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Factores que influyen en la toma de decisiones conscientes

En la vida diaria todas las personas y las empresas tienen que tomar decisiones,

decisiones que generalmente están categorizadas desde su complejidad y su importancia para el

decisor o empresa, así todos los días se toman decisiones racionales y reflexivas o intuitivas y

rutinarias, las cuales tienen consecuencias de gran o menor significancia para el decisor o

empresa. En este contexto surge una interrogante ¿Porque una persona toma una decisión

diferente frente a un problema examante igual? La respuesta a esta pregunta radica en la gran

influencia de muchos factores vinculados estrechamente a los individuos y al contexto de la

problemática en la toma de decisiones. Los factores individuales están vinculados desde las

características intrínsecas del cerebro humano y el proceso de aprendizaje, y por tanto la

percepción, la ética, los valores, las emociones e incluso el género, los cuales crean ciertos

sesgos, prejuicios o estereotipos consientes o no, de la información o de la realidad e influyen en

los elementos de juicio para la toma de decisiones. Sin embargo la toma de decisión será un

proceso de aprendizaje, reflexión, evolución y mejora continua que tendrá mejores resultados si

los decisores son conscientes de sus distorsiones e interpretaciones de la realidad o de la

información concerniente al problema complejo.

Desde el punto de vista de la administración de empresa la toma de decisiones consiente

tiene que tener una secuencia lógica y reflexiva con el fin de conseguir resultados efectivos y

esperados, por lo que propone siete pasos para tomar una decisión: diagnosticar y definir el

problema, que es la etapa de recolección, evaluación e interpretación; establecer metas, que son

los resultados esperados u objetivos de las decisiones; buscar soluciones alternativas, donde se

busca otros modos de alcanzar los objetivos tomando en cuenta otro puntos de vista; luego se
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compara y evalúa las soluciones alternativas, tratando de dar alguna probabilidad a las posibles

soluciones; luego se elige y selecciona alguna alternativa, después de haber categorizado los

posibles resultados de la decisión; finalmente después de implementar o ejecutar la solución se

tiene que hacer un seguimiento y control de las consecuencias. (Fincowsky, 2011, pp. 116-118).

Todo esto puede resumir en tres etapas: investigación del entorno y condiciones del problema,

diseño, desarrollo y análisis de los posibles resultados y elección de una alternativa de solución.

(Simon, 1982, pp. 5-6) Además de ello es muy importante tomar en cuenta que toda toma

decisión está influenciada por distintos factores vinculadas a las limitaciones de la racionalidad

humana, las emociones y a la intuición, originando en el decisor paradigmas y prejuicios que

finalmente afectan los elementos de juicio de valor y hasta los elementos de juicios facticos. “Por

desgracia, los problemas no llegan al decisor cuidadosamente clasificados en legajos, con los

elementos valorativos y los elementos fácticos claramente ordenados”. (Simon, 1982, p. 6).

Es necesario tomar además tomar en cuenta que existen sesgos y algunos errores

comunes en la toma de decisiones, debido a algunas distorsiones y limitaciones que tiene la

racionalidad de todo ser humano, para comprender y considerar todos los aspectos que puede

tener un problema “la capacidad de la mente humana para formular y resolver problemas

complejos es muy poca en comparación con lo que se necesita para observar un comportamiento

racional objetivo”. (Hellriegel et al, 2009, p.271). Bajo este modelo existen varias teorías y de

muchos autores acerca de las distorsiones y errores de la mente a la hora de tomar decisiones a

continuación se comentaran algunos de los más resaltantes. El exceso de confianza, que influye

de manera negativa en la toma de decisiones, pues el decisor sobre estima sus capacidades,

habilidades y experiencia “Los individuos con menores habilidades intelectuales e

interpersonales son quienes más sobrestiman su desempeño y su capacidad”. (Robbins & Judge,
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2013, p. 114). Este exceso de confianza hace que el riesgo sea mucho mayor de lo que se cree

(Hammond et al, 1999, p.242). Sesgo por anclaje, que es la inclinación a considerar como punto

de partida la información inicial sin considerar los posteriores, es decir no permite adaptarnos a

nuevas perspectivas que pueden mejorar la evaluación del problema. (Robbins & Coulter, 2005,

p.148).El sesgo de la percepción selectiva, es cuando las personas buscan y aceptan solamente

información acorde a sus opiniones y creencias, dejando de lado información que no concuerda

con ellas “ las personas ven solo lo que quiere ver” (Fincowsky, 2011, p.118). El sesgo de

disponibilidad, que es la tendencia de tomar la información que es fácilmente alcanzable, lo cual

nos conduce a sobre estimar situaciones poco probables como frecuentes. (Robbins & Judge,

2013, p. 179). Por tanto la percepción del decisor tiene una importante influencia sobre los

elementos de juicio que el decisor considera, así conocer que existen estas distorsiones nos

conducirá a ser consciente de ellas para luego buscar alternativas para evitarlas y no sesgar la

toma de decisiones o por lo menos disminuir su influencia, de modo que se tomen mejores

decisiones.

Se ha podido ver que la percepción del decisor juega un papel importante en la toma de

decisiones a la hora de interpretar y considera la información la información, conocer y

comprender como funciona ayudará seguramente a evitar las distorsiones posibles que se pueda

tener a la hora de tomar la información de un problema complejo, “La percepción es el proceso

mediante el cual los individuos organizan e interpretan las impresiones de sus sentidos, con la

finalidad de dar significado a su entorno”. (Robbins & Coulter, 2005, p.166). Por lo tanto

podemos afirmar que la percepción es una interpretación de la realidad, en consecuencia

subjetiva que se pude contrastar con la realidad objetiva concebida por hechos. “La percepción

social depende, más que de los estímulos y de la recepción del individuo, de las experiencias
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grupales, de las actitudes, valores, necesidades, circunstancias sociales o expectativas”. (Muñoz,

2010, p. 339). De este modo los decisores forman sus paradigmas y prejuicios (creencias),

mediante la percepción, “las creencias son ideas que asumimos como realidad y terminan

normando nuestra vida”. (Fischman, 2012, p. 29). “el problema con la creencias es que una vez

que las interiorizamos y se instalan en nuestra mente ya nos las cuestionamos, las asumimos

como verdades absolutas”. (Fischman, 2012, p. 29). De este modo la percepción forma

interpretaciones equivocadas o no, que cuando se convierten en creencias es difícil de

cambiarlas, una medida para esto es cuestionarlo todo mediante un pensamiento crítico y

reflexivo, sabiendo que las creencias formadas desde la percepción del decisor pueden ser

positivas como negativas. “Yo nunca moriré por mis creencias porque podría estar equivocado”

Bertrand Russel. (Fischman, 2012, p. 40). De modo que el decisor tenga conciencia de sus sesgos

y estereotipos, y deje su estatus quo para cuestionar y buscar siempre otras alternativas de

solución de problemas similares o no, considerando mejorar las decisiones acertadas del pasado,

cambiando las equivocadas y aprendiendo de ellas.

Otro factor muy importante que influye en la toma de decisiones es la inteligencia

emocional, la cual es una habilidad de la inteligencia intrapersonal e interpersonal, la cual se

define como “un conjunto de destrezas, capacidades y competencias no cognoscitivas que

influyen en la habilidad de una persona para tener éxito al enfrentar las exigencias y presiones

ambientales”. (Robbins & Coulter, 2005, p.355). Y que en resumen podemos decir que es la

habilidad de gestionar con maestría nuestras emociones, con este fin lo primero es identificar y

comprender nuestras emociones y la de los demás, mediante la asertividad y la empatía. Siendo

la asertividad “la habilidad de expresar nuestras emociones y pensamientos facilitando los actos

en beneficio de nuestros intereses y derechos, sin infringir y negar los de los demás”. (Gil’adi,
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2000, p. 22). Y la empatía que es el reconocimiento y entendimiento de las emociones de otras

personas “la empatía es la capacidad de percibir lo que sienten los demás, ser capaces de ver las

cosas desde su perspectiva y cultivar la afinidad con una amplia diversidad de personas”.

(Labarca & Estaba, 2010, p. 67). Después de tener conciencia acerca de nuestras emociones y las

de los demás, el paso siguiente será administrarlos de manera efectiva, ética y moral. Estas

habilidades permitirán que los decisores tomen mejores decisiones, con una menor probabilidad

de ocurrencia de tomar decisiones en estados de extrema excitación, que pueda conducir a

decisiones con una carga emocional desorbitada y sin un análisis analítico y reflexivo,

llevándolos de este modo a malos resultados y no esperados. Además al ser considerada como

una competencia emocional (habilidad mental relacionada al procesamiento y gestión de

información emocional), esta se puede desarrollar con educación emocional en el campo del

desarrollo personal. (Fernández, 2013, p.11). En consecuencia con un buen desarrollo de la

inteligencia emocional, el decisor tendrá mejor disposición y mejores condiciones psicológicas

para una buena toma de decisiones, o por lo menos con mayor probabilidad de éxito.

Por último la neurociencia puede ayudar a los agentes decisores a comprender como

funciona tanto la inteligencia emocional (administración de emociones) y la inteligencia

cognitiva, si bien no influencia directamente en la toma de decisiones, nos permite conocer de

una mejor perspectiva como se procesa la información fisiológicamente desde el punto de vista

de la toma de decisiones “ La neurociencia nos ayuda a comprender cómo trabaja el cerebro, su

estructura, funciones y sus interconexiones neuroquímicas y hormonales entre la estructura y las

funciones (cognitivo, memoria, emoción) como se procesa la información, dirige la conducta y la

toma de decisiones.” (Braidot, 2008, p. 2). Así la neurociencia nos permite conocer el sistema

límbico donde se sienten y gestionan las emociones, el cerebro reptiliano que está en estrecha
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relación con el instinto y la intuición, y la neo-corteza, donde se procesa la razón y el

pensamiento analítico reflexivo y además recuerdos. Cualquier estimulación o acontecimiento

que percibe el ser humano se procesa en los 3 cerebros interconectados por una enorme cantidad

de células y redes neuronales ocasionando que se registren finalmente en la neo-corteza

drásticamente influenciados por la percepción, la experiencia y el aprendizaje (Braidot, 2008, p.

3). Además es necesario saber para el lado derecho del cerebro es el que se encarga de la parte

emocional, y está estrechamente ligado a las amígdalas que vendrían a ser el sistema de control

mediante segregación de neuroquímicos que se transmiten hacia el cerebro.

La amígdala y el hipocampo son estructuras que se encargan de todo el proceso de

emociones y sentimientos del ser humano, siendo la amígdala una estructura que

se encuentra sobre el tronco cerebral y cerca de la base del anillo límbico. (Uribe

& Hernao, 2015, pp. 10-11).

La neurociencia entonces ayuda a los decisores a entender como gestionan la información

desde un punto de vista fisiológico y funcional.

En conclusión existen muchos factores individuales internos como los paradigmas, la

percepción altamente subjetiva de la realidad objetiva, creando en la neo-corteza una versión de

la realidad, diseñada y parametrizada desde la experiencia, creencias y emociones del decisor. El

cual, al tener conciencia de los sesgos que influencian a la hora de percibir y evaluar información

de un problema a resolver, puede tomar acciones con el fin de disminuirlas o finalmente

eliminarlas; de modo que la consideración a la hora de avaluar un problema y antecedentes sea

holístico; entendiendo que los estereotipos, la percepción y la inteligencia emocional influyen en

el diagnóstico del problema complejo, por lo que cuestionar incluso los buenos resultados podría

dar nuevas alternativas de solución no evaluadas, es decir tener la disposición de dejar siempre el
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estatus quo de los buenos resultados para evaluar otros caminos en la búsqueda incesante de

encontrar ocasiones insuperables de decidir lo que más conviene en un determinado escenario,

así esta decisión, este en contra de nuestros pensamientos y creencias.


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