEXOS
ARTÍCULOS CIENTÍFICOS