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NEGOCIOS INTERNACIONALES

GRUPO: 2851

Juárez Serrano Andrea Isabel

Cubillo Ruiz Karina Magaly

CHINA, PROTAGONISTA DE NEGOCIOS


INTERNACIONALES EN EL SIGLO XXI
Contenido

A. Las reformas de las décadas 1970 y 1980 en China que dieron pautas a la apertura económica
y su integración al mercado mundial. ...............................................................................................................2
B. Características del socialismo del mercado Chino .................................................................................4
C. El papel del gobierno Chino en el impulso a los negocios internacionales. ...................................6
D. Evolución de la empresa privada china desde la década de 1980 .................................................................8
E. Los factores que determinan la competitividad de los productos chinos. ...........................................9
F. Comportamiento de las exportaciones chinas desde su ingreso a la OMC .................................... 10
G. Evolución del comercio México-China desde su ingreso a la OMC, diferenciando el contenido
tecnológico de los productos. ......................................................................................................................... 12
H. Posicionamiento de China en el mercado mundial y latinoamericano, estrategias de
penetración ........................................................................................................................................................ 13
I. ¿Qué productos o servicios mexicanos tienen oportunidad en el mercado Chino? ...................... 18
J. Conclusiones ................................................................................................................................................ 19
BIBLIOGRAFIA ...................................................................................................................................................... 19

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CHINA, PROTAGONISTA DE NEGOCIOS INTERNACIONALES EN EL SIGLO XXI

A. Las reformas de las décadas 1970 y 1980 en China que dieron pautas a la apertura
económica y su integración al mercado mundial.

En 1976 comienza en China la era de la reforma. La vuelta de Deng Xiaoping a la vida política inaugura
la época de los grandes cambios de la política económica, personaje que vio la oportunidad de modificar
la estrategia imperante anteriormente y convenció al Partido Comunista Chino (PCCh) de la necesidad
de abrirse al exterior para progresar más rápidamente. En 1978 varios discursos prepararon el camino
hacia las Cuatro Modernizaciones (Agricultura, Industria, Defensa, Ciencia y Tecnología). Para su éxito
era indispensable contar con los avances de la tecnología occidental y con el suplemento financiero que
suponía el capital exterior que estaba en el país gracias a la política de puertas abiertas. Con esta forma
de ver las cosas la reforma que empezó primero en la agricultura se extendió a los demás sectores de
la economía, pudiendo hablar hoy en día también de reforma monetaria, financiera, bancaria, fiscal,
empresarial, inversora, comercial y cambiaría. A continuación, se describen los mecanismos de esta
técnica reformista para lo cual conviene diferenciar tres etapas:
1. 1978-1984. En esta primera fase el mayor protagonismo correspondió al pilar más importante de la
economía china, la agricultura. En 1978 el 80% de la población vivía en el campo en condiciones de
semi abastecimiento. Se estima, de aquella, que el nivel de la producción agrícola en China tenía medio
siglo de atraso respecto a los países capitalistas más desenvueltos. En ese contexto, con sólo un 10%
de superficie cultivable, debía alimentar a una quinta parte de la población mundial. Es a finales de ese
año cuando se inició la reforma del sector rural al adoptarse el sistema de responsabilidad familiar y
sustituirse la administración de las comunas del proceso de desarrollo del campo. La producción
agrícola, restringida por serios problemas de productividad, es una de las preocupaciones tratadas en
la reforma. En este sentido se introdujeron importantes medidas para conseguir aumentar la
productividad, medidas del tipo de: concesión de parcelas en régimen de usufructo individual, elevación
de los precios de los productos agrícolas, diversificación de la producción, aumento de las importaciones
de cereales, estimulación de las ocupaciones secundarias, etc.
El elemento clave de la nueva situación es el mencionado sistema de responsabilidad o de contrato en
la producción agrícola, un método de gestión que persigue repartir beneficios y cargas entre el Estado,
la familia campesina y la colectividad. Sin alterar el régimen de la propiedad de la tierra y de otros medios
básicos de producción que continúan en manos del Estado, el nuevo sistema se va liberalizando cada
vez más hasta reducir aquella propiedad a una cuestión de tipo formal. En esencia, ese sistema de
responsabilidad consiste en que el Estado cede en usufructo a una familia, una determinada superficie
apta para el cultivo que le es asignada en función de varios criterios (amplitud de la unidad familiar,
calidad de las parcelas, etc.), comprometiéndose a adquirir una determinada cuota de producción
(primero toda, pero cada vez menos para favorecerse su orientación hacia el mercado). Esta posibilidad
de comercialización directa actúa como un eficaz estímulo para los productores. Si en el período
comprendido entre 1953 y 1978 el aumento de la producción agrícola fue de 3,2% anual, entre 1978 y
1982 fue de 1,5%. En este último período, los ingresos per cápita de los campesinos pasaron de 134 a
270,11 yuanes. La prosperidad rural conoció así, hasta mediados de los años 80, un avance notable. A
medida que la reforma fue avanzando se redujeron los productos sometidos a la cuota por parte del
Estado (hoy sólo los cereales, algodón, tabaco y soja, por considerarse estratégicos); se permitió la
herencia de los contratos, la contratación de la mano de obra a pequeña escala, etc., medidas que no

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sólo permitieron aumentar la productividad sino, sobre todo, salvar las reticencias y desconfianzas
iniciales del mundo agrícola. Las populares comunas, introducidas en 1958, y casi toda forma de
producción colectiva fue abandonada. En términos generales las reformas en el campo han transitado
por tres fases, fases que pasan a ser comentadas de forma muy breve con el fin de obtener una visión
temporal de la magnitud de los cambios más importantes que en ellas tuvieron lugar:
1. 1978-1984, época en la que se desmantelaron las comunas, se estableció el nuevo sistema de
producción, surgieron los mercados libres y se diversificó la producción rural.
2. 1984-1992, en la que se da una serie de ajustes al sistema, para estimular la inversión y reorganizar
la distribución del ingreso a fin de brindar protección social a las familias con poca mano de obra
masculina. Asimismo, se intentó resolver el desempleo por medio de las empresas del pueblo, lo que ha
revolucionado la estructura de la producción industrial del país.
3. En 1993 se inició la tercera fase caracterizada por la creación de infraestructuras e instituciones
financieras para apoyo del sistema, por la puesta en marcha de un modelo impositivo acorde con las
nuevas condiciones y por la búsqueda de la inversión campesina en la tierra con base en incentivos
tales como el alargamiento de los contratos.

En diciembre de 1978 comenzaron en China las reformas económicas de tipo capitalista, así como la
apertura al exterior, pero manteniendo la retórica de estilo comunista. Como consecuencia de esto, el
país se ha transformado radicalmente, convirtiéndose en una Economía Socialista de Mercado, que el
mundo occidental contempla como una economía mixta, en la que la participación del estado en la vida
económica del país se ha ido reduciendo paulatinamente.

La transformación económica de China arranca con el inicio de una política de apertura que permite el
comienzo del comercio y de la inversión internacional. De acuerdo con algunos autores (Claro, 2003;
Wilhelmy, 2000), el éxito de estas reformas se basó en la forma gradual con que fueron implementadas,
en cinco categorías principales: agricultura, empresas estatales, sistema de precios, sistema financiero
y comercio internacional.

En 1979 el sistema colectivo de granjas comienza a ser administrado por las familias de campesinos
que trabajan las tierras y se les empieza a permitir vender sus productos en el mercado. En este mismo
año el gobierno comienza a incentivar la creación de empresas rurales y pequeñas empresas.

En 1980 se introducen las primeras reformas en las empresas del estado y se comenzó con la
liberalización de algunos precios.

Con el fin de fomentar la inversión extranjera, el Gobierno Chino crea en 1982 las zonas económicas
especiales en la zona costera. Estas zonas gozaron de garantías legales e incentivos fiscales
sostenidos, que, junto al compromiso del Estado de construir infraestructura pública de alta calidad,
generaron la confianza necesaria para atraer inversión extranjera directa convirtiendo estas zonas en
dinámicos centros de producción industrial.

El desarrollo industrial que se concentró en estas zonas convirtió a China en la más grande potencia
manufacturera del mundo, particularmente en los sectores electrodoméstico y textil, en virtud de su mano
de obra barata. Esta política comenzó con la creación de 5 zonas económicas especiales; para el año
2004 ya había en China 164 zonas de diversos tipos, tales como de desarrollo económico y tecnológico
regional, de desarrollo nacional industrial de tecnología avanzada y zonas nacionales de libre comercio,
entre otras.

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En 1984 se introdujeron reformas adicionales en las empresas del estado y se implementó una
liberalización más generalizada de precios de bienes finales y de bienes intermedios.

También en 1984 el gobierno chino impulsa la creación de una nueva clase de negocios, el Getihu,
propietarios de empresas pequeñas con 8 o menos empleados. Hasta finales de 1978 este tipo de
negocios era ilegal en China. Hacia el final de la década de los 90 ya existían en China más de 26
millones de estos negocios privados individuales o familiares. Esta reforma es considerada un detonante
para la aparición de la empresa privada en China.

En 1987 se consolida la reforma fundamental en la estructura de incentivos de las empresas estatales,


misma que redundó en una mejora substancial en la eficiencia de las empresas.

En 1990 inicia la bolsa de valores en la ciudad de Shenzhen de la provincia de Guandong. En 1993 el


gobierno establece formalmente el Sistema Económico Socialista de Mercado. En 1994 se promulga la
primera ley para el establecimiento de un sistema de empresa moderno. En este mismo año se terminan
las tasas múltiples de cambio y se comienza a utilizar el Renminbi como la unidad de conversión de
moneda china.

B. Características del socialismo del mercado Chino

China es el mayor país de Asia, la nación más poblada del planeta y la economía de mayor crecimiento
acumulado desde 1980. La clave no es si China crece o no, sino cómo lo hace y hacia dónde se dirige.
El socialismo del mercado chino, es la idea de transformar el sistema de planificación centralizada en
una economía socialista de mercado. Esto fue propiciado por Deng Xiaoping en el marco del tercer Pleno
del XI Comité Central del Partido Comunista de China (1978). Se declara el llamado a "emprender la
nueva gran marcha del socialismo" ello se conoce como las cuatro modernizaciones, en los campos de
la agricultura, industria, defensa y ciencia y tecnología, así como la política de puertas abiertas al exterior.
Esta modernización en cadena asumió como criterio general avanzar hacia la descentralización de la
economía empleando el mercado y una apertura nacional al capital extranjero. La idea básica de esta
transformación es que las fuerzas del mercado, la privatización y la inversión extranjera directa dirigidas
por el Partido Comunista pueden transformarse en componentes para la construcción del socialismo.

 La economía socialista es dual; posee rasgos de la economía planificada y de mercado; ello


condiciona la existencia de relaciones monetarias mercantiles; es planificada, pero se basa en la
producción y el intercambio de géneros. La economía mercantil debe reconocerse como rasgo
esencial del socialismo.
 Hacer depender el mercado, de macro controles en la dirección por medio del plan. Lo convertían
en un modelo orientador, provisto de “palancas” para “reanimar” las empresas utilizando métodos
económicos de control indirecto, la unificación de los principios de las ventajas materiales y la
justicia social, vertebrados dentro de un amplio espectro de nexos horizontales.
 El funcionamiento de la economía lo determinaban tres factores; la planificación directiva, que no
se eliminaba, pero sufría restricciones. El plan guía utilizado por el Estado mediante palancas
económicas para regular la economía; y el mercado que parcialmente influía en el desempeño
económico.
La economía China asumió la denominación de economía mercantil planificada socialista en el XIII
Congreso. En este congreso la idea que se manejo fue la de conectarse con más fuerza al proceso de

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globalización ampliando y profundizando la apertura al exterior y mediante el empleo de las leyes del
mercado. La concepción básica pasa a ser que la planificación se aplicará a nivel, general, regional y en
sectores claves para la economía; la propiedad privada seguirá aumentando su presencia aunque la
propiedad estatal seguirá siendo la principal; se propiciará que los precios se mantengan liberados
buscando que sean fijados en el mercado; el sistema fiscal se homologó a todas las empresas
independientemente de su régimen de propiedad y se introdujo el impuesto al consumo; se reformó el
sistema bancario para apoyar proyectos estratégicos, al sector externo y a la agricultura; se buscará la
conversión de la moneda nacional (el yuan) y en los ámbitos de la seguridad social se irá desmantelando
la propiedad estatal
“…Construir una economía socialista con peculiaridades chinas implica desarrollar una economía de
mercado bajo el socialismo y emancipar y desarrollar constantemente las fuerzas productivas. Más
específicamente , debemos mantener y mejorar el sistema económico básico en el que la propiedad
pública socialista es predominante y en el que diferentes tipos de propiedad se desarrollan lado a lado;
debemos mantener y mejorar la estructura de economía de mercado socialista, de modo que el mercado
tenga un papel básico en la asignación de los recursos bajo el control macroeconómico estatal, debemos
mantener y mejorar diferentes modos de distribución con la distribución según el trabajo en un lugar
dominante, permitiendo que algunas personas y algunas regiones prosperen primero para que luego
puedan estimular y ayudar a otras a hacer lo mismo y lograr la prosperidad común paso a paso…” .
Como parte de la inserción del socialismo de mercado chino en las áreas de la globalización, se
experimentan la existencia de Zonas Económicas Especial (ZEE), concebidas como ventanas que
permitan al inversionista extranjero asomarse al mercado chino y puentes para canalizar las inversiones
hacia otras regiones del país y luego aplicarlas a otras zonas del país. También se han creado las
llamadas ciudades o áreas abiertas con los propósitos planteados.

China definió explícitamente la meta de perfeccionar el sistema de economía de mercado socialista y


las tareas para alcanzarla:
Planificar con una visión de conjunto el desarrollo de las zonas urbanas y rurales y de diversas
regiones, el desarrollo socioeconómico, el desarrollo armonioso entre el ser humano y la
naturaleza y las necesidades del desarrollo nacional y la apertura hacia el exterior.
Desplegar en mayor medida el papel básico del mercado en la distribución de los recursos.
Aumentar la vitalidad de las empresas y su competitividad.
Mejorar el control macroeconómico y perfeccionar las funciones del gobierno de administrar la
sociedad y ofrecer servicios públicos, a fin de garantizar institucionalmente la construcción de
una sociedad razonablemente acomodada.

Las tareas principales son: perfeccionar el sistema de economía básico basado principalmente en el
dominio de la propiedad pública y en el desarrollo común de la economía de diversos modos de
propiedad; establecer un sistema que permita cambiar gradualmente la estructura económica binaria en
las ciudades y zonas rurales; formar un mecanismo que promueva un desarrollo económico coordinado
entre diversas regiones; crear un moderno sistema de mercado unificado, abierto, competitivo y
ordenado; perfeccionar el mecanismo de control macroeconómico, el sistema de gestión administrativa
y las leyes y los reglamentos relativos a la economía; mejorar los sistemas de empleo, distribución de
los ingresos y la seguridad social; y establecer un mecanismo que favorezca un desarrollo
socioeconómico sostenible.

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C. El papel del gobierno Chino en el impulso a los negocios internacionales.

Tres décadas después de la aplicación de la política de reforma y apertura al exterior, China ha logrado
un halagüeño progreso. Desde 2010 su PIB es el segundo más importante del mundo. ¿Cómo ha
alcanzado China este desarrollo?

La orientación de las políticas del Gobierno

Los logros económicos de China se deben principalmente a la firme aplicación de la política de reforma
y apertura al exterior, y la decisión de asumir la construcción económica como tarea central. Aunque a
finales de la década de 1980, con el avance de la reforma y apertura, se cometieron errores laborales y
provocaron efectos perniciosos, tales como la distribución injusta, la desigualdad de ingresos, el rápido
crecimiento de los precios y otras consecuencias negativas, y emergió la propuesta de regresar a la
línea izquierdista extrema, el Gobierno chino persistía en la política de asumir la construcción económica
como tarea central, lo que no dejó la reforma a medio camino.

La política de “animar a unas personas a enriquecerse antes que otras” no solo ha creado los primeros
ricos de China, sino también un montón de empresarios que han contribuido a la economía china con
su capital primitivo.

La importancia que concede el Gobierno al desarrollo científico y tecnológico también es una fuerza
impulsora. El desarrollo económico de China se inició en las industrias de mano de obra intensiva, pero
China no dejó de lado a las de capital. Shanghai Baosteel y la Fábrica Química de Daqing Etileno son
empresas de capital intensivo donde el Gobierno invirtió en la década de 1980. Al mismo tiempo, China
no pasó por alto el desarrollo de industrias de alta tecnología. En solo diez años, China cumplió la
actualización técnica e industrial que tomó tres o cuatro décadas a los países occidentales. En general,
la industria de alta tecnología de China, está a la zaga de la de los EE.UU., Japón y Alemania. Pero
China está dedicando esfuerzos al desarrollo de productos de alta gama, tales como la investigación y
producción de grandes aviones, naves espaciales y portaaviones.

La política de atracción de negocios y captación de capitales del exterior también es digna de mencionar.
La introducción de capital extranjero sirvió de pauta para medir los éxitos de los dirigentes en los distintos
niveles. En la actualidad, la gran mayoría de las 500 mayores empresas del mundo tienen inversiones
en China. Por ejemplo, solo Chengdu ha atraído las inversiones de 200 de ellas. Eso promueve sin duda
la modernización industrial y la prosperidad económica de China.

La transformación de la sociedad

La profundización paulatina de la reforma y apertura al exterior de China impulsó a la gente a cambiar,


lo que a su vez ejerció una influencia sobre la reforma y apertura.

A finales de la década de 1980 y principios de 1990, China empezó a acelerar la introducción de capital
extranjero. No faltaban personas que criticasen las ingentes ganancias que lograban las empresas
extranjeras. Deng Xiaoping advirtió a los funcionarios locales: Si no logran beneficios, ¿quién vendrá a
invertir en China?

El reconocimiento de que el desarrollo económico es una prioridad para superar el atraso de China, es
el cambio de concepción más valioso. Con esta idea, los dirigentes de distintos niveles se esfuerzan por
desarrollar la economía.

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La gente común y corriente también aspiraba a enriquecerse, con su inteligencia y laboriosidad. Un
número restringido de personas se enriquecieron en las actividades comerciales y luego el estilo de vida
de los ciudadanos experimentó un mejoramiento notable. Después de los años 80 del siglo pasado, los
obreros de origen rural emigraron masivamente a las ciudades, esperando realizar sus sueños por
trabajar ahí. En el siglo XXI, China ha acelerado el ritmo de urbanización. Cada vez más población rural
está convirtiéndose en urbana. En el proceso de alcanzar la prosperidad, la gente común y corriente
continúa impulsando la economía, y se convierte en la fuerza motriz más básica de la economía china.

Ventajas propias de China

China tiene muchas ventajas propias: abundantes recursos naturales, territorio vasto, amplio espacio de
desarrollo y una gran riqueza cultural.

En ultramar residen más de 20 millones de emigrantes chinos y descendientes. Después de la reforma


y la apertura, una gran cantidad de empresarios de origen chino, provenientes de todas las partes del
mundo, vienen regresando a la parte continental de China para realizar inversiones y negocios. Ellos no
solo traen capital, sino también tecnología avanzada, modelos de gestión y experiencias empresariales.

La mano de obra y el mercado de consumo basado en la población del país, se cuentan entre los
elementos más básicos de la economía. La mayoría de los chinos son laboriosos, disciplinados y
organizados. Se puede considerar como la mejor mano de obra de todos los países en vías de desarrollo.
Al mismo tiempo, la numerosa población de China supone un enorme mercado de consumo para el
desarrollo económico de China. Por ejemplo, el número de usuarios de computadoras supera los 500
millones, y el de teléfonos móviles, los 600 millones.

La cultura tradicional china, sea el confucianismo que cultiva la moralidad o las obras como el Arte de la
Guerra sobre la estrategia militar, tiene valores ilimitados para el desarrollo económico de China.
Algunos empresarios educan a los empleados siguiendo el Código de Conducta de los Estudiantes (Dizi
Gui), y algunos aplican las estrategias del Arte de la Guerra en los negocios. La antigua sabiduría de
China todavía brilla en esta nueva época.

Favorable entorno circundante e internacional

Un estable entorno circundante y buenas relaciones internacionales son importantes factores para el
rápido desarrollo de China.

Después de la aplicación de la reforma y apertura, China se ha concentrado en el desarrollo económico


del país, no en la hegemonía, procurando mantener buenas relaciones con todos los países. Aunque
EE.UU. presiona a menudo a China, ésta siempre desea el mejoramiento de las relaciones bilaterales,
en lugar del enfrentamiento. Aunque la relación entre China y la Unión Soviética estuvo rota durante
largo tiempo, después de la reforma y apertura, China se esforzó por distender las tensas relaciones,
logrando más tarde que China y Rusia sean socios estratégicos. China tiene fricciones con Japón en
asuntos como los libros de historia usados en las escuelas japonesas o de territorio, pero China ha
hecho todo lo posible para aliviar el conflicto. Estos esfuerzos garantizan la estabilidad circundante y el
desarrollo de relaciones comerciales con más países.

Después de la reforma y apertura, China obtuvo primero un gran préstamo de Japón, mitigando la
escasez de fondos de construcción de China. Este asunto es el primer factor externo que favorece el
desarrollo económico de China en la etapa inicial.

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En la década de 1980, cuando se dio el enfrentamiento contra la Unión Soviética, EE.UU. intentó formar
una coalición y abrió en gran medida su mercado a China, a pesar de que la balanza comercial era
desfavorable. Este es el segundo factor externo favorable. Así China pudo ampliar su mercado y
fortalecerse económicamente. Pero después de la desintegración de la Unión Soviética, EE.UU. ya no
permitió el desarrollo en sentido favorable de China, y buscó contenerla comercialmente.

China, entonces, tomó la iniciativa de integrarse en el sistema económico mundial, ingresando


sucesivamente a las organizaciones económicas internacionales, tales como el Banco Mundial, Fondo
Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc. De esta manera, pudo tener acceso a
más fuentes de fondos y tecnologías, y ampliar su mercado y perspectivas.

D. Evolución de la empresa privada china desde la década de 1980

Desde 1978, las reformas económicas comenzaron en dos fases. La primera fase, a finales de l1970 y
principios de 1980, involucraba la descolectivización de la agricultura, la apertura del país a la inversión
extranjera y el permiso a emprendedores de iniciar empresas. Sin embargo, la mayoría de la industria
permaneció estatizada e ineficiente, haciendo de carga al crecimiento económico. La segunda fase de
la reforma, a finales de 1980 y 1990, involucraba la privatización y contratación de la mayor parte de la
industria estatizada y el levantamiento del control de precios, las políticas proteccionistas y regulaciones,
aunque los monopolios públicos en sectores como la banca y el petróleo permanecieron. El sector
privado creció notablemente reflejando casi el 70% del PIB de China, para 2005, una mayor figura en
comparación con muchas naciones occidentales. De 1978 a 2010, sucedió un crecimiento sin
precedentes, con el aumento de la economía en 9.5% anual. La economía de China se convirtió en la
segunda más grande, luego de EE UU

En diciembre de 1978 comenzaron en China las reformas económicas de tipo capitalista así como la
apertura al exterior, pero manteniendo la retórica de estilo comunista. Como consecuencia de esto, el
país se ha transformado radicalmente, convirtiéndose en una Economía Socialista de Mercado, que el
mundo occidental contempla como una economía mixta, en la que la participación del estado en la vida
económica del país se ha ido reduciendo paulatinamente.

La transformación económica de China arranca con el inicio de una política de apertura que permite el
comienzo del comercio y de la inversión internacional.

En 1979 el sistema colectivo de granjas comienza a ser administrado por las familias de campesinos
que trabajan las tierras y se les empieza a permitir vender sus productos en el mercado. En este mismo
año el gobierno comienza a incentivar la creación de empresas rurales y pequeñas empresas.

En 1980 se introducen las primeras reformas en las empresas del estado y se comenzó con la
liberalización de algunos precios.

Con el fin de fomentar la inversión extranjera, el Gobierno Chino crea en 1982 las zonas económicas
especiales en la zona costera. Estas zonas gozaron de garantías legales e incentivos fiscales
sostenidos, que, junto al compromiso del Estado de construir infraestructura pública de alta calidad,
generaron la confianza necesaria para atraer inversión extranjera directa convirtiendo estas zonas en
dinámicos centros de producción industrial.

El desarrollo industrial que se concentró en estas zonas convirtió a China en la más grande potencia
manufacturera del mundo, particularmente en los sectores electrodoméstico y textil, en virtud de su mano

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de obra barata. Esta política comenzó con la creación de 5 zonas económicas especiales; para el año
2004 ya había en China 164 zonas de diversos tipos, tales como de desarrollo económico y tecnológico
regional, de desarrollo nacional industrial de tecnología avanzada y zonas nacionales de libre comercio,
entre otras.

En 1984 se introdujeron reformas adicionales en las empresas del estado y se implementó una
liberalización más generalizada de precios de bienes finales y de bienes intermedios.

También en 1984 el gobierno chino impulsa la creación de una nueva clase de negocios, el Getihu,
propietarios de empresas pequeñas con 8 o menos empleados. Hasta finales de 1978 este tipo de
negocios era ilegal en China. Hacia el final de la década de los 90 ya existían en China más de 26
millones de estos negocios privados individuales o familiares. Esta reforma es considerada un detonante
para la aparición de la empresa privada en China.

En 1987 se consolida la reforma fundamental en la estructura de incentivos de las empresas estatales,


misma que redundó en una mejora substancial en la eficiencia de las empresas.

En 1990 inicia la bolsa de valores en la ciudad de Shenzhen de la provincia de Guandong.

En 1993 el gobierno establece formalmente el Sistema Económico Socialista de Mercado.

En 1994 se promulga la primera ley para el establecimiento de un sistema de empresa moderno. En


este mismo año se terminan las tasas múltiples de cambio y se comienza a utilizar el Renminbi como la
unidad de conversión de moneda china.

En 1995 se establecen los términos contractuales para el personal que labora en las empresas del
estado. En 1996 se completa la conversión de la moneda en todas las transacciones contables de China.

En 1997 empieza el plan para la reestructuración de la propiedad de un gran número de empresas en


propiedad del estado. En 1999 se promulga la reforma constitucional que reconoce explícitamente a la
propiedad privada.

En 2001 China ingresa a la Organización Mundial de Comercio (OMC). En 2002 el Partido Comunista
reconoce el papel del sector privado e invita a los empresarios a unirse.

E. Los factores que determinan la competitividad de los productos chinos.

En la última década, las importaciones de China a México registraron un aumento de casi 300%, lo que
convierte al país asiático como aliado en inversión actual.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, el volumen de comercio entre ambas naciones
registró un aumento al pasar de 18 mil 831 millones de dólares, en 2005, a 74,872 millones en 2015.
Las relaciones comerciales entre China y México han crecido de forma considerable en los últimos años,
la funcionalidad, innovación, variedad de calidades y competitividad de precios, aunado a certificaciones
con estándares mundiales, han posicionado con fuerza al producto chino en México.
La amplia oferta de proveedores originarios de ese país asiático, así como el posicionamiento de su
producto en el mundo y el interés actual de China por fortalecer los lazos comerciales con México, son

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factores que vislumbran un crecimiento en el volumen de comercio entre ambas naciones en los
próximos años.

Ventajas de Comprar Producto Chino

 Coste Reducido. Sobre todo, si se compara con el de un producto similar en Europa o


en muchos países de América Latina.
 Saber Hacer. Este es otro de los puntos fuertes del país asiático que, a diferencia de
otros de su mismo continente donde también es posible encontrar Productos Low Cost,
como ocurre en India; la experiencia de China trabajando conforme a las exigenc ias de
los mercados occidentales la hace mucho más propicia para el éxito en este tipo de
intercambios comerciales.
 Calidad. Los productos chinos, en comparación con los de otros países asiáticos, son
indudablemente mucho mejores.
 Fabricación en China. Fabricar en suelo chino bajo las directrices de la empresa
interesada es una gran ventaja ya que es más barato producir allí y de esta manera la
compañía podría ponerle su marca al producto final, para comercializarlo bajo ese
nombre.

Algunas desventajas:

Hay que conocer las desventajas del producto chino para poder valorar la rentabilidad de la
operación. Algunas de las más significativas, en cuanto a costos y complejidad del proceso, son
las siguientes:

 El costo de los viajes y desplazamientos a China.


 Costes bancarios de la operación.
 La diferencia horaria.
 La lentitud del proceso de compra.
 El volumen mínimo de pedido.
 Los plazos de entrega mayores.

F. Comportamiento de las exportaciones chinas desde su ingreso a la OMC

El 11 de diciembre de 2001, China ingresaba ya, formalmente, a la OMC, o sea, a la Organización


Mundial de Comercio tras 15 años de intensas negociaciones. Uno de los objetivos fundamentales de
China para formar parte de la OMC estribaba en asegurarse de un trato igualitario en sus relaciones
comerciales con respecto a terceros países.

Precisamente era una de las ventajas que podía obtener al pertenecer a esta importante Organización
Mundial de Comercio, que tiene una serie de principios y regulaciones en cuanto al mercado
internacional que protege, sobre todo, de muchas problemáticas que pueden existir en el comercio
internacional como son el dumping y otros tipos de ajustes que no son, precisamente, justos. También
a la OMC le interesaba que China participara en esta organización porque, como todos conocemos,
China, desde hace algunos años, está destacándose en el comercio internacional, su economía crece
de forma acelerada, precisamente su crecimiento se basa en dos dígitos (inclusive en estos años, ahora
en 2010, creció un 10,3 %) y a los países miembros de la OMC le benefició mucho que China entrara a

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esta organización en el año 2001 porque China, ya en estos momentos, es un motor impulsor,
estimulante para la economía mundial en el mercado internacional. Hay un beneficio mutuo: China se
beneficia de esta organización y esta organización, o sea, los países miembros de ella, se benefician
también de este importante país, el famoso gigante asiático.

La incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC) significó un factor muy


importante porque, primeramente, uno de los principios de la OMC es la supresión de las barreras
comerciales. En este caso, China empezó a darle salida a las empresas hacia el exterior con más
flexibilidad, con más libertad, además de que ha modernizado su sistema financiero, precisamente en
los bancos, para prepararlo para la competencia extranjera. Y esto ha sido impulsado, sobre todo, por
los compromisos adquiridos tras la entrada del gigante asiático a la Organización Mundial de Comercio.
Para mantener altas tasa de crecimiento, en China, se requiere atraer capital y tecnología y eso no es
posible sin una mayor apertura. El Protocolo de acceso a la OMC estipula, en términos generales, que
China debe aumentar la apertura de sus mercados locales para bienes producidos en el exterior, así
como para los bienes producidos por empresas extranjeras en China. Estas son las llamadas
condiciones de acceso a los mercados. Es para ello que la OMC ha contribuido a la entrada de capital y
tecnología hacia el gigante asiático, contribuyendo a su acelerado crecimiento económico. También, en
síntesis, las exportaciones chinas han crecido gradualmente, a partir de la inserción de China en la OMC,
impulsando el sector externo. El ingreso a la OMC ha representado su definitiva inserción en el mercado
mundial bajo las condiciones y exigencias impuestas por esta organización.

Tras ingresar a la Organización Mundial de Comercio (OMC) China hizo una serie de compromisos
importantes en los campos de los aranceles, la agricultura y el comercio de servicios, con la aplicación
del trato nacional para todas la empresas extranjeras, permitiendo que las compañías comerciales
foráneas administraran sus negocios en China por cuenta propia, o sea, una mayor flexibilidad a los
negocios de empresas extranjeras en China. Esto dio una mayor apertura del mercado financiero, en
particular, se han ido eliminando las restricciones de acceso al sistema bancario y de seguros a bancos
extranjeros. Los bancos extranjeros debieron recibir un tratamiento igual que el dado a los bancos
locales.

Toda esta apertura ha tenido una incidencia positiva en los países miembros de la OMC. China ha
aportado a esta organización, de forma muy positiva, conllevando a una serie de ventajas, que se pueden
resumir en algunos puntos como, por ejemplo, la reducción del arancel medio de un 24,6 % a un 9,4 %
y la eliminación de las cuotas y la licencia de importación.

También ha dado una mayor facilidad de acceso al mercado ya que permitió la inversión en sectores
que, antes, estaban cerrados o más limitados. Ha dado una menor incertidumbre legal y mayor
transparencia. China se ha comprometido a dar el mismo tratamiento a empresas extranjeras y chinas,
que antes no sucedía de esa forma. Al mismo tiempo se ha dado una libertad de comercio y distribución
a lo interior y protección de la propiedad intelectual e industrial.

Miles de empresas multinacionales han invertido en China después de entrada a la OMC. Tras la
subsiguiente eliminación de las barreras comerciales se ha creado un ambiente muy favorable para los
comerciantes extranjeros. Los principales fabricantes de ordenadores, electrodomésticos, equipos de
telecomunicaciones, productos farmacéuticos y generadores de electricidad han ampliado su ámbito de
producción hasta abarcar China. China es un receptor muy importante de la inversión extranjera directa,
sobre todo en estos momentos, específicamente de algunos países como Estados Unidos, los países
de la Unión Europea y Japón, contribuyendo al crecimiento económico de este país. Hay que tener en
cuenta que la OMC tiene una serie de principios que protegen a los países de la competencia desleal
en el mercado mundial, además de que uno de los objetivos fundamentales es resolver las diferencias

11
comerciales entre los países. Esto sirve de garantía a la economía china que, junto a la estabilidad del
sistema político chino y de su reforma, así como el mantenimiento en el poder del Partido Comunista
hace que se potencie el crecimiento económico de China.

China es el país que menos ha sufrido el impacto de la crisis financiera mundial. Ha tenido
consecuencias el problema de la crisis financiera internacional hacia China, pero no ha sido un impacto
tan fuerte, tan violento como en otros países. Y eso se debe a que China tiene un gran sector exportador,
o sea, tiene una gran demanda, además de un gran proceso inversionista en el extranjero, en varios
países. Hay que destacar que el acelerado incremento de la participación de China en el comercio
Internacional ha generado dos efectos.

Por una parte, esta situación ha generado nuevas oportunidades, pero al mismo tiempo resulta
importante tomar medidas encaminadas a corregir ciertos desequilibrios que comienzan a producirse,
porque debido al crecimiento de su economía, China se ha convertido en un importante consumidor de
materia prima: minerales, energía, alimentos y productos industriales. Con esto ha ejercido fuertes
presiones en los mercados internacionales y se ha convertido en un país formador de precios
internacionales de varias manufacturas y de algunos productos básicos, entre los que se destacan los
textiles, el acero y el petróleo.

De manera general, China, como importador mundial, tiene un gran peso, ha contribuido al incremento
de los precios internacionales de la materia prima y, como exportador, al aumento de los precios de los
productos electrónicos y los textiles. Esto ha provocado una agudización de la competencia internacional
que, en ciertos casos, ha traído afectaciones a países subdesarrollados. Es, precisamente, un cuchillo
de doble filo. Por una parte ha traído ciertas ventajas y por la otra ha traído algunos problemas en cuanto
a los precios, que se han incrementado.

En los últimos 15 años China ha triplicado su participación en la producción mundial. La presencia china
en el comercio mundial ya no solo se identifica por el creciente potencial exportador sino a través de la
influencia que mantuvo en términos de intercambio. Se puede decir que ya China tiene una notable
incidencia en la toma de decisiones de la OMC, es un país clave. Se puede concluir, entonces, que
China sirve de locomotora estimulante del comercio mundial para contrarrestar los efectos de la crisis
económica mundial.

G. Evolución del comercio México-China desde su ingreso a la OMC, diferenciando el contenido


tecnológico de los productos.

China tiene una gran variedad de productos que ofrecer a bajos precios, por lo que se ha convertido en
una gran oportunidad de negocio para grandes y pequeños empresarios, China importa de México en
su mayoría materias primas como: metales, minerales, plásticos, caucho, productos químicos, cuero,
así como equipos electromecánicos y de transporte.
 Cuando China piensa en comprar productos latinoamericanos, por lo general se trata de materias
primas para alimentar su propio auge
Desde la década del dos mil el comercio entre China y México se ha incrementado como porcentaje del
comercio total de México. Como resultado, China se ha convertido en el socio comercial de México con
un mayor superávit comercial. Para estimar el efecto de los cambios en el comercio entre China y México
en la economía de México,

12
El déficit comercial de México con China, aunque ha permitido obtener insumos para el consumo y el
crecimiento de la producción, parece estar generando condiciones para el desarrollo de desequilibrios
macroeconómicos para la economía mexicana. Particularmente, en lo referente al impacto en el empleo
de las industrias manufactureras exportadoras que compiten con las chinas y, potencialmente, con la
sostenibilidad de la cuenta corriente de la economía mexicana y la presión sobre el tipo de cambio y los
requerimientos de financiamiento externo.

El comercio con la economía China ha mostrado aspectos positivos para la actividad económica de
México, al incrementar la disponibilidad de insumos y bienes de consumo. No obstante, también ha
generado una mayor vulnerabilidad en el sector externo de la economía mexicana. Al analizar las
crecientes importaciones mexicanas provenientes de China, se observa que se han concentrado
principalmente en las manufacturas. En particular, las exportaciones chinas con mayor valor agregado
hacia México han sido las que corresponden a equipos eléctricos y electrónicos, reactores nucleares,
maquinaria, equipos ópticos y equipos médicos, artículos de plástico y manufacturas de hierro y acero.
Por tanto, se aprecia que la composición de importaciones mexicanas desde China muestra una
dependencia de la economía mexicana a los productos manufacturados de ese país.

La economía mexicana ha mostrado un persistente y creciente déficit comercial con China y las
principales economías asiáticas y con la Unión Europea, lo que ha impactado negativamente en el déficit
comercial total de México y, como consecuencia, ha afectado al conjunto de la balanza de pagos. El
déficit con China ha sido resultado de la creciente importación de bienes que han dejado de ser
importados de los Estados Unidos de América y han sido sustituidos por productos de China.

H. Posicionamiento de China en el mercado mundial y latinoamericano, estrategias de


penetración

China, la segunda potencia económica mundial, se ha lanzado de lleno a lo que analistas y medios de
comunicación han denominado: La Conquista de Latinoamérica.

Ello, en una política llevada a cabo por su presidente Xi Jinping, que desde que accedió al poder el año
2013 ha visitado la región en tres ocasiones. En esta última visita, efectuada entre los días 17 y 23 de
noviembre, el líder chino privilegió a tres países de la costa del Pacífico con los cuales Pekín mantiene
una importante relación: Ecuador, Perú y Chile.

Con una China volcada en una nueva etapa en sus relaciones con Latinoamérica, estamos en presencia
de un proceso de “conquista” muy distinta a la forma en que Estados Unidos – otrora presencia
omnipotente en la región – generó sus vínculos con una Latinoamérica considerada el “patio trasero” de
Washington. Una Latinoamérica, que ha soportado décadas de sometimiento, intervenciones militares,
apoyo a golpes de Estados propiciados por las administraciones de gobierno estadounidenses y sus
agencias de inteligencia, además de una relación de dependencia política, económica y militar con muy
pocas excepciones, como fue el caso de la Revolución Cubana, además de experiencias fallidas y
coartadas, precisamente por el influjo y la intromisión estadounidense ejemplificadas por el Chile de
Salvador Allende o la revolución sandinista en Nicaragua. Una historia que se ha develado en toda su
intensidad a partir de la muerte del Comandante Fidel Castro Ruz un estandarte en materia de lucha
antiimperialista.

13
Un Recambio beneficioso para Latinoamérica

Estados Unidos, si sólo consideramos a los dos últimos presidentes – George W. Bush y Barack Obama,
han mantenido una relación, con la zona sur del continente americano, basada en el olvido consciente,
más allá de su pugnas con los gobiernos de Cuba, la Venezuela Chavista, Bolivia y algún amago de
conflicto con una Argentina gobernada primero con Néstor Kirchner y posteriormente por Cristina
Fernández y el Brasil del PT. Misma decisión de olvido y desprecio, que ya ha esbozado su mandatario
electo el magnate Donald Trump, más preocupado de impedir el ingreso de inmigrantes, expulsar a unos
cuantos millones de estos, castigar a Cuba y Venezuela y deshacer todo acuerdo comercial en el que
no cree, como es el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica – TPP por sus siglas en inglés -
desahuciado públicamente el pasado martes 22 de noviembre por Trump, mediante la emisión de un
video. Decisión que puede significar para China una tremenda oportunidad de ampliar aún más sus
relaciones comerciales y políticas con Latinoamérica y encabezar un área regional Asia-Pacífico, que
constituiría el mayor mercado del mundo

Con la caída de los socialismos reales, a fines de la década de los 80 del siglo XX y a la par del proceso
de globalización, la presencia de Estados Unidos en Latinoamérica comenzó lenta y sostenidamente a
presentar competencia, principalmente en el plano económico. La Unión Europea - UE - Japón y una
tímida República Popular China comenzaron a ganar terreno en la región, gracias, sobre todo, a un
Estados Unidos volcado mayormente en el mercado Europeo, asiático y sus crónicos afanes
hegemónicos políticos, económicos y militares, que comenzaron a restar su presencia e influencia en
esta parte del mundo en forma cada día más notoria a la par de la proyección de proyectos de
integración regional como MERCOSUR y otros de tinte bolivariano como han sido aquellos encabezados
por la Venezuela del fallecido Hugo Chávez

Ese espacio ha tenido una dinámica de copamiento por parte de una China pujante, en un ascenso que
ha resultado imparable y que se expresó nuevamente en la visita de sus más altas autoridades, con una
primera parada en su periplo: Ecuador. Allí, junto al presidente ecuatoriano Rafael Correa inauguraron
la multimillonaria central Hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair. Además de suscribir acuerdos de
cooperación en el campo judicial, económico y cultural. Luego se trasladó a Perú donde participó en la
Cumbre de la APEC junto a los presidentes de Estados Unidos Barack Obama y de la Federación Rusa,
Vladimir Putin. En la capital peruana, Xi Jinping, junto al mandatario peruano Pedro Pablo Kuczynski
clausuró el año de intercambio cultural entre China y Latinoamérica y el Caribe, además de firmar nuevos
acuerdos y ratificar otros en el campo de la minería, energía e infraestructura. Más al sur, en Chile, el
mandatario chino y su colega Michelle Bachelet firmaron una serie de acuerdos comerciales, ampliando
de esa forma el Tratado de Libre Comercio firmado hace una década, sobre todo en las áreas de
economía, comunicación y comercio.

Con tasas de crecimiento – que entre los años 1979 y 2009 se situaron en el 10% anual – con una leve
baja en el último lustro, pero que igualmente ha significado crecer al 7% anual, China ha escalado
posiciones en el concierto internacional, que la sitúa hoy disputando la hegemonía que tras la Segunda
Guerra Mundial y hasta fines de los socialismos reales, estaba en manos de Estados unidos, Japón y
Europa. Una China, con una capacidad productiva, que en menos de tres décadas sacó a cientos de
millones de habitantes de la pobreza, sin apenas modificar sensiblemente su gestión política.

China ha sido el ejemplo de un país, que en lugar de disminuir el papel del Estado, como ha sido la
receta clásica del neoliberalismo impulsado por Estados Unidos, muestra a un Estado como motor del
desarrollo, muy distante a la negativa influencia del Consenso de Washington y sus recomendaciones a
las economías latinoamericanas como respuesta a los males crónicos que sufría nuestra región desde
la década de los 50 del siglo XX. Recetas establecidas por los organismos financieros internacionales y

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que significaron, especialmente para Latinoamérica, disciplina macroeconómica, economía de mercado
y apertura al exterior, que en lenguaje llano significó: ajustes fiscales, reformas de pensiones,
disminución del papel del Estado, privatizaciones de empresas públicas, aumento de la deuda externa e
inversión privada extranjera, muchas de ellas capitales golondrinas, que volaban a la primera de
problemas.

A diferencia de este Consenso, China estableció una manera de enfocar sus relaciones políticas y
económicas de una forma diferente a la establecida por Europa y Estados Unidos y que le ha permitido
avanzar a grandes pasos en la consolidación de su condición de potencia económica mundial:
compromiso con la innovación y la experimentación. No tomar el PIB como meta del modelo de
desarrollo económico, sino más bien establecer pautas basadas en un modelo de desarrollo sostenible
y sobre todo pragmático. Es interesante hacer notar que los propios analistas económicos
internacionales, que mencionan el denominado Consenso de Washington, cuando se trata de China
asimilan dicho concepto, como es el caso del analista económico Joshua Cooper Ramo, que acuño el
año 2004 el concepto de “Consenso de Beijing” para referirse a un modelo político y económico basado
en la autodeterminación a la hora de establecer, fijar y concretar sus políticas económicas, sobre todo
el área de la soberanía financiera. De esa forma se blinda a China de las injerencias del mundo
occidental o de potencias cercanas como Japón o del sudeste asiático, lo que implica, igualmente,
proteger sus decisiones políticas.

Relaciones Pragmáticas

Ese modelo es el que presenta China al mundo latinoamericano, definiendo como base de sus relaciones
con el mundo el respeto mutuo, con la firme decisión de honrar las decisiones internas y privadas que
tomen los países en desarrollo y sus gobiernos y esperando el mismo trato de vuelta. China ha definido
y enfrenta su comercio internacional, la concesión de créditos, las inversiones o proyectos de
cooperación bajo la premisa de no imponer condicionamientos políticos. La regla es sencilla, aplicada
así incluso en las relaciones diplomáticas que se tuvo con la Dictadura Militar del ex general Augusto
Pinochet, régimen que rompió relaciones diplomáticas con todos los países del campo socialista excepto
con la República Popular China.

Una China que actúa bajo la lógica de “Si se trata de un país con materias primas que China desea y
necesita, China está en condiciones entonces de establecer negocios, sin tener en cuenta lo que
occidente piensa de esa relación y sin opinar o valorar sobre un eventual cumplimento o no de algún
aspecto de los derechos humanos o del cuidado del medio ambiente o alguna otra cuestión de principios
y/o de carácter interno”. Práctica que ha merecido la crítica de organizaciones de derechos humanos en
el mundo.

Lo mencionado se da en un marco de relaciones comerciales estrechas y profundas con una


Latinoamérica, que goza de un desarrollo intenso y dinámico con China y que ha significado, por ejemplo,
que entre los años 2005 al 2014 la República Popular China otorgara 120 mil millones de dólares a
países de Latinoamérica, estableciendo además un fondo de inversión para la cooperación bilateral en
áreas de biotecnología, minería, y proyectos de infraestructura que supera los 15 mil millones de dólares.
A ello adicionemos la decisión de las autoridades chinas, expresada por su presidente Xi Jingpin de
invertir entre los años 2016 al 2026, otros 250 mil millones de dólares. Ese tipo de decisiones permiten
hablar de una expansión de la presencia del gigante asiático en nuestra región, donde las cifras de
inversión de China crecieron el año 2016 un 70 % mientras las inversiones estadounidenses
disminuyeron un 20 %.

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China y su presencia en Latinoamérica, potenciada en este último periplo por Ecuador, Perú y Chile se
dejó sentir con fuerza. En el caso ecuatoriano, país que es el cuarto receptor de fondos chinos le han
sido otorgados préstamos que superan los 15 mil millones de dólares, gran parte de ellos destinado a
proyectos hidroeléctricos – donde destaca la inaugurada Central Hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair,
la hidroeléctrica Sopladora y el proyecto Toachi Pilatón. Como también Infraestructura portuaria,
carreteras, puentes e incluso proyectos sanitarios, como también aquellos signados en el ámbito de la
educación y la seguridad. Unido a ello la inversión en proyectos petroleros, mineros y ligados al uso de
la energía eólica. Ninguno de los acuerdos firmados habla de bases militares, compra de armamentos o
apoyo en votos en los organismos internacionales, como suele ser la letra chica de los contratos, que
se suelen firmar con países como Estados unidos o la Unión Europea.

En el caso de Perú, la visita de Xi Jinping fortaleció aún más el comercio e inversiones en el sector
minero, que es el área donde se concentra esta relación. Cobre, Hierro, oro son algunos de los
minerales, que en un porcentaje de un 60% encuentran mercado en el gigante asiático. Las inversiones
chinas en este rubro han desplazado a empresas australianas, canadienses y estadounidenses
constituyendo el 35% de la cartera de inversiones en el país sudamericano. Ya el año 2011 China había
reemplazo a Estados Unidos como principal socio comercial del Perú, lo que tiene como base el Tratado
de libre Comercio firmado entre ambos y una quincena de acuerdos bilaterales destinados a optimizar
las relaciones comerciales y la colaboración agrícola, desarrollo social, infraestructura entre otros. La
visita de Xi Jinping, en el marco de la Cumbre de la APEC vino a refrendar esta sociedad, que se
consolida también en las áreas pesqueras y la producción gasífera, petrolera y cuprífera. Todo un marco
de acuerdos, inversiones y relaciones que une también a Brasil a través de la construcción de la ferrovía
Transcontinental Brasil-Perú que se encuentra en su etapa de viabilidad y anteproyecto, que permitirá
conectar los países ribereños del Atlántico con los del Pacífico, abiertos por tanto al enorme mercado
chino.

En Chile, Xi Jinping, en la última etapa de su gira latinoamericana reafirmó la asociación estratégica de


su país con esta parte del mundo – en la que incluyó al Caribe – en lo que denominó “el fomento del
desarrollo de los pueblos en las actuales circunstancias mundiales” Declaración efectuada en la sede
de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe – CEPAL – en la capital chilena, al inaugurar
la Cumbre de Líderes de medios de Comunicación. En dicho encuentro, la Secretaria Ejecutiva de este
organismo regional, Alicia Bárcena, expuso las principales conclusiones del documento “Relaciones
Económicas Entre América Latina y el Caribe y China: Oportunidades y Desafíos”. En este informe, la
CEPAL señala que el comercio de bienes entre nuestra región y China se ha multiplicado 22 veces
desde el año dos mil a la fecha, con caídas entre los años 2013-2015 debido a la
desaceleración económica china, que repercutió en una menor demanda y descenso de los precios de
las materias primas, que son el grueso de las exportaciones de Latinoamérica a China.

Bárcena en este interesante estudio dio cuenta de uno de los puntos que es necesario modificar en este
comercio de la región con China, de tal manera de avanzar hacia relaciones más equitativa. “Si bien
China desplazó en el año 2014 a la Unión Europea como el segundo socio comercial de la región, la
canasta exportadora de América latina y el Caribe hacia China es mucho menos sofisticada que la que
muestra hacia el resto del mundo: sólo cinco productos representaron el 69% del valor de los envíos
regionales a China el año 2015” Es decir diversificar la calidad de los productos exportados en materias
relacionadas con exportar materias primas pero también otros productos manufacturados o con valor
agregado, que permitan un intercambio fluido , dinámico y no sólo centrado en nuestras riquezas
naturales.

Sin duda la visita de Jinping es una valiosa oportunidad de repensar los temas de la globalización, de
las relaciones multilaterales y la diversificación de las exportaciones, donde ya no baste sólo exportar

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materias primas, sino que darle valor agregado. “De esa manera la región podrá obtener una mayor
gobernanza económica y financiera – sostuvo Bárcena - , un multilateralismo comercial sin
proteccionismo y mayor seguridad climática, paz y estabilidad, poner a la innovación como pilar del
desarrollo, fomentar la ciencia y la tecnología, promover una economía inclusiva, intensificar la
diversificación productiva y dar valor agregado a las exportaciones. Todo ello en el marco de un
regionalismo abierto con más comercio e inversión, donde se mejore la distribución de los ingresos,
aumentar la cooperación y el intercambio cultural” Indudablemente estos objetivos tiene un oído receptor
más adecuado en China, por la experiencia de relaciones que se tiene con este país, donde el
pragmatismo se impone por sobre consideraciones de dominio global o aspiraciones de potencia
mundial.

En Chile, el presidente Xi Jinping firmó, junto a la Presidenta Michelle Bachelet, 12 acuerdos destinados,
sobre todo a profundizar el Tratado de Libre Comercio suscrito entre ambos países el año 2005 “este es
un encuentro que afianza y da un mayor estímulo e impulso a nuestros vínculos, la visita del presidente
Xi Jinping tiene como objetivo consolidar una nueva fase, un asociación estratégica integral y la reunión
que hemos sostenido nos permite avanzar en esa dirección” Por su parte, el mandatario chino consignó
que el profundizar las relaciones con Chile – sus tercer socio comercial en Latinoamérica - nos permite
ahondar en el tratado de Libre comercio y generar un nuevo marco de cooperación y aceleración de
inversiones y propulsión, mediante la innovación, minería, energía limpia y comunicación” El tema del
Tratado de Libre Mercado fue ampliamente citado, pues desde su firma el año 2005 el comercio entre
ambos países se ha cuadriplicado, llegando a los 31 mil millones de dólares

Es claro que a China, en esta nueva etapa de relaciones con Latinoamérica, ya no le es suficiente la
tarea de abastecerse de materias primas, ha entrado en la etapa de incrementar sus inversiones, su
apoyo a proyectos en amplios rangos y diversificación, para así garantizarse un acceso más expedito a
recursos naturales que nuestro continente posee en abundancia; alimento, Petróleo y Minerales. Tarea
que debe ir con la exigencia de nuestras sociedades, que esos intercambios garanticen el desarrollo
sustentable de nuestros pueblos, so pena de repetir el saqueo que hemos sufrido desde hace siglos,
primero por las metrópolis coloniales y luego por la presencia de Estados Unidos. No estamos en
condiciones de cambiar un poder hegemónico por otro, por más que el último esté dotado de una más
favorable forma de entenderse.

China ha ido ocupando hoy el espacio que Estados Unidos no ha sabido aprovechar, ya sea porque su
preocupaciones de superpotencia lo tiene con la mira puesta en Europa, Oriente Medio y Asia o porque
la visión estratégica de los gobernantes estadounidenses tiene una miopía en aumento tan grande como
sus desafortunadas intervenciones en guerras de agresión en el Magreb, Oriente Medio y Asia Central.
Unido a sus problemas internos, con una sociedad dividida y la elección de un presidente que resulta
hasta hoy una incógnita sobre lo que verdaderamente concretará como parte de sus promesas
electorales a partir de enero del año 2017.

La influencia global de Estados Unidos está hoy fuertemente cuestionada. Más empeñado en cercar a
la República Islámica de Irán, imposibilitar el desarrollo y ampliación a occidente de la Federación Rusa
y tratar de impedir el desarrollo de China en el comercio global, tratando de sumergirla en conflictos
como es el caso del Mar Meridional de la China, donde ha incitado a sus socios de la región, para
presionar y tensar las relaciones con China. Donald Trump, el mandatario electo ha sido claro: “nuestro
enemigo es China”. Parte de esa guerra se está librando en Latinoamérica, pero China ya ha dado varios
golpes efectivos que lo tienen a la cabeza del comercio regional en varios países y con visos de
desplazar definitivamente tanto a Washington como la Europa de los 28. El Dragón chino sigue despierto
y con ansias de no dormirse en los laurales que lo sitúan hoy como una de las principales potencias
mundiales.

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I. ¿Qué productos o servicios mexicanos tienen oportunidad en el mercado Chino?

México se complementa más con China en la forma de inversión extranjera directa, en donde China
puede aportar mucho al país no solo con capitales y la generación de empleos, sino en áreas en las que
tiene altas ventajas competitivas, como es la banca, infraestructura, energía, telecomunicaciones y
tecnología en general.

Para nuestras exportaciones, es más viable pensar que nuestro país funja como una plataforma
exportadora de China hacia Latinoamérica, ya que este país tiene un alto interés en la región e invierte
de manera importante en Brasil. Ya sea a través de empresas de capital chino o en asociación con
empresas mexicanas, China puede aportar la tecnología y capacidad financiera para que nuestras
empresas se internacionalicen en exportar al mercado latinoamericano.
Una de las oportunidades de negocio que México puede concretar con China está en el área de las
maquiladoras. Además, dada la cercanía de este país con Estados Unidos, la nación mexicana podría
resultar un lugar propicio para ensamblar componentes de alta tecnología y otros productos sensibles a
daños cuando se trasladan a través de largas distancias. El pronóstico es que, a corto plazo, los chinos
invertirán en la industria manufacturera mexicana para triangular sus productos hacia la Unión
Americana. (Entrepreneur, 2002)

Algunos otros sectores de oportunidades en China para el exportador mexicano, según el Banco
nacional de Comercio Exterior (Bancomext) son:

 Agropecuario y pesquero: carne de res y de cerdo, frutas y legumbres frescas, café envasado,
aceites vegetales.
 Alimentos procesados: dulces y confitería, jugos, vinos de mesa, cerveza.
 Químico y farmacéutico: farmacéuticos genéricos, fertilizantes, pigmentos y tinturas, químicos
orgánicos, materias plásticas.
 Piel y textil: pieles y cueros, algodón, filamentos y fibras artificiales, alfombras de fibras sintéticas.
 Metalmecánico: laminados de aceros planos y no planos, alambre y barra de cobre, partes
automotrices.
 Otros: materiales para acabados de construcción, muebles y accesorios para baño, pintura,
tubería.

PRINCIPALES
SECTORES
IDENTIFICADOS
CON
OPORTUNIDAD:

SECRETARÍA DE ECONOMÍA

18
J. Conclusiones

En la actualidad, la globalización es un hecho que ha marcado una pauta determinante en todos los
ámbitos mundialmente, por lo tanto lo que ocurra aquí y alrededor del mundo influye de forma general
para todos y cada una de las economías.
China en este caso al ser una de las economías más importantes, ha tenido una inclusión importante
en el mundo y es de suma importancia entender el comportamiento que ha tenido para dar paso al
desarrollo tan creciente desde hace ya muchos años.
En el día a día todos tenemos presentes la importancia que China tiene en los negocios
internacionales, tal vez no lo vemos pero puede ser en la ropa, el calzado, algún accesorio, aparatos
tecnológicos de uso personal, en el transporte, etc. Pero a pesar de esto nunca nos hemos puesto a
pensar en lo que pasaría si China no nos vendiera sus productos y servicios. Todo el mundo lo sabe.
La importancia de China en la economía mundial es enorme y creciente. Varios indicadores
macroeconómicos así lo confirman. Por razones de espacio, en esta entrega me referiré únicamente a
los principales.

Por ejemplo, en el 2005, el valor total de su producción interna (PIB) fue de $2.234.000 millones. Es
decir, unas 110 veces mayor que el de Costa Rica. En los últimos 20 años, la economía china ha
crecido a un ritmo anual promedio del 9,5% impulsado, en parte, por un significativo incremento en el

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rendimiento de su fuerza laboral (productividad). Para el 2007 y 2008, el Fondo Monetario
Internacional proyecta un crecimiento de esa economía de un 10% y 9,5%, respectivamente. Hace 30
años, la economía china era básicamente agrícola y cerrada al comercio internacional. Hoy, la
economía china es industrial y de servicios (en el 2005, la producción de estos dos sectores
representó casi el 88% del PIB de ese país) y se encuentra muy integrada a la economía
internacional.

Otro factor que explica el éxito de la economía china es precisamente su alta propensión al ahorro y la
inversión. De hecho, China tiene una de las tasas más altas de ahorro e inversión en el mundo. En el
2005, el ahorro nacional fue equivalente al 47,6% del PIB, en tanto que la formación bruta de capital,
un 43,5%. Por muchos años, China ha sido el principal país receptor de inversión extranjera directa del
mundo en desarrollo. Según datos del Banco Mundial, en el 2005, la inversión extranjera directa en
China ascendió a casi $79.000 millones, lo cual representó aproximadamente un tercio del total
recibido por el mundo en desarrollo.

Una buena proporción de la inversión china se dedica a actividades relacionadas con el comercio
internacional. En relativos pocos años, China se ha convertido en una potencia exportadora e
importadora. Como proporción del PIB, sus exportaciones han aumentado de un 23%, en el 2000, a un
37%, en el 2005, mientras que sus importaciones se han incrementado de un 21% a un 31%, durante
ese mismo período.

Como resultado de su éxito comercial, China ha acumulado las mayores reservas internacionales del
mundo ($1.062.000 millones en el 2006). El FMI proyecta que el saldo de las reservas podría rondar
los $1.700.000 millones al finalizar el año 2008.

Bases del crecimiento. Son muchos más los elementos en los que se fundamentan el elevado
crecimiento de la producción, del comercio exterior y las altas tasas de productividad, ahorro e
inversión de la economía china. La apertura es, indefectiblemente, uno de ellos. De hecho, el ingreso
de China a la Organización Mundial del Comercio en el 2001 marca una nueva etapa en la historia
comercial de este país. Otros elementos explicativos del éxito de la economía china son: el crecimiento
del comercio internacional, la introducción de nuevos desarrollos tecnológicos que han permitido la
tercerización de muchos procesos productivos, la creciente movilidad del capital internacional, de la
cual China ha sido una de las mayores beneficiarias, un marco macroeconómico y un sistema
financiero más sólido. Si bien la pobreza y el desempleo han disminuido sensiblemente (la incidencia
de la pobreza bajó, de 250 millones de personas en 1978, a 30 millones de personas en el 2001), uno
de los principales retos de las políticas públicas es evitar un mayor crecimiento de la brecha entre los
ingresos urbano-rural y regional (una altísima proporción de la actividad industrial y de servicios se
concentra en las regiones costeras) e interurbano.

20
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