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1.

Qué es el abuso sexual

Son actitudes y comportamientos que realiza una persona sobre otra, sin su consentimiento o
conocimiento y para su propia satisfacción sexual.

Va desde la amenaza al engaño, la seducción y/o confusión. Podemos hablar de abuso siempre que el
otro no quiera o sea engañado, (incluso dentro de la pareja). Es un acto que pretende dominar, poseer,
cosificar a la persona a través de la sexualidad. Unas veces el agresor actúa desde la violencia explícita
hacia la víctima, que se siente impotente, desprotegida, humillada. Otras veces, se vale de la confianza
en él depositados para desde la cercanía de una relación afectiva, romper los límites de la intimidad e
introducir elementos eróticos, (sobre todo en niñ@s y preadolescentes). Establece una relación confusa,
irrumpiendo no sólo en su sexualidad, sino en el conjunto de su mundo afectivo y vivencial. En estos
casos, el abuso no es sólo sexual, sino que también se da un abuso de confianza.

Los efectos de la agresión son múltiples, y se expresan en las áreas más importantes de la persona. Es
vivido como un suceso traumático, es decir, como algo que impresiona tanto que no se puede elaborar, y
por ello se intenta olvidar. Pero todo suceso traumático, “olvidado”, tiende a expresarse y a salir a la luz,
bien desde un impulso a la repetición, (incluso viéndose inmersa sin saber cómo en situaciones en las
que nuevamente es violentada); o siendo ella misma, quien, de manera activa, violenta o abusa de otros.
Al mismo tiempo, también aparece una necesidad de evitar, de defenderse de la sexualidad consigo
mismo, y de las relaciones sexuales en general. Es una sexualidad herida, muy mal integrada, y vivida
como una amenaza, como algo que no se puede controlar, y que lógicamente afecta en las relaciones y
compromisos con el otro, con la pareja…

Aclarar que el abuso sexual no es sólo penetración o agresión física. Abarca desde el contacto físico,
(tocamientos, masturbación, sexo oral…), hasta la ausencia de contacto (exhibicionismo, erotización con
relatos de historias sexuales – vídeos- películas-fotografías…).

Puede darse prolongado en el tiempo, o como hechos aislados y puntuales.

Puede suceder en el seno de una familia, de una institución, o con un vecino-profesor-orientador-médico;


en el lugar de trabajo… Esto es, no hay un ámbito específico.

Sus consecuencias serán más graves cuanto mayor sea la implicación afectiva o la autoridad simbólica y
moral, en interrelación con la duración temporal de dichos abusos.

2. Quien es el abusador

Mayoritariamente esa persona que, valiéndose de su cercanía, confianza, autoridad moral… induce,
normalmente con engaño, a realizar o dejarse realizar actividades dirigidas a su propia satisfacción
sexual. Utiliza la confusión, la seducción, el engaño. Otras veces, se vale de su poder y fuerza sobre la
víctima para dominarla y agredirla.

Puede ser:

- El padre, padrastro, hermano…. Que deja a la víctima sin figura de referencia, protección,
identificación… impotente; el enemigo está en casa. ¿Qué hacer y dónde ir?
- Ese tío para quien se sentía tan especial, distinguida entre el resto de sobrinos… y que se valió de su
necesidad de cariño y baja autoestima.
- Ese consejero espiritual, sacerdote, psicólogo, jefe de secta, que valiéndose de su autoridad moral le
aconseja “porque es bueno para su crecimiento o madurez personal”… con lo que la propia identidad
personal y la escala de valores queda muy rota.
- Son esos cuidadores de internados que dejan al niño indefenso, con un silencio pactado.
- Son esos niños que obligan y amenazan a otro niñ@ produciéndole pánico, indefensión, confusión.
- Es el jefe laboral sobre sus subordinados.
- Los jefes de bandas de adolescentes
- Los que aplican castigos ejemplarizantes por cuestiones de raza, condición social, orientación
sexual…
- Los médicos, fisioterapeutas, que van más allá de lo necesario.
- Y…

Digamos que el abusador sabe muy bien elegir su víctima valiéndose de la confianza previa en él
depositada, de su indefensión, o de ambos.

El abusador de niñ@s puede provenir de hogares desintegrados y violentos, que comienzan con
maltratos físicos y terminan abusando. Pero también el agresor puede ser una persona aparentemente
normal que con frecuencia asume el rol de figura protectora, cariñosa, muy valorada y rodeada de niñ@s.
Puede tener profundos desajustes emocionales, problemas de drogadicción, o haber sufrido, a su vez,
abusos en su infancia. Hay algo perverso en ellos que les lleva a buscar el sexo en menores y no en su
grupo de iguales.

3. Quien es la victima

Según los estudios realizados predominan las niñas en edades críticas: a) en la etapa prepuberal,
coincidiendo con la aparición de los signos de desarrollo sexual (10-12 años); b) cuando son pequeñas,
con poca capacidad para expresarse (5-6 años). Se estima que una de cada cuatro niñas y uno de cada
ocho niños han sufrido abusos. Aunque habría que ampliar la población a adolescentes (iniciación en
bandas, profesores…), a jóvenes (seducidas…), a adultos que engañados bajo la apariencia de ayuda por
consejeros-psicoterapeutas-jefes de sectas…; también en los adultos violentados por su pareja o su jefe;
los castigados por su orientación sexual…

Casi siempre son engañad@s, y frecuentemente se sienten “elegidos” por el abusador, quien se muestra
como esa persona tan importante… Cuando son conscientes del abuso, y sobre todo, si han sentido
algún placer, se sienten muy culpables.

Cuando son obligados manifiestamente, lo que predomina es la indefensión (centros de menores…).

Frecuentemente son personas faltas de cariño, con baja autoestima, sentimiento de inferioridad, que
provienen de familias poco estructuradas. Es difícil que hablen: normalmente suelen callar e
intentan olvidar. Si es un familiar cercano, callan porque temen romper la estructura familiar. Si el
abusador es valorado socialmente, porque temen que en su familia nadie les creería. Si es en un
internado, porque se sienten indefensos e impotentes. Si son varones callan porque su hombría quedaría
cuestionada. “Olvidan” porque no pueden vivir con ese peso. Niegan la realidad o le restan importancia
para mantener su orgullo, su autoimagen. Lo que ocurre es que el cuerpo grita lo que ellos callan, y
enferman física o psíquicamente.

A veces hablan, sobre todo cuanto menor sea la importancia afectiva del abusador y mayor la confianza
que tengan en su ámbito familiar. También hablan para proteger a hermanos pequeños o a otros niñ@s.

4. Cuáles son los efectos

Los efectos dependen de la intensidad y duración, de la edad de la víctima y solidez de su estructura


psíquica, del valor asignado al agresor… También de otros sucesos importantes que le hayan podido
fortalecer o debilitar posteriormente. No siempre hay secuelas importantes, pero un porcentaje elevado
presenta dificultades que afectan al conjunto de la persona. Los podemos esquematizar en estas áreas:
psicológica, sexual, psicosomática, social y escala de valores.

- Psicológicas: El Yo en su conjunto, queda amenazado; por eso hay fragilidad con acentuada
inestabilidad emocional; depresión, autolesiones, incluso intento de suicidio; ansiedad y tensión elevadas;
confusión en su identidad sexual; dificultad para integrar su desarrollo y su corporalidad (mimetización,
camuflaje, evitación, exhibición…). Confusión. Destaca un fuerte sentimiento de vergüenza, culpa,
suciedad…

- Sexual: Desarrollada de forma traumática o violentada. La sexualidad no está bien integrada, con
oscilaciones entre una fuerte erotización y un fuerte rechazo e inhibición, anorgasmia, impotencia;
negación o promiscuidad (incluida prostitución).

- Psicosomática: El cuerpo en su conjunto está especialmente dolido y no puede digerir. Aparecen


dolores crónicos generales, hipocondría, alteraciones gastrointestinales, en la alimentación (anorexia-
bulimia). Insomnio, pesadillas. Dificultad en la atención, memoria, concentración.

- Sociales: ¿Cómo confiar en el otro? ¿Cómo hablar de uno mismo? Por tanto, aparece una fuerte
desconfianza, con repliegue, aislamiento, incomunicación… Hostilidad hacia el sexo agresor; relaciones
teñidas de vergüenza, culpabilidad… A veces se cae en lo marginal (drogas, prostitución).

- Escala de valores: Al romperse los tabúes y principios más sólidos, los religiosos y morales…, la
víctima suele perder dichos valores y adopta una actitud asocial, o actuar de forma provocadora que
conlleva riesgo.

En general, se presentan los efectos shock postraumático: sexualización traumática, pérdida de confianza
en las relaciones, estigmatización social (sentirse marcada de por vida), y sentimiento de impotencia e
indefensión

5. Como prevenir el abuso sexual

a). En el niño.
- A nivel general:

 Lo fundamental es crear en la familia un clima de confianza y apertura para que el niño pueda
hablar de lo que le ocurre, le preocupa, le extraña.
 Lo ideal sería una labor conjunta entre familia y escuela que permita al niño estar informado y
protegido si….
 Evitar por todos los medios el castigo físico (cachetes, guantazos), pues le hace vivir su cuerpo
como algo que puede ser agredido y sobre lo que él no tiene dominio; por tanto, queda expuesto
a las agresiones de cualquier otro. Si un niño es agredido en casa, aprende que la agresión es
normal y que, por tanto, cualquier otro le puede agredir.

- A nivel específico:

 Enseñarle:” Mi cuerpo es mío. Nadie debe tocarlo sin mi permiso”.


 Enseñarle a reconocer las partes íntimas, (las cubiertas por un bañador).
 Que diferencie los tipos de caricias. Las caricias buenas te hacen sentir bien; las caricias malas
te hacen sentir mal, son raras. Si no te gustan, di NO.
 Explicar que hay secretos buenos y secretos malos. Los buenos son de cosas buenas,
agradables, (regalos, sorpresas…); y los secretos malos son de cosas que te hacen daño: tocar
el cuerpo a escondidas es un secreto malo, y hay que contarlo rápidamente.
 Explicar qué es el Abuso Sexual: “un adulto o niños mayores quieren tocar o jugar con las partes
íntimas en secreto”.
 Si a él o a otro niño le dicen que debe guardar un secreto malo, hay que buscar rápidamente una
persona adulta y de confianza a quien poder contárselo.
 Asegurarse de que el niño sabe decir NO si alguien intenta tocarlo de manera que se sienta
incomodo, con caricias malas.
 Explicarle que, aunque la mayoría de los adultos son buenos, no siempre es así; y a veces,
personas conocidas, o desconocidas, pueden querer hacer caricias malas. Decir siempre NO,
sea quien sea.
 Explicarles que no se deben aceptar regalos ni favores de desconocidos; pueden ser personas
malas que dan cosas para engañarle.
 Explicarles que no se deben abrir puertas a extraños, ni irse a sus casas ni a pasear con ellos sin
el permiso de los padres. Conocer a los amigos y personas con las que el niño suele pasar
tiempo.
b). En Adolescentes, Jóvenes y Adultos.

 Enseñarles que su cuerpo es suyo y la relación va siempre hasta donde ell@ quieran llegar:
nunca más allá No valen comparaciones, quejas, chantajes, imposiciones…
 El que se quede con un chic@ para ligar no significa llegar hasta donde el u otro quiera.
 El que se esté con una pareja estable no significa cumplir o someterse a los deseos del otro:
propuestas, juegos…que te hagan sentir mal.
 Reconocer los comentarios que son descalificaciones y agresiones: reprimid@, estrecha…
 Identificar las diferencias entre amistad, afectividad, asesoramiento, sexualidad engañosa…
 Ser favorita para alguien especial, (tío, profesor, consejero …), no significa tener sexualidad.
 La autoridad moral no implica poder sobre tu cuerpo, ni el crecimiento personal o el ser “amigos”
implica sexualidad.
 La sexualidad se vive en intimidad, pero las relaciones afectivas no se esconden. Lo que se
oculta normalmente no es bueno: los sentimientos buenos se expresan y comparten ante los
otros.

6. Indicios de abuso sexual

Los indicios no son señales inequívocas, sino indicadores de que algo va mal a nivel general, y más
concretamente en la sexualidad. Es importante tenerlos en cuenta, pues cuanto antes se detecte el
problema subyacente, antes se podrán buscar las ayudas necesarias. Así mismo, con frecuencia la
víctima de abusos se queja con una mezcla de rabia y dolor:”¿Cómo, en mi familia, nadie se dio cuenta
de que algo serio me pasaba? ¿de qué, si era rebelde, no comía, no aprobaba, me hacía pis…, debía ser
por algo? ¿de que algo fuerte me debía estar pasando?” Pues bien, estos son los indicios más frecuentes:

a) En Niños:

 Sin causa aparente, aparecen cambios repentinos en el apetito, control de esfínteres.


 Dificultades para caminar o sentarse: sangrados, secreciones intensas, infecciones frecuentes.
 Dificultades de atención, concentración, memoria.
 Estado de hipervigilancia y alerta.
 Fuerte nerviosismo cuando aparece una persona concreta, aunque sea de la familia.
 Tristeza, depresión, ansiedad elevada.
 Dificultades y miedos al ir a dormir. Pesadillas intensas.
 Retraimiento social. Desconfianza.
 En el área de la sexualidad es donde más indicios suele haber:

1. De repente no quieren cambiarse de ropa ante otros, en el gimnasio…


2. Erotización elevada, masturbación compulsiva.
3. Conocimiento de la sexualidad inapropiado para su edad. Palabras de significado
sexual compartidas con otros niños, animales…
4. Actitud seductora, actitud exhibicionista.
5. Rechazo del propio cuerpo.

También como posible señal de alerta, hay que desconfiar de los padres, cuidadores… que son muy
celosos y controlan excesivamente a la familia, que limitan el contacto del niño con otros niños…; y que
tienen una vida de poca relación con el exterior, misteriosa, u obscura.
b) Con los Adolescentes y Jóvenes.

Se suelen repetir los mismos indicios que con los niños.

Conviene prestar atención al adolescente o joven que presenta una valoración o admiración excesiva
hacia un adulto concreto, con el que suele verse a solas (conversaciones, viajes…), y con el que
mantiene una relación asimétrica. Más aún si este adulto es excesivamente halagador, espléndido …, con
el conjunto de la familia, pues puede estar ejerciendo una seducción generalizada, para actuar valiéndose
de la ceguera de los otros.

También, con frecuencia, el escaparse de casa, los problemas de drogas, los embarazos…, suelen
ocultar un abuso sexual. No encuentran su lugar, se sienten vejad@s en su dignidad, o se identifican con
el cómo han sido tratad@s:” si me tratan como una puta, me comporto como tal porque así me siento.”

Recordad que los indicios son indicadores de que algo va mal. Por tanto, si se trata de una persona
adolescente, joven adulta, que se pregunte qué le está ocurriendo en su sexualidad, con su pareja…Si se
trata de un@ niñ@ serán los padres y personas de su entorno quienes se tendrán que hacer dicha
pregunta, y buscar la respuesta por muy dura que sea: ante la realidad no se pueden cerrar los ojos.
Tened en cuenta que el entorno, (familiares, amigos, profesores…), tienen un papel fundamental siempre,
pues con frecuencia la víctima, ni siquiera siendo adulta, es consciente de estar sufriendo un abuso
sexual.

7. Tratamiento

Es importante hacer una terapia con un psicoterapeuta especializado en abusos, para que pueda detectar
el significado de lo vivido y ayudarle a superarlo.

Lo fundamental es romper ese silencio que ahoga, y “gritarlo”: desenterrar y gritar los sentimientos,
emociones y vivencias silenciados durante tanto tiempo. Cuando está disociado o negado, poder
conectarse y comprender el impacto que ello causó. A partir de ahí, aprender a distinguir víctima de
agresor: por mucho sentimiento de culpa que se tenga, la víctima es siempre la víctima. Aprender a
liberarse de todas esas ideas y sentimientos distorsionados sobre sí misma, (suciedad, puta, maricón…);
reconocer, expresar y canalizar su sentimiento de rabia (contra sí y/o contra todo el sexo agresor, o contra
los órganos genitales…); aprender a detectar situaciones engañosas y aprender a decir NO; aprender a
confiar en los demás, e ir creando una red de apoyo, de confianza; perder el miedo al agresor y si es
posible, enfrentarse a él, (lo ideal es que consiguiera una disculpa y desenmascararlo).

Se trata de entender desde lo profundo la relación que existe entre sus problemas actuales y lo sucedido,
y poder comprender tanto la realidad exterior como su propia realidad, (ambas distorsionadas). Se trata
de conectar y conocer su auténtico yo, y reconstruyendo su imagen, sintiéndose acorde consigo misma,
con su cuerpo, su sexualidad…; rescatar parte de esa inocencia perdida y abrir un camino hacia el futuro:
realista y abierto a la esperanza. Algo nuevo comienza que merece la pena ser vivido. Estando en paz
con uno mismo es más fácil encontrar compañeros de viaje. Y aunque el pasado no se puede olvidar, las
heridas sí pueden cicatrizar. El silencio se transforma en palabras que curan. ¡Rompamos el silencio!
Merece la pena intentarlo.

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