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De los delitos y de las penas

Carlos Díaz
Director de Acontecimiento.

1. Del ser humano ción social, la policía impide que se diciones de esclavitud en que está
cometan delitos. constreñido a trabajar hoy, etc.
«—GINO: No soy tu amigo, tú lo —JORGE: Ni siquiera eso es ver- —GINO: Por tanto, ¿aún después
sabes. Pero no soy tampoco amigo dad. La influencia de la policía so- de la revolución será preciso defen-
de los ladrones y de los asesinos, y bre el número y la importancia de derse contra los malhechores?
quiero que mi bien y mi vida sean los delitos es casdi nula. En efecto, —JORGE: Muy probablemente.
guardados y bien guardados. cualesquiera que sean las reformas Bien entendido que entonces serán
—JORGE: ¿Y quién te guardará de que se hagan en la organización de considerados malhechores aquellos
los guardianes? ¿No sería mejor la magistratura, de la policía y de que causen mal a todos, los que
destruir las causas del mal, obran- las prisiones, y por mucho que se atenten a la integridad personal, a
do de manera que todos pudiesen aumente o se disminuya el número la libertad y al bienestar ajenos»
estar bien sin quitarse el uno al de los policías, mientras no cam- (Errico Malatesta: En el café. Ed.
otro el pan de la boca, y que todos bien las condiciones económicas y Ayuso, Madrid, 1975, pp. 156-159).
pudieran educarse y desarrollarse morales del pueblo, la delincuencia
para desterrar del corazón las ma- permanecerá inalterada, o poco
las pasiones de la envidia, del odio menos. 2. De la necesidad/dificultad
y de la venganza? —GINO: En resumen, tú crees que, de castigar
—GINO: ¡Qué dices! Los hombres hecha la revolución,los hombres se
son malos por naturaleza, y si no tornarán de inmediato, de los pies a
hubiera leyes, jueces, soldados y la cabeza, angelitos. Todos serán Hasta ahí un texto anarquista
policías para imponerles respeto respetuosos de los derechos ajenos, con el que no cabe menos que estar
nos devoraríamos entre nosotros todos se querán bien y ayudarán, de acuerdo. Pero, mientras no sea-
peor que los lobos. ya no habrá odios ni envidias, el mos más perfectos ni ángeles, tam-
—JORGE: Si fuese así, habría una paraíso terrenal, ¿no es así? bién más anarquistas, no sólo ha-
razón de más para no dar a nadie el —JORGE: De ningún modo. Yo no brá derecho a castigar al malo, al
poder de mandarnos y de disponer creo que las transformaciones mo- no interesado en leyes de virtud, es
de la libertad ajena. Pero tú te en- rales tengan lugar repentinamente. que además existirá el deber de
gañas, amigo mío: los hombres son Es verdad, un cambio grande, in- castigarle: en eso consiste el orde-
buenos o malos según las circuns- menso, lo habrá por el solo hecho namiento jurídico verdadero. Mas
tancias. Si para vivir bien es preci- del pan asegurado y de la libertad lo verdaderamente difícil al respec-
so causar el mal a los demás, pocos conquistada; pero todas las malas to será:
y con muchos esfuerzos resistirán a pasiones, que se encarnaron en no- — En primer lugar, ponerse de
la tentación. Pero haz de modo que sotros por la acción secular de la acuerdo respecto de qué sea bueno
los hombres encuentren en la so- esclavitud y de la lucha de cada o malo (pues desgraciadamente es-
ciedad de sus semejantes las condi- uno contra todos, no desaparecerán tán vigentes muchas leyes que sin
ciones de bienestar y de su desen- de un golpe. Existirá durante largo embargo son moralmente perversas
volvimiento, y habrá tanta dificul- tiempo aún quien quiera aprove- y asesinas).
tad para ser malos como la que charse de las circunstancias favora- — En segundo término, hacer
existe hoy para ser buenos. bles para crearse privilegios, quien cumplir las leyes premiando al
—GINO: Supongámoslo. Pero en conservará hacia el trabajo la aver- bueno y castigando al malo con
espera de que llegue la transforma- sión que le han inspirado las con- imparcialidad absoluta. Tan fácil

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no debe ser, pues —por referirnos a a cada grupo, sino al Estado mismo
un país democrático— en EEUU hay (violencia asumida por una sola
un negro por cada siete blancos, institución para evitar las violen-
pero en sus cárceles hay casi 8 ne- cias de todos, al decir de Max We-
gros por cada blanco. Los negros de ber) en nombre del pueblo sobera-
EEUU, siendo el 12% de la pobla- La cárcel no, que conforme a la democracia
ción, poseen sólo el 2% del capital representativa elije a sus represen-
del país y realizan el 3% de los ne- tantes libre, directa y secretamente.
gocios. Frente al Estado-Tirano, trátase del
— Por último, disponerse a casti- Estado-Árbitro o Estado de Dere-
gar estando a su vez dispuesto a cho, que de todos modos debiera
padecer el mismo castigo en las ser lo más pequeño posible, alenta-
mismas circunstancias, conforme a do por una filosofía semejante a
la regla de oro de la moral ya pre- Ahora bien, tampoco vale una so- ésta: «allí donde pueda haber socie-
sente desde los tiempos más remo- ciedad omnicarcelaria o «sociedad dad civil no debiera haber Estado,
tos «no quieras para los demás lo panóptica», al decir de J. Bentham, que en todo caso tendría el carácter
que no quieras para ti mismo». con un vigilante en cada esquina y de mera delegación popular».
Cuando se vive en sociedad, la una cárcel en cada portal, donde
libertad de los demás no puede ser sólo lo no prohibido esté permitido
absoluta, la mía tampoco; la mía li- (y no a la inversa). Quien abusa del
mita a la de los demás, del mismo castigo no sólo se ilegitima moral- 3. De la (in)humanidad de
modo que la de ellos limita la mía mente a sí mismo para ejercerlo, las penas
propia. No cabe salir y entrar a la sino que además termina haciéndo-
vez por las mismas puertas; si to- lo ineficaz. Y cuando a esto se aña-
dos hablasen al mismo tiempo, na- de la arbitrariedad en el derecho pe- Delimitados el derecho y el de-
die se entendería. La infracción de nal estamos en el despotismo abso- ber de castigar, así como su agente,
uno afecta al otro. Cuando alguien luto. Por experiencia carcelaria ¿cómo habría de ser su objeto, esto
se salta a la torera las reglas comu- propia pudo escribir Kropotkin este es, la pena? ¿qué busca la sociedad
nes, hay que sancionar. Ciertamen- texto de la obra «Las Prisiones»: en la cárcel, castigar o rehabilitar?
te la sanción es un mal, pero ¿aca- «Muchas veces se ha dicho que la Habría que recordar con el Cesare
so la ausencia de sanción no pro- función principal de toda organiza- Beccaria de 1764 que más valdría
vocaría violencia generalizada?. ción política es garantizar doce prevenir que curar: «Es mejor pre-
Cada colectivo se da a sí mismo un miembros de un jurados honrados a venir los delitos que castigarlos.
sistema de prohibiciones, sin códi- todo ciudadano que haya sido de- Este es el fin principal de toda bue-
go de circulación ésta resultaría ca- nunciado por otros por cualquier na legislación, que es el arte de
ótica; más aún, la fuerza del códi- motivo. Pero falta saber qué dere- conducir a los hombres al máximo
go radica en su cumplimiento, con- chos debemos reconocer a esos diez, de felicidad, o al mínimo de infeli-
tra la opinión de Guyau, no puede o doce, o cien miembros del jurado cidad posibles. ¿Queréis prevenir
haber moral sin obligación ni san- sobre el ciudadano al que conside- los delitos? Haced que las leyes
ción. ren culpable de un acto antisocial y sean claras, simples, y que toda la
Empero, el ius punendi (derecho perjudicial para sus semejantes. fuerza de la nación se ajuste en de-
a castigar) sólo surge cuando el de- Enormes cantidades se gastan en fenderlas, no estando nadie empe-
ber se incumple, por tanto nada tie- sostener esos edificios y en engra- ñado en destruirlas. Haced que las
ne que ver con la arbitrariedad en sar las diversas piezas de esa pesa- leyes favorezcan menos a las clases
el castigo; una sociedad perfecta da máquina —policía y magistratu- de los hombres que a los hombres
sería aquella que jamás castigara ra— encargada de poblar las prisio- mismos. Haced que la ilustración
porque jamás se conculcase el bien, nes. Y como el dinero no brota por acompañe a la libertad, pues los
no aquella otra en donde todos los sí solo de las cajas del Estado, sino males que nacen del conocimiento
delitos quedaran impunes: sólo la que cada moneda de oro represen- están en razón inversa de su difu-
demagogia podría defender la abo- ta la dura labor de un trabajador, sión, y los bienes en razón directa.
lición de todo castigo. Así pues, resulta que todos los años el pro- Promoved el consenso respecto a la
nullum crimen, nulla pœna sine ducto de millones de jornadas de observancia de la ley, no permi-
lege (ningún crimen, ningún delito trabajo es empleado en el manteni- tiendo la corrupción. Recompensad
sin ley). En otras palabras, si niegas miento de las prisiones». la virtud: la moneda de honor es
la cárcel, la sociedad entera ame- Pues bien, el derecho a castigar siempre inagotable y fructífera en
naza con tornarse cárcel. no corresponde a cada particular ni las manos del sabio distribuidor.

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Finalmente, el más seguro pero de la pena es la persona humana,
más difícil medio de prevenir los fin en sí misma, superior a todo lo
delitos es el perfeccionar la educa- que hay en el mundo en dignidad,
ción» (De los delitos y de las penas, por lo que no se le puede tratar de
parágrafo 41). modo indignificante, lo que exige
Pero hoy la sociedad misma ca- La cárcel respetar siempre los derechos hu-
rece de valores, por lo que dificil- manos del reo? No pueden, pues,
mente puede educar, no es sabia ni admitirse torturas, vejaciones, etc,
puede promover sabiduría humana, escarnecimientos, conforme a lo
está enferma; ella es delictiva o/y que Bentham denominara la regla
delictógena, y cuando vigila y cas- de dulzura: «la condición ordina-
tiga no hace sino ofrecer sacrificios ria de un preso condenado a un
expiatorios de sí misma para sí trabajo forzado por largo tiempo
misma a fin de mantenerse en su cometerlos los reincidentes. No no debe estar acompañada por
propia mugre, frecuentemente en cura, porque la sociedad no previe- malos tratos corporales, pernicio-
forma de victimación de los más ne» (Kropotkin: Las prisiones). sos o peligrosos para su salud o
débiles. ¿Quién no sabe que los ri- Ay, el sueño de Jiménez de para su vida» (El Panóptico. Ed. La
cos, si es que llegan a entrar, entran Asúa: «Yo espero, y en la espera Piqueta, Madrid, 1979, p. 7). Ni
por una puerta y salen por otra, anhelo, que llegue una época en mucho menos puede admitirse la
mientras los pobres se pudren en que el Derecho Penal desaparezca, pena de muerte, pues si una de las
las mazmorras, a veces por delitos es decir, que se incorpore a una de finalidades de la pena ha de ser
menores? ¿quién no se escandaliza las múltiples ramas de la medicina ayudar a regenerar al delincuente,
cada día con la injusticia de la que social, y así como está ya preterida malamente podría regenerarse
la cárcel no es sino su último esla- la época en que se trataba a los de- aquello que se mata. Como dijera
bón? Entrar en la cárcel es visitar mentes como a los reos, que se mo- Kropotkin, «todo repercute en la
los infiernos del Dante, a cuya difiquen las condiciones sociales humanidad, toda injusticia come-
puerta de ingreso se abandona hasta el punto que a los delincuen- tida con el individuo es, en último
(casi) toda esperanza. Atención a tes se les corrija, se les enmiende o término, infligida a toda la huma-
este texto de Jeremías Bentham (si- se les cure, de la misma manera que nidad».
glo XVIII): «Las prisiones han sido se educa al niño o se asiste al en- Y ya que ante el siglo XXI nos
hasta ahora una moneda infecta, y fermo». Así pues, una cárcel-enfer- obstinamos en encarcelar, tenga-
horrible escuela de todos los deli- mería retendría al delincuente has- mos al menos la humildad necesa-
tos, así como hacinamiento de to- ta su total sanación, y por eso más ria para decir con Dostoyeski:
das las miserias, que no se podían que de «cadena perpetua» debería «Desde hace siglos nuestro pueblo
visitar sin temblar. Todos los planes hablarse de «esperanza permanen- llama “desgraciados” a los conde-
que se han propuesto hasta ahora te», no teniendo la condena un pla- nados. Para mí que con eso quiere
son defectuosos, o por un exceso de zo fijo, sino conforme a la capaci- decir: “Vosotros habéis pecado y
indulgencia, o por una exageración dad de rehabilitación. Médicos pe- por ello sufrís, pero nosotros tam-
en los gastos, lo cual ha hecho que nales, pedagogos sociales bién somos pecadores. Si hubiéra-
todo se malogre». Sólo por sarcas- sustituirían a carceleros, etc, etc. mos sido mejores, tal vez vosotros
mo podría decirse que la cárcel es Mas, para que fuera convertida la no estaríais en prisión. Con el cas-
una escuela de virtudes y de rege- cárcel en enfermería, para que se tigo por vuestro delito lleváis tam-
neración, antes al contrario, desde ejerciese en ella la cura de almas bién el fardo de la injusticia gene-
siempre «el hombre que ha estado (en expresión del bonhómico Dora- ral. Rogad por nosotros así como
en la cárcel volverá a ella. La pri- do Montero), mucho tendría que rogamos por vosotros, y aceptad la
sión no mejora a los presos, antes sanar previamente la sociedad que solidaridad que os ofrecemos para
al contrario suele empeorarlos, en- está al otro lado de las rejas. que sepáis que pensamos en voso-
vilecerlos, degradarlos, no impi- ¿Cuándo comenzaremos a to- tros, y que no hemos roto el lazo
diendo que los delitos vuelvan a mar en serio eso de que el sujeto fraternal que nos une”».

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