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Entrevista

José Pablo Feinmann: "¿Cómo puede ser que el filósofo más importante
del siglo XX haya sido nazi?"

Por: Maximiliano Martínez, Martín Latorraca


Fotos: Romina Quintana

www.revistasudestada.com.ar/

¿Quién se acuerda de los ideólogos de los asesinos? ¿Qué libros leían los genocidas? ¿Qué grises
páginas se transforman en historia sangrienta, con el tiempo? Un polémico José Pablo Feinmann
conversó con Sudestada acerca del desafío de crear una ficción basándose en los lazos entre el
filósofo Martin Heidegger y el nazismo.

La violencia a lo largo de la historia. El nazismo como el desenlace más trágico de esa constante.
El poder, que para llegar a constituirse ejerce, de una u otra manera, violencia. Todos puntos
incómodos que deben repensarse constantemente para buscar una alternativa de cambio posible
en el mundo capitalista. Para este análisis Sudestada compartió una extensa charla con el
ensayista y novelista José Pablo Feinmann prepara su nueva novela, El desierto crece, sobre la
relación del filósofo Martin Heidegger con el nazismo.

Como filósofo ¿qué es lo que te apasiona de este tema?

Tiene para mí la enorme pasión de la relación del intelectual con el poder. También es curioso que
la novela me haya surgido simultáneamente en el 2003, cuando a raíz de una nota mía me llama
el vocero de Kirchner para decirme que quería hablar conmigo porque quedó muy contento con
esa nota. Claro, ni él era Hitler ni yo Heidegger; ni él era Rosas ni yo Alberdi. Hay otras relaciones
importantes, digamos, Lugones-Uriburu, Jauretche-Perón, aunque Perón nunca tuvo a nadie
debido a su tremenda soberbia. Se creía efectivamente Dios, jugaba a ser Dios, entonces para qué
iba a necesitar un intelectual a su lado. El origen es que por primera vez tengo una relación con el
poder, ahí veo yo la simultaneidad de un hecho de mi vida y un hecho literario. En lo personal,
plantee una relación de entera libertad, si no voy a dejar de ser quien soy y de ser quien a él le
gustó leer. Eso no le pasó a Heidegger. Entonces surge la gran pregunta del siglo XX, la gran
pregunta de la filosofía: ¿cómo puede ser que el más importante filósofo del siglo XX haya sido
nazi? Es un tema infinito, que me reventó la cabeza. Esto ensayísticamente se trató,
filosóficamente se discute, pero en una novela no voy a tener por qué jugarme tanto en lo
conceptual. Pero como la cuestión me parece tan infinitamente compleja, creo que es más rico
abrirse hacia el relato que quedarse en documentos y fechas. Por otro lado, cuando hace unos
años Gallup hizo una encuesta a nivel mundial y preguntó quién era el hombre del siglo, salió
Hitler. Entonces tenemos dos elementos: el político del siglo es Hitler y el filósofo es Heidegger.
Entonces, ¿qué juicio nos merece el siglo XX y cuál la condición humana? Más aún cuando el siglo
XXI pareciera ahondar las cuotas de horror.

¿Por qué pensás que se llegó a algo tan demencial como el nazismo?

Eso lo pensé siempre muchísimo. Te lo resumo en cinco puntos. Primero: Alemania pierde la
Primera Guerra Mundial y, según los nacionalistas, se rinde sin luchar por la cobardía de los
socialdemócratas, los políticos y los mercaderes judíos. Segundo: hay que recuperar el orgullo
alemán humillado por el Tratado de Versalles. Tercero: para eso hay que darle a Alemania un
lugar en la centralidad del mundo. Cuarto: somos los únicos que podemos darle un sentido a la
lucha de occidente contra el bolchevismo. Porque el nazismo es la reacción del capitalismo frente a
la revolución rusa. Y quinto: Alemania ha sido conducida a la ruina de las clases medias por la
voracidad de los mercaderes judíos que con su inteligencia diabólica tan superior a la del inocente
ciudadano alemán, se han robado toda la riqueza del país. Y les agrego un punto extra: hace falta
un Fuhrër que rescate a Alemania de este abismo.

Fíjense que el nazi es un racismo muy especial, que no desdeña a aquellos a los cuales decide
eliminar, es decir, los sudafricanos desdeñan a los negros. Los nazis dicen “tenemos que eliminar
a los judíos porque intelectualmente son superiores, por eso son tan peligrosos”. Es como cuando
los regímenes de derecha salen a matar ideólogos, como cuando Videla sale a matar seres
demoníacos, pero infinitamente inteligentes.

Hablando de Argentina, ¿por qué marcás que nuestra historia surge como ficción y está
permanente atravesada por la violencia?

La historia, o ficción argentina podemos decir, sin exagerar, surge con el Plan de operaciones de
Mariano Moreno, que es un gran texto literario, pero a la vez muy sanguinario. Hay un momento
en el que Moreno dice “a muchos asustarán mis voces tan semejantes a la de los caribes y a la de
los caníbales, pero para construir un Estado hay que derramar ríos de sangre”. Es un texto
jacobino y sanguinario. Después, el texto literario clásico es El matadero, que recién se publica en
1874, pero que Echeverría escribe en la década del ’30 contra Rosas y donde el elemento
sobresaliente es la sangre. La primera novela argentina es La novia del hereje de Vicente Fidel
López, pero que no vale mucho. Luego, Sarmiento publica el Facundo; o sea todos textos sobre la
violencia. Después en Borges y Bioy Casares está La fiesta del monstruo, que es una parodia
antiperonista de El matadero. Nos puede llevar horas hablar de textos sanguinarios, En la sangre,
de Cambaceres que termina con un harakiri del protagonista; aunque yo creo que el texto que
más influye es el Facundo. Es una teorización del exterminio del gauchaje: “el gaucho pertenece a
la naturaleza, no al espíritu; el gaucho no es humano, es lícito matarlo”...

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