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Impacto y Secuelas del Abuso Sexual en Adolecentes y Jovenes

Secuelas físicas.-
La mayoría de los traumas que ocasiona el abuso sexual en niños, adolescentes y jóvenes son de
naturaleza psicológica debido a que, inicialmente al menos, la mayoría de las víctimas reaccionan con
pasividad ante el abuso. Las razones que explicarían esta no resistencia al abuso pueden ser el miedo
al uso de la fuerza física por parte del agresor, ignorancia, amenazas del abusador hacia su familia,
sentimientos de desamparo, miedo a que sus madres o padres no les crean, o porque el abusador
está en autoridad y dependencia económica. Sin embargo, una proporción de los niños, adolescentes
y jóvenes sufren traumas físicos tales como lesiones, infecciones vaginales, dolor, prurito, lesiones o
heridas, irritación en el área genital, sangrado o goteo inter-menstrual. Otros síntomas conductuales o
psicológicos pueden ser ansiedad, jaquecas, irritabilidad, disturbios del sueño, cambio en los hábitos
del comer, pesadillas, fatigas, quejas somáticas difusas.
El embarazo en la adolescente o joven puede ser el resultado de una situación de abuso sexual. Esta
posibilidad puede ser considerada, particularmente cuando el progenitor de su embarazo es
significativamente mayor. Otro indicador más amplio de esta posibilidad es la renuencia de la
adolescente o de su familia a divulgar la identidad de éste. El descubrimiento del embarazo suele ser
en estos casos, la primera declaración de la existencia de abuso sexual de larga duración.
Otra consecuencia en este aspecto puede ser la aparición de Infecciones de Transmisión Sexual,
incrementándose la posibilidad de infección por VIH. Muchos de los niños, adolescentes y jóvenes que
fueron abusados sexualmente, siguen sintiendo mucho miedo por esta posibilidad aún siendo adultos.
Temen haber sido dañados físicamente por el abuso. Por ejemplo, en una adolescente, la menarquia
tardía puede ser causada como causa psicológica a consecuencia del abuso.(37,38,39)
Secuelas psicológicas.-
Los aspectos psicológicos pueden entenderse como la resultante de complejas interacciones entre
algunos aspectos del adolescente o joven y los factores implicados en el abuso sexual. Si bien algunas
de las experiencias anteceden a la aparición de la adolescencia, es solamente la maduración
cognoscitiva lo que permite la realización y expresión de estos sentimientos.
La depresión es comúnmente vivenciada, en especial por jóvenes mujeres, como resultado del abuso
sexual y se encuentra muy vinculada a la respuesta familiar y social, aún cuando éstas tiendan a
protegerla y apoyarla. La depresión es con frecuencia una respuesta a uno de varios factores. Ellos
incluyen una sensación de maldad y culpa, baja autoestima vinculada a sentimientos de vergüenza,
suciedad y daño; o también una creencia de ser valorada sólo como objeto de abuso sexual para
gratificación de otros; un sentimiento de estar entrampada y falta de apoyo y ayuda frente a estas
sensaciones opresoras.
La acomodación y adaptación psicológica del niño, niña o adolescente es necesaria para sobrevivir
emocionalmente el período abusivo. Este proceso de acomodación a menudo permite que el abuso
siga su curso aparentando una vida normal, con sólo algunos signos de disturbio en el comportamiento
o en la esfera afectiva, que sólo retrospectivamente sean reconocidos como indicadores de este abuso.
El niño, niña o adolescente puede aislar la experiencia abusiva del resto de su vida olvidando o
aparentando que el abuso no ha ocurrido. (40,41,42)
Los adolescentes y jóvenes varones abusados experimentan síntomas muy similares a los
experimentados por las mujeres, como depresión, aislamiento, pobre auto-concepto, dificultad en
establecer relaciones y problemas sexuales. Muchos adolescentes varones son también similares a
las víctimas mujeres ya que también se avergüenzan por lo que les pasó o se ven ellos mismos como
responsables o débiles por permitir que sucediera.
La forma más angustiante que se percibe como mecanismo de evasión de aquella situación intolerable,
son los intentos de autoagresión experimentados por los y las adolescentes víctimas de abuso sexual.
El abusar de otros puede ser una forma de evasión utilizada por los adolescentes varones. Otros
adolescentes se evaden del abuso a través de la huida o fuga del hogar. Sentimientos de culpa, de
inferioridad o sentimientos de desvaloración, son también resultados de haber sido abusado.
Dos dificultades surgen en la sexualidad de adolescentes abusados:

 Cuando el abuso es descubierto podría ser muy difícil abandonar los sentimientos de culpa,
impotencia o disociación de la experiencia. Esta experiencia de haber sido víctima
desamparada contribuye a la identidad del o la adolescente o joven,
 Algunos adolescentes o jóvenes mantienen el silencio acerca del abuso para proteger a padres,
tutores o familiares de la angustia de saber sobre el abuso. Cuando se devela el abuso, los y
las adolescentes o jóvenes se ven enfrentados a las suposiciones de los adultos de que ellos o
ellas podrían haber encarado activamente el abuso o que el hecho de no haber develado con
anterioridad, implica que éste no fue tan mal recibido por él o la adolescente o joven, estos
puntos de vista, aunque equivocados, hacen consonancia con los sentimientos de culpa de
adolescentes y jóvenes víctimas de abuso sexual. (1,40,41)

Dificultades sexuales de adolescentes varones abusados sexualmente.


La renuencia de los varones adolescentes o jóvenes a poner de manifiesto el abuso sexual del cual
han sido víctimas, puede estar vinculada a muchos factores. Uno de ellos es que la sociedad continúa
considerando que el varón víctima de abuso sexual es menos aceptable que la víctima mujer. Debido
a que la forma de acercamiento de los abusadores, que en general son extraños, la realizan a través
de rodeos sexuales al adolescente o joven, esta actitud así como la reiteración de estas situaciones
vivenciadas en particular por adolescentes o jóvenes vulnerables les causa mucha vergüenza.
Más aún en vista de que la mayoría de los abusadores son hombres, tanto de víctimas mujeres como
de varones, esta revelación pone en evidencia la complicación involuntaria de los jóvenes abusados
sexualmente en relaciones homosexuales. La cuestión de la identidad sexual es específicamente
problemática para ellos, quienes en su mayoría experimentan miedo y confusión.
Miedo implícito de que si fue elegido por el abusador esto indique de una manera imperceptible la
homosexualidad inherente en él. Si durante su post-pubertad experimenta el despertar sexual en
situación de abuso, esto lo puede percibir como un indicador más de la orientación sexual del
adolescente.
Finalmente algunos adolescentes temen que el conocimiento que otros puedan tener acerca de este
abuso realizado por otro hombre, lo conduzca al etiquetamiento homosexual. Se ha afirmado que
adolescentes varones que presentan una postura rígida de homofobia, puede ser de hecho un
indicador de abuso sexual. Aunque esto es difícil de probar en sociedades que presentan alta
frecuencia de homofobia.(33)
Por otro lado, el abuso sexual realizado por una mujer, cuando es reconocido como abuso, lleva su
propia marca para ellos, ya que puede significar la debilidad de un hombre en manos de una mujer.
Secuelas del abuso sexual en el funcionamiento social
Una historia de abuso sexual pasada o actual a menudo está asociada a dificultades escolares,
problemas de concentración y en general a una baja en el rendimiento académico que no se asocia a
déficit intelectual. Otros efectos mencionados por la literatura son ausentismo escolar, deserción
escolar, abandono del hogar, vagancia y delincuencia. Abuso de alcohol y drogas y matrimonios
tempranos especialmente en la adolescente, como una forma de escapar del abuso, son otras
consecuencias del abuso sexual en adolescentes y jóvenes.
Algunos estudios han reportado la alta incidencia del abuso sexual como causante de la fuga del hogar.
Esta experiencias llevará, a adolescentes vulnerables a mayores abusos y explotación, siendo el
fenómeno de la prostitución juvenil o comercio sexual una clara demostración de ello.(41,42,43,44).

Identificación de Factores de Riesgo en el Abuso Sexual en Adolecentes y Jovenes

Se describe que los y las adolescentes o jóvenes abusados sexualmente son particularmente
vulnerables al abuso, a que éste sea reiterado y que se prolongue en el tiempo. Según Fergusson, el
riesgo de abuso sexual tiende a aumentar en aquellos niñas y niños que provienen de familias que se
caracterizan por disfunción marital, mono parentalidad, pobre relación padres-hijos y problemas de
desajuste parental.(1)
En general, estos son niños que tienen una temprana vida familiar caótica y disfuncional, pobres
modelos parentales, presentan necesidades de afecto y atención no satisfechas, tienen una
inadecuada información de lo que es la sexualidad sana, sufren maltrato físico o emocional, presentan
discapacidad mental o física. No se puede dejar de mencionar que los niños y las niñas
institucionalizados son también víctimas propicias de abuso sexual por parte de guardadores o de
otros niños mayores.(1)
- Indicadores que pueden guiar a detectar cuando un niño o niña ha sido
víctima de abuso sexual.-
Estos indicadores pueden guiar a detectar un abuso sexual especialmente en niños pequeños y
pueden ser útiles para padres, profesores, otros miembros de la familia, profesionales de la salud o
instituciones de menores, vecinos u otros pero deberían ser evaluados cuidadosamente.
- Cuando el niño o la niña declara espontáneamente que el abuso sexual haocurrido o está ocurriendo.

 Conductas antisociales tales como fugas del hogar, vagancia, mendicidad o delictivos.
 Embarazo en adolescentes muy jóvenes, con progenitor significativamente mayor o renuencia
a divulgar identidad del progenitor del embarazo.
 Problemas conductuales, conductas impulsivas, irritabilidad, agresividad, odio y hostilidad hacia
otros.
 Conductas sexuales antisociales tales como promiscuidad, prostitución o involucramiento en
comercio sexual.
 Autoestima negativa, odio a si mismo.
 Problemas escolares notorios, dificultades en la concentración, cimarra, deserción escolar.
 Cambios en los patrones del dormir o comer.
 Que reporte pobre comunicación con padres o sea objeto de castigos extremos o maltrato.

- Otros indicadores que pueden sugerir la posible necesidad de explorar más profundamente el tema

 Comportamiento seductivo manifiesto, especialmente en niñitas.


 Dibujos pro-activos de naturaleza sexual.
 Inexplicable aparición de dinero o regalos.
 Extrema intranquilidad en la noche soñando o conversando acerca de incidentes sexuales.
 Cambios en su comportamiento fuertemente relacionado con abuso sexual tales como: en niñas
pequeñas que se tironeen o se saquen la ropa sin razón aparente.
 Sus cuerpos pueden presentar señales físicas tales como: dolor, prurito, lesiones o heridas,
irritación en el área genital. Sangrado inusual, goteo inter-menstrual, en ropas o cama. Enuresis
frecuente e inusual, ropas manchadas que el niño o niña esconde.
 Excesivo rechazo al acercamiento o a caricias por una persona en particular, sea del mismo
sexo o del sexo contrario.
 Negativa a participar en actividades físicas o que se queje de dolor al sentarse o jugar.
 Juegos sexuales no apropiados a la edad.
 Aversión a la intimidad con adultos del sexo opuesto.
 Confusión en cuanto a la identidad sexual, normas sexuales, sentimientos de amor.
 Cuando el niño o adolescente reporte que hay graves conflictos entre sus padres.
 Escasa supervisión materna, madre ausente por razones de trabajo, incapacidad o enfermedad.
 Regresión, retraimiento en un mundo de fantasía o comportamientos infantiles.
 Conflictos familiares como alcoholismo en las figuras parentales, convivencias temporales
maternas.
 Abuso de sustancias como droga o alcohol, como una forma de manejar su angustia y ansiedad.
 Aislamiento o pobre relación con sus padres, pares u otras personas significativas.
 Estados depresivos, disturbios del sueño, pesadillas.
 Detección de enfermedades de transmisión sexual.
 Padre que prohíbe los contactos sociales de hijos o esposa.(28,33,43,44,45,46,47,48,49,50)

Factores de Riesgo para el Abuso Sexual en Niñas y Niños

Los factores de riesgo para la ocurrencia de abuso sexual en niñas o niños dicen relación con que:

 Pobre desarrollo en destrezas relacionadas con la seguridad personal,


 Sufran maltrato ya sea físico o psicológico,
 Tengan una vida familiar temprana caótica y disfuncional,
 Sufran negligencia en el cuidado, escasa supervisión de las figuras parentales,
 Modelos parentales próximos poco desarrollados, presenten problemas emocionales, con
necesidades de afecto y atención. Con pobre información acerca de la sexualidad normal del
niño y del adulto,
 Presenten discapacidad física o mental en una o ambas figuras parentales o que sean
alcohólicos.(43,44).

Factores de Riesgo para el Abuso Sexual Intrafamiliar

Se agrega a lo ya descrito los siguientes factores:

 Madre que presenta déficit cognitivo o baja escolaridad.


 Madre que se siente inútil como esposa y mujer por alguna incapacidad física o mental.
 Padre con personalidad muy tímida e insegura fuera del hogar.
 Padre que impone férrea disciplina en el hogar tanto a hijos como esposa.
 Patrones culturales que propician contacto corporal estrecho.
 Aislamiento social o geográfico de la familia.
 Pobre vida sexual y emocional en la pareja parental. Presencia de conflicto marital.
 Padre o madre víctima de abuso sexual en la niñez.
 Confusión de roles en la familia, por ejemplo hija que asume rol materno.
 Hacinamiento o familias muy numerosas.
 Presencia de padrastro o parejas de la madre.
 Padre que tiende a aislarse dentro de la familia.
 Madre tímida, insegura, con pobre autoestima, incapaz de proteger a sus hijos.
 Madre muy dependiente del apoyo emocional o financiero de su pareja.
 Madre que considera preferible la actividad sexual del marido dentro de la familia. (51,52)

Pasos a Seguir Cuando un Niño, Adolecente o Joven le Revela que ha sido Victima de un Abuso Sexual
TENER CALMA, SERENIDAD, TRANQUILIDAD.-
La primera respuesta tendrá gran impacto sobre la niña o adolescente. Ellos lo hacen mejor cuando
las personas en quienes confían tienen calma y aceptación hacia ellos. Si el niño percibe alarma,
disgusto por lo que pasó, tal vez deje de contar. Además, en la medida en que va contando su historia,
poco a poco, va mirando la reacción de la persona, cuando encuentra que no es rechazado se atreve
a seguir contando la peor parte.
CREERLE.-
Es fundamental creerle lo que está revelando, aún cuando puede haber inconsistencias o confusión
en los detalles, y mantener una mente abierta. Si hay partes del relato que puedan ser confusos, decirle
que no se le está entendiendo muy bien y que vuelva a repetir para no sacar conclusiones
equivocadas.
ESCUCHAR.-
Enterarse de los detalles lentamente, sin presionar o confundirlo. Hay que recordar que conversar
acerca de sentimientos y experiencias difíciles, generalmente, se hace lentamente y por etapas.
Escuchar tranquilamente, en forma calmada. Hacer preguntas pertinentes, dirigidas, principalmente,
desde cuando está ocurriendo el abuso, el grado o tipo de abuso, la forma de amenaza a que está
siendo sometido.
NO JUZGAR Y ASEGURAR QUE LO QUE PASO NO FUE SU CULPA.-
Nunca acuse o dé la impresión de acusar. Recuerde que el abuso sexual no es una falta del niño o
niña, adolescente o joven, la culpa y responsabilidad es siempre del abusador, aún cuando algunas
reglas no fueron seguidas por la niña o niño (ejemplo salir sin permiso o el tipo de vestuario usado). El
miedo al rechazo, al castigo o a que no le van a creer es la principal razón para no revelar el abuso a
que está siendo sometida/o y el agresor puede haberle amenazado de que este tipo de respuesta o
reacción es la que obtendrá si lo cuenta a alguien.
DARLE APOYO.-
Permanecer cerca del niño o niña cuando esté conversando acerca de lo que le pasó y acerca de sus
sentimientos. Más aún tomarle la mano puede asegurarle que el profesional está ahí para protegerlo/a.
Asegurarle que es digno de amor y apoyo, aún cuando algo malo le haya sucedido. Se le debe dar
mucha fuerza, decirle que ha sido muy valiente por atreverse a contarlo.
SER AMABLE.-
Ser amable para que el niño, adolescente o joven confíe lo suficiente para contar esta experiencia
extremadamente desagradable. Asegurarle que hizo lo correcto en contar y hacerle saber que tiene
todo el derecho de conversar acerca de sus sentimientos de incomodidad, tristeza, miedo, rabia, odio,
vergüenza, dolor, etc.
RECORDAR QUE ES EL NIÑO O NIÑA, ADOLESCENTE O JOVEN QUIEN HA SIDO HERIDO/A O
DAÑADO/A.-
Algunas veces los sentimientos de dolor, angustia, vergüenza o rabia experimentados por el
profesional hacen olvidar temporalmente quién es la víctima principal. Se debe atender a las
necesidades de la víctima primero, aún cuando el profesional pueda estar muy afectado también.
RESPETAR LA PRIVACIDAD Y CONFIDENCIALIDAD.-
Discutir y comentar el problema solamente con aquellas personas que necesitan conocerlo. Ser
abusada/o sexualmente no es un secreto sucio, pero tampoco es una información pública que todo el
mundo deba conocer. No se le debe forzar que el niño, niña o adolescente o joven cuente a quien no
quiere. Pero es muy importante hacerle saber que hay que contarle a alguien más, a algún adulto de
su familia, o de su entorno para que pueda brindarle ayuda, porque si esto permanece en silencio el
abusador va a continuar haciéndole daño y puede hacerle daño a otros niños adolescentes o jóvenes.
En este punto no se debe imponer la persona a quien la niña o niño debería contar. Muchas veces se
piensa que debería recurrir a la madre, pero no siempre la madre es el recurso más efectivo, pues tal
vez ella también se encuentre atrapada en este círculo de violencia. Se tiene que preguntar quién es
esa persona cercana en quién confiar y que podría ayudarla.
NO CREAR FALSAS EXPECTATIVAS.-
No se debe prometer algo que no se va a cumplir. Es importante preguntar qué espera el niño, niña o
adolescente o joven del profesional, qué quiere que haga y luego establecer juntos hasta donde llegará
su ayuda.
BUSCAR AYUDA PROFESIONAL ADECUADA.-
Es necesario y conveniente, que llegado un cierto momento y si es posible con el acuerdo de la/el
adolescente o joven y sus familiares, referir el caso a instituciones o profesionales especializados en
el tema. Hay fuertes sentimientos que deben ser tratados por expertos en salud mental y es necesario
tratamiento psicológico para curar las heridas causadas por el abuso sexual. Secuelas a largo plazo
como depresión, enfermedades psicosomáticas o dificultades serias en el plano de las relaciones
interpersonales pueden perdurar si no son debidamente tratadas. Persistir hasta encontrar una
organización, grupo especializado en la atención de víctimas de abuso sexual, en hospitales, clínicas
de atención de salud mental de la comunidad.
POSIBILIDAD DE ACOMPAÑAR.-
Una vez que el caso sea referido a otros profesionales del área psicológica o legal, es conveniente no
desentenderse totalmente del niño, niña o adolescente o joven, manteniendo de alguna manera el
espacio de comunicación logrado.
COMPARTIR EL IMPACTO QUE PRODUCE.-
El profesional debería buscar ayuda, pues el hecho de encontrase ante una situación de abuso sexual
impacta, genera sentimientos de temor, de indignación o de mucha impotencia, por lo que es muy
importante que se hable con alguien más para compartir esos sentimientos.
EL PROFESIONAL DEBE RECONOCER SU LIMITACION.-
Lo que muchas veces asusta es ser depositario/a de un secreto, de un problema, se sabe que algo se
debe hacer, pero hay que reconocer las limitaciones que se puede tener y la ayuda que se pueda
ofrecer al adolescente, tiene que ser posible de cumplir. La solución de muchos aspectos del problema
no va a estar al alcance de un sólo profesional, pero lo mucho o poco que se pueda hacer con la
intención de ayudar va a ser muy importante y válido.(30,44,53,54,55,56)

La Denuncia y Preparación de la Víctima para los Procedimientos Judiciales

Se debe hablar con el o la adolescente o joven y sus familias acerca de la posibilidad de realizar una
denuncia judicial. Es un delito.
Esta puede ser presentada en la comisaría o unidad de Investigaciones más cercana al domicilio.
También puede iniciarse en el Servicio Médico Legal, dónde hay un policía de menores de turno, para
tomar la declaración. Luego la denuncia deberá ser ratificada en el Juzgado del Crimen
correspondiente. El hecho de presentar una denuncia a la policía, es una decisión muy difícil, que tiene
un costo social y afectivo importante para la víctima y su familia.
Con frecuencia, una vez efectuada la denuncia por un abuso sexual intrafamiliar, se separa al niño o
niña del grupo familiar, como una medida de protección pero esto puede provocarle más daño y dolor
aunque sea una medida temporal. Por lo tanto, no siempre la primera medida a tomar deberá ser
separar a la niña o niño adolescente o joven de su entorno familiar y comunitario. Se debe tratar de
resolver el conflicto con los recursos con que se pueda contar en su propio ambiente.
Lo fundamental, es que el niño o niña, adolescente o joven, víctima de abuso sexual ya no esté en
contacto con el abusador, que la familia se haga cargo y la proteja. Si la familia está enterada y no ha
hecho nada para cambiar la situación y el peligro continúa, una institución de protección de menores
debería encargarse de dar protección y seguridad.
Por otro lado, es necesario preparar a la niña/o, adolescente o joven para los peritajes médico-legales
e interrogatorios a que será sometido y éstos suelen ser traumáticos. Hay que indicarles que las
preguntas son necesarias para tipificar el delito e identificar al agresor, para que éste pueda ser
sancionado de acuerdo a la legislación vigente y ayudar así a que hechos de esta naturaleza no
puedan volver a repetirse.
Finalmente, es necesario recordar que por la naturaleza misma del sistema judicial, por lo careos con
el inculpado, por la actuación de funcionarios no preparados para interrogar a menores, sin privacidad
en los lugares de toma de declaración, expuestas en las salas de espera, a la intimidación del agresor
o de familiares de éste y sintiendo que no se les cree, una niña o adolescente o joven, víctima de
abuso sexual puede sufrir una segunda victimización esta vez por el sistema judicial.(30,49,50)

Niveles de Prevención del Abuso Sexual en Niños, Adolecentes y Jóvenes

Cualquier programa de prevención que se implemente debe considerar tres niveles: los niños ,
adolescentes y jóvenes; la familia y la comunidad.
- En niños, niñas, adolescentes y jóvenes
Estas acciones de prevención deben estar centradas en el fortalecimiento de los factores que pueden
protegerlos y ayudarlos a construir positivamente a pesar de las situaciones adversas que puedan
ocurrirles. Es lo que se llama resiliencia. De acuerdo a varios autores cinco serían los ámbitos en que
se debería trabajar.

 Fomentar en ellos la autoestima y concepción positiva de sí mismo. Este es un elemento


fundamental, ya que es la base del auto-respeto y la posibilidad de pone límites.
 Desarrollar en ellos la capacidad para averiguar el sentido de la vida, en estrecha relación con
la vida espiritual y la fe religiosa que practiquen o crean.
 Crear redes de apoyo social y la aceptación incondicional del niño o niña, adolescente o joven
en cuanto a persona.
 Desarrollar en ellos aptitudes y el sentimiento de tener algún control sobre la propia vida. Esto
les permite tener la certeza de saber como actuar frente a situaciones complejas y entender
que, son parte de la vida.
 Crear climas en que pueda desarrollarse el sentido del humor, la capacidad de poder reír a
pesar de la adversidad. En este sentido los establecimientos educacionales y los centros de
atención de la infancia, adolescentes y jóvenes deberían ser capaces de realizar talleres para
desarrollar estas capacidades.

- En las familias
Las acciones de prevención deberían estar centradas en la pesquisa de familias en riesgo para
fomentar en ellas:

 Conocimiento y utilización de los beneficios sociales a los que puedan acceder.


 La reciprocidad en las interacciones con los niños y adolescentes.
 Las experiencias intrafamiliares favorecedoras de autoestima positiva.
 Las relaciones afectivas de buena calidad, donde puedan demostrarse y expresarse
sentimientos.
 El desarrollo de una mayor plasticidad, es decir, que sean capaces de adaptarse a situaciones
nuevas.
 Enseñanza y aprendizaje de destrezas sociales que les permitan actuar con otras personas de
su entorno.
 Participación en organizaciones sociales, lo que les permite relacionarse con otros frente a
intereses comunes y no marginarse del entorno social.

- En la Comunidad

 Inserción de programas de educación sexual integral desde el nivel de educación de párvulos.


 Promover programas comunitarios de apoyo psico-social a familias de alto riesgo para prevenir
la negligencia, el maltrato y el abandono infantil.
 Promover programas de prevención del embarazo no deseado en general, y el embarazo
adolescente en particular.
 Desarrollo de acciones recreativas y culturales para niños y niñas, adolescentes y jóvenes de
alto riesgo, con cierta regularidad.
 Implementación de espacios colectivos para el desarrollo de habilidades de crianza y
estimulación en los padres y madres en riesgo.
 Habilitación de agentes comunitarios que puedan hacer seguimiento a las familias de alto
riesgo.
 Capacitar a educadores en nociones básicas, tendientes a la prevención del abuso sexual en
escolares, incorporando la perspectiva de género y respeto entre los sexos y los derechos del
niño y adolescente.
 Mejorar el nivel educacional de los futuros padres en especial de la madre adolescente.
 Mejorar la comunicación y educación hacia la comunidad acerca de los factores de riesgo que
puedan favorecer el abuso sexual (presencia de figuras parentales sustitutas inadecuadas,
alcoholismo de las figuras parentales).
 Incorporar programas de prevención del abuso sexual en la comunidad. (30,48,53,54,55,56)

ntroducción

La preocupación por el tema está alcanzando cada vez mayor importancia para las autoridades, como
para las diversas instituciones tanto públicas como privadas que se relacionan con el tema. Existe
cada vez mayor información acerca de las severas repercusiones físicas, psicológicas, sociales y
familiares que sufre una niña, adolescente o joven que es víctima de Violencia Sexual desde el Acoso
Sexual hasta la Violación y por lo tanto es más evidente la necesidad de que sea atendida en forma
adecuada por profesionales de la salud, de protección de menores, policiales y otros.
La Violencia Sexual es un problema que afecta en grados variables a mujeres, niñas y niños, de todos
los estratos socio-económicos y en todos los países. Sin embargo, los casos que más se denuncian
corresponden a mujeres y de éstas, aquellas que provienen de sectores socio-económicos más
pobres.(1,2,3)
Que el abuso sexual sea más frecuente en mujeres que en varones puede explicarse por concepciones
culturales según las cuales la sexualidad de la mujer, sin importar la edad que tenga, es propiedad de
los varones. El abuso sexual, en este contexto, es entonces una relación de poder en donde la
sexualidad de una mujer es manipulada, agredida, irrumpida por un agresor varón, ya sea que use la
fuerza , la intimidación o el poder en el ámbito de la instituciones educacionales o laborales.
Una mujer puede ser víctima de abuso sexual desde el período de lactancia hasta las últimas décadas
de su vida. La edad de mayor frecuencia está entre los 15 a 19 años (37%), sigue el grupo de 20 a 29
años (29%), no deja de ser preocupante el grupo de 10 a 14 años (21%). Un estudio muestra que las
víctimas de violación entre 13 a 19 años constituyen el 35% de los casos informados.(3,4)
En relación al estado civil, otro estudio indica que el 80% de las víctimas de abuso sexual son solteras,
las mujeres jóvenes y solteras son atacadas con mayor frecuencia porque son más manejables y se
les puede inmovilizar con mayor facilidad por medio de la amenaza y el miedo.(4,5)
Con frecuencia los adolescentes cumplen adecuadamente con las tareas del desarrollo y entran en la
adultez bien en el límite de lo esperado. Sin embargo, para los adolescentes que han sido abusados
sexualmente y que no han sido tratados, este período puede ser "un disparador" del desarrollo dando
como resultado la reactivación de eventos no resueltos y la reinstalación o uso continuo de
comportamientos desajustados.
Considerando que la adolescencia es un período de formación de la identidad y de su autonomía,
identificar un abuso sexual y tratarlo precozmente, puede ofrecer un mejor futuro para quienes han
sufrido este daño.(5,6,7).

Sufrir violencia sexual durante la adolescencia es una de las experiencias más traumáticas, dolorosas
e invalidantes que pueden vivir los jóvenes. Muchas personas creen que cuando las chicas y los chicos
llegan a la adolescencia el riesgo de violencia sexual es menor para ellos porque ya son capaces de
defenderse. Pero eso no es cierto, las estadísticas dicen que precisamente la adolescencia es la edad
de mayor riesgo.

Qué es la violencia sexual

Violencia o abuso sexual es cualquier acto de naturaleza sexual al que se obliga a una persona, en
este caso a un o una adolescente. Cuando a un adolescente se le obliga a mantener relaciones
sexuales o cualquier tipo de contacto sexual sin que él o ella lo desee, cuando se le toca o se le obliga
a tocar a alguien. También cuando se le obliga a desnudarse o a acariciarse íntimamente, aunque el
agresor no le toque, eso es un abuso sexual. O cuando el que se desnuda o se acaricia sexualmente
ante el adolescente es el agresor. Igualmente es abuso sexual cuando el agresor acosa verbalmente,
con palabras, llamadas, etc… de contenido sexual a un menor. Y también es abuso sexual cuando se
obliga a alguien a mantener relaciones sexuales sin protección. Las violencia sexual se ejerce tanto
sobre chicos como sobre chicas aunque son estas las que la padecen en mayor medida.

Es muy importante que las adolescentes y los adolescentes sepan sin ningún género de dudas que
violencia sexual no es solo la penetración no deseada si no cualquier acto de naturaleza sexual en el
que se les obligue a participar en contra de sus deseos, tanto físico como psicológico o verbal.

Tampoco es imprescindible para que se considere abuso sexual que el adolescente esté junto a su
agresor.

Son cada vez más frecuentes los casos de abuso sexual a través de internet. También los chicos y
chicas deben tener muy claro esto.

Consecuencias del abuso sexual

Las consecuencias para los adolescentes varían mucho en función de cómo haya sido el abuso, de
quién lo haya cometido sobre ellos y, lo que es muy importante, del tiempo durante el que se haya
estado cometiendo esa violencia sexual sobre ellos.
Generalmente es díficil detectar que un o una adolescente está sufriendo este tipo de violencia. Pero
sus consecuencias son terribles. Por eso ante cualquier duda sobre la conducta de un adolescente
habrá qué indagar qué le está pasando para descartar que esté siendo víctima de violencia sexual.

Las consecuencias de la violencia sexual sobre un adolescente pueden ser múltiples y pueden afectar
a todos los aspectos de su vida.

Salud física:

 Heridas. En ocasiones, los agresores además de maltratar sexualmente a sus víctimas también
las golpean.
 Embarazos no deseados. Otra de las posibles consecuencias terribles para las adolescentes
es que fruto de la violación se produzca un embarazo.
 Enfermedades de transmisión sexual. Ese es otro de los riesgos posibles tras la violencia
sexual, que el agresor contagie a la víctima de alguna enfermedad sexual.

 Disfunciones sexuales. Muchas de las víctimas de violencia sexual sufren disfunciones


sexuales durante toda o una gran parte de su vida.

Salud mental

 Depresión. Sufrir violencia sexual es con frecuencia motivo para que la víctima se hunda en
la depresión.
 Miedos. Tras haber sufrido violencia sexual suelen aparecer miedos diversos, a la muerte, al
contacto con otras personas, a estar en lugares abiertos, etc…
 Ansiedad. Otra de las consecuencias frecuentes es la aparición de episodios de ansiedad.
 Baja autoestima. Muchas de las víctimas de violencia sexual se sienten culpables, sucias,
marcadas… y eso hace que su autoestima descienda, lo que provoca la aparición de nuevos
problemas mentales.
 Trastornos de la alimentación. También la percepción de la propia imagen sufre distorsiones
en ocasiones y eso puede provocar a la vez la aparición de enfermedades como la anorexia o la
bulimina.

 Estrés postraumático. Esta afección mental que sufren muchas de las personas que han
pasado por un episodio traumático en su vida por el que se sienten o han sentido amenazados
también aparece en muchas víctimas de violencia sexual.
 Ideas de suicidio. Otra de las graves consecuencias de la violencia sexual es la aparición
frecuente de la idea de suicidio.

La aparición de una o varias de estas consecuencias además afectará al comportamiento de las


víctimas que en ocasiones huyen de sus casas, comenten delitos, se inician en el consumo de drogas
o comienzan a tener relaciones disfuncionales.

La existencia de un indicador no necesariamente significa que una persona haya sido víctima de abuso
sexual. Además, los indicadores de abuso sexual pueden variar en gran medida de una persona a
otra.
Esta página detalla los indicadores generales de:
 Un niño o niña que ha sido víctima de abuso sexual.
 Un adolescente que ha sido víctima de abuso sexual.
 Otro adulto que ha sido ha sido víctima de abuso sexual.
 Alguien que pueda abusar sexualmente de un niño o niña.
Si sospecha que ocurre un abuso sexual, consulte la sección Ayuda y apoyo del sitio web.

Señales de advertencia de posible abuso sexual en niños 1volver al principio

Stop It Now! desarrolló una hoja de consejos de señales de advertencia para ayudar a identificar
las posibles señales de advertencia. La existencia de una de estas señales no significa que un niño
haya sido víctima de abuso sexual, pero la presencia de varias sugiere que usted debería comenzar
a hacer preguntas y considerar buscar ayuda.

Comportamientos que posiblemente observe en un niño o adolescente:


 Tiene pesadillas u otros problemas para dormir sin ninguna explicación.
 Parece distraído o distante en diferentes momentos.
 Presenta un cambio repentino en sus hábitos alimenticios.
 Se rehúsa a comer.
 Pierde o aumenta radicalmente su apetito.
 Tiene problemas para tragar.
 Presenta cambios repentinos en su estado de ánimo: furia, miedo, inseguridad o retraimiento
 Da “señales” que dan pie a iniciar una conversación sobre temas sexuales.
 Desarrolla un miedo inusual o nuevo en relación con ciertos lugares o personas.
 Se rehúsa a hablar acerca de un secreto compartido con un adulto o niño mayor.
 Escribe, dibuja, juega o sueña con imágenes atemorizantes o sexuales.

 Habla de un nuevo amigo mayor.


 De repente, tiene dinero, juguetes u otros regalos sin motivo alguno.
 Piensa que es repulsivo(a), sucio(a) o malo(a), o considera que su cuerpo lo es.
 Exhibe conocimiento, lenguaje o comportamientos sexuales semejantes a los de un adulto.
Todas las señales de advertencia que se indican anteriormente son indicadores generales de abuso
sexual en niños. De hecho, muchos niños no revelan lo que pasó, depende de los adultos atentos
que reconozcan las señales. Sin embargo, si sospecha que un niño o niña ha sido víctima de abuso
sexual al ver estos indicios o si él o ella alude un abuso o revela directamente un abuso
sexual, busque ayuda.

Comportamientos que se encuentran con más frecuencia en Comportamientos que se encuentran


con más frecuencia en adolescentes:

 Se autolastima (cortes, quemaduras)


 Higiene personal deficiente
 Abuso de drogas y alcohol
 Promiscuidad sexual
 Huye del hogar
 Depresión, ansiedad
 Intentos de suicidios
 Miedo a la intimidad o a la cercanía
 Dieta o ingesta compulsiva

Indicadores de abuso sexual en adultosvolver al principio

Existen muchas reacciones que los sobrevivientes de violación y agresión sexual pueden
experimentar. Para eventos traumáticos en general, es importante darse cuenta de que no existe
un patrón “estándar” de reacción al estrés extremo provocado por experiencias traumáticas.
Algunas personas responden inmediatamente, mientras que otras tienen reacciones retardadas que
aparecen, con frecuencia, meses o, incluso, años después. Y mientras que algunas experimentan
efectos adversos por un período prolongado, otras se recuperan con bastante rapidez. Las
reacciones pueden cambiar con el paso del tiempo.

Algunas personas que han sufrido un trauma se sienten con energías inicialmente para asumir el
reto de enfrentar la situación, para luego sentirse desanimadas o deprimidas. 2 El impacto del abuso
sexual varía de persona a persona y puede ocurrir en varios niveles, física, emocional y
mentalmente.

Los sobrevivientes pueden experimentar algunas de las siguientes respuestas: 3


 Respuestas de miedo ante los recuerdos de la agresión
 Sensación de ansiedad dominante, preguntándose si es posible que alguna vez se vuelva a
sentir seguro(a)
 Volver a experimentar la agresión una y otra vez a través de recuerdos del pasado
 Problemas para concentrarse y mantenerse centrado(a) en la tarea en cuestión
 Sentimientos de culpa
 Desarrollar un autoestima negativo, sentimiento de “suciedad” por dentro y por fuera
 Enojo
 Depresión
 Problemas con las relaciones íntimas
 Pérdida de interés en el sexo
Información adicional sobre los efectos del abuso sexual se encuentra disponible en el sitio web de
la Red Nacional contra la Violencia, el Abuso y el Incesto [Rape, Abuse & Incest National Network
(RAINN)].

¿Se siente confundido(a) sobre lo que pasó? ¿Lo que le pasó es agresión o abuso sexual? La
RAINN cuenta con una página web para describir los diferentes tipos de violencia sexual.

Señales de advertencia que pueden indicar que alguien está abusando sexualmente de
un niño 1volver al principio

Los siguientes comportamientos pueden ser motivo de preocupación:


 Incomodar a otros al ignorar los límites físicos, emocionales o sociales.
 Rehusar a permitir que un niño o niña establezca sus propios límites; utilizar lenguaje denigrante
o burlarse para impedir que un niño establezca un límite.
 Insistir en abrazar, tocar, besar, hacer cosquillas, jugar a las luchas o coger entre sus brazos a
un niño o niña incluso cuando este no quiere esta atención o contacto físico.
 Recurrir a un niño para obtener un consuelo físico o emocional al compartir actividades o
información privada o personal que, por lo general, se comparten con adultos.
 Con frecuencia destacar imágenes sexuales o contar chistes sugestivos o inadecuados con niños
presentes.
 Exponer a un niño a las interacciones sexuales de los adultos sin preocupación evidente.
 Tener interacciones secretas con adolescentes o niños (por ej., juegos, compartir drogas, alcohol
o material sexual) o pasar demasiado tiempo enviando correos electrónicos, mensajes de texto
o llamando por teléfono a niños o jóvenes.
 Estar demasiado interesado en la sexualidad de un niño o adolescente en particular (por ej.,
hablar en reiteradas ocasiones sobre el desarrollo del cuerpo de un niño o niña, o interferir con
las citas normales de los adolescentes).
 Organizarse para o insistir en pasar cantidades inusuales de tiempo ininterrumpido junto a un
niño o niña.
 Aparentar ser “demasiado bueno para ser verdad” (por ej. cuidar con frecuencia y de manera
gratuita a diferentes niños, llevar a niños a excursiones especiales sin otros adultos, comprar
regalos o dar dinero a niños sin ningún motivo aparente).
 Ingresar con frecuencia a los baños que están siendo utilizados por niños/adolescentes.
 Permitir en muchas ocasiones que niños o adolescentes no sean castigados por sus
comportamientos inapropiados.

RReferencia

La intervención terapéutica en sobrevivientes de abuso sexual

Diversos autores han coincido en señalar que el tratamiento para víctimas de violencia
sexual debe hacerse con apoyo de un equipo interdisciplinar (Assis et al., 2009; Bernik,
Laranjeiras & Corregiari, 2003; Menicucci et al., 2005). La necesidad de un trabajo
combinado para estas personas se hace aún más evidente cuando son diagnosticadas con
Trastorno de Estrés Postraumático. El TEPT requiere de tratamientos de alta calidad para
ser afrontado, pues la complejidad de sus manifestaciones y la gravedad de su impacto
genera fuertes alteraciones en la salud mental de las personas (Vallejo & Terranova,
2009). Se recomienda la combinación de técnicas como la relajación para reducir el nivel
de estrés psicofisiológico, la reestructuración cognitiva, la psicoterapia psicodinámica, el
uso de psicofármacos, la hipnosis, entre otras. Los autores aconsejan en los casos leves
de TEPT el uso de psicoterapia, y en los casos moderados y graves el uso de tratamiento
farmacológico y psicoterapéutico combinados por lo menos durante un período de doce
meses, y con un seguimiento posterior (Foa, Davidson & Frances, como se cita en Mingote,
Bogoña, Isla, Perris & Nieto, 2001).

Enfoque psicodinámico grupal e individual

Valker y Nash, citados por Mingote et al. (2001), afirman que el psicoanálisis está
contraindicado para las personas con TEPT. Sin embargo, estos mismos autores validan
las psicoterapias dinámicas derivadas del psicoanálisis y señalan que es fundamental
cuidar la alianza terapéutica con la persona afectada a través de un buen encuadre y la
interpretación de las resistencias y la transferencia.

Las etapas del tratamiento psicoterapéutico psicodinámico individual con sobrevivientes


de abuso sexual deben estar focalizadas en el alivio de los síntomas y el dolor o sufrimiento
personal generado. La flexibilidad terapéutica debe permitir al terapeuta moverse hacia
focos de trabajo distintos al del trauma de abuso sexual, optando por un acercamiento
más indirecto al mismo que le brinde tiempo al consultante de reelaborar el trauma de
acuerdo con su propio proceso. La exploración del trauma debe facilitar la construcción de
un relato que permita describir lo ocurrido y contextualizarlo, conectando lo actual con lo
ocurrido. La elaboración del trauma debe permitir la construcción de un futuro donde se
fomente en el sobreviviente la capacidad de acceder a una resignificación distinta de la
historia de sí mismo, con el objeto de disminuir el impacto de la agresión sexual sufrida
(Watson, 2007).

Para otros autores, la psicoterapia psicodinámica individual puede ser un tratamiento


efectivo para las personas con TEPT, siempre y cuando el terapeuta tenga en cuenta en
el proceso las siguientes condiciones: solidez en la alianza terapéutica y dosificación de la
interpretación. El analista además debe buscar la elaboración del hecho traumático
ayudando a la persona a interpretar sus deseos para que pueda hacerse cargo de ellos,
permitiendo la conexión entre las funciones psíquicas disociadas, promocionando el
desarrollo de la capacidad analítica, ayudando a la persona a hacer discriminaciones más
adecuadas de la realidad, facilitándole la configuración de nuevas relaciones de objeto,
permitiéndole autonomía y asertividad, buscando que resuelva el conflicto de agresividad
y culpa, interpretando la compulsión a la repetición, haciendo un trabajo continuo con la
transferencia y contratransferencia, y ofreciendo información oportuna, pertinente y veraz
sobre las instituciones sociales de justicia, sanidad y asistencia social, entre otras, a las
que la sobreviviente puede recurrir (Hembree & Foa, como se cita en Mingote et al., 2001).

Con relación al manejo de la contratransferencia como aspecto fundamental a trabajar en


las terapias con enfoque psicodinámico, en una investigación desarrollada en un hospital
de Porto Alegre, Brasil, entre el 2005 y 2006 con cuidadores de 36 personas víctimas de
abuso sexual y violencia urbana, donde se utilizó la escritura libre como metodología, se
encontró que los terapeutas fueron los primeros en identificar, a través de sí mismos, la
rabia, el miedo, la vergüenza y la inseguridad de las personas, ya que estas inicialmente
no acostumbran a estar conscientes de sus experiencias afectivas. Los terapeutas
hombres tuvieron sentimientos de impotencia, desesperanza y miedo. Hubo predominio
de sentimientos de aproximación, comparados con los sentimientos de distanciamiento en
todos los terapeutas hacia las personas. Se encontraron respuestas contratransferenciales
como interés, empatía y tristeza. Se concluyó que en la contratransferencia las terapeutas
mujeres sintieron más empatía con los casos de violación sexual que los terapeutas
hombres (Eizirk, Polanczyk, Schestatsky, Jaeger & Freitas, 2007).

Otra investigación con enfoque psicodinámico que trabajó el análisis de cinco casos de
psicoterapia grupal heterogénea de mujeres con y sin trauma de abuso sexual, encontró
que el tratamiento grupal proporciona un medio apropiado para identificar y corregir el
problema de aislamiento y estigmatización; genera un espacio adecuado para reparar
vínculos dañados por el trauma; se constituye en una herramienta para reconocer y
corregir los desequilibrios que permiten el abuso y las proyecciones que lo fomentan;
permite el reconocimiento de culpas y responsabilidades en las situaciones de abuso; y,
beneficia tanto a los miembros traumatizados como a aquellos que no padecen el trauma
(Nicolas & Forrester, 1999). La psicoterapia interpersonal-psicodinámica ha sido definida
por Callahan, Price y Hilsenrothe (2004) como la serie de tratamientos que hacen un
énfasis particular en la expresión de afectos y la exploración de patrones de relaciones,
sentimientos o ideas en el presente y pasado de la persona, que contribuyen a la etiología
y mantenimiento de los conflictos psicológicos. Una investigación desarrollada por estos
autores indagó la efectividad de la terapia interpersonal-psicodinámica en personas
abusadas sexualmente y concluyó que este tipo de tratamiento reduce la sintomatología
e incrementa los aspectos relacionados con el ajuste social y el funcionamiento
interpersonal saludable en las personas.

Los tratamientos psicodinámicos con modelos grupales de intervención logran efectos


positivos en la salud de mujeres que han experimentado situaciones de abuso sexual. Los
factores terapéuticos que operan son la cohesión, la catarsis, el factor existencial y la
universalidad, entre otros (Yalom, 1986, 2000). De estos factores, la cohesión es un
fenómeno importante que el terapeuta de grupo debe reconocer y fortalecer para el
beneficio terapéutico, pues obviarla podría ocasionar que los miembros dejen de expresar
y reconocer sus déficits emocionales y psicológicos, convirtiéndose en una forma
destructiva de resistencia. El terapeuta debe hacer intervenciones hábiles que evolucionen
el tipo de cohesión instalada inicialmente en el grupo, pues una vez la cohesión alcance
un nivel maduro, los miembros aprenderán a tolerar el conflicto, a desarrollar intimidad,
responsabilidad y una mayor introspección (Robbins, 2003).

Respecto a este tipo de terapias grupales, una de las metas más importantes a lograr es
la recuperación de los sentimientos de control y estabilidad que se vieron afectados tras
la violación (Van der Kolk, 1987, 2002). Cuando una persona que ha sufrido una situación
traumática asiste a una psicoterapia de grupo, es necesario que recupere la confianza
básica en el otro como ser humano y confíe en un proceso que le permita re-experimentar
el sentimiento de seguridad hacia los demás como parte de la reconstrucción de su vida
y de la elaboración del hecho traumático (Orengo & Sabbah, 2001). Como bien enfatizan
los autores mencionados, el trauma producto de la crueldad humana rompe la confianza
que el sujeto tiene en el otro como ser humano.

Este propósito terapéutico se fundamenta en la propuesta de Ericsson (1983) sobre la


confianza básica, como un pilar importante del desarrollo de la personalidad, en relación
a la sensación de seguridad, de ser cuidado y de relacionarse con otras personas.

En una investigación comparativa entre la psicoterapia analítica de grupo y la psicoterapia


sistémica, se asignó al azar 151 mujeres abusadas sexualmente, de las cuales 82
completaron las terapias de grupo. Para la evaluación de la efectividad de cada terapia,
se aplicaron cuestionarios antes y después del tratamiento, como el Cuestionario de
Personalidad DIP-Q, el Cuestionario de Abuso Sexual Infantil, el registro de Flashback
diseñado para el estudio, la Evaluación Global de Funcionamiento (Global Assessment of
Functioning/GAF), la lista de chequeo de síntomas (Symptom Checklist-90-R), entre otros.
Se encontró que aunque ambos tipos de terapia alivian los síntomas del evento
traumático, la respuesta al tratamiento sistémico fue dos veces mejor que la de la terapia
psicoanalítica en casi todas las medidas. Se resaltó que ambos tipos de terapia tratan de
mejorar la calidad de vida, disminuir los síntomas psicopatológicos y mejorar el
funcionamiento global (Lau & Kristensen, 2007).

Según Vallejo y Terranova (2009), las psicoterapias de grupo de enfoque psicoanalítico


están encaminadas a estabilizar las reacciones psicológicas y físicas que genera el TEPT,
a través de la reconstrucción, elaboración y re-significación de la experiencia traumática.
Según los autores, el tratamiento se encamina a explorar y validar las percepciones y
emociones, buscando traer a la conciencia los recuerdos reprimidos y facilitando en el
sujeto la comprensión de la relación existente entre sus fantasías, sus pensamientos, su
comportamiento y el trauma. La exploración de las fantasías asociadas a la autoculpa y la
toma de conciencia de las implicancias del trauma mediante el tratamiento, constituyen
elementos importantes dentro del proceso psicoterapéutico que no finalizan con el proceso
y deben continuar por el resto de sus vidas.

Terapia con enfoque cognitivo conductual


Las guías de práctica clínica elaboradas por la Sociedad Internacional de Estudios sobre el
Estrés Post Traumático han sugerido que la terapia de exposición es un apoyo efectivo
para el TEPT, si se trabaja desde un tratamiento cognitivo y con psicoterapia interpersonal
(Foa, Keane & Friedman, como se cita en Nemeroff et al., 2006).

En una investigación desarrollada en Río Grande do Sul, Brasil, se evaluó un modelo de


grupo de terapia cognitivo conductual para adolescentes sobrevivientes de abuso sexual.
Participaron 10 chicas entre los 9 y 13 años, y se utilizaron instrumentos como el
Children's Atribbuttions and Perceptions Scale, el Inventario de Depresión Infantil (CDI),
la Escala de Estrés Infantil (EIF), el Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado (IDATE-C), entre
otros. Se encontró que los síntomas de estrés postraumático se redujeron de forma
significativa en las categorías revivencia del trauma, evitación y excitación aumentada.
De las 7 participantes de la muestra que presentaban TEPT, cinco fueron curadas y dos
continuaron con síntomas del trastorno. Los investigadores concluyeron que el grupo de
terapia cognitivo-conductual logra cambios positivos a nivel cualitativo en la
sintomatología, y permite modificar creencias respecto a la experiencia de abuso, ya que
se enfoca en la reestructuración de la memoria traumática y la reducción de síntomas de
ansiedad y depresión, mediante técnicas cognitivas y comportamentales (Habigzang,
Hatzengerger, Dala, Stroeher & Koller, 2008).

En otro estudio con 40 niños y adolescentes entre los 9 y 16 años abusados sexualmente,
de la región metropolitana de Porto Alegre, se evaluó el modelo de grupo de terapia
cognitivo comportamental. Se realizaron 16 sesiones semiestructuradas y se utilizó como
instrumentos la entrevista semiestructurada, la Children's Attributions and Perceptions
Scale, el Inventario de Depresión Infantil (CDI), la Escala de Estrés Infantil (ESI), el
Inventario de Rasgos de Ansiedad Rasgo- Estado para Niños (IDATE-C), y la entrevista
para evaluar síntomas de estrés postraumático. Los síntomas de depresión y ansiedad
presentaron reducción significativa, los síntomas de estrés infantil mostraron reducción
en las subescalas de síntomas físicos, psicológicos, depresivos y psicofisiológicos.
Respecto a las distorsiones cognitivas sobre el episodio de abuso se dieron modificaciones
por medio de técnicas de reestructuración cognitiva. En conclusión la terapia grupal
contribuyó con cambios positivos a nivel de la percepción de culpa, confianza y relación
con pares, y hubo reducciones significativas en los síntomas del TEPT, sobre todo en
revivencia del trauma, evitación e hipervigilancia (Habigzang et al., 2009).

En otra investigación realizada en Sao Paulo sobre el impacto de una intervención


cognitivo comportamental en una adolescente de 13 años víctima de abuso sexual, se
realizaron 45 sesiones distribuidas entre la evaluación inicial, la intervención, la evaluación
final y el seguimiento. Se utilizaron la entrevista semiestructurada con criterios
diagnósticos del DSM-IV, el Inventario de Depresión para Niños (CDI), técnicas cognitivo-
comportamentales y orientaciones. Entre los logros de la terapia hubo reducción de los
síntomas de depresión identificados en el CDI y adquisición de un nuevo repertorio
cognitivo y comportamental formado por estrategias de enfrentamiento más adecuadas
para lidiar con situaciones activadoras de creencias disfuncionales. El modelo terapéutico
ayudó a la persona a comprender mejor su funcionamiento psicológico y a desarrollar un
nuevo repertorio cognitivo y conductual (Lucaina, Valeiro, Barison & Santos, 2009).

Un grupo de investigadores se propuso una revisión sistemática para verificar la eficacia


de la terapia cognitivo-comportamental para tratar síntomas de TEPT en niños y
adolescentes abusados sexualmente. Para ello rastrearon personas desde 1980 hasta
2006 de diferentes bases de datos (Pasarela, Méndez & Mari, 2010). Uno de los estudios
más sobresalientes fue un tratamiento comúnmente utilizado por centros que atienden
abuso sexual infantil que consiste en establecer una relación terapéutica de confianza,
incitando a padres y niños a dirigir el contenido y la estructura de su propio tratamiento,
y a la validación de sus experiencias. El tratamiento fue llamado Grupo de Terapia
Centrada en el Niño y tuvo una duración de 12 semanas, mostrando ser efectivo en niños
con TEPT (Pasarela et al., 2010). Otro estudio comparaba la eficacia de la Terapia
Cognitiva Comportamental (TCC) enfocada en el trauma y la Terapia Centrada en el Niño
(CCT) en 229 participantes. De estos, 158 presentaban síntomas de TEPT, siendo 75 del
grupo de TCC y 83 del grupo de CCT. Los hallazgos demostraron que en el grupo de TCC
el 25.33% de los síntomas se mantuvieron, en contraste con el grupo de CCT donde se
mantuvieron el 50.60% de síntomas. Es decir, la mejoría de los síntomas de TEPT en el
grupo de TCC fue superior al grupo de CCT, sobre todo en evitación, hipervigilancia y
reexperimentación (Pasarela et al., 2010).

Terapia farmacológica

Se ha demostrado que después de un trauma significativo se dan cambios en la


neurobiología del cerebro que justifican las intervenciones psicofarmacológicas (Bernik et
al., 2003). Las medicaciones farmacológicas han permitido la regulación de las respuestas
al estrés, la resolución de la respuesta traumática en combinación con la psicoterapia y el
control de síntomas de ansiedad generalizada, entre otras ventajas. Diversos autores
coinciden en que siempre que se utilice la farmacoterapia, se debe hacer un
acompañamiento complementario psicosocial (Bernik et al., 2003).

Para el tratamiento farmacológico con personas con TEPT se encontraron


recomendaciones de los siguientes medicamentos: antidepresivos tricíclicos (ADT) o
inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAOS) y ADT para los síntomas de
reexperimentación después de 8 semanas de tratamiento; amitriptilina y ISRS para los
síntomas de embotamiento, evitación, hostilidad, impulsividad, ideas suicidas, conductas
adictivas, ansiedad y depresión; litio para los síntomas de hiperactivización fisiológica;
benzodiacepinas, durante un tiempo corto, para los síntomas de ansiedad, insomnio y
pesadillas; imipramina y fenelzina para las intrusiones; y, buspirona, fluvoxamina,
trazodona, nefazodona, zolpidem y alprozolan para las alteraciones del sueño. Se aclara
que el efecto limitado de los distintos tratamientos se asocia positivamente con la duración
del trastorno (Mingote et al., 2001).

La mayoría de investigaciones concluyen que la depresión y el TEPT son comórbidos, y


muchas indican que los antidepresivos son efectivos para ambas condiciones (Mingote et
al., 2001). De estos, los tricíclicos, la desipramina, la imipramina, y la amitriptilina fueron
estudiados en tres experimentos controlados con placebo en veteranos de guerra con
TEPT. Analizados con diseño transversal en 18 sujetos en un período de 4 semanas, la
desipramina no mostró diferencias en el grupo placebo. El resultado negativo pudo
deberse al pequeño esfuerzo estadístico de la muestra y a las dosis relativamente bajas
(Bernik et al., 2003).
Terapia a través de grupos focales

Una investigación a través de grupos focales comparó a mujeres que fueron violadas en
la infancia y que, además de haber desarrollado TEPT, presentaban personalidad limítrofe,
con otras que no presentaban este último diagnóstico. Se concluyó que hubo una mejoría
significativa en las mujeres del primer grupo en los síntomas del desorden de estrés
postraumático. Se encontraron cambios significativos en variables como ansiedad,
depresión, problemas interpersonales e índices de agresividad después de haber recibido
el tratamiento (Cloitre & Koenen, 2001).

Otra investigación con niñas adolescentes víctimas de abuso sexual que asistían a grupos
focales de temas estructurados y diseñados para evocar material inconsciente, encontró
mejorías en los síntomas del TEPT, en el manejo de las crisis en el grupo y en las
habilidades de las participantes para tolerar el tema. Gracias a la terapia, las adolescentes
dejaron de ver el hecho traumático en sí mismo, y empezaron a escuchar y comprender
por primera vez la situación en su total magnitud (Heiman & Ettin, 2001).

Un estudio con grupos focales para mujeres abusadas utilizó técnicas de programación
neurolingüística en la narración de las experiencias vividas para mejorar la autoestima.
Los temas que más trabajaron estas mujeres fueron la repugnancia, el miedo, el fruto de
la violación, la violación en el hogar, la culpa, la imagen, el miedo a la muerte, el placer
de la venganza, entre otros. Estos investigadores concluyeron que, aunque el trauma no
es sanado del todo, ocurre una transformación gracias al soporte y el apoyo, y los talleres
fueron una oportunidad para reflexionar, cambiar actitudes e identificar nuevas soluciones
(Carneiro & Teodoro, 2006).

Otras terapias grupales

A continuación se expone un grupo de terapias grupales que incluyen grupos de terapias


familiares, grupos de programación neurolingüística, grupos de terapia de escritura,
grupos alternativos con enfoque de género y grupos psicoeducativos, implementados en
personas víctimas de abuso que presentan TEPT.

Un estudio realizado entre mayo del 2005 y abril del 2006 tuvo por objetivo identificar
procesos que ayudaran a mujeres abusadas sexualmente en la infancia a atenuar y evitar
los efectos negativos de esa experiencia en la vida adulta. Se utilizó como método el
estudio de caso de una mujer de 36 años y otra de 40, cuyos datos fueron recolectados a
través de entrevistas semi-estructuradas. La investigación encontró que la red de soporte
social, es decir, los recursos formales como la familia y el Estado, e informales como
personas de la comunidad, ayuda en el soporte y en el enfrentamiento de la experiencia
de abuso sexual (Hendler & Santos do Silva, 2006).

Las diferentes investigaciones en estrés postraumático y terapia grupal mencionan a esta


última adecuada y efectiva para sujetos que han vivenciado hechos traumáticos (Botero,
2005; Kanas, 2005; Vallejo & Terranova, 2009). El trabajo con la pareja y los familiares
de los sobrevivientes ha funcionado desde abordajes grupales, en vista de que ellos
también son afectados negativamente, dado el deterioro en el funcionamiento
interpersonal del sobreviviente (Mingote et al., 2001).
Una investigación que describió el proceso que afronta una mujer sobreviviente de
violación, habla de la importancia de la reconstrucción de la identidad sexual. La
investigación trabajó con un estudio de caso del Hospital Francisco Muñiz, donde funciona
un grupo en profilaxis post exposición no ocupacional al VIH y otras infecciones de
transmisión sexual. Los investigadores concluyeron que no basta con atender las lesiones
físicas, sino que debe hacerse también un abordaje desde la atención psicológica que
permita buscar alternativas para que la mujer reconstruya su identidad, su dignidad y le
permita valorarse nuevamente. Los investigadores recomendaron trabajar la relación de
pareja como parte del proceso de recuperación, para que la víctima no sea juzgada
también por esta (Cortejarena, 2004).

Otra investigación se enfocó en un grupo terapéutico dirigido a 29 mujeres con hijos


abusados sexualmente y que han consumido drogas. Este grupo estuvo subdividido en
siete grupos intervenidos durante 12 semanas con técnicas educativas, de discusión,
juego de roles, grupo de intercambio, retroalimentación y biblioterapia. Los resultados
mostraron un incremento del pre-test al post-test en variables como autoestima y
actitudes hacia los hijos. La satisfacción parental incrementó y la mayoría de mujeres se
mostraron satisfechas con la intervención grupal. En las conclusiones se resaltó que la
psicoterapia grupal de tiempo limitado puede ser efectiva para mejorar la experiencia de
crianza de madres de niños abusados sexualmente (Richert & Hiebert-Murphy, 2000).

Las investigaciones que han utilizado terapia de soporte en combinación con terapia
enfocada en el trauma para ayudar a mujeres abusadas sexualmente, han encontrado
entre los logros la reducción del aislamiento, la disociación, los pensamientos intrusivos y
la autoculpa; el aumento en las habilidades sociales, la autoconfianza y la confianza en
otros; una mejor capacidad para reconocer en ellos mismos los síntomas comunes; la
integración de sentimientos con el evento traumático, entre otros (Vandensen & Carr,
2003).

En el año 2005 se realizó una investigación sobre los efectos de la escritura expresiva en
mujeres que sufrieron violencia íntima de su pareja y que presentaban síntomas
depresivos y de TEPT. Se halló que la terapia de escritura expresiva resultó ser curativa
en estados patológicos como la ansiedad y la depresión; generó procesamientos cognitivos
que beneficiaron el incremento de reflexión sobre el significado, el sentido y la coherencia
del evento traumático; y, logró reducir los síntomas depresivos en mujeres que han
experimentado violencia íntima (Koopman et al., 2005).

Una investigación sobre el proceso terapéutico de un grupo de adolescentes de sexo


femenino víctimas de abuso sexual que duró 15 sesiones divididas en 4 fases, estableció
como objetivos específicos la preparación y la desensibilización para facilitar la
autoexpresión, la revelación y expresión de sentimientos, la aceptación y la prevención.
Los investigadores concluyeron que las exposiciones graduales al tema de abuso en el
grupo facilitaron la revelación y la aceptación del abuso en la historia de vida de los
participantes. También se logró la corrección de conceptos erróneos sobre actitudes
sexuales y sobre el propio cuerpo, así como la propuesta de alternativas para futuras
situaciones de riesgo de abuso (Saldanha & Cunha, 2004).

Otro estudio se enfocó en talleres dirigidos a mujeres que fueron violadas y a profesionales
de la salud que asistían a las sobrevivientes en la Casa de Apoyo a la Mujer Profesor Dr.
Domingos Deláscio de la Universidad Federal de Sao Pablo, Brasil. Se encontró que los
ejercicios basados en la Programación Neurolinguística ayudaron a las participantes a
hablar de las situaciones preocupantes, y que la comprensión, aceptación y apoyo por
parte de novios, esposos, padres y el resto de la familia hizo que fuera más sencillo
recuperar su vida y reconstruir su autoestima (Vianna, Bomfim & Chicone, 2006).

Otra investigación, esta vez sobre el uso de la hipnosis en el tratamiento de los trastornos
postraumáticos, concluyó que las personas con este diagnóstico tienen una mayor
respuesta a la sugestión, lo cual permite que las técnicas hipnóticas funcionen mejor,
siendo más factible inducir experiencias disociativas en forma controlada y estructurada.
En estos casos hay un beneficio en términos de la reexperimentación del trauma, para
nuevas interacciones adaptativas con el mismo. En general, se concluyó que la hipnosis
puede incrementar la eficacia de otras terapias con las que se integre (Cardena,
Maldonado, Galdon & Spiegel, 1999).

Los grupos de apoyo constituyen una buena alternativa para el trabajo con sobrevivientes
de abuso sexual. Ofrecen información y educan a los sobrevivientes en materia de
violencia sexual, derechos humanos, sexualidad, violencia intrafamiliar, abuso en el
noviazgo, entre otras. Sin embargo, tienen desventajas respecto a la cohesión grupal y la
continuidad de los temas, por ser grupos de participación abierta (Claramunt, 2002).

Finalmente, existen nuevas propuestas de tratamiento que parten del enfoque de los
derechos humanos y tienen perspectiva de género. La terapia de sobrevivencia propuesta
por Walker (1995) es una de ellas, y se basa en la teoría del trauma y la teoría feminista.
Sus principales postulados se asocian con el enfoque en las fuerzas antes que en las
debilidades de las mujeres, la auto-revelación, el poder compartido, la aproximación
holística y la salud mental positiva.

Discusión

Diferentes investigaciones demuestran que la ausencia de intervención terapéutica


temprana en personas abusadas sexualmente con TEPT puede incrementar los efectos
negativos del evento (Lanktree & Briere, como se cita en Habigzang et al., 2008; Vallejo
& Terranova, 2009). Los estudios muestran que el pasar del tiempo no alivia los síntomas
en sobrevivientes de traumas por abuso, sino se requieren con urgencia tratamientos
psicológicos que contribuyan a su mejoría (Habigzang et al., 2009). Cuanto menor sea el
tiempo transcurrido entre el evento de abuso sexual y el inicio de la terapia, mejores serán
los resultados de los tratamientos en síntomas como la depresión, la rabia, la disociación
y el aislamiento; por el contrario, las personas que pasan mayor tiempo sin ser
intervenidos presentan una sintomatología mayor.

El abuso sexual debe ser asumido por los servicios de sanidad de los estados como un
asunto de seguridad pública, más aun en países donde la violencia de género y la violencia
sociopolítica son pan de cada día. Los datos encontrados en la revisión del estado del arte
de tratamientos y servicios a sobrevivientes de violencia sexual indican deficiencias en la
atención a estas personas en países en vías de desarrollo (Brasil, Chile, Colombia, India).
Se hace necesario ofrecer una buena atención primaria en salud en los centros de servicios
y las áreas de urgencias, ya que ella constituye el puente de acceso y adhesión a
tratamientos de mayor seguimiento y continuidad. La víctima requiere de apoyo
profesional que la guíe en los procesos. Las fallas en este apoyo generan baja adhesión a
los tratamientos terapéuticos y farmacológicos en los centros de salud, lo que no facilita
la elaboración del trauma, tema que aparece reiteradamente en la bibliografía (Freire,
Guimares, Ribeiro & Macedo, 2007).

En muchos casos el primer acercamiento y la calidad de la atención primaria en los centros


de salud determinan el futuro de la salud de las sobrevivientes, pero todavía existen
barreras ideológicas y actitudinales (Khanna, 2008). Los errores por parte de los
profesionales que brindan la atención abarcan desde la tramitación de los casos hasta la
falta de reconocimiento del estado emocional de las personas afectadas.

La discriminación, la culpabilización de la víctima, el desconocimiento de las consecuencias


que deja el hecho traumático, los vínculos terapéuticos negativos, entre muchos más
factores, pueden hacer que el sobreviviente pierda la posibilidad de acceder a
intervenciones que podrían disminuir las consecuencias físicas y/o psicológicas, y podrían
prevenir que el trauma se perpetúe y la violencia continúe.

Los aportes investigativos internacionales han abierto camino respecto a propuestas de


tratamientos e intervenciones en personas con esta problemática. Partiendo de un enfoque
multidisciplinar, los tratamientos más exitosos combinan diferentes técnicas y
modalidades terapéuticas. Las investigaciones demuestran que la combinación de
tratamientos terapéuticos y farmacológicos en casos graves de abuso sexual asociado a
TEPT es indispensable.

Las terapias más utilizadas para el tratamiento psicológico del abuso sexual son las
terapias individuales y grupales con enfoque psicodinámico y psicoanalítico; las terapias
cognitivo comportamentales que utilizan técnicas como la desensibilización sistemática,
inundaciones, reestructuración cognitiva, entre otras; la farmacoterapia con el uso
predominante de los antidepresivos y ansiolíticos; y, las terapias alternativas con
modalidades terapéuticas como la programación neurolingüística, los grupos focales, las
terapias de escritura y las terapias con enfoques de género.

En Colombia ocurre una grave violación de los Derechos Humanos y el Derecho


Internacional Humanitario, por parte de actores armados ilegales y algunos integrantes
del Estado que se han involucrado en actos de atrocidad contra las mujeres. En un
contexto como este es deseable, por el bien de las víctimas, una coordinación
intersectorial entre la ley, las ciencias médicas y forenses, la academia y el sistema de
justicia.

El estado colombiano, a través de la Corte Constitucional (2008) en el auto 092, establece


como obligación del gobierno dar medidas de protección, y recomienda se implementen
programas específicos que colmen los vacíos existentes en la política pública para la
atención del desplazamiento forzado y el riesgo que corren las mujeres en medio del
conflicto armado. Siendo necesario que el estado reconozca la gravedad del abuso sexual
en las mujeres colombianas a raíz del conflicto interno, los programas recomendados son
letra muerta a la hora de crearse e implementarse proyectos profilácticos y terapéuticos
que beneficien a las víctimas

Psicoterapia de pacientes víctimas de Abuso Sexual

Algunas reflexiones-preocupaciones a la manera de introducción


 Se estima que actualmente hay 60 millones de sobrevivientes de abuso sexual en los
EEUU .(Fuente: Trauma Response.A Publication of The American Academy of Experts in
Traumatic Stress.Vol XI.Number 1.Spring/Summer 2005).
 ¿Cuántos en la Argentina? ¿Cuándo podremos calcularlo?
 La mayoría de los adultos sobrevivientes que traté no revelaron su abuso a nadie mientras
eran niños, y un alto porcentaje no lo hizo hasta estar en psicoterapia .
 Los pacientes sobrevivientes no saben que sus síntomas obedecen a un pasado infantil de
trauma.
 La formación profesional técnica, muy específica, permite plantearnos procesos
psicoterapéuticos con esta población, una de las más complejas para los
terapeutas.Expondré ejs clínicos de algunos puntos difíciles.
Psicoterapia del trauma
La psicoterapia del trauma se basa en una relación profundamente íntima en la que
terapeutas y sobrevivientes de abuso sostienen el reclamo de éstos por su vida, su cuerpo,
su yo.
Ambos se comprometen a realizar esta tarea con honestidad y valentía. No obstante la
ambivalencia acuerdan: arriesgarse, confiar y relacionarse con el otro.
La terapia con sobrevivientes nos confronta como terapeutas y miembros de la comunidad
humana con la dolorosa realidad de la crueldad, del egoísmo, de las acciones malignas.
Para acompañar a nuestros pacientes en sus viajes para reclamar la verdad debemos estar
abiertos a la escucha. Sin esta decisión tampoco el paciente puede tomar la suya.
Para los pacientes sobrevivientes, es en esta nueva relación, donde nacen las
oportunidades para retrabajar y curar el daño sufrido en las relaciones de confianza
tempranas. Debido a que el malestar está enraizado en la historia, a menudo crónica del
trauma interpersonal, para el sobreviviente el nuevo medio interpersonal de la relación
terapéutica es tan aterrorizante como prometedor. Debido a lo cual establecer seguridad
y confianza es esencial y asimismo un desafío inherente a estas relaciones terapéuticas.
Los sobrevivientes de traumas interpersonales traerán miedos, profunda
desconfianza y rabia, así como soledad y una fragil esperanza a la relación terapéutica.
Estarán sensibilizados a los más sutiles signos de desatención, abandono o traición en la
conducta de su terapeuta, también estarán influenciados por su comunicación y su
compasión al respecto. Esa sintonización aguda de los pacientes requiere que nuestra
autoconciencia también lo sea. Invitamos a nuestros pacientes a que sean concientes
acerca de sus terapeutas ya que así abrimos temas como el del espacio interpersonal de
la terapia y estimulamos el pensamiento sobre paradigmas relacionales.
La relación terapéutica es única en sentidos claves. Está basada en el respeto por la
persona del paciente. Se organiza en torno a la premisa de que los eventos que ocurren
en ella tienen significado y pueden ser analizados para comprender al paciente y reconocer
esos significados en su vida.

El modelo de psicoterapia de adultos sobrevivientes de abuso sexual infantil que


implemento (surgido de los tratamientos actuales en Stress Post-Traumático siguiendo
principalmente la línea teórica de Millon) se apoya en el progresivo desciframiento de
cinco capacidades intrapsíquicas forcluídas:
1) la hiperestimulación y desorganización fisiológica y psicológica secundaria al trauma
crónico.
2) la recuperación de recuerdos patogénicos y elaboraciones fantaseadas. 3) la integración
del yo disociado y de las representaciones de objeto disociadas, y finalmente
4) la internalización de nuevas relaciones de objeto por las cuales estas capacidades serán
descubiertas y por medio de las cuales se internalizarán.
Los principales recursos terapéuticos que utilizo son:
1)Enfasis en el desarrollo de las capacidades yoicas. Es decir desarrollar una
tolerancia afectiva y modulación, constancia de objeto, estabilización de una mirada
benigna hacia sí mismo. Los sobrevivientes a veces tienen mucha dificultad para tolerar
su propia experiencia emocional. Como respuesta a afectos fuertes a menudo se disocian.
Ej: miedo a ser abandonados o aniquilados. Muchos sobrevivientes se tornan
autodestructivos o adictos para controlar o erradicar afectos disturbadores. La clave de la
psicoterapia con los sobrevivientes es promover el desarrollo de la tolerancia a los afectos.
2) La genuinidad y la presencia emocional del terapeuta.La disponibilidad afectiva
no es afín a todos los terapeutas. Hay terapeutas que prefieren el silencio, una cierta
distancia afectiva o mostrarse anónimos frente a determinados conflictos entre su manera
de ser y las demandas de la terapia. Ser genuino y estar afectivamente disponible significa
estar disponible para la auto-observación y la observación del paciente, reconocer
errores, hablar de la contratransferencia cuando es necesario, y estar dispuesto a ser
conocido y a ser vulnerable para el paciente si el trabajo lo demanda. Esto no significa
abandonar el rol de terapeuta . Sin embargo implica estar más abierto a las propias
experiencias en el aquí y ahora.
3) El desarrollo de la relación terapéutica. No está centrado exclusivamente en
la transferencia.
Los sobrevivientes de abuso infantil grave no sienten que haya garantías acerca de que
la relación a desarrollarse en la psicoterapia sea de índole positiva. El abuso sexual infantil,
a veces, sucede en un contexto de negligencia y de abuso tanto físico, como verbal,
emocional y psicológico.La relación psicoterapéutica se convierte en el foro para identificar
pérdidas de relación, para practicar habilidades de vinculación, y para vivenciar relaciones
gratificantes que pudieran mitigar la desesperación aprendida en el pasado. Esto sugiere
poner un mayor énfasis en la “relación real” que lo que se hace en ciertas terapias . Sugerir
al paciente sobreviviente la toma de conciencia de la relación que se desarrolla contradice
las lecciones aprendidas en su familia de no advertir, no preguntar.
4)Reconocimiento de que la transferencia con los sobrevivientes adultos de
incesto difiere a la que se da con otros pacientes.
En la terapia del trauma la interpretación de la transferencia es más temprana porque se
da en el contexto de invitar al paciente a ser conciente del proceso de traer el pasado al
presente. No es útil estimular las respuestas transferenciales a pleno.La transferencia de
sobrevivientes de traumas infantiles incluye sentimientos de terror, vergüenza, rabia,
masoquismo o sadismo. Puede reflejar aspectos disociados del paciente o del perpetrador.
Debido a las capacidades no desarrolladas del yo de muchos sobrevivientes de abuso
sexual infantil, tolerar tales afectos intensos puede ser imposible hasta más avanzado el
tratamiento y puede interrumpir la seguridad y confianza establecida en la relación
terapéutica hasta tanto se logre tal tolerancia.
5)Comprensión el rol de la disociación en las respuestas al trauma.
La conciencia del terapeuta del potencial de los procesos disociativos le permiten
advertirlos cuando se dan. Reconocer la ansiedad interpersonal e intrapsíquica puede
estimular defensas disociativas. Sin la premisa de la disociación muchos sucesos de las
terapias permanecerían fantasmáticos o llevarían a interpretaciones patologizantes o
avergonzantes. La comprensión de la disociación es central para interpretar eventos
interpersonales en la terapia. La disociación es un acontecimiento interpersonal en la
psicoterapia. Las variadas y complejas respuestas de transferencia del paciente pueden
darse sin su conciencia y reflejar experiencias altamente disociadas del yo y de los otros.
6)Psicoeducación
Es importante dar información a los pacientes sobrevivientes acerca de los
acontecimientos traumáticos, de cómo manejar los síntomas post-trauma y la adaptación
(flashbacks, fragmentos de recuerdos, disociación), acerca de sus recursos y de los de
sus personas amadas, de las respuestas esperables al proceso de psicoterapia (sentirse
peor y no mejor), y del desarrollo normal del niño, (es decir las conductas típicas y las
habilidades psicológicas de un estadio dado del desarrollo). Esta información ayuda a los
sobrevivientes a comprender su adaptación a las condiciones del desarrollo evolutivo.
Después de un tiempo, el reconocimiento de “síntomas” o “debilidades” ,como la
adaptación a circunstancias difíciles, crea un profundo cambio en la relación del
sobreviviente con su yo y en su sentido del significado.
Los sobrevivientes suelen tener expectativas distorsionadas acerca de sí mismos
en el pasado y en el presente. En la medida en que reconstruyen su pasado, se ven a sí
mismos como niños pero que, a su vez, debieran tener niveles adultos (un superadulto
con nivel de omnipotencia) sin reconocer las limitaciones de un niño de una edad dada.
Para los sobrevivientes que son padres es útil el conocimiento del desarrollo evolutivo
infantil. Debido a los profundos sentimientos de no ser normales muchos sobrevivientes
se sienten perdidos al educar a sus hijos. Es un reaseguro para un padre sobreviviente
comprender el curso natural del crecimiento infantil y la exploración de los cuerpos, la
sexualidad, las fantasías.
7)Establecer encuadres
El trabajo central con el sobreviviente trancurre en el proceso de negociar la
relación terapéutica y el encuadre. Estas terapias requieren encuadres claros desarrollados
entre terapeuta y paciente. Los pacientes gravamente dañados en su confianza y en su
seguridad en las relaciones interpersonales lucharán para tener algún control sobre la
cercanía y la distancia y desarrollarán maneras de mantener también algún control sobre
su terror y su vulnerable autoestima en la terapia. Los terapeutas que trabajan con
sobrevivientes necesitan hablar y negociar con respeto sobre estas cuestiones
(modalidades del saludo, llamadas telefónicas, mails, duración de las sesiones, cambios
de horario,el afuera de la sesión, comunicarse con otros miembros de la familia, etc).
El contexto del abuso y la rehabilitación
El abuso sexual infantil y su rehabilitación ocurren en los contextos amplios de la familia
y la sociocultura. La familia en la que ocurre el abuso provee un enclave que permite,
apoya o no previene la violación de niños. Los contextos familiares pueden abarcar desde
un sistema familiar extenso y sin apoyo donde los niños son tratados de manera negligente
o no protectora por sus padres, quienes, a su vez son vulnerables y están sobrepasados,
a familias con tortura sádica intencional. La familia es el grupo humano en el cual muchos
sobrevivientes intentan conseguir ayuda durante la infancia, a veces confiando a otro su
trauma. Una paciente contaba su deseo y su creencia de que la visita de un primo la
rescataría del abuso sádico que sufría a manos de su padre. El primo desapareció de la
familia por razones desconocidas para el paciente y murió poco después. La paciente
transformó esto en una creencia de que la esperanza es peligrosa, y aún mortífera.
El contexto de nuestra sociedad incluye la culpabilización de la víctima, la homofobia, el
ageísmo, la falta de derechos infantiles, el racismo. Este contexto sostiene al sobreviviente
y a los abusadores, informa a la víctima sus percepciones sobre el abuso y la de otros,
incluídas las respuestas de los profesionales.
El contexto histórico también determina las respuestas al abuso sexual infantil. Nuestra
sociedad continúa siendo patriarcal y este patriarcado sirve para perpetuar la violencia
contra los niños y las mujeres y la falta de apoyo a las víctimas. Finalmente,
características tales como la edad del sobreviviente,su género, grupo étnico y status
socioeconómico constituyen variables que también conforman las experiencias
individuales de victimización y las respuestas de los otros. Por ej.; ser un sobreviviente
varón de incesto tiene connotaciones diferentes a ser una sobreviviente mujer en nuestra
cultura, en la cual se supone que los hombres son poderosos y están en el control de las
situaciones. Las personas con trabajo tienen más fácil acceso a tratamientos
especializados. Estas características influyen sobre la respuesta de los otros y el contexto
de cada sobreviviente.
Creemos que el impacto de este tipo de hecho traumático es tal que todo aquel que lo
sufrió soporta consecuencias posteriores perjudiciales.
Se define al trauma (DSM-IV) como la experiencia personal única asociada con hechos o
condiciones en los cuales:
1)la habilidad personal para integrar la experiencia afectiva es sobrepasada o,
2) las experiencias individuales amenazan la vida o la integridad.
Especifico que: las experiencias patognomónicas constituyen cambios en :
a) el mundo de referencia, o la manera usual de entenderse a sí mismo y al mundo,
incluyendo la espiritualidad,
b) la capacidad para modular afectos y mantener una conexión interna benevolente
con el yo y con otros,
c) habilidad para responder a estas necesidades psicológicas de maneras maduras
d) necesidades psicológicas centrales que se reflejan en esquemas cognitivos
disruptivos, y
e) el sistema de la memoria, que incluye la experiencia sensorial.
EL IMPACTO DEL TRAUMA
2.a)Mundo de referencia. El mundo de referencia es la perspectiva desde la cual alguien
se comprende y comprende al mundo . Para la interpretación y percepción son
fundamentales las experiencias de vida. Las desviaciones del mundo de referencia son
inherentemente desorientadoras y estresantes.
El trauma afecta siempre virtualmente el mundo de referencia, que incluye:
 la perspectiva del mundo
 la identidad y
 la espiritualidad.
La perspectiva del mundo abarca la filosofía de vida, principios morales, causalidad y
ubicación del control. Estas creencias conforman e informan la experiencia e interpretación
individual de hechos del mundo y de acontecimientos interpersonales y no personales. La
perspectiva del mundo incorpora actitudes generales hacia otros, incluyendo sus
intenciones y el rol en la vida personal. Incluye creencias sobre la malevolencia o
benevolencia del mundo, la justicia o injusticia de los hechos de la vida, la predictibilidad
de los hechos de la vida. Estas creencias están muy relacionadas con los sentimientos de
eficiencia personal y aspectos espirituales como la esperanza y la compasión
La identidad se refiere al sentido individual del yo a través del tiempo, a través de las
situaciones y de los estados fisiológicos y cognitivos. El concepto de identidad refleja la
experiencia interna del yo, incluyendo estados afectivos característicos y de ser en el
mundo.La identidad incluye la historia o narrativa personal y el sentido de uno mismo
como persona, real e ideal, en el pasado, presente y futuro.La identidad incorpora la
relación con uno mismo y la percepción que uno tiene de sí mismo en relación a los otros.
Incluye pero no se limita a identidades étnicas, de generación, de género, cultura e
identidad vocacional, así como el complejo de internalizaciones e introyecciones e
identificaciones, otros significativos, roles, proyecciones, e ideales del yo experimentados
en relaciones tempranas.
La espiritualidad puede ser considerada el lugar de encuentro entre la identidad y la
perspectiva del mundo. Es una capacidad humana para la conciencia de un aspecto elusivo
de la experiencia. Se refiere a la creación del significado del yo en el mundo más amplio.
Tiene cuatro componentes: orientación al futuro y sentido de significado de la vida,
conciencia de todos los aspectos de la vida, relación con los aspectos no-materiales de la
existencia, sensación de conexión con algo que está más allá de uno mismo. Para algunos
la conexión será con Dios, con un poder superior, la humanidad, la comunidad. El
inevitable daño al campo de referencia inducido por el abuso sexual infantil incluye el de
la propia espiritualidad.

Trabajo Terapéutico respecto del Campo de Referencia


Prácticamente desde el primer contacto con el paciente el terapeuta toma contacto con el
campo de referencia de éste.Luego, cuando se despliega la relación, ambos dan nombre
e identifican el conjunto de creencias del paciente sobre sí mismo, el mundo, la
espiritualidad y comienzan a comprender los contextos en los que se desarrollaronn .
Desde el comienzo de un tratamiento se clarifican las creencias acerca de la propia
identidad. El terapeuta interviene para que el paciente reconozca la relación que tiene
consigo mismo como persona, como sobreviviente. Las respuestas del terapeuta al
paciente reflejarán de distintas maneras sus percepciones de quién es su paciente como
varón o mujer (aunque el tema incluye también definiciones o descubrimientos complajos
de indiferenciación sexual, busexualidad, etc), sobreviviente, ser humano.
Con pacientes con trastornos disociativos, es necesario rescatar los aspectos perdidos de
la historia y el tiempo personal (robado a su desarrollo por el abuso y el contexto del
mismo) y la división de la personalidad que permitió que alguien siguiera vivo con
diversos costos .
Los sobrevivientes suelen considerar al mundo malevonte. El trabajo con la autoestima
implica un ida y vuelta dialéctico mundo-tal como fue percibido por el sobreviviente-
autoestima del sobreviviente.
La psicoterapia se convierte en el instrumento para la exploración de su filosofía personal,
su comprensión de lo que pasa y de la manera en que se relacionan con los demás. El
terapeuta es un representante de ese mundo de los otros, y cuando el paciente confía en
el terapeuta se produce un desafío implícito a la visión del mundo del sobreviviente. Una
simple afirmación pude hacer que un paciente tome conciencia de la contradicción entre
sus creencias sobre las personas en general y la experiencia vivida con su terapeuta al
respecto.
El trabajo terapéutico sobre los temas espirituales surge cuando se ha realizado el duelo
por el dolor pasado. Cuando el sobreviviente mira el futuro puede utilizar la terapia para
ir en búsqueda de esperanza. En este trabajo el terapeuta, es un testigo y otro ser humano
que también lucha por el sentido de la vida.
El trabajo con el desarrollo de las capacidades del yo se da en la relación terapéutica y es
la base de la psicoterapia con sobrevientes. Frecuentemente los sobrevivientes
experimentan sus emociones como un asalto, y , además desconectadas de todo contexto
y significado.
A veces viven sólo dos estados afectivos: Desborde o adormecimiento. Por lo que a veces
no pueden usar sus sentimientos para identificar sus necesidades o establecer y mantener
su seguridad en el mundo.
Las capacidades del yo son capacidades internas que le permiten a la persona mantener
un sistema de identidad coherente, conexión y autoestima positiva. Estas capacidades
regulan el estado interno.
En la tarea con sobrevivientes de incesto se identifican, básicamente, tres capacidades del
yo:
1) habilidad para tolerar afectos fuertes e integrar varias experiencias afectivas,
2) la habilidad para mantener un sentido positivo del yo, y
3) la habilidad para mantener un sentido interno de conexión con los otros.
Las capacidades del yo evolucionan básicamente a través del proceso de internalización
de las primeras experiencias interpersonales, de haber sido sostenido y reconocido como
un individuo independiente digno de amor y estima, en un contexto de seguridad, de
vinculación estable y protectora, de haber sido cuidado con amor en los primeros años de
la vida.
La relación terapéutica se convierte en un importante continente de los afectos y el
terapeuta en un objeto benevolente a ser internalizado como un recurso de ayuda del
sobreviviente , con el que se identifica y utiliza como parte de su experiencia emocional
propia.
La internalización progresiva de la persona del terapeuta y de la relación terapéutica
constituyen irán permitiendo la capacidad para mantener un sentido interno de conexión
con los otros, relacionado con los procesos de desarrollar objetos constantes y memoria
evocativa.Para los sobrevivientes de incesto esta presencia remite a ausencias tempranas.
Al no aparecer un padre u otras personas queridas para poner fin a las noches de terror
colmadas de abuso, el sobreviviente adulto se convierte en un ser incapaz de llamar a sus
representaciones internas de objeto y controlar las experiencias de flashbacks de pánico,
desorganización, y estados fisiológicos de intensa excitación.
Recurrir a utilizar la figura del terapeuta como un objeto benevolente interno también
sirve para modificar y desintoxicar al sobreviviente en la relación consigo mismo.El
paciente empieza a tener un sentido del “nosotros” que refleja la internalización del
terapeuta en relación consigo mismo. Muchos sobrevivientes vivencian autoaversión y
castigo. La internalización de la autoestima del terapeuta y su fortaleza pueden intervenir
en la lentificación del autoataque. La internalización entonces, no sólo del terapeuta sino
de la relación terapéutica en sí misma, ayuda al desarrolla de un modo alternativo de
relación interpersonal que enfatizan la empatía, el respeto, y la protección- más que la
conexión, la humillación, y la explotación.
La relación terapéutica crea un medio que apoya, en el cual el terapeuta y el
paciente pueden tratar temas como la angustia de separación, miedo al abandono y
otros…Este medio protector es esencial para el desarrollo del afecto tolerante e integrador.
Muchos pacientes sobrevivientes traen a su terapia miedos intensos de descompensarse,
de paralizarse, disociarse y perder el control. También, un ambiente psicoterapéutico que
apoya puede despertar en el paciente sobreviviente viejos anhelos de preocupaciones por
cuidados maternos primarios y evocar defensas psicológicas contra la esperada
frustración, ansiedad y duelo.
En la nueva relación terapéutica, los pacientes pueden considerar la posibilidad de una
identidad personal que incorpora un sentido del yo en relación a otro que es tolerante ,
amable y no tóxico.
El trabajo psicoterapéutico incluye frecuentemente el tema de la vergüenza.Los pacientes
sobrevivientes son propensos a temas de vergüenza y de necesidad y expresión de los
afectos( que son poderosos disparadores de la vergüenza y el autoataque). La vergüenza
interrumpe la conexión terapéutica. Su manejo requiere y construye capacidades del yo.
Un terapeuta advertirá que su paciente siente vergüenza y encontrará las palabras para
hablar con él/ella. Parte de este proceso es el desarrollo de un lenguaje mutuo en la
psicoterapia para comunicar necesidades y poder hablar sobre temas “peligrosos y
prohibidos” desde el contexto familiar. Con el tiempo se podrán descifrar relaciones con
objetos internalizados e identificar el estilo de cuidado que el paciente se dá a sí mismo.
Cuando un paciente internaliza al terapeuta y a la relación terapéutica, tendrá más
recursos en su haber y el trabajo terapéutico será más integrado y productivo. Esta faz
del trabajo puede llevar mucho tiempo, recurre a lo largo de la terapia en la medida en
que emerge nuevo material.
Los recursos del yo a menudo se utilizan para obtener contactos interpersonales positivos.
Por lo cual muchos sobrevivientes tienen recursos del yo extremadamente bien
desarrollados que le permiten identificar y satisfacer las necesidades de otras personas o
sobresalir en ciertas áreas como el trabajo, el arte o el mundo académico. Los terapeutas
pueden fracasar en su intento de reconocer el dolor profundo y la lucha de los pacientes
sobrevivientes con los recursos del yo muy desarrollados, estos pacientes funcionan en el
mundo de una manera que parece exitosa. Y aún así, con capacidades del yo dañadas, se
autoatacan , tienen terror y cuando están solos se sienten sobrepasados por el pánico y
la desesperación.
No podemos extendernos más en el tiempo para describir estos procesos
psicoterapéuticos complejos. Sólo decir que estamos reunidos hablando de un secreto
vergonzoso para la sociedad: los niños que la sociedad dice valorar y proteger, son
comúnmente violados, atacados, molestados, cuidados con negligencia. Crecen y soportan
una vida con numerosísimos síntomas y restricciones.
Trabajar para quienes han sido dañados para restaurar su valoración es una contribución
a la sociedad a través de romper el ciclo de abuso que el silencio y la vergüenza también
engendran.
Técnicas para la atención del abuso sexual infantil La psicoterapia infantil ha desarrollado encuadres de
atención, así como herramientas clínicas de ayuda para esta problemática; en la experiencia se observa que se
asumen como ciertos un conjunto de falsos supuestos; entre ellos, el que se les minimiza pensando en que como
son pequeños(as) reprimirán el recuerdo como una defensa para evitar que les perturbe o bien, como son seres
humanos de corta edad, podrán olvidarse fácilmente del evento; en consecuencia, en la práctica clínica en pocas
ocasiones se les brinda la oportunidad de expresar sus verdaderos sentimientos. Los efectos de estos falsos
supuestos cobran factura en el transcurrir del tiempo; una vez adultos por la falta de un adecuado tratamiento
psicoterapéutico viven los ecos negativos de aquellos episodios impidiéndoles el desenvolvimiento sano de sus
habilidades sociales en lo general y familiares y laborales en lo particular. A esto habrá que añadir que el cuadro
se agrava en aquellas víctimas infantiles de violencia sexual que no fueron tratadas en ningún momento de su
vida. La existencia de las diferentes corrientes teóricas demuestra como cada una de ellas aporta estrategias y
esquemas de solución al abuso sexual infantil, siempre y cuando se siguen ciertos lineamientos para su
intervención, ya sea desde una postura psicoanalítica, psicodinámica, conductista, cognitiva y humanista, cada
una de estas corrientes comparten como su principal herramienta el juego. Se entiende que el juego en la
terapia es la expresión de los sentimientos, además de servir como un medio para experimentar sus vivencias
personales que le han causado algún malestar, por medio de este dispositivo se le permite al niño(a) simular,
sin preocupación y sin tener consecuencias negativas, lo que desea hacer, lo que realmente quiere decir y desea
hacia el conflicto o conflictos vividos; para tener soluciones ante esos temores, esas angustias, los conflictos que
tenga con sus propios padres o con personas ajenas a su núcleo familiar o con otros niños de sus edad con
quienes presenten alguna dificultad (Padilla, 2003 y West, J., 2000). En lo general, la terapia de juego debe ser
una intervención adecuada y adaptable (por ser una fuente de descarga emocional que le permite a los niños y
a las niñas hablar de lo sucedido sin tener enfrente a la persona quien le causa conflicto) para la serie de
problemáticas por las que pasan los menores de edad de hoy, y en lo particular para la atención especializada
de los casos de abuso sexual (Schaefer, (2005) quien cita a Ana Freud y Melanie Klein quienes dan los principios
de la terapia de juego). En este sentido, se esperaría que los psicólogos, por ser los profesionales especializados
en el tema, dominasen este tipo de encuadre; sin embargo, son pocos los especialistas que se han adentrado
en el estudio y uso de técnicas específicas. Ha sido gracias a la acción de las instituciones públicas y de
organizaciones civiles que se han podido establecer espacios de atención acordes con las necesidades de este
grupo vulnerable. Y la experiencia empírica junto con el estudio sobre el tema ha producido condiciones de
manejo, discusión de los recursos técnicos y teóricos con los cuales se cuenta, además de la identificación clínica
del cuadro presentado por las víctimas. Particularmente en México, en términos operativos, la atención
terapéutica para esta población ha sido instrumentada en varios estados del país desde la acción del estado,
como es el caso del Distrito Federal, Jalisco, Hidalgo, Querétaro, Nayarit y el Estado de México, entre otros, ahí
se han establecido instituciones de apoyo; sin embargo, el servicio resulta insuficiente dada la demanda
existente, y para dar salida a este déficit de atención se ha contado con la participación activa de organizaciones
no gubernamentales, éstas han hecho suyo el mismo objetivo. Lo anterior pudiese explicarse en parte por el
limitado número de psicólogos que existen en relación con la población, de acuerdo con Alonso y Nicenboim
(1999, citados por Ardila, 2004) se registraron 178.000 psicólogos en toda América Latina; en el caso de México
se estima que hay 12 psicólogos por cada 100.000 habitantes (Ardila, 2004). Varias han sido las áreas de
aplicación que se han desarrollado sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, entre ellas la psicología
clínica y la psicología del desarrollo. Es en la década de los años ochenta que se desarrolla 136 Rev. Reflexiones
92 (1): 131-139, ISSN: 1021-1209 / 2013 Magdalena Velázquez Velázquez, et al. un campo de investigación que
se liga directamente con el problema del abuso sexual infantil, desarrollo del juicio moral, la temporalidad
cronológica en la que aparece sugiere que se trata de un área joven, prometedoramente innovadora, pero al
mismo tiempo con toda una agenda que trabajar en términos técnicos. Técnicas de diagnóstico y tratamiento
Como se puede observar, los signos y síntomas de los menores abusados sexualmente y en los que concuerdan
los especialistas, se detecta una afectación emocional, cognitiva y conductual. En este sentido, es claro que el
proceso terapéutico, en aras de lograr la recuperación de la víctima, deberá hacerse a través de técnicas
variadas. Se puede intervenir de manera individual y grupal; independientemente de la alternativa elegida, es
indispensable reconocer las habilidades que el niño(a) tienen, su edad, su desarrollo biopsicosocial. Asimismo,
es importante que el terapeuta cuente con un conocimiento amplio sobre el abuso sexual, como el tener una
claridad y conocimiento sobre las técnicas que aplica, contar con habilidades para la atención con infantes. Lo
anterior, en virtud que los niños se tornan hipersensibles y en consecuencia requieren de contactos empáticos,
no amenazantes, hay que recordar que estos hechos causan vergüenza y que el expresarlos resulta difícil para
los menores; por eso, es necesario darle su tiempo para que adquieran la confianza necesaria y puedan sentirse
cómodos y tranquilos en le aula de juego. Considerando estas observaciones, es pertinente hacer los siguientes
señalamientos que facilitan la atención con los niños(as) quienes han sido abusados sexualmente (James, 1993
citado en Portillo, 2005): - Reconocerle al niño la valentía de haber contado lo sucedido. - Trabajar las cosas del
pasado reiterándole al menor que esto cambiará en la medida que trate de expresar sus emociones y que no
tiene que estar marcado ni en su presente ni en su futuro por la experiencia que vivió. - El abuso tiene que ser
tratado como un evento de su vida, el cual no tiene que vivirlo ni cargarlo por siempre. - Las técnicas que se
utilicen deben ser un medio reparador y sanador para su bienestar personal. - La resignificación del evento tiene
como finalidad quitarle a los niños(as) la responsabilidad del hecho, disminuir la culpa que puedan sentir, la
vergüenza y el asco, dejando en claro que son pesos y actos propios del abusador. - Ocupar espacios adecuados,
con suficiente ventilación y amplitud, para que el niño(a) pueda expresarse de forma libre. De ser posible
disponer de un espacio abierto en el que el menor se sienta despejado y si desea correr y gritar lo pueda hacer.
En otras palabas, el espacio no debe ser una limitante para que el niño(a) se explaye, se manifieste y dé
elementos de su experiencia para así brindarle una mejor atención. - La meta a alcanzar es que el menor logré
superar y resignificar el evento adecuadamente al tener un desenvolvimiento más pleno y seguro de sí mismo.
Teniendo en claro lo anterior, se podrá decidir trabajar con los(as) menores víctimas de abuso sexual de manera
individual o grupal, o bien combinar ambos encuadres. Este último encuadre se recomienda cuando ya se tuvo
un trabajo constante con los menores. La terapia de juego debe estar dirigida en un primer momento a la
evaluación, para seguir con el tratamiento que le permitirá ayudar a entender lo sucedió y sanar a través del
trabajo directivo. En la aplicación del proceso terapéutico se deben seguir los lineamientos iniciales en dos fases;
la de diagnóstico que se vale de las técnicas como la entrevista, la observación, la aplicación de pruebas
psicológicas y si es posible de proyecciones y cuentos, considerando en esta primer fase que se tiene que dar
un tiempo para poder explorar sobre la temática que se esta tratando. La segunda fase es la de intervención
terapéutica, aquí el especialista ya ha logrado que el menor se identifique; asimismo, se ha percatado de las
Abuso sexual infantil, técnicas básicas para su atención Rev. Reflexiones 92 (1): 131-139, ISSN: 1021-1209 / 2013
137 manifestaciones tanto emocionales como conductuales que tendría que trabajar como prioridad. Técnicas
en la fase del diagnóstico En esta fase se incluye el descubrimiento y la validación del hecho a través de la
entrevista que debe estar dirigida en dos vertientes a) En el ¿cómo se descubrió el hecho? y b) ¿cómo se le hizo
sentir al niño(a)? Esto es muy importante dadas las características de victimización, las cuales involucran el
descubrimiento de lo que significa la experiencia vivida, con lo que el infante puede empezar a tener creencias
erróneas de sí mismo; por ejemplo, culpa, sentimientos de inadecuación y responsabilizarse de ésta. Para
lograrlo es importante tener una entrevista con la persona encargada del niño(a) e identificar las circunstancias
del evento, quién fue el agresor y cómo percibe actualmente al menor. Posteriormente, se tendrá el contacto
con el menor y, sobre todo, tratando de no crearle perjuicios o dirigir la entrevista con los hechos relatados por
el adulto, es necesario establecer un buen rapport a través del juego, en el cual se le permita expresar sus
sentimientos positivos y negativos desde la primera entrevista, dándole credibilidad a lo relatado o comente
tanto del motivo por el que llegó, como de otros eventos que desee contar, en esta fase quien puede llevar la
batuta en el juego es el niño (Colombo y Beigdeber, 2005). Una vez establecido este nivel de confianza con el
niño, el cual se logro a través de elecciones de juego propias del niño(a) y el terapeuta solo participa
distinguiendo con ello sus gustos e intereses. Una vez logrado, el terapeuta puede iniciar con el juego evaluativo
que se da con la aplicación de pruebas psicológicas: test de la figura humana (DFH), test de la casa, árbol y
persona (H.T.P), Ilumina tu vida; dependiendo de la edad del niño se pueden aplicar cuestionarios en los cuales
se indagan las conductas abusivas hacia el niño, los cuentos que faciliten al niño hablar del propio abuso del que
ha sido objeto. Es importante resaltar que en esta etapa el menor ya no dirige, sino quien dirige es el psicólogo;
para indagar más sobre los sentimientos, conductas, actitudes, conflictos que tenga con adultos o pares que le
están siendo difíciles de expresar, aquí el psicólogo debe contar con las habilidades que le permitan al menor
concluir con cada una de las técnica evaluativas, ayudando al menor a expresarse con facilidad, para identificar
a detalle cómo se fue dando el abuso y qué manifestaciones fue presentando; una vez que se tiene identificado
la conducta, los sentimientos, pensamientos que causan más conflicto, se da pauta a la fase de tratamiento
(Glaser y Frosh, 1997; West, 2000). Técnicas en la fase de tratamiento En esta fase, el juego va proporcionar al
niño(a) una asistencia que le ayude a comprender sus sentimientos, su comportamiento, sus ideas o personas
que le causan más malestar; de esta forma, se podrá, iniciar el trabajo terapéutico. Con uno o dos de los
conflictos encontrados, se da una resignificación del evento, se va a disminuir la culpa, los deseos de destrucción
hacia el agresor por un lado y la disminución de conductas autodestructivas. Esta fase también es dirigida por
el psicólogo. Aquí, el psicólogo crea una alianza terapéutica para disminuir los conflictos y las manifestaciones
sobre el abuso (Portillo, 2005). Se puede anticipar que en algunos casos el menor desarrolle un gran temor hacia
el agresor(a); de ser así, se puede trabajar con técnicas proyectivas que le ayuden a disminuirlo, en las que se
involucren acciones concretas de destrucción imaginaria del agresor(a), de reparación del sí mismo, manejando
el binomio héroevillano; disolución de confusiones, utilizando el dibujo, los cuentos, los dilemas, imágenes
semiestructuradas, videos infantiles como el árbol de chicoca de Sánchez (2009), cuentos infantiles como
“Carola y su amigo perro” de Martínez (1993), la visualización del pasado, presente y futuro en sus aspectos
positivos y negativos, junto con técnicas de relajación, a través del manejo de la respiración y del conocimiento
del cuerpo, de las sensaciones y los cambios propios que tiene por el crecimiento. De manera tal que con el uso
de ellas, el menor se descargue, clarifique sus dudas, pueda ver que sucede, cómo se puede resolver de forma
asertiva y dirigir la responsabilidad a quien le corresponde. Si el menor presenta sus temores constantemente
a través de las 138 Rev. Reflexiones 92 (1): 131-139, ISSN: 1021-1209 / 2013 Magdalena Velázquez Velázquez,
et al. pesadillas, es necesario identificar cómo las está percibiendo; en esta parte es necesaria la ayuda de la
madre o tutor, quien de forma inmediata tiene la información dada la vida compartida que tiene con la víctima,
también porque conoce con mejor precisión las formas de expresión y entendimiento de las experiencias
vividas. Esto es entendible desde el marco de la psicología del desarrollo. Hay menores que en virtud de su corta
edad carecen de claridad al momento de relatar lo que sucede; sobre todo en los niños(as) más pequeños(as),
a diferencia de aquellos otrosque son más grandes, como el caso de aquellos cuya edad está en el rango de 6 a
12 años y que pueden relatar la vivencia, apuntando el cómo, cuándo, dónde y quién, o bien las pesadillas o
alteraciones que tienen. La idea es ayudar al menor a identificar lo más nítidamente los distintos elementos con
los que está lidiando, psíquica, social y corporalmente, brindándoles recursos de protección, todo lo cual se
puede lograr a través de técnicas como las mencionadas. En lo particular, para disminuir la ansiedad, el enojo o
la impotencia, se puede ocupar la creación de héroes y malvados, de heroínas y villanas, sobretodo aquellos(as)
con los que se pueda empatar las características del caso de abuso considerando tanto la víctima como al
victimario. Quedando el menor como el héroe o heroína y el victimario como el villano(a). De esta forma, se
podrá reconstruir la historia con un desenlace en el que el menor venza al agresor. Estos ejercicios permiten
que el menor recupere autoconfianza y seguridad. Asimismo, existen ejercicios dirigidos a la auto-aceptación
del cuerpo y el incremento de la autoestima, que se pueden realizar a través del dibujo como actividad lúdica,
ocupando hojas, espejos, colores y objetos de su preferencia, dirigiendo la actividad hacia el reconocimiento
personal de sus habilidades, fortalezas y creencias positivas. Como se puede visualizar, las técnicas son una
herramienta sencilla, pero no por ello carecen de riqueza; de hecho, representan un recurso valioso para
mejorar el estado emocional, cognitivo, conductual y social de la víctima. Su uso en la práctica produce buenos
resultados y una vez que se finaliza la intervención con ellas, el menor logra tener un desenvolvimiento positivo
a nivel familiar, escolar y social. Este tipo de trabajo a corto, mediano y largo plazo abona en una recuperación
de los niños(as) abusados, pues de manera progresiva se van integrando sus emociones, su cuerpo sus
pensamientos, sus sentimientos y sus conductas, de forma favorable, ayudándole a resignificar la experiencia
adversa vivida, a comprenderla, descargándolo de la culpa, ayudándole a sentirse más fuerte, más seguro(a),
menos ansioso(a), más tranquilo(a) consigo mismo(a) y a anticipar situaciones de peligro, actuando frente a
ellas con menor o nula incredulidad, de forma activa para resistirse y denunciarlas, y así no ser parte de ellas.
Conclusiones Con base en lo expuesto, se puede concluir que: - Los buenos resultados de intervención con
menores víctimas de abuso sexual se ven incrementados con el uso de técnicas. - El juego y la creatividad son
elementos sustantivos para la aplicación de estas técnicas. - El contacto empático por parte del psicólogo(a) es
fundamental para la obtención de buenos resultados. - Es fundamental reconocer al niño(a) como un pleno y
auténtico ser humano, poseedor de derechos, opiniones y sobretodo sujeto de protección. - La disposición de
un clima de confianza también representa un elemento medular para atender a estas víctimas. Con él se logra
que hable de lo que no puede o no quiere hablar. - El uso de estas técnicas representan herramientas que
contribuyen al bienestar de los menores en sus diferentes ámbitos. - La disposición de espacios adecuados
aumenta el alcance de mejores resultados, pues de esa manera los niños(as) actúan con mayor libertad, sin
perder de vista el establecimiento de límites de respeto hacia sí mismo, el otro(a) y lo otro. - Atender el uso de
las técnicas de acuerdo con la etapa de desarrollo del niño(a) es indispensable para la obtención de resultados
positivos. Abuso sexual infantil, técnicas básicas para su atención Rev. Reflexiones 92 (1): 131-139, ISSN: 1021-
1209 / 2013

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