You are on page 1of 3

La cuestión

criminal
11

Eugenio Raúl Zaffaroni

Suplemento especial de PáginaI12


23. ¡Se cayó la estantería! del café no habían patentado el cambio de paradig- punitivo en forma irreversible. Esa criminología mos- 24. La criminología crítica liberal te fue Erving Goffman, que lo explicó como una dra- cer arrancar el automóvil y nos dice que lo lamenta,
Desde los años treinta la sociología norteamericana ma, se perdieron los derechos de autor. tró que el poder punitivo es altamente selectivo, que y la psicología social maturgia social. pero que no sabe, porque en realidad es el catedrático
venía demoliendo la visión convencional de la socie- De este modo se abrió una nueva etapa en la crimi- no respeta la igualdad, que se funda en el prejuicio de La llamada criminología liberal se anunció desde Hablemos un poco más claro. Para Goffman la so- de biología molecular de la universidad, aunque disi-
dad. Los surveys, como Middletown (Robert S. Lynd y nología académica a la que, por incorporar al poder unidad valorativa social, que no persigue actos sino los años cincuenta, en particular con un trabajo de ciedad funciona como un teatro, en el que hay acto- mulemos nos quedaremos desconcertados y en nuestro
Helen Lynd) y Yankee City (William Lloyd Warner) punitivo, se la llama criminología de la reacción social, personas, que selecciona conforme a estereotipos, etc. Edwin Lemert, en que destacaba que la desviación res, público y organizadores. Pongamos por caso que fuero interno seremos agresivos preguntándonos por
mostraron la estratificación social. Samuel Stouffer y aunque también puede llamarse criminología crítica. Por cierto que esto no es nada inofensivo para el primaria por la que se impone una pena, es por lo ge- me invitan a dar una conferencia, hay un público y qué este aparato (o algo peor) se viste de esa manera y
Paul Lazarsfeld desnudaron la manipulación de la opi- Aclaro que las denominaciones son discutibles y pre- poder, porque aunque no llegue a la crítica de niveles neral seguida por una desviación secundaria, peor que los organizadores han preparado todo. Yo espero del sale con una caja de herramientas.
nión y el efecto de la radiotelefonía, que de juego de ferimos no perder tiempo en eso. más altos, le deslegitima un instrumento necesario la anterior, causada por la misma intervención pu- público que se comporte como tal, que escuchen con Los roles pueden ser socialmente positivos o negati-
niños pasó a decidir la elección de Roosevelt. El Pre- Dentro de esta nueva criminología (de la reacción para su ejercicio; no arroja la ventana, pero la deja nitiva y que condiciona las llamadas carreras crimi- cierta atención, etc. El público espera de mí que dé vos, lo que no importa en cuanto a su funcionamiento,
mio Nobel sueco Gunnar Myrdal con su American di- social o crítica) pueden distinguirse dos corrientes, que bastante destartalada. nales. una conferencia más o menos interesante y no muy pues operan de la misma manera. Por lo general sole-
lemma ponía de relieve los efectos de los prejuicios de se han dado en llamar liberal y radical respectivamen- La criminología de la reacción social llegó a América Textualmemente escribió Lemert: La desviación se- aburrida. Tanto el público como yo esperamos de los mos responder a las demandas de rol, para que los otros
los blancos sobre el comportamiento de los negros. te. Veamos a qué responde esta diversificación. Latina en los años setenta y la difundieron dos distin- cundaria constituye conducta desviada o roles sociales organizadores que todo esté en orden, que no se corte no se enojen y evitemos las disrupciones. Esto es lo que
Los informes de Alfred C. Kinsey sobre las prácticas Toda la criminología de la reacción social, por el me- guidas criminólogas venezolanas: Lola Aniyar de Cas- basados sobre ella que llegan a ser medios de defensa, la luz, que el micrófono funcione, etc. Todas estas es- va configurando nuestro mi, o sea, que en buena medi-
sexuales despertaron una gritería histérica sin prece- ro hecho de introducir en su campo al sistema penal y tro desde la Universidad del Zulia y Rosa del Olmo ataque o adaptación a los problemas manifiestos u ocul- peranzas (o reclamos recíprocos) son lo que llamamos da somos como los otros nos demandan que seamos.
dentes. al poder punitivo, no puede menos que criticarlo (por desde la Central de Caracas. En nuestro país, sus segui- tos creados por la reacción de la sociedad a la desviación demandas de rol. Cuando al que se asigna un rol negativo (ladrón,
Algunos aportes de la microsociología iban por igual eso también la llamamos crítica). por ejemplo) se le formulan las demandas de rol co-
camino. William Foote White en La sociedad de la es- Pues bien: la crítica al sistema penal es una crítica rrespondientes al asignado porque se espera que se
quina, metido en medio de un grupo de inmigrantes al poder y, por ende, puede quedarse en el nivel del comporte como tal, también nos enojamos cuando no
italianos (método del observador participante) puso de sistema penal (o sea, del aparato represivo) o elevarse las responde en la forma adecuada al rol. Al igual que
manifiesto en 1947 que el líder no era el más hábil, sino hasta diferentes niveles del poder social. Puedo anali- con el vecino del mameluco, nos preguntaremos por
que era el más hábil porque era el líder, lo que es impor- zar y criticar lo que hace la policía, los jueces, los pe- qué ese aparato asume las características de un ladrón
tante para comprender la resistencia a cualquier cam- nitenciarios, los medios, etc., o ir más arriba y anali- y nos confunde.
bio en las agencias del sistema penal (y de la política zar su funcionalidad para todo el poder social, econó- Goffman analizó con este esquema las instituciones
en general: no me cambien las reglas del juego, porque con mico, político, etc. y llegar a una crítica del poder en totales, que son aquellas en que la persona desarrolla
éstas estoy ganando y con las nuevas puedo perder). general. toda su actividad vital, desde que se levanta hasta que
En la teoría sociológica general la tónica la daba Se ha dicho que hay una criminología crítica que se se acuesta, trátese de manicomios, prisiones, interna-
Charles Wright Mills, un sociólogo difícil de clasifi- queda en el nivel de los perros de abajo (under dogs), dos, asilos, etc. Los círculos separados de trabajo, di-
car, pero buen demoledor de prejuicios. Hay tres como máximo llega a los perros del medio (middle versión y descanso se unifican y reglamentan, no hay
obras de este autor que son señeras. dogs), pero que no alcanza a los perros de arriba (top esferas separadas de la vida, la persona se
En White collar (1951) describe e ironiza la forma- dogs). Pues bien: a la que no llega a los de arriba se la desculturaliza, la separación entre el personal y el in-
ción de la clase media, cercana a la clase obrera pero llamó –por cierto que con algún tono peyorativo- cri- ternado es tajante. El internado debe acostumbrarse a
diferenciándose en status y prestigio. Observa que no minología liberal y a la que los alcanza criminología radi- pedir por favor lo que en la vida libre es obvio, se su-
es un grupo homogéneo, sino una pirámide super- cal. fre el efecto de ceremonias de degradación, la persona
puesta a otra pirámide. Sus ironías son válidas para En los años setenta la discusión entre ambas co- queda librada a profanaciones verbales por parte del
buena parte de nuestras clases medias latinoamerica- rrientes de la criminología crítica era fuerte, pero en personal y además pierde toda reserva, incluso en los
nas. Otro es sin duda The power elite, donde trata de las últimas décadas, el giro brutalmente regresivo de actos más íntimos es invadida y controlada.
establecer quién tiene el poder en la sociedad nortea- la represión penal, especialmente en los Estados Uni- La persona sufre ataques al yo, o sea, que pierde au-
mericana y observa visionariamente que a una verti- dos, ha llamado a cerrar filas y el enfrentamiento per- tonomía, queda a merced del personal y de sus humo-
calización y burocratización iba correspondiendo una dió fuerza. Los radicales, por lo general basados en el res, incluso los jerarcas pueden darse el lujo de ser más
sociedad de masas y no de públicos. Hacía notar que marxismo no institucionalizado (como la escuela de bondadosos que los subalternos, asumiendo la función
desaparecían las asociaciones voluntarias y los medios Frankfurt), sostenían que los liberales eran reformistas, del rey bueno y gracioso de los cuentos infantiles.
masivos manipulaban la opinión. En un tercero -La se quedaban a medio camino y que debía llegarse a una Imaginemos por un momento algo muy loco: que
imaginación sociológica (1959)- le tomaba el pelo a la transformación más profunda de toda la sociedad. usted vive en una casa de departamentos y un buen
sociólogía sistémica de Parsons, la llamaba la gran teo- Lo cierto es que la criminología radical, al elevar su día es ocupada por invasores que demuelen todas las
ría y la acusaba de escamotear el problema del poder crítica hasta esas alturas, no dejaba espacio para una paredes divisorias, incluso las de los baños, y lo obli-
con lenguaje oscuro (decía que aún era necesario tra- política criminológica de menor alcance y, en sus ex- gan a convivir con todos los otros ocupantes del edifi-
ducirlo al inglés). presiones más extremas llevaba casi a una impoten- cio con los que mantenía relaciones no siempre cor-
Como vemos, es incuestionable que las cosas no sur- cia, porque había que esperar el gran cambio, la revolu- diales, bajo el control de los invasores, que los vigilan
gen de la nada, sino que las palabras de la academia ción, para tirar todo por la ventana (y de paso tam- constantemente y los igualan en lo posible porque ne-
tienen una continuidad y nunca son obra de alguien bién la ventana). cesitan mantener el orden. Esta es una imagen aluci-
que las inventó mientras se afeitaba o se maquillaba. En tiempos en que muchos creían que la revolución nante, una pesadilla. Pues bien, más o menos eso es
En este clima creado por la sociología general a lo estaba a la vuelta de la esquina, podía sostenerse una una institución total, con mayor o menor intensidad
largo de más de veinte años, la criminología socioló- posición semejante, pero cuando los hechos demos- controladora.
gica no podía seguir preguntándose por las causas del traron que lo que estaba encima era una reconstruc- Es obvio que en el caso de la pesadilla usted no
delito sin reparar en el poder punitivo. ción brutal del estado gendarme, estas posiciones de- aprendería a socializarse, que sus hábitos de vida cam-
Hasta ese momento nadie había analizado el ejerci- bieron ceder a la prudencia. biarían totalmente, que sufriría una pérdida de autoes-
cio del poder represivo. El delito podía atribuirse a Por otra parte, la llamada criminología liberal tampo- tima brutal y su objetivo dominante sería ver cómo
muchos factores, incluso al poder mismo, pero del sis- co era tan ineficaz como pensaban algunos radicales y hace para salir de allí, para irse lo más lejos posible,
tema penal en particular nadie se ocupaba. No obstan- confieso mi propia experiencia al respecto. huir de la pesadilla.
te, no se podía seguir avanzando sin tomarlo en cuenta En 1979, un extraordinario pensador italiano que dores se vieron forzados a tomar el camino del exilio primaria. En efecto, las “causas” originales de la desvia- Pues bien: si todas las demandas de rol se satisfacen Todo el discurso de resocialización se desbarata con
y, al hacerlo, podemos decir que se cayó la estantería. era catedrático en Alemania, Alessandro Baratta, cu- durante la dictadura: entre otros, Roberto Bergalli en ción desaparecen y ceden el lugar a la importancia cen- todos nos vamos contentos y felices. Pero si me pongo esta investigación, que si bien Goffman la llevó a ca-
La caída de la estantería es algo que en términos cien- ya desaparición dejó en el pensamiento criminológico Barcelona, Luis Marcó del Pont y Juan Pegoraro en tral de las reacciones de desaprobación, degradación y a ladrar, el público se enoja y me grita de todo; si en el bo principalmente en los manicomios, es transferible
tíficos fue bautizado hace algunos años por Kuhn de un vacío muy difícil de llenar, publicó un artículo en México. Durante los años sangrientos esta criminolo- aislamiento de parte de la sociedad. público un grupo de borrachos grita barbaridades, el en gran medida a la cárcel.
un modo más elegante: cambio de paradigma. Significa el que demostraba que la sociología anterior a la críti- gía sólo se comentaba en nuestro medio en pequeños Esta criminología liberal no estaba aislada de la so- que me enojo soy yo. En el primer caso, los organiza- Dentro de la misma corriente del intraccionismo sim-
que se cayeron todas las tazas y se mezclaron con otras ca y la liberal bastaban para demoler todos los discur- cenáculos, mientras las cátedras seguían languidecien- ciología general, sino que procedía directamente de dores le explicarán al público que cuando me invita- bólico fue determinante un libro de Howard Becker de
y, por ende, se deben reponer en un nuevo orden y sos corrientes con que el derecho penal legitimaba el do en el rincón de la facultad de derecho (en la de ella y, en particular, de dos grandes influencias que és- ron no suponían que estaba loco; en el segundo caso 1963, Outsiders, que consolidó la teoría del etiqueta-
con unas cuantas tazas nuevas en un nuevo armario. poder punitivo en forma racional. Buenos Aires con el más puro positivismo peligrosista). ta había recibidio: por un lado de la psicología social, me explicarán a mí que fue imprevisible la presencia miento (en inglés labeling approach).
Eso es lo que sucede en la ciencia, cuando se rompe el Me asustó mucho ese artículo, porque pensé que po- En la actualidad, pasados los años, vemos que la es- con el interaccionismo simbólico; por otro, de la filoso- de los borrachos. Becker trabajó su investigación con músicos de
marco dentro del cual todos pensaban y viene otro di- día demoler todo el derecho penal con consecuencias tantería se cayó para siempre, que la criminología ac- fía, con la fenomenología de Husserl. Comencemos Esos episodios que generan agresividad cuando no jazz usuarios de marihuana y lo hizo con tal interés
ferente, como pasó con Copérnico, Einstein y otros. imprevisibles para las garantías individuales, acerca del tual no puede eludir el análisis del sistema penal y del por acercarnos al primero. se responde a las demandas de rol se llaman disrupciones que se convirtió en un virtuoso del piano. Descubrió
Fue así que la discusión acerca de la policía, los jue- que, por otra parte, acababa de escribir cinco volúme- poder punitivo en general y –como dijimos- el enfren- El interaccionismo simbólico se fundaba en las ideas y nos enojamos porque cuando adviene una disrupción que la desviación es provocada, que hay una empresa
ces, etc., o sea, a donde habían llegado nuestros viejos nes insufribles. Por eso intenté responderlo, natural- tamiento entre las dos corrientes criminológicas se ha de George Mead, según el cual todos tenemos un mi no sabemos cómo seguir, nos quedamos sin libreto. moral que hace las reglas, que no se estudia a los fa-
amigos del café discutiendo con el que quería mano mente sin éxito, de lo que me convencí poco después. atenuado mucho, aunque más por efecto de pánico que que se va formando por las exigencias de roles de los Esto sucede en todos los actos de la vida. Si nuestro bricantes de las reglas (empresarios morales) sino a
dura y bala, fue tomada por la criminología en los En efecto, la criminología liberal –reformista, de me- de amor. El modelo Reagan-Thatcher-Bush y su nefasto demás, y un yo que es lo que aportamos nosotros. vecino sale siempre con un mameluco y una caja de las personas a quienes se les aplica la etiqueta que las
años sesenta del siglo pasado. Dado que los habituales dio camino y todo- bastaba para deslegitimar al poder festival del mercado tuvieron este efecto paradojal. El sociólogo más importante dentro de esta corrien- herramientas y un día le pedimos que nos ayude a ha- deja fuera (outsiders). Esta rotulación coloca a la per-

II JUEVES 4 DE AGOSTO DE 2011 JUEVES 4 DE AGOSTO DE 2011 III


sona en otro estatus que le impide continuar su vi- el estereotipo respectivo y, por ende, carga con un mún, se nos altera cuando en otro país y no sabemos
da normal: desde el no te juntes hasta la descalifica- estigma que condiciona la prohibición de coalición (en cómo se compra el boleto del ómnibus, y mucho más
ción en cualquier actividad competitiva de la vida el barrio es el no te juntes, la mala junta). cuando por desconocer el idioma y el alfabeto nos
corriente. Se le condiciona una carrera conforme a volvemos analfabetas.
la etiqueta que se le adosó. 25. La crítica liberal y la fenomenología La sociedad –escriben Berger y Luckmann- es la su-
Es obvio que esta crítica importa un golpe muy Como es sabido, Husserl planteó desde la filosofía ma total de las tipificaciones y de los modelos recurrentes
fuerte al poder punitivo al poner de manifiesto el el problema de la intersubjetividad, lo que no podía de interacción establecidos mediante ellos. En cuanto
arbitrario reparto de las etiquetas y arrojar dudas dejar indiferente a la sociología. El sociólogo austría- tal, la estructura social es un elemento esencial de la rea-
no ya sobre los subordinados (los perros de abajo) si- co Alfred Schütz atrapó la idea en el aire afirmando lidad de la vida cotidiana.
no sobre los altos responsables del poder que deci- que la intersubjetividad no es un problema sino una Del pensamiento de sentido común trasciende la
den la legislación penal y orientan la selección de realidad, con lo que dio un nuevo enfoque a la so- conversación del encuentro directo y da lugar al
las personas a criminalizar. ciología del conocimiento. pensamiento abstracto, filosófico y científico. En
Ni lerdos ni perezosos los defensores del orden le En cuanto a la cuestión criminal, nos interesa en este sentido, el pensamiento científico depende de
objetaron que por ocuparse de los llamados delitos particular la contribución que procede de un peque- un previo conocimiento de sentido común (que se
sin víctima (consumidores de marihuana, hippies, ño libro publicado en 1966 por un austríaco (Peter resiste a desaparecer). Los filósofos también mojan
homosexuales), trata de igual modo a éstos que a Berger) y un alemán (Thomas Luckmann), que se las medialunas en el café y se duchan a la mañana,
los asesinos seriales de ancianitas, porque todas se- ha convertido en un clásico en las carreras de comu- si son limpios.
rían puras etiquetas. Nada menos exacto ni más nicación: La construcción social de la realidad. Para Berger y Luckmann los seres humanos son
falso que esta objeción. Aunque este trabajo no se ocupa de criminología, producto y artífices del mundo social. Todo lo que
Si bien sin etiqueta no hay delito, no es cierto que veremos su enorme proyección cuando nos ocupe- en lo institucional parece objetivo es meramente obje-
ésta crea el delito ni Becker ni nadie sostuvo esto. Sin mos de la criminología mediática, pero digamos bre- tivado, es lo que se alcanza a través del proceso de
contrayentes tampoco hay matrimonio, pero el ma- vemente en qué consiste. reificación.
trimonio no crea a los contrayentes como novios an- La investigación parte de que hay conocimientos Es interesante señalar que Berger y Luckmann ob-
teriores al acto; el testamento no crea al causante ni de sentido común sin los cuales no podríamos actuar servan que a la sociedad le molesta el intelectual.
tampoco lo mata, aunque sin testador muerto no en sociedad, pues la realidad con que nos maneja- Eso obedece a que en ella prima el conocimiento
hay sucesión testamentaria. mos es en definitiva una interpretación aceptada por objetivado como cosa (reificado) y el intelectual lo
Hay etiquetas que se colocan en material más eti- todos de los significados subjetivos, vale decir, que cuestiona, pues cuando todos afirman que está la co-
quetable que otro; sin duda que en el caso de los ase- vivimos en un mundo de interpretaciones comparti- sa salta mostrando que la tal cosa no existe. Es el que
sinos seriales hay mucho material bien etiquetable, das, intersubjetivo. dice que el rey está desnudo. Si bien cumple un papel
así como que en los fumadores de marihuana hay Esto no significa que no existan los entes físicos; dinamizante fundamental, pues propone una visión
poco y en los homosexuales no hay nada, pero lo es obvio que si me paro delante de un ómnibus me alternativa, asume una posición marginal y tiene ne-
cierto es que eso no interesa al etiquetamiento, que atropella, pero si extiendo la mano desde un lado, se cesidad de un grupo que lo defienda.
lo hace en unos pocos casos y de modo arbitrario, detiene y abre su puerta delantera. El mundo es el ¿Cómo se explica esta opción por la marginalidad
pues no siempre se etiqueta como homicidas a los conjunto de significados que comparto con los otros propia del intelectual? Los autores creen que surge de
que matan: sin detenerme en las ejecuciones sin y que hace que el chofer no me atropelle ni los pasa- una disparidad entre la socialización primaria (que
proceso, en los escuadrones de la muerte, en los asesi- jeros protesten porque el ómnibus se detiene para tiene lugar en la infancia) y la secundaria (del adul-
natos masivos genocidas y en otros horribles críme- que yo ascienda. El material del mundo es sólo su to). Se trata de una insatisfacción personal del agente
nes impunes, lo cierto es que tampoco se etiqueta base física, pero el mundo mismo resulta del conjunto adulto con su socialización primaria. Pareciera que
como homicidio la guerra, las muertes por polución de significados (los para qué) que forman el sentido cuando niño, el intelectual no ha estado muy satisfe-
ambiental, las penas de muerte por error, el cierre de común del conocimiento objetivado. cho con las respuestas –y órdenes- de los adultos o
hospitales, de puestos sanitarios, la desidia en el cui- Ese conocimiento común de la vida cotidiana se se- después se dio cuenta de que eran bastante tontos.
dado de las rutas, ni los fabricantes y vendedores de dimenta con el tiempo y se tipifica volviéndose anó- En ocasiones se producen importantes transfor-
armas son etiquetados como cómplices de homici- nimo, es decir, se objetiva, el ser humano se habitúa. maciones en las personas, que llaman alternaciones y
dios, aunque sean sus cooperadores necesarios, ni si- Un acto que se repite con frecuencia crea un hábi- que provocan redefiniciones o procesos de re-sociali-
quiera cuando las venden a los dos bandos en guerra to que lo reproduce con economía de esfuerzos, pues zación semejantes a la socialización infantil. Según
o a los narcotraficantes en lucha. limita las opciones y evita que ante cada situación lo hemos visto, el etiquetamiento desata un proceso
Los envases pueden contener mucho, poco o nada haya que replantear todo desde el principio. Al le- de re-socialización forzado. La persona es forzada a
de material etiquetable, pero eso es indiferente para la vantarnos cada mañana no nos preguntamos si Dios cambiar, a autopercibirse de otro modo. No en vano
arbitraria distribución de las etiquetas, que las fija en existe y de allí deducimos significados en cadena una prisión impacta como una suerte de internado
envases vacíos o llenos, pero deja de hacerlo con hasta llegar al valor de la acción de ducharnos. Hay para adultos infantilizados y lo importante sería pro-
otros mucho más llenos. replanteos que se hacen algunas veces en la vida, pe- porcionar un trato que neutralice hasta donde sea
Esta es la cuestión que no debe confundirnos nun- ro siempre seguimos tomando el café con leche con posible ese proceso de re-socialización. En esta termi-
ca: lo que Becker prueba es la arbitrariedad del eti- medialunas. nología, el tratamiento penitenciario debiera evitar
quetamiento y esto pone en crisis todos los argu- Estos hábitos sedimentados adquieren carácter es- la re-socialización.
mentos con que el derecho penal trata de darle ra- table, anónimo, preceden a nuestra vida y están so- Es bastante clara la influencia de Heidegger en
cionalidad al poder punitivo. No en vano el artículo metidos al control social. El más importante instru- Berger y Luckmann: el ser humano, en vez de perci-
de Baratta me causó tanta impresión y alarma. Se mento de legitimación es el lenguaje, con una lógica birse como productor del mundo, lo hace como pro-
me caía la estantería, por cierto. que se da por establecida. De este modo, los conoci- ducto de éste. Los significados humanos ya no son vis-
El panorama del interaccionismo simbólico lo mientos de sentido común (que son subjetividades tos como algo que se produce por el mundo, sino como
completó desde Gran Bretaña Denis Chapman con compartidas) se objetivan y devienen cosas, se pro- productos de la naturaleza de las cosas. Así se vio a la
un libro llamado Sociología y el estereotipo del criminal duce la reificación (de res, cosa). esclavitud, al colonialismo, a la guerra y a tantas
(1968), en que esclarece cómo se selecciona para Si me aparto del mundo reificado me sancionan. otras aberraciones en el curso de la historia.
criminalizar conforme a estereotipos que son creados Nadie haga la prueba, pero si usted se mete la me- Cabe señalar que con lo expuesto no agotamos el
como síntesis de los peores prejuicios de una socie- dialuna en la oreja, se lustra los zapatos con el café cuadro de la criminología crítica que hemos llamado
dad y que no responden sólo a cuestiones de clase ni con leche y le habla en ruso o en guaraní al mozo, liberal, pero tampoco nos proponemos hacerlo. Sim-
de capacidad económica. se para delante del ómnibus o le pide que le venda plemente, recogemos los elementos que luego nos
El concepto de estereotipo es hoy indispensable pa- cigarrillos al chofer, lo llevarán al manicomio, lo serán útiles para esclarecer el fenómeno de la crimi-
ra explicar cómo funciona la selección criminalizan- que también es una sanción de internación en una nología mediática y en especial para escuchar las pa-
te policial o judicial. En el barrio lo suelen llamar institución total. labras de los muertos y fundar nuestro proyecto de cri-
pinta de chorro y es una suerte de uniforme del outsi- Berger y Luckmann explican que de ese modo el minología cautelar.
der, pero por efecto de las demandas de rol no es al- otro en la relación interpersonal siempre es visto co-
go sólo externo, sino que el portador lo va incorpo- mo un ser-como, es decir, en un rol. El chofer del
rando, se le va obligando a tragarse el personaje, lo ómnibus nos ve como pasajeros y nosotros a él como Equipo de trabajo:
asume a medida que responde a las demandas de los chofer. Esas relaciones y roles que conservamos y Romina Zárate, Alejandro Slokar, Matías Bailone
otros, su mi va siendo como los otros lo ven, es como practicamos en base a un sistema de significantes co-

IV JUEVES 4 DE AGOSTO DE 2011

You might also like