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Altamirano, Carlos y Sarlo, Beatriz. Conceptos de sociología literaria.

Buenos Aires:
Centro Editor de América Latina, 1980.

[SOCIOLOGÍA Y LITERATURA]
[ Campo literario ]

“[...] La lógica que rige el campo intelectual es la de la lucha o competencia por la legitimidad
cultural y esta competencia específica tiene sus instancias también específicas de consagración:
academias, salones, etc. De modo que la “consagración” no se identifica necesariamente con el
triunfo comercial de una obra, aunque a veces el éxito de público pueda perar también como
momento de legitimación”. (p.15) [Campo intelectual]

[ Campo literario ]

“Un escritor no se conecta con la sociedad global, ni siquiera con su clase de origen o de
pertenencia, de manera directa, sino a través de la estructura del campo intelectual. Por otra parte,
las presiones de la estructura social y sus tendencias no obran sobre los miembros del campo
intelectual sino por mediación de éste. De manera que, para Bourdieu, el campo intelectual
constituye el principio mediador por excelencia en aquellas sociedades donde la producción de
bienes simbólicos se ha configurado como dominio relativamente autónomo.” (pp. 15,16)
[Campo intelectual]

[ Campo literario ]
“El campo intelectual opera, además, sobre cada miembro devolviéndole una imagen pública de su
obra -su valor, su verdad, etc.-, con la que el creador debe ajustar cuantas, necesariamente, así sea
para rechazarla.

Artista “oficial” o de “vanguardia”, intelectual “integrado” o “marginal”, su posición dentro del


campo intelectual define el tipo de participación en el “capital” cultural de una sociedad en un
momento dado. Ese patrimonio no es sino el conjunto de problemas y temas, modos de percibir y de
razonas, hábitos mentales y códigos retóricos comunes a una sociedad y que hacen posible la
comunicación cultural dentro de ella. Transmitido a través de mecanismos diversos -la escuela es
uno de ellos-, dicho “capital simbólico” constituye algo así como la infraestructura implícita de los
mensajes culturales, que éstos eliden porque está sobrentendida. La cultura, entonces, no se añade
como una determinación exterior a una intención se especifica como proyecto intelectual concreto,
objetivado en obras particulares, a través de la dialéctica que se establece entre sus exigencias y el
campo intelectual (con su correspondiente patrimonio simbólico) del que forma parte. ” (p. 16)
[Capital intelectual]

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