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VA CeOe Nene + y ET. PORVENIE AHO EN LA HUMANTNAD, do " Tuan Lasarte, — BL. CANTOR DE MEIATL, de Alcon uct. — ELOGIO PARA LA MEMORIA: bi MT Pa A da Alvaro Yunqué. — CARTAS SOBRE La MUS y Aitan Barletta, — EVOLUCION Y PROGRESO, de I / ‘ b Aguirre UNA VO% SB HIZO PARA HABLAR, « ( | = i Moura (Sux Pab) sienacio. fil we ey V, Fernandez Cautina, — BESTIAG DE, 7 fe Bdgardo Caselis. — TEOREMAS, de Ma. (Sai Salvador)-LO DESCONOCIDO CO. PROGRESO, de Ricardo. Rernardoni. — BS. de Pedto Godoy. — ETICA ¥ RANTISTA, de Antonio Baroy, — NIRANDO VIVIR, de V. Pf, — TRA ° TRO} de Milocteton EMAy de Alfo, — BSPIGANDO, tle Rea RIBLIOGRAPIA, de VPP. ¥ ALY Hiaxtran eg ante ndimery Hae Blinn — tnd Orione = Marin Ye mans. — Peden Ph Dirk Keret NERVIO REVISTA MENSUAL CIENCIAS, ARTES, LETRAS. Redaceién y Administracién: Vera 572 ) EDITORES: V. P. Ferreria, A, Longuet, I, Aguirrebeiia, 8, Kaplan, Costa Iscar. COLABORADORES Han Ryner (Paris). — Eugen Relgis (Bucarest). — Maria La- cerda de Moura (San Pablo). — Prof. H. Disz Casanneva (Montevi- § deo). — Prof. Alfonso L. Herrera (México). — Prof. César Godoy \ Urrutia. — Prof. Jorge F. Nicolai. — Mdefonso Pereda Valdés (Mon- | tevideo). — Luis Fabri (Montevideo). — Elias Castelnuovo. — Prof. { P.B. Franco, — Alvaro Yunque. — Alfonsina Storni, — Leénidas Bar- { letta, — José Portogalo. — Aristébulo Echeyaray. — Costa Tscar. — Dr. Juan Lazarte. — Dr. Oscar Creydt. — Alejandro Castifieiras, — ' MP. T. — V. Fernandez Cantina. — Pedro Godoy — Herminia C. 5 4 Bramana, — Inés Delfino de Castelnuovo. — Julio Dorraine (Monte- video). — Manuel Léper Pérez (San Salvador). — Augusto Chert- koff. — Campio Carpio. — Fedor Basaroff. — Edgardo Casella, — Aarén Morozoff. — Antonio Barrot. — A. Vazquez Escalante. — Nates Forge. — Kras. — D. Cayafa Soca. — Ricardo Bernardoni. — Juan ILUSTRADORES José Planas. — Dirk Kerts Koopmans. — Julio Orione. — Kras. — Marina. — Justo Balsa. — Mario Venturi. — Pablo Siena. — Leén Poch. —- Irma Ofelia Falconnet. Toda la correspondencia debe ser dirigida anicamente a nombre de “NERVIO” Valores a nombre de 8. Kaplan. 5 5 5 § § § 5 § 5 § § § § 5 5 5 5 | ARO I Buenos Aires, Agosto de 1931 Nea * FL PORVENIR DEL MACHO EA LA RUMARIDAD U N experimento de Jacques Loeb, que cousiste en la fecundacién de um huevo de rana y Ja obteneién'de un ser perfecto, sin interven- cién paterna, suplantada ésta por wua fina aguja de vidrio, nos ha traido al pensamiento la idea de un futuro nebuloso para el macho iumano. “La sociedad actual es una sociedad animal de aparicién reciente, Las termites, por ejemplo, preeeden por lo menos en mis de 50 millones de aitos al pitecuntropus erectus 0 a cualquier fésil antropomor- fo y viven una sociedad admirablemente complieada, justa y maravillo- sa, tan maravillosa que, mereed a esa asociacién, han resistido a todas las especies que bielégicamenté Iucharon por exterminarlas, menos al hombre, enemigo con quien se topan seriumente hace apenas dos cen- turias. Es evidente que las leyes bioldgicas que rigen lus sociedades ani- males no deben ser muy extrafias a nuestro mundo. Semejanza grande puede eneontrarse en las colonias de abejas, quienes han resuelto social- mente una serie de problemas que la sociedad actual recién se ha plan- teado. Ejemplo: la faeultad de producir zinganos, obreras y reina cuando la biologia moderna recién esta por Negar al conocimiento det sexo en el embrién del nifio, sin poder influir para nada en su deter- minacién. Estos y otros problemas son constautemente perseguidos, y yo creo que antes de yeinte aiios estaremos sobre sus soluciones. Hoy se trabaja activamente sobre la partenogénesis; la fecunda- ial gana un ancho y largo camino. cidn art 2 NERVIO La feeundacién artificial se ha conseguido en animales Hamados inferiores: moluscos, erizos, ha Hegado a lax ranas eon todo acierto. Se ensaya en ratones y conejos, y si las experiencias dan resultado en estos animales anatémica y fisiolégicamente comparables al hombre, no seria imposible que ensayada en monos y hombres pudiera también realizirse. Pero el progreso no se hace s6lo en una via; avanzan en biolo- gia experimental una serie de caminos que a veces convergen 0 diver- gen, pero que tienen intimas relaciones eon el porvenir humano. J. H. Morgan ha estudiado en la Drosophila las leyes de Ia he- rencia; en sus universeles y maravillosos trabajos ha puesto en descu- hierto que la herencia esté en los cromosomas y ha legado a observar Ja ealidad y la morfologia de los que determinan el sexo femening ¥ mascnlino, amén de otras series innumerables que generan caracteres seeundarios y variaciones. 28e podra influir sobre estos cromosomas, de tal manera que con- ‘sigamos una generacién de machos o una generacién de hembras? Hasta ahora e] sexo en el mundo civilizado, ademas de ser un problema olvidado y despreeiado (hace pocos afios sube a la ‘super- ficie y se discute), fué-sélo un asunto individual. . En Ia sociedad humana el sexo no es consideradg todavia como un asunto social. Apenas pasa los umbrales de lo individual. E] sexo es individuo y los individuos son machos 0 son hembras excepcionalmente; en lineas generalés, bisexuales. En cambio, en otras sociedades animales el sexo es un asunto colectivo, un problema social, una funcién de la coleetividad. No esté en mano de los individuos, sino que es vigilado por la asoeiacin, regulado por la biologia social, de acuerdo a las necesidades, y esclavo de la voluntad comin o popular de quienes entienden y gobiernan la colectividad. E] macho en las especies no sociables probablemente tenga un por- venir brillante, como veremos més tarde. Siempre llenard sus funcio- nes, el instinto de la vida le coloearé en primer término, pues la fecun- dacién sera el primer paso para una supuesta eternidad o subsistencia biolégica, Mas, asi y todo, su importancia ha disminufdo grandemen- te en sociedades tan viejas como los inseetos, Observemos la funcién social del macho en las abejas. Es un pa- rasito. Llegada la époea propicia se inicia el vuelo nupeial (ya deter- minado de antemano por las trabajadoras); uno solo de los tantos rénganos fecunda a la reina, en el espacio, dejando su entrafia en holocausto. La reina vuelve a la eolmena. Los millones de esperma- XERVIO > ‘tozoides del difunto son conservados en un saco especial, para utili- zarse en la produecién de seres que pertenecerin al sexo que las ne-. . eesidades de la comunidad crean conveniente. En realidad un solo macho es necesario; los demas mueren... En el mamboreté (mantis religiosa), la hembra se devora al ma- cho después de la fecundacién. En ciertos coleépteros (carabus), el desgraciade macho muere, roidas sus entraiias. En varios géneros de ardcnidos el macho, al final, es la victima. propiciatoria del amor... En realidad, la funcién biolégiea fundamental corresponde a la madre, Seria curioso ‘saber el origen de este misterio, Me parece que Ja biologia comparada no lo ha alumbrado suficientemente. Para Maraién, por ejemplo, hay ciertos momentos en la evolucién ontogenétiea y filogenética en que puede haber oposicién, pero al fi- nal lo maseulino y lo femenino se acerean y acaban por fundirse, y sobre esta idea madre publica un hermoso libro de discusién y luz. Sir Almroth Wright declara que la mujer es el verdadero tipo de la especie, y el hombre la variante sexual. Como Lester Ward pien- sa que el sexo femenino era el primario y el maseulino el secundario. Que nazean mis hombres que mujeres no tiene ninguna importan- cia, por cuanto hasta ahora la funeién social del sexo no esta contralo- reada y si en la obseuridad y al azar. Mas, lo evidente es que Ia, mujer avanza en un sentido bioldgico de liberacién. Sus primeras medidas histérieas ya estén tomadas: igual- dad sexual; contralor de nacimientos, independencia econdmica, ete En pocos afios el mundo cambiard radiealmente y la civilizacién es evidente que seré femenina después de su paso por un humanismo- integral. 1Cual ser la posicién del macho en esta etapa? Ya el problema sexual estaré dominado por completo. Se sabré, en primer término, eudntos seres humanos se necesitan y se dejarén nacer por hectérea en el campo y por metro en Ja ciudad. Este hecho importantisimo seré previsto. No todas las mujeres parirén. Habra légicamente exeep- ciones. Bidlogos ilustres pasarén sus mejores horas en los “altos ins- titutos del amor aplicado”’, estudiando mujeres aptas para la repro- duecién eugenética. Se elegiran los gérmenes maseulinos especialisimos, que se cultivardn ‘‘in ‘vitro’’, desarrollando cualidades superraciales, transmisibles. ‘Los seres humanes, entonces, se reproduciran en dos maneras: 1.%, + cNERVIO como antiguamente: mujeres por hombres; 2%, atificialmente. Este ‘iltimo método seré el mis universal, cientifico y moral. Como el amor habré dejado, en un ochenta por ciento, de ser reproduceién pura, las sociedades dispondran de un poreentaje de umn dieciséis por ciento de machos (siglos antes de su total extineién), para eultivo y esenela de la pasién-placer o camaraderia. Sexualmente, el macho significaré bien poco, y el espiritu de la especie habra deeretado solamente su produccién restringida, en los grandes centros pitblicos de maternidad.... El porvenir masculino es bien serio. Todavia dominamos, al pa- reeer, y en la ofuscacién no vemos esa tempested, que ya en su primera racha ha desvencijado una hegemonia que pareeia eterna. Mas todo hace suponer que sea verdad cuanto han dicho tos hom- bres de las mujeres en todas Iss culturas, en la locura de sus ardien- tes pasiones, al expresar romantieamente que la vida y la muerte eran el misterio del profundo femenino. ° Juan LAZARTE. Ilustraci6n para NERVIO, de Dirk Kerst Koopmans NERVIO 3 EL CANTOR DE “MIUAIL NAIT Istrati ha cantado a la amistad. Mijail es Ia eonseéuel anhelada, el puerto seguro o el refugio donde el némada apa- jonado, en una especie de mensaje solidario, alejada su voz de las palabras entalladas, Hega esta vez mas lejos, emerge con relieve, vi- bra, cobra acentos perdurables. ‘Mijail es un, poema, algo ex- traiio o desacostambrado en es- ta forma freeuentemente alam. bicada de casi sentimentalismo, y donde el talento no se ha de- tenido esta vez en el umbral de ciertas deseripeiones, ni ha he- cho tiempo a la puerta de la sefiora Convencionalismos Diee algo Istrati alli, parte de la grandeza y la distancia que nos separan, y nox hace la revelacién de que los caracte- res y femperamentos — aun bajo la reaceién de incontables malas eireunstaneias y a pesi de ser miltiples 0 diversos — Hienen en el fondo semejanzas latentes. Desgarra de pronto el velo de otros ojos que aparen- temente nada querian saber de midis o descubrir, y tras ese ve- Jo se capta la palpitacién de Ja Hama del amor; esto ex alzo sorpre- sivo, pero habia que decirlo asi, sencillamente, Egto sorprende, desconcierta un poco, induce a eatalogar una diferencia, # establecer un parangén, a trazar un diimetro de com- prensién, a restablecer, en fin, un equilibric. Ante ua obra asi — an- gustia humana y casi derrota, creada por la incomprensién o la mi- seria — nos ha sonado a blasfemia mas de una vez la literatura y el anhelo de los satisfechos; y al eaer después en el libro “standard”, en Ja exaltacién comin, 9 en la descripeién de las exquisiteces societa- rias, se sufre una caida sibita y profanda; se sale de un palacio y se cae en un burdel La vida comin, lo que nos es vulgar y préximo, lo que nos ator- menta y desconcierta, todo e} complejo engranaje de un organismo Htustraciéa para NERY{O, de José Pianas. 6 NERVIO social que nos tortura, adquieré en los'libros comanes funeién medu- Jar; y el autor medio, para quien el cerebro es sélo una vifieta or- namental, 0 un sector suplementario, 0 un agradable decorado, ejerce una funci6n subalterna, lo ignore a veces, 0 no. No hay en ellos vehementes “aspiraciones ni nada que los arras- tre fuera de la seguridad del camino, demareado. No tienen naturali- dad, ni pasién, ni genio; s6lo tienen, a veces, un esqueleto seco y un esquema de leeras. Y en una sociedad, donde el afin moralista se trueca en institigién, Negan a todos los grados de la taumaturgia in- terna para equilibrar el conveneionalismo, y en ese intento de légica Hogan a redueit a teoria, como antes hacia sus flacos predecesores, Jos paritanos, el golpeteo del désvario. ‘Cuando no es asi ye! Libro:se sule de lo agradable 0 acaramelado, se da vuelta el monigote intelectual y, puesto’ en grandilocuente, s¢ paseaa zancadas y a frases largas, entre el terrible mundo de los profetas, 0 de los exterminadores, sean éstos sociales 0 Diblicos; re- sultan pAjaros agoreros, se ciernen como nubes negras tormentosas, horran toda belleza y extinguen toda alegria. Otros, tratan de imponer sueiedades barnizadas que pnedan so- portarse, por ejemplo: un cinico elegante, un personaje sonriente, de modales delicados, de prestaneia fisica, moviéndose en un ambiente deslumbrador y transformando 1a orgia, o la vida disipada, en una aparente obra de arte. Claro que para no herir el. recate *buseardn una frase agradable, una metéfora apropiada; lo cual no impediré que el graficismo de las frases nos vede el siempre deseado espec- téeulo de mujeres que salen de la eama con la escasa ropa pegada al pecho, con los ojos oboidales estrujados por Ja disipacién, y adorna- das todas — en medio de estas desmudeces — con un insolente Iujo de rameras. iQue las palabras son al fin bajas y las imagenes pornografi- eas? jMejor! Lo primero haré reir a la mayoria por simpatia, y lo segundo por instinto o sugerencia. Todo esta hecho a medida — distraccién a mol- de para la inteligencia — y en Ja olla de los argumentos no se cue- cen més papas que para los puercos. Esté muy adentrada la aga del mal deseo sexual, y hasta se tie- ne la noble idea de que el libertino es un sujeto muy sociable, fino y obsequioso,.Hay también ideales propios, personales; generalmente éL quiere ser un amante, y ella una beldad, un tanto revoeada como to- das las beldades; esto, al fin, no son mas que simples, aceptadas y. 80- ciales galanuras y np interesa que haya o no el mis ligero indicio pa- pilar de amor. Agradar diseretamente, he aqui el objetivo social. . Claro que si el flirt degenera maiiana en matrimonio, daré Inger ie eg BRVIO 7 Ja sonrisa a la seriedad y formarén una pareja interesante y respon- sable, Harn una especie de trato en el que uno pone la ilusién y el otro el placer; 6 no lo moveré a'él otra cosa que poseerla y a ella el ansia de salir de una vida monétona. Armardn, claro estd, peloteras inocentes: ella Je lamaré imbéeil, Jo'eual es verdad, y él le Hamara a ella mula, lo cual puede serlo. Vero esto no tiene mayor traseéndencia, ya que es preciso insultarse mutuamente, a diario y a fragmentos, para que el delicado amor no se anodine en la costumbre, Estas atenciones se han hecho casi generales en nuestros dias; se suelen ofrecer eon una sonrisa y aceptarse igual; se dicen personal- mente o se envian por teléfono, como en el romanticismo se enviaba, por ejemplo, un ramo de flores o una caja de bombones. No hay alli nada serio, ni sentimientos ni ideas. ¥ tan es asi, que si se raspa esa moral que sirve de envoltura, aparece el salvaje en toda wu violencia y fealdad. Ya tio es el galdn, de seriedad a veces apacible, de acciones deli- eadas y modales exquisitos, sino un hombre comin que en la ley de Ja tirania universal, imbuido de ambieién y rapacidad, no se da repo- so més que en la sitisfaceién personal, ilimitada ‘si es posible. Se aca- b6 la pompa aparente y Ja solemnidad establecida; entonces no hay sino brillo sombrio y violencia recargada, Y el sentimiento del derecho ajeno 6 del amor sin trabas entre pasiones semejantes, es una pala- bra hueca y una risotada de seiior en un auditorio de lacayos. Esta constatacién ducle, ava muy hondo, separa; ese no amarse es indu- dablemente peor que odiarse. Vamos a todis partes, nos eodeamos, nos hablamos, pero atados siempre al egofsmio o a la indifereneia. Esto es algo borroso y confuso: pensar en uno mismo sin conocerse ni domi- narse bien, y sin conocer a los demas, y estar siempre solo. Algunas voces se elevan contra el absurdo y la renuneiacién vi- tal de nuestra soledad. Panait Istrati es una de ellas. Ha legado hasta nosotros con extraordinaria fuerza de espiritu y simpatia, sorteando obstdculos para que la bondad salga ilesa, y junto a nuestro semblante, taciturno a menudo, coloca la revelacién de su poema y la expresién vigorosa de algo muy nombrado, pero ra- ramente conocido, Nos dice que a despecho de tantos obstéeulos de toda indole, hay siempre alrededor nuestro un apremiante eomienzo de dicha. Y no es que tenga uno afioranzas muy pesadas o deseos compli- cados, sino més bien anticipaciones, posibilidades, sentimientos, y qui- xis, por sobre todo esto, un afin morboso de encerrarse cara a era con el pasado, ser admirador de la miseria en la soledad, goloso del sd XERVIO sufrimiento; chapotear en fin en la superficie de las cosas con deses- peraeién de abandonados. Fero, quizis, mnehu de esto, porque se atri- buy6 uno al principio una importancia excepeional. Luego ello se iré hundiendo poco @ poco en Ja nada de los dias; al contacto de la vida Jas impresiones se hacen reversibles, aunque con lentitud desesperan- te. Suele subsistir un vacio sin embargo, y no son las ereencias ni le religién lo que han de colmario, sino la propia vida; hay asi que combatir, pero primero a si mismo. Esa sucesién de dias sin objeto determinado no puede prolongarse; se lega al fin a aborrecer la anonotonia, la devastacién del tiempo, la costumbre. . Existe la sociedad donde se suele estar junto, pero en verdad se halla ausente uno del otro, se han abandonado sin abandonarse; hay sobre ellos una especie de sonrisa, de transitoria cordialidad, un pe- quefio cntedo de palabfas, casi nada. Yi ese silencio y esa ignorancia mutna son lo més lamentable que nos hemos impuesto. No conocerse entre si, aun cuando aparezcan hombresdistintos con un destello de revelacién, 0 con una mascara distinta, como de sol. Se ignorarin siempre, seguiran cada uno su destino y atin habiéndose hallado no se conocerén ya mas y, {qué eeguera!, se perderin tantos momentos hermosos, tanta belleza se ira. Frente a esta angustia més 0 menos esbozada, Panaji coloca, a modo de reflojo que hiere certeramente la retina, el desembozamiento de la sineeridad. Nada de vacios fluetuantes, ni de sombras pesadas, ni de pasivi- dades espantables ; el sentimiento alerta y la palabra encendida. Amis- ind, algo de amor sin restriccién alguna en su clara simplicidad, y sin subterfugios de sentido malicioso; y que tiene sobre el circunstancial ‘estallido del instinto, una finalidad més alta que no sabe de arreba- tos ni de paroxismos desordenados y egoistas, groseramente ¢irtuns- taneiales y reves, Asi es el hombre en Panait: alguien que admira, que respeta, que adora; que siente por el hombre una especie de amor que nada real destruiré y que ninguna razén tiene para espe- rar, ni para coneluit, No, verdaderamente, no se sabe hasta enton- ces lo que es un hombre. Esto es ya algo, pero ain no lo es todo. Alguien dird més: se atreverd a decir la distancia y la grandeza que nos separan, Y ha- bra que deeirlo, hacer que la palabra y el talento no se detengan — ¢o- mo si les estuviera vedado — en el umbral de ciertas descripeiones; decir lo que nos falta, y-ya sabiéndolo, aun ineapaces de.ese yuelo 0 de esa superacién, mostrar Ia fuerza de nuestras esperanzas, que si no pueden atin transformar el mundo, pueden subvertir la realidad y hacer més Ilevadera la vida. Alfonso LONGUET. cNERVIO 9 Nostiseiém para NERVTO, de Mario Venturi Elogio para la memoria de mi padre Papa, eurnio morisie, yo, diez y siete wos borrachos de lectures, nu te supe aduirar, itiigante gringe rubia de los ojos celesies, como wn exeuadea honrada, fuerte coma im eunpast Héroe de lox audamiax, dentra te cnerpo rubio Fué tu alma blanca y blondy como miga de pin. i De sala sol yugando cuarenta anus! Tu vida, coma Ia de una pala, sito supo crear. ¥ yo, wl hacer tu elogio, no hallo uno vis brillaate ni més sonora que éste pudiérase elevar: Sus obreros Namdbunte : ** Buon’alma”” Qué mis? Alvaro YUNQUB. 40 NERVIO Cartas sobre la musica Le méisica predispone al | amor. — Stendhal. } Ix DVIERTO con intima satiafaccién, sefiora, que mi prédita no es en vano. Le procuro, es. cierto, alguna contrarieaad, pero cuando se serena usted, reeonoce la sensatex de mis observaciones. ‘Tampoco quiero que usted me reconozea como el feliz poseedor de la. verdad absoluta. No hago otra cosn que defender mi, posicin es- piritual frente al arte. Et que critica con. sinceridad lo que su razin rechaza y su sénsibilidad repele, no hace més que salvar y apuntalar ‘su personalidad intelectual. Bs probable, también, que mi juieio no sea siempre justo, aunque lo tengo por bueno; de todos modos, Ia. sinceri- dad de mi expresién da 1a calidad de mis errores. Por otra parte, no es el eritigo profesional, que ha convertido em institneién Ia. critica, el que le habla en estas cartas; es... su desdichado admirador, que quiere hacerle compartir todas las emociones, las alegrias y las tris- tezas de la masica pura. (Si dijera de la pura musica me contradiria.) ‘Asi, pues, le agradezco cordialmente la buena voluntad que ha puesto usted en comprender Jo que he apuntado respecto.de Anser- met, aunque presume usted que me falta sensibilidad para gustar a Honnegger, a Ravel, a Melipiero, a Casella, Inmediatamente se me ceurre esta pregunta: jDe qué sensibilidad ha de estar dotado el hom- bre para entender y sentir la obra de estos ‘“‘modernos”’? Si el fenémeno de incomprensién sélo se produjera en misica, entonees, sefiora, habria motives més que suficientes para dudar. Pero en todos los géneros artisticos ocurre exactamente lo mismo. Parale- lamente desarrollan su accién los vanguardias de la emocién pura, de la emocién estética y abstracta, Ya ha visto usted los decorados de Ballester Peiia y Guttero, por no citar sino los més recientes. Tampoco ‘se les puede entender, como no se entienda que son unos aprovecha- dos explotadores de cierta clase social que tiene los nervios relajados, ‘a causa de sus vidas sin objeto. NERVIO ola ‘Ya eonoee usted la literatura que pasa por moderna: nada entre Gos plates, 0 si prefiere usted, un montén de palabras bonitas, a des- compas. Pero en cuanto a entender, alli no hay nada que entender. Piense en esos humoristas a lo Gémez de la Serna, que son capaces de- haeer chistes a la madre que los amamanté, por prurito literario. Hay que hacer la revolucién en el arte — se diee, — hay que derroear el viejo gusto artistieo y poner el atte en consonaneia con la Gpoea. Claro que si, Hay que acabar con las viejas mentiras, con la antigua retérica; hay que limpiar los ojos de las nuevas generaciones. Claro que si. Hay que vestirse de nuevo y rever todo lo que-nos viene del pasado, Claro, que si. En teoria estamos perfectamente de acuerdo, Falta tan s6lo asignar el verdadero valor de las palabras. La revo- lucién no puede ser. obra de retrégrados; ni pueden trastrocar la ra- von. de las: cosas, ni pueden mover un dpice el grandioso edificio del arte clasieo, euatro cerebros atacados de infantilismo. Estos sedicentes revolueionarios artisticos se parecen, psicolégiea- mente, a es0s revolucionarios sociales que pretenden derrocar un ré- gimen haciendo estallar una bomba de dinamita y. disparando al aire un revélver, al grito de revolucién social. tee Asi, en mnisiea, cuando uno oye a los que han dado de manos y pies en la nueva retériea, eomprueba que por obra de su sufieiencia artistica todavia brillan algunos nombres de miisicos que solamente deberian figurar en un museo. Entre Casella y Respighi, todavia Puecini sigue siendo el mtsico que “‘ponfa el corazén en el pentagrama”’. Entre Honnegger y Ravel, entre Falla y Melipiero, Schuman, Schubert, Chopin, Brahms, siguen hablando a nuestro corazén con sus voces ingenuas de abnelos, pero absolutamente imposible de borrar con la chéchara vacua de estos su- eesores. Debussy, Stravinsky, Strauss, eseapan a esta observacién. Son tem- peramentos. Entre éstos y aquéllos media la. distancia que va de la teoria a la obra, del ropaje al esqueleto que lo viste. La revolueién es una necesidad espiritual de la juventud; mas no confundamos revolucién con escandalete de familia. Aquélla ha de ir a saeudir las coneiencias, penetra hasta la raiz misma de las ideas ¥ los sentimientos; éste se conforma con vestir un traje més vistoso, aunque debajo del paiio existan las mismas lacras, en un cuerpo to- davia mas indigente. Vea, si no, a Guttero pintando parz ‘‘Elixir de amor”, a Pet- 12 NBRVIO torutti dirigiendo un Museo, a Ansermet. dirigiondo “Manon”, y com- prenderé mejor lo que digo. Toda la obra de estos revolucionarios artisticos ha consistide en volver del revés © en poner patas arriha al: viejo estilo, pero sin sen- tirlo. La supercheria es evidente. Musicalmente quizé se haya avanza- do ex el campo sonoro; pero en la idea y en la inspiracin musical no. Perdéneme que sea tan brusco y apasionado en miis argumentos. Cuando me note la predisposicién para equilibrista que distingte a Jos del gremio, dejaré de escribirle. Afirmo, sefiora, que en arte, solamente los fésiles intelectuales ¥ tos apocados de espiritu pueden juzgar con severidad. Habla un enamorado de su adorada sin unciént Los que aman el arte, los que ereen en él arte como suptemia re- ligion, los que identifican el arte con In vida, cuando del arte se trata quebrantan toda serenidad. Si Hegase usted a quererme como yo la-quiero, podria ¢oncluir mi vida a Ia luz de estos dos grandes amores: usted y el arte. Pri- mero usted y siempre usted, claro esté; porque, como eanté el poeta, “Mejor que ir sin propésitos al cielo, es ir sinceraments hacia una boca”, fi Leénidos BARLETTA. ACLARACION No siendo necesaria la direccién asumida en oportunidad, dada la éstrecha colaboracién y armonia entre los editores de _ la revista, desde el présente ntimero éstos asumen la direcci6n de la misma, cumpliendo asi los propésitos iniciales de los fun- dadores. V. P. Ferreria. XBRVIO is Croluctin y Progreso N nuestro anterior ensayo trazdbamos sumariamente una sintesis del desarrollo humano, de su evolucién desde el primate al “hamo- sapiens”, En éste procuraremos exponer, con alguna extensién, ciertos aspec- tos de sw proceso evolutivo, Que ef hombre es meramente un ser més en Ja escala zoolégica, no ‘5 necesario afirmarlo otra vez aqui, tan palmario y ostensible es. No obstante, los defensores de la teoria de un generador diviao, de un “sumo hacedor”, argumentan con marcada complacencia que el len- guaje y el raciecinio son dones divinos concedidos iinicamente al hom- bre, obra cimera de la creacién. Por nuestra parte, y sin que ello constituya un gésto inédito ni una primicia tebrica, veremos st logramos superar tales conceptes, demostran- do, una vez més, con la ayuda de algunos ejemplos, que ambas cualida- des 0 facultades, la de hablar y la de pensar, son fenémenos de orden natural. Tanto el drgano fonético como el pensante, no difieren en nada fundamental entre el hombre y algunos mamiferos; luego, no debemos suponer que el lenguaje sea una “funcién” espontanea de la especie, sino Producto de la necesidad, que ha forzado al Srgano a adaptarse a la “funcién”, aprovechando una predisposicion que, si bien radimentaria, se encnentra en casi todas las especies superiores. Por tanto, si el hablar es un acto reflejo, puesto que los sonidos, sus signos, representan valores convencionales asignados a las emisiones fo- néticas, ef origen del lenguaje debe estar, forzosamente, en la memoria © en el cerebro, su érgano actuante; Inego, en buena légica, el acto de hablar es posterior al de recordar y éste al de pensar. Por consiguiente, el desdoblamiento psiquico es anterior a la expresién. El léxico del hombre primitive debié ser tan rudimentario como sus utensilios, sus habitaciones y sus vestidos. Asi, los bosquimanos, papis y negroides, contemporineos auestros, poseen vocabularios paupérrimos, r1 dos ¢ inflexibles, insuficientes para representar otras sensaciones que las animales, las dnicas gue ellos sienten con claridad. Ahora bien, zen qué forma o mediante qué fortuita circunstancia se comenzé a hablar? Sin duda alguna, se hizo expresando con un grito, o una emisién fonética algo distinta de las habituales, el jabilo o el terror, €l placer o el sufrimiento experimentados en presencia de un ser familiar o de una bestia feroz, de una presa codiciable o al tccibir alguna herida en lucha con un enemigo, expresiones que al repetirse, por la frecuencia de las mismas causas, irian generalizandose entre los miembros del grupo, ampliéndose y transmitiéndose de generacién en generacién, desarrollan- dose en la medida que se progresaba en los elementos de lucha, en la ereacién de nuevos utensilios; irracionalmente primero, mis ordenada- mente luego, hasta entrar en la época de plasmacién y racionalizacién por- que han pasado todos los lenguajes. it cXERVIO Si, ademas, procedemos en nuestro anilisis como lo hacen losjespe- tializados en el estudio de las leyes fonéticas, asignamos su parte de influencia 2 las condiciones climatéricas y al medio ambiente en que cada niicleo se ha desenvuelto, legaremos a ia conclusion légica de que cada idioma puro ¢s el reflejo exacto de la lucha por la vida que ha desarro- tlado fa raza creadora, y esto nos aparta absolutamente de la alegoria bi- blica, segiin fa cual todos los hombres hablaban en un principio una len- gua inica, la que, por un enojo del creador, habria sido transformada en tantas y tan dispares como son las habladas hoy y las muertas por dege- neraciin 0 superacidn, como el griego y el latin. iCudnto mas légico no resulta suponer que en un futuro, sin duda remoto — atinque no tanto como el origen, — por obra del progreso en Ja cultura humana, todos-los hombres de la tierra hablaran un idioma nico, pero mas simple y, por tanto, mas perfecto que todos los empleados por la humanidad! Y puesto que hemos llegado al hombre parlante, y razonador por con- siguiente, veamos cémo ha procedido en el campo de los sentimientos. Estos, qug tampoco pueden dejar de ser “actos reflejos”, de idén- tica procedencia que el fenguaje, han debido soportar un lento desarrollo — como que son la t6nica de la cultura — antes de constituir la vasti- sima érea psiquica, palestra de las tremendas Iuchas sostenidas por fa es- pecie, diversas en cada individuo a pesar de proceder idénticamente y responder a los mismos reactivos. Desde el instante en:que el hombre super6 a la bestia y razoné, es- tablecié la diferencia entre ef bien y el mal, Iéase lo favorable y lo con- trario, lo que le ayudaba o le estorhaba en Ia Incha por la vida, El intelecto del hombre primitive no sobrepasaria el limite de las cosas circundantes y de relacién directa con la vida de tribu, suponiendo ya al hombre en posesién del concepto de agrupamiento como medio de combatir mejor a los enemigos (apoyo mutuo), pero, sin duda, evolu- cioné y quiso explicarse el porqué de las cosas, de fa luz y las tin blas,‘de la vida y la muerte, etc, y aparecié el Totem, et Misterio, Dios. Por eso, en las religiones de los pueblos primitivos o en estado ar- caico, vemos que las divinidades son, unas veces, los rios, los bosques, Jos mares, las bestias feroces; otras, el sol, la luna, las estrellas, el aire, las Iuvias y, posteriormente, los muertos, sobre todo si sus hechos en vida fueron de utilidad colectiva, como sucedié en Grecia, donde fué ele- vado Hércules, un mortal perfectamente historiable, a la categoria de Dios. Este pueblo, la cumbre de la antigdedad, diviniz6 todos los concep- tos, todas las ideas y elementos en figuras de mitos, de sublimada sign ficaci6n espiritual. Sin duda que por causas tales tienen los ritos religiosos tanto de pacto © tregua, de donde arrancan las practicas de los sacrificios expiatorios, mas crueles cuanto mis cerca del hombre primitive nos situemos, para quien la victima ha de ser humana necesariamente y cuyas ofrendas, al correr del tiempo y con la revalorizacién del concepto de humanidad, de- rivan en sacrificios menos crueles. NERVIO Is Si tomamos como base de estudio la Biblia, encontraremos que las ofrendas a Jehova se hacian en épocas remotas con seres humanos (sa~ crificio no consumado de Isaae, degollacién de la hija de Jephte), ¥ si la Grecia, veremos e6mo en la expedicién contra Troya, aun es inmo- Jada la geatil Ifigenia, hija del rey Agamendn, para aplacar las iras de los dioses. En la medida que la humanidad avanza se atenta el sentimiento re- ligioso, y los sacrificios tienen ya mas de gratitud por la bondad de las divinidades, cuyas gracias se tienen descontadas, que por concepto de prima por el pacto de seguridad, por asi decirlo, como en las religiones mas viejas. El cristianismo representa en este aspecto un gram avance, pues ya basta para sus ceremonias rituales un poco de pan y vino, en substitu- cién de la carne y la sangre de las victimas Tanto progresa la razén, ya lo hemos dicho més arriba, cuanto re- trocede el fervor religioso. La critica de las teorias elaboradas por los hombres de antes demuestra sus puerilidades a los de ahora, Y si ayer en Atenas fué obligado Sécrates a beber la cicuta, por analizar la esencia divina, si Servet era quemado vivo en Suiza, por demostrar la imposibi- lidad del misterio de la “Trinidad”, si Galiléo merecié persecuciones por su herejia de afirmar que la Tierra no estaba firme y, por consiguiente, no podia existir el cielo como techo de ella, ni podia servir de asiento a la gloria del Seftor, y en todos los casos la iglesia se veia forzada a mo- dificar sus bases y dogmas, hasta el extremo de admitir la Ciencia, que ‘habia empezado a minarla, y a emprender la tarea imposible de hallar una salida que le permitiera, sin renegar de su origen divino, convencer a la critica y a la raz6n de su inmutabilidad e intangibilidad, no es muy aventurado convenir con Guyau que el porvenir de la humanidad es irre- ligioso, Porque para el hombre ya no sera un misterio el nacer ni el morir, ya que descubrira, poco’ a poco, las leyes de todos los fenomenos teni— dos por manifestaciones de la ira 0 el beneplicito de Dios, y analizando sin tregua llegar al principio puro de cada cosa, pues habré logrado la desintegracin y simplificacién de todos los complejos. En resumen, creemos haber demostrado en nuestro modesto trabajo que, lejos de proceder el hombre de Dios, como se venia pregonando desde hate siglos, es Dios el creado por el hombre. Por consiguiente, el period religioso toca a su fin, y el hombre, li- bre ya de la tiranica tutela divina que manejaba los hilos de su existen- cia, convencido de que nada debe temer ni esperar después de muerto y de que nadie le compensara mafiana de la infelicidad de hoy, se apresta resuelto a realizar su propia obra y a labrarse su gloria, pues el paraiso no puede quedar atrds, sino adelante, tanto-como la libertad y la justi- cla, metas a las que debe aspirar con todas sus fuerzas, pronunciando para si él magico “gocemos” que aquel sabio tan combativo, el creador del pasitivismo, y el que mas ha hecho por la redencién del hombre, re~ Pitié incansablemente hace veinticinco siglos. Isidore AGUIRREBER A. 16 cXERVIO APORTE AL ESTUDIO DEL PSICOANALISIS Consideraciones finales. FE ISTE en mianitestacion psiguiea. como on desdoblamiento que nos permite apreciar caracteristicas generales a todos los individuos, comtnes a, todos los casos y que nos inducen también a coniiderar el mefio en que se desarrollan como un campo favorable en el que vibran y ertrechocan las emisiones de cada no. Basdndonos en esta observacién y atendiendo con preferencia a ge- neralizar el tema, para una mejor comprensién y para finalizarlo, dire- mos que en cada persona existen como dos actividades de orden psi- quico: una consciente, que'es Ia que se deriva del conocimiento adqui- rido; otra inconsciente, si asi puede Mamarse, como que esta regulada y determinada por leves de gravitacién césmica 0 tiende a reeuperar su equilibrio, y corresponde a la vida instintiva 0 animal Del andlisis de éstas, relacionadas entre si, surgen comprobaciones que reputamos interesante, pues no cabe duda que en su apariencia esta actividad inconsciente “es equiparable, en naturalidad, a la propia de und personalidad consciente. Digemos primero en qué consiste este desdoblamiento. No es en el estado hipndtico, reconocido por la ciencia, pero pro- vocado por fucrzas ajenas al individuo, que sucede, sino en un estado sonambiilico, provocado por el mismo sujeto mediante ejercicios condu- centes a ello, ‘y durante el cual’ la exteriorizacién de diversas personali- dades no simultaneas, ajenas, al parecer, a la habitual idiosincrasia del sujeto, és de tal realismo que ello origina la teoria, que muchos afir- man, de la supervivencia del alma y su manifestacién comprobatoria después de la Hamada muerte o desintegracién fi Hemos intentado demostrar, bien que ew forma sucinta, la posibili- dad de que el alma no existe como tal, sino como creacion arbitraria de Ja humana ignorancia y, consecuentes con este propésito, intentarcmos explicar los fendmenos que se producen en el trance sonambiilico, bien {que S6lo aquellos que tienen relacion’ mas inmedigta con el factor inte- ligencia, descartando, por tanto, los de efectos fisicos. ‘Aclararemos ahora que en todo trance sonambitlico, 0 estado de me- diumnidad (como suele Ilamérsele, atendiendo, que'es “medio de expre- sién de otra alma”), el sujeto permanece con su facultad intefigente en aparente letargo, lo que no absta para que manifieste caracteristicas na- turales como propias de otra individualidad, lo cual motiva el equivoco antedicho y la errénea teoria que sefialamos. Es posible afirmar que toda personalidad manifestada entonces, co- rresponde a un conocimiento previo de esta misma. Y en su desarrollo ordenado sigue el carso que el sujeto sabe idgico en la clase de indivi- dio que exterioriza. Tal, por ejemplo, como el actor teatral, que no crea éste un personaje, sino que es consecuencia del conocimiento que del mismo tiene, y lo traduce con la palabra y el gesto. ‘Asi, el factor que motiva el predominio de un determinado aspecto HERVIO 7 psiquico que motiva, a su vez, su consiguiente medio expresivo, es en todos los casos una impresién externa, mas © menos cercana; cuya equi- valencia interpreta, en lo que le es posible, la anormalidad psiquica def sujeto. Conviene advertir, sin embargo, que en algunos casos en los que la manifestacion aludida es superior a la caracteristica media del sujeto ‘en estado normal, la observacién demuestra que el sujeto vive, en estado- “normal”, una personalidad timida y oculta, que no obstante valoriza eontinuamente y evidencia en la originalidad del trance. Muchos pro- cesos de gradual adelanto, que se acentian en sucesivas experiencias, guardan, en estos casos, las mismas leyes que los procesos “normales” de aplicacién. ‘Atendiendo, pues, a la anormalidad psiquica que es necesaria para lograr los resultados que comentamos, surge evidentemente que toda persona que alcance la realidad del trance sonambiilico, como los que, sin haber Hegado a él, suften los sintomas, apreciables de su inminencia, viven en estado de neurosis, que se caracteriza como un extremo des- equilibrio del psiquismo. ‘Todo estado neurdtico estriba, en principio, en que no existe deli- mitaéién precisa entre lo inconsciente y lo consciente. La condicién ad- Guirida ha alterado, entonees, el equilibrio psiquico a que nos referimos. Reeapitulando ‘nuestra anterior colaboracién, el lector atento en- contrara, sin duda, la ilacién necesaria para comprender las aparentes paradojas que hemos esbozado ligeramente, con toda intencién. \ En efecta, hemos considerade el psiquismo como un niicleo de na~ turaleza sensible, motivado en causas naturales, regido por leyes mag- néticas, y ahora hemos de precisar, si no su elemento constitutive, por Jo menos sus reacciones, que evidencien la propiedad de nuestra hipo- tesis. x El trance sonambilico , mejor, el ejercicio de la Hamada mediumni- dad, motiva como un restablecimiento, que nunca es logrado en difini- tiva, del equilibrio psiquico, y los individuos enfermos consiguen, asi, una apatiencia de normalidad, bien que momentnea, segiin el desahogo lo- grado. : Lo mas interesante es que este trance puede ser provocado por ma- nipulacion ajena, por la influencia, aplicada de otros organismos psiqui- cos, en determinadas condiciones de desarroll No olvidemos, sin embargo, que todo individuo, sin excepeién, por Ja anormalidad que supone toda condicién adquirida, vive permanente- mente un estado neurético, y su latencia es posible evidenciarla mediante ¢l tratamiento antedicho. La manifestacion que se produciria en este caso no diferiria, de las demas extremas, sino en cuanto a intensidad se refiere. Por otra parte, la misma modalidad que aniforma todas las investi- gaciones es la mejor negacion del alma que pretenden los religiosos, pues que todas las experiencias tienden a confirmar la materia, tan sélo materia, como elemento Ginico del psiquismo. Y. Fernéndes GANTINA. 41 XERVIO UNA VOZ SE HIZO. PARA HABLAR.. E los libros de Han Ryner, el “Socrates moderno", de sus Evangelios de belleza, iluminados por ta Sabiduria, “Les paraboles cyniques” (‘Las pardbolas cinicas”) me impresiona- ron hondamente. Han: Ryner intenta “restituir la belleza del pensamiento cinico”’, y nos ofrece la mas bella de sus creaciones, Psychodore, discipulo de Didgenes, mas grande que el maestro, mas grande ‘que Antistenes y Grates y Menipo, imaginandose que el filéso- fo habria de manifestar:su pensamiento por medio de pardbolas. El Cristianismo, en su santa piedad iconoclasta, “no dejo en pie ningtin monumento de la Sabiduria cinica”. No quiso que la civilizacién de los santos y de los castos supiese que “cinco siglos antes del Evangelio habian sido ex- presadas tantas parabolas con un sentido mucho mas evangé- lico a pesar de ser ortodoxas”. jCudntos crimenes de lesa felicidad humana se cometieron y continiian perpetrandose por-la piedad irreverente de la cati- dad cristiana! Y Han Ryner, el poeta “de la masica del suefio y de. la sonrisa de la duda”, el que nada afirma, reconstruyendo, genial- mente, la maravillosa filosofia dé Psichodore prueba, si es pre~ ciso aun una vez mas, que las verdades son como el Fénix de la leyenda: renacen de la hoguera, de los autos de fe, de la pro- hibicién de hablar o de pensar. Muestra que las verdades estan dentro de cada conciencia y que, una a una, legaran a reali- zarse, a descifrarse, a adivinar el enigma de su esfinge interior, a descubrir la solucién para el problema de su prapio ser en pos de la felicidad. Hoy hablase mucho dé Krishnamurti, el nuevo instructor de Ja humanidad. ‘Han ‘Ryner' nunca se proclamé “la verdad, el camino y la cNERVIO I> vida". Ni posee pifanos para anunciar su verbo de Amor. Pe- ro ya dijo cuanto Krishnamurti viene lanzando como verdades nuevas. Amo y admiro vivamente a Krishnamurti y a su filoso- fia individualista — y Han Ryner le ama también, — mas la filosofia ryneriana y, en particular, la vida de Han Ryner, son como lamparas de bendiciones: sobre nuestras borrascas in- teriores. Han Ryner es una mentalidad ciclica. Sin duda, sera con- siderado por los siglos como la figura excelsa de uno de los mas enormes instructores de la humanidad. Realiza la armonia del pensamiento y de la accién. Y ensefia que hay muchos ca- minos y muchas verdades... Y cada umo tiene su problema y su esfinge. En una de mis cartas, hablandole de mi devocion por Ma- hatma Gandhi, pregunté al filésofo amado y. admirado qué pen- saba de Krishnamurti. Y me respond “J’aime beaucoup Krishnamurti, dont ta pensée me parait presque toujours proche de Ja mienne et qui, pour exprimer ses idées libératrices, trouve sonvent de belles images de poste. Je Yaime surtout quand je songe 4 la pureté et 4 la force qui lui ont permis de repousser le réle éclatant qu’on lui avait prépa~ re.” (1) Tiene razon. Repito que amo y admiro a Krishnamurti. Es grande, es admirable, es incorruptible. Sin embargo, para mi, Han Ryner es mas completo, mis amplio, més humano, més profurido, porque es mas penetran- te y mas rico y mas poeta y se halla mas préximo a nuestro. atormentado corazén. Me hablé también de Gandhi. Oidlo: “Gandhi est trés grand. Il sait ou est l'unique moyen de salut, Peut-étre se trompe-t-il, en croyen que le temps est venu de réveiller les morts. Peut-étre son effort de non-violence, avec des hommes encore insuffisants, aboutira 4 de pires violences, Je ne sais, Nous sommes naturellement trés mal renseignés, trés trompés pour une Presse qui est toute vendue. Son effort créera- “1 iene 9 Ti «7 toe parece at mi é. Seapets ee ertans Gee SS TRat td ens Ge rene oe 20 XERVIO t-il du bien?... du mal? Impossible de prévoir. Mais, il fait ce qu'il croit devoir, donc ce qu'il doit. Il est dans le chemin nécessaire. Si quelques passants doivent, par Teur mouvement, faire se détacher des rocs surplombants qui les écrasent, eux et leurs compagnons, ce n’est pas Jeur faute. Il faudra bien que Thumanité passe par ce chemin, si elle peut étre sauvée. Si elle r’arrive pas a la non-violence, elle arrivera, par les gaz et autres moyens scientifiques, au suicide. Gandhi a donc raison d'indi- quer, a tous risques, la seule route.” (1) Acabo de transcribir dos trozos de la carta de Han Ryner, Techada el 12 de julio de 1930, cuyo autégrafo me es muy caro. En ellos esta condensado, en gran parte, el problema ryne- riano en su aspecto de no violencia y en el aspecto heroico de la incorruptibilidad del caracter. “Les paraboles cyniques”, segiin la expresién de otro gran artista, Florian-Parmentier, constituye “una de las obras que mejor poneri de relieve la sutileza del pensamiento y la sor- prendente magia del estilo.de Han Ryner”. : En su primera parabola, “La source” (“La fuente”), el fi- Idsofo. intenta satisfacerse'a si mismo. Busca conciliar su in- dividualismo antisocial con su actitud de suprema resistencia a las fuerzas reaccionarias, resistencia manifestada con la plu- ma, por la tribuna, por la accién, con toda su existencia filo- sOfica de neo estoico, siempre al servicio de la solidaridad y la fraternidad humanas. Si la sociedad es la limitacién, la fatalidad inexorable con- tra el individuo, Han Ryner es tan antisocial como es posible serlo..Y, por ser social, el filésofo habla a quien tengo oidos para escucharle. Sabiendo que los discipulos suelen prostituir la voz de los” maestros — como el Cristianismo ha hecho con Cristo..., — Han Ryner se justifica de esta manera delicada: “Una voz se hi- zo para hablar”. eXERVIO ar “La source” es una parabola que, por si sola, inmortali- zaria una pluma de artista, de socidlogo y de filésofo. Otra la complementa: “Le troupean qui béle” (“El rebafio ‘que bala”). Nunca vi protesta mas sentida, mas-profunda, mas fina, ni tan expresiva como ésta contra la civilizacién industrial que ateso~ ra para la minoria y es la causa de esclavitud, de tiranos y de asalariados, la causa de la miseria moral de déspotas y escla~ vos de esa tremenda gleba férrea de fabricas y talleres. Vivimos la civilizacién que quita virilidad a las concien- cias, matando el individualismo en esas maquinas de trabajo, de ambicién, de mercantilismo, en la explotacién del hombre por el hombre, en esta sociedad en que predominan y vencen los Hamados “hombres prcticos”. 7 Basta de oir, confiados, las sabidurias de la vulgaridad, la sabiduria cobarde de los apéstoles y sacerdotes, basta de asu- mir el papel de mértir, héroe o sacrificado iniitilmente, en me- dio del balar de las multitudes que aprueban y linchan con la misma inconsciencia estupida y brutal. Ser tan antisocial como sea posible, abandonar todas las galerias subterraneas del infierno social y subir a los abismos de luz de la vida subjetiva, para sofiar, para crecer, para inte- grarse en si mismo, ntras haya hombres que quieran reglamentar, median- te leyes, los “complejos efectivos o los psicolégicos”, la Natu- raleza se rebelara, imbecilizindolos a través de las muchedum- bres aborregadas, domesticadas, que se someten al yugo increi- ble de un dictador paranoico, epiléptico, como Napoleén o Mus- solini — “Himalayas de infamias” — 0 arrojandolos locamente a la lucha de clases, en donde cada grupo o partido tiene la pre- tensién de esculpir un suefio tinico para todo el orbe. Mientras existan legisladores, habrd quien se someta al guante de los gobiernos autoritarios y quien esté dispuesto a sacrificar la propia vida y la vida de los otros para substituir © modificar las leyes interminablemente La verdadera sabiduria nos ensefia ‘que el medio no es et nto o el servilismo, ni la ley tiene poder para des- pertar nuestras energias latentes. Las parabolas de Han Ryner — seria preciso citar todas — contienen los mas vastos y mas profundos problemas humanos. 22 NERVIO Han Ryner es un Poeta Anunciador. Su sabiduria so: tica, la magia de su lenguaje, la limpidex de su estilo helénico, toda su serenidad imperturbable de estoico en la defensa de ese sabio individualismo reivindicador de la posesi mo, todo, en Han Ryner, hace de él ana de esas excepcionali- simas personalidades que hablan para todos los siglos, para todas las épocas histéricas, para todos los pueblos, para todos jos ciclos de la evolucién humana. Han Ryner es uno de los mas altos instructores de fa hu- manidad. Moria LACERDA DE MOURA. San Pablo, Julio 1931 Tradujo del portugués P. B. F. Lustracién para NERYIO, de Leéu Poch. XERVIO 23 BESTIAS DE LABORATORIO BL SABIO DE OCHO CABEZAS— N O se trata de un animal mitolégieo. Mucho menos de una _mal- formacién anatémica que nos presente un “fendmeno”, de los comunes en museos,, Es un hombfe aparentemente normal: Quizé sea poeo mis dege~ nerado que el comin de los mortales, Alguien le ha dicho que el genio es una enfermedad: se hace, entonces, el enfermo, Algunos. dias habla solo, golpea las puertas o. se encierra. Bscribe muchas cosas estipidas para las revistas cien- tificas, editadas por comereiantes. Todo lo que produee, lo encuentra en cada una de sus ocho cabezas : Sin duda, el hombre cree que es un sabio. sCémo no he de serlo — piensa seguramente — si tengo ocho cabezas?;Cudndo algunos seres han deseubierto algo con una sola como yo? * Pero expliquemos el sueeso de la policefalia. Un dia comprendié el hombre cuéin facil era hacerse personali- dad en un pais donde todos-son tuertos, (En esto tuvo un soplo de talento.) Se aboeé a un problema arduo, serio. Congestionante, supersevero de la biologia y la medicina, 5¢6mo no Hamar la ateneién piblica un hombre que se atreve a investigar lo ignorado por los demds? ;Qué se propuso resolver el sabio en co- Jaboracién eon sus ocho cabezas? . jAcaso no puedo llegar muy Iejos, se dijo, toda vez que he eon seguido que mis siete cabezas piensen y obedezcan como una sola? Bueno, digdmoslo pronto: lis ocho eabezas del sabio, que tra- bajaban para él y daban pasto a su mania elucubratoria, eran siete doetores, bien castrados por un buen alquiler, que, para colmo, lo pagaba el Estado. E] sabio los eligié bien. Como los amansadores de eaballos, les probé el freno, los puso cien veces bajo el peso de las espuelas, Na- die se resistié ni protesté. Adelante. Esta gente — pensé — es la que me haeiq falta: mansa, sobre todo, mansa. - a cNBRVIO Y signié su camino aseendente —Usied haga esto, Usted resnelva aquello, Usted me prepara eso otro quello era uaa ffbrica de zuecos o earpinteria meedniea! To- tio cespiondia al capataz, que ejereia el eonando Gnico, odo por bi Ciene y por mii, pensaba el subio. EL sabin las dirigia. Lo mismo las oeho eabezas trabajaban Tiustraciéu pars NERVIO, 4r Julio Orione. que en Ios eafetales o los yerbales: uno recoge las ganancias; Tos demas obedecen y trabajan bajo el cariiio del ménser, Entretanto, el sabio Henaba paginas de revistas nacionales ¥ extranjeras con st portentoso talento investigador. (Las ocho ¢a- bezas cobraban su sueldo mensual, honrosamente ganado con el en- tregamiento de la inteligencia, o Io que sea, fertilizada en tas aulas de la Universidad.) . NERVIO 25 La explotacién cientifiea del hombre de ciencia era toda una realidad El sabio habia conseguido su primer éxito, Ello le dié pres- tigio de organizador del trabajo... ajeno. En ese tiempo obtuvo una solueién inyectable con las mismas potencias espirituales y_ ténicas del agua bendita. ba solucién impresionaba por su color rubi, Con “eso” euraba sus enfermos, segiin lo comunied en una asamblea de académicos miopes, calvos y reumaticos, que lo consagraron un valor- de la ciencia ctiolla. (Esto no evité que un dia, pasados los aiios, cuando salié de las ocho eabezas ya eneumbrado, vociferara y eseu- piera todas las eulebras imaginables vontra los aeadémicos, a la sa- zén en deeadeneia. La gratitud nunca ha'sido atributo de los grandes. hombres.) ° DESGRACIA CON SUERTE— A poco del negocio de la explotacién cientitiea, cuando las pri- aneras fotografias de los periédicos daban al sabio aureola de sacer- dote dentro de un templo, ocurrié wma desgracia. |Oh, erueldad de los dioses! Ahora que en la ciudad se hablaba del tesonero afén del “‘hom- gloria de salir fotografiado en el preciso instante en que inoeulaba una rata, Ahora que en la ciudad se hablaba del tesonero afan del ‘‘hom- bre” por salvar a la humanidad de un flagelo terrible; ahora que habia conseguido ser ei eje intelectual de Ia Villa donde tenia su Jaboratorio, ocurre con el sabio algo trégico: se le muere una de las ocho eabezas... Desesperacién, ideas suicidas, aislamiento, sensacién de desastre moral, todo eso rodeaba Ja vida del hombre. Pero no son los golpes més que estimulos en la vida de los grandes, reeordé haber leido al- guna vez nuestro héroe. Y resolvié no perder la ocasién y seguir explotando a la cabeza muerta, después de perderla. ; Le levanté tina estatua! «©. ‘Para qué sirvié la estatua de una de sus ocho’ cabezas? Pues para hacerle decir, por ias comparsas de satélites y clientes de la Villa, todos los ditirambos a su “propio genio”, y que él recibia ©0- mo de refilén. (En verdad, ;podré negarse genio a quien ha sabido explotar la muerte y,-lo que es més, la muerte de su propia eabeza?) El elogio, es decir el pregén, constituye 1a base del éxito en él comercio, en las artes y, hoy, en la ciencia, sobre todo. Vaya si mues- 26 NERVIO tro hombre lo sabia. Por eso, después, penséndolo bien, comprendié que no dejaba de ser una suerte tener en la cabeza muerta otro gran factor de gloria, en vida. : LA INDUSTRIA DE LA FAMA— Una vez, el hombre solieité'a un pinche del diarismo que Io re- porteara, “para la posteridad”. —En mis comienzos — dijo el sabio — fui comerciante. Como el principio y el fin de todas las cosas se parecen, por aquello de los extremes, el sabio sigue siendo un aprovechado eo- mereiante. Para devirlo mejor, es un industrial, y nada menos que de la fama. {De su fama! ‘Asi se explica que al sabio de la Villa le interese mas una bue- na organizacién de] euerpo de pregoneros que cualquier problema cientitico serio. Por Jo demés,-el hombre esté de acuerdo en que después de Pas- teur y de Claudio Bernard no se ha ido mucho més arriba. La eien- via es, en manos de nuestro sabi, no otra cosa que un medio de vida. Entiende por eso de vital importancia para él (aunque no lo sea para la ciencia) formar parte de todas las murgas ms © menos eientifieas que de vez en vez realizan congresos para afirmar cosas raras, descubrir un tratamiento o un aparato con miras a‘la “eo- Jocacién” en plaza. La fama es para el hombre lo tinico digno de conservar. Fran- eaniente, su condicién de précer en la vida lo pone a cubierto de la maledieencia. —Hay que trabajar, hay que producir mucho, pero mucho Llenar muchos libros. No importa que no se diga nada. Lo que im- porta es poner la firma muchas veces. Ademés, para labrar mi pe- destal tengo estas siete bestias que son mias, que piensan para mi y hacen lo que yo quiero. Ef hombre suefia con la inmortalidad. Para ello cree que sélo basta la letra de imprenta y el cliché. Como todo sabio oficial, nuestro personaje es patriota, y cuando puede aprovecha las fiestas nacionales para explotar a la mismisima patria, conjuntamente con Is oabesa muerta, la cual, desde Inego, lleva su apelativo. NERVIO 27 FINAL DE NORMA— El sabio tiene un odio birbaro a sus ocho cabezas, Ellas lo per- siguen, le quitan el suefo. Ahora que esta cerca del pindeulo, quisiera ascsinar a sus cola- boradores, mejor dicho, a los hacedores de la obra que él firmé. Vive perseguido por la sombra de cada una de.sus eabezas, La muerta, la pobre cabeza' muerta, lo maldice a medianoche. El sabio anda buseando, a cambio de la gloria, un poco de tranquilidad-para su carne torturada por la gangrena del égoismo. Cuando Jo miran las ocho eabezas parece que le eseupen..: El hombre esté en el manicomio, con la remota esperanza de que ahf eneontraré otros a quienes explotar. Es lo que le hace falta ahora que, para ser genio, es también loco... Edgardo CASELLA. 28 NERVIO T E OR EM A S I Yo no me siento pagado al ocupar la espléndida limousine deun amigo. 5 nt orgulloso cuando me estrecha la mano un socie del Casino; ni bello al vestir elegante y costoso. Lstoy contento de lo que yo he podido construir en mi para . més semejanics. Amo la gloria. Fundo la gloria en semejarse cada vez mas al sol, que brilla por si mismo y para todos. Y pasa lejos de las lunas, que brillan por los soles. COROLARIOS: 1° — El orgullo consiste en el don de poder. 2° g6lo al mediocre, al andar en zancos, se cree grande. I @Lo que dicen? Eso no me-importa nada. : Lo trascendental es: lo que se hace. Tengo mi espiritu tal como mit conciencia. Fo sé esto: Para mis hombros tomaré la carga que yo quiera to- mar; no la que otros quieran imponerme. COROLARIO: No es 1s calumnia lo que mancha, sino el etror cometido. Til Bien. ay qué? Tienen lengua: pueden hablar, hablar ex su idioma. Yo no les podria responder, porque no's hablar en ladrido. Yo no les he de responder porque si ellos ladran, también hay otros que dteen. Para aquéllos tendrta que duscar um intérprete. éQuerrds ser 6? COROLARIO: Eso dirén. ¥ algo mejor. Manuel LOPEZ PEREZ San Salvador (Centro América) NERVIO 2 LO DESCONOCIDO COMO FACTOR DE PROGRESO N la historis: humana existe algo fecundo intencional y algo’fe- eundo ineonseiente: las costumbres modificables esto, y las ideas proponentes aquello. Lo segundo sirve de corredera para Ilevar a la humanidad a sus esferas suaves de avance por la ruta que el desenvolvimiento légico de su camino fuerza a ello: la humanidad no retrocede jamis. Pero ‘por lo primero, se ajustan, se aprovechan esas tendencias a la modalidad, a finalidades de bienestar que quiera darle la comunidad de los pueblos. No entraré en nosotros analizar el estancamiento de las fuerzas Tastres de los que quieren, en todo tiempo, retener el devenir conti- nuo, eual la iiltima estrella del alba pretende perdurar la noche que aleja. La vida, esa intima conexién de diversidades que se eché a rodar y que no ha de detenerse ante ninguna sugestién filoséfiea, guarda en si misma el no saber adénde va y ‘‘eso”’ es lo fundametal. Porque cuando el hombre se pereaté que Ia vida guardaba lo desconocido, ereé entonees su fuerza psidolégica que habia de ser Inego la palanca se- rena, potencialmente serena, que haria avanzar Jo que él quisiera (en la téenica entraria el c6mo; esto es, como el quisiera), como resultado medio de la amalgama social. Hubo un momento en que el hombre se dijo: la vida es ineonsciente, sad6nde iremos a dar si no la encauza- most Ia humanidad se hizo racional en ese instante, porque vié que Jo desconocido la amenazaba con la pesada carga de las responsabili- dades. Y las acepté porque vivir era lo apremiante. Si la humanidad hubiese seguido ereyendo en las fuerzas sobre- naturales continuamente, perennemente, hoy estarfamos atados con el cerebro como un chino de las épocas remotas. Pero Ia historia no pudo ser asi. El hombre fuése percatando a eada latido de su corarén que algo bullia en él en forma de nebulosa inguietud; y la inquietud es ‘el devenir, la presciencia de la historia. Nosottos nos detenemos ante Jo fatal, ante lo que ereemos imposible de que suceda de otra distinta manera; pero ante aquello, por mas mele que fuera, que nos deja uns 30 CNERVIO rendijilla por donde infiltrar la gota de cerebro inconformable, ya est el milagro esperando la paricién, La historia del desenvolvimiento de la humanidad esté equivo- cada cuando deja totalmente de ladd esta coneepeién cerebralista de Ja historia, sin desconocer que la técnica, la infraestructura econémica crea “‘su’’ superestructura intelectual, ete. Pudieron los primeros hombres someter a sus hermanos; tal vez pudiérase, ahora, lo mismo, hacer desandar un trecko Ia vida; pero si en las pequefias cireunvoluciones quedan aberturas libres, contraeciones espirituales, Ia humanidad, ni los esclavos, no se rendirin runes. St bien Aristételes creyera que el esclavo lo era porque habia nacido t muchos esclavos en Grecia erefan lo contrario, pues es sabido que for. maron hordas de asaltantes, expuestas a todos los terribles peligros, antes que aceptar Ia condicién inieua de esclavos, aunque el “‘padre de la filosoffa’” encontrara razones que la justifieasen a los ojos cla- sicistas Lo interesante de esta concepeién, de esta idea de que en la historia cuando el hombre intuyé que en la naturaleza no habia un destino, sino de que marchaba # lo desconocido, es que al pretender eneauzar la vida, también comenzaron a vislumbrarse distintas tenden- cias geometrizantes. Histo es, se dividieron las opiniones: unas por igno- rancia de sus fuerzas y otras, con vislumbradas initeneiones légicas, en- eararon el problema falsamente. Ya no es el hombre quien acepta la férrea y caprichosa volun- tad de la naturaleza sin dominarla, sino que Je da una exteriorizacién. a su semejanza. La virtud de los griegos ante el fanatismo oriental est, preeisamente, en ello, Grecia puso orden en los fenémenos naturales, encauzé 1a religion sin saerificarse mucho. El eristianismo eireunseribié aun més, extendiendo los ‘‘beneficios de le religién del Dios puro” a todos los de la comunidad. En cierta medida, Cristo igualé a los hom- bres ante la religién, pues que un griego no hubiera podido hacerlo por cuanto sus grandes filésofos, Platén, Aristételes, ete., aeeptan en prin: cipio la esclavitud. La revolucién francesa equiparé a los hombres ante Ja ley y en el futuro la edueaci6n los nivelaré ante la conciencia de eada componente de la comunidad, Y esa habré de ser la etapa final de nuestra era, que comenz6 con los movimientos ingleses del siglo XIII, para empezar tal vez otra. Cuando la humanidad diése euenta que lo deseonoeido del mundo Ie abria archo campo de posibilidades, fuése ella encerrando en su pro- ia ignorancia. La ignorancia era su mal mayor. No es ciertamente mie- cNBRVIO J -do lo que Ja precipité, El miedo fué una manera de defenderse. La ig- norancia no. Ni siquiera puede decirse que era ignorancia, sino deseo- nogimiento de los fendmenos que la rodeaban, Y tante6 en la obseu- ridad. Tropez con cuanta dificultad es de imaginarse. Y los proble- mas més apremiantes la encerraron en un cireulo vicioso. De etapa en etapa Ilegé hasta el racionelismo, no la teoria, y te merosa de caer apresada por leyes inconscientes puso diques y cana- Jiz6 todas las verdades que asi ereyé que lo fueran. Se eneerré en re- ‘presas tan formidablemente hechas, elaboradas con tanto fanatismo, ‘que para voltearlas era necesario la sangre, el fuego y la destruceién. Las mismas conquistas eran luego barreras casi infranqueables que solo a fuerza de ininterrumpide constancia logrébanse’ Iuego renovar. Hs asi que la conquista hubo de ser luego obstéiculo. ‘La humanidad’en sn historia fué pasando por tantos sorteamientos diffciles cuantos se le presentaron para superarse. Si la vida hubiera sido una derrota continua del hombre, un eterno fracasar, entonces si podriamos creer que su destino estaba cireunseripto a no avanzar, pero no fué asf, Aquel primer golpe de luz que brillé en el hombre primitivo al tomar una piedra para voltear una fruta o al vadear un arroyo, ete., con To que vi6 que lo que estaba. ‘(més alto’” 0 lo que estaba “del otro Jado” no era cireunstaneia para no pretenderlo, le hizo comprender que podia dirigir inteligentemente sus deseos y saciar satisfactoriamente ‘sus necesidades. Estas razones que parecen simples encierran toda una renovacion historieista, pues que la mayorfa de la historia niega a Ia conviecién del hombre valor de progreso, sino en tildéndola de fanatisme. Es Ja seguridad de que guiando nuestros pasos vamos a hallar la meta esperada. No es otra cosa. Aquellos que a cada paso rugen de baba.en contra de los renovadores, porque desconocen que por sobre todo afén de vencer por veneer existe la mas légica eonvieciér de que el porve- nir no esta en el futuro (seria caer inconseientemente en las teorias cortodoxas de las eausas finales), sino que ya vive el presente en cierta magnitud, impregnado de <1, saturado de él. Esta sataracién es la hu- manizacién del tiempo, de las cosas, de la energia del hombre; Ja inten- cionalidad de sus actos. El sufrimiento fué el eje, el busilis de aquella comprensin de que el hombre mismo podia hacer 1a historia. Lo doloroso estriba entonees que en aquella lucha formidable de intereses sucumbieron muchos; se -agotaron energias y corazones de oro puro. jLa historia se hizo interesante! 32 eMERVIO Empezé a perfilarse la lucha humana. EL hombre enfrenté al hom- bre y gané la humanidad. No es un® paradoja; es la fuerza més capa~ citeda que se puso en pugna a todo. Fué suficiente que el hombre se pereatara de que él tenia la ave de su propia existenein para des- arrollarse en distintas formas. Vinieron Jos deseos ‘del sometimiento, In idea estrecha de patria y de propiedad; la nocién absurda del pro. pio valer enfrentandose a los ‘‘valeres’” de los demas. Aquel deseo de deificaci6n, la continuacién del “tabi”, el camino a la fuente, el Arbol sagrado, el hombre providencial, Luego, las guerras de religién, de Taras, de intereses mezquinos; lo horrible, Io funesto, la gran tragedia. Hoy ya no tenemos temor de esos problemas, La cnestién fundamen- tal ya.esté claramente en marcha. Los artistas todos, literatos, pinto- Tes, arquitectos, poetas y miisicos lo saben. Es la hora en que las de- finieiones no deben arredrar. Ya sabemos que lo desconocido, aquella noble luceeilla que iluminé al primer racional—antes era una masa hu- mana,—es verdadéra y que la historia la debemos encauzar a semejan- za de nuestros buenos sentimientos ¢ ideales, Atm hoy los artistas, al pretender que ellos representan una fuerza efectiva individual, se des- truyen mutuamente, Cada uno se eree la Tepresentacién, el eje central de fuerzas admirativas y no son més que negativas fuerzas aisladas. Unir- se es la sagrada palabra. Cuando nos percatamos de que todo de- pendia de nosotros, empevé una lucha infame de unos contra otros, y alguien tuvo raz6n después para exclamar ‘el hombre es el lobo del hombre”. Los obreros manuales dieron el inteligente ejemplo de aunar- se en, comunidades, primero con cardeter erréneo, pues es sabido que algunos movimientos 10 fueron para adquirir primacias religiosas, y después, cuando se forma la verdadera coneieneia, para adquirir dere- chos que estaban implicitos en sw primer despertar. Desde entonces la historia verdadera se encuentra naturalizada por las aspiraciones de todos; antes era entenada de la casualidad. En su lugar los artistas se separan cada dia mAs, Es verdad que indirectamfente los obreroa que se reunen en eonsecuciones de bien lo hacen porque estén impregnados de la verdad que aprendieron en los libros; pero, jpor qué rebuyen la responsabilidad directa los artistas? Esta es una sola faz del problema, porque si nosotros tomiramos el marxismo al pie de la letra, al revés, ,ad6nde iria el hombre a pa- rar el dia que dominara a la historia? De ahi que la fuerza que encamina a la historia puede ser conscien- te ¢ inconseiente. Las primeras industrias, las primeras ideas eseritas NERVIO 33 sobre la.eselavitud por los mejores cscritores de la magna Grecia, 4110 eran acaso el deseo de justificar el gran inhumanigmo que los cireun- dabat ; Y son los mejores genios del universo! Era el bien ineonseiente. 4Qué es todo aquello a Ja exclamacién ante una cooperativa,o ‘an acto eleccionario de verdad u otro acontecimiento valerosot El saber que el mundo marcha a Jo deseonocido abrié la primera ventanilla del cerebro. Ahora, que sabrfamos hacer Ia historia, 4qué hacemos! . {Hasta qué limite vamos a ereernos, eada uno para su coleto, que somos una superioridad aislada en medio de la mediocridad qne nos *rodea y que sélo debemos tratar de atraer las miradas hacia fuestro ‘estiipido egotismo? jHasta cuando? Ricardo BERNARDONI. NY, de la R. — En dincrepancia con el autor de este artieulo, creemos que un acto eleccio- ruario, por mucha verdad que encietre, que siempre excluye In verdad de wna minoris| supedi- fads, ao es on “acto valoroso”, ni mucho mencs. Lo que mos parece valeroto, en cambio, atiticar cl “eatipido. egotisme'” de jurgarse capacltado para merecer ef sufragio de ls eleccién. ‘Porque si la historia no se Ta domina, por lo que desconoceros, y ef futuro ye cath en ol preseite, ser posible, entonces, afirmar que In evolucién pueda conformarse « molder autor sitarios? Traporte, sin embargo, fn exaltacién mo de una “superioridad alalads en medio de la me diocridad que pos Todee”, que eo x D'f0 mareisiemo u obsecuencia, sino In superacién de cada sno de Jon individeos, wun por sobre el nivel de cultura que nos asignamos, para evitar Ja’ medicridad ambiente. * "Y cote no podria acheesree como catente de base, como vago idcal de mentes ilusas, por cuanto <1 dusrrainieao bietérico ha demoatrado, al cabo de les sigls, que los hombres seperio- see en cuitere, y memaa populerce inepiredas cx ellos, no requieren my ci homenae y_ soeta- Tram fel pechlo, sino que; por el contrariv, se obligan a digaificarl, sin emerwanse:octeegie -algune. fea ONERVIO” —_—_—_—_—_—_————————— » NERVIO Nache de invierna, thuviosa. En et portol de una iglesia qe tiene sabre sus hombros aly gran erus de Judea, tor pordiosera rendido entre sus sombrus, Hiembla. aldenira, un templo vacis con sus santos de madera. Regreson del cabaret autos en veloz carrera, pevindistas de los diaries 4 matronus de bas fiestas Tn temple grande, dosierto, come enn inanensa caverna, ti pordiosero que gime teathlauda junto «su puerte u descollante en to allo fa dutee cone de dredeat Pedra GODOY, Luatraciéa para d RVIO, de José Planas. ETICA ESPERANTISTA UESTRO mundo esta mal”, es una afirmacion en la cuat casi todos estamos de acuerdo. La evolucién y el progreso de nuestra sociedad traen aparejados con sigo-una serie de conflictos y problemas, con el resultado que no pocas personas Tleguen a dudar, y aun negar, de que nuestra hurnanidad se ‘encuentre realmente en el sendero del adelanto. Cierto es que ef infatigable ingenio humano nos presenta a cada ‘momento pruebas elocuentes de su maravillosa actividad, que, en sinte- sis, tienden a concretarse siempre en una — al parecer — noble aspira- cién: hacer la vida humana mis comoda, mas’ agradable. Pero no es menos cierto que aunque haya un miicleo de personas que aceptan con beneplicito tales adelantos, esto ocurre invariablemente en detrimento de otro sector humano, que recibe, en tales casos, en for- ma negativa tales innovaciones. El hecho es claro: no se desea ni se pretende el bienestar comin, in- distinto a todos los seres humanos, sino dnicamente el nuestro y el de Jos nuestros. En general, nuestros actos obedecen al exclusivo deseo de satisfacer nuestro egoismo; solamente nos inclinamos a patrocinar intereses aje- nos cuando con sit corisecucién van aparejadas, en cierta medida, nues- tras conveniencias. Individual o colectivamente, todos tratamos de alcanzar — a me- nudo por procedimientos nada recomendables — aquella suma de como- didades 0 prebendas que juzgamos indispensables para considerarnos con derecho a la felicidad. Es légico que, en ese tren, cada individuo, familia, colectividad 0 na- cién, al tratar de concretar sus egoistas propésitos, produzcan un mu- tuo y perpetuo choque de comunes intereses, engendro perenne de fra- tricidas fuchas y de enconadas discordias. ‘La tan conocida como sobada frase de “la lucha por la vida” podria pa- rafrasearse, mas de acuerdo con el espiritu de nuestra vida civilizada, en otra que rezara, mas o menos, de la siguiente forma: la lucha de unos contra otros. i Y ya que citamos frases, queremos todavia recordar una, que ¢s oportuiia y encierra toda una doctrina social: “Si cada hombre se preocu- pase de hacer feliz a un semejante, no habria seres desgraciados en Ia Tra”. ‘No est en nuestro animo én este momento el desentrafiar el porqué de estos fendmenos, sino en comprobar estos hechos que, a no dudar, son una enormidad que sanciona la moral en boga y que constituyen, evi dentemente, una.de las fallas de nuestra civilizacion. Pueden los hombres ver morir de hambre y de miseria a sus se- 36 NERVIO mejantes, aun viviendo en la apulencia, sin qwe por un momento les asal- te Ia idea de que pudieran ser, en parte, responsables 0 cémplices de esta miseria, Un pueblo ve sueumbir a sus vecinos, aun cuando haya sido el res- ponsable, diréeto de sus desgracias, sin que sienta por ello, tampoco, cl menor signo de pesadumbre o inquietud, ni remotamente le asalte la idea de que su deber le impondria la obligacién de substraer a cus her. manos de tal situaciéa, see Teniendo ex cuenta la modalidad: y el carécter de las ideas y senti mientos que hacia sus semejantes guarda el hombre de hoy, zhay por qué sorprenderse de: que aquellas doctrinas en cuyos postulados se cristaliza cl afén supremo de un bienestar indistinto a todos los seres humanos, sufran una vida desmedrada, ante la casi indiferencia de los hombres? No obstante, hay personas que Ilevando a cuestas, como un sambe- nito, el mote de locos o visionarios, creen con ideales y factores conca. rrentes facilitar la inteligencia y el conocimiento mutuo entre todos los hombres, como condicién previa para Megara una situacion donde sea posible instaurar uma sociedad mas humana, més sabia, mis justa, ya que estén convencidos que cualquier proposicién que encare el bietiestar so- cial de un puchlo o colectividad mas o menos numeroso, comporta una solucién unilateral de un problema comin, Toda formula de solucién a los variados problemas humanos debe encarar, impareial y desinteresadamente, la resolucin de los mismnos des. de el més amplio. punto de vista, comprendiendo a toda la familia hue mana, pues toda situacién que contemple la comodidad de un sector hus mano, haciendo caso omiso de las otras partes, no sera al fin de cuen. tas sino la consagracién de un privilegio que no hard otra cosa que ahon. dar los mittiples conflictos que pesan sobre nuestra sociedad. tee No vamos a caer en la ingenuidad de afirmar que el idioma auxiliar internacional Esperanto, por ejemplo, sea la unica Panacea capaz de aliviar a nuestra afligente humanidad; nada més perjudicial y contra. Producente para la difusién de cualquier idea que extremar su alcance y efectos saludables. El esperanto no constituye en si mismo una doctrina social o politi- Y mas reciente atin, los “intelectuales” espaiioles, precisamente los que niegan el idealismo y son’ de la casta ‘a que alude Barcos, mientras se desgafitaban por ocupar las bancas ztirdistas no se entefaron que én Sevilla se acribillaba gente indefensa. Que ésta, cuando fo resultan ser inofensivos, y “alsos idealistas” que mueven a risa, son agitadores peli- grosos que es preciso exterminar. Tal vez estos politicos, como aquellos fildsofos, no sean ni grandes politicos ni grandes filosofos. Entonces. .. Claro esté que el politico ha de ser, segin define Spengler y trans- cribe Bareos, “el hortelano de su pueblo. Vale decir, un eultivador de las energias espirituales, un potenciador de las fuerzas creadoras, un crea- dor, él mismo, de cultura social; en una palabra, un civilizador”, En realidad, zdesempefia esta tarea el politics? Dejando aparte la contradiccién entre la teoria de Spengler y su actitud personal, entre los “intelectuales” y su politica, con lo que la masa apoliticista demuestra mas sentido comin que sus empefiados diree- tores, ¥ siguiendo el hilo de Barcos, hemos de preguntarnos: ;Fueron politicos, siendo asi, jos Rivadavia, los Sarmiento, los Alberdi, etc, que Barcos alaba? Precisamente todo lo contrario, No fueron politicos porque no apro- vecharon “medios existentes”, porque no existian, ni lograron “fines ase- Guibles", como era lgico. Fueron idealistas, mal que nos pese. Sélo asi se justifiea, sin duda, que la politica haya conservade los latifundios ro- zagantes de kilémetros; una “Bases” todavia sin sentido prictica alguno; y actualizado una frase de Sarmiento: “Barbaros, las ideas no se matan”. Hoy dia cualquiera se atreve e intenta matarlas..., y se enfadan con célera ‘de iluminados cuando se les llama barbaros. Hasta el mismo Barcos me- receria este calificativo, pues si cn realidad no las mata es porque las hiega en los demas, por lo que se excusa de hacerlo, empefiandose en go- bernarlos. Entretanto, la accion de los “idealistas” es la que va exigiendo le reparacion necesaria, Sin estridencias catastréfieas, al contrario, por sobre la borrasca y las catastrofes de 1a politica. ‘Vemos asi que los presuntos “grandes politicos” han sido idealistas més que politicos, y que éstos viven mas de la obra de aquéllos, cuando no se limitan a remedarlos lastimosamente. Pero, :qué significado tienen la revolucién rusa, la resurreccién de Turquia y otros grandes hechos de la historia? Ello indica medio exis- tente favorable, pero no debido a los politicos, que no aparecieron antes de estos hechos, sino a los idealistas. Los politicos, ya lo hemos dicho. aprovechan el momento culminante y Jo perpetitan, hasta que la obra 2 ioc idealistas crea un nuevo medio mis avanzado que motiva, sin duda, 52 cXERVIO otro hecho politico, Pero lo evidente es que aquella accién ha superado- y veneida a la situacién derrocada, zDiremos por.eso que el gran politico es, también, idedlogo y ambas cualidades, fildsofo, y_ tictico, se. complementan? La historia demuestra, preeisamente,:.que, el politico hace abstraccién- de ‘los. grandes ideales, los tivo necesariamente, para amoldarse a un nuevo'estado de cosas.que establece rutina y represién violenta-ante el empuje renovador de afue- #4, No. impatta a amuestrp, objeto que, esta. renovacién, cuando. se pro- dace,,sea,ostensiblemente politica. La, aparente, inaccidn, del. idealista, entretanto,.es,motiyada porque no se impacienta.ni precipita, coma,que Su actividad es razonay y, persuadir. Y no preyalece sobre, e) tebafio. 1; En-cambio, “‘salga lo que.salga” podré significar para el politico un triunfo, aparente por lo efectista, que lo, justifique, pera es efimesa y na- da remedia, en definitiva. 2Qué es el idealista, en resumen? ; Acaso Barcos lo define honradamen- te cuando lo conceptiia “falso idealista”? Creemos en una confusion de- liberada. Entre aspirar a la libertad (ideal), adoptando’ la tactica de abatir cuanto se oponga a alcanzarla, a establecer una libertad que estaré con- formada o limitada de esta o aquella manera (politica), existe la diferencia que hay entre el conocimiento y el dogma. Existe una tendencia al cono- cimiento, y no hay errores sino experiencia en su bésqueda, ni limites ni desazones en este propésito. Y existe el dogma, conquista del conacimien- to y resabio de él, que no es lo mismo ni supone otra actividad que la estéril de sustentarto. De igual modo, existe para el idealista una tendencia a [a libertad, que considera y fomenta, Como existe el dogma de la libertad, que se aparta fundamentalmente de ella. Tal el caso de la politica, que :invo- candola continuamente se empefia en limitarla en todos los aspectos. Y si la tendencia libertaria, en la aplicacién tdctica que supone iini- ca ef autor del libro, es “cuestién de pantalones”, no dudamos ya que ellos deben ser mAs necesarios para arrojarse intrépidamente en los cam- pos de batalla de... la politica. Lo que nos extrafia y maravilla es que haya preferido arremangarse Jos pantalones en Ia “gran politica”, antes que en la otra politica, obscu- ra y perseverante, cuyo objetivo, sin embargo, parece preocuparle. Pero es conceder excesiva importancia al libro que comentamos. Restar valores al “apoliticista” es pecar de ingenuo o tener interés por evitar que lo siga siendo, con lo que se demuestra que algin sentido tiene la accién de estos “idealistas”, que se resignan a no colaborar con Ja politica. Entonces los errores de téctica y las limitaciones al ideal que es fre- cuente observar entre ellos, dicen a las claras que es posible una benefi- ciosa, rectificacion, por cuanto existe un principio de coordinacion que el mismo Barcos reconoce. Persistir en esta obra es ta accién de los idealistas. Nos referi~ mos, €5 evidente, a los que, siéndolo realmente, no les preocupa el agra~ decimiento ni Ia incomprensién de la masa proletaria. NERVIO . 53 Los. otros en la politica tienen mas ancho porvenir. Como que para precaverse de sus felonias es por lo que el ssclavo secular de le politigs rece capacitarse a si mismo y ser consciente de su fuerza. Em buena Tata, ya que le permitira evitar el prematuro escamoteo de los politicos. ‘Sehalamos ai autor, para finalizar, nuestra honrada opinién: eree- mos que esti recorriendo, como otros mesidnicos, un itinerario de ida y aielte. Y este libro, “Politica para intelectuales”, es un alto en la mitad edel regreso, V.PLR “DESCUBRIMIENTO DEL HIJO” Por Alvaro Yunque. Edit. Adab. Amare Yunque, alrededor de cuya poesia ha girado siempre, no ef @limento enfitico que condicione un consumo grato 2 1a cursileria cambiente, sino la expresién de vida y sufrimiento de los, humildes, ha cae iee avec su proa podtica del caserio pobre y sti vision captado- sae wpresada en la revelacién y e1 descubrimiento del hijo — ha hecho in paréntesis de prolongado asombro, de contemplacién, de silencioso fervor y esperanza. La tlegada del tijo le hurta temporalmente: a su mirada la proves, cién sombria de las cosas, le aleja de la expresién cefuda, tacitarna a semado y poseide de una extraordinaria fuerza de bondad y simpatia Teerante a le realidad y a la vida del hijo, como si quisiera uniformar a antededor cl cerco invulnerable de las cosas hermosas y alejat, asi, de 2 a ae de futuro hombre, el primario especticulo de la desdicha y ta ‘miseria ajenas. "A veces este excesivo afan de describir con ojos nuevos y de transmu tar jas cosas, le lleva a cambiar el decorado del paisaje, @ interiorizarse te emocion panteista y a vibrar de cierto, y como tecién deseubierto, sen- tido religioso. Sus poesii St cNERVIO ra menesteres androginos, suena bien la palabra de este poeta que no hha olvidado que es hombre. Quiza una falta de verbalismo o de exaltacin imaginativa desconec- te de alguna sensibilidad el afan de su lectura. Este aparente abandono. de la forma — que no deja de existir — le quita, en cierto sentido, am- plitud, pero le da, en compensacién, naturalidad, puesto que le desliga del intento del ampuloso vuelo lirico y le reintegra a si mismo, alejéndole de las palabras con tiesura y otorgandole la conjuncién de dos finalidades nada despreciables: lo fuerte y lo seneillo, E] libro, en conjunto, es expresién franca de algo desacostumbrado entre nosotros: sinceridad desembozada, clara conciencia, amor sin fi siologias torturadas y una enorme fe que se inspira en el futuro y que, cantando al hijo y a la madre, alienta anhelos claros y esperanzas fuertes y mejores. 0 un prologo augural Juan Guijarro. OAMOK™ . Por Stefan Zweig: Edit. Hoy. e TEFAN Zweig es uno de los mejores criticos europeos. Tiene hom- bre y responsabilidad y considera a la critica como un arte — me- ditativo si se quiere, — pero que es decir una ocupacién 0 finalidad su- perior. Su sentido critico, alejado de esa suficiencia creadora que tanto agra- da, por vocacién impuesta y unilateral y se hace virtud en los criticos exclusivamente negativos, puede Hamarse en él positiva, ya que alienta, en algin sentido, anhelos superadores y animo alerta para ir algo més alla del simple pulimento de conceptos estéticos, cuando no limitadamen- te personales. Pero el critico que en “Tres maestros”, en hondo andlisis introspee- tivo, nos revelara alguna faceta no advertida en los talentos multiformes. de Balzac, Dostoyewsky y Dickens, es también autor, No s6lo va al en- cuentro del creador, sino también del personaje, y su emocién, verdadera en esta otra especie de dificil caza literaria, apunta altogy da certeramente en el blanco. “Amok” es el libro en el que se nos revela como novelista breve, de nes cortas, de fondo y forma originales, de inquietudes ¥ pasiones alejadas de lo comin, de expresion detallista y cuidada, bien delineadas y vigorosas, a pesar de una ausencia casi completa de didlogos. “Novelas de una pasién” podrian lamarse estas cinco que componen “Amok”, dos de las cuales, “Carta de una desconocida” y “La mujer y el paisaje”, son modelo de medios y formas expresivas y aguda obser- vacién. Esta manera singularmente descriptiva que trasciende de sus pagi nas se advierte como manera original y se hace una caracteristica en este autor que nos describe vacios humanos y lacras, con uma prosa suave y discursiva y un ademin involuntario — frecuentemente legitimo — de conocedor y de maestro. Se eNERVIO 55 “FABULAS” Por Montiel Ballesteros. Montevideo. ESDE hace tiempo se ha disefiado en el Uruguay la figura de Mon- tied Ballesteros, escritor de calidad, con un haber propio y diferen- vciado de obras y una caracteristica de expresion — sobre todo en estas fabuilas — personal, que le revela poseedor de una prosa Ilana, sintética y algo empedrada de imagenes. Pero el estilo, con ser bueno, tiene un valor secundario en la pro- duccién de Montiel Ballesteros. Lo que resalta en él, a través de este libro, fs el significado intrinseco que trata de enfocar a toda costa y colocar tlaramente en primer término, valiéndose de un evidente dominio del idioma. Esto podra parecer sencillo y asequible, pero no es asi ni es, tampoco, vearacteristica comin. Estas fabulas versan sobre motives americanos — el ombi, el ran- cho, el clavel del aire, el mataojo, el grillo, el, hornero, la cruz del sur, -etoétera — ademas de varias historias zorrunas, y nos hablan de su ima- ginada historia, de sus comienzos y ubicaciones, de sus esfuerzos, luchas y finalidades. El autor, adserito a esta literatura narrativa de las fébu- las, fes otorga categoria y constituyen, alrededor de la inmovilidad o mate- rialidad de algunas cosas, historias liricas y relatos emocionantes y les hace “sentir y emocionarse” ligados a finalidades humanas, casi siempre generosas. Tiene exposicién buena, atisbos sugerentes y, asi, en conjunto, al- gunas vilgaridades casi inevitables. Pero el sentido elevado y Ia reali- gacién artistica se mantienen en primera linea y hacen de estas paginas -de Ballesteros un libro interesante, fuerte y una excelente muestra de literatura narrativa americana. Le —————————————— Todas las colaboraciones son rigurosamente jnéditas y especialmente escritas para “NERYVIO” ee — ———————XNns—sSs— 56 eNERVIO PUBLICACIONES DIVERSAS RECIBIDAS: . MUJER. No. 2, Capital. — LETRAS, No. 8, Capital, — LA IDEA, No. 94, Capital, — RONOS No. 15, Capital BOLETIN DEL MUSEO, SOGIAL ARGENTINO, No. 103-105, Cate Ma eEROPOLis, Now 3, captal — EL AUTO URYGUAYO, Nov 162,” Monten lear CRIGOL, No. 30, México! Publica el Bloque de obretie inteleotunles de México, Lin DEHORS, No" 208-200, Gusase. — BUBLICATIONS Des TeMrs NOUVEAUZ. No. 31, Paris. —' CARNETS MENSUELS, No, 6. Par scan Sure No. 3), Bins, Didues Filgoo twas LA LIBEHTA. Not a, rpg ae seniracinamtitacigta en Pats. LA REVOLUTION, NpRGuEt anise Role, Pe fin = DER STURM, No, 9, Berlin. Dige: Herwart Walch, — ERKENTNIS UND! BE- ERETUNG, Nox, 26 26, Visa "LA REVISTA BLANCA, Now 195.196, Hercelona, — HADOR, Nos. "24, 25, 26, 27, Barcelona, — LA NOVELA IDEAL. Nos. 234, al 2, “Barcelona, = LYBERAGION, Nox 90, Capital Dinge’ Prat. Pedeo i Sracn’ “= EX CRORICA MEDICA, Nox 61h. 2, Lind, —URESSORGIMENT, So. 105, Ciptal, — S187, SRR, No. 23, Enfield Clnglaterta) Tnternacio: fal de versencia'a fy preria, ~" REVIOTA DE LAS BSPABAS. No. 27" 3, ‘Madrid. — LE TRAS Y NUMEROS, No. 84, Guayaquil. i imonogamie. le couple. — Len ats, at ie abarchieen— wa Binds cae todon por LEN DEHORS, de Orlane raloonnée d¢_nalasances iin te Poamseigatoo,femetaas isle et lan conditions de va FLEURS DE SOLITUDE BT POINT DE REPERE, por F, Armand. Edit, “Mercure de Flandre” (Lalle)..— LES LOUPS DANS LA VILLE, por E. Armand. Bdit. “L'En Boron” COritaan) — REALISRO' & TDBALIGMO, ger BT Atmaul BiG “Tobevin ternacional” (Parts) ‘CASTIGO E'DIOS, por Montiel Ballesteron, Montevideo. » Redaccién y Administracign: Vera 572 ' Cérréspondencia y. valores a nombre de S, Kaplan” Suscripcién anual, $ 2,50 Namero suelto $ 0,20 LECTORT A fin de propiciarnos un medio mas de arbitrar fondos para el sos- tenimiento de NERVIO, hemos decidido establecer un amplio servicio de libreria, en la seguridad de que todos aquellos que simpaticen con la cbra cultural que nos hemos propuesto realizar con la revista, nos pres+ ten su ayuda adquiriendo sus libros por nuestro intermedio, Barret Rafael . .Paginas dtspersay SESS { {Didlogos, eonveranciones -y' otro oie ibertad sexual dé law mujeres... 3 de mujeres... 6. Castelnuovo Elias. Entre los muertos... ++ Viaje por Iearia (2 tomos) ... . BR. ! [Rafael Barrett, su obra, su-prédics, i moral. «+ + .Esboro dq una filosotis de la dignided komana. Intrati Panait, | [Kyra Kyralina ... ... ... id, JIM tha “Anghel . ia. clos Aidues ... 0.0 Ingenteros Joss ". {Los tiempos ‘nuevos London Jask . | [Un perro de eireo ... Bes Lacerda de Moura.La mujer es unt degencradat (onedndernaiioy u Marostan Juan , Ja educacién sexual ... ia. sEI matrimonio, el amor libre y a bre maternidad Morris William, [Noticias de uinguna parte . Multatll . . . (Pginas selectas” : Paloos Alberto. ‘El genio... z id. tha vida emotive. Puente Isage, Dr. -Embriologia ... Ryner Han... \El aventurero de amor. | id. id ia. ia, ia. aviedades del individualism. Relag Tole < | 2 La eampata del general Bulete ree nga (memotias Ge un emigraaté Birches Vinmontetorsuden oe) Tolstot Leas An Puede pedirsenos, asf mis lista, 0, cualquier otra obra que no figure en 1a Low pedidos acompaiiados del Importe a nombre del administrador 8. Buenos’ Aires. y § Teatro del Pueblo i \ Corrientes 465 \ Lea 5 §

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