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S.

, David Andrés s/ homicidio agravado por ensañamiento


S.C. S. 219, L. XLIV

S u p r e m a C o r t e :

La defensa particular de David Andrés S., interpuso


recurso extraordinario federal contra la sentencia nro. 165/07 del
Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Río Negro, por la cual
se declaró formalmente inadmisible el recurso de casación de esa parte,
confirmando la sentencia nro. 1/07 de la Cámara Segunda en lo
Criminal de General Roca, que resolvió rechazar los planteos de nulidad
incoados por la defensa y condenar al nombrado como coautor del delito
de homicidio calificado por alevosía reiterado -tres hechos- (arts. 29,
45, 55, 79 y 80 inciso 2, del Código Penal).
El rechazo del remedio federal, dio lugar a esta
presentación directa.

-I-
Mediante el recurso extraordinario, el recurrente
aduce que se encuentran violadas las garantías constitucionales contra
el doble juzgamiento e imparcialidad del tribunal.
En tal sentido, expresó que su defendido ya había
sido sometido a proceso en juicio oral y público, en el cual el
Ministerio Público Fiscal en su alegato y por aplicación del beneficio
de la duda, decidió que correspondía la absolución.
En aquella oportunidad, el Superior Tribunal, por el
recurso de la querella, anuló parcialmente el decisorio desvinculante,
disponiendo la realización de un nuevo debate.
Tanto en ocasión de impugnar aquel pronunciamiento
de nulidad, mediante recurso extraordinario federal, como ahora en esta
línea recursiva incoada a consecuencia del nuevo debate, estimó
aplicable al caso las consideraciones efectuadas por la Corte Nacional
en los fallos “Polak” y “Mattei”, según los cuales cuando el proceso ha
sido llevado regularmente con las formas esenciales y las razones que
dan motivo a la nulidad no son atribuibles al imputado, la realización de
un nuevo juicio implica retrogradar el proceso a etapas ya superadas,
lesionando el derecho constitucional de defensa.
Indicó que al declararse abierto el segundo debate, y
tomar conocimiento por la lectura de la requisitoria fiscal que se le
imputa el mismo hecho por el cual ya fue juzgado y absuelto, queda
consumada la violación a la garantía constitucional contra el doble
juzgamiento.
Del mismo modo se agravió que, también, se habría
incurrido en una violación a la garantía de imparcialidad del tribunal.
En tal sentido, expuso que el tribunal de juicio no
puede disponer de oficio la incorporación de material probatorio, puesto
que se incurría en tal vicio.
Añadió en este recurso que, además, resultaría
demostrativo de ese desvío la circunstancia de consignarse en el fallo
condenatorio felicitaciones a los expertos en papiloscopía de la Policía
de Investigaciones de la República de Chile.
Asimismo, mediante el recurso de queja reiteró estos
agravios, a los que agregó el relativo a la afectación del debido proceso
y defensa en juicio, que -a su entender- se habría verificado con la
sentencia que rechazó el extraordinario, al carecer dicha pieza de la
firma del único juez que desarrolló el voto desestimatorio, siendo que el
segundo vocal sólo se adhirió y el tercero se abstuvo.

-II-
En primer lugar, he de señalar, en coincidencia con el
a quo, que el recurso federal presentado no cumple con lo dispuesto por
la Acordada n° 4/07 del Tribunal, para la interposición del remedio.
Allí se observan una serie de defectos que lo tornarían
incurso en la tacha del segundo párrafo del art. 11 de la reglamentación,
habida cuenta que se han superado los veintiséis (26) renglones por
página previstos; y los formularios-carátulas utilizados para los
S., David Andrés s/ homicidio agravado por ensañamiento
S.C. S. 219, L. XLIV

recursos extraordinario y de hecho, no corresponden a los previstos por


el art. 2° y 5°, respectivamente, de la citada. Tampoco están rubricadas
por los letrados actuantes, y en la del extraordinario se indican seis (6)
cuestiones con pretendido alcance federal, mientras que en el desarrollo
recursivo sólo se argumenta respecto de dos de ellas.
De este modo podemos entender que el recuso ha sido
bien denegado, salvo que V.E. entienda, según su sana discreción, que
lo apuntado no constituye un obstáculo insalvable (art. 11, primer
párrafo), para lo cual paso a contestar las cuestiones alegadas.

-III-
Al respecto, es doctrina del Tribunal que las
decisiones que declaran la inadmisibilidad de los recursos locales
deducidos ante los tribunales de la causa no justifican -como regla- el
otorgamiento del recurso extraordinario, salvo arbitrariedad (Fallos:
324:3640 y sus citas).
Sobre el particular, cabe anticipar que la salvedad al
principio sentado por la Corte Nacional no se presenta en el sub-lite.
Ello, toda vez que los agravios traídos por la
defensa, referidos a la afectación de las garantías constitucionales
contra el doble juzgamiento e imparcialidad del tribunal sentenciante,
versan sobre planteos que ya fueron motivo de impugnación en otro
recurso extraordinario (v. fs. 4634/4639), otrora interpuesto por la
misma parte, contra el pronunciamiento anulatorio del superior tribunal
de justicia de la jurisdicción, cuyo rechazo, mediante la sentencia n°
137, obrante a fojas 4674/4686 de los principales, dio por finalizada la
discusión sobre el punto.
En efecto, las cuestiones tuvieron oportuno
tratamiento y decisión sobre el fondo por los jueces de la causa,
agotándose la vía recursiva en aquella oportunidad, por lo que la
reedición de los asuntos en esta nueva impugnación resulta
improcedente, máxime ante la inexistencia de nuevos elementos o
motivos que permitieran modificar el criterio adoptado.
A todo evento, se trata de una situación procesal ya
consolidada al amparo de la preclusión que, como tiene dicho V.E., “los
derechos nacidos de la preclusión procesal son tan dignos de protección
constitucional como los surgidos con motivo de la cosa juzgada”
(Fallos: 323:1250), por lo que el desconocimiento de la situación ya
fijada en la causa por una resolución jurisdiccional, lesiona las
garantías de los artículos 17 y 18 de la Constitución Nacional que
asisten a las partes.
Asimismo, ha prevenido que “la estabilidad de las
decisiones jurisdiccionales constituye un presupuesto ineludible de la
seguridad jurídica” (Fallos: 253:171 y 319:2527).
Consecuentemente, estimo corresponde rechazar su
examen.

-IV-
Sin perjuicio de lo expuesto en el punto que precede,
habida cuenta que en esta nueva línea recursiva, el a quo reafirmó su
respuesta anterior en relación a la parcialidad del tribunal reeditada por
la defensa, corresponde decir que los argumentos ensayados no logran
desvirtuar los motivos del nuevo rechazo, que resultan, a mi criterio,
suficientemente fundados en el derecho procesal vigente y aplicable.
El apelante descalificó la actuación del tribunal de
juicio, por cuanto consideró que no debió disponer de oficio la
incorporación de material probatorio, puesto que, de esa manera,
incurrió en parcialidad.
Al contrario de lo alegado, resulta mucho más
elocuente la respuesta dada por el a quo al agravio, en oportunidad de
la instancia casatoria, en la cual, tras señalar de qué manera se
produjeron e incorporaron al juicio cada uno de los múltiples peritajes
de los que se queja la defensa, indicó que sólo se dispuso de oficio el
S., David Andrés s/ homicidio agravado por ensañamiento
S.C. S. 219, L. XLIV

peritaje dactiloscópico de Prefectura Naval Argentina y el


requerimiento de las fotografías de Javier Orlando S. -consorte de causa
que resultó absuelto-, mientras que la restante prueba fue ordenada a
pedido de parte, destacando que por ninguna de esas resoluciones se
hizo reserva de recurrir.
Y en detalle, consignó que el peritaje dactiloscópico
n° 4342 de Prefectura fue ordenado en razón de lo normado por los arts.
328 y 246 in fine del código de procedimientos local, al igual que las
fotos aludidas en función del art. 359 del citado. Más aún, se explicó
que esas disposiciones legales autorizan lo dispuesto ante la existencia
de informes y resultados multívocos, dispares, contradictorios,
inciertos, pues resultaba prudente la medida conforme la gravedad del
hecho y, además, porque fue circunscripto a determinado punto de
discrepancia.
Asimismo, se señalaron las diversas notificaciones
cursadas a la defensa sobre cada informe dispuesto, con cita de la fojas
en que ello consta, a lo que se agregó, que del acta de debate tampoco
surge ninguna oposición de la defensa en tal sentido, considerándose su
planteo como extemporáneo.
Sin embargo, el recurrente en la apelación federal no
se hace cargo de refutar cada una de estas consideraciones, por lo que, a
mi juicio, se vulnera también así la doctrina del Tribunal que prohíbe la
mera reedición por las partes de los argumentos vertidos en las
instancias anteriores (Fallos: 288:108; 307:2216; 315:59), lo que
determina el rechazo del recurso (Fallos: 317:373 y 442).
También, advierto que el agravio y las restantes
menciones contenidas en el escrito en cuestión, sólo remiten a
aseveraciones genéricas que ni siquiera cuentan con los fundamentos
mínimos suficientes, llegando incluso a remitirse “en homenaje a la
brevedad” a lo expuesto “extensamente” en el recurso de casación que
obra en autos.
Tales remisiones no resultan útiles a la autonomía
que requiere el recurso extraordinario, en tanto no permite un acabado
conocimiento de las cuestiones que se pretenden someter al
avocamiento del máximo Tribunal de la Nación.
La Corte tiene dicho que “resulta improcedente el
recurso extraordinario si los argumentos del a quo no fueron rebatidos
en términos que satisfagan el requisito de fundamentación autónoma a
que se refiere el art. 15 de la ley 48 pues, según esta exigencia, el
escrito respectivo debe contener una crítica prolija de la sentencia
impugnada, o sea que el apelante debe rebatir todos y cada uno de los
fundamentos en que se apoya el juez para arribar a las conclusiones que
lo agravian” (Fallos: 302:155, entre otros).
Sin perjuicio de las falencias formales intrínsecas
apuntadas, estimo propicio agregar que tampoco en el caso se vislumbra
un exceso o desmesura en la búsqueda y reconstrucción de la verdad
histórica que la torne puramente persecutoria, ni tal circunstancia ha
sido demostrada por el recurrente.
Por otra parte, considero que lo aducido por la
defensa respecto de la consignación en el fallo de felicitaciones a la
exposición de los expertos en papiloscopía de la Policía de
Investigaciones de Chile, tampoco puede ser receptado como
constitutivo de la afectación a la garantía de imparcialidad, en la
medida que tal circunstancia no resulta por sí indicativa de lo alegado,
al tiempo que el agravio carece de un mínimo sustento legal y
desarrollo que permita ilustrar la viabilidad de la pretensión.
Aún así, considero preciso mencionar que valorar la
actuación profesional de los letrados o los expertos que actuaron en el
proceso, está entre las facultades del juez, hasta el punto que estas
apreciaciones son necesarias, por ejemplo, a la hora de fijar los
honorarios.
En esta inteligencia, postulo su desestimación.
S., David Andrés s/ homicidio agravado por ensañamiento
S.C. S. 219, L. XLIV

-V-
Por último, yendo al agravio introducido en el
recurso de hecho, referido a la falta de firma del único juez que
desarrolló el voto que declaró inadmisible el recurso extraordinario,
siendo que el segundo vocal se adhirió y el tercero se abstuvo, estimo
que, también, debe ser desestimado.
Ello, toda vez que, en mi opinión, fue válidamente
consignado en dicha pieza que el juez preopinante, no firmaba la
transcripción del acuerdo por encontrarse, en ese momento en el que se
redactó el acta, en comisión de servicios. Aclarándose allí también, que
tal circunstancia lo fue “no obstante haber participado del Acuerdo y
haber emitido opinión en el sentido expuesto supra” (cfr. 5908 de los
principales).
El acto sentencial se dividió en dos partes, el propio
y esencial, donde el juez sí estuvo presente y votó, y el formal donde se
instrumentó el acta y el juez no estuvo, situación que se hizo constar de
modo regular. Y no se demostró por qué esta ausencia debería invalidar
un acto que el secretario extiende de acuerdo a la ley y donde da fe de
su contenido material y formal.
Lo importante, además de cumplir con la normativa
específica, es que lo decidido sea producto de la deliberación anterior
que reunió a los jueces en acuerdo.
Y a tal fin, no puede desconocerse que todos
estuvieron presentes en aquel momento, por cuanto así lo indica el acta
que precede a esta resolución, mediante la cual el secretario actuante,
en su carácter de fedatario, expresamente dejó constancia de ello. Ahí,
puede leerse: “que en el día de la fecha se reúnen los señores Jueces
integrantes de este Superior Tribunal, con el fin de realizar la
deliberación previa a la resolución de las presentes actuaciones (arts.
111 C.P.P y 39 L.O.)”. “SECRETARÍA: 3 de marzo de 2008” (cfr. fojas
5884).
Constancia que no ha sido mencionada por el quejoso
en su libelo, ni mucho menos redargüida de falsa. Tampoco fundó el
agravio con respaldo en el derecho que considera aplicable, o
descalificó las disposiciones legales indicadas en el acta.
De este modo, no advirtiendo por mi parte, que se
haya incurrido en alguna arbitrariedad, también, sobre este punto,
postulo el rechazo de la queja.
Buenos Aires, 19 de mayo de 2009.

ES COPIA LUIS SANTIAGO GONZALEZ WARCALDE


S. 219. XLIV.
RECURSO DE HECHO
Sandoval, David Andrés s/ homicidio agravado
por ensañamiento C3 víctimasC Sandoval,
Javier Orlando s/encubrimiento - causa n°
21.923/02.

Año del Bicentenario


Buenos Aires, 31 de agosto de 2010
Vistos los autos: ARecurso de hecho deducido por la de-
fensa de David Andrés Sandoval en la causa Sandoval, David
Andrés s/ homicidio agravado por ensañamiento C3 víctimasC

Sandoval, Javier Orlando s/encubrimiento - causa n° 21.923/02@,


para decidir sobre su procedencia.
Considerando:

1°) Que el Superior Tribunal de Justicia de la Pro-


vincia de Río Negro resolvió anular parcialmente la sentencia
y el correspondiente debate sólo con relación al enjuiciado
David Andrés Sandoval, quien había sido absuelto del delito de
homicidio agravado por ensañamiento Ctres víctimasC (art. 80,
inciso 21, del Código Penal); ordenando el reenvío de la causa
al tribunal de origen para que, con distinta integración,
dicte un nuevo pronunciamiento (ver fs. 4587/4609 del
expediente principal).
Para así decidir, dicho órgano jurisdiccional sos-
tuvo que ante las contradicciones que el tribunal de juicio
advirtió entre los peritajes efectuados en punto a la deter-
minación de un aspecto fundamental del caso Cla presencia del
imputado en el lugar del hecho y en oportunidad de élC no
debió inclinarse por la utilización de reglas procesales vin-
culadas con la salvaguarda del estado de inocencia sino que
debió realizar un estudio crítico de cada una de las pruebas y
además debió disponer un último peritaje a efectos de zanjar
la cuestión.
Tales disparidades han consistido en que mientras
para los peritos de Gendarmería Nacional se hallaron huellas
digitales de David Andrés Sandoval en el lugar de los hechos
(fs. 2425/2451), según el peritaje de la Policía Federal los
rastros relevados no resultaban idóneos para establecer iden-

-1-
tidad alguna, por carecer de suficiente nitidez e integridad
papiloscópica (fs. 4303).

2°) Que como consecuencia de dicho fallo, la Cámara


Segunda en lo Criminal de la II0 Circunscripción Judicial de la
Provincia de Río Negro Cintegrada por subrogantesC desarrolló
un nuevo juicio al cabo del cual resolvió, en lo pertinente,
condenar a David Andrés Sandoval a la pena de prisión
perpetua, accesorias legales del art. 12 del Código Penal y
costas, por considerarlo coautor del delito de homicidio
calificado por alevosía reiterado Ctres hechosC (arts. 45, 79

y 80, inciso 2°, del aludido código). En el mismo pro-


nunciamiento se dispuso también la revocación de la excarce-
lación que se le había otorgado en el mes de junio de 2006,
renovándosele la prisión preventiva oportunamente decretada a
su respecto (ver fs. 5491/5711).
Contra dicho pronunciamiento, el condenado interpuso
un recurso de casación y el máximo tribunal provincial decidió
rechazar la impugnación, motivando ello la presentación del
recurso extraordinario cuya denegación originó esta queja.

3°) Que, a criterio del apelante y en tales condi-


ciones, el segundo juicio desarrollado en su contra vulneró la
garantía constitucional que veda la múltiple persecución penal
(art. 18 de la Constitución Nacional, art. 8.4 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y art. 14.7 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en fun-
ción del art. 75, inciso 22 de la Constitución Nacional).

4°) Que, el planteo sometido a consideración de esta


Corte suscita cuestión federal suficiente, en la medida en que
los argumentos del impugnante revelan que se ha puesto en tela
de juicio la inteligencia de una cláusula constitucional y la
decisión del superior tribunal de la causa ha sido contraria

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S. 219. XLIV.
RECURSO DE HECHO
Sandoval, David Andrés s/ homicidio agravado
por ensañamiento C3 víctimasC Sandoval,
Javier Orlando s/encubrimiento - causa n°
21.923/02.

Año del Bicentenario


al derecho que el recurrente funda en aquéllas (art. 14,

inciso 3° de la ley 48).

5°) Que, los defectos señalados por el señor Procu-


rador Fiscal acerca del incumplimiento de determinados recau-
dos previstos en el reglamento aprobado por la acordada 4/07
como así también en torno a la oportunidad del planteo federal
traído a conocimiento del Tribunal, carecen de entidad Cen el
casoC a los fines de obstar a la procedencia formal del
recurso.
Que, ello es así, toda vez que ya se ha sostenido
que cabe apartarse de las exigencias formales vinculadas con
la admisibilidad del recurso cuando se adviertan violaciones a
las formas sustanciales que rigen el procedimiento penal
(Fallos: 325:2019, entre otros y lo dispuesto en el art. 11
del citado reglamento), por lo que razones de orden público
determinan el tratamiento del agravio en cuestión.

6°) Que, entonces, la cuestión planteada en el sub


lite con relación al ne bis in idem es sustancialmente análoga
a la examinada en Fallos: 321:1173 (disidencia de los jueces
Petracchi y Bossert), 329:1447 (considerando 17 del voto del
juez Petracchi), entre otros, a cuyas consideraciones
corresponder remitir en lo pertinente.
Por ello, oído el señor Procurador Fiscal, se hace lugar
a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y
se revoca la sentencia apelada. Acumúlese al principal y
vuelvan los autos al tribunal de origen, a fin de que por
quien corresponda se dicte un nuevo pronunciamiento conforme

-//-

-3-
-//-a derecho. Notifíquese y, oportunamente, devuélvase. RI-
CARDO LUIS LORENZETTI - ELENA I. HIGHTON de NOLASCO (en
disidencia)- CARLOS S. FAYT - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI -
JUAN CARLOS MAQUEDA (en disidencia)- E. RAUL ZAFFARONI (según
su voto)- CARMEN M. ARGIBAY (en disidencia).
ES COPIA
VO-//-

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por ensañamiento C3 víctimasC Sandoval,
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-//-TO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON E. RAÚL ZAFFARONI
Considerando:

Que el suscripto se remite a los considerandos 1° y

2° del voto de la mayoría que se dan por reproducidos en razón


de brevedad.

3°) Que si bien el recurrente habría en principio


planteado seis cuestionamientos relacionados con distintas
garantías constitucionales, una detenida examinación de su
apelación permite apreciar que han sido abordados tan sólo dos
de ellos; específicamente la invocada afectación al ne bis in
idem y a la garantía de imparcialidad. En cuanto a las
objeciones restantes se advierte que únicamente se circuns-
criben a integrar el catálogo plasmado en la copia agregada a
fs. 91/92 de esta queja.
A partir de tal constatación el estudio de la vía
federal habrá de ceñirse al ámbito delimitado por aquellos dos
únicos agravios que han sido fundamentados por el recurrente.

4°) Que a criterio del apelante, el segundo juicio


desarrollado en su contra no ha sino vulnerado el límite que
impone el non bis in idem contra la múltiple persecución pe-
nal, toda vez que dicho proceso ha versado sobre los mismos
hechos por los cuales experimentó concretamente el riesgo de
condena en el juicio anterior, en el que había sido absuelto
por aplicación del favor rei.

5°) Que el planteo sometido a estudio de esta Corte


suscita cuestión federal suficiente en la medida en que los
argumentos del apelante están dirigidos a desentrañar el al-
cance del principio del non bis in idem (art. 8.4 de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos y art. 14.7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en función del

-5-
art. 75, inciso 22, de la Constitución Nacional), resultando
la sentencia contraria a las pretensiones del recurrente.
A su vez, la apelación ha sido deducida contra la
sentencia que cierra el caso. Y si bien el asunto pudo haber
sido traído a conocimiento del Tribunal al momento de mate-
rializarse en el proceso la decisión que dispuso la anulación
de la absolución y el reenvío a juicio, lo cierto es que esta
Corte ha consagrado el principio general según el cual aque-
llas decisiones cuya consecuencia sea que el imputado continúe
sometido a proceso Ccomo las que declaran nulidades pro-
cesalesC no revisten el carácter de sentencia definitiva ni el
de un auto susceptible de ser equiparado a ella (Fallos:
249:530 y 408; 308:1667; 313:1491).
Por lo demás, cabe destacar que el indebido riesgo
de condena alegado por el apelante se ha concretado finalmente
en la especie mediante el dictado del fallo que llevó a la
formación de esta queja, lo cual, sin dudas, terminó por con-
figurar el perjuicio del que se agravia el presentante en esta
ocasión.

6°) Que resulta necesario remarcar que David Andrés


Sandoval había sido enjuiciado por el triple homicidio en un
proceso anterior al término del cual el tribunal de juicio
decidió absolverlo, en concordancia con el pedido que a su
respecto había efectuado el Fiscal General.
El nuevo debate que condujo a la condena que motivó
la formación de esta queja, se produjo como consecuencia de un
recurso de casación presentado por la querella Cquien sí había
formulado acusación sólo con relación al nombradoC, respecto
del que se expidió el Superior Tribunal de Justicia de la
provincia de Río Negro en los términos ya referidos.

7°) Que, como se hubo dicho, el apelante ha alegado


la afectación del non bis in idem por la circunstancia de

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haber sido sometido a un segundo juicio por los mismos hechos,
a raíz del recurso de casación articulado por la parte
querellante que habilitó una nueva posibilidad de condena
finalmente materializada en la especie.

8°) Que más allá de la discusión doctrinal originada


a partir de la receptación legal de una concepción bilateral
de los recursos Cpor su dificultad para compatibilizar con la
plena efectividad de la garantía que prohíbe la persecución
penal múltipleC, lo cierto es que, en lo que atañe al recurso
establecido legalmente en favor de la parte querellante, este
Tribunal ha reconocido el derecho a recurrir de la víctima del
delito o de su representante a partir de las normas
internacionales sobre garantías y protección judicial

previstas en el art. 8, apartado 1°, y 25 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos (Fallos: 329:5994, conside-

rando 9°).

9°) Que no obstante, aun cuando el aseguramiento del


recurso a la querella resulta compatible con la garantía que
prohíbe la múltiple persecución penal, este Tribunal no se
halla eximido de la labor de controlar el criterio en virtud
del cual triunfó la impugnación de dicha parte, habida cuenta
de la consecuencia necesaria que de ello justamente se deriva.
Sobre el particular no cabe soslayar que esta Corte
ha dicho que tanto el principio de progresividad como el de
preclusión obstan a la posibilidad de retrogradación del pro-
ceso y "son aplicables en la medida en que, además de haberse
observado las formas esenciales del juicio, la nulidad decla-
rada no sea consecuencia de una conducta atribuible al proce-
sado" (Fallos: 321:2826). A su vez, en el mismo precedente se
afirmó que el principio del non bis in idem "no sólo veda la
aplicación de una segunda pena por un mismo hecho penado, sino

-7-
también la exposición al riesgo de que ello ocurra mediante un
nuevo sometimiento a juicio de quien ya lo ha sufrido por el
mismo hecho".
10) Que en el sub examine, queda claro que la razón
fundamental que llevó al máximo tribunal local a anular el
fallo absolutorio dictado oportunamente respecto del apelante
fincó en que ante la existencia de peritajes discrepantes,
multívocos, dispares, inciertos o contradictorios, el tribunal
de juicio habría incumplido con su deber de ordenar la
producción de uno nuevo tendiente a superar la incertidumbre
sobre el asunto peritado (ver especialmente fs. 4599, punto
5).
En efecto, señaló el tribunal a quo que "ante las
discrepancias observadas, la facultad del artículo 246 del
código adjetivo se transforma en una disposición imperati-
va..."; acrecentando luego que "(f)rente a peritajes discre-
pantes y en la posibilidad razonable de reiterarlos, la dis-
crecionalidad del juzgador para producir otra prueba pericial
no aparece como un mero poder sino como un poder-deber".
11) Que de los propios términos empleados por el
Superior Tribunal de Justicia local que acaban de transcri-
birse, surge que dicho órgano jurisdiccional ha reconocido la
situación de incertidumbre derivada de la existencia de peri-
tajes que llegaban a conclusiones dispares o contradictorias,
al punto de haber sostenido que la superación de tal discre-
pancia vendría de la mano de la producción de un nuevo peri-
taje que fue omitido, omisión cuya existencia derivaría del
carácter imperativo que a su criterio asumiría la facultad
prevista en el art. 246 del ordenamiento procesal penal pro-
vincial.
Ciertamente, de no haber mediado una hipótesis de
marcada disparidad entre los peritajes efectuados sobre un

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punto tan trascendental para la solución del caso (la presen-
cia del imputado en el lugar de los hechos en ocasión del
triple crimen), no habría sido necesario reconocer de manera
tan concluyente la necesidad de realización de uno nuevo, por
cuanto la duda podría haber sido despejada a partir de un
correcto e íntegro examen de las pruebas producidas durante el
debate, lo que hubiera evitado que el fallo absolutorio
mereciera la crítica basada en la doctrina de la arbitrariedad
de sentencias.
12) Que si bien no se desconoce que éste último ha
sido uno de los argumentos utilizados por el a quo para des-
calificar el fallo absolutorio (la falta de un estudio crítico
de los peritajes contrapuestos Cver fs. 4598C), nunca deja de
perder centralidad la demanda de un último peritaje que no fue
ordenado y que debió haber sido dispuesto.
13) Que según la síntesis de los planteos efectuados
por la parte querellante en su recurso de casación deducido
contra la sentencia absolutoria de los imputados (ver fs.
4588), el casacionista adujo que ante la contradicción
existente entre los peritajes producidos la solución pasaba
por la reapertura del debate y la intervención de un nuevo
perito. Desde dicha inteligencia, alegó que el pronunciamiento
absolutorio no podía tener fundamento en la disidencia de
opiniones entre los peritos, abdicando de la función juris-
diccional, sino que debió haberse intentado fundar la prefe-
rencia por alguno conforme a determinados criterios de valo-
ración.
14) Que esta Corte tiene dicho que Juan Bautista
Alberdi y los constituyentes de 1853 optaron por el modelo
norteamericano, originariamente opuesto por completo al euro-
peo, su antípoda institucional, y que el Poder Judicial nor-

-9-
teamericano "no era jerarquizado ni corporativo, sino hori-
zontal, con el control difuso de constitucionalidad..." (Fa-
llos: 328:3399, considerando 11). A su vez, en el mismo pre-
cedente esta Corte afirmó que "el proceso penal de un sistema
judicial horizontalmente organizado no puede ser otro que el
acusatorio, público, porque de alguna forma es necesario com-
pensar los inconvenientes de la disparidad interpretativa y
valorativa de las sentencias. De allí que nuestra constitución
previera como meta el juicio criminal por jurados, nece-
sariamente oral y, por ende, público"; concluyendo que la
circunstancia de que el deber ser no haya llegado a ser por la
vía legislativa "no puede ocultar que la Constitución optó por
un proceso penal abiertamente acusatorio, al que tiende la
lenta progresión de la legislación argentina a lo largo de un
siglo y medio" (vid. considerando 15).
15) Que a partir de lo expresado, queda claro que el
ejercicio de la judicatura debe orientarse hacia la reali-
zación de un Estado constitucional de derecho, debiendo por
ello cuidar que por sobre la ley ordinaria conserve siempre su
imperio la Ley Fundamental.
16) Que en los denominados sistemas mixtos la etapa
del debate materializa claramente principios de puro cuño
acusatorio dada la exigencia de oralidad, continuidad, publi-
cidad y del principio contradictorio, requerimientos que, por
cierto, no sólo responden a un reclamo meramente legal sino
que configuran recaudos de orden constitucional (arts. 18 y 24
de la Constitución Nacional; art. 8.5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; art. 14.1 del Pacto Inter-
nacional de Derechos Civiles y Políticos; art. 26 de la De-
claración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y
art. 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos Huma-
nos).

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S. 219. XLIV.
RECURSO DE HECHO
Sandoval, David Andrés s/ homicidio agravado
por ensañamiento C3 víctimasC Sandoval,
Javier Orlando s/encubrimiento - causa n°
21.923/02.

Año del Bicentenario


17) Que acerca de la dicotomía "acusatorio/inquisi-
tivo" señala Ferrajoli que ella "es útil para designar una
doble alternativa: ante todo, la que se da entre dos modelos
opuestos de organización judicial y, en consecuencia, entre
dos figuras de juez; y, en segundo lugar, la que existe entre
dos métodos de averiguación judicial igualmente contrapuestos
y, por tanto, entre dos tipos de juicio. Precisamente, se
puede llamar acusatorio a todo sistema procesal que concibe al
juez como un sujeto pasivo rígidamente separado de las partes
y al juicio como una contienda entre iguales iniciada por la
acusación, a la que compete la larga carga de la prueba,
enfrentada a la defensa en un juicio contradictorio, oral,
público y resuelta por el juez según su libre convicción. A la
inversa, llamaré inquisitivo a todo sistema procesal donde el
juez procede de oficio a la búsqueda, recolección y valoración
de las pruebas, llegándose al juicio después de una
instrucción escrita y secreta de la que están excluidos o, en
cualquier caso, limitados la contradicción y los derechos de
la defensa" (cfr. Ferrajoli, Luigi, Derecho y Razón, Teoría
del garantismo penal, Madrid, Trotta, 1995, p. 564).
18) Que entonces, la función jurisdiccional que
compete al tribunal de juicio se halla limitada por los tér-
minos del contradictorio, pues cualquier ejercicio de ella que
trascienda el ámbito trazado por la propia controversia
jurídica atenta contra la esencia misma de la etapa acusatoria
del modelo de enjuiciamiento penal adoptado por la provincia
de Río Negro; máxime si se tiene en cuenta que en el logro del
propósito de asegurar la administración de justicia los jueces
no deben estar cegados al principio de supremacía
constitucional para que esa función sea plena y cabalmente
eficaz (confr. doctrina de Fallos: 308:490 y 311:2478, entre

-11-
otros).
19) Que las máximas aludidas en los considerandos
precedentes no han sido precisamente las tenidas en mira por
el tribunal a quo al momento de dirimir la cuestión oportuna-
mente planteada por la parte querellante en su recurso de
casación deducido contra el fallo absolutorio.
Ello es ciertamente así por cuanto el máximo tribu-
nal provincial, al señalar que la sentencia absolutoria no
debió haberse inclinado por salvaguardar el estado de inocen-
cia sino que debió haber ordenado la producción de nuevas
pruebas, ha conferido prioridad a la búsqueda de la verdad
sustancial, informada por criterios esencialmente discrecio-
nales que hacen del juez un órgano activo en la investigación
de esa verdad.
Resulta obvio que la iniciativa jurisdiccional en el
ámbito probatorio y la desigualdad de poder entre la acusación
y la defensa que de allí deriva no son propios de un modelo
acusatorio, dado que configuran rasgos típicamente
característicos del sistema inquisitivo.
20) Que por otra parte Ccabe nuevamente recordarloC,
David Andrés Sandoval afrontó un primer juicio por los hechos
de autos, en el que fue acusado únicamente por la parte
querellante Cpuesto que el Fiscal General decidió no formular
acusaciónC y del que resultó absuelto por aplicación del in
dubio pro reo.
21) Que la anulación de dicho fallo basada esen-
cialmente en la omisión por parte del tribunal de juicio de
ordenar un nuevo peritaje a efectos de superar la disparidad
de criterios existentes entre los dos que habían sido produ-
cidos, importa claramente, además, una relegación del princi-
pio constitucional del favor rei y de su corolario in dubio
pro reo.

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Sandoval, David Andrés s/ homicidio agravado
por ensañamiento C3 víctimasC Sandoval,
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Ciertamente, en el propio pronunciamiento que decide
la revocación de la absolución se indica en reiteradas
ocasiones que diversas normas de procedimiento permitían o
autorizaban al tribunal de juicio a proponer, en distintas
etapas del proceso, la realización de un nuevo peritaje ten-
diente a acreditar la identidad de las huellas halladas en el
escenario del crimen, contándose incluso con la posibilidad de
reabrir el debate luego de que fuera clausurado.
Sin embargo, el tribunal a quo no parece haber re-
parado en que ni el acusador particular ni tampoco el público
solicitaron al tribunal de juicio la realización del nuevo
peritaje, cuando correspondía precisamente a ellos demostrar,
con el grado de certeza que se exige para legitimar una con-
dena penal, la culpabilidad del imputado, siendo que, además,
el punto a desentrañar resultaba de suma trascendencia para la
solución del litigio.
Sobre el particular, no cabe soslayar que el art.
328 del ordenamiento procesal penal de la Provincia de Río
Negro (ley 2107) establece que "(a)ntes del debate, con noti-
cia de las partes, el Presidente, de oficio, o a pedido de
parte, podrá ordenar los actos de instrucción indispensables
que se hubieren omitido o denegado o fuere imposible cumplir
en la audiencia..." (el resaltado no se corresponde con el
texto original).
No obstante, si bien a fs. 3620/3621 la Cámara Se-
gunda en lo Criminal de General Roca dispuso la citación a
juicio en los términos del art. 325 del código de rito, la
parte querellante compareció a ofrecer las pruebas de su in-
terés aunque sin solicitar la realización de medidas de ins-
trucción suplementaria, según puede apreciarse de la presen-
tación agregada a fs. 3667/3677.

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Por lo demás, en la propia sentencia a la postre
anulada se deja constancia expresa de que "(n)o hubo en el
transcurso del debate una propuesta formal de una nueva medida
de prueba concreta y, por ende, no fue planteada su producción
ni debatida su procedencia, que puede estar referida tanto a
la facultad del tribunal para disponerla de oficio como a si
hubiese respondido a las exigencias legales"; para luego
consignar "...que dicha facultad, que no es una obligación, es
excepcionalísima y no está destinada a cumplir funciones que
la ley ha confiado a los jueces de instrucción, al Ministerio
Fiscal o a las partes" (ver fs. 4409).
22) Que fue por tal razón que tampoco el tribunal de
juicio dispuso de oficio la medida omitida a criterio del a
quo. Pero si ello ha configurado realmente un error en el que
hubo incurrido aquel órgano jurisdiccional, él de seguro no le
es achacable al enjuiciado pues, en todo caso, se trataría de
un descuido en el que, como ya se pusiera de relieve, además
del tribunal también habrían caído los representantes de la
vindicta pública y privada.
En consecuencia, la hipótesis de error lleva a re-
cordar que este Tribunal ha dicho en el ya citado caso "Polak"
(Fallos: 321:2826) que "(e)l Estado no tiene derecho a un
nuevo juicio cuando es él quien origina esos errores, porque
la situación se equipara al supuesto en que ha fallado al
presentar el caso".
En esta misma línea se concluyó también que "co-
rresponde revocar la decisión que anuló el debate, pues ella
no respondió a la inobservancia de las formas sustanciales del
proceso, sino más bien, al intento del representante del
Ministerio Público de corregir un error funcional propio a
expensas del derecho del imputado a procurar y obtener un
pronunciamiento que defina su situación" (voto del juez Pe-

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tracchi).
23) Que, sin embargo, la caracterización del debate
como la etapa del proceso penal acusatoria por excelencia
impide tildar de equívoco al proceder de la Cámara Segunda en
lo Criminal de General Roca, por cuanto su rol en dicha fase
del procedimiento no es proceder de oficio en la búsqueda,
recolección y valoración de las pruebas, sino que consiste en
asumir una actitud pasiva que la separe rígidamente de las
partes, dejando en manos de la acusación la total carga de la
prueba.
24) Que el reconocimiento del carácter determinante
de un nuevo peritaje no autorizaba a la parte querellante a
solicitar la revocación del fallo absolutorio por la alegada
omisión del tribunal de juicio, dado que ello, en cualquier
caso, implicaría extender en otros sujetos procesales la pro-
pia responsabilidad en la presentación del caso.
25) Que menos aún se hallaba habilitado el máximo
tribunal provincial para suplir la inactividad de los acusa-
dores, señalando la imperiosa necesidad de realización de la
nueva prueba para despejar la duda reinante respecto de la tan
medular cuestión como lo fue la determinación de la identidad
de las huellas digitales encontradas en el lugar del triple
crimen. En este sentido, resulta más que elocuente el auto
dictado a fs. 4743 por los miembros subrogantes de la cámara
encargada de llevar a cabo el segundo juicio, toda vez que de
sus términos es dable advertir con absoluta nitidez que el
nuevo peritaje papiloscópico se dispuso en cumplimiento de lo
ordenado por el máximo tribunal provincial al anular el
pronunciamiento absolutorio.
Sin duda alguna que la decisión del tribunal a quo
de anular la absolución de David Andrés Sandoval ha importado

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un avance de la jurisdicción por sobre la propia actividad de
los acusadores, temperamento éste que se enfrenta claramente
al modelo de proceso penal abiertamente acusatorio elegido por
los constituyentes de 1853, en el que "las garantías pro-
cesales que circundan la averiguación de la verdad procesal en
el proceso cognoscitivo aseguran la obtención de una verdad
mínima en orden a los presupuestos de una sanción, pero
también garantizada, gracias al carácter empírico y determi-
nado de las hipótesis acusatorias, por cánones de conocimiento
como la presunción de inocencia, la carga de la prueba para la
acusación, el principio in dubio pro reo, la publicidad del
procedimiento probatorio, el principio de contradicción y el
derecho de defensa mediante la refutación de la acusación"
(cfr. Ferrajoli, Luigi, ob. cit., pp. 540-541).
26) Que todo lo expresado conduce a deslegitimar
aquellas disposiciones legales que durante la etapa del juicio
o plenario autoricen al tribunal a asumir potestades propias
de la acusación, toda vez que ello se acercaría a un modelo de
enjuiciamiento criminal diametralmente opuesto al que surge de
la referencia constitucional, en el cual la actividad procesal
asumiría un carácter monista que erigiría al juez en el único
protagonista.
Es precisamente en razón de ello que suele objetár-
sele al "paradigma mixto" (o inquisitivo mitigado) el hecho de
no responder cabalmente a las exigencias del modelo plasmado
en nuestro diseño constitucional, por cuanto erige en objetivo
supremo del proceso el triunfo de la verdad, al que deben
contribuir Cincluso a costa de omitir la distinción sustancial
de rolesC todos los órganos públicos intervinientes,
reflejando un método de acceso a la verdad de carácter
unilateral, a la que se llega, no por medio del esfuerzo de
las partes, sino por la investigación de un órgano jurisdic-

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cional que asume esa clase de protagonismo en todas las etapas
del proceso (cfr. Cafferata Nores, José I., Cuestiones
actuales sobre el proceso penal, 20 edición actualizada, Edi-
tores del Puerto S.R.L., Buenos Aires 1998, pp. 13-14).
27) Que en el caso bajo estudio no cabe duda alguna
que la decisión jurisdiccional de imponer la realización de un
nuevo peritaje ante las contradicciones verificadas entre los
dictámenes de los dos que fueron concretamente practicados
Ccuando además ello fue resuelto a fin de quebrar o romper una
absolución apoyada en el favor reiC no pudo sino asumir una
tendencia claramente incriminante.
28) Que si la opción en favor de un Estado consti-
tucional de derecho impone la obligación de velar por la su-
premacía de nuestra Ley Fundamental Cpara cuya concreción
aporta el sistema de control difuso de constitucionalidadC, la
interpretación de la legislación infraconstitucional debe
seguir los lineamientos de aquélla, procurando su compatibi-
lidad en la medida de lo posible.
En consecuencia, la disposición procesal que faculta
al juez a ordenar prueba que no ha sido solicitada por las
partes se aleja del modelo que sobre la materia ha trazado el
constituyente, pronunciándose significativamente la distancia
cuando, además, esa facultad puede ser ejercida para la ob-
tención de prueba de cargo.
Resulta más claro aún ese divorcio cuando se afirma
que, en un caso de incertidumbre como el del presente Corigi-
nado en la disparidad de los peritajes producidosC la facultad
prevista en el art. 246 del ordenamiento procesal penal local
se transforma en una disposición que asume un enunciado
imperativo, convirtiendo un mero "poder" en un "poder-deber",
que incluso ha de llegar hasta el extremo de ejercerse en

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perjuicio del inculpado.
29) Que, en definitiva, la anulación del fallo ab-
solutorio a raíz del recurso de casación de la querella obe-
deció fundamentalmente a una actividad jurisdiccional que,
distanciándose de los postulados propios de un modelo acusa-
torio como el regido por nuestra Constitución Nacional, obligó
a un tribunal a disponer prueba de oficio que, en el caso,
asumió una tendencia incriminante Cal punto que modificó sus-
tancialmente el resultado del proceso, trocando absolución por
condenaC, con la necesaria confusión de roles entre acusador y
juez, hasta superar el propio límite que impone el favor rei
al avance del poder punitivo, en tanto opción de tutela de la
inmunidad de los inocentes, incluso al precio de la impunidad
de algún culpable.
30) Que, cuanto mucho, si el nuevo juicio se dispuso
sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad, debió
entonces haber versado exclusivamente sobre la prueba ya
ofrecida y proveída, sin retrogradación del proceso a la etapa
de citación a juicio la cual, por cierto, no había sido
alcanzada por la aludida anulación.
31) Que el temperamento contrario ha afectado la
garantía de defensa en juicio del imputado al someterlo a un
segundo riesgo de condena por los mismos hechos, en la medida
en que el nuevo proceso resultó de la vulneración de los
principios de igualdad y de la división de poderes que carac-
terizan a la etapa acusatoria del sistema mixto de enjuicia-
miento criminal adoptado por la legislación provincial, con
mengua del estado de inocencia.
32) Que a partir de todo lo expresado se torna ino-
ficiosos el tratamiento del agravio planteado por el apelante
con base en la garantía de imparcialidad del juzgador.
Por ello, oído el señor Procurador Fiscal, se hace lugar

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a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y
se revoca la sentencia apelada. Acumúlese la queja al princi-
pal. Hágase saber y devuélvase a fin de que, por quien co-
rresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento de conformidad
con lo aquí resuelto. E. RAUL ZAFFARONI.
ES COPIA

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-//-DENCIA DE LA SEÑORA VICEPRESIDENTA DOCTORA DOÑA ELENA I.
HIGHTON de NOLASCO
Considerando:
Que con relación a la cuestión planteada respecto
del ne bis in idem, resulta aplicable, en lo pertinente, lo
resuleto por el tribunal en Fallos: 329:1447 Cdisidencia de la
jueza Highton de NolascoC, a cuyos fundamentos corresponde
remitir en razón de brevedad; y respecto de los demás agra-
vios, la suscripta comparte y hace propias las conclusiones
vertidas por el señor Procurador Fiscal ante esta Corte, en
los acápites IV y V de su dictamen, a las cuales se hace re-
misión.
Por ello, y lo concordemente expresado por el señor Pro-
curador Fiscal, se desestima la queja. Intímese a la parte
recurrente a que dentro del quinto día, acompañe copia de la
resolución que concede el beneficio de litigar sin gastos o
efectúe el depósito que dispone el art. 286 del Código Proce-
sal Civil y Comercial de la Nación, en el Banco de la Ciudad
de Buenos Aires, a la orden de esta Corte y bajo apercibi-
miento de ejecución. Hágase saber, archívese y vuelvan los
autos principales al tribunal de origen a sus efectos. ELENA
I. HIGHTON de NOLASCO.
ES COPIA
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-//-DENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON JUAN CARLOS MAQUEDA
Considerando:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio
origen a la presente queja, es inadmisible (art. 280 del Có-
digo Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Por ello, de conformidad con lo dictaminado por el señor
Procurador Fiscal, se desestima la queja. Intímese a la parte
recurrente a que dentro del quinto día, acompañe copia de la
resolución que concede el beneficio de litigar sin gastos o
efectúe el depósito que dispone el art. 286 del Código Proce-
sal Civil y Comercial de la Nación, en el Banco de la Ciudad
de Buenos Aires, a la orden de esta Corte y bajo apercibi-
miento de ejecución. Hágase saber, archívese, previa devolu-
ción de los autos principales. JUAN CARLOS MAQUEDA.
ES COPIA
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-//-DENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA DOCTORA DOÑA CARMEN M.
ARGIBAY
Considerando:
Que en su oportunidad la defensa no interpuso re-
curso de queja ante esta Corte contra la resolución del supe-
rior tribunal provincial que no había hecho lugar al recurso
extraordinario interpuesto contra la sentencia del 10 de
agosto de 2005, mediante la cual aquel tribunal resolviera

anular parcialmente la sentencia n° 133 de la Cámara Segunda en


lo Criminal de General Roca, y el debate correspondiente, en
relación a David Andrés Sandoval, y reenviar la causa para que
con distinta integración se dictase un nuevo pronunciamiento.
Que dicha omisión torna extemporánea la introducción
del agravio atinente a la garantía que prohíbe el doble
juzgamiento ahora por la defensa.
Respecto de los demás agravios planteados, resultan
inadmisibles (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).
Por ello, de conformidad con lo dictaminado por el señor
Procurador Fiscal, se desestima la queja. Intímese a la parte
recurrente a que dentro del quinto día, acompañe copia de la
resolución que concede el beneficio de litigar sin gastos o
efectúe el depósito que dispone el art. 286 del Código Proce-
sal Civil y Comercial de la Nación, en el Banco de la Ciudad
de Buenos Aires, a la orden de esta Corte y bajo apercibi-
miento de ejecución. Hágase saber, archívese, previa devolu-
ción de los autos principales. CARMEN M. ARGIBAY.
ES COPIA

Recurso de hecho interpuesto por David Andrés Sandoval.


Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro.
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Cámara Segunda en lo Criminal de la
II1 Circunscripción Judicial de la Provincia de Río Negro.

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Para acceder al dictamen de la Procuración General de la
Nación ingrese a:

http://www.mpf.gov.ar/dictamenes/2009/gw/10/s_219_l_xliv_s.pdf

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