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SESIÓN 06: GEOMORFOLOGÍA DINÁMICA Y CLIMÁTICA: PRINCIPIOS

GEOMORFOLÓGICOS

1.- PRINCIPIOS GEOMORFOLÓGICOS

La definición de geomorfología ha sido una tarea realizada durante largo tiempo por diferentes
autores dedicados al estudio de las formas del relieve. Todos ellos se basan en la
epistemología del término de origen griego: geo: Tierra; morfo. forma; logia estudio; es decir,
estudio de las formas de la Tierra. Para encontrar una definición depurada es preciso analizar
el objeto de estudio de esta ciencia y su método. Según lo descrito, el objeto de estudio de la
geomorfología son las formas del terreno, es decir, el relieve terrestre. Se debe entender al
relieve como el conjunto de deformaciones, desniveles e irregularidades de la superficie del
terreno, que define una sucesión de interfluvios y vaguadas. Por otra parte, el objetivo de la
geomorfología, es el inventario explicativo y prospectivo de las formas del relieve terrestre.
Para lograr esta explicación se debe observar y describir las formas del relieve terrestre,
explicar los procesos de su génesis, interpretar su desarrollo y predecir su evolución.

Figura: Las vaguadas corresponden a las líneas que unen los puntos más deprimidos del relieve y es por donde
se canaliza el agua que escurre en superficie. Los interfluvios, en tanto, corresponden al espacio entre dos
vaguadas sucesivas. El interfluvio está, a su vez, compuesto de una vertiente y una cima o divisoria de agua. La
cima es el punto más elevado de un interfluvio, mientras que la divisoria de aguas es la línea que une estos puntos.
La vertiente es el espacio inclinado entre una divisoria de aguas y vaguadas.

Por tanto, se puede definir a la Geomorfología como la disciplina que estudia el relieve de la
superficie terrestre describiendo analíticamente sus formas y procesos generadores a fin de
explicar su origen e interpretar su dinámica.

1.1 Agentes Morfogenéticos

Los agentes morfogenéticos son los elementos del medio natural que son capaces de
generar diferentes modelados sobre la superficie terrestre a través de la incorporación de
energía cinética. Los agentes morfogenéticos pueden ser externos o internos. Los primeros
están asociados a los elementos del clima como las precipitaciones, el viento y la temperatura,
y a la acción de las aguas de escurrimiento, y del mar o lagos. En tanto, los internos están
referidos a la energía endógena que mueve la corteza terrestre.

Los agentes más dinámicos a escala humana corresponden a los externos y el principal de
ellos es el agua en su estado líquido y sólido. El agua genera, a través de mecanismos
químicos y físicos, la alteración y disgregación de las rocas, principal proceso modelador del
relieve.

Figura: El agua como agente morfogenético: El agua del planeta es el principal agente morfogenético, tanto en
estado líquido a través de las precipitaciones, escurrimientos superficiales, océanos y lagos, como en estado sólido
mediante la acción glacial.

Los seres humanos también somos agentes morfogenéticos de gran importancia. Acciones
antrópicas como la minería, la silvicultura, la agricultura, la ganadería y las obras públicas
(túneles, represas, carreteras) generan en el paisaje una serie de transformaciones que son
capaces de reactivar procesos naturales o bien generar nuevos procesos. En efecto, las
acciones humanas son capaces de generar erosión directa por excavación, y acumulación
por rellenos antrópicos. Ejemplos de lo anterior son las minas a tajo abierto, canteras,
terraplenes (ver foto).

1.2 Procesos Morfodinámicos

Los procesos morfodinámicos corresponden a una serie de acciones sucesivas y/o


simultaneas y sinérgicas a través de las cuales los agentes morfogenéticos, principalmente
los externos, son capaces de modelar las formas de la superficie terrestre. Los
procesos morfodinámicos están asociados a una secuencia conformada por la erosión de
las rocas, el transporte de los materiales removidos y la sedimentación de dichos detritos. En
consecuencia, los procesos morfodinámicos dependen de una serie de factores externos
relacionados con la energía del agente morfogenético y la posición geomorfológica y de
factores internos tales como la composición mineralógica de las rocas, su textura y grado de
cohesión.

La denudación, es decir, el proceso morfodinámico externo, es el modelador de la superficie


terrestre y el generador de las geoformas. El proceso comienza con la meteorización o erosión
in situ de las rocas a través de la intemperización o influencia de los elementos del clima
tales como los cambios de temperatura y las precipitaciones. Esta meteorización prepara las
rocas para ser erosionadas (ver foto).

La erosión, en tanto, es la remoción de las partículas de las rocas a través de procesos como
la abrasión hidráulica o la deflación eólica, o simplemente la erosión de la energía cinética de
ambos elementos, agua y viento. La erosión es la responsable del rebajamiento del relieve
transformándolo en relieve destructivo.

Las partículas removidas son transportadas por el mismo agente según la competencia de la
energía cinética. Dependiendo de la forma de transporte, se pueden denominar la siguiente
tipología: fluviales, por aguas de escurrimiento superficial; glaciales, por hielo; marinas;
cólicas, por el viento.

Finalmente, la sedimentación corresponde al depósito de los materiales removidos y


desplazados en las dos etapas anteriores. La sedimentación ocurre cuando la energía cinética
del agente morfogenético no es capaz de seguir transportando el material por pérdida de
competencia. Dependiendo del agente de transporte, la sedimentación de los materiales
presenta cierta disposición característica que es fácilmente reconocida en el depósito. Estas
características de sedimentación reciben el nombre de facies. Existe, de esta manera, una
facies eólica de estratos entrecruzados, una facies lacustre de estratos horizontales
homogéneos y finos con intercalaciones de rodados, una facies fluvial en donde los rodados
se disponen en lentejones, una facies marina donde los rodados se disponen horizontalmente,
una facies glacial con rodados poco redondeados en una masa ingente de material fino
dispuesto caóticamente, similar a la facies de depósitos coluviales, etc.

1.3 Principios Espaciales y Temporales

Los procesos morfodinámicos presentan diferencias en su actividad dependiendo de la


eficacia del agente morfológico. De esta manera, la intensidad del proceso morfodinámico
depende de la cantidad de energía cinética necesaria para generar tales procesos o, dicho de
otra forma, la intensidad de los procesos morfidinámicos dependen de la cantidad de energía
potencial liberada en un evento morfodinámico.

Un concepto que se confunde con el anterior es la magnitud de los procesos morfodinámicos.


La magnitud corresponde al área en que se manifiesta un proceso morfodinámico. Esto va a
depender tanto de la intensidad del proceso como de caracteres espaciales tales como la
posición geomorfológica y la escala, es decir, la relación de orden entre las dimensiones de
las geoformas.

De esta manera, la magnitud estará limitada por umbrales de funcionamiento, es decir, el


límite de la influencia de un determinado proceso morfodinámico. Existen límites de la
influencia de los procesos morfodinámicos que no son de caracteres espaciales sino
temporales. Un ejemplo de ello es el umbral de funcionamiento de la erosión de los ríos
durante las crecidas, hasta el estiaje (ver foto).

El período de espera entre dos procesos consecutivos similares (dos crecidas, por ejemplo),
se denomina histéresis. En cambio, el período de espera en que se producen los procesos
tras haber actuado el agente morfogenético se denomina resilencia. Por ejemplo, después de
lluvias intensas, la avenida de los ríos suele tardar, dependiendo de la superficie de la cuenca,
entre 15 y 90 minutos.

En general, todos los procesos morfodinámicos están relacionados con la influencia que el
clima ejerce en los agentes morfogenéticos. De esta manera existen procesos y
geoformas zonales, azonales y extrazonales (ver foto).

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