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—Primera Parte—
Usted vino a este mundo a desarrollar Propósitos de Dios, usted no está aquí por suerte o por
casualidades de la vida. El Señor determinó que usted debía nacer para Él llevar a cabo una gran
obra por medio de usted.
Jeremías 1:5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te
santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Cuando Dios llama a alguien es para cumplir Planes Superiores y usted ha sido llamado por Dios
para cumplir Propósitos donde el Señor Jesús sea conocido y nuestro Buen Padre Dios sea
exaltado.
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Uno de esos grandes propósitos de Dios es el de cambiar el rumbo que muchas familias han
llevado por generaciones. Dios está llamando a jóvenes y adultos, solteros y casados; a
convertirse en instrumentos que restauren familias enfermas, que construyan nuevas familias
sólidas y que rescaten a los hijos de esas familias destruidas.
Isaías 61:4 Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y
restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.
Someterse significa depender del otro. Cuando va a tomar cualquier decisión, la consulta
con su pareja; esa es una forma de dependencia. Lo contrario es “independencia”.
La voluntad de Dios es que tú necesites de tu pareja, que sientas que no puedes desarrollar
tu vida a plenitud sino es con ella.
Génesis 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne.
Someterse es vivir el uno para el otro, no es vivir el uno del otro. No es humillar al otro, no es
manipular ni rebajar; es “quiero apegarme a mi esposa”, sino es así, la pareja se
acostumbrará a distanciarse entre ellos, a ser desprendidos y desinteresados por la
condición de su pareja.
Atención: “quien debe empezar a caminar en esta Verdad eres tú, no tu pareja”
Este Sometimiento inicia con las cosas más pequeñas; como contarle a su pareja con
quiénes se encontró hoy, qué le ocurrió, que sintió, que le preocupa. Así es como se
empieza a construir apego, dependencia o sometimiento. No espere que su pareja sea quien
inicie, hágalo usted.
Pero, ¿Por qué tengo que someterme si mi pareja no lo hace conmigo? Usted no se someterá
a su pareja por ella, sino por respeto a Dios, porque Dios se lo dice; al fin y al cabo Dios es el
diseñador de la vida de pareja y sabe qué es lo más beneficioso.
El sometimiento, esa sana dependencia hacia su pareja, crea el ambiente propicio para que
pueda llegar a darse el diálogo, para expresar los sentimientos, o para que la pareja
despierte a atender y valorar la relación.
En todo caso, usted estará haciendo su parte para mejorar su relación de pareja, cosa que
agrada a Dios.
¿Debo someterme (apegarme o unirme) a mi pareja en todo? En todo lo que agrade a Dios.
Si se apega o une a su pareja para desobedecer a Dios, usted mismo estará destruyendo su
matrimonio y familia (Marcos 3:25)
Efesios 5:22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor
Dios no espera que una mujer que tiene marido se someta a otro hombre, sino a su propio
marido. Crear dependencia, apego o necesidad por otro hombre siempre será peligroso para
el matrimonio.
Lo único que puede ir por encima del sometimiento a su marido será su sometimiento al
Señor Jesús y su Palabra.
Una mujer que está sometida a Cristo será capaz de someterse a su propio marido.
Aún, el sometimiento que una mujer tiene hacia su pastor llega hasta un límite. El pastor
puede llegar a ser su padre espiritual, su orientador y hasta su confidente; pero ella no debe
olvidar que él es un instrumento que Dios le ha brindado para que ella rescate su hogar y sus
hijos.
¿Cuál es el modelo que la esposa debe usar para saber cómo someterse a su esposo? El
Modelo es La Iglesia y su forma de someterse a Cristo el Señor. Así como ora al Señor, así
debe consultar sus decisiones con su esposo, pedirle a su esposo, exaltar a su esposo,
atender a su esposo, agradar a su esposo.
Hay parejas que con el pasar de los años se han distanciado, algunas más que otras, algunas
en crisis más profundas y graves que otras. Pero el punto de partida para todas las
relaciones es “someteos unos a otros en el temor de Dios”. Algunas parejas pueden empezar
a hacerlo de lleno, otras lo irán haciendo paulatinamente; pero lo importante es empezar a
hacer lo que el Señor nos enseña.
No hay que desconocer que hay parejas gravemente enfermas en su relación, pero antes de
tomar una decisión, busque asesoría con sus pastores.
Familias de Reino
—Segunda Parte—
El marido es la cabeza de su esposa, significa que él debe salvarla en todo sentido. Salvar
significa liberar de cualquier peligro (Diccionario Griego Strong 4991). Salvar es:
● Sustentar y Proteger.
Efesios 5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29Porque nadie aborreció jamás a su
propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
Amistades dañinas. Ya sean amigos o amigas; pero que de igual manera pueden llegar a
provocar daño por sus comentarios, actitudes y malas intenciones.
● Sanar.
La cabeza debe orar por la salud de su esposa, cuidándola desde su espíritu, su alma y
cuerpo. Acompañándola cuando enfrente la soledad o el sufrimiento. Atenderla para
que supere la enfermedad o molestias.
Ser cabeza también tiene que ver con apoyar a la esposa en su dieta alimenticia. Cuántas
esposas enfrentan dolores articulares, problemas circulatorios, etc. y es papel del esposo
ayudarla a corregir su alimentación.
● Liberar.
¿Qué frena a su esposa, qué le atemoriza? La cabeza debe ayudarla a superarlo.
¿Cuáles decisiones está tomando su esposa?, ¿Son peligrosas? ¿Qué la motiva a
tomarlas? Hay decisiones que debe tomarlas la cabeza para liberar a su mujer de esta
carga.
● Santificar. Cuidar del sano desarrollo espiritual de su esposa. Ora por ella, le provee
promesas, instrucciones y enseñanza de La Palabra, le brinda un ejemplo de búsqueda
de Dios.
Efesios 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento
del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
El modelo de Cabeza para el varón es Cristo en su trato con su Cuerpo que es la iglesia.
Por favor, estudie la primera parte de esta serie para tener un balance sano.
Familias de Reino
—Cuarta Parte—
Efesios 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos
serán una sola carne.
Si usted nota hay tres verbos en esta frase y son claves. Yo lo leo “obligatoriamente el hombre
tendrá que dejar a su padre y madre para poder unirse a su mujer y así es como llegará a ser una
sola persona.
Una de las palabras clave de la vida de pareja es dejar; y significa mudarlo al lugar que le
corresponde.
● Antes de la vida en pareja, tu padre y madre eran tu familia, dentro de la vida de pareja
ellos son tu parentela, tus parientes. Ahora tu familia es tu esposo(a) e hijos(as).
La voluntad de Dios es que la pareja construya junta un solo proyecto de vida, que
enfoque la vida bajo una sola visión y se esfuerce por alcanzar un mismo propósito. Pero
esto es posible solo si el hombre y la mujer se “unen” aprendiendo a conocer sus
cualidades y defectos, sus fortalezas y debilidades, aprendiendo a apoyarse
mutuamente, aprendiendo a ceder para llegar a acuerdos (negociar), aprendiendo a
conocerse, aprendiendo a compartir, aprendiendo a entregarse uno al otro (amar),
aprendiendo a necesitarse (someterse); esto es aprender a convivir. Esto es posible solo
si “dejan” a padre y madre.
Moisés, debido al llamado que Dios le hizo de liberar al pueblo de Israel del yugo de los
egipcios, dejó a su esposa Séfora y sus dos hijos bajo el cuidado de su suegro Jetro.
Cuando su suegro se enteró que ya había sacado al pueblo del territorio de Egipto, fue a
visitar a Moisés y les llevó a su esposa y a sus hijos. Ese era el lugar que les correspondía.
Es fácil acomodarse y que la responsabilidad caiga sobre otros [Éxodo 18:1-6]
Una familia crece, se afirma, se une, se consolida; solo cuando está esforzándose por sí
misma, no cuando se pretende que otros sean los que les resuelvan los problemas.
El caso de Abraham nos enseña que este principio es para tomarlo en serio. Dios le dijo a
Abraham “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré” [Génesis 12:1] o sea, deje a su parentela y salga con su familia. Su familia era
su esposa Sara. Si él obedecía este principio ¿Qué haría Dios? “Y haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” [Génesis 12:2].
Esta debería ser La Palabra que usen las parejas como bandera al momento de obedecer
el Principio de “dejar” a padre y madre.
Aclaración: Dios nunca ha dicho que desprecie u olvide a sus padres, o que se vaya de la
casa disgustado con sus padres o menospreciando la ayuda de sus parientes. ¡NO,
NUNCA! Dejar a padre y madre no significa menospreciarlos, significa darles el nuevo
lugar que les corresponde. Según este principio, una labor de los padres es ayudar a que
sus hijos se independicen y formen sus propios hogares, sin retenerlos sino impulsarlos,
sin manipularlos sino liberarlos.
Aclaración: hay quienes piensan que la Biblia enseña que quien debe dejar a su padre y
madre es el varón, pero no la mujer. O sea, que él salga de la casa de sus padres y se
vaya a vivir a la casa de sus suegros.
Recordemos que Dios manda salir al esposo de la casa de sus parientes para que vaya a
buscar a su esposa y se independicen. Recuerde lo que hizo Jetro, tomó a su hija y se la
llevó a su yerno porque ese era su lugar.
● Dejar no tiene que ver solo con los parientes, sino también con las amistades. La forma
de relacionarnos con esas personas que sabían nuestros secretos, con quienes salíamos
a pasear, que pasaban horas en tu casa; ahora es tiempo de “dejarlas”. O sea, ubíquelas
en un nuevo lugar, reestructure la forma en que se relaciona con ellas. Usted está
construyendo una nueva vida con su pareja quien es parte integral de lo que eres y
haces. Siempre escoge a tu pareja antes que a tus amistades. Tus amigos(as) tienen una
vida aparte mientras que tu pareja hace parte de tu vida; o ¿Para qué se casaron, para
qué se unieron? Hay que “dejar” la mentalidad de soltero(a).
Este es el Plan de Dios para las parejas, esto es lo que Dios quiere para las familias. Pero, ¿Qué
puede hacer una persona si su pareja no es creyente, es de mal carácter y parece que no le
importa lo que yo piense o sienta?
1. Siga fiel a Dios, su primer compromiso es con el Señor Jesús, no con su pareja.
Job 2:9-10 NVI 1999 Su esposa le reprochó: --¿Todavía mantienes firme tu integridad?
¡Maldice a Dios y muérete! 10Job le respondió: —Mujer, hablas como una necia. Si de Dios
sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos también recibir lo malo? A pesar de todo esto,
Job no pecó ni de palabra.
2. Use la sabiduría; cuídese usted y cuide a los suyos de cualquier cosa que ponga en riesgo
su integridad espiritual, emocional, sicológica y espiritual. Por ejemplo, el caso de
Abigail, esposa de Nabal. Este hombre puso en peligro la vida de su familia y su esposa a
escondidas de él, solucionó el percance y salvó a su familia [1Samuel 251-35]. Aquí no es
“ese problema te lo buscaste tú, ahora mira como lo solucionas”. Todo problema que
tenga tu pareja es de ambos y si puedes ayudar a solucionarlo, participa. Pero “si yo
soluciono los problemas en la casa, él se va a despreocupar y no va a buscar arreglar las
cosas sino que me lo va a dejar a mi” Haga lo de Abigail, quite el peligro; pero después
háblele, explíquele lo que tuvo que hacer y los compromisos por los que ahora él tiene
que responder.
Recuerde; si está atravesando problemas con su pareja acuda a Dios en oración, siga las
instrucciones de La Palabra de Dios y busque asesoría pastoral.
Por favor, estudie las primeras tres partes de esta serie para mantener un correcto balance.
leojaraba@msn.com
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