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 29/04/2018 - 18:47 Ι Clarin.

com Ι Política

Avant première

Acuerdo laboral con el PJ, más


efecto Monzó y la pelea por un
cargo electoral clave
El o cialismo tiene con anza en sacar proyectos en el Senado.

Miguel Pichetto, jefe del interbloque del PJ en el Senado.

Ignacio Zuleta

Pruebas de amor: el peronismo no quiere hablar de reforma laboral, pero la


acepta
Se rompieron los puentes y las partes parecen más lejos que nunca. Esto
equivale a decir que están a punto de un nuevo acercamiento. Pasa
siempre en política, oficio donde los peores aprontes de guerra anuncian
el armisticio.

El Gobierno hizo el primer movimiento con el envío al Senado de las


leyes de reforma laboral CGT-friendly. La principal, aunque menos
estridente, es la que crea una agencia de evaluación de tecnología
médica, que intenta sacar los tratamientos médicos de los tribunales.

La piden las obras sociales estatales de las provincias, para evitar


pleitos carísimos por pedidos de atención médica que les ordenan los
jueces.

También la quieren las obras sociales sindicales, que ven en esa agencia
la realización de la promesa del Gobierno de entregarles dineros
retenidos desde la era Duhalde, en un fondo especial para atenciones de
emergencia.

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El Gobierno actual empezó a honrar su compromiso de campaña de


retornar esos montos, que llegaban hasta los $ 30 mil millones en
agosto de 2016.

Parte fue en efectivo, otra en bonos, y quedó retenida una parte en un


fondo para atención de casos de salud de alto costo y poca frecuencia,
que será repartido por esa agencia.

La integración del ente es una zanahoria para disciplinar a los


gremios, porque es un cuerpo en donde participan empresarios,
sindicatos y Gobierno.
El ministro de Trabajo, Jorge Triaca.
Por eso este proyecto, como el de blanqueo y el de capacitación, tiene el
consenso del peronismo.

Claro que esa fuerza querría otro marketing, como que en el Gobierno
no le llamen "reforma laboral". Hacerlo es una provocación, porque son
proyectos aceptables para el peronismo pero no bajo ese lema, que
evoca los peores momentos de la relación con anteriores gobiernos
(Alfonsín con la ley Mucci, De la Rúa con la ley Banelco...).

Pese a esta discusión estética, el peronismo votará esa no-reforma


laboral porque la piden los gobernadores, los caciques sindicales -para
sanear las obras sociales provinciales y gremiales- y también los
empresarios, que buscan un régimen de pasantías que no sea otra
trampa de la patria pleitera, que encarecería el trabajo.

Temor a que les anulen el DNU que debía morir, pero que no muere

El envío ocurre en medio de una guerra de posiciones que adelanta


estrategias electorales, en una semana corta y con poca actividad de
superficie.

Es decir, una semana con tiempo para las conspiraciones y las maldades
-dicho esto en el mejor sentido de la palabra.

El oficialismo se enteró, por ejemplo, de que el arco peronista de


Diputados, el que une a cristinistas con federales (massistas y
justicialistas) intentará de nuevo derogar el famoso DNU ómnibus de
desregulación. Fue desguazado en tres proyectos que esperan
tratamiento en el Senado.

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Están demorados, entre otras razones, porque el oficialismo los tramita


en cámara lenta, de manera que sigan surtiendo efecto las previsiones
originales del DNU, que son ultraactivas mientras que no se sancionen
las tres leyes que lo reemplazarán.
Ahora, ante la amenaza de los diputados peronistas, envalentonados por
la debilidad de Cambiemos en su Cámara, busca acelerar la sanción de
las tres leyes en el Senado.

Con Monzó desactivado, el peronismo huele sangre

Cambiemos quedó debilitado en Diputados por la crisis Monzó, que les


hace oler sangre a los tiburones del peronismo.

Emilio Monzó avisó que no seguirá en 2019.

Los baquianos de la Cámara creen que con 123/4 diputados, que son los
que puede llegar a controlar Cambiemos entre propios y allegados,
ningún oficialismo tendría problemas para manejar el quórum o la
mayoría simple.

Llegar de ese número a la mayoría en el recinto es tarea del presidente


de la Cámara, que suele trabajar sobre la veintena de legisladores que
forman mayoría. Con Monzó desactivado, esa posibilidad se pierde.

Lo ilustra el proyecto del peronismo que propone una baja de


impuestos a las tarifas. Lo hace con cargo al tramo de IVA que le
corresponde a la Nación y eso saca a los gobernadores del juego.
En estas horas está siendo analizado por la Oficina del Presupuesto del
Congreso (OPC) a pedido del macrista Luciano Laspina, para que
determine el costo fiscal que puede llegar a tener y el daño que
produciría en el plan de baja del déficit.

Esto pondrá a prueba la solidez de la flamante oficina que dirige


Marcos Makón, que recién está armando sus equipos. Ni tiempo le han
dado para eso. Tampoco para tomarles la temperatura a los pasillos del
Congreso: de lo que diga de este proyecto dependerá la respetabilidad de
la OPC y su futuro mismo.

O es un think tank al servicio del interés público o una oficina que sigue
los humores políticos de la hora.

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de su equipo

Marco Lavagna, uno de los padrinos del nuevo servicio que nació hace
dos semanas, intentó apartarlo del trámite.

"Si vamos a hacer el análisis a través de la Oficina de Presupuesto -yo


creo que es ensuciarla desde su inicio, ya que todavía no posee técnicos,
no cuenta con sistemas ni oficina instalada-, avancemos en serio", dijo en
la sesión del miércoles.

Espinoso debut, porque el número que resulte será usado por el


Gobierno para hacer marketing en contra y, si prospera la ley, justificar
el anunciado veto.

Si a algo se parece este episodio es al debate de finales de 2016 sobre la


baja del Impuesto a las Ganancias, cuando el oficialismo puso un piso a
esa baja, la del tributo más odioso sobre los salarios.

Pero una oportuna alianza entre el massismo, el peronismo disidente


y el cristinismo hizo aprobar la baja, que era un cañonazo a las finanzas
públicas.
Los gobernadores intervinieron en el Senado para que revisasen ese
proyecto de Diputados que hería a la Nación, pero también a las
provincias que tienen partes de ese impuesto por el régimen de
coparticipación.

Esta vez puede ocurrir lo mismo. El Gobierno pide 10 y la oposición


redobla y pide 20 con el objeto de arruinarle el programa al oficialismo.

Sin futuro no hay con anza, sin con anza no hay economía

La salida de Monzó alimenta incertidumbre, un veneno para cualquier


proceso político.

No ha reparado el Gobierno, al despedir al diputado, en que a un año del


cierre de las candidaturas a las PASO (junio de 2019) el mejor mensaje al
público es que el programa tiene futuro.

Sin futuro no hay confianza, sin confianza no hay negocios, sin negocios
no hay economía. Seas oficialismo u oposición.

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La primera interna que debe ganar un candidato y un partido es la


primaria de la confianza pública.

Cuando no hay confianza, el público te lo cobra en el precio del dólar, las


inversiones que hace (o no), la tasa, y eso es sinónimo de votos.

Nadie en el Gobierno proporciona una explicación desde la política, a


menos que exista una sorpresa estratégica.

Sólo abundan versiones que se remontan a la prehistoria de Cambiemos,


que hacen comparable esta fábula a la de los matrimonios que nacieron
como noviazgos adolescentes. Sus miembros maduraron de manera
diferente. Pasados los años, se miran a los ojos y no se reconocen.

Jugarretas del nal


Pese a esas trizaduras, Monzó fue el inspirador de la jugarreta de que
Cambiemos, y no la oposición, diera el quórum para la sesión especial
del miércoles pasado.

Se complotó con los jefes del interbloque -Nicolás Massot, Mario Negri
y Juan Manuel López- y sin adelantárselo a nadie mandaron a 100
legisladores de Cambiemos a que bajasen al recinto.

Un mérito este de dormirlos a Agustín Rossi y a Leopoldo Moreau, que


habían planeado otra sesión, que se iniciaría con el quórum del
peronismo y los reproches a los de Cambiemos por esconderse detrás de
las cortinas.

Esta picardía la encrespó a Graciela Camaño, que en el cuarto


intermedio se enojó, riendo: "Sos mi amigo, pero no me dijiste nada de
esta treta".

"¿Cómo te voy a decir algo a vos, que sos la mujer de Barrionuevo?",


retrucó Negri.

La diputada massista Camaño.


"De paso -agregó para suavizar-, ¿qué te regaló Luis para tu
cumpleaños?".

Ese día la jefa del bloque massista cumplía años y convocó a Sergio
Massa, quien, mientras veía la sesión desde afuera, ofrecía sánguches
de miga para festejar ese cumpleaños. Lo hizo inspirado por lo que había
hablado antes con Miguel Ángel Pichetto en el Senado.

Massa a solas con Pichetto: mejor en EE.UU. que por acá

Pichetto tuvo ese encuentro el miércoles en el más cerrado secreto. Tanto


como la otra reunión hermética que tuvo el jueves en Córdoba, también
a solas, con Juan Schiaretti.

Con Massa hablaron de la provincia de Buenos Aires, porque ningún


intento de recuperación del peronismo no cristinista puede avanzar si no
arma algo importante en Buenos Aires.

Difícil, con Massa y Florencio Randazzo en su casa como resultado de su


mala estrategia en 2017.

Massa habló más de cuestiones personales que de política, como si no


estuviera decidido a tomar por ahora alguna decisión en materia de
candidaturas. Pese a las encuestas, que lo siguen teniendo a flote en las
marcas más altas dentro del peronismo.

El líder del FR contó de la apertura de su estudio en Tigre y también de


sus contactos con Rudolph Giuliani, que crece en importancia junto a
Donald Trump en la medida en que se le van yendo al presidente los
asesores del primer tramo de su gestión, con diversos grados de
escándalo.

Dramático destino de Massa, con lo bien que le va en su acercamiento


al poder en los EE.UU. y lo distante que está por acá. Para el diván.

Las confesiones de Schiaretti presidenciable


La charla con Schiaretti del jueves fue de casi una hora, antes del
almuerzo que ofreció el gobernador a unos 50 legisladores nacionales
"federales".

El cordobés dejó abierto el enigma que atravesó la cumbre de ese día:


puede ser candidato a presidente de ese sector.

Justificó la ausencia de José Manuel de la Sota, a quien llamó en la


sobremesa del menú de chivito que ofreció, "nuestro querido Gallego".
Simuló que no sabe qué hará el ex gobernador, con lo cual aumentó el
enigma.

El gobernador Schiaretti y el senador Pichetto.

En esa reunión, y en público, Schiaretti dijo:

1) que hay 2019 para el peronismo;

2) que el peronismo del Senado actuó bien apoyando la


gobernabilidad con el voto de la ley de acuerdo con los bonistas o al
aprobar la nueva Corte;

3) que agradecía al Gobierno nacional por las obras públicas que le ha


dado a Córdoba;
4) que no tiene nada personal contra Cristina Kirchner, pero que es el
pasado, "como antes dijimos que Menem era el pasado o el 73 era el
pasado";

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5) que Cristina es hoy lo más importante que tiene el peronismo en


Buenos Aires: “Hay que dar vuelta la página, armar otra vez una liga de
gobernadores fuerte y ver quién es el que más mide en cada lugar. Y la
que más mide en la provincia de Buenos Aires es Cristina Kirchner";

6) fue muy crítico en el pronóstico de la economía de Macri. Como


todo lo que ocurre en Córdoba, muy raro de interpretar. Macri es
presidente por el voto de Córdoba, que sigue siendo la capital del
peronismo no kirchnerista. La condición ha sido que ese peronismo ha
jugado sin acople con el peronismo nacional. De esto tendrá
oportunidad Pichetto de hablar con Florencio Randazzo, a quien
recibirá en su oficina del Senado.

Carrió, la leyenda continúa

En el descansadero de la semana corta, no le faltan los temas de


crispación para el Gobierno, que se encasilla en sus posiciones para
aglutinar los apoyos del no peronismo, que cree es el camino para
intentar una reelección presidencial en primera vuelta electoral.

Este martes vuelve al ruedo Elisa Carrió, que partió a los Estados
Unidos después de encarnar la posición más crítica de todos, dentro de
Cambiemos, al tarifazo del ministro de Energía Juan José Aranguren.

Nunca trascendieron los términos maximalistas de su rechazo, que


prefirió guardarse en la valija cuando partió de viaje. Aprobó a la
distancia el proyecto radical del aplanamiento y cuotas. Y festejó como
pocos el gesto de los gobiernos de Buenos Aires y Capital de reducir los
impuestos sobre las tarifas, algo que querría que hiciera el Gobierno
nacional.

Se queda callada porque sabe que eso sería una guerra terminal con
gobernadores, que reciben una cuota del IVA por la coparticipación.

La diputada Carrió, socia VIP de Cambiemos.

Los mandatarios del interior muerden el freno al ver que Buenos Aires y
CABA bajan impuestos con la plata que les sacaron a las provincias en
los acuerdos fiscales.

Lilita puso en acción, a la distancia, a Marisel Etchecoin, presidente la


Coalición, para empujar a María Eugenia Vidal hacia la reducción de los
impuestos, y a Maxi Ferraro, legislador porteño, para hacer lo mismo con
Horacio Rodríguez Larreta.

Carrió ha sido la única candidata que propuso alguna vez, en campaña,


lo que nadie hace: bajar los impuestos. Ha tenido éxito en este round.

Otra prueba de amor: presionan a Macri por un camarista electoral

También reclamará la atención de Lilita un debate que enfrenta el


oficialismo, y a este con la oposición, en algo que se parece como nada a
una prueba de amor.
Se cerró en el Consejo de la Magistratura el concurso más famoso, que
lleva el número 376 y debe proveer el cargo vacante en la Cámara
Nacional Electoral.

Se hicieron las entrevistas y se oficializaron los resultados de las


pruebas: 1) Alejandra Lázzaro, 179,75 puntos; 2) Raúl Daniel Bejas,
167,30; 3) Hernán Gonzalves 166,90.

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Esta terna será elevada la semana que viene al Poder Ejecutivo, que tiene
que elegir a uno para proponerlo al Senado.

La pelea política está entre Lázzaro, a quien apoyan los radicales de


todas las tribus, y Gonzalves, a quien apoya el jefe de asesores de
Macri, José Torello, y cuenta con el respaldo objetivo del peronismo.
Esto porque se lo sindica como cercano al camarista Santiago Corcuera, y
a Pichetto, aunque estos no se han pronunciado en público, ni lo harían
para no inhabilitarse.

El destino hizo que los dos candidatos debieran compartir mesa en la


cena anual del Cippec, cerca de dos camaristas sin cámara, Jorge Landau
y Alejandro Tullio, dos expertos en elecciones.

Macri ha escuchado a las partes y le consta la sugerencia informal de la


UCR. En la semana escuchará al Alfredo Cornejo, que le trae la voz de los
delegados del partido en el Consejo. "He tomado nota", les respondió el
Presidente a quienes lo han visitado por este asunto.
El camarista Santiago Corcuera.

La Cámara Nacional Electoral está integrada por Corcuera y Alberto


Dalla Via, y suele tomar sus decisiones por unanimidad.

Por eso, nadie le puede torcer la decisión a Macri con el argumento de


que podrá contar allí con un tribunal adicto que, por lo demás, se ocupa
más bien de blindar el sistema electoral eficiente que tiene la Argentina -
uno de los países donde gobierna quien gana las elecciones, algo que
no todos pueden decir-, que de volcar la decisión en uno u otro sentido.
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