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Tanatología educativa, educación para la muerte

Los modelos educativos actuales, tratan en su pretensión de educar sobre los contenidos
que según ellos necesitan para que los alumnos puedan vivir… lo más correcto seria
decir que capacitan a los individuos de una sociedad para ejecutar tareas que satisfagan
las necesidades de esta; es decir se trata de una adoctrinamiento en el que se le
introyecta a cada sujeto una serie de valores y habilidades correspondientes a una
sociedad.

En el caso de nuestra cultura occidental estamos muy orientados a no detenernos a


contemplar aspectos de tipo trascendente que tienen que ver con una realización más
profunda de la vida, de los limites humanos, por eso cuan do aparecen la enfermedad o
la muerte nos conflictuamos de una manera desproporcionada ya que son elementos
propios de la vida pero no considerados y por ello se convierten en fuentes de conflictos
y patologías.

Se trata de que se pueda incluir la perspectiva existencial completa, no solo las


habilidades que nos hacen funcionales en una sociedad construida para producir y
consumir. Si no se incluye la muerte en la enseñanza desde las Políticas Educativas
hasta la propuesta de un maestro; no se estará educando para la vida. La capacidad
resiliente del cada sujeto se ve disminuida por no tener la capacidad de incorporara estas
realidades en su horizonte existencial.

En la antigüedad el tema de la muerte no era omitido, quizás era mal orientado pero la
omisión no es mejor.

“Una enseñanza sin muerte es la muerte absoluta de la enseñanza, porque no


tratar de lo que más importa descalifica a cualquier institución sobre el saber”.
Pero hay más: Si la vida es un desastre, ¿Por qué tanto énfasis en educar para la
vida? Habrá que educar para cambiarlo casi todo, y hacerlo para mejorar la vida
incluyendo la muerte. La sociedad les ha preparado para la vida, pero nadie les
ha enseñado a estar preparados para la muerte. Necesitan tanto educación para la
muerte como para la vida”1.

La Educación para la Muerte” podría ser uno de esos temas a la vez esenciales e
inexistentes de la educación. La educación oficial hace como si la muerte no existiera, y
como si nada tuviera que ver con la formación. Además, el tabú social de la muerte se
refleja en la escuela como un tabú profesional.

En lo referente a la muerte es necesaria una formación de la misma, ya que se


requiere de conocimientos en tanatología para disminuir sus temores o ansiedad
y así fortalecer su propia salud. Por lo tanto, la realidad educativa es compleja,
dinámica, contradictoria y paradójica. Es por ello que se aborda desde el
principio de la totalidad, comprendiendo, acordando, interviniendo, hasta que
emerja una nueva realidad educativa que responda a las necesidades de la
sociedad Es ver la muerte desde lo holístico, lo humano y lo complejo2.

1
Osho. Madurez. La responsabilidad de ser uno mismo. Barcelona: Grijalbo; 2004.
2
Méndez, Evaristo (2000). “El desarrollo de la ciencia, un enfoque epistemológico” Revista espacio
abierto. Maracaibo Venezuela, vol.9, número 4.
No tiene nada de malo aceptar los limites del actual modelo educativo, se trata de
darnos cuenta que este modelo ha provocado una reducción de la calidad de vida de las
personas al relativizar la natural propensión a la trascendencia; el hecho tener una
función social y ser parte del ciclo de generación de vienes y servicios y ser consumidor
no completa el sentido total del significado de la vida humana, este perspectiva al
extremo provoca un aislamiento de las personas las hace egoístas, y sus relaciones son
solo funcionales. El otro es un medio de realización o un estorbo.

En ello, de manera conveniente, se posibilita ver el problema de la muerte con el


cambio del modelo epistémico, esto es, en lugar de sujeto-objeto, se cambia a un
sujeto-cosujeto3.

La persona humana se mira como una realidad compleja que tiene en su horizonte de
realización la vida con los otros con los que forma una sociedad y genera cultura, que
además no vive y solo desaparece, al parecer de una forma u otra la idea de
trascendencia es algo que acompaña a cada persona de forma conciente e inconciente.

Educación para la Muerte

Por otra parte es necesario hacer hincapié que la muerte es un acontecimiento


universal. Salud, enfermedad y muerte son aspectos indisociables al ser humano.
Pero existe una diferencia en cuanto a la concepción de la muerte con respecto al
género. Las mujeres se manifiestan más abiertamente. Ellas marcan la
importancia de la familia con respecto a la vida, en contraposición con los
hombres, que se refieren a los aspectos consecuentes y favorables, mencionando
que es una etapa de duración biológica. Asimismo, comenta la autora que para
los jóvenes la muerte es considerada como el final de la vida, entrando a un
estado de trascendencia y paz4.

El concepto de educación para la muerte es algo más no es intervención


psicológica en desastres y catástrofes, no es atención en cuadros de estrés
postraumático, ni se ocupa de lo que corresponde una psicoterapia en casos de
duelo no superado. Es una apertura para la formación, que se apoya y construye
desde la muerte como un ámbito de extraordinario potencial formativo. Es un
camino para conectar la educación ordinaria con la Educación de la Conciencia,
una rama de este árbol mayor5.

Se hace pertinente entonces tener propuestas que pongan por delante este nuevo
paradigma, subrayando una idea ya antes dicha: la educación debe ser algo más
complementario y holístico, no solo respecto a su deseo de instruir a las personas para
desempeñarse de forma eficiente en su comunidad si no, respetando el sentido profundo
del significado de la vida humana como trascendencia.

3
María de Lourdes Morales Flores, María Luisa Quintero Soto y Ranulfo Pérez Garcés, Revista Digital
Universitaria 1 de febrero 2011 • Volumen 12 Número 2 • ISSN: 1067-6079
4
IDEM.
5
Agustín de la Herrán y Mar Cortina, Psicooncología . Vol. 5, Núm. 2-3, 2008, pp. 409-424
Los habitantes de las grandes ciudades contemporáneas se consideran el
producto más refinado de la evaluación, por conocer, predecir o controlar
algunos secretos de la naturaleza, que le hacen la vida más cómoda y segura. Sin
embargo, la única certeza del hombre es su finitud, la muerte. Cuando reflexiona
sobre ella, vive en el temor, un temor tan intenso que lo obliga a luchar todos los
días contra sus pasiones, deseos y sueños para perfeccionarse. Busca hacerse
inmortal en la memoria de sus semejantes6.

Las actitudes individuales y sociales hacia la muerte y sus consecuencias como el dolor,
el duelo y el sufrimiento, se expresan muchas veces de forma inadecuada y generan
patologías psicológicas y sociales haciendo que muchas veces quien los padece quede
inoperante con actitudes de temor y angustia, al afrontar sus propios miedos ante la
muerte.

Los diferentes paradigmas educativos nos han modelado un mundo llenos de mitos y
creencias sociales sin que sean completamente ciertos, pero los hacemos funcionar por
su conveniencia pragmática. Es muy evidente a la fecha le necesidad de una educación
mas allá del conocimiento meramente científico y tecnológico.

Esto significa tener una educación en tanatología, con base en un sustento teórico y
epistemológico dentro de un paradigma constructivista, humanista, holístico y de la
complejidad, a esto le llamamos “Tanatología Educativa”.

6
Serrano Javier. y Troche Pedro. (2007). Teorías psicológicas de la educación,. Toluca Estado de México,
México. Editorial. UAEM, pp.1-149.

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