Discurso Fúnebre De Pericles, Un Acercamiento A La Esencia De La

Democracia.

Democracia, la idea focal en el pensamiento de Pericles, es aclamada en su

oración fúnebre a los atenienses caídos de la guerra del Peloponeso. En esta
representación literaria, la fuerza de la mirada de Tucídides, su autor, hace posible
rescatar el aporte de Pericles en cuanto a la belleza de su elocuencia, volcada en
la proclama que a todas luces refiere al sistema político ateniense, a dar un valor a
la memoria de los antepasados, enaltecer la realidad que vivían, exaltar el heroísmo
de los soldados muertos y un emplazamiento a conseguir la tranquilidad en la
angustia de la muerte.

Es un contexto distinto en que se desarrollan estos funerales, la usanza era

enterrar los cuerpos en el campo de guerra, por lo tanto, el rito marca la excepción
en cuanto a sus consideraciones , se dedicó especial atención en cada detalle:
una urna vacía para los soldados que no fueron encontrados, las cenizas de la
gran mayoría se expusieron en una asamblea y homenajeados durante tres días
con flores y perfumes , luego, la boulé designa a Pericles, reformista democrático
y carismático orador, para pronunciar la alabanza luctuosa a los caídos en batalla.

Pericles vive su primer año de guerra, y el acto de los elogios fúnebres se da

en una atmósfera donde los duros y pretéritos acontecimientos, parecen
desvanecerse en el corazón y consciente colectivo de la audiencia. Con la habilidad
de la elocuencia que lo caracteriza, Pericles se esfuerza en cambiar el sentir de
aquellos mal dispuestos a sus palabras, haciendo participe a la audiencia, en el
cuestionamiento de la inconveniencia de que solo un hombre rindiera tributo a
aquellos que dejaron su vida en combate y la dignidad que tal acto le confiere.

Entendiendo que el recuerdo de los antepasados es trascendental para

mantener el espíritu patriota de un pueblo, Pericles enaltece y hace alusión a la
generación anterior, como forjadora del imperio que le posibilita consolidar
basándose en la preservación de la libertad y la autenticidad. Todo ello, según su
particular juicio de libertad, que hoy sabemos se alejaba del real sentido de su
significado al invisibilizar la figura participativa en el quehacer político tanto de la
mujer como de los extranjeros.

El discurso es también un llamado a los ciudadanos a sustentar la idea en el

sentir cotidiano, de un estado permanente de gloria y esplendor, asociado a su
visión de la ampliación del Imperio. De esta forma pareciera en esta parte del
discurso, que estratégicamente Pericles desvía la atención original que era
engrandecer la imagen de sus soldados muertos, hacia un llamado casi
imperceptible a no rehusarse al deseo de conquista de tierras y al ardor que
produce la guerra, un arquetipo casi comunitario al que el pueblo está acostumbrado
y que prevalece sorprendentemente a otros ideales.

Parte central del discurso es la descripción del espíritu ateniense , un espíritu

donde todos son considerados como parte del todo ,a través de la posibilidad de
participar políticamente en la vida del imperio, ricos y pobres tienen el potencial para
colaborar con servicios a la comunidad.

Luego en este punto, alude al sentido moral, a la convivencia en respeto,

viviendo sin la opresión estatal sino en libertad, convoca a resguardar la esencia
democrática de las leyes que son hechas para ayudar de manera natural a los que
sufren injusticias. De algún modo es notorio que Pericles de una manera indolente
con el auditorio, repara en destacar todo el evidente goce y privilegio que significa
vivir bajo el imperio, esparcimientos, celebraciones, asignándoles un valor
exterminador de la tristeza, a propósito de la situación que convocaba tal ceremonia,
de manera tal que tal estado de bienestar, sea un propósito que se defienda hasta
con la propia vida .

En la oratoria, también deja espacio para la recriminación de quienes no

ejercen sus derechos y no asisten a cumplir con sus deberes cívicos, un llamado a
estar informados y asignar nobleza a la palabra-acción. Es determinante al
interpelar a quienes esquivan los peligros, abandonándose a la poca fuerza de
voluntad , consiente como líder de los padecimientos existentes como del deleite
propiciado por el hecho vivir en la consonancia del Imperio Ateniense.
Finaliza la oración, con el compromiso que con orgullo asumirá el estado en
la educación de los huérfanos hasta la adolescencia.

La obra de Tucídides basada en la guerra del Peloponeso, ha sido fuente de

variadas opiniones, se valora su discurso no como una novedad literaria sino mas
bien siguiendo la línea tradicional haciendo de los discursos , su característica
literaria.

A modo de reflexión, resulta imposible como lector, no hacer comparaciones

en relación a la profundidad con que se consideraban cuestiones de democracia y
política y nuestra realidad actual, es un directo llamado a la interpelación respecto
de la respuesta hacia el compromiso moderno, que adolece del espíritu fundante
de lo que hoy llamamos “estado de democracia”. ¿Será quizá la incultura que
permite que se quiera vivir en una especie de panacea sin siquiera hacer el mínimo
esfuerzo por participar en el proceso ? o será que el desencanto por la clase política
y sus avatares faranduleros , esquivos a la verdad y transparencia estropean y
desalientan aún al más alto espíritu democrático. En las visiones mas sentidas , se
espera que las nuevas generaciones logren recuperar el alma comunitaria de las
sociedades, logrando el bien común , la igualdad y la libertad.