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Hasta hace poco tiempo la ISTA prescribía tres posibles procedimientos: (1) secado en
estufa durante 17 horas a 103°C; (2) secado en estufa durante un período de entre 1 y
4 horas a 130°C, y (3) destilación con tolueno. El método (2) es aplicable únicamente a
determinadas semillas agrícolas, y el método (3), que antes se utilizaba
con Abies, Cedrus, Fagus, Picea, Pinus, y Tsuga, se ha eliminado en la actualidad al
haberse dejado de utilizar en la práctica (ISTA 1981c). De esta manera sólo queda
como método aplicable a los árboles forestales el método (1), el llamado “método de
secado en estufa a temperatura baja y constante”.
El ensayo debe realizarse sobre dos muestras de unos 5 g cada una obtenidas de la
muestra de trabajo que incluye impurezas, no sobre semillas puras. Las semillas
grandes deben triturarse, romperse o cortarse en pequeños fragmentos para facilitar el
secado, y una buena norma práctica es romper las semillas que por término medio
tengan más de 10 mm de diámetro o longitud (Bonner 1981). Se pesan las muestras y
después se introducen, colocadas en recipientes metálicos y bien espaciadas para
facilitar la circulación del aire, en una estufa que se mantiene a una temperatura de
103°C ± 2°C durante 17 ± 1 horas. Al término de ese período se colocan las semillas
en una desecadora para que se enfríen durante 30–45 minutos, y después se vuelven
a pesar. La humedad relativa del laboratorio en el que se efectúa el pesaje final debe
ser inferior al 70 por ciento, para evitar que se produzca una rápida reabsorción de
humedad. La diferencia en CH de las dos muestras no debe superar un determinado
porcentaje de tolerancia. Si supera ese nivel, se debe someter a ensayo a otro par de
muestras; si no lo hace, el resultado final es la media de las dos muestras. La ISTA
prescribía antes para todas las especies una tolerancia del 0,2 por ciento, pero, como
señalaron Gordon (1979) y Bonner (1981), no se puede aplicar a todas las especies un
mismo valor de tolerancia. En el Congreso de la ISTA de 1983, celebrado en Ottawa,
se convino en establecer de la manera siguiente las tolerancias aprobadas para los
ensayos de humedad en semillas arbóreas:
Porcentaje de
Estado de la muestra
tolerancia
Semillas pequeñas, humedad <12 por ciento, por
0,3
ejemplo Picea, Alnus
Semillas grandes, humedad <12 por ciento, por
0,4
ejemplo Carya
Semillas pequeñas, humedad >12 por ciento 0,5
Semillas grandes, humedad de 12 a 25 por ciento 0,8
Semillas grandes, humedad >25 por ciento, por
2,5
ejemplo Quercus
Para los laboratorios de semillas arbóreas situados en zonas tropicales que desean
ajustarse a las Reglas de la ISTA, esta relajación de las tolerancias supondrá una
ayuda considerable.
El cálculo del contenido de humedad debe hacerse sobre la base del peso en húmedo
o en fresco (véanse las páginas 184–186), es decir:
Como explicaron Gordon y Rowe (1982), siempre que se mida el peso en fresco inicial
de un lote de semilla y se calcule el contenido de humedad inicial (peso en húmedo)
secando una muestra en estufa, todo nuevo CH al que se llegue como resultado del
secado (o humedecido) puede calcularse directamente a partir del nuevo peso del lote
de semilla; no es necesario volver a secar en estufa las muestras con el nuevo CHG.
El peso deseado del lote que se quiere conseguir mediante el secado (o humedecido)
puede calcularse multiplicando su peso inicial por el porcentaje inicial de materia seca
y dividiéndolo después por el porcentaje deseado de materia seca.
Los humidímetros eléctricos están indicados para las semillas pequeñas, pero no
pueden utilizarse con semillas grandes como las de Juglans o Quercus; tampoco
resulta fácil medir con ellos las semillas aladas, como las de Fraxinus (Bonner 1978).
Las semillas grandes o aladas pueden secarse rápidamente en una estufa de
microondas. Siempre que la estufa se caliente previamente, el secado puede
efectuarse en cinco minutos y el pesado en otros seis minutos inmediatamente
después si se dispone de una balanza electrónica o tras 30–45 minutos de enfriado en
una desecadora si la operación se realiza en una balanza ordinaria (Bonner y Turner
1980). Cabe esperar que los resultados estén dentro de un intervalo del 7 por ciento,
con una probabilidad del 0,05 en el caso de las semillas grandes con CH alto, como
las de Quercus, y dentro de un 2 por ciento en las de Fraxinus y Carya, frente a los
resultados más precisos que ofrecen los métodos tradicionales, que son más lentos.
Otros ensayos
En caso necesario, pueden hacerse otros ensayos cualitativos u observaciones,
respecto de los cuales no son necesarias prescripciones pormenorizadas. En muchos
casos pueden combinarse con el ensayo de pureza. Son entre otros los siguientes:
Determinación de la autenticidad
Existen varios métodos para determinar si las semillas son de la especie que se
afirma. Son los siguientes:
Pureza
Peso de la semilla
O bien
O bien
Germinación
Porcentaje de
82%
germinación =
Porcentaje de
82 + 4 = 86%
viabilidad =
Semillas viables por unidad de peso. Combinando el porcentaje de viabilidad y el peso
de la semilla pura se obtiene el número de semillas viables que se espera obtener por
unidad de peso de semilla pura; sustituyendo el porcentaje de viabilidad por
el porcentaje de germinación se obtiene el número de semillas germinables. Si se
incorpora un factor relativo al procentaje de pureza, los valores que se obtienen
expresan el número de semillas viables o germinables por unidad de peso de semilla
“impura”.
Semilla pura
por g por kg
N de semillas viables
o
26,6 × 86 : 100 = 22,9 22 900
N de semillas germinables
o
26,6 × 82 : 100 = 21,8 21 800
Semilla impura
por g por kg
N de semillas viables
o
22,9 × 91 : 100 = 20,8 20 800
N de semillas germinables
o
21,8 × 91 : 100 = 19,8 19 800
En el caso de las especies en las que por el pequeñísimo tamaño de sus semillas no
se puede realizar el ensayo de pureza, el número de semillas germinadas por unidad
de peso de semilla impura se determina mediante ensayo directo. En este tipo de
semilla no se pueden obtener las cifras de número de semillas puras por unidad de
peso. Aunque por lo general se expresan como “semillas viables por gramo”, hay que
señalar que en estas semillas de pequeño tamaño tampoco se puede realizar el
ensayo de corte, por lo que, estrictamente, las cifras se refieren a semillas
germinables. Véase el ejemplo siguiente:
Porcentaje del total de semillas germinables que germina dentro del período de
energía = 84 por ciento.
Con este sistema de medición, el porcentaje del total de semillas germinables que
germinan dentro del período de energía es igual a
Valor de germinación. En el Cuadro 9.6 y partiendo de los datos del Cuadro 9.5, se
calcula el valor de germinación conforme a los métodos de Czabator (1962) y
Djavanshir y Pourbeik (1976).
Cuadro 9.5
10
11 9 8 9 36 140 35,00 3,18 14 54
Ensayo
de 5 2 4 5 16
Corte
Cuadro 9.6
Velocidad de
germinación
diaria (o
Días Porcentaje germinación
desde de Porcentaje de media) ∑VGD/N
la germinación germinación (Col. 3 ÷ Col. ∑ No. de (Col. 5 ÷
siembra diario acumulado 1) VGD recuentos Col. 6)
1 2 3 4 5 6 7
8 7,25 7,25 0,91 0,91 1 0,91
9 7,75 15,00 1,67 2,58 2 1,29
10 11,00 26,00 2,60 5,18 3 1,73
11 9,00 35,00 3,18 8,36 4 2,09
12 5,75 40,75 3.40 11,76 5 2,35
13 4,50 45,25 3,48 15,24 6 2,54
14 3,25 48,50 3,46 18,70 7 2,67
15 2,50 51,00 3,40 22,10 8 2,76
16 3,00 54,00 3,38 25,48 9 2,83
17 1,25 55,25 3,25 28,73 10 2,87
18 2,00 57,25 3,18 31,91 11 2,90
19 0,75 58,00 3,05 34,96 12 2,91
20 1,25 59,25 2,96 37,92 13 2,92
21 0,50 59,75 2,85 40,77 14 2,91
22 1,25 61,00 2,77 43,54 15 2,90
23 1,00 62,00 2,70 46,24 16 2,89
24 0,75 62,75 2,61 48,85 17 2,87
25 0,75 63,50 2,54 51,39 18 2,86
26 0,00 63,50 2,44 53,83 19 2,83
27 0,00 63,50 2,35 56,18 20 2,81
28 0,50 64,00 2,29 58,47 21 2,78
La diferencia entre las dos muestras (0,12 por ciento) es inferior al 0,3 por ciento que
prescribe la ISTA, de manera que no es preciso tomar una nueva muestra.
De la máxima importancia son las diversas medidas del potencial de germinación y del
número de plantas que pueden obtenerse de una unidad de peso de semilla. Esto
afecta tanto a la gestión del vivero como a la consecución de los objetivos de
forestación, pues permite perfeccionar, a luz de datos más precisos sobre los lotes de
semilla concretos que se van a utilizar en un determinado año, las estimaciones algo
generales de necesidades medias que figuran en el Cuadro 3.1 (página 36).
Acacia albida 76 60 70 60
Cedrela odorata 100 3 85 18
Prosopis chilensis 100 15 79 38 2 min. en H2SO4 conc.
Acacia raddiana 100 3 30 4 60 min. en H2SO4 conc.
La variación entre viveros puede estar relacionada con una serie de factores
climáticos, edafológicos o culturales diferentes. Por ejemplo, Roney y Brown (1978)
comprobaron que la germinación de Pinus ponderosa mejoraba en un 38 por ciento
cuando las semillas se cubrían con una capa de tierra arenosa de 1,5 cm en vez del
grosor habitual de 0,4 cm. La frecuencia del riego tiene también un efecto notable
sobre la germinación (Costales y Veracion 1978).
Todos estos factores se combinan para hacer que el número de plantas plantables que
se producen por unidad de peso de semilla sea muy inferior al número de semillas
germinadas que arrojan los ensayos. El viverista debe incrementar en una proporción
equivalente la cantidad de semilla que siembra. Para expresar la combinación de estos
factores suele hablarse de “porcentaje de plantas” o “porcentaje de árboles”. Este
concepto se define en Ford Robertson (1971) como “el porcentaje, en número, de
semillas de una determinada muestra que se convierten en plántulas al término de un
período determinado, generalmente al término de la primera temporada de
crecimiento”. Bonner (1974) especifica que se trata de “plántulas plantables”, idea que
es fácil de entender, pues añade a la mera supervivencia los importantes conceptos de
utilidad y vigor. A efectos prácticos es preferible ampliar la definición de manera que
abarque todo el período de vivero, es decir, “el procentaje, en número, de semillas que
se convierten en plantas plantables (trasplantes o plántulas) al término de un período
determinado, generalmente al término del período de vivero en el momento de la
plantación en el campo”. Esto es mucho más apropiado para las condiciones
tropicales, donde muchas especies se arrancan en la primera semana una vez
germinadas y pasan después de 6 a 12 meses en semilleros de trasplante.
En la práctica, el registro de los rendimientos de plantas obtenidos en los años
anteriores en un determinado vivero es la base más útil para estimar la producción
futura de esa misma localidad (Aldhous 1972). Los registros basados en la producción
conseguida en otros tipos de suelo o en otras condiciones climáticas ayudan muy
poco. Cuando se carece de experiencia, como en los primeros años de los viveros
nuevos, solamente se pueden efectuar estimaciones aproximadas y un poco
aventuradas. En Zambia se aplicó un factor de reducción del 20 por ciento para cubrir
la diferencia que existía entre la germinación en laboratorio y la germinación sobre el
terreno en pinos y eucaliptos (Allan y Endean 1966), es decir, si los ensayos de
laboratorio indicaban que un kilogramo de semilla producía 100 000 plántulas
germinadas, se partía de que en el vivero se obtendrían únicamente 80 000; se aplicó
después un nuevo factor de reducción, del 10 por ciento en los pinos y el 15 por ciento
en los eucaliptos, para tener en cuenta las pérdidas que se producen en el arranque.
Se precisaría asimismo otro factor de reducción, no especificado, para tener en cuenta
las plántulas que se desechan en fases ulteriores. Paul (1972) propuso un factor del
20 por ciento para las pérdidas en el semillero, más un 15 por ciento para las plántulas
perdidas y desechadas en el arranque y el trasplante. El factor de recuperación en
vivero, que convierte el porcentaje de germinación ofrecido por el ensayo en
porcentaje de plantas plantables, varía considerablemente en función de la especie, el
lote de semilla y el año. En Zimbabwe se ha adoptado provisionalmente un factor de
recuperación en vivero del 70 por ciento para los pinos y del 25 por ciento para los
eucaliptos, lo que equivale a unas pérdidas en vivero del 30 por ciento y el 75 por
ciento respectivamente (Seward 1980). Seeber y Agpaoa (1976) han demostrado que,
en Pinus kesiya, cuanto más bajo es el porcentaje de germinación, tanto mayor es la
diferencia entre la proporción de semillas que germinan y las que se convierten en
plantas plantables.
Factor de recuperación en
vivero (%)
Vivero 2
Nuevo, en un lugar
difícil y sin
experiencia en la
especie 0,33 82 27 19 800 6 500
Partiendo de la hipótesis de que ambos viveros tuvieran que cultivar 500 000 plantas,
el vivero l necesitaría:
Tamaño de un semillero = 10 × 1 m = 10 m2
Densidad final de plántulas deseada = 2 400/m2
Número de semillas/kg de semilla pura = 26 600
Porcentaje de pureza = 91% o 0,91
Porcentaje de germinación = 82% o 0,82
Tasa de recuperación en semillero esperada = 0,65
(Plántulas que sobreviven hasta el trasplante como
proporción de las semillas germinadas en función del
ensayo)
entonces se necesitará la tasa de siembra siguiente
El concepto de “kilogramo efectivo” de semilla, que se utiliza actualmente en varios
países, ha demostrado su utilidad a la hora de planificar programas de siembra y
calcular los precios de la semilla (Aldhous 1972). El “kilogramo efectivo” se define
como el peso de semilla de un lote determinado del que cabe esperar que produzca el
mismo número de semillas viables (tal como se usa en el Reino Unido) o de plantas
plantables (tal como se usa en Zimbabwe) que produciría un kilogramo de semilla
normalizada; ese número se determina respecto de cada especie hallando el promedio
de la experiencia anterior. En Zimbabwe se han establecido distintas cifras de
referencia de la recuperación de plántulas para (a) semilla de huerto semillero y (b)
semilla selecta y corriente; por ejemplo, en el caso de Pinus elliottii la recuperación de
referencia (= plantas plantables por kilogramo de semilla) es de 15 500 en la semilla
de huerto semillero y 14 500 en la semilla selecta o corriente (Seward 1980).
En el ejemplo anterior (26 600 semillas puras/kg, factor de pureza del 91 por ciento o
0,91, factor de germinación del 82 por ciento o 0.82 y factor de recuperación en vivero
del 65 por ciento o 0,65), y partiendo de una recuperación de referencia de 15 000 kg,
Así pues, el FKE puede utilizarse, junto con el valor de referencia de la recuperación
de plántulas, para calcular el peso de la semilla que se necesita para obtener un
determinado número de plantas. La ecuación es la siguiente:
Por ejemplo, para obtener 1,5 millones de plantas del mencionado lote de semilla:
Estos 116 kg de peso real de semilla equivalen a 100 kg efectivos o 100 kg de semilla
de referencia. Solamente cuando FKE = 1,0 son idénticos al peso real de la semilla y
su peso efectivo.
Repetición de ensayos
El ensayo principal de un lote de semilla se efectúa después de su procesamiento o
antes de almacenarlo o enviarlo directamente a los viveros. Cuando un lote de semilla
permanece almacenado durante un tiempo, es esencial repetir el ensayo de
germinación o viabilidad antes de utilizarlo, para comprobar que no se ha deteriorado
en ese período. Muchos centros de semillas repiten los ensayos anualmente,
separando previamente, en un pequeño recipiente, una muestra representativa del
conjunto del lote, y de esta manera evitan tener que abrir repetidamente los recipientes
donde está el grueso de la semilla. No es preciso repetir el ensayo para determinar el
porcentaje de pureza, y el de contenido de humedad debe repetirse únicamente
cuando existen motivos para pensar que en los recipientes cerrados se han producido
filtraciones.
Se han sugerido medidas especiales para el ensayo repetido de semillas agrícolas que
están almacenadas durante mucho tiempo con fines de conservación de recursos
genéticos (Ellis y otros 1980). Estos autores sugieren que, habida cuenta del gran
valor del germiniplasma almacenado y de la necesidad de evitar perder
innecesariamente partes de él en la realización de los ensayos, puede ahorrarse más
material mediante un sistema de toma de muestras sucesivas que con el método
oficial de la ISTA, consistente en réplicas de 4 × 100. El objetivo es detectar la pérdida
de viabilidad en las primeras fases del envejecimiento, es decir, en cuanto desciende a
un nivel inferior al 80–90 por ciento de la tasa inicial, e iniciar el rejuvenecimiento
plantando la semilla para que produzca una nueva generación. Este método estaría
igualmente indicado para la conservación de recursos genéticos forestales, aunque,
debido a que en los árboles el ciclo generacional es mucho más largo, la conservación
como plantas en crecimiento, frente a la conservación en forma de semilla, será más
importante que en los cultivos agrícolas.
La cantidad de semilla a utilizar por hectárea depende de varios factores tales como clima,
suelo, preparación del terreno y método de siembra. A parte de esto se debe de tomar en
cuenta un factor numérico que se divide entre el valor cultural, el cual varía de acuerdo al
tamaño de la semilla, la preparación del terreno y el tipo de siembra. Para semillas
grandes
como la de Brachiaria se utiliza el factor 280 como promedio y para el caso de semillas
pequeñas como las de Panicum se utiliza 180. Ejemplo: si las condiciones del terreno no
son las ideales pero hay algo de preparación de éste y la siembra es en hileras se debe
utilizar el factor 280 (en caso de Brachiarias), pero si la siembra se realiza al voleo bajo las
mismas condiciones de preparación se debe utilizar un 20% más. Para una semilla de
Brachiaria con un 90% pureza y 70% de germinación, el valor cultural será:
VC = (90 x 70) / 100 = 63
y la cantidad de semilla por hectárea 280 / VC = 280 / 63 = 4,4 kg/ha.
Si la siembra se realiza al voleo la cantidad a utilizar por hectárea
será: 4,4 + (4,4 x 20/100) = 5,3 kg/ha
Palabras clave: Semilla; pasto; Brachiaria; Panicum; valor cultural, voleo; pureza.
CALCULO DE NUMERO DE PLANTAS POR UN DETERMINADO ÁREA
1. Calculo de número
Si lo que quieres es determinar que el número de plantas a sembrar en un determinado
área debes de aplicar la siguiente formula:
N= A =?
D1*D2
Ejemplo: Una campesino quiere sembrar 3 hectárea de maíz variedad (HB83), por lo que
sus distancias son D1: 30 cm y su D2: 100 cm
Recuérdate que :
1 metro=100 cm
1 hectárea = 10,000 metros cuadrados
Entonces:
D1: 0.30 metros
D2: 1 metro
2.Determinación de viabilidad.
Esto quiere decir que las semillas que germinaran en campo son 90,000 .
b. Cantidad de semillas que no germinaran.
Esto se refiere a la cantidad de semillas que se perderán, ya que las semillas tienen un
90% de germinación o viabilidad.
Se debe de tomar en cuenta que se necesitan 100,000 en campo, que solo 90,000
germinaran y que 10,000 no germinaran. Entonces se procede a :
Esto quiere decir que se sembraran 100,000 semilla en el campo y que de estas solo
90,000 germinaran, por lo tanto las 10,000 que no germinen tendrán que reponerse,
mediante la resiembra para hacer un total de 1000,000 plantas en campo y haci de esta
manera no se desperdicie área. Lo único es sumar la 100,000 semillas utilizadas(90,000
que germinaran+10,000 que no germinaran) + 10,000 de resiembra = 110,000 semillas a
emplear en total.
Ya sabes el numero de semillas que emplearemos en total, contando las semillas que no
germinaran que hace un total de 110,000 semilllas.
Ante estas inquietudes, trataré de dar una respuesta aplicable para la producción de grano
y forraje. (La producción de elote y hoja para tamal pueden requerir densidades
especiales, más bajas.)
Adelantamos que las condiciones agroecológicas, los manejos, y también los tipos de maíz
sembrados en México son extremadamente diversos, por lo que no existe una
recomendación para todos los productores. Sin embargo, es posible hacer algunas
consideraciones generales que ojalá ayuden a que cada productor tome la mejor decisión.
Densidad de plantas
Productor revisando una siembra de maíz forrajero en Gómez Palacio, Durango, México
Densidad de siembra
Hasta aquí nos preocupó únicamente la densidad de plantas. Veamos ahora la densidad de
siembra. Inevitablemente se pierden algunas semillas o plántulas, por falta de
germinación, falta de vigor, falta de contacto con el suelo, preparación deficiente de la
cama de siembra, piedras y encostramientos, plagas y enfermedades, fallas de la
sembradora, falta de cuidado del sembrador, etc. El porcentaje de pérdida es muy
variable, pero los datos presentados en (1) sugieren que es prudente calcular con por lo
menos un 20%. Tenemos que aumentar la densidad de siembra en la misma proporción en
la que esperamos tener pérdidas de semilla o plántulas. Es decir, si queremos 80 mil
plantas, tenemos que sembrar 100 mil semillas. En condiciones de emergencia difíciles,
como en pata de trigo o cebada, o en terrenos muy arcillosos, en siembras en seco, etc.,
tenemos que aumentar la densidad aún más.
Una vez que sepamos cuántas semillas queremos sembrar por hectárea, tenemos que
calcular las semillas por metro lineal.
Ejemplo
Supongamos que tenemos un terreno de riego que, bien manejado y abonado, nos puede
dar 12 toneladas de grano. Buscamos 80 mil plantas por hectárea. Vamos a sembrar en
pata de trigo, es decir, en condiciones difíciles de emergencia. Vamos a tratar la semilla
con un insecticida, además de aplicar un insecticida granulado, por lo que no esperamos
mayores pérdidas por plagas del suelo al inicio. Hicimos una prueba de germinación de la
semilla y nacieron 95 de cada 100 semillas. Con todo esto, suponemos que la pérdida total
de semillas y plántulas será del 25%. Por seguridad, calculamos con un 30%.
Dividimos la densidad de plantas deseada de 80 mil entre 0.7 para obtener la densidad de
siembra. El resultado son 114 mil semillas por hectárea.
Si nuestro surco fuera de 1 metro de ancho, tendríamos que sembrar 11.4 semillas por
metro. Sin embargo, como nuestro surco está más estrecho, a 80 centímetros, solo tenemos
que sembrar 11.4 x 0.8 = 9.1 semillas por metro lineal. Esto es equivalente a una semilla
cada 11 centímetros en promedio.
Finalmente, tenemos que calibrar la sembradora de tal manera que deposite las 9 semillas
por metro lineal, y verificar constantemente que así sea, excavando partes de los surcos
atrás de la sembradora.
Referencias
(1) H.R. Lafitte. 1993. Identificación de problemas en la producción de maíz tropical.
Guía de campo. México, D.F.: CIMMYT. (Haga clic aquí para bajarlo.)
(2) A.D. Violic. Manejo Integrado de Cultivos. El maíz en los Trópicos.
FAO. http://www.fao.org/docrep/003/X7650S/x7650s22.ht
(3) Doctor Maíz, Densidad. Página de internet del
CIMMYT. http://maizedoctor.cimmyt.org/es/problemas-de-produccion/155?task=view
Densidad
Síntomas primarios
La densidad óptima es distinta con la variedad y las condiciones de crecimiento. La luz
solar que llega a la tierra a través de la cosecha de cubierta es a menudo un buen
indicador de si la densidad es la adecuada. En la floración, la cosecha debe interceptar al
menos el 80% de la luz solar en la mayoría de los ambientes donde el maíz no es
intercalado y la sequía no es frecuente.
Confirme el problema verifcando las tablas debajo.
Resumen
1. Examinar el campo. ¿Están las plantas distribuidas de manera uniforme o hay partes
sin plantas? Problemas tales como insectos del suelo, roedores y aniego pueden
reducir la densidad de población en partes que tal vez se hayan omitido en el
muestreo, pero que son importantes para el agricultor.
2. Examinar cuidadosamente las plantas en cada sitio donde se efectúan las
mediciones. ¿Son delgados y débiles los tallos? Eso puede indicar una densidad
demasiado alta (o demasiadas plantas por postura).
3. Observar qué cantidad de luz solar llega al suelo entre las 11 a.m. y la 1 p.m. Para la
floración, no más del 20% de luz debe llegar al suelo (el maíz debe captar por lo
menos el 80%) a menos que haya un cultivo intercalado o se cultive el maíz en un
ambiente donde es frecuente la sequía. Cuando hay un cultivo intercalado, la mayor
parte de la luz que el maíz deja pasar debe caer sobre las hojas de ese cultivo.
4. Si el cultivo ya ha pasado la floración, determinar la cantidad de mazorcas por
planta. (Contar el número de mazorcas en la muestra y dividir por el número de
plantas.) ¿Es el número de mazorcas por planta inferior a 0.9? La densidad (o el
número de plantas por postura) puede ser demasiado alta.
5. En la cosecha: si el peso medio de mazorcas secas individuales supera los 180
gramos, tal vez la densidad haya sido demasiado baja.
Posibles soluciones
Para las siguientes figuras, la luz solar que llega al suelo a través del follaje del cultivo
suele ser un buen indicador de la adecuación de la densidad. Para la floración, el cultivo
debe captar por lo menos el 80% de la luz solar en la mayoría de los ambientes donde el
maíz no está intercalado con otro cultivo y la sequía no es frecuente.
Método de siembra
En suelos de barrial y en el sistema convencional, la siembra puede realizarse en seco o en
húmedo; en suelos de aluvión o en los sistemas de labranza reducida o de conservación es
preferible en húmedo. Al sembrar en seco es conveniente depositar la semilla de 3 a 4 cm
de profundidad, en el lomo del surco y regar por trasporo; asegurarse que el nivel de
salinidad no sea mayor a 2.5 mmhos de conductividad eléctrica, para reducir problemas en
la germinación por la acumulación de sales en el centro del lomo del surco al regar en
surcos continuos en este sistema. Al sembrar en húmedo procurar depositar la semilla de 6 a
8 cm de profundidad.
Es importante que la tierra haya “dado punto” para lograr un buen sellado, y evitar que se
tape el orificio del tubo de descarga de la semilla, y que no se adhiera demasiado suelo
húmedo a los machetes de la sembradora como a la llanta selladora, pues puede provocar
que la semilla quede a menor profundidad de la requerida, provocando un mal anclaje de la
planta, con posibilidades de perderla.
Distribución de la semilla
La distribución de la semilla, combinada con una adecuada colocación, tanto en
profundidad como el sellado de la misma, aseguran el contar con una densidad final
adecuada que favorezca el desarrollo de las plantas, disminuya efectos de competencia entre
ellas mismas y la maleza, y no represente un costo adicional, especialmente cuando se
decide a “tirar” un poco más de semilla de la recomendada para asegurar mayores indices
de germinación. Una buena distribución se obtiene principalmente realizando la siembra a
una velocidad del tractor entre 5 y 10 km/hora, y utilizando preferentemente sembradoras
neumáticas o de precisión.
Espacios vacíos
Los espacios vacíos o fallas de población son aquellos espacios perdidos o sin plantas que
por una mala germinación, daño por plagas o mecánico, o bien por una mala distribución de
la semilla, quedan desocupados aun cuando en ocasiones la cantidad de plantas presente sea
la planeada o requerida para un rendimiento aceptable. Se tiene determinado que a partir de
5,000 fallas de plantas por hectárea se da un decremento en el rendimiento, pudiendo bajar
aproximadamente 3 ton/ha cuando las fallas son muy elevadas, esto es cuando son entre
15,000 y 20,000 fallas por hectárea, lo cual se ilustra en la Gráfica 1.
Por ello es conveniente mantener un control eficaz de las plagas del suelo y gusano
cogollero, principalmente, desde la primera semana de la emergencia hasta durante los 45-
50 días después de la siembra. También, se debe evitar el daño físico a las plantas al
momento de realizar labores o abrir surcos, y mantener un adecuado control de maleza. AS
MC Jaime Macías Cervantes
MC José L. Mendoza Robles