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A TODO VAPOR.

“A todo vapor” relata cómo la visión se convierte en un propósito tanto personal como
laboral y de cómo un líder entusiasta, que tiene en cuenta cada miembro de la
estructura organizacional y con una visión clara puede influenciar en cada paso hacia
el éxito en la organización, un líder que sepa hacia dónde se va, hacia dónde se
quiere llegar y qué sirve de guía para llegar, que indique los caminos a seguir para
llegar a la meta, es decir, establecer una visión clara, llena de sueños y de grandes
expectativas que permita conocer la importancia de implementarla y del éxito que
ésta representa. Así, una visión seductora se convertirá en un tema complejo a nivel
personal y empresarial de la cual depende gran parte del éxito y que se avance a
todo vapor. Cada paso que el ser humano da tiene una intensión, un objetivo o meta
y algunas personas cuando comprueban que no han sido capaces de alcanzar sus
objetivos atribuyen esta “falta de éxito” a la mala suerte, a las circunstancias, la
presión o el entorno en el que viven, pero en realidad ¿Qué falta para poder llevar a
cabo todos los objetivos propuestos?

En ocasiones, la claridad que se tenga acerca de las cosas a las cuales se quiere
llegar, tener o ser, determina en gran medida el logro efectivo de las mismas. Muchas
veces las personas al no saber qué es justamente lo que quieren lograr, pasan sus
vidas preguntándose, por qué el éxito y el triunfo no están de su lado. La mayor parte
de las cosas buenas se obtienen de los esfuerzos acumulados, por eso debe siempre
buscarse lo admirable1; cambiar la realidad en la que casi siempre el ser humano está
sumergido cuando sabe cuál es su meta, pero que por alguna razón se estanca tanto
pensando o planeando el futuro que se olvida de vivir en el presente.

Cuando el enfoque está en cumplir los objetivos o metas para los cuales fueron
establecidos, pero en la búsqueda de éstos se olvida de la realidad del hoy y va por
el camino sin tener en cuenta los errores, peligros y perturbaciones que se generen
al llevar a cabo una decisión, no hay una fuerza que motive a que se cumpla lo
previamente planeado y por ende cuando ha llegado el momento del futuro no tiene
nada de lo que había planeado; en pocas palabras se concentra fijamente en

1
¡A todo vapor!, Ken Blancahrd, Edición Norma, 2008
planificar el mañana, dejando de lado situaciones del presente que realmente podrían
edificar dicho futuro. Por eso, para remediar esta falta hay que vivir en la realidad de
cada cosa, en vivir cada cosa en su momento, un paso a la vez; no intentar correr sin
ni siquiera saber gatear. Así pues, se debe iniciar con un propósito que contenga los
elementos para saber por qué existe y para que está en el mundo, reconociendo
realmente cual es el negocio, además de tener en cuenta una visión que sea
realmente seductora, como lo llama Ken Blanchard, para lo cual hay que tener en
cuenta varios aspectos importantes, como los son: el propósito, los valores y una
clara imagen del futuro2.

En primer lugar, considerar que para emprender una visión hay que fijarse propósitos
claros, hacia dónde va la empresa, cuál es su razón de ser, su misión; y que a su vez
vayan encaminados al reconocimiento y éxito de la organización; esto es de vital
importancia porque si se descuida se puede llegar al fracaso. El establecimiento del
propósito debe decir el por qué existe, tener un compromiso con el cliente, debe ser
creado desde la perspectiva de éste, lo que espera de la empresa, ya que no hay
empresa sin quien esté dispuesto a obtener cierto producto o servicio, estar acorde a
la misión y a su manera de actuar; asimismo dicho propósito debe compartirse con
cada miembro de la organización y hacerles ver como ellos contribuyen en llevarlo a
cabo, de modo que todos puedan concentrar los esfuerzos a fin de sustentarlo y de
esta manera mantener un equilibrio entre el éxito y la trascendencia que pueda tener
la empresa de acuerdo a los propósitos.

Así mismo, los valores son la fuerza motriz detrás del propósito cuyo fin es dirigir los
comportamientos y decisiones; son ellos quienes califican la conducta humana y
definen qué acciones están correctas o incorrectas. Los valores son los “cimientos
sobre los cuales se forman las actitudes y preferencias personales” según
WHETTEN3, si se hace una equivalencia con las organizaciones, se podría decir que
los valores organizacionales son los cimientos para construir actitudes y preferencias
de las personas que hacen parte de ellas.

2
Elementos de una visión seductora, ¡A todo vapor!, Ken Blanchard, Edición Norma, 2008.
3
Los valores organizacionales, WHETTEN, 2005.
Mientras en la misión se tiene en cuenta el ¿por qué?, en lo valores de la empresa se
debe incluir y definir “cómo” se pretende llegar a lograr las metas propuestas, por lo
cual es importante crear una cultura empresarial que afiance el propósito de la
organización, donde cada miembro se sienta comprometido, entusiasta y enérgico,
es decir que los valores representen un compromiso emocional con la empresa
listándolos en el orden de importancia, así cada organización se hará reconocer de
acuerdo a sus valores más representativos y cuando los méritos personales coinciden
con los de la organización, hay más compromiso y más orgullo con respecto a ésta y
la calidad del trabajo mejora.

Por otro lado, tener una imagen del futuro contribuye a siempre recordar que se desea
obtener, una visualización de los resultados que se quieran cosechar y a no perderlos
de vista bajo ninguna circunstancia, concentrarse en el resultado final, tener el coraje
de levantarse de cada tropezón. Más bien como se verá cuando logre el propósito
planteado

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