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LA DROGADICCIÓN

La mitad de todos los nuevos usuarios de drogas son menores de 18 años. La


experimentación juega el papel más importante en el uso de drogas en
adolescentes. Sin embargo, la experimentación es un hecho de la vida y sólo
porque un adolescente ha probado drogas o alcohol no significa que se
convertirá en un adicto.

Es más importante entender por qué algunos adolescentes son tentados a


experimentar. Las razones comunes que los adolescentes abusan de los
medicamentos incluyen: curiosidad, presión de otros amigos, estrés, luchas
emocionales, un deseo de escapar, rebeldía. Este tema es un tema de primordial
divulgación entre jóvenes de 13 a 18 años.

Es importante destacar al abordar este tema cuales son las señales que indican
señales que un adolescente está usando drogas.

Algunos signos comunes de abuso de drogas entre adolescentes son: malas


notas, ojos ensangrentados, risa sin razón aparente, pérdida de interés en las
actividades, mala higiene, desagradable apariencia personal, evitar el contacto
visual, frecuente hambre, olor de humo en la respiración o la ropa,
comportamiento secreto o misteriosos y cansancio inusual.

Al exponer las consecuencias de la drogadicción y como afectan la salud, los


jóvenes podrán entender porque las drogas son perjudiciales y pueden
definitivamente ser las causantes de vidas fracasadas dada la adicción y poder
destructivo de ciertas drogas.

Por
Alberto Cajal
https://www.lifeder.com/temas-interesantes-exponer/
DEPRESIÓN: UN PROBLEMA OCULTO EN LOS JÓVENES
Patricia Matey | Madrid
Acuden a su médico aquejados de dolores musculares, cansancio o malestar general,
aunque la auténtica realidad pasa desapercibida. Porque muchos de los adolescentes que
recurren a los centros de salud por sus síntomas físicos en verdad necesitan ayuda para
su mente. Sufren depresión, pero salen por la puerta de la consulta sin diagnóstico.
Esta enfermedad mental, que es y será uno de los problemas de salud de mayor impacto
en los países desarrollados, es bastante común entre los chicos y chicas de 14 a 19
años. Se estima que cada año entre el 1% y el 6% de los adolescentes del mundo la
padecen, pero la mayoría de ellos no tiene un diagnóstico y, consecuentemente, no recibe
tratamiento.
Tal y como ha puesto de manifiesto Elena Garralda Hualde, jefa de la Unidad Académica
de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Imperial Colege, St. Mary´s Hospital de Londres, durante
la VI Jornada Científica de la Fundación Alicia Koplowitz que se ha celebrado en La
Fundación Jiménez Díaz de Madrid, "pese a que es una patología frecuente, sólo uno de
cada 10 adolescentes con depresión que acude a Atención Primaria obtiene un
diagnóstico".
La necesidad de que los médicos de cabecera y los pediatras se involucren en la detección
de esta enfermedad es algo por lo que trabaja esta especialista y defienden todos los
expertos. Fundamentalmente, porque además de provocar un gran sufrimiento, tiene
graves implicaciones adversas, como el impacto en el funcionamiento diario, las altas tasas
de recurrencia y el aumento del riesgo de suicidio.
Por todo ello, la Guía de la Práctica Clínica de la Depresión en la infancia y en la
Adolescencia del Ministerio de Sanidad establece: "los médicos de familia y pediatras de
Atención Primaria deberían tener una adecuada formación que les permitiese evaluar
aquellos niños y adolescentes con riesgo de depresión y registrar el perfil de riesgo en su
historia clínica".
Varios son los motivos que dificultan al médico de cabera la identificación de la depresión
en el adolescente. Uno de ellos es que los síntomas se camuflan entre los muchos
aspectos que se combinan en los cambios propios de esta edad. "En el adolescente
deprimido se debe buscar la agitación o la inquietud, la pérdida de interés por las
actividades diarias, el cansancio continuo, el insomnio, los cambios en la ingesta y la
tristeza continuada. Otros síntomas complementarios son: el fracaso escolar, la pérdida de
concentración, las ideas suicidas y la pérdida de autoestima", destaca la doctora Garralda.
También es una barrera el hecho de que "los menores consulten con el médico por
motivos físicos y no por su problema emocional. El médico se queja de que tiene poco
tiempo (10 minutos) por consulta y en ese corto espacio es complicado abordar aspectos
emocionales. Sin embargo, los esfuerzos para aumentar la confianza de los profesionales
a la hora de hablar con los jóvenes acerca de cómo se sienten, el refuerzo de las
habilidades en la identificación de un trastorno depresivo y el conocimiento de las técnicas
terapéuticas para el manejo de la patología ayudarían claramente al médico de Atención
Primaria", argumenta.
Así, por ejemplo, es importante que charlen con sus pacientes "y les inviten a que hablen
con alguien de confianza, que les motiven para que hagan cosas y retomen sus actividades
diarias, que les feliciten confiar en su médico porque a partir de ese momento le pueden
ayudar. Eso va suponer su mejoría: que les digan que tienen depresión, lo que es y que es
un problema común y, por supuesto, que tiene solución", determina la doctora Garralda.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/10/04/neurociencia/1317753363.html

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