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La aparición de la Diabetes sitúa al sistema familiar ante una situación nueva e inesperada.

Conlleva la carga emocional


de una enfermedad que no se "cura"; que precisa tratamiento para siempre; que exige medidas terapéuticas basadas en
los cambios en los hábitos de vida, tanto en el sentido dietético como en el del ejercicio físico. La familia procesará todo
esto según su propio conjunto de creencias acerca de la enfermedad y las experiencias previas que posea en el cuidado
de pacientes diabéticos, sobretodo en relación con acontecimientos dramáticos e impactantes como; ceguera,
amputaciones, úlceras, etc. Según lo mencionado por la psicóloga Iñaki Lorente Armendáriz la presencia de una
enfermedad crónica en la familia no afecta de igual manera a todos sus componentes. Son muchas las variables que
entran en juego. Se proponen cuatro: La actitud que mantengan; la cercanía afectiva al que tiene diabetes; el grado de
compromiso que haya adquirido en la relación; las características individuales de la persona diabética. La mayoría de los
pacientes y sus familias se adaptan adecuadamente a la nueva situación y, a pesar de las tensiones y reestructuraciones
que exige, son capaces de reorganizarse e incluso fortalecer sus lazos. Los miembros de la familia necesitan educación,
igual que el paciente, para ayudar a hacer posible los cambios de la vida y el soporte necesario. Es especialmente
importante que todos los miembros de la familia que vivan con el paciente entiendan las demandas del cuidado de la
diabetes. Una reacción a la adaptación del diagnóstico de la diabetes en los miembros de la familia es caracterizado por
el compromiso con el régimen y teniendo expectativas realistas. Típicamente los miembros de la familia se convierten en
educadores de la enfermedad, ofreciendo estímulo, mostrándole ayuda cuando lo precise, pero recordando no juzgar. Es
decir, cuando en una familia un miembro tiene una enfermedad crónica (cardiopatía hipertensiva, diabetes, esclerosis
múltiple...), es la familia y en especial un miembro de ella, generalmente la madre, esposa, hija, la que pasa a ser la
cuidadora principal del paciente, sobre todo si el paciente está en las edades extremas de la vida (niñez o ancianidad).
La cuidadora se ha de ocupar de las atenciones materiales: preparación de la dieta adecuada, supervisión del
cumplimiento terapéutico así como de las revisiones periódicas, etc. Además, tanto la persona cuidadora como los
demás miembros de la familia son la principal fuente de apoyo emocional y social del paciente y quienes le pueden
ayudar en la enfermedad.

 Realiza cambios paulatinos. Poco a poco opta por preparar comidas más sanas, dejando de lado los
ingredientes con mucha grasa o calorías.

 Comienza a moverte. Si siempre subías al auto cada vez que tenías que hacer una compra, ¡cambia y
empieza a ir caminando!. Estaciona tu auto lejos del lugar al que vayas y sube escaleras.

 Realiza las compras después de haber comido. Evita las “probaditas” del súper, para eliminar esos
antojos, ve a hacer tus compras cuando ya hayas comido.

 Despídete de los excesos. Tomar mucho alcohol o comer de más, además de aportarte muchas calorías,
aumentan tu riesgo de sufrir enfermedades. A partir de ahora, si vas a tomar alcohol, toma sólo un vaso. Y si
vas a comer una comida poco saludable, ¡limita tus porciones!

 Acude periódicamente al Médico. Para saber en qué estado se encuentra tu salud, es fundamental cumplir
con los chequeos de rutina.

 Duerme 8 horas diarias. Si hasta ahora dormías menos, ¡apaga la TV y duerme! Los estudios científicos
más recientes han demostrado que para tener un peso saludable ¡es necesario dormir!

 No te premies con comida. Si hasta ahora comías de más cada vez que estabas demasiado feliz o infeliz,
¡ahora reemplaza esta costumbre por otra! Podrías ir al cine o comprarte algún producto de belleza cada vez
que quieras mimarte un poco.

 ¡Anticípate! Una de las principales reglas que siguen las personas “saludables” es que siempre están un paso
adelante. Entonces: si vas a ir a dar un paseo, ¡ponte calzado y ropa cómoda! Así tendrás más ganas de
caminar. Si vas a estar mucho tiempo fuera de tu casa, ¡llévate una fruta o una barra de cereales en el bolso,
para que no te sorprenda el hambre!
subtitle]Mito 1 / La diabetes se cura. [/subtitle]
Falso. La diabetes es una enfermedad crónica que se controla y hasta hoy día no se puede curar. Recuerda que la
diabetes se debe a que existe una falla en la insulina, un problema de calidad en su producción o a una deficiencia de los
receptores de la misma, lo que no permite su trabajo adecuado.
La buena noticia es que con la información necesaria y un tratamiento adecuado puedes mantenerte sano y prevenir
complicaciones propias de la enfermedad. Es importante llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio, medir
constantemente tus niveles de glucosa, seguir la prescripción médica de insulina y medicamentos, y en especial, aceptar
y adaptarte al padecimiento.

Mito 2 / La medicina alternativa cura la diabetes.


Falso. Las curas milagrosas con medicina alternativa, vacunas, tés, hierbas, imanes, etc. no desaparecen la diabetes de
tu organismo. Lamentablemente, muchas personas con diabetes que acuden a estos “métodos” abandonan el
tratamiento médico (de insulina, por ejemplo), lo que provoca que su padecimiento se agrave.
En el antiguo Egipto, India o en el Imperio Romano se utilizaban plantas para “curar” la enfermedad; sin embargo, el
supuesto remedio resultaba peor que la enfermedad ya que muchas de esas hierbas eran tóxicas.
Aunque muchas plantas tienen efectos directos sobre el nivel deglucosa en sangre, no se ha logrado definir con
exactitud la dosis adecuada: para muchos funcionará un “puñito” de tal o cual hierba; para otros ese puñito será
excesivo o no ofrecerá ningún efecto.
Mito 3 / La diabetes es contagiosa.
Falso. Entre los diferentes tipos de diabetes destaca la diabetes tipo1 y la diabetes tipo2. Esta última es la forma más
común en las personas adultas aunque puede presentarse a menor edad. La diabetes tipo 2 obedece a diversos
elementos llamados factores de riesgo que predisponen a desarrollar este padecimiento.
Muchos de estos factores se repiten en familiares y personas cercanas, eso hace que la enfermedad se repita con
mucha frecuencia en tu entorno, pero de ninguna manera se trata de un contagio.
Mito 4 / Los niños con diabetes no crecen.
Falso. Los niños con diabetes que toman con responsabilidad el cuidado de su diabetes, siguen todas las indicaciones
médicas y conocen su padecimiento tienen un crecimiento normal. En realidad los infantes y adolescentes con diabetes
pueden no alcanzar una estatura deseable cuando su tratamiento con insulina es inadecuado. Lainsulina es una
hormona determinante en el desarrollo y crecimiento de los niños con o sin diabetes, pues además de controlar el
metabolismode los hidratos de carbono, también tiene que ver con la síntesis de proteínas que son los “ladrillos” de
nuestro cuerpo en la etapa del crecimiento. Si un niño o adolescente no cuenta con insulina suficiente entonces carecerá
de “ladrillos” suficientes para que su “edificio” alcance la altura deseada.
Mito 5 / Un enojo, susto o impresión provocan diabetes.
Falso. La diabetes es una enfermedad causada por fallas en elmetabolismo o forma en la que el cuerpo utiliza y
aprovecha los alimentos. Como mencionamos en el mito 3, los factores de riesgo son la probabilidad que tiene un
individuo de desarrollarla.
La diabetes también es un padecimiento gradual que presenta diferentes etapas antes de manifestarse. Quizá al
principio no tengas ningún síntoma, pero ya existe una falla o descompensación en tu organismo. Cuando enfrentas un
estado de alarma o estrés o cuando tienes una emoción muy fuerte (enojo, susto, impresión) tu cuerpo produce
hormonas como la adrenalina que actúan en contra de lainsulina y eso hace que los niveles de glucosa se disparen.
Entonces no fue el enojo ni el estrés, lo que pasó es que los niveles ya empezaban a subir y esa gran emoción detonó la
enfermedad.

Mito 6 / Los licuados de nopal, verduras u otras hierbas reducen laglucosa por alguna sustancia “mágica”
que contienen.
Verdadero. Sí tienen un efecto positivo, pero de ninguna manera se puede considerar que curen, alivien o controlen la
diabetes. El nopal se consume en México desde la época prehispánica y existen muchos mitos sobre su poder curativo
en diabetes. Igual que otras verduras o hierbas, como acelgas, alfalfa, apio, espinacas, hojas de chaya, hojas de
chicozapote o pepino, el nopal contiene fibra y agua en grandes cantidades. La fibra hace más lenta la absorción de
glucosa y ofrece una sensación de saciedad que te lleva a comer menos. También hay que tener en cuenta que este tipo
de licuados aportan pocas calorías.
Mito 7 / Las dietas a base de jugos de toronja, limón y piña queman grasa y curan la diabetes.
Falso. Cuando una persona que come en exceso decide hacer una de estas dietas a base de jugos disminuye de golpe
su consumo de alimentos. Obviamente la glucosa en su sangre también terminará por disminuir y empezará a quemar
grasa de su cuerpo. Pero ¡ojo!, no se debe a que las frutas en sí quemen grasa y curen la diabetes, sino por haber
reducido el consumo calórico y tener al cuerpo casi en condiciones de ayuno, por lo que tiene que empezar a usar las
reservas de energía (la grasa).
Los riesgos de este tipo de dietas son varios: tu glucosa puede bajar en exceso provocando una hipo-glucemia(baja
brusca de glucosa en sangre) que, de no atenderse a tiempo y de manera adecuada, puede llevarte al desmayo o
incluso al coma. Por el hecho de restringir tu alimentación a estos jugos, privas a tu organismo de nutrientes
indispensables para su buen funcionamiento. Finalmente, cuando reinicies tu alimentación habitual, el peso volverá a
subir al igual que tus niveles de glucosa, dejando en ti un sentimiento de frustración y probable descompensación física.
Mito 8 / Los productos dietéticos, light o aptos para personas condiabetes controlan el peso, la glucosa y
pueden consumirse indiscriminadamente.
Falso. Aunque se trata de productos ligeros, reducidos en grasa o sin azúcar pueden tener calorías y éstas hay que
tomarlas en cuenta en nuestra ingesta diaria. Recuerda que todo lo que comas y no gastes en tus actividades diarias
terminará por acumularse en tu cuerpo. Así es que de nada sirve que comas una gran cantidad de galletas o de pan
“light” si en lugar de restar estás sumando calorías a tu alimentación. Además, algunos de estos productos contienen
cafeína que puede afectar el sistema nervioso, o diuréticos que incrementan la eliminación de agua en la orina y con ella
se van importantes cantidades de electrolitos como el potasio. Aprender a elegir porciones adecuadas es el mejor
recurso para mantener óptimos tu peso y tu nivel de glucosa en sangre.
Mito 9 / Los pacientes con diabetes deben consumir dietas de bajo contenido en hidratos de carbono.
Falso. La alimentación de todas las personas con o sin diabetes debe ser variada sin caer en excesos o deficiencias.
Cuando se trata de diabetesdebes cuidar el consumo de azúcares complejos (refrescos o pan de dulce) y de grasas
saturadas (mantequillas, mantecas, etc.).
Te recordamos que los Hidratos de Carbono (HC) o azúcares son tu principal fuente de energía, entonces no puedes
dejar a tu organismo sin ellos, pero tampoco debes comerlos de manera indiscriminada. Ahora bien, las dietas de bajo
contenido en HC pueden traerte problemas digestivos, aumentar tu nivel de colesterol o triglicéridos y, en situaciones
más graves, provocar una severa descompensación o la muerte.

Mito 10 / La insulina provoca ceguera, amputaciones, daño en riñón y diversas complicaciones.


Falso. Esto es tristemente una creencia muy común. Las apariciones de complicaciones a largo plazo coinciden muchas
veces con la prescripción médica de insulina. Esto no obedece a la aplicación de insulina, sino a que se ha mantenido un
descontrol prolongado de los niveles de glucosa que ha ido afectando diversos órganos de nuestro cuerpo. En primera
instancia, la insulina es una hormona que produce el páncreas de manera natural y cuando nuestro cuerpo no la produce
en cantidad o calidad suficiente pues debemos inyectarla. Hay muchas personas que no están invidentes ni amputadas y
gracias a su buen control han evitado o retrasado estas complicaciones.

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