You are on page 1of 3

FICHA DE LECTURA

Curso: Taller de reflexión: Práctica inicial


Profesores: Viviana Espinoza, Sara Maldonado y Gabriel Villalón
Estudiante: Ana Garcia Pardo

McLaren, P. (1994). La vida en las escuelas: Las fronteras de la desesperación


(pág. 118-158)
El texto trata de la vida de un docente que ejerce su profesión en una institución de
bajo nivel socioeconómico registrando los hechos más característicos en un diario
de vida. El lugar en donde se desempeña este docente es considerado hostil debido
a que se logra visualizar como la violencia tanto dentro como fuera de la sala de
clases juega un papel importante en el ámbito educativo de cada infante,
manifestándose tanto de manera verbal como física.
Dentro de la sala de clases los niños solían utilizar un lenguaje despectivo al
momento de referirse a sus demás compañeros e incluso no había ningún respeto
con el docente, el cual también se veía afectado por estas malas palabras emitidos
por estos.
Había alumnos que eran difíciles de abordar ya que solían responder con violencia
ante cualquier situación, como lo era en el caso de Buddy, Francine “la señora
músculos” y Duke quienes se caracterizaban por siempre andar metidos en riñas,
ofreciendo golpizas al primero que se les cruzara. En cuanto al contexto familiar
podemos deducir que el ambiente de estos alumnos y alumnas no era el apropiado
debido a que también se desencadenaba la violencia, ya que en el mismo texto se
nos muestra el actuar de cada apoderado tanto con sus hijos como también con sus
respectivas parejas; como cuando la mamá de Tina le contó al profesor McLaren
que su novio la había lanzado por las escaleras el día de su cumpleaños, en pocas
palabras este actuar desenfrenado y el uso de palabras humillantes era pan de
cada día.
Por otra parte, podemos identificar las diferencias educacionales a raíz de las clases
sociales en donde el maestro McLaren compara su trabajo en sectores ricos versus
el establecimiento actual ubicado en un sector pobre, en donde la mayoría del
tiempo debía pasar en la oficina de Fred resolviendo los conflictos generados por
sus alumnos, y a su vez podemos observar la poca esperanza en el futuro de los
alumnos debido a su nivel socioeconómico puesto que por más que la escuela
quisiera modificar la realidad de cada estudiante brindándoles una mejor calidad de
vida por medio de la educación, su idiosincrasia predominaría sobre esta. La frase:
“Tú sabes que la mayor parte de ellos vienen de familias de un solo padre y tú ya
sabes que una gran mayoría de ellos es golpeada brutalmente en su casa. ¿Qué
es lo que te va a enseñar un curso universitario?” (Pág. 133) deja en descubierto la
poca participación que puede tener el docente frente a la cruda realidad de sus
alumnos y el poco apoyo de parte de la institución por querer ofrecerles algo mejor.

Hoy en día, podemos ver la problemática de la violencia inserta en nuestra sociedad


chilena manifestándose tanto de manera física, virtual y psicológicamente, la
mayoría de los alumnos pertenecientes a comunas periféricas presentan mayores
comportamientos violentos en comparación a los alumnos de sectores
remunerados, debido a la influencia del ambiente en donde se encuentran situados,
junto con esto podemos identificar el uso de un vocabulario grosero y despectivo al
momento de relacionarse entre sus pares. Sin embargo, gracias a las normas
establecidas en los manuales de convivencia este comportamiento no es tan
habitual en comparación a lo narrado en el texto en donde no se refleja ningún filtro
por parte de la institución frente al actuar de los educandos.

En otro aspecto, podemos encontrar la violencia virtual o más conocida como


ciberbullying la cual se caracteriza por ser una intimidación psicológica y
hostigamiento por medio de las redes sociales, lugar en donde desgraciadamente
los docentes no logran acceder para dar termino a esta situación debido a que esto
va más allá de la vida escolar.
Algunas fuentes declaran que “El 8% de los jóvenes chilenos de 10 a 18 años se
han sentido perjudicados alguna vez con un mensaje, foto o vídeo a través del
celular”1, en este caso es difícil que el docente logre el control en el actuar del
alumno agresor fuera de la sala de clases. Sin embargo, es posible que este
desempeñe el rol de contención emocional hacia la víctima motivándola a seguir
adelante y a denunciar lo sucedido al director del establecimiento para que este
tome cartas en el asunto en compañía del apoderado del alumno agresor. A
diferencia de lo observado en el texto, podemos darnos cuenta como el profesor
McLaren intentó ser una ayuda para sus estudiantes pero lamentablemente no
contaba con el respaldo del personal administrativo del establecimiento lo que lo
llevo a rendirse y a pasar a ser uno más de los docentes indiferentes de la
comunidad educativa.

En mi primer día de práctica inicial, pude darme cuenta realmente de este aspecto
ya que había un niña que no quería hacer nada y se encontraba sola llorando en el
patio, lo único que se me ocurrió hacer fue preguntarle que le pasaba y me contó
que la profesora la había humillado frente a sus compañeras, las que se burlaron
de ella porque seguramente al llegar a casa su madre la golpearía por haberse

1
http://www.ciberbullying.com/cyberbullying/tag/chile/
portado mal. Puedo rescatar como el docente fue indiferente ante los sentimientos
de su alumna, ya que no le importó dejarla en ridículo y la expuso de tal forma que
consiguió aislar a la pequeña del grupo.

Con respecto a la teoría propuesta por el autor del texto ante la violencia, podemos
darnos cuenta como esta se caracteriza por promover la observación objetiva del
educador dentro de la sala de clases, en donde se le recomienda a los docentes
que no se inmiscuyan en las vidas emocionales de sus alumnos, ya que se
detonaría un problema en ellos debido a que tendrían que acarrear con problemas
ajenos que le demandarían tiempo y tranquilidad en sus vidas privadas.

Bajo mi punto de vista, esta teoría me parece un poco ambigua, ya que nosotros
como docentes debemos velar por el aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas,
tratando de proporcionarles las herramientas necesarias para que ellos puedan
enfrentar la vida cotidiana y si ellos presentan algún problema personal o emocional
lamentablemente esto repercutirá en su aprendizaje y es ahí donde nuestra labor
como docentes empieza a ponerse a prueba.

Esto sin lugar a dudas me invita a formularme ciertas interrogantes:


a) ¿Cuál es el límite del docente para relacionarse con sus alumnos y no verse
afectado?
b) ¿Será eficaz si uno como profesor se vuelve indiferente ante las emociones
de los y las niñas?

You might also like