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Jacques DERRlDA es, sin duda, el mayor polígrafo de


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Jacqúes Derrida
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la gramatología, La voz y el fenómeno, La escritura y la


diferencia, Márgenes de la filosofía, Del Espíritu. Heidegger y
'«l
El otro cabo
la cuestión, y ese indescifrable monumento que es Glas. El ....
'tl
traductor, Patricio Peñalver (Universidad de Murcia), es uno :e
de los más reputados conocedores del pensar derridiano, al'
que ha dedicado La des construcción (Barcelona, 1989).
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¡e La democracia~ para otro· día
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¡Q¡
Pensar Europa. Pensar Europa de otra manera. No soñar S

eon una .. Nu eva Europa": el suefío del mederHismo es, «:
¡¡
indisolublemente, la pesadilla forjada por los totalitarismos. ~
o
Sino «Otra Europa», desde sus propios márgenes o bordes: E
los colonizados rebeldes, levantados ahora en el pr opio .S
interior, expropiados como <<lo otr o» de Europa. Y todo ello,
atando cabos sueltos, yendo al cabo de la_ calle: desde una
palabra intraducible por exceso y derroche: <<Cap». U na
mueca, una muesca de nuestros presuntos delirios de poder
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y dominación. Europa, el «cabo» de la gigantesca Eurasia, ..o


~
Q
ha gustado de aparecer ante sí misma como la Cabeza de
las Naciones, tomadas bajo su generoso protectorado. Y ha ~
de ser justamente un meteco, un mestizo hiperculturizado e ~
"O
hipercolonizado, nacido en Argel, de origen judío, afincado , .~

en París (la Capital), conocedor y desmantelador de la


.. ~ •
Q
Metafísica Occidental: Jacques Derrida, quien se pregunte V
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lúcidamente por la posibilidad de un cam bio de «rumbo, t- 0"
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(de nuevo, <<Cap», en francés). (h
El libro incluye también en sus páginas una Pnrr"'-"' }
ahora desplazada, dejada «para otro día»: una visión q
tacha el juego del Día y la Luz {«jom·,, en francés), la ~

coyunda entre <<luz y taquígrafos» (estar al día, escribiendo .¡ ..


rápidamente, apresando el presente oral, que es lo que
«vale»: logocentrismo) que configura la democracia: el ,¡

(saeculum, «mundo») de las Luces.
L

ISBN 84-7628-086-6

6
Colección Delos
Ediciones del Serbal

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J::~coues -Derric1a
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El otro cabo

La democracia, para otro día

Traducción de
PATRICIO PEÑALVER

6
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Colección Delos
Ediciones del Serbal

1
1
1
· - ·-L....____
Índice

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·. ~-·· .

Director de la colección:
FÉLIX DU UE

El otro cabo 13
La democracia, para otro día 85
Título original:
L't;iutre cap
' ' . ! ·] ): . < • • -~
Primera edición: 1992
© 1992, edición española
Ediciones del Serbal - Guitard, 45
08014 Barcelona
Impreso en España
D.L.: B 19923/92
Diseño gráfico:
Zimmcrmann Asociados S.L.
Impresión: Grafos, S.A.
ISBN 84-7628-086-6

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.-.. -. ~= ·~ -:~ .
En el día de hoy

1\1 p:¡;gpg¡¡~rme ee¡:¡erosamente pubHcar como


libro - opúsculo o «folleto» - lo que en principio
había sido un· artículo de periódico, Jérome Lin-
dan me ha dado ocasión de reflexionar sobre la
alianza de un azar y una necesidad. Hasta ese mo-
mento no había prestado suficiente atención al he-
cho de que un artículo, «El otro cap»*, visiblemen-
te asediad·o por las cuestiones del periódico -y el
libro, de la edición, de la prensa y de la cultura
mediática; había sido publicado, ciertamente, en un·
periódico (Liber. Revista europea de los libros, octu-
bre 1990, n° 5), pero . en un periódico singular,
que intenta escapar a la regla; puesto que se inser-
ta simultáneamente, de forma. inhabitual, en otros
periódicos europeos (Franlifurter Allgemeine Zeitung,

,¡; Cap tiene en primera instancia el significado geográ-


fico de «cabo ... Pero también signific!Í.. «proa>>, «rurribo», «ca~
beza>>. El texto apela abiertarriente a esta diversidad de sig-
3 nificados de la palabra al mismo tiempo que subraya su raíz

l
1
j
común en el latín caput. En la traducción hemos optado
por destacar en contextos determinados los ~ignificados geo-
gráfico y maótimo, manteniendo cap• allí donde está marcac
da:;ltt referencia a la rafz (R del T.).

--- - --· --- _________ _ _ __ _ _ __ _ ...t:.li>'"-·'"·=


_,--- - -- - - - -- - - - - -- - -- -- -- -- _-Z.· .':_
L'Indice., El País, Le Monde) y simultáneamente en
l! manera, ¿se encuentran fechadas sin embargo en
el OÍa U~ huy, IJU plciiti güciT íi - llamada - 'dd
cuatro lenguas. Golfo» en un momento en que los problemas del
Ahora bien, ocurre, de forma aparentemente
casual, que otro artículo, «La democ~acia, para otro
1 derecho, de la opinión pública y de la comunica-
ción mediática atraviesan la urgencia y la gravedad
día.), que trata en el fondo problemas análogos, y
que se sabe? El lector juzgará.
eh primer término de la prensa y de la edición,
Hoy: resulta que ésa es la primera palabra de
del periódico, del libro y de los media (en su rela-
«La democracia, para otro día)) . Incluso si no es
ción con la opinión pública, con las libertades, con
os er en correspondencia con lo que resuena extrañamen-
con Europa) había sido. también publicado en otro
te en el apóstrofe de Paul Valéry, citado al comien-
periódico que era también el mismo,. a saber; Le
zo de «El otro cabo)) y relanzado de tarde en tarde:
Monde, y de nuevo aparte, en el suplemento de un
«¿Qué va a hacer usted EN EL DÍA DE HOY?»
número especial: ·el primer número de Le Monde
29 enero de 1991
de·la Revolutionfrangaise (enero 1989) que apare-
ció doce veces. durante el año del bicentenario. Así,
además ·de por esa comunidad de temas y en ra-
zón de esa situación (un periódico .dentro del pe-
riódico pero también un ·periódico como editado
aparte), he"pensado que .tendría algú'n.'s entido vol-
ver a poner estos . dos artículos sin cambios, uno
al lado del otro y bajo la misma luz (jour). 'El día
(jour), precisamente, la cuestión .o la refleXión del
día, la·resonancia de la expresión aujourd.'hui (hoy,
día de hoy): es eso lo que estos artículos de perió-
dico conservan como más común, en su fechf!, en
el df~ .(a la luz) de entonce~*· · E,n · c:q.antó ~ las
hipótes.i s y . las proposiCwnes ..arriesgadas de .esa relevantes mediante el expediente de un paréntesis aclarato-
rio. Esa condensación afecta visiblemente también al uso cier-
tamente marcado de aujourd'hui, «hoy>> que traducimos a
· "' ·A lo largo del texto, y ya en este pasaje, el autor veces por «en el día de hoy>>, (eventualmente con la reso-
juega frecuentemente con los .dos valores de jour. «düin •.y nanpia <<a la luz de hoy») (N. del T.).
«luz». Lo haremos notar-en· nuestra versión en. los enclave's

11
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El otro cabo
Memorias, respuestas y responsabilidades*

el riesgo que corre de ser simplemente uno de esos


espectáculos que dan ocasión para yuxtaponer; en
buena compañía, discursos o disertaciones acerca
de ·un tema generaL Por ejemplo un espectáculo
cultural, precisamente, o una representación, a no
ser que esto resulte finalmente un ejercicio acerca
de lo que se .llama con esa palabra .tan oscura, la
«cultura». Y acerca de un problema que seguirá
siendo siempre de actualidad, . Europa.
Que ·este encuentro tenga alguna oportunidad
de· escapar·a la repetición .sólo será posible en la
medida en .que algún tipo. de .inminencia, -oportu-
nidad o peligro a la vez, haga presión sobre no-
sotros.

* Antes de su publicación en forma abreviada en U.~


ber, esta conferencia fue pronunciada en Turín, e] 20 de
mayo de 1980, en u~ coloquio sobre ,,La identidad cultural
europea>•, bajo la presidencia de Gianni Vattimo, con la par-
.. : ticipaCión de Maurice Aymard, Vladiinir :K. Bukowsky, Ag-
'~ ' nes Helle~, ]osé Saramago, Fernando Savater, Vittorio Stra~
da. ; Las notas se añadieron· posteriormente.

13
¿Qué inminencia? Algo único pasa en Europa,
en lo que se sigue llamando Europa aunque -no
1
1
desencadenan, se mezclan, se mezclan entre ellas
, . 1 ·, • L ...]
pe1·u SC J.11CZC.iaií Lá.illüii3ü., 3lli cru~ e~~ est::; ;..a:-:!}'"2. r;.:e~=.

fortuito, con el aliento, la respiración, el «espíritu>•


se sepa muy bien a lo que se llama así. ¿A qué
mismo de la promesa.
concepto, en efecto, a qué individuo real, a qué
Para empezar les confiaré u~ sentimiento. Y
entidad singular asignar ese nombre hoy? ·Quién
. , fr ¿ ya a propósito de los cabos (caps) -y de los bor-
· dibUJara sus onteras?
des a los que voy a atenerme. Es el sentimiento
Al resistirse tanto a la analogía como a la anti-
un .poco abrumado de un viejo europeo. Más pre-
cipación, lo que así se anuncia parece carecer de . .
europeo por su nacimiento; puesto que proce o· e
cia,. travesía de dos certidumbres contradictorias:
la orilla meridional del Mediterráneo, y por eso se
el muy viejo tema de la identidad cultural en gene-
tiene, cada vez más con la edad, por una especie
ral:{antes de la-guerra se habría dicho quizás iden-
de mestizo europeo super-culturizado, super-co-
tidad «espiritual»), .el muy viejo asunto de la iden-
lonizado (las palabras latinas cultura y colonización
tidad europea tiene ciertamente la antigüedad
tienen una raíz común, allí donde precisamente se
venerable de un asunto agotado. Pero ese tema, ese
trata de lo que les ocurre alas raíces). Es quizás
~<sujeto» guarda quizás un cuerpo virgen. ¿No en-
el sentimiento en suma, de alguien que, desde el
mascarará su nombre algo que todavía no tiene ros-
cólegio en la Argelia francesa, ha tenido que capi-
tro? Nos preguntámos en la esperanza, el temor y
talizar la vejez de Europa, aun . conservando algo
el temblor a qué va a parecerse ese rostro. ·Seguí-
, ., d ? ¿ de la juventud insensible e· impasible de la otra
ra parec1en ose. ¿Y al de alguna persona que cree-
orilla. En .realidad, todas las señales de una inge-
mos conocer, Europa? Y si ·su no-parecido tuviese
nuidad, incapaz todavía de esa otra vejez de la
los rasgos del porvenir, ¿escapará aquél a la mos- que la cultura francesa lo · había separado •muy
truosidad?
pronto.
La esperanza, el temor y el temblor están a De ese sentimiento de viejo europeo anacróni-
la altura de los signos que nos llegan de todas par-
co, juvenil y cansado por.su edad misma, haré el
tes en Europa, donde, precisamente en razón de
primer axioma de este pequeño discurso; y diré
la identidad, cultural o no, se desencadenan las peo-
«nosotros~> en lugar de «yo»: otra manera de pasar
res violencias, esas que reconocemos demasiado sin
subrepticiamente• del sentimiento ·al axioma.
haberlas pensado todavía, los crímenes de lá ú~no­
Nosotros, los europeos, somos más jóvenes que
fobia, del racismo~ del antisemitismo, delfan~tii~
nunca, puesto .que una · cierta Europa no existe
mo religioso o nacionalista; violencias ·que se
15
14

~ .~. ·.: . -
1
todavía. ¿Ha existido alguna vez? Pero somos como
esos jóvenes que se levantan desde el alba viejos
1
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los conceptos de identidad o de cultura - como
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e1 nomon:: pro~:nu 1.:.iu:i upa - , üe:üü i"Cü~üc~.;:;r ~es~,
y cansados. Estamos ya agotados. Este axioma de puesto que ni el tiempo ni el lugar se prestan. Pero
finitud es un enjambre o un asalto de preguntas. me hace falta sin embargo formular de manera u n
¿Desde qué agotamiento deben volver a partir los poco dogmática, y es mi segundo axioma, una ne-
• jóvenes viejos-europeos que somos? ¿Deben volver cesidad muy seca, cuyas consecuencias pueden
a empezar? ¿O bien salida de Europa, separarse afectar a toda nuestra. problemática: lo propio de
de una vieja Europa? ¿O bien volver a partir hacia una cultura es no ser idéntica a sí misma. No el

a partir para volver hacia una Europa de los oríge- cir «yo>> o (<nosotros», no poder tomar la forma e
nes que habría en suma que restaurar, reencon- sujeto más que en la no-identidad consigo o, si us-
trar, reconstitull; en el curso de una gran fiesta de tedes lo prefieren, en la diferencia consigo. No hay
«reencuentros»? cultura o identidad cultural sin esa diferencia con-
«Reencuentros>> es hoy en .día una palabra ofi- sigo. Sintaxis extraña y un poco violenta: <(consigo>)
cial. Forma parte del,código de la política cultural (avec soi) quiere decir también (<en su casa» (chez
de-Francia en Europa. Los discursos y documen- soi) (avec es «chez,), apud hoc). En este caso la di-
tos ministeriales la usan mucho. Comentan así un ferencia de sí, lo que difiere y se separa de sí mi=-
discurso de ·Franc;ois Miterrand: Europa, dijo el pre- mo, sería también diferencia (de sí) consigo, dife-:
sid.ente de ·la República (quizás incluso cuando rencia a la vez interna e irreductible al «en su cas~>:·
presidía también la Comunidad europea) «entra en Esa diferencia reuniría y dividiría también irreduc-
su . historia y en su geografía como entra uno tiblemente el hogar del «en su ca.Sa». En realidad,
en su casa». ¿Qué quiere decir eso? ¿Es posible? no lo reunirla, poniéndolo en relación con él mis-
¿Deseable? · ¿Es eso mismo lo que se anuncia en mo, más que en la medida en·que lo abriese ·a esa
el día de hoy? separación. ·
·,No voy a intentar, todavía no, responder a esas Eso puede decirse, inversamente o recíproca-
preguntas. Pero arriesgaré un segundo axioma. Lo mente, de toda identidad o de toda identificación:
considero previo a la posibilidad misma de darle no hay relación consigo, identificación consigo sin
un · sentido a .aquellas aserciones (por .ejemplo la cultura, pero cultura de sí como cultura del otn:5;
de los (<reencuentros») y a aquellas preguntas. A cultura del doble genitivo y de la diferencia consi-
pesar de la inclinación y la convicción que tendrían go. La gramática del doble genitivo señala también·
que impulsarme aquí a analizar genealógicamente q1,1e una cultura no tiene nunca un solo origen- La;

16 17

~--- ---~---------
monogenealogía sería siempre una mistificación en
1_ L.: _ :... _ _:_ .J _ "'!_ - ~-1..:..- - ~­
r1 Europa, aquí y ahora . ¿Hay un «hoy» completa-
'•'
Lél. lU.l:>l.Ullé1 Uv .lé1 \.i UUl.Ué1o
¡
mente nuevo de Europa, y con una novedad que
En cuanto a la Europa de ayer, de mañana o sobre todo no se parezca a lo que se ha .llamado
de hoy, ¿habrá sido sólo _un ejemplo de esa ley? -otro programa conocido, y de los más siniestros -
¿Un ejemplo entre otros? '¿O bien la posibilidad una ((Nueva Europa»? Trampas de este tipo. que
ejemplar de esta ley? ¿Se es más fiel a la herencia no son sólo trampas del lenguaje, las encontramos
·de una cultura cultivando la diferencia-de-sí (con- a cada paso, están en el programa. ¿Hay un ((boy)l
sigo) que constituye la identidad, o bien atenién- completamente nuevo de Europa más allá ?e to_dos

mantiene concentrada? Esta pregunta puede pro- bles (no podemos y no debemos olvidarlos, pues
pagar los efectos más inquietantes sobre todos los ellos no nos olvidan), del eurocentrismo y del anti-
discursos y todas las políticas de la identidad eurocentrismo? ¿Estoy abusando del «nosotros~> si
cultural. empiezo diciendo que, sabiéndolos ahora de me-
- En sus «Notas acerca de la grandeza y la de- moria, y por agotamiento, puesto que estos progra-
cadencia de Europa» Valéry parece provocar a un mas inolvidables son agotadores y están agotados,
interlocutor familiar, a la vez próximo y todavía des- no queremos ya saber nada más hoy ni del_ euro~
conocido, En una especie de apóstrofe, como el lan- centrismo ni ,del antieurocentrismo? Más allá de esos
zamiento de un.a pregunta que ya no lo dejará en programas demasiado conocidos, ¿de qué «identi-
paz, le arroja la palabra «hoy». «HOY» y la palabra dad cultural» debemos responder? ¿Responder ante
está escrita en letras mayúsculas o capitales, hoy quién? ¿Ante qué memoria? ¿Para qué promesa?
crece como el desafío mismo. El gran desafío, el ·Y es «identidad cultural» una buena palabra para
t__.
desafío capital, es el día . de hoy: «¡Y bien! ¿Qué «hoy»?
va usted ·a hacer? ¿Qué va_usted a hacer HOY?» Un título es siempre un cap. Es una cabecera
(Oeuvres, Bibliotheque de la Pléiade, Gallimard, t. ll, de capítulo, y también un encabezamiento. Al pro-
p. 931). poner este título, «El otro cap», para unas breves
¿Por·qué el día de hoy merecería esas mayús- reflexiones casi improvisadas, pensaba en el avión,
culas? Porque eso mismo que nos éuesta trabajo en primer término, en el lenguaje de la navegación
hacer y pensar hoy, para Europa, para una Europa aérea-o marítima. En el mar o en el aire, una nave
arrancada de la autoidentificación como repetición <fait cap», «pone rumbo»: «pone rumbo a>'~ por
de sí, es ;precisamente la unicidad del <(hoy>>,. un ejemplo, otro continente, hacia un destino que es
cierto acontecimiento, un advenimiento singular de el:suyo pero que puede cambiar. En mi lengua se

18 19
dice <{aire cap» («poner rumbo») pero también
ri
1
del otro es quizás la primera condición de una iden-
tidad o de una identificación que no sea egocen·
«changer de cap» («cambiar de rumbo») . La pala- ¡

bra «cap» (caput, capitis), que significa, como sa.. trismo destructor - de sí y del otro.
ben, la cabeza o la extremidad de lo extremo, el Pero, más- .allá de nuestro cap, no hay sólo que
final y la punta, lo último, la última extremidad, acordarse del otro cap, y sobre todo del cap del
· el esjaton en general, en el lenguaje de la navega- otro, sino quizás de lo otro del cap, es decir, de
ción asigna el polo, el fin, el telos de un movimien- u na relación de la identidad con lo otro que no
to orientado, calculado, deliberado, voluntario, or- obedezca ya a la forma, al signo o .a la lógica del

mujer: en general, y sobre todo en tiempo de gue- ciórt. El verdadero título de estas reflexiones - aun-
rra, es un hombre el que decide sobre el «cap»; que un título sea un «cap>> o 'un ·encabezamiento
sobre la punta avanzada que es él mismo, la proa de capítulo - nos orientaría más bien hacia lo otro
a la cabeza del navío o del avión que pilota. La del «Cap>>. Selectivamente, deduciré la forma de to-
escatología y 1a teleología son el hombre. Es él quien das mis proposiciones de una gramática y de una
da las órdenes a la tripulación y lleva el timón ro sintaxis del «cap»,- de una diferencia de género, es
la palanca de mando; en una palabra, el que se decir, también del capital y de la capital. ¿Cómo
encuentra a la cábeza, la cabeza que es él mismo; . puede responder una «identidad cultural europea»',
de la tripulación y de la máquina ....:... y se le llama y responder de forma responsable - responsable
frecuentemente capitán. de sí, del otro y ante el otro - a la doble cuestión
La expresión <<el otro cap» puede también su- del capital y de la capital?
gerir que se anuncia otra dirección o que hay que. Europa, hoy,· en el día de hoy - que Valéry
cambiar de destino. Cambiar de dirección puede escribe con mayúscula - se encuentra en un mo·
querer decir: cambiar de objetivo, decidirse a to- mento de su historia (si es que la tiene, y con tal
mar otro «cap», o bien cambiar de capitán, · si no de que ésta sea una, iclentifieable), de la historia
-"'- ¿y por qué .no? - la edad o el sexo del capitán; de su cultura (si es que alguna vez puede identíH-
acordarse incluso de que hay otro «cap», puesto catse ésta corno una ·y la misma; y responder de
que el <<cap»: no es solamente el nuestro, sino el sí misma en una memoria de sQ, en el que la cues"
otro; no es solamente aquel que·identificamos,, cal~ tión .del ,«cap•~ parece ineluctable. Cualquiera ·que .
culamos, decidimos, ,sino también el cap del otro, sea la respuesta;la cuestión subsiste. Diría ,inc.lus0
ante··el cual:tenemos ' que responder, del que tene- que es necesaria: esa·cuestión debería subsistir, más
mos que acordamos, en la mediqa en que el <<Cap»· allá incluso de toda respuesta. ·Nadie, por otra

21
20
parte, piensa hoy en eludir tal cuestión, y no sólo imprevisible, lo inanticipable, lo no-dominable, lo
a partir de lo que ha empezado o más bien se no~identificable ; en una- palabra, como aquello de
ha acelerado estos últimos meses, en el Este o lo que no se tiene todavía memoria. Pero nuestra
en el centro de Europa. Estacuestión es además vieja memoria nos dice que también hay que anti-
muy vieja, tan vieja como la historia de Europa, cipar y guardar el «cap», pues, bajo el motivo -
pero la experiencia del otro cap o de lo otro del que puede convertirse en slogan - de lo inantici-
«cap» se plantea de forma absolutamente nueva; pable o de lo absolutamente nuevo, podemos te-
no nueva «Como siempre», sino novedosamente mer el regreso del fantasma de lo peor, al que be-

historia en la que el cambio de «cap», el cambio •<nuevo>>, en todo caso la vieja retórica, la demago-
de rumbo,·. la relación con el otro «cap» o con lo gia, la psicagogia de lo «nuevo» - y a veces del
otro del «cap», se experimenta como siendo en todo <~or:den nuevO>> -, de lo sorprendente, de lo 1iirgen~
momento posible? ¿Apertura y no-exclusión de de lo inanticipable. Tenemos, pues, que desc.onfiar
la que, en cierto modo, Europa tendría propia- tanto de la memoria repetitiva como de lo comple-
mente la ,responsabilidad? ¿Como ·si el concepto tamente otro de lo absolutamente nuevo; tanto de
mismo de responsabilidad respondiese, hasta en la capitalización anamnésica como de la exposición
su emancipación, de una partida de · nacimiento amnésica a algo que no sería ya en absoluto identi-
europea? ~ ficable.
Como toda-historia, la historia de una cultura Aludí hace un momento al seísmo que sacude
supone sin duda un «Cap>> identificable, un télos la Europa llamada Central y la Europa llamada del
en dirección al cual el movimiento, la memoria y Este, bajo nombres tan problemáticos como peres-
la promesa, en suma la identidad, y aunque .sea troika, democratización, reunificación, entrada en·
como diferencia de ·SÍ, pretende unificarse: toman~ la economía de mercado, acceso<a los liberalismos .
do la delantera en .la anticipación (anticipatio, an- político y económico. Ese temblor de tierra qu~
ticipare, antecapere). Pero la historia supone tam- por definición, no conoce fronterá, es sin duda la
bién que el «cap» no esté dado, que sea identificable causa próxima del tema escogido para este debate
de antemano y de una vez por todas. La irrupción acerca de la «identidad cultural europea». Yo que-
de lo nuevo, la uniCidad del otro, .hay, debería ser ría recordar aquello que siempre ha identificado
esperada como tal . (pero, ¿será posible alguna vez Europa con un «cap». Desde siempre; y ese «siem-
•: el como tal, el fertóineno, el ser como tal de lo úni- pre» dice algo -de todos los días de hoy en la me-
! !'
: i co y de lo otro?), deberla ser anticipada como lo móri.a de Europa, en la memoria de sí como cult~.:-

22 23

···-·- ---"----~-*---- --~~~_$-), ,e. :;::;v,~'::t~-; r'"1:$dh1<'6$!t"fi.)k§ .~~~~.:?~~-; ~ _-.,


- · -:;
!"9. de E1_1mna. En su ~reogrl'lfía física v en lo .aue
.1. ...... .......

se ha llamado con frecuencia, como hacía Husserl


• ~
,
!l .
Europa ha sido ese lugar privilegiado; el Euro-
peo, el espíritu europeo, el autor de esos -pro-
por ejemplo, su geografía espiritual, Europa se ha digios.
reconoCido siempre a sí misma como un cabo, ya ¿Qué es, pues, esa Europa? Esuna especie de
sea como la extrema avanzada de un continente, · cabo del viejo continente, un apéndice occiden-
· al oeste y al sur (el límite de las tierras, la punta tal de Asia. Mira de forma natural hacia el oes-
avanzada de un Finisterre, la Europa del Atlántico te. Al sur limita con un ilustre inar, cuyo pa-
de la orilla eco-latino-ibérica del Mediterráneo), pel, cuya función, debería decir, ha sido
e punto e pa 1 a para e es u
vención y la colonización, ya sea como el centro este espíritu europeo que nos ocupa1•
mismo de esta lengua en forma de cabo, la Europa,
del medio, estrechada,· incluso comprimida según . Un cabo, un «pequeño cabo» geogr·áfico, un
un eje . greco-romano,. en el centro· del centro · del: «apendice)> del cuerpo y del «Continente asiáticon-
cabo. .- {'
¡
. he aquí lo que a los ojos de Valéry es la esencia
Es así, por otra .parte, como Vruéry describía misma de Europa, su ser real. Y en la paradc~é.,
y definía Europa: como un cabo; y, ~ si esa d'es,crip-- a la vez provocadora· y clásica de esta gramática,
ción tenía: la forma de una definición, es que , el la: primera cuestión del ser y del tiempo habrá sido
concepto correspondía a la frontera. Ahí está toda; teleológica, o más bien contra~teleológica: si tal es
la historia de esta geografía. Valéry observa, mira, SU' esencia, ¿llegará. a ser -Europa. un día lo que

enfoca Europa; y ve en ella un rostro, uha perscuia;. es .: (poca cosa, en suma,· ' -l:m pequeño cabo o un
la considera como-un jefe, es decir, un· «Cap»-~ Esta! apéndice) o bien· persistirá·en lo que no es su esen-
cabezatieae también ojos;·está vuelta;hacia im cierto cia sino su- apariencia, a saber: bajo el cabo, el
lado, escruta el horizonte y .vigila en una· dirección «Cerebro»?. Y el verdadero télos, el mejor, no esta..:
determinada: ·' ) ría aquí' del lado de la esencia sino del de la apa-
riencia. A propósito de ·esa cuestión, a Valéry le
,. «De to.das estas rep,lizaciones, las más .nq..mero- gtJ.sta decir, precisament~ y como de paso, que es
sas, las más sorprendentes, las · más' fecundas, «capital»:- ' ·
.. han sido llevadas a cabopor unaoparte:·bastanl.:
. .- .- te limitada ·de la húmanidafl, y sobre•un ~m-: •· ' <<Ahora bien, el momento actual comporta esta
torio ~ muypequeñO en 'relación :C:on,.~el ·conjunto·; · cu~stión capital: . ¿va Europa· a manten.er su
de las . tierras habitables:; . • .. 'preeminencia en todos ·los campos?

24 25
¿Llegará a ser Europa lo que es en teali.dad,
1i presentantes masculinos de la punta continental del
es decir: un pequeño cabo del continente r cabo europeo, en lo que se llama la Comunidad
Eul."opea, con un dominio mediterráneo. Azar o ne-
asiático?
¿O bien seguirá siendo Europa lo que parece, i ··. cesidad: estos rasgos son a la vez discriminatorios
y significativos. Al menos, parecen emblemáticos;
es decir, la parte preciosa del universo terres-
tre, la perla de la esfera, el cerebro de un vas- y eso que vacilo en avanzar aquí bajo el título del
to cuerpo?» 2 «cap», del otro «cap» y de lo otro del cap, vendria
a inscribirse, al menos oblicuamente, bajo ese signo.

de todos los «caps» ~ encabezamientos de capítulo se haya dado de siempre la representación o la fi-
para señalar que en esta mesa están presentes, en 1
\
¡
gura de un cabo espiritual - a la vez como pro-
un número ampliamente dominante, hombres y ciu-
i
yecto, tarea o idea infinita, es decir, universal -
l memoria de sí que se concentra y se acumula,·.se
dadanos de la Europa del Oeste; escritores o flló-
sofos, según el modelo clásico del intelectual euro- capitaliza en sí y para sí. Europa ha confundido
peo: un guardián al .que se considera responsable también su imagen, su rostro, ~u figura y su lugar
de la memoria y de la cultura, un ciudadano _en- mismo - su tener lugar - con la de una punta
cargado de una especie .de misión espiritual de avanzada; digamos de un falo, si quieren; así pues,
Europa. No hay ningún inglés ,....- aunque la lengua · de nuevo, un cabo para la civilización mundial o
anglo-americana sea hoy-.la-segunda lengua univer- la cultura humana en general. La idea de una pun-
sal, destinada a duplicar todos los idiomas del mun- ta avanzada de la éjemplaridad es la idea de la idea
do; y es uno de los problemas-esenciales de la cul- europea, su eidos, a la vez como arjé: idea de co-
tura, hoy, de la cultura europea en particular, en mienzo, pero también de mando (el (<cap» como
la que el anglo-americano es y no es una1engua la cabeza, lugar de memoria capitalizadora y de
(cuando -un intelectual. francés va a Moscú ---: es decisión: de nuevo, el capitán), y como telos : idea
algo de lo que tengo experiencia y que nos resulta del fin, de un límite que lleva a oaho o pone un
muy común - eL anglo-americano sigue siendo la término, al fmal del acabamiento, en el objetiliO de
lengua mediadora, como lo es en esta mesa para la terminación. La punta avanzada es a la vez co-
dos de nosotros, Agnes Heller y Vladimir Bukovs- mienzo y fin, se divide como comienzo y fin; e='ó
ki; que no vienen en realidad ni de Hungría ni de el lugar a partir del cual o a la vista del cual tod·::~
la URSS sino de grandes universidades. anglosajo- tiene lugar. (Cuando Heidegger define ellug~ Orr;
nas). Estamos, pues, aquí, en .amplia;mayoria, re- recuerda que en su idioma alto o antiguo-alemár.,

27
26

lllo.!.lo--
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-: -:- -...· ·- __ _
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Ort significa la punta de la lanza, ahí donde todas
las-fuerzas se juntan y se concentran en el limite;
1
..
¡
l
.

das sus formas esenciales~ también aquellas que


comprenden e incluyen la anti-dialéctica, ha e!:;ta-
y cuando a propósito del preguntar dice que éste do siempre al servicio de esa autobiografía de Euro-
es la piedad del pensamiento, recuerda que fromm,
1 pa, incluso cuando ha podido tomar la forma de
Frommigkeit, viene de prómos: lo que .llega como confesiones. Pues la confesión, la culpabilidad, La
primero, lo que conduce o guía la vanguardia de autoacusación no escapan más al viejo programa
un combate. 3 que la celebración de sí. Quizás la identificación
Es siempre bajo la figura del cabo occidental en general, la formación y la afirmación de una
~ :

se cultiva; es bajo esa figura como se identifica, de la identidad (nacional o no, cultural o no- la
ella misma consigo misma; es así como identifica identificación es siempre cultural, no es jamás na.:
su propia identidad cultUral, en .el ser . para-si de tural - es la salida fuera de sí en sí, la diferencia
lo que tiene de más propio, ·en su propia diferencia consigo de la naturaleza) tiene siempre una forma
como diferencia -consigo, diferencia de sí·que' per. capital, la figura de proa de la punta avanzada y
manece con ella misma, cerca, de ella misma: de de la reserva capitalizadora. No es, pues, sólo por
sí, .diferencia consigo, con el sí mismo que se· guar- falta de tiempo por lo que voy a ahorrarles aquí
da , y. se concentra· én su propia diferencia, cm .su el desarrollo de un contra-programa opuesto a ese
diferencia con respecto a los otros; si se puede.de- programa arqueo-teleológico de todo discurso euro-
cir ·así; ' como diferencia de sí, ·diferente de sí para peo sobre Europa. Advierto solamente que de He-
sí;· en '..la tentación; el .riesgo o la oportunidad de gel a Valéry, de Husserl a Heidegger, y a pesar
guardar en (el interior de) sí la turbulencia del con, de ·todas las diferencias que separan esos grandes
de apaciguarla como simple fro'ntera int~rior ,....,.-.y ejemplos entre ellos .(he intentado señalarlos en '·Jtro
frontera .bien guardada por centinelas, vigilantes del lugar; por ejemplo en-Del espíritu)~ ese discurso tra..:
ser. ·_., dicional es ya un discurso del Occidente modemo.
Debería ihterrumpirme a mí.mismo en este re- Tiene fecha. Es el más actual, nada es más actual,
cuerdo, Y· cambiar de «Cap», cambiar de ,rumbo. pero ya 'tiene fecha - y esa actualidad deja apare·
Conocemos bien ese programa, de reflexión o · de cer, la arruga familiarmente inquietante, discreta pero
presentación de sí de .Europa. Somos viejos, -repito. despiadada, eL estigma mismo de una anacronícr
La vieja;Europa parece haber agotado todas -las·po- que marca el día de todos ·nuestros días, de nue!:.:.
sibilida9,es de discursos·'de contra~discurso acerca tros gestos, nuestros discursos, nuestros afectos, los
de. su;propia .identificación~ ' ·La dialéctica bajo to~ públieos y los privados·.- Tiene la fecha de un roD-

28 29

~ : o-::---
En cuanto a responder fielmente de e sa me-
mento en que Europa se ve en en el horizonte, es
iiioria y, a5i, ¡-.:opv:u.dc~ rig-~rco.~~~~te ~ ee:1 d~b]e
decir a partir de su fin (y el horizonte es, en griego,
orden, ¿deberá eso consistir en repetir o en rom-
el límite), a partir de la inminencia de su fin. Este
per, en continuar o en oponerse? ¿O bien en -inten-
viejo discurso ejemplar y ejemplarizante sobre Eu-
tar inventar otro gesto, en verdad una larga gesta
ropa es ya un discurso tradicional de la modemi-
- que supone la memoria - precisamente para
• dad. Es también el discurso de la anámnesis debi-
asignar la identidad desde la alteridad, desde el
do a ese gusto suyo por el fi~, si es que no por
otro «cap» y lo otro del «cap>>, desde un horde com-
la muerte. ?

Esta última hipótesis, acia la que pre eme


derna tenemos nosotros mismos que responder.
orientarme, no es solamente una hipótesis o una
Guardamos, junto con la memoria capitalizadora que
llamada, la llamada a lo que se da al mismo tiem-
de él tenemos, la responsabilidad de esa herencia.
po como contradictorio o imposible. No, creo que
Esa responsabilidad no la hemos escogido, se nos
esto tiene lugar alwra. (Pero hay también que em-
impone de manera tanto más imperativa en la me-
pezar a pensar, por eso, que ese «ahora>> no seria
dida en que es, en tanto que otra, y a partir d e
ni presente, ni actual, ni el presente de alguna ac-
lo otro, la lengua de nuestra lengua. ¿Cómo asumir
tualidad.) No es que esto ocurra, o que haya ocu-
esta responsabilidad, este deber capital? ·¿Cómo res-
rrido ya, no es que esto esté ya dado en el preSente.
ponder? Y sobre todo, ¿cómo asumir aquí una res-.
Creo más bien que este acontecimiento tiene lugar
ponsabilidad que · se anuncia como contradictoria,
como lo que viene, lo que se busca o se promete
puesto que nos inscribe de entrada en una especie .
hoy; en Europa, el <<hoy» de una Europa cuyas fron -
de obligación · necesariamente ·doble, de double
teras no están dadas - ni el nombre mismo, no
bind? La orden nos divide, en efecto, nos pone ~iem­
siendo aquí <(Europa» más que una apelación pa-"
pre en falta o en defecto, puestO que desdobla el ~y
leonímica:. ·Creo que si hay acontecimiento alguno.
que: hay que convertirse en·guardianes de una idea
hoy, éste tiene lugar ahí, en ese acto de memoria
de Europa, pero de una Europa que consiste preci~
que consiste en traicionar un cierto orden del capi-
samente en no cerrarse en su propia identidad y en
tal para ser fiel al otro «cap» y a lo otro del cap.
avanzar ejemplarmente hacia lo que no es ella, ha-
Y esto ocurre en un momento para el que la pala-
cia el otro «cap» o el «cap» del otro; incluso, y esto
bra «crisis», crisis de Europa o crisis del espíriiTt.,
es quizás algo completamente distinto, hacia lo otro
no es quizás ya apropiada.
del «cap» que sería el más allá de esta tradición ·
,La toma de consCiencia, la reflexión median1e
moderna: otra estructura de, borde, otra orilla. ·. ,
31
30

~--------­--------------------------------~---------- - , ·-- ·--"i

.· . ,·
......,.·. .::. -~ :
la cual, recuperando el conocimiento, se reencuen- histori3'>, puesto que el modelo esencialmente euro-
tra ~u «:st:ui.iJu>> (S~lb,)ibesi¡¡¡-~u,;¡,g), . 6Sti :1<3Cvnq;.Ü:;té0
de la identidad cultural europea como discurso ca- cías liberales, parlamentarias y capitalistas estaría,
pital, ese momento del despertar ·se ha desplegado de creerle, en trance de convertirse en un modelo
siempre, en la tradición de la modernidad, eri el universalmente reconocido, aprestándose todos los
momento y como el momento mismo de lo que se Estados-naciones del planeta a alcanzarnos en el
llamaba la crisis. Es el momento de la decisión, pelotón de cabeza, muy cerca del cabo, en la pun-
el momento del krínein, el instante dramático de ta capital de las democracias avanzadas, allí donde

nente y amenazadora. Crisis de. Europa como cri- Hubo tam ién a orma usser ana e a «CJ:I·
sis .del espíritu, dicen todos, en el momento en que sis de las ciencias europeas» o la «Crisis de la hu-
se· dibujan los límites, los contornos, el eidos, los manidad europe3'>: la teleología que orienta el aná-
fines-y confines, la finitud de Europa; es decir, en lisis de la historia y de la historia misma de ~ta
el momento.en 'que el capital de infinitud y de. uní" criSis, del ocultamiento del motivo trascendental con
v.ersalidad.que .s e encuentra en reserva en el- idio~ y desde Descartes, tiene como guía la idea de una
ma de e~tos límites se encuentra capitidisminuido comunidad . trascendental, a saber la subjetividad
o. en ~peligro. de un «nosotros••, de la que Europa sería a la vez
.· Nos;preguntaremos inmediatamente en qué con- el nombre y la figura ejemplar. Desde el origen de
si&te·. hoy la amenaza. Ese momento ·critico puede la filosofía, esta teleología trascendental habría mos-
tomar formas diversas; todas las· cuales, :y a pesar trado .el ~<cap».
de ·sus diferencias, graves. a veces, especifican una Hubo ·e n el mismo momento - y qué momen-
«lógic3'•, fundamentalmente análoga. Hubo, al me- to, en 1935-1936- el discurso heideggeriano que
no~, ; la forma del momento hegeliano; · en el · que deplora la Entmacluung del espíritu. La impoten~
el ~curso europeo consu'ena .con el retorno\ a ·sí cia del;espíritu, su hacerse impotente, lo que le -priva
del espíritu en .el Saber Absoluto, en este <<Íinal- violentamente de su potencia, no ~s otra cosa qua
de-la-hi.Stori3'• que puede dar lugar hoy a elocuen- la destitución .(Entmachtung). del Occidente euro-
cias éhá.rlatanas - por ejemplo [recuerdo que esto peo. Incluso cuando se opone al sub-objetivismo
era. antes ~e la llamada guerra del Golfo; el Golfo, trascendental o a la tradición cartesiano-husserliana
¿es o no es 'el.Cabo, lo negativo o lo otro del Cabo?] como a .su . síntoma, Heidegger .no . deja de recla-
la de un consejero de la Ca.Sa Blanca, cuando anun- mar que se piense el .peligro esencial como peligro
Cia con· gran ·impacto mediático «el-final-de-la- del, espiri~u. y del espíritu como cosa del Occidente
1

32 33

' ·-
:~~- .·_:~·->: ~.-
europeo, en el centro oprimido de la tenaza, en más dubitativo, tembloroso, dividido, a la vez inde-
- - -- , ~ _ • , · _ __ n ___ ~ _ 4
la JVUtte ae r...uropa, enn·e 1"\.men~a y nu:s1a. cidible y decidido de mi discurso.
En el mismo momento, quiero decir, entre las Esta palabra «capital» capitaliza, en efecto, en
dos guerras, de 1919 a 1939, Valéry define la cri- el cuerpo del idioma, y en el mismo cuerpo, si pue-
sis del espíritu como crisis de Europa, de la identi- do decirlo as:í, dos géneros de cuestiones. Más pre-
, dad europea, y más precisamente de la cultura euro- cisamente: una cuestión en dos ·géneros.
pea. Como he escogido para hoy la dirección
configurada del «cap» y del capital, me detengo un l. La cuestión surge en primer lugar en Jeme-

ciernen todas ellas a la punta capital, al punto del derla eludir hoy. ¿Hay lugar, hay de aquí en ade-
capital. lante un lugar para una capital de la cultma
Valéry es un espíritu del Mediterráneo. Al ha- europea? ¿Puede proyectarse un centro, al menos
blar del lago del Mediterráneo, ¿qué estamos nom- simbólico, en el corazón de esta Europa que se ha
brand'O? Como todos los nombres de los que ha- considerado largo tiempo como la capital de la hu-
blamos, como todos los nombres en general, éstos manidad o del planeta, y que no renunciaría hoy
designan a la vez un límite, un límite negativo,·.y a ese papel, como piensan algunos, más que en
una chance, una oportunidad, y la responsabilidad el momento en que la fábula de una planetariza-
consistiría quizás en hacer del nombre recordado, ción del modelo europeo resulte lo suficientemente
de la memoria del nombre, del límite idiomático, verosímil? En esos términos, la pregunta puede pa-
una oportunidad, es decir, una apertura de la iden- recer brutal y sin vigencia. No habrá capital oficial
tidad a su porvenir mismo. Que toda .la obra de de la ccltura europea, desde luego. Nadie piem:a
Valéry sea la de un Europeo del Mediterráneo en eso, nadie lo aceptaría. Pero no por ello desa·
greco-romano, próximo a Italia por su'· nacimiento parece .la ineluctable cuestión de la capital. Cue:>-
y su muerte, es algo que subrayo, sin.duda, porque tión que de aquí en adelante remite a lasluchas
hoy estamos aquí, en Turín, en un lugar latino del por la hegemonía cultural. A través de los pode[eS
Mediterráneo del Norte. Pero esté borde medite- establecidos y tradicionalmente dominantes de cier-
rráneo me interesa también a mí, que vengo del tos idiomas, de ciertas industrias culturales, a tra·
otro borde, si es que no del otro cabo (de un borde vés del extraordinario crecimiento de nuevos me-
que no es principalmente ni francés, ni-europeo, dia, de los periódicos y de la edición, a través de
ni latino, ni cristiano), a causa de esa palabra «ca- la Universidad, a través de los poderes tecnD-
pital>) que me encamina lentamente hacia el punto científicos, a través de nuevas «Capilaridades~ Lo

34 35

_, <_ ...... _,, - - •


'

cierto es que han empezado ya competiciones, siem-


pre feroces, por más que a veces sordas. Estas se
1 '
' llamaba en otro tiempo, tranquilamente, los inte-
lectuales.
producen de aquí en adelante con modalidades nue- Primera tensión, primera contradicción, doble
vas, en una situación que cambia muy deprisa y orden:-por una parte~ la identidad cultural europea
en la que las pulsiones centralizadoras no pasan no puede dispersarse {y cuando digo «no puede)',
· siempre por Estados (pues puede incluso ocurrir, esto debería significar también <cno debe» - y este
y cabe esperarlo prudentemente, que en ciertos ca- doble régimen está en el corazón de la dificultad).
sosias·viejas estructuras estatales nos ayuden a lu- Esa identidad ni puede ni debe dispersarse en una.

semos en·la novedad de esos modos de dominación idiomas, consu enclave, o de pequeños nacionalis-
cultural, como en campos geográfico-políticos que mos celosos e intraducibles. Ni puede ni debe re-
se ofrecen a ·la codicia desde la perestroika, la des- nunciar a lugares de gran circulación, a las más
trucción ,del; muro · de Berlín, los llamados movi- anchas avenidas de traducción y de comunicación..
mientos' de democratizacióq;¡y todas las corrientes y así, de mediatización. Pero, por otra parte, ni pue-
más o ,menos virtuales que atraviesan Europa: es de ni debe acéptar la capital de una autoridad cen-
entonces cuando se ve .resurgir .la cuestión de. la tralizadora que, a través de los aparatos culturales
capital, es decir, de la centralidad hegemónica. El traseuropeos, a través de ]as concentraciones edi-
que ese centro no pueda ya estabilizarse en la for- toriales, periodísticas, acadénilcas- sean éstas e~­
ma tradicional de la metrópoli nos .obliga a tener tatales o no - controle y uniformice, sometiendo
eri cuenta •lo que 'Ocurre hoy· en la ciudad. Pero los discursos y las prácticas artísticas a una·r ejilla
eso no borra, todo lo <contrario,. la referencia a toda de inteligibilidad, a normas filosóficas o estéticas:.
capital. .Esta referencia debe :ser traducida y des- a ~canales de · comünicación eficaz e inmediata, a
plazada en e l interior de una problemática profun• encuestas de niveles de audiencia o ·de rentabili-
damente trasfonmada por los datos tecno'-científicos dad comercial., Pues, reconstituyendo lugares de
y tecno-económicos, dátos que afectan.también, en~ consenso fáciles, demagógicos y «vendibles», a tra-
tre otras cosas~ a la producción; la trasmisión, la vés de redes mediáticas móviles, omnipresentes, ~
estructura y los efectos de-los discursos mismos en de una extrema rapidez, pasando inmediatamente
los .que se intenta formalizar dicha problemática, por·encima de todas las fronteras, una normaliza•
como igualmente ;afectan a la figura. deoquienes pro- ción as:í instalaría, no importa dónde y en cualquier
ducen o sostienen públicainente:estos discursos......., momento, una capital cultural, un ·centro hegemó:-
a ' saber, nosotros mismos. o; aquellos a quienes se nico, la central o el centro mediático del nue,·.;.

36 37

,¡. ·J! . ·""-· ? . · ·""""' ~· r""' ,___ . .


IW..L
,._
imperium: Remate control, como se dice para la te-
levisión en inglés, ubicuidad teledirigida, casi in-
mediata y absoluta. De aquí en adelante no hay
1
.
.
.
.
-~
dad moral o política. La condición de posibilidad
de esta cosa, la responsabilidad, es una cierta ex-
periencia de la posibilidad de lo imposible: la prue-
ya necesidad de ligar la capital. cultural a una me- ba de la aporía a partir de la cual inventar la única
trópoli, a un sitio o una ciudad geográfico-política, invención posible, la in·vención imposible. 5
pero subsiste la cuestión de la capital en su integri- La aporía toma aquí la forma lógica de la con·
dad; y tanto más invasora porque su <<política» tradicción. Una contradicción tanto más grave por-
- que quizás no alcance ya a ser una que merezca que, si los llamados movimientos de «democratiza-

ciudad, acrópolis, barrio) o al concepto tradicional gran medida a esa nueva potencia tecno-mediática~
de la politeia o de la res publica. Nos internamos a esa circulación penetrante, rápida e irresistible
así quizás en una.zona o en una topología que no de las imágenes, de las ideas o, como se dice. de
se llamará ni política ni apolítica sino, por usar pru- los modelos; se debe a esa extrema capilaridad de
dentemente una antigua palabra para nuevos con- los discursos. La capilaridad: no hay que traer a
ceptos, «cuasi-política>>: cuasi-cita de Valéry, de nue- colación esa palabra por los pelos para reconocer
vo, el cual puso el título de «Ensayos cuasi-políticos» en ·ella los trayectos que nos interesan en este ins-
a una serie de textos consagrados a la crisis del tante; en este punto, en esta punta en la que su
espíritu como crisis de Europa. finura se hace microscópica; cablegrafiada, apu:n-
Así, pues, ni el monopolio ni la dispersión. Cla- tada, lo más cerca de la cabeza y del jefe, está
ro está, hay ahí una aporía, y ·no debemos disimu- la. circulación, la comunicación, ]a irrigación casi
lárnoslo. Me ..atreveria a sugerir que la moral, la inmediata: Dicha capilaridad no traspasa sólo las
política,- la responsabilid~d, si . las hay, no ·habuán fronteras nacionales. Se sabe que un sistema totali-
empezado jamás sino con la experiencia de. la ·apo~ tario ..no puede ya luchar ·eficazmente contra una
ría. Cuando la vía de paso está dada, cuando por red telefónica interior cuya densidad sobrepase un
adelantado un saber posibilita .el camino, la .deci~ cierto .umbral, haciéndose as( incontrolable. Ahora
sión está ya tomada, lo que es tanto como decir bien, ninguna sociedad «moderna» (y la moderni·
que no •hay ninguna que tomar: irresponsabilidad, dad_és· un imperativo para el totalitarismo) puede
buena conciencia, aplicación de un programa. Qui-. renunciar_-por mucho tiempo a desarrollar los ser·.
zás, y ésta sería la objeción, jamás se .escapa ,uno vicioste.cno-económico-cientificos-del teléfono- e!'>
del programa. Pero entonces hay. que reco:nocerlo decii:, los lugares :de paso «democráticos» apropia-
y dejar de hablar con autoridad de Tesponsabilit dos •para llevar a cabo su. propia destrucción. El

:·-:_; 38 39

. .

·w~;}:::~:~:;,..
teléfono se convierte entonces, para el totalitaris- político-institucionales que inscriban la alianza -de
mo, en la prefiguración invisible y en la prescrip- esos dos imperativos, de esas dos promesas, de esos
ción imperiosa de su propia ruina. Pues, además, dos contratos: la capital y la a-capital, lo otro de
el telófono no deja intacto el límite entre lo público la capital. Es difícil. Es incluso imposible concebir
y lo privado, suponiendo que ese límite haya sido una responsabilidad que consista en responder de
· alguna vez riguroso. El teléfono esboza la forma- dos leyes! o en responder a dos órdenes contradic-
ción de una opinión pública allí donde le están pro- torias. Sin duda. Pero tampoco hay responsabili·
hibidas las condiciones habituales de la «publici- dad que no sea la experiencia de lo imposible. LJ

en todas sus formas. En una palabra, las líneas te- sabilidad se ejerce en el orden de lo posible, sigue
lefónicas - y pronto el visiófono - son insepara- una pendiente y desarrolla un programa. Hace de
bles de las grandes líneas de comunicación, de la la acción la consecuencia aplicada, la simple apli-
televisión o de los telescriptores; y si es en nombre cación de un saber o de un saber-hacer, hace de
de la libre discusión con vistas al consensus, en nom~ la moral y de la política una tecnología. No depen·
bre de la democracia tradicional, como · se . han de ya de la razón práctica o de la decisión. Empie•
abierto estas avenidas mediáticas, no sería cosa de za a ser irresponsable. Quemando etapas y a}_o.
luchar contra ellas. Sería anti-demoerático parceli- rrando mediaciones, se diría que la identidad
zar, marginalizar, tabicar, prohibir, interrumpir. . cultural europea, como la identidad o la identifica-
Pero, aquí como en otros lugares, la orden pa- ción en general, si debe ser igual a sí y al otro~
rece doble y contradictoria para aquel que tenga como a la medida de su propia diferencia desme-
la ;preocupación de la ·identidad cultúi"al europea: surada «consigo», forma p¡ute, y debe formar par-
si bien hay que tener· cuidado para que no se ,re- te, de esa experiencia de lo imposible. Sin embargo;
constituya la hegemonía centralizadora (la capital)~ uno tendrá siempre el derecho de preguntarse qué
no por·eso:hay ·que multiplicar las !fronteras,;les de~ puede ser una rn'o ral-o una política que no mida
cir, las marcas y los márgenes; no hay-qU.e; cultivar lá responsabilidad sino con la regla de lo imposi~
por ·eRas mismas las -diferencias -minoritarias, -los ble: como si el no hacer más que lo posible se con-
idiolectos intraducibles, ·los antagoni;:;mos naciomi- virtiese en un abandono del dominio de lo -ético
les,, los d1ovinismos- del idioma. La· responsabili• y de lo politico; como si, a la,inversa, para asumir
dad parece· consistir, hoy, en no ·renunciar a•ningli- una auténtica responsabilidad hubiera que limitar-
no de esos dos imperativos contr~dictorios. Se .debe, se a decisiones imposibles, impracticables, inapli·
pues,- intentar·'inventar gestos:, discursos; prácticas cables. Si , los dos términos de una ,a lternativa

40 41
'
así traducen a la vez una insoluble contradicción
y un plano serio, la aporía se refleja o se capitaliza
¡
¡

..
.
'

en que sería móvi4 capital europea en un sentido


hiper- o supra-nacionai, la hegemonía nacionai no
abismalmente, y ordena más que nunca pensar de o
•. se rei-~oind:ica, y hoy men os que nunca, en nombre

otro modo o pensar, en fin, lo que se anuncia aquí de una superioridad empírica, es decir, de una sim-
en la forma enigmática de lo «posible» (de la posi- ple particularidad. Por e!:' o, el nacionalismo, la afir-
• bilidad - imposible - de lo imposible, etc.). mación naciona4 en cuanto fenómeno esencialmente
Es en esta dirección (si es que se la pudiese moderno, es siempre un filosofem a. la hegemonía
todavía designar e identificar) como nos preguntá· nacional se pre:;enta, apela y pretende justificarse

topología 'Se plantearía hoy la cuestión del lugar para . y en la memoria de lo univer.sal y, así, de lo trasna-
una . capital de la cultura europea, de un lugar ·cional o de lo traseurope() - y fmalmente de. lo
- simbólico. al menos - que no sea ni estricta; trascendental o de lo on:ológico. El esquema lógi-
mente político (ligado a la implantación de alguna co de este ar-gumen1o, el nervio de .esta . auto-
institución estatal ·o. parlamentaria), ni centro de ·de- afirmación nacional, el enunciado nuclear del <<yo)l
cis·i ón económica o administrativa, ni. una pobla- o del «sujeto» nacional e.s, por decirlo secamente:
ción escogida a causa .de su sitio geográfico, por «Soy,(somos) tanto más nacional cuanto más euro-
lasl dimensiones de -su.aeropuerto o por su capaci- peo, .tanto más europeo. cuanto más -traseuropeo e
dad de .acogida·en.infr.aestructura hotelera, a la me- internacional; nadie es -más -cosmopolita y auténti-
dida del volumen .de un Parlamento europeo (es camente universal que aquel, que ese 'nosotros' que
la -famosa competencia entre Bruselas y Estrasbur- os habla.» El nacionalismo y el cosmopolitismo se
go) ._Directamente -o no; .el caso ·es. que la hipótesis han llevado siempre bien, por paradójico que esto
de, ·esa .•capital d:mcierne. siempre a lél- lengua: no parezca; y, desde Fichte, numerQsos ejemplos · po.;
sólo ·al .predominio de una- lengua nacional o .de drian atestiguarlo. En la lógica de este discurso (<ca-
un· idioma, !'ino :al.predominio de un -concepto de pitallstico" y. cosmopolítico~ lo propio de tal nación
la lengua o. del ~enguaje, la puesta en práctica. de o de 1al idioma sería ser un .cabo para Europa; y
una idea del idioma. ., lo propio de Europa Ee::-ía, analógicamente, avan-
. Me abstengo de dar·. aquí ningún ejemplo, para zar como , un :cabo para La esencia universal de la
subrayar ·de momento una generalidad: en estaJu, humanidad . Avanzar, ésa es la -palabra: ésta: capi-,
cha ;por· el control dé .la cuitura, ,en esta estrategia taliza:la· may.or parte de las figuras que observamo~
que intenta:.ordenar la identidad.cultural, en torno aquí.· Avanzar; ciertame.nte, es presentarse, introdu...
a ,una capital;· tanto más :potente ésta en la medida cirs~ mostrarse, y . así identificarse y nombrarse.

42 43

.: t.~· . .... . .
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Avanzar es también lanzarse hacia adelante miran- Me refiero aquí, por ejemplo, a tal documento
do ante sí («Europa mira naturalmente hacia el oficial emanado del Iviinisterio de Asuntos Exterio-
Oeste»), anticipar, tomar la delantera, lanzarse al res (Secretaóa de Estado para las Relaciones cul-
mar o a la av~ntura, tomar la delantera tomando turales internacionales). Este texto - de gran cali-
la iniciativa, a veces de forma ofensiva. Avanzar es dad - define de forma competente y convincente
. también asumir riesgos, presumir a veces de sus lo que se llama: «La construcción cultural europea>o.
fuerzas, y formular hipótesis, olfatear allí donde pre- Ahora bien, para hacerlo, pone primero como ex.er~
cisamente no se ve ya (la nariz, el «Cap», la penín- go una frase del «Congreso del espacio cultural

una especie de avanzada - la vanguardia de la cia los temas de la conquista, de la imposición y


geografía y ·de la historia. Avanza como una avan- del espíritu. («Esprit» es, por otra parte, al lado de
zada, y no habrá dejado de hacer avances sobre «Brite» y de «Race» - la palabra inglesa que quie-
el otro: para inducir, seducir, producir, conducir, re decir también (<carrer!l>l o «Competición» - el
propagarse, cultivar, amar o violar, querer violar, nombre propio de uno de los programas de desa-
colonizar, colonizarse ella misma. rrollo tecnológico de la Comunidad europea.) Soy
Como estoy hablando en francés, y por no en- yo quien subraya: «No hay ambición política que
tablar aquí ningún pólerrws internacional; citaré el no esté precedida de una conquiSta de los espíri-
lenguaje · más común de ,todas las mayorías de· la tus: , es a la cultura a la que le ·corresponde impo-
República francesa. Éstas reivindican, sin excep- ner.el sentimiento de una unidad, de una solidari.
ción, para ·Franci~ es decir; .para Rarís6 , claró está, dad euro.pea_» En la página de al lado se subraya
para la capital de ·todas las revoluciones y para.·,el el «papel determinante» que juega Francia en la
París de hoy; un papel de vanguardia, por ejemplo «toma de .consciencia colectiva>>. Este.mismo docu-
en la idea de la cultura democrática, es decir, de . mento · cita como exergo un Informe del Consejo
la cultura libre sin más, la que se funda en ·una de Ministros, que dice .de la <(cultura francesa» que
idea de los .derechos del hombre, o de un derecho éstá actúa «enseñando a los demás a mirar a Fran-
internacional. Digan lo que digan actualmente al cia eomo un país de creación que ayuda a cons~
respecto·los ingleses, Francia habría inventado esos tr:uir la modernidad»; y más exactamente (subrayo
derechos del hombre, entre los cuales .la ·«libertad aquíelléxico de la respuesta, de la responsabilidad
de pensamiento>> quiere decir, «en su uso ·más co- y del hoy). '«es de hoy de lo que ésta (Francia, la
rriente», y vuelvo a citar a Valéry, «libertad de pu- cultura francesa) responde, y es eso lo que se ·espe·
blicar, · o ·bien libertad .de enseñar»7 • ra de ella>•. l.a,identidad cultural francesa sería,

44 45
-~

pues, responsable del hoy europeo, y en consecuen- :1 el mascarón de proa, la figura de la proao rle la
cia, como siempre, tras-europeo, ultra-europeo. punta fálica avanzada como un pico, como una plu-
Aquélla sería responsable para el universo: tanto ma o como un pico de pluma, la forma del cabo.
de los derechos del hombre como del derecho .in- en.~onsecuencia, y de la guardia o de la memoria.;
ternacional - lo cual supone en buena lógica que añade el valor de la -iniciativa avanzada al de la
· ella será la primera en denunciar los desajustes en- recolección: responsabilidad del guardián, vocación
tre el principio de estos. derechos (cuya reafirma- del recuerdo que se compromete a tomar la de1an-
ción debe ser y sólo puede ser incondicional) y las tera, sobre todo si se trata de
rvan> como Ice e ex-
límites determinados de su representación, los ro- to oficial, una «posición de vanguardia» - y en
deos o las desigualdades de su aplicación ·en fun- - consecuencia de conservarse a sí misma como·van-
ción de. los -intereses, de los monopolios o de las guardia que avanza para conservar lo que le co-
hegemonías constituidas. La tarea es · siempre. ur- rresponde, a saber, aventurarse para conservar lo
gente e infinita. No cabe. otra cosa sino ser desi- que le sigue correspondiendo, a saber: una «posi-
gual a ella, pero hay varias maneras de determi- ción de vanguardia», en definitiva.
nar, de interpretar, de «gobemar» esta ihadecuaci6n: Se trata de un discurso de Estado, pero la Yigi-
toda la política está ·ahí; y es, siempre, la política lancia .no debe ejercerse sólo en relación con dis-
de lwy. Y es -esta tarea ejemplar la que Francia -se cursos-de Estado. Los proyectos europeos. mejor in-
asigna~ así, al comienzo del discurso ' que acaba- tencionados, aparente y e..--q>resamente pluralistas.
m-os .de citar (••Es·de hoy de lo. que respo~de Fran- democráticos y tolerantes pueden, dentro ·de esta
cia, 1y es eso lo que se ~spera , de ella»). La .identi- hermosa competición para «Conquistar los e&píri-
dad se instituiría así en la responsabilidad, es decir ttis», intentar imponer la homogeneidad de .un me-
~ y volveremos a esto :~ en· una cierta experiencia dium~ de normas de discusión, de . modelos dis-
de .la . «respuesta>>,: que sostiene aquí todo · el e'nig- cursivos.
ma. ¿Qué es «responder»?· ¿Responder --a? ·¿Res- Ciertamente, esto puede . hacerse a travé.:; - de
ponder de? ¿Responder por? ¿Responder ante? consórcioscde periódicos o de revistas, a través de
·El mismo texto recuerda también que Francia poten1es-·empresas editoriales europeas. Estos pro-
debe «conservar su posición de vanguardüú>. ".Van- yectos se ,multiplican hoy, y podríamos alegrarnos
guardia»: la palabra sigue siendo' <<bella>), ya se la de ello, ;a ·.condición de que nuestra .atención no
sustraiga o no a su ·código ·estratégico-militar ~ (pro­ se duerma¡ 1pues· tenemos que aprender a detectar
mos) ·de proyectil o de ·niisil: capitaliza la-figura o nueyas formas de toma del poder cultural, para po-

46 47

. ·.. ~-~--~;:;::-' . . . :~t-


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~ "1
der resistir a ellas. Esto puede hacerse igualmente 2. Hasta aqu:i, la cuestión d el «cap» como cues-
a través de un nuevo espacio universitario, y sobre tión de la capital. Se ve ya cómo puede ligarse ello
todo a través de un discurso filosófico. So pretexto 1 a una nueva cuestión del capital, de lo que liga
1
de defender la transparencia («trasparencia>> es, jun- el capital al tema de la identidad europea. Por de-
to con «consenso», una de las palabras clave del cirlo rápidamente pienso en la necesidad de una
.discurso «CUltural» que evocaba hace un momen- nueva cultura que invente otra manera de Leer y
to) , o la univocidad de la discusión democrática, analizar El Capital: el libro de Marx y el capital
la comunicación en el espacio público, la «acción en general, otra manera de tenerlos en cuenta e\'Í-

modelo de lenguaje presuntamente favorable a esta a la que algunos de nosotros hemos sabido 1·e5isir
comunicación. Este discurso, que pretende hablar hasta ahora __:_, pero también, y simultáneamer-zl~,
en nombre de la inteligibilidad, del buen sentido, el contra-dogmatismo que se instala hoy, a derecha
del sentido común o de la moral democrática, tiende y a izquierda, explotando una nueva situación. apre-
¡. por eso ,mismo, y como naturalmente, a desacredi- sando y hasta desterrando la palabra «capital,. <1
tar todo aquello que complica ese modelo, ·a repri- la crít-ica de ciertos efectos del capital o del «mer-
mir o someter a sospecha aquello que pliega, so- cado», como residuos diabólicos del viejo dogma-
bredetermina o incluso cuestiona, en la teoría y en tismo. ¿No habrá que tener la valentía y la lucidez
la práctica, esa idea del lenguaje. Con esa inquie~ de : hacer una nueva crítica de los nuevos efectos
tud, entre otras, habría que estudiar ciertas nor- del capital (en estructuras tecno-sociales inéditas)?
mas retÓricas que dominan la filosofía analítica, · o ¿No ·es esa una responsabilidad que nos incum be!
eso. que se llama en Frankfurt la ·«pragmática tras- y muy particularmente a aquellos que no han cedi-
cendental». Estos modelos se confunden también dO: nunca a una cierta intimidación marxista? Al
con poderes institucionales que no están confina- igual que hay. · que analizar y tratar consecuente-'
dos en Inglaterra y en Alemania. Con esos nom- mente - y ahí está todo el problema de la respon-
bres, ·o con otros, están presentes y son poderosos sabilidad ético-política - las diferencias entre el
en otras . partes, incluida Francia. Se trata de . un derecho, la . moral y. la política, o entre la idea in-
espacio común, como podría serlo un contrato im- condicional del derecho (cle los hombres o de lo:.
plícito, en la prensa, en la edición, en _los media Estados) y las condiciones efectivas de su puesta
y ·en la Universidad, en la filosofía de la Universi- en .p:ráctica, entre.Ja pre1ensión estructuralmente wll-
dad y en la fllosofía en la Universidad. versalista,.,de esas ·ideas reguladoras. y la esencia
o (fl-origeri eliropeo de esta idea del derecho (etc.),

48 49
¿no habrá que resistirse incluso, de forma vigilan- París~ Le Monde; Francfort. Frankf1..lrtRr AUgemP.ine
te, a la explotación neo-capitalista del hundimiento Zeitung, y Londres, Tur.e:J Literary Supplement] . Ha-
de una dogmática anti-capitalista en los Estados que bría mucho que decir sobre la necesidad de tantos
.. la han incorporado?
proyectos análogos. Co11sideremos tan sólo el título
De momento, es en la palabra «capital», y más escogido para ese periódico. Es un título latino. f'ue
precisamente en la materialidad de su idioma, en aceptado tanto por los Alemanes como por h;; In·
lo que debemos interesarnos, para justificar la re- gleses. El periódico se llama, desde entonces. Ú ·
ferencia a Valéry. Como el vocablo <<Cap» pero tam- ber (Re11ista europea. de. los libros . Los res onsa·
r en mue o, y con razon,
«colonia», «colonización» y como <<civilización», etc., la rica polisemia de este nombre, puesto que re-
la palabra «capital» es una palabra latina. La acu- cuerdan en cada número su economia elíptica. Esta
mUlación semántica que hacemos valer en este mo- polisemia reúne el juego de sus homonimias y de-
mento organiza una polisemia alrededor de la re- rivaciones en las raíces léxicas de un mantilla latí:
serva central, · ella misma capital, de un idioma. Al no: «l . Liber, era, erum: libre {socialmente): de con-
subrayar esta lengua, ésta en la que se dice esto dición libre, emancipado, independiente; libre
aquí mismo, en todo caso de forma dominante, ha- (moralmente): absoluto, sin traba, sin restricción.
cemos converger la atención hacia un envite críti- 2. Liber, eri: nombre de Baco, vino. 3. Liber, ~n:
co: la cuestión de los idiomas y de la traducción. interior de la· corteza de rm . árbol que senia para
¿Qué filosofía de la traducción dominará en EUro- escribir; escrito, libro~ tratado; colección, catálogo,
pa?: En una Europa que, en adelante, deberá evitru; periódico, obra de teatro.»
tanto las crispaciones nacionalistas de la· diferencia AL jugar gravemente, con calculada ironía~ a
lingüística como la homogeneización violenta de las recordar la memoria de la lengua en el momento
lenguas ·através de la neutralidad de un mediurn en que despierta esta identidad de la cultura euro-
traductor,. presuntamente trttsparente, ·metalingüís~ pea, :al hacer como si ésta se concentrase así- en
tico, universal. torno a ]a libertad, la ..,id, y el libro, se eslá reanu-
El año pasado, aquí mismo, me acuerdo de que dando una alianza, y se está reafirmando al ordsTnO
se. eligió un nombre para un gran periódico euro- tiempo un idioma europeo-mediterráneo. Si a ello
peo. A través de la presencia írradiadóra de cinco se .a ñadiese el intraducible homófono «libere<· (<=li..,
periódicosya existentes, ya potentes; 'ese .nuevo pe- bera»), «libérate, a ti y a los otros», esto es, -una
riódico tendría que asociar cinco capitales · de la: orden que tutea, un tuteo imperativo en la f!Jrm.a
cultura europea (Turín, L'lndice; Madrid, El País; de, un performativo de yusión; sólo posible. t::n el

so 51
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1
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:;:~:;/;;:~ :·
idioma de «mi» propia lengua, seréis más sensi-
bles al problema que quiero evocar. Concierné a
-oeras de la Ql..!erra . Val~rv'
~
~P. rt"fiere ~ h innÚ!!-~n·
cia de un seísmo que no sólo iba a hacer pedazo5,
una irreductible experiencia de la lengua, la que entre otras cosas, lo que se llamaba Europa. Iba
la vincula al vínculo, al compromiso, · al orden o también a destruir Europa en nombre de una idea
a la promesa: antes y más allá ·de todo enunciado de Europa, de una Nueva Europa que intentaba
teórico-constatativo, abriendo, abrazando o compren- asegurar su hegemonía. Las naciones a las que se
diendo a éste último, la afirmación de la lengua, denomina democracias occidentales han impedido
el «yo me dirijo a ti, y estoy comprometido en eso, a su vez en nomb
europea, nazJSmo,
mientras tú puedes hablarme en tu lengua, debe- que estuvo aliado por un momento, limitado pero
mos entendernos, etc.», desafía todo metalenguaje, decisivo, a la Unión Soviética. La inminencia, en
incluso si produce, o precisamente por eso, justo 1939, no era sólo una terrorífica configuración cul"
por eso, efectos de metalenguaje. tural de Europa, construida a golpe de exclusio-
¿Por qué hablar hoy, únicamente hoy, y por nes, de anexiones y de exterminaciones. Esta inmi-
qué nombrar hoy el «hoy», en los márgenes de ·Va- nencia fue también la de una guerra y una "ictoria
léry? Si esto pudiese justificarse con todo rigor, cosa tras las cuales iba a 'Cuajar una partición de la cul-
que dudo, sería sobre la base de aquello que, en tura · europea, durante el tiempo de una cuasi-
el texto de Valéry, lleva las señales de la urgencia; naturalización de Las fronteras; una partición en la
más propiamente de una inminencia, cuya repeti- que los -intelectuales de mi generación han pasado
ción parecemos estar viviendo, y de la que ~ debe­ prácticamente su vida de adultos. Con la destruc-
ríamos, en.consecuencia, y de forma tanto niás im- ción: del muro de"Berlín, la perspectiva de la reu-
perativa, recuperar por el contrario, sobre 'fondo nificación de Alemania, una perestroika todavía
de analogía y semejanza,, su irreductib~e singulari- indecisa y los movimientos tan diversos de <{demo-
dad. ¿En qué difiere, hoy, nuestra experiencia, de cratización», las aspiraciones legítimas~ pero a Ye'-
la inminencia? Y, por anunciar de .lejos el análisis, ces muy ambiguas· - a la soberanía nacionaL e]
¿cómo se presentaba, entonces, en · el tiempds de día 'de hoy es La reapertura, la desnaturalización
Valéry, una inminencia que se parece .tanto ·a la·QUes- de ·- esas particiones monstruosas. Tiene lugar hoy
tra, de tal manera que; equivocadamente y precipi· el mismo ~séntimiento de inminencia, de esperanza
tadamente, le tomarnos en préstamo a aquél tantos y de amenaza, la angustia ante la posibilidad de
esquemas discursivos? ·" ,· otras guerras de formas desconocidas, el retomo
La liberté de l'esprit aparece en 1939, en: vís- a .viejas foFrnas de fanatismo religioso, de nacioná.,

52 53
·~·. ·

lismo o de racismo. Tiene lugar la mayor incerti-


~1 Estrashurgo, Colonia'!, hasta llegar a Los puerto!:: de
dumbre en relación con las fronteras de la misma la Hansa, que son también «posiciones estratégi-
Europa, de sus fronteras geográfico-políticas (en el cas del espíritu» afianzadas por la alianza de la han-
centro, en el este y en el oeste, en el norte y en ca, de las artes '! de la imprenta, Valéry -pone en
el sur), de sus fronteras llamadas «espirituales» (en práctica la polisemia, regulada, de la palabra .. ca-
torno a la idea de la filosofía, de la razón, del mo- pital». Ésta compone, se diría, sus intereses, enii-
noteísmo, de las memorias judía, griega, cristiana quece de plusvalía las significaciones de memoria~
(católica, protestante, ortodoxa), islámica, alrededor . de acumulación cultural, de valor económico o :fi-
.J

da, desgarrada -, de Atenas, de Roma, de Mos· las diferentes figuras· del capital, remitiendo una:=
cú, de París, y hay que decir: «etc.», y hay que a otras, sin que se las pueda fijar en la propiedad
dividir de nuevo cada uno de esos nombres con de un sentido literaL Pero esta no-literalidad no ex-
el más respetuoso encarnizamiento). cluye la jerarqu ía~ no horizontali:za toda la serie.
· En La liberté de l'esprit, este texto de la inmi· semántica8 .
nencia, cuyo envite es ciertamente el destino de la ¿Cuál es el momento más interesante en e::;t~
cultura europea, Valéry apela de forma determinante capitalización semántica o retórica de los valores
a la palabra capital, justamente para definir la cul- de «capital»? Es. me parece, cuando la necesidaD:
tura- y el Mediterráneo. Evoca la navegación, el regional o particular del capital produce, o apela
intercambió, este «mismo navío•• que aportaba «las a, la producción siempre amenazada de lo u.m.ver-
mercancías y los dioses; las ideas y los procedí· sa.l. Ahora bien, la cultura europea está en peligro
mientosu (t. Il, p.l086). «Así, dice, se ha constituÍ· cuando esa unh.--ersalidad ideal, la idealidad mis'"
do eltesoro al que nuestra cultura debe casi todo, ma de lo universal como producción del capital,
al.menos ·en sus orígenes; ·puedo decir que el Me, se encuentra amenazada:
diterráneo ha sido una verdadera máquina defa-
bricar civilización. Pero todo esto creaba necesa- «Cultura, civilización, son nombres bastante va-
riamente )la libertad del espíritu mientras creaba gos con los que puede uno distraerse, diferen -
negocios. ·Asi; pues, encontramos estrechamente aso- ciándolos, oporriéndolos o conjugándolos. ~<J
ciados en las-orillas del Mediterráneo: Espíritu, cul- me detendré -en eso. Para -mí, ya os lo h.:o di-
tura y comercio>> (ibid) . cho, se trata de un capital que se forma, q1Je
'l ·¡ Tras haber extendido el principio de este aná- se emplea, que se conserva, que crece, ,que
lisis a las ciudades de los bordes del Rin (Basilea~

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, periclita como tod<Js los capitales imaginables


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54 55
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- de entre los que el más conocido es, sin
duda, lo que llamamos nuestro cuerpo.~. (t. Il, «¿De qué está compuesto ese capital, Cultu.m
p. 1089. Subrayado de Valéry) . o Civilización? Está en primer lugar constitui-
do por cosas, objetos materiales, - libros, cua-
«Como todos los capitales imaginables»: se hace dros, instrumentos, etc., que tienen su dura-
referencia a esta serie analógica para justificar el ción probable, su fragilidad, su precariedad de
léxico del capital y la retórica inducida de esa ma- cosas. Pero este material no basta, al igual que
nera. Y si por mi parte insisto en «nuestro cuerpo» un lin ote de oro, una hectárea de buena tie-
r
'
conocido, el más familiar de los capitales~ aquel que ausencia de hombres, que tienen necesidad de
le da su sentido más literal o más propio; reunién~ ellos y que saben seroirse de ellos. Advertid es-
dose, como ya hemos ·visto, en lo más cerca de-la tas dos condiciones. Para que el material de
cabeza o del «cap»; · lo hágo para _señalar que el la cultura sea un capital, aquél exige también
cuerpo, como cuerpo llamado propio, «nuestro cuer- la existencia de hombres que tengan neceú-
po», nuestro cuerpo sexuado o dividido por la dife- ' dad de él y puedan servirse de él: es decir,
rencia sexual, sigue siendo .uno de :los lugares in e- . de hombres que tengan sed de conocimiento
ludibles del problema: a través de él pasa también y de potencia de transformaciones interior~,
la cuestión ·de ,Ja lengua, .del idioma y del ' «cáp>>: sed· de desarrollo de su sensibilidad; y que .se-
· . La diagnosis de Valéry· es el examen· de una pan, por otra parte, adquirir o ejercer lo que
crisis;· de la crisis por excelencia, si se puede de.:. hace falta en cuanto a hábitos, disciplina inte-
cir, aquella que pone en peligro el. capital como lectual, convenciones y prácticas para ut::il:i2ar
capital de cultura: «Digo que el capital de · nuestra el arsenal de documentos y de instrumentos que
cultura está en peligro» (t: II, p. 1090).' ·Como; mé- los siglos han acumulado.
dico, Valéry analiza el síntoma de la «fiebre». Sitúa Digo que el capital de nuestra cultura está en
el mal en•la estructura misma del capital.. Éste su- peligro.)> (t. II, p. 1089-90). "
pone la realidad de la cosa~ es decir; · la cultura
material, ·ciertamente, pero·también la·existencia de El lenguaje de la memoria (puesta en re~en;a~
los hombres. La retórica: valériana es :aquí a la vez archivo
. ' documentación, acumulación) cruza. pues~
cultural, económica, técnica, científica y militar- el lenguaje·'económico tanto como el lenguaje tec:no-
estratégica: científico de-la. polemología («conocimiento,>, ;¡ns;
trumeritosn~.l«potencÍa>>, «arsenal», .etc.). El peligra

56 57

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que amenaza al capital amenaza esencialmentP. la greeiY= de se~e=: ~~!!-e!!l=.de.!!!~!!!·~ p!'~~i0~0~ pe.!"~ l~
«idealidad» del capital: nuestro «capital ideak dice formación regular de nuestro capital ideal .. .>>), es
Valéry. La idealidad reside en aquello que en la la desaparición de esos hombres que ••sabían leer:
capitalización misma se de-limita, excede las fron- virtud que se ha perdido», estos hombres que «Sa-
teras de la empiricidad sensible o de la particulari· bían oír e incluso escuchan>, que ~·sabían ver>> , «Te-
• dad en general, para abrirse al infinito y dar lugar leer», «volver a oír» y «volver a ven> - en una pa·
a lo universal. La máxima de maximalidad que, he- labra, de esos hombres capaces también de
ue el es íritu mismo OTI·
encm « s e con- er, para respon er ante, para respon er e y para
junto de máximos es Europa»). responder a aquello que habían oído, visto, leido~
Conocemos bien el programa de esta lógica - sabido una primera vez. Mediante esta memoria res-
o de esta analógica. Podríamos formalizarlo, como ponsable, lo que se constituía en «Valor sólido>, (Va-
expertos que somos: nosotros, los viejos. filósofos léry subraya estas dos palabras) producía al mismo
europeos. Es una lógica~ Ja lógica misma, que yo tiempo una ·plus-valía absoluta, a saber, el creci-
no quiero criticar aquí. Estaría incluso dispuesto miento de un capital universal: << •• .lo que aquellos
a suscribirla: pero con una mano solamente, pues se interesaban en.releer, en volver a oír o en volver
guardo otra para escribir o para buscar otra cosa, a ver, se constituía, por medio de este retorno, en
quizás fuera de Europa. No solamente para .b us- valor sólido; El capital universal crecía.» (t. II, p~
car, en el modo de la investigación, del análisis, 1091).
del saber y de la filosofía, lo que ya se encuentra Como· he aprobado este· discurso, aunque mi-
fuera de Europa, sino para no cerrar por anticipa- rando hacia otra. parte, querría precipitar ·mi con-
do, una frontera al por-venir del acontecimiento, a clusión; y la precipitación es también un movimiento
lo que viene, a lo que viene quizás, y que quizás del jefe que nos lleva de cabeza, hacia adelante.
viene . de una orilla· completamente diferente. . Se ·trata de esa paradoja capital de la- universali-
Según la lógica capital que vemos confirmarse dad. En ella se crman todas esas antinomias para
aquí, lo que amenaza a la identidad europea no las que. parece que no disponíamos de regla o so-
amenazaría esencialmente a Europa sino, en el Es- lución general. Teiienws, deberrws.retener solamen:
píritu, a la universalidad de la que aquélla res.pon-: te· la sequedad ingrata de un axioma abstracto, a
de, de la que ella es su reserva:.•el-capital o la ca- saher, ~ .que la experiencia de la identidad o de la
pital. Lo que pone en crisis el cápital cultural como identificación. cultural no puede ser sino la resis·
capital ideal («He asistido a la_desaparición pro~ teneia de esas -antinomias. Cuando decimos: «pare-

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~
59
1
!
'
r#·rc jne: · s
ce que no disponíamos de regla o de solución !le- o no una fonna nacional, refinada, hospitalaria <J
neral», ¿no hace falta sobree;tender ~n efecto: :lo agresivamente xenófoba, la auto-afirmación de una
que hace falta .es que no dispongamos de ellas»? identidad pretende siempre responder a la apela-
No sólo «ciertamente hace falta», sino «hace falta» ción o a la asignación de l~ universal. Esta ley no
absolutamente; y esta exposición desarmada es la sufre ninguna excepción. Ninguna identidad cultu-
·forma negativa del imperativo en el que una res- ral se presenta como el cuerpo opaco de un idio-
ponsabilidad, si alguna hay, guarda una posibili- ma intraducible, sino siempre, por el contrario, como
dad de afirmarse. Disponer por adelantado de la la irreemplazable inscripción de lo universal en lo
SO UClOn a
la: antinomia (es decir, a la doble ley contradictoria, y de lo propio del homhre. Se trata, cada vez, del
y no a la oposición de la ley y de su otro), dispo- discurso de la responsabilidad: yo tengo, el «yo» úni-
ner de ella como de una potencia o una ciencia co tiene la responsabilidad de dar testimonio en
dadas, como de un saber y de un poder que prece- favor de la universalidad. En cada caso, la ejem-
derían - para regularla - a la singularidad de .cada plaridad del ejemplo es única. Por eso ·se pone en
decisión, de cada juicio, ·de cada experiencia de serie, y · se la puede formalizar en una ley. Entre
responsabilidad, como si se tratase de que ésta se todos los ejemplos posibles, una vez más voy a ci-·
aplicase a ciertos «casos»: todo eso sería la defini- tar sólo el de Valéry, puesto que lo encuentro, en
ción más segura, más tranquilizadora de la respon- suma, tan típico o arquetípico como cualquier otro.
sabilidad como irresponsabilidad, de la moral: con- Tiene aquí además - para nií, . que os hablo -
fundid¡:t · con el cálculo jurídico, de la política el mérito de acusar en francés el galocentrism<J.
organizada en la tecno-ciencia. ~a invención de lo ineluso en lo que éste tiene, y son palabras de Va-
nuevo que no pasase por la ·resistenela de la anti- léry, de más «ridículo>) y de más.«bello». Seguimos
nomia sería una. peligrosa mistificación: .la inmora- estando en el teatro de la inminencia. .Es en 1939.
lidad más la buena conciencia; y, a. vec~s, la bue~ Evocando lo que él llama el «título» ,de Francia,
na conciencia como inmoralidad. es decir, de nuevo su capital, pues ~1 valor de un
El valor-de universalidad capitaliza aquí, todas título es el de un jefe, de ·un sombrero, un cabD
las antinomias, puesto que debe ligarse a la de ejem~ o un capital, Valéry concluye así un ensayo titulado
plaridad, que inscribe lo universal en d cuerpo pro~ Pensamiento y arte franceses: ·
pio ·de una singularidad; de un idioma o : de u'na
cultura, sea o no ésta singularidad individualf'SO" «Terminaré resumiendo en dos~ palabras mi im-
cial," nacional,- estatal, federal o confedera!. -Tome presión personal de Francia: nuestra particu""

60 61

.......,.,_ ._

·. -~
el otro borde del cabo, sino abriéndose, sin poder
laridad (y a veces nuestro ridículo, pero a me-
nudo nuestro más bello título), está en creer- ya juntarse. Se abre, ha empezado ya a abrirse, y
hay que tomar aeta de ello, lo cual quiere dec.ir:
nos, en sentirnos universales - quiero decir,
afirmar recordando, y no sólo archivar o registrar
lwmbres de uni·l}erso... Observad la paradoja:
una necesidad que, de todas formas, se está pro·
tener por especialidad el sentido de lo uni-
duciendo. Ha empezado a abrirse hacia la otra ori-
versal.»9
lla de otro cabo. aunque éste sea opuesto, y en la
guerra misma, y aunque la oposición sea interior:
esos ermmos no
do a adivinar, a ver .venir, a oírlo también, lo otro
menos todavía una certeza: es una «impresión per-
~onal» de Valéry, enunciada como tal, y una im-
del «Cap>> en general Más radicalmente todavía, más
gravemente (pera es la gravedad de una ocas:ión
presión a propósito de una creencia o de un senti-
miento («creemos, sentirnos universales») ~ Pero estos ligera e imperceptible, que no es otra cosa que la
experiencia de lo otro) ha empezado a abrirse, o
fenómenos ·subjetivos (creencia, ·sentimiento, impre-"
más bien a dejarse abrir; o, mejor todavía, a estar
sión.a propósito de éstos; .de alguien que dice, en-
afectado de apertura a otro sin abrirse por sí mis-
tonces: «nosotros») no por·ello constituirían menos
mo, a otro que el cabo no puede ya ni siquiera
los rasgos esenciales o constitutivos de 'la conscien-·
relacionar con ·él mismo como su otro, el otro
cia francesa en su «particularidad». Esta paradoja
cons~go.
es todavía más insólita de lo que .Yaléry· podía o
Entonces, el deber de responder a la llamada
quería pensar: no está reservado a los franceses
de la. memoria, europea, de recordar aquello que
el sentirse <<hombres de universo». Ni siquiera, .sin
se ·ha prometido bajo el nombre de Europa, de rei-
duda, a ·los ·Europeos. Husserl lo decía del filósofo
dentificar Europa, es un deber sin medida común
europeo: en 1cuanto que se consagra a la razón uni-
con todo .lo que se entiende. generalmente bajo ese
versal ' es, también él, «funcionario ' de la ·hu-
nombre, pero del que se podría mostrar que cual-
manidad».
quier otro deb er, quizás, tácitamente lo supon~.
A partir de esta paradoja de la paradoja, por
.Este deber dicta también: abrir Europa a par-
la propagación de una fisión en ·cadena, todas las
tir del cabo, que se divide por.que es también una.
proposiciones y todas las conminaciones se divi~
orilla: abriTlo a lo que no es, no ha sido jamás ~­
den; el «cap» se parte, el capital se desidentifica:
no 'S erá jamás . Europa.
se relaciona -consigo mismo no sólo juntándose en
~1 mismo deber dicta también no sólo acoger
la ·diferencia con él mismo y con el. otro cabo, con

63
62

- ·.J - ~:· --;-

.:': -~;¡;::;~.:~·:· ..
al extranjero para integrarlo, sino también para re- El mismo deber dicta respetar la diferencia. el
conocer y aceptar su alteridad: dos conceptos de idioma, la minoría, la singularidad, pero también
la hospitalidad que dividen hoy nuestra conciencia la universalid ad del derecho formal, el deseo de
europea y nacional .. traducción, el acuerdo y la univocidad, la ley de
El mismo deber dicta criticar («en-la-teoría-y- la mayoría, la oposición al racismo, al naciona..li5·
-en-la-práctica>>, incansablemente) un dogmatismo to- mo, a la xenofobia.
talitario que, bajo el pretexto de poner fin al capi- El mismo deber ordena tolerar y respetar todo
tal, ha destruido la democracia y la herencia euro- aquello que no está colocado bajo la autoridad Jl:

capital que instala su dogmatismo bajo nuevos ros- formas de la fe. Puede tralarse también de pensa-
tros, que debemos' también aprender a identificar; mientos, cuestionadores o no, y que, intentando pen-
y ése es el porvenir mismo, no lo habrá de otra sar la razón y La historia de la razón, exceden ne-
manera. cesariamente su orden, sin que por ese mero hecho
El mismo deber dicta cultivar la vrrtud de esta se convie rtan en irracionalistas; pues tales pe!l..sa-
crítica, de la idea crítica, de .la tradición crítica, mientos pueden intentar también, sin embargo. per-
pero dicta también el someter a ésta, más ·allá de manecer fieles al ideal de las Luces, de la AufMa·
la crítica y de la cuestión, a una genealogíá- des- rung o del llluminismo, aun reconociendo ~os
constructiva que la piense y la desborde,· sin com- límites, para ·trabajar en las Luces de este tiempo,
prometer su existencia. de este tiempo que es el nuestro: el día de t..o1:
. El mismo deber dicta asumir la herencia euro- Hoy, de nuevo hoy («¿Qué va usted a hacer HCY.í"'? ..).
pea, y únicamente europea, de una idea de la demo- Ese mi.srrw deber apela ciertamente a una re&-
cracia, pero, dicta también reconocer.que esa idea; ponsabilidaJ, la responsabilidad de pensar, d~ ha-:-
como la del derecho internacional; no está dada blar y de actuar conforme a ese doble imperativo
jamás, que incluso su estatuto no•es ·ni siquiera el contradictorio - una contradicción que no d ebe
de una idea reguladora en el sentido kantiano, sino ser solamente una antinomia aparente o ilusoria. (ni
algo que queda por pensar y por venir: no algp incluso una ilusión trascendental en una dialéctica
que llegará ciertamente mañana, no la democracia de tipo .kantiano), sino efectiva y, en la experi~lJ·
(nacional e internacional; ·estatal· o trasestatal) futu- cia, interminable -. Pero apela también al respetJ
ra, sino una democracia que debe tener la estruc- de aquello que se rehúsa a tener una cierta :e:>·
tura de la promesa - y en consecuericia la m.emo~ ponsabilidad, y por ejemplo, que rehúsa respJr.-
ria de aquello que sostiene. el porvenir, aquí y ahora. no
de.~; ante' importa qué tribunal instituido. Sabe-

64 65
mos que es sosteniendo también el discurso de la ceder (y que deben hacerlo} del orden de la deter-
responsabilidad como el más siniestro zdanovismo minación teórica, del saber, de la certeza, del jui-
ha podido ejercerse frente a intelectuales acusados cio, del enunciado en forma de «Esto es aquello»;
de irresponsabilidad ante la Sociedad o la Histo- más ge~eralmente, y más . esencialmente: exceder
ria, «representadas» entonces, al presente, por tal del orden del presente o de la presentación. Cada
o· cual estado determinado, es decir, presente, de vez que se las reduce a aquello que deben exce-
la sociedad o de la historia: por tal o cual Estado der, nos vemos abocados al error, a la inconscien-
sin más. cia, a lo impensado, a la irresponsabilidad; el ros-
:Me detengo pmqae es tarde, peto se pBafiHfl tf'B teR presentttble de la 'bttens eoneieneitt td:e la
multiplicar los ejemplos de ese doble deber. Lo que que hay que decir también que una cierta máscara
habría que hacer, sobre todo, .es discernir las for- grave y sin sonrisa de la mala conciencia declara-
mas inéditas que toma hoy en Europa . .Y no sólo da no es, a menudo, más que el anuncio de una
aceptar, sino reivindicar esta experiencia de la an- astucia suplementaria: la buena conciencia tiene,
tinomia (bajo las especies, por ejemplo, de la do-, por definición, recursos inagotables, que siempre
ble obligación, de lo· indecidible, de la contradic~ se podrán explotar).
ción performativa, etc); Una última palabra. La paí-adoja de la parado-
Habría que reconocer .tanto su forma típica .o ja - como la fisión en cadena, una paradoja que
recurrente como su singularización inagotable - sin se propaga en nuestro disclll'So - debería im-
los que jamás habría.ni acontecimiento, ni decisión, pulsarnos a la vez a tomar muy en serio el viej()
ni responsabilidad, ni moral, ni política. Estas con- nombre de Europa, y a tomarlo, prudentemente,
diciones no .pueden tener :más que una .forma ne- ligeramente; sólo entre comillas, como el mejor pa-
gativa (sin X,, no habría -Y). Sólo se. puede ·tener: leónimo; en una cierta situación, para aquello que
seguridad de .esta forma negativa. Desde el momen- (nos) recordamos o que (nos) prometemos. Por las
to en que se la convierta en certeza positiva (<$bajo mismas razones, usaré de esa manera la palabra
tal condición, .habrá habido con seguridad aconte- «capjtal»: la capital o el capital. Y, naturalmente.
cimiento, decisión, responsabilidad, moral, o políti- las palabras «identidad» y ((cultura>>,
ca)», se .p odrá estar seguro de que.:empieza uno Soy europeo, soy sin duda un intelectual euro-
a equivocarse, .o a equivocar al otro. peo; me gusta recordarlo, me gusta recordármelo;
Mediante estos nombres (acontecimiento, ·deci- y, ¿por qué tendría que evitarlo? ¿En nombre de
sión,- responsabilidad, moral, política ~- )¡Europa!) qué? Pero yo no soy, ni me siento, europeo de par-
hablamos aquí de «cosas>> que no pueden, sino .ex~ te a parte. Con lo cual quiew decir, me empeño

66 67

- ::~~,~- e"::::-=.:: . :
: ·-: ..:-· -:;..~
en o debo decir: no quiero y no debo ser europeo Notas
de paite a parte. La pertenencia «de pleno dere-
cho», y el «de parte a parte», deberían ser incom-
patibles. Mi identidad cultural, aquélla en nombre
de la cual hablo, no es sólo europea, no es idénti-
Ga a ella misma; y yo no soy «culturaln de parte
a parte.
Si, para concluir, declarase que me siento euro-

c1on misma, ser ,por ello más o menos:europeo? L La Crise de l'esprit, Note (o L'Européen), in E.ssa!.s
quasi politiques, Oeuvres, la Pléiade, t. I, p. 1004). (Se me
Las dos·· cosas; indudablemente. Que se saquen las permitirá indicar, de pasada: por lo que concierne aqui a
conseeuenmas; A los otros, en todo caso, y a mí Europa y al Espíritu, ya se trate especialmente de VaMry
entre ellos, les tocará decidir; y de Husserl, más implícitamente de Hegel y de Heidegger,
esta-conferencia precisa, y en consecuencia suponía, en UIJ a
cierta medida, reflexione~ publicadas en otras obras, y má.s
visiblemente en De l'esprit. Heideggiret la question, GaliMe,
1987 (trad. esp. Del espíritu. Heidegger y la pregunta, Pr.:-
textos, 1990). En suma, no se hace aquí sino prolongar lln
poco la larga nota que este libro consagra en particular a
Valéry (p. 97). La nota bosquejaba un «análisis compru:a:jyo
de esos tres discursos, los de Valéry, de Husserl y de H:ei-
degger, sobre la crisis o la destitución del espíritu como ~s­
píritu de Europa>> y se había dejado ya interpelar por ur.a
pregunta de Valéry: «El fenómeno de la explotación gene:::.a.-
lizada del globo, el fenómeno de la equiparación de lás t~·>
nicas y eLfenómeno democrático, que hacen posible ur.a
deminutio capitis de Europa, ¿deben sertltomados corno ele-
cisiones' irrevocables del destino? ¿Disponemos de algur_a
libertad todavía contra esta amenazadora conjuración~ .., l.a
Crise de l'(fsprit, Deuxieme Lettre, t. I, p. 1000).
· ·A la pregunta «¿Pero quién es entonces europea?:o, e:5
decir, a la pregunta por núe~tra «distinció'n» y por a¡¡:uello
que <<llOS ha distinguido más profundamente del resto •i a:
la humanidad», Valéry resp-mde siguiendo ewprimer ldgar-

68 69
1

+
ji

.

,
.

la historia de lo que llama la <<capital» o la «Ciudad por exce- . distingue a Europa v la llama desde su absoluta sin¡ru.lari-
lencia», a saber Roma, después de Jerusalén y Atenas. Con- dad, Valéry sabe bien que debe tratar del nombre de Euro-
cluye estas breves páginas defmiendo al Hamo europeus me- pa, del nombre Europa, como de un nombre absolutamen:~
diante rasgos distintivos al margen de la raza, la lengua y propio. Se trata, en esta referencia indesplazable, de un in-
laS. ·costumbres. Lo define una vez más por el espíritu, pero dividuo cuya identidad es personal, quizás más personal que
la esencia de éste se manifiesta, entrega su imagen fenomé- todas las personas europeas; pues éstas participan de esre
mica a una determinación económico-metafísica (a ]a vez sub- espíritu absoluto que las hace posibles. De ahí la forma rle
jetiva y objetiva) del ser como necesidad y deseo, trabajo la definición o de la descripción: «Este conjunto de mw:i.rr.a
y voluntad. Europa es el nombre de aquello que lleva al es Europa ... >> y no la Europa.

capital forma paite de la serie de sus manifestaciones feno- 2. Tomo I, p. 995. Habría debido limitarme a prop·J -
ménicas. ner aquí, de paso o a fin de cuentas, un programa de leclu-
ra (recensión, índice razonado, interpretación) de los usos
«En el orden del poder, y en el del conocimiento preci- del léxico capitalístico, y de su juego en el texto de Valéry.
so, Europa sigue pesando hoy mucho. más que el resto Ya se trate de historia o de sabei histórico, del acontec:..-
del globo. Me equivoco, no es Europa lo que prevalece, miento o del co:t).cepto, habría siempre que recuperar el «lllv-
es el Espíritu europeo, del que America es una •crea- mento capitaJ,. (II, p. 915). La «noción de aconucimientc, que
ción formidable. [Ver. a este respecto «América, proyec- es fundamental,; no habría sido pensada o «repensada;. (II,
ción del espíritu .europeO>>, 11, p. 987 sq.] p. 920) por el historiador, precisamente porque «ese mo-
«Allí donde domina el Espíritu europe() se ve apa- mento capital de las definiciones y de las convenciones ne-
recer el maximum de necesidades, el maximum .de tra- tas y especificas, que vienen a reemplazar las significacic·-
bajo, el . maximum de capital, el maximum de rendi- nes de origen confuso y estadístico, no ha llegado para la
miento; el maximum de ambición,.. el maximum de poder, historia» (II1 p. 915). Dicho de otro modo, lo que tooaYill
el maximum de modificación de la naturaleza exterior, no ha llegado a la historia, como ciencia, es el acontec~­
el maximum de relaciones ,y de intercambios. ' ; . ' ' miento capital de un concepto, ~de una posibilidad de pensar.
Este conjunto de máximos es Europa, 'o la imagen de que le permitiría en primer lugar pensar el acontecim.ienlo
Europa. , r , como tal. Más adelante, es de nuevo la expresión <<aconleci~
Por otra parte, las condiciones de esta· formación, y de miento capital» la que describe ]a aparición de una uni.dad
esta.desigualdad .sorprendente, dependen evidentemente de configuración y de identificación, La> aparición de, w a
-. de la cualidad de los individuos, de la cualidad media coordinación o de un sistema de correspondencia en el :uo-
del Hamo europeus. Es notable que el hombre de Europa greso y·Ja,organización del conocinii.ento sensible. Valéry su-
no se vea definido por la raza, ni por la leng'ua, ni por braya:: «El ojo, y el tacto; y las acciones, ·se coordinar. en
las costumbres, sino por los deseos y por· la amplitud un registro de · varias entradas, que ·es el mundo sensible,
:. de la voluntad ... Etc.>> (t.I,. p. 1014). : ~ y ocurre - ¡aconucimiento capital! -que un cierto sisler:Ja
¡· de correspondencias· es necesario y suficiente para ajt:.:>lar
¡.
S~ habrá advertido: al plantear así la pregunta por Lo que uniformemente :todas las sensaciones de la piel y de lo!;

70 71
músculos» (II, p. 922). Este acontecimiento no es sólo capi- do en toda la historia cosa más tonta que la competencia
tal, es también el acontecimiento de lo capital mismo, a sa- europea en materia política y económica, comparada, c.om-
ber, de lo que se llama la cabeza. binada y confrontada con la unidad y la alianza eu10pea
Y además, o por consiguiente, más allá del mero saber en materia científica. Mientras que los esfuerzos de la& me-
histórico, este discurso concierne inmediatamente y al mis- jores cabezas de Europa constituian un capital (Subra,.ado
mo tiempo a la cosa histórica, al tejido mismo de los aconte- mío, ].D.) inmenso de saber utilizable, continuaba la tradi-
•cimientos, en primer lugar desde el punto de vista de Euro- ción ingenua de La política histórica de codicia y de de!;con-
pa. Lo que habría escapado a los historiadores es en suma fianza, y ese espíritu de PequeMs-Europeos entregaba, por
lo que le habría ocurrido al acontecimiento. El <<acontecí- una especie de traición, a aquellos mismos a los que se pre-
((

cial» habría escapado tanto a los historiadores como a «SUS (... ) Europa no ha tenido la política de su pensamiento• (II,
contemporáneos, es la saturación de la tierra habitable, y p. 926).
el que, «por los maleficios de la escritura••, todo está en re- Nunca como hoy (y fecho este hoy, el de esta nota, en
lación con todo: «comienza el tiempo del mundo finito». La el tercér día de la llamada guerra del Golfo) la equivocidad
política y la historia ·no pueden ya especular sobre la locali- de este discurso habrá parecido tan maleable, tanto para
zación o sobre el «aislamiento de -los •acontecimientos·~· Ya lo bueno como para lo malo. Sobre todo si se piensa que
no hay crisis local o guerra local. La <<decadencia de Euro- éste fue inscrito, a posteriori, como Prólogo a los Regrmls
pa>• (Il,:v. 927) forma parte de este «tiempo del mundo fini- sur le monde actuel, y al primer texto de esa colección: c"Yio-
to» que ella misma ha precipitado al exportarse, al europei- tas sobre la grandeza y la decadencia de Europa>•, que, jus-
zar, espabilar,. instniir, armar - . éstos son los términos de to antes de plantear la cuestión del «HOY,, («¿Qué va usted
Valéry - a los no-europeos, que sólo aspiraban a «perma- a hacer. HOY?»), había condenado aquello que la política
necer en su estado». Esta última expresión -da, cuando me- de Europa había hecho con su «Capital de leyes»:
nos, el tono. Lo que parece condenar · entonces el anti-
colonialismo o, si se prefiere, el hipercolonialismo europeo- «Europa será castigada por su política; se verá priYada
capitalista de Valéry, el Gran-Europeo, no es tanto el-colonia- · _ de .vinos. y de cervezas y de licores. Y de ·otras cosas ..~
lismo ·cuanto más bien la competencia interna que habr!i Europa asp:ira visiblemente a ser dirigida por una co:-
dividido los colonialismos europeos, y diseminado el «capi- misión-americana. Toda su política se dírige a eso. (\>roo
tal inmenso de saber>• -constituido por -«los esfuerws de las no sabemos deshacernos de nuestra historia, de ella
mejores cabezas de Europa>•: «Ahora bien, .la política euro- nos descargarán pueblos feüces que no la tienen, D que
pea' local, al. dominar y volver absurda. la política europea -apenas la tienen. Son pueblos felices los que nos im-
universalizada, ha llevado a los Europeos, compitiendo en- . ' pondrán su felicidad.
tre sí, a exportar los métodos y las máquinas que hacían Et.tropa se había distinguido netamente de todas 13.3
de Europa la .soberana -del mundo. Los Europeos se han ·.partes .delmundo. No por su política, sino a pesar de
disputado el beneficio de espabilar, instruir y armar a in- ·.· ésta, y más ·bien contra ella, había desarrollado ha.cta
mens.o s.pueblos, inmovilizados en sus tradiciones, y que no .el .límite la libertad de su espíritu, combinado su pa-
pedían más que permanecer en su .e stado. .(...)No ha habi- . ~ión de comprender con su voluntad de rigor, im'fnta-

72 73
do una curiosidad precisa y activa, creado, mediante tánea, la recubre, la domina-, se desgarra a veces para de-
la investigación obstinada de resultados que se pudie- jar aparecer la espantosa simplicidad de la vida elemenlal.
sen comparar exactamente y añadir unos a otros, un En nuestros deseos, en nuestros lame ntos, en nuestras Í:l-
capital de leyes y de procedimientos muy potentes. Su vestigaciones, en nuestras emociones y pasiones, y hasta e-:1
política, sin embargo, se mantuvo tal cual: de las rique- el esfuerzo que hacemos para conocernos, somos el juguete
zas y los singulares recursos de los que acabo de ha- de cosas ausentes -que no tienen ni siquiera necesidad de
blar no tomó más que. lo que hacía falta para fortificar existir para actuar» (JI, p. 942-945, subrayado de Valéry).
esa política primitiva -y darle armas más temibles y más
bárbaras» (11, p. 930. Subrayado mío}. 3. Sobre fromm y promos, lo «piadoso», que se sitúa

Pensador de la ficción, de la convención, del repetidor, cf. Heidegger, «Die Frage nach der Technik» in Vortriige und
de la telecomunicación, Valéry fue por anticipado _también Aufsiitze, p. 38., trad. franc. Essais et conférences, Gallimard,
el pensador de la guerra de hoy; cuando «comienza el tiem- p. 46; y las notas que le dedico en De l'esprit, p. 149 (trad.
po del mundo finito»: «De ahora en adelante, cuando se li- esp. Del esp{ritu, Pre-textos, p. 153); sobre Ort, el lugar y
bre una batalla en algún lugar del mundo< nada será más la punta de la lanza, cf. en particular Heidegger, Untuwegs
sencillo que hacer 'oír eLcañón en toda la tierra. Los caño~ zur Sprache, p.37, trad. esp. De camirw al habla, Serha1,
nazos -de Verdun -serían recibidos en las -antípodas. Incluso 1987; p. 35 .
se podría llegar a percibir algo de' los combates, y de los
hombres cayendq a 's eis mil millas de uno mismo, tres cen- 4. Me permito remitir de nuevo a quí a De ['esprit. Hei -
tésimas. de segundo ·después.;d el hecho. Esas son las prime- degger et la question.
ras -palabras .,de .un texto~ - breve• titulado «Hipótesis••, título
de un pensamientcuque se adelanta c0mo una hipótesis a 5. Es la imposible posibilidad de una <<lógica>> .que in ·
propósito del carácter hipotético de todo, del Yo como del tento formular (aunque, por definición, no sea jamás abso-
Todo, desde el momento .e n· que, y desde el·origen,la con- lutamente formalizable) en Psyché. lnventions de l'au.tre (Ga-
vención y.el-r epetidoLinstalan ahí.el régimen deLsimulacro. llee, 1987), en particular en el primer ensayo de este lib[(l.
Últimas palabras de esta «Hipótesis":"'¿No,está nuestra: vida,
en, cuanto que.-depende de.Jo -que-le viene al.tespíritu, que .6;Saléry.:el Mediterráneo, Valéry el Europeo, quiso ser,
parece venir del espíritu e· imponerse a ella tias haberse de manera igualmente· ejemplar, el pensador de París. -l\o
impuesto a él, regida por -una,cantidad enqrrne y desorde- hay· nada de _sorprendente en esto, y es esa lógica la que
nada de convenciones, la mayor parte de las cuales s.on im- estamos analizando aquí. En Présence de Paris, en 1937,
plícitas? Tendríamos bastantes dificultades para-;e xpresarlas laitarea más-·noble y más seria no reside sólo en «pensar
y explicarlas. La ·sociedad;· los lenguajes, las leyes; la.S cos- PARÍS»¡ sinci en .pensar la identidad de esta capital (cu.~"'
tumbres, las artes, la política; todo · aquello;que ,es fiducida- nombre: en mayúsculas escribe Valéry "-eintiséis veces en cinct:J
rio, todo efecto -desigual con su causa,- ex:ige convenciones, págirt¡iS);y- SU ic;J_entidad con «el espíritu mismO>>, «la Cons--
es decir,-repetidores -pór cuyo rod.eo>-s e-instala una segunda ciencia de· una· misión-espiritual permanente>>: <<Se me o.:u-
realidad, .que·. se c·o mpone-con. la .realidad,sensible ;e instan- rre- que •pensar <PARÍS es 'comparable o se confunde cor.

74 75

· • ·· _,< ~~"~·: ~;f:ss¡~j¡;:~::~


- :::._ ;~ :- ·:-;;; _: _____ -
pensar el espíritu mismo" (Présence de París, Il, p. 1012). historia de éste, absorber y concentrar toda sus sustancia
Valéry había concebido anteriormente un proyecto que sólo pensante altguai que tocio ei. crédito -y casi todas las íaculia-
se llevará a cabo invirtiéndose, según la lógica misma del des y disponibilidades de dinero; y todo esto, bueno y rrwJ.o,
se~:, ellogos del espíritu absoluto (y) de la capital. El esprri- para la nación a la que corona: es por esto por lo Aue .1e
tu y la capital se presentan o se representan, el uno al otro. distingue, entre todas las ciudades gigantes, la ciudad de
El habitante de la capital es «pensado» entonces por el há- París» (p. 1008, subrayado mío). Por otra parte, distinguida
• büat, antes de lo que él piensa. · Primer tiempo: «He aquí así, capital ejemplar, nuestra capital no es ya solamente h
que me nace y me desanima este deseo absurdo: pensar capital de un pili , sino la «cabeza de Europa» y en conse-
PARÍS». Ahora bien, después de cuatro hermosas páginas, cuencia del mundo, capital de la sociedad humana en gene-

,uelco: «¿Pensar PARÍS?.. . 'Cuanto más se piensa en él, más carácter es resultado de una muy larga experienc1a, e una
se siente uno, por el ,contrario, pensado por PARÍS.» Poco infinitud de vicisitudes históricas; que en un espacio de rres-
antes, la «figura» de la•cara había orientado el análisis de cientos años ha sido dos o tres veces la cabeza de Europa .
esta capital de las,capitales. Se la encara, efectivamente. En conquistado por el enemigo tres veces, teatro de mediad()-
ella se distingue el.rostro, la cabeza y la frente: «Es la cabe- cenade revoluciones políticas, creador de un número admi-
za real de Francia, en la qué ésta concentra sus medios de rable de hombres de renombre, destructor de cantidad de
percepción y de reacción más sensibles. Por su belleza y naderías; y que reclama continuamente para sí la flor y ia
su luz, da a Francia un rostro sobre el que, en ciertos mo- hez de la raza, se ha convertido en la metrópoli de libertades
mentos, ·llega a brillar toda la inteligencia del .p aís. Cuando diven;t;zs y en la capit.al de la sociabilUi"ad humana>• (p. 1009.
fuertes emociones -sobrecogen a nuestro pueblo; la sangre Subr~yado mío).
sube a esa frente y el sentimiento todopoderoso del orgullo No debemos pasar por alto ni la insistente ambigüedad
la ilumina» (p. 1015). de esta evaluación ni las potencialidades abismales de este
La lógica «ejemplarizante» que intentamos reconocer aquí equívoco.: En 1927, Fonction de Paris decía de la capital
había lle:vado por otra parte a Valéry, diez años antes, en todo lo que es a la vez ..bueno y m~o para la nación que
Fonction de París (1927), a presentar -esta, capital;<no sólo corona>>, así pues, para ·la cabeza, y asociaba a las <<inmen"
como una metrópoli cosmopolita, destino compartido con sas ventajas» ·las «graves peligros de esta concentración:~:-- a
otras gr¡;tndes ciudades occidentales ..(«Toda ·gran ciudad de · la «flor» se asocia; como un parásito fatal; la <<hez de la rnz.c.....
Europa o América es cosmopolita>•; p. .l007), ;;;ino como ·la Lo que distingue, lo que se distingue es siempre lo más ame-
capital de las capitales. Esta capital «Se ,distingue» entre .to- nazado: lo mejm;' justo enla proximidad de lo peor. El pri-,i-
das las capitales. Por-otro lado, ~«distinción» va a ser. el tér. legio -~s, ;por definición, una delicadeza en peligro. El pdi-
mino dominante de este discurso. París se··distingue porodos gro viene del e:>;.tranjero, no ya sólo -d el extranjero europE'-'
razones, que se -capitalizan. .·Por una parte, es la capitardel sino .de un extranjero que viene a contaminar desde más
país en ,toCÚJs los dominios; ·)' no sólo, como ocurre·en.btros lejos;c;más precisamente, desde otras orillas, desde el ex.t<: •
países, .c apital· política ' o económica o cultural («Ser 'por sí rior de Europa - y que amenaza al esprritu mismo, al «e;;,;
sola la,capital política, literaria, científica, financiera, comer- píritu de París,., en cuanto que éste encarna al espíritu I!Ú5·
cial, de lujo y placer, de U!I gran país; representar toda la mo. foco después de haber hablado de la <<hez de la raza..,

76 77
Valéry concluye efectivamente: «El aumento de la creduli- es jamás evocada mientras no sea provocada; qui~r-=•
dad en el mundo, .que se debe al cansancio de la idea níti- decir que e¡; siempre una respuesta>> (JI, p. 1095:.
da, al acceso de poblaciones exóticas a la vida civilizada,
amenaza lo que distinguía al espíritu. de Europa. La había- 8. La lógica de este texto es también una analó~.
mos conocido como capital de la calidad, y có"mo capital En realidad, depende toda ella de una analogía disimélrica
de la crítica. Todo hace temer por estas coronas que habían entre el espíritu y el valor. El espíritu es un valor, ciertamer.·
• eleborado siglos de experiencias delicadas, de esclarecimien- te, entre otros., como el oro, el trigo o el petróleo; pero e;
tos y de elecciones» (Subrayado mío). Diez años más tarde, también la fuente de todo valor, y así .el valor exceder.tt;
en vísperas de la guerra, Valéry recuerda los efectos negati- la plusvalía absoluta y en consecuencia sublime de lo qu~

más o menos deliberada: el valor de «CeloS!>, y se sirve, y analogía y la condición fuera de serie, lo trascendental. lu
es en 1937, de la expresión «Campo de concentración,: un trascateg()rial de toda la economia. Es un ejemplo, y un ejem·
campo que «Consume, a «todo francés que. se distingue». plo ejemplar, el ejemplo por excelencia. No hay otro. Como
Subrayo yo: «PARÍS, sin embargo, se .distingu,e muy clara- Va).éry lo dice muy bien de otra manera, me contentaré Cü ll
mente de los otros monstruos de millones de .cabezas, los reunj.r algunas citas alrededor de lo que él mismo &.ma.
NUEVA YORK, los LONDRES, los PEKÍN.(.·..) nuestras BA- como de paso, "el punto capital»: «Es un signo de los t.en-
BILONIAS (... ). Y ello .porque .no hay otro lugar donde, pos (... ) el que sea incluso urgente interesar a los espí::.oc.;;
desde hace siglos, la élite, en.lodos los ámbitos; de un pue- en la suerte del Espíritu, es decir, en su propia suerte ':....
blo haya estado tan celosamente concentrada,. donde todo valor Ellos han tenido confianza en el espíritu, pero ¿qué espíri-
haya tenido que llegar a hacerse reconocer, a ·s ufrir la prue- tu; y>qué entendían por esa palabra? ... Esta palabra es i:a-
ba·de las •comparacioens,·a afrontar la crítica, los celo-s.( ... ) nombtable, puesto que evoca la fuente y el valor de :o::lc...;;
Este comercio tan precioso no -podía instituirse .apenas. más las demás». Desde; ese momento, presente, inmanente a lo eJ.::~
que. en un ·lugar ·donde, desde,·hace. siglos, la élite .....,. en lo que no es él, a todos los valores .que no valen por él.
todos los ámbitos - ·de un gran.pueblo ha sido celosamente pue~e entrar sin riesgo en la analogía, en el paraleliEm (>
reclamada. y guardada. Todo Francés.:que se· distingue está de la.economía y la economía del paralelismo, .en~e el cattj -
abocádo , a ese .campo. de .concentración. PARÍS-le evoca, le tal y el capital. Es. «e~ mismo», el<<punto capital>•, la oosa
atrae, le exige, y, . a veces, le :co.nsume, (p.' ,1014"1015). . misma' que se reparte entre los dos registros o los dos r:>!;i·
menes de •la analogía. Por ejemplo: ·
7. «La liberté de !'esprit» Il, · p. 1093. . UnaS páginas
después, de paso; y de forma un ..pqco elíptica, .Valéry hace . <<Me. parece que he, hablado del descenso-y el des:cK-
una observación .q ue .me parece aquí ocle· mucha importancia ronamiento de. los valores de nuestra vida que · se eEii
en la medida en que se la siga, consecuentemente, y qillzás , . produciendo ante nuestros ojos; y en esa palabra; • Vé..-
.1
más allá de lo que sobreentiende Valéry. Éste; efectivamen- lor», estaba juntan.do en una misma expresión, bajo l:.tl
·'
!
te, determina la libertad como .respuf!Sta: .· mismo signo, los valores de ·orden material y los -.:.J.:o-
re.s ·de Qrden •espirituaL .
, ·. « ... la . idea de libertad no es primera en nosotros;. no . J-Ie ,dicho «valor» y . es precisamente de eso de la :r.:1~

78 79
quiero hablar; es el punto capital sobre el que querría co ellogos, e n suma, está simplemente incluido en la analo -
atraer vuestra atención. gía, en la que sin embargo participa. Y precisamente, mfu:
Estamos presenciando hoy una verdadera y gigantesca allá de la simple retórica, el espíritu es logos, palabra o ver·
trasmutación de valores (por emplear la excelente expre- bo, explica literariamente Valery. Este espiritualismo origi-
sión de Nietzsche), y al titular esta conferencia: <<liber- nal se presenta realmente como un logocentrismo. Más rigu~
tad del espíritu», estoy simplemente haciendo alusión rosamente todavia: como un logocentrismo que tiene su ~ugar
a uno de los valores esenciales que parecen actualmente de nacimiento en la cuenca del Mediterráneo. Una vez más.
estar sufriendo la suerte de los valores materiales. es mejor citar. Valéry acaba de negar que haya pasado, me-
He dicho, pues, <<Valor,,, y digo que hay un valor llama- diante un artificio retórico, de la economía material a La eco-

He dicho valor, puesto que hay apreciación, enjuicia-


miento sobre su importancia, y porque hay además dis- «En realidad sería más bien todo lo contrario, si se qui-
cusión acerca del precio que se está·dispuesto a pagar siese reflexionar sobre la cosa. Es el espíritu el qu.e ha
por ese valor: el espíritu. empezado, y no podía ser de otro modo. Es el comercio
(... ) El desgraciado ·valor espíritu no· deja casi nunca . de los espíritus el que es necesariamente el primer co-
de bajar. (...) Véis que 'e mpleo el lenguaje de la Bolsa; mercio del mundo, el primero, el que ha empe2ado,
(...)Y es que con frecuencia me han ·sorprendido ana- el que es necesariamente iniciq}, pues antes de trocar
logías que surgen, siri que se las ·busque lo más míni- cosas, hay que trocar signos, y hace falta. en consecuencia
mo, entre la vida del espíritu y sus manifestaciones, y que se instituyan signos. No hay mercado, no hay inter-
la vida económica y las suyas. (...)En uno y otro terre- cambio sin lenguaje; el primer instrumento de todo trá-
no, en la Vida económica como en ' la vida espiritual, fico es el lenguaje; se puede repetir aquí (dándole un
encontraréis ante :todo las mismas nociones de produc- sentido convenientemente alterado) la famosa frase: «l!n
ción y · de consumición. el comienzo era el ·Verbo>.•, Ha hecho falta que el Verbo
(.. .) Cabe, por otra parte, considerar desde los· dos la" precediera al acto mismo del .tráfico. Pero el verbo no
dos igualmente el capital y el trabajo; una civilizaci6n es . otra cosa.que uno de los nombres más precisos de
es un capital·cuyo·crecimiento puede proseguir duran~ lo que he llamado el espíritu. El espíritu. y el verbo
te siglos como .e l de . ciertos capitales, y ·que absorbe son casi sinónimos en muchos empleos. El término que
sus intereses compuestos» (II, p. 1077-1082)• ,. . , · se traduce por ~~rbo en ]a Vulgata .es el griego d.J!§:J:i"'·~
que quiere decir a la vez cálculo, razonamiento, palt:!-
Es Valéry el que subraya; y niega que esté proponien- bra, discurso, corwcimiento, al mismo .. tiempo que ex-
do aquí una «simple 'comparación, más o menos .poética>• ,. · presión .. Por consiguiente, al ·decir .que el verbo coinci-
o que se pase, por «simples artifi.cios retóricos••,de la econo- de con el espíritu no creo eSta¡" diciendo .una herejía,
mía material a la economía espiritual. Para negarse a algo ., - incluso en el ·orden lingüístico.»
así, tiene que confirmar 'el carácter a la ·vez originario y ' ) -

trascategorial del concepto de espíritu que;· en cuanto .que ~Dei ahí entonces que no haya nadasorprendente en que
hace posible la analogía, no pertenece a ésta. Como tampo- }().«lógico» ·y lo histórico sean aquí .homologables e indi;;o-

80 81

-. ~.. ' ' "'.,"' .; '=1!'- "·. -- ·-::==~:> -~- ____·:


;~~i~~~ :'::.
ciables: «No sólo es lógicamente necesario que sea ao;í, sino
1
1 francesa cuando subraya el rasgo formal y plantea vigorosa-
que además esto puede establecerse históricamente.» Las «re- mente una tesis a propósito de ello. Cabría llamar a esta le-
giones del globo>> que han favorecido el comercio son tam- sis formalista, si no fuese por el temor a endurecer un P')CO
bién aquéllas donde las producciones de los «valores del las cosas proporcionando un argumento fácil a todo~ aque-
espíritU>> han sido «las más precoces, las más fecundas, y llos que confunden la atención a la forma, a la lengu2., a
las más diversas>•, aquéllas donde la «libertad del espíritu la escritura, a la retórica o al <<texto» con un formalismo sub-
ha sido más ampliamente concedida». Y la palabra «merca- jetivo y una renuncia al concepto. Se debe poder tomar en
do» vuelve regularmente {por lo menos trés veces .en dos cuenta el rasgo nacional y el rasgo formal sin nacionali~ mo
páginas, I, p. 1005-1006) cuando se trata de definir Euro- ni formalismo - e incluso para elaborar una estrategia de

rráneo», Europa, «ese lugar privilegiado», «el espíritu euro- me parece que la estrategia valeriana es incapaz de eV:tar
peo», «autor·de estos prodigios>>. El mejor ejemplo, el único los dos escollos. La hipótesis nacional. se precipita ine\ita-
en realidad, el más insustituible, es el de la cuenca del Me- blemente en tesis.,del subjetivismo nacionalista. La t~is for-
diterráneo: el" «ejemplo» que ha «ofrecido» es efectivamente malista no está ahí más que para servir esta precipi:ación.
único, ejemplar e incomparable. Así, pues, éste no · es un . Primer tiempo, .la hipótesis: «El pensamiento abstracto,
ejemplo entre otros; y es por' eso por lo : que el logos y la o 'puro', como asimismo· el pensamiento técnico, se esfuer-
historia no se separan ya,. ·puesto ·que este ejemplo habrá zan en borrar aquello que le viene al pensador de su naciéon
sido «el más sor-prendente y el más ··demostrativo» {II, p. o de su raza, puesto que pretenden crear valores indepe::I·
1084-1085). dientes del lugar o de las personas. No es imposible, ~in
duda, discernir, o creer discernir, en una metafísica o una
9. Tomo II; p. 1058. No hay por-qué extraña.rSe de moral, aquello que en éstas resulta pertenecer propi:~mente
que sea precisamente en este contexto en el que, a propósito a· una raza o a una nación: ocurre incluso que no ha:y nada
de la filosofía, ·Valéry articule fuertemente entre sí dos pro- que parezca definir mejor tal o cual raza o nación que la
posiciones que· 'frecuentemente se ven séparadas: el· rasgo filosofía que ésta ha producido. Se pretende que ciertas ideas,
nacional y¡ el rasgo fonnal son· irreductibles e ·indisociables aúnque expresadas con toda .universalidad, son casLiru:.on,
en filosofía, tanto en el discurso como en ·la lengua filosófi- cebibles fuera de su·clima de origen. Esas ideas se deterio-
ca; La·argumentaci'ón de estas -pocas· páginas es muy retor- ran en el extranjero como plantas desarraigadas, o bi~n· apa-­
cida, merecería algo · más que una nota. ·Se· trata · siempre recen allí como figuras monstruosas. Eso es muy posible.,
de «tomar en consideración a Francia, un papel ·o una fun- (II, p. 1055).
ción· de Francia· en la constitución del capital ·oel espíritu _. Segundo tiempo, la tesis. Antes de recordar, y de su-·
humano» (II, p. 1047-1048. Subrayado mío).·Digamos, muy brayar, que la tesis se presenta como un <<Sentimiento-, T
esquemáticamente, que si,· por una parte Valéry le da la for- que empieza con un paréntesis de ••excusa», recordemos La
ma de la concesión y · de ' la• hip6tesis; la· forma· del «no es fecha de estas páginas: 1939. En este velar armas., en el
imposible que» o del «eso es muy posible», a la proposición que la elocuencia nacionalista y racista irrumpe, más •.iolen-
que concierne al rasga nacional que marcaría a toda: .filoso- ta que nunca, en Europa, Valéry rebaja a hipótesis s.us pro-
fía, es justamente · al-observar a título· ejemplar la filosofía posi~iones sobre la filosofía, la raza y la nación. Se <:!Xcusa

82 83

. qa;y¡: .ZH> . \21$1.-AS h#.t; <é ..,;e;¡;;h:::::s:. ??-€-?t&::?J?\..~~~-·.


:)~:;f.:~~}:_ .
también cuando, para hablar de su «sentimiento» y de la La democracia, para otro día
filosofía como «asunto de forma>>, liga esencialmente esa forma
a la lengua nacional: singularmente y ejemplarmente, a la
lengua francesa:

«A mi parecer (y pido excusas por este sentimiento),


• la filosofía es un asunto· de forma. La ·filosofía no es
en absoluto ciencia, y debe, quizás, desprenderse de
todo vínculo incondicional con la ciencia. Ser ancilla

logiae (.. .) No digo en absoh,1to que tenga razón: cosa


¿Qué es hoy la opinión pública?
que, por otra parte, no tendría ningún sentido. Digo( .. .)
., que el ser que habla --'- y que se habla -'-- ese lenguaje
no puede ni exceder. los .medios de éste ni sustraerse ¿Hoy? La silueta de un fantasma, la obse~
a las sugerencias y asociaciones que dicho lenguaje in- sióri de ia consciencia democrática. El fantasma tie-
troduce insidiosamente en él. Si soy francés, en el pun- ne 'derechos y poderes. Pero ¿cómo ajustar exigen-
to mismo de mi pensamiento en el que-ése· pensamien- cias -contradictorias? ¿Por qué .debe precaverse la
to se construye y se· habla a sí: mismo, se forma -en
demócracia parlamentaria de aquello que, sin. e m-
francés, y según las posibilidades y en ·el aparato del
francés» (ibid.). barg6, se·-'pa:tece ·ala fuente de su legitimid~d? Sí,
tienen ustedes razón en precisar: hoy, en el J:ía. {a
Vienen a continuación un ·análisis; t!n'a interpretación la luz) de hoy. Por ·lo··que se refiere al ritllW~' al
y Una evaluación de dichas posibilidades, ·e n los que no voy rrtedium y en primer lugar a la historia de 1a. opi-
a entra~ aquí. Por lo ·que, concierne más: estrictamente a;Ja nión -pública;' se: trata de la cuestión del día {de
filosofía; citaré solamente la conclusión ~~por lo que puede
dar hoy que pensar, con y ·contra su autor: «El-éxito de:urta
la' luz). ·
filosofía.en Francia·lo'es a ese •f>recio. No ql,lÍero decir que ·Í. La opinión presta a }as <<Opiniones públic~»
no.puedan producirse sistemas de ·ideas · <fue no estén .con- el vicio o la virtud de .la imprevisibilidad~ (<móviles
formes a ese principio: quiero decir que no son adoptados y cámbiántes», ·<<difíciles de manejar», decía ya La
realmente y é'Omo· orgánicamente. Encuentro,- por· otra parte, úuta a d~lembert'. Como los «dados», aquéllis de-
en política y en las artes, reacciones: francesas análogas» (II, safían a la vez ,«a la fuerza y a: la razón». De hecho
p. 1056. Subrayado mío). · ·· ; .:. :'
...
' : -

., ! • .: ,. ; '/·)·e~ió~ 'ínt~gra de una


conversación (cori Óliv-er·Sal-
~fuóri ~' 'Nidolilf'WéU) puhücí=ida en fohna abreviada a Le
MJrtile ae'lft Réílolutionfmru;aise, n. l '(mensual, enero 1989}.

84 85
.1
,,

y de derecho, la opinión puede cambiar de día en la situación actual; en realidad, sobre el retraso de
día. Literalmente efímera, no tiene estatuto, puesto la opinión e incluso del Parlamento, io cual no deja
que no está sujeta a la estabilidad, ni siquiera a de tener efecto sobre una y otro. Desconcertante
la constancia en la inestabilidad, pues tiene a ve- topología. ¿Cómo identificar aquí la opinión públi-
ces «fases largas». Una primera ambigüedad pro- ca? ¿Tiene ésta lugar? ¿Dónde se presta a ser ·vis-
viene de ese ritmo: si tuviese un lugar propio (pero ta, y como tal? La errancia de su cuerpo propio
ahí está toda la cuestión), la opinión pública sería es también la ubicuidad de un espectro. Éste nd
el forum de una discusión permanente y transpa- está presente como tal en ninguno .de esos espacios.
-.
también ·a su propia·.r epresentación políti~a. Esta ción electoral, nó es el derecho ni la voluntad ge-
no se adecuará jamás a aquélla: respira, delibera neral, ni la· nación, ni la ideología, ni la suma de
y decide a otros ritmos. Se p:Uede ·también temer las opiniones privadas analizadas según técnicas so-
la tiranía: de movimientos de opinión. L.a "élocidad, ciológicas o las instituciones modernas de sondeo.
el «día a día>>, incluso en la «duració~ larga»., .afec- No habla en ·primera persona, no es ni objeto ni
ta a veces al rigor de la d4;cusión~ al· tiempo de sujeto («nosotros», <<se»), se .la cita, se la hace -ha·
la «toma de consciencia», con paradójicos.retrasos blar, se la somete a ventriloquía («país real», «ma-
de la opinión sobre instancias representatiyas. .N.,pro~ yoría silenciosa», «rrwral majority» de Nixon, «main-
pósito de la pena de , muerte se ·Cree saber: (pero stream.>) de Bush, etc.), pero esta «media» conserYa
esto sobre:todo por medio de sondeos) :que las,ma- a veces el"poder de resistir a esos medios «capace s
y~rías no serían hoy las. mismas: .l. en el.. Parla- de dirigir la· opinión pública>), a ese «arte de cam-
mento, 2. en ·una consulta . por.referéndüm; 3., con biarla», poder que no tienen, dice de .nuevo Ro~­
ocasión de «sondeos de opinión» o de enc1,1estq.S seau: «ni la razón; ni la v.irtud, ni las leyes». • '
sociológicas. De discerdancias .o diferenci,as de rit- 2. Ahora bien, este dios de una politología ne:;
mo no:faltan ejemplos.. Para reconocer . ~~ derecho gativa no . puede daF signos de ~ vida, a ·plena luz:~
de voto de los inmigrados, en las elecciones l9ca- sin un cierto. medium. El ritmo cotidiano, que le
les, la ,campaña lanzada por SOS Racisrrie debe ,in- es .e sencial, supone la .difusión masiva de algo -~Í
formar y convencer a una opinión que, a continua- como· un · periódico, un diario., Este poder tecn ó·
ción, sería oída por la mayoría parlamentaria; pero económico le permite a la opinión. constituirse ~
el pres.i dente de la República, candidato entonces, reconocerse como opinión ·pública. .Aunque est~
• . . .' ' ;• • .( t • -
! . .' . ! ~ ~

había anunciado ya su «opinipt;~-» perso~al ~,obre..este categorias parecen hoy poco adecuadas, se c.oru:i-:
asunto,. y más aún, había dado su .parecer sohre dera que· .el periódico asegura un lugar de visibili;

86 87

• ~ . --· -~-='""" ~--


dad pública capaz de informar, formar, reflejar o la referencia más visible), incluso si un «tiempo fuer-
expresar, y así de representar a una opinión que en- te>> ha sido preparado por la tradición de una filo-
contraria ahí el medio de su libertad. Esa correla- sofía política. Bajo ese nombre o bajo algún otro,
ción entre lo cotidiano - escrito o audiovisual - no creo que -se haya hablado de la opinión pública
y la historia de la opinión pública desborda am- -tomándosela en serio- sin el modelo de la de·
pliamente lo que se llama la «prensa de opinión». mocracia parlamentaria, y en tanto que un aparato
Precisos y peligrosos, cada vez más «afinados>>, los de leyes (en Francia: desde el artículo XI de La
sondeos se ajustan a un ritmo que no será jamás Declaración de los Derechos Humanos a la Ley de

Ahora bien, esos sondeos se publican en la pren- tido o prometido la formación, la expresión y so·
sa, que frecuentemente es la que toma y puede to- bre todo la «publicación», justamente, de esa opi-
mar-la iniciativa de hacerlos. Se sabe, en fin,· y el nión aparte de las representaciones políticas- o
periódico produce la novedad de esa noticia tanto corporativas.
como la refiere, que la opinión pública no es yá Si bien no es electoral en ·su momento más pro-
en' nuestros días lo que -ha sido -ayer y desde los pio, la opinión, como su nombre indica, -está lla-
comienzos de su historia. mada a pronunciarse por medio de un juicio. Éste
3_, Pues el -fenómeno rio ·h a sido ja~ás natu- no esjamás un saber, sino una evaluación compro-
ral-, es decir: universali No más, por otra parte,' -que. metida, un-acto voluntario: Tiene siempre la forma
la cotidianidad como categoría mayor ~del ritmo so- del <~uicio» (sí o :no}, que debe ejercer un poder
cial. A-ntes de preguntarse,.porla; supuesta·:«reali- de :control y de orientación sobre esta democracia
dad» de la opinión pública-lwy, como ·por la cine" parlamentaria. Pero desde el punto de 'vista de 1a
matogr-afía de su silueta, hay que recordar que el decisión propiamente política, esta-considerable po·
fantaSma tiene una 'historia: europea, reciente, y tencia, se mantüme siempre ~<en potencia». Y den-
fuerteme:Qte escandida. El- discurso -sobreda, -oPi:· tro: de fronteras invisibles: no -tiene lugar ni dentrc•
rUÓn, ciertamente, es viejo COmO' el mundo: •dóxa ni Juera. Se sitúa fuera de:la representación estatu-
u .«opinión)> (no es exactamente lo mismo) tienen tari-a;.pero ese ,afuera· sólo puede ser reconocido
sin duda equivalentes en culturas no ,occidentales.· conio el de una opinión pública independiente den¡
Pero· la -historia de la opinión·pública:'parece liga~ tro de democracias parlamentarias y estructuras re·
da;c ·por ·su parte, al -discurso político de :Eun:>pa. presentativas: con vistas a un t'Ot-O posible y a un a
Es.un artefacto moderno·-(las premisas:! de,':las~ Re­ ~t~~en~i~n den~. de·o _sobrela rep~en~ción. Mo-
voluciones americana y francesa proporcionan aquí mento paradigmático: los «Cahiers de Doléancés,.

88 89
(Libro de Quejas)*. Lugar de Un electorado poten- siones inmediatamente políticas, por otra parte mul-
cial, la opinión pública es una asamblea de ciuda- tiplicando las evaluaciones en términos de porcen-
danos llamados a decidir, mediante un juicio, so- tajes (más o menos) más bien que en forma de al-
bre temas que son competencia de las ternativa (sí o no) . Pero un discurso no concierne
representaciones legales, pero también sobre temas a la opinión pública como tal a no ser que se anti-
que escapan a éstas,, al menos provisionalmente, en cipe a un .debate legislativo, y a no.ser que el «más
una zona que se está ampliando hoyy que se dife- o menos>> anuncie un «SÍ o no••. ¿En qué se con-
rencia de manera acelerada, planteando así serias vierte entonces esa reserva de experiencia, de eva.-
:·>

mocracia liberal, si no sobre sus principios..Recuer- los «gustos», las «costumbres»), que no depende del
den las manifestaciones en favor de la «escuela pri~ juicio (sí o no) y de laxepresentación, en todos los
vada>•, las_ «coordinadora~:!•• de estudiantes· o ,de sentidos de esa palabra? Es ahí donde cabe plan-
enfermeras, los debates en torno a la RU 486,,, al tearsé·preguntas sobre la autoridad de la opinión
sida, a la toxicomanía oJos preservativos, e incluso _: no· en· sus, contenidos, sino en su forma de juicio
a la ._película de Scorsese .(estoy hablando· aquí de pre-electoral - e incluso sobre la distinción priva-
la palabra, de la declaración o la. manifestación; . do/público, cuyo rigor se verá siempre amenazado
ese elemento de· la opinión, y no de las tbombas por, eUenguaJe,: por sí solo, y desde la·primera se-
destinadas a acabar con ella). , Pero ·todo aqúello ñal. ¿Qué lugar público - -y en consecuencia p olí-
que no pertenece al orden del juicio, de la deci• tico - conceder a ese tipo ·'de preguntas?
sión; y sobre todo de la representación, ·escapa a -, ~Un «gobierno de opinión» puede ·hacer jugat
la vez a Ias.:instituciones democráticas, actuales y la·opirlión, inventarla· o invocarla contra ·las repre-
a lfl opinión pública COrriO tal. .Esas .dos· .cosas .es.., sentaciones instituidas~ Pero esto sólo ·puede hacerse
tán ; conjuntadas por la· f>OSibilidad de evaluación y decirse en democracia, al menos formal. Una dic-
eu.la fórma ::deljuicio .que Hecide: (sí o -no), y·que :tadura>popular o ' un régimen totalitario no son· go--
se lleva a •cabo· en pna.representación. Las encues~ biérnos de opinión (y lo que hoy sale a la luz e"::J
tas de opinión intentan escapar a esa ley, por,una ·l a;URSS es:quizás muy sencillamente una opiniól
parte desbordando los temas electorales y las deci- pública). :Los :nuevos medios para «mantenerse al
~ > j t
día»;-:para tomar ·el pulso de la opinión a un ritme>
; , -, • -~ ¡. , -, ) :~ --._ ~\. · --~ ·• -· ' ; :- • . - ;~- cuasi~diario; autorizan y .obligan a un cierto podn
*
Cuadernos en los que eran consignadas Iás peticio~
(por; ejemplo~'el de ;un jefe de ·E·stado, o incluso d
hes de 16s Dipúfá.dos'erl.1os· E:stados' ~Iierales dtd789'{N:
deLT:); ; ' _ _ :~:- .. :. de·un:gobierno demoerático) a tener en cuenta m:a

90 91

--- -- ---------------------~~
.. -~~~=-;7
_? 1

evolución antes y al margen de su expresión en el l


1
mas o los fundamentos de la demo·c racia; la res-
ponsabilidad de analizar sin descanso sus J.t;i.~::rmi­
Parlamento, en los partidos y los sindicatos; aut<lri-
zan-y obligan a descubrir desplazamientos de ma- naciones históricas, aquellas que pueden delimit:arse
yoría antes de las elecciones, e incluso antes de .. en 1989, y también las que no?
un referéndum. No es que la opinión sea el depó- . Pues de lo que se trata es del porvenir de la
sito amorfo de una espontaneidad salvaje que des'" democracia. La dimensión del espacio «público» ac·
bordaría las organizaciones (partidos, sindicatos, cede sin duda a su modernidad filosófica con ~
etc.). Ni pasivas ni activas, las recientes «coordina- Luces, las Revoluciones francesa o americana, o

«manipuladas», n~ dependían tampoco de una es- - el progreso de las Luces y de la luz - a la J:i.
.pontaneidad desorganizada.. •Son , necesárias, así bertad de hacer un uso público de la razón en to-
pues, otras categorías pata conducir el análisis - dos los dominios (aunque la razón no se reduzca
y la acción-política ~-· más allá deoesa. alt~rnativa a la «opinión», a la ' que tiene también que criti-
sumaria. ·Pasa lo mismo con· las relaciones con las car). En esta modernidad post-revolucionaria, la mu-
instituciones, y sobre-todo con la -prensa: la opi- tación tecno-económica de los media ·marca otra
nión pública no se-expresa, si por eso se ' entiende división. ·Desde el final de la Primera.Guerra Mun·
que · aquéll,a existe en algún foro• interior,. antes ~de dial,· sobre todo en Alemania, las crisis que la ra-
mar:tifestarse a plena luz, COmO tal, en SU' fenome- dio . podía introducir en el espacio tradicional· de
nalidad.'-,Es: que es :fen9ménica. Tan esc~amente una democracia parlamentaria han dado lugar a
está ,producida·'.ocfomiada,·, o · .bien· influenciada o graves debates (cf. In, crítica de la opinión públicr:J-
modificada;,.·c_o mo, simplemente reflejada o represen~ de Tonnies, en 1922, o los trabajos de C. Schmitt,
tada -por.la <prensa. Esas ,iitt:erpretaciones ingenuas cuya·. influencia sigue ·estando vÍ\'a, se le cite o n~
o groseras; tienen raíces en un. potente .discursó ,fi_ a derecha y a izquierda, en todos los análisis del
losófico. ¿Nó, será dar prueba de respo:nsabilidad espacio público, por ejemplo en Habermas. No po-
el intentar en •primerdugar reconsiderab aquellas demos centrar en esto, y no olvidemos .las coercio-
interpretaciones? Tarea ·filosófica y política; ·t~ónca nes de la prensa: . no son sólo cuantitativas, llegan
y práctica;<tarea .difícil pere··también peligrosa;' pues a imponer modelos de -legibilidad. Todos los pnr·
corre -el riesgo ; qe ·afectar . al _conceptd mÍs!llO ~ de blemas que estamos discutiendo en este mismo mo ·
representación; a la. «idea 'de los -representantes»; mento. se concentran en algo que tengo que cotF
que-Rousseau.llamaba-«:rhoderná». ~ Pero, · 1¿no tiene fiar aquí a un telegrama elíptico. ¿Puede hablars-e
un demócrata la· responsabilidad: de pensar los.axio'" seriamente de la prensa e'n la prensa? Sí y no, de

92 93
.,.,.,
.>.~

contrabando). Esos debates no están agotados: pien- nes y sin el reconocimiento de una libertad «ante
1
5i:;i1 cü lu::. t;ft:cio~ inmediawmente inter nacionales
la prensa})? Hay que mantene r el rigor formal, sin
de la televisión del mañana en una Opinión pública el que ningún derecho queda protegido, y en con-
que se consideraba en primer término nacional. secuencia hay que :inventar dispositivos-más finos,
Piensen en las trasformaciones que introduce una una -legislación más diferenciada, mejor ajustada
técnica de sondeos que puede literalmente acom- a las mutaciones tecno~económicas del «libre-mer-
paña.F, o mejor, producir el acontecimiento televisi-: cado». Tarea infinita: no sólo por que habrá siem-
vo («L'heure de la verité»). Esta técnica puede, cier- pre cosas que h acer, más o mejor, sino a causa de

privadas de representación institucional, corregir tener cuidado, ciertamente, de que la censura (en
errores .e injusticias; pero esta «democratización»< el sentido legal: esta «crítica que tiene a su dispo-
no representa jamás legítimamente y sin filtracio- sición la fuerza>• pública, dice Kant) no recupere
nes, repitámoslo, una «opinión .pública». La «liber- el terreno perdido. Hay que luchar también contra
tad de prensa>• es el bien :más precioso de la de- los ·efectoscde «censura» en el sentido amplio, ,con-
mocracia, ·pero en la medida al menos en que ·no tra una «nueva ce;nsura», si se puede decir así, que
se ha hecho >justicia, efectivamente, en las leyes y amenaza a las sociedades liberales, contra las acu-
las costurnbtes; a las ·cuestiones que ;acabamos de. mulaciones, las concentraciones, los monopolios; en
plantear, esa «libertad» ftindamental está todavía por una palabra, todos los fenómenos cuantitativos que
inventar. Cada día. Por lo . menos . .Y con ella, la p1:1eden marginalizar o reducir al silencio~ aquello
democr.acia. -, que , no se ajusta a su escala. , Pero no se puede
tampoco ahogar simplemente por la pluralidad, ]a
--¿ Qué sistema .ini'entar; entonces, para que· la pren- d-ispersión, el fraccionamiento, la movilidad de ]os
sa :formalmente libre . no funcione como censura? - lugares,de filtración o de los sujetos.que disponen
': ~ ..' ,....· .
de éstos;-,Pues esas ,fuerzas socio-económicas po~
- Es en el capítulo «De la censura» donde El con~ drían ·de nuevo abusar de esas marginalizaciones
trato ·.s ocial .trata · precisamente de .esa, «especie de Y'de' esa ausencia de forum general. ¿Cómo abrir
ley» que es ·el <~uicio;, de la opinión pública~ Pero, la avenida de ·grandes debates, accesibles a la ma-
¿p1:1ede.uno confiar-aquíen.la oposición forma/con- yorí~, de..forma al mismo tiempo que se enriquez-
tenido? ¿Basta con dar ~n' contenido a la. forma para can la multiplicidad y la cualidad de los discursos
hacer progresar la libertad. de prensa;~ ·es decir, un públicos, de las,instancias de evaluación, de' las .<ces~
derecho, que no podrá darse nunca sin obligacio~ cenaS» o lugares de visibilidad, etc.? ¿Apuesta?

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1
¿Aporía? Imposible y necesaria, esta invención sólo
pucJe ·anunciarse a partir de otro imperativo: 1a
l recinto quasi privado, si no cumple las condiciones
de visibilidad en ese gran pequeño espejo que fas-
1
unidad o la «centralidad» del fomm democrático
no debe confundirse con la de la masa, la concen- ¡ cina deformando, filtra y desvía hacia él tanta ener-
gía, interrumpe la conversación, pliega el cuerpo
tración, la homogeneidad o el monopolio. Ahora ! y la mirada social a una nueva fisiología, proyecta
bien, la «nueva censura», y ésa es la fuerza de su en fin al extranjero los últimos iconos de la cultura
astucia, combina concentracción y fracciónalización, nacional. Hoy, con esta escala, de un libro tienen
acumulación y privatización: despolitiza. Más per- que venderse y, distingamos, leerse, más de diez

ca no .se confina en él. Dicha lógica actúa .desde pondencia -confidencial y casi privada. Resultado:
el momento· en que_ una .interpretación, es decir, las investigaciones llamadas «difíciles», rebeldes al
una evaluación , selectiva informa de un «hechon. estereotipo de la imagen o de la narración, poco
Ninguna información esqapa a ella. sometidas a las normas de la cultura así representa-
Esto es demasiado evidente en lo que -se llama da en su <<media» (en singular, la «opinión)) significa
la prensa «cultur~>> (artes, literatura, filosofía, etc.) siempre la <<media») quedan excluidas de la esce-
y en esas evaluaciones «finas» sobredeterminadas,_ na: ocultadas, privadas de la luz, del día. En come-
sobrecodificadas, que ·no inducen inmediatamente se
cuencia, . las juzga, cada vez más, «OSCUras>>, <<diff~
la opinión pública como.juicio político o decisión ciles>>, ·o «ilegibleS>> y así se convierten en aquello que
electoraL Cada vez que una institución mediátic~ se d ice que son y se quiere ·que sean: inaccesibles.
regula fenómenos de mercado a una escala·masi- El ' Ciclo se acelera. Se diga · lo que se· diga de la
va, confisca ,y censura también masivamente, . dog~ calidad de nuestros media-<<culturales», ¿es casuali-
matiZa, cúalesquiei:w.q ue sean -·su eélecticismo. real dad que nuestro país sea urto de los países de Euro-
o swliberalismo·.de fach'ada, sus virtudes o--sus•,vi.:. pa en los que se lee menos, que nuestras bibliote-
cios; .ya cautive, ya-aburra, ·ya se la enéuentre ,di.S- cas estén en:un estado desaStroso, casi inconfesable;
tinguida, ·vulgar, o las dos cosas a la ·vez. Cuando Yqu~ problema ~indisociable, la Escuela y la Uni-
a .un solo juez, ·se · piense lo que . se piense -d e .tal versidad, lugares privilegiados para la «formaCión
o cual de sus talentos, se le confía.~aquf o ·allá . un del juicio», ·tengan que soportar estas · carencias?
monopolio -de-evaluación, de filtración, cle: exposi- Pero de ..nuévo aquí, no simplifiquemos. Qui-
ción a la plena luz, :determina la.S·ventas en los su- zás haya que ·¿ontar también con otros ritmos y otrOs
permercados de. la cultura. ,AsÍ-;•·una obra .queda trayectos. Quizás no haya que dejarse fascinar por
relegada lejos¡ de la ,corte, . hacia Ja. noche de -un la inmediatez cuantitativa. Como la Escuda, la,;pten-

96 97

. -~: .·
sa participa en la calidad de la democratización. oportunidad: casi privada, tiene sin embargo acce-
~"! ~----- - 1 '!• '!
DJ. a~~c::su a 1a rueura e::s a Inenuuo un progreso. so al espacio público. Entre los cios, el samizd.a.t.
Algunos periódicos pueden, según los casos, para Habida cuenta de estos ritmos y de estas diferen-
lo mejor o para lo peor, acentuar o denunciar eva7 cias cualitativas, la porosidad de una frontera entre
luaciones oficiales (por ejemplo las de los cuerpos . lo <<privado,> y lo «público» parece más incalcnla·
académicos). En fm , ¿es ilimitado el .poder mediá- ble que nunca. Cada acontecimiento trata con la
tico? Éste se encuentra también evaluado día a día ley, como los contrabandistas y. los resistentes. K
por un públi«o que no es siempr~ silencioso. En paso no está nunca garantizado.· La opinión públi-
tanto heterogéneo, puede a ·¡eees criticarse.a sí ~- ca nu es una tm:;dia incalculableí peto ha:v en ella
mo, desde un ladQ a otro de su gran cuerpo. ¿Aca: w
algo incalculable. Sólo que lo incalculable, si .kay.-
so ,n9 , se l9 j1,1zga ·finalmente__ ~obre~ la. base de un no se presenta jamás, no es, no , es· jamás, el ~eÍn a
tiemp9. ,más largo y según criterios que le resultan de ninguna objetivación científica o filosófica .
necesiU'iflmente indescifrables? Si .contribuye a éxi- , 1 La única elección no es, pues: o concentración

tO$ de masa qq.e .se. olv:idan._ al mes siguiente, ¿no o dispersión~ La alternativa sería más bien entn:~
se .precipita él misn10 tambi~n , ai ·olvido? Las ayan~ lo unilaterat~o lo multilateral en las relaciones de
zadas intempestivaS.: ·que escapan asu,r.ejilla de le- los media con el «público», con los «público~; La
gibilidad, pueden imponerse· .un ,día .sin dis.c usión responsabilidad; a saber, la libertad : de la prensa
p;9.sible. Para el camino futúrQ ~e una: phra es.. bien y ante la prensa, dependerá siempre .de la efectivi-
sabido que Ja i calida~ · de diez lectores juega a.ve- dad de un '«derecho: derespuestq» . que ,le 'permita
ces un. _p apel. más deter,minante que :la actualidad al ciudadano ser más que la fracción (privada, en
de.. diez . mil ,compradores; ¿Qué harían ; nuestras suma, y cada vez más) de un público: $<pasivot> 'f '
grari'des máquinas omediáticas d~ Rimbaud, o de consumidor, necesariamentelesionado por eso miE-¡
4u~éamo,nt, de. Nietzsche o ·de Pro_ ust, ·de ün .Kaf- mo; ¿Hay democracia sin reciprocidad?_,
~ ;o, de _uni JQy«e de 19.$9? ÉstosJueron al princi-
- ¿Cómó darle¡al derecho' de 7-épli; a un~ ex~ris~ó...
pio_'salvad9.!?' por ;un puñado .d e lectw~s. ,(índice :de así? . .. ·
audiencia mínimo}, pero.¡qué <lectoresL Quizás esta
analogía se resien~e ya de anacronismo, .. ¡áy!, pues ;·Francia es uno de Jos pocos países que recCt--
la -histopa, in~rínseca~de es~ .aventwas ·estuvo!liga· nocen el derechO de rectificación (por parte de ks
da ;sin duda ,a .su ~terior y, den.e gado _o. no, a :1.!-Pa poderes públicos~ a los que está reservado) )', rn2;
estpJ,<;:~ura ':"'- de:ahora ~n ad.elan,te ..c;;aduéada ..,... del ampliamente, el derecho de réplica~· Es .un deredrJ:
«esp~cio público». Pero .la tirada corta con,serva·una fundamental: Pero no puede ser ejercido (en estri(:;

98 9.9

• \ ' 1 7Wf#:~fiffl~~~:·: ,,
. -~ - :~~-~;"§~;_~;:;:~:· -~'
to derecho, no hablo de moral o de política) más que cir, inadecuado, de la responsabilidad, considerando
":: "'= . - '! !" -
"!· _1"!
en condicium::s muy resincilvas. El error u la íablli- que lOS QISpOSHlVOS ICCnlCU8 y 1a 1egauuau 1Ul'IW:t..l
+ - • , • • -

cación, la omisión, la violencia interpretativa, la sim- (indispensables y perfectibles) no acabarán jamás


plificación abusiva, la retórica de la insinuación, la con esa desmesura, considerando .que, en cuanto
idiotez también, siguen quedando casi siempre sin se trata de la respuesta y de la responsabilidad,
réplica pública e inmediata, en la radio, en la televi- de la dirección y de la llegada a destino, etc., los
sión -o en los periódicos. Y dede luego, de forma conceptos filosóficos que hemos heredado no han
masiva, en los libros. Incluso cuando las dificulta- bastado jamás, no se debería recordar la Revolu-
. 'd'teas o teenwas
des 1nn , . ..] .
no uesammB:H ya ue entra
_j
ción francesa a no ser apelando a algunas otras.
da, uria réplica queda en general neutralizada por Memoria de una promesa, esta apelación busca un
el lugar; el encuadre.y las dilaciones. Mientras que nuevo tono. No será ya sin duda «revolucionario»,
el derecho de réplica no ·alcance toda su extensión y tiene que tomar su tiempo, más allá de la «joma-
y--toda su efectividad (de -nuevo:la tarea infinita), da revolucionaria». Nada se lo garantiza, y no pue-
la democracia seguirá siéndo limitada_ ·¿Sólo -en,la do decir más en una página.
prensa? Ciertamente, pero hoy en día lá prensa ·está «Un esfuerzo más.»
en todas partes" ésta (se) da en.todo caso (por) el Y una palabra más, si me lo permiten, esa mis-
día· mismo, {(por} la·· luz misma) ' La prensa ·da -a ma que me han ofrecido al comenzar, hoy. Los días
luz al esp·acio ·público, a su publicidad. Da a Juz están ya contados: a otra velocidad, se anuncia el
e

al día · mis'mo ,.(a luz a >la -luz misma). Así, pues,. el día en que el día, la luz, toca a su fin. Se anuncia
derecho>de réplica apenas existe. ¿Por ,qué se. finge el día en que el día (la visibilidad de la imagen
tan a :menudo (ficción de la democracia) ignorar y de la publicidad de lo público, pero también la
la violencia de esa disimetría;:y •aquello que en ésta unidad del ritmo cotidiano, pero también la feno-
es o no red.uctible?'¿Por qué ·la .hipocresía; la de;; menalidad de lo político, pero también quizás al
negación ? la cegu,~ra_ an~e esta evi~encia . ,ex~esi­ mismo tiempo su esencia misma) no será ya la ra-
va? ¿Por qué ese excéso..de evidénél.a es a la vez tio essendi, la razón o la ración de los efectos tele-
claro como el día y la cara más nocturna de las metateóricos de los que acabamos de hablar.
democracias tal como éstas son, ·en· el presente? ¿Ha sido el día alguna vez la medida de todas
Considerando que 1a'buena voluntad (indispen., las cosas, como se finge creer?
sable) no será -suficiente para cambian l~ cosas, En su primera edición, esa opinión, apenas me
las cuales .no depen'den ya de una.Iógicá ;de1a , sim~ 1
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atrevo a decir esa ficción, sigue siendo la cosa me-
ple «consciencia» y -d e un concepto 1urídico,:es de~ ¡ jm; repartida del mundo.
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