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El Fiscal Adjunto Superior, Roberto Carlos Reynaldi Román, en una nota

intitulada “La prescripción extraordinaria al debate”, ha compartido sus


interesantes reflexiones en torno a la naturaleza jurídica de la interrupción del
plazo prescriptorio, que aquí difundimos para promover la discusión y el debate:

La doctrina y jurisprudencia dominantes, han diferenciado la prescripción


ordinaria de laextraordinaria, en razón del plazo, estableciendo como regla
que la ordinaria se da, cuando elplazo es igual al máximo de la pena fijada por
la ley para el delito, mientras la extraordinaria, cuando sobrepasa el máximo
más una mitad.

Lea también: «DL 1194 convierte un proceso especial en la regla y al proceso


común en la excepción».

Al parecer, la confusión radicaría en la norma establecida en el último párrafo


del artículo 83 del Código Penal (CP), que señala: “Sin embargo, la acción
penal prescribe, en todo caso, cuando el tiempo transcurrido sobrepasa en una
mitad al plazo ordinario de prescripción”.

Lea también: César San Martín analiza exhaustivamente el proceso


inmediato (mal llamado proceso de flagrancia).

Lo que sucede es que ni siquiera se entiende la naturaleza jurídica de la


interrupción de la prescripción, cual es la de dejar sin efecto el tiempo
transcurrido al momento de presentarse la causal de interrupción, implicando el
comienzo de un nuevo plazo. Debe entenderse que esta es la regla y no como –
equivocadamente– opina la doctrina y jurisprudencia dominantes, que
laprescripción extraordinaria siempre será igual al máximo de la pena fijada,
más la mitad.

Lea también: Corte Suprema establece doctrina jurisprudencial sobre la


prórroga de la investigación preparatoria.

El último párrafo del artículo 83, lo único que hace es fijar una garantía frente
al exceso, pues lo que quiere comunicar, es que en ningún caso, el plazo
de prescripción puede sobrepasar el máximo más la mitad. Ello por poner un
límite temporal razonable.

Lea también: «DL 1194 convierte un proceso especial en la regla y al proceso


común en la excepción».

Pongamos el ejemplo del homicidio (art. 106 CP), que prevé una pena de 6 a 20
años. El plazo ordinario, será de 20 años, pero si se interrumpe dicho plazo,
comenzará uno nuevo, es decir, otros 20 años y no –sumados– 30, como
erróneamente se cree. Aquí viene la diferencia. Si por ejemplo, el plazo se
interrumpe a los 5 años, el delito prescribirá a los 25 años, por cuanto la
consecuencia de la interrupción es la de comenzar a correr un nuevo plazo, es
decir, esperar los 20 años como límite máximo de pena legal establecida. Pero si
la interrupción se da a los 15 años, no debemos esperar otros 20 años (que al final
sumarían 35 años) como dice la regla, sino que en este caso, la prescripción se
dará a los 30 años (plazo máximo más la mitad), como garantía temporal
impuesta por el legislador.

Lea también: Corte Suprema: Establecen doctrina jurisprudencial sobre


audiencia, motivación y elementos de la prisión preventiva.

Esta es la única interpretación razonable y no como equivocadamente se ha


venido aplicando tal dispositivo legal. Argumentar lo contrario, implicaría
afirmar que la consecuencia jurídica de lainterrupción, no es la de dejar sin
efecto el tiempo transcurrido, sino la de sumar (simplemente) la mitad del plazo
máximo. Así, en todos los casos en que se verifique una causal de interrupción,
la prescripción se daría en un tiempo igual al máximo más la mitad, circunstancia
que vacía de contenido a la institución misma de la interrupción, pues su
naturaleza, no es la de sumar la mitad del plazo máximo, sino la de dejar sin
efecto el tiempo transcurrido.

Lea también: Corte Suprema: el proceso penal de revisión y la imparcialidad.

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