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(UAPA)
Facilitadora:
Asignatura:
Derecho civil v
Practica No. 2
Participante:
¿Cuál sería un hecho que constituye un delito civil que sin ser un delito penal? La caída de
un poste de luz que ocasiona daño a un vehículo. La caída de un cable eléctrico que
provoca un incendio. Son a la vez una infracción penal y un delito civil: el robo, el
homicidio, los golpes y heridas ocasionados en un accidente automovilístico, etc.
Y son hechos penalmente incriminados pero que no constituyen un delito civil: el porte
ilegal de armas; el tráfico de sustancias prohibidas, etc.
2.3 Competencia.
El Art. 50 del Código Procesal Penal establece la posibilidad de llevar la acción civil
conjuntamente con la acción penal por ante el Tribunal Penal. La víctima tiene una opción:
puede elegir en llevar su acción en reparación del daño –la acción civil-ante el Tribunal
Penal, o llevarla en forma separada, por ante el Tribunal Civil.
Concepto de víctima. Víctima es toda persona perjudicada con el ilícito penal. El Art. 83 el
Código Procesal Penal (CPP) considera víctima a las personas siguientes:
Todas las personas señaladas en la lista que antecede, tienen la calidad de víctima, si como
consecuencia del hecho punible, ha fallecido el ofendido directo.
Necesario es precisar lo siguiente: Cuando el daño o perjuicio resulta de un hecho punible
cometido por una persona adolescente no emancipada, los únicos responsables de la
reparación del mismo son los padres o los responsables del menor, salvo que éste tenga
patrimonio. Así lo dispone el Art.242 de la ley 136-03 o Código para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes (CPNNA) popularmente conocido como Código del Menor.
Conforme con esta disposición, si el menor en conflicto con la ley penal posee bienes para
resarcir el daño, la víctima puede incoar su acción en daños y perjuicio, a su elección,
contra el adolescente imputado, o contra los padres o responsables de éste. Si elige la
primera opción (la de demandar al menor) puede llevar su acción accesoriamente a la
acción penal, tal y como lo consagra el Art. 243 del CPNNA o, perseguir la reparación del
daño, mediante una demanda por ante el Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes en
atribuciones civiles.
Cuando la acción civil se interpone accesoriamente a la acción penal está sometida las
reglas del Art. 50 del CPP, todo en virtud de las disposiciones del Art.244 del Código del
Menor.
Ahora bien, si la víctima escoge demandar en reparación del daño a los padres o
responsables del menor, ya sea que su decisión esté basada en la falta de bienes del
adolescente, o simplemente porque así lo quiso, debe hacerlo exclusivamente por ante un
tribunal de derecho común; por ante un Juzgado de Primera Instancia en atribuciones
civiles, en virtud de lo que dispone el párrafo III del Art.69 del CPNNA, texto que regula la
responsabilidad parental y que sustituye las normas del Art.1384-2 del Código Civil.
En conclusión, la víctima de un daño causado por un menor, siempre podrá exigirles a los
padres de éste o a las personas que tengan sobre él la autoridad parental, la reparación de
ese daño. Sin embargo si el daño tiene su origen en una infracción penal ella no podrá
incoar la acción civil accesoriamente a la acción penal constituyéndose en actor civil contra
ellos en calidad de persona civilmente responsable. Una cosa es cierta. La acción civil en
reparación del daño provocado por una infracción cometida por un adolescente está
sometida, en principio a las reglas del derecho común.
A estos fines el artículo 50 del Código Procesal Penal le concede al que sufre el daño un
derecho de opción que le autoriza a constituirse en actor civil por ante el mismo tribunal
que está conociendo de la acción penal, según las reglas establecidas para la jurisdicción
penal, o si prefiere, lleva la acción civil por ante la jurisdicción civil, sometiéndose al efecto
a lo que dispone el procedimiento propio de esa jurisdicción.
Cuando el que sufre el daño procede a reclamar su resarcimiento por ante la jurisdicción
civil se dice que ha ejercido su acción civil apoderando al efecto a esa jurisdicción; ha
demandado judicialmente, creándose una instancia fundamentalmente entre el demandante
y el demandado. El primero pretende tener un derecho o una pretensión sobre el segundo.
Pero también puede ocurrir que durante el proceso que se abre a consecuencia de esa
demanda el demandado considere que también él tiene derecho o una pretensión sobre el
demandante, procediendo en consecuencia a incoar una demanda reconvencional. Es decir
el demandante originario se convierte en esa instancia en demandado.
El derecho de opción, que en la segunda parte del art. 50 del C.P.P confiere a todos
aquellos que han sufrido un daño, para obtener el resarcimiento de los daños y perjuicios o
para la restitución del objeto materia del hecho punible, se pueden ver afectado por
diferentes acontecimientos, como son:
"Electa Una Via Non Datur Recursus Ad Alteram" La segunda parte del art. 50 del C.P.P,
dispone que "Cuando ya se ha iniciado ante los tribunales civiles, no se puede intentar la
acción civil de manera accesoria por ante la jurisdicción penal". Esta regla constituye una
interferencia al derecho de opción que el propio art. 50 establece, porque una vez que la
víctima apodera a la jurisdicción civil no puede abandonarla, para llevarla accesoriamente a
la acción penal. Esta máxima (Electa Una Vía Non Datur Recursus Ad Alteram) lo que
significa es que si una persona se siente lesionada por un hecho cualquiera, por el cual
reclama reparación por ante la jurisdicción civil, no puede válidamente constituirse en parte
civil sobre el mismo hecho ante la jurisdicción penal.
Esta solidaridad se manifiesta del modo siguiente: tienen ambas el mismo plazo de
prescripción. De conformidad con los artículos 454, 455 y 457 del Código de
Procedimiento Criminal, la acción pública prescribía a los diez años, a los tres, y al año,
cuando se trate de un crimen, de un delito o de una contravención. En ese mismo término
prescribía la acción civil cuando ella tenía como fundamento un hecho que era al mismo
tiempo una infracción penal y un delito o cuasidelito civil. Era la solución que en forma
constante daba nuestra Suprema Corte de Justicia, solución que fue consagrada por el
legislador en el art. 129 de la ley 146-02 sobre Seguros y Fianzas, según el cual, tanto la
prescripción de la acción pública como la prescripción de la acción civil se regirán por el
art. 455 del Código de Procedimiento Criminal (hoy por el Art 45 del nuevo Código
Procesal Penal)... naturalmente, lo dispuesto por el Art.129 de la Ley 146-02 sobre Seguros
y Fianzas de la República Dominicana, sólo tiene aplicación en los casos de daños causados
por accidentes de vehículo de motor o remolques.
Con la entrada en vigencia del nuevo Código Procesal Penal, dicha regla tiene carácter
general. El Código Procesal Penal de manera implícita así lo establece en su art. 50, en cual
dispone que la acción civil para el resarcimiento de los daños y perjuicios causados o para
la restitución del objeto materia del hecho punible puede ser ejercida (...) conjuntamente
con la acción penal (...), pero sólo mientras esté pendiente la persecución penal (art. 53).
Esto a mi modo de ver equivale a decir que la acción civil prescribe en el mismo término
que la acción pública. Creo que aunque el art. 53 del nuevo Código Procesal Penal
condiciona esta prescripción a la condición de que la acción civil se lleve accesoriamente a
la acción pública, no significa que dicha acción tenga un término de prescripción diferente
cuando se ejerza como acción principal por ante la jurisdicción civil. No puede ser de otro
modo porque es de principio que lo accesorio sigue a lo principal. Por eso la solidaridad
entre la acción civil y la acción penal se manifiesta también en la suspensión e interrupción.
Las prescripciones extintitas son de dos clases. Una que la ley somete a un
plazo de 20 años, llamada prescripción de derecho común, o prescripción larga y las
prescripciones breves. (Art. 2271-2274 C. C.).