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La cita de Leonardo Da Vinci que encabeza este libro justifica la inclusión de este capítulo en un
manual cuya intención es, como ya ha quedado dicho, eminentemente práctica. No obstante, sería
presuntuoso por mi parte desoír el consejo de una de las más preclaras mentes de la historia de la
Humanidad.
Por lo tanto, antes de adentrarnos en la aplicación de las herramientas que la psicología criminal
pone a nuestra disposición, conozcamos algo de su historia y desarrollo.
Vamos a iniciar nuestra lectura en algunos de los más maravillosos parajes de nuestro plantea.
Viajaremos primero a la Polinesia, donde las tribus “kai” de Nueva Guinea utilizaban el siguiente
método para descubrir a los asesinos: ponían en la boca del cadáver un betel, creyendo que lo
escupía cuando su asesino se acercaba. Así, los parientes del fallecido sospechaban de las
personas que no concurrían al entierro.
En Nueva Inglaterra, la noche siguiente la noche los parientes del muerto se reunían frente a la
choza. El sacerdote-hechicero invocaba en voz alta al espíritu del muerto preguntándole quién le
asesinó. Si no respondía, pronunciaba el nombre de algún sospechoso; si tampoco respondía,
seguía nombrando a otras personas hasta que se producía un ruido dentro de la choza o en un
caracol que llevaba en sus manos, lo que constituía un indicio decisivo.
En Victoria (Australia) se observaban atentamente las piernas del moribundo en la creencia de que
sus movimientos indicaban la dirección en que debía buscarse al asesino. En otra región del sur del
continente uno de los parientes del muerto dormía con el cadáver la noche del fallecimiento
apoyando en él la cabeza soñar con el asesino. Al día siguiente el cadáver era colocado sobre una
especie de féretro portado por personas elegidas sobre sus hombros. Los amigos del difunto
formaban circulo a su alrededor pronunciando diferentes nombres para comprobar de qué modo
reaccionaba el cadáver. Finalmente, el pariente decía el nombre de la persona con quien soñó,
creyendo los nativos que en ese momento el cadáver se sacudía violentamente sobre los hombres
de sus portadores, contadores, confirmando así que el asesino era el nombrado por quien soñó co
el. En el sudeste del mismo contiene, otra tribu aborigen se orientaba en la búsqueda del asesino
teniendo en cuenta la dirección en que caría el cadáver al ser arrojado a la tumba.
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ataúd y Ana exclama: “¡Oh, caballeros! ¡Mirad, mirad! ¡Las heridas de Enrique muerto abren sus
bocas congeladas y sangran otra vez! ¡Avergüénzate, avergüénzate, montón de deformidades!
Porque es tu presencia la que hace manar la sangre de esas venas vacías y heladas, donde ni
sangre queda ya”).
El pensamiento mágico ha sido desde siempre usado con fines de investigación criminal, aunque
sea de forma muy primitiva. Una de sus ancestrales creencias era que, de distintos modos –como
acabamos de ver- el muerto se vengaba persiguiendo y señalando a su asesino. Y hay mucho de
cierto en ello, ya que en la actualidad la ciencia forense es capaz de hacer “hablar” al muerto
descubriendo, recogiendo, analizando e interpretando los indicios que en el cadáver se encuentran.
Pero también la psicología criminal es capaz de hacer haber hablar a los muertos (y por supuesto a
los vivos) para descubrir al culpable. Y de ello trataremos en este libro.
¿Qué entendemos por “psicología criminal”? La lógica impone comenzar con el planteamiento y la
respuesta a tan aparentemente sencilla cuestión. Y digo aparentemente sencilla porque, en efecto,
responder a ella supone adentrarse en un debate que se inició hace ya más de un siglo y continúa
en la actualidad.
Pero a nosotros, pragmáticos como nos corresponde ser por nuestra profesión, nos interesa
únicamente un concepto o idea que sirva para ilustrarnos con sencillez y claridad.
Por ello he optado por una sencilla: desde mi punto de vista, la psicología criminal es la ciencia que
estudia el comportamiento humano en relación al delito. El ilustre Doctor García-Pablos apunta muy
acertadamente que la psicología analiza el comportamiento delictivo como cualquier otro
comportamiento humano normal, por estimar que no existe diferencia cualitativa alguna entre uno y
otro desde el punto de vista estrictamente conductual.
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Este concepto, amplio y no restrictivo, permite incluir en el ámbito de esta disciplina no solo el estudio
de la conducta del delincuente, sino también el análisis de todo aquello que rodea el hecho criminal,
a pesar de la corriente de pensamiento actual, que, sin embargo, opta por separar la psicología
criminal (o criminológica, utilizando un término más preciso) de otras de la psicología que
tradicionalmente han venido formando parte de su tronco común, tales como:
La psicología jurídica o legal (aquella que se ocupa de estudiar los principales fenómenos
psicológicos relativos al proceso judicial, tales como testimonio, percepción, memoria; así como la
psicología de todos los intervinientes en el proceso: jueces, policías, testigos, imputados…).
La psicología forense (íntimamente relacionada con la anterior, se encarga del peritaje psicológico
mediante la evaluación de áreas tales como la psicopatología, la capacidad intelectual, la
personalidad, el riesgo de reincidencia o el grado de sinceridad).
La policial (dedicada al estudio de los fenómenos que afectan el policía en función de su especial
actividad, así como la aplicación de conocimientos psicológicos a la investigación criminal).
Esta clasificación, en modo alguno cerrada, puede resultar polémica, ya que dada la tendencia a la
superespecialización imperante en la actualidad ciertas ramas de la psicología criminal reclaman su
“independencia”, debate estéril y sin demasiada importancia a mi juicio.
Dado nuestro común interés profesional, nosotros nos centraremos obviamente en aquellos
aspectos de la psicología criminal más directamente relacionados con la actividad policial y de mayor
aplicación práctica en aquella.
No obstante, me parece conveniente comenzar por unas nociones generales sobre el tema con el
ánimo de despertar, cuando menos, la curiosidad, si no el interés, por algunas cuestiones sobre la
génesis del delito y del delincuente, y fomentar la reflexión y el debate sobre ellas.
Perspectiva histórica
Los últimos meses del año 1888 fueron conocidos en la Inglaterra victoriana de finales del siglo
pasado como “el otoño del terror”, debido a una serie de brutales crímenes cometidos por un
misterioso y tristemente famoso asesino conocido como “Jack el Destripador”, cuya identidad,
todavía hoy, sigue sin conocerse. Posiblemente, si los sufridos agentes de Scotland Yard
encargados de la investigación hubieran contado con los conocimientos que actualmente ofrece la
Psicología Criminal para la investigación de delitos similares, el resultado hubiera sido diferente.
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Pero justamente en aquella época se despertaba el interés científico por esta disciplina, que
comenzó su andadura de la mano de criminólogos por un camino paralelo que hasta hace muy
pocos años no confluyó con el de los sucesores de aquellos primeros policías encargados de
identificar, perseguir y capturar a los muchos asesinos múltiples que pueblan las páginas de la
crónica del crimen.
Pero unos años antes, y para movernos en el marco histórico adecuado, se produjeron diversas
aportaciones al saber criminológico que tuvieron su influencia en el posterior desarrollo de la
psicología criminal, provenientes de distintos campos empíricos, que veremos someramente:
La fisonomía: recupera una vieja idea del acervo cultural, ya bien expresada muchos siglos antes
en el famoso “Edicto de Valerio”: cuando tengas dudas entre dos presuntos culpables, condena al
más feo. Y en el siglo XVIII, un juez napolitano estableció como precedente procesal la siguiente
fórmula: “Oídos los testigos de cargo y de descargo, y vista tu cara y tu cabeza, te condeno…”.
Para la fisonomía, alma y cuerpo se hallan en íntima relación, de modo que las deformidades
somáticas se corresponden con vicios y defectos anímicos, espirituales. El primer sistematizador de
los conocimientos fisionómicos, Della Porta, ya señaló algunos caracteres somáticos “de índole
criminal”. Otro insigne represtante de esta disciplina, Lavater, asoció ciertas capacidades y
cualidades con determinadas regiones corporales, y aportó su particular visión del “hombre de
maldad natural”, al que describe como: “tiene la nariz oblicua en relación con la cara, el rostro
deforme, pequeño y color azafrán; no tiene puntiaguda la barba; tiene la palabra negligente; los
hombros cansados y puntiagudos; lo ojos grandes y feroces, brillantes, siempre iracundos, los
párpados abiertos, alrededor de los ojos pequeñas manchas de color amarillo y dentro pequeños
granos color de sangre brillante como el fuego, revueltos con otros blancos, círculos de un rojo
sombrío rodean la pupila, o bien ojos brillante y pérfidos; y seguido una lágrima colocada a los ánulos
interiores; las cejas rudas, los párpados derechos, la mirada feroz y a veces de través”.
Seguramente, las teorías fisonómicas habrán provocado la sonrisa del lector. ¡Qué ingenuidad!,
pensamos muchos de nosotros. Sin embargo, la agencia de noticias Reuters se hacía eco en el año
2000 (no hace tanto, ¿verdad?) de la siguiente noticia:
“Un estudio afirma que los delincuentes guapos reciben sentencias más benévolas. Pueden
ser hasta un 20 por 100 más leves que las de los criminales normales (Reuters- Oslo).
Los criminales bien parecidos tienen más probabilidades de obtener sentencias más ligeras
incluso cuando el jurado sólo cuenta con una descripción escrita de su físico, según un estudio
de la Universidad de Oslo.
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Los 500 estudiantes que participaron en la investigación pusieron en evidencia que cuando los
crímenes son cometidos por un hombre descrito como “guapo” o una mujer calificada de
“bonita”, se emiten castigos mucho más suaves que cuando en la descripción del acusado se
omite dicha palabra.
Según los resultados obtenidos durante el estudio, el castigo de un ladrón guapo que asalta
una casa y se lleva 250.000 coronas noruegas (unos 36 euros) podría ser hasta un 24 por 100
más leve que el de un delincuente normal. Para crímenes más serios como asesinatos o
violaciones, las sentencias emitidas por los estudiantes fueron un 10 por 100 más suaves”.
A pesar de su nulo valor científico, la fisonomía ostenta el mérito de llamar la atención sobre el
protagonismo del hombre delincuente como individuo.
La frenología cuenta con un insigne estudioso español: el mallorquín Cubí y Soler, que en su retrato
del criminal tiene en cuenta rasgos psicológicos de la personalidad además de los signos
anatómicos cerebrales.
En un principio, se atribuía la conducta criminal a lo que el psiquiatra ingles Prichard dio en llamar
locura moral, término con el cual definía la degeneración del núcleo moral de la personalidad y que,
defendía, no tenía relación alguna con la enfermedad mental.
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Ya a mediados del siglo XIX este concepto fue sustituido por el de personalidad criminal, que
reconoce y admite la conducta delictiva a causa de los rasgos específicamente criminales de la
personalidad individual.
La antropología criminal: Para esta disciplina, el delincuente pertenece a una subespecie humana
inferior, degenerada, mórbida. Es un tipo atávico, hipoevolucionado, cuyo cuerpo y mente exhiben
que le delatan. Los primeros antropólogos que se dedicaron al estudio del hombre criminal y las
causas de su existencia sustentaban dos teorías al respecto: la degeneración que ciertos factores
o circunstancias desfavorables podían provocar en el curso de pocas generaciones, y la teoría
evolucionista de Darwin según la cual la supervivencia de la especie depende de la adaptación de
los más fuertes.
La moderna psicología criminal tiene sus antecedentes históricos en el siglo XIX con el positivismo
criminológico (corriente de pensamiento criminológico caracterizada por su fuerte tendencia
determinista, según la cual la conducta del hombre se halla sometida a la ley de la causalidad y
determinada por un complejo de procesos físicos y sociales), cuando con sus famosos estudios
sobre el “criminal nato” el profesor Césare Lombroso pretendía demostrar, mediante la observación
y la medición, supuestas degeneraciones mentales atávicas que conformaban al “delincuente nato”,
proporcionando un fuerte impulso a la antropología criminal que hizo que el estudio del delincuente
pasara a depender de la biología y de la medicina. Lombroso asumió en sus inicios los postulados
de la antropología criminal que acabamos de mencionar, para evolucionar integrando finalmente la
epilepsia como causa del atavismo que hace perder el sentido moral, dando así un origen endógeno
a la criminalidad, aunque sin negar la influencia de factores sociales y ambientales.
Desarrollo una exhaustiva, detalladísima y pintoresca tipología del criminal, que evoluciona hasta
dar lugar a seis tipos básicos: el delincuente nato, el delincuente loco moral, el epiléptico, el loco, el
ocasional y el pasional, con distintas subclasificaciones. Ofrecía también detalladas descripciones:
véase como ejemplo la correspondiente al violador, que “suele tener las orejas en forma de asa,
exhibir ojos centelleantes, rostro delicado, labios gruesos, párpados hinchados; por lo general son
de estructura corporal frágil y a veces encorvados; la voz, con frecuencia, ronca, a veces
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semiimpotentes y semialienados, tienen nariz y genitales mal conformados, sufren, a menudo, de
hernias y de bocio y no raramente son de edad avanzada”.
La escuela positivista ofrece su punto de partida a la psicología criminal a través del pensamiento
de Raffaele Garofalo (1852-1934), en cuya teoría de la criminalidad cobra gran relevancia el
concepto de anomalía psíquica o moral, esto es, la carencia en el delincuente de un adecuado
desarrollo de la sensibilidad moral, defecto condicionado por una base orgánica. Para él, esta
anormalidad moral difiere claramente de la genuina enfermedad mental, al no tratarse de un factor
patológico sino de una “variación psíquica” transmisible por vía hereditaria y que aparece con mayor
frecuencia en “razas inferiores” antes que en las modernas sociedades civilizadas. Sin embargo,
nuca llegó a precisar la base física de la antedicha anomalía, limitándose a afirmar que los
delincuentes poseen signos regresivos o características que denotan un menor grado de desarrollo
evolutivo que los no delincuentes.
Así pues, vemos que en sus inicios la psicología criminal es muy diferencialista, con fuertes raíces
en la biología. Es en ese momento cuando tanto psiquiatras como psicólogos se sienten atraídos
por el estudio del hombre delincuente, de modo que emprenden una serie de trabajos basados y
orientados en la obra de Gall, Lavater, Morel y Esquirol.
El pansexualismo o concesión de importancia capital al instinto sexual como auténtico motor del
comportamiento humano.
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Conflicto mental-represión (neurosis) y delito como respuesta simbólica o comportamiento
sustitutivo: el conflicto mental que surge entre la libido del individuo y los requerimientos a los
convencionalismos morales sociales reprime en el inconsciente impulsos y complejos del individuo,
que tratan de aflorar al mundo consciente de modo que todos los actos (incluidos los delictivos) son
respuestas sustitutivas o comportamientos simbólicos que directa o indirectamente expresan la
realidad del inconsciente, las ideas, tendencias y sentimientos reprimidos.
Freud intentará explicar el crimen situando en su epicentro al neurótico, que emplea la agresión y el
robo como medio para expresar una angustia traumática inconsciente dominada por un super-yo
irreductible.
La teoría psicoanalítica de la delincuencia resalta asimismo la relación paterno- filial como origen de
los conflictos que llevan al crimen, a causa de las disfunciones que una mala socialización provocan
entre los diferentes sistemas psicologías, dando lugar así a distintos tipos de delincuentes, como
son:
El delincuente neurótico, que opta por el delito como salida a un conflicto psíquico que tiene
lugar entre las tendencias sociales y antisociales de su personalidad.
Resulta también interesante mencionar otros postulados del sector de la doctrina psicoanalítica que
atribuyen el crimen a distintas causas:
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Como resultado de la experiencia infantil de separación de la madre.
A pesar de sus muchas críticas y defectos, el psicoanálisis aporta una idea muy interese: que la
psicología permite al profesional conocer las manifestaciones antisociales como resultado de la
interacción de fuerzas psíquicas, para descubrir los motivos inconscientes de tales conductos y
encontrar modos de redirigir la conducta delictiva hacia la conformidad social.
Es llegado a este punto cuando la Psicología, entendida como ciencia que estudia el
comportamiento humano, cobra verdadero valor como instrumento útil para analizar el
comportamiento criminal buscando explicar el proceso de adquisición de ciertos modelos o patrones
de conducta.
Teoría del desarrollo moral y del proceso cognitivo: Atribuyen el comportamiento criminal a
determinados procesos cognitivos, tales como la propia percepción del mundo, el propio contexto
subjetivo del delincuente, su grado de desarrollo y evolución moral, sus valores y normas, y otros.
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lado, y éstas y el medio, por otro lado. Así debe buscarse el nexo de unión entre las funciones
mentales y la interacción entre la persona y su medio.
Veamos cada una de ellas con más detalle, partiendo de los años cincuenta del pasado siglo,
momento en que la investigación empírica acerca de la etiología del comportamiento criminal cobra
un gran impulso, y se suceden los estudios y teorías de todo tipo y orientación.
TEORÍAS BIOLOGICO-CONDUCTUALES
Destacaremos únicamente la surgida a mediados del siglo XX, cuando renace la psicología
criminológica de la mano de Hans Eysenck y su teoría de la personalidad delincuente, fundamentada
en el hecho de que las personas pueden ser condicionadas en diferentes grados. Aquellas que
presentan peor condicionalidad aprenden más lentamente a inhibir su comportamiento antisocial y
por tanto tienen mayores posibilidades de cometer delitos.
Para Eysenck, estas tres dimensiones tienen una importante base biológica de carácter hereditario
y, en consecuencia, la mejor manera de intervenir sobre las personas para prevenir su conducta
antisocial o agresiva en general es actuar sobre el medio ambiente, dotando a este tipo de personas
de habilidades inhibitorias de su conducta mediante procesos intensivos de entrenamiento.
Para este modelo explicativo del crimen, cuyo máximo representante es Bandura, son dos los
mecanismos por los que se llega a él: la experiencia directa y la observación, aunque no niego la
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importancia de factores biológicos en el proceso por su afectación al desarrollo físico y por ende a
las potencialidades de la conducta.
Otro teórico, Feldman, afirma en su teoría del aprendizaje que se puede aprender a delinquir (por el
efecto directo del refuerzo diferencial, modelamiento social e inducciones situacionales) y a no
delinquir (gracias a la socialización temprana, cuyo poder restrictivo es mantenido por
consecuencias positivas derivadas del cumplimiento de las normas, y por refuerzos negativos que
proceden de su ruptura). Feldman integra en el proceso de aprendizaje factores genéticos,
situacionales y conductuales.
También en los años sesenta del pasado siglo surge la llamada teoría de la asociación diferencial y
el refuerzo, importante aportación del conductismo inicialmente desarrollada por Sutherland y
perfeccionada por Akers, quien a través de las proposiciones de aquel llega a estas conclusiones:
que la parte principal del aprendizaje de la conducta delictiva ocurre en aquellos grupos que
contienen la mayor fuente de refuerzos para el individuo, y que la conducta delictiva es una función
de las normas que son discriminativas para la conducta delictiva, cuyo aprendizaje se lleva a cabo
cuando tal conducta es reforzada más intensamente que la conducta no delictiva.
Para este modelo, el comportamiento humano es mucho más complejo, pues el hombre no es una
máquina de reflejos y hábitos, ni su conducta puede explicarse sin más como una contención de
estímulos y respuestas. Otorga gran importancia a los procesos cognitivos (la propia percepción del
mundo, de los propios valores y normas, el desarrollo moral, etcétera) como determinantes internos
de la conducta.
De este modo, explica que los sujetos que obedecen la ley sólo para evitar el castigo o que piensan
exclusivamente en sus propios intereses (razonamiento moral de bajo nivel) son más proclives al
delito que aquellos otros que ven en la ley un instrumento positivo para toda la sociedad y que
simpatizan con los derechos de los demás. Sugiere, entre otras, ideas tales como que:
Los delincuentes más peligrosos participan de una “orientación moral” distinta a la de los
ciudadanos respetuosos de las leyes, menos evolucionada.
En el campo cognitivo se ha investigado mucho las distorsiones o racionalizaciones que realizan los
delincuentes, bien antes de decidirse a cometer los delitos (inhibiendo así la ansiedad previa que
ello produce y en algunos y en algunos casos también su conciencia), bien como forma de no
sentirse culpables una vez consumado el hecho. También ha sido muy investigado el pensamiento
de los delincuentes desde un punto de vista más amplio: no sólo la construcción de excusas, sino
el estudio de cuáles son los esquemas o patrones cognitivos que emplean los delincuentes de modo
habitual para interpretar la realidad. Así, algunos investigadores han llegado a la conclusión de que
los delincuentes piensan de modo “compartimentalizado” (aplicando criterios de decisión
incoherentes en ámbitos diferentes de sus vidas) o “acrítico” o “rígido”, formulándose teorías como
la del estilo de vida criminal de Walters o los errores de pensamiento en los criminales violentos de
Yochelson y Samenow.
Esta tesis aporta una nueva línea de investigación de gran interés, al relacionar indisolublemente el
aspecto cognitivo con la personalidad del individuo, porque si ésta refleja un modo de ser, unas
pautas de reaccionar frente a los demás y las vicisitudes de la vida diaria, tenía que relacionarse
forzosamente con el pensamiento.
Así, variables tales como la impulsividad y la búsqueda de sensaciones son las principales
responsables de la recuperación de la psicología clásica de “rasgo de personalidad”, sin despreciar
la relevancia fundamental de la situación en la provocación de la respuesta.
Estas variables de personalidad se beneficiaron del nuevo respeto ganado para lo biológico a causa
de la mayor de la mayor enjundia de los estudios sobre la herencia, que prueban sin lugar a dudas
que lo genético pesa sobre la conducta y por tanto sobre el delito. En los últimos años, los estudios
de gemelos idénticos criados separados han supuesto un gran apoyo en este sentido.
Pero no sólo la genética de la conducta, también la genética molecular está revelando, gracias al
estudio del genoma humano y de otras especies, la importancia de la naturaleza en los designios
de las personas. Estamos ahora comprendiendo cómo actúan los genes, como éstos, estimulados
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por enzimas y los procesos del medio, dan lugar a procesos físicos y químicos cuya conclusión son
rasgos psicológicos o somáticos.
El tercer frente de investigación que cierra ya el siglo XX ha sido el definido por el estudio de las
carreras delictivas, entendidas como los periodos de la vida de alguien que marcen el inicio y final
de su actividad delictiva. Las hay cortas y largas, continuas e interrumpidas durante largo tiempo,
intensas y escasas… Se aceptan dos ideas cruciales:
La primera, que existen diferentes factores a lo largo de la carrera delictiva cuya relevancia varía en
función de la edad de la persona (así, la familia tiene más importancia como factor de riesgo en los
primeros años de vida que en la adolescencia, cuando el grupo de amigos es la influencia más
relevante). Estos factores van desde lo genético y lo biológico hasta lo aprendido y lo más
ampliamente cultural.
En segundo lugar, que al igual que determinados factores o variables se asocian con un mayor
riesgo de implicarse en actividades delictivas, existen factores o variables que pueden disminuir ese
riesgo.
En la actualidad, se impone una visión integrada como explicación del hecho criminal, que exige
trabajar para generar explicaciones que vayan armónicamente desde el gen hasta la cultura,
pasando por el temperamento, la personalidad y el ambiente próximo; destacando cuatro corrientes
de pensamiento e investigación: la criminología biosocial, la teoría del control social/autocontrol, la
criminología del desarrollo y la criminología racionalista. Examinaremos ahora las ideas principales
de cada una de ellas.
En la psicología evolucionista se parte del supuesto de que las conductas criminales perviven en la
actualidad porque en sus ambientes evolutivos eran conductas que favorecían la adaptación, es
decir, la supervivencia y reproducción genética de los organismos que las manifestaban.
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La genética conductual formula interesantes cuestiones, tales como la existencia de una base
hereditaria de la delincuencia (hipótesis sustentada en los resultados de estudios de adopción y
gemelos que concluyen con una prueba sustancial que apoya el papel de los factores genéticos en
la etiología de la conducta antisocial), pero no del crimen violento (la revisión de los estezados
realizados ha mostrado que el peso de la herencia se ha demostrado para los delitos contra la
propiedad y no para los delitos violentos, tal como intuitivamente podría parecer), y la interacción
entre herencia y ambiente, postura actualmente dominante.
La neurobiología (entendida como el estudio del cerebro y las respuestas del sistema nervioso
autónomo) se encuentra, gracias a los avances tecnológicos, en el centro de la investigación
psicológica criminológica actual, y ha proporcionado interesantes hallazgos que sugieren la
existencia de un funcionamiento anómalo de la zona prefrontal del lóbulo frontal, que es la
responsable del comportamiento ejecutivo, que incluye integración, de información, toma de
decisiones y puesta en práctica de las conductas. Pero además de esta función ejecutiva que guía,
coordina y mantiene el comportamiento flexible para amoldarse a las circunstancias también son
muy relevantes para la vida emocional de la persona los sentimientos que acompañan nuestras
experiencias y conductas, imprescindibles para que éstas adquieran su significado.
Puede concluirse que lo que se hereda no se ningún “gen del crimen” sino tendencias a interpretar
el mundo y estrategias preferidas de actuar en él. Algunas de estas estrategias son contrarias a la
ética y las de una sociedad, y a eso le llamamos delincuencia.
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1.3.2 El Paradigma del Control-Autocontrol
El concepto clave en esta teoría desarrollada por Hirschi es el autocontrol, puesto que su ausencia
es causa suficiente y necesaria de la criminalidad, siempre y cuando exista la oportunidad (la
posibilidad física, las condiciones materiales) para que el delito pueda realizarse.
El autocontrol se entiendo como el grado en el que las personas son vulnerables ante las tentaciones
del momento. Si el ser humano busca la graficación de sus interese egoístas, la falta de autocontrol
no es lo que le motiva a delinquir, sino lo que permite una transgresión que ésta motivada por la
propia naturaleza humana. Para los teóricos del autocontrol, las personas que se convierten en
delincuentes tienen un perfil específico, caracterizado por impulsividad, bajo activación nerviosa,
impaciencia, egocentrismo e insensibilidad.
El autocontrol se origina por la educación de los padres: cuando éstos actúan con negligencia (falta
de apego y supervisión, métodos de crianza deficientes) sus hijos no aprenderán a inhibir sus
deseos egocéntricos y se comportarán de modo abusivo y antisocial. Es el aprendizaje del
autocontrol lo que inhibe el deseo egoísta de imponer nuestros deseos por encima de la necesidad
ajena y de las leyes. Como vemos, en este constructo psicológico todo el peso cae sobre las
prácticas educativas de los padres, algo injusto sabiendo que existe una correlación gen/ambiente
que también influye.
Las personas están influidas por diferentes factores a medida que maduran. Por consiguiente, un
factor que puede ser muy relevante en una etapa de la vida (como el grupo de amigos en la
adolescencia) puede quedar en un segundo plano cuando se llega a la edad adulta y se adquieren
responsabilidades familiares. Y en la medida en que tales factores cambian con el tiempo, también
lo hace la implicación de un sujeto en el delito. Si las relaciones sociales se modifican debido a las
transiciones y cambios que realizan los individuos, la conducta se ve claramente influida, y así es
como la delincuencia puede alterarse: desde iniciarse hasta agotarse o interrumpirse, o bien hacerse
más intensa, rápida o esporádica, etcétera.
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Resulta interesante desde el punto de pista policial detenerse en algunos de las conclusiones de
esta investigadora, que aborda la delincuencia juvenil distinguiendo dos patrones de desarrollo: la
mayoría de los chicos que delinquen (alrededor del 65 por 100 según los estudios de autoinforme)
lo hacen al comienzo de la adolescencia, y luego la delincuencia disminuye hasta finalizar con el
término de ésta. Pero un pequeño grupo combina disfunciones neurológicos graves con muchos
problemas familiares. Las disfunciones pueden provenir del abuso de drogas de la madre, de
lesiones cerebrales por un parlo difícil o por una mala nutrición; pero en todo caso son las
responsables del inicio temprano de su conducta antisocial.
La investigación de carreras delictivas parece confirmar esto, mostrando que los delincuentes
precoces son los que tienen una mayor probabilidad de continuar delinquiendo en la edad adulta y
los que manifiestan una mayor versatilidad delictiva. Los delincuentes persistentes también han
revelado esas características de escaso autocontrol y personalidad impulsiva. Por el contrato, los
delincuentes limitados a la adolescencia parecen depender más de su decisión de implicarse en
delitos y muestran menor incidencia de estos rasgos antisociales. Finalmente, los delincuentes
persistentes tienen una mayor participación en delitos violentos que los adolescentes, mucho más
dedicados a huertos y robos. Por lógica, los delincuentes persistentes son responsables de una
parte desproporcionada de los delitos que se cometen en una sociedad.
Para prevenir los delitos habría que obrar, por consiguiente, de modo que el sujeto condenado,
estimando los costos y beneficios de su delito, calculara que tal acción no le resulta provechosa, lo
que le llevaría a concluir que debería abstenerse de cometerla en el futuro. Éste es la filosofía de la
prevención especial: el delincuente, escarmentado, no reincide si ve que su “negocio” le lleva a la
cárcel. Pero también fundamenta la prevención general: los ciudadanos obedientes observan las
consecuencias del delito y escarmientan anticipadamente en cabeza ajena.
Esta visión del delincuente fue de nuevo considerada cuando Wilson planteó que el delito guardaba
poca relación poca relación con lo que la criminología positivista consideraba que eran causas
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externas de la delincuencia, como la pobreza o unos padres negligentes. En su lugar, mantenía que
se debería poner énfasis en reducir la oportunidad para cometer delitos, en especial mediante el
encarcelamiento de delincuentes reincidentes y mediante el aumento de la capacidad preventiva
intimidatoria de las leyes y la justicia. De este modo, si fueran severamente castigados, solo los
delincuentes muy irracionales seguirían cometiendo delitos.
Dos conceptos resultan esenciales en esta visión: la teoría de las actividades rutinarias y la
prevención situacional.
El primero de ellos señala que la probabilidad de que se cometa un delito depende de tres factores:
un delincuente motivado, con ganas de “trabajar”, la presencia de un objetivo del delito accesible, y
la ausencia de guardianes capaces de proteger el objetivo. La idea esencial es que un delincuente
racional (la mayoría lo son según esta teoría) abandonará el plan si no hay nada que haga que
merezca la pena correr el riesgo, o bien si, a pesar de existir un botín deseable, está demasiado
protegido elevando enormemente el riesgo. Una idea muy interesante de esta teoría, con gran
aplicación policial como veremos más adelante, es la de que el delincuente racional buscará sus
oportunidades en el contexto en el que realiza sus actividades diarias, en los trayectos de casa al
trabajo, o en tiempo y lugar donde emplea su ocio; en definitiva, en el transcurso de sus rutinas.
La prevención situacional se refiere a un conjunto de estrategias para prevenir el delito cuyo objetivo
es reducir las oportunidades de los delincuentes para llevar a cabo actos, ilegales. De este modo,
no se pretende modificar las personalidades de los delincuentes, ni tampoco amenazarles
directamente con la acción de la policía. La idea es utilizar diversos y simples métodos para evitar
que las personas delincan.
A finales de los años 70 y principios de los 80 se cruzan los caminos aludidos al inicio del capítulo
y que llevan al encuentro de la psicología y la investigación policial. A finales de la década de los
setenta, y tras el análisis de las estadísticas de homicidios cometidos en los Estados Unidos, que
indicaban que la cifra de estos delitos aumentaba desmesuradamente en tanto que el índice de
efectividad en la investigación de estos decrecía en parecida proporción (en pocos años dicho índice
descendió de un 94 por 100 a un escaso 65 por 100), el FBI inicia una investigación denominada
“Proyecto de Investigación de la Personalidad Criminal”, basada en el estudio de características de
personalidad de asesinos múltiples convictos, y en la interpretación de los rastros dejados en la
escena del crimen por su autor, la “huella psicológica” de este, para obtener su perfil psicológico y
clasificar diferentes tipos de asesinos.
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Este proyecto constituyó la génesis de lo que hoy podemos denominar “investigación psicológica
del delito”, una nueva concepción de la investigación criminal que resulta de inestimable ayuda en
la resolución de crímenes especialmente violentos de índole generalmente sexual, cometidos por
los denominados “asesinos en serie”. Este fenómeno criminal es más conocido en nuestro país a
través del cine y la televisión, pero muy real, especialmente en los Estados Unidos, país en el que
los asesinatos en serie se cuentan por centenares y donde el FBI tiene una Unidad dedicada a la
caza y captura de estos peligrosos delincuentes: la Unidad de Ciencias del Comportamiento, motor
actual de las investigaciones en este campo a nivel mundial. Para dar una idea de la importancia
del fenómeno, basta indicar que actualmente se encuentran encarcelados en dicho país casi dos
centenares de estos asesinos, y que la citada Unidad calcula que en estos momentos se encuentran
activos entre cincuenta y cina.
Según un informe del Department of Health and Social Security, del año 1994 el 32% de los niños menores
de 16 años (cerca de 4.1 millones de jóvenes) en Inglaterra y Gales viven por debajo de la línea de la pobreza.
El índice europeo se situa según otro informe del European Community’s statistics agency, sobre el 20%. En
Estados Unidos, la situación todavía es peor, sobre todo respecto de los niños y jóvenes de raza negra e
hispana.
18
Es un hecho comprobado que los niños y jóvenes pertenecientes a clases sociales bajas tiene una
tasa más alta de delincuencia que los pertenecientes a las clases media y alta. Principalmente
cometen delitos con más frecuencia y con daños más graves en las personas y en las cosas.
Estos datos según la teoría del labeling se debían principalmente a la criminalización secundaria de
los niños y jóvenes de la clase social baja, los cuales sufrían una persecución penal más frecuente
y un peor trato por parte de la policía y los tribunales juveniles que los menores de clases sociales
más favorecidas. En palabras de BARATTA “los procesos de la criminalización secundaria acentúan
el carácter selectivo del sistema penal”, realizando con ello una justicia de clase, que se explica con
“el concepto de ‘sociedad demediada’ acuñado por DAHRENDORF para expresar el hecho de que
sólo la mitad de la sociedad (estratos medios y superiores) extrae de su seno a los jueces, y que
éstos tienen frente a sí sobre todo a individuos provenientes de la otra mitad (la clase proletaria).
Esta es la opinión defendida por CHAPMAN, para quien la delincuencia juvenil “es el resultado de
un proceso de selección y de estigmatización, que generalmente viene causando daño a las clases
pobres”. Otros autores, entre los que podemos citar a LEMERT, BECKER, Le BLANC y WHEELER,
comparten esta opinión, defendiendo la “Teoría del etiquetamiento”, como factor influyente, de
primer orden, en la criminalización secundaria de los jóvenes. El mecanismo de estigmatización o
etiquetamiento promovido por las instancias oficiales de control social puede conducir a un joven
que simplemente ha cometido un acto delictivo (delincuente primario), hacia una carrera criminal,
organizada en el sentido de un verdadero y propio “estilo de vida” criminal. Tal y como afirma
WHEELER, “el individuo comienza a pensar en si mismo como en un delincuente, y organiza su
comportamiento en consecuencia”.
Esto que sin duda puede resultar cierto, se ha demostrado que no es la principal causa del mayor
número de delincuencia juvenil en las clases bajas. Como dice BARBERO SANTOS, hay que tener
en cuenta que “la pobreza sola y per se es raramente causa del crimen”. “La causa de la carga más
alta de delincuencia grave de los niños y jóvenes de la clase social baja reside más bien —a juicio
de SCHNEIDER— en el ambiente social malo y en las prácticas educativas deficientes en las
familias de la clase social baja: las dificultades y los reducidos recursos socioeconómicos hacen que
muchas familias de la clase social baja carezcan de relaciones sociales y de una orientación hacia
valores conformes con la sociedad”.
A esto hay que añadir otros factores relacionados directamente con las denominadas “teorías
ecológicas”, —puestos de relieve mediante estudios macroambientales, como el realizado por
BALDWIN y BOTTOMS— como pueden ser: un entorno social deteriorado, generalmente situado
19
en barrios periféricos en las zonas más deprimidas económicamente de la ciudad, con proliferación
de chabolas, inmigrantes, etc., y situados en zonas densamente pobladas en las que se observa
una carencia de zonas verdes, deportivas o de ocio, servicios culturales y asistenciales, en los que
el nivel de suciedad y degradación urbana es muy alto. Junto a ello, se debe señalar también, que
las condiciones de las viviendas en las que viven estos jóvenes no cuentan con las adecuadas
condiciones de habitabilidad: suelen ser espacios reducidos en los que se “amontonan” los
numerosos miembros de la familia, por lo que no disponen de intimidad alguna, tienen graves
carencias de servicios mínimos como agua corriente o luz, etc. Este espacio se convierte en un
lugar de réplica y despersonalización en vez de devolver al niño una imagen positiva de sí mismo.
Otra hipótesis desarrollada por TAYLOR se sustenta a grandes rasgos en que en las sociedades de
libre mercado como Europa o Estados Unidos, las distancias entre ricos y pobres se acrecientan,
creándose, sobre todo, en épocas de crisis económicas unas nuevas clases de pobres (aunque los
que pertenecen a estas clases no se consideran miembros de las mismas) en las que los jóvenes,
pese al esfuerzo de sus bien intencionados padres, no encuentran una salida a su situación. Si
además, le añadimos el ansia consumista que invade a estas sociedades, a los jóvenes de estas
clases bajas de la sociedad, no les queda otra opción que adquirir los bienes de consumo, para lo
que han sido bombardeados por la publicidad, mediante medios ilegítimos.
Además, un estudio realizado por Van DUSEN parece confirmar la hipótesis de que la clase social
tiene componentes genéticos, y sobre todo, experienciales, los cuales predisponen a los miembros
de esa clase a implicarse en actos delictivos. Esto implica, a juicio del autor que “la clase social baja
se relaciona con varias características facilitadoras del delito, con menor estimulación intelectual y
logro académico, una mayor disparidad entre oportunidades y aspiraciones, y una mayor
probabilidad de asociaciones con delincuentes”.
En la escuela, además de aprender una serie de materias que conformarán una base cultural, se
enseña (o más correctamente se debería enseñar), sobre todo, a los niños como deben
20
comportarse, cual debe ser la relación con sus compañeros, con los profesores y con el resto de la
comunidad, de tal forma que se realice la socialización del individuo, con el objetivo de convertirlo
en un “buen ciudadano”.
1. El fracaso escolar
Se viene reconociendo que el éxito escolar es uno de los mejores preventivos de la delincuencia,
—ya BECCARIA señalaba que “el más seguro, pero más difícil medio de evitar los delitos es
perfeccionar la educación” — ya que ésta suele ir asociada a negativas experiencias escolares
(fracaso escolar y abandono temprano de los estudios).
Así, MAGUIN y LOEBER (1996) a la vista de los resultados ofrecidos por un estudio experimental
de carácter longitudinal, manifiestan que “un pobre rendimiento académico se relaciona no sólo con
el comienzo y la prevalencia de la delincuencia, sino también con la escalada en la frecuencia y en
la gravedad de las ofensas”.
También puede ser que la explicación sea otra. Puede ocurrir que al joven delincuente menos capaz
se le detenga más fácilmente, y al carecer de un brillante expediente académico, las autoridades se
preocupan menos de que su educación se interrumpa si pasa una temporada en una institución.
El problema reside en que la escuela que en principio debía de ser junto a la familia uno de los
principales apoyos en la educación y socialización de los niños y jóvenes, resulta que es también
uno de los principales factores criminógenos de la delincuencia infantil y juvenil.
Uno de estos factores reside a juicio de BANDINI y GATTI en que, en la escuela, con el fin de
socializar al individuo, según los valores de la sociedad en la que se encuentra, se estimula un fuerte
sentido de individualismo y competitividad (teoría de la tensión o frustración —strain theory—),
además, las exigencias educativas son cada vez mayores. Este espíritu competitivo impregna la
vida del niño y le condiciona en su comportamiento frente a la escuela y sus compañeros. En la
mayoría de los casos, el niño procurará afrontar esa “competición”, para con la ayuda de los
maestros superarla, superándose entonces a sí mismo, mejorando, en una palabra. Pero habrá
casos, de estudiantes menos brillantes o dotados, en los que el niño se verá superado por ese
espíritu competitivo y, entonces comenzará a mostrarse indiferente, abúlico, irrespetuoso y violento,
empezará a faltar a la escuela y renunciará a lo que ella representa.
La escuela comenzará entonces a seleccionar un pequeño grupo de niños a los que considerará
desadaptados, creando desde tan temprana edad un etiquetamiento social, del que les será difícil
salir (teoría del etiquetamiento). Esta inadaptación escolar no podrá ser superada, (a juicio de los
21
autores), en todos aquellos casos en los que la familia no se encuentre capacitada para sostener
adecuadamente al niño, compensando eficazmente las carencias escolares del mismo.
Por ello, la escuela “refuerza la inadaptación” de los niños y adolescentes con problemas
sociofamiliares o procedentes de medios marginales. Por sus características propias, cuando exige
un tipo de actitudes y conocimientos acordes con los valores de las clases dominantes. En estos
casos, los jóvenes procedentes de medios marginales encuentran extraños esas actitudes y
conocimientos y se sienten incapaces de adaptarse. Esta incapacidad lleva a una actitud del
inadaptado, como respuesta a la segregación escolar, que producirá la etiquetación por parte de los
maestros y de los demás compañeros como “gamberro”, “golfo”, etc., lo que reforzará su conducta
inadaptada. Por último, la escuela, más preocupada por la enseñanza que por la educación,
normalmente, se desentenderá de todos aquellos sujetos que no respondan al modelo de “niño
normal”: niño que aprende, bien adaptado al medio escolar, obediente ante el profesor, etc., en
contra de los criterios educativos que preconizan, entre otros, las Directrices de Riad, que
expresamente señala en el art. 24 lo siguiente: “los sistemas de educación deberán cuidar y atender
de manera especial a los jóvenes que se encuentren en situación de riesgo especial, utilizando los
programas especializados y materiales didácticos”. Y el art. 30 dice a su vez: “Deberá prestarse
ayuda especial a los estudiantes que tengan dificultades para cumplir las normas de asistencia, así
como los que abandonan los estudios”.
Para otros autores, este factor quizás se esté invirtiendo, aunque no para mejor, si no todo lo
contrario, si tomamos en consideración las siguientes palabras de Bernabé TIERNO: “Algo muy
grave está pasando cuando llegan a las consultas de psicólogos y psiquiatras cada vez más niños
y adolescentes aquejados de ansiedad, depresión y miedo porque el ser buenos estudiosos y
educados les acarrea problemas ante sus compañeros. Lo que “se lleva” no es precisamente el ser
buenos chicos”.
Ahora bien, según el desarrollo de la exposición parece que la escuela únicamente fracasa con los
adolescentes con problemas sociofamiliares o con aquellos procedentes de las clases bajas de la
sociedad, lo que por una parte es cierto, pero no es la única explicación posible, ya que la escuela
también fracasa con los adolescentes y jóvenes de clases medias, como certeramente señaló
COHEN, al desarrollar el cambio producido en la función de la escuela en las sociedades modernas.
22
se reducen los niveles educativos, promoviendo a los alumnos a cursos superiores
independientemente de su nivel de conocimientos. Además, se imposibilita expulsar a los alumnos
de la escuela, por motivos académicos o disciplinarios, convirtiéndose ésta en “lugares gratos más
que en centros de disciplina, y así tienden a hacer niños felices y bien adaptados, convirtiendo la
escuela en un lugar de esparcimiento”, en el que todos los alumnos se gradúan con más facilidad
que en épocas pasadas y, en el que, a su vez, la mayoría tiene muchas facilidades para ingresar
posteriormente en la universidad.
El efecto general de esta política educativa, del que es un claro ejemplo la LOGSE, es producir en
los jóvenes de clase media una visión de la sociedad en la que la consecución de sus objetivos
resulta sencillo y no requiere mucho esfuerzo, visión a todas luces equívoca, ya que al finalizar los
estudios se deberán enfrentar a un mundo de adultos que no tendrá ninguna consideración con
aquellos que no estén suficientemente preparados. La consecuencia más inmediata que ha
producido este cambio en el sistema educativo ha sido, según COHEN, el que “se ha tornado
ineficaz una de las principales defensas contra la delincuencia juvenil”.
Por último, me gustaría dejar constancia de la utilidad de los programas de intervención destinados
a lograr mejoras educativas en el ámbito escolar, ya que como acertadamente señalan RIVERO y
col., (siguiendo a RUTTER y GILLER, 1988) aunque no se observen grandes logros [a corto plazo]
en la reducción de la delincuencia, es útil ya que “a) todos los niños van a la escuela y por tanto
cualquier mejora en los programas escolares afectaría a la totalidad de la población y no solamente
a un grupo pequeño, b) el costo de estos programas no suele ser muy alto, y c) estos cambios
escolares pueden tener efectos beneficiosos no sólo sobre la delincuencia sino sobre el
funcionamiento psicosocial general”. A estas consideraciones se les puede añadir además, el tan
manido y a la vez tan infrautilizado argumento cual es que la prevención primaria es más efectiva
en todos los ámbitos que la prevención secundaria o terciaria.
2 Vandalismo escolar
Otro factor que esta alcanzando un gran auge en nuestros días y, que por ello preocupa en gran
manera al conjunto de la sociedad (principalmente a padres y educadores), es el considerable
aumento de la violencia en la escuela.
Esta violencia en la escuela, también denominada vandalismo escolar, se puede producir de varias
maneras: puede consistir en agresiones físicas por parte de los alumnos contra profesores o contra
sus compañeros. Es frecuente también la violencia contra objetos y cosas de la escuela. Dicha
violencia se puede cometer dentro de la escuela o fuera de ella, en los alrededores de la misma.
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Además, hay que mencionar otro tipo de agresión, más extendida y mucho más difícil de detectar,
la que se manifiesta en amenazas, insultos, intimidación, aislamiento o acoso, entre los propios
escolares un fenómeno que en el mundo anglosajón se conoce como Bullying (el término inglés
bully significa abusón, matón).
El aumento de la violencia en la escuela, es un fenómeno real y preocupante pero que hay que
abordar con calma, ya que siempre ha habido “pandillas” y “pequeños matones” en algunos colegios
y, desde luego, la inmensa mayoría de los alumnos se comporta con la normalidad y corrección
propia de su edad. Hay que señalar que la LOGSE prolonga la enseñanza obligatoria hasta los 16
años, que en casos de repetidores pueden alcanzar los 17 y 18 años. Esto significa, por un lado que
sectores sociales que antes estaban excluidos de la enseñanza, ahora acuden al colegio y, por otro
lado que los malos estudiantes que antes pasaban a la Formación Profesional a los 14 años, ahora
se mantengan en el colegio dos años más, por lo que no es de extrañar que aparezcan nuevos
problemas.
En los últimos años han aparecido varios estudios e investigaciones acerca de este fenómeno, que
tanto preocupa a la sociedad. A la vista de los resultados, es en verdad un tema preocupante,
aunque no alarmante.
Un estudio realizado por la Universidad de Sevilla, dirigido por la Catedrática de Psicología Rosario
ORTEGA, revela que entre un 5% y un 18% de los alumnos sufren malos tratos de forma persistente
por parte de sus compañeros. Sin embargo, —dato este altamente preocupante y en el que se debe
incidir—, sólo el 1% de los niños denunció las agresiones a sus profesores, y un 7% a sus padres.
Otro estudio realizado a partir de una encuesta realizada entre los alumnos de EGB de diez colegios
de distintos ámbitos sociales y económicos de la Comunidad de Madrid, concluye que existen “altos
niveles” de comportamiento intimidatorio y de violencia interpersonal en el Tercer Ciclo de EGB, la
etapa en la que se centró la investigación. Los datos más significativos son los siguientes: Un 22%
de los alumnos declaró que se siente maltratado “frecuentemente” o “muy a menudo”. Además, un
14% de los alumnos de entre 10 y 13 años manifestó que tiene miedo de sus compañeros “algunas
veces” y un 3,1% “muy a menudo”. En el otro extremo, un 17,3% de los encuestados se consideró
“agresor” o afirmó haber infligido malos tratos de algún tipo a otro compañero, siendo relevante la
igualdad casi absoluta entre niños maltratadores y niñas maltratadoras. Otro dato relevante es que
el 42% de las agresiones se produjeron en el recreo y el 20,2% en clase, mientras que tan sólo el
15,4% se produjo a la salida del colegio, por lo que la vigilancia dentro de los colegios y escuelas
se antoja fundamental, sobre todo en aquellos situados en zonas conflictivas.
24
Para atajar la violencia escolar, desde comienzos de 1998 vienen funcionado en unos 3.000 centros
escolares los “Programas de educación para la tolerancia y prevención de la violencia en los
jóvenes”.
1. Falta de supervisión o control de los padres. — Supervisar consiste en saber qué hace el
menor dentro y fuera de casa. A medida que los niños van creciendo es necesario que los padres
ejerzan un cierto grado de control sobre sus actividades, modificándolo en relación con las
experiencias, las capacidades y el grado de madurez de los mismos, de tal forma que aprendan a
asumir responsabilidades, pero sin correr riesgos ni sufrir daños.
En un estudio realizado por WILSON se pone de manifiesto que de todas las variables examinadas,
la escasa supervisión de los padres era la más fuertemente relacionada con la delincuencia. Esta
escasa supervisión se caracteriza por una serie de evidencias de entre las que se pueden destacar:
desconocimiento por parte de los padres sobre lo que hace el niño o dónde está (por ejemplo: el
hijo no comunica a sus padres dónde va, ni con quién; se le permite vagar por las calles; los padres
desconocen el paradero de su hijo y no establecen horas fijas para volver a casa; no saben los
nombres o las direcciones de los amigos del niño; etc.). La ausencia de preocupación o intervención
cuando el niño se encuentra en situaciones de riesgo o peligro (por ejemplo: cuando se mezcla con
amistades poco recomendables, presenta comportamientos de los que se deduce consumo de
drogas, etc.).
2. Actitudes crueles, pasivas y negligentes de los padres con los hijos. Violencia de padres
contra hijos.— En estos supuestos, los padres muestran unos sentimientos negativos, hostiles o
crueles hacia el niño, que en su forma más extrema lleva al abuso psicológico del niño, a través del
cual éste es humillado, atormentado y denigrado sistemáticamente, lo que se puede manifestar a
través de una tendencia irracional a culpabilizar automáticamente al niño de los problemas,
dificultades o fracasos de la familia; atribuir al niño características negativas, denigrarle como
persona, tratarle injustamente y castigarle severamente.
25
En aquellos casos en los que los padres tienen un comportamiento violento, mediante frecuentes y
duros castigos físicos (sin motivo aparente o por verdaderas nimiedades), los niños aprenderán -
que remedio les queda, si no han visto otro tipo de actitud- que la violencia representa una medida
eficaz para resolver conflictos. Señala SCHNEIDER que “los niños maltratados se convierten en un
grupo de riesgo que cuando llegan a adultos tienden con mayor frecuencia al abandono de su hogar,
la delincuencia juvenil y desviación social, por ejemplo al abuso de estupefacientes, prostitución,
suicidio, y a comportamientos violentos”. Por ello, se puede decir que “no pocas carreras de autores
de violencia comienzan en familias propensas a la violencia”.
Un estudio más reciente de SMITH y THORNBERRY (1995) encuentra que una historia de maltrato
infantil incrementa significativamente la probabilidad de posteriores participaciones de estos jóvenes
en delitos violentos, graves y de mediana gravedad (pero no en delitos leves). El maltrato también
incrementa significativamente las posibilidades de ser detenido y la frecuencia de las detenciones.
THORNBERRY (1994) señala que mientras los jóvenes pertenecientes a familias no violentas
representan una participación del 38% en delincuencia violenta, esta tasa o índice alcanza el 60%
para jóvenes que han experimentado una forma de violencia, el 73% para aquellos expuestos a dos
formas de violencia, y el 78% para los adolescentes expuestos a tres tipos de violencia familiar.
El comportamiento antisocial de los jóvenes, también puede ser debido a lo que se ha denominado
como disciplina alternada. Este concepto se aplica a aquellos padres que alternan entre libertad y
severidad de modo caprichoso, por ello la disciplina es aplicada de forma inconsecuente que lleva
a la constante alternativa entre la frustración y la gratificación, produciendo en los jóvenes un
sentimiento de inseguridad y frustración, ya que no saben si por sus actos van a ser premiados o
castigados. Esta conducta puede observarse por: la falta de reglas o pautas reconocibles acerca de
26
lo que el niño puede o no hacer; la aprobación o el castigo por parte de los padres es más el
resultado del estado emocional de los padres que del comportamiento del niño, intervenciones
disciplinarias expresadas en términos generales e imprecisos (por ejemplo: se bueno, no seas
travieso), más que en términos explícitos acerca de lo que se espera del niño; una disciplina
inconsistente y realizada sin un posterior seguimiento que permita observar los resultados.
Debemos pues convenir con RECHEA y FERNÁNDEZ que “será la constancia en las prácticas
disciplinarias, incluso siendo punitivas, las que supongan un menor riesgo en el desarrollo de la
conducta antisocial”.
5. Familia numerosa. — FARRINGTON y WEST establecieron que cuando un niño tenía más de
cinco hermanos antes de cumplir los diez años, la probabilidad de llevar una conducta delictiva en
un futuro no muy lejano aumentaba casi el doble. Este dato no se debe tomar en consideración de
forma aislada. Para que el tamaño de la familia pueda influir en la conducta de los hijos, es necesario
además que se den los siguientes factores concurrentes: una mala posición económica de la familia
y un bajo status social que lleva a que los padres no puedan dedicar a sus hijos los cuidados y
atenciones necesarios, produciéndose una desatención y una falta de control de los hijos por parte
de sus padres.
27
En estrecha relación, algunas evidencias apoyan la significación que en el comportamiento
delincuente de los jóvenes adquiere el orden de nacimiento (birth order), señalando que los hijos
medianos tienen más posibilidades de delinquir que los mayores o los pequeños, ya que los
primeros reciben la total atención y afecto de sus padres, y los pequeños se benefician de la
experiencia adquirida por sus padres así como de la presencia de otros hermanos que sirven de
modelos.
6. Malos ejemplos conductuales. — Los padres son responsables de garantizar que sus hijos
tengan unas experiencias de aprendizaje apropiadas y adecuadas. Está demostrado que los niños
tienen una tendencia natural a imitar el comportamiento que observan en casa, como modelo a
seguir, por lo que los hijos con padres o hermanos mayores delincuentes poseen una más alta
posibilidad de llegar a delinquir. Un estudio realizado por WEST y FARRINGTON (1973) determina
la importancia de un padre delincuente en la futura conducta delictiva de los hijos. También pueden
influir en la futura delincuencia de los hijos, comportamientos de los padres que sin llegar a ser
delictivos si son claramente perniciosos o negativos: prostitución, drogadicción, alcoholismo,
ludopatía, etc.
7 Falta de comunicación entre padres e hijos. — Este es uno de los problemas de la sociedad
actual, sobre todo en las familias de clase media y alta. El exceso de trabajo, el ritmo de vida, el
estrés, las relaciones sociales, etc., por parte de los padres y, las actividades escolares y
extraescolares (en exceso sobrecargadas, la mayoría de las veces) por parte de los hijos, unido al
“culto a la televisión” en los hogares españoles, llevan a una, a veces, total incomunicación entre
padres e hijos. Esto implica una desatención de los padres para con sus hijos, lo que conlleva un
desconocimiento de las actividades que realiza, los lugares que frecuenta, los amigos con los que
sale, etc., lo que dará lugar a que sea imposible prever por parte de los padres, posibles conductas
problemáticas o delincuenciales cometidas por los hijos. Cuando se enteren, ya será tarde. Además,
que ejemplo puede llevarse un hijo de unos padres con los que rara vez juega, con los que nunca
se comunica, que no saben cuales son sus problemas, sus esperanzas, sus sueños, sus ilusiones,
etc.
28
8. Carencias afectivas. — La ausencia de cariño se caracteriza por un fracaso a la hora de resaltar
las cualidades o logros del niño positivamente o con orgullo (amor de padres), por una incapacidad
de demostrar afecto, cariño y amor hacia sus propios hijos. Las carencias afectivas de carácter
absoluto (indiferencia, frialdad, actitud egoísta o incapacidad de amar de los progenitores) conducen
a un deterioro integral de la personalidad del niño; aquellos que crecen sin amor son dañados en
parte de su vida y están siempre dispuestos a procurarse, por vías directas o indirectas, sucedáneos
de este amor que se les ha sustraído.
Este es un factor que puede tener una influencia en futuras conductas delictivas situado en el lado
opuesto a la familia numerosa de FARRINGTON. En la actualidad, en nuestro país, la familia
numerosa ejercerá influencia en jóvenes pertenecientes a clases sociales bajas, minorías como los
gitanos o inmigrantes. Por el contrario, el hijo único predomina en las clases sociales de un nivel
económico medio o medio-alto, en el que generalmente al trabajar el padre y la madre, dejan
desatendido a su hijo, intentando compensarle proporcionándole todos sus caprichos, y convirtiendo
en muchos casos a sus hijos en “dictadores en miniatura”.
10. Marginación socioeconómica. — Unas condiciones de vida pobre hacen que la paternidad
sea más difícil, la educación de los hijos más defectuosa y el control y supervisión de los mismos
más deficientes, además de generar situaciones de estrés en los padres lo que puede, a su vez,
29
influir en carencias afectivas y ausencia de muestras de cariño. Las situaciones de pobreza,
marginalidad, hacinamiento (ausencia de espacio para dormir o para estudiar, no tener intimidad,
etc.), falta de recursos y oportunidades, se consideran factores influyentes en el desarrollo de la
violencia en la familia.
Ahora bien, la gran pregunta que debemos hacernos es si esta familia “idílica” es posible que
subsista en una sociedad como la que tenemos en la actualidad, en la que los valores familiares
tradicionales se van perdiendo, parece que irremediablemente. En estos momentos, en sociedades
como la nuestra, en la que por imperativos económicos, tanto el padre como la madre tienen la
necesidad de trabajar fuera de casa, la familia se constituye en una estructura nuclear en la que los
hijos adquieren cada vez más autonomía e independencia frente a los padres y las funciones
tradicionales de cariño y educación se transfieren en gran medida a otras instituciones,
produciéndose lo que se ha llamado doble socialización —incapacitadas para sustituir a la familia—
, como los colegios y universidades, y, sobre todo, a los propios grupos adolescentes. Esta cultura
adolescente, mayormente grupal, en la que el contacto, la amistad y la aceptación por sus
compañeros, se convierte casi en el único motivo que da sentido a sus vidas, provoca con facilidad
situaciones conflictivas favorecedoras de la delincuencia juvenil.
1.3. Adicciones
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El tema de las drogas y su relación con la delincuencia juvenil, debe abordarse desde dos puntos
de vista bien diferenciados. En primer lugar, resaltando el problema de las drogas y su consumo por
la juventud. En segundo lugar, examinando la delincuencia de los drogadictos y toxicómanos y, la
transformación cualitativa que ha sufrido la delincuencia juvenil en torno al mundo de las drogas.
Un inciso, antes de entrar de lleno en la relación entre delincuencia y drogas. No se puede afirmar,
-ya que la evidencia empírico-científica lo desmiente-, que la mayor parte de las personas que se
drogan delinquen, ni que la mayor parte de las personas que delinquen sean drogadictas. Afirma
ELZO que la correlación droga – delincuencia – desviación social, si bien existe, y se confirma en
relaciones estadísticamente significativas, no es capaz, por sí sola, de dar cuenta ni del hecho de la
drogadicción, ni del hecho de la delincuencia, ni del hecho de la desviación social. Ahora bien,
aunque no pueda hacerse sistemáticamente una asociación mecánica entre droga y delincuencia,
no puede menos que concluirse con MELÉNDEZ SÁNCHEZ que “el crecimiento de la delincuencia
juvenil y el aumento del consumo y tráfico de drogas están íntimamente relacionados”.
Como factores que inciden en la gran propagación del consumo de drogas por la juventud, podemos
citar siguiendo a MELÉNDEZ SÁNCHEZ, los siguientes: la creencia de que sólo el abuso de las
drogas producirá funestas consecuencias, y no por tanto, el uso moderado; que drogas tan reales
como las prohibidas sean toleradas, aceptadas y propagadas por la sociedad de forma impune
(véase; alcohol y tabaco); el desconocimiento de los trastornos físicos y psíquicos que realmente
producen las sustancias tóxicas consumidas; la inmadurez propia de la juventud, que generalmente
acude al “recurso de la droga” como una manifestación de rebeldía o como medio de combatir la
dificultad que para algunos jóvenes supone la adaptación social, presidida por crisis de identidad y
falta de maduración de la personalidad. Todo ello va estableciendo cada día más la solidez de la
expansión que va experimentando el consumo de drogas por la juventud.
El uso de las drogas por la juventud, ya sean esta legales (como el alcohol) o ilegales, ha aumentado
de forma alarmante en nuestro país, generalmente, en lo que se conoce como el consumo de fines
de semana.
En el año 1975, según datos obtenidos por la Comisión Interministerial para el estudio del problema
derivado del alcoholismo y del tráfico de estupefacientes, se observa que el consumo de drogas
ilegales por la juventud española era mínimo. En los jóvenes se apreciaba una fuerte incidencia del
uso de fármacos, especialmente anfetaminas entre los estudiantes, pero el impacto entre los
31
jóvenes era cuantitativamente mínimo, ya que sólo el 0,1% del total de toxicómanos era menor de
20 años.
Así y todo, en esa época a partir de unos datos facilitados por el Grupo de Orientación de la Brigada
Central de Estupefacientes, señala SERRANO GÓMEZ144 que mientras que la media de iniciación
al consumo de drogas se situaba en 1973 a los 20 años, para 1976-77 se sitúa ya a los 18 años.
A partir de esta fecha en Madrid y Barcelona grupos de universitarios comenzaron a utilizar heroína
y en ambas ciudades aparecieron lugares y vías para obtener de forma permanente esta droga (la
droga sale de los grupos de población donde estaba prácticamente acotada e invade capas sociales
cada vez más amplias). En los años siguientes se produjo una notable expansión, debido a una
consideración pseudoprogresista a favor de las drogas, junto con la no penalización de su consumo
y la apatía oficial durante un tiempo respecto a su incidencia social, fueron alguna de las causas de
la extraordinaria proliferación de estupefacientes que se registró en España, en especial cannabis,
heroína, LSD y cocaína, expansión que llegó a su punto álgido cuando se inició la “epidemia de
heroína” que iba a caracterizar los años 80. Cuando se cayó en la cuenta de su gravedad, el
problema era ya un drama. Una parte de la juventud “enganchada” y un incremento de la
delincuencia fueron las consecuencias más notables.
Según establece URRA, en los últimos años se ha producido un importante incremento del consumo
de alcohol, afectando a un colectivo de adolescentes y jóvenes (el alcohol es la droga escolar por
excelencia) que duplica o triplica al conjunto de consumidores de drogas ilegales, produciéndose
32
una reducción en la edad media de los casos de alcoholismo detectado, así como en la edad del
inicio. A los 15 años, el 96% de los chicos y el 90% de las chicas han consumido alguna vez uno o
varios tipos de bebidas alcohólicas. La edad media de la primera embriaguez se sitúa en los 13,4
años, siendo la cerveza la bebida más consumida.
Hoy en día puede afirmarse, con TOMILLO CID que la droga se ha extendido de forma muy
significativa entre la juventud. Si en los años 80 primaba el consumo de heroína y, por los jóvenes,
el cannabis o hachis; en la década de los 90 el consumo de drogas por los jóvenes se ha
generalizado, no pudiendo ya caer en el estereotipo de uso de drogas = marginación social154.
Citando fuentes mencionadas por COMAS se puede establecer que el número total de jóvenes
(entre 15 y 29 años) que declaran ser consumidores habituales de drogas -que no es lo mismo que
ser toxicómano o drogodependiente- se sitúa en 700.000 para el cannabis, 200.000 para la cocaína,
40.000 para la heroína, 105.000 para las drogas de diseño, 125.000 para el speed y 30.000 para
los inhalantes.
Si en general el peligro de las drogas viene señalado por su capacidad adictiva, no ocurre lo mismo
con los inhalantes (pegamentos, colas, etc.), cuya peligrosidad reside, a juicio de URRA, en su
intensa toxicidad capaz de inducir graves trastornos neurológicos (junto a desorientación, coma,
cuadros psicóticos, obstrucción de las vías respiratorias, muerte por sofocación, caídas
accidentales, muerte súbita y toxicidad medular, renal, hepática y neuromuscular).
Entrando ya en el mundo de la delincuencia juvenil cuyos autores son los drogadictos y toxicómanos,
hemos de diferenciar siguiendo a OTERO, entre la delincuencia funcional, que es aquella en la que
el adicto se encuentra obligado a delinquir para proporcionarse los medios económicos que le
permitan comprar el producto, y la delincuencia inducida que se corresponde con la situación del
individuo que tras consumir drogas, los efectos de las mismas aumenten la probabilidad de que se
involucre en actividades delictivas.
33
Dentro del primer grupo (delincuencia funcional), hay que señalar que la particular idiosincrasia de
los toxicómanos o drogodependientes, hace que este grupo de jóvenes se distingan de otros
delincuentes juveniles, porque cometen sus delitos con el único objetivo de poder adquirir las
sustancias estupefacientes que necesitan para su consumo. Este tipo de delincuentes, pueden
cometer diversos tipos de delitos, (la mayor o menor gravedad de los mismos ira acorde con la
influencia que le cause la intoxicación por el consumo de estupefacientes o la influencia del
síndrome de abstinencia) pero bajo una única motivación: conseguir los medios económicos
necesarios para asegurarse la próxima dosis. Como delitos más habituales se pueden citar: los
robos con fuerza en las cosas o con violencia o intimidación en las personas, falsificación de recetas
médicas, etc.
El segundo grupo (delincuencia inducida), tiene menor relevancia, aunque no cabe duda de que
opera (sobre todo el alcohol) como un facilitador o desinhibidor de conductas violentas. Se puede
relacionar con delitos contra las personas, contra la libertad sexual, contra la seguridad del tráfico
y, ocasionalmente, contra el patrimonio.
Se observa una preocupante utilización, por parte de la delincuencia organizada adulta, de menores
para la realización de ciertas tareas como: correos (para transportar la droga de un lugar a otro);
funciones de vigilancia (para avisar de la llegada de patrullas de policía o de cualquier otro problema
que pueda perturbar el mercado de la droga que allí se desarrolla); depositarios de la misma;
pequeños “camellos” (generalmente para la venta de droga a otros menores, en ambientes donde
los adultos tienen difícil acceso); etc.
El problema más grave de esta delincuencia juvenil, creada al amparo y bajo el manto de las mafias
de la droga es, tal como pone de manifiesto OCCHIOGROSSO, las exorbitantes cantidades de
dinero que llegan a mover estos niños y adolescentes. Se trata de sumas de dinero de tal entidad
que pueden trastornar el equilibrio familiar, especialmente cuando son familias de escasos recursos
económicos o en las que el único que aporta dinero es el hijo, por estar el padre desempleado. En
estos casos, el dinero de la droga penetra en el fondo de las relaciones familiares y las condiciona
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fuertemente, llegando a producirse un cambio de rol en las relaciones familiares, convirtiéndose el
hijo, gradualmente, en el cabeza de familia para terminar por contar más que el padre. Además,
para no perder el beneficio económico que el dinero de la droga representa, la familia entera se
convierte en cómplice de esa criminalidad organizada y entra en la cultura del silencio. No sólo no
reprenderán la conducta del hijo, sino que le ayudarán en sus “trapicheos” y le defenderán en caso
de una posible detención del mismo.
1.4. Depresión
El diagnóstico es un proceso en sí complejo y a la vez dinámico en la que entran todos los elementos
para la comprensión del hombre, de su familia y de su medio social.
El diagnóstico de la personalidad del delincuente no termina ni se agota con el estudio inicial, sino
que está en una constante evolución y dinámica dentro de la institución penitenciaria.
Si bien es cierto que cada individuo tiene una estructura básica de la personalidad que no cambiará
y los estudios de diagnóstico se referirán a esa estructura básica, también es cierto que los modos
y mecanismo que ese individuo utiliza para su relación interpersonal, cambian y a veces
radicalmente, debido a que se hace consciente su problemática existencial de agresión hacia los
demás y hacia sí mismo.
Es por lo anterior que nos estamos refiriendo a un diagnóstico dinámico y evolutivo porque es
evidente que se modifica desde que el individuo ingresa a la institución penitenciaria con toda la
carga de angustia que ello representa ante la privación de la libertad, por la ansiedad y temor ante
el proceso judicial y la sentencia, hasta el momento de haber cumplido la sentencia.
Existe por lo tanto un diagnóstico inicial, un diagnóstico en función de los años de estadía del
individuo en prisión y un diagnóstico previo a la salida de la institución penitenciaria, así como un
diagnóstico post-institucional. En ese “cambio” diagnóstico influirá notablemente los objetivos
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institucionales en relación al concepto de tratamiento. El individuo recibirá toda la influencia de la
prisión, asimilará los valores y la angustia de la situación de encierro.
Es decir que los niveles de diagnóstico y tratamiento se dan permanentemente de una manera
dinámica en la que el diagnóstico será la base para el tratamiento integral e interdisciplinario. Pero
correlativamente los logros en el tratamiento permitirán observar un diagnóstico diferente
especialmente en relación a su aquí y ahora y a sus metas futuras.
El realizar con cuidad la tarea diagnostica ayudará directamente a plantear un adecuado y positivo
tratamiento.
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2.1.3. Estudio Psicológico
Es el estadio de la personalidad del interno, de sus múltiples y complejos aspectos que los han
llevado al delito. En el diagnóstico individual se utilizan generalmente las siguientes técnicas: historia
clínica, teste de inteligencia, tests proyectivos, teste de personalidad, entrevistas focalizadas y
abiertas. Las técnicas deben seleccionarse teniendo en consideración la edad, nivel educacional,
nivel socio-cultural, la problemática y conflictiva que presenta, es decir de su sintomatología. El
estudio de todos los aspectos que configuran la personalidad permiten llegar a un diagnóstico.
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de la formal prisión, hasta la sentencia ejecutoria, así como las constancias de notificaciones
judiciales que recibe el interno en la institución.
Una conducta agresiva, en este caso el delito, es la expresión de la psicopatología particular del
delincuente, de su alteración física, psicológica y social. Es una conducta que transgrede las normas
de la sociedad a la que ese individuo pertenece. Sabemos que por ejemplo a nivel psicológico toda
conducta tiene una policausalidad que deriva de distintos con textos.
El delincuente proyecta a través del delito sus conflictos ya que esta conducta implica siempre
perturbación y ambivalencia. La conducta delictiva posee una finalidad que es indudablemente, la
de resolver las tensiones producidas, la conducta es siempre respuesta al estímulo configurado por
la situación total, como defensa, en el sentido de que protege al organismo de la desorganización,
es esencialmente reguladora de tensiones.
Toda conducta delictiva es siempre un vínculo, se refiere a otro. Es una experiencia con otros seres
humanos y es evidente que la conducta actual (el delito) frente a objetos presentes (circunstancia y
víctimas) está en gran proporción influida o condicionada por las experiencias anteriores.
El delito es una conducta simbólica, uno de los elementos más importantes en el análisis de la
conducta delictiva es su carácter simbólico. Este proceso simbólico se impone más claramente en
los crímenes cuyas motivaciones extrañas parecen surgir de mecanismos inconscientes.
Generalmente la conducta delictiva es una conducta defensiva para mantener el equilibrio, logrando
a través de éste un cierto ajuste pero sin revolver el conflicto.
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La conducta delictiva es un síntoma, es decir, una forma de organizar la experiencia, aunque sea
de exponerla a la destrucción. La conducta delictiva es, como una defensa psicológica que utiliza el
sujeto como un medio para no caer en la disgregación de su personalidad.
La conducta delictiva es una conducta concreta del individuo, pero el delincuente en su totalidad es
más que ese aspecto, porque la conducta delictiva es solamente la expresión de su relación con la
víctima en un lugar (espacio) y en una fecha (tiempo) determinados.
La conducta delictiva revela muchos aspectos acerca del delincuente pero no nos explica por qué
ese hombre cometió esa conducta asocial. Para aproximarnos a una comprensión de la conducta
delictiva es necesario conocer al individuo, su historia y los rasgos de su personalidad, es decir,
todos sus aspectos.
La conducta delictiva es siempre significativa, tiene un sentido. Todo delito tiene un sentido cuando
la relacionamos con la vida del sujeto en las situaciones concretas en que dicha conducta se
manifiesta.
El análisis de la situación delictiva proporciona datos y conocimientos sobre el individuo que serán
importantes para la integración del diagnóstico clincio-criminologico.
Las preguntas que deben plantearse, señala QUIROS CUARÓN, para un diagnóstico y
conocimiento criminológico son: ¿qué, por qué, dónde, cómo, cuándo, quién?
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¿Por qué? Causas y motivaciones que llevaron al delito.
La reunión de todos estos datos a través de la investigación clínica criminológica permitirán elaborar
un diagnóstico sobre la conducta delictiva.
El delito realizado, la naturaleza de la acción al indicarnos el tipo de conducta delicita, revela por sí
misma múltiples aspectos de la personalidad del delincuente. Cada delito tiene un valor dado de
criminalidad o delictuosidad, por ejemplo, un hurto no tiene la misma criminalidad que un homicidio,
ni un homicidio realizado por un solo individuo no es igual que un homicidio realizado por un grupo.
Más adelante presentaremos las características más frecuentemente observadas de las conductas
delictivas.
A la pregunta quién es el autor del delito y quién la víctima, implica la consideración de los estudios
de personalidad, la tarea de elaborar el diagnóstico individual. Por ejemplo, en relación al autor del
delito y tomando la edad, podemos decir que para apreciar el valor sintomático de la edad, se debe
considerar que los procesos de maduración bio-psico-social no se dan rígidamente de igual manera
en todos los individuos sino que es particular, propio de cada individuo. Por ejemplo si tomamos
solamente la edad cronológica se nos plantea el siguiente problema: en un grupo de 7 sujetos que
tienen una edad de 25 años y están en la cárcel por robo calificado. Si nos atenemos a la edad
cronológica es evidente que no encontramos diferencias entre ellos, a lo sumo de meses o de días.
Pero si conocemos su edad psíquica veremos algunos aspectos diferentes de la personalidad de
estos ladrones. ¿Cuál será su inteligencia?, ¿en todos corresponderá a la de un sujeto de 25 años?
Por medio de estudios veremos que los 7 sujetos no tienen la misma capacidad para resolver
situaciones. ¿Cuál será por lado su maduración social? ¿Corresponderá a la madurez del término
medio de los sujetos de 25 años? Es evidente que dente que encontraremos que cada individuo
presenta experiencia, y niveles educativos y de desarrollo diferentes.
El cuándo está referido a la conducta que el individuo ha realizado antes de cometer el delito, es
decir a los factores desencadenantes o actuales, que actúan sobre la disposición. Existe una
interacción entre los factores desencadenantes y la disposición en el sentido de que esta última
acentúa, promueve, estructura la actuación de determinadas causas desencadenantes y estas
últimas pueden a su vez modificar la disposición. En algunos internos se observó en el análisis de
la conducta delictiva una tendencia lucrativa y de búsqueda de seguridad, es decir existía en ellos
una meta que era conseguir el dinero y por ellos los preparativos del robo. En otros delincuentes
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pudimos apreciar una tensión, una situación de strees que había impactado al sujeto y lo había
hecho perder sus controles sociales habituales, caso, por ejemplo, de los homicidas por alcoholismo
o por discusión o pelea.
El cómo nos plantea no sólo las circunstancias del delito, de que manera procedió en su conducta
el autor del delito, sino también el grado de participación en la conducta. Esto indica que es
necesario estudiar la dinámica de la participación del sujeto en la conducta delictiva. Por ejemplo,
puede ser autor principal, es el que lo realiza, o los coautores del delito que toman parte en la
“ejecución” al decir de Núñez, del hecho, supone una cooperación para que se ejecute, y una ayuda
para que pueda realizarse.
En cada grupo a cada miembro le corresponde un tipo distinto de rol interpersonal que se va
haciendo más evidente en la medida en que el grupo se integra más. En cada grupo existe una
atmósfera emocional que prevalece y un distinto grado de intimidad. Las mismas tareas llevadas a
cabo por distintos grupos de delincuentes varían considerablemente en estilo y organización.
¿Dónde se realizó el delito? Las circunstancias del delito, vale decir sus accidentes de tiempo, lugar,
modo y ocasión constituyen datos sobre la capacidad criminal del individuo, si fue en la casa de la
víctima, en la vía pública, en la casa del autor tienen un valor simbólico muy importante. Ejemplo,
en la iglesia; en la habitación del poder, en el dormitorio, mientras la víctima dormía.
¿Con qué instrumentos se realizó el delito? Los medios empleados no se refieren únicamente a las
armas utilizadas para cometer el delito, sino que hacen referencia a todos los instrumentos
subjetivos y objetivos que el individuo utilizó para hacer posible la conducta asocial. Por ejemplo, el
engaño deliberado del estafador a su víctima antes de cometer la estafa y el ambiente preparado
para ganar la confianza de la víctima. La selección del “medio” por el delincuente puede ser
sintomático respecto a su personalidad.
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¿Por qué motivos realizó el delito? Es decir se refiere a los motivos que determinaron al individuo a
delinquir y esta pregunta nos enfrenta con uno de los problemas más serios que presenta el estudio
de la delincuencia, la criminogénesis.
Toda conducta delictiva está sobredeterminada, es decir tiene una policausalidad muy compleja que
deriva de distintos contextos o múltiples situaciones en los que se halla todo ser humano.
En los motivos, más que en ningún otro dato, se debe acentuar la consideración de cada caso en
particular, atendiendo a la historia del individuo.
En nuestra experiencia hemos podido observar ciertas situaciones que se dan más frecuentemente
que otras. Esto nos permite referirnos a: el homicidio como una conducta individual y el homicidio
como una conducta grupal.
El homicidio como una conducta individual se produce por lo general para solucionar un conflicto
interpersonal. El sujeto se encuentra ante el hecho de que debe en enfrentar un nuevo problema,
esa circunstancia acumulada a otras, puede descargar en él una intensa agresividad, un descontrol
sumamente impulsivo.
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Homicidio por discusión o pelea. El conflicto aquí está dado por una discordia que puede ser
causado por un motivo sutil o por el contrario por una larga enemistad que conduce a la agresión
homicida. Desde ambos enfoques se advierte el alto grado de simbolismo que representa para el
homicida, la víctima y las circunstancias pre-delictivas.
Homicidio por búsqueda de dinero. Algunos homicidios son realizados por móviles pecuniarios. Las
personas que cometen este tipo de conducta actúan por lo general de acuerdo a las normas y
valores de la subcultura delictiva a la que pertenecen; entre estas personas se encuentran
frecuentemente ladrones reincidentes.
VON HENTING se refiere al asesinato por lucro y dice que el robo con homicidio representa la
categoría más primitiva, debido a que su característica es la insuficiente relación entre motivo y acto.
También este criminólogo se refiere al homicidio por cobertura, es decir que se comete el crimen
para ocultar un hecho punible menos grave. El homicidio se da por temor a ser denunciado o a la
persecución.
Homicidio en estado psicótico. Las conductas criminales pueden desarrollarse sin ninguna razón
manifiesta, como los casos de homicidios cometidos por psicóticos esquizofrénicos. Se trata de
conductas impulsivas, de crímenes cometidos aparentemente sin vacilación, el desencadenamiento
imprevisto es propio de la impulsividad psicótica, que puede manifestarse en el odio agresivo con
respecto a un miembro de la familia o a un desconocido. La conducta delictiva caracteriza por ser
de extrema violencia hasta llegar a ser totalmente sádica. Las alucinaciones e ideas paranoides
hacen que la agresión se proyecte de un modo a veces inesperado porque el individuo siente que
debe matar a esa persona que lo está persiguiendo (en el caso de esquizofrenia paranoide). Es una
conducta anticipatoria a nivel de los procesos persecutorios y por ello son inesperados, aunque en
la práctica el delito y las alucinaciones ya están estructuradas desde antes, así como la
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desorganización de la personalidad. Aquí como en muchos casos la conducta agresiva traduce la
verdadera dimensión de la enfermedad mental.
El homicidio en estado psicótico puede desencadenarse en los cuadros de Esquizofrenia (en los
tipos simples, hebefrénica, catatónica, paranoide) en las psicosis alcohólica (relacionada también a
un profundo deterioro y los delirios sistematizados de tipo persecutorios) en las psicosis
degenerativas (los diversos cuadros de demencia senil) en las psicosis infecciosas, psicosis debida
a traumas físicos, traumatismos cerebrales a raíz de accidentes o caídas que pueden implicar serios
cambios en el comportamiento y una actividad descontrolada. También se producen homicidios en
la psicosis maniaco-depresiva, en ambas fases se pueden producir conductas violentas, en la manía
delirante aguda el sujeto está intensamente activo, con ideas delirantes, alucinaciones, la
psicomotricidad es intensa y sus impulsos incontrolados llagan a ser violentos. En la fase depresiva,
se dan los homicidios para que la “familia no sufra en el futuro”, son los crímenes en que la madre
o el padre mata a los hijos y luego se suicida.
EY expresa que se puede describir toda una serie de actos homicidas patológicos avanzados desde
el más automático al más consciente. EY distingue:
a) homicidios que son realizados en un estado de inconsciencia total o casi total, este en el caso
de los asesinatos en el curso de los estados confesionales;
b) en un nivel de trastornos menos profundos señala los actos homicidas perpetrados por
enfermos demenciales o confusos cuyas impulsiones agresivas escapan al control de su
inteligencia;
c) en un nivel de trastornos menos profundos señala los actos homicidas perpetrados por
enfermos demenciales o confusos cuyas impulsiones agresivas escapan al control de su
inteligencia;
d) el homicidio puede estar determinado por una motivación delirante, depende entonces de
sentimientos o ideas de persecución, de celos de envenenamiento;
e) al igual que el suicidio el homicidio puede presentarse como una obsesión, impulsión a la
cual el sujeto se resiste hasta el límite de lo posible.
Homicidio subtitulo. Se refiere esta conducta a la muerte de una persona que sustituye al individuo
al que se pensaba matar. Al primer examen el homicidio parece cometido en el curso de una
agresión o de algún otro delito, sin embargo, es posible que al realizarse un análisis psicológico
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pueda descubrirse una relación de carácter simbólico entre el autor y la víctima en que se pensaba
primeramente.
Homicidio asalariado u homicidio por contrato. Varios criminólogos se refieren al homicida asariado
o contratado, como el individuo que presenta características específicas de personalidad. Este
individuo realiza el delito a cambio de una cantidad de dinero que está previamente estipulada, por
lo común desconocen a sus víctimas y no planean el crimen sino que se limitan a ejecutarlo lo que
revela la índole de su patología.
Homicidio político. Con respecto al crimen político dríamos mencionar que es calificado por sus
consecuencias más que por su esencia. Para que esto suceda debe intervenir todo un conjunto de
elementos políticos socio-económicos, culturales dentro del contexto de una determinada época
histórica. Este tipo de crimen constituye un instrumento táctico que es valorado o repudiado en
diversa medida por diferentes grupos politizados que luchan entre sí. Desde el punto de vista
psicológico el individuo que comete un homicidio político presenta una estructura de personalidad
con marcados rasgos psicopatológicos, individuos con una gran carga de agresividad que
racionalizan sus conductas violentas justificándolas en relación a sus ideas políticas. Existe agresión
hacia la autoridad, exhibicionismo, pertenencia a un grupo violento, delirios de grandeza para
sentirse identificado y temido.
El robo difiere del hurto debido a que el sujeto actúa con fuerza en los objetos y medios o también
con violencia física en las personas, sea que la violencia tenga lugar antes del robo para facilitarlo
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en el acto de cometerlo o después de cometido para procurar impunidad. Así como la conducta del
hurto, el robo presenta múltiples formas de ejecución, por el lugar, modo, instrumentos utilizados,
participación, etc. Los más frecuentes son los robos cometido en tiendas, bancos, locales de
negocios y los robos de automóviles.
En los hurtos y robos de automóviles hay que distinguir los “prestamos”, es decir la sustracción cuyo
fin es tenerlo por un tiempo determinado para ejecutar otro delito, por lo común un robo; el robo para
realizar un viaje o dar un paseo, es un delito que cometen los adolescentes; el robo el cual el
vehículo es vendido y finalmente el robo después del cual el vehículo es siempre desamado y
vendidas sus piezas.
En el robo encontramos desde el individuo que actúa solo hasta el grupo que representa una
delincuencia técnicamente organizada.
El carterista es un ladrón especializado en tomar carteras o bolsos en multitudes, tiene una técnica
y elige a sus víctimas.
Según DR TULLIO la tendencia predatoria está sensibilizada por la particular actitud y sobre todo
por la fisionomía de la víctima, lo que suscita en el carterista la impresión de que se trata de un
sujeto particularmente idóneo para ser robado. La víctima en las conductas de hurto-robo varían
según la estructura sociológica y está sometida a cambios que guardan relación con las oscilaciones
de la vida económica.
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sexualidad anómala o el homicidio perpetrado durante la violación y que está dirigido a vencer la
resistencia de la víctima o callarla, ejemplo, homicidios en niños.
En los delitos de violación existen múltiples y diferentes circunstancias, la denuncia puede estar
motivada por el rechazo o abandono del seductor; también se observan denuncias de violación en
mujeres histéricas; asimismo denuncias como “venganza” a un individuo.
La conducta de violación siempre supone una gran agresión y se considera que es mayor la
patología del individuo a nivel sexual en base a las características de la víctima, por ejemplo, niños,
ancianas, personas impedidas físicamente, victimas con retardo mental.
El delito de incesto está a veces relacionado con el infanticidio, cuando la hija tiene el bebé, la pareja
lo mata para ocultar la relación. El incesto madre-hijo es más raro, ya que esta clase de tabú es
considerado colectivamente con mucha mayor severidad que el incesto padre-hija; y sobre todo que
el incesto hermano-hermana, aunque éste sea también disimulado. Se observa que las denuncias
en cuanto a las relaciones incestuosas provienen generalmente de vecinos o familiares muy lejanos
y en muy pocos casos del mismo grupo familiares.
La impudicia con niños, es un delito que cometen casi exclusivamente los individuos de sexo
masculino, especialmente los ancianos (en los diversos grados de demencia senil). También se
observa que les es difícil conseguir una pareja adulta y por ello buscan a un niño o un adolescente.
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relacionada a la neurosis de obsesiva compulsiva y el lugar donde se realiza es un lugar público,
ejemplo, frente a las escuelas, parques, iglesias, etc.
ALLEN dice que el exhibicionismo tiene por objeto obtener placer y por ello debe ser pública y
observable. La característica de esta conducta es la estereotipada naturaleza del acto que ocurre
siempre en el mismo lugar a la misma hora y a veces delante de la misma persona.
Muy a menudo el individuo lucha por ese deseo de exponerse, la tensión que sobreviene se eleva
y ésta se alivia solamente al ceder a este deseo. Cuando se le presenta la oportunidad de exhibirse,
la posibilidad de ser detenido aumenta la tensión y hace más difícil la resistencia. El exhibicionista
está profundamente unido a una obsesión.
Generalmente el exhibicionista no es acusado por otro delito, no es tan agresivo como otros
delincuentes sexuales y no es tan peligroso.
Prostitución. Es la forma más común de la delincuencia femenina. Es una conducta con un gran
significado autodestructivo.
La prostitución condiciona y favorece al individuo que explota a la joven prostituta, es el “rufián” que
protege a la prostituta o facilita los clientes. Asimismo la prostitución está muy relacionada a la trata
de blancas, esto es la seducción, secuestro o amenaza de jóvenes para llevarlas a la explotación y
a la prostitución. Esta actividad la realizan grupos delictivos organizados para tal fin.
Otras conductas delictivas de tipo sexual son necrofilia, zoofilia, sado-masoquismo, sodomía y
pederastia, obscenidad, pornografía.
En esta conducta también son múltiples las circunstancias relacionadas con el lugar, modo e
instrumentos utilizados para dañar.
El daño puede cometerlo un individuo o un grupo. La conducta de daño realizada por un individuo
está dirigida a objetos que pertenecen a personas con las cuales dicho individuo tiene cierta relación,
por ejemplo, romper la puerta del vecino que no lo saluda o los vidrios de un negocio o en una
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discusión familiar destruir objetos muebles. Generalmente está vinculada a una grave adicción
alcohólica.
Otra conducta delictiva que puede considerarse como expresión de una particular forma de
agresividad destructiva es la del incendio. El individuo encuentra una especial satisfacción, al asistir
a un incendio provocado por él. En la piromanía, la vida humana no está directamente amenazada
y más que al atentado contra el bien público o privado implica el fin emocional que causa el incendio
(que puede desencadenar en una catástrofe). El incendio voluntario tiene un aspecto de
megalomanía pues comporta el simbolismo del fuego. Existen también los incendios por venganza
cuya patología mental explica la enorme desproporción entre el agravio y el grave daño producido
a través del incendio.
La entrevista.
Historia clínica.
Estudio familiar.
3.1. La Entrevista
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Tanto la entrevista focalizada como la entrevista abierta, especialmente esta última, son técnicas
sumamente valiosas en las instituciones penitenciarias, ya que permiten aprehender la situación
global que vive el individuo.
En la visita familiar, esta técnica es útil para el conocimiento de las relaciones familiares.
En la visita que psicología y trabajo social realizan a la casa de la familia del interno.
La entrevista es una técnica de evaluación sobre el desarrollo del tratamiento del individuo,
así como de su sintomatología psíquica y social inicial.
Aplicación de la entrevista. Las personas que aplican la entrevista son generalmente los
profesionales o técnicos de las diferentes disciplinas: médicos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores
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sociales, abogados, pedagogos, maestros de actividades laborales, de actividades culturales,
deportivas. Personas con conocimiento en criminología y penitenciarismo. El lugar donde se realiza
debe tener cierta privaría para las dos personas (entrevistado-entrevistador) donde se permita el
desarrollo de un diálogo sin interferencias. Pero esto no quiere decir que sea un lugar cerrado y
alejado de las demás personas, muchas veces las mejores y más fructíferas entrevistas se realizan
simplemente caminando y dialogando con un interno, aparentemente en un encuadre situacional
informal.
La visita a la familia del interno en el lugar donde vive proporciona la información sobre la situación
familiar el conocimiento sobre las posibilidades de ayuda que brindará esa familia al interno durante
la estadía en la cárcel y cuando salga.
Es importante y útil para todos los departamentos que son responsables del tratamiento, lo reportes
sobre el estado del interno y de su tratamiento.
JOSÉ BLEGER señala los siguientes aspectos en la entrevista, que consideramos importantes:
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Cada entrevista tiene un contexto definido en función del cual se dan los emergentes y estos últimos
sólo tienen sentido y significación en relación y función de dicho contexto.
El campo de la entrevista no es fijo sino dinámico, es decir está sujeto a un permanente cambio y la
observación se debe extender del campo específico existente en cada momento a la continuidad y
sentido de estos cambios.
En la relación interpersonal que se establece en la entrevista hay que contar con dos fenómenos
altamente significativos: la transferencia y la contratransferencia. La transferencia se refiere a la
actualización en la entrevista de sentimientos actitudes y conductas inconscientes por parte del
entrevistado, que agregan una dimensión importante al conocimiento de la estructura de la
personalidad y al carácter de sus conflictos. En la contratransferencia se incluyen todas las
conductas, actitudes y sentimientos que aparecen en el entrevistador, como emergentes del campo
psicológico que se configura en la entrevista.
La ansiedad constituye un índice del curso de la entrevista y debe ser atentamente seguida por el
entrevistador, para ver su grado e intensidad. La entrevista dice Bleger puede quedar incontrolada
si sobrepasa cierto nivel por lo que el umbral de tolerancia a la misma debe ser parlantemente
detectado.
Frente a la entrevista y durante la misma se puede incrementar tanto la ansiedad del entrevistado
como sus mecanismos de defensa, porque lo desconocido que enfrenta no es sólo la situación
externa nueva, sino también el peligro de lo desconocido en su propia personalidad.
La ansiedad del entrevistador es uno de los factores más difíciles de manejar y el investigador tiene
que poseer la capacidad para tolerarla e instrumentarla. Frente a la ansiedad no se debe recurrir a
ningún procedimiento que la disimule o reprima; la ansiedad debe ser manejada comprendiendo los
factores por las cuales aparece. Si lo que predomina son los mecanismos defensivos frente a la
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ansiedad, la tarea del entrevistador es desarmar estas defensas para que aparezca un cierto grado
de ansiedad, lo que, significa un índice de la actualización de los conflictos. Todo este manejo de la
ansiedad (manejo técnico, refiere BLEGAR) teniendo en cuenta la personalidad del entrevistado y
por sobre todo el beneficio que para él puede significar la movilización de la ansiedad.
En la entrevista operativa, que tiene como fin el diagnosticar una situación o acción crítica, ULLOA
explica que en el diagnóstico representa: diagnosticar la emoción básica más actuante que se
traducen en dos miedos básicos: miedo a la pérdida de algo amado y miedo al ataque por algo
odiado; diagnosticar el objeto (persona o situación) a que se refiere este miedo; diagnosticar el
vínculo que se establecer; dianóstico de los mecanismos de defensa de la personalidad.
Estos tipos de entrevistas son útiles en el conocimiento del interno y de los miembros de la familia
ya que facilitan el diagnóstico y la situación conflictiva.
La historia clínica criminológica abarca todos los datos relacionados a la vida de un individuo
de su pasado, presente y de sus perspectivas futuras.
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La dinámica y complejidad de la historia clínica criminológica revela múltiples facetas del
individuo, diferentes roles en la relación interpersonal que serán valiosos para comprender
la relación delictiva, especialmente la relación autor-víctima.
el diagnóstico clínico-criminológico
la detección victimológica
Nombre. El sobrenombre o apodo del individuo indica de qué manera se perciben aspectos de la
personalidad, por las características del apodo. Señala caracteres y conductas habituales. Los
individuos reincidentes a veces tienen apodos relacionados a un tipo especial de técnica que utilizan
para cometer el delito.
Edad. ¿Qué edad tiene el interno? La edad es un dato que nos permite conocer no sólo la edad
cronológica sino también nos permite conocer no sólo la edad cronológica sino también relacionarla
con la edad mental del individuo. Para poder apreciar el valor sintomático de la edad, desde el punto
de vista criminológico es necesario considerar que los procesos de maduración bio-psico-sociales
no se dan rígidamente de igual manera en todos los individuos, sino que es particular de cada
persona.
El confrontamiento entre la edad cronológica y la edad mental permite conocer si el interno presenta
un retraso en el desarrollo, si tiene un retardo mental y determinar el grado del trastorno. Asimismo
la edad nos indica el deterioro que manifiesta el individuo, especialmente en el caso de una grave
adicción alcohólicas, o de traumatismo cerebral.
Estadio civil: Si el interno es soltero, casado, viudo, si vive en concubinato. La respuesta implicará
el conocimiento no solo de la situación civil del interno sino probables datos en relación al delito. Por
ejemplo, el delito de un anciano viudo puede estar relacionado a la reciente muerte de a esposa y
su temor a la soledad y a la soledad y a la angustia ante la muerte. También en los casos de delitos
de infanticidio, en que la autora es generalmente madre-soltera que ha sido abandonada, ante el
rechazo familiar y social realiza el delito como un medio de ocultamiento.
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Escolaridad. ¿Cuál es la del individuo? ¿Abandonó la escuela desde niño? las dificultades en el
aprendizaje, etc., nos dicen mucho acerca de las dificultades psíquicas, sociales, las relaciones
interpersonales, la conflictiva familiar (retardo mental, frustraciones, rechazo a la autoridad,
condutas agresivas, deprivación, etc.). Por lo general la población penitenciaria presenta una
escolaridad baja de escuela primaria sin terminar, pero también hay personas de niveles altos,
universitarios y profesionales.
¿Cuál es la relación escolaridad- delincuencia? ¿Es de mayor peligrosidad los individuos con mayor
nivel cultural? Evidentemente que esto es muy relativo y difícil y complejo de definir pero puede
esclarecer los modos e instrumentos en relación al delito, la premeditación delictiva.
Al parecer se observa que los niveles escolares altos están relacionados a conductas de fraudes,
estafas, delitos económicos, Se observa que los individuos de nivel escolar bajo tienen una menor
percepción del delito y de sus consecuencias.
Trabajo. El trabajo que desempeña el individuo es otro datos importante que nos revela múltiples
aspectos de su comportamiento. Esto en relación a su estabilidad, características del trabajo, si es
zona urbana o en zona rural.
Es conocido, por ejemplo, que individuos que están por delitos contra las personas (homicidio,
lesiones, etc.) presentan frecuentemente una coherencia (homicidio, lesiones, etc.) presentan
frecuentemente una coherencia y estabilidad laboral, en cambio los que están por delitos contra la
propiedad (hurtos, robos, estafas, etc.) son inestables, con cambios permanentes en sus trabajos,
conflictos en sus relaciones con los demás y principalmente con la figura de autoridad.
El conocimiento del trabajo desarrollado por el individuo indicará el grado de su capacitación laboral,
esto es las posibilidades de intensificar el tratamiento en esa área (determinada posteriormente por
el maestro a cargo de la laborterapia).
Como veremos más adelante la aplicación de teste psicológicos de aptitudes y actitudes serán
necesarios y útiles en relación a los individuos que han carecido de un aprendizaje laboral. Pero
este estudio es posible partiendo de los datos laborales que se obtengan de la historia clínica
criminológica.
Delito: ¿Por qué delito fue detenido e ingresó a la institución el individuo? Aquí se desea obtener
toda la información relacionada a la conducta delictiva.
El individuo puede contestar de una manera simple y concrete “homicidio” pero se debe lograr
obtener un relato del delito realizado por el mismo sujeto.
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Paulatinamente se debe llevar al sujeto a una descripción sobre el hecho. Es importante la versión
que él dé sobre su propia conducta porque permitirá conocer datos significativos que serán
sumamente útiles, por ejemplo, omisiones, justificaciones de la agresividad, inculpaciones a
determinados miembros de la familia, comportamiento de la víctima, etc. Todos datos esenciales
para el conocimiento de las motivaciones delictivas. Y el conocimiento de sus motivaciones
permitirán tener un diagnóstico clínico criminológico más fundamentado que posibilitará mayor
eficacia en las medidas de tratamiento.
En un principio es necesario que el paciente-interno hable sobre su delito, ese relato será
significativo e importante porque es tal cual ve él los sucesos, o de qué manera él los justifica.
Sentencia. Aquí se desea obtener la pena aplicada al individuo, es decir los años de sentencia.
Cuánto tiempo llega en la institución. Si la historia clínica criminológica se realiza en los primeros
días de ingreso a la institución, esta pregunta no corresponde. Pero si el sujeto tiene un tiempo, es
necesario saber cuánto tiempo lleva, y los comentarios que él pueda realizar sobre ello. También
puede suceder que el individuo viene trasladado de otra institución. Y es necesario el conocimiento
de los datos sobre el tiempo que lleva privado de la libertad.
Es evidente que los datos de un individuo reincidente obligan a pensaren las fallas de los
tratamientos que se administran pero también en las fallas individuales que se proyectan en una
mayor agresividad hacia los demás y hacia sí mismo.
A medida que transcurre la historia clínica criminológica vamos infiriendo otros datos, ejemplo:
alcoholismo, sobre el nivel de comunicación que tiene el individuo, sobre sus actitudes hacia sí
mismo y hacia los demás.
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Visitas. ¿Recibe usted visitas en la institución? Con esta pregunta iniciamos la información sobre
los datos relacionados a la estructura familiar del paciente-interno.
En los delitos cometido dentro del núcleo familiar o en relación a la familia esta pregunta está
totalmente involucrada en la dinámica criminológica, por lo que la pregunta debe hacerse teniendo
en consideración especial esta situación.
La pregunta sobre la visita familiar revela múltiples aspectos que serán importantes para el
tratamiento del interno.
Todas estas cuestiones son básicas para fijar las líneas de tratamiento:
El interno recibe visitas: ¿quiénes?, es decir qué relación de parentesco tiene con la visita.
La frecuencia de esas vistas. Si las visitas son esporádicas, preguntar sobre los motivos.
Desde el punto de vita de la familia, visitar al interno significa asumir la responsabilidad de asistir y
colaborar en la recuperación de un miembro de la familia con una problemática antisocial. Es
también asumir los graves problemas económicos y de inseguridad que representa la ausencia del
interno, es el caso de la esposa con hijos pequeños.
Los datos sobre la estructura familiar se obtienen de una manera espontánea cuando se pregunta
sobre la visita familiar y sobre la organización familiar.
Padre. Todos los datos posibles sobre esta figura. Si vive, ¿qué edad tiene, a donde vive, qué trabajo
realiza, cómo percibe el interno al padre, cómo son sus relaciones interpersonales?
Madre. También aquí se pregunta sobre todos los datos en relación a la figura materna. Siguiendo
el esquema anterior.
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Hermanos. Edad, ocupación, escolaridad de cada uno de ellos. Percepción del interno hacia los
hermanos, ¿cómo son sus relaciones interpersonales? ¿con cuál hermano se identifica mejor?
Como hemos visto, muchas veces el delito se produce dentro del núcleo familiar, es decir autor-
víctima pertenecen al mismo grupo familiar. Aquí es necesario preguntar con mayor cuidado sobre
el delito para conocer los aspectos de agresión y autoagresión que han generado los mismos
miembros de la familia y también cómo ha reaccionado la familia ante el delito cometido.
Lugar de nacimiento
Escuela
Rendimiento escolar
Las dificultades escolares (repetición de año escolar, abandono y por qué causa, etc.)
Adolescencia
Dónde vivió
Con quiénes
Asistencia a la escuela
Enfermedades
Enfermedades y accidentes
Trabajo
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Tipo de trabajo y tiempo de permanencia aproximado.
Estos datos sobre el trabajo son valiosos en la historia clínica criminológica porque revelan las
dificultados o logros del interno en cuanto a una ocupación y desde el punto de vista psicológico
revela la estabilidad en una de las áreas más importantes del desarrollo de una persona.
Así sabemos por ejemplo que muchos niños que se fugan del hogar comienzan muy tempranamente
una actividad laboral, caracterizada por inestabilidad y cambios violentos de trabajo que están muy
relacionados a conductas antisociales, especialmente en delitos contra la propiedad.
El trabajo “ambulante” o por jornal también revela inestabilidad, propia de los jóvenes desorientados
y reincidentes.
Dificultades. Si bien se tiene un panorama del desarrollo individual y familiar, así como el delictivo,
es significativo preguntarle al interno cuáles han sido, a su criterio, las mayores dificultades que él
ha tenido en su vida.
Matrimonio. Si el interno está casado se deben obtener los datos relacionados a su pareja:
Esposa
Edad
Escolaridad
Trabajo
De los datos sobre la esposa deriva la pregunta sobre la visita conyugal, también sobre las
dificultades que puede tener la pareja.
Hijos
Número de hijos
Escolaridad
Trabajo
El conocimiento sobre los datos de la familia del interno nos permitirá realizar un resumen sobre:
El estado actual de la familia. En la que se anotan los datos más importantes de la familia en relación
al interno, que serán de suma utilidad para el diagnóstico y tratamiento.
Es una apreciación del grado del madurez del individuo, por ejemplo, en la historia clínica psicológica
y de sus conflictos, resumen de las características afectivas, intelectuales, alteraciones en el
desarrollo, área de comunicación interpersonal, etc. Todos estos datos permiten llegar a una
aproximación diagóstica-clinica-criminologica.
El estudio familiar como un medio para la comprensión de los procesos que llevaron al delito.
El diagnóstico familiar que permitirá una mayor comprensión del diagnóstico individual.
Es una entrevista, con similares lineamientos a los ya señalados, a un miembro o varios del
grupo familiar.
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La entrevista familiar es manejada para obtener información sobre el interno y sobre la familia.
Nombre.
Edad.
Escolaridad.
Ocupación.
Domicilio.
Comportamiento agresivo hacia los miembros del núcleo familiar y hacia el medio externo.
Actitud de los miembros de la familia del interno hacia la visita familiar. Disposición a ayudar
al interno.
Colaboración en el tratamiento.
Dependerá del momento en que se aplique el estudio familiar para acentuar las preguntas
señaladas. Por ejemplo, si el interno hace poco tiempo que ingresó a la institución, las entrevistas
con la familia estarán centralizadas en el diagnóstico familiar y la actitud de la familia hacia el interno.
Si por el contrario la salida del interno, cumpliendo su sentencia está próxima, la entrevista familiar
61
permitirá apreciar y valorar las posibilidades de control y ayuda que tendrá el interno a su reingreso
al núcleo familiar.
Claro que en la aplicación de las técnicas para el estudio familiar debemos tener en consideración
las diferencias tan notables que se observan entre los delincuentes primarios y delincuentes
reincidentes, en relación a la familia. En los delincuentes primarios, especialmente en los delitos
contra la persona, existe una integración familiar, asisten y ayudan al interno en su rehabilitación.
Los delincuentes reincidentes han abandonado ellos a sus familias, huyendo de las ansiedades de
las familias desintegradas.
Es evidente, por lo anterior, que habrá más posibilidades de realizar las entrevistas a las familias de
delincuentes primarios que a las familias de delincuentes reincidentes. Pero también es evidente
que las entrevistas serán cualitativamente diferentes y complejas en las familias desintegradas e
incomunicadas. No sólo plantearán serios inconvenientes para realizar las entrevistas sino que a
través de éstas se repetirá la situación de rechazo e incomunicación que han caracterizado las
relaciones interpersonales entre interno-familia. Claro que esto implica una sintomatología y
proyección de la patología familiar, que posibilitará la comprensión de la delictiva del interno pero
también representará las dificultades para que la familia brinde ayuda al interno, que lo visite en la
institución y desee el retorno a la familia. Lo que se observa frecuentemente es que la familia se
desentiende, vuelve a rechazar al interno y muchas veces desea su muerte.
Desde el punto de vista criminológico es importante conocer la actitud de la familia hacia el interno,
lo que piensa la familia sobre la asistencia y rehabilitación. Porque debemos partir de un
conocimiento real de los datos, en el aquí y ahora de una situación existencial, de la vida del interno
para poder valorar si en el tratamiento institucional y post-institucional podremos incluir o no a la
familia.
Permite observar:
El lugar, pueblo, ciudad, zona rural, colonia, etc., donde vive la familia del interno (y también
probablemente donde vivió el interno).
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La casa habitación, los medios que rodean a la familia.
La visita familiar permite conocer y hablar con otros miembros importantes del núcleo familiar
que no visitan al interno. Estas personas dan su percepción sobre la situación del interno, los
motivos que lo llevaron al delito y sobre su comportamiento. Por lo general estas personas
son: ancianos que no pueden trasladarse para visitar al interno, personas enfermo, personas
están visitando a la familia del interno, personas que rechazan al interno, especialmente en
los casos en que el delito fue cometido del grupo familiar.
La visita familiar permite ver las necesidades de la familia y la ayuda que el interno está
obligado a brindar para el sostenimiento familiar.
La visita conduce a orientar a la familia para que visite al interno en la institución y de ese
modo no solo mantener los vínculos familiares sino ayudar en la rehabilitación del interno.
Esto en los casos en que la familia no asista a la institución penitenciaria.
La guía del estudio familiar es útil para aplicarla también en la visita familiar. Estos datos son
valiosos para una comprensión de la dinámica familiar criminológica y deben anotarse en
relación a cada miembro entrevistado en la visita, así como el resumen sobre las
características de la familia.
La victimología, señala RODRÍGUEZ MANZANERA como análisis de los que padecen por una
conducta antisocial se ha centrado en los estudios sobre los tipos de víctimas, su participación en
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el hecho, su mayor o menor voluntariedad, su responsabilidad, la necesidad de compensación,
tratamiento, la relación victimario-víctima.
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La situación jurídica del interno, esto es, si está detenido, procesado o sentenciado.
En el expediente jurídico del interno se incluyen todos los datos que aportan conocimiento
acerca de la evolución y actualidad de la mencionada situación desde las copias del escritos
de consignación, el auto de detención y de la formal prisión, hasta la sentencia ejecutoria de
las resoluciones referentes al amparo, en el caso de que el interno, haya intentado el juicio
constitucional, así como las constancias de notificaciones judiciales que recibe el interno en
la institución y solicitud de los beneficios que otorgan las leyes.
Cubierta con elementos jurídicos para la identificación del interno con sus 7 secciones
correspondientes.
Sección jurídica
1. Copia del oficio con el que se remiten las diligencias del Departamento de Averiguaciones
Previas, al juzgado correspondiente.
2. Copia del oficio con el que la Procuraduría General de Justicia ordena a la Policía Judicial o
Preventiva, el traslado del interno a la cárcel preventivas o al Centro Penitenciario.
3. Copia del oficio en el que Centro Penitenciario o la cárcel preventiva, comunica a las
autoridades correspondientes, el ingreso del interno.
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5. Oficio del Juzgado que conoce de la causa, comunicando la detención del procesado al
Centro Penitenciario.
8. Copias del oficio en el que se solicitan los estudios de ingreso del interno a los diferentes
departamentos técnicos.
9. Copias de los oficios con los que se envían a las autoridades judiciales las diligencias
relacionadas con el proceso.
10. Oficio con el que remiten los est5udios de los diferentes departamentos técnicos, practicados
al interno, a la autoridad correspondiente.
13. Copia del oficio del juez, poniendo al interno sentenciado a disposición de la autoridad
ejecutora con el fin de que cumpla las sanciones que le fueron impuestas en la sentencia.
14. Oficio del señalamiento de la sentencia del interno, girada por la Dirección General de
Servicios Coordinados de Prevención y Readaptación Social, a nivel federal o por el
Departamento de Prevención y Readaptación Social del Estado.
16. Oficio del Departamento de Prevención y Readaptación Social, concediendo o negando los
beneficios, tomando en cuenta los reportes de los diferentes departamentos técnicos de la
institución y lo acordado por el Consejo Técnico de la institución
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b) Datos informativos sobre peligrosidad.
19. Oficio de acuse de recibo, por parte de Prevención y Readaptación Social de la remisión de
pena y libertad condicional, con el que se inician los trámites de dicho departamento.
21. Oficio de la orden de libertad del interno, girada por el Departamento de Prevención y
Readaptación Social a la institución penitenciaria.
22. Copia del oficio de libertad que comunica la Secretaría General de la institución al jefe de
vigilancia, para su conocimiento y efectos correspondientes.
En la sección jurídica de la institución no solo se lleva el control respecto a esta área sino todo
aquello que se relaciona con el expediente integral, es decir el expediente clincio-criminologico.
Sección seguridad
24. Copias de los reportes que se giran de la jefatura de vigilancia, al expediente, comunicando
al Director de la institución, sobre la conducta del interno.
25. Oficios en los que se impone alguna sanción reglamentaria o aquellos reportes en que se
estimule al interno.
Sección médico-psicológica-psiquiátrica
28. Oficio relativo a traslado del interno, para atención médica en el hospital (exterior de la
institución).
32. Copias de los medicamentos prescritos al interno, por el jefe del departamento del servicio
médico.
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Sección ocupacional
Sección pedagógica
40. Kardex de visita familiar o credencial individual para cada uno de los familiares del interno.
41. Kardex de visita familiar y credencial individual para la esposa del interno.
42. Informe sobre actividades cultuales a los internos presentados a los internos.
Sección preliberacional
44. Oficio de la autorización por parte de dicho departamento del beneficio solicitado.
Anastasi se refiere a dos razones principales para controlar el empleo de los tests psicológicos.
1. Impedir una familiaridad general con el contenido del teste, que podría invalidarlo.
2. Asegurarse de que el test es utilizado por un examinador calificado para ello, es decir por un
técnico en psicología.
La necesidad de un examinador competente es también obvia en cada uno de los tres aspectos
principales de la situación de test:
la aplicación.
Interpretación de la prueba.
Lo anterior significa que solo un psicólogo o una persona con entrenamiento en psicología está en
condiciones de seleccionar las pruebas que se aplicarán en este caso al interno y sólo podrá
seleccionarla conociendo aspectos de la historia clínica y de la problemática del interno (con
entrevistas previas que haya realizado). Además el aplicar una prueba en una institución cerrada
como es la institución penitenciaria dificulta en gran medida la validez de la prueba si no se toma
cuidado en las condiciones de aplicación de los tests.
El psicólogo, con un conocimiento previo del interno, está en condiciones de disponer y determinar
que los teste se aplicarán para elaborar el dianóstico o para corroborarlo. De acuerdo a los datos
del interno, sus características, edad, escolaridad, etc., se seleccionará el material de los tests.
Es necesario, asimismo que el psicólogo siga las instrucciones con precisión y que tenga una
completa familiaridad con el test. También es muy importante el control cuidadoso de las
condiciones de la aplicación del test. Estas son, como se especifican en todos los manuales de
psicometría: una habitación, con buena luz, tranquila en la que el paciente pueda desarrollar una
tarea.
b) Que el registro del comportamiento provocado en el sujeto sea tan preciso y objetivo como
resulte posible. Tal comportamiento es muy distinto, según cada caso; para el paciente
consiste en escribir una respuesta, en ejecutar cierto trabajo manual, en dibujar, etc. Las
condiciones de este registro deben definirse y observarse rigurosamente.
Para poder aplicar cualquier tests se requiere del rapport. El término rapport es el esfuerzo del
psicólogo por despertar el interés del individuo, obtener su cooperación y asegurar que siga las
instrucciones del teste. En las instituciones carcelarias se debe prestar mucha atención para poder
logara el rapport del paciente; tener cuidado en no presionar al paciente a una tarea que en ese
momento no desea realizar ya que es muy frecuente que él desee hablar, y comunicarse con el
psicólogo por los momentos de angustia en la que se encuentra. En esa situación aplicar un test no
sólo es inconveniente para la validez del test sino que el psicólogo se expone a romper el rapport,
esto es la confianza que el sujeto ya ha depositado en él. El paciente se sentirá utilizado, presionado
y tomado como un objeto. Y evidentemente éstas no zona las finalidades del psicólogo ni de la
aplicación de teste. El psicólogo por ello debe valorar muy bien y con mucho cuidado cuando, en
qué momento, es necesario la aplicación del tests psicológico como una técnica para el diagnóstico.
Por lo anterior y dadas las particulares circunstancias dentro de las instituciones penitenciarias,
podríamos decir que los tests psicológicos no deben aplicarse cuando el individuo está detenido, ya
que la angustia invade toda las áreas de la personalidad. Asimismo en los momentos del proceso,
cuando el paciente está concurriendo al juzgado, o próximo a la resolución de la sentencia, tampoco
es conveniente la aplicación de las pruebas.
Las técnicas específicas para el establecimiento del rapport varían según el test y las características
del interno, pero debe prevalecer una atmósfera de tranquilidad, de seguridad y en todos los casos
se debe informar sobre la finalidad del test.
Tests de personalidad
1. Técnicas proyectivas
2. Inventarios de personalidad
3. Test educativos
1. Tests de intereses
2. Tests de actitudes
3. Aptitudes especiales
TESTS DE PERSONALIDAD
Técnica proyectiva
La proyección puede realizarse tanto sobre objetos inanimados como sobre seres animados y se
puede proyector tanto el objeto “bueno” como el “malo”. Es decir forma parte de la conducta y es
muy importante en la psicología de la personalidad. Por ejemplo, en la psicología del delincuente
las frustraciones vividas con agresión contra el objeto frustrante, son proyectadas sobre otro objeto
y entonces se percibe a este último objeto como agresivo, permitiendo esto mantener el vínculo sin
conflictos.
El psicólogo americano Frank, empleo el término de técnicas proyectivas en 1939 para designar un
grupo de tests, algunos de los cuales eran conocidos y utilizados pero que él reunía en una nueva
perspectiva psicológica. En esencia, decía FRANK, una técnica psicológica es un método de estudio
de la personalidad que pone al individuo ante una situación a la cual contestará según el sentido
que para él presenta esa situación y según lo que siente mientras contesta. El carácter de una
técnica proyectiva reside en que revela la personalidad.
El término proyección fue empleado en primer lugar por Freud, en 1894 utiliza la palabra para dos
designaciones:
71
exterior, por un mecanismo de protección que permite al sujeto no tomar conciencia de la
existencia en sí mismo de esos contenidos indeseables.
RAPAPOT explica que los tests proyectivos son aquellos en los cuales los individuos activa y
espontáneamente estructuran un material no estructurado y revelan de ese modo los principios que
guían su actividad estructurante. De manera que si se solicita a un individuo que indique lo que ve
en que mancha de tinta, le proponemos una pantalla no estructurada y se le pide que “proyecte”
imágenes. La naturaleza de las proyecciones y sus relaciones permitirán emitir un diagnóstico
psicológico.
Para A. ANASTASI las principales características distintivas de los tests proyectivos son:
No son estructurados, es decir es una tarea que permite una variedad casi ilimitada de
respuestas posibles.
A fin de dar libre juego a la fantasía del individuo, sólo se dan breves instrucciones
generales. Por esa razón los estímulos del test son generalmente vagos y ambiguos.
Se espera que el material del tests proyectivo sea como una especie de pantalla sobre
la que el individuo proyecte sus procesos de pensamiento, ansiedades y conflictos.
Cuando más falto de estructuración esté el test, señala ANASTASI, más sensible es a
tal material encubierto. Esto se deduce del supuesto de que cuanto menos estructurado
o más ambiguo sean los estímulos, menos estructurado o más ambiguo sean los
estímulos, menos probable es que provoquen respuestas defensivas por parte del
individuo.
Para H. PICHOT las características de las técnicas proyectivas están centradas en los siguientes
aspectos:
El estímulo que se emplea en las técnicas proyectivas puede dar lugar a una cantidad
de respuestas tan grande como sea posible.
Existen numerosas clasificaciones en relación a las técnicas proyectivas, aquí solo mencionaremos
las principales.
3. Tests de reducción: se solicitas al individuo que dibuje, pinte o en una situación de juego que
realice o produzca una construcción destinada a interpretarse.
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Asociación de palabras y técnicas afines.
Movimiento expresivo.
Técnicas catárticas: bajo el efecto del estímulo el individuo exterioriza una reacción
emocional.
Tests de asociación de palabras. Esta es una técnica de completamiento de palabras o frases. Estos
tests de asociación de palabras fueron conocidos originalmente como tests de asociación libre.
Estos tests consisten en la presentación de una serie de palabras inconexas pidiendo al individuo
que responda a cada una de ellas con la primera palabra que le venga a la mente.
La aplicación clínica de los métodos de asociación de palabras tuvo bases más firmes con el
movimiento psicoanalítico, especialmente JUNG.
A la palabra inductora el individuo debe responder con respuestas, se analizan con referencias al
tiempo de reacción y sobre todo al contenido, e anotan también las expresiones manifiestas de
tensión emocional.
En el test, JUNG utilizó una lista de 400 palabras inductoras. Los indicadores de perturbaciones o
complejos estaban revelados por el alargamiento del tiempo, las respuestas por dos o varias
palabras, la respuesta por una palabra en un idioma extranjero, etc.
74
impedimentos en los procesos mentales y en segundo lugar, sugerir áreas de conflictos internos
significativos.
Tests de Kent-Rosanoff. Es un test de asociación libre que utiliza una puntuación y normas
estadísticas. La palabra estimulo consiste en 100 palabras neutras, comunes, escogidas porque
tiende a evocar las mismas asociaciones de los individuos. Por ejemplo:
mesa-silla
oscuro-claro
Tests de complemento de frases. Este test es derivado del tests de asociación de palabras, consiste
en presentar al individuo una frase incompleta que debe terminar. Generalmente sólo se da las
palabras iniciales o comienzos de frases:
Siento…
Lo que me molesta…
Mi mente…
Las mujeres…
Tests de frases incompletas de Rotter. Este test consta de 40 comienzos de frases. Las
instrucciones que se le dan al individuo son: “complete estas frases para expresar sus verdaderos
sentimientos, trate de responder a todas”. Cada complementación, se valoran en relación a
“adaptación o “inadaptación”.
Las historias aluden a los sueños, los deseos, las fantasías y principalmente a los conflictos
familiares. La interpretación de este test se sitúa esencialmente en un nivel simbólico. No obstante
que es una técnica creada para ser aplicada a niños consideramos que pueden ser aplicadas a
individuos con una problemática de retraso en el desarrollo o internos que presentan un marcado
75
deterioro en la desarrollo o internos que presentan un marcado deterioro en la personalidad.
Asimismo los tests proyectivos, de LUISA DUSS, de HELEN SARGENT y de LOWENFELD
presentan características que pueden ser interesantes de observar cuando se instancia detectar
una conflictiva de lincuencial.
Tests de fábulas de Luisa Duss. Este test comprende 10 fábulas del tipo siguiente: “Un papá y una
mamá pájaros duermen con su hijito en el nido sobre una rama. Pero he aquí que llega un gran
viento, sacude el árbol y el nido cae al suelo. Los tres pájaros se despiertan bruscamente. El papá
vuela rápido sobre un pino, la mamá sobre otro. ¿Qué hará el pajarito?”
Test de Helen Sargent. El test comprende 15 historias de “mientras se hallaba alijado de su familia,
un joven adquirió opiniones religiosas y políticas en oposición abierta con las ideas de sus padres.
Llega de visita a su casa y empieza a discutir de cuestiones religiosas y políticas”.
¿Cómo se siente?
La puntuación e interpretación del test está basada en categorías como sumisión-dependencia, las
soluciones que manifiesta ante el conflicto de ataque, resistencia, retirada.
Test del mundo. LOWENFELD creó este test para niños. Se pone a disposición del niño una caja
que contiene 150 objetos, juguetes de madera que representan casa, árboles, autos, personajes.
Se le solicita al niño que los disponga como él desee. El psicólogo observa el comportamiento del
niño y las sucesivas elecciones de las piezas que va a emplear, el lugar que les da y la construcción
final.
La interpretación consiste más en el nivel simbólico que en el real. Es útil en la aplicación de jóvenes
antisociales.
Tests de frustración de Rosenzweig. Este test proyectivo se basa en los mismos fundamentos que
el T.A.T. Difiere en los siguientes aspectos: teóricamente se apoya en la teoría de frustración, es
decir, estudia el comportamiento de la persona cada vez que se enfrenta a un obstáculo.
También difiere en la forma del test, el test de ROSENZWEIG presenta 24 dibujos reasentando en
cada uno de ellos a dos personajes en una situación de frustración de tipo corriente.
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Los rasgos y la mímica de los personajes no aparecen en los dibujos con el objeto favorecer la
identificación.
Por ejemplo, un dibujo representa a dos mujeres; a la derecha del dibujo una mesa y en el suelo un
jarrón roto. A la izquierda, una de las mujeres dice: “Qué pena, acaba de romper el florero preferido
de mi madre”. El individuo debe responder qué diría o cómo respondería si estuviera en el lugar del
otro personaje.
Es decir uno de los personajes de la historia se halla envuelto en una situación de ligera frustración
en un incidente corriente. El estudio se basa en el supuesto de que el individuo se identifica con el
personaje frustrado de cada lámina y proyecta sus propias tendencias de reacción en las
respuestas.
Extrapunitiva: el sujeto responde a la frustración por una agresión dirigida hacia el exterior. Por
ejemplo: “por qué lo dejó ahí al jarrón o cuide más sus objetos”.
Intropunitiva: en la cual el sujeto contesta acusándose a sí mismo. Por ejemplo: “El jarrón se rompió
por mi torpeza y mi culpa”.
Esta técnica proyectiva es muy valiosa para el estudio del tipo de frustraciones que vive el interno.
Sabemos que el delincuente reincidente presenta en su historia personal frustraciones, carencias
de afectos, de cuidados y carencias a sus necesidades externas, una vivienda, un hogar constituido,
posibilidades de educación, etc.
Test de Rorschach. Es la técnica proyectiva más completa e indudablemente una de las más útiles
en Criminología.
La técnica emplea manchas de tintas y fue creada por el psiquiatra suizo HERMAN RORSCHACH
en 1921. Aunque antes de ese año los psicólogos habían utilizado series tipificadas de tintas en
algunos estudios sobre a imaginación, RORSCHACH fue el primero en aplicar las manchas de tinta
a la investigación del diagnóstico de la personalidad.
El test utiliza 10 láminas en cada una de las cuales hay impresa una mancha de tinta simétrica.
Cinco de las láminas son en color gris y negro; dos contiene toques adicionales de rojo brillante y
las tres últimas combinan varias tonalidades. Mostrando al individuo las láminas se le pide que debe
decir lo que ve en cada lámina. Se toma el tiempo de reacción y un registro literal y minucioso de
las respuestas a cada lámina.
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Los determinantes del test incluyen: forma, color, sombreado. Movimiento. Y el contenido: figuras
humanas, detalles humanos de partes humanas, animales, objeto, naturaleza, objetos simbólicos.
Después de la presentación de las 10 láminas se pregunta al individuo sobre las partes de las
manchas que produjo las asociaciones. Permite este test, un diagnóstico completo del individuo así
como de sus motivaciones delictivas.
Test proyectivo de Karen Machover (la figura humana). Es una de las técnicas proyectivas más
valiosas para aplicar en instituciones penitenciarias. Es la proyección de la personalidad a través de
la figura humana. Se le pide al interno que dibuje una persona y posteriormente realice comentarios
sobre esa figura (edad, acción del dibujo, quien es, preocupaciones, estados emocionales, etc.). La
figura dibujada es una proyección de los propios impulsos, conflictos del interno.
La evaluación de test se realiza por el análisis y la interpretación de cada área del cuerpo que tiene
un significado especial, por ejemplo, la cara, la expresión facial, los brazos y las manos, etc., así
como la vestimenta, el tema, la acción o movimiento de la figura en perspectiva, el tipo de línea y
marcas. Todos estos datos del dibujo permiten llegar a un diagnóstico psicopatológico.
KAREN MACHOVER señala características del dibujo en: neuróticos, deprimidos, personalidades
ansiosas, obsesivos-compulsivos, histéricos, inadaptados sociales, alcohólicos, deficientes
mentales, personalidades seniles, orgánicos, dependientes, problemas sexuales. Así en relación a
los psicópatas y a los agresivos define los siguientes rasgos en el dibujo: dientes destacados
(agresividad oral) boca representada por una gruesa línea, ojos penetrantes, énfasis en los orificios
de la nariz, manso sombreadas, dedos en forma de lanza, dedos de los pies destacados, figura en
una actitud agresiva hacia el medio, etc.
Test de apercepción temática (T. A. T). El T. A. T. está integrado por 31 láminas, 30 pictóricas y una
blanca, de las 31 láminas sólo se administran 20 (11 son generales y se administran a todo
examinado, 9 son específicas y se seleccionan según la edad, sexo y problemática del interno). En
las láminas puede distinguirse. Un contenido textual (las figuras que integran la composición
pictórica) lo aparente y manifiesto de la lámina y un contenido contextual, el significado o sentido
que se atribuye comúnmente a la escena que se capta por comprensión.
Cada historia narra un episodio (contenido manifiesto) tras cuya trama subyace un tema o unidad
dramática de necesidades y reacciones de los personajes ante las presiones (contenido esencial)
que denuncian las tendencias, actitudes, sentimientos y adaptación del sujeto. El proceso de
elaboración de las historias con propósitos clínicos consiste en el avance analítico e interpretativo
78
que parte del contenido manifiesto (expresión de la apercepción temática) y penetra los factores de
la personalidad del sujeto (dinamismos subyacentes).
Según MURRAY el sistema conceptual o categorías para guiar el análisis material y formal de la
historia, del relato y de la situación comprende:
3. Conducta del héroe. Actividades iniciadas por el héroe de la historia con respecto a objetos
y situaciones; con respecto a otras personas, reacciones del héroe a las actividades iniciadas
por otros.
7. Simbolismo. Significados.
La selección de las láminas que se aplica al interno deben estar cuidadosamente realizadas. Así
como las preguntas al finalizar cada historia. Las 11 láminas generales (o universales) son básicas
para el estudio de diagnóstico, más otras 9 que se eligen teniendo en consideración las
características del interno y el tipo de conducta delictiva. Muchas de las láminas tienen como objetivo
la proyección de necesidades, agresiones, conflictos de adaptación al medio y a la familia, estados
de frustración, depresión, suicidio, sentimientos de culpa, de fracaso de pérdida y de abandono, de
ansiedades paranoides; todas conductas muy relacionadas a comportamientos antisociales.
L. 2. El estudiante en el campo. Muestran las reacciones del héroe ante un ambiente poco cordial o
que no lo estimula o ante los conflictos familiares.
L. 3. Reclinado en el diván (V. H.). Historias que expresan depresión, rechazo o suicidio. Situaciones
de frustración.
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L. 4. Mujer que retiene al hombre. Temática de abandono, infelicidad, competencia.
L. 6. El hijo que se va (V. H.). Actitud de dependencia, abandono y culpa frente a la figura materna.
L. 13. Mujer en la cama. Traducen las actitudes ante la conducta sexual y la actitud frente al
alcoholismo.
L. 13. Niño sentado en el umbral (V.). Temática sobre las carencias, soledad, abandono. Es una
lámina muy significativa en delincuentes reincidentes.
L. 18. Atacado de atrás (V. H.). Historias relativas a robos que expresan actitudes frente al robo y al
alcoholismo.
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Índice psicótico o pre-psicótico: historias de agresión detallada, intensa, peculiar, sangrienta,
elaborada o sádica en las que se asesina a un miembro de la familia.
Otros tests similares a los anteriores son: el test proyectivo de Travis-Johnston, el test de actitudes
familiares de Lydia Jackson; el test de adaptación social, The Michigan Picture Test; test proyectivo
de relaciones intrafamiliares (Las aventures de Patte Noire) y el test de Pickford Proyective Picture,
también sobre relaciones intrafamiliares.
Existen múltiples tests proyectivos y la lista es amplísima: tests del árbol de Kark Koch; el test de la
pareja de Bernstein, el test de signos a completar de Wartegg; los tests desiderativos, en relación a
81
las fantasías; el test de apercepción tridimensional de Twitchell-Allen; el test de montaje de escenas
(MAPS) de Shneidman.
En resumen podemos señalar que los tests proyectivos constituyen una de las técnicas más valiosas
para el diagnóstico a nivel criminológico, especialmente porque permite comprender las
motivaciones del individuo, los aspectos emocionales pero también porque en sí la técnica está no
estructurada, y posibilita la percepción de cada problemática individual.
INVENTARIOS DE PERSONALIDAD
Inventarios. Los inventarios son tests compuestos por un número de preguntas más o menos
presentadas al sujeto por escrito y referentes a sus opiniones, gustos, su comportamiento, sus
intereses, sentimientos, etc.
Habitualmente se pide al sujeto que conteste sí o no; en ciertos casos él puede indicar que no se
puede precisar y se deja en blanco. Otras veces la respuesta es por elección múltiple debiendo el
sujeto elegir entre varias respuestas que se le proporcionan.
Entre los psicólogos que iniciaron la elaboración de estos tests de personalidad, especialmente
inventarios de personalidad debe mencionarse a ALFRED BINET. También WOODWORTH que
elaboró una hoja de datos personales que fue utilizada en la segunda década de este siglo.
Consistía en un intento de tipificar una entrevista psiquiátrica y adaptar el procedimiento al examen
de grupos; esto se aplicó en el ejército. Las preguntas del inventario estaban referidas a:
desviaciones de conductas, fobias, miedos, obsesiones, fatiga, síntomas psicosomáticos,
sentimientos de irrealidad, etc.
adaptación al trabajo
familia
moral y religión.
Se intenta conocer a través de estas áreas el grado de dificultad y problemas del individuo.
82
Test de ascendencia-sumisión de Allport. Este inventario de personalidad se describe como una
medida de los aspectos de ascendencia –sumisión y trata de valorar la tendencia del individuo a
dominar a sus compañeros o ser dominados por ellos.
Cada elemento comienza con una breve descripción de una situación que puede presentarse en
una reunión, en la escuela, en el omnibús, en un ambiente familiar.
Se presentan dos o cuatro modos alternativos de enfrentarse con la situación y se pide al sujeto que
indique la alternativa que presenta com más aproximación su reacción diaria.
Inventario de Bernreuter. Este inventario de personalidad mide las dimensiones o áreas en relación
a:
tendencias neuróticas
introducción-extraversión
dominio-sumisión.
Verdadero
Falso
No sé.
Tanto la forma individual como la de grupo están preparadas para individuos que tengan más de 16
años de edad.
Los items del MMPI son de una gran amplitud de contenido y comprenden áreas tales como
actitudes sexuales, religiosas, políticas y sociales; preguntas sobre educación, trabajo, familia;
manifestaciones neuróticas, psicóticas, estados compulsivos y obsesivos, ilusiones, alucinaciones,
tendencias sádicas y masoquistas.
Puntaje mentira. Es una escala de validación que permite una medición del grado en que el sujeto
pueda intentar falsificar sus puntajes, seleccionando siempre las respuestas que le parezcan más
favorables socialmente. El puntaje obtenido no invalida necesariamente los otros puntajes pero sí
83
indica un rasgo de personalidad especial. Desde una perspectiva criminológica podríamos decir que
en los estafadores, personalidad propensa a engañar y mentir, esta escala es muy significativa,
asimismo en personalidad psicopáticas.
Puntaje validez. Esta escala comprende la validez de todo el test. Por ejemplo, si el puntaje en esta
escala es alto las otras escalas se invalidan porque indica que el individuo se descuidó o era incapaz
de entender las frases o items del test.
Puntaje K. Así denominada porque a través de esta escalase pude discriminar los items clínicos del
inventario.
Escala de hipocondría. Son items referidos a las funciones corporales. Como sabemos la
sintomatología del hipocondríaco está caracterizada porque frecuentemente se quejan de dolores y
malestar que son difíciles de identificar y para los que no se encuentran ninguna base orgánica
esclarecida. En las instituciones penitenciarias generalmente se inician estos síntomas
hipocondríacos.
Escala de depresión. Esta escala es muy importante a nivel criminológico porque indica la
profundidad del síntoma de depresión. Especialmente para poder detectar los internos-delincuentes
que presenten una tendencia a la depresión. La escala indica empobrecimiento de la personalidad
con ciertos sentimientos de inutilidad e incapacidad en relación con el futuro.
Escala de histeria. Está relacionada esta escala a los síntomas histéricos, a quejas, parálisis,
ataques, desmayos. Es también una escala de gran valor a nivel de una clínica criminológica y para
el diagnóstico.
Escala de interés. Esta escala indica los patrones de intereses especialmente masculinos o
femeninos. Es una escala útil para el diagnóstico de delincuentes con una problemática delictiva a
nivel sexual.
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Escala paranoica. Se trata de conocer y medir las tendencias de sentimientos de persecución,
sospecha, hipersensibilidad. Es una escala importante en los individuos que han cometido delitos
por celos y con procesos psicóticos confesionales paranoicos.
Escala de psicastenia. Esta escala mide las tendencias fóbicas, conductas compulsivas, temores
que presenta el individuo.
Escala de esquizofrenia. Se intenta detectar a través de esta escala las personas con una conflictiva
confusional, desorganizado psíquicamente, con un mundo interno dividido.
Escala de hipomanía. Mide el factor de personalidad característico de personas con una marcada
productividad en pensamiento y en acción. El paciente trata de realizar múltiples actividades
simultáneamente.
Escala social. Es una escala importante para el diagnóstico criminológico ya que trata de medir la
tendencia a aislarse del contacto social ya que trata de medir la tendencia a aislarse del contacto
social o de comunicación que tiene el individuo.
El manual del tests MMPI y las publicaciones sobre el test señalan que en la interpretación del test
se debe tener sumo cuidado en que no debe haber interpretación literal en las escalas clínicas, sino
que la interpretación debe ser integral. Por ejemplo, no se puede suponer que una puntuación alta
en la escala d esquizofrenia es indicativa de una psicosis esquizofrénica, sino que deben observarse
las puntuaciones en general.
Inventario de Cattell. Este inventario comprende 16 factores o rasgos de personalidad, entre los que
están comprendidos si el individuo es:
humilde-dominante
tímido-aventurero
confiado-suspicaz
reservado-expresivo.
Inventario indicador de tipos de Myers-Briggs. Este inventario de personalidad está basado en los
tipos psicológicos de JUNG y también en que los individuos difieren sistemáticamente en sus
preferencias con respecto a la percepción y el juicio.
Estudia:
Pensamiento o sentimiento: si juzga por medio de un análisis lógico o por medio de una
apreciación de los valores personales.
Juicio o percepción: si trata con el mundo exterior en una forma valorativa o con una actitud
de comprensión.
Las escalas están agrupadas en cuatro grandes categorías tratando de enfatizar algunas de las
relaciones psicológicas y psicométricas que existen entre ellas. Estas categorías son:
dominancia
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capacidad para status
sociabilidad
presencia social
autoaceptación
sentido de bienestar
Clase II. Medidas de socialización, madurez y responsabilidad. Comprenden las siguientes escalas:
responsabilidad
madurez social
autocontrol
tolerancia
buena impresión
comunidad
Clase III. Medidas de logros potenciales y eficiencia intelectual. Comprenden las escalas.
eficiencia intelectual
Clase IV. Medidas de orientación personal y actitud hacia la vida. Comprenden las siguientes
escalas:
comprensión psicológica
flexibilidad
femineidad
En lo que respecta a la habilidad para el liderazgo, DUCAGH, SERRONE y OVIEDO, señalan que
en los jóvenes delincuentes que se caracterizan precisamente como grupo dominante y con
iniciativa social, sin embargo la medida obtenida no es notoriamente inferior al término medio. Este
hecho permite suponer que estos individuos (delincuentes) en situaciones donde deban asumir
posiciones de liderazgos pueden desempeñarse con cierta eficacia.
En la escala de autoaceptación los jóvenes obtuvieron puntajes que alcanzaban el término medio,
lo cual estaba indicando que los jóvenes se autoaceptan, no obstante los problemas que tienen en
la convivencia; probablemente esto se deba a un sentimiento de pertenencia a un grupo delictivo.
Asimismo en sentido de bienestar se observaron claras discrepancias con otros grupos “normales”.
En lo que se refiere a la Clase II de medidas del P.P.C. comprende cómo se maneja el individuo
frente a sus semejantes, cómo controla sus impulsos (autocontrol), hasta qué puno ha aceptado los
roles que la sociedad le impone (madurez social), en qué medida está compenetrado con actitudes
prejuiciosas (tolerancia), como asimiló el modo de pensar y actuar en la comunidad (comunalidad),
si es cumplidor con sus obligaciones (responsabilidad) y de qué manera se interesa y tiene
capacidad para agradar a los demás (buena impresión). Los individuos sentenciados logran
puntajes bajos en todas estas escalas.
En responsabilidad, escala que está íntimamente ligada con la capacidad de prever las
consecuencias de los propios actos, resulta explicable que hayan sido precisamente los propios
actos, resulta explicable que hayan sido precisamente los jóvenes delincuentes los que obtuvieron
la medida más baja, mientras los estudiantes universitarios acusan los valores más altos. De este
modo los puntajes obtenidos en esta escala por delincuentes pone de relieve su falta de control y
adaptabilidad social. También obtuvieron puntajes bajos en la escala de autocontrol.
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Madurez social es una de las escalas más significativas entre delincuentes y otros grupos de la
sociedad, ya que fue creada con el expreso propósito de medir el comportamiento antisocial.
Interesante es destacar la diferencia existente entre las medias obtenidas por los delincuentes en
las escalas de tolerancia, comprensión psicológica y flexibilidad, con puntaje por debajo de la media.
Esto indica que a pesar de que adolecen de cierta capacidad para interesarse por los demás por
una parte y un tipo de pensamiento no totalmente rígido y estereotipado por la otra, se muestran
prejuiciosos y disconformes hacia las costumbres y opiniones de los otros y sobre todo teniendo en
cuenta su condición de recluidos, denotan una actitud pesimista y desconfiada acerca de su porvenir
personal y social.
En la escala de la Clase III de medidas nos permiten detectar aquellos aspectos positivos de la
personalidad que favorecen el éxito en los distintos niveles académicos. Las escalas de la Clase IV
por otra parte investigan aquellos rasgos que determinan los interese y modos de pensamiento de
un individuo. El conjunto de las seis escala permiten detectar la masculinidad o femineidad de los
interese, el grado de plasticidad del yo y la facilidad para adaptarse a situaciones nuevas
(flexibilidad)la forma en que el individuo se aproxima a los demás y es capaz de interesarse por los
sentimientos y creencias de sus semejantes (comprensión psicológica), el rendimiento intelectual
de un sujeto (eficiencia intelectual) y los rasgos de personalidad que hacen que un individuo pueda
realizar una tarea eficazmente de trabajo (logro vía conformidad) y por el contrario en tareas que
impliquen originalidad, innovación y creatividad (logro vía independencia). El grupo de delincuentes
denota una cierta incapacidad para utilizar eficientemente su potencial intelectual. La causa de esta
incapacidad puede atender a muchos factores pero los más significativos son la falta de
autodisciplina y sobre todo el deterioro que implica desde el punto de vista intelectual el asilamiento
con respecto al medio social y la falta de trabajo. Otro rasgo característico es la rebeldía francamente
manifiesta hacia todo lo que implique conformidad hacia las normas y regulaciones de la sociedad,
como así también la falta de autocontrol y capacidad para una aplicación diligente y sostenida,
debido a factores de ansiedad, inhibición y falta de autocomprensión.
En lo que respecta a las medidas de orientación personal y actitud hacia la vida, observamos que
los delincuentes se mantienen en estas tres escalas en el término medio a pesar de que muestran
diferencias con respecto a los puntajes de los otros grupos.
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del grado de depresión comprende desde no-deprimidos a depresión ligera, depresión moderada y
depresión severa.
Este inventario puede tomarse durante la entrevista, especialmente a los internos a los cuales se
ha detectado una problemática de depresión.
Otros inventarios. Entre los más utilizados se encuentra el Inventario de Guilford-Zimmerman que
comprende: actividad general, refrenamiento, ascendencia, sociabilidad, estabilidad emocional,
objetividad, amabilidad, actitud pensativa, relaciones personales, masculinidad.
En relación a la víctima y sus características, se han elaborado una serie de estudios tipo inventarios
que permite una comprensión de la relación autor-víctima.
La escala evaluativa de la ansiedad, basada en la escala de Hamilton permite detectar desde una
acentuada ansiedad (incapacitado para trabajar), hasta ausencia de un estado de ansiedad.
Estudia: ansiedad, tensión, temores (definidos) dificultad a nivel intelectual, depresión, síntomas
somáticos, síntomas cardiovasculares (taquicardia, sensación de desmayo) síntomas respiratorios,
síntomas gastrointestinales, genitourinarios, autónomos (transpiración, vértigo) comportamiento
durante el estudio. Aunque es una escala que se ha aplicado en la práctica médica, es útil en
instituciones penitenciarias y puede ser utilizada por los criminólogos.
Los inventarios de personalidad permiten conocer los rasgos más importantes del interno, es decir
que la sintomatología principal es detectada, así como sus aspectos y conflictos. Pero debe tenerse
en consideración que una de las críticas más frecuentes hechas a los inventarios es que están
especialmente sujetos al fingimiento y a que la mayoría de los items tienen una respuesta que
resulta visiblemente más deseable o aceptable socialmente. Por ello la creación de escalas
específicas referente a la validez que detecta la mentira y el engaño. Asimismo la aplicación del
inventario de personalidad requiere un cierto nivel de escolaridad media que contrasta con la
escolaridad generalmente que presenta la población penitenciaria.
Los tests objetivos de personalidad. PICHOT incluye las pruebas de ejecución cuyos resultados
permiten sacar conclusiones acerca de la naturaleza de los factores no intelectuales de la
personalidad del individuo.
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Entre estos test se mencionan, los tests objetivos de sentido ético, para observar las cualidades
morales y la propensión al hurto y la mentira basados en los trabajos de VOELKER. También la
escala de sentido ético de HARTSHORNE Y MAY que incluye pruebas de honestidad y cooperación.
La técnica del doble tests es típica de las pruebas de honestidad. Se somete, refiere PICHOT, al
sujeto a dos tests estrictamente equivalentes. Se hace corregir uno de los tests por el sujeto mismo
y sin vigilar.
En los tests objetivos de personalidad se encuentran el test del dibujo en espejo; el test de
PRESSEY el test de PORTEUS para problemas antisociales; el tests de doble tachado de ZAZZO
que permite apreciar la minuciosidad y la actitud de engaño.
Tests de inteligencia. Para conocer el nivel intelectual de un individuo se han creado múltiples
pruebas, aquí nos vamos a referir a: tests de desarrollo intelectual general, tests de aptitudes
diferenciales y teste de desarrollo intelectual general, tests de aptitudes diferénciales y test
educativos.
Los tests de desarrollo intelectual fueron creados para medir la inteligencia, la clásica son las
escalas de Stanford-Binet que consistía en test sub-tests dispuestos por orden de dificultad
creciente; la amplitud de edad se extendía desde los 3 años hasta nivel adulto. La última revisión
de este test data de 1960 y se extiende desde los dos años de edad hasta adulto. La aplicación de
este test es individual y exige un examinador de gran experiencia ya que los sub-tests deben
valorarse a medida que se aplican.
Test de Wechsler, creado en 1939 y que ha tenido su última revisión en 1955. Es un test individual
de inteligencia para adultos. En vez de estar organizados por niveles de edad como el Stanford-
Binet, en este test están agrupados los elementos en sub-tests y dispuestos en orden de dificultad
dentro de cada sub-test. Comprende 11 sub-tests; seis de ellos se agrupan en una escala verbal
(información, comprensión, aritmética, semejanzas, memoria inmediata de dígitos, vocabulario) y
cinco en una escala de ejecución (símbolos y dígitos, competición de figuras, dibujos de cubos,
ordenación de imágenes, ensamblaje de objetos).
Además de su uso como medida de la inteligencia general, las escalas de WECHSLER se han
investigado como posible ayuda en el diagnóstico psiquiátrico. WECHSLER y otros psicólogos
clínicos, que partieron de la observación de que la lesión cerebral, el deterioro psicótico y las
dificultades emocionales podían afectar a algunas funciones intelectuales más que a otras,
argumentaban que un análisis de la actuación relativa del individuo en los sub-tests revelaría
trastornos psiquiátricos específicos.
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Test de matrices progresivas de Raven. Este test que RAVEN desarrolló en Gran Bretaña estaba
destinado a medir el factor g de SPEARMAN; es un test que requiere principalmente la deducción
de relaciones entre elementos abstractos. Consta de 60 matrices o dibujos, de cada uno de los
cuales se ha quitado una parte, el sujeto elige la parte que falta entre 6 u 8 que se le presentan. Los
elementos se agrupan en 5 series, cada una de las cuales contiene 12 matrices de dificultad
creciente. Las primeras series requieren precisión en la discriminación; las segundas, más difíciles
comprenden analogías, permutación y alteración del modelo y otras relaciones lógicas. El test se
aplica sin límite de tiempo, individualmente o en grupo.
Aunque la mayoría de los tests de inteligencia no están estandarizados para nuestro medio y el
psicólogo debe tener en consideración esta situación, queremos mencionar teste que pueden ser
utilizados en instituciones penitenciarias. A los ya señalados; cabe agregar: Test Otis-Lennon en la
edición de 1963; Test de California de madurez mental, revisión 1963; Test de Henmon-Nelson de
aptitud mental, Tests de Lorge-Thorndike; (edición de 1964). Este incluye 5 tests, sub-tests verbales
(vocabulario, competición de freses, clasificación verbal, razonamiento aritmético y analogías
verbales). Los sub-tests no verbales incluyen clasificación de figuras, series de números y analogías
de figuras.
El test verbal rápido (Quick Word Test) consta de 100 elementos de vocabulario de elección múltiple
en cada una de sus formas equivalentes; no tiene tiempo límite pero la mayoría de los individuos lo
realizan en 15 minutos.
En los tests de ejecución, sin lenguaje, cabe señalar el Test de los cubos de Knox es un test de
memoria inmediata para series de movimientos; el Test de laberintos de Porteus (revisión 1959) que
consiste en una serie de laberintos de líneas, graduados según su dificultad. La escala puntual de
Arthur (revisión en 1947) que consta de 5 sub-tests de ejecución.
Algunos test han sido elaborados para detectar el deterioro intelectual, con un enfoque clínico.
Entre las principales funciones consideradas como más sensibles a los procesos patológicos están
la memoria, la percepción espacial y la abstracción y la formación de conceptos. Entre estos tests
que detención deterioro mental se encuentran: el Test de Benton de retención visual. Entre test
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utiliza 10 tarjetas, cada una de ellas con o varias figuras geométricas; en la aplicación se presenta
cada tarjeta durante 10 segundos y se le dice al sujeto inmediatamente después de retirarla, que
dibuje lo que había en la tarjeta. El test requiere, percepción espacial, memoria inmediata y
reproducción visomotora de las figuras.
El test gestáltico vasomotor de Bender consiste en nueve figuras que son presentadas una por vez
para ser copiadas por el sujeto en una hoja blanca; es la aplicación de la psicología de la Gestalt al
estudio de la personalidad y la clínica. Es uno de los test más utilizados y más útiles dentro de la
clínica-criminológica.
Test de Hafmann y Kasanin, es un test de formación de conceptos; el material del test consiste en
22 bloques de cinco colores diferentes; 6 formas diferentes, dos alturas y dos anchos diferentes. El
sujeto debe descubrir el modo en que estas 22 piezas o bloques pueden dividirse en cuatro grupos
homogéneos.
El test de Wisconsin, consiste en clasificar tarjetas en cuatro formas y en 4 colores, el sujeto debe
clasificar 64 tarjetas. Es un test de diagnóstico para individuos con lesión cerebral, esquizofrénicos
y retardo mental.
En los test de inteligencia denominados tests de aptitudes múltiples se puede mencionar: los test
de aptitudes primarias (PMA) se obtienen puntuaciones separadas en cinco factores: significado
verbal, facilidad numérica, razonamiento, rapidez perceptiva, y relaciones espaciales. Las
puntuaciones se dan en perceptibles.
El test de aptitudes diferenciales (DAT) revisión de 1963, que mide: razonamiento verbal, aptitud
numérica, razonamiento abstracto, relaciones espaciales, razonamiento mecánico, rapidez y
precisión, y uso del lenguaje.
Entre los tests educativos se encuentran: tests de secuencias del progreso educativo que
comprende 6 sub-tests de elección múltiple: comprensión lectora, escritura, matemática, ciencias,
estudios sociales y comprensión de lo escuchado.
Test de educación básica para adultos sin escolaridad, es uno de los test más aplicados en
instituciones penitenciarias. Consta de 4 sub-tests: vocabulario, lectura, ortografía y aritmética.
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Test de rendimiento en áreas especiales, test de lectura que van desde los test colectivos hasta los
programas clínicos en relación a casos individuales. Por ejemplo, el test de diagnóstico de la lectura
de STANFORD incluye comprensión de la lectura, vocabulario, reconocimiento de las palabras,
combinación de sonidos, discriminación de sonidos.
Los test d rendimiento adquieren mayor importancia con la utilización en las instituciones
penitenciarias de la enseñanza programada.
Los tests de intereses tratan la preferencia o aversiones del individuo para gran variedad de
actividades específicas.
Hoja de intereses profesionales de Strong. La forma corriente de esta hoja de intereses consta de
400 items agrupados en 8 partes. En las cinco primeras el sujeto registra su preferencia contestando
“gusto”, “disgusto” e indiferencia. A cada una de estas 5 partes le compete una de las categorías
siguientes: ocupaciones, materias escolares, recreación. Las tres partes restantes requieren que el
sujeto coloque las actividades dadas por orden de preferencia.
masculinidad-femineidad
rendimiento académico.
Inventario de intereses de Kuder. Es un inventario que mide múltiples intereses, también llamando
hoja de preferencias de Kuder. Su fin principal es indicar el interés relativo a un pequeño número de
amplias áreas más que en ocupaciones específicas.
Los elementos del Kuder son el tipo de terna, de elección forzada. Sobre cada una de las tres
actividades consideradas hay que señalar las que se estiman como más agradables o menos
desagradables.
El test proporciona 10 escalas de interés, más una de verificación para registrar el descuido, la
equivocación y la elección de respuestas socialmente deseables pero improbables.
Tests de intereses de Geist. Es un test elaborado por HAROLD GEIST presentando el material a
través de dibujos, que el individuo debe elegir; los dibujos representan diversas actividades, llegando
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a obtenerse un perfil de los intereses. Posteriormente se interroga sobre las motivaciones por las
cuales seleccionó las actividades. GEIST agrupa las motivaciones en: familiares, de prestigio,
económicas, intrínsecos y de personalidad, ambientales, experiencias pasadas y ambivalentes.
En los tests de actitudes se puede mencionar: la escala de actitudes de THURSTONE, una de las
más antiguas, que estudia las actitudes frente a toda la serie de problemas (divorcio, libertad de
prensa, religión, etc.). Cada escala incluye alrededor de veinte frases debiendo el individuo indicar
si está o no de acuerdo.
La escala de Bogardus llamada de distancia social permite medir la actitude del sujeto frente a una
persona de raza, religión, y nivel social distinto.
La escala Likert exige al sujeto una respuesta graduada a cada manifestación y se expresa a través
de cinco categorías.
El test de Allport, Vernon y Lidzey, basado en los tipos de personalidad de SPRANGER mide seis
interesantes motivos o actitudes: teórico, económico, estético, social, político y religioso. En el folleto
del test los ítems están dispuestos al azar sin ninguna clave relativa. Cada items requiere la
estimación de preferencias de 2 a 4 alternativas que figuran en diferentes categorías de valores.
Los tests de intereses y actitudes son auxiliarse para el estudio de las actividades que el interno
puede desarrollar dentro de la institución penitenciaria.
Los tests de visión, oído y destreza motora se utilizan para la selección y orientación de actividades
laborales. Para la sensibilidad visual, el tablero de Snelleon y test para la discriminación del color,
como el test de Ishihara. Para la audición los tests intentan conocer la agudeza a través de la
aplicación de audiómetro. En las funciones motores, para medir la rapidez y la coordinación de
movimientos, entre estos tests se encuentran: tests de destreza con piezas pequeñas de Crawford,
test de destreza manual de Pegboard, test de destreza de Stromberg.
Para las aptitudes artística, el test de juicio artístico de Meier, constituye un grupo de 3 sub-tests
destinados a estudiar aspectos importantes del talento artístico. El test de Meier consta de dibujos
o pinturas de reconocidos artistas, cada elemento contiene solo dos versiones una original y una
variación en la que se han alterado la simetría, la unidad o el ritmo. Se concentra este test en el
juicio de la unidad o el ritmo. Se concentra este test en el juicio de la organización estética, que
Meier considera el factor clave del talento artístico.
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4. Estudios Dogmáticos Psicopatológicos del Delincuente ante el Derecho Penal
5.1 Corrientes Psicopatológicas que Encuadran al Sujeto Criminal
5.1.La criminal Antropológica
4.1. Clasificación de los Delincuentes
4.1.1. El Criminal Nato
La teoría del criminal nato es, sin duda, la más conocidad y la más criticada y comentada por
Lombroso.
Estudiando las diferencias antropológicas más sobresalientes entre las diversas razas y al observar
el cráneo de un criminal, Lombroso considera que podría existir una raza o especie de hombre
diferente: los criminales. El cráneo que él estudiaba era el de un criminal llamado Villella; este
famoso ladrón italiano había muerto a edad avanzada y reunía una serie de características muy
especiales, ya que al final de su vida estaba bastante deteriorado.
Lombroso comenta que en el cráneo de Villella encontró: “una larga serie de anomalías atávicas,
sobre todo una enorme foseta occipital media y una hipertrofia del verme, análoga a la que se
encuentra en los vertebrados inferiores”. “A la vista de estas extrañas anomalías, así como cuando
aparece una ancha llanura bajo un horizonte inflamado, el problema de la naturaleza y del origen
del criminal me pareció resulto: los caracteres de los hombres primitivos y de los animales inferiores
debían reproducirse en nuestros tiempos”.
Al encontrar en el mencionado cráneo algunas características atávicas, surge un chispazo del que
nace la teoría del criminal. Las anormalidades fundamentales que observó fueron varias
deformaciones del verme y una foseta occipital media (todos tenemos o debemos tener cuatro fosas
occipitales; en algunas especies inferiores se encuentra una quinta foseta occipital en medio de las
otras cuatro), y piensa que se trata de un caso en el cual la evolución natural se detuvo, es decir,
que el sujeto no evolucionó, sino que se quedó en una etapa anterior del desarrollo humano.
En su teoría de la evolución el hombre, Charles Darwin plantea que entre el antropoide y el homo
sapiens, falta el estabón perdido. Al estudiar “el caso Villella”. Lombroso ve sus ideas reforzadas,
pues descubre que muchos de los rasgos de dicho personaje se asemejaban al antropoide, por
ejemplo, tenía una quinta foseta occipital, así como un gran desarrollo de los miembros superiores,
lo que lo llevó a la afirmación de que el “criminal nato” era el eslabón perdido.
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Así, parte de la idea de que el criminal nato es un sujeto que no evolucionó (teoría atávica), y se
dedica a estudiar el crimen en los vegetales y en los animales, encontrando una serie de actitudes
que podrían compararse a lo que en el hombre se considera como delito.
De aquí pasa al estudio del delito y la prostitución éntrelos salvajes, encontrando que éstos son
hombres sin pudor, que se prostituyen con gran facilidad, que viven en promiscuidad, que cometen
fácilmente homicidios, matando niños, viejos, mujeres y enfermos que roban y cuyas penas son
terribles; le llama particularmente la atención el canibalismo ya sea por necesidad, religión, prejuicio,
piedad filial, guerra, glotonería, vanidad, etcétera.
Observa que muchas de estas actitudes son comunes al tipo del hombre delincuente nato, y a ése
lo compara con un salvaje, al cual le gusta tatuarse, es supersticioso, le gustan los amuletos, prefiere
los colores primarios, etcétera.
Con respecto a esta comparación difiero, puesto que si nos remontamos a épocas pasadas, estas
características son costumbres de algunos pueblos, mismos que sido retomados en la época
moderna. El gusto de tatuarse es una forma simbólica de adquirir una personalidad rebelde,
asimismo una forma de manifestar su inconformidad con las reglas sociales establecidas, puesto
que el sujeto que marca su cuerpo no es aceptado socialmente; en los tiempos antiguos tatuarse
era un signo de belleza. Con respecto a que el hombre delincuente es supersticioso, varía mi
planteamiento en virtud de que el hombre por naturaleza es supersticioso, cree en algo supremo. A
lo largo de la historia el hombre ha creído en seres o dioses buenos y también malos. En el México
antiguo había numerosos rituales en los que se adoraban al dios del Agua, del Viento, la diosa Luna,
la diosa de la Fertilidad; también se adoraba al dios Jaguar, sinónimo de fuerza, y a la Serpiente
Emplumada, diosa de la Sabiduría. Con respecto al uso de los colores primarios, es una
manifestación de las emociones expresadas a través del arte. Nuestros antepasados, se pintaban
la cara como una muestra de fortaleza al iniciar la guerra.
Para Lombroso, el delincuente nato es como un niño; reacciona en forma infantil, no tiene control
adecuado sobre sus emociones, es notablemente cruel, el criminal nato y el niño coinciden
principalmente en: a) la cólera (furia); d) la venganza; c) los celos, d) la mentira; e) la falta de sentido
moral; f) la escasa afectividad; g) la crueldad; h) el ocio y flojera; i) el calo; j) la vanidad; k) el
alcoholismo y juego; l) la obscenidad; ll) la imitación.
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Tomando en cuento el concepto de degeneración que se estaba usando en su época. Lombroso
piensa si en algún momento de la gestación había existido algún trauma o enfermedad por lo cual
el sujeto no hubiera podido evolucionar, quedándose en una etapa anterior, es decir, dentro de la
teoría atávica del criminal nato, nos indica que éste vendría siendo una etapa intermedia entre el
animal y el hombre,. En un momento dado Lombroso piensa que ha encontrado el “eslabón perdido”
de Darwin, ese ser que ha dejado de ser animal y que piensa y razona, pero que aún no es hombre,
pues le faltan las características de la civilización y moralidad que el homo sapiens debería tener.
Seguramente Lombroso denominó a esta especie de delincuente como loco moral en virtud de que
en esa época la religión tenía gran influencia. “Honrarás a tu padre y a tu madre” “Ama a tu prójimo
como a ti mismo”. Son mandamientos de la religión cristiana, por tanto, el hecho de cometer un
homicidio desobedeciendo los mandatos divinos es una grave falta moral.
Basándose en Krafft-Ebing y en Schule, Lombroso definirá al loco moral como “una especie de idiota
moral que no puede elevarse a comprender el sentimiento moral, o si por la educación lo tuviera,
ésa se estacionó en la forma teórica, sin traducirse en práctica; son daltónicos, son ciegos morales,
porque su retina psíquica es o se transforma en anestésica. Y como falta en ellos la facultad de
utilizar nociones de estética, de moral, los instintos latentes en el fondo de cada hombre toman en
él ventaja. La noción de interés personal de lo útil o de lo deseado, deducido de la lógica pura,
pueden ser normales por otra parte hay un frío egoísmo que reniega de lo bello, de lo bueno,
ausencia de amor filial, indiferencia la desgracia y al juicio de los demás un exagerado egoísmo da
a su vez el impulso a la satisfacción, a los intereses personales, golpeando o pasando sobre los
derechos de los otros. Cuando entran en colisión con la ley, entonces la indiferencia se transforma
en odio, venganza, ferocidad, en la persuasión de tener el derecho de hacer el mal.
98
4.1.3. El Delincuente Epiléptico
En la tercera edición de su obra, Lombroso había realizado y aceptado dos clasificaciones ya
mencionadas; sin embargo, al presentarse un nuevo caso conocido como el “conde belga”, o el
“conde k”, aquél empieza a realizar estudios de una nueva clasificación del hombre delincuente,
esta tercera posibilidad era la elipsita.
El conde K. había nacido de madre epiléptica, hijo único muy consentido, un sujeto caprichoso y de
carácter irritable, peleonero, agresor continuo de su mujer, atormentaba a los animales y a todos los
que estaban a su alcance, aunque en la esfera perceptiva e ideática, parecía normal.
Al realizar estudios en el célebre caso Misdea, Lombroso disipa todas sus dudas en cuanto a la
epilepsia. Misdea era un soldado napolitano de unos 22 años, el cual un día de licencia se toma
algunas copas; y al regresar a su cuartel es víctima de las burlas de sus colegas militares, a las
cuales reacciona de la forma más brutal: toma un rifle y dispara 52 cartuchos, con los que alcanza
a matar a siete de sus compañeros y a herir a 13, capturado con gran esfuerzo (entre ocho soldados
no podían contenerlo) juró vengarse, lo que no logró pues fue fusilado.
Los homicidas de reacción violentísima quedan tranquilos y sin aparentes remordimientos después
de haber cometido el delito, los sujetos generalmente dicen que en un momento dado “vieron rojo”
y perdieron por completo el control, afirman que les “tiembla la cabeza”, sienten “vértigos”, la cabeza
“gira” o da “vueltas”.
Al hacer el estudio de Misdea, Lombroso descubre que se trata de un epiléptico, y que no hay un
claro estado alcohólico (por la extraordinaria puntería del sujeto), ni tampoco encuentra enfermedad
mental declarada; ahora se dedica a buscar epilépticos en cárceles y manicomios, encontrando que,
efectivamente, hay una gran cantidad de estos pacientes entre criminales, y se da cuenta que el
epiléptico es un sujeto altamente agresivo.
Así, Lombroso agrega: “estos epilépticos (larvados) son incluso mucho más peligrosos que los locos
morales, con los que en sí tiene extrema analogía; si no es que como opinamos desde hace algún
tiempo, epilepsia y locura moral están conectadas íntimamente desde el punto de vista de la
patogénesis, pudiéndose considerar ambas como anomalías constitucionales del desarrollo de la
personalidad; de lo que es también argumento irrefutable el fácil asociarse o sucederse de la una y
la otra…”.
Es importante manifestar que los estudios de Lombroso denotan una gran genialidad al hablar de
dos tipos de elipsita, una epilepsia real y una epilepsia larvada. La epilepsia real es aquella en la
cual hay ataques, el sujeto cae al suelo, echa espuma por la boca, tiene movimientos desordenados
99
y convulsivos que los impulsa a morderse la lengua, etc., y por otra parte se halla la epilepsia
larvada, en la cual no hay el ataque, pero si las características señaladas anteriormente. A esta
última forma de epilepsia Lombroso llamó “modelismo”, para sepárala de la epilepsia real, que era
la única epilepsia considerada en aquella época.
Lombroso elabora la teoría del hombre delincuente pasional, que después Enrico Ferri desarrollará.
Un delincuente pasional es una forma o categoría distinta de todas las demás; se trata de un delito
cuyo substrato se encuentra en la violencia de alguna pasión. El delincuente pasional no puede ser
un delinquente loco, ni tampoco tiene aspectos atávicos, ni epilepsia, ni locura moral, por lo tanto,
es un sujeto con características diferentes. Su móvil es siempre inmediato, y la pasión que lo mueve
es una pasión noble que se distingue de las bajas pasiones que impulsan a delinquir a los
delincuentes comunes.
Se destaca en este estudio que la prostitución es un equivalente del crimen: mientras el hombre
recurre al crimen para satisfacer los impulsos que no puede realizar legítimamente, la mujer tiene
100
una segunda salida: la prostitución, la cual implica menos riesgos y puede dar ganancias mucho
mayores que las obtenidas en acciones francamente criminales.
Según Lombroso, las causas que llevan a la mujer a prostituirse son principalmente la frigidez y el
atavismo; a éstas se le suman la ociosidad, la poca inclinación al trabajo, la impudicia, la codicia, la
locura moral, entre otras.
CLAUDIO BERNRD. En 1851 nace la fisiología cuando se descubre la función glucogenia del hígado
y se demuestra que los azucares se vierten de éste al torrente circulatorio a través de las venas
subhepáticas. De aquí surge la diferencia entre glándulas endógenas y glándulas exógenas.
En 1905 STANLINGEN llamará a las sustancias secretadas por las glándulas endocrinas
“hormonas” (hormona viene del griego yo excito).
El renombrado médico Gregorio Marañon hará las primeras conexiones entre el aspecto
endocrinológico y el aspecto psicológico. Marañon va a demostrar cómo las glándulas influyen en
el comportamiento humano, y cómo es la interrelación entre cuerpo y espíritu.
101
LAS GLÁNDULAS ENDOCRINAS
Las glándulas endocrinas o de secreción interna y que tienen influencia en la conducta criminal son:
4) Suprarrenales. Son dos glándulas situadas cada una sobre un riñón. Su médula secreta
adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que actúan sobre el sistema nervioso vegetativo,
en especial cuando el organismo debe actuar con rapidez en situaciones de emergencia, son
de gran importancia, pues interviene en los impulsos que conducen al crimen emocional, al
presentarse miedo, ira, odio, etcétera.
5) Testículos. Glándulas sexuales masculinas, llamadas gónadas masculinas, que tienen una
doble función: producen espermatozoides y secretan la testosterona, hormona que da los
caracteres sexuales secundarios.
6) Ovarios. Gónadas femeninas que producen los óvulos. Secretan foliculina y progesterona.
Regulan el ciclo menstrual y producen los caracteres sexuales secundarios.
b) LA ENDOCRINOLOGIA Y LA CRIMINALIDAD
102
La endocrinología ha aportado múltiples datos para la mejor comprensión del comportamiento
humano, ya Pende afirmaba que el estudio de las glándulas de secreción interna puede explicar “en
parte el cómo y no el porqué del crimen”
DI TULLIO afirma que “es necesario tener presente, a este respecto, la importancia de las glándulas
de secreción externa, y especialmente las de secreción interna, en el desarrollo del temperamento
y del mismo carácter individual, y por eso hace tiempo que se trata de conocer cada vez mejor la
influencia que las disfunciones harmónicas y neurovegetativas pueden tener en la génesis y
dinámica de los delitos contra las personas, contra las buenas costumbres e incluso contra la
propiedad. Es necesario, sin embargo, indagar también en este campo, cada vez con mayor rigor
científico, para evitar conclusiones precipitadas y dañosas generalizaciones”.
Se cree que entre las funciones hormonales y la actividad criminal se pueden establecer las
siguientes relaciones:
Por otro lado, el maestro Di Tullio manifiesta que “de articular interés para el conocimiento de las
causas de criminalidad son los procesos endocrinos, fisiológicos o patológicos que pueden alterar
las distintas funciones nerviosas y los distintos procesos psíquicos individuales”.
Sentado esto, se comprende cómo, entre los factores causales de la criminalidad, se debe
necesariamente recordar también las alteraciones funcionales de las glándulas de secreción interna.
Es bien sabido que son pocos los autores que han afrontado el problema de la relación entre
endocrinología y criminalidad, partiendo de la premisa de que las funciones de las glándulas de
secreción interna, y especialmente sus disfunciones, pueden influir también sobre el desarrollo de
la criminalidad o bien ser ésta una causa de dichas disfunciones.
Es notorio que un problema endocrino causa ciertas alteraciones en las glándulas. Por ejemplo, en
el proceso de ovulación la mujer sufre alteraciones antes y después de su menarca (menstruación),
tiene estados de ánimos variables, puede ser muy emotiva (llanto espontáneo y depresión) o muy
agresiva (mostrar alteraciones en su carácter). Asimismo es notorio que los problemas endocrinos
103
manifiestan alteraciones en el sistema nervioso, causan estrés, depresión, fatiga. Por el hecho de
que tienen estrechos vínculos con el sistema nervioso vegetativo, que a su vez tienen estrechas
relaciones con la vida instinto-afectiva, las glándulas de secreción interna influyen fuertemente en
el desarrollo del temperamento y del carácter individual. De ahí se explican las distintas relaciones
que pueden establecerse entre funciones endocrinas y actividad psíquica, entre temperamentos
endocrinos y caracteres individuales, entre la relación hormonal individual y la criminalidad.
GENÉTICA
Los estudios del monje agustino Gregorio Mendel (Austria, 1822-1884) dan nacimiento a una ciencia
denominada genética, la encargada de estudiar los mecanismos según los cuales se transmiten las
características hereditarias (normales o patológicas). Mendel desarrolló las leyes de la herencia
(válidas para toda la naturaleza viviente) con base en las observaciones llevadas a cabo al cruzar
plantas (guisantes).
Entre las corrientes que buscan en la herencia la causa criminal, existe hoy el interés por estudiar
cuáles son los factores hereditarios y de que manera influyen en la conducta criminal.
Tres métodos se han utilizado básicamente para investigar la relación entre herencia y criminalidad:
el análisis de la genealogía del delincuente, la genealogía estadística y la investigación de gemelos.
Considerando la herencia criminal, investigadores com Geill, Lund, Dugdales, Despine, Maxwel,
Goring orientaron sus esfuerzos al estudio de familias criminales, realizando un verdadera
“genealogía criminal”. Encontraron concordancias notables y demostraron que existen familias
celebres en las que la mayoría de sus miembros son criminales.
Sin embargo, los sociólogos alegaron que esta situación era producto del aprendizaje al interior de
la familia; es lógico que los hijos de los criminales sigan el ejemplo de los padres.
104
La crítica más generalizada hacia estas investigaciones es que los métodos utilizados no son
totalmente confiables, pues el diagnóstico de debilidad mental, o la calificación de “vagos” o
“prostitutas” se hace con base en referencias generalmente verbales, y en ocasiones con un siglo
de diferencia.
Además, el contagio social es indudable en estas familias, por ello se buscaron nuevos métodos de
investigación.
LA ESTADÍSTICA FAMILIAR
Para vencer las dificultades anteriores, varios investigadores se preocuparon por usar la estadística
y buscar datos más directos, así como formas de comparación o control.
Goring (1919) y Lund (1918) coinciden en sus estudios al encontrar que la proporción de los
delincuentes condenados a prisión por delitos graves es mayor entre aquellos en los que ambos
padres fueron delincuentes, que entre aquellos en los que uno solo de los progenitores fue
condenado, y estos últimos son más que aquéllos sin padres con antecedentes criminales.
Rudolf Bernahasrdt (1930) efectuó un estudio sobre criminales y los dividió en dos grupos: “a)
Aquellos cuyos padres no eran criminales, pero los abuelos y otros ascendientes sí lo fueron, b)
Aquellos sin parientes criminales. El resultado es que en el grupo ̒a̕ la proporción de hermanos
delincuentes es el doble que en el grupo ̒b̕, a pesar de que ambos ambientes fueron considerados n
̒ o
criminógenos̕ ."
El acuerdo es general en que los reincidentes tienen más del doble de taras hereditarias que los
delincuentes primarios.
105
Dicigóticos (DZ), conocidos también como fraternos, heterocigóticos, biovulares o bivitelinos,
procedentes de dos óvulos desprendidos al mismo tiempo y fecundados simultáneamente por dos
espermatozoides.
La diferencia es básica en cuanto a que los gemelos monovitelinos tienen el mismo genotipo, todas
sus características hereditarias son idénticas, por lo que las diferencias que presenten son producto
del medio; los bivitelinos por el contrario contienen una variación, una diferencia en la herencia, y
aunque puedan ser muy parecidos llegan a tener diferencias tan notables como el sexo, por ejemplo.
Se había ya observados que en gemelos hay una mayor correlación en lo que al crimen se refiere,
es refiere, es decir, cuando un gemelo delinquía había mayor probabilidad de que el otro delinquiera
también; esta probabilidad era menor entre simples hermanos.
Los sociólogos negaron que ésta fuera una prueba de factor hereditarios, y que por el contrario era
argumento a favor del medio, pues los gemelos tienen una educación similar y comparten el medio
con más intensidad que los hermanos no gemelos; aquellos tienen la misma edad, reciben igual
alimentación, generalmente asisten a la misma escuela, etcétera.
En 1966 el científico BURT estudió las variantes para saber hasta dónde puede influir el medio
ambiente en el comportamiento de los individuos, llagando a conclusiones estadísticamente
fundadas, en las cuales encontramos que es indudable la influencia hereditaria y genética en la
conducta de éstos.
ABERRACIONES CROMOSOMÁTICAS
La especie humana tiene en sus núcleos celulares un conjunto de cromosomas cuyo número varía
de una especie animal a una vegetal, siendo fijo para cada una de ellas. Así, en la especie humana
existen 46 cromosomas, de los 23 pares, 22 se llaman autosomas; en el par número 23 están los
cromosomas sexuales o gonosomas. En cuanto a la mujer se refiere los cromosomas sexuales son
idénticos (XX), sin embargo, en el hombre la fórmula es XY, es decir, los cromosomas sexuales son
distintos.
En 1959, el investigador Lejeune detectó una aberración cromosomática humana en los autosomas
y la denominó “trisomía 21”, comúnmente conocida com “mongolismo”; es decir, estos seres
humanos (mongoles) poseen 47 cromosómicas, esto es, uno más que los normales. Estas
106
aberraciones cromosómicas se pueden presentar en los autosomas o en los gonosomas. En los
primeros aparecen las enfermedades mentales (debilidades) graves o profundas así como
malformaciones somáticas acentuadas. En cuanto a las aberraciones cromosomáticas relacionada
con lo sexual, puede que a veces falte uno de los dos cromosomas, lo que generaría una fórmula
XO o YO. La segunda parece conducir siempre a un aborto es pontáneo.
En el primer caso, el embrión sobrevive alrededor de una vez sobre 40 para convertirse en un niño
con apariencia femenina, con padecimientos del síndrome de Turner, cuya sintomatología es:
genitales externos de tipo femenino, es decir, ausencia de ovarios sustituidos por haces fibrosos,
estatura muy pequeña, múltiples malformaciones y alteraciones en la vista, cuello corto y escurrido
hacia los hombros, implantación baja de las orejas, pecho ancho, manos subdesarrolladas y pezones
muy separados, útero pequeño, etc., se da un caso por cada 5,000 hembras.
b) La fórmula XXXY presenta los síntomas anteriores pero agravados; principalmente hay una
disminución de la inteligencia, pues el promedio de IQ es de 52.2. Ésta ha sido encontrada
en las mujeres que padecen de una variedad de debilidad mental, acompañada de una apatía
particular y de un carácter insociable.
c) En cambio la fórmula XXY ha sido encontrada en sujetos machos, de estatura alta, agresivos
y delincuentes precoces.
Estas distintas fórmulas cromosomáticas relativas a los gonosomas permiten distinguir dos grupos
principales:
El de los sujetos con cromatina positiva que tienen más de un cromosoma X en su cariotipo, tales
como el síndrome de Klinefelter y sus variantes.
Los sujetos con cromatina negativa son hombres con un careotipo normal o un careotipo que tiene
cromosomas Y en exceso, y mujeres y sus variantes.
107
Con base en lo anterior y desde muchos ángulos o perspectivas, pero siempre con el rigor que
caracteriza al estudio científico, muchos investigadores han tratado de encontrar alguna relación
entre estas aberraciones cromosómicas y la criminalidad. Así, se han encontrados las siguientes
relaciones: entre la delincuencia y el síndrome de Klinefelter por la cromatina positiva; entre la
violencia y la presencia en el careotipo de un cromosoma Y suplementario, lo que se traduce en una
fuerte predisposición al delito, desde luego, con la necesaria presencia del factor desencadenante,
esto es el estímulo criminal, pero en ellos ejerce una mayor influencia que en el resto de los seres
humanos que no lo padecen. Desde luego, esto es muy relativo, y, como acabamos de mencionar,
deben entrar en juego otros factores, como los psicológicos y los sociológicos y los ambientales. A
pesar de ello, existen ya menciones en procesos durante los cuales se demostró la presencia de
anomalía en los careotipos.
Desde el punto de vista biológico, la predisposición debe ser considerada como una potencia de
desarrollo específico, una posibilidad evolutiva que puede conducir a características particulares
psicofísicas o a formas especiales de conducta. De aquí la necesidad del estudio específico y serio
de la tipología caracterológica criminal, partiendo, pues, de los elementos constitutivos de la
disposición criminal.
El exceso de gonosomas puede originar una predisposición a los trastornos de conducta, pues el
sujeto afectado posee características especiales que lo hacen más sensible que el resto de las
personas ante estímulos criminales de tipo ambiental.
ESTUDIOS ELECTROENCEFALOGRÁFICOS
A partir del invento del electroencefalógrafo (EEG) (aparato usado para el registro gráfico de la
actividad eléctrica del cerebro, por medio de electrodos aplicados en el cuero cabelludo) se ha
intentado establecer alguna correlación entre disfunción, irregularidad o arritmia cerebral y
criminalidad.
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La hipótesis de Monroe es que un mecanismo común detrás de los desórdenes episódicos de
conducta es una respuesta focal de tipo epiléptico predominante en el sistema límbico, y que
generalmente no se registra en el EEG. Esta respuesta guía conductas de carácter agresivo.
Para probar la hipótesis, se trabajó ocho meses aplicando test y EEG con un anticonvulsivo,
Primidone (Mysoline). El primer resultado es la considerable evidencia de disfunción neurológica en
sujetos no considerados anteriormente como neurológicamente afectados.
Ochenta de 92 sujetos presentaron anormalidades, de los cuales sólo pueden considerarse normales
13%. Otro resultado sorprendente es que sólo cinco sujetos presentaron anormalidades en el lóbulo
temporal, generalmente considerado como un centro de agresividad.
El grupo que presenta anomalía en el EEG es más agresivo, antisocial, conflictivo en la institución, y
presenta más cicatrices y marcas de nacimiento que el grupo “normal”.
SILERMAN (1966) encontró grandes semejanzas entre esquizofrénicos hospitalizados por corto
tiempo y reos con penas cortas de prisión; igualmente son similares los resultados en esquizofrénicos
hospitalizados largo tiempo y en reos con larga estancia en prisión.
Dentro de esta clasificación se establece que los primeros quedan circunscritos dentro del Derecho
Penal; presentan una posibilidad de resocialización, y se puede, mediante una terapia adecuada,
disminuir su peligrosidad criminal, pues las esferas de su personalidad son normales. En cambio, el
enfermo mental se encuentra fuera del Derecho Penal; casi no tiene posibilidad de resocialización,
y la peligrosidad criminal está en aumento constante.
109
Esquirol, por su parte, es el primero en elaborar el concepto de esquizofrenia y el primero en hablar
de alucinaciones. Cesar Lombroso es el primero en estudiar la epilepsia y, dentro de ella, a la
personalidad epiléptica, enfermedad en la que notó gran cantidad de agresividad (en especial en el
caso Misdea).
Entre las llamadas personalidades psicopáticas, se encontró alta la proclividad al delito, con fuertes
componentes hereditarios. He aquí la relación entre la enfermedad mental y la conducta del hombre
delincuente.
En el terreno de la psiquiatría son tres los grandes pensadores que han intentado explicar la
conducta criminal: Sigmund Freud, Carl Jung y Alfred Adler.
Para Freud, el individuo es delincuente porque posee un rasgo característico que lo separa del no
delincuente; se debe a que una frustración y una agresividad le provocan un profundo sentimiento
de culpa. Se siente culpable e inconscientemente trata de castigarse al pasar al hecho delictivo, con
lo que un gran alivio. La teoría psicoanalítica trata de explicar una gran parte de la criminalidad
mediante los sentimientos de culpabilidad que engendra el complejo de Edipo. Para eliminar su
sentimiento de culpa, el ego buscará el castigo, y dado que éste resulta del crimen, este último será
cometido. Se trata del llamado crimen por autocastigo al cual se refiere Freud (1915) en su artículo
“Criminales por sentimiento de culpabilidad”, en donde demuestra que el sentimiento de culpabilidad
(de origen edípico inconsciente) precede a ciertos crímenes.
110
Para Alfred Adler esa realidad –el complejo edípico- no lleva al individuo a sentirse culpable, pues
cuando el sujeto desea a la madre, se por un deseo de poder, para adquirir casos y, por lo mismo,
al padre lo ve como un enemigo que le permitirá alcanzarlo. En muchos individuos, esto provoca
una gran ansiedad de poder que los lleva a cometer delitos. Adler también analiza el concepto de
frustración, así como el llamado complejo de inferioridad (que él mismo vivió), mismo que puede
conducir a la agresividad negativa. La lucha por la superioridad –“ser hombre significa estar
atormentado por sentimientos de inferioridad y tender hacia situaciones de superioridad”- imprime
el carácter original en la agresividad de estos individuos.
Por su parte, Jung plantea la existencia del subconsciente colectivo. Explica que nuestros actos
están motivados por una serie de vivencias anteriores a nosotros y que son subconscientes. Habla
de los sujetos que han adquirido, a través de la tara hereditaria, una regresión, un atavismo0
gigantesco, de generaciones pasadas y que los conducen al hecho delictivo.
Otra explicación dada por la psicología es la de la ausencia del super yo (Alchorn, 1925); esta teoría
fue más tarde desarrollada por Alexander y Staub, quienes distinguieron cuatro tipos de criminales:
a) El tipo neurótico cuyos actos delictivos tienen con frecuencia un carácter compulsivo y son
realizados bajo la presión de móviles inconscientes (sentimientos de culpabilidad, por ejemplo); b)
Aquellos que cometen crímenes a consecuencia de procesos orgánicos destructivos, tóxicos y otros
(por ejemplo, los idiotas, los individuos que padecen enfermedades mentales orgánicas, los
alcohólicos y los toxicómanos); c) Los criminales normales, no neuróticos, como los vagabundos,
los mendigos, los gansters, los criminales profesionales, los carteristas, etc., y d) Los criminales
verdaderos y que carecen de super ego.
Otra hipótesis sobre la criminalidad es “la ausencia del sentimiento de comunidad; todo crimen
constituye un daño intencional hacia los demás en provecho de una ventaja personal”. Es evidente
que los criminales son individuos en quienes el interés social y los sentimientos comunitarios no se
111
presentan o no están suficientemente desarrollaos. Es, generalmente, el resultado de un defecto de
educación durante el proceso de socialización (neurosis y criminalidad). Según los psicoanalistas,
la neurosis difiere fundamentalmente del crimen en que la primera permite al sujeto del Edipo
guardar latentes, de manera endoplática, las tensiones agresivas, mientras que en el futro criminal,
estas tensiones se vuelven exopláticas y se desarrollan hasta ser vividas y concretamente
realizables. Otros distinguen entre neurosis clásica (neurosis de alarma, obsesivas, histéricas y de
angustia) y las neurosis conflictivas caracterizadas por el “conflicto neurótico que se deriva de una
actuación conflictiva más o menos compleja y se relaciona con una un comportamiento descrito,
con frecuencia antisocial”.
Ferri considera como factores sociales la densidad de población, la opinión pública, los usos y
costumbres y la religión. Con el mismo criterio se refiere a la familia, al nivel de enseñanza, al grado
de industrialización, al de alcoholismo, pero para que dichos factores fueran completos, sería
necesario analizar además las condiciones de la vida económica y social, el funcionamiento de las
112
administraciones públicas (judicial, política, policiaca, penitenciaria). Se trata, en definitiva, de tomar
en cuenta todas las corrientes colectivas que actúan sobre el individuo.
Por su parte, Edwin Sutherland, en su teoría de la “asociación diferencial”, nos explica que el
comportamiento criminal es aprendido, no hereditario. Es aprendido en el contacto con otras
personas por un proceso de comunicación verbal en su mayor parte, o bien, por ejemplo en el cine,
en los periódicos. Dicha formación criminal comprende: a) La enseñanza de las técnicas para
cometer la infracción, a veces muy compleja y a veces muy simple; b) La orientación de los modelos,
de las tendencias impulsivas, de los razonamientos y de las actitudes. La orientación de los móviles
y de las tendencias impulsivas está en función de la interpretación favorable o desfavorable de las
disposiciones legales.
El individuo se convierte en criminal cuando se dan las interpretaciones favorables. Esto es lo que
constituye el principio de la asociación diferencial, principio que se aplica a las asociaciones
criminales así como a las asociaciones anticriminales, y se aplica igualmente a las fuerzas que
actúan en sentido contrario. Aquellos individuos que se convierten en criminales lo hacen porque
están en contacto con modelos criminales y porque no tienen bajo sus ojos modelos anticriminales;
cada individuo asimila invariablemente la cultura del medio ambiente, a menos que otros modelos
vengan a abrir brecha en él. El principio de la asociación diferencial supone que las asociaciones
que son neutras, en lo que concierne a la criminalidad, tienen un efecto nulo o muy débil sobre la
génesis del comportamiento criminal.
La formación criminal, por asociación con modelos criminales o anticriminales, pone en juego los
mismos mecanismos que son aplicados en cualquier otra formación. Inversamente, eso significa
que la formación criminal no se adquiere solamente por imitación. Aquel que es atraído, por ejemplo,
aprende el comportamiento criminal por asociación, pero ese proceso no será normalmente descrito
como un proceso de evolución.
1) No explica el origen de la criminalidad, pues la criminalidad debe existir antes de ser aprendida
por cualquier otro. ¿Por qué actúa el primer criminal? 2) No explica los crímenes pasionales o
accidentales. 3) No explica los crímenes cometidos por individuos que no tenían asociación con
criminales o modelos criminales. 4) No explica los casos de aquellos que viven en un ambiente
113
criminal, pero que no se convierten en criminales. 5) No hace distinción entre la conducta
delincuente y la conducta no delincuente, puesto que los dos tipos de comportamiento pueden ser
aprendidos. Una persona puede convertirse en dentista o católico como resultado de la asociación
diferencial. 6) No toma en consideración el factor psicológico de motivación o “el modelo de reacción
diferencial”. 7) No explica de manera satisfactoria la tasa diferencial de la delincuencia según la
edad, el sexo, la urbanización y la pertenencia a un grupo minoritario.
Hoy existe la preocupación por evaluar el aumento o disminución del crimen a través de las víctimas.
En el análisis del delincuente, de su potencial, está debidamente comprobado que cualquier persona
puede convertirse en víctima. Todo sujeto que se propone cometer un delito, debe encontrar una
víctima que se encuentre indefensa y que le sea accesible.
La selección de víctimas juegas un papel circunstancial, así como el hábitat, su empleo, las
costumbres cotidianas. En algunos delitos, las víctimas son escogidas por el sexo o por la edad o
bien por el área en que transitan, por los transportes que utilizan para trasladarse.
El estudio de la víctima en estos tiempos juega un papel de suma importancia para conocer “el lugar
de los hechos”. Mismo que sirve para tener una idea de la gravedad del hecho punible. Los diversos
delitos suscitados en zonas fronterizas, donde abunda el narcotráfico, el tráfico de contrabando y
desde hace diez años las muertes de las mujeres de Juárez (cuyo móvil hasta la fecha no ha podido
detectarse), son de materia federal; los delitos cometidos en territorio de las entidades federativas,
las más de las veces son del fuero común.
El lugar donde ocurre el hecho es un elemento para conocer el grado de participación de una víctima
en el delito. Si no se halla presente alguien en la calle, en algún lugar público, en el hogar, en un
expendio o en cualquier otro sitio, el asesino, el secuestrador, el ladrón no tendrá víctima. Si no hay
nada de valor en el interior de una residencia, no entrará nadie en ella con el afán de buscar algo
que robar.
114
entre los diversos grupos sociales o por origen, credo, raza, etcétera. De lo que se confirma con la
creciente ola de crímenes es que si una persona vive, trabaja o acostumbra divertirse en una zona
altamente delictiva, sea cual sea su religión, raza, color, sea de Guerrero, del Distrito Federal o de
Jalisco, tendrá muchas probabilidades de ser víctima de un delito; para el delito no existe una ciudad
o zona rural determinada. Es cierto que en las grandes ciudades la incidencia de delitos se
acrecienta, y todos los individuos de nuestros país tendrán las misma probabilidades de ser víctimas
de un delito. Por lo tanto, hoy la etiología del delito quedaría incompleta si no realismos un análisis,
si no realizamos la incorporación de la victimología como génesis del delito.
En diversos códigos penales se establece que “el juez fijará las penas y medidas de seguridad que
estime justas y procedentes dentro de los limites señalados para cada delito, con base en la
gravedad del delito y el grado de culpabilidad del agente, teniendo en cuenta:
“IV. La forma y grado de intervención del agente en la comisión del delito, así como su calidad y la
de la víctima u ofendido.
Esto significa que, basado en el hecho y sus circunstancias, el juez deberá asilar la parte que le
corresponde a la víctima (ofendido) para conocer su personalidad, es decir, sus fines, los motivos
de su conducta.
Si esto es así, entonces debe hacerse un estudio de la víctima, muy semejante al que se hace del
ofensor. Desde el inicio mismo de la acusación (denuncia o querella), comenzando con su acción u
omisión, si éstas fueron dolosas o culposas, ya que la víctima pudo haber provocado dolosamente
(con toda intención o probablemente sin ella, puesto que nadie querría que lo asaltaran o que lo
violaran) al ofensor, al grado de llevarlo a actuar, o bien lo hizo de manera inconsciente
imprudencial, por la falta de cuidado, lo que hará notar más culpabilidad en el autor del hecho
punible.
Es importante analizar las clásicas formas de inquirir, ya que están íntimamente estructuradas con
las acciones del delincuente, por lo tanto, resulta interesante analizar si la víctima: a) Conocía al
ofensor, existía entre ellos alguna relación o parentesco; b) si estaba armada la víctima; c) si la
víctima se conocía como persona agresiva.
115
Una relación previa entre la víctima y el ofensor no prueba la participación activa de aquélla en las
circunstancias anteriores al delito, pero si revela una potencial contribución en dicho evento. Los
menores pueden proporcionar información del crimen cometido contra ellos por parte de parientes
o amigos. Las mujeres contribuyen al delito porque algunas de sus relaciones repentinamente van
de lo normal a lo anormal.
Los amigos de la víctima y del ofensor pueden proporcionar una abierta colaboración en el desarrollo
da las investigaciones del delito, cuando la víctima está deprimida, emocionalmente perturbada o
triste. Estas últimas buscan nuevos amigos y uniones casuales al calor de las copas con
compañeros, prostitutas, homosexuales, amigos de ocasión o personas que encuentran en su
camino.
Una clara participación de la víctima se ve en el homicidio ocurrido durante una riña, cuando fallece
el provocador, puesto que en su voluntad dolosa fue encaminada a provocar el hecho que concluyó
con su muerte.
Manzini manifiesta: “El hecho doloso del ofendido puede tener carácter activo u omisivo y ser
además preexistente, simultáneo o posterior al hecho del culpable”. Es decir, que sea cometido con
la intención de producir o de contribuir a producir el evento.
De tal manera, si ponemos especial interés a la realidad, percibiríamos esa extraña, complicada y a
veces inexplicable relación entre ofensor y víctima. Por desgracia, falta mucho camino por recorrer
en materia de pruebas. La mayoría de los jueces de conocimientos, ya no digamos en victimología,
sino en criminología en general. Por ello su apreciación va más a lo objetivo que a lo subjetivo y no
les permite observar el papel que como factor desencadenante juega muchas veces la víctima del
delito.
Por otro lado, los proyectos definitivos de códigos penales han establecido una disminución de pena
tomando en cuenta la innegable menor cantidad del hecho punible (por la participación del sujeto
pasivo y de la consecuente menor responsabilidad del culpable).
David Abrahamsen dice que “solo en muy raras ocasiones la mente humana se encuentra obsesa
por el impulso total a matar. Por el contrario, según mi experiencia, en muchos casos, el homicidio
es provocado o estimulado inconscientemente por la víctima. Como discípulo de Freud, creo
firmemente que la personalidad del asesino carga un torbellino de emociones almacenadas desde
la infancia. Cuando estas emociones por lo general reprimidas, son provocadas, avivadas, agitadas
o activadas, la persona, sobre todo si se encuentra en un estado particular de excitación o de
116
frustración, se vuelve violenta. Y de este modo, una persona en apariencia normal y equilibrada, es
poseída de pronto por el impulso de matar”.
Es la sinergia entre el asesino y su víctima la que se ha tratado de exponer del modo más explícito
ante los diversos tribunales. Al respecto se debe reconocer que hasta la fecha los esfuerzos han
sido notoriamente nulos. Toda institución legal –la instrucción, la acusación, el abogado defensor,
el juicio, la sentencia y el encarcelamiento- integran un sistema definido rígidamente en nombre de
la ley. Pero la justicia, la equidad, o como se prefiera llamarle, la equidad, sólo llegará cuando se
conozca no únicamente “la historia del caso” y no sólo el expediente, cuando verdaderamente se
juzgue al individuo delincuente como ser humano en la diversidad de sus facetas; la psique
inconsciente del homicida que libera el sentimiento de culpa que surgirá de un acto comúnmente
denominado deliberado.
La reparación del daño ha transitado desde el pago directo a la víctima o, en su caso a los familiares,
a través del equivalente en mercancía; hoy algunos códigos penales consideran tanto la restitución
de la cosa obtenida por el delito “y si no fuera posible, el precio del pago de la misma”; la
indemnización del daño material y moral causado, y el resarcimiento de los perjuicios obtenidos”.
Elevándose, incluso, a nivel constitucional, entre los derechos de la víctima o del ofendido se incluye
recibir asesoría jurídica para los efectos anteriores.
Es importante que el sistema judicial de nuestro país considere la victimología como un método para
prevenir los delitos y la criminalidad en nuestro país.
117
El tratamiento es respeto al paciente-interno, a su lento y difícil proceso de rehabilitación.
El tratamiento tiene por objeto que el delincuente “modifique” sus conductas agresivas y
antisociales, haga consciente sus procesos patológicos de destrucción hacia los demás y
hacia sí mismo que él ha utilizado en la conducta delictiva.
Que adquiera consciencia del daño causado a los demás, a sí mismo a la familia y a su
medio social. Esta comprensión implicará la atenuación de la agresividad.
Es necesario que a través del tratamiento el paciente interno pueda canalizar sus impulsos
agresivos y también pueda verbalizarlos. La psicoterapia, la laborterapia, el estudio, la
religión, el creer en algo son medios que permiten no sólo la descarga de los impulsos y
tendencias agresivas sino que permiten la verbalización y atenuación de los problemas.
Estas canalización la realiza el paciente-interno también a través de los programas de
actividad, del trabajo dirigido en función del tratamiento. Las actividades pedagógicas,
deportivas, las tratamiento. Las actividades pedagógicas, deportivas, las actividades
culturales, teatro, baile folklórico, música, que permitirán la expresión y proyección del
individuo.
No se concibe el tratamiento penitenciario sin un enfoque existencial, del modo de vida, del
respecto a sí mismo que debe tener el individuo y del respeto hacia los demás.
118
El tratamiento es individualización, es el conocimiento de la situación existencial de un
hombre con una conflictiva antisocial.
1. Cada persona evoluciona a través de una serie de etapas cuyo eje principal lo constituye el
desarrollo sexual.
3. Estos conflictos surgen generalmente de la interacción entre los impulsos derivados de los
instintos (“ello”) y las imposiciones sociales (“superyó”).
4. Los conflictos suelen ser dolorosos para la “consciencia” del individuo y, por ello, son
“empujados” al inconsciente.
5. Como resultado de las luchas del sujeto para manejar los conflictos dolorosos que
experimenta, se desarrollan en la personalidad “mecanismos de defensa” (por ejemplo,
negación, sublimación, compensación, etc.), los cuales pueden conducir a diversas
disfunciones de la personalidad en forma de patologías psicológicas y de comportamiento.
A partir de esta concepción de la dinámica del psiquismo humano el psicoanálisis estableció que los
comportamientos patológicos, tales como las fobias, la ansiedad, la depresión, la hipocondría, las
adicciones o, incluso, la esquizofrenia en algunos casos, serían síntomas manifiestos de los
119
conflictos internos que experimenta el individuo, ubicados generalmente en el inconsciente de la
mente humana (y, por consiguiente, no susceptibles de control por parte de la razón). Según ello, la
esencia de la patología psicológica no serían los síntomas aparentes (comportamientos,
pensamientos, etc.) sino los propios conflictos subyacentes. Así, la psicoterapia debería dirigirse a
resolver tales conflictos en la creencia de que una vez resueltos éstos la sintomatología patológica
remitirá.
La estructura básica de la terapia psicoanalítica, más allá de las múltiples variantes existentes, es
la siguiente: 1) se efectúa un diagnóstico de la problemática psicológica del individuo, explorando
los diversos elementos de la teoría, especialmente los conflictos inconscientes; 2) una vez
diagnosticado el problema o problemas, durante un período prolongado se llevan a cabo sesiones
de psicoanálisis, dirigidas a esclarecer los conflictos intrapsiquicos que se presupone que subyacen
al comportamiento problemático, y 3), a lo largo del proceso psicoanalítico, el terapeuta va valorando
la eventual resolución de los conflictos internos y, en consecuencia, la recuperación del cliente.
Como es conocido, es un requisito imprescindible de la terapia psicoanalítica que el terapeuta sea
un experto consumado en psicoanálisis y que personalmente haya sido psicoanalizado con el
objetivo de superar y resolver sus propios conflictos psicológicos.
El psicoanálisis, que fue la primera psicoterapia propiamente dicha, ha dejado su huella en el ámbito
de la intervención psicológica a través de conceptos como la transferencia –uno de los
descubrimientos más relevantes de Freud, en cuanto sugiere la función terapéutica que suscita la
120
propia relación terapeuta-paciente-, la resistencia al cambio y la interpretación de lo que el individuo
muestra en su vida a la luz de los conceptos teóricos del psicoanálisis (Martorell. 1996; Pérez,
1998b).
Sin embargo, reiteradamente ser han puesto de relieve los problemas que presenta el modelo
psicopatológico propuesto por el psicoanálisis. En primer lugar, resulta muy difícil someter a
comprobación empírica conceptos tales como el “yo” y el “superyó”, dado que son por definición
constructos no observables ni medibles en la realidad. Lo mismo puede afirmarse en relación con
explicaciones tales como el genérico “conflictos internos”. En segundo término, la explicación
psicoanalítica es (como una y otra vez se ha razonado) circular, de tal manera que comienza con el
estudio de la consecuencia (esto es, el comportamiento problemático -aquí las conductas delictivas-
) y luego procede a elaborar explicaciones etológicas que son “confirmadas” por dichos constructos:
esto es, el efecto que se pretende explicar se toma a la vez como única prueba y demostración de
la causa presumida (los conflictos inconscientes). En tercer lugar, la evidencia científica acumulada
a lo largo de un siglo sobre la propia teoría psicoanalítica y sobre el proceso terapéutico que se
deriva de ella es muy escasa, se ha circunscrito a muy pocos casos (los más referidos, los que
estudió el propio Freud) y suele carecer de los elementos mínimos exigibles por la metodología
científica (definición de variables –de tratamiento y de resultado-, control experimental, muestras,
diseños de evaluación, etc.). Por todo ello, se ha de concluir que la intervención psicológica de
carácter psicoanalítico presenta serios problemas de solidez científica.
En todo caso, las terapias psicoanalíticas son muy poco utilizadas en la actualidad en el campo del
tratamiento de los delincuentes. Y cuando se han utilizado han utilizado han logrado muy escaso o
nulo resultado en la reducción de la reincidencia (Andrews y Bonta, 2006; Blackburn, 1994; Cooke
y Philip, 2001; Cullen y Gendreau, 2006). Desde los años setenta hasta la actualidad los
tratamientos de los delincuentes se han basado fundamentalmente en principios conductuales y
cognitivo-conductuales (Hollin, 2001).
A finales de la década de los sesenta aparecen nuevas perspectivas terapéuticas que teorizan sobre
la interdependencia existente entre el pensamiento, las emociones (por ejemplo, la ansiedad, los
estados depresivos…) y los comportamientos subsiguientes (Aaron Beck, 2000). Estas ideas
retoman una larga tradición cultural en Occidente sobre la capacidad del pensamiento y la razón
122
humanos para “dirigir” la conducta y controlar las emociones, desde los estoicos hasta Kant. Sin
embargo, en el específico ámbito de la psicología científica, uno de los primeros psicólogos que se
refirió a esta cuestión fue Thorndike, que quien ya en 1920 hizo mención a un modo de inteligencia
que llamó inteligencia social, y que definió como aquella habilidad que tienen las personas para
entender a otras personas y actuar diestramente en las relaciones humanas de acuerdo con esa
comprensión. Otros autores que tomaron en cuenta variables cognitivas del sujeto fueron Homme,
Osgood y Tolman y Rotter (Tous, 1978, 1989). De este modo, a lo largo de décadas, y desde
diferentes grupos teóricos y terapéuticos, la investigación psicológica fue paulatinamente
explorando y redescubriendo el importantísimo papel que los factores cognitivos desempeñan en la
regulación de las emociones y del comportamiento humano, tanto privado como de interacción con
otras con otras personas.
123
El enfoque cognitivo-conductual es la opción científica más reconocida por amplios sectores
psicológicos en el actualidad, y de la que se ha derivado un mayor número de técnicas de
tratamiento, que han probado, mediante criterios empíricos, su eficacia terapéutica en un mayor
número de trastornos psicológicos (Gacono et al., 2001). De acuerdo con una amplia revisión
efectuada en la obra de Pérez et al. (2003a, b, c), las terapias psicológicas mejor establecidas, para
un mínimo de dos tipos de trastornos, serían las siguientes y en el siguiente orden de prioridad: 1)
las “terapias cognitivo-conductuales”, generalmente de carácter multicomponete (se consideran bien
establecidas en 17 grupos de trastornos); 2) la “modificación de conducta”, mediante procedimientos
operantes (se considera bien establecida en nueve grupos de trastornos); 3) la “exposición en vivo”
(bien establecida para siete tipos de trastornos); 4) “desensibilización sistemática” (bien establecida
para cuatro trastornos); 5) el “manejo de contingencias” (en cuatro trastornos); 6) la “reestructuración
cognitiva”, en el modelo clásico de Beck (en tres trastornos); 7) la “terapia de afrontamiento” (en tres
trastornos); 8) la “relajación” (en tres trastornos); 9) el “entrenamiento en habilidades sociales” (en
dos trastornos); 10) el “reforzamiento comunitario” (en dos trastornos); 11) la “terapia de conducta
clínica”, que incluye el entrenamiento a padres y maestros en manejo de contingencias de conducta
(en dos trastornos con niños); 12) el “modelado”, tanto participante como simbólico (en dos
trastornos), y 13)la “saciación” (en dos trastornos). Además, las siguientes técnicas están bien
establecidas para al menos un tipo de trastorno: “exposición en la imaginación”, “terapias sexuales
multimodales” y de tipo Masters y Johnson (mediante entrenamiento en autoestimulación), terapia
“interpersonal”, terapia “familiar”, “psicoeducación”, “biofeedbback”, “economía de fichas”, “contrato
conductual”, “intervención paradójica”, “control de estímulos” y “prevención de recaídas”. Muchas
de estas técnicas de tratamiento son coincidentes con las que han mostrado mayor eficacia en el
tratamiento de los delincuentes, por lo que también son con claridad la opción adoptada en este
campo.
En la actualidad existe una flexibilización general de las posturas teóricas iniciales (Hersen y Last,
1993; White, 2000):
124
5.3.5. Entrenamiento de Habilidades Interpersonales
5.3.6. Modelos de Intervención y Tratamiento Psicoeducativo
5.4. Tratamiento de Grupo
En el tratamiento de grupo en una institución penitenciara hemos incluido:
a) Psicoterapia de grupo.
e) Actividades culturales-artísticas.
f) Tratamiento institucional.
g) Actividades deportivas.
Un aspecto específicamente terapéutico que tiene por objetivo preparar al interno para su egreso
de la institución. Es muy difícil plantear la psicoterapia de grupo a nivel de individuos procesados o
sentenciados ya que se reactivan las angustias y ansiedades y en una situación de encierro los
riesgos son altos a nivel de conductas agresivas. Tampoco es conveniente con miembros de una
misma patología, por ejemplo, ladrones, delincuentes sexuales, porque a la par de las dificultadas
terapéuticas el grupo cae fácilmente en la identificación dentro de la institución penitenciaria y esto
conlleva a situaciones de provocación de grupo terapéutico por otros internos.
125
Es decir consideramos que la psicoterapia grupal es una técnica sumamente útil para preparar al
interno para su salida y adaptación a su núcleo familiar y a la comunicación.
En segundo término el grupo terapéutico permite observar la evolución de las tendencias agresivas
y la personalidad de cada miembro del grupo pero paralelamente también observar el
comportamiento con su núcleo familiar.
El grupo terapéutico se apoya en una psicología dinámica en el cual se encuentran señalizados que
el grupo se apoya en la comunicación verbal; en el grupo cada miembro individualinterno es objeto
de tratamiento. El grupo mismo, es el principal instrumento terapéutico.
A través de la dinámica del grupo se analizan los aspectos cognoscitivos y racionales en grupo y
observar también la emoción que puede producirse en condiciones de acción recíproca de grupo.
Analizar el individuo en el grupo y el grupo como contexto de la experiencia y el campo personal.
El material producido en el grupo y las acciones e interacciones de sus miembros son analizados,
comentados e interpretados por el grupo de internos. En términos psicológicos, esto significa
estudiar no sólo los procesos dinámicos del grupo, sino también abordar el análisis de esos
procesos, que evidentemente forman parte integral de la psicoterapia. Esto implica que el tema que
surga en el grupo es analizado respecto a su contenido manifiesto y a su contenido inconsciente,
su significado latente. Es destacar de modo articular que todas las comunicaciones y relaciones son
vistas como parte de un campo total de interacción, que en caso es el grupo y, que todos los
miembros del grupo tienen una parte activa en el proceso terapéutico total.
El coordinador o terapeuta del grupo ingresa de esta manera en el proceso dinámico interpersonal
e intrapsíquico y se convierte en una figura de transferencia. Ayuda a esclarecer e interpretar el
contenido del material del grupo a analizar el proceso dinámico, el comportamiento y las relaciones
intragrupo y su significado.
Uno de los aspectos más importantes en la psicoterapia de grupo en una institución penitenciaria
es el referido a los criterios de selección del grupo de internos. Los principios para la selección
deben estar muy claros para el coordinador o terapeuta y también para los internos de lo contrario
revierte en situaciones confesionales y se acentúan los aspectos paranoicos a que están propenso
las personas que viven en instituciones cerradas.
126
Los criterios de selección, esto quienes integrarán el grupo psicoterapéutico deben realizarse a
través de u cuidadoso estudio de los datos-diagnósticos de cada interno y con la ayuda de otros
departamentos técnicos, especialmente medicina, trabajo social y pedagogía, en el caso de que el
grupo está coordinado por el psiquiatra y por el psicólogo.
Los criterios de selección, esto quienes integrarán el grupo psicoterapéutico deben realizarse a
través de un cuidadoso estudio de los datos-diagnósticos de cada interno y con la ayuda de otros
departamentos técnicos, especialmente medicina, trabajo social y pedagogía, en el caso de que el
grupo está coordinado por el psiquiatra y por el psicólogo.
La experiencia indica que no es conveniente una selección por criterios de edad del interno, delitos
antecedentes penales y una problemática específica de personalidad sino que en los criterios de
selección deben estar comprendidos todos los aspectos de la personalidad del interno, de sus
antecedentes familiares, del delito y principalmente de la sentencia.
Las terapias de grupo que más eficazmente han funcionado dentro de la institución penitenciaria
han sido las que han tenido como objetivo, además del tratamiento a los internos, la preparación
para el regreso al medio exterior, a la familia, al trabajo. El grupo enseña de esta manera aspectos
de comunicación muy importantes, atenúa la angustia que la situación de egreso institucional
provoca en el interno y lo prepara para una reintegración familiar, laboral y con la comunidad.
Es necesario entones que entre los objetivos del grupo terapéutico están claramente señalados los
aspectos de selección, pero esto no debe ser teoría, es decir plantado a priori sino en función de la
realidad institucional, es decir, que internos de los que se encuentran en la institución necesitan una
psicoterapia grupal como parte del tratamiento general.
La psicoterapia de grupo debe apoyada por otros elementos como por ejemplo, trabajo social, el
tratamiento a la familia, un mayor control de los aspectos de laborterapia, actividades culturales,
deportivas, etc.
La psicoterapia de grupo debe estar apoyada por otros elementos como por ejemplo, trabajo social,
el tratamiento a la familia, un mayor control de los aspectos de laborterapia, actividades culturales,
deportivas, etc.
La psicoterapia de grupo permite plantear cómo está preparado este interno para enfrentar la
realidad exterior a la institución, qué piensa de su futuro y qué elementos tiene para adaptarse a su
familia y a su comunidad
En una psicoterapia de grupo realizada con delincuentes extraemos las siguientes observaciones:
127
El primer problema fue la constitución del grupo. Los principios para la selección estuvieron basados
en la experiencia criminológica y el trabajo psicológico con delincuentes, esto llevó a seleccionar un
grupo homogéneo, es decir individuos que presentaban una problemática de personalidad,
individuos conflictivos en el área social, que tenían internalizados valores morales y sociales
distorsionados, por lo tanto no aceptaban la figura de autoridad, inestables en su trabajo, en su
asistencia a la escuela (se negaban a concurrir) y especialmente su accionar era violento. En lo que
respecta a la conducta delictiva ellos la justificaban atribuyendo las causas a situaciones de un
medio ambiente rechazaste.
Debido a la escasa resocialización obtenida y a los problemas de conducta que presentaban se las
habían negado los permisos que marca la ley por ser individuos con alta posibilidad de reincidencia.
De las cuarenta entrevistas individuales se obtuvieron ocho miembros que integrarían el grupo
terapéutico.
El grupo se estructuró como grupo cerrado, es decir no se permitiría el ingreso de nuevos miembros
y los integrantes originales permanecerán hasta el final de la terapia. Pensábamos, al decidir que el
grupo sería cerrado, que se podía prever un mejor ambiente para la terapia intensiva, además
sanemos desde el punto de vista psicológico que los delincuentes tienen una historia personal
caracterizada por figuras cambiantes y sumamente discontinuas, era necesario entonces que el
grupo tuviera una atmósfera de seguridad y con figuras estables.
El grupo estaba integrado por ocho internos (cuatro por delitos de homicidio y cuatro por delitos de
violación) un coordinador terapeuta y un observador no-participante que tenía también como función
tomar notas del material proyectado en el grupo.
Las sesiones se desarrollaban una vez a la semana y la duración de las mismas era de una hora y
media. El lugar de reunión (era siempre el mismo) era el consultorio de psicología ubicado en la
sección clínica de la institución penitenciaria.
128
El grupo se sentaba en círculo junto con el coordinador y el observador; los asientos eran
individuales. La sala tenía una atmósfera tranquila, con mucha luz, de ambiente impersonal y de
tamaño suficiente para contener un pequeño círculo, donde los miembros del grupo pudieran
sentarse para una conversación fácil. Todos los miembros del grupo estaban visibles. El coordinador
también era visible a los miembros del grupo.
Debe señalarse que no fueron dadas instrucciones o programas porque queríamos que todos los
temas surgieran espontáneamente de parte de los internos.
A medida que los internos iban entrando en forma paulatina en el régimen de preliberación, el
intervalo de permanencia con su núcleo familiar se ampliaba. Permisos de fin de semana, los
internos pasaron a vivir en el régimen de mínima seguridad (institución abierta). Finalmente salida
de preliberación.
129
La utilización de la psicoterapia de grupo como técnicas de preparación para el egreso del interno,
es según nuestra experiencia un medio eficaz del tratamiento.
El análisis de la dinámica del grupo permite observar el significado de roles de los internos así como
el proceso de comunicación a través del interjuego de proyección-introyección. Especialmente
referido a la conducta delictiva.
Claro que depende este tratamiento de las características familiares, de la relación interno-familia
para la aplicación de las medidas de tratamientos y las medidas preventivas.
Según ACKERMAN, la psicoterapia familiar aclara los procesos mediante los cuales la familia asiste
o perjudica el desarrollo individual y también aquellos por las cuales el individuo apoya o lesiona el
desarrollo familiar. La psicoterapia familia está íntimamente relacionada a la salud social y mental y
combina los esfuerzos del tratamiento con los objetivos de prevención de la enfermedad social.
Si consideramos el hecho de que un miembro de la familia haya cometido un delito y ser encuentre
en una institución penitenciaria, es indudable que esta situación puede considerarse como crítica
para la familia. Es una situación crítica familiar (y por supuesto para el interno) que afectan
profundamente las relaciones interfamiliares, cualquiera que haya sido la relación anterior entre los
miembros de la familia (de marginación, rechazo, aceptación, integración, etc.).
Por lo anterior la psicoterapia del grupo familiar es una técnica muy valiosa en las instituciones
penitenciarias porque fortalece la terapia individual y replantea nuevas relaciones entre el interno y
la familia apoyado en el análisis de las relaciones pasadas y presentes.
Se debe partir, en la mayoría de los casos de que esta familia que tiene un miembro en la cárcel es
una familia que está en crisis, entendiendo esto a la conflictiva interfamiliar que ha provocado la
situación de confusión y violencia. Los miembros individuales de la familia se hacen más vulnerables
frente a la destrucción emocional y social.
La ruptura del equilibrio familiar y social que ha provocado el delito tiene en sí muchos efectos entre
los más frecuentes, la disgregación familiar, la marginación y rechazo hacia el miembro familiar
agresor (esto es el delincuente), la depresión y la culpa, hasta situaciones de nuevas agresiones y
conductas de venganza. Prevalecen dentro de la familia aspectos emocionales de duda,
desconfianza y un intenso temor y miedo. En los casos de que el delito se haya producido dentro
del grupo familiar, es decir autor y víctima pertenecen a la misma familia se acentúan y agravan los
conflictos, ansiedades y situaciones paranoicas.
La psicoterapia familiar permite conocer las perturbaciones del individuo que ha cometido un delito
a través de los miembros de la familia, esto significa un acercamiento al contexto donde surgió y se
desarrolló la problemática que desencadenó el delito.
Pero debe aclararse que la Psicoterapia familiar asiste al interno-delincuente pero paralelamente a
la familia, al decir de ACKERMAN no cura a una parte de la familia a expensas de la otra, sino que
asiste a ambas.
131
La terapia familiar destaca la importancia del contagio emocional, en especial el de la ansiedad en
el intercambio familiar. Se concentra categóricamente en la transmisión del conflicto patógeno de
individuo a individuo y de generación a generación. Proporción un marco natural para el choque
continuo entre la fantasía y la realidad y ofrece un canal eficiente para desprenderse del dolor y la
desilusión. Trata las disparidades existentes entre el ser interior y exterior, el interjuego del conflicto
intrapersonal e interpersonal y la relación, entre las defensas individuales y familiares contra la
ansiedad que pueden ser recíprocamente concurrentes y antagónicas.
La terapia familiar trata dentro de un mismo enfoque los elementos de identidad y diferenciación, de
unidad e individualización, existentes entre los miembros de la familia. Enfrenta el interjuego de las
múltiples perturbaciones que hay entre los integrantes del grupo familiar, ofreciendo un método
eficaz para el alivio de la culpa, mediante la intervención en el círculo vicioso del reproche y
acusación por hechos del pasado. Proporciona una matriz emocional para acrecentar la
comprensión, el respeto y la estima mutuos.
La terapia familiar impide la división de los miembros en fracciones combatientes y provee una
defensa contra los efectos destructivos de la búsqueda de víctimas propiciatorias (o la inculpación
de un solo individuo como es dable observar ante el delincuente). Disminuye la explotación del
beneficio secundaria de la enfermedad (en este caso el delito) y abre caminos para nuevos tipos de
sentimientos, acciones y reacciones. Asimismo la terapia familia establece los principios de
adaptación dinámica al cambio y restructura las relaciones familiares.
Se cuenta, previo al inicio de la terapia familiar, con el estudio y observación realizador trabajador
social de la familia dentro de su marco u contexto natural o sea la casa y medio social, lo que permite
el diagnóstico familiar, la interactuación entre los miembros del grupo familiar de un modo más libre
y espontáneo, es decir se observa el funcionamiento total de la familia, las actitudes, imágenes y
expresiones hacia el interno y las consecuencias que ha producido en la familia el delito.
La tarea principal del terapeuta del grupo familiar (que puede ser un médico, psicólogo o trabajador
social) es la de reorientar la comunicación dentro del grupo familiar. Asimismo se debe prestar
atención cuidadosa a la conducta no-verbal de los integrantes de la familia.
Debido a los graves problemas familiares que presentan los delincuentes es muy difícil que asista
toda la familia a la institución penitenciaria, por ello se trabaja en las terapias de grupo familiar con
los miembros que asisten pero “incluyendo” a toda la familia en el análisis. Como hemos señalado
132
en los aspectos de diagnóstico, cuando una familia asiste a la institución, por el hecho de ir, esto ya
implica la atención y ayuda al interno como una toma de consciencia de la situación que ha
provocado el delito. En la medida que la familia se margina y rechaza al interno las dificultades a
nivel terapéutico serán mayores, porque están evitando un enfrentamiento con la realidad.
Si bien hemos señalado que la terapia del grupo familiar se lleva a cabo dentro de la institución
penitenciaria, esto no necesariamente es algo rígido, sino que también se puede llevar a cabo
asistiendo el interno conjuntamente con los terapeutas a la casa de la familia. Esto tiene sus ventajas
en el hecho que permite una mayor flexibilidad de todos los miembros de la familia ya que están en
su contexto, pero tiene la desventaja de que se percibe al interno fuera del grupo, es “el que vive en
la cárcel”, “el que llega”. Es decir, depende del tipo de familia, de las características, del diagnóstico
del tipo de delito realizado (dentro o fuera del grupo familiar) para poder esclarecer el valor de la
terapia en la institución penitenciaria o en la casa del interno.
Claro que también hay variantes, ya que la terapia puede iniciarse dentro de la institución
penitenciaria y continuarse en la casa del interno, cuando éste se encuentra en la modalidad de
salidas o permisos pre-liberacionales; en las fases de permisos post-institucionales.
Cada familia, al igual que cada individuo es diferente, cada familia es única en sus procesos de
desarrollo y evolución e interactúan entre sí y con el medio exterior también de una manera única.
Esto significa que el terapeuta debe tener presente la historia familiar, el desarrollo y las dificultades
de cada familia pero especialmente que la familia, como cada individuo que la integra, está en una
permanente evaluación y desarrollo.
Es muy probable que al tratar a la familia observemos actitudes y conflictos ya revelados por el
interno, esto es problemas graves en la comunicación, relaciones interpersonales inestables y
conflictivas, un sentimiento de marginación, soledad y asilamiento y pautas morales y culturales
confesionales, así como distorsión en la figura de autoridad y sentimientos de carencias de afectos.
Estos conocimientos ayudarán en la terapia familiar porque se sabrá el enfoque y donde se deben
acentuar los procesos de comunicación y la atenuación de las ideas paranoides dentro del grupo
familiar, que permitirán una comunicación más directa, más franca entre los miembros, así como un
sentimiento de confianza y seguridad.
La terapia familiar debe estar enfocada principalmente al tema de la violencia y cómo controlarla
dentro del grupo familiar, vista como un elemento de autodestrucción, especialmente en los casos
en que el delito se haya cometido en el grupo familiar.
133
5.4.3. Tratamiento en el Grupo Escolar Pedagógico
La Asociación Americana de Prisiones distingue cuatro fases en la educación de los internos:
2. Incluye cursos académicos adecuados a nivel medio de los internos e instrucción general y
técnica.
3. Cursos por correspondencia y televisión que pueden ser seguidos por los internos y
supervisión por maestros de la institución. Ejemplo: idioma.
134
ha rechazado no ha participado en ellas. Estas reuniones son muy útiles para explicar al
interno y hacerle tomar consciencia de los valores de la cultura, de la historia de su pueblo,
del arte y de la cultura, al cual él pertenece.
El trabajo en una cárcel es laborterapia ya que debe desarrollarse teniendo como objetivo la
capacitación del interno y no la explotación del mismo para un beneficio; debe servir de formación
profesional teniendo en consideración que en liberta le sea de utilidad para satisfacer necesidades
propias y de la familia. A través del trabajo el individuo tendrá que ser educado en las aptitudes
particulares, por lo que deberá desarrollarse en él interés hacia la actividad agrícola, artesanal, de
servicios, industria, etc., de acuerdo a las condiciones especiales de cada institución.
El trabajo, es una de las actividades más importantes para el tratamiento del interno y por lo mismo
debe ser una actividad escamondad a la integración social del individuo y no únicamente a la
obtención de la máxima utilidad por parte de la institución penitenciaria, la finalidad principal no es
la económica sino que ésta es complementaria.
El trabajo es entonces un medio eficaz para la readaptación social del interno, según sus aptitudes
y tiene un fin terapéutico y de sostenimiento económico.
Dentro del trabajo desarrollado en las instituciones penitenciarias se puede observar, señalan
HIGUERA y ANDRADE dos clases de trabajo propiamente dichas: el trabajo penitenciario interior,
que es el que se desarrolla en las instituciones y el trabajo extrapenitenciario que se encuentra
dentro de las modalidades de la libertad intermedia. Como sistema de trabajo en el interior de los
planteles distinguen: a) sistema de administración, b) sistema de empresa o por contrato.
135
que dirige la fabricación y busca el mercado de producción. Este sistema se presenta más adecuado
a la idea de tratamiento penitenciario, ya que coloca en la base del mismo el concepto de
reintegración al grupo social; no obstante también presenta desventajas, puesto que exige una
dirección con capacidad industrial y mercantil, no reporta al Estado la seguridad económica que da
el sistema por contrato y corre el riesgo de desviar la atención de la administración penitenciaria
hacia un régimen de producción industrial, con la exclusiva finalidad económica.
En el sistema por contrato, el Estado cede el trabajo del interior a un contratista mediante el pago
de una cantidad por vía de trabajo, el contratista vigila y distribuye el trabajo, suministra la
maquinaria y la materia prima y vende el producto al público, los internos trabajan bajo la vigilancia
de los funcionarios penitenciarios pero también bajo la dirección del contratista y no con un criterio
de reintegración social derivado de la observación y conocimiento de la personalidad del interno.
Se ha comentado, refieren HIGUERA y ANDERADE que el salario ideal debería ser cuando menos
el salario mínimo que prevalece en cada región, sin embargo, como la institución proporciona
alimentación, vestuario, gastos de mantenimiento, etc., se considera que estos gastos más el salario
que perciben es mayor que el salario mínimo establecido. Del sueldo que perciben los internos se
recomienda descontar el 50% para la familia del interno (con el control de la administración de la
institución y el Departamento de Trabajo Social), el 20% para la reparación del daño en caso de que
exista, el 10% como contribución al sostenimiento de la institución, el 10% para su fondo de ahorro
y el último 10% para los gastos menores que tenga el el interno y que lo manejo él dentro de la
institución. El fondo de ahorro es conveniente que sea depositado en una institución bancaria, la
136
cual les proporcionará un interés y les será entregado en su totalidad cuando salgan de la institución
o bien en caso de necesidad de acuerdo al criterio de las autoridades.
Las diferentes situaciones jurídicas guaran también diferentes aspectos en relación al trabajo, así el
interno procesado se encuentra en una situación jurídica que en cualquier momento puede ser
puesto en libertad o ser sentenciado. Esto hace que le trabajo que debe realizar esté comprendido
en una labor de fácil y rápido aprendizaje, de preferencia de tipo industrial o semi-industrial, esto en
los casos de internos que provienen de zonas urbanas. El supervisor de trabajo debe a través del
diagnóstico laboral canalizar al interno hacia el taller que más corresponde a sus aptitudes para que
rápidamente aprenda un oficio (de no tenerlo) o se capacite en cursos de especialización o
maquinaria. En lo referente al interno que proviene de zona rural, y que trabaja en tareas agrícolas
y ganaderas, es conveniente cursos de azoramiento en cuanto a siembra, cultivos, semillas, tipos
de animales, enfermedades en diferentes especies y el complemento a estos cursos teóricos-
prácticos con un área dentro de la institución de cultivos experimentales, así como un área de
ganadería.
En los internos sentenciados debido a que su situación está claramente definida se lo canaliza según
las aptitudes y de acuerdo a su estudio y diagnóstico laboral, a un taller ya sea industrial, smi-
industrila, agropecuario o de servicio. Se podrá por lo tanto planear y programar de modo más
conveniente su capacitación. Se debe tomar en cuenta que los internos que se encuentran
sentenciados a largos periodos deberán de llevar a cabo una rotación de trabajo, con el objeto de
que aprendan diversos oficios, pero esto no es indispensable, está muchas veces de acuerdo a la
personalidad del interno, ya que él se puede sentir más seguro y tranquilo desempeñando un solo
oficio que es el que prefiere.
En resumen el tratamiento en el grupo laboral debe llevarse a cabo con un fin terapéutico y esto
representa que el personal a cargo de la coordinación y capacitación laboral tiene la misma función
que el maestro de la escuela o el psicólogo encargado de la psicoterapia, es en sí un personal que
realiza una tarea de tratamiento, en este caso de tratamiento laboral.
137
La trabajadora social JULIA SABIDO una de las personas que más ha trabajado en organización de
actividades y programas artísticos-culturales dentro de las instituciones penitenciarias señala varios
puntos esenciales en estas actividades:
Las actividades artístico-culturales más esenciales son: artes plásticas, música, danza
folklórica, teatro, literatura, cine.
En artes plásticas, señala J. SABIDO que aun cuando dentro de este campo se consideran
la arquitectura, la escultura y la pintura en la institución penitenciaria se toman en
consideración las dos últimas ya que son las que permiten la proyección estética del sujeto
en una forma integral y espontánea. En artes plásticas se debe tener en cuenta la expresión
libre, no dar ninguna regla establecida, simplemente impulsarle a que pinte o esculpa lo que
sienta.
Se utilizan diversas técnicas: acuarela, pintura hecha con colores disueltos en agua. Oleo, la
hecha con colores mezclados en aceites especiales. Pastel, la que se hace sobre papel con
lápices bandos, pastosos que se asemejan al gis o tiza. Temple, con agua cola, huevo y
diferentes resinas.
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a) Integración individual y de conjunto. Señala que en la prisión es necesario crear en los
internos el gusto por la música tradicional, pero siempre con un contenido positivo que
le enseñe valores culturales y morales. También los internos tratarán de formar
conjuntos y esta inquietud debe ser encausada también a valores positivos.
Danza folklórica. J. SABIDO manifiesta que la danza es una de las mejores expresiones
estéticas ya que le permiten con el ejercicio romper la rigidez y adquirir mayor agilidad y
elasticidad corporal. En la programación de la danza folklórica se toma en consideración la
danza folkórica tradicional de los pueblos en que proceden los internos, como se realizan las
festividades tradicionales. En la interpretación de la danza folklórica deben tenerse cuidado,
dice J. SABIDO, en el tipo de población que se tiene si es masculina o femenina, tomarse
muy en cuenta y evitarse siempre el hecho de reunir internos con internas ya que esto se
presta a problemas emocionales y confesionales. Para desarrollar esta actividad se solicita
un grupo de jóvenes del exterior que quieran colaborar con el grupo de danza de los internos.
Sin embargo antes de iniciar el desarrollo del aprendizaje y la enseñanza debe orientarse a
estas jóvenes en cuanto al tratamiento institucional.
Teatro. Analizando las grandes inhibiciones que los internos plantean en su personalidad, J.
SABIDO señala al teatro como una de las terapias de mayor importancia, ya que, a través de
la catarsis que produce, hace que una gran parte de la problemática del interno, pueda
actuarse y dramatizarse. J. SABIDO distingue:
Actuación: ésta debe ser planificada primero por la improvisación, en seguida con obras
cortas de un acto y por último obras de dos o tres actos, con un contenido educativo.
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plásticas. La escenografía debe ser simple y tendiente a una identificación con los
aspectos del interno.
Estos talleres deben ser guiados por una persona con conocimientos gramaticales y
literarios, para orientar a una literatura formativa. No debe haber censura ya que para el
interno escribir es una forma de proyectar sus ansiedades y problemas, existiendo la
tendencia a escribir sobre los problemas de la prisión.
Cine. En la institución penitenciaria el cine ofrece aspectos valiosos para la formación del
interno. Se debe tratar de seleccionar las películas con un sentido formativo. Posteriormente
analizarlas en los aspectos de argumento, actuarialmente, fotografías, etc.
El tratamiento institucional implica un trabajo de coherencia en todas las áreas con el fin de la
readaptación social del interno. Fundamentalmente la tarea interdisciplinaria de todos los
departamentos técnicos, la capacitación del personal, esto es la selección y preparación de todo el
personal en las diferentes funciones con objetivos claros y definidos de lo que debe hacerse y el por
qué, según las tareas de diagnóstico y de tratamiento individual y grupal.
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La integración del Consejo Interdisciplinario.
Las actividades deportivas más practicadas en una institución penitenciaria siempre guardan
relación con las más aceptadas dentro del medio social, cultural y económico (y geográfico) al cual
pertenece el individuo. Ejemplo: individuo que proviene de la costa es muy probable que sea un
buen nadador.
Entre los deportes que se practican dentro de la institución penitenciaria podemos mencionar:
Futbol. Es una de las actividades más atractivas para el interno y permite además de
desarrollar su habilidad individual una integración al grupo. Dentro de la institución se pueden
formar diferentes equipos también de distintas categorías, de acuerdo a la reglamentación
que tenga la comunidad. Siempre es conveniente que los equipos estén afiliados a una liga
de futbol del exterior y por lo tanto jueguen con equipos del exterior en el propio campo
deportivo de la institución. De esa manera se integran grupo dentro de la institución y se
evitan problemas y agresiones entre los mismos internos, que comienzan dentro del campo
de futbol y se desencadenan, a veces violentamente, en otras áreas de la institución. La
programación de las actividades y entrenamiento es conveniente que está bajo la supervisión
de un maestro de educación física, dependiente de la Secretaría de Educación.
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El bcisbol también es un deporte atractivo para los internos y que tiene las mismas ventajas
de tratamiento individual y grupal que el futbol y el basquetbol. Siempre que se juegue con
equipos del exterior.
El atletismo en sus diversas formas son actividades importantes y deben estar programadas,
con instructores especiales en las diversas especialidades.
El ajedrez es una actividad que comprende los programas deportivos en una institución
penitenciaria. Es conveniente enseñarla a personas que imposibilitadas físicamente no
pueden desarrollar otras actividades deportivas.
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Bibliografía
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https://es.slideshare.net/gproleonponce/prevencion-y-tratamiento-del-delincuente
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