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Depresión

La depresión (del latín depressus, que significa "abatido", "derribado") es un trastorno


emocional que en términos coloquiales se presenta como un estado de abatimiento e
infelicidad que puede ser transitorio o permanente. El término médico hace referencia a un
síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza
patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el
rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su
causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la
depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o
incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe
diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La
persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e
incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco
motivadora y más lenta del transcurso del tiempo. Su origen es multifactorial, aunque hay
que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos (derivados de una
decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el
trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la
muerte). También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la
muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de
alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un
condicionamiento paterno educativo.

La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la


incapacidad laboral hasta el suicidio. Las diferentes escuelas psiquiátricas han propuesto
varios tratamientos para la depresión: la biopsiquiatría, a través de un enfoque
farmacológico, avalado por los éxitos de las últimas generaciones de antidepresivos
(abanderados por la fluoxetina, la "píldora de la felicidad" del siglo XX), la escuela
psicoanalítica a través de procedimientos psicodinámicos, o la terapia cognitivo-
conductual, a través de propuestas conductuales y cognitivas.

Historia [editar]
Artículo principal: Historia de la depresión

Conocida en sus inicios con el nombre de melancolía (del griego clásico μέλας, "negro" y
χολή, "bilis"), la depresión aparece descrita o referenciada en numerosos escritos y tratados
médicos de la Antigüedad. El origen del término se encuentra, de hecho, en Hipócrates,
aunque hay que esperar hasta el año 1725, cuando el británico Sir Richard Blackmore
rebautiza el cuadro con el término actual de depresión.1 Hasta el nacimiento de la
psiquiatría moderna, su origen y sus tratamientos alternan entre la magia y una terapia
ambientalista de carácter empírico (dietas, paseos, música, etc.) pero, con el advenimiento
de la biopsiquiatría y el despegue de la farmacología, pasa a convertirse en una enfermedad
más, susceptible de tratamiento y de explicación bioquímica. Su alta prevalencia y su
relación con la esfera emocional la han convertido, a lo largo de la historia, en frecuente
recurso artístico e incluso en bandera de movimientos culturales como el romanticismo.

Etiología [editar]

Molécula de Serotonina. El eje serotonina-dopamina parece cumplir un papel fundamental


en el desarrollo de los trastornos depresivos. En este descubrimiento se funda el efecto de
los modernos antidepresivos, inhibidores de la recaptación de serotonina.

El origen de la depresión es complejo, ya que en su aparición influyen factores genéticos,


biológicos y psicosociales. Hay evidencias de alteraciones de los neurotransmisores,
citoquinas y hormonas que parecen modular o influir de forma importante sobre la
aparición y el curso de la enfermedad.2 3 La psiconeuroinmunología ha evidenciado
trastornos en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal relacionados con las citoquinas, así
como alteraciones inmunológicas asociadas a neurotransmisores en el trastorno depresivo
mayor (por ejemplo, se reducen el número de transportadores de serotonina en linfocitos de
sangre periférica de pacientes deprimidos).4 Esto parece apuntar a una fuerte relación entre
la serotonina y el sistema inmune en esta patología.

Algunos tipos de depresión tienden a afectar a miembros de la misma familia, lo cual


sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica.5 6 En algunas familias la
depresión severa se presenta generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa
también puede afectar a personas que no tienen una historia familiar de depresión. Sea
hereditario o no, el trastorno depresivo severo se asocia a menudo con cambios en las
estructuras o funciones cerebrales.

Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma
pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés
están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto representa una
predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.

En los últimos años, la investigación científica ha demostrado que algunas enfermedades


físicas pueden acarrear problemas mentales. Enfermedades tales como los accidentes
cerebro-vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y los
trastornos hormonales pueden llevar a una enfermedad depresiva. La persona enferma y
deprimida se siente apática y sin deseos de atender sus propias necesidades físicas, lo cual
prolonga el periodo de recuperación. La pérdida de un ser querido, los problemas en una o
en muchas de sus relaciones interpersonales, los problemas económicos o cualquier
situación estresante en la vida (situaciones deseadas o no deseadas) también pueden
precipitar un episodio depresivo. Las causas de los trastornos depresivos generalmente
incluyen una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales. Después del
episodio inicial, otros episodios depresivos casi siempre son desencadenados por un estrés
leve, e incluso pueden ocurrir sin que haya una situación de estrés.

Aún no se ha encontrado ningún marcador biológico de la depresión, de modo que ninguna


de las alteraciones biológicas atribuidas a la depresión puede ser usada para el diagnóstico.

Epidemiología [editar]
Las cifras de prevalencia de la depresión varían dependiendo de los estudios, en función de
la inclusión tan sólo de trastornos depresivos mayores o de otros tipos de trastornos
depresivos. En general, se suelen recoger cifras de prevalencia en países occidentales de
aproximadamente 3 por ciento en la población general, para trastorno depresivo mayor, y
una incidencia anual del 1 al 2 por mil.7

Todos los estudios coinciden en que la prevalencia es casi el doble en la mujer que en el
hombre, y que algunos factores estresantes vitales, como el nacimiento de un hijo, las crisis
de pareja, el abuso de sustancias tóxicas (principalmente alcohol) o la presencia de una
enfermedad orgánica crónica se asocian con un riesgo incrementado de desarrollar un
trastorno depresivo mayor. En cuanto a la asociación familiar debida a factores genéticos,
la existencia de un pariente de primer grado con antecedentes de trastorno depresivo mayor
aumenta el riesgo entre 1,5 y 3 veces frente a la población general.8

Clasificación [editar]
Trastorno depresivo mayor, episodio único o recidivante [editar]

Código CIE-10: F32, F33

Los criterios que establecen tanto el DSM-IV como el CIE-10 para el trastorno depresivo
mayor son:9

 Criterio A: La presencia de por lo menos cinco de los síntomas siguientes, durante


al menos dos semanas:


o Estado de ánimo triste, disfórico o irritable durante la mayor parte del día y
durante la mayor parte de los días
o Anhedonia o disminución de la capacidad para disfrutar o mostrar interés
y/o placer en las actividades habituales
o Disminución o aumento del peso o del apetito
o Insomnio o hipersomnio (es decir, dificultades para descansar, ya sea porque
se duerme menos de lo que se acostumbraba o porque se duerme más;
véanse los trastornos en el sueño)
o Enlentecimiento o agitación psicomotriz
o Astenia (sensación de debilidad física)
o Sentimientos recurrentes de inutilidad o culpa
o Disminución de la capacidad intelectual
o Pensamientos recurrentes de muerte o ideas suicidas

Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o mixto (ansiedad y


ánimo depresivo) [editar]

Código CIE-10: F43.20, F43.22

Por trastorno adaptativo o depresión reactiva, se acepta la aparición de síntomas cuando


ésta ocurre en respuesta a un acontecimiento vital estresante, y no más allá de los tres
meses siguientes a su aparición. Se habla de depresión reactiva cuando el cuadro es más
grave de lo esperable o tiene mayor repercusión funcional de la que cabría esperar para ese
factor estresante. Debe existir, entonces, un criterio de "desproporción" para su diagnóstico.

Trastorno depresivo no especificado [editar]

F32.9

Se denomina trastorno depresivo no especificado a aquella situación en la que aparecen


algunos síntomas depresivos, pero no son suficientes para el diagnóstico de alguno de los
trastornos previos. Esta situación puede darse cuando existe un solapamiento de síntomas
depresivos con un trastorno por ansiedad (síndrome ansioso-depresivo), en el contexto de
un trastorno disfórico premenstrual o en cuadros de trastorno depresivo post-psicótico
(residual) en la esquizofrenia.

Otros tipos [editar]

Duelo patológico: En el DSM-IV se contempla una situación de duelo que puede precisar
tratamiento, aunque sin cumplir los criterios de ninguno de los trastornos previos.

Situaciones particulares [editar]


La depresión en las mujeres [editar]
Las hormonas sexuales femeninas parecen modular de alguna manera el desarrollo y la
gravedad de los cuadros depresivos.

La depresión se da en la mujer con una frecuencia que es casi el doble de la del varón.10 11
Factores hormonales podrían contribuir a la tasa más alta de depresión en la mujer.

En particular, en relación con los cambios del ciclo menstrual, el embarazo, el aborto, el
periodo de posparto, la premenopausia y la menopausia. Las hormonas sexuales femeninas
(estrógenos y progesterona), debido a una existencia de menores niveles de estrógenos,
parecen desempeñar por tanto un cierto papel en la etiopatogenia de la depresión.12

Un estudio reciente del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIMH)
demostró que las mujeres que presentaban predisposición a padecer el síndrome
premenstrual (SPM) grave se alivian de sus síntomas físicos y anímicos (por ejemplo, de la
depresión) cuando se les suprimen sus hormonas sexuales a través de un tratamiento
farmacológico. Si ese tratamiento se interrumpe, las hormonas se reactivan y, al poco
tiempo, los síntomas vuelven. Por otro lado, a las mujeres sin SPM, la supresión temporal
de las hormonas no les produce ningún efecto.13 14

La depresión posparto es un trastorno depresivo que puede afectar a las mujeres después del
nacimiento de un hijo. Está ampliamente considerada como tratable. Los estudios muestran
entre un 5 y un 25 por ciento de prevalencia, pero las diferencias metodológicas de esos
estudios hacen que la verdadera tasa de prevalencia no esté clara.15

En recientes estudios se ha demostrado una asociación entre la aparición de depresión en


mujeres de edad avanzada y un aumento de la mortalidad (por diferentes causas,
principalmente por accidentes vasculares cerebrales).16

La depresión en los varones [editar]

Aunque la prevalencia global es inferior entre los varones, la tasa de suicidio consumado en
ellos es cuatro veces más alta que en las mujeres. Sin embargo, los intentos de suicidio son
más comunes en la mujer que en el hombre. A partir de los 70 años de edad, la tasa de
suicidio en el hombre aumenta, alcanzando el nivel máximo después de los 85 años.17 18 19

La depresión también puede afectar la salud física del hombre, aunque en una forma
diferente a la de la mujer. Algunos estudios indican que la depresión se asocia con un
riesgo elevado de enfermedad coronaria en ambos sexos. Sin embargo, sólo en el varón se
eleva la tasa de mortalidad debida a una enfermedad coronaria que se da junto con un
trastorno depresivo.20

La depresión en la vejez [editar]

On the Threshold of Eternity. El pintor holandés Vincent van Gogh, aquejado de un grave
trastorno mental (quizá un tipo de psicosis que incluía estados de fuerte depresión), pintó
este cuadro en 1890, en el que presenta a un anciano en un estado de desesperación.

El inicio clínico de la depresión en el anciano puede cursar con una pobre alteración del
estado de ánimo. Incluso puede aparecer enmascarada con otros síntomas principales, tales
como la pérdida de apetito, alteraciones de la memoria, insomnio, síntomas somáticos,
ansiedad o irascibilidad. Puede simular un cuadro de demencia senil, hablándose entonces
de pseudodemencia depresiva.

Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto


natural de esa etapa de la vida. La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata,
provoca un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Cuando la persona de
edad avanzada acude con el médico, puede describir únicamente síntomas físicos. Esto
ocurre porque el anciano puede mostrarse reacio a hablar de su desesperanza y tristeza. La
persona anciana puede no querer hablar de su falta de interés en las actividades
normalmente placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, incluso
cuando el duelo se prolonga por mucho tiempo.

Las depresiones subyacentes en los ancianos son cada vez más identificadas y tratadas por
los profesionales de la salud. Los profesionales van reconociendo que los síntomas
depresivos en los ancianos se pueden pasar por alto fácilmente. También los profesionales
detectan mejor los síntomas depresivos que se deben a efectos secundarios de
medicamentos que el anciano está tomando, o debido a una enfermedad física
concomitante. Si se elabora el diagnóstico de depresión, el tratamiento con medicamentos o
psicoterapia ayuda a que la persona deprimida recupere su capacidad para tener una vida
feliz y satisfactoria. La investigación científica reciente indica que la psicoterapia breve
(terapia a través de charlas que ayudan a la persona en sus relaciones cotidianas, y ayudan a
aprender a combatir los pensamientos distorsionados negativamente que generalmente
acompañan a la depresión) es efectiva para reducir a corto plazo los síntomas de la
depresión en personas mayores. La psicoterapia también es útil cuando los pacientes
ancianos no pueden o no quieren tomar medicamentos. Estudios realizados acerca de la
eficacia de la psicoterapia demuestran que la depresión en la vejez puede tratarse
eficazmente con psicoterapia.21

La depresión en la infancia [editar]

La existencia de trastornos depresivos en la infancia comenzó a abordarse en la literatura


médica a partir de la década de los años setenta.

La depresión en la niñez se empezó a reconocer sólo hace tres décadas. El diagnóstico se


acoge a los mismos criterios que en el caso de los adultos, aunque la sintomatología puede
ser algo más confusa. Su prevalencia en la infancia es del 1-2 por ciento y, en la
adolescencia, del 4-5 por ciento.22 El niño deprimido puede simular estar enfermo, rehusar
a ir a la escuela, juega menos o deja de hacerlo, expresa el deseo de no querer separarse de
los padres o tiene miedo de que uno de los padres se muera. En la primera infancia pueden
desarrollar síntomas atípicos como somatizaciones difusas, trastornos alimenticios,
enuresis, etc. El adolescente puede expresar mal humor, disminuir el rendimiento escolar,
presentar conductas desafiantes o presentar brotes de irritabilidad. En ocasiones expresa el
trastorno anímico con el desarrollo de conductas de riesgo (consumo de sustancias
psicotrópicas, comportamientos parasuicidas, etc.). Dado que los comportamientos
normales varían de una etapa de la niñez a la otra, es a veces difícil establecer si un niño
está simplemente pasando por una fase de su desarrollo o si está verdaderamente
padeciendo de depresión. A veces, el niño tiene un cambio de comportamiento notorio que
preocupa a los padres, o el maestro menciona que el "niño no parece ser el mismo". En esos
casos puede sospecharse un trastorno depresivo.
El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIMH) ha identificado el uso
de medicamentos para la depresión en niños como un área importante de investigación. Las
Unidades de Investigación en Psicofarmacología Pediátrica (Research Units on Pediatric
Psychopharmacology, RUPP), respaldadas y financiadas por el NIMH, conforman una red
de siete centros de investigación donde se llevan a cabo estudios clínicos. Estos investigan
la eficacia de medicamentos usados para tratar varios trastornos mentales en niños y
adolescentes. Entre los medicamentos en estudio, se cuentan algunos antidepresivos que
han demostrado ser efectivos en el tratamiento de niños con depresión.23 No obstante, los
estudios controlados referidos al tratamiento farmacológico de la depresión infantil son
escasos y sus resultados, en general, ambiguos y, en muchos casos, polémicos.24

Evaluación diagnóstica [editar]


El diagnóstico de la depresión es clínico. Deben descartarse, en primer lugar, causas
orgánicas, mediacamentosas o tóxicas compatibles con un cuadro similar al de un trastorno
depresivo, pero es en último término la entrevista clínica la que ofrece los datos necesarios
para el diagnóstico, cuando se cumplen los criterios establecidos más arriba.

Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia médica completa. ¿Cuándo
comenzaron los síntomas, cuánto han durado, qué tan serios son? Si el paciente los ha
tenido antes, el médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué tratamiento se
dio. El médico también debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas, y si el paciente
tiene pensamientos de muerte o suicidio. Además, la entrevista debe incluir preguntas sobre
otros miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y, si fue tratado, qué
tratamientos recibió y qué tratamientos fueron efectivos?

Existen también varios cuestionarios estandarizados que pueden ayudar a discriminar si


existe o no un trastorno depresivo: como la Escala de Depresión de Yesavage,25 la Escala
de Depresión de Zung,26 el Inventario de Depresión de Beck,27 el Test de Depresión de
Goldberg28 o el Test de Depresión de Hamilton.29 Algún estudio ha evaluado incluso la
eficacia de dos simples preguntas para un diagnóstico rápido de elevada fiabilidad.30

Tratamiento [editar]
Independientemente de que se llegue a un diagnóstico fino del tipo de trastorno depresivo,
si la situación anímica supone una limitación en las actividades habituales del paciente, o
una disminución de su capacidad funcional en cualquiera de sus esferas (social, laboral,
etc.) se considera adecuada la instauración de un tratamiento. El fin del tratamiento es el de
mejorar la situación anímica, así como reinstaurar un adecuado funcionamiento de las
capacidades socio-laborales y mejorar, en general, la calidad de vida del paciente,
disminuiyendo la morbilidad y mortalidad, y evitando en lo posible las recaídas.

La selección del tratamiento dependerá del resultado de la evaluación. Existe una gran
variedad de medicamentos antidepresivos y psicoterapias que se pueden utilizar para tratar
los trastornos depresivos. La psicoterapia sola es efectiva en algunas personas con formas
más leves de depresión. Las personas con depresión moderada o severa más a menudo
mejoran con antidepresivos. La mayoría obtienen un resultado óptimo con un tratamiento
combinado de medicamentos para obtener un alivio relativamente rápido de los síntomas y
psicoterapia para aprender a enfrentar mejor los problemas de la vida, incluyendo la
depresión. El psiquiatra puede recetar medicamentos y una de las diversas formas de
psicoterapia que han mostrado ser efectivas para la depresión, o ambos, dependiendo del
diagnóstico del paciente y de la gravedad de los síntomas.

Farmacológico [editar]

Psicoterapia [editar]

Muchas formas de psicoterapia, incluso algunas terapias a corto plazo (10-20 semanas),
pueden ser útiles para los pacientes deprimidos. Las terapias "de conversación" ayudan a
los pacientes a analizar sus problemas y a resolverlos, a través de un intercambio verbal con
el terapeuta. Algunas veces estas pláticas se combinan con "tareas para hacer en casa" entre
una sesión y otra. Los profesionales de la psicoterapia que utilizan una terapia "de
comportamiento" procuran ayudar a que el paciente encuentre la forma de obtener más
satisfacción a través de sus propias acciones. También guían al paciente para que abandone
patrones de conducta que contribuyen a su depresión o que son consecuencia de su
depresión.37

Estudios de investigación han comprobado que dos tipos de psicoterapia a corto plazo son
muy útiles para algunas formas de depresión. Se trata de la terapia interpersonal y de la
terapia cognitivo-conductual. Los terapeutas interpersonales se concentran en los problemas
en las relaciones con los otros que causan y agravan la depresión. Los terapeutas cognitivo-
conductuales ayudan a los pacientes a cambiar los estilos negativos de pensamiento y
comportamiento que se asocian con la depresión.

Las terapias dinámicas o "de insight", que se usan en ocasiones para tratar personas
deprimidas, apuntan a ayudar al paciente a resolver sus conflictos. Estas terapias a menudo
se reservan para casos en que los síntomas depresivos han mejorado bastante. Para obtener
mejores resultados, los cuadros depresivos severos (en especial los que son recurrentes) por
lo general requieren medicamentos o terapia electroconvulsiva (TEC), esta última en
condiciones especiales, al lado de una psicoterapia, o antes de ella.

Psicoterapias psicodinámicas breves [editar]

La psicoterapia psicoanalítica elabora estrategias de afloramiento del yo intrapsíquico,


oculto en el inconsciente del paciente, y origen de la sintomatología. El trastorno depresivo
se expresaría como resultado de la pugna entre los mecanismos de defensa del paciente y
sus impulsos. Las técnicas de psicoterapia psicodinámica breve pretenden investigar y
alumbrar esos conflictos para su resolución en la esfera consciente, a través de un número
limitado de sesiones.
GENERALIDADES.-

Podemos definir las respuestas de ansiedad como reacciones defensivas e


instantáneas ante el peligro. Estas respuestas, ante situaciones que
comprometen la seguridad del sujeto, son adaptativas para la especie
humana. Significa esto que ejercen una función protectora de los seres
humanos.

El ser humano durante miles de años se ha tenido que enfrentar a infinidad


de peligros; cuando estos se presentaban, las respuestas más eficaces para
preservar la integridad del sujeto eran dos: LA HUIDA O LA LUCHA.

Los mecanismos, psicofisiológicos humanos, que preparan para la huida o


la lucha (respuestas de ansiedad) han cumplido un eficaz papel a lo largo de
los tiempos. El problema es que el ser humano ya no tiene que enfrentarse
con animales que corren detrás de él para convertirlo en su cena; en cambio
otros muchos agentes estresantes le rodean y le acompañan a lo largo de su
existencia, haciendo que el fantasma del peligro le aceche detrás de
cualquier situación inofensiva.

Citaremos al Catedrático de Terapia de Conducta del País Vasco Enrique


Echeburúa (prólogo de Avances para el Tratamiento Psicológico de los
Trastornos de Ansiedad PIRÁMIDE 96), para ilustrar, con un magnífico
ejemplo, cómo funciona el mecanismo de la ansiedad:

"En el caso de los trastornos de ansiedad, la respuesta de miedo funciona


como un dispositivo antirrobo defectuoso, que se activa y previene de un
peligro inexistente. Precisamente el ser humano actual está abocado a
abordar el fascinante problema de como controlar los aspectos perjudiciales
de las respuestas de miedo (que se pueden manifestar
psicopatológicamente en forma de trastornos fóbicos y de ansiedad)
conservando, sin embargo sus beneficios protectores".

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DEFINICIONES.-

ANSIEDAD

La ansiedad es la más común y universal de las emociones. Reacción de


tensión sin causa aparente, más difusa y menos focalizada que los miedos y
las fobias. La reacción emocional ante un peligro o amenaza se manifiesta
mediante un conjunto de respuestas tanto fisiológicas, cognitivas y
conductuales.

Tiene numerosos sinónimos:

  NERVIOSISMO.
  INQUIETUD.
  TENSIÓN.

Referencia a la experiencia de la ansiedad:

  ANGUSTIA.
  MIEDO.
  INSEGURIDAD.

MIEDO

Es una respuesta emocional normal ante situaciones que implican peligro


para el sujeto.

Es una respuesta diferenciada ante un objeto o situación específica.

Es un fenómeno evolutivo y transitorio.

FOBIA

Es una forma especial de miedo y reacción desproporcionada, irracional,


fuera de control voluntario del sujeto, implica respuestas de evitación de la
situación u objeto fobizado y es persistente en el tiempo.

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RESPUESTAS DE ANSIEDAD AGRUPADAS EN LOS TRES SISTEMAS DE


RESPUESTA HUMANA.-

1º SÍNTOMAS SUBJETIVOS, COGNITIVOS O DE PENSAMIENTO.-

- PREOCUPACIÓN.

  INSEGURIDAD.
  MIEDO O TEMOR.
  APRENSIÓN.
  PENSAMIENTOS NEGATIVOS (INFERIORIDAD, INCAPACIDAD).
  ANTICIPACIÓN DE PELIGRO O AMENAZA.
  DIFICULTAD DE CONCENTRACIÓN.
  DIFICULTAD PARA LA TOMA DE DECISIONES.
  SENSACIÓN GENERAL DE DESORGANIZACIÓN O PÉRDIDA DE
CONTROL SOBRE EL AMBIENTE.

2º SÍNTOMAS MOTORES U OBSERVABLES.-

  HIPERACTIVIDAD.
  PARALIZACIÓN MOTORA.
  MOVIMIENTOS TORPES Y DESORGANIZADOS.
  TARTAMUDEO Y OTRAS DIFICULTADES DE EXPRESIÓN
VERBAL.
  CONDUCTAS DE EVITACIÓN.

3º SÍNTOMAS FISIOLÓGICOS O CORPORALES.-

  SÍNTOMAS CARDIOVASCULARES: Palpitaciones, pulso rápido,


tensión arterial alta, accesos de calor.
  SÍNTOMAS RESPIRATORIOS: Sensación de sofoco, ahogo,
respiración rápida y superficial, opresión torácica.
  SÍNTOMAS GASTROINTESTINALES: Náuseas, vómitos, diarrea,
aerofagia, molestias digestivas.
  SÍNTOMAS GENITOURINARIOS: Micciones frecuentes, enuresis,
eyaculación precoz, frigidez, impotencia.
  SÍNTOMAS NEUROMUSCULARES: Tensión muscular, temblor,
hormigueo, dolor de cabeza tensionar, fatiga excesiva.
  SÍNTOMAS NEUROVEGETATIVOS: Sequedad de boca,
sudoración excesiva, mareos.
ESQUIZOFRENIA

La esquizofrenia es un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión del


pensamiento. Los que la padecen tienen frecuentemente el sentimiento de estar controlados por

fuerzas extrañas. Poseen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la
percepción, afecto anormal sin relación con la situación y autismo entendido como aislamiento.

El deterioro de la función mental en estos enfermos ha alcanzado un grado tal que interfiere

marcadamente con su capacidad para afrontar algunas de las demandas ordinarias de la vida o

mantener un adecuado contacto con la realidad. El psicótico no vive en este mundo (disociación

entre la realidad y su mundo), ya que existe una negación de la realidad de forma inconsciente.
No es consciente de su enfermedad.

La actividad cognitiva del esquizofrénico no es normal, hay incoherencias, desconexiones y


existe una gran repercusión en el lenguaje, pues no piensa ni razona de forma normal.

El comienzo de la enfermedad puede ser agudo, es decir, puede comenzar de un momento para

otro con una crisis delirante, un estado maníaco, un cuadro depresivo con contenidos psicóticos
o un estado confuso onírico. También puede surgir de manera insidiosa o progresiva.

La edad de inicio promedio es en los hombres entre los 15 y los 25 años, y en las mujeres entre

los 25 y los 35 años. No obstante puede aparecer antes o después, aunque es poco frecuente
que surja antes de los 10 años o después de los 50 años.

La prevalencia de esta enfermedad se sitúa entre el 0'3% y el 3'7% dependiendo de la zona del

mundo donde estemos. Se ha observado una cierta prevalencia hereditaria, si uno de los padres

padre padece esquizofrenia el hijo tiene un 12% de posibilidades de desarrollar dicho trastorno y
si ambos son esquizofrénicos el niño tiene un 39% de probabilidades. Un niño con padres sanos
tiene un 1% de posibilidades de padecer este trastorno, mientras que un niño con un hermano

con este desorden tiene un 8% de probabilidades. Por tanto las causas de la esquizofrenia son
tanto bioquímicas como ambientales.

La esquizofrenia se puede presentar principalmente asociada a los Trastornos Relacionados

Sustancias. Del 30 al 40 % de los esquizofrénicos presenta problemas de abuso de alcohol; el

15-25 % problemas con el cannabis; del 5 al 10 % abusa o depende de la cocaína. También se

incluye el abuso de nicotina, muy frecuente en estos pacientes. Las drogas y el alcohol permiten
reducir los niveles de ansiedad y la depresión provocados por la esquizofrenia.

Criterios diagnónticos

No existe un cuadro clínico único, sino que hay múltiples síntomas característicos; síntomas
emocionales, cognitivos, de personalidad y de actividad motora.

La sintomatología debe estar presentes durante al menos 1 mes y persistir durante al menos 6
meses.

Síntomas positivos: Exceso o distorsión de las funciones normales como:

 Alucinaciones: percepciones que no existen que pueden ser auditivas, visuales, táctiles,

olfativas o gustativas (las 2 primeras son las más comunes).

 Ideas delirantes: alteraciones del pensamiento, ideas falsas e irreductibles al

razonamiento argumental.

 Lenguaje desorganizado e incoherente (suelen ser ideas de persecución, de grandeza,

religiosos, de celos e hipocondríacos).

 Comportamiento gravemente desorganizado (agitación, incapacidad de organizarse y de

mantener la higiene personal) o catatónico (con una disminución de la actividad psíquica


y motora hasta llegar a una falta total de atención y rigidez).

Síntomas negativos: Parecen reflejar una disminución o pérdida de las funciones normales.
Los síntomas negativos comprenden restricciones:

 Embotamiento afectivo: no reacción ante estímulos emocionales.


 Pobreza del habla (alogia).

 Abulia o apatía: falta de voluntad, incapacidad para persistir o para iniciar una actividad.
 Anhedonia: incapacidad para disfrutar de los placeres.

Los síntomas negativos alteran la capacidad de funcionar en la vida diaria de los pacientes, son
personas que se acaban aislando y perdiendo a los amigos.

El curso de la enfermedad se caracteriza por fases de agudización y fases de remisión de los

síntomas, aunque algunos enfermos presentan un curso estable. A medida que pasa el tiempo,
los síntomas negativos se acentúan más, mientras que los positivos van remitiendo.

También se produce una despersonalización donde los fenómenos psíquicos como la percepción,
la memoria o los sentimientos aparecen como extraños a uno mismo: síndrome del espejo.

Otra característica es la desrealización o sensación de extrañeza frente al mundo externo, que

por su proximidad y cotidaniedad debería resultar reconocido. El entorno aparece como


nebuloso, irreal, extraño e insólito.

Fisiológicamente se puede observar un aumento del tamaño de los ventrículos cerebrales en los

enfermos esquizofrénicos. Hay también un exceso de la actividad de los neurotransmisores


dopaminérgicos.

La esquizofrenia afecta a las personas en el área social y laboral. Suelen tener problemas en las

relaciones interpersonales, en el trabajo e incluso presentan dificultades en el cuidado de sí


mismos.

Existen ciertas drogas que pueden inducir a la psicosis en personas con una especial

vulnerabilidad a padecer esquizofrenia: anfetaminas (la más común), cannabis, alucinógenos


(LSD), cocaína y alcohol.

Para su diagnóstico requiere de una exploración clínica y neurológica completa.

Subtipos tradicionales

ESQUIZOFRENIA PARANOIDE

 Preocupación por una o más ideas delirantes de grandeza o persecución.


 Alucinaciones auditivas frecuentes.
 No hay lenguaje desorganizado, ni comportamiento catatónico o desorganizado, ni

afectividad aplanada o inapropiada.


 También pueden presentar ansiedad, ira, tendencia a discutir y violencia.

ESQUIZOFRENIA DESORGANIZADA

 Lenguaje y comportamiento desorganizado.

 Afectividad aplanada o inapropiada.

 Puede presentar ideas delirantes que giran alrededor de un tema incoherente.


 Suele ser de inicio temprano.

ESQUIZOFRENIA CATATÓNICA

 Marcada alteración psicomotora que puede incluir inmovilidad motora o actividad motora

excesiva.

 Negativismo extremo, o mutismo.

 Peculiaridades del movimiento voluntario con posturas extrañas, movimientos

estereotipados, muecas.
 Copia lo que dice o hace otra persona.

ESQUIZOFRENIA SIMPLE

 Es un tipo de esquizofrenia sin alucinaciones ni delirios, pero el enfermo pierde sus


capacidades, no da a basto.

ESQUIZOFRENIA HEBEFRÉNICA

 Tiene un comienzo temprano (entre 12-13 años), en principio parece retraso mental.

 Sufre alteración de la conducta.

 Afectividad aplanada.
 Delirios.

ESTADOS RESIDUALES O DE DEFECTO

 Predominan los síntomas negativos, ocurre cuando se cronifican las alteraciones


anteriores.

Pronóstico
Del 20 al 30% de los pacientes logran llevar una vida relativamente normal. El otro 20-30%

experimenta síntomas moderados. Y el 40-60% restante lleva una vida perturbada por el
trastorno.

Tratamiento

El tratamiento es farmacológico, los medicamentos antipsicóticos utilizados son los neurolépticos

(Haloperidol, Largacil, Meleril, etc.) son muy efectivos en el tratamiento de la esquizofrenia pero

poseen importantes efectos secundarios como temblores, rigidez, inquietud interna, sudor e

incluso convulsiones. También produce efectos indeseables no neurológicos como ictericia

(coloración amarillenta de la piel), fiebre alta, anemia aplásica, hipersensibilidad dérmica,

hipotensión, incremento de peso y en casos extremos "síndrome neuroléptico maligno" que

puede llevar a la muerte. Los neurolépticos aparecieron en los años cincuenta, actualmente

existen nuevas formas de presentación que reducen estos efectos secundarios como la Clizamina

o la Risperidona, gracias a este avance los pacientes no abandonan tan fácilmente el


tratamiento, pues no sufren tantas molestias.

Frecuentemente se interna al paciente para estabilizar la medicación, evitar que se lastime o que

dañe a otros, protegerlo de las ideas suicidas u homicidas, para proveerle cuidados básicos,

alimento, higiene, reducir el nivel de estrés y ayudarlo a estructurar sus actividades diarias. La

duración dependerá de la gravedad del padecimiento y de la disponibilidad de recursos para el


tratamiento ambulatorio.

También se siguen terapias electro convulsivas en pacientes catatónicos o que no pueden tomar
medicación anti psicótica.

En un primer momento la psicoterapia individual es contraindicada, no así la terapia grupal o

familiar que suelen ser muy beneficiosa. Las intervenciones psicosociales refuerzan la capacidad
de la persona para enfrentarse al estrés o adaptarse a los efectos de la enfermedad.

La psicoterapia grupal es muy útil para el entrenamiento en habilidades sociales. Permiten la

rehabilitación social y laboral del paciente, que aprende a relacionarse con los demás y a

manejarse en la vida cotidiana después de contraída la enfermedad. Lo importante es que


puedan tener un comportamiento adecuado dentro del hogar así como una mejor vida social
Estigma y Discriminación por VIH y SIDA:
Un Marco Conceptual e Implicaciones para la Acción*
Por: Peter Aggleton, Richard Parker y Miriam Maluwa
Introducción
El VIH y el SIDA son capaces de extraer lo mejor de las personas. Pero
también pueden poner en evidencia lo peor. Hacen emerger lo mejor cuando
las personas se unen de forma solidaria para combatir la marginación y para
ofrecer apoyo y cuidados a aquellos afectados por la epidemia. Ponen en
evidencia lo peor cuando estos últimos resultan estigmatizados, condenados al
ostracismo y maltratados profundamente por las personas que aman, por su
familia y por sus comunidades. Tales acciones, no pocas veces, conducen a la
discriminación y a la violación de los derechos humanos (véase, por ejemplo,
Daniel y Parker, 1993; Altman, 1994).
La Declaración de la Comisión a partir de la Sesión Especial de la Asamblea
General de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, 2001, puso claramente de
manifiesto que el ejercicio de los derechos humanos constituye un elemento
esencial en la respuesta global al VIH/SIDA. La protección y la promoción de
los derechos humanos reducen la vulnerabilidad a la epidemia. Puede también
prevenir el estigma y la discriminación consecuente contra las personas que
viven o están en riesgo frente al VIH/SIDA. Las autoridades nacionales han
sido convocadas por la Declaración de UNGASS con el objetivo de desarrollar
estrategias para combatir el estigma y la exclusión social, así como para
construir y desarrollar los marcos legales y políticos necesarios para proteger
los derechos y la dignidad de las personas que están afectadas y que viven con
VIH/SIDA.
De manera más reciente el estigma y la discriminación, así como su
interrelación con los derechos humanos, han sido identificados como el tema
de base de la Campaña Mundial contra el SIDA 2002-2003. Sin embargo, antes
de poder responder de manera efectiva a estos fenómenos debemos
primeramente comprender qué significan. Sus orígenes son complejos, de ahí
que encararlos de manera efectiva reclame de reflexiones cuidadosas y
profundas, y no de respuestas reactivas o repentinas.
Estigma
El estigma asociado al VIH y al SIDA tiene su anclaje en numerosas fuentes.
Comprender las mismas resulta esencial para poder desarrollar respuestas
efectivas. La epidemia ha puesto en juego temores y ansiedades de profundo
arraigo, tales como el temor a los gérmenes y a la enfermedad, el temor a la
muerte, las múltiples ansiedades relacionadas con la sexualidad, entre otros 1 .
Existen, además, semejanzas importantes entre el estigma y la discriminación
por VIH/SIDA, y algunas de las reacciones sociales negativas detonadas a

partir de enfermedades como la lepra, la tuberculosis y el cáncer 2

las expresiones superficiales para profundizar en las estructuras y causas


radicales subyacentes.
Discriminación
El estigma resulta perjudicial en sí mismo, puesto que puede conllevar a
sentimientos de vergüenza, culpa y aislamiento, y también porque la expresión
de ideas prejuiciadas puede conducir a las personas a hacer cosas, u omitir
otras, que terminan dañando, rechazando o negando los derechos de los otros.
En este sentido, el personal de un hospital o prisión, por ejemplo, puede
intentar negar servicios médicos a una persona que vive con VIH/SIDA. O los
empleadores pudieran intentar despedir a trabajadores sobre la base del hecho
de estar infectados con VIH.
Tales actos constituyen lo que entendemos como discriminación. Expuesta de
manera suscinta, la discriminación se expresa cuando se realiza una distinción
contra una persona, y ello se traduce en un trato injusto sobre la base de su
pertenencia (o la creencia de que pertenece) a un grupo particular. La
discriminación, obviamente, puede expresarse en diferentes niveles: a nivel del
individuo, por ejemplo, o a nivel de la comunidad o de la sociedad como un
todo.
A nivel mundial, han existido numerosas instancias de expresión de la
discriminación por VIH/SIDA. Incontables personas que viven con el virus (o
que se cree que están infectados) han sido segregadas y marginadas en
escuelas y hospitales; rechazados en empleos; denegados sus derechos de
casarse y de conformar relaciones duraderas; requeridos a someterse a
exámenes de VIH a partir de la realización de viajes, o incluso como requisito
para retornar a su país de origen; negado su acceso a tratamiento con
medicamentos; y atacados, o incluso asesinados, debido a su estatus como
seropositivos 3
Como resultado de esta discriminación, se violan los derechos de las personas
que viven con el virus y la enfermedad (también resultan violados
frecuentemente los derechos de sus familias), tan solo por el hecho de
saberse o presumirse que tienen VIH/SIDA. Esta violación de los derechos
multiplica el impacto negativo de la epidemia a todos los niveles.
A nivel individual, por ejemplo, aumentan la ansiedad y el estrés - factores que
en sí mismos contribuyen a empeorar el estado de salud. A nivel comunitario,
familias y grupos enteros se avergüenzan, encubren su asociación con la
epidemia, y retiran su participación de respuestas sociales más positivas. Y a
nivel de la sociedad como un todo, la discriminación contra las personas que
viven con VIH/SIDA y el abuso de los derechos humanos, refuerzan la creencia
equivocada de que resulta aceptable que estas personas sean culpadas y

condenadas al aislamiento y al silencio.

Un círculo vicioso se produce entre el estigma, la discriminación y la violación


de los derechos humanos. Esto puede ser representado en un diagrama como
sigue a continuación (Figura 2).
Figura 2: El “círculo vicioso” del estigma, la discriminación y la violación de los
derechos
Una respuesta basada en los derechos
El derecho a la no discriminación constituye un derecho humano fundamental fundado
en los principios básicos de justicia, los cuales son permanentes y universales.
Los derechos humanos son inherentes a los individuos justamente por ser
humanos, y se aplican a todas las personas sin excepción. Los derechos
humanos básicos prohiben la discriminación por concepto de raza, color de la
piel, sexo, lengua, religión, opinión política u otra, origen nacional o social,
estatus económico, de nacimiento, o cualquier otro estatus social.
Las resoluciones de la Comisión sobre los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas 4 , han establecido de forma inequívoca que 'el término "u otros estatus"
en las consideraciones sobre la no discriminación dentro de los textos
internacionales sobre los derechos humanos, debe ser interpretado como
inclusivo del estado de salud, incluyendo el VIH/SIDA'. Estas resoluciones han
confirmado, por otra parte, que la 'discriminación a partir de la infección por
VIH/SIDA, real o presumida, queda prohibida a partir de los derechos humanos
básicos existentes.' La discriminación contra las personas que viven con
VIH/SIDA, o de aquellos que se cree están infectados, constituye por lo tanto
una clara violación de los derechos humanos.
¿Por qué es esto importante, y por qué la asociación entre estigma,
discriminación y derechos humanos debe ser comprendida y reconocida de
forma más clara? Existen varias razones para ello. Primeramente, porque vivir
libre de discriminación constituye un derecho humano. Ya existe un marco para
la responsabilidad de acción, lo que significa que no es necesario construir uno
similar dentro del contexto del VIH/SIDA. Independientemente de si son o no
abiertamente reconocidos, los Estados tienen la obligación de respetar,
proteger y velar por el cumplimiento de los derechos humanos.
ESTIGMA
DISCRIMINACIÓN
Causa
VIOLACIÓN DE LOS
DERECHOS HUMANOS
Conduce

Legitima

Con relación a la discriminación, por ejemplo, la obligación de respetar requiere


de Estados que no discriminen directa o indirectamente en cuestiones legales,
políticas o prácticas. La obligación de proteger exige de los Estados la toma de
medidas que eviten la discriminación por parte de instituciones y
organizaciones 5 ; y la obligación de hacer cumplir requiere que sean adoptadas
medidas legislativas, presupuestarias, judiciales, promocionales y otras, que
aseguren que se están desarrollando estrategias, políticas y programas para
enfrentar la discriminación y para asegurar que aquellos quienes la sufren sean
adecuadamente indemnizados.
En segundo lugar, un marco de derechos humanos permite el acceso a
mecanismos procesales, institucionales y de supervisión para hacer cumplir los
derechos de las personas que viven con VIH y SIDA, y para luchar en contra de
la discriminación. Debido a que la discriminación por VIH/SIDA conlleva a que
se cometan violaciones legales, las personas que discriminan pueden ser
hechas responsables por la ley y proporcionarse entonces una indemnización,
allí donde se considere apropiado. Existen mecanismos importantes desde el
punto de vista procesal, institucional y de monitoreo a nivel nacional, regional e
internacional. A nivel nacional, estos incluyen el sistema judicial (cortes
legales), las Comisiones Nacionales de Derechos Humanos, los Ombudsmen,
las Comisiones de Ley y otros tribunales administrativos.
Ello no significa que un foco de discriminación conducirá inevitablemente a
mejorar la situación. No queda claro en la conciencia de la gente el hecho de
que la discriminación es ilegal. Los servicios legales normalmente no son
accesibles, ni económica ni geográficamente, a muchas de las comunidades
más vulnerables. Y de hecho pueden existir grandes dificultades en la
obtención de compensaciones por concepto de violación de derechos. Sin
embargo, una cosa si es absolutamente cierta: un foco de discriminación
provee de una entrada oportuna para responsabilizar a aquellos cuyas
acciones conducen a la discriminación y a la violación de los derechos
humanos.
Más allá del uso de la ley
Existen otros procesos sociales que se pueden encaminar hacia el
enfrentamiento del estigma y la discriminación por VIH/SIDA. Algunos de ellos
tienen sus orígenes en el poder de individuos y comunidades para resistir y
luchar contra la inequidad y la opresión. A través de la historia del VIH/SIDA, se
han dado numerosos ejemplos de lucha exitosa de la comunidad -
fundamentalmente a través de la educación y el desafío de estereotipos y
creencias discriminantes -, en contra de la discriminación y las violaciones de
los derechos humanos; y, más recientemente, con miras a ampliar el acceso al
tratamiento.
De manera importante, el activismo de personas que viven con VIH/SIDA,
operacionalizado a través del Principio GIPA, muestra cómo en ciertas
circunstancias la estigmatización y la discriminación pueden estimular

respuestas positivas de solidaridad e inclusión. A nivel mundial, pueden

apreciarse numerosos ejemplos de este proceso. Algunos de los casos más


exitosos se han producido cuando los esfuerzos se han dirigido de manera
simultánea hacia la promoción de los derechos humanos de las personas que
viven con VIH/SIDA, y hacia la potenciación del poder de comunidades
oprimidas para luchar y tomar las riendas de sus vidas. En ningún espacio
puede ser más evidente este proceso que con relación al acceso a tratamiento
con antiretrovirales 6 .
De la comprensión a la respuesta
En aras de enfrentar exitosamente la estigmatización y la discriminación por
VIH/SIDA, debemos primero comprender en que consisten estos fenómenos, y
cual es su origen. Contrario a la creencia popular, el estigma y la
discriminación no son “cosas” o “eventos aislados”, sino procesos sociales
conectados con fuerzas profundamente poderosas enclavadas dentro de las
estructuras de la sociedad. Abordarlas exitosamente, por lo tanto, requiere (i)
de esfuerzos para reducir sus diversas formas de expresión junto con (ii) la
acción para encarar sus causas fundamentales. ¿Pero dónde debemos actuar,
y qué debemos hacer?
Se requiere de acciones en cada uno de los campos identificados como claves
en la Declaración UNGASS de la Comisión sobre VIH/SIDA. Éstos incluyen la
educación, el área laboral, los aspectos legales relacionados con la herencia,
los servicios sociales y sanitarios, la prevención, el tratamiento y el apoyo, la
información y la protección legal.
Acciones concretas que se pueden desarrollar a nivel individual incluyen: la
difusión pública de información para ayudar a las personas a entender el
carácter injusto del estigma y de la discriminación; educación de calidad dentro
y fuera de los espacios escolares para difundir evidencias y para modificar
actitudes individuales; y entrenamiento para trabajadores de la salud y otros,
en contextos donde la estigmatización y la discriminación se han identificado
como existentes.
A nivel comunitario, se precisa de la potenciación del liderazgo y del poder de
convocatoria por parte de políticos, líderes informales, personalidades del
deporte, estrellas de cine y otros. Esto, junto con el activismo continuado por
parte de las personas que viven con, y están afectados por, el VIH/SIDA, hará
mucho para desafiar las percepciones, creencias y opiniones discriminantes
acerca de la epidemia y de aquellos a quienes afecta.
Pero la acción más allá de los niveles individuales y comunitarios es también
esencial si se pretende que los logros sean sostenidos. En particular, se
necesita de una amplia acción societal para abordar las inequidades de género,
raciales y sexuales, así como los estereotipos a partir de los cuales se nutren el
estigma y la discriminación por VIH/SIDA. Específicamente, los esfuerzos
deben dirigirse hacia la lucha contra los prejuicios e ignorancias, y para
proteger los derechos humanos de aquellos grupos vulnerables tales como las
trabajadoras sexuales, los hombres que tienen sexo con hombres y otras
minorías discriminadas. La protección legal para las personas que viven con VIH y
SIDA constituye una
forma esencial de enfrentar y, de tal modo, atenuar las inequidades y la
exclusión sociales que se encuentran en el núcleo de la estigmatización y de la
discriminación por VIH/SIDA. Esta protección debe ser promovida
conjuntamente con aquellos mecanismos apropiados de divulgación y
fortalecimiento. Resulta central para la efectividad de esta labor, el apoyo de
los centros de ayuda legal y/o de los servicios jurídicos de la comunidad que
abordan casos de discriminación y violación de derechos humanos.
Consolidar estos servicios dentro de las organizaciones de servicio para SIDA
existentes, o en las organizaciones de personas que viven con VIH/SIDA,
puede ser una forma de promover la confianza entre aquellos que han
experimentado la discriminación, especialmente allí donde tales organizaciones
son ya valoradas y respetadas por la comunidad. Estos propios servicios
legales pueden también ayudar a desarrollar la capacidad de estas
organizaciones sanitarias para trabajar dentro de un marco de derechos
humanos.
Finalmente, se necesita tomar medidas concretas para asegurar una amplia
accesibilidad a los servicios y a tratamiento medicamentoso. Ayudar a las
personas a comprender que es posible vivir de manera satisfactoria con
VIH/SIDA, y reconocer que los avances en términos de tratamiento prometen
esperanzas reales para el futuro, constituye un paso importante en la reducción
de los temores y ansiedades existentes alrededor de la epidemia. Ampliar la
accesibilidad a tratamiento con medicamentos también puede ayudar a reducir
la estigmatización y la discriminación a medida que el temor de la comunidad

disminuye.

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