Astrada Martinez María DNI 31.400.933 de 30 años de edad de estado civil casada con domicilio real en calle Duarte Quirós 1255, y constituyendo domicilio a los efectos legales en calle Obispo Trejo 242, ambos de esta ciudad de Córdoba, ante VS. Respetuosamente comparezco y digo: I.- OBJETO: Que vengo por el presente a interponer formal demanda de daños y perjuicios en contra de Obra Social para Empleados de Comercio y Actividades Civiles; con domicilio en Caseros Nº 481, en contra de Evaristo López Rigiardi; con domicilio en la calle Corro Nº 220 y en contra de Clínica Mariano Moreno; con domicilio en calle Vélez Sarsfield Nº 350, de ésta ciudad de Córdoba. Ambos Prestadores del servicio médico negligente, imperito e imprudente que ocasionó los graves daños a mi salud que describirán infra, reclamando la suma de pesos UN MILLÓN CIEN ($1.100.000), y lo que en más o menos establezca S.S en uso de su prudente arbitrio judicial y surja de las pruebas a rendirse en autos, en concepto de la totalidad de los daños y perjuicios ocasionados a mi persona en razón del evento dañoso que a continuación se describe. Suma ésta que se reclama con más los intereses y reajuste acorde al orden legal vigente desde que cada monto es debido y hasta la fecha de su efectivo pago. II.- HECHOS: Que con fecha 6 de julio de 2014, en ocasión de ser sometida a una intervención cesárea, solicité a la Clínica Mariano Moreno de mi Obra Social para Empleados de Comercio y Actividades Civiles, recibiendo el servicio médico del Dr. Evaristo López Rigiardi; mi ginecólogo tratante. Que desde ese día, luego de la intervención quirúrgica recibida, y con el correr del tiempo, comencé a sufrir dolores abdominales que comenzaron a ser tratados con medicación antiespasmódica y analgésica. Dicha dolencia fue diagnosticada en forma errónea por otros médicos, como escoliosis o trastornos gastrointestinales. Luego a esto, las molestias antes especificadas continuaron y además se agudizaron, razón por la cual se ordenó la realización de estudios entre los cuales se prescribió una ecografía ginecológica, en la que se constató la presencia de un “cuerpo extraño” en las partes blandas. Posteriormente, al observar una zona tumefacta, dolorosa e inflamada, sobre la línea media del abdomen, se ordenó un estudio radiológico que indicó que ese cuerpo extraño se trataba de una aguja metálica que había quedado durante la cesárea. Que a consecuencia directa de lo establecido supra, en diciembre de 2016, volvieron a realizarme una laparoscopia con el diagnóstico presuntivo de cáncer de colon, diagnóstico que luego fue revertido por el de inflamación, corroborando que en el abdomen solamente había una aguja y los hilos como cuerpos extraños capaces de causar dicha inflamación. Que la culpa de los profesionales es causa eficiente del daño para que se suscite la responsabilidad de aquellos. La existencia del daño que me sobrevino fue a causa de haberme colocado de forma irrazonable, impericia y negligente del olvido de una aguja e hilos dentro de mi abdomen, por lo que la relación de causalidad entre el descuido y el daño experimentado quedan demostradas. Que además de la responsabilidad del cuerpo médico que m intervino quirúrgicamente, tiene idéntica responsabilidad la Clínica en la cual se presta la asistencia médica por intermedio de los facultativos del cuerpo médico (art 1753 Código Civil y Comercial de la Nación) Ello surge nítidamente de la letra del Art 1753 que dispone textualmente: “El principal responde objetivamente por los daños que cause los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas (…)” Que el hecho que el Dr. Evaristo López Rigiardi y su equipo quirúrgico no hayan advertido la existencia de la aguja metálica que había quedado durante la cesárea, constituye un grave obrar negligente e imperito, producto del cual se agravó mi cuadro clínico y puso en riesgo mi vida, además de hacerme perder