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Este material ofrece una perspectiva diferente del renacimiento, al tratar sobre ese

fecundo e invisible terreno de los pensadores, donde hubo muchos escritores,


historiadores, filósofos, matemáticos, lingüistas. Si cabe el símil, los artistas fueron
el fruto del árbol de lo que produjo visible y llamativamente el renacimiento, el
tomar como óptica lo humano en cuanto a expresión y centro de la cosmogonía.
Pero las raíces estuvieron en el -si cabe el término- "zeitgeist"-, el espíritu de la
época.

La importancia de los escritores


Los escritores fueron pensadores de primer orden, los pensadores fueron
escritores que recrearon el pasado, evocando el ideal griego, que fuer reforzado
en la perspectiva no solamente artística, sino filosófica, sin dedicarse a la
especulación, sino procurando más bien, estar inmersa en ese día a día. Un
ejemplo fué Sócrates, a propósito de no solamente ser el filósofo que se conoció,
sino un hombre con un gran sentido político, de hacer cosas útiles para sus
conciudadanos. De prestar servicio militar. De tener un hogar con hijos, para poder
ayudar al conglomerado social. Y esta parte de la escritura, por ejemplo, vino por
una frase atribuída a Alejandro Magno, que dijo que Aquiles había tenido el
renombre que logró, gracias a ese clarín que fué Homero. De modo que otro de
los impactos de retomar lo griego, se dió igualmente en las letras. En escribir
sobre lo que ocurría, con criterio y perspectiva.
Y he aquí que ocurren descripciones interesantes para nuestra época: escribir
sobre la grandeza de otros, es escribir sobre una vida ejemplar. El hecho de traer
lo griego, pero al mismo tiempo lo romano, lo latino, estimula a un estilo de vida
ejemplar.
Con mucha frecuencia se hablaba entonces no solamente de Escipión, sino de
Cayo Lelio (su gran amigo), de Cincinato (el general que venció a cimbrios y
teutones) y luego regresó a cultivar su parcela, lejos de la parafernalia del orgullo
humano. Homero, Tucídides, Virgilio, Horacio, fueron al mismo tiempo que sobre
quienes hablaron, los motores de hacer perdurar la memoria.
Y un tema inesperado, los eulogios o discursos fúnebres. Hablar de lo que hizo
quien se fue, es un discurso que invita a otros no solamente a la reflexión, sino al
ejemplo de lo bueno que ese alguien hizo en su vida.

Y veamos algunos puntos particulares:

Filosofía versus historia.


Aquí hay obviamente un duro enfrentamiento al considerar referirse al hombre.
Porque la filosofía de alguna manera muestra el ideal, mientras la historia muestra
lo real. Es decir, mientras una (la filosofía) transcurre en el escenario de las
intenciones, la otra (la historia) transcurre en el escenario de lo real. Y
desafortunadamente muchas veces lo real no es lo mejor. Pero es más
ejemplarizante.

Religión versus moral.


¿Es mejor la ascesis, ese renunciar al mundo para buscar lo divino? ¿O acaso es
mejor sumergirse en el fragor del cotidiano vivir? Aquí hay una frase de sabiduría
del Galileo, no hay que ser un desvaído asceta o un oscuro renunciante al “siglo”,
como se tradujo lo secular, lo social. Porque en este caso, el costo de mantenerse
por encima del mundo es muy alto, y se cae nuevamente en él con mucha
facilidad.
Y nuevamente, vino el ejemplo de los romanos. Escipión, Julio César. Hay que
sumergirse en la vida. Es un continuo hacerse y hacerse. De modo que la ascesis,
ese estado de retirarse del mundo, para meditar, no es lo mejor. Y de aquí que los
hombres que viven la vida, esos que se atreven a pensar y hacer, se convierten en
adalides.

El tema de la riqueza.
Y uno de los argumentos casi podría decirse que perennes, está en torno al
manejo del oro. Porque para el hombre por antonomasia del renacimiento, la
riqueza es un medio de mostrar el amor a la excelencia, al dar para los otros.
Obviamente, no deja de haber un trasfondo de ego, de lo que en ese tiempo
llaman la búsqueda de la gloria, porque el cielo es concebido como lo hicieran los
romanos y griegos. Un sitio del cual se quería saber noticias de acá. Un sitio de
contraste con el cielo de la iglesia católica occidental. La riqueza se propone
emplear entonces en una forma como lo propuso Cosme de Medici el viejo, para
hacer labor de mecenazgo. Creo que esto hay que destacarlo, porque la Florencia
que se ve en pleno siglo XXI, es fruto de esa concepción particular. Otro ejemplo
particularmente presente, es el de la biblioteca Laurenciana. Un monumento al
saber de tantos ilustres pensadores que vinieron con el lenguaje griego de su
época y que transmitieron el legado a los florentinos y a Europa.

La belleza
Obviamente un libro de renacimiento no puede quedar completo si no se habla de
belleza. Más allá de los clásicos referentes artistas plásticos como Leonardo,
Donatello, es descollante lo escrito. Y León Battista Alberti, uno de los hombres
universales de su época, hizo una soberbia definición, que todavía retumba en
nuestro tiempo. Cuando algo no se comporta de tal manera que la suma de las
partes no necesita que se agregue nada, que se quite nada ni que se modifique
nada. Esa es la belleza. Una aspiración a lo eterno. Y una apreciación no
esperada: el pintor es más versátil porque tiene que transmitir diversos elementos,
mientras el escultor, tiene que reproducir la realidad sin más ambages. Y a
propósito de esto, Miguel Angel opinó que quien escribió esto, sabía escribir
menos que su criada…. Ah, los entresijos de la historia.

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