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Capítulo 9 ENSAYO DE LA SEMILLA (continuar)

Determinación del contenido de humedad


Ya se ha subrayado en el Capítulo 7 la importancia que tienen el contenido de
humedad (CH) para mantener vivas las semillas almacenadas. A fin de controlar las
operaciones de secado (o humedecido) de las semillas como preparación para el
almacenamiento y comprobar la estabilidad del contenido de humedad durante éste,
es lógica esencial disponer de métodos fiables para medir la cantidad de humedad en
una muestra determinada.

Justice (1972) ha clasificado los métodos para determinar el contenido de humedad de


las semillas en los dos tipos siguientes: (a) métodos básicos, en los que la humedad
se extrae de las semillas mediante calor y se mide mediante la pérdida de peso del
material original o mediante el peso o volumen de la humedad condensada, y (b)
métodos prácticos, indicados para el trabajo rápido de rutina y normalizados con
respecto a uno o más de los métodos básicos. Es probable que no se pueda extraer
toda la humedad de las semillas sin extraer al mismo tiempo pequeñas cantidades de
otros componentes volátiles o sin producir en el material unos cambios químicos que
supondrían cambios de peso. Al aplicar cualquier método, por consiguiente, es preciso
ajustarse fielmente al procedimiento prescrito, a fin de que sean comparables los
resultados de todos los ensayos realizados con ese método.

Hasta hace poco tiempo la ISTA prescribía tres posibles procedimientos: (1) secado en
estufa durante 17 horas a 103°C; (2) secado en estufa durante un período de entre 1 y
4 horas a 130°C, y (3) destilación con tolueno. El método (2) es aplicable únicamente a
determinadas semillas agrícolas, y el método (3), que antes se utilizaba
con Abies, Cedrus, Fagus, Picea, Pinus, y Tsuga, se ha eliminado en la actualidad al
haberse dejado de utilizar en la práctica (ISTA 1981c). De esta manera sólo queda
como método aplicable a los árboles forestales el método (1), el llamado “método de
secado en estufa a temperatura baja y constante”.

El ensayo debe realizarse sobre dos muestras de unos 5 g cada una obtenidas de la
muestra de trabajo que incluye impurezas, no sobre semillas puras. Las semillas
grandes deben triturarse, romperse o cortarse en pequeños fragmentos para facilitar el
secado, y una buena norma práctica es romper las semillas que por término medio
tengan más de 10 mm de diámetro o longitud (Bonner 1981). Se pesan las muestras y
después se introducen, colocadas en recipientes metálicos y bien espaciadas para
facilitar la circulación del aire, en una estufa que se mantiene a una temperatura de
103°C ± 2°C durante 17 ± 1 horas. Al término de ese período se colocan las semillas
en una desecadora para que se enfríen durante 30–45 minutos, y después se vuelven
a pesar. La humedad relativa del laboratorio en el que se efectúa el pesaje final debe
ser inferior al 70 por ciento, para evitar que se produzca una rápida reabsorción de
humedad. La diferencia en CH de las dos muestras no debe superar un determinado
porcentaje de tolerancia. Si supera ese nivel, se debe someter a ensayo a otro par de
muestras; si no lo hace, el resultado final es la media de las dos muestras. La ISTA
prescribía antes para todas las especies una tolerancia del 0,2 por ciento, pero, como
señalaron Gordon (1979) y Bonner (1981), no se puede aplicar a todas las especies un
mismo valor de tolerancia. En el Congreso de la ISTA de 1983, celebrado en Ottawa,
se convino en establecer de la manera siguiente las tolerancias aprobadas para los
ensayos de humedad en semillas arbóreas:
Porcentaje de
Estado de la muestra
tolerancia
Semillas pequeñas, humedad <12 por ciento, por
0,3
ejemplo Picea, Alnus
Semillas grandes, humedad <12 por ciento, por
0,4
ejemplo Carya
Semillas pequeñas, humedad >12 por ciento 0,5
Semillas grandes, humedad de 12 a 25 por ciento 0,8
Semillas grandes, humedad >25 por ciento, por
2,5
ejemplo Quercus

Para los laboratorios de semillas arbóreas situados en zonas tropicales que desean
ajustarse a las Reglas de la ISTA, esta relajación de las tolerancias supondrá una
ayuda considerable.

El cálculo del contenido de humedad debe hacerse sobre la base del peso en húmedo
o en fresco (véanse las páginas 184–186), es decir:

Aunque la utilización del peso en húmedo como punto de partida es el procedimiento


que prescribe la ISTA y se está convirtiendo cada vez más en la forma normal de
expresar el contenido de humedad, aún no es universal. Para evitar dudas, el método
que se ha utilizado para calcular el contenido de humedad debe
indicarse explícitamente en cualquier certificado o comunicación de resultados.

Como explicaron Gordon y Rowe (1982), siempre que se mida el peso en fresco inicial
de un lote de semilla y se calcule el contenido de humedad inicial (peso en húmedo)
secando una muestra en estufa, todo nuevo CH al que se llegue como resultado del
secado (o humedecido) puede calcularse directamente a partir del nuevo peso del lote
de semilla; no es necesario volver a secar en estufa las muestras con el nuevo CHG.
El peso deseado del lote que se quiere conseguir mediante el secado (o humedecido)
puede calcularse multiplicando su peso inicial por el porcentaje inicial de materia seca
y dividiéndolo después por el porcentaje deseado de materia seca.

Ejemplo: 1) Si el peso en húmedo inicial de un lote de semilla es de 50 kg, y su CH (en


peso en húmedo), que se ha determinado secando una muestra en estufa,
es del 25 por ciento, el peso en seco tras secado en estufa es igual al 75
por ciento del peso en húmedo, es decir 37,5 kg.

2) Si mediante un período de secado se reduce el peso en húmedo a 46,5


kg, el nuevo CH (en peso en húmedo) =

3) Si se desea reducir el CH (en peso en húmedo) al 10 por ciento, entonces


el peso en seco deseado será el 90 por ciento del nuevo peso en húmedo,
y habrá que volver a secar el lote de semilla hasta que su peso en
húmedo sea =
Los humidímetros eléctricos ofrecen rápidas estimaciones de la humedad de las
semillas, pero no se consideran suficientemente precisos para los ensayos oficiales.
Su rapidez los hace muy útiles en determinadas situaciones; por ejemplo deben ser lo
bastante precisos para comprobar la humedad de semillas de árboles como guía para
secar las semillas antes de almacenarlas (Bonner 1974, 1981). Las lecturas de estos
aparatos se convierten en contenido de humedad de la semilla mediante unos gráficos
que proporciona el fabricante o se obtienen de unas curvas de calibración realizadas
en el laboratorio respecto de la especie de que se trate. En su mayoría los
humidímetros no miden una humedad superior al 15–20 por ciento y necesitan un
mínimo de 90–100 g de semillas por ensayo (Bonner 1981). En Tailandia se ha
utilizado con éxito durante varios años, para medir el CH de los granos de arroz, un
humidímetro eléctrico de fabricación local, barato y portátil (Kosol 1984), aparato que
podría utilizarse con las semillas arbóreas de parecido tamaño. Este aparato mide la
capacitancia eléctrica y utiliza como fuente de energía una pila de 9 voltios.

Los humidímetros eléctricos están indicados para las semillas pequeñas, pero no
pueden utilizarse con semillas grandes como las de Juglans o Quercus; tampoco
resulta fácil medir con ellos las semillas aladas, como las de Fraxinus (Bonner 1978).
Las semillas grandes o aladas pueden secarse rápidamente en una estufa de
microondas. Siempre que la estufa se caliente previamente, el secado puede
efectuarse en cinco minutos y el pesado en otros seis minutos inmediatamente
después si se dispone de una balanza electrónica o tras 30–45 minutos de enfriado en
una desecadora si la operación se realiza en una balanza ordinaria (Bonner y Turner
1980). Cabe esperar que los resultados estén dentro de un intervalo del 7 por ciento,
con una probabilidad del 0,05 en el caso de las semillas grandes con CH alto, como
las de Quercus, y dentro de un 2 por ciento en las de Fraxinus y Carya, frente a los
resultados más precisos que ofrecen los métodos tradicionales, que son más lentos.

Un método sencillo y barato es secar rápidamente semillas consiste en utilizar una


lámpara de infrarrojos (Gordon y Rowe 1982). Se somete una muestra pesada al calor
de una lámpara de infrarrojos cuya intensidad es tal que las semillas pierden toda su
humedad, sin quemarse, en unos 20 minutos. Cuando las semillas dejan de perder
peso, se mide el nuevo peso y se calcula la pérdida en términos porcentuales.

Recientemente se ha publicado una descripción actualizada de la medición del


contenido de humedad de semillas arbóreas (Bonner 1981).

Otros ensayos
En caso necesario, pueden hacerse otros ensayos cualitativos u observaciones,
respecto de los cuales no son necesarias prescripciones pormenorizadas. En muchos
casos pueden combinarse con el ensayo de pureza. Son entre otros los siguientes:

Determinación de la autenticidad

Existen varios métodos para determinar si las semillas son de la especie que se
afirma. Son los siguientes:

i. identificación segura de los árboles padres y certificación de los mismos,


preferiblemente sobre la base de muestras de herbario.
ii. Identificación de las semillas mediante una clave analítica o mediante
comparación con una colección de referencia.
iii. Identificación de la plántula. Posiblemente esta es la única manera de
determinar si el lote de semillas está contaminado por híbridos o por una
mezcla de dos o más especies cuyas semillas tienen características
semejantes. Disponer de una clave y una colección de plántulas de referencia
facilita la identificación (Turnbull 1975d).

En la mayoría de las especies no es posible autentificar las semillas desde el punto de


vista de su procedencia, pero se han realizado algunos progresos en este ámbito
con Pseudotsuga y Abies (Bonner 1974), y la utilización de técnicas isoenzimáticas
puede abrir nuevas posibilidades (Burley 1976).

Determinación de daños y estado sanitario

Durante el ensayo de pureza, el operario debe prestar atención a la posible presencia


de daño mecánico o infestación patogénica, que pueden indicar la necesidad de
mejorar los métodos de transporte o procesamiento que se utilizan.

Cálculo de los resultados


Los ejemplos que figuran a continuación indican el tipo de cálculos que es necesario
efectuar en las diversas fases del ensayo de semillas.

Pureza

Peso de la muestra de trabajo


62,52 g
completa
Peso de semilla pura 56, 89 g

Peso de la semilla

El peso de 1 000 semillas puede calcularse de la manera siguiente:

O bien

a) Se determina el peso de la semilla en 8 × 100 semillas tomadas del componente de


semilla pura del ensayo de pureza.

Réplica No 1 2 3 4 5 6 7 8 Total Media


Peso (g) 3,81 3,69 3,75 3,79 3,82 3,72 3,71 3,79 30,08 3,76
Como este valor es considerablemente inferior al máximo de 4,0 que prescribe la
ISTA, se estima que la muestra es homogénea y no es preciso tomar nuevas
muestras.

Peso de 1 000 semillas = 3,76 × 10 = 37,6 g

O bien

b) El peso de la semilla se determina en 1 000 semillas tomadas del componente de


semilla pura del ensayo de pureza, sin replicación.

Peso de 1 000 semillas = 37,6 g.

El número de semillas por unidad de peso puede obtenerse de la manera siguiente:

Germinación

El ensayo se efectúa sobre réplicas de 4 × 100 semillas tomadas del componente de


semilla pura del ensayo de pureza.

Réplica № 1 2 3 4 Total Media


№ de semillas germinadas al
79 85 76 88 328 82
término del ensayo
Semillas viables según
4 3 6 3 16 4
ensayo de corte

El intervalo en el número de semillas germinadas entre la réplica que tiene más y la


que tiene menos es 12 (88–76). La referencia al Cuadro 9.3 en la página 321 indica
que el máximo intervalo tolerado para una germinación media del 82 por ciento es 15.
Como en este caso el intervalo es inferior a esa cifra, se acepta la muestra como
homogénea.

Porcentaje de
82%
germinación =
Porcentaje de
82 + 4 = 86%
viabilidad =
Semillas viables por unidad de peso. Combinando el porcentaje de viabilidad y el peso
de la semilla pura se obtiene el número de semillas viables que se espera obtener por
unidad de peso de semilla pura; sustituyendo el porcentaje de viabilidad por
el porcentaje de germinación se obtiene el número de semillas germinables. Si se
incorpora un factor relativo al procentaje de pureza, los valores que se obtienen
expresan el número de semillas viables o germinables por unidad de peso de semilla
“impura”.

Semilla pura
por g por kg
N de semillas viables
o
26,6 × 86 : 100 = 22,9 22 900
N de semillas germinables
o
26,6 × 82 : 100 = 21,8 21 800

Semilla impura
por g por kg
N de semillas viables
o
22,9 × 91 : 100 = 20,8 20 800
N de semillas germinables
o
21,8 × 91 : 100 = 19,8 19 800

En el caso de las especies en las que por el pequeñísimo tamaño de sus semillas no
se puede realizar el ensayo de pureza, el número de semillas germinadas por unidad
de peso de semilla impura se determina mediante ensayo directo. En este tipo de
semilla no se pueden obtener las cifras de número de semillas puras por unidad de
peso. Aunque por lo general se expresan como “semillas viables por gramo”, hay que
señalar que en estas semillas de pequeño tamaño tampoco se puede realizar el
ensayo de corte, por lo que, estrictamente, las cifras se refieren a semillas
germinables. Véase el ejemplo siguiente:

Peso de réplica de semilla impura (E. grandis) 0,10 g

Réplica No 1 2 3 4 Total Media


N de semillas germinadas al
o
65 73 63 71 272 68
término del ensayo

No de semillas germinables (“viables”) por gramo = 680


No de semillas germinables (“viables”) por kilogramo = 680 000

Energía de germinación. El cálculo de la energía de germinación y el período de


energía depende del criterio que se utilice para definir estos conceptos. En el Cuadro
9.5 se ofrece un ejemplo real extraído de Paul (1972). Como se ha señalado supra, el
período de energía puede definirse arbitrariamente por anticipado, pero normalmente
es muy inferior al período completo del ensayo. En este caso basta con una sencilla
evaluación. Si, en este ejemplo, se ha establecido que el período de energía es 12
días, entonces

Período de energía = 12 días


Si, en cambio, se establece que el período de energía llega hasta el día de la
germinación máxima, entonces es preciso efectuar evaluaciones diarias tal como se
indica en el cuadro, y por lo tanto

Período de energía = 10 días

El análisis de la pauta de germinación sugiere que si se rechazaran todas las semillas


que germinan después del punto máximo de germinación se rechazaría una
proporción excesiva (60 por ciento) de las potencialmente germinables, mientras que
si se aceptaran todas las semillas germinables se prolongaría indebidamente el
período de ensayo y probablemente se incluirían algunos gérmenes de muy escaso
vigor. En la práctica, con una pauta de germinación como la de este ejemplo estaría
indicado establecer que el período de energía se prolonga hasta que la germinación
diaria desciende a menos del 25 por ciento del valor máximo. De esta manera,

Período de energía = 16 días

Porcentaje del total de semillas germinables que germina dentro del período de
energía = 84 por ciento.

Otra forma de sentido común de medir la energía de germinación, que se utiliza en


Zimbabwe (Seward 1980), es el porcentaje de germinación cuando la germinación
diaria media llega al máximo (germinación acumulada dividida por el tiempo
transcurrido desde la fecha de siembra). En el presente ejemplo (Cuadro 9.5), el punto
máximo del porcentaje diario medio de germinación es 3,48 por ciento, el período de
energía es 13 días y el porcentaje de germinación es

Con este sistema de medición, el porcentaje del total de semillas germinables que
germinan dentro del período de energía es igual a

Valor de germinación. En el Cuadro 9.6 y partiendo de los datos del Cuadro 9.5, se
calcula el valor de germinación conforme a los métodos de Czabator (1962) y
Djavanshir y Pourbeik (1976).

Determinación indirecta de la viabilidad

Deben utilizarse métodos análogos a los aplicables a los ensayos de germinación, es


decir, deben utilizarse cuatro réplicas, ha de comprobarse la homogeneidad de los
resultados, y el número medio de semillas llenas aparentemente viables (ensayo de
corte) o embriones teñidos (ensayo de tetrazolio) ha de expresarse como porcentaje
del total de semillas puras del ensayo.

Cuadro 9.5

Resultados del ensayo de germinación


(tomado de Paul 1972)

Especie: Pinus caribaea var. hondurensis Ensayo No. 26/72


Lote de semilla No. 85/71
Lugar: Vivero de
Fecha de siembra: 2/11/72
Mantin
Porcentaje de
Fecha de terminación: 30/11/72
germinación: 64%
Submuestras Total Total
Días (4 × 100 acumulad Porcentaje Total diario acumulado
desde semillas) o como % de como % de como % de
la Total Total del total germinació semillas semillas
siembr diari acumulad de n diaria germinable germinable
a A B C D o o semillas media s s
1 - - - - - - - - - -
2 - - - - - - - - - -
3 - - - - - - - - - -
4 - - - - - - - - - -
5 - - - - - - - - - -
6 - - - - - - - - - -
7 - - - - - - - - - -
8 6 8 7 8 29 29 7,25 0,91 12 11
9 5 9 9 8 31 60 15,00 1,67 12 23
10 11 13 10
10 44 104 26,00 2,60 17 40

10
11 9 8 9 36 140 35,00 3,18 14 54

12 6 5 7 5 23 163 40,75 3,40 9 63


13 3 5 6 4 18 181 45,25 3,48 7 71
14 5 3 2 3 13 194 48,50 3,46 5 75
15 4 2 1 3 10 204 51,00 3,40 4 79
16 2 4 2 4 12 216 54,00 3,38 5 84
17 2 1 1 1 5 221 55,25 3,25 2 86
18 1 2 2 3 8 229 57,25 3,18 3 89
19 2 - - 1 3 232 58,00 3,05 1 90
20 2 1 2 - 5 237 59,25 2,96 2 92
21 - 1 1 - 2 239 59,75 2,85 1 93
22 2 1 2 - 5 244 61,00 2,77 2 95
23 2 - 1 1 4 248 62,00 2,70 2 97
24 - 1 1 1 3 251 62,75 2,61 1 98
25 1 2 - - 3 254 63,50 2,54 1 99
26 - - - - - 254 63,50 2,44 - 99
27 - - - - - 254 63,50 2,35 - 99
28 1 - - - 2 256 64,00 2,29 1 100
63 64 68 61
Totales 256 100

Ensayo
de 5 2 4 5 16
Corte

Cuadro 9.6

Cálculo del valor de germinación


(Métodos de (1) Czabator y (2) Djavanshir y Pourbeik)

Velocidad de
germinación
diaria (o
Días Porcentaje germinación
desde de Porcentaje de media) ∑VGD/N
la germinación germinación (Col. 3 ÷ Col. ∑ No. de (Col. 5 ÷
siembra diario acumulado 1) VGD recuentos Col. 6)
1 2 3 4 5 6 7
8 7,25 7,25 0,91 0,91 1 0,91
9 7,75 15,00 1,67 2,58 2 1,29
10 11,00 26,00 2,60 5,18 3 1,73
11 9,00 35,00 3,18 8,36 4 2,09
12 5,75 40,75 3.40 11,76 5 2,35
13 4,50 45,25 3,48 15,24 6 2,54
14 3,25 48,50 3,46 18,70 7 2,67
15 2,50 51,00 3,40 22,10 8 2,76
16 3,00 54,00 3,38 25,48 9 2,83
17 1,25 55,25 3,25 28,73 10 2,87
18 2,00 57,25 3,18 31,91 11 2,90
19 0,75 58,00 3,05 34,96 12 2,91
20 1,25 59,25 2,96 37,92 13 2,92
21 0,50 59,75 2,85 40,77 14 2,91
22 1,25 61,00 2,77 43,54 15 2,90
23 1,00 62,00 2,70 46,24 16 2,89
24 0,75 62,75 2,61 48,85 17 2,87
25 0,75 63,50 2,54 51,39 18 2,86
26 0,00 63,50 2,44 53,83 19 2,83
27 0,00 63,50 2,35 56,18 20 2,81
28 0,50 64,00 2,29 58,47 21 2,78

(1) Método de Czabator


Valor de germinación = VGD final x valor máximo de VGD = 2,29×3,48 = 7,97

(2) Método de Djavanshir y Pourbeik


Valor de germinación = (∑VGD(N) final × (porcentaje de germinación acumulado final/10) = 2,78 × 6,4 =
17,79.

Contenido de humedad (ejemplo de semillas pequeñas <12% CH)

Peso tras Diferencia =


Peso original secado en contenido de % CH
estufa humedad
(g) (g) (g) (peso en húmedo)

Muestra 1 5,65 5,14 0,51

Muestra 2 4,92 4,47 0,45

La diferencia entre las dos muestras (0,12 por ciento) es inferior al 0,3 por ciento que
prescribe la ISTA, de manera que no es preciso tomar una nueva muestra.

Interpretación de los resultados


Es importante que los resultados de los ensayos lleven a adoptar decisiones y actuar.
Por ejemplo, un porcentaje de pureza inusualmente bajo puede indicar la necesidad de
efectuar una nueva operación de limpieza cuando se trata de una organización que
recolecta, procesa y almacena su propia semilla; o puede tener como resultado una
reclamación comercial si la semilla se ha comprado y la pureza es inferior a la
especificada por el vendedor. La determinación del contenido de humedad es un paso
necesario antes de decidir si un lote de semilla está ya en condiciones de almacenarse
inmediatamente o debe secarse aún más.

De la máxima importancia son las diversas medidas del potencial de germinación y del
número de plantas que pueden obtenerse de una unidad de peso de semilla. Esto
afecta tanto a la gestión del vivero como a la consecución de los objetivos de
forestación, pues permite perfeccionar, a luz de datos más precisos sobre los lotes de
semilla concretos que se van a utilizar en un determinado año, las estimaciones algo
generales de necesidades medias que figuran en el Cuadro 3.1 (página 36).

En los resultados de los ensayos de semillas aprobados por la ISTA no se predice en


modo alguno la supervivencia y mortalidad después de la fase de germinación. La
energía de germinación es la única medida que trata de cumplir esa función, pero
depende por completo de la elección subjetiva de un critero adecuado para definir el
período de energía. La extrapolación de los resultados de ensayo de semillas para
aplicarlos a la gestión de viveros no pertenece estrictamente al ámbito del presente
manual, pero merece la pena examinar brevemente esta cuestión debido a su vital
importancia para tratar la gestión de semillas no como un fin en sí mismo, sino como
parte de una cadena continua de operaciones en la que figuran la producción de
plantas y el establecimiento y gestión de plantaciones.
Entre los factores que debe tener en cuenta el viverista al trasladar los resultados del
ensayo de semillas a la producción en el vivero figuran los siguientes:

1) La germinación sobre el terreno en un vivero operacional suele ser distinta de la


germinación en los ensayos. Puede ser considerablemente inferior a la que se da en
las condiciones ideales de los ensayos de laboratorio, y también algo inferior a la que
se produce en los viveros de investigación. Debe diferir muy poco de los ensayos
efectuados en el mismo vivero previamente a las principales operaciones de siembra.
Wunder (1966) informó sobre las diferencias que se habían observado entre la
germinación en laboratorio y la germinación en vivero en ensayos efectuados en el
Sudán. Las diferencias variaban según la especie, y en algunos casos se veía más
afectada la velocidad de germinación que el número final de semillas germinadas.
Algunos ejemplos son los siguientes:

Germinación en Germinación en Tratamiento previo


laboratorio % vivero % en
Especie en días días

Acacia albida 76 60 70 60
Cedrela odorata 100 3 85 18
Prosopis chilensis 100 15 79 38 2 min. en H2SO4 conc.
Acacia raddiana 100 3 30 4 60 min. en H2SO4 conc.

La variación entre viveros puede estar relacionada con una serie de factores
climáticos, edafológicos o culturales diferentes. Por ejemplo, Roney y Brown (1978)
comprobaron que la germinación de Pinus ponderosa mejoraba en un 38 por ciento
cuando las semillas se cubrían con una capa de tierra arenosa de 1,5 cm en vez del
grosor habitual de 0,4 cm. La frecuencia del riego tiene también un efecto notable
sobre la germinación (Costales y Veracion 1978).

2. En los semilleros pueden producirse algunas pérdidas.


3. Durante el arranque o el trasplante pueden producirse algunas pérdidas.
4. En los semilleros de trasplante pueden producirse algunas pérdidas.
5. En el momento de la plantación pueden desecharse algunas de las plantas
supervivientes menos vigorosas.

Todos estos factores se combinan para hacer que el número de plantas plantables que
se producen por unidad de peso de semilla sea muy inferior al número de semillas
germinadas que arrojan los ensayos. El viverista debe incrementar en una proporción
equivalente la cantidad de semilla que siembra. Para expresar la combinación de estos
factores suele hablarse de “porcentaje de plantas” o “porcentaje de árboles”. Este
concepto se define en Ford Robertson (1971) como “el porcentaje, en número, de
semillas de una determinada muestra que se convierten en plántulas al término de un
período determinado, generalmente al término de la primera temporada de
crecimiento”. Bonner (1974) especifica que se trata de “plántulas plantables”, idea que
es fácil de entender, pues añade a la mera supervivencia los importantes conceptos de
utilidad y vigor. A efectos prácticos es preferible ampliar la definición de manera que
abarque todo el período de vivero, es decir, “el procentaje, en número, de semillas que
se convierten en plantas plantables (trasplantes o plántulas) al término de un período
determinado, generalmente al término del período de vivero en el momento de la
plantación en el campo”. Esto es mucho más apropiado para las condiciones
tropicales, donde muchas especies se arrancan en la primera semana una vez
germinadas y pasan después de 6 a 12 meses en semilleros de trasplante.
En la práctica, el registro de los rendimientos de plantas obtenidos en los años
anteriores en un determinado vivero es la base más útil para estimar la producción
futura de esa misma localidad (Aldhous 1972). Los registros basados en la producción
conseguida en otros tipos de suelo o en otras condiciones climáticas ayudan muy
poco. Cuando se carece de experiencia, como en los primeros años de los viveros
nuevos, solamente se pueden efectuar estimaciones aproximadas y un poco
aventuradas. En Zambia se aplicó un factor de reducción del 20 por ciento para cubrir
la diferencia que existía entre la germinación en laboratorio y la germinación sobre el
terreno en pinos y eucaliptos (Allan y Endean 1966), es decir, si los ensayos de
laboratorio indicaban que un kilogramo de semilla producía 100 000 plántulas
germinadas, se partía de que en el vivero se obtendrían únicamente 80 000; se aplicó
después un nuevo factor de reducción, del 10 por ciento en los pinos y el 15 por ciento
en los eucaliptos, para tener en cuenta las pérdidas que se producen en el arranque.
Se precisaría asimismo otro factor de reducción, no especificado, para tener en cuenta
las plántulas que se desechan en fases ulteriores. Paul (1972) propuso un factor del
20 por ciento para las pérdidas en el semillero, más un 15 por ciento para las plántulas
perdidas y desechadas en el arranque y el trasplante. El factor de recuperación en
vivero, que convierte el porcentaje de germinación ofrecido por el ensayo en
porcentaje de plantas plantables, varía considerablemente en función de la especie, el
lote de semilla y el año. En Zimbabwe se ha adoptado provisionalmente un factor de
recuperación en vivero del 70 por ciento para los pinos y del 25 por ciento para los
eucaliptos, lo que equivale a unas pérdidas en vivero del 30 por ciento y el 75 por
ciento respectivamente (Seward 1980). Seeber y Agpaoa (1976) han demostrado que,
en Pinus kesiya, cuanto más bajo es el porcentaje de germinación, tanto mayor es la
diferencia entre la proporción de semillas que germinan y las que se convierten en
plantas plantables.

Lote de semilla 1 Lote de semilla 2


Número de semillas puras por
30 000 30 000
filtro
Porcentaje de pureza 95 95
Porcentaje de germinación 90 60
Porcentaje de plantas 60 30

Factor de recuperación en
vivero (%)

Número de plantas 30 000 × 0,95 × 0,60 = 17 30 000 × 0.95 × 0,30 = 8


plantables/litro de semilla 100 550

Wormald (1975) ha notificado que un estudio de una serie de países que


cultivan Pinus patula en grandes cantidades indicó un porcentaje de plantas de
alrededor del 33 por ciento, frente a un promedio del 80 por ciento en los ensayos de
germinación, lo que supone un factor de recuperación de aproximadamente el 45 por
ciento. Según este autor, “de estas cifras parece desprenderse que más o menos de
cada tres semillas que se siembran se obtiene una sola planta utilizable. Este dato
coincide bastante bien con los de la Comisión Británica de Silvicultura, que en los
últimos 15 años ha mejorado su recuperación de plántulas de una de cada diez a una
de cada cuatro (Gordon y Tee 1973)”. Esto confirma la afirmación de Goor y Barney
(1976) en el sentido de que “en realidad, en la práctica de vivero y de siembra directa,
esta cantidad (la cantidad de semilla que se necesita sobre la base de los ensayos de
germinación) debería duplicarse o triplicarse para compensar las pérdidas de plántulas
que se producen en los primeros años”. El factor de recuperación en vivero debe
basarse en la experiencia personal, pero no puede ser nunca muy preciso debido a las
caprichosas variaciones de las condiciones climatológicas, los lotes de semilla,
etc. Por esta razón, existe un límite a la precisión que se debe exigir a los ensayos
rutinarios (como opuestos a los ensayos de investigación) en el laboratorio.

Utilizando el ejemplo que figura en las páginas 340–341, el porcentaje de plantas


puede calcularse de la manera siguiente:

Factor de % de % de Semillas Plantas


recuperación germinación plantas germinables plantables
en vivero por kg por kg
Vivero 1
Experiencia de
muchos años en la
especie 0,65 82 53 19 800 12 900

Vivero 2
Nuevo, en un lugar
difícil y sin
experiencia en la
especie 0,33 82 27 19 800 6 500

Partiendo de la hipótesis de que ambos viveros tuvieran que cultivar 500 000 plantas,
el vivero l necesitaría:

Mientras que el vivero 2 necesitaría

Si las semillas se van a sembrar en semilleros para su trasplante ulterior (y no


directamente en macetas), además de calcular la cantidad total de semilla que se va a
sembrar el viverista tendrá que calcular el peso de la semilla que se va a sembrar por
semillero. Por ejemplo, en el caso de

Tamaño de un semillero = 10 × 1 m = 10 m2
Densidad final de plántulas deseada = 2 400/m2
Número de semillas/kg de semilla pura = 26 600
Porcentaje de pureza = 91% o 0,91
Porcentaje de germinación = 82% o 0,82
Tasa de recuperación en semillero esperada = 0,65
(Plántulas que sobreviven hasta el trasplante como
proporción de las semillas germinadas en función del
ensayo)
entonces se necesitará la tasa de siembra siguiente
El concepto de “kilogramo efectivo” de semilla, que se utiliza actualmente en varios
países, ha demostrado su utilidad a la hora de planificar programas de siembra y
calcular los precios de la semilla (Aldhous 1972). El “kilogramo efectivo” se define
como el peso de semilla de un lote determinado del que cabe esperar que produzca el
mismo número de semillas viables (tal como se usa en el Reino Unido) o de plantas
plantables (tal como se usa en Zimbabwe) que produciría un kilogramo de semilla
normalizada; ese número se determina respecto de cada especie hallando el promedio
de la experiencia anterior. En Zimbabwe se han establecido distintas cifras de
referencia de la recuperación de plántulas para (a) semilla de huerto semillero y (b)
semilla selecta y corriente; por ejemplo, en el caso de Pinus elliottii la recuperación de
referencia (= plantas plantables por kilogramo de semilla) es de 15 500 en la semilla
de huerto semillero y 14 500 en la semilla selecta o corriente (Seward 1980).

El factor de kilogramo efectivo (FKE) es el cociente que se obtiene dividiendo la


recuperación de referencia por la recuperación real de un determinado lote de semilla.
Puede calcularse de la manera siguiente:

En el ejemplo anterior (26 600 semillas puras/kg, factor de pureza del 91 por ciento o
0,91, factor de germinación del 82 por ciento o 0.82 y factor de recuperación en vivero
del 65 por ciento o 0,65), y partiendo de una recuperación de referencia de 15 000 kg,

Así pues, el FKE puede utilizarse, junto con el valor de referencia de la recuperación
de plántulas, para calcular el peso de la semilla que se necesita para obtener un
determinado número de plantas. La ecuación es la siguiente:

Por ejemplo, para obtener 1,5 millones de plantas del mencionado lote de semilla:

Estos 116 kg de peso real de semilla equivalen a 100 kg efectivos o 100 kg de semilla
de referencia. Solamente cuando FKE = 1,0 son idénticos al peso real de la semilla y
su peso efectivo.

En el caso de los eucaliptos y otras especies de semilla pequeña, en que no se


efectúa el análisis de pureza, la ecuación del FKE se modifica de la manera siguiente:
En el caso de E. grandis, el FKE de un determinado lote de semilla podría ser el
siguiente:

y la cantidad de semilla necesaria para obtener 1,5 millones de plántulas sería:

Repetición de ensayos
El ensayo principal de un lote de semilla se efectúa después de su procesamiento o
antes de almacenarlo o enviarlo directamente a los viveros. Cuando un lote de semilla
permanece almacenado durante un tiempo, es esencial repetir el ensayo de
germinación o viabilidad antes de utilizarlo, para comprobar que no se ha deteriorado
en ese período. Muchos centros de semillas repiten los ensayos anualmente,
separando previamente, en un pequeño recipiente, una muestra representativa del
conjunto del lote, y de esta manera evitan tener que abrir repetidamente los recipientes
donde está el grueso de la semilla. No es preciso repetir el ensayo para determinar el
porcentaje de pureza, y el de contenido de humedad debe repetirse únicamente
cuando existen motivos para pensar que en los recipientes cerrados se han producido
filtraciones.

Se han sugerido medidas especiales para el ensayo repetido de semillas agrícolas que
están almacenadas durante mucho tiempo con fines de conservación de recursos
genéticos (Ellis y otros 1980). Estos autores sugieren que, habida cuenta del gran
valor del germiniplasma almacenado y de la necesidad de evitar perder
innecesariamente partes de él en la realización de los ensayos, puede ahorrarse más
material mediante un sistema de toma de muestras sucesivas que con el método
oficial de la ISTA, consistente en réplicas de 4 × 100. El objetivo es detectar la pérdida
de viabilidad en las primeras fases del envejecimiento, es decir, en cuanto desciende a
un nivel inferior al 80–90 por ciento de la tasa inicial, e iniciar el rejuvenecimiento
plantando la semilla para que produzca una nueva generación. Este método estaría
igualmente indicado para la conservación de recursos genéticos forestales, aunque,
debido a que en los árboles el ciclo generacional es mucho más largo, la conservación
como plantas en crecimiento, frente a la conservación en forma de semilla, será más
importante que en los cultivos agrícolas.

Consideraciones especiales respecto de las semillas


recalcitrantes de los bosques higrofíticos tropicales
Muchos de los ensayos que se prescriben en el presente capítulo sólo son útiles si se
puede mantener viva la mayor parte de la semilla durante el período en que se
realizan ensayos sobre la muestra. Las semillas de la mayoría de las especies de los
bosques higrofíticos tropicales son recalcitrantes y pierden viabilidad con tanta rapidez
que los certificados de calidad están ya obsoletos cuando se emiten. En la práctica
normal, todas las semillas recalcitrantes se siembran en el vivero lo antes posible
después de su recolección (Ng 1983).
A efectos de documentación se suele mantener un registro de la germinación, que
está basado en una muestra aleatoria de las semillas que se siembran. Esta muestra
(un tamaño aconsejable es 50–100 semillas) se siembra aparte de las demás, en un
recinto protegido por tela metálica para impedir el acceso a pájaros, roedores y otros
animales. El medio (por lo general tierra) debe ser el mismo que se utiliza en la
germinación del resto de las semillas.

La germinación debe supervisarse a diario hasta que dejan de surgir gérmenes y el


investigador tiene la seguridad de que todas las semillas que no han germinado están
muertas. En la mayoría de las semillas del bosque higrofítico, se llega a este punto
final en el plazo de unas cuantas semanas, aunque puede haber bastantes sorpresas.
Habida cuenta de lo poco que se sabe sobre las semillas del bosque higrofítico, será
conveniente registrar el proceso de la germinación desde el principio hasta el final, con
independencia de su duración. Cualquier punto de interrupción que se establezca
arbitrariamente, por ejemplo el día 21 o el día 28, será demasiado restrictivo en la fase
exploratoria en la que se encuentra actualmente la investigación sobre las semillas del
bosque higrofítico.

Cuál es la cantidad de semilla recomendada


para sembrar una hectárea de pasto?

La cantidad de semilla a utilizar por hectárea depende de varios factores tales como clima,
suelo, preparación del terreno y método de siembra. A parte de esto se debe de tomar en
cuenta un factor numérico que se divide entre el valor cultural, el cual varía de acuerdo al
tamaño de la semilla, la preparación del terreno y el tipo de siembra. Para semillas
grandes
como la de Brachiaria se utiliza el factor 280 como promedio y para el caso de semillas
pequeñas como las de Panicum se utiliza 180. Ejemplo: si las condiciones del terreno no
son las ideales pero hay algo de preparación de éste y la siembra es en hileras se debe
utilizar el factor 280 (en caso de Brachiarias), pero si la siembra se realiza al voleo bajo las
mismas condiciones de preparación se debe utilizar un 20% más. Para una semilla de
Brachiaria con un 90% pureza y 70% de germinación, el valor cultural será:
VC = (90 x 70) / 100 = 63
y la cantidad de semilla por hectárea 280 / VC = 280 / 63 = 4,4 kg/ha.
Si la siembra se realiza al voleo la cantidad a utilizar por hectárea
será: 4,4 + (4,4 x 20/100) = 5,3 kg/ha

Palabras clave: Semilla; pasto; Brachiaria; Panicum; valor cultural, voleo; pureza.
CALCULO DE NUMERO DE PLANTAS POR UN DETERMINADO ÁREA

1. Calculo de número
Si lo que quieres es determinar que el número de plantas a sembrar en un determinado
área debes de aplicar la siguiente formula:

N: Número de plantas por área


A: Área
D1: Distanciamiento entre plantas
D2: Distanciamiento entre sur

N= A =?
D1*D2

Ejemplo: Una campesino quiere sembrar 3 hectárea de maíz variedad (HB83), por lo que
sus distancias son D1: 30 cm y su D2: 100 cm

a. Convertir los distanciamientos a una unidad de medida


Se convierten los datos, ya sea a metros o centímetros. En este caso lo realizaremos a
metros; ya que es más sencillo trabajarlo de esta manera.

Recuérdate que :
1 metro=100 cm
1 hectárea = 10,000 metros cuadrados

Entonces:
D1: 0.30 metros
D2: 1 metro

2. Calculo de número de plantas/ área .

N= 30,000 metros cuadrados =100,000 plantas


0.30 metros*1 metros

Entonces el campesino, debe de sembrar 100,000 plantas o semillas.

Como ya sabes, no todas la plantas van a germinar. Por lo que se determina el %


(porcentaje de germinación) .

2.Determinación de viabilidad.

Seguimos con el mismo problema del campesino.

El campesino o agricultor, determino su numero de platas o semillas , luego el se


pregunta? que cantidad de semillas germinaran en campo. Sabiendo el que sus semillas
tienen un 90% de germinación y que necesita 100,000 plantas en campo . Realiza lo
siguiente:
a. Cantidad de semillas a germinar en campo.

100,000 _____100% = 90,000 semillas


x _____90%

Esto quiere decir que las semillas que germinaran en campo son 90,000 .
b. Cantidad de semillas que no germinaran.

Esto se refiere a la cantidad de semillas que se perderán, ya que las semillas tienen un
90% de germinación o viabilidad.

X= Plantas que no germinarán ó no viables.


A1= Total de semillas.
A2= Semillas que viables

X= A1-A2= Semillas no viables

3. Calculo de total de semillas a emplear.

El agricultor a determinado la cantidad de plantas que necesitara que son 100,000;


También sabe que tiene un 90% de germinación y un 10% de semillas que no son viables.
el 90%=90,000 semillas de las 100,000 que el necesita para cubrir sus requerimientos que
son 100,000 plantas. Por lo tanto de se realiza los siguiente:

a. Determinación de el total de semillas a emplear.

Se debe de tomar en cuenta que se necesitan 100,000 en campo, que solo 90,000
germinaran y que 10,000 no germinaran. Entonces se procede a :

B1= Total numero semillas


B2= Semillas No germinadas

X=B1+B2= número de semilla que se necesitaran en total


X=100,000+10,000= 110,000 semillas

Esto quiere decir que se sembraran 100,000 semilla en el campo y que de estas solo
90,000 germinaran, por lo tanto las 10,000 que no germinen tendrán que reponerse,
mediante la resiembra para hacer un total de 1000,000 plantas en campo y haci de esta
manera no se desperdicie área. Lo único es sumar la 100,000 semillas utilizadas(90,000
que germinaran+10,000 que no germinaran) + 10,000 de resiembra = 110,000 semillas a
emplear en total.

4. Calculo de libras de maíz a utilizar.

Ya sabes el numero de semillas que emplearemos en total, contando las semillas que no
germinaran que hace un total de 110,000 semilllas.

a. Necesitamos saber cuantas semillas tienen una libra?


Se conoce que cada libra de maíz tiene un promedio de 1,500 semillas

b. Cuantas semillas se necesitan en total?


Hacemos una relación por medio de una regla de 3 simples, donde:

1 lbs ______1,500 semillas


x ______ 110,000 semillas
X= 33.33 lbs de maíz que necesitaríamos para realizar la siembra y contando la resiembra
.

Alguna duda o comentario??????

Densidad de siembra para maíz


en Home » General » Densidad de siembra para maíz

Publicado el 17. May, 2011 por Beda


Hay preguntas que los productores nos hacen constantemente, como ¿Qué densidad de
siembra me recomienda? ¿Cuánta semilla por hectárea debo sembrar?

Ante estas inquietudes, trataré de dar una respuesta aplicable para la producción de grano
y forraje. (La producción de elote y hoja para tamal pueden requerir densidades
especiales, más bajas.)

Adelantamos que las condiciones agroecológicas, los manejos, y también los tipos de maíz
sembrados en México son extremadamente diversos, por lo que no existe una
recomendación para todos los productores. Sin embargo, es posible hacer algunas
consideraciones generales que ojalá ayuden a que cada productor tome la mejor decisión.

Densidad de plantas

Productor revisando una siembra de maíz forrajero en Gómez Palacio, Durango, México

Para acercarnos a la densidad de siembra, tenemos que empezar con la densidad de


plantas. Hay que tener bien claro que estamos hablando de dos cosas distintas. La densidad
de plantas es la cantidad de plantas (adultas) que logramos por hectárea. La densidad de
siembra es la cantidad de semillas que depositamos en una hectárea de terreno. Las dos
cantidades no son iguales, ya que una fracción de la semilla o las plántulas se pierden antes
de desarrollarse.

La densidad de plantas recomendable depende de varios factores:


o Las condiciones agroecológicas y el manejo: Conforme mayor sea la fertilidad del suelo, la
fertilización, o en general las condiciones de crecimiento, mayor densidad podemos
sostener y viceversa, conforme más plantas queramos soportar, más tenemos que fertilizar
y mejores condiciones tenemos que procurar. En la práctica, esto significa que las
densidades recomendables pueden ir desde tal vez 50 mil plantas en temporal, laderas,
suelos que no retienen bien el agua, hasta alrededor de 100 mil (o más?) en las mejores
condiciones, como bajo riego en ciertas zonas de Sinaloa o del Bajío.
o La variedad. Híbridos bajos, de 2 metros de altura, y precoces, requieren mayor densidad
que híbridos altos y tardíos para lograr el máximo rendimiento. Criollos y algunos híbridos
malos “no aguantan” densidades medianas: Se acaman si se siembran en densidades
demasiado altas. Se comenta que los híbridos con hojas erectas se prestan para densidades
mayores que los híbridos con hojas dobladas.
o El riesgo de sequía: En caso de sequía, una densidad alta es contraproducente. Por lo tanto,
conviene trabajar con densidades un poco más modestas en zonas donde los años de sequía
son frecuentes.
La literatura (2) afirma que las producciones más altas generalmente se logran con
rendimientos promedio por planta de 150 a 180 gramos. Este dato sugiere que si en una
parcela esperamos (realístamente) 12 toneladas de grano por hectárea, la densidad
recomendable de plantas es entre 67 y 80 mil. Donde solamente podemos aspirar a,
digamos, 8 toneladas, se sugieren 45 a 55 mil plantas. Para 15 toneladas, serían entre 85
y 100 mil plantas por hectárea.

Densidad de siembra

Colaboradores de Unisem capacitándose

Hasta aquí nos preocupó únicamente la densidad de plantas. Veamos ahora la densidad de
siembra. Inevitablemente se pierden algunas semillas o plántulas, por falta de
germinación, falta de vigor, falta de contacto con el suelo, preparación deficiente de la
cama de siembra, piedras y encostramientos, plagas y enfermedades, fallas de la
sembradora, falta de cuidado del sembrador, etc. El porcentaje de pérdida es muy
variable, pero los datos presentados en (1) sugieren que es prudente calcular con por lo
menos un 20%. Tenemos que aumentar la densidad de siembra en la misma proporción en
la que esperamos tener pérdidas de semilla o plántulas. Es decir, si queremos 80 mil
plantas, tenemos que sembrar 100 mil semillas. En condiciones de emergencia difíciles,
como en pata de trigo o cebada, o en terrenos muy arcillosos, en siembras en seco, etc.,
tenemos que aumentar la densidad aún más.

Finalmente, me parece prudente trabajar con un colchón de seguridad, sembrando un 5 a


10 por ciento más de lo que estimamos de acuerdo a las consideraciones anteriores.

Una vez que sepamos cuántas semillas queremos sembrar por hectárea, tenemos que
calcular las semillas por metro lineal.
Ejemplo
Supongamos que tenemos un terreno de riego que, bien manejado y abonado, nos puede
dar 12 toneladas de grano. Buscamos 80 mil plantas por hectárea. Vamos a sembrar en
pata de trigo, es decir, en condiciones difíciles de emergencia. Vamos a tratar la semilla
con un insecticida, además de aplicar un insecticida granulado, por lo que no esperamos
mayores pérdidas por plagas del suelo al inicio. Hicimos una prueba de germinación de la
semilla y nacieron 95 de cada 100 semillas. Con todo esto, suponemos que la pérdida total
de semillas y plántulas será del 25%. Por seguridad, calculamos con un 30%.

Dividimos la densidad de plantas deseada de 80 mil entre 0.7 para obtener la densidad de
siembra. El resultado son 114 mil semillas por hectárea.

Si nuestro surco fuera de 1 metro de ancho, tendríamos que sembrar 11.4 semillas por
metro. Sin embargo, como nuestro surco está más estrecho, a 80 centímetros, solo tenemos
que sembrar 11.4 x 0.8 = 9.1 semillas por metro lineal. Esto es equivalente a una semilla
cada 11 centímetros en promedio.

Finalmente, tenemos que calibrar la sembradora de tal manera que deposite las 9 semillas
por metro lineal, y verificar constantemente que así sea, excavando partes de los surcos
atrás de la sembradora.

Referencias
(1) H.R. Lafitte. 1993. Identificación de problemas en la producción de maíz tropical.
Guía de campo. México, D.F.: CIMMYT. (Haga clic aquí para bajarlo.)
(2) A.D. Violic. Manejo Integrado de Cultivos. El maíz en los Trópicos.
FAO. http://www.fao.org/docrep/003/X7650S/x7650s22.ht
(3) Doctor Maíz, Densidad. Página de internet del
CIMMYT. http://maizedoctor.cimmyt.org/es/problemas-de-produccion/155?task=view

Densidad

Síntomas primarios
La densidad óptima es distinta con la variedad y las condiciones de crecimiento. La luz
solar que llega a la tierra a través de la cosecha de cubierta es a menudo un buen
indicador de si la densidad es la adecuada. En la floración, la cosecha debe interceptar al
menos el 80% de la luz solar en la mayoría de los ambientes donde el maíz no es
intercalado y la sequía no es frecuente.
Confirme el problema verifcando las tablas debajo.
Resumen

Causas de la escasa Datos adicionales requeridos


densidad de poblaciónh

El agricultor siembra Preguntar al agricultor cuántas semillas sembró y por


muy pocas semillas.. qué. Examinar los datos pluviométricos para ver si es
frecuente la sequía. El productor tal vez haya reducido
la densidad porque piensa que habrá sequía.
La semilla sembrada no Verificar la viabilidad de la semilla. Preguntar cómo se
es viable. almacenó la semilla y comparar la respuesta con las
“Normas generales para el almacenamiento de semillas”

Mala preparación de la Preguntar al agricultor sobre la preparación de la tierra.


cama de siembra.

Se perdieron plantas Buscar signos de enfermedades, plagas, aniego, sequía,


después de la siembra pájaros o roedores. Preguntar al agricultor sobre estos
(durante la germinación problemas. Si el agricultor sembró en seco, preguntar
y posteriormente). cuántos días después de la siembra comenzó a llover.
Examinar los registros de temperatura para ese período.
Si las temperaturas del suelo superaron los 40 °C por
más de dos días, la semilla puede haber sido dañada.
(Tener en cuenta que la temperatura máxima del suelo
seco y desnudo puede ser varios grados más alta que la
temperatura máxima de la atmósfera.)

El agricultor destruyó Preguntar al agricultor sobre las prácticas de labranza.


algunas plantas al Buscar trozos de plantas rotas o plantas arrancadas de
efectuar la labranza. raíz.
La densidad óptima en condiciones no limitantes es distinta para variedades diferentes y
debe ser establecida para las variedades importantes en la región. De manera
aproximada, la densidad óptima se podría relacionar con la altura de la planta y la
madurez en el germoplasma del CIMMYT para tierras tropicales bajas, cultivado en un
solo ambiente (Cuadro 5,debajo).
La densidad óptima en la cosecha para una variedad es aquella que produce el mayor
rendimiento de grano cuando el cultivo se desarrolla en condiciones no limitantes, que
casi nunca se encuentran en campos de agricultores. Por consiguiente, la densidad
recomendada en la cosecha (aquella que da los mejores rendimientos de grano en
campos de agricultores) es diferente de la densidad óptima. Además, la densidad que
produce el mejor rendimiento de grano en un campo de agricultor varía cada año, según
el clima y el manejo del cultivo. El agrónomo que trabaja en una zona debe encontrar la
densidad de población que dará al agricultor las mayores utilidades en años tanto malos
como buenos.Se ha comprobado que una reducción del 30% de la densidad de
población por debajo de la óptima sólo reduce los rendimientos en alrededor del 5% en
años buenos, y esa densidad menor aumenta los rendimientos cuando se presentan
factores desfavorables. En consecuencia, las densidades recomendadas por lo general
están un 20-30% por debajo de la densidad óptima.
Si la sequía es muy frecuente en una región, tal vez se deban reducir las densidades
recomendadas aún más del 30% con respecto a la óptima a fin de incrementar la
cantidad de agua disponible para cada planta. En zonas semiáridas, el riesgo de que
fracase el cultivo aumenta en forma marcada a medida que aumenta la densidad. Si la
densidad se ajusta debido a la sequía, es preciso recordar que el control de maleza
también podría requerir más atención, ya que una menor población de maíz proyecta
menos sombra.
Una vez que se haya decidido la densidad recomendada, es necesario calcular la
cantidad de pérdidas que se espera desde la siembra a la cosecha para obtener la tasa de
siembra recomendada. Comparar la densidad de cosecha en la zona con el número de
semillas que siembra el agricultor. En muchos ambientes, la pérdidade plantas desde la
siembra a la cosecha es de alrededor del 20%.La densidad recomendada se divide por
uno menos el % de pérdida (1 % de pérdida) para obtener la tasa recomendada de
siembra. Por ejemplo, si se cultiva un material con una densidad óptima de 85,000
plantas/ha, la densidad recomendada para los campos de agricultores podría ser:
85,000 - (85,000 x 0.30) = (aproximadamente) 60,000 plantas/ha
(Nota: el 0.3 es para ajustar la densidad de siembra por un 30% para permitir la sequía)
Sin embargo, se espera que alrededor del 20% de las plantas se perderán entre la
siembra y la cosecha a causa del ataque de insectos y las enfermedades. La tasa
recomendada de siembra es entonces:
60,000/(1 - 0.20) = 75,000 semillas/ha
Si hay 3,500 semillas en un kilo, esa tasa equivale a 21.4 kg de semilla por hectárea.
¿Es un problema la densidad de población?
Comprobación: mediciones.
1. Si el cultivo está sembrado en surcos con las plantas en posturas (lugares
individuales de siembra), se cuenta el número de posturas en 5 m de surcos, en 10
sitios escogidos al azar en el campo. Se cuenta también el número de plantas.* En
cada sitio, se mide la distancia entre los surcos. Enseguida se calcula el número de
plantas por postura (distribución de plantas) y el número de plantas por hectárea
(densidad de población).
Plantas/postura = numero de plantas en 5 m / numero de posturas en 5 m
Plantas/ha = (numero de plantas en 5 m / 5 m x distancia entre los surcos medida
en m) x 10,000
* Este procedimiento no tomará más de 30 segundos en cada punto de muestreo.
Enganchar un mecate de 5 m de largo a una planta y caminar a lo largo del surco
contando el número de posturas hasta llegar al extremo del mecate. Regresar al
punto de partida contando el número de plantas. Esta es una forma rápida y fácil de
reunir esos datos importantes.
2. Si el cultivo está sembrado en surcos pero no en posturas (por ejemplo, cuando se
usa una sembradora mecánica), contar el número de plantas en extensiones de 5 m,
en 10 sitios escogidos al azar en el campo. En cada sitio, se mide la distancia entre
los surcos y luego se calcula el número de plantas por hectárea (densidad de
población).
Plantas/ha = (numero de plantas en 5 m / 5 m x distancia entre los surcos en m) x
10,000
3. Si el cultivo se siembra sin seguir un método definido (al voleo), contar el número
de posturas y el número de plantas en 10 áreas de 20 m escogidas al azar.
Plantas/postura= numero de plantas en 20 m2 / numero de posturas en 20 m2
Plantas/ha = numero de plantas en 20 m2 x 500

4. Comparar la densidad de población con la óptima para la variedad. Cuando no se


conoce la densidad óptima para la variedad, se pueden usar las estimaciones
presentadas en el Cuadro 5, abajo.

Cuadro 5. Densidades óptimas y densidades recomendadas (óptimas - 30%) para


materiales del CIMMYT para tierras tropicales bajas..

Altura de Dias a 50% de la Densidad optima Densidad


planta (m) floración (plantas/ha) Recommendada
masculina (plantas/ha)

1.6-1.8 < 50 85,000 60,000

1.8-2.0 50-55 78,000 55,000

2.0-2.2 56-60 70,000 50,000

2.2-2.4 > 60 65,000 45,000


Comprobación: observaciones.

1. Examinar el campo. ¿Están las plantas distribuidas de manera uniforme o hay partes
sin plantas? Problemas tales como insectos del suelo, roedores y aniego pueden
reducir la densidad de población en partes que tal vez se hayan omitido en el
muestreo, pero que son importantes para el agricultor.
2. Examinar cuidadosamente las plantas en cada sitio donde se efectúan las
mediciones. ¿Son delgados y débiles los tallos? Eso puede indicar una densidad
demasiado alta (o demasiadas plantas por postura).
3. Observar qué cantidad de luz solar llega al suelo entre las 11 a.m. y la 1 p.m. Para la
floración, no más del 20% de luz debe llegar al suelo (el maíz debe captar por lo
menos el 80%) a menos que haya un cultivo intercalado o se cultive el maíz en un
ambiente donde es frecuente la sequía. Cuando hay un cultivo intercalado, la mayor
parte de la luz que el maíz deja pasar debe caer sobre las hojas de ese cultivo.
4. Si el cultivo ya ha pasado la floración, determinar la cantidad de mazorcas por
planta. (Contar el número de mazorcas en la muestra y dividir por el número de
plantas.) ¿Es el número de mazorcas por planta inferior a 0.9? La densidad (o el
número de plantas por postura) puede ser demasiado alta.
5. En la cosecha: si el peso medio de mazorcas secas individuales supera los 180
gramos, tal vez la densidad haya sido demasiado baja.

Posibles soluciones

 Aumentar la densidad de siembra.


 Sembrar semilla de mejor calidad o hacer una prueba de germinación antes de la
siembra y ajustar la tasa de siembra de acuerdo con los resultados.
 Mejorar la preparación de la tierra o las prácticas de labranza.
 Tratar con fungicidas la semilla o hacer rotación de cultivos para reducir las
pérdidas por enfermedades.
 Tratar con insecticidas la semilla para disminuir las pérdidas por insectos.
 Aumentar la profundidad de siembra o aplicar un mantillo para evitar la sequía
temprana o las temperaturas altas en el suelo. Mejorar el método de cobertura y/o
afirmar el suelo sobre la semilla para aumentar el contacto entre la semilla y el suelo
en zonas con humedad marginal en el suelo. Estas medidas también pueden reducir
las pérdidas causadas por pájaros y roedores.
 Nivelar el campo para evitar el aniego.

Para las siguientes figuras, la luz solar que llega al suelo a través del follaje del cultivo
suele ser un buen indicador de la adecuación de la densidad. Para la floración, el cultivo
debe captar por lo menos el 80% de la luz solar en la mayoría de los ambientes donde el
maíz no está intercalado con otro cultivo y la sequía no es frecuente.

MAYO 30, 2016


FEATURED, MAÍZ

Método y densidad de siembra del cultivo de Maíz


El alto precio de la semilla obliga a utilizar este insumo de una manera racional para
establecer una población adecuada, reducir costos y riesgos como el daño por acame. Es
conveniente asegurarse de contar con una densidad de población de 75,000 a 87,000 plantas
por hectárea al momento de la cosecha, equivalentes a 5.5 a 6.5 plantas por metro en surcos
a 75 y 76 cm, así como de 6 a 7 plantas por metro en surcos a 80 cm.
Los mejores resultados se obtienen sembrando en surcos a 75 ó 76 cm y en este caso para
tener la población deseada se requiere sembrar de 6.5 a 7.5 semillas por metro lineal; en
caso de sembrar en surcos a 80 cm, dicha población se obtiene depositando de 7 a 8
semillas por metro.
Poblaciones mayores no incrementan el rendimiento, incluso pueden llegar a disminuirlo
por la competencia entre las plantas por luz, agua y nutrientes o por problemas de acame,
debido a la debilidad de sus tallos, además que se incrementa el costo. Una población menor
implica reducciones en el rendimiento de 1 a 2 toneladas por hectárea por cada planta
cosechada de menos en dicho rango. Por el contrario, una población mayor representa un
incremento en el costo de producción de 325 pesos por hectárea por cada semilla,
considerando un precio de $2,450 la bolsa de 80,000 semillas.

Método de siembra
En suelos de barrial y en el sistema convencional, la siembra puede realizarse en seco o en
húmedo; en suelos de aluvión o en los sistemas de labranza reducida o de conservación es
preferible en húmedo. Al sembrar en seco es conveniente depositar la semilla de 3 a 4 cm
de profundidad, en el lomo del surco y regar por trasporo; asegurarse que el nivel de
salinidad no sea mayor a 2.5 mmhos de conductividad eléctrica, para reducir problemas en
la germinación por la acumulación de sales en el centro del lomo del surco al regar en
surcos continuos en este sistema. Al sembrar en húmedo procurar depositar la semilla de 6 a
8 cm de profundidad.
Es importante que la tierra haya “dado punto” para lograr un buen sellado, y evitar que se
tape el orificio del tubo de descarga de la semilla, y que no se adhiera demasiado suelo
húmedo a los machetes de la sembradora como a la llanta selladora, pues puede provocar
que la semilla quede a menor profundidad de la requerida, provocando un mal anclaje de la
planta, con posibilidades de perderla.

Distribución de la semilla
La distribución de la semilla, combinada con una adecuada colocación, tanto en
profundidad como el sellado de la misma, aseguran el contar con una densidad final
adecuada que favorezca el desarrollo de las plantas, disminuya efectos de competencia entre
ellas mismas y la maleza, y no represente un costo adicional, especialmente cuando se
decide a “tirar” un poco más de semilla de la recomendada para asegurar mayores indices
de germinación. Una buena distribución se obtiene principalmente realizando la siembra a
una velocidad del tractor entre 5 y 10 km/hora, y utilizando preferentemente sembradoras
neumáticas o de precisión.

Espacios vacíos
Los espacios vacíos o fallas de población son aquellos espacios perdidos o sin plantas que
por una mala germinación, daño por plagas o mecánico, o bien por una mala distribución de
la semilla, quedan desocupados aun cuando en ocasiones la cantidad de plantas presente sea
la planeada o requerida para un rendimiento aceptable. Se tiene determinado que a partir de
5,000 fallas de plantas por hectárea se da un decremento en el rendimiento, pudiendo bajar
aproximadamente 3 ton/ha cuando las fallas son muy elevadas, esto es cuando son entre
15,000 y 20,000 fallas por hectárea, lo cual se ilustra en la Gráfica 1.

Por ello es conveniente mantener un control eficaz de las plagas del suelo y gusano
cogollero, principalmente, desde la primera semana de la emergencia hasta durante los 45-
50 días después de la siembra. También, se debe evitar el daño físico a las plantas al
momento de realizar labores o abrir surcos, y mantener un adecuado control de maleza. AS
MC Jaime Macías Cervantes
MC José L. Mendoza Robles

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