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Los objetivos sumergidos en un fluido parecen pesar menos que cuando están
afuera de él. Por ejemplo, una gran
roca que sería difícil levantar del
suelo, es probable que pueda ser
fácilmente elevada cuando está en el
fondo de una corriente. Cuando la
roca irrumpe a través del agua hacia
la superficie, súbitamente parece ser
mucho más pesada. Muchos objetos,
como la madera, flotan en la superficie
del agua. Estos son dos ejemplos de
flotabilidad. En cada ejemplo, la fuerza
de gravedad actúa hacia abajo. Pero,
además, el líquido ejerce una fuerza
boyante hacia arriba. La fuerza boyante sobre un pez y los buzos bajo el agua
(como en la imagen que aparece al inicio) equilibra casi exactamente la fuerza
de gravedad hacia abajo, y les permite “permanecer suspendidos” en equilibrio.
La fuerza boyante ocurre porque la presión en un fluido aumenta con la
profundidad. Por tanto, la presión ascendente sobre la superficie inferior de un
objeto sumergido es mayor que la presión descendente sobre su superficie
superior. Para ver este efecto, considere un cilindro la altura Δh cuyos extremos
superior e inferior tiene una área A y que está completamente sumergido en un
fluido de densidad pf, como se aprecia en la imagen. El fluido ejerce una presión
Donde:
V = A Δh es el volumen del cilindro, el producto PFV es su masa y PF Vg = mF g es
el peso del fluido que toma un volumen igual al volumen del cilindro. Así, la
fuerza boyante sobre el cilindro es igual al peso del fluido desplazado por el
cilindro. Este resultado es válido sin importar cuál sea la forma del objeto. Su
descubrimiento se acredita a Arquímedes, y se enuncia de la siguiente forma:
La fuerza boyante sobre un objeto inmerso en un fluido es igual al peso del fluido
desplazado por ese objeto.
Por “fluido desplazado” se entiende un volumen del fluido igual al volumen del
objeto sumergido, o de aquella parte del objeto sumergido si este flota o si solo
está parcialmente sumergido (el fluido que solía estar donde este el objeto), si el
objeto es colocado en un vaso o cuba inicialmente llenos de agua hasta el borde,
el agua que fluye sobre el borde es la que objeto desplaza.
Es posible deducir el principio de Arquímedes en general mediante el siguiente
argumento, simple pero elegante. Sobre la forma irregular del objeto D, que se
muestra en la figura a.
Actúa la fuerza de gravedad (su peso, mg, hacia abajo) y la fuerza boyante, FB,
hacia arriba. Se quiere determinar FB. Para hacerlo, a continuación se
considera a un cuerpo (D´ en la figura b)
Esta vez hecho del mismo fluido, con la mismo fluido, con la misma forma y
tamaño que el objeto original, ubicado a la misma profundidad. Alguien podría
pensar que este cuerpo de fluido está separado del resto del fluido mediante una
membrana imaginaria. La fuerza boyante FB sobre este cuerpo de fluido será
exactamente la misma que la actúa sobre el objeto original, pues el fluido
circundante, que ejerce FB , esta exactamente en la misma configuración. Este
cuerpo del fluido D´ está en equilibrio (el fluido como un todo está en reposo).
Por tanto, FB = m´g, donde m´g es el peso del cuerpo del fluido. En consecuencia,
la fuerza boyante FB es igual al peso del cuerpo del fluido cuyo volumen es igual
al volumen del objeto original sumergido. Este es el principio de Arquímedes.
El descubrimiento de Arquímedes se realizó mediante experimentación. Lo que
se hizo en los últimos dos párrafos es demostrar que el principio de Arquímedes
se puede deducir a partir de las leyes Newton.
TRAGEDIAS DE SUBMARINOS
La tragedia del ARA San Juan en Argentina y otros 5 incidentes fatales de
submarinos
Los submarinos son uno de los inventos más fantásticos que hizo el hombre
pero, al igual que pasa con los aviones o las naves espaciales, de vez en cuando
un desperfecto o una falla humana tienen terribles consecuencias.
En el caso del ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, realizó su último
contacto del 15 de noviembre. Desde entonces, nada se ha sabido de él.
Varios países han ofrecido su ayuda para encontrar al submarino ARA San Juan que sigue desparecido
El Misterio Del "Monstruo Marino"
Durante la Primera Guerra Mundial, el submarino UB-85 alemán fue hundido en
el Mar de Irlanda por un buque de la Marina Real Británica llamado HMS
Coreopsis, según los registros oficiales de 1918.
Sin embargo, durante décadas y de acuerdo a uno de los mitos navales más
divulgados, se decía que un "monstruo marino" lo había atacado.
Se dice que el capitán del UB-85 describió a una bestia "con grandes ojos
hundidos en un raro cráneo y con una dentadura que se podía ver brillar a la luz
de la Luna". De acuerdo a esta historia, el submarino quedó tan dañado después
de su encuentro con el "monstruo" que no pudo volver a sumergirse.
El Thresher nuclear
Ochenta y cinco metros de eslora y casi diez de manga (ancho): ese era el
tamaño del submarino de propulsión nuclear SSN 593, también conocido
como Thresher.
Fue lanzado al agua en 1960 y podía sumergirse hasta 300 metros debajo de la
superficie.
A las 09:17 se recibió una última comunicación en la que se puede reconocer las
palabras: "Prueba de profundidad".
Bibliografía
Física 1 Principios de Aplicaciones – Gian Coli (Sexta Edición)
http://www.bbc.com/mundo/noticias-42176392
https://sectormaritimo.es/recopilacion-de-ocho-submarinos-nucleares-hundidos